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Las enseñanzas de Don Juan

LAS ENSEÑANZAS DE DON JUAN

martes, 8 de marzo de 2011

LA REALIDAD NO ORDINARIA
LA REALIDAD NO ORDINARIA

1. Dos aspectos de la realidad


2. Percibir otra realidad
3. El tonal y el nagual
4. La isla del tonal
5. El susurro del nagual
6. El camino del guerrero

"Desde el momento de nacer sentimos que


hay dos partes en nosotros. A la hora de
nacer, y luego por algún tiempo después,
uno es todo nagual. En ese entonces,
nosotros sentimos que para funcionar
necesitamos una contraparte a lo que
tenemos. Nos falta el tonal, y eso nos da,
desde el principio, el sentimiento de no estar
completos. A esas alturas el tonal empieza a
desarrollarse y llega a tener una
importancia tan absoluta para nuestro
funcionamiento, que opaca el brillo del
nagual, lo avasalla; y así nos volvemos todo
tonal. Desde el momento en que uno se
vuelve todo tonal, no hacemos otra cosa
sino aumentar esa vieja sensación de estar
incompletos; esa sensación que nos acompaña desde el momento de nacer y que nos
dice constantemente que hay otra parte de nosotros que nos haría íntegros."

Los brujos nos hacen ver que la total naturaleza de la realidad es diferente a nuestro concepto de ella, o
sea lo que nos han enseñado a creer que es la realidad. Intelectualmente estamos dispuestos a jugar con
la idea que la cultura predetermina nuestra existencia, nuestra conducta, lo que estamos preparados
para aprender y lo que podamos sentir. Pero no estamos dispuestos a corporizar esta idea, aceptarla
como una propuesta práctica y concreta, y la razón es que no queremos aceptar que la cultura también
predetermina lo que somos capaces de percibir.
Los brujos saben que la realidad o el mundo tal y como lo conocemos, consiste apenas de un acuerdo
extraído a cada uno de nosotros. Se podría hacer que ese acuerdo se derrumbe dado que es apenas un
fenómeno social, y cuando se derrumba todo el mundo se derrumba con él.
Los brujos derriban los parámetros de la percepción socialmente determinada, y para comprender lo
que quieren decir con eso, uno debe convertirse en un practicante, uno debe comprometerse, uno debe
prestar la mente tanto como el cuerpo. Debe ser una rendición consciente y sin miedo.

Un principio básico en el chamanismo es que existen dos realidades y que la percepción de cada una de
ellas depende del estado de conciencia del individuo. Por lo tanto, aquellos que se encuentran en un
"estado de conciencia ordinario" perciben sólo la "realidad ordinaria". Aquellos que se encuentran en el
"estado de conciencia chamánica" son capaces de entrar y percibir la "realidad no ordinaria". Se les
llama realidades a ambas porque la experiencia de cada una es empírica. Se reconoce que cada una de
ellas tiene sus propias formas de conocimiento y relevancia para la existencia humana.
La realidad no ordinaria no es una realidad consensual e indudablemente, si lo fuera, los chamanes no
tendrían función alguna, ya que su responsabilidad es alterar su estado de conciencia y percibir lo que
otros no pueden percibir. Una de las características que distingue al chamán es la capacidad de moverse
a gusto entre ambas realidades con disciplina y propósito para sanar y ayudar a los demás.

Un principio corolario es que las formas individuales


que se encuentran en la realidad no ordinaria son
reales en sí. Se les llama "espíritus" y el practicante
chamánico los considera reales porque interactúa
con ellos. Esta interacción implica percepción
directa con todos los sentidos. En otras palabras,
para el practicante chamánico la existencia de los
espíritus no es una creencia ni una hipótesis, sino un
hecho empírico. En la realidad no ordinaria los
chamanes ven, tocan, huelen y oyen a los espíritus;
para ellos son tan reales como los seres humanos con quienes interactúan en la realidad ordinaria. A
medida que desarrolla su trabajo, el chamán va descubriendo cuáles de los entes que ha encontrado son
de ayuda personal o espíritus tutelares que ofrecen ayuda milagrosa para sanar y predecir.
"La primera verdad dice que el mundo es tal como parece y sin embargo no lo es. No es tan sólido y real
como nuestra percepción nos ha llevado a creer, pero tampoco es un espejismo. Nosotros percibimos.
Pero lo que percibimos no es un hecho del mismo tipo, porque aprendemos qué percibir"
Ilustraciones de Bev Doolittle

Dos aspectos de la realidad

La realidad es una, pero tiene dos aspectos


diferentes: el tonal y el nagual.
El tonal es la realidad que podemos percibir con
los sentidos y se asocia con la razón y el habla; con
el lado derecho; con el primer anillo de poder, y
con la llamada primera atención, la atención de
nuestra mente racional.
La otra realidad es el nagual que se asocia con la
voluntad y los actos; con el lado izquierdo; con el
segundo anillo de poder, y con la llamada segunda
atención. Esta segunda atención es con la que
percibimos esa otra realidad que no tiene forma, y
que no se puede describir, sino simplemente
atestiguar.

Estos dos aspectos de la realidad, también están


presentes en el ser humano, y ambos conforman
un todo. Sin embargo, el hombre corriente usa solo
una parte de su totalidad: el tonal. El hombre
corriente, sin proponérselo, realiza un gran acto de
"brujería" que consiste en elaborar, con la razón,
un maravilloso y complejo mundo de ideas a las
que él interpreta como la única realidad.

Transformar el mundo energético y de seres


luminosos que nos rodea en un mundo de "objetos
sólidos" es una labor descomunal de "brujería".
Pero el hombre corriente se queda ahí y no explora
más posibilidades. En cambio el brujo entra en el
nagual, lo percibe, usando su voluntad, esa
voluntad que se asocia con el sentir, el soñar y el
ver. El brujo que entra en el nagual ve las fuerzas
de la Naturaleza, y lo que hace es seguir esas
fuerzas, ir a favor de ellas, a diferencia del hombre
corriente, que se opone a ellas. Y ese brujo no se
apoya en razonamientos, sino en actos.

Cuando nace y cuando muere, el ser humano lo


hace con su totalidad, ¿por qué entonces no vivir
plenamente con nuestra totalidad si hemos de
morir con ella?

