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LECCIÓN 1 de 4
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Ante este escenario adverso, la motivación y la creatividad forman parte de las estrategias
que deben considerar quienes aún permanecen cumpliendo roles ya sea de educador o de
estudiante. Las acciones de motivación están enfocadas a reducir el impacto de la crisis
que se refleja en la no asistencia a clase y la desmotivación, buscando superar los
obstáculos que representan la falta de transporte público y la necesidad de trabajar para
cubrir los costos de la hiperinflación.
Buscando cumplir con el programa, se aplica la modalidad de aula invertida junto a foros
virtuales en los que estudiantes y el docente discuten sobre diversos temas. Además, los
alumnos realizan representaciones sobre un tema designado previamente en un
documental o vídeo en el que manifiesten y planteen sus argumentos sin restricciones de
tiempo, aplicaciones o medios utilizados. En algunos casos, para expresar sus ideas han
utilizado grafitis, que son otro medio más para valorar su creatividad e imaginación. Estas
estrategias permiten mantener la cohesión en el grupo y extraer muchas ideas y
propuestas que tienen los alumnos muchas veces reprimidas y en las que desahogan gran
parte de sus frustraciones.
Educar en crisis se ha convertido en un reto para quienes tienen el deber de educar y una
experiencia que mide su entereza, profesionalismo y su capacidad de adaptar las
estrategias pedagógicas a las nuevas realidades. Para los millones de jóvenes que
anhelan superarse, la crisis se ha convertido en su principal reto.[…]
C O NT I NU A R
LECCIÓN 2 de 4
La persona responsable del proceso de planificación lo dirige hacia propósitos preestablecidos, teniendo en
cuenta que el contexto en el que actúa no es estático y debe sortear diversas complicaciones y resistencias,
poniendo en juego capacidades que en muchos casos son limitadas frente a las diversas fuerzas del
contexto en que actúa. Es necesario, para sobrellevar esas resistencias y obstáculos, mostrar facultades
para gobernar (Matus, 1987).
Esas facultades tienen que ver con la interrelación entre tres variables que configuran un sistema de tres
vértices donde las tres variables se interrelacionan constantemente:
La gobernabilidad del sistema es una interrelación entre las variables que puede o no controlar un actor en el
gobierno, las cuales se tienen en cuenta por su importancia en la acción que realiza ese actor. En la medida
en que se puedan controlar más variables que coadyuven a los procesos de decisión se eleva el nivel de
gobernabilidad del sistema y de libertad de acción. Al contrario, a medida que no es capaz de controlar una
serie de variables, decrece el nivel de libertad en la acción y de gobernabilidad del sistema (Matus, 1987).
El nivel de gobernabilidad del sistema varía en relación con la acción de un determinado actor, su capacidad
de gobierno y las exigencias que ese proyecto de gobierno le plantea. La razón por la cual un sistema es más
o menos gobernable según el actor que intervenga en este tiene que ver con la cantidad de variables que ese
actor en particular tenga la capacidad de controlar. Otra condición para la gobernabilidad del sistema tiene
que ver con el carácter del contenido propositivo del proyecto de gobierno, así, se eleva el nivel de
gobernabilidad cuando los objetivos que se proponen son más sencillos, y disminuye cuando estos son más
considerables. Una última condición para la gobernabilidad del sistema está vinculada a la capacidad de
gobierno del actor involucrado, es decir, que, cuanto más capacidad tenga esta, mayor es la gobernabilidad
del sistema, y esta es menor cuando disminuye la capacidad del actor involucrado en gobernar el sistema
(Matus, 1987).
La capacidad de gobierno está relacionada con la facultad para conducir o dirigir y tiene que ver con el
conjunto de técnicos, métodos, capacidades y pericias que poseen un actor determinado y su equipo de
gobierno para guiar el proceso hacia propósitos explicitados, teniendo como condición el nivel de
gobernabilidad del sistema y los propósitos del proyecto de gobierno. La pericia en el manejo de las técnicas
para el proceso de planificación es uno de los factores que determinan la destreza de un equipo de gobierno.
