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PECES

Ph: Vanesa Jara

EDITORIAL BIBLIOTECA VIRTUAL


COLECCIÓN VELOZ
SOBRE LA BIBLIOTECA VIRTUAL

La presente obra no posee fines de lucro y es fruto de uno de los tantos


trabajos colectivos que se llevaron a cabo en el marco de la Biblioteca
Virtual, un grupo creado en la red social Facebook durante el Aislamiento
Social Obligatorio que propició la pandemia del COVID-19.

Dicho espacio, originado en Argentina, logró atraer a miles de personas


interesadas por la Literatura en cuestión de días, entre ellas, escritores, poetas
y literatos de prestigio nacional.

Así fue que, de alguna manera, muchos pudimos encontrarnos pese a la


estricta cuarentena impuesta por el gobierno y “La Biblioteca” obtuvo tanta
repercusión que los principales medios masivos de comunicación de dicho
país, no tardaron en tomar nota de lo que allí estaba sucediendo. Algo
prácticamente inédito para un grupo literario en la mencionada red social.

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Mis pequeños peces
Blancos
Como si hirviera
El color del agua

Konishi Raizan

PECES

La presente antología fue realizada en una noche de insomnio por Pim Marie, Sara Keller,
Daniel Grozo, Eugenia Simionato, María M. Urrutia, Erre Gebé, Eda Nicola, Daniela
Pacilio, Cintia Schenquerman, Vanesa Jara, Celeste Gonzalez, Selva Dipasquale, Stella
Marys Darraidou, Graciana Miller, Gisela Galimi, María Luciana Rezzónico, Estela
Zanlungo, Leonor Curti, Aníbal Rodolico, integrantes de la Biblioteca Virtual, a través
de una experiencia de lectura a la que cada uno aportó poemas y dibujos o fotos sobre
PECES.

Se incluye el poema y sólo el nombre del autor y del traductor, en la esperanza de que
ocasionales lectores atraídos por algún texto, busquen más información.

3
Se va la primavera
queja de pájaros y lágrimas
en los ojos de los peces

Matsuo Bashō

No hay amor que no sea leve...


Ni hay suerte no sabida.
La tierra manda en silencio
Es la dueña de la vida.

Leonor Curti

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Obra visual: Elsa Mareque

5
PARA DECIRLO DE ALGUNA MANERA

Removemos arenas por el fondo


Un pez escapa un pez cimbreante y fúlgido
Y huidizo se escapa pero aletea próximo
Rozando un alga de oro.
El agua envuelve pesa ahoga enardece
O sepulta.
Una ola levanta oscuramente
Su delgada carrera fulgurante.
De pronto se retira. Algo se ahoga
Algo va centellea fuga se hunde
Reaparece. Un látigo de sombra
Pega pasa retorna pega aún
Se enrosca al cuello al pecho a la cintura
Suena lánguido y limpio y acaricia. Pasa y pega.
Pega y sombrea lento
Y un sordo sol amargo rueda al fondo.
Entre cosas oscuras entre líquenes
Entre formas babosas y vibrantes
Un golpe y un susurro un golpe y un susurro
Que se apaga se borra. Un golpe y un susurro.
Una luna blandísima sube chorreando sombra
Sube blanda se muere
Y una nube caliente se derrumba en lo oscuro.
Una brasa liviana se debate en el agua
Lanza una pobre llama un dardo vacilante
Una lengua triunfal
Un tronco espléndido.
Una nube de cieno fosforece.
Y toda el agua roja
Alienta muge lanza una vena violenta
Un rayo de oro
Y el mar entero silencioso espera
Se repliega y espera
Estalla suavemente.

(1969)

Idea Vilariño

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Se convierte en pez volador
si transmigra la mariposa?

Entonces no era verdad


que vivía Dios en la luna?

De qué color es el olor


del llanto azul de las violetas?

Cuántas semanas tiene un día


y cuántos años tiene un mes?

Pablo Neruda

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El lenguado

Soy
lo gris contra lo gris. Mi vida
depende de copiar incansablemente
el color de la arena,
pero ese truco sutil
que me permite comer y burlar enemigos
me ha deformado. He perdido la simetría
de los animales bellos, mis ojos
y mis narices
han virado hacia un mismo lado del rostro. Soy
un pequeño monstruo invisible
tendido siempre sobre el lecho del mar.
Las breves anchovetas que pasan a mi lado
creen que las devora
una agitación de arena
y los grandes depredadores me rozan sin percibir
mi miedo. El miedo circulará siempre en mi cuerpo
como otra sangre. Mi cuerpo no es mucho. Soy
una palada de órganos enterrados en la arena
y los bordes imperceptibles de mi carne
no están muy lejos.
A veces sueño que me expando
y ondulo como una llanura, sereno y sin miedo, y más grande
que los más grandes. Yo soy entonces
toda la arena, todo el vasto fondo marino.

