Está en la página 1de 9

Título: «Un macho muy dócil»

Autora: Clara Pérez

3 personajes:
1. Fausto: Hombre machista
2. Cantinero: Compadre de Fausto.
3. Mara: Esposa de Fausto.
Único acto

Ambientación: Una cantina


Introducción: El cantinero se encuentra limpiando las mesas de la cantina que aún se encuentra cerrada, cuando
llega Fausto muy animado.

Fausto (Hablando alto y muy animado): Hola compadre ¿Cómo me le va? Sírvame una copa que tengo la garganta
seca.
Cantinero (Haciendo cara de pocos amigos): Compadre son las 11 de la mañana, la cantina está cerrada ¿no ve que
estoy limpiando?
Fausto (burlándose de su compadre): Compadre parece una vieja limpiando mesas, contrate una mujer que limpie,
los hombres no estamos para trapear.
Cantinero (sonriendo con desgano): Déjese de hablar estupideces compadre, que en el pueblo se dice que usted
hasta tiende las camas cuando la comadre se pone fuerte.
Fausto (poniendo cara de impresionado): ¿Quién dijo eso? Yo soy un macho compadre, yo no hago cosas de viejas,
eso de limpiar y oficios es para ellas, para eso las trajo Dios al mundo, pues ¡para servirnos!
Cantinero (desaprobando con la cabeza): Usted finge haberse quedado en el pasado compadre, ahora con eso del
feminismo y la igualdad, la mujer limpia si quiere, sino, pone al marido, como lo ponen a usted.
Fausto (molesto): Mire compadre, mejor sírvame un trago y deje de estar repitiendo los chismes del pueblo, en mi
casa mando yo, y si mi mujer no le gusta, se aguanta, cuando una mujer se casa, sabe que tiene que obedecer al
marido, Sino que se quede vistiendo santos.
Cantinero (riendo ya con más ganas): Como habla estupideces compadre, seguro que viene a gastarse el dinero del
mandado, yo no quiero problemas con la comadre Mara, así que mejor vaya a hacer su mandado y no venga a
gastarse la plata aquí.
Fausto (subiendo el tono de voz): ¿Y quién le dijo a usted que Mara puede decirme que hacer con el dinero? Usted si
se nota que su mujer lo trae con la cuerda bien corta compadre, lo compadezco.
Cantinero (burlándose): Si compadre, como le digo pues, mi mujer me trae bien sometido, al menos no me pega,
eso hay que agradecerlo.
Fausto: Sírvame el trago pues ¿Va a pasar toda la mañana diciendo sandeces en vez de servirme?
Cantinero: Bueno compadre, pero no me hago responsable, si la comadre se molesta, usted se echa la culpa.
El cantinero sirve el trago y cuando ya lo acerca a Fausto entra una mujer gritando su nombre.
Mara (Gritando y en tono amenazante) ¡Fausto! ¿Me puedes decir qué demonios haces tú en la cantina?
Fausto (petrificado y con los ojos muy abiertos por el asombro, aún de espaldas contesta en voz muy baja ) Amor
¿Qué haces aquí?
Mara (sin dejar de hablar fuerte y muy molesta): Eso pregunto yo, ¿Qué haces tú aquí? Yo te mande a comprar la
comida para los cochinos, y en la casa hay una ruma de platos que lavar y hay que limpiar el patio, ¡Qué bello! Y el
señor perdiendo el tiempo.
Fausto (tratando de recuperar la dignidad): Bueno amor, pero tú no haces nada, podías lavar los platos al menos.
Mara (indignada): ¡¿Qué?! ¿Qué dijiste Fausto? Y usted compadre de alcahueta
Cantinero (excusándose): No comadre a mí no me meta, yo estaba limpiando la cantina y el llego solo aquí.
Mara: Te pregunte ¿Qué dijiste fausto?
Fausto (asustado): Nada mi amor.
Mara (Tomando su cartera y comenzando a golpear a Fausto) Párate de ahí y vamos a la casa, sinvergüenza, ya vas
a ver cuando lleguemos, ¡muévete!
Fausto se levanta tratando de cubrirse de los golpes de Mara y el cantinero riendo los ve alejarse.
Cantinero (Gritando para que Fausto lo escuche y riendo a la vez): Así es compadre, no se deje que usted es el que
manda ¡es un macho!
FIN