Desde el momento de nacer el niño está siendo


enseñado por "innumerables maestros". Todas las
personas que se ponen en contacto con él, desde
sus padres y parientes hasta compañeros de
colegio, vecinos, etc., son maestros que le están
dando constantemente una descripción del mundo,
le están diciendo cómo es el mundo, y él va
aceptando poco a poco esa descripción. Si no la
acepta del todo pueden venir los llamados
problemas de adaptación. Pero lo importante de
esto es saber que nuestra idea del mundo no es
más que una descripción. Tenemos una, pero
podríamos tener otra diferente. De hecho, cada
persona tiene su propia imagen del mundo,
aunque hay una que predomina socialmente, que
prevalece, por simple consenso tácito de la
mayoría. Lo importante de esto es tomar
conciencia de que, en realidad, no sabemos cómo
es el mundo; aceptamos una descripción de él,
pero el mundo no es así, simplemente: nosotros lo
vemos así. Cualquier descripción del mundo que
nos hagamos la hacemos con la razón, que está
asociada al habla, que percibe la forma de las
cosas, pero no su esencia.

El hombre corriente sólo mira, pero no ve. El brujo


y el hombre de conocimiento ven. Por ejemplo, el
ser humano es una especie de huevo luminoso para
alguien que ve. Nuestra esencia como seres es la
luz, somos seres luminosos, pedacitos de sol, y
para un brujo aparecemos así.
Este ver -o clarividencia- lo poseía por ejemplo el
sabio y médico Paracelso, quien veía la naturaleza
oculta de las plantas y de los minerales, y podía ver
sus propiedades curativas. Este ver implica un
conocimiento y un contacto con la Naturaleza, que
es en definitiva lo que caracteriza al brujo y al
hombre de conocimiento.
Por ello Don Juan hablaba con las plantas, hablaba
con los animales... Porque todo está vivo, y esta es
también una de las premisas de la verdadera
magia.

Cuando una persona logra ponerse en contacto con


los espíritus, ya no necesita ningún maestro en la
realidad ordinaria, ya que los espíritus le facilitan
las respuestas. Los auténticos maestros del
chamán le instruyen dentro de la realidad no
ordinaria. No existe ninguna autoridad superior.

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Percibir otra realidad

El chamanismo, básicamente, es la habilidad de


percibir más de lo que está asignado por el mundo
en el cual hemos nacido. Los chamanes intentan
expandir la percepción y tienen ciertas técnicas:
ensoñar, acechar, técnicas para "observar". Todas
ellas conducen al desplazamientos del punto de
encaje y llegar al desapego de las posesiones del
mundo cotidiano, para ser capaces de percibir más.

¿Cómo puedes percibir otra realidad si solamente


estás entregado a percibir ésta? Es una
contradicción. No se puede hacer. Tienes que
soltar.
Es como el mono que tiene su puño dentro de una
botella y está agarrando un puñado de nueces. No
puede sacar el puño. Está atrapado ahí, pero si
suelta lo que está agarrando, puede sacar su mano
de la botella y liberarse. Así que los chamanes
sueltan sus posesiones, ese manojo de nueces al
cual todos estamos aferrados, y que consiste en las
expectativas que tenemos con respecto a nosotros
mismos y lo que nos enseñaron sobre cómo es el
mundo.
Tú sueltas eso y por el mismo hecho de soltar, otra
cosa entra, otra cosa ingresa suavemente. Y, eso es
lo que hacen los chamanes.

Decididamente, puedo decir que tener energía,


estar energéticamente vivos, ser capaces de utilizar
el cuerpo energético, tener una alternativa, estar
claros, sobrios, es definitivamente mejor, superior,
que estar siempre en un estado de letargo, de
confusión, de desilusión, o de picos extáticos y
luego profundas depresiones, o el sentimiento de
estar atrapados, que muchas personas tienen con
respecto a sus trabajos. Ellos sólo pueden escapar
haciendo rafting en el río Colorado.
Los chamanes dicen: no te limites a esa clase de
escape o a las drogas o a lo que sea, fumar
cigarrillos, o sexo. Estas son formas de escapar a
las limitaciones de nuestra vida cotidiana.

Los chamanes dicen: no aceptes sólo las migas.


Toma todo. Ellos son tan codiciosos como pueden
serlo. Ellos quieren estar vivos con la totalidad de
sí mismos. Y todo el mundo tiene ese potencial,
tiene la oportunidad.
Entrevista a Taisha Abelar para Radio KPFK

