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EN EL PUEBLO DE ISRAEL
4. Israel habla sido llevado cautivo por los asirios a fines del siglo VIII.
Judá, que vivió casi todo el siglo Vil sometido al imperio de Nínive, pasó luego
bajo el dominio de los imperios que se vinieron sucediendo en Oriente hasta la
era cristiana. El Señor, que ron tan preciosos bienes había enriquecido a Israel,
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tad (539). En los siglos posteriores otros más abandonaron la Palestina, unas
veces forzados, como prisioneros de guerra; otras espontáneamente, buscando
mejores condiciones de vida. Los que de éstos perdieron su fe religiosa y nacional,
quedaron como el agua de un arroyo que en el mar desemboca, diluidos entre la
masa de los gentiles;pero la mayoría, que se mantuvo fiel a la fe de sus padres,
formaron colonias, con frecuencia ricas por el comercio, que lograron de los pode-
res públicos el reconocimiento de su nacionalidad y el respeto de su religión. Todas
las grandes ciudades del imperio tenían colonias numerosas, y todas las vías de
tierra y mar eran recorridas por los judíos, que desde entonces adquirieron el espí-
ritu comercial que hoy tanto los distingue. La fe religiosa y la ley, que los sepa-
raba de los gentiles, los unía entre si, y era la sinagoga el centro de cada colonia.
8. Otro detalle importante tenemos que consignar: su proselitismo, que
Jesús mismo consigna en el Evangelio. Sentían los hijos de Israel gran afán
por incorporar a su pueblo multitud de gentiles, aunque no fuera una incorpora-
ción plena que igualase a los prosélitos con los israelitas; pero aquéllos renun-
ciaban al gentilismo, reconocían y adoraban al Dios de Israel, creador del cielo
y de la tierra, y guardaban los preceptos fundamentales de la ley. Sólo por la
circuncisión podían adquirir pleno derecho de ciudadanía en Israel (Ex. 12,
48 ss.); pero los griegos sentían repugnancia hacia este rito. Cuánta influencia
tuvo este proselitismo en la propagación del Evangelio comenzamos a notarlo
en la misma historia evangélica. El centurión, cuya fe tanto alaba el Salvador,
era, sin duda, un prosélito, rico y generoso además, que había levantado a sus
expensas la sinagoga de Cafarnaún. Otro tanto hemos de decir del centurión
Cornelio, a quien San Pedro admitió en la Iglesia. Pues San Pablo, que buscaba
siempre las grandes ciudades, se dirigió siempre a la sinagoga, donde estaba
seguro de hallar a los de su nación, a quienes se creía obligado a anunciar el reino
de Dios, y con ellos a muchos prosélitos. Estos, con más agrado que los judíos,
escuchaban la palabra de Dios y venían a formar los primeros sillares con que
levantar el edificio de cada iglesia. De esta suerte, Israel venía a completar aquella
preparación de los pueblos gentiles de que antes hablamos y cooperaba, sin darse
de ello cuenta, a la difusión del Evangelio.
9. Por fin aparece en la tierra el Mesías, por quien tan ardientemente sus-
piraba Israel. Cuál fué el recibimiento que le hicieron bien sabido es de todos.
Sólo algunas almas humildes y llenas del espíritu de Dios recibieron la gracia
de reconocer al Cristo del Señor; los demás, esperando un rey glorioso, que debía
aparecer envuelto en la majestad de Dios, quedaron por entonces privados de
aquella gracia. Cuando le llegó la hora de manifestarse al mundo, comienza Jesús
insistiendo en el tema de su Precursor: «Haced penitencia, porque se acerca el
reino de los cielos.» El reino de Dios era la síntesis de los vaticinios proféticos y
de las esperanzas de Israel.
Pero ¿cómo entendía Jesús ese reino? No hallamos en el Evangelio una
definición de lo que El entendía por reino de Dios; pero su modo de presen-
tarse era ya un argumento claro de que su concepción no se ajustaba a
la que corría entre los doctores de Israel. Por de pronto estaba muy lejos
de enseñar que para tener parte en él bastara pertenecer a la raza de Abraham
y estar circuncidado. La explicación más clara de Jesús está en las bienaventu-
ranzas. En ellas se promete el reino de los cielos a los pobres de espíritu, a los
mansos, a los que sienten hambre y sed de justicia, a los que lloran las miserias
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y pecados del mundo, a los misericordiosos, a los de corazón limpio, a los pací-
los
ficos, a los que padecen persecución por la justicia (Mt. 5, 1 ss.). Al contrario, se
amenaza a los ricos, a los que ríen, a los que viven en la hartura, a los que son
bendecidos del mundo (Le. 6, 24 ss.). Todo esto tiene algún parecido con el conte-
nido de algunos salmos, en que se nos presenta a los justos humillados y abatidos
por los impios, pero salvados y bendecidos por Dios. Asi declaraba Jesús la natu-
raleza del reino de Dios, y con esto su dignidad de Rey-Mesías e Hijo de David.
Las parábolas vienen a completar estas enseñanzas del sermón de la Montaña.
10. Los doctores oían esta doctrina, y, no alcanzando su sentido, se pregun-
taban cuál sería la actitud de Jesús ante la ley. Contestando a sus tácitas pre-
guntas, les responde Jesús: «No he venido a abrogar la ley y los profetas, sino
a cumplirlos." Ya hemos indicado cuán esclavos de la letra eran los doctores
de la ley en la interpretación de ésta. Jesús, a través de la letra, busca la inten-
ción del legislador divino, como ya antes habían empezado a hacer los profetas,
guiados del espíritu de Dios. «Habéis oído lo que fué dicho a vuestros padres: No
matarás; el que matare será reo de pena capital. Mas yo os digo que quien se irrita
contra su hermano será reo de la misma sentencia, e igualmente el que le insultare
llamándole tonto o necio.» Todo mal sentir contra el prójimo queda incluido en la
prohibición de la ley y sancionado con el fuego eterno. «Oísteis lo que fué dicho
a los antiguos: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que quien mire a una
mujer con mal deseo, ya es adúltero en su corazón. Habéis oído lo que fué dicho
a los antiguos: No perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos. Mas
yo os digo que no juréis en modo alguno. Sean vuestras palabras: si, sí, y no, no.
Lo que pasa de ahí procede del mal. Finalmente, habéis oído: Amarás a tu pró-
jimo y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos,
haced bien a los que os aborrecen; orad por los que os persiguen y calumnian, para
que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre buenos y
malos, y manda su lluvia sobre justos e injustos. Sed perfectos como vuestro
Padre celestial es perfecto» (Mt. 5, 21 ss.). Tal es la interpretación que Jesús
opone a los directores espirituales del pueblo judio. Para El son esos preceptos
expresión de la voluntad del Padre celestial, de su justicia, de su santidad, de su
amor paternal hacia los hombres, y a la luz de tales atributos interpreta los man-
damientos de la ley mosaica. Las normas jurídicas externas, eomo las juzgaban
los doctores de Israel, Jesús las declara normas concretas de aquel amor de
Dios sobre todas las cosas y del prójimo como a uno mismo, en que se reswnen
la ley y los profetas. Principio sublime, inspirador de las más grandes abnega-
ciones de los santos.
11. En este mismo principio se inspira la interpretación de los demás pre-
ceptos religiosos, a los que la ley daba grande importancia, y que los doctores
de Israel habían falseado con sus interpretaciones. Particularmente el precepto
sabático y la ley de la limpieza habían venido a convertirse en una carga insopor-
table para todo israelita que tonujra a pecho la exacta observancia de la ley. A
ellos convenía la sentencia contenida en aquella invitación de Jesús: «Venid a mi
todos los que estáis fatigados y cargados, que yo os aliviaré» (Mt. 11, 28 ). El
sábado era para los doctores un día por naturaleza santo, contra el cual ningún
precepto de caridad prevalecía. Las normas que de este principio se derivaban
eran a manera de aros de hierro, que sujetaban la conciencia y la vida toda del
pueblo. Jesús hubo de sostener fieros combates contra las pretensiones de los escri-
bas. Prueba de ello es aquella cuestión que una vez les propuso: «¿Es lícito en día
de sábado hacer bien, más bien que mal; salvar un alma, más bien que dejarla
perecer f» (Mt. 12, 4). Esta sola pregunta basta para poner de manifiesto la falta
de sentido moral de aquellos que la motivaban. Y todavía se pone esto más de relieve
cuando se oye a Jesús echarles en cara que, mientras condenaban la curación
milagrosa de lo» enfermos en din de sábado, se autorizaban a sí mismos para
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sacar una bestia que hubiera caldo en un pozo. De ahí la conclusión del Salvador;
«Luego es lícito hacer bien en día de sábado" (Mt. 12, 12). Oran maravilla es
que tal conclusión necesite ser demostrada a hombres que se tenían por sabios
y hacían profesión de santidad Muy otro era el principio exegético de Jesucristo
enunciado en aquella sentencia: «No fué creado el hombre por el sábado, sino, al
contrario, el sábado fué establecido por amor del hombre» (Me. 2, 27). Los doc-
tores podían leer bien claro este pensamiento en el Deuteronomio (5, 14 s.).
Igual principio sigue en la interpretación de los preceptos tocantes a la pureza
legal, en cuya observancia los doctores ponían gran parte de su justicia: no
comer, ni aun tocar cosa impura: lavarse las manos y el cuerpo, y esto con fre-
cuencia, para alejar de sí cualquier mancha que pudieran haber contraído, purificar
los vasos, los platos, los asientos y hasta los lechos de su casa. El juicio de Jesús
sobre la conducta de sus contradictores es aquí más severo. Es que encontraba la
doctrina de ellos más alejada de la verdad de Dios. Cuando los fariseos reprendían
a los discípulos de no guardar las tradiciones de los antiguos, no lavándose las
manos antes de comer, les replicaba: «Y vosotros, ¿por qué traspasáis los precep-
tos de Dios por amor de vuestras tradiciones?» Y luego, dirigiéndose a la muche-
dumbre, les decía: «No es lo que entra por la boca lo que mancha al hombre, sino
lo que sale por la boca.» Y explicando luego su pensamiento a los discípulos, que
no habían acabado de entenderle, les decía: «¿No comprendéis que todo lo que de
fuera entra por la boca va al vientre y es luego despedido: mas lo que sale del
corazón, eso sí que mancha al hombre? Porque del corazón proceden los pensa-
mientos malos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los
falsos testimonios, las blasfemias. Esto sí que mancha al hombre, no el comer con
las manos menos limpias» (Mt. 15, 1-20; Me. 7, 1-23).
12. Qué juicio formaba Jesús de los sacrificios y ofrendas, que son los prin-
cipales actos de la religión, nos lo dicen los dos textos siguientes: «Si al presentar
una ofrenda recordares que tu hermano tiene alguna cosa contra ti, deja tu ofrenda
ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y luego vuelve a hacer
tu ofrenda» (Mt. 5, 25 8.). Jesús no reprueba las ofrendas, pero les antepone la
caridad y la paz con el prójimo. Y en esto no es más que el continuador de las pro-
fetas y del salmista, que decía: «El sacrificio grato a Dios es el corazón contrito»
(Sal. 51, 19). Tampoco quiere que por los sacrificios se eche en olvido la piedad
hacia los padres, y de ello arguye duramente a los escribas, llamándoles hipócritas
y aplicándoles el texto de Isaías (29, 13): «Este pueblo me honra con los labios,
pero su corazón está lejos de mí» (Mt. 15, 4).
Pero, sobre todo, nos revela la mente de Jesús acerca de estos actos del culto
el episodio referido por San Lucas (21, 1 ss.): «Miraba el Maestro cómo los pere-
grinos ricos echaban sus ofrendas en el tesoro del templo. Entre ellos confundida,
se acerca una pobre viuda, que echó unos céntimos. Jesús llama la atención de los
discípulos, diciéndoles: «Esta viuda ha echado más que todos los otros, porque
éstos hacen ofrenda de lo que les sobra, mientras que ésta ha dado lo que le era
necesario para vivir.» Segiín esto, no es el don material lo que cuenta ante Dios,
sino la devoción con que se ofrece.
De esta suerte interpretaba Jesús la ley mosaica, dando remate a la obra
empezada por los profetas. Y en su interpretación llega a veces a declarar opuesta
a las intenciones del supremo Legislador ciertas concesiones o indulgencias
hechas posteriormente al pueblo, a causa de su indocilidad para seguir el camino
recto de la justicia. Tal es el caso del repudio, que Jesús declara contrario a la
primera institución divina del matrimonio. Con esto la ley mosaica adquiere un
valor espiritualista, y, reducida a estos principios universales, se hace adaptable
o todos los pueblos.
13. Es también muy de notar la interpretación de Jesús sobre aquella parte
tan notable de preceptos que tocan a la vida política y social del pueblo israelita.
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Precisamente fueron éstos los que contribuyeron más poderosamente a exaltar
el nacionalismo del pueblo judío. Jesús se desliga de ellos, considerándolos como
un lastre demasiado pesado para elevar las almas a Dios. En su conducta perso-
nal, se atiene a las leyes establecidas, y nadie pudo nunca acusarle con razón de
rebelde a la ley y perturbador del orden. Cuando le piden su intervención en
algún pleito, se excusa declarándose incompetente (Le. 12, 14). Los doctores,
queriendo tenderle un lazo, le proponen aquella cuestión torturadora de muchas
conciencias israelitas: ¿Es lícito pagar tributo al César o no es lícito? Negarlo
sería ponerse enfrente de la autoridad romana. Afirmarlo equivalía a negar el
privilegio del pueblo israelita de ser el pueblo de Dios, y los derechos del Señor
como Rey soberano de Israel. Jesús se da cuenta de las intenciones de los que le
preguntan, y les responde con una severidad bien merecida: «¿Por qué me tentáis,
hipócritas f Mostradme una moneda. ¿Cúya es esa imagen y esa inscripción?»
«Del César», le contestan. «Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que
es de Dios» (Mt. 22, 15 ss.). Con esto viene a desligar los deberes para con Dios
de los deberes para con los poderes humanos. Separación relativa, claro está, ya
que Jesús no desconoce que también estos poderes vienen de Dios y deben ser
ejercidos según la voluntad del Padre celestial. Pero esta distinción basta para
eximir la vida religiosa de los poderes humanos y librarla de las pasiones y con-
tiendas en que suele desarrollarse la vida política de los pueblos.
14. Toda esta doctrina moral tiene en el Evangelio un origen muy alto,
tan alto como el concepto que Jesús tenía de Dios. Lo primero que notamos en los
Evangelios es que Dios no pierde en los labios de Jesús ninguno de los atributos
que le reconoce el Antiguo Testamento. Es el creador del cielo y de la tierra, es el
conservador y proveedor de todos los seres, el que «ab aeterno» señala a cada ser su
destino, el bueno, el misericordioso, el omnisciente. Pero Jesús nos descubre una
condición de Dios que los profetas no habían hecho más que apuntar: Dios es el
Padre celestial de cada uno de los fieles, y bajo este nombre quiere que le invo-
quemos, que le pidamos, que en El pongamos toda nuestra confianza. Sobre todo,
nos descubre su misericordia hacia los pecadores, cosa que los doctores de Israel
tenían muy olvidada, no obstante lo mucho que la pregonan los profetas y los
salmistas. El Padre en todo perfecto, ha de ser el modelo que hemos de imitar: la
voluntad justa, santa y misericordiosa del Padre debe ser la norma perpetua de
nuestra conducta. Y Jesús se muestra en toda su vida el perfecto ejemplar de
cuanto inculcaba a los otros.
15. Pero hablando así de Dios, nuestro Padre, muestra sentirse unido a El
con especialee vínculos. En el trato con sus discípulos dise siempre «vuestro
Padre»; mas hablando de sí mismo nunca tiene otro lenguaje sino «mi Padre».
Dios es siempre Padre, pero no lo es de igual modo para Jesús que para nosotros.
Las relaciones con el Padre son tan íntimas, que pudo decir en un desahogo de su
corazón con el Padre: «Yo te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque escondiste estas cosas a los sabios y prudentes y las revelaste a los peque-
ñuelos. Bien está, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito.» Y luego añade: «Todo
me ha sido dado por mi Padre. Y nadie sabe quién es el Hijo sino el Padre, ni
quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quisiere revelarlo» (Le. 10,
21 s.). Admirables sentencias, que nos ponen en las manos la llave para abrirnos
la inteligencia del prólogo de San Juan, de los misteriosos discursos de Jesús, que
el discípulo amado recogió en su evangelio, y la de las profundas
intuiciones
sobre el misterio de Jesús y de su m isión salvadora, que el mismo San Juan y San
Pablo nos han dejado consignadas en sus inspirados escritos.
16. Esta universal paternidad divina abre horizontes universales al estable-
cimiento de su reino entre los hombres, cual vislumbraban ya los profetas. El
reino de Dios que establece Jesús no admite fronteras, ni geográficas, ni etnoló-
gicas, ni temporales.
NUEVO TESTAMENTO
Y al lado de lu universalidad del remo de Dios, aparece en lodo el Nuevo
Testamento su organización interna de forma social, correspondiente a la natu-
raleza social del hombre. Desde los primeros momentos, Jesús traza las líneas
de esta organización y prepara a los que fian de constituir su piedra fundamental
y ser testigos de la vida y doctrina del Maestro, y portadores de la gracia que
transforma a los hombres y los hace hijos de Dios mediante el Bautismo y otros
signos externos que llamamos Sacramentos. Son sus Apóstoles, o sea sus envia-
dos, como El es el enviado del Padre. Y Pedro recibe la prelacia sobre los mismos.
Apenas liay libro en el Nuevo Testamento en que no se hallen claras las líneas
esenciales de esta j erarquización, que en los Hechos de Apóstoles y en las Epístolas
aparece transmitiéndose a los obispos, como sucesores de los Apóstoles, de los
cuales reciben, con la imposición de manos, la misión de continuar la obra que
Jesús les encomendara.
17. No se reduce a esto solo la revelación de Jesús sobre el misterio del reino
de Dios. Hablando con los discípulos, les decía: «Si vuestra justicia no fuere
mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los ciclos» ( Mt. 5,
20). ¿Qué justicia es esta de que habla Jesús? Entendemos que, desde luego, ha
de tener por normas lasque Jesús señala, bien distintas de lasque seguían los doc-
tores y los fariseos. ¿Pero cómo adquirirla? ¿Bastarían los propios esfuerzos?
En el Antiguo Testamento se habla con frecuencia del Espíritu de Dios, que,
inf undido en el hombre, le trae la vida, la inteligencia, la santidad, la gracia de
Dios. Por esto rogaba el salmista: «No me rechaces lejos de tu rostro, ni retires
de mí tu Espíritu Santo» (Sal. 51, 13). Pues la efusión de ese Espíritu es lo que
los profetas señalan como característica de los tiempos mesiánicos. Esta es la
alianza nueva que, según Jeremías, el Señor hará con Israel, imprimiendo su
ley en sus corazones para que todos le conozcan y amen (Jer. 31, 31-34).
Lo mismo dice Ezequiel, prometiendo que Dios borrará todas las iniquidades
de su pueblo y les infundirá un espíritu nuevo, dándoles, en vez del corazón de
piedra, un corazón de carne para que guarden sus mandamientos y ellos serán
su pueblo y El será su Dios (Ez. 11, 18-20). Según se cuenta en el libro de los
Números (11, 26 ss.), alguien, que quiso mostrarse celoso del honor de Moisés,
le fué a decir que dos de los designados por jueces del pueblo y auxiliares suyos,
quién. Una cosa podemos asegurar: que la traducción no te hizo esperar muchos
años, y que una vez hecha, el original arameo quedó olvidado y pereció, quizá
para siempre. La Iglesia ha hecho uso de esta versión griega como si Juera el
propio original de San Mateo.
Escribiendo para judíos convertidos a la nueva fe, o a quienes deseaba con-
vertir, el evangelista les presenta su obra como una prueba de que Jesús de
Nazaret es el Mesías anunciado por los Profetas, cuyos vaticinios se cumplie-
ron en El. A
esto ordena la frecuente citación de los textos proféticos. Otra nota
característica de su composición es la formación de secciones, agrupando cosas
semejantes, sin mirar que hayan sido dichas o hechas en ocasiones diferentes.
Así nos amplifica el sermón de la montaña (5, 7 ) con elementos que, a juzgar
por los otros evangelistas, fueron pronunciados en otros tiempos, y en el capí-
tulo 10 añade a las instrucciones que Jesús dirigió a sus discípulos, al enviar-
los a predicar por Galilea, las que sin duda más tarde les dió al enviarlos a pre-
dicar por el mundo, anunciándoles las persecuciones por que habían de pasar.
La transición de un suceso a otro se halla indicada frecuentemente con ciertas
expresiones vagas, v. gr., «en aquellos días, entonces, de allí», etc., las cuales,
más que indicación del tiempo o del lugar en que los sucesos ocurrieron, se han
de tomar como expresiones de transición o enlace de los relatos. San Mateo se
cuida más de darnos los discursos del Señor, y en cuanto a los milagros, su
narración se distingue por su laconismo, no atendiendo sino a lo sustancial
del hecho, a lo que basta para expresar su carácter divino.
PLAN DEL PRIMER EVANGELIO— Puede reducirse a lo siguiente:
1. Infancia del Salvador (1-2). 2. Predicación del Bautista y manifestación de
Jesús como Mesías e Hijo de Dios (3, 1-4, 11). 3. Predicación de Jesús en
Galilea (4, 12-13, 58). 4. Predicación en los confines de Galilea (14, 1-20, 16).
5. Ministerio de Jesús en Jerusalén (20, 17-25, 46). 6. Pasión y resurrec-
ción (26-28).
Kl misterio de la concepción de
2 1 Nacido, pues, Jesús en Belén
de Judá en los días del rey Hero-
Jesús, revelad» a José. des, llegaron del Oriente a Jerusalén
unos magos (2), 2 diciendo: ¿Dónde
18
La concepción de Jesucristo fué está el rey de los judíos que acaba
de este modo: Estando desposada de nacer? Porque hemos visto su
María, su madre, con José, antes de estrella (3) en Oriente y venimos
que conviviesen (4), se halló haber a adorarle. 3 Al oír esto el rey Hero-
concebido María del Espíritu Santo. des se turbó, y con él toda Jerusa-
19
José, su esposo, siendo justo, no lén, y reuniendo a todos los príncipes
quiso denunciarla y resolvió repu- de los sacerdotes y a los escribas del
diarla en secreto. 20 Mientras refle- pueblo, les preguntó dónde había de
xionaba sobre esto, he aquí que se nacer el Mesías. 5 Ellos contestaron:
18
En Belén de Judá, pues asi está es- «Una voz se oye en Rama,
crito por el profeta: lamentación y gemido grande:
6
«Y tú, Belén, tierra de Judá, Raquel que llora a sus hijos,
no eres ciertamente la más pequeña y rehusa ser consolada porque no
entre las principales de Judá, existen (1).»
porque de ti saldrá un jefe
que apacentará a mi pueblo, Is- Vuelta u Nazaret.
rael (1).»
19
' Entonces Herodes, llamando en Muerto ya Herodes, el ángel del
secreto a los magos, les interrogó Señor se apareció en sueños a José en
cuidadosamente sobre el tiempo de Egipto, 20 y le dijo: Levántate, toma
8
la aparición de la estrella; y envián- al niño y a su madre y vete a la
dolos a Belén les dijo: Id e informa- tierra de Israel, porque son muertos
ros sobre ese niño, y cuando le en- los que atentaban contra la vida del
contréis, comunicádmelo, para que |i
niño. 21 Y
levantándose tomó al niño
vaya también yo a adorarle. Después y a su madre, y partió para la tierra
28 Mas habiendo oído que
de" oír al rey, se fueron, y he aquí de Israel.
que la estrella, que habían visto en en Judea reinaba Arquelao en lugar de
Oriente, les precedía hasta que, lle- su padre Herodes (2), temió ir allá,
gada encima del lugar en que estaba y advertido en sueños, se retiró a
el niño, se detuvo.
10 Al ver la estrella la región de Galilea, 23 yendo a habitar
sintieron grandísimo gozo. 11 Y
en- en una ciudad llamada Nazaret, para
trados en la casa, vieron al niño con que se cumpliese lo dicho por los pro-
María, su madre, y de hinojos le ado- fetas, que sería llamado Nazareno (3).
raron, y abriendo sus tesoros le ofre-
cieron "dones, oro, incienso y mirra. Predicación de Juan en el desierto.
