Está en la página 1de 13

UNIVERSIDAD DEL CAUCA

FACULTAD DE DERECHO, CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES

TRABAJO DE GRADO 1

MAIRA ALEJANDRA PENAGOS MEDINA

DOCENTE: CARLOS ORTEGA

FACULTAD DE DERECHO, CIENCIAS POLÍTICAS Y


SOCIALES
SEMESTRE VIII
POPAYÁN-CAUCA
2023

Esquema temático:
Tema: Procesos organizativos en la sociedad civil: Caso de las Entidades Sin Ánimo de
Lucro
Capítulo: Configuración histórica y dinámica actual del Tercer Sector: Perspectivas
conceptuales, formación y organización

1. Introducción

● Definición y características de la sociedad civil y el tercer sector.


● Diversas perspectivas sobre la sociedad civil: liberal, confrontativa,
conservadora.
● Enfoque del tercer sector en el bien general y la solución de problemas
sociales.
● Importancia de las organizaciones sin fines de lucro como actores críticos en
el desarrollo.
2. Formación e Inicios del Tercer Sector:
● Orígenes históricos del tercer sector en Europa y América Latina.
● Surgimiento de organizaciones durante la Revolución Industrial y su
evolución.
● Papel de las ideas de la Ilustración y el liberalismo en la formación de
organizaciones.
● Impacto de las revoluciones industriales en la creación de nuevas entidades.
● Relación entre sindicatos, Estado y organizaciones de la sociedad civil.
● Crecimiento y desarrollo del tercer sector en diferentes contextos regionales
y su papel en la sociedad contemporánea.
3. Dinámica Organizacional:
● Características distintivas de las Entidades Sin Ánimo de Lucro (ESAL) en
Colombia.
● Influencia de la iglesia, el Estado y los partidos políticos en la formación de
ESAL.
● Participación activa de las ESAL en la prestación de servicios sociales y
comunitarios.
● Contribución de las ESAL al tejido social y al desarrollo comunitario en
Colombia.
● Rol de las ESAL en la promoción del empleo, el desarrollo económico y el
emprendimiento en Colombia
4. Conclusiones

5. Referencias bibliográficas

Configuración histórica y dinámica actual del Tercer Sector: Perspectivas


conceptuales, formación y organización

La crisis que enfrentan los países, especialmente en términos de pobreza, plantea un