Título: «Una zorra muy tramposa»


Autora: Clara Pérez

3 Personajes:
1. Zorra: Se cree más astuta que todos y se pasa la vida engañando a la gente.
2. El oso Juan: Es el tendero, un hombre muy inteligente que se fija en los
detalles y da una lección a la zorra.
3. La osa Emma: Esposa del tendero.
Acto 1
Ambientación: Una tienda de pueblo.
Introducción: Juan se encuentra acomodando los productos de su tienda cuando entra la
zorra muy parlanchina.
Zorra: ¡Hola, hola! ¿Cómo está señor Juan? ¿Cómo lo trata la vida? Tiempo sin pasar por su
tienda.
Juan: (algo sorprendido) Muy bien Sra. Zorra y usted ¿Cómo le va?
Zorra: perfecto, pero cuántos productos tiene en esta tienda, se ve que se preocupa por dar
lo mejor a sus clientes. Esta es mi tienda favorita. Me puede mostrar por favor esa lata de
guisantes.
Juan da la espalda a la zorra para buscar la lata de guisantes que tiene más cerca, la zorra
aprovecha para estirar su pata y tratar de arrimar una fruta que está en el mostrador. Pero
Juan voltea y la zorra tiene que retirar la pata disimuladamente.
Juan: (Estirando la lata hasta la zorra) Tome.
Zorra: (negando con la cabeza y señalando una lata que está más lejos) No, no hablaba de
esta señor Juan, sino de aquella de arriba, son los mejores guisantes.
Juan: (Con gesto de fastidio) Espere, ya se la bajo.
Juan se sube a un taburete pequeño para poder alcanzar la lata y la zorra aprovecha el
momento para tomar la fruta y esconderla.
Juan: (bajando del taburete y acercando la lata) Es esta ¿la va a llevar?
Zorra: (fingiendo estar apenada) ¡oh no! Sr. Juan acabo de recordar que debo comprar
otras cosas y no me alcanza el dinero. Vendré mañana a buscarla, Gracias, es usted muy
amable.
La zorra sale de la tienda y Juan comienza a limpiar el mostrador dándose cuenta que falta
una fruta y hace una negación con la cabeza. En ese momento entra Emma.
Emma: ¿Qué te pasa Juan?
Juan: (Muy molesto) Esa zorra tramposa, me pidió que le mostrara los guisantes que
estaban más lejos para llevarse un fruta sin pagar. Pero ella ya verá, me las va a pagar.
Emma: (Tratando de calmarlo) Es solo una fruta, no vas a hacerte de un enemigo por un
fruta. A lo mejor tenía hambre y no tenía con que pagar.
Juan: (Sin dejar de estar molesto) Si tenía hambre y no podía pagar, me pide lo que quiere
y yo le diré si puedo regalárselo, pero robarme ¡no!
Emma: Mejor cierra la tienda y vamos para que te tomes un té, estás muy enojado Juan.
Salen de la tienda ambos.
Acto 2
Ambientación: La misma tienda.
Introducción: Juan está arreglando algunos recipientes sobre el mostrador y ve venir de
lejos a la zorra.
Juan: (Riendo irónico) Allá vienes zorra tramposa, hoy me la vas a pagar, como que soy el
oso Juan.
Zorra: (Entrando de nuevo muy parlanchina) Buenos días por la mañana ¿Cómo me le va
Sr. Juan? ¿Mucho trabajo?
Juan: (tratando de fingir normalidad, pero con ganas de ahorcar a la zorra) ¿Cómo esta
Zorra? Buenos días ¿en qué le puedo servir?
Zorra: Ay estimado amigo ¿Recuerda que ayer no pude llevarme los guisante? Hoy vine por
ellos, pero quiero los de la lata que me mostró, son los que me gustan.
Juan: (Con una sonrisa de malicia en su cara) Con gusto, me subiré a buscar esa lata.
La zorra aprovecha para mirar todo lo que hay en el mostrador y se da cuenta que uno de
los tarros que Juan acomodaba decía azúcar, sin pensarlo dos veces, mete su pata, toma un
puño y se lo lleva a la boca. Pero de pronto empieza a gritar y a tratar de escupir.
Zorra: (Desesperada, gritando, escupiendo y echando aire a su boca) Ayyyyyyyyyy
Juan: (fingiendo no saber lo que pasa) ¿Qué le sucede zorra?
Juan se baja del taburete, y Emma entra al lugar al escuchar la algarabía. La zorra se
mueve a todos lados sin dejar de echar aire a su boca y escupir.
Emma: (Extrañada) ¿Qué pasa?
Zorra: (sin dejar de gritar) ¡Agua, Agua!
Emma: (Se dirige a una jarra para servir el agua) Aquí tiene Sra. Zorra.
Juan no puede resistir y comienza a reír
Zorra: (Muy molesta) Esto fue una trampa, ese envase dice azúcar y es sal, me he
quemado toda la lengua.
Juan: (Sin dejar de reír) Si, es una lección, aprenda a no tocar lo ajeno, se cree muy astuta
y es una tramposa ¡Fuera de mi tienda!
Jun comienza a hacer ademanes para correr a la zorra y esta sale despavorida de la tienda.
Emma: (Sonriendo) A todo tramposo le llega su día.
Juan: (Muy contento) Así es vieja, así es.
Salen del escenario y se apaga la luz como cerrando la tienda.
FIN.