12
Advertidos en sueños de no volver
a Herodes, se tornaron a su tierra por 3 1
En aquellos días aparece Juan
otro camino. el Bautista (4) predicando en el
desierto de Judea, 2 diciendo: «Arre-
Huida a Fnipto y matanza de los pentios (5), porque el reino de los
niños inocentes. cielos está cerca. 3 Este es aquél de
quien habló el profeta Isaías, cuan-
u Partido que hubieron, he aquí do dice:
que el ángel del Señor se apareció en Voz que clama en el desierto:
del
sueños a José y le dijo: Levántate, Preparad el camino del Señor,
toma al niño y a su madre y huye a haced rectas sus sendas (6).»
4
Egipto, y estáte allí hasta que yo te Juan iba vestido de pelo de ca-
avise, porque Herodes buscará al niño mello, llevaba un cinturón de cue-
para quitarle la vida. 14 Y levantán- ro a la cintura, y se alimentaba
dose de noche tomó al niño y a la de langostas y miel silvestre. s Venían
madre y partió para Egipto, 15 per- a él de Jerusalén y de toda Judea y
maneciendo allí hasta la muerte de de toda la región del Jordán, • y
Herodes, a fin de que se cumpliera eran por él bautizados en el rio Jor-
lo que había pronunciado el Señor dán, y confesaban sus pecados.
por su profeta, diciendo: «De Egipto
Jer. 31, 15.
llamé a mi hijo» (2). 16 Entonces (1)
Habla sucedido a su padre en la provin-
(2)
Herodes, viéndose burlado por los cia de Judea; pero a los nueve años fué privado
magos, se irritó sobremanera y man- de su dignidad por el César, a ruegos de los ju-
dó matar a todos los niños que ha- díos, que estaban cansados de sus violencias.
bía en Belén (3) y en sus términos, (3) Esto es, despreciado, porque lo eran en-
de dos años para abajo, según el tre sus paisanos los vecinos de Nazaret (Jn. 1.
46), y lo fueron luego mucho más los discípulos
tiempo que con diligencia había in-
de Jesús entre los judíos.
quirido de los magos. 17 Así se cum- (4) Conforme a la predicción del ángel a su
plió la palabra del profeta Jeremías, padre, viene Juan en hábito de austero peni-
que dice: tente, llamando al pueblo al arrepentimiento,
para preparar los caminos del Mesías.
(i) Miq. 4, 2. (5) Contra lo que se imaginaban los judíos,
(a) Os. ii, i. el reino de Dios no es un privilegio de clase O.
(3) Como todos los tiranos, Herodes era re- de raza; está condicionado por nuestras dispo-
celoso. Su historia está llena de crímenes contra siciones morales, de las cuales la fundamental
los miembros de su familia. Nada tiene de ex- es el espíritu de penitencia.
traño el suceso de Belén. (6) Is. 40. 3.
SAN MATEO, 4 1069
7
Como viera a muchos saduceos y ser tentado del diablo. * Y habiendo
fariseos venir a su bautismo, les dijo: ayunado cuarenta días y cuarenta
Raza de víboras, ¿quién os enseñó a noches, al fin tuvo hambre. 3 acer- Y
huir de la ira que os amenaza? cándose el tentador, le dijo: Si eres
8
Haced, pues, frutos dignos de pe- hijo de Dios (1), di que estas pie-
nitencia, ' y no os forjéis ilusiones dras se conviertan en pan. 4 Pero él
diciéndoos: Tenemos a Abraham por respondió diciendo: Escrito está: «No
padre. Porque yo os digo que Dios I sólo de pan vive el hombre, sino de
puede hacer de estas piedras hijos toda palabra que sale de la boca de
de Abraham. 10 Ya está puesta el Dios (2).» 5 Llevóle entonces el dia-
hacha a la raíz de los árboles, y todo blo a la ciudad santa y poniéndole
árbol que no dé buen fruto será cor- sobre el pináculo del templo, • le
tado y arrojado al fuego. 11 Yo, dijo: Si eres hijo de Dios, échate
cierto, os bautizo en agua (1) para de aquí abajo, pues escrito está: «A
penitencia: pero en pos de mí viene
¡
j
sus ángeles encargará que te tomen
otro más fuerte que yo, a quien no en sus manos para que no tropiece
soy digno de quitar las sandalias; él tu pie contra una piedra (3).» 7 Dí-
os bautizará en Espíritu Santo y en jole Jesús: También está escrito: «No
fuego. 12 Tiene ya el bieldo en su tentarás al Señor tu Dios (4).» 8 De
mano y limpiará su era y recogerá nuevo le llevó el diablo a un mon-
su trigo en el granero, pero quemará te muy alto, y mostrándole todos los
la paja en fuego inextinguible. reinos del mundo y la gloria de ellos,
9
le dijo: Todo esto te daré, si de hino-
Bautismo de Jesús. jos me adorares. 10 Díjole entonces Je-
sús: Apártate, Satanás, porque escrito
13 Vino Jesús de Galilea al Jordán está: «Al Señor tu Dios adorarás y a
y se presentó a Juan para ser bauti- El sólo servirás (5).» 11 Entonces el
zado por él.
14 Juan se oponía, di- diablo le dejó, y llegaron ángeles y le
ciendo: Soy yo quien debe ser por ti servían.
bautizado, ¿y vienes tú a mí? 16 Pero
Jesús le respondió: Déjame a mí ahora
hacer, pues conviene que cumplamos Jesús, en Galilea.
toda justicia (2). Entonces condes-
cendió. 16 Bautizado Jesús, al ins- 12
Habiendo oído que Juan había
tante salió del agua. he aquí que Y sido preso, se retiró a Galilea. 13 de- Y
vi ó abrírsele los cielos y al Espí- jando a Nazaret se fué a morar en
ritu de Dios (3) descender como Cafarnaúm (6), ciudad situada a
paloma y venir sobre él, 17 mientras orillas del mar, en los términos de
una voz del cielo decía: Este es mi Zabulón y Neftalí, 14 para que se
hijo muy amado, en quien tengo mis cumpliese lo que anunció el profeta
complacencias (4). Isaías, que dice:
15 Tierra de Zabulón y tierra de Nef-
La tentación de Jesús. [talí,
camino del mar, al otro lado del
1
-|. Entonces fué llevado Jesús por [Jordán,
el Espíritu al desierto (5) para
los hombres. Para sernos ejemplo en todo, quiso
(i) Este bautismo significaba un cambio de ser tentado, y para vencer en singular combate
vida en quien lo recibía; pero no producía la al tentador perpetuo de los hombres. (Hebr. 2,
gracia,como el bautismo cristiano, administrado 17 s.).
en nombre de la Santísima Trinidad. (Mt. 28, 19.) (1) Las tentaciones de Jesús son todas cua-
(3) Esto es, toda obra de justicia. El bautis- les convenían al Mesías. Con ellas el tentador
mo lo era, y Jesús lo recibe para ejemplo de los procura apartar a Jesús del camino que el Padre
demás y para que los fariseos no pudieran de- le habla trazado para realizar la obra mesiánica.
volverle la reprensión que les haría de no haber (2) Deut. 8, 33.
creído en Juan. (Mt. n, 16 ss.; 21, 28 ss.) (3) Salm. 90, 11 ss.
(3) Los Padres de la Iglesia han visto aquí (4) Deut. 6, 16.
la consagración del agua destinada a lavar los (5) Deut. 6, 13.
pecados por el bautismo. (6) Como sitio más céntrico y, por tanto,
(4) La voz del Padre viene a confirmar la más acomodado para difundir la luz de la ver-
dignidad que en Jesús había reconocido el Bau- dad anunciada por el profeta Isaías 8, 23 s. Asi-
tista. mismo, porque sabía que ningún profeta es titn
(5) La santidad de Jesús no consentía sino recibido en su patria y entre los de su paren-
la tentación externa, por parte del diablo o de tela. (Mt. 13, 57.)
1070 SAN MATEO, 5
una milla, vete con él dos. 42 Da a nes de las plazas, para ser vistos de
quien te pida y no vuelvas la espalda los hombres; en verdad os digo, que
a quien te pide algo prestado. ya recibieron su recompensa. 6 Tú,
cuando ores, entra en tu alcoba y,
cerrada la puerta, ora a tu Padre, que
lil amor de los enemigos. está en lo secreto; y tu Padre, que
ve en lo escondido, te recompensará.
Habéis oído que fué dicho: Ama-
43 7
Y
orando, no seáis habladores como
rás a tu prójimo y aborrecerás a tu los gentiles, que piensan que serán
enemigo. 44 Pero yo os digo: Amad a escuchados por su mucho hablar.
vuestros enemigos (1) y orad por
8
No os asemejéis, pues, a ellos, por-
los que os persiguen, 45 para que que vuestro Padre conoce las cosas
seáis hijos de vuestro Padre que está de que tenéis necesidad antes que se
en ks cielos, que hace salir el sol las pidáis. 9 Así, pues, habéis de orar
sobre malos y buenos y llueve sobre vosotros:
justos e injustos. 46 Pues si amáis Padre nuestro que estás en los
a los que os aman, ¿qué recompensa cielos, santificado sea tu nombre;
io venga
tendréis? ¿No hacen esto también los a nos el tu reino, hágase tu
publícanos? 47
Y si saludáis sola- voluntad, así en el cielo como en la
11
mente a vuestros hermanos, ¿qué ha- tierra. El pan nuestro de cada día
céis de más? ¿No hacen esto también dánosle hoy, 12 y perdónanos nuestras
los gentiles? 48 Sed, pues, vosotros deudas, así como nosotros perdona-
perfectos, como perfecto es vuestro mos a nuestros deudores; 13 y no nos
Padre celestial. pongas en tentación, mas líbranos
de mal.
Rectitud de intención.
El perdón de las ofensas.
1
Estad atentos a no hacer vues-
6 tra justicia delante de los hom- 14
Porque si vosotros perdonareis
bres (2) para que os vean; de otra a los hombres sus faltas, también os
manera no tendréis recompensa ante perdonará a vosotros vuestro Padre
vuestro Padre, que está en los cielos. celestial. 15 Pero si no perdonareis a
los hombres las faltas suyas, tam-
poco vuestro Padre os perdonará
Método de practicar la limosna. vuestros pecados (1).
!
cado de avaricia. Contra los avaros pronunció
y todas estas cosas se os darán por I el Señor palabras tan graves como aquéllas: «Hi-
>
jos míos, ¡cuan difícil es que entren en el cielo
(1) Como
viajero hacia la eternidad, debe el los que confían en las riquezas! Más fácil será
cristiano vivir con los ojos en el cielo, y no tomar ! a un camello pasar por el hondón de una aguja,
de los bienes terrenos sino cuanto es necesario j
que a un rico entrar en el reino de los cielos»,
para caminar hacia la patria del cielo. ;
(Me. 10, 24.)
(2) El Padre celestial, que promete y da lo (2) Es decir, no condenéis, pues de juicio
más, que es 1a gracia y la gloria, no nos negará \
condenatorio se trata aquí. Es otra aplicación
lo menos, que es el sustento corporal. del precepto de la caridad hacia el prójimo.
68
1074 SAN MATEO, 8
11
rogaban, diciendo: Si nos has de echar, Viendo esto, los fariseos decían a
échanos a la piara de puercos. 32 Y los discípulos: ¿Por qué vuestro maes-
les dijo: Id. Ellos salieron y se fue- tro come con publícanos y peca-
ron a los puercos, y toda la piara se dores? (1). 12 El, que los oyó, dijo:
lanzó por un precipicio al mar, mu- No tienen los sanos necesidad de mé-
riendo en las aguas. 33 Los porqueros dico, sino los enfermos. 13 Yd y apren-
huyeron, y yendo a la ciudad con- ded qué significa: «Prefiero 1 a mise-
taron lo que había pasado con los ricordia al sacrificio.» Porque no he
endemoniados. 34 Y
he aquí que toda venido yo a llamar a los justos, sino
la ciudad salió al encuentro de Jesús, a los pecadores.
14 Entonces se llegaron a él los
y viéndole le rogaron que se retirase
de sus términos (1). discípulos de Juan (2), diciendo:
¿Cómo es que, ayunando nosotros y
los fariseos, tus discípulos no ayunan?
Curación del paralitico.
15 YJesús les contestó: ¿Por ventu-
ra pueden los compañeros del novio
llorar mientras está el novio con
t) 1
Subiendo en la barca, hizo la ellos? Pero vendrán días en que les
y vino a su ciudad (2).
travesía será arrebatado el esposo; y entonces
2
Le presentaron un paralítico acos- ayunarán. 16 Nadie echa una pieza
tado en un lecho, y viendo Jesús la fe de paño no abatanado a un vestido
de aquellos hombres, dijo al paralí- viejo, porque el remiendo se llevará
tico: Confía, hijo, tus pecados te algo del vestido y el roto se hará
17
son perdonados. 3 Algunos escribas mayor. Ni se echa el vino nuevo
dijeron dentro de sí mismos: Este en cueros viejos; de otro modo se
blasfema. 4 Jesús, conociendo sus romperían los cueros, el vino se de-
pensamientos, les dijo: ¿Por qué rramaría y los cueros se perderían;
pensáis mal en vuestros corazones? sino que se echa el vino nuevo en
5 ¿Qué es más fácil: decir tus pecados cueros nuevos, y así lo uno y lo otro
te son perdonados, o decir leván- se conserva.
tate y anda? * Pues para que veáis
que el Hijo del hombre tiene sobre
la tierra poder de perdonar los peca- Curación de la homorroisa, y
dos (3), dijo al paralítico: levántate, resurrección de una niña.
toma tu lecho y vete a casa. 7
Y le-
vantándose, fuése a su casa. Viendo 8
18
esto, las muchedumbres quedaron so- Mientras les hablaba, llegó un
brecogidas de temor y glorificaron jefe (3), y acercándosele se postró
a Dios de haber dado tal poder a los ante él, diciendo: Mi hija a 'aba de
hombres. morir; ven, pon tu mano sobre ella
y vivirá. 19 Y
levantándose Jesús, le
siguió con sus discípulos. 20 En-
Vocación de Mateo. tonces una mujer, que padecía flujo
de sangre hacía doce años se le
acercó por detrás y le tocó la orla
• Pasando Jesús de allí, vi ó a un del vestido Í4), 21 diciendo para sí
hombre sentado en el telonio, de misma: Con solo tocar su vestido seré
nombre Mateo, y le dijo: Sigúeme. sana. 22 Jesús se volvió, y viéndola
Y él, levantándose, le siguió. 10 Ha-
llándose, pues, Jesús sentado a la
mesa en la casa de aquél, vinieron (1) Para los fariseos, los publícanos eran pú-
muchos publícanos y pecadores a blicos pecadores, con quienes no se podía tratar
sin contaminarse.
sentarse con Jesús y sus discípulos. (a) Eran gentes que. habiendo recibido el
bautismo de Juan, llevaban una vida de peni-
(i) Los sucesos que acababan de oír los ha- tencia, y asi se extrañaban de que Jesús y los
blan puesto en un temor supersticioso, y prefe- suyos no hicieran otro tanto.
rían verle lejos. (3) Era la sinagoga el centro de la vida reli-
(a) Cafarnaúm, que habla constituido en giosa y social del pueblo, y tenia para su go-
centro de su actividad apostólica. (4. 13.) bierno un consejo de personas respetables.
(3) Los milagros de Jesús tienen una fina- (4) A causa de la enfermedad, que consti-
lidad más alta que la de remediar los males tuía una impureza legal, no se atrevía a pedir
físicos: probar su misión divina de salvador de francamente el remedio del mal. (Levitico. 15.
las almas. 25 ss.)
SAN MATEO, 10 1077
excitados en aquel momento con los milagros mirar dónde se hospedaban, no fuera que la con-
; prontos a estallar en manifestaciones que pu- dición del huésped impidiese el ministerio apos-
dieran comprometer su ministerio. (Jn. 6. 15.) tólico.
1078 SAN MATEO. 11
azotarán. 18 Seréis llevados a los go- poner paz en la tierra (1); no vine
bernadores y reyes por amor de mí, a poner paz, sino espada. 35 Porque
para dar testimonio ante ellos y los he venido a separar al hombre de su
gentiles. 19 Cuando os entregaren, no padre, y a la hija de su madre, y la
as preocupe cómo o qué hablaréis; nuera de su suegra, 36 y los enemigos
porque se os dará en aquella hora lo del hombre serán los de su casa.
que debéis decir. 20 No seréis vos- 37 El que ama al padre y a la madre
otros los que habléis, sino el Espíritu más que a mí, no es digno de mí (2),
del Padre el que hablará en vosotros. y el que ama al hijo o a la hija más
21
El hermano entregará al hermano a que a mí, no es digno de mí; 38 y el
la muerte, el padre al hijo, y se le- que no toma su cruz y sigue en pos
vantarán los hijos contra los padres de mí, no es digno de mí. 39 El que
y les darán muerte. 22
Y seréis abo- halla su vida la perderá, y el que la
rrecidos de todos por causa de mi perdiere por amor de mí la hallará.
nombre; el que persevere hasta el 40 El que os recibe a vosotros, a mí
fin, ése será salvo. me recibe, y el que me recibe a mí,
23 Cuando
os persiguieren en una recibe al que me envió. 41 El que re-
ciudad, huid a otra; y si en ésta os cibe al profeta como profeta, obten-
persiguieren, huid a una tercera. En drá recompensa de profeta, y el que
verdad os digo que no acabaréis las recibe al justo como justo, obtendrá
ciudades de Israel antes de que venga recompensa de justo. 42 Y el que diere
el Hijo del hombre.
24 No está de beber a uno de estos pequeños,
el
discípulo sobre el maestro, ni el siervo sólo un vaso de agua fresca, en razón
sobre su amo. 26 Bástale al discípulo de discípulo, en verdad os digo que
ser como su maestro y al siervo como no perderá su recompensa.»
su señor. 29 Si al amo le llamaron
Belcebú, (cuánto más a sus domés- La misión del Bautista.
ticos! 26 No los temáis, pues; porque
nada hay oculto que no se venga a
descubrir, ni secreto que no venga a 1 1 1
Aconteció que cuando hubo
ser conocido. 27 Lo que yo os digo Jesús acabado de instruir a sus
en la oscuridad, decidlo a la luz, y discípulos, partió de allí para enseñar
lo que os digo al oído, predicadlo y predicar en sus ciudades. 2 Y ha-
sobre los terrados. 28 No tengáis mie- biendo oído Juan en la cárcel las
do a los que matan el cuerpo, que obras de Cristo, envió por medio de
al alma no la pueden matar; temed sus discípulos, 8 a decirle: «Eres tú
más bien a Aquél que puede perder
(i) Jesús gusta de semejantes figuras para
(i) Lo que sigue, sin duda, fué dicho por I
imprimir mejor las ideas en la mente de sus
Jesús mirando a otra misión más lejana y más j
oyentes. Siendo principe de la paz, porque nos
larga entre las naciones gentiles. Es, al mismo ! trae el amor, lo es también de la guerra, porque
tiempo, una profecía de lo que sucederá a los I
El mismo y los suyos serán para el mundo blanco
•apóstoles y a los fieles en los tiempos venideros. de contradicción.
En la historia reciente de la persecución mar- (3) Singular pretensión, que sólo en Dios es
xista pudiéramos hallar pruebas confirmatorias justa, como principio y fin que es del hombre
de lo que aquí dice el Salvador. Es una expresión manifiesta de su divinidad.
SAN MATEO, 11 1079
17
el que viene (1), o debemos esperar tan unos a otros, diciendo: «Os
a otro? Y respondiendo Jesús, les tocamos la flauta y no bailáis, he-
dijo: Id y referid a Juan lo que habéis mos endechado y no os habéis do-
oído y visto. 8
Los ciegos ven, los lido.» 18 Porque vino Juan, que no
cojos andan, los leprosos quedan lim- comía ni bebía, y dicen: Está poseído
pios, los sordos oyen, los muertos del demonio. 19 Vino el Hijo del
resucitan y los pobres son evangeli- hombre, que come y bebe, y dicen:
zados; 6 y bienaventurado aquél que Es un comilón y un bebedor de vino,
no se escandalizare en mí. amigo de publícanos y pecadores.
Y la Sabiduría se justifica por sus
Elogio de Juan. obras.
7
Cuando éstos se hubieron ido,
comenzó Jesús a hablar de Juan a Amenaza a las ciudades infieles.
la muchedumbre: ¿Qué habéis ido a
ver al desierto? ¿Una caña agitada 20
Comenzó entonces a increpar a
por el viento? 8 ¿Qué habéis ido a las ciudades en que había hecho
ver? ¿A un hombre vestido afemina- muchos milagros, porque no habían
damente? Mas los que visten con hecho penitencia: |Ay de ti, Corazaín,
molicie están en las moradas de los ay de ti, Betsaidal, porque, si en
reyes. 9 ¿Pues a qué habéis ido? Tiro y en Sidón se hubieran hecho
¿A ver un profeta? Sí, yo os digo los milagros hechos en ti, mucho ha
que más que a un profeta. 10 Este es que en saco y ceniza hubieran hecho
de quien está escrito: penitencia. 22 Así, pues, os digo que
He aquí que yo envío a mi men- Tiro y Sidón serán tratadas con menos
sajero delante de tu faz, rigor que vosotros en el día del juicio.
Que preparará tus caminos delante 23 Y
tú, Cafarnaúm, ¿te levantarás
de ti (2). hasta el cielo? Hasta el infierno serás
11
En verdad os digo que entre los precipitada. Porque si en Sodoma se
nacidos de mujer no ha parecido hubieran hecho los milagros hechos
uno más grande que Juan el Bau- en ti, hasta hoy subsistirían. 24 Así,
tista. Pero el más pequeño en el pues, os digo que el país de Sodoma
reino de los cielos es mayor que él (3). será tratado con menos rigor que tú
12
Desde los días de Juan hasta ahora, en el día del juicio.
el reino de los cielos sufre violencia
y los esforzados lo arrebatan. 13 Por-
que todos los profetas y la ley han Acción de gracias al Padre.
profetizado hasta Juan. 14 si que- Y
que ha de venir.
réis oírlo, él es Elias, 25 En aquel tiempo tomó
Jesús la
15
El que tiene oídos, que oiga. palabra y dijo: Yo te alabo, Padre,
Señor del cielo y de la tierra, porque
Juicio sobre la generación ocultaste estas cosas a los sabios y
presente. discretos y las revelaste a los peque-
ñuelos (1). 26 Sí, Padre, porque así
16
¿A quién compararé yo esta ge- te plugo. 27 Todo me ha sido entre-
neración? Es semejante a los niños por mi Padre (2), y nadie
gado
sentados en la plaza (4), que se gri- conoce al Hijo sino el Padre, y nadie
conoce al padre sino el Hijo y aquél
(1) El laconismo de los evangelistas no nos a quien el hijo quisiere revelárselo.
permite poner en claro el motivo de esta emba- 28 Venid a mí, todos los que estáis
jada. Parece lo más probable que obedeciera al fatigados y cargados, que yo os ali-
deseo de que sus discípulos oyesen la verdad
de labios del mismo Jesús. Hay quien cree que
obedeció a un pasajero oscurecimiento del cono- clases directoras de Israel, en quienes fué bien
cimiento que Juan tenía de Jesús como Mesías. marcada la oposición contra Jesús, hasta aca-
(2) Mal. 3, i. bar poniéndole en la cruz.
(3) Después del elogio que precede, la com- (1) Maravilloso desahogo de Jesús con su Pa-
paración no puede referirse a la dignidad de las dre acerca de los planes de su providencia. El
personas, sino de los estados. Juan vive aún en reino de los cielos es de los pobres y humildes;
la antigua alianza, que es la promesa del reino de los que presumen de sabios, la reprobación.
de Dios; los hijos del reino ya gozan de la pose- (I Cor. ,, 18 ss .)
sión del mismo reino prometido. (2) Estas palabras expresan la intima comu-
(4) Nota característica de la enseñanza po- nión de vida entre el Padre y el Hijo, la consus-
pular de Jesús. La parábola va dirigida a las tancialidad de ambos.