desafío crucial para el desarrollo. Este contexto demanda atención prioritaria y estrategias
innovadoras por parte de diversos actores como; el Estado y el conjunto de lo que
conforman las ONG1 que buscan alternativas para resolver los nuevos cambios que la
sociedad reclama con urgencia. (Grønbjerg & Prakash, 2016).
A medida que la sociedad se diversifica, exige más bienes públicos en términos de
calidad y los ciudadanos esperan que el Estado sea más receptivo a sus necesidades. Lo que
plantea un dilema porque no puede satisfacer las preferencias de todos los grupos de las
comunidades locales y ser un estado benefactor en su totalidad. Por eso, las organizaciones
de carácter no lucrativo han sido indispensables para suplir ese vacío, al generar simpatía y
mostrarse como actores eficientes legitimados por la sociedad. (Svensson et al, 2017).
Esto no significa que las Organizaciones 2 sean una “panacea” para resolver todos
los problemas. No obstante, proporcionan un mecanismo para que los ciudadanos tomen
decisiones, ejerzan liderazgo y resuelvan diferencias en el sistema. Lo que se evidencia en
el aumento de organizaciones2 en los últimos dos siglos con diversas denominaciones
(entidades sin ánimo de lucro agrupadas al tercer sector) que desempeñan un rol
fundamental en la mejora del bienestar y calidad de vida de un gran segmento de la
población que crece demográficamente. (Svensson et al, 2017)
Este grupo incluye a individuos considerados vulnerables y excluidos del sistema
capitalista por la falta de recursos y medios. Personas huérfanas o desamparadas, niños,
ancianos, grupos delincuenciales, desplazados o desempleados se ven beneficiados. Por
eso, muchas organizaciones mantienen orfanatos, asilos de ancianos, centros de educación
en sus distintos niveles, polideportivos, bancos de alimentos, comedores comunitarios,
consultorios médicos y oficinas de asistencia social y jurídica; por nombrar sus perímetros
de acción más destacados. (Grosso, 2013).
Para conocer la función que tiene este tipo de organizaciones (entidades no
lucrativas3) tan marcado en la actualidad. Este capítulo realizó en el primer apartado, una
conceptualización general, porque existe confusión en la definición, campo de acción e
integración de las entidades que conforman a las ESAL. Otra razón es por los distintos
debates teóricos que afirman que, al hacer parte del tercer sector, su función sólo es superar
la dicotomía entre lo público y privado considerado como mercado. Por eso, se aclararon
conceptos similares como “sociedad civil” y “tercer sector” que identificaron la guía para
todo el análisis. En este apartado, se concluye que no hay diferencias entre ambos términos
porque la sociedad civil engloba a organizaciones formales, privadas y sin fines de lucro,
que son autónomas y tienen una participación activa de sus miembros.
1--Para mayor precisión conceptual, en este capítulo el término de “ONG” se usa en su acepción más amplia para referirse a cualquier organización cívica
voluntaria sin fines de lucro, según la definición de las Naciones Unidas que incluye las organizaciones de base como las Juntas de Acción Comunal,
cooperativas, organizaciones indígenas, asociaciones de padres de familia, grupos culturales, organizaciones vecinales, artesanos o microempresarios. Los
movimientos populares como el agrario, femenino, diversidad sexual, derechos humanos y ecológicos. Los movimientos populares y las instituciones de
apoyo que son creadas por personas de clase media alta o profesionales técnicos académicos e intelectuales, como son las fundaciones corporaciones, grupos
voluntarios y clubes (Marion, 1992)
2--En razón a que existe un sin número de definiciones sobre organización, la que nos interesan son las que pertenecen al Tercer Sector que representa un
componente fundamental del pensamiento moderno, ya que se dedica a abordar necesidades colectivas como individuales. En este contexto, se destacan los
procesos organizativos y característicos de la gestión y operación de estas organizaciones, que buscan maximizar su eficiencia y efectividad en la prestación
de servicios y apoyo a la comunidad (Alberich, 2018)
3--Entidad legal que se origina por decisión de individuos que se unen, ya sea en ejercicio del derecho constitucional de asociación libre o por la libertad que
tienen los ciudadanos para dedicar sus activos a propósitos altruistas o en beneficio de la comunidad. Su atributo distintivo es la falta de interés en obtener
ganancias económicas, lo que significa que no se reparten beneficios ni excedentes generados en el cumplimiento de sus metas. Estas entidades se clasifican
en fundaciones, corporaciones y entidades del sector solidario. (Artículo 38 de la Constitución Política)

En el siguiente apartado denominado “Formación e inicios del tercer sector” se hizo


un breve recorrido histórico sobre los orígenes del tercer sector y se usó el caso de Europa y
América Latina. En el tercero, se abordó la dinámica organizacional de las Entidades sin
Ánimo de Lucro en el caso colombiano, que presentan una condición social y
características distintivas. Entre esas particularidades se incluyó su formalidad organizativa,
la significativa participación de voluntarios, su enfoque específico en los sectores más
vulnerables, la falta de ánimo de lucro, las diferencias legales e impositivas que las
distinguen, su inclinación hacia la prestación de servicios y sus limitaciones en cuanto a
objetivos y estrategias. Seguido de eso, se investigó la procedencia de las ESAL en
Colombia y la participación de elementos como la iglesia y los partidos políticos. Como
cuarto punto se realizaron unas breves conclusiones.