El nivel de dominio del gobierno del sistema tiene que ver, entonces, con la destreza en el manejo de
técnicas de planificación. La capacidad de gobierno fluctúa en la medida en que lo hagan el manejo de
teorías, métodos y técnicas de planificación. La capacidad de gobierno se traduce en la facultad para dirigir,
gerenciar, administrar y controlar el sistema (Matus, 1987).
En este esquema de tres vértices, existen variables que, por un lado, se distinguen y, por otro, se
interrelacionan y se influyen entre sí, configurando así el proceso de gobierno como una unidad común y
compleja donde se vinculan estas tres variables (Matus, 1987).
La distinción tiene como objetivo definir sistemas de diverso tipo: el proyecto de gobierno, entendido como
un sistema de proposición de acciones; la gobernabilidad del sistema, entendido como el sistema social; y
la capacidad de gobierno, que se entiende como el sistema donde están implicados los procesos de
planificar y dirigir (Matus, 1987).
La interrelación y la influencia mutua permiten observar una unidad común entre los sistemas, que es la
acción de los actores. El proyecto de gobierno está conformado por una serie de propuestas para llevar a
cabo; la gobernabilidad del sistema tiene que ver con las viabilidades de concretar esas proposiciones; y la
capacidad de gobierno se identifica como la facultad de producir y dirigir acciones (Matus, 1987).
Los planes deberían ser concebidos como sistemas gestionados por el Gobierno (Matus,1987).
En realidad, la respuesta lógica es que la planificación es posible, en cualquier caso, sea esta una situación
adversa o regular, sin embargo, es necesario aclarar que no cualquier tipo de planificación se aplica a
cualquier tipo de situación problemática. Es necesario, por lo tanto, la consideración del contexto como
variable fundamental para la aplicación de cualquier tipo de estrategia, método o técnica. Entonces,
podemos concluir que, para situaciones donde prevalece el conflicto y el poder compartido, la planificación
es el recurso más pertinente. Es necesario pensar y analizar la planificación aplicada a diversas situaciones,
con sus diversos niveles de complejidad, los cuales pueden ser analizados desde innumerables puntos de
vista. La planificación debe ser llevada a cabo en el marco de problemáticas mal estructuradas, imprecisas,
pobremente definidas y delimitadas. En estas situaciones, se hace difícil predecir el futuro, que no aparece
nítido, sino que se van realizando las acciones con base en objetivos no necesariamente compatibles, a
medida que se van desenvolviendo las características del contexto en el cual se trabaja (Matus, 1987).
Según Matus (1987), Friedman hacía referencia a una paradoja que se basa en que, a menor requerimiento
de procesos de planificación, mayor es la eficiencia que produce esta frente a la situación. Y, cuando la
necesidad de planificar es imperiosa, a causa de las problemáticas y emergencias del contexto, los
resultados suelen ser escasamente eficientes.
Si hablamos de fenómenos sociales, la capacidad de predicción es mínima y, por lo tanto, el proceso de
planificación no puede fiarse de esta. Por el contrario, si dejamos de lado ese afán de predecir el futuro,
estaremos en presencia de una mediación, un equilibrio entre la acción y el conocimiento de la realidad y su
predicción. Ninguno de los dos debe tomarse individualmente (Matus, 1987).
SUBMIT
En este análisis del proceso de planificación, es pertinente realizar una distinción entre la acción de predecir
y la de prever. La primera tiene que ver con una suposición sobre lo que podría llegar a ocurrir en un tiempo
próximo. La segunda, por el contrario, considera que se deben tener en cuenta diversas alternativas o
posibilidades y planificar para hacer frente a cualquiera de estas (Matus, 1987).
Ahora bien, cuando nos encontramos ante realidades adversas donde prevalece el conflicto y el poder
compartido, ¿de qué manera se puede repensar el proceso de planificación? (Matus, 1987).