Personajes:

 El Pillo
 El Gandaya
 La Cajera
 La Clienta
 El Policía

(Mientras se encuentran haciendo sus cosas rutinarias en el banco, dos personas con máscara
entran y gritan)

– El Pillo: ¡¡¡Esto es un asalto!!! ¡¡¡Arriba los monos!!! (La clienta y la Cajera se miran extrañados. Él
pone la punta de la pistola en su cabeza y se queda algo pensativo) No, esperen.

– El Gandaya: (Le dice en el oído y en voz baja) Se dice, “Arriba las manos”

– El Pillo: ¡Ah, chuma verdad! ¡¡¡Arriba las manos!!!

(Las dos reaccionan y recién comienzan a asustarse)

– El Pillo: ¡Quiero que me den todo el dinero que tienen! ¡Para hoy!

– La Cajera: Muy bien. ¿Me dan el número de su cuenta, por favor?

– El Pillo: Sí, anote es el… (El Gandaya golpea la cabeza de su compañero)

– El Gandaya: ¡No seas tonto, oe! (Mira a la encargada) Mételo todo en estas bolsas ¡Y rápido!

– La encargada: ¡Sí, en seguida! (Va a colocar el dinero en las bolsas que les dio).
– La Clienta: ¿¡Pero dónde está la policía cuando se le necesita!?

(En eso, sale del baño el oficial; flojo y totalmente indiferente ante la situación)

– El Policía: ¡Ay, qué rico! (Voltea y ve a la Cajera y a la Clienta tiradas en el suelo boca abajo)
¿Qué está haciendo ahí? ¿Qué, está calientito el piso o qué? (Ella le señala con el dedo a los
asaltantes) ¿Qué pasa? (Voltea y ve la punta de las pistolas en su cara) (Se asusta y comienza a
gritar) ¡¡¡Mamaaaaaaaa!!!! (Al instante se arrodilla y junta sus manos) ¡Por favor, no me maten tengo
esposa con dos hijos y otros tal vez por ahí!… ¡Yo que sé pero por favor no me maten por su
madrecita linda!

– La Clienta: ¡Oiga! ¿¡Pero qué clase de policía es usted, que no cumple su deber aprehendiendo a
esos rufianes!?

– El Policía: (Le quita la pistola al Pillo y se la muestra a la Clienta) ¿¡Y qué, no ha visto el tamañote
de arma que tienen!? (Se la devuelve al asaltante)

– La Clienta: (Se coge la cabeza) ¿Y para esto pago mis impuestos?

– El Gandaya: ¡Al suelo usted también! ¡¡¡Rápido!!!

– El Policía: ¡Ya voy! ¡Ya voy! (Se echa al suelo, al costado de la Clienta y ella le dice)

– La Clienta: (Dice con sarcasmo) “¡Ahora que usted está a mi lado, me siento más tranquila!”

– El Policía: ¿Ah sí? ¿Y qué cree? ¿Qué yo soy superman, que las balas me chocan y rebotan?