1. Aclaraciones conceptuales
Mucho se dice sobre la importancia de asociarse para crear alianzas estratégicas y
forjar relaciones colaborativas para lograr éxito; o el poder que tiene la unión entre varias
personas como un mecanismo para evitar la acumulación del poder. Esto ya no se queda
solo en conversaciones o simples reflexiones diarias. Su importancia trascendió y ahora
son los organismos internacionales de cooperación, los que reconocen la importancia de la
asociatividad y el estatus de las personas que se forman como “actores legítimos” en la
búsqueda de soluciones a desafíos globales. (Marion, 1992).
En la reunión de 2018 con delegados de entidades civiles en el contexto del Foro de
los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible, los asistentes
estuvieron de acuerdo en que “la activa participación de la sociedad civil es indispensable
para la adopción de decisiones, la planificación y la aplicación de políticas que fomenten el
cumplimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en América Latina y el
Caribe”. (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, párr. 2).
Según Salamon et al (como se citó en Gómez, 2014) “este fenómeno se ha
denominado como sociedad civil global y obedece a una especie de revolución asociacional
global o una verdadera explosión de la sociedad civil” (p.3). Lo que subraya la necesidad
de contar con una nueva cultura cívica y una participación activa de la sociedad civil, como
un actor crítico en los procesos de desarrollo. A su vez, se denota la importancia de las
organizaciones sin fines de lucro y el convencimiento de que la solución a nuevos
problemas, difícilmente vendrá sólo de manos del estado, ahora es necesario un ente que no
esté al control burocrático y político para que sea más eficiente en respuesta a las
cuestiones sociales y comunitarias. (Salamon et al., 1999).
Para mayor claridad sobre el concepto de “sociedad civil” Cohen y Arato (como se
citó García, 2001) ofrecen una visión enriquecedora al describirlo como un espacio
intermedio entre el poder estatal y el mercado, donde los individuos tienen la capacidad de
organizarse de manera autónoma para promover sus intereses y participar activamente en la
esfera política. Torres (2001) señala que existe una corriente ideológica y política
conservadora asociada al concepto de sociedad civil que disminuye la intervención estatal y
fortalece la acción privada, para privilegiar la vida asociativa como mecanismo de
empoderamiento ciudadano.
Segun Fossaert (como se citó en Vargas, 2006), su perspectiva es más confrontativa
y “afirma que la sociedad civil es una entidad que configura su ser en oposición con el
Estado y en donde nuevas organizaciones sociales se forman separadamente de éste y en
ocasiones hasta lo enfrentan” (p.7).
En relación al tercer sector Caían (como se citó en Grosso (2013) manifiesta que el
accionar de este sector está motivado por un bien general “más allá de la filantropía
beneficencia, asistencia y la caridad convirtiéndose en organizaciones con un alto nivel de
protagonismo y trayectoria en diferentes ámbitos asociados especialmente a temáticas
sociales, ambientales, comunitarias y políticas” (p.8), es decir que es una instancia para el
desarrollo de las actividades económicas y tiene por objetivo atender las demandas
sociales, es decir que en él se gestan:
Organizaciones que emergen de la libre iniciativa ciudadana, con el propósito
primordial de ofrecer servicios de carácter social a la comunidad o a sus asociados, los
cuales pueden ser de variada índole (englobando por ejemplo: servicios educacionales,
servicios de salud, religión, ocio, deportes, relaciones laborales, culturales, etc.), son de
carácter no gubernamental (no son parte del aparato de gobierno, pues tienen personalidad
jurídica propia), no persiguen beneficios económicos (producen beneficios, pero a favor de
grupos sociales desfavorecidos, cuyos excedentes -si existieran- no pueden ser repartidos en
agentes económicos que las crean, controlan o financian) y sus miembros aportan
voluntariamente su trabajo (aunque cuenten con personal remunerado, que complementan
esfuerzos y funciones). (Ganga et al., 2009, p. 58).
Contrario a esta visión, Landim (como se citó en Montaño, 2005) cuestionó
mucho el concepto por su densidad conceptual y por encubrir la realidad y tornarla
ideologizada. Manifestó que el concepto es un punto de partida para las transformaciones
del capital, necesarios en la alta burguesía y un fenómeno insertado en esos intereses de
clase. Además, señaló que su origen es norteamericano y ahí el asociativismo y el
voluntarismo formaron parte de una cultura política cívica basada en el individualismo
liberal. (Montaño, 2005).
Aunque, el concepto de interés es el de Salamon et al (1999) porque no hace una
distinción significativa entre el “tercer sector” y “la sociedad civil” y contrario al autor
anterior, no se dedicó a criticar el concepto, sino que mostró la simbiosis entre ambos.
Desde esta perspectiva, para el autor la sociedad civil abarca a organizaciones que se
constituyen como entidades formales, de carácter privado y sin fines de lucro y son
autónomas, con una participación activa de sus miembros. Estas entidades tuvieron un
crecimiento en las últimas décadas y proporcionaron un espacio de colaboración en la
construcción de una sociedad más inclusiva y democrática.

