Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Sentirnos amados nos hace sentir bien y nos da seguridad. Es muy bueno
recibir el cariño de los familiares y de nuestros hermanos. ¡Todavía más
alentador es sentir el amor de Dios! Cuando nos sentimos amados por
Dios, nos olvidamos del rechazo, la vergüenza y la opresión del mundo.
Cuando Juan escribió esta epístola, enfatizó la importancia de la divinidad
de Cristo y el poder de su amor. Los creyentes pasaban por muchas
dificultades y persecuciones, necesitaban ser consolados en el amor de
Jesús y recibir ánimo para continuar amándolo.
Amar a Jesús es la mejor manera de recibir su amor. Es cíclico: nuestra
obediencia a la Palabra nos acerca a Dios. Él nos ama revelándose a
nosotros a través de su propia Palabra.
Amamos al Señor cuando obedecemos sus mandamientos. Al mismo
tiempo, cuando guardamos su Palabra en nuestros corazones, invitamos a
Dios a hacer su morada en nosotros. Mi Padre ama al que me ama.
Dios ya tomó la iniciativa de amarte en Jesús. Ahora te toca a ti hacer tu
parte.
No obedezcas a Dios solo de palabra, sino con hechos concretos. ¡Cuando
actuamos, Dios actúa!
Si amas a Dios, mantente tranquilo y siente su amor.