– La Clienta: ¡Ya mejor…cállese la boca!

(Llega la Cajera con las bolsas de dinero)

– La Cajera: (Le da toda atemorizada) Acá está.

– El Gandaya: Espero que esté todo.

– La Cajera: Si desea, lo puede contar.

– El Pillo: A ver… (Abre la bolsa y sacando el dinero, comienza a contar) 100, 200, 300… (El
Gandaya toma la mano de su compañero y lo mira con ojos furiosos) ¡Pero
compañero! Hay que estar seguros que no nos falte nada…
– El Gandaya: Guarda… eso… ahora… ¿Ok?

– El Pillo: Muy bien, pero luego no vengas a reclamar que te han robado, ah.

– El Gandaya: Si no te callas ahora, vas a estar con ellos en suelo.

– El Pillo: No te quejes después, no más…

– El Gandaya: ¡¡¡Ya!!! (Mira a la Clienta y a la Cajera) Bueno bueno, estos caballeros, se retiran.
Muchas gracias por su colaboración.

– El Pillo: Sí, y para cualquier asalto o secuestro, acá está nuestra tarjeta (Se las entrega mientras lo
quedan mirando con extrañeza)

– El Gandaya: Este… (Extiende su mano hacia la tarjeta) ¿Me lo prestas un momento?

– El Pillo: Sí, las acabo de mandar a hacer, ¿Te gusta? (Comienza a leerlo y mientras lo hace, la
expresión en su rostro comienza a cambiar)

– El Policía: ¡Inaudito!, ¡Ahora hasta los asaltantes hacen su “cherry”! ¡Qué tal raza!

– La Clienta: ¡Usted cállese, que para policía es un completo inútil!

– El Policía: ¡Oiga no le permito que me insulte! ¡A la policía, se le respeta!

– La Clienta: ¡Qué “a la policía se le respeta”! ¡Si usted para lo único que sirve, es para comer e ir al
baño! (Los asaltantes discutían en silencio sobre la tarjeta)

– El Gandaya: ¿¡Pero has gastado la plata en esto!? ¿¡Qué tenías en la cabeza!?

– El Policía: Una pierna de pollo. Sí, eso es lo único que pude comer. Me va a perdonar ¿Pero, sabe
usted a qué se parece?

– El Pillo: A la “Tía Camote”, a ella le encargué las tarjetas.

– El Gandaya: Mira ya olvídalo y vámonos (Ve a las personas) Bueno fue un gusto hacer trato con
ustedes, nos vamos (Los dos se retiran apuntándoles con sus armas mientras que
los otros se quedan en el suelo asustados, hasta que se fueron. A los pocos segundos, entra El Pillo
rápidamente y les deja la tarjeta)
– El Pillo: (Habla en voz baja) Acá abajito está el número, llámenos (Al instante de dejarles la tarjeta,
se va. Todos se quedan mirándolo muy sorprendidos y extrañados. Luego, se levantan).

– El Policía: (Todo cursi, toma la palabra) Tuvieron suerte esta vez (La Clienta lo mira con
indignación).

– La Clienta: Mire, mejor cállese antes que me amargue (Va donde la Cajera y la encuentra
maquillándose) ¿¡Y usted, qué está haciendo?

– La Cajera: ¡Ay pues con todo esto, se me cayó todo el maquillaje!

– El Policía: Bueno lo que es por mí, esta pelea me ha dado hambre. ¡Ya regreso, voy a comer!

– La Clienta: ¡Oiga! ¿¡Y usted a dónde cree que va!?

– El Policía: ¿Qué? ¿También quiere un sanguchito? Hay de pollo, de chancho de…

– La Clienta: ¡Qué sanguchito, ni que “ocho cuartos”! ¡Lo que debe hacer es investigar este asalto
para atrapar a los asaltantes!

– La Cajera: Este lo único que atrapa es una papa rellena con ensalada.

– El Policía: Y un poco de ají.

– La Clienta: ¡Esto es el colmo de la desfachatez! ¡Me voy de aquí! (Se retira totalmente molesta)

– El Policía: Bueno, yo sí me voy a comer. Ya vengo (Se va todo despreocupado)

– La Cajera: Y aprovechando que no hay clientela, voy al baño a maquillarme. (Se va caminando
como si fuera una modelo de pasarela)

Fin

Un cuento loco
Personajes.

