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Título: El Café de los Sueños

Personajes:

Juan: Un joven soñador y entusiasta.


María: Una camarera amable y comprensiva.
Cliente: Un hombre misterioso que entra al café.
Escena:

(Un café acogedor y pintoresco. Mesas dispersas con sillas, una barra al fondo donde María trabaja.)

Acto I:

(Juan entra al café, mirando a su alrededor con asombro. Se acerca a María con una sonrisa en el rostro.)

Juan: ¡Hola, buenos días!

María: Buenos días, ¿en qué puedo ayudarte?

Juan: Quisiera un café, por favor. Y también... ¿podrías darme un poco de inspiración?

María: (riéndose) Eso es algo inusual. Pero aquí, en nuestro café, todo es posible. (prepara el café y se lo sirve a
Juan) Aquí tienes, ¿y qué tipo de inspiración estás buscando?

Juan: (tomando un sorbo de café) Quiero escribir una obra maestra, algo que inspire a las personas a perseguir
sus sueños, como este café me inspira a mí.

María: (sonriendo) Entonces, ¿qué estás esperando? ¡Hazlo!

(Entra un cliente misterioso y se sienta en una mesa cercana.)

Cliente: (dirigiéndose a Juan) Escuché que estás en busca de inspiración. Quizás pueda ayudarte.

Juan: ¿Cómo?

Cliente: (con una sonrisa enigmática) Permíteme contarte una historia...

Acto II:

(El cliente comienza a relatar una historia cautivadora sobre un joven aventurero que persigue sus sueños contra
viento y marea. Juan escucha con atención, sintiendo cómo su imaginación se enciende.)

Juan: (emocionado) ¡Esa es una historia increíble! ¡Gracias por compartirla conmigo!

Cliente: Recuerda, la verdadera inspiración está en cada esquina, solo tienes que estar dispuesto a verla.

(El cliente se levanta de su mesa y sale del café, dejando a Juan con una chispa renovada en sus ojos.)

María: ¿Te sientes inspirado ahora?

Juan: (sonriendo) Más que nunca. Es hora de escribir mi obra maestra.

(Juan se levanta de su silla, agradeciendo a María por su café y su inspiración, y sale del café con un nuevo
propósito en mente.)

Fin de la obra.

En esta breve obra de teatro, exploramos temas de inspiración, perspectiva y la búsqueda de los sueños a través
de los personajes de Juan, María y el misterioso cliente.
El zorro y el cuervo

En un día soleado en el bosque, un astuto zorro merodeaba en busca de algo para comer.
De repente, vio a un cuervo posado en una rama con un trozo de queso en su pico.

El zorro, con su ingenio y astucia, se acercó al cuervo y comenzó a hablarle con halagos:

"Oh, querido cuervo, qué hermoso y majestuoso eres hoy. Tu plumaje es tan brillante y tus
ojos tan penetrantes. Sin duda, eres el ave más noble y talentosa del bosque".

El cuervo, halagado por las palabras del zorro, se sintió lleno de orgullo y alzó la cabeza para
responder, pero al hacerlo, abrió su pico y dejó caer el queso.

El zorro, aprovechando la oportunidad, atrapó el queso antes de que tocara el suelo y se lo


comió rápidamente, dejando al cuervo sin su preciado bocado.

El cuervo, avergonzado por su ingenuidad, aprendió una importante lección ese día: no debía
dejarse engañar por las palabras halagadoras de otros y siempre estar alerta ante las
artimañas de los astutos.

Desde entonces, el cuervo recordó con humildad que la verdadera grandeza reside en la
sabiduría y la prudencia, no en el orgullo y la vanidad.

Y así, en el bosque, la historia del zorro y el cuervo se convirtió en una lección para todos los
animales, recordándoles que la astucia y la inteligencia pueden superar la vanidad y la
arrogancia.

En esta fábula, se transmite una enseñanza sobre la importancia de no ser engañado por la
lisonja y la vanidad, y sobre la virtud de la humildad y la prudencia.

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