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El tonal y el nagual

Don Juan usa el término tonal para hablar del El camino del guerrero es armonía: la armonía
mundo conocido -parte derecha- o de la razón, y el entre las acciones y las decisiones, al principio, y
término nagual con dos acepciones, una que se luego la armonía entre el total y el nagual.
refiere a la parte izquierda -de la "otra realidad", Al guerrero se le debe enseñar a estar totalmente
de la percepción, la contraparte del tonal- y otra vacío antes de que pueda siquiera concebir el ser
que se refiere al nombre que se le da al hombre de testigo del nagual.
conocimiento, el líder de un grupo de guerreros al Hay que barrer la isla del tonal y mantenerla
que se le nombra "el nagual", como lo fue Don limpia. Es la única alternativa que tiene el
Juan en su grupo, o Elías y el propio Castaneda. guerrero. una isla limpia no ofrece resistencia; es
como si allí no hubiera nada.
Don Juan nos enseña que hay dos partes en El tonal es el organizador del mundo. El hombre
nosotros. A la hora de nacer y por algún tiempo común lo llama realidad, racionalidad, sentido
después, somos todo "nagual". Luego nuestra común. Quizá la mejor forma de describir su obra
percepción comienza a desarrollarse al reconocer monumental, es decir que en sus hombros
los objetos y aprender sus nombres (todas las personas descansa la tarea de poner en orden el caos del
que nos rodean son nuestros maestros). Así, se va mundo. no es un absurdo sostener, como lo hacen
configurando el tonal , que es todo aquello de lo los brujos, que todo cuanto sabemos y hacemos
que se puede describir con el lenguaje. Cuando nos como hombres, es obra del tonal.
integramos totalmente en el mundo de los
hombres se puede decir que somos todo "tonal" y, El tonal es todo cuanto conocemos, y eso no sólo
por tanto, que nos olvidamos de nuestro origen. nos incluye a nosotros, como personas, sino a todo
No obstante, en todos nosotros hay una sensación lo que han en nuestro mundo. Puede decirse que el
de estar incompletos. Las "enseñanzas tonal es todo cuanto salta a la vista.
toltecas" describen el tonal como una isla,
aclarando que cualquier descripción que hagamos Lo empezamos a cuidar desde el momento de
del tonal, es una descripción que hace el tonal de sí nacer. En el instante en que tomamos la primera
mismo. El tonal pone orden en el mundo, hace el bocanada de aire, también ese mismo aire es poder
mundo según unas reglas que él mismo se inventa para el tonal. Así que, es muy apropiado decir que
(y que luego defiende) aunque, como dice Don Juan, es el tonal de un ser humano está ligado íntimamente
un creador que no crea nada, ya que lo única a su nacimiento.
fuente de creación es el nagual. A partir del
momento en que somos todo tonal empezamos a Debes recordar este punto, Es de gran importancia
establecer dualidades o polaridades y, aunque para entender todo esto.
sentimos nuestros dos lados (el tonal y el nagual),
siempre los representamos con objetos del tonal: El tonal empieza en el nacimiento y acaba en la
por ejemplo, hablamos del cuerpo y el alma, de la muerte.
mente y la materia, del bien y el mal, de Dios y del
Diablo... Pero la sensación de estar incompletos no El nagual es la parte de nosotros mismos con la
nos abandona nunca. Por eso "el camino del cual nunca tratamos, lo mágico, lo misterioso. El
guerrero" pasa por el hecho de ser conscientes de reino cuya llave es la voluntad.
que además del tonal existe el nagual.
¡El hombre es sólo mente!
Para Don Juan el tonal nace con el hombre y
muere con él; el nagual es la otra parte del hombre Al comienzo, uno tiene que hablarle al tonal. El
que siempre está ahí, antes, durante y después. El tonal es el que debe ceder el control. La tarea es
tonal es el mundo que se urde con la razón; el entonces convencer al tonal de que se haga libre y
nagual es el mundo del poder, donde lo único que fluido.
puede hacer el hombre es atestiguar.
El camino del guerrero es armonía: la armonía Una vez que el hombre ha sido empujado y su
entre las acciones y las decisiones, al principio, y tonal se encoge, su nagual, si es que ya está en
luego la armonía entre el tonal y el nagual. movimiento, por más pequeño que sea este
movimiento, toma las riendas y realiza hazañas
El tonal es el organizador del mundo. El hombre extraordinarias.
común lo llama realidad, racionalidad, sentido
común. Quizá la mejor forma de describir su obra Tu tonal debe convencerse con razones, tu nagual
monumental, es decir que en sus hombros con acciones, hasta que cada uno apuntale al otro.
descansa la tarea de poner en orden el caos del Como te he dicho, el tonal gobierna, pero así y todo
mundo. no es un absurdo sostener, como lo hacen es muy vulnerable. El nagual, en cambio, nunca, o
los brujos, que todo cuanto sabemos y hacemos casi nunca, actúa; pero cuando lo hace, aterra al
como hombres, es obra del tonal. tonal.
El tonal es todo cuanto conocemos, y eso no sólo
nos incluye a nosotros, como personas, sino a todo Cuando estés en el mundo del tonal, debes ser un
lo que han en nuestro mundo. Puede decirse que el tonal impecable; ahí no hay tiempo para asuntos
tonal es todo cuanto salta a la vista. irracionales. Pero cuando actúes en el mundo del
Lo empezamos a cuidar desde el momento de nagual, también debes ser impecable; ahí no hay
nacer. En el instante en que tomamos la primera tiempo para asuntos racionales.
bocanada de aire, también ese mismo aire es poder
para el tonal. Así que, es muy apropiado decir que El hombre renunció al conocimiento silencioso del
el tonal de un ser humano está ligado íntimamente nagual por el mundo de la razón del tonal. Cuando
a su nacimiento. más se aferra al mundo de la razón, más tenue se
vuelve su conocimiento silencioso.
El nagual es la parte de nosotros mismos con la
cual nunca tratamos, lo mágico, lo misterioso. El Sólo puede llegarse a la totalidad de uno mismo
reino cuya llave es la voluntad. cuando uno tiene bien entendido que el mundo es
Al comienzo, uno tiene que hablarle al tonal. El simplemente una visión, sin importar que esa
tonal es el que debe ceder el control. La tarea es visión pertenezca a un hombre común o a un
entonces convencer al tonal de que se haga libre y brujo.
fluido.
Una vez que el hombre ha sido empujado y su No hay modo de llegar a la explicación de los
tonal se encoge, su nagual, si es que ya está en brujos a menos que uno haya usado
movimiento, por más pequeño que sea este voluntariamente el nagual, o mejor dicho, a menos
movimiento, toma las riendas y realiza hazañas que uno haya usado voluntariamente el tonal para
extraordinarias. dar sentido a las propias acciones que uno ejecute
en el nagual. Otra manera de aclarar todo esto es
Tu tonal debe convencerse con razones, tu nagual decir que la visión del tonal debe prevalecer si uno
con acciones, hasta que cada uno apuntale al otro. quiere usar el nagual como lo usan los brujos.
Como te he dicho, el tonal gobierna, pero así y todo
es muy vulnerable. El nagual, en cambio, nunca, o Tu razón tal vez incluso admita, a estas alturas, que
casi nunca, actúa; pero cuando lo hace, aterra al hay otro centro de ensamble: la voluntad, a través
tonal. de la cual es posible juzgar, calcular y utilizar los
extraordinarios efectos el nagual. Podemos reflejar
Cuando estés en el mundo del tonal, debes ser un al nagual a través de la voluntad.
tonal impecable; ahí no hay tiempo para asuntos
irracionales. Pero cuando actúes en el mundo del El último trozo de la explicación de los brujos dice
nagual, también debes ser impecable; ahí no hay que la razón no hace sino reflejar un orden
tiempo para asuntos racionales. externo, y que la razón no sabe nada de ese orden;
no puede explicarlo, como tampoco puede
El hombre renunció al conocimiento silencioso del explicarlo el nagual. La razón solo puede atestiguar
nagual por el mundo de la razón del tonal. Cuando los efectos del tonal, pero jamás podría
más se aferra al mundo de la razón, más tenue se comprenderlo o deshilvanarlo. El hecho mismo de
vuelve su conocimiento silencioso. que estemos pensando y hablando indica que hay
Sólo puede llegarse a la totalidad de uno mismo un orden que seguimos sin siquiera saber como lo
cuando uno tiene bien entendido que el mundo es hacemos, o cuál es el es orden ese.
simplemente una visión, sin importar que esa
visión pertenezca a un hombre común o a un Un guerrero no debe dejar nada librado al azar, un
brujo. guerrero es realmente capaz de alterar el curso de
los sucesos, valiéndose
No hay modo de llegar a la explicación de los
brujos a menos que uno haya usado del poder de su voluntad y de la inflexibilidad de su
voluntariamente el nagual, o mejor dicho, a menos propósito.
que uno haya usado voluntariamente el tonal para
dar sentido a las propias acciones que uno ejecute
en el nagual. Otra manera de aclarar todo esto es
decir que la visión del tonal debe prevalecer si uno
quiere usar el nagual como lo usan los brujos.

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La isla del tonal

Don Juan dice que todos los seres humanos


tenemos dos entidades distintas que forman una
unidad, el tonal y el nagual. El tonal es el que
"construye" el mundo de objetos e ideas en el que
vivimos; existe un tonal para cada uno de nosotros
y un tonal para el tiempo, para cada época. El tonal
es todo cuanto somos e imaginamos y se conforma
por una descripción del mundo. El tonal crea "las
reglas" por las cuales se percibe o "construye" al
mundo en un sentido figurado.

