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Hace un Eón... en el principio de los tiempos, mientras fuerzas titánicas luchaban entre sí para
moldear la Tierra, ellos se establecieron en un remoto y oscuro lugar del planeta; lugar que luego
margen sur(en un sitio, hoy llamado Berisso). Allí comenzaron una nueva vida plena de armonía
y felicidad, casi idílica. Sus costumbres, aunque extrañas a nosotros, denotaban una cultura
Su libertad era su bien más preciado y, por ende, el más celosamente cultivado, sólo debían
permanecer dentro del vasto territorio que les fuera designado por el omnisciente, sin intentar
salir jamás de allí, pero la sierpe ubicua metió su rastrera existencia entre ellos, instigándolos a la
obediencia. Él, que era el más arriesgado de todos, fue el único que transgredió aquella norma,
Así fue que por este acto unilateral, todos fueron condenados a permanecer en adelante
aferrados a la tierra, en el mismo lugar por siempre. Ellos entonces lo sentenciaron al destierro-
pero al más vil”- implantándolo a una distancia tal que pudiera verlos u oírlos, pero jamás volver
a estar a su lado.
Desde ese momento su voluntad fue puesta al servicio de la ira, así, todo aquel que se acercara
desde la orilla, era visto como uno de los suyos y, por lo tanto, pasible de la más cruel de las
venganzas.
Hoy el paso del tiempo ha borrado toda huella, todo vestigio de ese relato extraordinario.
Quien llega a este paraje costero, sólo observa a la izquierda del camino que allí lo conduce, un
grupo de casuarinas y, a unos doscientos metros a la derecha del mismo y treinta río adentro...,
Esta noche, como tantas otras, una quietud rielante se deslíe en el piélago marrón, mientras la
de Palo Blanco; hierático, imperturbable...un paria entre los de su especie, su enhiesta figura se
Nadie sabe con certeza desde cuándo está allí, pero a él no parece importarle en lo absoluto,
sólo mira de soslayo a los suyos, quizás en forma un tanto displicente, mientras cavila su
venganza; en tanto, desde la orilla, con la cálida brisa nocturna, le llega el murmurio de voces y
Algunos pescadores lugareños que frecuentan ese paraje del litoral, lo ven como algo muy
natural y, por lo tanto, no le dedican demasiada atención; para otros es solamente una mera
curiosidad. Sin embargo, no se puede negar el extraño influjo que ejerce en todos los que se
acercan a él, prefiriendo mantenerse a buena distancia; a pesar de ello, nadie vislumbra el
¡Che, Juan...no te acerques tanto al pino!se oye una voz en forma perentoria.
correosas raíces.
¡Dejalo, Juan, lo revisamos por la mañana!le contesta Jorge al borde del colapso.
Faltando unos pocos metros para llegar a la primera boya, Juan resbala en el barro del fondo
del banco y cae hacia delante sumergiéndose en las oscuras aguas. En ese instante, una nube
salida vaya uno a saber de dónde, oculta la luna, sumiendo momentáneamente al paisaje en una
total oscuridad.
Juan lucha denodadamente por salir a flote, pero siente que algo lo aferra por los tobillos
Eso lo está arrastrando hacia la base del islote, donde se halla anclado el pino; Juan, en un
La agitación producida en las aguas, cesa tan súbitamente como había comenzado y la noche
Ya despuntada la mañana, otras personas comienzan a acercarse; también llegan los equipos
Él, mientras tanto, descansa apaciblemente. Su venganza está concluida: otro de los suyos ha
sido atraído hacia su seno y yace con los demás debajo de sus raíces. Nunca será encontrado, al
igual que los anteriores. Ya que no puede acercárseles a ellos, los trae junto a él, como lo viene
POLICIALES LAVOZ/15
“En el día de ayer, otro pescador desprevenido, desapareció en aguas del Río de La Plata, en
las costas de Palo Blanco, cerca de un paraje conocido como “El Pino...”.
Svengali 45