.
nás, estará dividido contra si, ¿cómo, dijo: La generación mala y adúltera,
pues, subsistirá su reino? 27 si yo Y busca una señal, y no le será dada
arrojo los demonios con el poder de más señal que la de Jonás (1) el
40 Porque, como estuvo
Beelcebub, ¿con qué poder los arro- profeta.
jan vuestros hijos? Por esto serán Jonás en el vientre de la ballena tres
28 Mas si yo,
ellos vuestros jueces. días y tres noches, así estará el Hijo
arrojo a los demonios con el espíritu del hombre tres días y tres noches
de Dios, entonces es que ha llegado en el seno de la tierra. 41 Los nini-
29
a vosotros el reino de Dios. ¿Pues vitas se levantarán el día del juicio
cómo podrá entrar uno en la casa contra esta generación y la conde-
de un fuerte y arrebatarle sus ense- narán, porque ellos hicieron peni-
res, si no logra primero sujetar al tencia a la predicación de Jonás, y
fuerte? Ya entonces podrá saquear hay aquí algo más que Jonás. 42 La
su casa. 30 El que no está conmigo reina del Mediodía se levantará en
está contra mí, y el que conmigo no juicio contra esta generación y la
recoge, desparrama. condenará, porque vino de los confi-
nes de la tierra para oír la sabiduría
de Salomón, y aquí hay algo más
La blasfemia contra el Espíritu que Salomón. 43 Cuando el Espíritu
Santo. impuro sale de un hombre, discurre
por lugares áridos, buscando reposo
44 Entonces
31
Por esto os digo: Todo pecado
y no lo halla. se dice:
Me volveré a mi casa de dotide salí.
y blasfemia les será perdonado a los Y va y la encuentra vacía, barrida y
hombres, pero la blasfemia contra el compuesta. 45 Entonces va, toma con-
Espíritu (1) no les será perdonada. sigo otros siete espíritus peores que
32 Quien hablare contra el Hijo del
él, y entrando, habita allí, viniendo
hombre será perdonado: pero quien a ser las postrimerías de aquel hom-
hablare contra el Espíritu Santo, no bre peores que sus principios. Así será
será perdonado, ni en este siglo ni
de esta generación mala.
en el venidero. 33 Si plantáis un árbol
bueno, su fruto será bueno, pero si
plantáis un árbol malo, su fruto será Los parientes de Jesús.
malo, porque el árbol por los frutos
se conoce. 34 ¡Raza de víboras! ¿Cómo 46 Mientras El hablaba a la mu-
podéis vosotros decir cosas buenas,
chedumbre, su madre y sus herma-
siendo malos? Porque de la abun-
nos estaban fuera y pretendían ha-
dancia del corazón habla la boca.
35 El hombre bueno, blarle. 47 Alguien le dijo: Tu madre
de su buen te-
soro saca cosas buenas, pero el hom- y tus hermanos (2) están fuera y
desean hablarte. 48 Y El respondió
bre malo de su mal tesoro saca cosas
malas. 36 Y yo os digo que de toda y dijo al que le hablaba: ¿Quién es
mi madre y quiénes son mis herma-
palabra ociosa que hablaren los hom-
bres habrán de dar cuenta el día del
nos? 49
Y
extendiendo su mano sobre
juicio. 37 Pues por tus palabras serás
He aquí mi madre
los discípulos, dijo:
* 20 Esto
fariseos y escribas venidos de falsos testimonios, blasfemias.
Jerusalén, diciendo: 2 ¿Por qué tus es lo que hace impuro al hombre;
discípulos traspasan la tradición de pero comer sin lavarse las manos,
los ancianos? (1). ¿Por qué no se eso no hace impuro al hombre.
lavan las manos cuando comen?
3
El respondió y les dijo: ¿Por qué La mujer cananca.
traspasáis vosotros el precepto de
21 Saliendo
Dios por amor de vuestras tradicio- de allí Jesús, se retiró
nes? 4 Pues Dios dijo: Honra a tu pa- a los términos de Tiro y de Sidón.
dre y a tu madre (2), y quien maldije- 22 Y
he aquí que una mujer cananea,
re a su padre o a su madre sea conde- procedente de aquellos lugares, co-
nado a muerte (3). 8 Pero vosotros menzó a gritar, diciendo: Ten piedad
decís: Si alguno dijere a su padre' o a de mí, Señor, Hijo de David; mi hija
su madre: ¡Cuanto de mí pudiere apro- es malamente atormentada del de-
vecharte, sea ofrendal 6 Ese no tiene monio. 23 Pero El no le contestaba
que honrar con ello a su padre ni palabra. Y
los discípulos se le acer-
a su madre; y habéis anulado la pa- caron y le rogaron, diciendo: Despí-
labra de Dios por vuestra tradi- dela, pues viene gritando en pos de
ción (4). 1 iHipócritasl Bien profe- nosotros. 24 El respondió y dijo: No
tizó de vosotros Isaías, cuando dijo: he sido enviado (1) sino a las ovejas
8
«Este pueblo me honra con los perdidas de la casa de Israel. 25 Mas
labios, pero su corazón está lejos de ella, acercándose, se postró ante El,
mí; 9
en vano me rinden culto, las diciendo: ¡Señor, socórreme! 26 Con-
doctrinas que enseñan son preceptos testó El y dijo: No es bueno tomar el
humanos (5).» pan de los hijos y arrojarlo a los
10 Y
llamando a sí a la muche- perrillos. 27 Mas ella dijo: Cierto,
dumbre les dijo: Oíd y entended: Señor, pero también los perrillos co-
II
No es lo que entra por la boca lo men de las migajas que caen de la
que hace impuro al hombre; sino lo mesa de sus señores. 28 Entonces
que sale dé la boca, eso es lo que al Jesús le dijo: ¡Oh mujer, grande es
hombre hace impuro. 12 Entonces se tu fel (2). Hágase contigo como tú
le acercaron los discípulos y le dije- quieres. Y
desde aquella hora quedó
ron: ¿Sabes que los fariseos al oírte curada su hija.
se han escandalizado? 13
Respondió-
les y dijo: Toda planta que no ha Curaciones junto al mar de
plantado mi Padre celestial será Galilea.
arrancada. 14 Dejadlos: Son guías
ciegos; si un ciego guía a otro ciego, 29
Partiendo de allí, vino Jesús
ambos caerán en la hoya. 15 Tomando cerca del mar de Galilea (3), y su-
(1) Los fariseos daban importancia a la lim-
pieza legal, anteponiéndola en muchos casos a (1) Concuerda con la instrucción de ro, 5,
la pureza del alma. De esto los reprende Jesús, y esto muestra que en su viaje a Tiro y Sidón
enseñándoles a buscar más bien la pureza del Jesús iba en busca de los judíos que moraban
corazón que la del cuerpo. fuera de los límites de la Palestina, no a evan-
(2) Ex. 20, 12. gelizar a los gentiles, misión que reservaba a
(3) Ex. 21. 17- los Apóstoles para después de su pasión. (In.
(4) Un
mal hijo, para ahorrarse los gastos de 12, 20 ss.)
socorrer a sus padres, declara ofrecido a Dios (2) Caso semejante al del centurión, que
lo que de él pudieran llegar a necesitar. Los es- también mereció un elogio parecido de Je-
cribas dan por válida esa ofrenda, que ni siquiera sús. (8, 10 s.)
se cumple en obsequio de Dios. Era la mayor (3) Por otro nombre, Lago de Genesaret, tan-
falta de sentido moral que podía darse. tas veces mencionado en los evangelios como
(5) Is. 29. 13. teatro de la actividad apostólica del Salvador.
1U8(¡ SAN MATEO, 16
biendo a una montaña, se sentó allí. ción mala y adúltera busca una
30 Y se le acercó una gran muche- señal, mas no se le dará sino la señal
dumbre, en la que había cojos, man- de Jonás. Y dejándolos, se fué.
cos, ciegos, mudos y muchos
otros
enfermos, y se echaron a sus pies y
los curó. 31
Y
la muchedumbre se La levadura de los fariseos.
maravillaba viendo que hablaban los
mudos, los mancos sanaban, los cojos 6
Yendo los discípulos a la otra
andaban y veían los ciegos. Y glori- ribera, se de llevar pan.
olvidaron
ficaban al Dios de Israel. * Jesús les dijo: Ved bien de guar-
daros del fermento de los fariseos y
saduceos. 7 Ellos pensaban entre sí y
Segunda multiplicación v se decían: Es porque no hemos traído
8
de los panes. pan. Conociéndolo Jesús, dijo: ¿Qué
pensamientos son los vuestros, hom-
32 Jesús llamó a Sí a sus discí- bres de poca fe? ¿Que no tenéis pan?
pulos y dijo: Tengo compasión de
9
Aún no habéis entendido, ni os
la muchedumbre, porque ha ya tres acordáis de los cinco panes para los
días que está conmigo y no tienen cinco mil hombres, y cuántas es-
qué comer; no quiero despedirlos en puertas cogisteis? 10 Ni de los siete
ayunas, no sea que desfallezcan en panes para los tres mil hombres,
el camino. 33 Los discípulos le con- y cuántos canastos cogisteis? 11 ¿Cómo
testaron: ¿De dónde vamos a sacar no 'habéis entendido que no hablaba
en el desierto tantos panes como se del pan? Guardaos, os digo del fer-
necesitan para saciar a tanta muche- mento de los fariseos y saduceos.
12 Entonces
dumbre? 34 Díjoles Jesús: ¿Cuántos cayeron en la cuenta de
panes tenéis? Ellos contestaron: Sie- que no les había dicho que se guar-
85 Y man- dasen del fermento del pan, sino de
te y algunos peceeillos.
dando a la muchedumbre que se sen- la doctrina de fariseos y saduceos.
36 tomó los siete panes
tara en tierra,
y los peces, y dando gracias los partió
y se los dió a los discípulos, y éstos La confesión de Pedro.
a la muchedumbre. 37 Y comieron
13
Viniendo Jesús a los términos de
todos y se saciaron, y se recogieron
de los pedazos que quedaron siete Cesárea de Filipo (1), preguntó a
espuertas llenas. 38 Los que comieron sus discípulos: ¿Quién dicen los hom-
eran cuatro mil hombres, sin contar bres que es el Hijo del hombre?
las mujeres y los niños. 39 Y despi- 14 Ellos contestaron: Unos, que Juan
diendo a la muchedumbre, subió a el Bautista; otros, que Elias; otros,
la barca, y vino a los confines de que Jeremías, u otro de los profetas.
Magadán. " Y El les dijo: Y
vosotros, ¿quién
decís que soy? (2). 16 Tomando la
palabra Pedro, dijo: Tú eres el Me-
La petición de una señal del cielo. sías, el Hijo de Dios vivo (3).
17
Y
Jesús, respondiendo, dijo: Bien-
1 1
Se le acercaron los fariseos aventurado tú, Simón Baryona, por-
* "
f.
y saduccos para tentarle, y le
rogaron que les mostrara una señal (1) Se halla al pie del Hermón y próxima a
del cielo (1). 2 El, respondiendo, les una de las fuentes del Jordán. Su antiguo nom-
dijo: Por la tarde decís: Buen tiempo, bre era Pancas, hoy Banias, restaurada por el
si el cielo está arrebolado. 8 Y a la tretarca Filipo y llamada Cesárea en honor de
César.
mañana: Hoy habrá tempestad, si Como de un personaje misterioso, las opi-
(a)
en el cielo hay arreboles oscuros. niones son diferentes y todas tocan lo maravi-
Sabéis oiscernir el aspecto del cielo, lloso. Por su trato más Intimo con el Maestro,
pero no sabéis discernir las señales los discípulos tenían razones para juzgar con
de los tiempos nuevos. * La genera- más acierto que el vulgo.
(3) Esto es, tú eres el Mesías esperado por
Israel; pero, además, el Hijo de Dios vivo. Lo
(i) En 12, 38, los escribas y fariseos piden a primero no implicaba lo segundo, a juicio de
Jesús que les haga ver un milagro; aquí los fari- los Isrealitas, los cuales estaban tan lejos de
seos y los saduceos hacen una petición más con- alcanzar este misterio, que por confesarlo juz-
creta: un milagro del cielo. La respuesta de Je- garon blasfemo a Jesús y le declararon reo de
sús se acomoda a la petición. muerte. (26. 63 ss.)
SAN MATEO, 17 1087
1 Q 1
Y sucedió que cuando Jesús
Imposición de las manos a los
hubo acabado estos discursos,
niños.
se alejó de Galilea (1) y vino a los
términos de Judea, al otro lado del 13
Entonces le fueron presentados
Jordán. 2 Y le siguieron numerosas unos niños para que les impusiera
muchedumbres, y allí los curaba.
las manos y orara; y como los repren-
dieran los discípulos, 14 díjoles Jesús:
Dejad a los niños y no les estorbéis
El repudio. de acercarse a mí, porque de ellos
es el reino de los cielos. 15 habién- Y
doles impuesto las manos, se fué
3 Y se le acercaron unos fari-
de allí.
seos con propósito de tentarle, y le
preguntaron: ¿Es lícito repudiar a
la mujer por cualquier causa? (2). La respuesta ni joven rico.
* El respondió: ¿No habéis leído
que al principio el Creador los hizo 16 Y
he aquí que se acercó uno y
varón y hembra? 5 dijo: «Por Y le dijo: Maestro, ¿qué de bueno haré
esto dejará el hombre al padre y a yo para alcanzar la vida eterna?
la madre y se unirá a la mujer y
17
El le dijo: ¿Por qué me preguntas
serán los dos una sola carne (3)». j
sobre lo bueno?: Uno sólo es bue-
* De manera que ya no sean dos, no (2); si quieres entrar en la vida,
Por tanto, lo guarda mandamientos. 18
sino una sola carne. los Díjole
que Dios unió no debe separarlo el él: ¿Cuáles? Jesús respondió: No
hombre. 7 Ellos le replicaron: Enton- matarás, no adulterarás, no hurta-
ces, ¿cómo es que "Moisés ordenó dar rás, no levantarás falsos testimonios;
libelo de divorcio al repudiar? 8 Dí- i
19
honra padre y madre, y ama al
joles El: Por la dureza de vuestro i prójimo como a ti mismo. 20 Díjole
corazón os permitió Moisés repudiar el joven: Todo eso lo he guardado.
a vuestras mujeres, pero al principio ¿Qué me queda aún? 21
Díjole Jesús:
no fué así. 9 Y yo os digo que quien Si quieres ser perfecto, ve, vende
repudia a su mujer (salvo el caso de cuanto tienes (3), dalo a los pobres
adulterio) y se casa con otra, comete y tendrás un tesoro en los ciclos,
adulterio. y ven y sigúeme. 22 Al oír esto el
joven, se fué triste (4), porque
(i) Hasta aquí San Mateo nos presenta a Je- (i) Jesús responde a los discípulos ponde-
sús misionando en la Galilea y en los países rando el valor del celibato guardado por amor
cercanos; ahora le conduce a Jerusalén, pasando del reino de los cielos. San Pablo (I Cor. 7, 25 ss.)
por la ribera izquierda del Jordán para repasar declaró este pensamiento del Salvador y redacto
el rio por frente a Jericó. la carta magna del celibato cristiano.
(3) Supuesto que la Ley autorizaba el di- (3) Con esta respuesta levanta Jesús el es-
vorcio, los escribas sólo discutían los motivos. píritu a la bondad del Padre, el único que es
Jesús responde que la indulgencia de la ley sustancialmente bueno.
es contraria a la primera institución del marti- (3) Le invita a seguirle en el apostolado,
monio, y en consecuencia la declara abrogada. para lo cual le propone desprenderse de todo
Sobre el caso de la fornicación, véase la nota cuanto le ate a la tierra.
a 5. 32- (4) Porque tenia su corazón pegado a sus
(3) Gen. 2. 24. muchos bienes. Esto es lo que hace decir a Je*
SAN MATEO, 20 1091
23
Entrado en el templo, se le acer- 33
Oíd otra parábola: Había un
caron los príncipes de los sacerdotes padre de familia que plantó una viña,
la rodeó de una cerca, cavó en ella
(i) Los santuarios muy concurridos suelen un lagar, edificó una torre y la arren-
ser centros comerciales, y las peregrinaciones,
origen de ferias. Tal ocurría en Jerusalén. El
dó a unos viñadores, partiéndose
mal estaba en que la tal feria se celebraba en el luego a tierras extrañas. 34 Cuando
recinto sagrado, convirtiendo el santuario en se acercaba el tiempo de los frutos,
lugar de tráfico. envió a sus criados a los viñadores
(2) Salm. 8, 3. para percibir su parte. 35 Pero los
(3) Se halla algo más distante de Jerusalén
que Betfagé; allí vivía Lázaro con sus herma- uno menos de recordar la parábola de la higuera
nas y Simón el leproso, sin duda curado por estérily aplicarla a Israel. (Le. 13, 6 s.)
Jesús. (1) Le preguntan por los poderes de sumi-
(4) Según el rigor de la letra, Jesús hizo este sión, que eran manifiestos. Por eso Jesús les re-
singular milagro para enseñar a los discípulos ponde haciéndoles otra pregunta para poner
el poder de la fe; mas al leer el texto, no puede más en evidencia su falta de sinceridad.
i OíM SAN MATEO, 22
sabe (4), ni los ángeles del cielo, ni será semejante a diez vírgenes
que tomando sus lámparas salieron
(i) Todo esto son figuras para anunciar la
majestad con que vendrá el Hijo siempre preparados. Insiste el Señor sobre su
grandeza de la
juzgar al mundo. incertidumbre, porque sabia cuánta era la curio-
del hombre a
sidad humana por averiguar la venida de este
(a) Esta parábola alude a las señales indica-
dia y las ansiedades que podría causar esta cu-
das en los versículos 15 ss.
riosidad. Es un secreto del Padre, el cual ni a
(3) Como tantas otras veces, habla aquí Je-
que le vió, pero los ángeles ni al mismo Hijo lo ha comunicado
sús de la generación presente,
para que lo anuncien a los hombres. No es que
que no quiso recibir su mensaje y que dentro los ángeles, y menos el Hijo, lo ignoren; pero
la sangre
de pocos días reclamará ante Pilato
el año 70. como mensajeros divinos, encargados de dar a
del Justo. Se cumplió este vaticinio
Jerusalén fué arruinada por los Romanos. conocer la voluntad de Dios, lo desconocen ab-
cuando
solutamente. Véase una respuesta semejante
(4) El contraste entre estas palabras y los ver-
habla sino en Act. I, 7: «No os toca a vosotros conocer los
sículos anteriores prueba que no se
los tiempos. Esta tiempos y momentos, que el Padre se ha reser-
ue la venida de Jesús al fin de
habrá que estar vado. 1
venida será repentina y para
I
ella
SAN MATEO, 25 1099
que las prudentes tomaron aceite en recibido un solo talento y dijo: Señor,
las alcuzas juntamente con sus lám- tuve en cuenta que eres hombre duro,
pairas.
5
Como el esposo tardaba, se i que quieres cosechar donde no has
adormilaron y durmieron. 6 A la |
sembrado y recoger donde no has
media noche se oyó un clamoreo: esparcido, 25 y temiendo, me fui y
Ahi está el esposo, a su en-
salid escondí tu talento en la tierra: aquí
26 Respondióle amo:
cuentro. 7 Se despertaron entonces lo tienes. su
todas las vírgenes y se pusieron a Siervo malo y haragán, ¿conque
preparar sus lámparas. 8 Las necias sabías que yo quiero cosechar donde
dijeron a las prudentes: Dadnos acei- no sembré y recoger donde no es-
te del vuestro, porque se nos apa- parcí? 27 Debías, pues, entregar mi di-
gan las lámparas. 9 Pero las prudentes nero a los banqueros, para que a mi
respondieron: No, porque podría ser vuelta recibiese lo mío, con los in-
que no bastase para nosotras y vos- tereses. 28 Quitadle el talento y dád-
otras; id más bien a la tienda y com- selo al que tiene diez; 29 porque al
pradlo. 10 Pero mientras fueron a que tiene se le dará y abundará; pero
comprarlo llegó el esposo, y las que a quien no tiene, aun lo que tiene
estaban prontas entraron con él a
11
se le quitará. 30 Y
a ese siervo inútil,
las bodas y se cerró la puerta. Lle- echadle a las tinieblas exteriores; allí
garon más tarde las otras vírgenes, habrá llanto y crujir de dientes.
12 Pero
diciendo: Señor, señor, ábrenos.
él respondió: En verdad os digo que
no os conozco. 13 Velad, pues que no El juicio final.
sabéis el día ni la hora (1).
31
Cuando el Hijo del hombre venga
Parábola de los talentos. en su gloria y todos los ángeles con
El (1), se sentará sobre su trono
de gloria, 32 y se reunirán en su pre-
14
Porque es como uno que al em- sencia todas las gentes, y separará a
prender un viaje llama a sus siervos unos de otros, como el pastor separa
y les entrega su hacienda, 15 dando a las ovejas de los cabritos, 33 y pon-
a uno cinco talentos, a otro dos y a drá las ovejas a su derecha y los
otro uno, a cada cual según su capa- j
cabritos a su izquierda. 34 Entonces
cidad, y se va. 16 Luego el que había dirá el Rey a los que están a su de-
recha: Venid, benditos de mi Padre,
j
de inculcar más la vigilancia. norma del juicio divino al fin de los tiempos.
1 100 SAN MATEO, 26
2()
1
Y aconteció que cuando Jesús La última cena de Jesús.
hubo terminado estos discursos,
dijo a sus discípulos: 2 Sabéis que
dentro de dos días es la Pascua, y 17
El día primero Tde los Acimos (2)
el Hijo del hombre será entregado se acercaron los discípulos a Jesús y
3
para que le crucifiquen. Se reunie- le dijeron: ¿Dónde quieres que pre-
ron por entonces los príncipes de los paremos para comer la Pascua?
sacerdotes y los ancianos del pue- 18 El les dijo: Id a la ciudad, a casa
blo (1) en el palacio del Pontífice, de fulano y decidle: El Maestro dice:
que se llamaba Caifás 4 y se consul- y\i tiempo está próximo, quiero ce-
taron sobre cómo apoderarse con en- lebrar en tu casa la Pascua con mis
gaño de Jesús para darle muerte. discípulos. 19 Y los discípulos hicie-
Pero se decían: Que no sea du- ron como Jesús les ordenó y prepa-
rante la fiesta, no vaya a alborotarse raron la Pascua. 20 Llegada la tarde,
el pueblo. se puso a la mesa con los doce (3),
21
y mientras comían dijo: En verdad
os digo que uno de vosotros me ha
La unción en Detania. de entregar. 21 Y muy entristecidos,
• Hallándose Jesús en Betania (1) Para mejor ejecutar sus planes, el Sane-
(2),
en casa de Simón el leproso, 7 se llegó drín se ve ayudado por el discípulo traidor, que
a él una mujer con un frasco de ala- en su modo de presentarse, indica claro que va
impulsado por la avaricia. En el Exodo 21, 32, se
bastro lleno de costoso ungüento, y fija en treinta siclos la indemnización por un
lo derramó sobre su cabeza, mientras siervo que hubiera sido muerto por un buey
estaba recostado a la mesa. 8 Al verlo bravo. Tal debió de ser el principio, que sirvió
se enojaron los discípulos y dijeron: para fijar los honorarios de Judas.
«A qué este derroche? Podría haberse (2) La fiesta de la Pascua se llamaba también
vendido a gran precio y darlo a los de los Acimos, porque en los ocho días que
duraba no se podía comer pan fermentado. El
dia solía contarse desde un atardecer a otro,
(i) Desde Galilea los escribas y fariseos vie- pero aquí el día primero es el dia natural, que
nen conspirando contra Jesús; ahora son las precede al atardecer, porque en él debían reco-
autoridades supremas de la nación las que se ger de casa todo el pan fermentado. (Exo-
echan sobre si esta gravísima responsabilidad. do 12, 15.) Se llamaba también Parasceve, pre-
2) Según 2i, 17, Jesús contaba allí con hués- paración, porque en él habla de prepararse todo
ped amigo. Este Simón era sin duda un curado lo necesario para la Pascua.
por Jesús, y la mujer de la unción era la hermana (3) Se reclinó, se recostó sobre el brazo iz-
de Lázaro, el resucitado, según nos explica quierdo, porque tal era el modo de comer en-
San Juan ft2. 13) tonces usado.
SAN MATEO, 26 1101
27
Lossoldados del Procurador,
41
E igualmente los príncipes de
los sacerdotes, con los escribas y an-
tomando entonces a Jesús, lo condu-
cianos, se burlaban y decían: Salvó
jeron al pretorio ante toda la cohorte.