El nagual es la parte de nosotros mismos y el


mundo que nunca conoceremos y mucho menos
por medio de la razón. El nagual es la parte donde
radica el "poder", lo innombrable. La Toltequidad
divide al mundo en tres partes: lo que se conoce, lo
que se desconoce, lo que se desconoce pero se
puede conocer y lo que jamás conoceremos (el
nagual, el poder mismo).

Por su parte, López Austín, en "Cuerpo humano e


ideología", dice: "Lo anterior sugiere que, así como
el uso de la mano derecha estaba ligado a las
actividades cotidianas, sobre todo las que exigían
destreza, la izquierda se ligaba en forma más
estrecha al mundo de lo sobrenatural."

Don Juan le explica a Castaneda que el hombre usa


una pequeña porción de su totalidad; sin embargo,
cuando muere, lo hace con toda su totalidad;
entonces pregunta: ¿Por qué no vivir plenamente
con toda nuestra totalidad si hemos de sucumbir
con ella?

Muchos lectores de Castaneda han buscado la


puerta falsa del nagual a través de la comodidad de
las drogas o en la frivolidad de lo "snob": "buscar el
camino" en lo desconocido. Don Juan es claro y
reiterativo respecto a que lo primero en que debe
trabajar un aprendiz es en "barrer su isla del
tonal". Uno no puede entrar al nagual si no tiene
cierto dominio sobre el mundo cotidiano y su
propia persona.
El tonal es muy delicado, y los hombres comunes
usan toda su capacidad en lastimar y deformar a su
tonal. El tonal se deteriora muy fácilmente; los
vicios, la comodidad y los abusos son elementos
con los que hacemos esta tarea.
Hay tonales fuertes y débiles. Cada persona tiene
un tonal y éste puede estar en inmejorables
condiciones o hecho una desgracia. El aprendiz, a
través del camino del guerrero, fortalecerá y hará
resistente a su tonal, lo que logrará por medio del
escrupuloso cumplimiento de las técnicas que
permiten ahorrar energía (tonal viene de "Tonafli", que
significa energía).

Don Juan, al hablar de los indios, dice que ellos


son "los desafortunados de nuestro tiempo"; que la
Caída de ellos se inició desde la llegada de los
occidentales, que se dedicaron a destruir no sólo su
tonal sino el de su tiempo. La vida se les convirtió
en un infierno, pero paradójicamente el rigor de la
Conquista y la Colonia "benefició" a los indios que
eran hombres de conocimiento, pues éstos, al ver
destruido su tonal, se refugiaron en el nagual, y allí
los occidentales nunca pudieron entrar; es más,
éstos jamás se enteraron de que existiera.
Don Juan le dice a Castaneda, en un momento en
que él se encuentra en peligro por el encuentro con
el poder, que escriba, porque el "tomar notas de
campo" es la única "brujería" que posee en ese
nivel de conocimiento.

Don Juan dice que el tonal se debe cuidar; que una


lucha dentro del propio tonal es lo más imbécil que
le puede pasar a un hombre y que, por desgracia es
lo que siempre estamos haciendo.
El camino del guerrero es armonía y equilibrio;
entre el nagual y el tonal, ambos se apuntalan a sí
mismos, ninguno es ni más ni menos importante
que el otro.
Un tonal fuerte y libre es flexible y fluido, puede
dejar "operar" al nagual; en la medida que un tonal
se fortalece, menos se aferra a sus ideas y hechos y
más fácil puede actuar el nagual. Porque lo que
concierne al nagual sólo se puede atestiguar con el
cuerpo; lo que concierne al tonal sólo con la razón.
Don Juan dice que al tonal hay que convencerlo
con razones y al nagual con acciones.

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El susurro del nagual

La obsesión de los hombres consiste en ajustar al


mundo con las reglas del tonal. El tonal es la base
de lo que somos como hombres en este mundo de
ideas y objetos "sólidos". El tonal, a través de lo
que se llama "el primer anillo de poder", urde
el "mundo" con la razón. El tonal debiera ser un
"guardia" que protegiera esa parte indispensable
de nosotros; sin embargo, el guardia se convierte
en "guardián" celoso y exagerado de su tarea que
bloquea a la otra parte complementaria de
nosotros: el nagual.

El tonal gasta toda la energía que poseemos; en "la


isla del tonal" vamos acumulando muchas
vanidades, ideas, prejuicios, conceptos y objetos,
todos ellos innecesarios. El esfuerzo por sostener
las "ideas" de cómo es el mundo, de cómo somos y
cómo debieran ser los demás, más el sostenimiento
de nuestra compulsivo necesidad de "tener", agota
toda la energía de que disponemos. Para
"atestiguar" al nagual se necesita tener disponible
suficiente energía, y esta energía se obtiene al
"limpiar nuestra isla del tonal".

El mundo del nagual y el tonal conforman el


ámbito humano; que al primero no lo palpemos y
reconozcamos no quiere decir que no exista. Hay
muchas religiones antiguas en el mundo que nos
hablan, con otras palabras y otros signos, del
mundo del nagual y esto se debe a que es un
conocimiento milenario y universal del hombre,
conocimiento que en los últimos 500 altos ha sido
negado por el mundo occidental debido a su
limitado y prepotente pensamiento cientificista.

El tonal y el nagual son un par de opuestos


complementarios y esta forma de entender el
mundo tiene profundas raíces en las culturas
mesoamericanas. Lo racional y lo irracional son
dos facetas que integran la totalidad del hombre;
ninguna es más o menos importante que la otra;
por el contrario, son complementarias. Por esto, tal
vez, el hombre moderno, producto de la cultura
occidental, tiene un leve sentimiento de
insatisfacción que se origina en el hecho de no
estar completo. Para Occidente lo irracional es algo
que debe ser superado y exterminado, pues
concibe la superioridad a partir de la razón (el
hombre es un animal racional). No obstante, otras
culturas en el mundo han desarrollado vías de
conocimiento "irracionales" o que no surgen a
partir de la razón. La Toltequidad es una de ellas.

Como se ha dicho, el tonal es la base de todo lo que


somos y percibimos como hombres. El hombre
común debe poseer una "unidad" en la isla del
tonal. Sin esa coherencia que le da la unidad, el
hombre puede perder el "juicio". La racionalidad
del hombre le da equilibrio en su mundo; es,
diremos, el instrumento del tonal. Para el hombre
común es suficiente vivir con la "mitad" de sus
posibilidades; se conforma porque ese mundo es,
regularmente, seguro y confortable. Pero el
hombre que quiere vivir con la totalidad de sí
mismo debe entrar en el peligroso y exhaustivo
camino de la Toltequidad o "brujería". Romper la
unidad del tonal, su coherencia o racionalidad, si
no se hace en una forma cuidadosa, puede poner
en serios peligros al ser humano.