2. Formación e inicios del Tercer Sector


El tercer sector se ha impuesto con peculiaridades globales, regionales y locales. Lo
que generó confusiones sobre su funcionamiento por la diversidad de denominaciones que
son producto de diferentes interpretaciones. En ocasiones, se confunde con el "sector
terciario" debido a la clasificación tradicional de los sectores económicos; en primario
(agricultura, ganadería); secundario (industria, construcción) y terciario (servicios).
Tampoco debe confundirse con el "Tercer Estado" históricamente conocido, que se refiere
al estamento del pueblo llano al final del Antiguo Régimen (siglo XVIII), que no tenía
privilegios político-jurídicos ni económicos como la nobleza y el clero. (Alberich, 2018)
Otra razón es por el no acuerdo entre teóricos e investigadores que ocasionó la
clasificación errónea de organizaciones que no son gubernamentales, pero tampoco son
corporaciones privadas. Lo que generó controversias en el escenario internacional que hoy
en día engloba una variedad de instituciones, entre las que se encuentran las Organizaciones
No Gubernamentales (ONG), las Organizaciones Sin Ánimo de Lucro (OSAL), las
Organizaciones de Economía Social (OES), las Organizaciones de Acción Social (OAS),
las Organizaciones Voluntarias (OV) y las Organizaciones del Tercer Sector (OTS). Cada
país reconoce estas instituciones bajo una de estas denominaciones legales, lo que refleja la
diversidad y complejidad del panorama organizativo en este sector. (Picas, 2001).

2.1. El resurgimiento de la sociedad civil y el fortalecimiento del tercer sector en


Europa y posterior en América Latina
Caso de Europa siglo XIX y XX
Las revoluciones industriales y el paralelo desarrollo del capitalismo, inauguró una
era de importantes cambios sociales cada vez más frecuentes. El desarrollo de las ideas de
la Ilustración y las ideas liberales, propiciaron la separación del Estado de las instituciones
religiosas y militares. Así, se fomentó la creación de nuevas organizaciones en todos los
ámbitos, como sociedades científicas, culturales, de acción social, asociaciones o
movimientos sociopolíticos que surgieron de la nueva burguesía ilustrada y de las
incipientes organizaciones obreras. Estas últimas, se expresaron en asociaciones de orden
mutualista y pronto se transformaron en asociaciones de resistencia para luchar por las
condiciones de trabajo, y las comunidades locales en barrios y pueblos. (ALberich, 2018)
La expansión de sindicatos hizo necesario que el Estado interviniera. No sólo los
reconoció, sino que los insertó en el sistema, es decir que encauzo su acción dentro de
ciertos límites para asegurar su auto conservación. El aumento se prolongó hasta la década
de los 70, por la crisis del Estado social que se manifestó en otras partes del mundo, debido
a la doble crisis energética y económica que puso en jaque al Estado del Bienestar. Con un
estancamiento económico y unos precios del petróleo y la energía disparados, el Estado se
vio incapaz de cumplir con las responsabilidades y compromisos sociales adquiridos,
especialmente tras el aumento generado por las luchas sociales de finales de los sesenta.
(Medina, 2019).
El desafío era enorme y la respuesta a este gran problema fue igualmente
significativo. Es así como tomó fuerza el tercer sector, que englobó a un conjunto de
organizaciones privadas impulsadas por personas voluntarias. Su crecimiento fue notable
en países con sociedades más complejas, dinámicas y democráticas, donde se favoreció, o
al menos se permitió, la creación libre de entidades autoorganizadas de la sociedad civil.
Aunque los Estados demandaron que estas organizaciones asumieron papeles
complementarios a los de las Administraciones públicas también fueron una solvencia por
la crisis que se presentó. (Alberich, 2018).
Para finales de los 90, el Centro Johns Hopkins de Estudios de la Sociedad (1999),
realizó un análisis en 42 países pertenecientes a Europa Occidental, Europa Central, Asia,
Latinoamérica y Norteamérica. El estudio, evidenció que en 1990 miles de organizaciones
independientes de los gobiernos nacionales emergieron en un lapso de tiempo teniendo un
gran protagonismo social, político y económico al pasar los años. Aunque, en algunos
países se observó más presencia que en otros. Esto hace que se planteen interrogantes sobre
¿Cuáles son las particularidades que identificaron a las organizaciones del tercer sector? y
¿Son idóneas en su papel protagónico en la sociedad como gestoras y promotoras del
desarrollo en cualquier contexto?
El estudio mostró algunas disparidades y evidenció la vulnerabilidad de ciertas
organizaciones, a causa de las condiciones en las que surgieron. Por ejemplo, en Europa
Central y Oriental, tras la caída del comunismo en 1989 (época conocida como el
renacimiento de la sociedad civil) se dieron desafíos significativos que dejaron una huella
profunda en la población. Los ciudadanos de esta región conservaron la percepción de que
el Estado debería proveer al bienestar común, lo que influyó en la forma en que operaron
las organizaciones sin ánimo de lucro en estas áreas, y se generó una relación más compleja
entre el sector público y las iniciativas civiles. (Salamon et al., 1999).
Uno de los problemas que surgió fue el de legitimidad, en razón a qué muchas
organizaciones estuvieron envueltas en escándalos y asuntos turbios por individuos sin
escrúpulos que utilizaron el nombre de entidades no lucrativas para enriquecerse. Este
abuso minó la confianza en el sector y planteó desafíos adicionales para su desarrollo,
especialmente en el establecimiento de un marco regulatorio sólido y la promoción de la
transparencia y rendición de cuentas. (Salamon et al., 1999).

