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950 euros de indemnización por soportar los constantes ladridos del perro de la
vivienda colindante

24-4-2018 | Wolters Kluwer

Hoy se celebra el Día internacional de Concienciación sobre el Ruido. Desde hace ya 20 años, cada último miércoles de abril se intenta concienciar al
ciudadano sobre el ambiente acústico y las molestias y daños que puede llegar a generar.

Jurisprudencia comentada

Isabel Desviat.- La Audiencia Provincial de Valencia,


en sentencia dictada el pasado 30 de enero de 2018
(LA LEY 15391/2018) ha confirmado la condena de
10.950 euros impuesta a los dueños de un perro que
ladraba constantemente, generando continuas
molestias al vecino, pues los ladridos de su mascota
se producían a todas horas, mañana y noche.

Muros "de papel"

Los vecinos que testificaron contaron que las paredes


eran muy finas, por lo que era normal escuchar los
ruidos lógicos de convivencia en un régimen de propiedad horizontal.

Los dueños del perro habían alegado que la vivienda de los afectados lindaba en dos habitaciones y un baño con uno
de los testigos, que no se había quejado y que el acta emitida por la Junta acreditaba que ningún vecino había
emitido queja alguna a la Comunidad de Propietarios por ruidos desmedidos o molestos de los demandado, ni por
obras, ni por los ladridos del perro "Pitufo".

Denuncias constantes - Trastorno psicológico

La Audiencia puntualiza que en apelación la Sala no tiene la facultad de sustituir la valoración probatoria realizada
por el juzgador de instancia, salvo que se evidencia que dicha valoración fuera ilógica o arbitraria, lo que no es el
caso.

Dejando claro este punto, indica que estaba perfectamente documentada la existencia de múltiples denuncias
presentadas ante el Ayuntamiento, que incluso dieron lugar a que se dictara un Decreto que ordenaba a los
demandados a adoptar las medidas necesarias para evitar las molestias causadas por los ladridos del perro.

Constaban también las múltiples asistencias en urgencias d u r a n t e d o s a ñ o s d a d o e l n i v e l d e a n g u s t i a ,


descartándose el origen orgánico, y que venían derivadas de la problemática vecinal.

Durante al menos dos años, entre marzo de 2012 y marzo de 2014, la Sala entiende probada la persistencia de los
ruidos.

Derecho a la intimidad familiar y personal

La Sala aplica lo dicho por el TS en sentencia de 5 de marzo de 2012 (LA LEY 28646/2012), donde se señala el
derecho de todo individuo al respeto de su domicilio, no solo como espacio físico, sino también el derecho a
disfrutar con toda tranquilidad del mismo, suponiendo un atentado a dicho derecho los ruidos, olores y otras
injerencias.

Soportar durante años una intensa contaminación acústica, fuera de los niveles autorizados y durante la noche,

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constituye una vulneración de los derechos de la demandante protegidos por el Convenio de Roma.

Puntualiza que también el TC ha incorporado la doctrina del TEDH en esta materia, declarando que una exposición
prolongada a determinados niveles de ruido, que pueden calificarse como insoportables, merecen la protección
dispensada por el derecho a la intimidad personal y familiar, resultando indispensable que el afectado pruebe que el
nivel de ruido soportado le produce insomnio y pone en peligro grave e inmediato su salud.

En conclusión, según la Sala se probó debidamente la afectación de los ruidos en la salud del demandante, pues
las molestias se produjeron durante dos años (entre finales de 2010 y septiembre de 2012), y las consecuencias
perduraron hasta marzo de 2015. También se consideran probados los daños morales causados.

En consecuencia la Audiencia desestima el recurso de apelación interpuesto por los dueños del perro, condenándoles
además al pago de las costas causadas.

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