El tonal es muy frágil y no admite que le quiten el


"control" de la realidad. Aun así, la Toltequidad
propone, como camino, abrir y reducir la isla del
tonal, pero sin lastimarla o destruirla. Para poder
hacer al tonal "flexible y tolerante" debemos
liberarlo de todas las "porquerías" que hemos ido
recogiendo por la vida y hemos ido depositando en
la isla hasta saturarla y, por consiguiente,
gastamos toda la energía que poseemos.

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- El camino del guerrero


-
Castaneda recibe conocimientos a través de
técnicas prácticas para "barrer" o limpiar la isla del
tonal, porque "el camino del guerrero" no es
más que la capacitación para ahorrar energía y
poder entrar al mundo del nagual. Don Juan le
dice a Castaneda que un guerrero no puede andar
con lamentos y quejas, porque su vida es un
desafío interminable, y no existen formas para que
los desafíos sean bonitos o feos, buenos o malos.
Los desafíos son sencillamente eso, desafíos. Allí
radica la diferencia entre los hombres comunes y
los guerreros. Mientras que para los primeros el
mundo está lleno de bendiciones o maldiciones,
para los segundos es un desafío interminable
donde está a prueba su "impecabilidad" y su
"desatino controlado".

Al guerrero se le debe enseñar a estar totalmente


vacío antes de que pueda siquiera concebir el ser
testigo del nagual.
Hay que barrer la isla del tonal y mantenerla
limpia. Es la única alternativa que tiene el
guerrero, una isla limpia no ofrece resistencia; es
como si allí no hubiera nada.
Un guerrero entiende que tiene muy poco tiempo
en la Tierra y que en cualquier instante puede
morir; por ello sabe que debe limpiar su isla a
través de¡ ahorro de energía para poder entrar a la
otra parte de sí mismo, que es el nagual.
El guerrero busca sobre todas las cosas llegar a la
totalidad; sabe que sólo hay tiempo para la
impecabilidad; lo demás agota su poder, la
impecabilidad lo renueva permanentemente.
La impecabilidad consiste en hacer de la mejor
forma todo cuanto uno haga; dicho en otras
palabras, el ahorro constante y sistemático de la
energía, ahorro constante que se acumula y allí
radica el "poder personal".

El último trozo de la explicación de los brujos dice


que la razón no hace sino reflejar un orden
externo, y que la razón no sabe nada de ese orden;
no puede explicarlo, como tampoco puede
explicarlo el nagual. La razón solo puede atestiguar
los efectos del tonal, pero jamás podría
comprenderlo o deshilvanarlo. El hecho mismo de
que estemos pensando y hablando indica que hay
un orden que seguimos sin siquiera saber como lo
hacemos, o cuál es el es orden ese.
Tu razón tal vez incluso admita, a estas alturas, que
hay otro centro de ensamble: la voluntad, a través
de la cual es posible juzgar, calcular y utilizar los
extraordinarios efectos del nagual. Podemos
reflejar al nagual a través de la voluntad.

Un guerrero no debe dejar nada librado al azar, un


guerrero es realmente capaz de alterar el curso de
los sucesos, valiéndose del poder de su voluntad y
de la inflexibilidad de su propósito.
Y para ser conscientes del nagual los antiguos
guerreros toltecas desarrollaron tres grandes
técnicas:

El arte del acecho.


El arte del ensueño.
La maestría del intento.

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Don Juan me explicó que a la primera atención se le ha enseñado a moverse instantáneamente a través
de todo un espectro de "las emanaciones del Águila", sin poner el menor énfasis evidente en ello, a
fin de alcanzar "unidades perceptuales" que todos nosotros hemos aprendido que son perceptibles. Los
videntes llaman "desnatar" a esta hazaña de la primera atención, porque implica la capacidad de
suprimir las emanaciones superfluas y seleccionar cuáles de ellas se deben enfatizar.
Don Juan explicó este proceso tomando como ejem­plo la montaña que veíamos en ese momento.
Sostuvo que mi primera atención, al momento de ver la montaña, ha­bía desnatado una infinita cantidad
de emanaciones para obtener un milagro de percepción; un desnate que todos los seres humanos
conocen porque cada uno de ellos lo ha logrado alcanzar por sí mismo.

Los videntes dicen que todo aquello que la primera aten­ción suprime para obtener un desnate, ya no
puede ser re­cuperado por la primera atención bajo ninguna condición. Una vez que aprendemos a
percibir en términos de desnates, nuestros sentidos ya no registran las emanaciones superfluas. Para
dilucidar este punto me dio el ejemplo del desnate "cuerpo humano". Dijo que nuestra primera atención
está totalmente inconsciente de las emanaciones que componen el luminoso cascarón externo del
cuerpo físico. Nuestro ca­pullo oval no está sujeto a la percepción; se han rechazado las emanaciones que
lo harían perceptible en favor de las que permiten a la primera atención percibir el cuerpo físico tal
como lo conocemos.

Por tanto, la meta perceptual que tienen que lograr los ni­ños mientras maduran, consiste en aprender a
aislar las emana­ciones apropiadas con el fin de canalizar su percepción caótica y transformarla en la
primera atención; al hacerlo, aprenden a construir desnates. Todos los seres humanos maduros que
rodean a los niños les enseñan a desnatar. Tarde o temprano los niños aprenden a controlar su primera
atención a fin de percibir los desnates en términos semejantes a los de sus maestros.

Don Juan nunca dejó de maravillarse


con la capacidad de los seres humanos
de impartir orden al caos de la
percepción. Sostenía que cada uno de
nosotros, por sus propios méritos, es un
mago magistral y que nuestra magia
consiste en imbuir de realidad los
desnates que nuestra primera atención
ha aprendido a construir. El hecho de
que percibimos en térmi­nos de desnates
es el mandato del Águila, pero percibir los mandatos como objetos es nuestro poder, nuestro don má­-
gico. Nuestra falacia, por otra parte, es que siempre acabamos siendo unilaterales al olvidar que los
desnates sólo son reales en el sentido de que los percibimos como reales, debido al poder que tenemos
para hacerlo. Don Juan llamaba a esto un error de juicio que destruye la riqueza de nuestros misterio­-
sos orígenes.

A los desnates les da sentido el primer anillo de poder


Don Juan decía que el primer anillo de poder es la fuer­za que sale de las emanaciones del Águila para
afectar exclusi­vamente a nuestra primera atención. Explicó que se le ha re­presentado como un "anillo" a
causa de su dinamismo, de su movimiento ininterrumpido. Se le ha llamado anillo "de po­der" debido,
primero, a su carácter compulsivo, y, segundo, a causa de su capacidad única de detener sus obras, de
cam­biarlas o de revertir su dirección.