28 Y a otros y a sí mismo no se puede
despojándole de sus vestiduras
salvar. Si es el rey de Israel, que
le echaron encima una clámide de
púrpura, 29 y, tejiendo una corona baje ahora de la cruz y creeremos
de espinas, se la pusieron sobre la en él. 43 Ha puesto su confianza en
Dios, que El le libre ahora, si es que
cabeza, y en la mano una caña; y
le quiere, puesto que ha dicho: Yo
doblando la rodilla delante de El,
soy el Hijo de Dios. 44 Asimismo los
se burlaban (3) de El, diciendo: ¡Sal-
ve, rey de los judíos! 31 Y escupién-
bandidos que con él estaban crucifi-
dole, lomaban la caña y le herían
cados (3) le ultrajaban.
con ella en la cabeza. 39 Y después de
haberse divertido con El, le quitaron
la clámide, le pusieron sus vestidos La muerte de Jesús.
y le llevaron a crucificar.
46 Desde la hora de sexta
(4) se
extendieron las tinieblas sobre toda
La cruciiixión. la tierra hasta la hora de nona.
46 Hacia la hora de nona clamó Jesús
32
Al salir encontraron a un hom- con voz fuerte, diciendo: ¡Eli, Eli,
bre de Cirenc, de nombre Simón, al lemma sabactani! Que quiere decir:
cual requirieron para que llevase la Dios mío, Dios mío, ¿por qué me
cruz (4). 33 Y llegando al sitio lla- has desamparado? (5). 47 Algunos
mado (Jólgota, que quiere decir el de los que allí estaban, oyéndole,
lugar de la calavera, 34 diéronlc a decían: A Elias llama éste. 48 Y luego,
beber vino mezclado con hiél (5); corriendo, uno de ellos tomó una es-
mas en cuanto lo gustó, no quiso ponja, la empapó en vinagre y la
beberlo. 35 Y
así que le crucificaron, fijó en una caña y le dió a beber (6).
49
se dividieron sus vestidos echándolos Otros decían: Deja, veamos si viene
a suertes, 36 y sentados hacían la Elias a salvarle. *° Jesús, dando de
guardia allí. 37 Y
sobre su cabeza nuevo un fuerte grito, expiró.
(1) El cumplimiento de esta maldición que ! (i) Jesús muere porque se ha declarado Rey
el pueblo echa sobre si, era lo que a Jesús con- de los judios, esto es, Mesías.
movía hasta hacerle derramar lágrimas. (Le. 19.) ! (2) Para mayor ejemplaridad, los lugares de
(2) San Juan, que es más detallado, nos dice ,
suplicio solían estar al lado de los caminos,
que Pilato habla mandado azotar a Jesús por i
Por aqui se ve hasta qué punto hablan logrado
via de corrección y para dar alguna satisfacción los jefes de la nación inficionar los ánimos del
a sus enemigos, después de fracasado el primer pueblo centra Jesús.
expediente de libertad. (Jn. 19, 1 ss.) (3) Este plural genérico no se aplica sino a
(3) El mi ni S. Juan coloca esta burla luego |
uno de los dos, según nos lo declara más explfci-
de la flagelación, y nos dice que Filato la quiso 1
tímente S¿n Lucís 23, 39 ss.
aprovechar para aplacar el ánimo de los judíos, i
(4) El día se dividía en cuatro partes igua-
aunque en v„no. (jn. 19, 4 ss.) I les, horas, a contar desde el amanecer, cerno la
(4) La costumbre dictaba que el reo mismo j
noche en cuatro vigilias. La hora de sexta co-
llevase el travesano de la cruz (el pie derecho menata al medicdla.
estaba plantado en el sitio); pero Jesús no podía, !
(5) Estas palabras están tomadas del sal -
sin duda a causa de la crudeza de la flagelacicn. | mo 21. Ese desamparo es uno de tantos misté-
is) Era un anestésico que embotaba los sen- ;
rios como ofrece la psicología del Hombre-Dios
ti Jo» para que el reo simiese menos los tormén- (6) Era agua mezclada con vinagre, que los
|
Con los años, Marcos vino a ser un gran ministro del Evangelio y coad-
jutor de los Apóstoles. Y
no hay que decir que esto le reconcilió el afecto de Pablo,
a quien sólo su cobardía había disgustado. Por esto tinos diez o doce años más
tarde le hallamos en Roma a su lado (Col. 4, 10; Filcm. 24). Hacia la misma
época, Pedro, escribiendo desde Roma a los fieles del Ponto, Oalacia, Capa-
docia, Asia y Bitinia, les saluda de parte de Marcos, su hi jo en la fe (I Pet.
5, 13). Años más tarde, durante su segunda prisión, Pablo encarga a Timoteo
que traiga consigo a Marcos, que le es de mucha ayuda para el ministerio
(II Tim. 4, 11). Una tradición posterior, recogida por Eusebio en su «His-
toria Eclesiástica» (11, 9), afirma que fué el evangelizador de Egipto y fun-
dador de la gloriosa iglesia de Alejandría. San Jerónimo le señala como padre
del monacato egipcio.
EL EVANGELIO. — La tradición cristiana que, con Papias, remonta a los
últimos años del siglo primero, nos dice que San Marcos escribió su evangelio
en Roma, recogiendo en él la predicación de San Pedro: «Marcos, intérprete
de Pedro, puso por escrito cuantas cosas recordaba de lo que Cristo había hecho
y dicho, con exactitud, pero no con orden. No es que él hubiera oído al Señor
o le hubiera seguido; pero, como se ha dicho, siguió después a Pedro, el cual
hacia sus instrucciones según las necesidades de los oyentes, pero no narraba
ordenadamente los discursos del Señor. Por esto Marcos no incurrió en error,
escribiendo algunas cosas conforme las tenía en la memoria; de una cosa tenía
cuidado: de no omitir nada de lo que había oído, o de no fingir cosa falsa."
Los escritores posteriores confirman en sustancia estas afirmaciones de Papias,
de las cuales sacamos en consecuencia: 1.° Que San Marcos nos ha conservado
la suma de la catcquesis de San Pedro. 2. a Que su evangelio fué destinado a
los convertidos de la gentilidad. 3." Que fué escrito en Roma. 4.° Sobre la
fecha precisa no existe la misma certidumbre, pero lo más razonable es supo-
ner que lo escribió en la fecha en que los apóstoles San Pedro y San Pablo nos
muestran a Marcos en Roma, que sería por los años 60 a 62.
El examen del evangelio nos confirma en estos puntos, v. gr., 8, 29 88., la
confesión de Pedro y la reprensión que luego recibió del Señor (cf. Mt. 16, 17 88.);
la negación de Pedro conforme a la predicción (14, 30, 66 ss.); la explicación
de los vocablos hebreos y de las costumbres judías, que naturalmente debían
de ser desconocidos de sus lectores, v. gr., 7, 3 s., en que declara las tradiciones
judías sobre la pureza; 14, 12, en que declara el rito del día primero de los Aci-
mos, y 15, 42, donde explica lo que era la parasceve. Es también San Mareos,
de loe cuatro evangelistas, el que emplea más vocablos y construcciones latinas.
El estilo de San Marcos es bastante incorrecto, lo que aun en la versión
castellana se echará de ver; en cambio, abundan en él los rasgos pintorescos.
Para hacerse cargo de esta cualidad, bastará comparar la curación del para-
lítico, 2, 1-12, con Mt. 9, 1-8; la tempestad calmada, 4, 35-41, con Mt. 8, 18-27,
y la curación de la hemorroisa, 5, 21-34, con Mt. 9, 18-26. Es también San
Marcos el que emplea un lenguaje más fuerte para hablar de la humanidad
del Señor, v. gr., 3, 21, la salida de los parientes para recoger a Jesús, porque
le creían fuera de sí; 6, 3, Jesús calificado de carpintero; 6, 5, por que no hace
in Galilea después del bautismo predicado por Juan, cómo Dios ha ungido con el
Espíritu Santo y el poder o Jesús de Nazaret, que iba de lugar en lugar ha-
ciendo bien y curando a todos aquellos que estaban bajo el imperio del diablo,
porque Dios estaba con El. Y nosotros somos testigos de todo lo que ha hecho
en el país de los judíos y en Jerusalén. Ellos le dieron muerte, colgándole de
un madero, pero Dios le resucitó al tercer día y permitió que se apareciese, no a
todo el pueblo, sino a los testigos elegidos de antemano por Dios, a nosotros,
que hemos comido y bebido con El después que hubo resucitado de entre los
muertos. El nos ha ordenado predicar al pueblo y atestiguar que El ha sido
establecido por Dios Juez de vivos y muertos. Todos los projetas dan testimonio
de El, que quien creyere en El recibe por sri nombre el perdón de los pecados.»
Conforme a este programa, San Marcos trazó el plan de su evangelio, que es
el siguiente: 1. Título del evangelio en que afirma la divinidad de Jesús
SAN MARCOS
La misión de Juan. decía: de mí viene uno más
Tras
fuerte que yo, ante quien no soy
1 digno de postrarme para desatar la
Principio del evangelio de Jesu-
I cristo (1), Hijo de Dios. 2 Como correa de sus sandalias. 8 Yo os
está escrito en el profeta Isaías (2): bautizo en agua, pero El os bautizará
«He aquí que envío delante de ti en el Espíritu Santo.
mi ángel que preparará tu camino.
3 Voz
de quien grita en el desierto:
Preparad el camino del Señor, ende- Kl bautismo de Jesús.
rezad sus senderos;»
4 Apareció
en el desierto Juan el 9
Y
sucedió que en aquellos días
Bautista, predicando el bautismo de vino Jesús desde Nazaret, en Galilea,
penitencia para remisión de los pe- y fué bautizado por Juan en el
cados. 5 Y acudían a él de toda la Jordán. 10 Y
en saliendo del agua
región de Judea (3), todos los mo- vió los cielos abiertos y el Espíritu,
radores de Jerusalén, y se hacían como paloma, que descendía sobre
bautizar por él en el río Jordán, con- El, 11 y se dejó oír de los cielos una
fesando sus pecados. 6 Llevaba Juan voz: «Tú eres mi Hijo amado, en
un vestido de pelos de camello, y un quien yo me complazco».
cinturón de cuero ceñía sus lomos,
y se alimentaba de langostas y miel
silvestre. 7 Y en su predicación les Hl retiro tle Jesús.
?»u predicación.
25
Y
Jesús le mandó:" Cállate y sal
28
de El espíritu impuro, agitán-
él.
11
Después que Juan fué preso (1), dole violentamente, dió un fuerte
vino Jesús a Galilea predicando el grito y salió de él. 27 Y se quedaron
evangelio de Dios, 18 y diciendo: todos estupefactos, diciéndose unos
Cumplido es el tiempo, y el reino de a otros: ¿Qué es cstot Una doctrina
Dios está cercano; arrepentios y creed nueva y revestida de autoridad, que
en el evangelio. manda a los espíritus impuros y le
obedecen. 28 Y
se extendió luego su
fama por doquiera, en todas las re-
Vocación de los primeros giones limítrofes de Galilea.
discípulos.
16
Y caminando a lo largo del mar Curación de la sueura de Pedro.
de Galilea (2), vió a Simón y a
Andrés, hermano de Simón, que 29 Luego, saliendo de la sinagoga,
timonio que continuamente dan de Jesús los es- tante desapareció la lepra y quedó
píritus por boca de los posesos. limpio. 48 Despidióle luego con im-
SAN MARCOS, 2 1113
perio, diciéndole: Mira no digas nada pasar vió a Levi el de Alfeo (1), sen-
a nadie; sino vete, muéstrate al sacer- tado al telonio, y le dijo: Sigúeme.
dote,y ofrece por tu purificación lo Y levantándose, le siguió. 15 Sucedió
que Moisés ordenó para testimonio. que estando sentado a la mesa en
" Y en partiendo, comenzó a pre- casa de éste, muchos publícanos y
gonar a voces y a divulgar el suceso, pecadores estaban recostados con
de manera que Jesús ya no podía Jesús y con sus discípulos, que eran
entrar públicamente en una ciudad, muchos los que le seguían. 16 Los
sino que se quedaba fuera, en luga- escribas y fariseos, viendo que comía
res desiertos, y allí venían a El de con pecadores y publícanos, decían
todas partes. a sus discípulos: ¿Pero es que come
con publícanos y pecadores? 17 Y
Curación de un paralítico. oyéndolo Jesús, les dijo: No tienen
necesidad de médico los sanos, sino
2 1Entrado de nuevo, después de los enfermos; ni he venido a llamar a
algunos días, en Caíarnaúm, se los justos, sino a los pecadores.
18 Los discípulos de Juan
supo que estaba en casa, 2 y se jun- y los
taron tantos, que ni aun en el pa- fariseos ayunaban. Vinieron, pues, y
tio (1) cabían, y El les hablaba. le dijeron: ¿Por qué, ayunando los
8 Y vinieron trayéndole un paralí- discípulos de Juan y los de los fari-
tico, que llevaban entre cuatro. 4 Y seos, tus discípulos no ayunan? 19 Y
no pudiendo presentárselo a causa Jesús les dijo: pueden los
¿Acaso
de la muchedumbre, descubrieron el compañeros del esposo ayunar mien-
terrado por donde El estaba (2), y tras está con ellos el esposo? Mien-
hecha una abertura, descolgaron la tras tienen con ellos al esposo no
camilla en que el paralítico estaba pueden ayunar. 20 Días vendrán,
acostado. 5 Viendo Jesús su fe, dijo cuando les arrebatarán el esposo, y
al paralítico: Hijo, tus pecados te entonces ayunarán. 21 Nadie cose un
son perdonados. 6 Estaban sentados pedazo de paño sin tundir en un ves-
allí algunos escribas, que pensaban tido viejo; pues el remiendo nuevo
entre sí: 7 ¿Cómo habla así éste? se llevaría lo viejo y la rotura se
Blasfema. ¿Quién puede perdonar pe- haría mayor. 22 Ni echa nadie vino
cados sino Dios? 8 Y luego, cono- nuevo en cueros viejos; pues el vino
ciendo Jesús lo que pensaban les rompería los cueros, y se perderían
dijo: ¿Por qué pensáis así en vuestros vino y cueros; el vino nuevo se echa
corazones? 9 ¿Qué es más fácil, decir en cueros nuevos'.
al paralítico: Tus pecados te son per-
donados, o decirle: Levántate, toma Defensa de los discípulos sobre
tu camilla y vete? 10 Pues para que la observancia del sábado.
veáis que el Hijo del hombre tiene
poder en la tierra de perdonar los 23
Y
aconteció que, caminando El
pecados, se dirige al paralítico. 11 Yo a través de las mieses en día de sá-
te digo: Levántate, toma tu camilla bado (2), sus discípulos, mientras
y vete a tu casa. 12 El se levantó, iban, comenzaron a arrancar espi-
y tomando luego la camilla, salió a gas. 24 Y
los fariseos le decían: Mira.
la vista de todos, de manera que ¿Cómo hacen en sábado que no
lo
todos se maravillaron y glorificaban está permitido? 25 Y ¿Nunca
les dijo:
a Dios diciendo: Jamás hemos visto habéis leído lo que hizo David cuan-
cosa tal. do tuvo necesidad, y sintió hambre
él y los suyos? ¿Cómo entró en la
Vocación de Leví y respuesta a casa de Dios, bajo el pontífice Abia-
ciertas críticas. tar, y comió los panes de la propo-
sición, que no es lícito comer sino
13
Salió de nuevo a la orilla del a los sacerdotes, y los dió asimismo
mar, y toda la muchedumbre se a los suyos? 28 El sábado ha sido
llegó a El, y les enseñaba. 14 Al hecho para el hombre, y no el hombre
para el sábado. 27 Y dueño es ade-
(i) Las casas tenían delante como un patio más el Hijo del hombre del sábado.
cercado, que servia de desahogo a la casa.
(a) Las casas no tenían tejado, sino terrado
de tierra apisonada. Como no son altas, o tienen (1) Por aquí conocemos otro nombre d« Ma-
una escalera exterior, la subida al terrado no era teo y además el de su padre.
difícil. (2) Véase Mt. ia. I,
SAN MARCOS, 3 1 1 15
19
piga; y cuando el fruto está ma- entre los sepulcros, un hombre po-
duro, se mete la hoz, porque la mies seído de un espíritu impuro, 3 que
está en sazón. tenía su morada en los sepulcros, y
ni aun con cadenas le podía nadie
4
sujetar, pues muchas veces le ha-
bían puesto grillos y cadenas y los
El grano de mostaza.
había roto. 5 Y continuamente, no-
30 Y decía: ¿A qué asemejaremos che y día, iba entre los monumentos
el reino de Dios, o de dónde toma- y por los montes, gritando e hirién-
remos parábolat Es semejante al dose con las piedras. 6 Viendo desde
grano de mostaza, que cuando se lejos a Jesús, corrió y se postró ante
siembra es la más pequeña de todas El; 7 y gritando en alta voz, decía:
las semillas de la tierra; 32 pero una ¿Qué hay entre ti y mí, Jesús, Hijo
vez sembrado, crece y se hace más del Dios altísimo? Por Dios (1) te
grande que todas las hortalizas, y echa conjuro que no me atormentes. 8 Pues
ramas tan grandes que a su sombra El le decía: Sal, espíritu impuro (2),
pueden abrigarse las aves del cielo. de esc hombre. 9 Y le preguntó: ¿Cuál
33
Y con muchas parábolas como éstas es tu nombre? Y le dijo: Legión es
les proponía la palabra, según po- mi nombre, porque somos muchos.
10 Y le suplicaba insistentemente que
dían entender, 34 y no les hablaba
sin parábolas; pero a sus discípulos no le echase fuera de aquella región.
se las explicaba todas aparte.
11
Como hubiera por allí en el monte
una gran piara de puercos paciendo,
12 le suplicaban aquéllos, diciendo:
Envíanos a los puercos para que en-
La tempestad calmada. tremos en ellos. 13 El se lo permitió.
Y los espíritus impuros salieron y
38 En aquel día les dijo, llegada ya entraron en los puercos, y la piara,
la tarde: Pasemos al otro lado.
36 Y en número de dos mil, se precipitó
despidiendo a la muchedumbre, le por un acantilado en el mar, y en él
llevaron según estaba en la barca, se ahogaron. 14 Los porqueros huye-
acompañado de otras barcas. 37 Y se ron y difundieron la noticia por la
levantó un fuerte vendaval (1), y ciudad y por los campos; y vinieron
las olas se echaban sobre la barca, a ver lo que había sucedido. 15 Y lle-
de suerte que ésta estaba ya llena. gándose a Jesús contemplaban al en-
38 El estaba en la popa durmiendo
demoniado sentado, vestido y en su
sobre un cabezal. Y le despertaron sano juicio: el que había tenido toda
y le dijeron: Maestro, ¿no te cuidas una legión, y temieron. 16 Y
los tes-
de que estamos ahogándonos? (2). tigos les referían el suceso del ende-
39 Y
despertando, mandó al viento, moniado y de los puercos. 17
se Y
y dijo al mar: Calla, enmudece. se Y pusieron a rogarle que se alejase de
aquietó el viento y se hizo completa sus términos. 18
Subido El en la
calma. 40 Y les dijo: ¿Por qué sois barca, el endemoniado le suplicaba
tan tímidos? ¿Aún no tenéis fe? que le permitiese acompañarle. 19 Mas
41
Y sobrecogidos de gran temor, se no se lo permitió, antes le dijo: Vete
decían unos a otros: ¿Quién será a tu casa y a los tuyos y cuéntales
éste, que hasta el viento y la mar le cuanto hizo el Señor contigo y cómo
obedecen? tuvo de ti misericordia. 20 él se Y
fué y comenzó a predicar en la De-
cápolis cuanto le había hecho Jesús,
Curación de un poseso. y todos se maravillaban.
1
Llegaron al otro lado del mar,
5 a la región de los Gerasenos,
(1) Es singular esta súplica del espíritu, que
habla según el estilo de los hombres.
2
y en cuanto salió El de la barca (3) Jesús parece seguir aquí el estilo de los
vino a su encuentro, saliendo de exorcistas. Manda al espíritu salir; pero éste,
aunque se siente torturado, no acaba de dejar
a su victima. Le pregunta su nombre, como si
(i) Es propio de este pequeño lago sufrir con esto tratara de obligarle más, y el espíritu
estas repentinas y fuertes tormentas. se escapa, diciendo que son muchos. Pero en
(a) Compárese esta' expresión de San Mar- todo momento se deja sentir el poder de Jesús,
cos con la de San Mateo 8, 25, y se verá en hasta que, al fin, deja el cuerpo del poseso. Véa-
ella la nota propia del estilo de San Marcos. se Mt. 8. 38.
I 118 SAN MARCOS. 6
nada más que un bastón, ni pan, ni presteza hizo su petición al rey, di-
alforja, ni dinero en el cinturón, ciendo: Quiero que al instante me
9
y se calzasen con sandalias, y no des en una bandeja la cabeza de
llevasen dos túnicas. 10 Y
les decía: Juan el Bautista. 26 Y
el rey, entris-
Dondequiera que entrareis en una tecido por su juramento y por los
casa, quedaos en ella hasta que sal- convidados, no quiso desairarla. 27 Y
gáis de aquel lugar. 11 Y
si un lugar al instante envió el rey un verdugo,
no os recibe ni os escucha, al salir ordenándole traer la cabeza de Juan.
de allí sacudid el polvo de vuestros Aquél se fué y le degolló en la cárcel,
pies en testimonio contra ellos.
12 Y 28 trayendo su cabeza en una bande-
(3) El evangelista nos da aqui, como en otros dentes señales, ellos piden una señal del cielo,
lugares, la misma palabra aramea pronunciada como queriendo imponer la ley a Dios mismo,
por Jesús. único autor de los milagros.
71
1122 SAN MARCOS. 9
con su sombra, y una voz se dejó por compasión hacia nosotros. 23 Dí-
oír desde la nube: Este es mi Hijo jole Jesús: Si puedes creer (1), todo
amado, escuchadle. 8 Y luego, mi- es posible al que cree. 24 Y al instante,
rando en derredor, no vieron a nadie gritando, dijo el padre del niño:
con ellos, sino a Jesús solo. 9 Y ba- ¡Creo! Ayuda a mi incredulidad.
jando del monte, les prohibió contar 25
Y viendo Jesús que se reunía
¡
a nadie lo que habían visto, hasta! mucha gente, mandó al espíritu im-
que el Hijo del hombre resucitase de puro, diciendo: Espíritu mudo y sordo,
entre los muertos. 10 Y guardaron yo te lo mando, sal de él y no vuelvas
j
vida humana, cuyas obras quedan asi enalteci- Íclpulos muy impresionados; les parecía dema-
das; pero manera bien singular de revelar la siado dura. Jesús responde inculcándoles la mis-
grandeza de Cristo, que sublima cuanto toca. ma idea. Véase Mt. 19, 10.
SAN MARCOS, 10 1125
13
Presentáronle unos niños para
que los tocase (1), pero los discípulos Recompensa de los que todo lo
los reprendían. 14 Viéndolo Jesús, se renuncian por Cristo.
enojó y les dijo: Dejad que los niños
vengan a mí, y no los estorbéis, 28 Pedro comenzó a decirle: Pues
porque de ellos es el reino de Dios. nosotros hemos dejado todas las cosas
15 En verdad os digo, quien no re-
y te hemos seguido. 29 Respondió
ciba el reino de Dios como un niño, Jesús: En verdad os digo que no hay
no entrará en él. 16 Y
abrazándolos, nadie que, habiendo dejado casa o
los bendijo y les impuso las manos. hermanos o hermanas o madre o padre
o hijos o campos, por amor de mí y
del Evangelio, 30 no reciba el céntuplo
El peligro de las riquezas. ahora en este tiempo en casas, her-
manos, hermanas, madres e hijos y
17
Salido al camino, corrió a El campos, con persecuciones, y la vida
uno, que, arrodillándosele, le pregun- eterna en el siglo venidero. 31 Y mu-
tó:Maestro bueno, ¿qué líe de hacer chos primeros serán los últimos, y los
para alcanzar la vida eterna? 18 Y últimos los primeros.
Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas
bueno? Nadie es bueno, sino sólo
Dios. 18 Ya sabes los mandamientos: Tercera predicción de la muerte.
No matarás, no adulterarás, no ro-
32
Iban subiendo hacia Jerusalén,
barás, no levantarás falso testimonio,
no harás daño a nadie, honra a tu y Jesús iba delante, y ellos iban so-
padre y a tu madre. 20 Y él le dijo: brecogidos y le seguían medrosos (1).
