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Devocional 21 julio 2020

Dios siempre añade más


Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para ustedes, de manera que siempre, en toda
circunstancia, tengan todo lo necesario, y toda buena obra abunde en ustedes.
(2 Corintios 9:8)

Tenemos un Dios poderoso que hace grandes cosas y es capaz de


realizar maravillas en nuestra vida. Él es capaz de abundar en gracia y
de bendecirnos por encima de todas nuestras expectativas. Dios hace
más de lo que pedimos y pensamos. Para que su poder pueda obrar
tenemos que estar abiertos al mover de Dios. Como se dice en el
lenguaje popular, tenemos que "entregar el volante" de nuestra vida al
Señor.

Dios es quien sabe lo que es mejor para nuestras vidas. Él es la razón y


el propósito de nuestro vivir, somos sus instrumentos. Y la realidad es
que no hay nada mejor para un instrumento que ser tocado por un
instrumentista famoso. Solos no somos capaces de hacer grandes
cosas y permaneceremos por debajo de lo que podríamos llegar a ser.

Pero si nos ponemos delante de Dios, abrimos la posibilidad de que nos


estire al máximo, pues quien rige el universo es capaz de hacernos
crecer mucho más en gracia y en buenas obras. Permite que Dios
conduzca tu vida. Abre espacio en tus decisiones y expectativas para
que Dios se pueda mover. ¡Él es poderoso para hacer que toda gracia
abunde para ti!

Creciendo en gracia
 Medita en la Palabra de Dios; alimentamos nuestra fe cuando leemos y
escuchamos la Palabra.
 Pon en práctica lo que lees y meditas. El Evangelio es práctico y el fruto
de las buenas obras solo surge cuando sembramos.
 Permite que Dios te enseñe. Ten un corazón quebrantado y dispuesto a
aprender. Dios nos da desafíos y bendiciones para que crezcamos en fe.
Debemos actuar como siervos aprendices y no como maestros o
"clientes de Dios".

Para orar:
Señor Jesús, tú sabes lo que es mejor para mi vida. Tus planes son más
grandes que los míos. ¡Guíame! Condúceme de una forma que pueda
generar buenos frutos y que bendiga a los que están a mi alrededor.
Quiero fructificar, quiero crecer en gracia. Ayúdame, amén.

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