El carácter compulsivo se muestra mejor en el hecho de que no sólo apremia a la primera atención a
construir y perpetuar desnates, sino que exige un consenso de todos los participantes. A todos nosotros
se nos exige un completo acuerdo sobre la fiel reproducción de desnates, pues la conformidad al primer
anillo de poder tiene que ser total.
Precisamente esa conformidad es la que nos da la certeza de que los desnates son objetos que existen
como tales, in­dependientemente de nuestra percepción. Además, lo com­pulsivo del primer anillo de
poder no cesa después del acuer­do inicial, sino que exige que continuamente renovemos el acuerdo.
Toda la vida tenemos que operar como si, por ejem­plo, cada uno de nuestros desnates fueran
perceptualmente los primeros para cada ser humano, a pesar de lenguajes y de culturas, Don Juan
concedía que aunque todo eso es dema­siado serio para tomarlo en broma, el carácter apremiante del
primer anillo de poder es tan intenso que nos fuerza a creer que si la "montaña" pudiera tener una
conciencia propia, ésta se consideraría como el desnate que hemos aprendido a cons­truir.

La característica más valiosa que el primer anillo de


po­der tiene para los guerreros es la singular
capacidad de in­terrumpir su flujo de energía, o de
suspenderlo del todo. Don Juan decía que ésta es
una capacidad latente que existe en todos nosotros
como unidad de apoyo. En nuestro estrecho mundo
de desnates no hay necesidad de usarla. Puesto que
es­tamos tan eficientemente amortiguados y
escudados por la red de la primera atención, no nos
damos cuenta, ni siquiera vagamente, de que
tenemos recursos escondidos. Sin embargo, si se nos presentara otra alternativa para elegir, como es la
opción del guerrero de utilizar la segunda atención, la capaci­dad latente del primer anillo de poder
podría empezar a fun­cionar y podría usarse con resultados espectaculares.

Don Juan subraya que la mayor hazaña de los brujos es el proceso de activar esa capacidad latente; él lo
llamaba blo­quear el intento del primer anillo de poder. Me explicó que las emanaciones del Águila, que
ya han sido aisladas por la primera atención para construir el mundo de todos los días, ejerce una
presión inquebrantable en la primera atención. Para que esta presión detenga su actividad, el inten­to
tiene que ser desalojado. Los videntes llaman a esto una obstrucción o una interrupción del primer
anillo de poder.

El intento es la fuerza que mueve al primer anillo de poder


Don Juan me explicó que el intento no se refiere a tener una intención,
o desear una cosa u otra, sino más bien se tra­ta de una fuerza
imponderable que nos hace comportarnos de maneras que pueden
describirse como intención, deseo, voli­ción, etcétera. Don Juan no lo
presentaba como una condición de ser, proveniente de uno mismo, tal
como es un hábito producido por la socialización, o una reacción
biológica, sino más bien lo representaba como una fuerza privada,
íntima, que poseemos y usamos individualmente como una llave que
hace que el primer anillo de poder se mueva de maneras aceptables. El
intento es lo que dirige a la primera atención para que ésta se
concentre en las emanaciones del Águila dentro de un cierto marco. Y
el intento también es lo que or­dena al primer anillo de poder a obstruir
o interrumpir su flujo de energía.

Don Juan me sugirió que concibiera el intento como una fuerza


invisible que existe en el universo, sin recibirse a si misma, pero que
aun así afecta a todo: fuerza que crea y que mantiene los desnates.

Aseveró que los desnates tienen que recrearse incesante­mente para estar imbuidos de continuidad. A
fin de recrearlos cada vez con el frescor que necesitan para construir un mundo viviente, tenemos que
intentarlos cada vez que los construi­mos. Por ejemplo, tenemos que intentar la "montaña" con todas sus
complejidades para que el desnate se materialice completo. Don Juan decía que para un espectador, que
se comporta exclusivamente con base en la primera atención sin la intervención del intento, la
"montaña" aparecería como un desnate enteramente distinto. Podría aparecer como el des­nate "forma
geométrica" o "mancha amorfa de coloración". Para que el desnate montaña se complete, el espectador
debe intentarlo, ya sea involuntariamente a través de la fuerza apremiante del primer anillo de poder, o
premeditadamente, a través del entrenamiento del guerrero.

Don Juan me señaló las tres maneras como nos llega el in­tento.
La más predominante es conocida por los videntes como "el intento del primer anillo de poder". Este es
un intento ciego que nos llega por una casualidad. Es como si estuvié­ramos en su camino, o como si el
intento se pusiera en el nuestro. Inevitablemente nos descubrimos atrapados en sus mallas sin tener ni
el menor control de lo que nos está sucediendo.

La segunda manera es cuando el intento nos llega por su propia cuenta. Esto requiere un considerable
grado de propó­sito, un sentido de determinación por parte nuestra. Sólo en nuestra capacidad de
guerreros podemos colocarnos vo­luntariamente en el camino del intento; lo convocamos, por así
decirlo. Don Juan me explicó que su insistencia por ser un guerrero impecable no era nada más que un
esfuerzo por dejar que el intento supiera que él se está poniendo en su camino.

Don Juan decía que los guerreros llaman


"poder" a este fenómeno. Así es que
cuando hablan de tener poder perso­nal,
se refieren al intento que les llega
voluntariamente. El resultado, me decía,
puede describirse como la facilidad de
encontrar nuevas soluciones, o la
facilidad de afectar a la gente o a los acontecimientos. Es como si otras posibilidades, desconocidas
previamente por el guerrero, de súbito se vol­viesen aparentes. De esta manera, un guerrero impecable
nunca planea nada por adelantado, pero sus actos son tan decisivos que parece como si el guerrero
hubiera calculado de antemano cada faceta de su actividad.

La tercera manera como encontramos al intento es la más rara y compleja de las tres; ocurre cuando el
intento nos permite armonizar con él. Don Juan describía éste estado como el verdadero momento de
poder: la culminación de los esfuerzos de toda una vida en busca de la impecabilidad. Só­lo los guerreros
supremos lo obtienen, y en tanto se encuen­tran en ese estado, el intento se deja manejar por ellos a vo­-
luntad. Es como si el intento se hubiera fundido en esos gue­rreros, y al hacerlo los transforma en una
fuerza pura, sin preconcepciones. Los videntes llaman a este estado el "in­tento del segundo anillo de
poder", o "voluntad".

El primer anillo de poder puede ser detenido mediante un bloqueo funcional de la


capacidad de armar desnates
Don Juan decía que la función de los no-haceres es crear una obstrucción en el enfoque habitual de
nuestra primera atención. Los no-haceres son; en este sentido, maniobras des­tinadas a preparar la
primera atención para el bloqueo funcio­nal del primer anillo de poder o, en otras palabras, para la
interrupción del intento.