Aquí, Matus (1987) plantea diversos problemas:
A) La diferencia entre "yo" y el "otro" dentro de un sistema social, por tanto, que, si no tengo en cuenta al otro,
anulo la posibilidad de conflicto. Por ejemplo, es característica de la planificación de tipo normativa que se
lleve a cabo la planificación teniendo en cuenta los elementos "yo" y el "sistema", definiendo como sistema el
conformado por los comportamientos, pero no por las fuerzas sociales, que comprende a terceros que
posean objetivos contrapuestos a los propios (Matus, 1987).
B) Desde el momento en que consideramos un "yo" y un "otro" dentro de lo que definimos como planificación,
estamos desechando supuestos vinculados a la planificación normativa, en los cuales, el sistema está
regido por determinadas leyes que lo condicionan y que tienen que ver con ciertos comportamientos
sociales. Efectivamente, mi planificación no es una acción, sino el resultado creativo de un juicio
estratégico. Dentro de la misma lógica, la planificación del otro es también una acción creativa que no está
condicionada por un conjunto de leyes. De esta manera, mi plan se encuentra muchas veces confrontado
con otros planes y, al mismo tiempo que "yo" y el "otro" somos parte de un mismo sistema y una misma
situación, nos enfrentamos dentro de estos. Por lo tanto, un sistema está compuesto de procesos creativos
que se repiten en acciones estratégicas y de comportamiento (Matus, 1987).
La planificación normativa define los procesos sociales dentro de una lógica causa-efecto. Por otro lado, la
planificación situacional hace una distinción entre la lógica causa-efecto (la cual se identifica con los
sistemas naturales) y la lógica iniciativa-respuesta, propia de la constante interrelación entre los distintos
actores sociales (Matus, 1987).
En el gráfico anterior podemos observar que, dentro de la lógica causa-efecto, el efecto está determinado
por la causa; por otro lado, la respuesta a una problemática que se nos presenta con base en una iniciativa
no está determinada por esta y, por lo tanto, no es susceptible de predecir (Matus, 1987).
Los modelos matemáticos, con sus ecuaciones relativas a los comportamientos, solo tienen en cuenta los
procesos repetitivos. Entonces, ¿cuáles son las herramientas con las que podemos abordar los procesos
creativos que influyen en el futuro sobre el cual queremos realizar una planificación?
C) La consideración de la existencia del "yo" y del "otro" implica la cuestión de lo que Matus (1987) llama
cálculo interactivo. Así, la eficacia de mi plan está condicionada por el plan del otro y, a su vez, la eficacia del
plan del otro depende de mi plan. ¿De qué manera, entonces, es posible reconocer certeramente el plan con
mayor eficacia? ¿Y de qué manera puede conocerlo el otro si yo mismo no lo sé? En esto consiste lo incierto
del cálculo interactivo en un sistema de actores sociales, sensiblemente diferenciado de lo incierto de la
naturaleza (clima, accidentes y catástrofes naturales, entre otros) o de los procesos sociales repetitivos, es
decir, los notables cambios en los parámetros de las ecuaciones relativas al comportamiento (Matus, 1987).
D) Cuando nos enfrentamos a la consideración de la existencia del "yo" y del "otro" como fuerzas
enfrentadas, desechamos la posibilidad de distinguir positivamente entre el actor que realiza la planificación
y el objeto, aquella causa-efecto, iniciativa-respuesta que ha planificado. Al mismo tiempo, pierde la eficacia
la noción de entorno o ambiente a la que hace referencia la teoría de sistemas. Así, "yo", entendido como el
actor que realiza la planificación, forma parte del objeto planificado y está condicionado por los otros planes.
De esta manera, el actor que realiza la planificación está implicado en el objeto y este, a su vez, abarca
varios actores que realizan la planificación. Pierde fuerza, entonces, la función del tradicional diagnóstico
con el cual se relacionan "yo y el sistema", dejando de lado otras explicaciones. Solamente se considera la
explicación de la situación, especificando quién y desde qué punto de vista lo explica. Así, la objetividad no
es algo que se pretenda alcanzar, solo una mínima y necesaria rigurosidad en el análisis por medio de
pruebas de autorrefutación. A causa de lo expresado anteriormente en este apartado, el contexto también
implica sujetos planificadores (Matus, 1987).