Caso de América Latina


Los aires de revolución no fueron ajenos para América Latina que consolidó la
dimensión "nacional" de muchos Estados latinoamericanos a través de procesos
revolucionarios como el caso de México (1910) o Bolivia (1952). También hubo fuertes
movilizaciones y rupturas institucionales, caso de Perón en Argentina (1945). En todos
estos escenarios, diversos movimientos buscaron una mayor independencia de los países
centrales, como respuesta a la crisis de los sistemas de asistencia social y la necesidad
percibida de configurarlos. (Ganga et al., 2009).
Desde ese momento, este sector experimentó según Alberich (2008) un crecimiento
tanto cuantitativo (numérico, de entidades y socios) como cualitativo (papel, funciones y
capacidad de influencia en la sociedad) al pasar los años. Por ejemplo en la década de los
90; el 64% de organizaciones registradas correspondía a la Iglesia y existió un marcado
protagonismo de las organizaciones del llamado tercer sector que dieron cuenta “no sólo de
la deslegitimación de la institucionalidad propia del Estado sino de la correlativa
emergencia de otros actores e instituciones depositarios de las expectativas y
esperanzas sociales”. (Medina, 2019, p.20).
Este crecimiento también lo analizó el estudio del Centro Johns Hopkins de
Estudios de la Sociedad (1990). Que afirmó que, en América Latina, existió una dualidad y
coexistencia de organizaciones benéficas tradicionales, integradas mayormente por élites
sociales y económicas, así como nuevas entidades populares, como las ONGs, con un fuerte
carácter social. La divergencia reflejó diferentes enfoques hacia la solución de problemas
sociales y económicos en la región. (Salamon, 1999).
Estas organizaciones, ganaron relevancia en la sociedad civil latinoamericana por su
capacidad para asociarse y gestionar colectivamente recursos, pero sobre todo porque se
consolidaron como una “apuesta a la pobreza”. Algunas colaboraron estrechamente con la
administración pública en la ejecución de proyectos sociales, mientras que otras prefirieron
mantener su independencia para evitar relaciones directas con el Estado. (Gómez, 2014).

3. Dinámica organizacional y surgimiento de las Entidades Sin Ánimo de Lucro


en Colombia
Dentro de esta configuración las ESAL son pertenecientes a ese tercer sector y su
papel es vital dentro de la buena gobernanza de una sociedad. Estás abordan diversas
necesidades sociales, económicas y políticas de una nación, porque tienen en su radiografía
el bien común y por consiguiente una mejor comprensión de las necesidades locales y la
transformación de los problemas públicos. (Grønbjerg & Prakash 2016).
Como se ha denotado el Tercer Sector en el escenario internacional abarca una
amplia gama de entidades con diversas especificaciones y modalidades de funcionamiento,
para el caso de Colombia, existen rasgos distintivos o características comunes. (Cámara de
Comercio de Bogotá, 2014). Algunas son:
- Poseen una estructura institucional definida.
- Tienen un carácter privado; aunque prestan servicios a la sociedad, operan
independientemente del Estado, pero él las regula
- Deben obedecer a una lógica jurídica en tanto para funcionar deben cumplir ciertos
requisitos tales como: elaborar acta de constitución, estatutos, inscribirse en
Cámaras de Comercio u otros organismos del Estado que la Ley determina (Desde
hace no menos de 5 años se vienen inscribiendo en la Oficina de Control,
Inspección y Vigilancia de las Entidades sin Ánimo de Lucro)
- No persiguen la obtención de beneficios económicos; los excedentes económicos se
reinvierten dentro de la propia organización por lo que no tienen ánimo de lucro (no
reparten utilidades).
- La gestión y administración se llevan a cabo internamente dentro de la entidad.
- Se basan en la voluntariedad; aunque no es obligatorio, la mayoría de estas
organizaciones dependen de contribuciones voluntarias, tanto monetarias como de
tiempo.

