La creatividad y la innovación son características fundamentales para alcanzar el éxito de un proyecto o negocio. Pues los cambios causados por la inmersión de la tecnología, las telecomunicaciones y nuestra forma de aprender, son cada vez más comunes y nos incentivan a innovar para estar acorde a las necesidades del mercado.
Es importante ya que son procesos dinámicos que nos ayudan a generar un
desarrollo humano, nos da la capacidad de descubrir, inventar o crear. Nos permite como futuros profesionales desempeñarnos en nuestra vida laboral y personal de la forma más exitosa y hábil posible, capaces de hacer frente a diversos problemas, como crisis económicas o al desempleo como tal.
Preparación: Percibe y analiza la situación, es un periodo de observación e
inmersión en el que se identifican situaciones problemáticas que son interesantes y suscitan curiosidad. Es decir, se detecta la oportunidad. En ella, el pensador creativo sondea, revisa y explora las características de tales situaciones. Concentra la atención en pensar sobre lo que se quiere intervenir.
Incubación: Se caracteriza por la desconexión del problema que nos ocupa
durante un lapso indeterminado. Este periodo es crucial para que puedan aflorar las ideas que nos ayudarán a resolver el problema y opera de manera inconsciente. En ellas, podemos entrar y salir del tema, por periodos de actividad y pausa, de acuerdo con nuestro estado de ánimo.
Iluminación: Se trata de una fase de júbilo y entusiasmo donde el esfuerzo
invertido tiene su recompensa, también al hecho de haber sido capaces de encontrar una solución por un camino que nadie había recorrido antes.
Verificación: Se busca comprobar, fortalecer, aplicar y evaluar los resultados con el
objetivo de corregir o mejorar algún aspecto del resultado final. De igual modo, se constata si efectivamente el proceso creativo rindió sus frutos y cumple con las expectativas luego de haber seguido las fases del proceso creativo.