E) Si consideramos dentro de un sistema a un "yo" y a un "otro", debemos tener en cuenta que yo no tengo
todo el poder en absoluto. En el mismo momento en que considero al otro dentro de un sistema, estoy
asumiendo lo limitado de mis recursos de poder y económicos. Así las cosas, los sujetos planificadores se
encuentran condicionados por un "vector de recursos escasos" conformados por dos componentes: poder y
recursos económicos. De esta manera, cálculo político y cálculo económico son las dos caras de una
misma moneda y no se puede aumentar la eficacia de uno sin disminuir la de otro. En este sentido, las
eficacias resultan ser contradictorias (Matus, 1987).
F) Dentro de este cuadro de situación problemática, la planificación se acerca más a la idea de un sistema
de final abierto que al resultado de una serie de ecuaciones con final cerrado; existe la posibilidad de ser
vencidos por nuestros antagonistas y, en el caso de que ganemos, es nuestro deber vencer al otro. De esta
manera, los objetivos sobre los que se basa la planificación no son estáticos, sino más bien dinámicos y
ambiguos. Es una de las características de los sistemas de final abierto; el avance es en realidad un camino
de cambio situacional en el que se interrelacionan diversas problemáticas que se reemplazan en sus
rasgos, y la pretendida respuesta a algunos de ellos hace surgir otros. De esta manera, los objetivos deben
determinar prioridades dentro de las problemáticas que se consideran más urgentes o importantes. Dicha
priorización no se realiza necesariamente de manera consciente. Así las cosas, un sistema de estas
características, donde la complejidad y el dinamismo están presentes, no requiere de criterios estáticos que
apuntan a optimizar las respuestas, porque lo eficaz de una respuesta depende de la viabilidad de dar
respuesta a las problemáticas subsiguientes (Matus, 1987).
G) Una vez que consideramos la existencia del "yo" y del "otro", es necesario redefinir la noción de tiempo
dentro de los sistemas donde los distintos sujetos interactúan. Es decir, no podemos considerar el tiempo
como un transcurso lineal e inmutable de la misma manera para mí que para el otro. Surgen diversas
percepciones acerca del tiempo, el cual escapa a nuestro control, sobre todo si hablamos de la producción
de los procesos de índole social, manejamos diversos horizontes temporales y, con respecto a las
problemáticas futuras sobre las que planificamos, se aplican niveles de descuento psicológico de diversa
dimensión. Y todos estos elementos influyen sobre los parámetros con los que "yo" y "otro" definen las
situaciones y elaboran las posibles resoluciones (Matus, 1987).
H) Los procesos en los que están implicados las relaciones sociales, en los que hay complejos procesos
humanos, no pueden ser reducidos, en su intento de análisis, a valores numéricos. Es necesario vincular
tanto elementos cualitativos como cuantitativos para elevar la precisión de la planificación y la explicación
de las situaciones. Dentro de la escala de prioridades de las precisiones, se ubican en primera instancia los
aspectos cualitativos, para luego dar lugar a los aspectos cuantitativos. Esta es una de las condiciones
muchas veces necesaria pero no suficiente para lograr una mayor precisión. Es necesario aclarar, entonces,
que no es conveniente dejar de lado la calidad en la planificación o separarla tajantemente de la cantidad,
argumentando que lo cualitativo no es de demasiada influencia en los procesos. La precisión se logra
mediante la rigurosidad en el uso de variables lingüísticas. Así, el vocabulario que utilizamos requiere de
precisión, sin ambigüedades, para abordar la realidad de manera rigurosa y precisa (Matus, 1987).