Narrador
Blancanieves
Tres cerditos
Caperucita Roja
Lobo
Hombre araña
Príncipe

Narrador: Y ahora les voy a contar la historia de Caperucita Roja. Bien… Había una vez una
pequeña niña que…

Blancanieves: ¡Socorro! ¡Socorro! … Por favor, ¡alguien que me ayude!

Narrador: Pero ¿qué es esto? ¿Quién eres?

Blancanieves: Soy Blancanieves y mi madrasta me persigue. Quiere deshacerse de mí.


Entonces yo…

Narrador: Espera pequeña. Yo soy el narrador y estoy contando la historia de Caperucita Roja.
Tengo la impresión de que has llegado al cuento equivocado. De todos modos, por allí,
encontrarás una casita. Métete adentro así puedes escapar de tu madrasta.

Blancanieves: Oh ¡gracias! ¡Muchas gracias en serio! (golpea la puerta muchas veces).

Tres Cerditos: ¿Quién está afuera haciendo semejante ruido?

Blancanieves: Soy yo, Blancanieves. Por favor sálvenme, enanitos. Mi madrasta me persigue.
(la puerta se abre). Pero ustedes no son los enanitos. ¿Quiénes son?

Tres Cerditos: ¡Por Dios! Somos los Tres Cerditos. Estamos ocultándonos del lobo feroz.
¡Ven, apúrate! No te preocupes, te protegeremos de tu madrasta. (de pronto aparece Caperucita-
Roja).

Caperucita Roja: (canturreando) Tra-la-la… tra-la-la… Sigo el sendero a la casa de mi


abuelita…

Narrador: Eh ¡espera, espera! ¿No te das cuenta de que no es tu turno para aparecer en escena?
Regresa allí y espera tu turno. (Caperucita Roja se dirige hacia un costado del escenario). Mmm
¿por dónde andaba? Ah sí… Caperucita Roja era…

Hombre Araña: (entra al escenario a grito pelado) ¡Soy tan FUERTE! ¡Tan PODEROSO!
¡Soy INVENCIBLE!

Narrador: Pero… ¡de nuevo! ¡Todos se han decidido a arruinarme el día! ¿Quién eres?
Hombre araña: ¿No me conoces? Yo soy el Hombre Araña, protector de los débiles y
desamparados. ¡Estoy seguro que alguien me necesita aquí!

Narrador: No te necesitamos. ¿Puedes retirarte, por favor? (Spider Man se retira triste, en
busca de otro trabajo). Bien, como les estaba diciendo, Caperucita Roja era una niña muy
amable. Estaba llevándole pan y miel a su abuela que vivía en el bosque, cuando apareció un
lobo…

Lobo: Ah, ¡qué niña más tierna! ¿Quién eres?

Caperucita Roja: Soy Caperucita Roja pero mi color predilecto es el rosado. ¡¡Ja ja ja!! Pero…
¿qué está usted haciendo aquí?

Lobo: Soy el lobo pero no le hago daño a nadie. (Ambos comienzan una charla amistosa
cuando, de pronto, aparece el Príncipe Encantado).

Principe: Por favor, ¿podrían los dos probarse este zapatito de cristal?
Lobo & Caperucita Roja: (a dúo) ¡¡¿Un zapato de cristal?!!

Principe: Así es. Estoy buscando a Cenicienta. Y este zapato le pertenece.


Blancanieves: (llega alborotada) ¡Escuché que llegó el Príncipe Encantado!

Caperucita Roja: (al lobo) Nunca se sabe qué puede pasar con “ciertos” personajes.

Lobo: Tienes razón.

Narrador: En fin, nadie deja que cuente el cuento. Entonces voy a terminarlo como sea.
Cuando el Príncipe Encantado de “Cenicienta” vio a Blancanieves, tiró el zapato y decidió
casarse y tener una gran fiesta de casamiento. Invitaron a Caperucita Roja, al Lobo, a los Tres
Cerditos, al Hombre Araña y a los Siete Enanitos. Todos ellos fueron muy felices,
especialmente el Lobo que era un lobo bueno porque no queria hacerle daño a nadie.
FIN

También podría gustarte