Maestro, todo esto lo he guardado Y tomando de nuevo a los Doce,
desde mi juventud. 21 Y Jesús, po- comenzó a declararles lo que había
niendo en él los ojos (2), le amó, y le de sucederle. 33 Subimos a Jerusa-
dijo: Una sola cosa te falta; vete, lén, y el Hijo del hombre será entre-
vende cuanto tienes y dalo a los gado a los príncipes de los sacerdotes
pobres, y tendrás un tesoro en el y a los escribas, y le condenarán a
cielo, y ven, sigúeme. 22 Ante estas muerte y le entregarán a los gentiles,
palabras se anubló su semblante y 34 que se burlarán de El
y le escupi-
fuése triste, porque tenía muchas rán, y le azotarán y le darán muerte,
haciendas. 23 Y mirando en torno y a los tres días resucitará.
suyo dijo Jesús a los discípulos:
|Cuán difícilmente entrarán en el reino
de Dios los que tienen haciendas!... Petición de los hijos de Zebedeo.
24 Los discípulos se quedaron espan-
tados al oír esta sentencia. Tomando 36 Y se le acercaron Santiago
y
entonces Jesús de nuevo la palabra, Juan, los hijos de Zebedeo, diciéndole:
les dijo: Hijos míos, ¡cuán difícil es Maestro, queremos que nos hagas lo
entrar en el reino de los cielos! 25 Es que te vamos a pedir. 36 Díjoles El:
más fácil a un camello pasar por el ¿Qué queréis que os haga? 37 Ellos
hondón de una aguja que a un rico le respondieron: Que nos sentemos el
entrar en el reino de Dios. 28 Y más uno a tu derecha y el otro a tu iz-
quierda en tu gloria. 38 Jesús les
(1) Creían las madres que, sin duda, el con- respondió: ¡No sabéis lo que pedís!
tacto de un hombre tan santo como Jesús sería ¿Podéis beber el cáliz que yo he de
saludable a sus hijitos. beber y ser bautizados con el bautis-
(2) He aquí una bella observación que nos
transmite el evangelista. Jesús, al ver aquel jo-
ven, sintió hacia él viva simpatía; era bueno, (i)' Es un rasgo de San Marcos. Jesús cami-
pero estaba demasiado apegado a su hacienda. na delante de los discípulos, absorto en el pen-
Gran miseria la de los ricos, no saber correspon- samiento de su pasión, hacia la cual marcha con
der al amor de Dios, que los invita y llama a Si. paso acelerado.
1126 SAN MARCOS, 11
(1) He aquí otra sentencia que pone de ma- (1) La pregunta abarca dos puntos: cuándo
nifiesto la espiritualidad del Evangelio. Dios no será la ruina del templo y cuál será la señal
atiende tanto a lo material de las ofrendas cuanto de que eso se va a cumplir. Dan por seguro que
a la devoción de quien las hace. Esta devoción la ruina del templo va ligada a una gran catás-
es la que da valor más grande a dos ochavos de trofe.
la pobre que a los doblones de los ricos. (2) Primero vendrán falsos mesías, de quie-
(2) Enparte del recinto actual del templo,
la nes se deben guardar; luego, calamidades públi-
que remontaba a la época de Herodes, y sobre que cas. Pero ni aun esto es el fin, sino sólo el co-
descansaron los ojos de Jesús y de sus discípu- mienzo de los dolores.
los, se ven aún hoy bloques que miden cinco (3) Una vez más anuncia las persecuciones
metros de longitud, y las columnas monolíticas de los judíos y de los infieles contra los suyos.
se elevan hasta ocho y diez metros de altura. Pero ni esto será el fin, porque es preciso que el
Había motivo para admirarse de esto, y más Evangelio sea predicado a todas las nacione s
todavía del arte con que estaban tra bajadas. Véase Mt, 24, 14.
1130 SAN MARCOS, 14
la puerta. 30 |
sentencia prueba el valor que tienen tantas reve-
no pasará esta generación antes que laciones o conjeturas como corren a veces sobre
el fin del mundo. Véase Jn. 1, 18; Act. t, 6 s.;
todas estas cosas sucedan. 81 El cielo j
1 Tim. 6. 16.
(2) Como en San Mateo, notamos aqui la
(i) La perspectiva se acerca hasta la presente j misma intención de inculcar la vigilancia sobre
generación, que verá la ruina del templo y las nosotros mismos, a fin de que el dia del Señor
calamidades en que irá envuelta. nos halle siempre prevenidos.
SAN MARCOS, 14 1131
señal, diciendo: A quien besare yo, y veréis al Hijo del hombre sentado
a la diestra del Poder y venir sobre
(1)Resulta este verso un tanto oscuro por las nubes del cielo.
63
el Pontífice, Y
el cambio de ánimo que supone en lesús. La rasgando sus vestiduras, dijo: ¿Qué
incitación a dormir después de la reprensión pre- necesidad tenemos ya de testigos?
cedente indica un tanto de ironía, la cual des- 94 Acabáis de oír la blasfemia. ¿Qué
aparece en las palabras siguientes: «Ha llegado
la hora.»
(2) El evangelista enumera los tres elemen- (i) Que quiere decir el ungido. El Hijo dtl
tos que componían el sanedrín, senado o tribu- Bendito. Por no pronunciar el nombre de Yave.
nal supremo de la nación. los judíos usaban de otros como éste.
SAN MARCOS, 15 1133
os parece? Y
todos contestaron ser el que pedían. 7 Había uno llamado
reo muerte. 65 Comenzaron a
de Barrabás, encarcelado con sedicio-
escupirle, y le cubrían el rostro y le sos, que en una sedición (1) había
abofeteaban, diciendo: Profetiza. Y cometido un homicidio. 8 subiendo Y
los criados le daban de bofetadas (1). la muchedumbre comenzó a pedir lo
que otorgárseles (2). 9 Pilato
solía
les preguntó, diciendo: ¿Queréis que
La negación de Pedro. os suelte al rey de los judíos? Pues
conocía que por envidia se lo habían
entregado los príncipes de los sacer-
88 Y
estando Pedro abajo, en el dotes. 11 Pero los príncipes de los
atrio, llegó una de las siervas del sacerdotes excitaban a la muchedum-
Pontífice, 67 y viendo a Pedro a la bre para que más bien les soltase
lumbre, fijó en él sus ojos, y le a Barrabás.
dijo (2): Tú también estabas con 12 Y
Pilato de nuevo preguntó y
68 Y él le
el Nazareno, con Jesús. dijo: ¿Qué queréis, pues, que haga
negó, diciendo: Ni sé, ni entiendo de este que llamáis rey de los judíos?
lo que tú dices. Y salió fuera al ves- 13 Y ellos otra vez gritaron: ¡Cruci-
89 Pero la
tíbulo, y cantó el gallo. fícale! 14 Pero Pilato les dijo: ¿Pues
sierva, viéndole, comenzó de nuevo qué mal ha hecho? Y ellos gritaron
a decir a los presentes: Este es de más fuerte: ¡Crucifícale! 15 Pilato,
ellos.
70 Y él de nuevo negó. Y pasado
queriendo dar satisfacción a la plebe,
un poco, otra vez los presentes decían les soltó a Barrabás; y a Jesús,
a Pedro: Efectivamente, tú eres de después de haberle azotado, le entregó
71 Pero él
ellos, porque eres galileo. para que le crucificasen.
se puso a maldecir y a jurar: Yo no
conozco a ese hombre que vosotros
decís. 72 Y al instante, por segunda La Narjclación.
vez, cantó el gallo. Y
se acordó Pedro
de la palabra que Jesús le había
18 llevaron dentro
dicho: Antes que el gallo cante dos Los soldados le
veces, tú me negarás tres, y rompió del atrio, esto es, al pretorio, y con-
a llorar. vocaron a toda la cohorte, 17 y le
vistieron una púrpura, y le ciñeron
una corona tejida de espinas, 18 y
Jesús ante Plintos. comenzaron a saludarle: Salve, rey
de los judíos. 19 Y
le herían en la
cabeza con una caña, y les escupían,
15 1 Y
en cuanto amaneció cele-
e hincando la rodilla le hacían reve-
braron consejo los príncipes de
los sacerdotes, con los ancianos y
rencias. 20 Y
después de haberse
burlado de El, le quitaron la púrpura
escribas; y todo el Sanedrín, atando
a Jesús, le llevaron y entregaron a y le vistieron sus propios vestidos.
Pilatos. 2 Y
le preguntó Pilatos: La crucifixión.
¿Eres tú el rey de los judíos? Y Jesús
le respondió, diciendo: Tú lo has
dicho. 3 E insistentemente le acusa-
ban los príncipes de los sacerdotes. Le sacaron para crucificarle, 11 y
4
Pilatos de nuevo le interrogó, requisaron a un transeúnte, un cierto
diciendo: ¿No respondes nada? Mira
de cuántas cosas te acusan. 5 Pero (1) El evangelista nos habla aquí de un mo-
Jesús ya no respondió nada, de ma- vimiento sedicioso, reciente y conocido, al cual,
nera que Pilatos se maravilló. 8 Por por otra parte, no da mucha importancia. Ba-
rrabás habría tomado parte en él, y por esto
la fiesta solía soltárseles un preso,
estaría condenado. Eran estos movimientos fre-
cuentes en Palestina por esta época, y Pilato se
(i) La sesión terminó con la declaración de habla distinguido por su dureza en reprimir al-
que era reo de muerte. Estos ultrajes son de los gunos.
encargados de custodiarle, sin duda los mismos (2) Como era cosa acostumbrada la libertad
que le habían preso en Getsemaní. dei preso, así debía de serlo la hora y el sitio
(a) Curioso detalle, que indica un testigo de hacer la petición. En aquel momento se ha-
más que de vista y muy interesado en conservar llaban reunidos los sanedritas ante el juez para
la memoria de lo sucedido. Lo que sigue se acusar a Jesús, y aprovechan la ocasión para
ajusta a la profecía anterior: Pedro niega tres ganar a la plebe y sugerirle que pidan la libertad
veces antes que el gallo cante dos. de^Barrabás y la muerte de Jesús
1134 SAN MARCOS, 16
Simón de Cirene
(1), que venia en frente a El, de qué manera expi-
del campo, padre de Alejandro y de
el raba, dijo: Verdaderamente este hom-
Rufo, para que llevase la cruz. bre era Hijo de Dios. 40 Había tam-
22
Y le llevaron al lugar del Gólgota, bién unas mujeres, que de lejos le
que quiere decir lugar de la calavera. miraban, entre las cuales estaba María
23
Y le dieron vino mirrado, pero no Magdalena, y María la madre de
tomó. 24 Le Menor y de
lo crucificaron, y se re- Santiago el José, y Salomé,
partieron sus vestidos, echando suer- las cuales, cuando El estaba en Gali-
tes sobre ellos, para saber qué llevaría lea, le seguían y le servían, y otras
cada uno. 25 Era la hora de tercia muchas que habían subido con El
cuando le crucificaron. 26 el título Y a Jcrusalén.
de su causa estaba escrito: El rey
de los judíos. 27 Y crucificaron con
El a dos bandidos, uno a la derecha La sepultura de Jesús.
y otro a la izquierda. 28 Y se cumplió
la escritura que dice: Fué contado
entre malhechores. 29 Y los transeún- Y
llegada ya la tarde, porque era
tes le injuriaban moviendo la cabeza laparasceve, es decir, la víspera del
y diciendo: |Ah!, tú que destruías sábado, vino José de Arimatea,
el templo de Dios y lo edificabas miembro ilustre del Sanedrín, el cual
en tres días, sálvate bajando de esa también esperaba el reino de Dios,
cruz! 31 Igualmente los príncipes de que se atrevió a entrar a Pilato y
los sacerdotes se mofaban entre pedirle el cuerpo de Jesús. 44 Pilato
sí
con los escribas, diciendo: otros A se maravilló de que ya hubiera
salvó, a sí mismo no puede salvarse. muerto (1), y haciendo llamar al
32
(El Mesías, el rey de Israel! Baje centurión le preguntó si en verdad
45
ahora de la cruz para que lo veamos había muerto ya. E informado del
creamos. Y
los que estaban con El
centurión dió el cadáver a José,
y 46 el cual
crucificados le ultrajaban (2). compró una sábana, lo bajó,
83 Y
llegada la hora sexta hubo lo envolvió en la sábana y lo depo-
sitóen un monumento, que estaba
oscuridad sobre la tierra hasta la
hora de nona. 34 Y a la hora de cavado en la peña r y volvió la piedra
sobre la puerta del monumento. 47 Ma-
nona gritó Jesús con voz fuerte (3):
Eloy,- Eloy, lamma sabactani'! Que ría Magdalena y María la de José
quiere decir: Dios mío, Dios mío, miraban dónde se le ponía.
¿por qué me has abandonado? 35 Y
algunos de los presentes, ovéndole,
decían: Mirad, llama a Elias. 3 * Y El sepulcro, vacío.
uno corrió, empapó una esponja en
vinagre, la puso en una caña y se 1 ()
1
Pasado el sábado, María Mag-
lo dió a beber, diciendo: Dejad, veamos dalena, y María la de Santiago,
si viene Elias a bajarle.
y Salomé compraron aromas para ir
a ungirle. 2 Y muy de madrugada, el
Muerte de Jesús. primer día después del sábado, en
cuanto salió el sol, vinieron al mo-
numento. 3 Y se decían entre sí:
87
Jesús, dando una voz fuerte, ¿Quién nos removerá la piedra de la
expiró. 38 Y
el velo del Templo se puertá del monumentoT 4 Y mirando,
partió en dos partes de arriba abajo. vieron que la piedra estaba removida,
s*
Viendo el centurión, que estaba era muy grande. 6 Y entrando en el
monumento vieron un joven sen-
(1) Indicio claro de que eran dos fieles bien
tado a la derecha, vestido de una
conocidos en la comunidad cristiana de Roma.
El Señor pago, sin duda, largamente a Simón
túnica blanca, y quedaron sobreco-
el servicio que le habia prestado. gidas de espanto. 4 Y les dijo: No
(2) Señala el evangelista tres grupos de los os asustéis. Buscáis a Jesús Nazareno,
que insultan al Señor: los transeúntes (pues de el crucificado; ha resucitado, no está
<rdinario, para mayor ejemplaridad, las ejecu- aquí, mirad el sitio en que le pusieron.
ciones solian hacerse cerca de los caminos); los 7
Pero id a decir a sus discípulos y a
sacerdotes, que entre si comentaban el suceso,
y los otros crucificados.
Pedro que os precederá a Gali-
(3) Palabras tomadas del salmo 21, 1, un
poco diversamente transcritas de como las cita (1) El suplicio de la cruz añadia a sos hono-
San Mateo. res el ser muy prolongado, de varios días a veces •
SAN MARCOS, 16 1135
pL'AVTOR.—La tradición
hace a nuestro evangelista
gentil de nacimiento, origina-
rio de Antioquía de Siria, la
primera ciudad griega donde
los fieles comenzaron a multi-
plicarse y recibieron el nombre
de cristianos. Debió de ser Lu-
cas uno de estos convertidos, y
no de los menos fervientes, pues-
to que el Apóstol San Pablo
le asoció a su labor misione-
ra, en la que le acompañó has-
ta el fin. Por los Hechos de
los Apóstoles (16,1) sabemos
que se hallaba en compañía
del Apóstol en Tróade cuando
por revelación divina se dis-
ponía a pasar a Macedonia.
Con él y con Silas llegó a
Filipos, donde, sin duda, par-
ticipó en los trabajos apostó-
licos y en las penalidades que
hubieron de experimentar en
aquella primera ciudad de Eu-
ropa. Sin embargo, el historia-
dor no menciona, cuando habla
de la prisión, más que a Pablo
y a Silas. Otra vez le volve-
mos a hallar en Macedonia,
cuando San Pablo, en su terce-
ra misión, volvía de Corinto y
por la costa de Asia se enca-
minaba a Jcrusalén (año 58).
Fué Lucas uno de los que
acompañaron al Apóstol hasta la Ciudad Santa y no le abandonó en sus años
de prisión en Jerusalén, Cesárea y Roma. Cuando San Pablo escribió las epís-
tolas a Filemón ya los colosenses (FU. 24; Col. 4, 16), Lucas figura entre
los compañeros y auxiliares del Apóstol en su ministerio: "Os saluda Lucas,
7a
1138 SAN LUCAS
médico carísimo.» En la segunda epístola a Timoteo, escrita durante la segunda
prisión romana de San Pablo, cuando ya éste daba por consumada su carrera,
se queja de la poca fidelidad de muchos que le abandonaron, pero Lucas se
mantuvo fiel al maestro (4, 11). Las noticias de la tradición sobre los años
posteriores de San Lucas son menos seguras. Se da como cierto que evangelizó
Acaya y Bitinia, donde habría sellado con su sangre la verdad del Evangelio.
—
SUS OBRAS. La tradición cristiana está conteste en atribuir a San Lucas
dos obras, evangelio y los Hechos de Apóstoles. Eusebio de Cesárea
el tercer
resume sobre estepunto la tradición en las siguientes palabras: «Lucas, proce-
dente de una familia de Antioquia, médico de profesión, fué por largo tiempo
compañero de San Pablo y vivió en continuas relaciones con los otros Após-
toles. Nos lia dejado una prueba de que había aprendido de ellos el arte de curar
las almas, pues nos ha dado dos libros inspirados por Dios: el Evangelio, que
asegura haber compuesto según las informaciones de aquellos que desde el prin-
cipio fueron testigos oculares y ministros de la palabra, con quienes afirma
haber tratado íntimamente en otro tiempo, y los Hechos de Apóstoles, que es-
cribió, no según lo que había oído contar, sino según lo que había visto con sus
ojos.» Se dice que San Pablo acostumbraba hablar del Evangelio de San Lucas
como de una obra propia, pues escribe: «Según mi evangelio» ( Rom. 2, 16;
II Tim. 2, 8; Hist. Ecles. III, 4.) Estas dos obras se distinguen a primera
vista entre los escritos del Nuevo Testamento por sus prólogos, en los cuales
se destaca la persona del autor, sus fuentes de información, y, en fin, por la dedi-
catoria de los litros a Teófilo, para mostrarle la firmeza de la fe que había
abrazado. A esta primera prueba de ser uno mismo el autor de las dos obras,
se añade la redacción, el lenguaje, el estilo, que corresponde a un crisliano gentil
de nacimiento y griego de cultura.
—
EL EV ANGELI O. No sabemos a ciencia cierta cuándo compuso San Lu-
cas su Evangelio, pero parece lo más probable que fué en Roma, donde hacia el
fin de la primera prisión de San Pablo se hallaba al lado del Apóstol, junta-
mente con San Marcos. Así lo testifica el mismo Apóstol en la epístola a File-
món: «Te saludan... Marcos... Lucas, mis auxiliares.» San Lucas concibe su
obra como la historia de la Buena Nueva, que baja del cielo, es anunciada
en J erusalén y en Nazarct, aparece en Belén, y se derrama por el país de Ga-
lilea, para venir a consumarse en J erusalén. El libro de los Heclws nos la pre-
senta difundiéndose por la Judea, Samaría hasta Roma y hasta los confines
de la tierra.
Según nos indica en prólogo del Evangelio, fué propósito del autor narrar
el
la historia con orden, cual no es siempre el orden cronológico; a veces es el
el
geográfico, el lógico o el psicológico, trabaiuio siempre los hechos y discursos
de suerte que resulte la historia una. Resalla esto en los primeros capítulos,
que contienden la historia de la infancia del Precursor y la de Jesús.
Para escribir sus obras utiliza San Lucas documentos escritos en arameo
o. hebreo, que traduce en lengua griega con fidelidad, pero sin el rigorismo lite-
ral de los otros evangelistas, templando el literalismo y limando las expresio-
nes que pudieran sonar duras en los oídos griegos. Como gentil y discípulo
del Apóstol de los gentiles, trata de poner más de relieve el aspecto universa-
lista del Evangelio, lo que se echa de ver en la omisión de ciertas sentencias o
expresiones como éstas: «No iréis por el camino de los gentiles», «acaso los gen-
tiles no hacen esto», «no fui enviado fino a las ovejas que perecieron de la casa
de Israel». En cambio destaca la misericordia de Dios o de Jesús, que más
podía cautivar el ánimo de sus lectores. Es San Lucas el que nos ha conservado
mayor número de parábolas, las cuales va repartiendo a lo largo de su historia,
como perlas preciosas con que enriquecer la obra.
Las fuentes de información las señala él mismo en el prólogo. Son »los que
SAN LUCAS, 1 1139
SAN LUCAS
Prólogo. cuya mujer, de la descendencia de
Arón, se llamaba Isabel. 6 Eran
Puesto que ya muchos (1) han
1
ambos justos en la presencia de Dios,
I intentado escribir la historia de e irreprensibles caminaban en los
lo sucedido entre nosotros, 2 según preceptos y observancias del Señor.
que nos ha sido transmitida por los 7 No
tenían hijos, pues Isabel era
que, desde el principio, fueron tes- estéril, y los dos ya avanzados en
tigos oculares y ministros de la edad.
palabra (2); 3 me ha parecido tam- 8
Sucedió, pues, que ejerciendo él
bién a mí, después de informarme sus funciones sacerdotales delante
exactamente de todo desde los orí- de Dios según el orden de su turno,
genes, escribirte ordenadamente, óp- 9 conforme al uso del servicio divino,
timo Teófilo (3), 4 para que conozcas le tocó entrar en el santuario del
la firmeza de la doctrina que has ¡Señor para ofrecer el incienso (1),
10
recibido. iy toda la muchedumbre del pueblo
estaba orando fuera durante la hora
;
5
Hubo en los días de Herodes, 12 Al verle se turbó Zacarías (3) y
i
bre Zacarías, del turno de Abías (4), el ángel: «No temas, Zacarías, porque
i
(3) Juan será la aurora que anuncia al sol, La dificultad de la Virgen no se explica
(6)
Jesús. (Mal. 3, 1.) sino en el supuesto de que los esposos tuvieran
(4) Durante este tiempo el misterio de la elpropósito de vivir en perfecta continencia.
concepción de Isabel queda oculto, hasta que (7) Estas palabras responden a la dificultad
con la venida de María se declara para dar lugar de María; la concepción que se le anuncia no
a la expansión de las dos madres, tan agraciadas será obra de varón, sino del Espíritu Santo. Y
por Dios y llenas de su espíritu. por eso «el fruto de tu concepción milagrosa será
(5) Pequeña ciudad de Galilea, que tuvo el santo y llamado Hijo de Dios». Esto último no
alto honor de abrigar en su seno al Verbo encar- sólo por la manera de la concepción, sino por
nado; no es conocida ni en el Antiguo Testa- otro misterio, que no se declara, pero queda in-
mento ni en las obras de F. Josefo. Señal clara dicado arriba al llamarle Hijo del Altísimo.
de su poca importancia. (8) Para informarla plenamente de los planes
SAN LUCAS, 1 1141
pocos kilómetros al sur de Jerusalén. Esto nos tu parentela que se llame con ese
explica que María pudiera realizar su viaje con nombrel 62 Y entonces preguntaron
alguna de las caravanas de peregrinos que de por señas al padre cómo quería que
continuo se dirigían a la Ciudad Santa, bien a se llamase. 63 Y pidiendo unas tabli-
las fiestas o en cumplimiento de sus votos.
llas escribió: Juan es su nombre.
(3) Las dos madres, llenas del espíritu de
Dios, aunque en diverso grado, mutuamente se
felicitan y juntas alaban al Señor, que las quiso
bendecir tan maravillosamente. Pero María lleva (1) Con esto cierra San Lucas este capítulo
en su seno al Santificador de los hombres, el de la anunciación y visitación, para pasar al se-
cual hace sentir sus efectos en Isabel y en el gundo de los nacimientos, sin cuidarse de infor-
fruto de su vientre por una santificación pre- marnos sobre la asistencia de María al nacimiento
matura. del Precursor.
(4) También Isabel estaba informada, sin (2) Los hijos son la bendición del matrimo-
duda por revelación divina, del misterio que nio, y la esterilidad era un oprobio, como una
María llevaba en su seno. señal de maldición divina.
(5) Este cántico, que está inspirado en los (3) La circuncisión es un rito religioso. En
salmos davídicos y formado de las frases toma- Israel se practicaba a los ocho días de nacido
das de ellos, expresa los sentimientos de María, el niño, que por ella era incorporado al pueblo
su humildad ante la grandeza de la gracia reci- de Dios. Sin la circuncisión estaba como ex-
bida, su reconocimiento hacia Dios y la admi- comulgado y excluido del pueblo de Dios y
rable providencia del Señor, que ensalza a los de su alianza. (Gen. 17, 10 ss.) Era uso impo-
humildes y humilla a los soberbios. ner entonces el nombre.