Los problemas que plantea Matus —la interacción entre "yo", "otros"
y "sistema"; las prioridades que se deben determinar en los
proyectos; los componentes de recursos y poder— se pueden
desglosar en diferentes niveles y, a raíz de la nota, podemos
observar como, por ejemplo, la modalidad de aula invertida, los
debates que generan los docentes en estas comunidades virtuales
tienen no solo en consideración los tiempos de accesibilidad a
internet (trabajar con videos que luego puedan subir, sin la
necesidad del "en vivo"), sino también los recursos con los que los
alumnos ya cuentan. Una crisis que impide el aula física lleva a una
improvisación de utilizar aulas virtuales, pero utilizar un aula
invertida en un entorno virtual, proponer actividades como debate
requiere de una planificación, de una consideración de los procesos
intervinientes. Es decir, en esta nota se pueden observar las
articulaciones en tanto educación, economía y política del país
¿De qué manera podemos abordar el plan económico si está implicado en un plan de gobierno en situación
adversa? Es necesario responder a esta pregunta sin proyectar falsas oposiciones. Que la planificación
económica tradicional no sea capaz de analizar el sistema social en toda su complejidad no quiere decir que
los instrumentos o herramientas propios de este tipo de planificación sean obsoletos abordándolos con otro
tipo de planificación. Un eficaz enfoque de la planificación debe ser capaz de dar respuesta a las
problemáticas antes mencionadas, utilizando herramientas prácticas y concretas. Solo de esta manera se
puede enfrentar la complejidad del sistema social, poniendo en juego la diversidad de la planificación
estratégica (Matus, 1987).
Una nueva concepción de planificación requiere de herramientas que, adaptadas en algunos casos,
provienen del campo de la planificación económica tradicional. La principal crítica que se realiza a este tipo
de planificación recae sobre el todo, y no sobre cada parte, o sobre lo económico propiamente dicho (Matus,
1987).
1 Dar cuenta de los elementos políticos dentro del plan económico. Lo político posee una cuota
más elevada de incertidumbre que lo económico, esa incertidumbre se debe abordar con
técnicas que enfrenten rápidamente aquello que no estaba previsto (Matus, 1987).
2 Debe existir cierta coherencia entre los criterios de los objetivos y los medios económicos y
políticos, lo cual se debería analizar poniendo en juego determinados métodos (Matus, 1987).
3 También se deben poner en juego métodos con el objetivo de analizar los resultados políticos
de las acciones económicas y viceversa (Matus, 1987).
4 La existencia de recursos escasos, tales como el poder, los recursos económicos, entre otros,
evidencia la necesidad de mejorar el rol de producción social que realizan los sujetos
planificadores (Matus, 1987).
5 Las distintas dimensiones sobre las que se trabajan (política, económica, organizativa, entre
otras) requieren de categorías que permitan integrarlas en el plano explicativo y de la acción
(Matus, 1987).
Cabe preguntarnos también de qué manera es posible realizar la planificación de manera práctica y
operacional. Por lo que venimos diciendo, es evidente que la teoría proveniente de una visión normativa no
resulta pertinente en la búsqueda de respuestas frente a contextos plagados de incertidumbre. Incluso, si
nuestras predicciones sobre el futuro se cumplieran de hecho, la eficacia de lo operacional de la
planificación carecería de sentido. De este modo, las "recetas" provenientes de la teoría de la planificación
no son tan aplicables a un plan de gobierno como sí a una investigación económica. Si analizamos la forma
de actuar del sujeto planificador, podemos observar que este no realiza sus acciones separando programas
o políticas por dimensiones o sectores. Tampoco basa su accionar en investigaciones, sino que, con base
en estas, realiza propuestas susceptibles de ser ejecutadas (Matus, 1987).
El planificador elabora su accionar sobre la base de problemáticas y acciones. Una manera de lograr que la
planificación se caracterice por la practicidad, la operabilidad y la adaptabilidad a las diversas situaciones
tiene que ver con estructurarla según problemáticas y acciones. Dentro de la autorreferencia de un sujeto,
se define problemática como comprobaciones de conflicto presente o posible (Matus, 1987).
