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Las 12 etapas del perdón

ETAPA 2: Reconocer la herida

Si después de sufrir una ofensa no


reconoces y confiesas tu sufrimiento,
te expones a no llegar jamás al perdón
auténtico. A fin de cuentas, el perdón
que creerás haber concedido no será
más que una forma de defensa contra
el sufrimiento. Es necesario hacer
conscientes compasivamente y trabajar
con la culpa, la vergüenza u otras
emociones difíciles. Necesitas
reconocer la ofensa, reconocer el daño,
el sufrimiento y todas las emociones
desagradables que conlleva y ponerlo
en palabras.
«He llegado a la convicción de que la
mayoría de las neurosis tienen su
origen en un rechazo del sufrimiento o
en la incapacidad de soportarlo» J.
Mounbourquette

fernandablanco.psico@gmail.com
ETAPA 3: Compartir la herida con
alguien
Uno de los aspectos más difícil de la
herida es la sensación de ser la única
persona del mundo que soporta esa
carga. Cuando cuentas tu historia a
alguien en el que confías ya no estás
solo; hay otra persona compartiendo
no sólo tu secreto, sino también el
peso de tu sufrimiento. Muchas veces
el hecho de contarlo hace que te
calmes y puedas observar los
acontecimientos con más objetividad.
Tu confidente además puede ayudarte
a ver las cosas desde otras
perspectivas. Quizás puedas compartir
la herida con el ofensor, si el caso lo
permite y lo amerita.

Thich Nhat Hanh, monje budista, nos


enseña que cuando nos sentimos
heridos por una persona querida es
importante que no nos hagamos los
distraídos y propone hablarlo con ella y
fernandablanco.psico@gmail.com
utilizar las siguientes palabras:
“Querido/a estoy sufriendo, por favor
ayúdame”

Trabajo de campo
Elije una situación en la que te hayas
sentido ofendido, empieza con una
situación que no te resulte demasiado
fuerte. Busca una persona a quien le
puedas contar lo que te pasa sin que te
juzgue o agobie con consejos. Si no es
posible hacerlo prueba a escribir,
poniendo énfasis en tus
sentimientos. Observa el antes y el
después.

fernandablanco.psico@gmail.com

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