1142 SAN LUCAS, 2
74
nuestro padre darnos, y quedaron sobrecogidos de temor.
para que, sin temor, libres del po- 10 Di joles el ángel: No temáis, os
der de los enemigos, anuncio una gran alegría, que es
le sirvamos, 75 en santidad y justicia
en su presencia, todos nuestros días. (1) Respondía este edicto a las medidas de
76
Y tú, niño, serás profeta del Altísimo, gobierno tomadas por Augusto para organizar
pues tú irás delante del Señor la vida del Imperio. Estas medidas se extendían
también a los reinos socios del Imperio, como
para prepararle sus caminos,
77 era el de Herodes.
para dar la ciencia de la salud a (2) Cuando el hijo de Herodes, Arquelao
su pueblo, (Mat. 2, 22) fué destituido por Augusto, y la
con la remisión de sus pecados, Judea incorporada al Imperio romano, Cirino,
78 por legado de Siria, hizo un empadronamiento, que
las entrañas de misericordia
de nuestro Dios, fué muy mal recibido por los judíos y dió ocasión
a la sublevación de Judas Galileo, de que nos
en las cuales nos visitará naciendo
habla Josefo (Ant. XVIII, 1) y a que alude Ga-
de lo alto, maliel en Act. 5, 37. San Lucas tomó este suceso
78
para iluminar a los que
están como punto de partida para fijar la fecha del
sentados nacimiento del Salvador. •
en tinieblas y sombras de muerte, (3) Roma, en este punto, como en otros más,
para enderezar nuestros pies respetaba las costumbres de las provincias, y los
orientales nunca se creen desarraigados de la
por el camino de la paz.
80 El niño crecía tribu, región o ciudad donde tienen su origen.
y se fortalecía en Y asi, Belén era el solar de todos cuantos se
espíritu y moraba en los desiertos creían hijos de David, aunque de tiempo atrás
hasta el día de su manifestación a tuvieran su residencia lejos de ella.
Israel. (4) Recibe este nombre el hijo primero, el
que abre el seno materno, sin mirar a que otros
puedan venir después por los deberes particula-
(1) Aunque ignorantes del misterio, las cir- res que la Ley le impone. La tradición, que re-
cunstancias que rodeaban la concepción y el na- monta a mediados del siglo 11 con San Justino,
cimiento del niño Juan les hacían presentir en originario de Palestina, dice que nació en una
él algo grande. de las grutas en que abunda el suelo calcáreo de
(2) Es un temor religioso procedente del mis- Belén, y que los naturales utilizan como abrigo
terio que presienten. para si o para los ganados.
(3) El cántico consta de dos partes: una, en (5) Estos podían ser betlemitas, que en la
que bendice a Dios porque realizó la obra de estación benigna hacen vida en el campo con
salud sobre su pueblo (vv. 68-75); otra, que va sus ganados, o nómadas, que viven de continuo
dirigida al niño, declarando la misión a que esta bajo tiendas en el desierto que comienza al este
destinado (w. 76-79). y al sudeste de Belén.
SAN LUCAS, 2 1143
11
para todo el pueblo: os ha na- piadoso y esperaba la consolación de
cido hoy un Salvador, que es el Israel, y el Espíritu Santo estaba
Cristo Señor, en la ciudad de David. en él. 26 Y le había sido revelado
12
Y
esto tendréis por señal: encon- por el Espíritu Santo que no vería
traréis al niño, envuelto en pañales y la muerte antes de ver al Cristo del
acostado en un pesebre. 13 al ins- Y Señor. 27 Movido del Espíritu vino
tante se juntó con el ángel una mul- al templo, y al entrar los padres
titud del ejército celestial que alababa con el niño Jesús para cumplir lo
a Dios, diciendo: 14 «Gloria a Dios ¡ que prescribe la Ley sobre El, Simeón
en las alturas, y paz en la tierra a le tomó en sus brazos (1), y bendi-
los hombres de buena voluntad.» ciendo a Dios, dijo:
15 Y
así que los ángeles se fueron 29
Ahora, Señor, puedes dejar ir
al cielo, se dijeron los pastores unos a tu siervo
a otros: Vamos a Belén a ver esto en paz según tu palabra;
que Señor nos ha anunciado, 30 porque
el han visto mis ojos tu salud,
i» Yfueron con presteza y encon- 31
la que has preparado ante la faz
traron a María, a José y al niño de todos los pueblos,
acostados en un pesebre. 17 vién- Y 32 luz
para iluminación de las gentes,
dole hicieron saber lo que se les y gloria de tu pueblo Israel.
había dicho acerca del niño. 18 Y 33 Su padre
y su madre (2) esta-
cuantos lo oían se maravillaban de ban maravillados de las cosas que se
lo que les decían los pastores. Y decían de El. 34 Y Simeón los bendijo,
María guardaba todo esto y lo medi- y dijo a María su madre (3): Puesto
taba (1) en su corazón. 20 Los pas- está para caída y levantamiento de
tores se volvieron glorificando y ala- muchos en Israel, y para blanco de con-
bando a Dios por todo lo que habían tradicción; 35 y para que se descubran
oído y visto, según se les había dicho. los pensamientos de muchos cora-
zones, una espada atravesará tu alma.
36 Había una profetisa, Ana, hija
hijo de Ragau, hijo de Falec, hijo ; se levantó para hacer la lectura (1).
de Eber, hijo de Sala, 88 hijo de Cai- 17 Le entregaron el libro del profeta
nán, hijo de Arfaxad, hijo de Sem, Isaías, y desenrollándolo dió con el
hijo de Noé, hijo de Lamec, 37 hijo pasaje donde está escrito:
18 El Espíritu del Señor está sobre
de Matusalá, hijo de Enoc, hijo de
Jared, hijo de Malelel, hijo de Cainán, mí, porque me ungió para evange-
38 hijo de Enós, hijo de Set, hijo
j
lizar a los pobres, me envió a predi-
de Adán, hijo de Dios. car a los cautivos la libertad, a los
ciegos la recuperación de la vista,
La tentación en para poner en libertad a los oprimi-
el desierto.
dos, 19 para anunciar año de gracia
A 1
Jesús, lleno del Espíritu Santo, del Señor (2).
» volvió del Jordán y fué lle-
se
20 Y enrollando el libro se lo de-
vado por el Espíritu al desierto, 8 y volvió al servidor, y se sentó. Los
tentado allí por el diablo durante ojos de cuantos había en la sinagoga
cuarenta días. No comió nada en estaban fijos en El. 21 comenzó a Y
decirles: Hoy se cumple esta escri-
aquellos días y, pasados, tuvo ham-
bre. 3 Díjole el diablo: Si eres Hijo I
tura que acabáis de oír. todos le Y
de Dios di a esta piedra que se con- aprobaban (3) y maravillados de las
vierta en pan. 4 Y
Jesús le respondió: palabras llenas de gracia, que salían
Escrito está: No de sólo pan vive de su boca, decían: ¿No es éste el
el hombre.
8
Y
llevándole a una al- hijo de José? 23 Y
El les dijo: Seguro
tura le mostró desde allí en un ins- que me diréis este proverbio: Médico,
tante todos los reinos del mundo (1), cúrate a ti mismo; todo cuanto he-
• y le dijo: Todo este poder y su glo- mos oído que has hecho en Cafar-
ria te daré, pues a mí me ha sido en-
naum (4) hazlo aquí en tu patria.
tregado y a quien quiero se lo doy;
24 Y
El les dijo: En verdad os digo
7
sí, pues, te postras delante de mí,
que ningún profeta es bien recibido
todo será tuyo. 8 Y
Jesús respon- en su patria. 25 Pero en verdad, os
diendo, le dijo: Escrito está: Al Se- digp también que muchas viudas
ñor tu Dios adorarás y a El sólo había en Israel, en los días de Elias,
servirás. 8 Le condujo luego a Jeru-
cuando se cerró el cielo por tres años
salén y le colocó sobre el pináculo y seis meses y sobrevino una gran
de] templo, y le dijo: Si eres Hijo
hambre en toda la tierra, 28 y a nin-
guna de ellas fué enviado Elias, sino
|
viuda. 27 Y
muchos leprosos había en
Israel en tiempo del profeta Eliseo,
11
y te tomen en las manos para que
no tropiece tu pie contra las piedras. y ninguno de ellos fué curado sino el
12 Y respondiendo, díjole Jesús: Dicho sirio Namán.
28Al oír esto se llenaron de cólera
está: No tentarás al Señor tu Dios.
13 Y acabado todo género de tenta- cuantos estaban en la sinagoga, 28 y
ciones el diablo se retiró de El hasta levantándose le arrojaron fuera de
la ciudad y le llevaron a la cima del
el tiempo determinado.
monte, sobre el cual está edificada
su ciudad, para precipitarle de allí,
Vuelta de Jesús :i Galilea. 30 pero El, atravesando por medio
de ellos, se fué.
14
Jesús, impulsado por el Espíritu,
y su
se volvió a Galilea, fama corrió (t) El culto de las sinagogas en los sábados
por toda la región, 15 y enseñaba constaba, entre otras cosas, de lecturas bíblicas,
en las sinagogas siendo alabado por i
que los doctores explicaban a la asistencia. Cuan-
todos. do se hallaba presente algún personaje conspicuo,
se le invitaba a hacer esa explicación (Act. 13,
14 ss.).
Jesús, en Nazaret, (2) Is. 61. 1. si.
les dijo: ¿Por qué murmuráis en vues- quiere el nuevo, porque dice: El
tros corazones? ¿Qué es más fácil, añejo es mejor.
decir: Tus pecados te son perdona-
dos, o decir: Levántate y ancla?
24 Pues para que veáis que el Hijo
Sobre la observancia del sábado.
del hombre tiene poder sobre la
tierra para perdonar los pecados dijo — "
1
Aconteció que un sábado, atra-
al paralítico: A
ti te hablo, levántate, vesando El por los sembrados, sus
toma la camilla y vete a casa. 25 al Y discípulos arrancaban espigas y fro-
instante se levantó delante de ellos, tándolas con las manos las comían.
tomó la cama en que yacía y se fue 2
Algunos de los fariseos dijeron:
a casa glorificando a Dios. 29 Queda- ¿Cómo hacéis lo que no está permi-
ron todos fuera de sí y glorificaban a tido en sábado? 23 Y Jesús les res-
Dios, y llenos de temor decían: Hoy pondió: ¿No habéis leído lo que hizo
hemos visto maravillas. David cuando tuvo hambre, él y susi
acompañantes? ¿Cómo entró en la
casa de Dios y, tomando los panes .le
Vocación de Lcvf. la proposición, comió y dió a los que
27
Después de esto salió y vió a (l) En San Lucas se dirige la acusación con-
un publicano por nombre Lcvl sen- tra los discípulos; pero ésta iba de rechato contra
tado al telonio, y le dijo: Sigúeme, 'tu Maestro (Mt. 9, n; Me. a. 16).
SAN LUCAS, 6 1149
líos de quienes esperáis recibir, ¿qué i contra la casa, pero no puede conmo-
gració tendréis? Los pecadores pres- |
verla, porque está bien edificada.
49
tan a los pecadores para recibir de El que oye y no hace es semejante
ellos igual favor. 36 Pero amad a al hombre que edifica su casa sobre
vuestros enemigos, haced bien y pres- tierra, sin cimentar; contra la cual
tad sin esperanza de remuneración, choca el río, y luego se cae, y viene
y será grande vuestra recompensa, a ser grande la ruina de aquella casa.
y seréis hijos del' Altísimo, que es
bondadoso para los ingratos y los
malos. 36 Sed misericordiosos como El centurión de Calarnaum.
vuestro Padre es misericordioso. 87 No
juzguéis y no seréis juzgados; no 7 1
Cuando hubo acabado de pro-
condenéis y no seréis condenados; ab- nunciar estos discursos a oídos
solved y seréis absueltos. 38 Dad y del pueblo entró en Cafarnaum 2 Es-
se os dará; una medida buena apre- taba a punto de morir un siervo de
tada, colmada, rebosante será derra- cierto centurión, que le era muy que-
mada en vuestro seno. La medida rido. 3 Este oyendo hablar de Jesús
que para otros usareis, ésa se usará envió a El algunos ancianos (1) de
para vosotros. los judíos, rogándole que viniese para
salvar de la muerte a su siervo.
4
Estos, llegados a Jesús, le rogaban
Espíritu de benevolencia. con instancia, diciéndole: Merece que
le hagas esto, 5 porque ama a nuestro
39
Y les dijo también una pará-
pueblo, y él mismo nos ha edificado
bola: ¿Puede un ciego guiar a otro la sinagoga. * Y Jesús echó a andar
ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo? con ellos. Ya no estaba lejos de la
40 Ningún discípulo está sobre su casa, cuando el centurión envió al-
maestro; para ser perfecto ha de ser gunos amigos, que le dijeron: Señor,
como su maestro. 41 ¿Por qué ves la no te molestes, pues no soy digno de
paja en el ojo de tu hermano y no que entres bajo mi techo. 7 Ni yo
adviertes la viga en el tuyo? 42 ¿O me he creído digno de ir a ti. Di sólo
cómo puedes decir a tu hermano: una palabra y mi siervo será sano.
Hermano, déjame quitarte la paja
8
Porque también yo soy un hombre
que tienes en el ojo, cuando tú no sometido a la autoridad, pero tengo
ves la viga que hay en el tuyo? también soldados bajo mi mando, y
Hipócrita, quita primero la viga de digo a éste: Vete, y va, y al otro: Ven,
tu ojo, y entonces verás de quitar y viene, y a mi siervo: Haz esto, y lo
hace. * Oyendo esto Jesús se mara-
la paja que hay en el de tu hermano.
43 Porque no hay árbol bueno que dé villó de él y, vuelto a la multitud que
le seguía, dijo: Yo os digo que tal fe
fruto malo, ni árbol malo que dé fruto
bueno. 44 Pues cada árbol se conoce por como ésta no la he hallado en Israel.
10 Vueltos
su fruto; y no se cogen higos de los a casa los enviados encon-
espinos, ni de la zarza se vendimian
traron sano al siervo.
racimos. 45 El hombre bueno del buen
tesoro de su corazón saca cosas bue-
nas; y el malo saca cosas malas de
La resurrección de IViiím.
su mal tesoro; pues de la abundancia 11
del corazón habla la lengua. 46 ¿Por
Aconteció tiempo después que
qué me llamáis: Señor, Señor,' y no iba a una ciudad llamada Naím, e
hacéis lo que os digo? iban con El sus discípulos y una gran
muchedumbre. 12 Cuando se acer-
caba a la puerta de la ciudad vieron
< ¡oncluslón final. que llevaban un muerto, hijo único
suntuosamente y viven regalados es- dijo para sí: Si éste fuera profeta,
tán en los palacios de los reyes. conocería quién y cuál es esta mujer
26 ¿Qué
salisteis, pues, a ver? ¿Un que le toca, porque es una pecadora.
profeta? Sí, yo os digo, y más que 40 Y tomando Jesús la palabra, le
27 Este
profeta. es aquel de quien dijo: Simón, tengo una cosa que de-
está escrito: He aquí que yo envío cirte: Y él dijo: Maestro, habla. Un
(i) Este milagro, propio de San Lucas, nos (i) Esta conducta de la pecadora, que re-
muestra admirablemente la tierna compasión sueltamente entra en la casa y se postra a los
para con la pobre y desolada viuda y para con pies de Jesús, contrasta con la actitud de los fa-
su hijo. riseos, recriminados en el párrafo anterior.
1152 SAN LUCAS, 8
y ésta ha ungido mis pies con ungüen- Razón «le las parábolas.
to. 47 Por lo cual te digo que le son
perdonados sus muchos pecados, por- 9 Preguntábanle sus discípulos qué
a la luz. 18 Mirad, pues, cómo es- Contestó él: Legión, porque habían
cucháis, porque al que tiene se le entrado en él muchos demonios.
31 Y le rogaban que no los mandase
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tocado? Como
todos negaban, dijo que era Juan que había resucitado
Pedro y de su compañía: Maestro,
los de entre los muertos, 8 otros que era
las muchedumbres te rodean y te Elias que se había aparecido, y otros
oprimen. 48 Pero Jesús dijo: Alguno que había resucitado alguno de los
me ha tocado, porque yo he conocido antiguos profetas. * Dijo Hcrodes:
que una virtud lia salido de mí. A Juan le degollé yo, ¿quién puede
47 La mujer, viéndose descubierta, ser éste de quién oigo tales cosas?
se llegó temblando, y postrándose Y deseaba verle.
ante El, le dijo ante iodo el pueblo
por qué le había toendo y cómo al
instante había quedado sana. 48 El Regreso de los discípulos y mul-
le dijo: Hija, tu íe te ha salvado,
tiplicación de los panes.
vete en paz.
40
Aún estaba hablando, cuando A su vuelta, los Apóstoles le con-
llegó uno de casa del jefe de la sina- taron cuanto habían becho. 10 Y El,
goga diciendo: Tu bija ha muerto, tomándolos consigo, se retiró a un
no molestes ya al Maestro. 60 Pero lugar apartado hacia una ciudad
Jesús que lo oyó, respondió: No temas, llamada Betsaida. 11 Tero la muche-
cree y será sana. 61 Llegado a la dumbre se dió cuenta y fué en pos
casa, no permitió que entrasen con de El. Y habiéndolos recibido, les
El mas que redro, Juan y Santiago y hablaba del reino de Dios y curaba
el padre y la madre de la niña. a todos los necesitados. 14 Empezaba
52 Todos lloraban
y plañían por ella.ya a declinar el día, y acercándosele
Y Ies dijo El: No lloréis, porque no los doce, le dijeron: Despide a la mu-
está muerta, es que duerme. 43 se Y
chedumbre para que vayan a las
burlaban de El, pues sabían muy bien aldeas y alquerías de alrededor,
que estaba muerta. 54 El, tomándola donde se alberguen y encuentren ali-
de la mano, le dijo en alta voz: mentos, porque aquí estamos en el
Niña, levántate. 55 Y
volvió a ella desierto. 13 les contestó: Dadles Y
el espíritu, y al instante se levantó, vosotros de comer. Ellos le dijeron:
y El mandó que le diesen de comer. No tenemos más que cinco panes y
M Los padres se quedaron estupe- dos peces; a no ser (pie nosotros vaya-
factos, pero El les mandó que no mos a comprar provisiones para
contasen a nadie lo sucedido. todo este pueblo... 14 Porque eran
unos cinco mil hombres. Y dijo a sus
La misión de los Apóstoles. discípulos: Hacedlos recostarse por
grupos como de cincuenta. 14 Y lo
9 1 Habiendo convocado a los doce hicieron así, diciéndoles-que se recos-
16 Y tomando los cinco
les d¡ó poder sobre todos los demo- tasen todos.
1
nios y de curar enfermedades, y los panes y los dos peces, alzó los ojos
envió a predicar el reino de Dios y a al ciclo, los bendijo y se los dió a los
hacer curaciones. 3
Y les dijo: No discípulos para que los sirviesen a la
toméis nada (I) para el camino, ni muchedumbre. 17 Comieron, se sa-
báculo, ni alforja, ni pan, ni dinero, ciaron todos y se recogieron de las
ni llevéis dos túnicas. 4 Y en cual- sobras doce cestos de mendrugos.
quier casa en que entréis, quedaos
5 Cuanto
allí, sin dejarla basta partir.
I.a confesión de Pedro.
a los que no quieran recibiros, sa-
liendo de aquella ciudad, sacudios
18 Y aconteció que orando El a
el polvo de los pies en testimonio
".ontra ellos. 6 Y partieron y reco- solas, estaban con El los discípulos,
• rieron las aldeas anunciando el Evan- a los cuales preguntó: ¿Quién dicen
gelio y curando en todas partes. las muchedumbres que soy yol
18 Respondiendo ellos, le dijeron:
Opinión de Hcrodes sobre .lesús. Juan Bautista; otros Elias, otros que
uno de los antiguos profetas que ha
7 Tuvo noticias Herodcs el tetrarca resucitado. 10 Dfjoles El: ¿Y vosotros
de todos estos sucesos, y estaba vaci- quién decís que soy? Respondiendo
lante, por cuanto algunos decían Pedro, dijo: El Cristo de Dios. ,l El
les prohibió decir esto a nadie, aña-
(t) Que pueda en algún modo servir de es- diendo: Es preciso que el Hijo del
torbo a vuestra misión. hombre padezca mucho, y que sea
SAN LUCAS, 9 1155
dicación general del lugar y tiempo a que per- (1) En Gén. (18-19) se refieren los pecados
tenece todo el conjunto de sucesos, que no suelen de Sodoma y la justicia que Dios hizo en ella,
llevar indicación alguna geográfica ni cronológica. quedando como ejemplar de la cólera divina.
(2) Un grupo de discípulos caminaba de- (Deut. 29, 23.)
lante del grueso de la comitiva, para buscar hos- (2) San Mateo (1 1, 20 ss.) parece colocar este
pedaje en los lugares por donde debían pasar. discurso del Salvador a la vista de las ciudades
(3) Las relaciones de los samaritanos y de los situadas a orillas del lago. San Lucas enlaza este
judíos no eran nada amistosas, y más cuando pasaje con los versículos anteriores, en que habla
intervenía un motivo religioso. (In. 4, 9.) de la ciudad hipotéticamente incrédula. Si en
(4) Muéstrale con esto el espíritu de abne- Tiro y en Sidón. Ciudades fenicias situadas en
gación de que ha de venir animado. la costa, al norte de Galilea, y que más de una
(5) Debe de ser éste un proverbio común, e vez fueron objeto de las amenazas de los profetas.
indica que quien se da al reino de Dios no debe (3) La prosperidad material era causa de su
mirar a otra cosa. orgullo, que tendrá por castigo el abatimiento.
(6) Se parece esta misión de los setenta y dos (4) Hermosa semencia que muestra el valor
iscipulos, referida sólo por San Lucas, a la nu- de la misión que los discípulos reciben.
SAN LUCAS, 10 1157
la cual, sentada a los pies del Señor, tará y le dará cuanto necesite. • Y os
1
1
Acaeció que, hallándose El Origen del poder sobre los
orando en cierto lugar, así que demonios.
acabó, le dijo uno de los discípulos:
Señor, enséñanos a orar, como tam- 14 Estaba expulsando
a un demo-
bién Juan enseñaba a sus discí- nio mudo, y así que salió el demonio,
pulos (2). 2
Y El les dijo: Cuando habló el mudo. Y 15
las muchedumbres
oréis, decid: Padre, santificado sea se admiraron, pero algunos de
el tu nombre; venga a nos el tu reino; ellos dijeron: Por poder de Bcclzebul,
3
danos cada día el pan cotidiano; príncipe de los demonios, expulsa
4 perdónanos nuestras deudas, por- éste los demonios; 16 otros, para ten-
que también nosotros perdonamos a tarle, le pedían una señal del ciclo.
todos nuestros deudores y no nos 17 Pero El, conociendo sus pensa-
pongas en tentación (3). mientos, les dijo: Todo reino divi-
dido contra sí mismo será devas-
18 Si,
Parábola del ami<|o importuno. tado, y caerá casa sobre casa.
pues, Satanás se halla dividido con-
5
Y les dijo (4): Si alguno de vos- tra sí mismo, ¿cómo se mantendrá
otros tuviere un amigo y viniese a su reino? Puesto que decís que por
él a medianoche, y le dijera: Amigo, virtud de Bcelzebul expulso yo a
19
préstame tres panes; 6 pues un amigo los demonios. Si yo expulso a los
mío ha llegado de viaje y no tengo demonios por Bcclzebul, vuestros hijos
qué darle. 7 Y él, respondiendo desde ¿por quién los expulsan? Por esto
dentro, le dijese: No me molestes, ellos mismos serán vuestros jueces.
20 Pero si expulso a los demonios
la puerta está ya cerrada, y mis í
niños están ya conmigo en la cama, por el dedo de Dios, sin duda que
no puedo levantarme para dártelos. el reino de Dios ha llegado a vos-
8
Yo os digo que, si no se levanta y otros. 21 Cuando un fuerte, bien ar-
'
se los da por ser amigo suyo, a lo mado (2), guarda su palacio, segu-
|
22 pero, si llega
menos por la importunidad, se levan- ros están sus bienes
uno más fuerte que él, le vencerá,
le quitará las armas en que confiaba,
to La cual no era otra cosa que el reino de repartirá sus despojos. 23 El que
Dios, que ella veía en la palabra de Jesús. En la y
historia de la espiritualidad cristiana, estas dos
no está conmigo está contra mí, y el
hermanas representan la vida activa y la vida ,que conmigo no recoge, derrama.
contemplativa. 24 Cuando un espíritu impuro sale
(a) San Mateo inserta la oración dominical de un hombre (3), recorre los luga-
en la sección del Sermón del Monte, que dedica
a la oración (6, 5-15); mas parece que la ocasión
de su enseñanza debe de ser ésta. La antigua (1) Es este el don mesiánico. en el cual se
tradición coloca este suceso en el Monte de resumen todas las gracias divinas. (Act. 3. 38;
27
doctores.