Don Juan me explicó que este bloqueo funcional, que es el único método de utilizar sistemáticamente la
capacidad laten­te del primer anillo de poder, representa una interrupción temporal que el benefactor
crea en la capacidad de armar des­nates del discípulo. Se trata de una premeditada y poderosa intrusión
artificial en la primera atención, con el objeto de empujarla más allá de las apariencias que los desnates
cono­cidos nos presentan; esta intrusión se logra interrumpiendo el intento del primer anillo de poder.

Don Juan decía que para llevar a cabo la interrupción, el benefactor


trata al intento como lo que verdaderamente es: un proceso, un
flujo, una corriente de energía que eventual­mente puede detenerse
o reorientarse. Una interrupción de esta naturaleza, sin embargo,
implica una conmoción de tal mag­nitud que puede forzar al primer
anillo de poder a detenerse del todo; una situación imposible de
concebir bajo nuestras condiciones normales de vida. Nos resulta
impensable que podamos desandar los pasos que tomamos al
consolidar nuestra percepción, pero es factible que bajo el impacto
de esa interrupción podamos colocarnos en una posición
perceptual muy similar a la de nuestros comienzos, cuando los
mandatos del Águila eran emanaciones que aún no imbuíamos de
signi­ficado.

Don Juan decía que cualquier procedimiento que el bene­factor


pueda cesar para crear esta interrupción, tiene que estar
íntimamente ligada con su poder personal, por tanto, un benefactor
no emplea ningún proceso para manejar el in­tento, sino que a través de su poder personal lo mueve y lo
pone al alcance del aprendiz.

En mi caso, don Juan logró el bloqueo funcional del pri­mer anillo de poder mediante un proceso
complejo, que combinaba tres, métodos: ingestión de plantas alucinogé­nicas, manipulación del cuerpo
y maniobrar el intento mismo.
En el principio don Juan se apoyó fuertemente en la inges­tión de plantas alucinogénicas, al parecer a
causa de la persis­tencia de mi lado racional. El efecto fue tremendo, y sin em­bargo retardó la
interrupción que se buscaba. El hecho de que las plantas fueran alucinogénicas le ofrecía a mi razón la
justificación perfecta para congregar todos sus recursos dispo­nibles para continuar ejerciendo el
control. Yo estaba conven­cido de que podía explicar lógicamente cualquier cosa que experimentaba,
junto con las inconcebibles hazañas que don Juan y don Genaro solían llevar a cabo para crear las
interrup­ciones, como distorsiones perceptuales causadas por la inges­tión de alucinógenos.

Don Juan decía que el efecto más notable de las plantas alucinogénicas era algo que cada vez que las
ingería yo inter­pretaba como la peculiar sensación de que todo en torno a mí exudaba una sorprendente
riqueza. Había colores, formas, de­talles que nunca antes había presenciado. Don Juan utilizó este
incremento de mi habilidad para percibir, y mediante una serie de órdenes y comentarios me forzaba a
entrar en un estado de agitación nerviosa. Después manipulaba mi cuer­po y me hacía cambiar de un
lado al otro de la conciencia, hasta que había creado visiones fantasmagóricas o escenas completamente
reales con criaturas tridimensionales que era imposible que existieran en este mundo.

Don Juan me explicó que una vez que se rompe la relación directa entre el intento y los desnates que
estamos construyendo, ésta ya nunca se puede restituir. A partir de ese mo­mento adquirimos la
habilidad de atrapar una corriente de lo que él conocía como "intento fantasma", o el intento de los
desnates que no están presentes en el momento o en el lugar de la interrupción, eso es, un intento que
queda a nuestra dis­posición a través de algún aspecto de la memoria.
Don Juan sostenía que con la interrupción del intento
del primer anillo de poder nos volvemos receptivos y
maleables; un nagual puede entonces introducir el
intento del segundo anillo de poder. Don Juan se
hallaba convencido de que los niños de cierta edad se
hallan en una situación parecida de receptividad; al
estar privados de intento, quedan listos para que se
les imprima cualquier intento accesible a los
maestros que los rodean.

Después de un periodo de ingestión continua de


plantas alu­cinogénicas, don Juan descontinuó
totalmente su uso. Sin em­bargo, obtuvo nuevas y aún
más dramáticas interrupciones en mí manipulando
mi cuerpo y haciéndome cambiar de esta­dos de
conciencia, combinando todo esto con maniobrar el
intento mismo. A través de una combinación de
instrucciones mesmerizantes y de comentarios apropiados, don Juan creaba una corriente de intento
fantasma, y yo era conducido a expe­rimentar los desnates comunes y corrientes como algo inima­-
ginable. El conceptualizó todo eso como "vislumbrar la in­mensidad del Águila".

Don Juan me guió magistralmente a través de incontables interrupciones de intento hasta que se
convenció, como viden­te, que mi cuerpo mostraba el efecto del bloqueo funcional del primer anillo de
poder. Decía que podía ver una actividad desacostumbrada en mi cascarón luminoso en torno al área de
los omóplatos. La describió como un hoyuelo que se había formado exactamente como si la luminosidad
fuese una capa muscular contraída por un nervio.

Para mí, el efecto del bloqueo funcional del primer ani­llo de poder fue que logró borrar la certeza que
toda mi vida había tenido de que era "real" lo que reportaban mis senti­dos. Calladamente entré en un
estado de silencio interior. Don Juan decía que lo que le da a los guerreros esa extrema incertidumbre
que su benefactor experimentó a fines de su vida, esa resignación al fracaso que él mismo se hallaba
vivien­do, es el hecho de que un vislumbre de la inmensidad del Águila nos deja sin esperanzas. La
esperanza es resultado de nuestra familiaridad con los desnates y de la idea de que los controlamos. En
tales momentos sólo la vida de guerrero nos puede ayudar a perseverar en nuestros esfuerzos por
descubrir lo que el Águila nos ha ocultado, pero sin esperanzas de que podamos llegar a comprender
alguna vez lo que descubrimos.

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La segunda atención
Don Juan me hizo entender que describir la
segunda aten­ción como un proceso era una
metáfora de brujos, y que la segunda atención se
podía definir como el producto de un
desplazamiento del punto de encaje. Un
desplazamiento que debe ser intentado,
empezando por intentarlo como una idea, y
acabando por intentarlo como un estado de
conciencia fijo y controlado, donde uno se da cabal
cuenta del desplazamiento del "punto de encaje”

Don Juan me explicó que el examen de la segunda


atención debe de comenzar con darse cuenta de
que la fuerza del primer anillo de poder, que nos
encajona, es un lindero físico, concre­to. Los
videntes lo han descrito como una pared de niebla,
una barrera que puede ser llevada
sistemáticamente a nuestra con­ciencia por medio
del bloqueo del primer anillo de poder; y luego
puede ser perforada por medio del entrenamiento
del guerrero.