José Watanabe

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Obra visual: Elsa Mareque

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Tus peces no resisten
vaya a saber qué cosa
están raros, nerviosos y adormecidos
como un adicto en remisión
¿Por qué se suicidó el más fuerte,
y el más soleado se entregó?

Florencia Benson

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Dios se enoja en el Pacífico.
Tibio
ondulante pájaro
al fuego
muere.
Peces
de veneno
redes arriba,
abren
corazones de niños.
Vientos ahítos
fecundados de ruda muerte
giran veloces
fríos,
en nuestros labios
en nuestros sueños.

Miguel Ángel Bustos

11
Vida entrevista
Relámpagos o peces
en la noche del mar
y pájaros, relámpagos
en la noche del bosque.

Los huesos son relámpagos


en la noche del cuerpo.
Oh mundo, todo es noche
y la vida es relámpago.

Octavio Paz

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Ph: Anibal Rodolico

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TRES MOVIMIENTOS

Los peces shakesperianos nadaban en el mar, lejos de la tierra.


los peces románticos nadaban en redes que iban a parar a una mano;
¿qué son todos esos peces que yacen boqueando sobre la playa?

William Butler Yeats

Traducción: Alberto Girri

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1

Sé de los peces oscuros. De sus fagocitaciones. De sus cuchicheos.


Están ahí. Siempre sobreviven.
Callados. Alertas.
Esperan que, en un mínimo descuido, pierda una gota de sangre.
Una sola.
Para poder devorarme entera.
Y hacerse un macabro talismán con mis huesitos.
No podrán.
Sépanlo.
No se gasten.
Busquen otra víctima.
Yo ya estoy muerta.
Mis huesos son fósiles. No se quiebran. No se engarzan.
Nada puede dañarme ya.
De onda, aviso.
No gasten energía en mi cadáver.
Está ahí.
Es parte del paisaje en lo hondo del mar.
Y ahí se quedará.

Eda Nicola

15
Quiero recuperar tu sombra al menos, porque se puede crecer
a la sombra de algo, como los minúsculos organismos
en los troncos de los árboles, sin esperar más que la humedad
y la gota que de tanto en tanto cae y alimenta.
¿Se puede recuperar lo que no fue tenido? Es decir,
ciertas cosas que sólo han sido reales en la imaginación
que tuvimos de ellas, como dibujos salidos del vacío
y a él devueltos: tu cara, por ejemplo, mirándome
del otro lado del sueño, del lado en que se vela por quien duerme,
tu voz que cuenta una historia, mi cuerpo atado al hilo del relato,
llevado en el vaivén de las palabras como un barco
que antes de tocar tierra se detiene. ¿Es posible recuperar eso
sin una memoria que nos guíe, nos dicte un tiempo, un lugar,
detalles ciertos? ¿Es posible volver y volver
hasta moldear el cuerpo a la medida
de lo que no ha ocurrido? Dame la mano,
no me sueltes, no me dejes volver de allá sin nada, o al menos,
si eso sucede, hagamos como los pescadores
que después de noches de paciencia
llegan a sus casas cargados de redes vacías:
inventemos hazañas, peces raros y soberbios
que hemos dejado ir porque era hermoso verlos salir del agua,
brillar al sol, hundirse nuevamente, y porque a veces, simplemente,
la belleza desconcierta, hace que ya no sepamos muy bien
qué era aquello que habíamos salido a buscar, qué cosa nos faltaba.

Claudia Masin

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Acerca de Lautréamont

Hace un tiempo nos encontramos en otra región. Cuando lo vi, estaba como
despejándose del sueño. Estaba con aguas, con algas, pero no con peces. Los
peces se habían ido. Estaba acostado en el mar. Yo caminaba sobre las aguas y
lo llamé: Lautréamont, Lautréamont, le dije, soy Fijman.
Y él me contestó que me quería. Que seríamos amigos ahora en el mar,
porque los dos habíamos sufrido en la tierra. Pero no lloramos. Nos
abrazamos. Después quedamos en silencio.

Jacobo Fijman

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CARACOLA

a Natalia Jiménez

Me han traído una caracola.