Mientras El decía estas cosas,
levantó la voz una mujer de entre la
37
muchedumbre y dijo: Dichoso el Estaba hablando, y le invitó
seno que te llevó y los pechos que un fariseo a comer con él; y fué y
mamaste (1). zs Pero El dijo: Más se puso a la mesa. 38 El fariseo se
bien, dichosos los que oyen ja pala- maravilló de ver que no se había
bra de Dios y la guardan. lavado antes de comer. 39 Y el Señor
le dijo: Mira,
vosotros los fariseos
•Juicio severo sobre la presente limpiáis la copa y el plato por de
generación. fuera, pero vuestro interior está lleno
de rapiña y maldad. 40 iTnsensatosl
29 Acaso el que ha hecho lo de fuera no
Creciendo la muchedumbre, co-
ha hecho también lo de dentro?
menzó a decir: Esta generación es 41 Sin embargo,
dad limosna según
una generación mala; pide una señal,
vuestras facultades y todo será puro
y no le será dada otra señal que la para vosotros. 42 ¡Ay de vosotros,
de Jonás. 30 Porque como fué Jonás
fariseos, que pagáis el diezmo de la
señal para los ninivitas, así también
menta, y de la ruda, y de todas las
lo será elHijo del hombre para esta
legumbres, y descuidáis la justicia
generación. 31 La reina del Medio-
día (2) se levantará en el juicio
y el amor de Dios! Hay que hacer
esto sin omitir aquello. 43 (Ay de
contra los hombres de esta genera-
ción y los condenará; porque vino
vosotros, fariseos, que amáis los
primeros asientos en las sinagogas y
de los confines de para oír
la tierra
los saludos en las plazasl 44 ¡Ay de
la sabiduría de Salomón, y hay aquí
vosotros, que sois sepulturas que no
algo más que Salomón. 32 Los nini-
se ven, que los hombres pisan sin
vitas se levantarán en el juicio
saberlo!
contra esta generación y la conde- 45 Tomando
la palabra un doctor
narán, parque hicieron penitencia a
de la Ley le dijo: Maestro hablando
la predicación de Jonás, y hay aquí ;
I.a luz de Cristo, luz del alma. vosotros, doctores de la Ley, que
echáis pesadas cargas sobre los hom-
bres, y vosotros ni con uno de vues-
33
Nadie enciende la lámpara (3) tros dedos las tocáis! 47 ¡Ay de vos-
y la pone en un rincón, ni bajo el otros, que edificáis monumentos a
celemín, sino sobre un candclcro, para los profetas, a quienes vuestros pa-
que los que entren tengan luz. 34 La dres dieron muerte! 48 Vosotros mis-
lámpara de tu cuerpo (4) es tu mos atestiguáis que consentís en la
obra de vuestros padres; ellos los
Curiosa exclamación la de esta mujer,
mataron; vosotros les edificáis sepul-
(1) 49 Por
madre sin duda, que se entusiasma oyendo a cros. esto dice la Sabiduría
Jesús enseñar. La respuesta del Salvador con- de Dios: Yo les envío profetas y
cuerda con de Mt. 12, 50; Me. 3, 35.
la apóstoles, y ellos los matan y per-
(2) Es la reina de
Saba, en la Arabia Meridio- siguen, 60 para que sea pedida cuenta
nal, de que se habla en I Reg. 10, 1 ss.
a esta generación de la sangre de
(3) Esa lámpara es el mismo Jesús, predica-
dor de la verdad, que lleva a Dios. todos los profetas derramada desde
(4) Es la misma verdad evangélica, que, de- el principio del mundo, 61 desde la
positada en el alma, debe servir de guía para sangre de Abel hasta la sangre de
caminar hacia la consecución de la salud. Zacarías, asesinado entre el altar y
1160 SAN TUCAS, 12
Pronto, traed la túnica más rica, (2) Es esta una nueva lección sobre el uso
de las riquezas, las cuales, si no por el modo de
y vestídsela, poned un anillo en su adquirirlas, por el apego que a ellas tienen los
mano y unas sandalias en sus pies, hombres, se pueden bien llamar «riquezas de ini-
23
y traed un becerro bien cebado y quidad». (12, 33 ss.)
matadle, y_eomamos y alegrémonos,
|
7
y escribe cincuenta. Luego dijo al se casa con la repudiada por el ma-
otro: ¿Y
tú cuánto debes? El di jo:l rido, comete adulterio.
Cien coros (1) de trigo. Dfjole:
Toma tu eaucóin y escribe ochenta,
8
Y el amo alabó al mayordomo infiel El rico epulón y el pobre Lázaro.
de haber obrado industriosamente,
pues los hijos de este siglo son más 19
Había un hombre rico que vestía
avisados en el trato con los suyos de púrpura y lino, y celebraba cada
que los hijos de la luz. 9 Y yo os digo: día espléndidos banquetes. 80 Y un
Con las riquezas injustas haceos ami- pobre, por nombre Lázaro, estaba
gos, para que, cuando éstas falten, echado en su portal, cubierto de
os reciban en los eternos tabernácu- úlceras, 21 y deseaba hartarse de lo
los.
10 El que es fiel en lo poco, que caía de la mesa del rico: Insta
también es fiel en lo mucho; y el que los perros venían a lamerle las úlce-
en lo poco es infiel, también es infiel ras. 22 Sucedió, pues, que murió el
en lo mucho (2).
11
Si vosotros, pobre, y fué llevado por los ángeles
pues, no sois f.elesen las riquezas al seno de Abraham; y murió tam-
injustas, ¿quién os confiará las rique- bién el rico y fué sepultado. 23 en Y
zas verdaderas? 12
Y si en lo ajeno el infierno, en medio de los tor-
no sois fieles, ¿quién os dará lo vues- mentos, levantó sus ojos y vió a
tro? 13 Ningún criado puede servir Abraham desde lejos y a Lázaro
a dos señores (3); porque, o abo- en su seno. 21 Y, gritando, dijo:
rrece al uno y amará al otro, o se Padre Abraham, ten piedad de mí,
allegará al uno y menospreciará al y envía a Lázaro para que, con la
otro; no podéis servir a Dios y a las punta del dedo mojado en aguo,
riquezas. refresque mi lengua, porque estoy
atormentado en estas llamas. 25 Dijo
Abraham: Hijo, acuérdate de que
Itcprciisión de los fariseos. recibiste ya tos bienes en vida,
y Lázaro "recibió males, y ahora el
es aquí consolado y tú eres ator-
14 Oían estas cosas los fariseos, mentado. 26 Además, entre nos-
que son avaros, y se mofaban de El. otros y vosotros hay un gran abismo,
15 Y les dijo: Vosotros pretendéis de manera que los que quieran atra-
pasar por justos ante los hombres, vesar de aquí a vosotros no pueden,
pero Dios conoce vuestros corazones; ni tampoco pasar de ahí a nos-
porque lo que es para los hombres otros (1).
27 Y dijo: Te ruego, padre (2),
estimable es abominable ante Dios.
18 La Ley
y los Profetas llegan hasta que siquiera le envíes a casa de mi
padre, 28 porque tengo cinco her-
Juan (4); "desde entonces se anun-
cia el reino de Dios y todos se esfuer- manos, para que les advierta, a fin
zan por entrar en él.
17 Pero más de que no vengan también ellos a
fácil es que pasen el cielo y la tierra, Y
este lugar de tormento.
28 dijo
que el faltar un solo ápice de la Ley. Abraham: Tienen a Moisés y a los
18 Todo el que repudia a su mujer Profetas, que los escuchen. 80 él Y
y se casa con otra, adultera, y el que dijo: No, padre Abraham; que si
alguno de los muertos fuese a ellos,
harían penitencia. 31 Y le dijo: Si no
Medida también hebrea, equivalente a 589
(1 )
litros.
oyen a Moisés y a los Profetas, tam-
(2) Estas sentencias sobre el uso de los bienes
temporales y de los eternos tienen analogía con il) Con esta parábola quiere confirmar Jesús
lo dicho sobre el valor de los bienes terrenos.
el pensamiento de la parábola; pero no son ex-
plicación de la misma. El rico con toda su hacienda y con los placeres
(3) Entre Dios y las riquezas hay una oposi- que ésta le procura, acabó en los ardores del in-
fierno, donde se ve precisado a pechr a Lázaro
ción irreductible, y no puede caber el amor de
ambos en el corazón humano. una gota de agua, que no recibe. En cambio, el
(4) Distingue aquí Jesús la época del Anti- mendigo Lázaro es llevado por los ángeles al
guo Testamento, que llega hasta Juan, y la época seno de Abraham, es decir, a la santa compañía
del Reino, que empieza con el Bautista. La mi- de los patriarcas y amigos de Dios.
sión que representaban los escribas ha caduca- (2) No se ha de tomar como suena este len-
do, y asimismo las promesas terrenas que la Ley guaje del condenado. El Señor se vale de expre-
hacía a sus guardadores (Lev. 26, y Deut. a8), siones parabólicas para poner de relieve la ense-
son sustituidas por las eternas, las cuales no ñanza de la parábola, que es la dicha anterior-
dejarán de cumplirse- mente.
SAN LUCAS, 17 1167
orar en todo tiempo y no desfallecer, para que los tocase, pero viéndolo los
2
diciendo: Había en una ciudad un discípulos les reprendían. 19 Y Jesús
juez que ni temía a Dios, ni respe- los llama a si, diciendo: Dejad que
taba a los hombres. 3 Y había asi- los niños vengan a mí y no se lo
mismo en aquella ciudad una viuda prohibáis, porque de tales es el reino
que vino a el, diciendo: Hazme jus- de Dios. 17 En verdad os digo, quien
ticia contra mi adversario. 4 Y por no reciba el reino de Dios como un
mucho tiempo no le hizo caso; pero niño, no entrará en él.
luego se dijo para sí: Aunque a la
verdad yo no tengo temor a Dios
ni respeto a los hombres, 6 mas, I 11 abnegación y renuncia de todo.
porque esta viuda me está cargando,
le haré justicia para que no acabe
18 Y
cierto personaje le preguntó,
por molerme. • Dijo el Señor: Oíd diciendo: Maestro bueno (3), ¿que
lo que dice este juez inicuo. 7 Y Dios haré para alcanzar la vida eterna?
19
no hará justicia a sus elegidos, que Jesús le respondió: ¿Por qué me
claman a El día y noche, aun cuando llamas bueno? Nadie es bueno, sino
los haga esperar? 8 Yo os digo que sólo Dios. 20 Ya sabes los preceptos:
hará justicia prontamente. Pero cuan- No adulterarás, no matarás, no ro-
do venga el Hijo del hombre, ¿encon- barás, no levantarás falso testimonio,
trará fe en la tierra? (3).
(1) Hermosa pintura
del espíritu fariseo, que
presumiendo de su despreciaba a los
justicia,
demás por impuros, como
del ánimo humilde
asi
(1) Este versículo, según los códices más au- de tantos publícanos y pecadores que se acer-
torizados, está tomado de San Mateo 24, 28. caban a Jesús en demanda de perdón.
(2) Este relato muestra a las claras la dife- (2) Las madres le ofrecen los niños para que
rencia entre la parábola y la alegoría. Serla ab- les imponga las manos, no dudando que con esto
surdo decir que el juez inicuo era Dios. La for- descendería sobre ellos la bendición divina. Je-
ma de la aplicación de la parábola esta en el ver- sús se complace en bendecirlos, porque los ve
sículo 7. exentos de los prejuicios de sus padres para reci-
(3) No tiene conexión con lo que precede. bir el reino de Dios.
El mismo pensamiento en Mt. 24, 12; Me. 13, (3) El preguntante nota la bondad de Jesús;
32, y II Tes. 2, 3 ss. Se habla del estado del pero El levanta su espíritu a la bondad soberana
mundo al fin de los tiempos. de Dios.
SAN LUCAS, 19 1169
74
"70 SAN LUCAS, 19
una parábola (1), por cuanto es- envió a dos de sus discípulos, 30 di-
taba próximo a Jcrusalén, y les pa- ciendo: Id a la aldea, que está en-
recía que el reino fie Dios iba a ma- frente, y en entrando en ella hallaré s
nifestarse luego. 12 Dijo, pues: Un un pollino atado, que todavía no
hombre noble se partió a una región ha sido montado por nadie, y des-
lejana para recibir la dignidad real atándole le traéis. 31 Y si alguno os
13
y volverse; y llamando a diez sier- dijere: ¿Por qué lo soltáis?, diréis así:
vos suyos* Ies entregó diez minas, y El Señor tiene de él necesidad. 32 Fue-
les dijo: Negociad mientras vuelvo. ron los enviados y lo hallaron asi
11 Sus conciudadanos !c aborrecían y como les había dicho. 33 Desalando
enviaron detrás de el una legación, ellos el pollino Ies dijeron sus amos:
diciendo: No queremos que éste reine ¿Por qué desaláis el pollino? 34 Les
sobre nosotros. 15 Y
sucedió que al respondieron: F.l Señor tiene necesi-
volver el, después de haber recibido dad de él. 35 Y lo llevaron a Jesús, y
el reino, hizo llamar a aquellos sier- echando sus manlos sobre el pollino,
vos, a quienes babía entregado el montaron a Jesús.
dinero, para saber cómo habían ne- 36 Según El iba, extendían sus ves-
gociado. 16 Se presentó el primero tidos en el camino. 37 Y cuando ya
diciendo: Señor, tú mina ha produ- se acercaba a la bajada del monte de
cido diez minas. 17 Díjole: Muy bien, los Olivos, comenzó la muchedumbre
siervo bueno, puesto que has sido de
los discípulos a alabar alegres a
fiel en lo poco, recibirás el gobierno Dios, a grandes voces, por- tocios l»is
de diez ciudades. 18 Vino el segundo milagros que habían visto, 32 diciendo:
que dijo: Señor, tu mina ha produ- Bendito el que viene, el Rey, en el
cido cinco minas. 19 Díjole también nombre del Señor; paz en el cíelo y
a éste: Y tú recibe el gobierno de gloria en las alturas.» 39 Y algunos
cinco ciudades. 20 Llega otro di- de los fariseos de entre la muchedum-
ciendo: Señor, ahí tienes tu mina, bre le dijeron: Maestro, reprende a
que tuve guardada en un pañuelo, tus discípulos. 40 Y El contestó, y
21
pues tenia miedo de ti, que eres dijo: Yo os digo que, si ellos callasen,
hombre severo, que quieres recoger las piedras gritarían (1).
lo que no pusiste y segar donde no
sembraste. 22 Díjole: Por tu boca
misma te condeno, mal siervo. Sabías I llanto sobre Jcrusalén.
I
contraron al que les habla dicho, y como quien sirve. 11 Vosotros sois
prepararon la Pascua. los que habéis permanecido conmigo
en mis pruebas, 29 y yo dispongo
del reino en favor vuestro como mi
Institución de la Eucaristía. Padre ha dispuesto de él en favor mío,
*? para que comáis y bebáis a mi mesa,
14 Y
cuando llegó la hora se puso en mi reino, y os sentéis sobre tronos
a la mesa y los Apóstoles con El. como jueces de las doce tribus de
15 Y les dijo: Ardientemente he
de- Israel.
seado comer esta Pascua (1) con
vosotros antes de padecer, 16 porque
os digo que no la comeré más hasta La prueba de Pedro y el vaticinio
que sea cumplida en el reino de Dios. de la negación.
17 Y tomando el cáliz, dió gracias, y
Tomadlo y distribuidlo entre 31 Simón, Simón
dijo: (1), Satanás os
1S
vosotros; porque
os digo, que desde busca para aecharos, como trigo;
ahora no 32 pero yo
beberé del fruto de la vid he rogado por ti para que
hasta que llegue reino de Dios.
el no desfallezca tu fe, y tú, una vez
19 Y tomando pan,
dió gracias,
el convertido, confirma a tus hermanos.
33 Díjole él: Señor, preparado estoy
lo partió y se lo dió, diciendo: Este
es mi cuerpo, que se entrega por para ir contigo, no sólo a la prisión,
vosotros: haced esto en memoria de sino a la muerte. 34 Y El dijo: Yo te
mf. 20 Y
asimismo el cáliz, después aseguro, Pedro, que no cantará hoy
de haber cenado, diciendo: Éste cáliz el gallo antes que tres veces hayas
es la nueva alianza en mi sangre, negado conocerme.
que es derramada por vosotros. 21 Y
mirad, la mano del que- me entrega
está conmigo a la mesa. 22 Porque La gran prueba que se acerca.
el Hijo del hombre va su camino,
según está decretado, pero ¡ay de 35 Yles dijo: Cuando os envié sin
aquel por quien será entregado! 23 Y bolsa, sin alforjas, sin sandalias, ¿os
ellos comenzaron a preguntarse unos faltó alguna cosa? Dijeron ellos: Nada.
a otros sobre quién de ellos sería el 38 Pues ahora el que tenga bolsa, tó-
que había de hacer esto (2). mela (2), e igualmente la alforja, y
el que no la tenga, venda su manto
37 Porque os
y compre una espada.
Cuestión de la primacía. digo que ha de cumplirse en mí esta
escritura: Fué contado entre los mal-
24 Se suscitó entre ellos hechores; porque también lo que a
(3) una
contienda sobre quién de ellos había mí toca llega a su término. ** Dijé-
de ser tenido por mayor. 25 Y El les ronle ellos: Aquí hay dos espadas.
dijo: Los reyes de las naciones im- Respondióles: Es bastante.
peran sobre ellas y los que ejercen
la autoridad sobre ellas son llamados
Biencchorcs; 25 pero no será así entre
La oración en Gctscmani.
vosotros; sino que el mayor entre
vosotros será como el menor, y el 39
Y saliendo se fué, según costum-
que manda como el que sirve. 27 Por- bre, al monte de los Olivos, y lo si-
que quién es mayor, ¿el que está
sentado a la mesa, o el que sirve? (1) San Lucas omite, después de la confesión
¿No es el que está sentado a la mesaT de San Pedro (7, 20 ss.). el privilegio que el
Pues yo estoy en medio de vosotros Señor leconfiere del primado; en cambio, nos
ofrece aquí este pasaje, en que anuncia a los dis-
cípulos la gran prueba a que serán sometidos,
(1) Los versículos 15-18. que son propios la calda de Pedro, su conversión y el encargo de
de San Lucas, pertenecen a la Pascua judia, cele- confirmar a los otros en la fe, que es en otra
brada por Jesús antes de anularla con la institu- forma la idea de la primada sobre los demás dis-
ción de la Pascua cristiana, la Eucaristía. cípulos.
(2) En este relato se echa de ver la semejanza (2) Cuando los envió antes, contaban con la
de San Lucas con su maestro San Pablo. (I Cor. benevolencia del pueblo para atender a sus nece-
11, 23, ss.) sidades; ahora las cosas han mudado tanto, que
(3) Los primeros evangelistas colocan este los Apóstoles no podrán contar sino con la opo-
irc. dente en otra ocasión. (Mt. 18, 1; Me. 10, sición del pueblo israelita. El lenguaje meta-
42.) fórico no fué entendido por los discípulos.
SAN LUCAS, 22 1175
tiago; y demás (1) que estaban creer todo lo que vaticinaron los pro-
las
con decían estas cosas a los fetas! 24 No era preciso que el Mesías
ellas,
Apóstoles. 11 A ellos les parecieron padeciese y entrase en su gloria? co- Y
desatinos estos relatos, y no los creye- menzando por Moisés y por todos los
12
ron. Pero Pedro se levantó y corrió profetas les fué declarando en todas
al monumento, e inclinándose vi ó só- las escrituras las cosas tocantes a
lo los lienzos, y se volvió a casa ad- El. 28 Cuando se acercaron a la aldea
mirado de lo ocurrido. a donde iban, y El fingió seguir ade-
lante. 24 le Y
obligaron diciendo:
Quédate con nosotros, pues el día ya
En el camino de Emaús. declina. entró Y
para quedarse con
ellos.
30 Puesto a la mesa con ellos, tomó
13 Y he aquí que, el mismo día, el pan, lo bendijo y se lo dió partido.
dos de iban a una aldea, que
ellos
31 Y se les abrieron los ojos y le reco-
dista de Jerusalén sesenta estadios, nocieron y desapareció de su
(1),
32
llamada Emaús, 14 y hablaban entre presencia. Se dijeron uno a otro:
sí de todos estos acontecimientos. ¿No ardían nuestros corazones dentro
15 Y mientras iban hablando y razo- de nosotros, mientras en el camino
nando, el mismo Jesús se les acercó nos hablaba y nos declaraba las Es-
e iba con ellos, 16 pero sus ojos no crituras? 33 Y
en el mismo instante
podían reconocerle. 17 Y les dijo: se levantaron, y volvieron a Jeru-
¿Qué razonamientos son estos que salén y encontraron reunidos a los
vais haciendo entre vosotros mientras once y a sus compañeros, 34 que les
camináis? Y ellos se detuvieron en- dijeron: El Señor en verdad ha resu-
tristecidos. 18 Y tomando la palabra citado y se apareció a Simón. 35 Y ellos
uno de ellos, por nombre Clcofás, le contaron lo que les había pasado en
dijo: ¿Eres tú el único forastero en el camino, y cómo le reconocieron en
Jcrusalcn que no conoce los sucesos la fracción del pan.
en ella ocurridos estos días? 19 Y les
dijo: ¿Cuáles? Contestáronle: Lo de
Jesús Nazareno, que fué un varón Aparición a los once.
profeta, poderoso en obras y pala-
bras ante Dios y ante todo el pueblo;
20 cómo le entregaron los príncipes 38
Mientras esto hablaban, se pre-
de los sacerdotes y los magistrados sentó en medio de ellos (2), y les
para que fuese condenado a muerte dijo: La paz sea con vosotros. 37 Ate-
y crucificado. 21 Nosotros esperába- rrados y Henos de miedo, creían ver
mos que sería El quien rescataría a un espíritu. 38 Y El les dijo: ¿Por
Israel; mas, con todo esto, van ya qué os turbáis y por qué suben a
tres días desde que todo esto lia su- vuestro corazón esos pensamientos?
cedido. 22 Nos asustaron ciertas mu- 39 Ved mis manos
y mis pies, que yo
jeres de lns nuestras que, yendo de soy. Palpadme y ved que el espíritu
madrugada al monumento, 23 no en- no tiene carne ni Irnosos como véis
contraron su cuerpo, y vinieron di- que yo tengo. 40 Y diciendo esto les
ciendo que habían tenido una visión mostró las manos y los pies. 41 Y no
de ángeles que les dijeron que vivía. creyendo aún ellos, en fuerza del gozo
24 Y algunos de los nuestros se fue-
y de la admiración, les dijo: ¿Tenéis
ron al monumento, y hallaron las aquí algo que comer? 42 Y le dieron
cosas como las mujeres decían, pero un trozo de pez asado. 43 Y tomán-
a El no le vieron. dolo comió delante de ellos.
25 Y El les dijo: jOh hombres sin
(Le. 9, 54 s.J. Acaso por esto los llamó Boanerges, que quiere decir «hijos
del trueno» (Me. 3, 17). Esa misma adhesión los llevó, juntamente con
su madre, a hacer al Señor un atrevido ruego: que reservase para ellos los pri-
meros puestos del reino de Jesús, que creían pronto a inaugurarse en Jeru-
salén. A esto Jesús les respondió: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz,
que yo he de beber?» A lo que ellos respondieron: «Sí que podemos.» Mi cáliz, les
dijo J esús, lo beberéis; pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca
a mí darlo, sino al Padre, que está en los cielos.» Y no desmintió Juan la pala-
1182 SAN JUAN
bra que dió al Maestro, porque, si huyó como sus compañeros en Oetsemani
la noche de la prisión, luego se presentó en casa del Pontífice Caifas y, valién-
dose de los conocimientos que allí tenia, obtuvo de la portera la entrada para Pedro.
A la larde se halló presente, en compañía de María, a la muerte de su Maestro,
el cual, agradeciendo su lealtad, le encomendó el cuidado de su Madre. La
mañana de la resurrección, al oír de labios de la Magdalena que el sepulcro es-
taba vacío, corre con Pedro a comprobarlo, y viendo el sepulcro vacío, creyó en la
resurrección (20, 8).