En relación con su formación e inicios. Se marcó por el peso directo de los poderes
públicos, los partidos políticos y el rol de la iglesia como interventora y veedora de la
acción del Estado benefactor que fueron esenciales en la formación de un amplio grupo de
entidades sin ánimo de lucro. (Gómez, 2014).

3.1 Alianza: Iglesia y Estado


Las Entidades Sin Ánimo de Lucro fueron financiadas por grupos religiosos laicos
alrededor del siglo XIX. Esto se debe a que, durante los tiempos coloniales, fue la iglesia la
que estableció alianzas con el Estado con el propósito de brindar beneficios sociales a las
comunidades. En este contexto, la iglesia desempeñó funciones oficiales en los asuntos
civiles e influyó en el tejido social de la nación. Se establecieron hospicios y refugios para
albergar a desempleados y mendigos, lo que marcó el inicio de estas entidades en el país.
(Ramírez, 2021).
El concepto de caridad y filantropía se usó para atender a los pobres en medio de la
precariedad económica y permitió la formalización de las Juntas de Beneficencia. Según
Vargas, Toro & Rodríguez (como se citó en Gómez, 2013)
Desde 1839 hasta 1900 se crearon en Colombia 21 entidades (0.35 entidades por
año). Más que organizaciones, tal como se conocen actualmente, se trataba especialmente
de hospicios y refugios para albergar a desempleados y mendigos. Entre 1901 y 1950 se
fundaron 221 (4.42 por año), en la década de 1950 se conformaron 106 (10.6 entidades por
año), en los sesenta 232 (23.2 por año) y de los setenta hasta los noventa 833 (41.6
entidades por año). (p. 367)
Además, surgió otra forma de organización, como las cofradías que fueron
asociaciones voluntarias y privadas de fieles que impulsaron la religiosidad popular y
constituyeron redes sociales significativas en la sociedad. Esta interacción entre lo público
y privado, sentó las bases para los inicios modernos de la asistencia social en Colombia.
(Arango, 1995).
Posteriormente para el siglo XX, se estableció otro tipo de convenio entre el Estado
y comunidades religiosas para expandir los servicios sociales. Se promovieron programas
de apoyo gubernamental a instituciones educativas y establecimientos de beneficencia,
incluyendo hospitales, asilos de beneficencia y escuelas de artes y oficios. Estos acuerdos
facilitaron la prestación de servicios sociales a través de misiones, sistemas de becas y
programas de alimentación escolar, evidenciando una colaboración continua entre el
gobierno y el sector privado en la atención a las necesidades sociales. (Arango, 1995).

3.2 Los partidos políticos y el panorama social y político


Según Puyo y Gómez (2015) la conformación de las ESAL tuvo influencia del
sector político, del gobierno y los partidos de la época, cobrando aún mayor vigencia con la
constitución de 1991 que permitió el derecho a garantizar el derecho a la libertad de
asociarse.
Para el siglo XX se dio una creación de organizaciones y centrales sindicales que
fueron impulsadas por los partidos políticos. Por ejemplo, se formó la Central de
Trabajadores Colombianos en 1936 con apoyo económico del gobierno y el partido liberal.
Dos años más tarde, en 1938, el número de afiliados a la CTC se duplicó y el control liberal
en la dirección aumentó. (Duran & Delgado, 2019).
En 1940 por iniciativas del Gobierno, se promovió la construcción y conformación
de las Juntas Directivas de Acción Comunal (JAC). Las JAC nacieron como espacios de
participación comunitaria para contrarrestar la pobreza y brindar soluciones a problemas en
ciertos territorios respecto a necesidades básicas de las comunidades, en asuntos referentes
a redes de alcantarillado, vías, escuelas, centros de salud, entre otros. (Duran & Delgado,
2019).
Salamon (como citó en Gómez, 2014) calculó que en 1999:
La tipología más frecuente de organización en Colombia era la de las Juntas de
Acción Comunal (organizaciones voluntarias de vecinos de barrios y pueblos) y estimó su
número en más de 42000 organizaciones y calculó que 15 por ciento de la población adulta
estaba afiliada a dichas organizaciones. (p. 10).
En el año 1994 como producto de la constitución de 1991, nacen las Cooperativa de
Vigilancia y Seguridad Privada; cuyo objeto fue prestar el servicio de vigilancia y
seguridad privada; es una ESAL, donde los trabajadores, son simultáneamente los
aportantes y gestores de la empresa, remunerada por terceros en los términos establecidos
en el Decreto Ley 356 (1994), como también el desarrollo de servicios conexos, como los
de asesoría, consultoría e investigación en seguridad, entre otras asociaciones que se
desplegaron. (Puyo & Gómez, 2015).