Entonces, si en lugar de las "recetas" obtenidas por la teoría de la planificación se opta por realizar un
análisis y selección de problemáticas y operaciones, encontraremos la practicidad de la estructura modular
de la planificación. Podría estar representado como un sistema que, automáticamente, elimina y genera
nuevos módulos (Matus, 1987).
Para Matus (1987) sería necesario pensar la planificación de manera diferente, que se identifique más con
la idea de una matriz de problemáticas y operaciones, y donde estas, como módulos recursivos, abren la
posibilidad de integración de lo económico, político y organizativo. La noción de operación posee
innumerables cualidades, representa un módulo dinámico que sintetiza de manera práctica las diversas
acciones que tiene como objetivo un sujeto planificador. Esos módulos pueden consistir en:
Al mismo tiempo, las operaciones rigurosas en elementos económicos permiten abarcar gasto corriente,
inversiones o los dos al mismo tiempo (Matus, 1987).
De esta manera, con la noción de operación, se rescata la unidad inseparable de la acción que se ha
planificado y también se configura la planificación en una estructura organizativa orientada a la acción, en la
que cada una de las operaciones persigue un objetivo y de las cuales cada sujeto es responsable (Matus,
1987).
La planificación estratégica conformada por una estructura modular es también una forma de enfrentar de
manera pertinente los requerimientos de articulación de la planificación con el presupuesto por programas.
Esto es algo que era imposible lograr con los métodos tradicionales, porque no existe una equivalencia entre
los módulos de asignación de recursos y los pasos de la planificación descritos por una teoría
descontextualizada de la planificación. Por otro lado, el problema es susceptible de resolverse si existe una
real equivalencia entre la estructura modular del plan y la estructura modular del presupuesto (Matus, 1987).
Matus (1987) plantea el siguiente interrogante:¿de qué manera podemos arribar, por medio de la
planificación, a ese cálculo al que hacíamos referencia anteriormente, que guía la acción al tiempo que la
precede? La planificación tiene que ver con el presente, pero solo a través de ella y de las acciones que
propone es posible construir el futuro. Para lograr esto, es necesario seguir este esquema:
Figura 3: Planificación
Fuente: elaboración propia basada en Matus, 1987.
Así, se genera el requerimiento de planificar con base en la coyuntura para llegar al cálculo que guía y
precede a la acción concreta. El resultado final del plan tiene que ver, entonces, con el cálculo que guía y
precede la acción diaria. Después, los cálculos sobre el futuro son un resultado intermedio (Matus, 1987).
Existen variados recursos metodológicos para dar respuesta a las problemáticas del proceso de
planificación en la coyuntura. Uno de los más efectivos tiene que ver con la idea de una "sala de situaciones
"basada en un sistema de "gerencia por operaciones". Existe actualmente, a nivel global, una gran diversidad
de softwares en constante actualización, aplicados al área de la planificación, para hacer posible el
seguimiento y la evaluación del desarrollo e impacto de las acciones sobre las problemáticas (Matus,1987).
El plan realizado en el día a día es el punto en común donde se cruzan gobierno y planificación. Pero, para
poder manejar el presente, resulta necesario el uso de información actualizada, dinámica y aplicada. Los
tradicionales conceptos como los de banco de datos o banco de proyectos de inversión deberían ser
suplidos por sistemas recursivos de información vinculados a los sistemas de gerencia de los distintos
niveles organizativos (Matus, 1987).
Cada generador de información lleva a cabo ese rol, dado que es usuario necesario de esta.
El medio por el cual puede realizarse una evaluación del impacto de las acciones sobre las
problemáticas está conformado por el sistema de control. Así, además de utilizarlo como
referencia direccional, como lo mostraba el gráfico, cada nivel de responsabilidad
descentralizada debe rendir cuentas al nivel inmediato superior acerca de los problemas que
los afectan y las operaciones que se llevan a cabo en consecuencia (Matus, 1987).
