Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
8-5-06-Delito-Pena-Tiempo-Proporcion Imposible
8-5-06-Delito-Pena-Tiempo-Proporcion Imposible
Esta larga cita establece magistralmente la vinculación del derecho con el tiempo
a través del carácter esencial del derecho: su ser medida. Pero el tiempo también
en uno de sus sentidos es medida. La palabra tempus se refiere más a la división
del tiempo que al tiempo mismo. El plural tempora se utilizaba con más frecuencia
que el singular, lo que sugiere una división de los diversos tiempos.-
Templanza: sabiduría del tiempo; Justicia: sabiduría del derecho. Esta sabiduría
del tiempo y esta sabiduría del derecho tendrían que confluir en una sola: la de la
“justa medida”.-
Todas las voces que se dejan oír en la Ilustración como reacción frente a la
desmesura de los castigos y la arbitrariedad de los jueces insisten en una
correspondencia que idealiza la correspondencia estricta que caracterizaba a las
composiciones de los antiguos ordenamientos jurídicos. Ello se refleja en las
palabras de Montesquieu, cuando afirma que triunfa la libertad cuando las leyes
penales derivan cada pena de “la naturaleza particular del crimen. Toda
arbitrariedad cesa; la pena no desciende del capricho del legislador, sino de la
naturaleza de la cosa; y no es el hombre que hace violencia al hombre”.[2] Notable
es el interés, no tanto en limitar el capricho del juez, sino del legislador mismo.
Parecería la expresión del deseo de exención de la responsabilidad en cuanto a la
fijación de la pena.-
Algo similar a esta derivación casi automática de la pena, derivación permitida por
la correspondencia casi natural con el delito, describe como ideal Beccaria cuando
dice: “Si la geometría fuese adaptable a las infinitas y oscuras combinaciones de
las acciones humanas, debería haber una escala correspondiente de penas en
que se graduasen de la mayor hasta la menos dura …”.[3]
En ese sentido Ricoeur: “La mitología jurídica tiene esta ventaja frente cualquier
otra: ser una mitológica. Como la racionalidad del derecho se une en el mito a las
fuentes del terror, en ese punto en el que lo Sagrado constituye la amenaza
absoluta, la conjunción de la Razón y del Peligro convierte a esta mito-lógica en la
más captadora, la más falaz de las mitologías, más difícil, en consecuencia, de
destruir, pero sobre todo la que resiste con más energía a la reinterpretación.”[8]
En ese sentido es notable la crítica que ha desarrollado Bovio, tanto tiempo atrás,
a la proporcionalidad penal. Una vez reconocida la importancia del concepto, este
autor dice que no entiende por proporción un "incierto sonido de voces, o de
campanas, o de mareas, sino directamente lo que el vocablo dice y la idea implica
… Para nosotros, Babilonia es Babilonia y no Roma; la proporción es proporción,
sin más ni menos, no distorsionemos el vocablo, no evaporemos la idea".[9] Y da
tanta importancia a la claridad del análisis del término porque si la proporción no
existe en la razón penal, si no puede encontrarse en ella, entonces tampoco podrá
decirse que existe la justicia penal.-
Bovio se preguntaba, ¿cuáles son los términos de los que resulta la entidad o
justicia penal? Tres: el delito, la pena, la proporción. "El delito, que es la negación
del derecho; la pena, que es la retorsión del derecho contra el delito, y la
proporción, que es la intimidad o la esencia de la justicia. Lo que implica, no que
para castigar haya delito, tampoco que el delito sea castigado, sino que sea
castigado justamente, es decir, proporcionalmente. Si se elimina la proporción, no
hay más límite, ni medida a la ampliación de la pena, que se convierte en
ferocidad, tormento, debilidad, todo aquello que está en el arbitrio."[10]
Además, se ha creado una conexión automática entre delito y castigo: una vez
clasificado el delito, la medida del sufrimiento que ha de infligirse también ha sido
decidida en gran parte. Y al que inflige ese sufrimiento no se le atribuye ninguna
responsabilidad por hacerlo. Se considera que el único responsable es el autor del
delito, quien ha iniciado toda la cadena de eventos. El sufrimiento consiguiente ha
sido creado por él, no por quienes manejan los instrumentos destinados a
causarlo.[13] "Y he aquí el problema de la proporción (o justicia) penal por un
nuevo aspecto. Porque delincuentes a quienes se deseaba someter a igual o
aproximado padecimiento (por haber delinquido igual o aproximadamente, al
parecer), padecen en realidad desigualmente … Y así, por consiguiente,
tendremos que varios sujetos, todos los cuales hayan perpetrado igual delito (igual
daño exterior), cuya imputabilidad y responsabilidad penal … sean asimismo
iguales, y cuyo merecimiento de pena, desde ese punto de vista, sea igual,
también, no podrán ser penados de la misma manera, ya en la especie, ya en la
cantidad y duración de la pena … porque si tal se hiciera, unos resultarían más
penados que otros, por padecer los primeros más que los segundos, y la anhelada
y soñada igualdad (equiparación, equidad) resultaría forzosamente una
desigualdad ( una desproporción y, en por lo tanto, una iniquidad).”[14]
Pero no es de este aspecto del que me estoy ocupando ahora, aspecto que
entrañaría detenerse en la individualización de la pena, judicial o administrativa.
