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Las lenguas indígenas de la Argentina

Objetivos

Que los participantes:

1. Conocer algunos conceptos actuales referidos a la enseñanza de lenguas (L1 y L2) desde
la perspectiva socio-interaccionista.
2. Revisar nociones y prácticas de enseñanza de lenguas.
3. Reflexionar sobre el papel de la L1 y la L2 en la promoción de los aprendizajes en la
EBII.

Las lenguas indígenas de la Argentina

Se estima que antes de la llegada de los españoles a América, en lo que es


hoy el territorio argentino, se hablaban unas 35 lenguas indígenas. Actualmente
existen sólo doce agrupadas en cinco familias lingüísticas (Censabella, 1999):
familia guaraní (lenguas chiriguano, mbyá y guaraní), familia guaycurú (lenguas
toba, mocoví y pilagá), familia mataguaya (lenguas wichí, nivaclé y chorote),
familia quichua (lengua quichua) y familia chon (lengua tehuelche). Además
existe la lengua mapuche, no incluida en ninguna familia lingüística.

Para el estudio y caracterización de estas lenguas, proponemos un recorrido de


Norte a Sur por el territorio de la Argentina, teniendo en cuenta que las
fronteras lingüísticas no siempre coinciden con los límites geográficos de los
países.

Por ejemplo, el quechua que hablan los collas del Noroeste argentino también
se habla en Bolivia; el mapudungun es el idioma de los mapuches que habitan
tanto en la Patagonia argentina como en Chile. (Para

Entre la vitalidad y la extinción

No hay datos exactos ni actualizados sobre la población indígena en la


Argentina, sobre la cantidad real de hablantes, en qué lengua aprenden a
hablar los niños o si son mayoritariamente monolingües o bilingües. El único
censo indígena nacional realizado en 1966 y dado a conocer en 1968 calcula
alrededor de 500.000 indígenas, aunque otros censos no gubernamentales
realizados posteriormente, llegan a casi duplicar esta cifra.

Por otra parte, el uso real de estas lenguas en situaciones comunicativas es


muy diverso y depende de cada lengua en particular. Algunas de ellas, como el
wichí, poseen un alto grado de vitalidad que se manifiesta en un gran
porcentaje de hablantes monolingües, especialmente de niños y mujeres que
sólo hablan el wichí y un pequeño porcentaje de préstamos en español. La
mayoría de los chicos mapuches o tobas (que habitan en asentamientos
urbanos), en cambio, son bilingües, es decir, además de la lengua aborigen,
hablan el español.
Un caso extremo es el tehuelche que posee actualmente muy pocos hablantes.
Según Fernández Garay (1998), esa lengua se halla en un avanzado proceso
de extinción ya que sus hablantes no la emplean en la comunicación cotidiana,
sino que la han reemplazado por el español. Sin embargo, el Instituto Nacional
de Asuntos Indígenas (INAI) considera que son más de 500 los descendientes
de tehuelches, aunque este dato no presupone que todos hablen la lengua
vernácula (Censabella, op.cit.:90). Así también existen grupos étnicos como los
vilela del Chaco occidental, los huarpes de la región de Cuyo, los ranqueles de
La pampa o los ona de Tierra del Fuego, entre otros, que hasta hace muy poco
se consideraban desaparecidos. Sin embargo, en la actualidad, algunos
descendientes de estos grupos reivindican su origen indígena y dicen hablar
las lenguas vernáculas. En este sentido vemos que los conceptos de vitalidad
lingüística o muerte de lenguas son relativos ya que las situaciones
sociolingüísticas no son estáticas y definitivas. El uso real de las lenguas
implica procesos dinámicos que dependen tanto del deseo y la voluntad de sus
hablantes por mantenerlas o recuperarlas como de las políticas lingüísticas del
país en el que esas lenguas se hablan.

¿Por qué es importante preservar las lenguas indígenas?