Se desecha la noción de masas de información generadas por niveles más bajos para ser
usadas por niveles superiores. Cada nivel produce la información que necesita internamente
(Matus, 1987).
C O NT I NU A R
LECCIÓN 3 de 4
En lo que respecta al rol del Ministerio nacional, en su análisis de la situación de la educación que nos había
dejado la Ley Federal de Educación, Terigi (2005), hacía referencia a la necesidad, de parte del Ministerio de
Educación, de establecer prioridades en materia educativa para hacer frente a las diversas problemáticas
existentes en ese momento. Pero, más allá de las prioridades que en esa época se sugerían como
inminentes, se destaca la función indelegable del Ministerio en esa búsqueda y determinación.
Las prioridades que se proponían entonces tenían que ver con lo generacional. En primer término, se
intentaba dar respuesta a las problemáticas relacionadas con la infancia en edad escolar. Esto tenía que ver
con cuestiones que en ese momento se evaluaban como relacionadas con el riesgo en que se encontraba
su futuro educativo, resultado de un proceso de empobrecimiento masivo. Al mismo tiempo, se debatía
sobre la necesidad de priorizar a la población adulta joven analfabeta o escasamente escolarizada. Estas
dos prioridades apuntaban en su momento a darle la oportunidad al Estado para revertir la situación de
desigualdad —tanto en el acceso como en la calidad educativa que se brindaba— existente en el sistema
educativo argentino durante la primera etapa de la nueva Ley de Educación Nacional. También tenía como
objetivo potenciar los ideales que dieron origen a nuestro sistema educativo (Terigi, 2005).
Se intentaba, entonces, que el Ministerio de Educación concentrara sus recursos a mediano plazo en la
generación que en ese momento cursaba la escolaridad básica, que mantuviera los niveles históricos de
escolarización y que sumara años de educación. Para lograr este tipo de metas, era necesario poner en
juego una serie de políticas, sin restringirlas a lo educativo, dado que las prioridades, sobre todo en estos
casos, apuntaban a la intersectorialidad; y sin soslayar su importancia (Terigi, 2005).
Se trata, por lo tanto, de concebir recursos para brindar educación en contextos de extrema desigualdad,
aumentando horas de enseñanza o actividades complementarias en espacios no formales, para los
sectores de la población más desfavorecidos. Aquí, es necesario capacitar a los docentes con herramientas
que les permitan elaborar programas educativos para el incremento y rendimiento del tiempo escolar. Es
decir, generar políticas educativas con centralidad de índole pedagógica. Es función del Ministerio, entonces,
trazar el mapa nacional de emergencia y determinar, para dar respuesta a ello, recursos financieros y
humanos en la medida en que lo requiera y establezca ese mapa de emergencia (Terigi, 2005).
La idea no consiste en establecer prioridades para cada nivel, o para cada área, sino que es mucho más
puntual. Un número determinado de prioridades seleccionadas estratégicamente, que diagraman acuerdos
puntuales con las provincias, dan lugar a que, poniendo énfasis en ellas (entiéndase por ello diversificar
iniciativas, convergiendo la designación de recursos y políticas de diversas áreas del Gobierno y
estableciendo objetivos que se puedan evaluar temporalmente), se pueda generar un impacto considerable
en la resolución de las problemáticas a las que se enfrenta (Terigi, 2005).
C O NT I NU A R
LECCIÓN 4 de 4
Referencias
Matus, Carlos. (1987). Adiós, señor presidente. Planificación, antiplanificación y Gobierno, Caracas:
POMAIRE ENSAYOS.
Morffe Peraza, M. Á. (2018). Educar en tiempos de crisis: herramientas para innovar en la educación
superior. Recuperado de https://observatorio.tec.mx/edu-bits-blog/educar-en-tiempos-de-crisis
Terigi, F. (2005). Después de los noventa: prioridades de la política educativa nacional. ¿Cómo superar la
desigualdad y la fragmentación del sistema educativo argentino? Buenos Aires, Argentina: IIPE, UNESCO.