4. Conclusiones
Definir al tercer sector simplemente como la "formación de un grupo de personas"
podría parecer suficiente, pero esto ignora el hecho de que estas entidades existieron en
todas las épocas y culturas. A pesar de los cambios en formas y denominaciones, su
propósito fundamental de servicio comunitario ha perdurado, y continuado con
compromiso, ayuda mutua, solidaridad y por otros fines sociales, culturales y artísticos.
Además, se han convertido en pilares de apoyo para los gobiernos en la atención de
problemáticas que desde la perspectiva política y gubernamental no pueden ser abordadas
eficazmente. Su capacidad para actuar como catalizadores de cambios sociales y como
socios estratégicos en la implementación de políticas públicas es innegable.
Para el caso colombiano, su papel aborda una amplia gama de necesidades sociales,
desde la asistencia básica hasta la promoción del desarrollo comunitario. Su estructura
privada y su enfoque en el bien común las convirtieron en actores clave en la prestación de
servicios sociales y en el apoyo a comunidades vulnerables. Pero queda claro que es
necesario una regulación más sólida para garantizar la transparencia, la rendición de
cuentas y la eficacia de estas entidades, por lo que es importante avanzar en la regulación y
asegurar que las ESAL cumplan su función de manera responsable y efectiva.
5. Referencias Bibliográficas
Alberich, Tomás. (2018). Tercer sector: la participación de las organizaciones no
lucrativas. Dykinson. https://www-digitaliapublishing-
com.banrep.basesdedatosezproxy.com/a/54688
Arango, Gloria. (1995). Las cofradías. Las asociaciones católicas y sus formas de
sociabilidad, Antioquia. Siglo XIX. Revista de Extensión Cultural, (34-35), 94-104.
https://repositorio.unal.edu.co/handle/unal/57338
Cámara de Comercio de Bogotá. (2014) Guía Práctica de las Entidades sin Ánimo
de Lucro y del Sector Solidario. https://bibliotecadigital.ccb.org.co/handle/11520/8345
Comisión Económica para América Latina y el Caribe [CEPAL]. (2018, 17 de
abril). Participación de la sociedad civil es indispensable para el cumplimiento de la
Agenda 2030 en la región
https://foroalc2030.cepal.org/2018/es/noticias/participacion-activa-la-sociedad-civil-es-
indispensable-cumplimiento-la-agenda-2030-la
Constitución Política de Colombia (1991). Art. 38. 633 (Colombia).
Durán, Beatriz & Delgado, Francia. (2019). ESAL: Origen, Evolución y Rol
Gerencial de las ESAL. Universidad Libre.
https://repository.unilibre.edu.co/bitstream/handle/10901/23133/MD0153.pdf?
sequence=1&isAllowed=y
Ganga, Francisco.,Félix, Juan & Antonioletti, Máximo. (2009). Aproximación
teórica a las organizaciones del tercer sector. Espacio Abierto Cuaderno Venezolano de
Sociología, 19(1), 1-57. https://www.redalyc.org/pdf/122/12212289003.pdf
Garcia, Veronica. (2001). Reseña de "Sociedad civil y teoría política" Jean Cohen y
Andrew Arato. Signos filosóficos, (5), 241-248.
https://www.redalyc.org/pdf/343/34300512.pdf
Gómez, Juan. (2014). Organizaciones no gubernamentales y entidades sin ánimo de
lucro en Colombia. Despolitización de la sociedad civil y tercerización del Estado. Gestión
y Política Pública, 23(2), 359-384. https://www.scielo.org.mx/pdf/gpp/v23n2/v23n2a3.pdf
Grønbjerg, Kirsten & Prakash, Aseem. (2016). Advances in research on nonprofit
advocacy and civic engagement. VOLUNTAS: International Journal of Voluntary and
Nonprofit Organizations, 28(3), 877-887. https://web-p-ebscohost-
com.acceso.unicauca.edu.co/ehost/detail/detail?vid=2&sid=e81d7f00-b0ea-4270-abbd-
b02870bdb8fd
%40redis&bdata=Jmxhbmc9ZXMmc2l0ZT1laG9zdC1saXZl#AN=123084263&db=asn