Dentro le canta
un mar de mapa.
Mi corazón
Se llena de agua
con pececillos
de sombra y plata.
Me han traído una caracola.

Federico García Lorca

18
Revelación de un mundo (fragmento)

Los peces en el acuario no paran ni un segundo de nadar. Eso me inquieta.


Además creo que el pez de acuario es un ser vacío y liso. Pero debe ser un
error mío, pues no sólo ellos devoran comida sino que procrean: y es
necesario ser materia viva para eso.

Lo que me intriga es que, por lo menos en los peces de acuario, el instinto


falla: ellos comen hasta reventar, no saben parar, y helos pez muerto.

Son seres aterrorizados de pequeños, peligrosos de grandes. Además de


pertenecer a un reino que no me es familiar, lo cual me inquieta nuevamente.

Clarice Lispector

Traducción: Amalia Sato

19
Quisiera yo tener
la paciencia profunda de los peces.
Saltear escollos con la calma transparente
y la flexibilidad fresca,
como ellos lo hacen con las piedras.
Quisiera yo tener la paciencia profunda de los peces,
ver el mundo desde abajo,
entre algas y remolinos,
y comprender el origen, el curso, el movimiento.
Quisiera yo, alguna tarde,
con la paciencia profunda de los peces,
tan indiferente y a la vez tan despierta,
jugar en el remanso y aprender
a escapar con vida
del vuelo pescador de algunas aves.

Stella Marys Darraidou

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Ocupaciones

al alba es que me levanté con tu nombre y lo repetí


como una buena noticia y lo dije entre los peces y
los tigres y lo canté o mostré su resplandor contra
los rostros del país y lo guardé como una espada
piedritas sol rehenes de tu nombre
que se me haga paladar

Juan Gelman

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Ph: Aníbal Rodolico

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muda boca la del pez
cerrada
para no morir por la palabra
pero lo llaman y vuelve
la cabeza con una sonrisa
de esperanza escama
no es el anzuelo el que rompe
el corazón del pez
es su acuático optimismo de ola
que siempre lo trae de vuelta.

Gisela Galimi

23
Como Geppetto

En la panza de la ballena
enciendo una vela para escribir
las costillas son
un arco iris sin color
un templo
donde escucho
mi propia voz
afuera el mar
baila solo.

Roberta Iannamico

24
ENTONCES EN LAS AGUAS DE CONCHÁN

(Verano 1978)

Entonces en las aguas de Conchán ancló una gran ballena.


Era azul cuando el cielo azulaba y negra con la niebla. Y era azul.
Hay quien la vio venida desde el Norte (donde dicen que hay muchas).
Hay quien la vio venida desde el Sur (donde hiela y habitan los leones de mar).
Otros dicen que solita brotó como los hongos o las hojas de ruda.
Quienes esto repiten son las gentes de Villa El Salvador, pobres entre los
pobres.
Creciendo todos tras las blancas colinas y en la arena: Gentes como arenales
en arenal.
(Sólo saben el mar cuando está bravo y se huele en el viento).
El viento que revuelve el lomo azul de la ballena muerta. Islote de aluminio
bajo el sol.
La que vino del Norte y del Sur y solita brotó de las corrientes.
La gran ballena muerta.
Las autoridades temen por las aguas: la peste azul entre las playas de Conchán.
La gran ballena muerta.
(Las autoridades protegen la salud del veraneante).
Muy pronto la ballena ha de pudrirse como un higo maduro en el verano.
La peste es, por decir, cuarenta reses pudriéndose en el mar
(o doscientas ovejas o mil perros).
Las autoridades no saben cómo huir de tanta carne muerta.
Los veraneantes se guardan de la peste que empieza en las malaguas de la
arena mojada.
En los arenales de Villa El Salvador las gentes no reposan.
Sabido es por los pobres de los pobres que atrás de las colinas
flota una isla de carne aún sin dueño.
Y llegado el crepúsculo -no del océano sino del arenal-
se afilan los mejores cuchillos de cocina y el hacha del maestro carnicero.
Así fueron armados los pocos nadadores de Villa El Salvador.
Y a medianoche luchaban con los pozos donde espuman las olas.
La gran ballena flotaba hermosa aún entre los tumbos helados. Hermosa
todavía.
Sea su carne destinada a diez mil bocas.
Sea techo su piel de cien moradas.
Sea su aceite luz para las noches y todas las frituras del verano.

Antonio Cisneros

25
Obra visual: Marlene Lievendag

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