Al perforar la pared de niebla, uno entra en un


vasto estado intermedio. La tarea de los guerreros
consiste en atravesarlo hasta llegar a la siguiente
línea divisoria, que se deberá perforar a fin de
entrar en lo que propiamente es el otro yo o la
segun­da atención.

Don Juan decía que las dos líneas divisorias son


perfecta­mente discernibles. Cuando los guerreros
perforan la pared de niebla, sienten que se
retuercen sus cuerpos, o sienten un inten­so
temblor en la cavidad de sus cuerpos, por lo
general a la de­recha del estómago o a través de la
parte media, de derecha a izquierda. Cuando los
guerreros perforan la segunda línea, sienten un
agudo crujido en la parte superior del cuerpo, algo
como el sonido de una pequeña rama seca que es
partida en dos.

Las dos líneas que encajonan a las dos atenciones,


y que las sellan individualmente; son conocidas
por los videntes como las líneas paralelas. Estas
sellan las dos atenciones mediante el hecho de que
se extienden hasta el infinito, sin permitir jamás el
cruce a no ser que se les perfore.

Entre las dos líneas existe un área de conciencia


específica que los videntes llaman limbo, o el
mundo que se halla entre las líneas paralelas. Se
trata de un espacio real entre dos enor­mes órdenes
de emanaciones del Águila; emanaciones que se
hallan dentro de las posibilidades humanas de
conciencia. Uno es el nivel que crea el yo de la vida
de todos los días, y el otro es el nivel que crea el
otro yo. Como el limbo es una zona transi­cional,
allí los dos campos de emanaciones se extienden el
uno sobre el otro. La fracción del nivel que nos es
conocido, que se extiende dentro de esa área,
engancha a una porción del pri­mer anillo de poder;
y la capacidad del primer anillo de poder de
construir desnates, nos obliga a percibir una serie
de desna­tes en el limbo que son casi como los de la
vida diaria, salvo que aparecen grotescos, insólitos
y contorsionados. De esa ma­nera el limbo tiene
rasgos específicos que no cambian arbitra­riamente
cada vez que uno entra en él. Hay en él rasgos
físicos que semejan los desnates de la vida
cotidiana.

Don Juan sostenía que la sensación de pesadez que


se expe­rimenta en el limbo se debe a la carga
creciente que se ha colocado en la primera
atención. En el área que se halla justa­mente tras de
la pared de niebla aún podemos comportarnos
como lo hacemos normalmente; es como si nos
encontráramos en un mundo grotesco pero
reconocible. Conforme penetra­mos más
profundamente en él, más allá de la pared de
niebla, progresivamente se vuelve más difícil
reconocer los rasgos o comportarse en términos
del yo conocido.

Me explicó que era posible hacer que en vez de la


pared de niebla apareciese cualquier otra cosa,
pero que los videntes han optado por acentuar lo
que consume menor energía: visualizar ese lindero
como una pared de niebla no cuesta ningún
esfuerzo.

Lo que existe más allá de la segunda línea divisoria


es cono­cido por los videntes como la segunda
atención, o el otro yo, o el mundo paralelo; y el
acto de traspasar los dos linderos es conocido
como "cruzar las líneas paralelas".

Don Juan pensaba que yo podía asimilar este


concepto más firmemente si me describía cada
dominio de la conciencia co­mo una predisposición
perceptual específica. Me dijo que en el territorio
de la conciencia de la vida cotidiana, nos hallamos
inescapablemente enredados en la predisposición
perceptual de la primera atención. A partir del
momento en que el primer anillo de poder empieza
a construir desnates, la manera de cons­truirlos se
convierte en nuestra predisposición perceptual
normal. Romper la fuerza unificadora de la
predisposición perceptual de la primera atención
implica romper la primera lí­nea divisoria. La
predisposición perceptual normal pasa enton­ces al
área intermedia que se halla entre las líneas
paralelas. Uno continúa construyendo desnates
casi normales durante un tiem­po. Pero conforme
se aproxima uno a lo que los videntes llaman la
segunda línea divisoria, la predisposición
perceptual de la pri­mera atención empieza a ceder,
pierde fuerza. Don Juan decía que esta transición
está marcada por una repentina incapacidad de
recordar o de comprender lo que se está haciendo.

Cuando se alcanza la segunda línea divisoria, la


segunda aten­ción empieza a actuar sobre los
guerreros que llevan a cabo el viaje. Si éstos son
inexpertos, su conciencia se vacía, queda en
blanco. Don Juan sostenía que esto ocurre porque
se están aproximando a un espectro de las
emanaciones del Águila que aún no tienen una
predisposición perceptual sistematizada. Mis
experiencias con la Gorda y la mujer nagual más
allá de la pa­red de niebla era un ejemplo de esa
incapacidad. Viajé hasta el otro yo, pero no pude
dar cuenta de lo que había hecho por la simple
razón de que mi segunda atención se hallaba aún
in­formulada y no me daba la oportunidad de
organizar todo lo que había percibido.

Don Juan me explicó que uno empieza a activar el


segundo anillo de poder forzando a la segunda
atención a despertar de su estupor. El bloqueo
funcional del primer anillo de poder logra esto.
Después, la tarea del maestro consiste en recrear la
condición que dio principio al primer anillo de
poder, la con­clusión de estar saturado de intento.
El primer anillo de poder es puesto en movimiento
por la fuerza del intento dado por quienes enseñan
a desnatar. Como maestro mío él me estaba dando,
entonces, un nuevo intento que crearía un nuevo
me­dio perceptual.

Don Juan decía que toma toda una vida de


disciplina incesan­te, que los videntes llaman
intento inquebrantable, preparar al segundo anillo
de poder para que pueda construir desnates del
otro nivel de emanaciones del Águila. Dominar la
predis­posición perceptual del yo paralelo es una
hazaña. de valor in­comparable que pocos
guerreros logran. Silvio Manuel era uno de esos
pocos.

Don Juan me advirtió que no se debe intentar


dominarla deliberadamente. Si esto ocurre, debe
de ser mediante un pro­ceso natural que se
desenvuelve sin un gran esfuerzo de nuestra parte.
Me explicó que la razón de esta indiferencia estriba
en la consideración práctica de que al dominarla
simplemente se vuelve muy difícil romperla, pues
la meta que los guerreros persiguen activamente es
romper ambas predisposiciones per­ceptuales para
entrar en la libertad final de la tercera atención.

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TEXTOS

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La Realidad es una compleja red de interconexiones
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Publicado por El que corre con lobos en 10:32


Etiquetas: LAS ENSEÑANZAS DE DON JUAN

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