Existen razones éticas, estéticas y científicas que apoyan la idea de mantener


"vivas" las lenguas indígenas de nuestro país. En primer lugar, desde el punto
de vista humano y ético, cada lengua es parte del patrimonio humano universal
y, como tal, es irremplazable.

Cada lengua es, a la vez, el medio y la manifestación del conocimiento del


mundo y, por lo tanto, símbolo de la identidad cultural del pueblo que la habla.
En este sentido, se puede decir que cada lengua posee su propia belleza y que
el mundo sería menos interesante, si tuviéramos menos lenguas (Krauss,
1996:21). En cuanto a la razón científica, las lenguas indígenas presentan un
interés especial para los lingüistas porque codifican el conocimiento del mundo
de manera diversa, y muchas veces, lo hacen en forma muy distinta a la del
español o a la de otras lenguas indoeuropeas.

Veamos el siguiente ejemplo extraído del mapuche, idioma en el cual el


hablante puede agregar a la raíz

verbal distintos sufijos que permiten ampliar la información codificada en la raíz


(Golluscio, 1997):

Palabra: "ngillakofkemealuinche".

Significado: "voy a comprar pan".

ngilla kofke me a lu inche

"comprar" "pan" "yo"

En este ejemplo se ve claramente que, mientras que en español utilizamos


toda una oración para expresar determinado significado, en mapuche el mismo
significado se expresa con una sola palabra. La importancia de preservar las
culturas indígenas se refleja en la legislación argentina a partir de la
reinstalación de la democracia en 1983. En ese momento comenzó un proceso
legal que reconoce los derechos de los pueblos aborígenes. Desde entonces,
se suceden una serie de leyes nacionales y provinciales que introducen
cambios en las normas gubernamentales respecto de la propiedad de la tierra,
confieren a los indígenas distintos grados de participación en el manejo de los
recursos naturales, garantizan el respeto a su identidad y reconocen el derecho
a una educación bilingüe e intercultural. Una de las consecuencias más
importantes de la reforma legal mencionada es la creación del programa de
educación bilingüe e intercultural para tobas, mocovíes y matacos (wichí) en la
provincia del Chaco. Por medio de dicho programa los jóvenes se forman como
maestros bilingües y enseñan su propia lengua y cultura en las escuelas.
Todos estos cambios reflejan una profunda transformación en las relaciones
entre los aborígenes y la sociedad mayoritaria a la vez que otorgan a las
minorías indígenas una paulatina autonomía. Más ejemplos de cómo son las
gramáticas de las lenguas indígenas

Las lenguas indígenas de la Argentina

En algunas lenguas chaqueñas (toba, mocoví, wichí, etc.) las relaciones de


posesión entre algo poseído y el poseedor se indican directamente sobre el
sustantivo, mediante un prefijo de posesión. De esta manera, los sustantivos
que se refieren a las partes del cuerpo, a las relaciones de parentesco o a los
objetos personales, llevan obligatoriamente la marca gramatical del poseedor:
mío, tuyo, suyo, etc. Los sustantivos que denotan fenómenos de la naturaleza
(agua, viento, tierra, etc.) o los objetos que no pueden ser poseídos (animal,
planta, etc) son formas independientes, es decir, no llevan prefijo de poseedor:

Lenguas oficiales. La lengua materna en la enseñanza y el aprendizaje

Actividad :

En este espacio abordaremos la enseñanza de las lenguas oficiales en


contextos diversos y plurilingües: el Pluriverso Chaco.

En este contexto, los invitamos a reflexionar sobre el papel de las lenguas


indígenas en los aprendizajes en todos los niveles educativos. Asimismo, los
invitamos a pensar cómo promover aprendizajes de prácticas sociales de
oralidad, escritura y lectura en la lengua materna o primera (L1) y en la lengua
de escolarización o segunda lengua (L2) desde la perspectiva de
complementariedad de prácticas, capacidades y saberes lingüístico-
comunicativos interculturales.

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