Admito que tal individualización llevada a sus extremos puede hacer imposible la
conminación legislativa de la sanción penal con la consiguiente incertidumbre y
otros efectos negativos que privarían de sentido al derecho mismo.-
El número denota claridad porque nos aleja del mundo real y nos introduce en el
mundo abstracto del derecho. En este mundo el derecho no sólo ha creado su
propio sujeto, sino su propio tiempo. “El dominio del tiempo implica la
materialización de estructuras legales en contextos sociales”[17] El derecho como
estructura normativa penetra en la vida social a través del tiempo configurado en
las normas.-
El tiempo jurídico se visualiza como “vacío”, abierto a una disponibilidad total, una
libertad total. “Sin embargo, fijémonos cómo este vacío está lleno de significado,
del significado de la ley y no permite otra posibilidad de significado”.[20] Es decir
que si el tiempo real no existe para el derecho, es porque su aceptación implicaría
la renuncia a los fines que le son propios al derecho en cuanto derecho, es decir,
preservar la vida social de la incertidumbre y la contingencia que la amenazan
constantemente.-
Esta negación del tiempo “real, social, individual” por el derecho fue también
señalada por Mathew a propósito de la pena de prisión: “El proceso de
encarcelamiento, más que canalizar y redistribuir el tiempo, implica la negación del
mismo. Los individuos extraídos de los lugares de trabajo y del mercado laboral -
la principal esfera de tiempo “vivido” - y simultáneamente de sus familias y
comunidades, ya no son capaces de pasar tiempo “libre”. De este modo, aunque
el encarcelamiento sea en esencia cuestión de tiempo, se experimenta como una
forma de falta de tiempo, con expresiones carcelarias que a menudo la describen
como el “hacer o “matar” el tiempo. Esta paradójica relación entre tiempo y
encarcelamiento se explica hasta cierto punto al identificar las diferentes formas
de tiempo que se experimentan dentro de la prisión como fuera de ella, en la
sociedad más amplia.”[21]
Sobre todo hay que tener muy presente que con la privación de la libertad no
estamos privando únicamente de la libertad y de todo lo que ella supone durante
cierto tiempo. Estamos privando, durante cierto tiempo, de la vida misma que
constituye ese cierto tiempo.-
Para concluir, me remito a la cita con la que he comenzado este trabajo. No hay
justicia, es decir, sabiduría del derecho, en tanto no haya templanza, es decir,
sabiduría del tiempo. Esta sabiduría conlleva la lenta reflexión del pensamiento
meditante, no la exactitud apresurada del cálculo. En la medición del tiempo de la
pena el derecho se manifiesta ahora como desmedida, arbitrio, desequilibrio,
desproporción.-
"Hay que comprender que junto a la teoría, a la pasión dominante del querer
saber, que tiene su base antropológica en el estupor, hay otro saber
omnicomprensivo de la razón, que no consiste en un saber hacer, que se pueda
aprender, ni en el ciego conformismo, sino en la razonable responsabilidad."[32]
Asumir esta responsabilidad, con todos los riesgos que comporta, no conduce a la
indeterminación legal de la pena. Nos induce en cambio a establecer, en lugar de
una “justa medida”, una “medida justa”. Justa en el sentido de justicia, y no de
exactitud.-
GINEBRA
8 de septiembre 2005
[1] F. Ost, « Le Temps du Droit », Editions Odile Jacob, París 1999, p. 333 y ss.
[2] Montesquieu, “De l’Esprit des lois, I,Gallimard, París 1995, p. 379
[3] C. Beccaria, “De los delitos y de las penas”, Alianza editorial, Madrid 1995, p.
35 y 36
[4] Ibidem, p. 35
[8] P. Ricoeur, “Le conflict des interprétations”, Éditions du Seuil, París 1969, p.
364
[9] Ibidem, p. 24
[10] G. Bovio, "Saggio critico del diritto penale", Biblioteca Universale Antica e
Moderna, Milán 1902, p. 23
[15] E. Demetrio Crespo indica la distinción que suele hacerse entre ambos
conceptos. La sensibilidad a la pena denotaría el padecimiento de las personas
frente a la misma pena. La susceptibilidad a la pena, en cambio, se referiría al
efecto que una misma pena podría hacer en el condenado en función de su
necesidad o adecuación para alejarlo de la comisión de otros delitos. “Prevención
general e individualización judicial de la pena”, Ediciones Universidad de
Salamanca 1999, p. 311
[19] Ibidem
[20] Ibidem, p. 269
[22]“La cuestión del ser y la cuestión del tiempo no constituyen por lo tanto dos
temas separados del pensamiento de Heidegger: la ‘novedad’ de Ser y Tiempo
consiste precisamente, al contrario, en haber hecho de estos dos problemas
tradicionales una única cuestión, la de la Temporalidad del ser.” F. Dastur,
“Heidegger et la question du temps”, puf, París 1990, p.18. (La traducción es mía)
[23] Ibidem, p. 28
[24] “El largo camino de reintegración del criminal (sujeto real) en el proyecto
hegemónico burgués, tiene como primera etapa la reducción del encarcelado a
sujeto coactivamente privado de sus relaciones intersubjetivas, a sujeto reducido a
“pura y abstracta existencia de necesidades”. D. Melossi y M. Pavarini, “Cárcel y
Fábrica, los orígenes del sistema penitenciario (siglos XVI-XIX)”, (traducción
Xavier Massimi) siglo veintiuno, México op. cit., p. 209
[26] B. Adam, “Time and Social Theory”, Polity Press, Oxford 1994, p.155
[28] Ibidem.
[29] M. Foucault, “Dalle torture alle celle”, a cargo de G. Perni, Lerici, Cosenza
1979, p. 67
[31] Véase a este respecto Y. Lee, “ The Constitutional Right Against Excessive
Punishment”, en Virginia Law Review, mayo 2005.
[32] H.G. Gadamer, Verdad y Método, Vol. II, ediciones Sígueme, Salamanca
1998, p.288.