Grosso, Carlos. (2013). La economía social desde tres perspectivas: tercer sector,
organizaciones no gubernamentales y entidades sin ánimo de lucro. Tendencias & Retos,
18(1), 143-158. https://ciencia.lasalle.edu.co/cgi/viewcontent.cgi?article=1151&context=te
Marion, Ritchey. (1992). El arte de asociarse: Las ONG y la sociedad civil en
Colombia. Fundación Interamericana de Virginia, Estados Unidos. [Catálogo de biblioteca]
Medina, Leticia. (2019) Transformaciones estructurales, reforma del Estado y
emergencia del tercer sector a fines del siglo XX. Cuadernos de Historia. Serie economía y
sociedad, (3), 11-42. https://revistas.unc.edu.ar/index.php/cuadernosdehistoriaeys/article/
view/27291/28948
Montaño, Carlos., Marro, Katia & Dulchich, Ramiro. (2005). Tercer sector y
cuestión social : crítica al patrón emergente de intervención social. Sao Paulo Cortez
Editora.[Catálogo de biblioteca]
Picas, Joan. (2001). El papel de las organizaciones no gubernamentales y la crisis
del desarrollo una crítica antropológica a las formas de cooperación [Tesis de doctorado,
Universitat de Barcelona] Universitat de Barcelona. Departament d'Antropologia Cultural i
Història d'Amèrica i d'Àfrica. https://www.tdx.cat/handle/10803/705#page=2
Puyo, Martin & Gómez, Ana. (2015). EL SECTOR SIN FINES DE LUCRO EN
COLOMBIA. [Tesis de pregado, Universidad EAFIT] Escuela de Economía y Finanzas.
https://repository.eafit.edu.co/server/api/core/bitstreams/f6389c03-a500-4fc7-9532-
9bfbc222d1b1/content
Ramírez, Francy. (2021). La religión al servicio de la política. Tres eclesiásticos en
la independencia de la Nueva Granada, 1810-1816. Historia Y Espacio, 17 (56), 111-142.
https://historiayespacio.univalle.edu.co/index.php/historia_y_espacio/article/view/
11239/13651
Salamon, Lester., Anheier, Helmut., List, Regina., Toepler, Stefan & Sokolowski,
Wojciech. (1999). Quinta parte Latinoamérica. En Roiter, Mario., List, Regina & Salamon,
Lester. (Eds). La sociedad civil global: las dimensiones del sector no lucrativo. Proyecto
de estudio comparativo del sector no lucrativo de la Universidad Johns Hopkins (pp. 453-
535). Fundación BBVA.
https://www.fbbva.es/wp-content/uploads/2017/05/dat/lasociedadcivilglobal.pdf
Salamon, Lester., Anheier, Helmut., List, Regina., Toepler, Stefan & Sokolowski,
Wojciech. (1999). Primera parte visión general comparativa. En Salamon, Lester (Eds). La
sociedad civil global: las dimensiones del sector no lucrativo. Proyecto de estudio
comparativo del sector no lucrativo de la Universidad Johns Hopkins (pp. 11-19).
Fundación BBVA.
https://www.fbbva.es/wp-content/uploads/2017/05/dat/lasociedadcivilglobal.pdf
Svensson, Per.,Hancock, Meg & Hums, Mary. (2017). Elements of capacity in
youth development nonprofits: An exploratory study of urban sport for development and
peace organizations. VOLUNTAS: International Journal of Voluntary and Nonprofit
Organizations, 28(5), 2053-2080.
https://web-p-ebscohost-com.acceso.unicauca.edu.co/ehost/pdfviewer/pdfviewer?
vid=6&sid=e81d7f00-b0ea-4270-abbd-b02870bdb8fd%40redis
Torres, Edelberto. (2001). La sociedad civil en la construcción democrática: notas
desde una perspectiva crítica. Revista Instituciones y Desarrollo, (8 y 9), 143-170.
https://www.researchgate.net/publication/
39181072_La_sociedad_civil_en_la_construccion_democratica_notas_desde_una_perspect
iva_critica
Vargas, José. (2006). El desarrollo emergente de la sociedad civil como forma de
gobernabilidad. Contribuciones desde Coatepec, (10), 117-148.
https://www.redalyc.org/pdf/281/28101006.pdf

También podría gustarte