En los Hechos de los Apóstoles Juan aparece varias veces al lado de Pedro:
en el templo, acudiendo a la oración, y a dar testimonio ante el Sanedrín que
los manda azotar (3-4); en Samaría, confirmando a los convertidos por el diá-
cono Felipe (8, 14). Años más tarde continuaba en Jerusalén, donde le vió
y trató el Apóstol de los gentiles, San Pablo, que le cuenta entre las columnas
de la Iglesia (Gal. 2, 9). La tradición nos refiere que moró en Efeso, de donde,
en tiempo de Domiciano, habría sido llevado a Roma, y allí echado en una cal-
dera de aceite hirviendo, de la que salió ileso. Vuelto a Oriente, fué después
relegado a la desierta isla de Palmos, enfrente del Asia, donde escribió el Apo-
calipsis. Libre del destierro en tiempo de Nerva, volvió a Efeso y allí murió,
reinando Trajano. Siglos después se mostraba en aquella ciudad su sepulcro,
como se muestran hoy los restos de la casa en que habría vivido con la Virgen
María. En la misma ciudad de Efeso escribió el Evangelio, en una fecha que no
se puede precisar, pero que fué ya al fin de su vida.
EL EV ANGELI —
O. Que sea Juan el autor del cuarto Evangelio, nos lo dice
él mismo con su empeño en ocultarse. Efectivamente, es este Evangelio el que
con más frecuencia introduce a los Apóstoles hablando o haciendo alguna cosa,
y el autor siempre los llama por sus nombres. Hay uno, sin embargo, que siem-
pre queda incógnito. Cuando a orillas del Jordán se presentan a Jesús dos
discípulos del Bautista, el autor nos dice que uno de ellos es Andrés, hermano
de Simón Pedro; el otro no parece tener nombre (1, 10). Durante la última cena,
cuando Jesús anuncia que uno de los doce le hará traición, Pedro hace señas
al que se recostaba sobre el pecho de Jesús, y que era de El especialmente amado,
y el Maestro accede a su ruego reglándole en secreto el nombre de J udas (13, 23);
pero tampoco se dice su nombre. Aquella misma noche, preso el Señor y con-
ducido a casa de Caifas, Simón Pedro le sigue, aunque de lejos, con el otro
discípulo, que, por ser conocido en el Palacio, pudo entrar y obtener de la
portera que Pedro fuese también admitido (18, 15 ss.), siu que tampoco se
diga su nombre. A la larde de aquel mismo día, el discípulo amado de Jesús
se le presenta en el Gólgota en compañía de su Madre. Conmovido el Maestro
de aquella lealtad, encomienda a su fiel, discípulo lo que más amaba en este
mundo, que era su Madre (19, 26 ss.), igualmente sin nombrarlo. La ma-
ñana de Pascua, cuando María Magdalena lleva a los discípulos la noticia
de que el cuerpo de Jesús había desaparecido del sepulcro, el tínico que
corre con Pedro a comprobar el hecho es el discípulo amado de Jesús
(20, 2 ss.), siempre sin el nombre. En la misma forma se habla de él
en la última aparición del Salvador a los Apóstoles, que nos es referida por
el cuarto Evangelio (21, 7 ss.). Por exclusión podemos sacar en consecuencia
que este personaje, que ocupa un lugar distinguido entre los doce y que nunca
tiene nombre, no puede ser otro que Juan, el hermano de Santiago e hijo de
Zebedeo, y esta deducción la vemos confirmada por la tradición cristiana desde
los comienzos del segundo siglo.
Ya se deja entender que en el lugar y en la fecha en que San J uan escribió
no podía destinar su Evangelio sino a las iglesias de la gentilidad que había
en Asia, fundadas por el Apóstol San Pablo. El fin que el autor se propuso
al redactar su obra se halla indicado en 20, 31: -Estas cosas han sido escritas
SAN JUAN 1183
para que creáis que Jesucristo es el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis
la vida por su nombre.» Esta intención general no quita otras particulares, como
la de completar y aclarar ti relato de los Sinópticos y la de refutar la herejia
cerintiana.
PLAN —
DEL EVANGELIO. Lo primero que advertimos en el cuarto
Evangelio es la diferencia con los Sinópticos cuanto a su contenido. Sólo tiene
de común con ellos la expulsión de los vendedores del Templo (2, 13 ss.), la
primera multiplicación de los panes (6, 1 ss.), Id marcha de Jesús sobre las
aguas (6, 16 su.), la unción de Betania (12, 1 ss.), la entrada triunfal en Jeru-
salcn (12, 12 ss.), y finalmente, la pasión y la resurrección. Pero aun en estos
puntos no existe entre San Juan y los Sinópticos ninguna dependencia litera-
ria. Convienen en el fondo de los sucesos, mas no en la redacción.
El teatro de la historia, que en los Sinópticos es Galilea, es en San Juan
principalmente la Judea. Jesús va y viene de Galilea a Jerusalén y de Jeru-
salcn a Galilea, y sus conversaciones y disputas no son con el pueblo, sino con
los doctores. Por eso los temas son más altos, y en vez de las parábolas más o
menos alegorizadas de los Sinópticos, encontramos en San Juan verdaderas
alegorías, como la de la viña (15, 1 ss.) y la del pastor y el redil (10, 1 S3.) .
Por esto los Padres llaman a este Evangelio el Evangelio espiritual. El número
de los milagros referidos se reduce a siete, sin ninguno de aquellos cuadros
generales sobre la actividad taumatúrgica del Salvador que abundan en los
Sinópticos, fuera de las palabras que se leen en 20, 30 s. sobre la infinidad
de las señales obradas por El y las alusiones a sus obras, señales o milagros, que
a cada paso leemos en sus disputas con los judíos. Ija mayor parte del Evan-
gelio la forman discursos, que a veces se apoyan en los milagros mismos, de
los cuales vienen a ser como una explicación; v. gr., a la multiplicación del pan,
sigue el discurso sobre el pan de vida ( 6 ); la curación del ciego de naci-
miento sirve de base a la declaración de ser El la luz del mundo (9); a la resu-
rrección de Lázaro va unida la afirmación de ser El la resurrección y la vida (11).
DI VISION DEL EV ANGELI O.—l ) En vez delEvang;lio de la infancia,
que San Mateo y San Lucas nos dan, San Juan nos ofrece en el prólogo de su
Evangelio los orígenes eternos del Verbo ( 1, 1-18 ); 2) la misión de Jesús en Judea
y Galilea (1, 19-12, 50); la pasión y resurrección (13-21). Los viajes entre
las dos regiones, que son el teatro de la actividad del Salvador, se hallan seña-
lados en los siguientes jiasajes: 1, 29; 1, 43; 2, 12 «.; 4, 3; 4, 43; 5, 1; 6, 1;
6, 16 ss.; 7, 1-14; 10, 40; 11, 17 s.; 11, 54; 12, 1; 12, 12.
;
SAN JUAN
Prólogo. 10 Estaba en el mundo (1)
y por El fué hecho el mundo,
1
Al principio era el Verbo (1), pero el mundo no le conoció.
el Verbo estaba con Dios, 11
y Vino alos suyos (2)
y Verbo era Dios.
el pero suyos no le recibieron.
los
2
Estaba al principio con Dios. 12 Mas
a cuantos le recibieron,
3
Todas las cosas (2) fueron hechas dióles poder (3) ser hijos de Dios,
por El, a aquellos que crctín en su nombre:
13 que no de la sangre (4),
y sin El no se hizo nada de cuanto
ha sido hecho. ni de la voluntad carnal,
4
En El estaba la vida (3), ni de la voluntad de varón
y la vida era la luz de los hombres. sino de Dios son nacidos.
5 Y
la luz luce (4) en las tinieblas, 14 Y
el Verbo se hizo carne (5),
pero las tinieblas no la abrazaron. y habitó entre nosotros,
6 Hubo un hombre y hemos visto su gloria,
enviado por Dios, gloria como de Unigénito del Pa-
de nombre Juan. dre,
7 Vino éste
a dar testimonio de la luz. lleno de gracia y de verdad.
15 Juan da testimonio de El cla-
para testificar (5) de ella.
y que todos creyeran por él. mando:
No era él la luz, Este 'es de quien os dije:
sino que vino a dar testimonio de «El que viene en pos de mi (6),
la luz. ba pasado delante de mí,
9
La luz verdadera (6) era ya porque era primero que yo.
16 Pues de su plenitud
e ilumina a todo hombre, (7) recibimos
viniendo a este mundo. todos,
gracia sobre gracia.
17Porque la Ley fué dada por Moisés,
.(i) Cuando Dios creó el cielo y la tierra, exis-
tía ya Verbo. Manera de expresar la eternidad
el
del mismo, i?ual, aunque menos expresiva, que (t) Porque habiendo sido hecho por El, habla
la empleada por Jesús en 17, 5, 34. El Logos, la derramado los tesoros de su sabiduría por todas
Sabiduría eterna de Dios, de que empiezan a las cosas creadas. (Prov. 8, 30; Ecl. 1, 10; Sab. 13,
hablarnos los Proverbios 8, 22 ss., y la Sabidu- t ss.)
ría 7, 1 ss., la segunda persona de la Trinidad. (2) A los israelitas, que eran el pueblo de
El Verbo estaba en Dios. Expresa esta frase la Dios y su heredad predilecta. (Ecl. 24, 2! ss.)
Intima unión del Verbo con Dios, de la Sabidu- Pero su pueblo no le recibió.
ría de Dios con Dios mismo, del Hijo con el (3) Esto es, a cuantos creyeron en El les con-
Padre. V el Verbo era Dio?. Era tan estrecha esta firió el nombre y el ser de hijos de Dios. (I,
unión, que ambos comunicaban en la naturaleza Jn. 3. I.)
divina, eran consubstanciales el Verbo de Dios (4) Contrapone al principio de vida, que vie-
y el Padre. ne de Dios por su Verbo, la causa material de la
(2) Porque Dios todo lo creó por su Sabidu- generación humana y la voluntad racional, todo
ría, que es el Verbo. (Proverbios 8, 30.) lo humano.
(3) La vida divina, que había de comunicar (5) es, hombre que connota la flaqueza
Esto
a los hombres, por lo que San Pedro le llama humana en oposición a la gloria divina. Por me-
•autor de la vida*. (Act. 3. »5») dio de su humanidad moró en medio de nos-
(4) Es la luz de la verdad y de la vida, que otros, mucho mejor que antes habla morado en
Jesús trajo al mundo, que era El mismo (8, 12; medio de Israel por su presencia en el Templo.
9, 5), como era la vida (n, 25; 14, 6), luce en (Ex. 25. 8; Ecl. 24, 11.) Vimos su gloria. La gloria
medio de las tinieblas del error y del vicio en de la divinidad, que se reflejaba en sus obras,
que viven los hombres; pero éstos no quisieron milagros, sabiduría, etc. -
75
1186 SAN JUAN, 2
Residencia en Gafarnaum.
Primer milagro de Jesús.
12
Después de esto bajó a Cafar-
í)
1
Al día (3) hubo una
tercer naum (3), El, su madre, sus her-
— boda en Caná de Galilea, y es- manos y sus discípulos, y permane-
taba allí la madre de Jesús. 2 Fué cieron allí no pocos días.
invitado también Jesús con sus dis-
cípulos a la boda. s no tenían Y Expulsión de los vendedores del
vino, porque el vino de la boda se Templo.
había acabado. En esto dijo la
madre de Jesús a éste: No tienen
vino (4). 4 Díjole Jesús: Mujer, 13 Estaba próxima la Pascua de los
¿qué nos va a mí y a ti? (5). No judíos, y subió Jesús a Jerusalén.
es aún llegada mi hora. 5 Dijo la 14 Y encontró en el Templo (4)
madre a los servidores: Haced lo a los vendedores de bueyes, de (nejas
que El os dijere (6). y de palomas, y a los cambistas
6
Había allí seis tinajas de pie- sentados; 15 y haciendo de cuerdas
dra (7) para las purificaciones de un azote los arrojó a todos del Tem-
los judíos, en cada una de las cuales plo, con las ovejas y los bueyes, y
cabían dos o tres metretas. 7 Díjoles derramó el dinero de los cambistas,
Jesús: Llenad las tinajas de agua. y derribando las mesas; 18 y a los
Y las llenaron hasta el borde. 8 El que vendían palomas les dijo: Quitad
de aquí todo esto y no hagáis de la
casa de mi Padre casa de contra-
(i) La expresión Hiio de Dios, puede tener tación. 17
Y
se acordaron sus dis-
diversos sentidos: el justo, el Mesías, el Hiio de
Dios. Aquí parece que debe entenderse Mesías. cípulos que está
escrito: «El celo de
(a) Sólo habían oído los testimonios de Juan tu casa me
consume.» 18 Los judíos
y la profecía de Jesús; pronto verán cosas que tomaron la palabra y le dijeron:
les muestren mejor quién es El. ¿Qué señal das para obrar así? (5).
(3) No es claro desde cuándo se ha de con- 19
Respondió Jesús, y dijo: Des-
tar, si desde la partida para Galilea (i. 43) o
truid este Templo, y en tres días lo
desde el último discurso.
(4) Es de advertir Ja discreta manera de pe-
dir el remedio de aquella necesidad en tan so- (1) Por razón de su oficio, debía estar ente-
lemne momento. rado de los elementos de que disponía, y al en-
(5) La trata como en la cruz, lo que no ex- contrarse con la sorpresa de aquel vino no puede
presa falta alguna de respeto. La negativa, sin menos de manifestarlo.
duda, iría suavizada por el tono de la voz con (2) Con este primer milagro comenzó Jesús
que Jesús la pronunció y por la razón alegada a manifestar la gloria de su divinidad, que sus
de no ser hora de obrar milgros. discípulos comenzaron a ver. (1, 14.)
(6) A pesar de la negativa, la Madre confia (3) Aun no se trata, de la bajada definitiva
que Jesús hallará modo de remediar la necesidad. de que nos hablan Mt. 4, 14 ss.; Le. 4, 31.
Más tarde accederá a los ruegos de la cananea, (4) Discútese si es el mismo episodio de que
no obstante decir que no habla venido sino a las hablan los Sinópticos, los cuales, por no llevar
ovejas de Israel. (Mi. 15, 34.) a Jesús sino una vez a Jerusalén, se verían preci-
(7) En que tenían depositada el agua nece- sados a ponerlo al fin de su carrera apostólica.
saria para las frecuentes abluciones prescritas (5) Son las autoridades del templo las que
por la costumbre judía. (Me. 7, 3 s.) La medida le piden las credenciales de sus poderes para
o metreta equivalía a unos 40 litros. entrometerse en el orden del mismo.
SAN JUAN, 3 1187
su misión en Galilea, que es el objeto principal dad del v. 4, habría que admitir en esas curacio-
de la historia sinóptica. nes una intervención sobrenatural.
SAN JUAN, 5 1191
1
ondióles: El que me ha curado me ! la vida eterna y no es juzgado, porq'ie
ha dicho: Coge tu camilla, y vete. ! pasó de la muerte a la vida. 25 En
18 Le preguntaron: ¿Y quién es ese verdad, en verdad os digo que llega
hombre que te ha dicho: Coge y la hora, y es ésta, en que los muertos
vete? 13 El curado no sabía quién oirán la voz del Hijo de Dios (1),
era, porque Jesús se había retirado y los que la escucharen vivirán.
26 como
Padre tiene la
de la muchedumbre que había allí. Pues así el
14 Después de esto, le encontró Jesús vida en sí dió también
mismo, así
en el templo, y le dijo: Mira que has al Hijo (2) tener vida en sí mismo.
sido curado; no vuelvas a pecar (1),
27
Y le dió poder de juzgar (3),
no sea que te suceda algo peor. por cuanto El es Hijo del hombre.
15 28 No os maravilléis de esto, porque
Fuése el hombre y dijo a los judíos
que era Jesús el que le había curado. llega la hora en que cuantos están
16 Y los judíos perseguían a Jesús, en los sepulcros oirán su voz, 29 y
por haber hecho esto en sábado. saldrán los que han obrado el bien
17 Pero El les respondió (2): Mi para la resurrección de la vida, y
Padre sigue obrando todavía, y por los que han obrado el mal para la
eso obro yo también. 18 Por esto los resurrección del juicio. 30 Yo no
judíos buscaban con más ahinco puedo hacer de mí mismo nada;
matarle, porque no sólo quebrantaba según le oigo, juzgo, y mi juicio
el sábado, sino que decía a Dios su es justo, porque no busco mi voluntad,
Padre, haciéndose igual a Dios. sitio la voluntad del que me envió,
Kl Hijo obra en unión con el Padre. El testimonio del Padre a favor
del Hijo.
19
Respondió, pues, Jesús, y les
decía: En verdad, en verdad os digo 31
Si yo diera testimonio de mf
que no puede el Hijo hacer nada mismo, mi testimonio no sería verí-
por sí mismo, sino lo que ve hacer dico; 32 es otro el que de mí da testi-
al Padre; porque lo que Este hace monio (4), y yo sé que es verí-
20 Porque dico el testimonio que de mí da.
lo hace igualmente el Hijo.
el Padre ama al Hijo, y le muestra
33 Vosotros habéis mandado a pre-
todo lo que El hace, y le mostrará guntar a Juan, y el dió testimonio
aún mayores obras que éstas, de de la verdad. 34 Pero yo no recibo
suerte que vosotros quedéis maravi- testimonio de hombre; mas os digo
llados. 21 Como el Padre resucita esto para que seáis salvos. 35 Aquél
a muertos y les da vida, así
los era la lámpara, que arde y alumbra;
también el Hijo a los que quiere y vosotros habéis querido gozar una
da vida. 22 Aunque el Padre no juzga hora de su luz; 36 pero yo tengo un
a nadie, sino que ha entregado al testimonio mayor que el de Juan,
Hijo todo el poder (3) de juzgar, porque las obras que. mi Padre me
23
para que todos honren al Hijo dió a hacer, esas obras que yo
como honran al Padre. El que no hago, dan en favor mío testimonio,
honra al Hijo no honra al Padre, de que el Padre me ha enviado,
que le envió. 24 En verdad, en verdad 37
y el Padre que me ha enviado,
os digo -que el que escucha mi pala- ése da testimonio de mí. Vosotros
bra y cree en el que me envió, tiene
(1) Los que ahora están espiritualmente
(1) La enfermedad es muchas veces conse- muertos, escucharán la palabra de Jesús, que es
cuencia de los vicios, y tal era, sin duda, este palabra de vida, y resucitarán a la vida de la
caso. gracia, que es germen de la vida eterna.
Para entender esta argumentación de Je-
(2) (2) Como Hijo encarnado, tiene la plenitud
sús, debe tenerse en cuenta que los milagros, de la gracia y de la vida, de la cual recibimos
como obras sobrenaturales que son, sólo por Dios todos. (1, 16.)
pueden ser hechos como causa principal, y como (3) El poder de juzgar viene a ser una con-
obras ad extra, deben ser atribuidas a la Trini- secuencia de su poder de comunicar la vida, ya
dad en común; sin embargo, siendo el Padre el que, en suma, el juicio versará sobre el modo
principio de la Trinidad, la primera de las per- como los hombres recibieron y aprovecharon esa
sonas divinas, a El se le apropia la iniciativa en gracia.
estas obras de la omnipotencia de Dios. (4) Es Padre, con los milagros que ejecuta
el
(3) Cuando se habla del Hijo se puede con- a favor del Hijo encarnado, y para mostrar la
siderar como Dios y como hombre, y en cuanto misión divina que le ha dado. La misión de Juan
hombre, ha recibido el ministerio de juzgar al era señalar a Jesús y dirigir hacia El la atención
mundo en premio de su pasión. (Fil. 2, 8 ss.) '
del pueblo.
1 192 SAN JUAN. 6
Concurso de los oyentes en busca Les dió a comer pan del cielo. 32 Dijo-
de Jesús. Ies,pues, Jesús: En verdad, en verdad
os digo: Moisés no os dió pan del
22
Al otro día, la muchedumbre cielo; es mi Padre el que os da el
que estaba al otro lado del mar, verdadero pan del cielo; 33 porque el
echó de ver que no habia sino una pan de Dios es el que bajó del cielo
barquilla y que Jesús no había y da la vida al mundo. 34 Dijéronle,
entrado con sus discípulos en la pues, ellos: Señor, danos siempre
barca, sino que los discípulos habían ese pan.
35 Les contestó Jesús: Yo soy
partido solos; 23 pero llegaron de el
Tiberíades barcas cerca del sitio pan de vida (1); el que viene a mí
donde habían comido el pan, después no tendrá más ya hambre, y el que
de haber dado gracias al Señor. cree en mí jamás tendrá sed. 36 Pero
24 Y cuando la muchedumbre vió yo os digo que vosotros me habéis
que Jesús no estaba allí, ni sus dis- visto y no me creéis. 37 Todo lo que
cípulos tampoco, subieron en las el Padre me da (2) viene a mí,
barcas y vinieron a Cafarnaum (1) y al que viene a mi yo no le echaré
en busca de Jesús. fuera, 38 porque yo he bajado del
cielo, no para hacer mi voluntad,
sino la voluntad del que me envió.
•Jesús, pan de vida para los que 39 Y ésta
es la voluntad del que me
creen en El. envió, que yo no pierda nada de lo
que me ha dado, sino que lo resucite
25Habiéndole hallado al otro lado en el último día. 40 Porque ésta es la
del mar, le dijeron: Rabbi, ¿cuándo voluntad de mi Padre, que todo el
has venido aquí? 26 Les contestó que ve al Hijo y cree en El, tenga la
Jesús, y dijo: En verdad, en verdad vida eterna y yo le resucitaré en el
os digo, vosotros me buscáis, no último día. 41 Murmuraban de El los
porque habéis visto los milagros (2), judíos, porque había dicho: Yo soy
sino porque habéis comido los panes el pan que bajó del cielo, 42 y decían:
27
y os habéis saciado; procuraos, ¿No es éste de José,
Jesús, el hijo
no el alimento perecedero, sino el cuyo padre y madre nosotros cono-
alimento que permanece hasta la cemos? (3). ¿Pues cómo dice ahora:
vida eterna, el que el Hijo del hom- Yo he bajado del cielo?
43
bre os da, porque Dios Padre le ha Respondió Jesús, y les dijo:
28
sellado con su sello (3). Dijé- No murmuréis entre vosotros. 44 Na-
ronle, pues: ¿Qué haremos para hacer die puede venir a mí, si el Padre,
obras de Dios? 29 Respondió Jesús, que me ha enviado,- no le trae, y yo
y les dijo: La obra de Dios es que le resucitaré en el último día. 45 En
creáis en Aquel, que El ha enviado. los profetas está escrito: Y serán
30 Y ellos le dijeron: Pues tú, todos enseñados de Dios (4). Todo
¿qué señales haces para que veamos el que oye a mi Padre y recibe su
y creamos? ¿Qué haces? 31 Ya nues- enseñanza viene a mí. 46 No porque
tros padres comieron el maná en el alguno haya visto al Padre (5),
desierto (4), según está escrito:
(1) Jesús, Salvador, objeto de nuestra fe y
amor, es el pan bajado del cielo, el verdadero
sino sólo el que está en Dios, ése son estas palabras! ¿Quién puede
ha visto a) Padre. 47 En verdad, en oírlas? 61 Conociendo Jesús que mur-
verdad os digo: El que cree tiene la muraban de estos sus discípulos, les
vida eterna. dijo: ¿Esto os escandaliza? ¿Pues
qué será ver (1) al Hijo del hom-
al
i;i pan eucarístico. bre subir allí a donde estaba antes?
63
El espíritu es el que da vida (2),
48 la carne no aprovecha para nada.
Yo soy el pan de vida; 49 vues-
tros padres comieron el maná en el
Las palabras, que yo os he hablado,
son espíritu y son Vida; 64 pero hay
desierto, y murieron. 50 Este es el
pan que baja del cielo, para que el algunos de vosotros que no creen.
que lo coma no muera. 51 Yo soy el
Porque sabía Jesús desde el principio
quiénes eran los que no creían, y
pan vivo bajado del cielo; si alguno
come de este pan, vivirá para siempre, quién era el que le había de entregar.
85 Y decía: Por
esto os dije que nadie
y el pan que yo le daré es mi ca r - puede venir a mí, si no le ha sido
ne (1), vida del mundo.
62 Disputaban entre
sí los judíos,
dado de mi Padre. 88 Desde entonces
diciendo: ¿Cómo puede éste darnos
muchos de sus discípulos se reti-
raron (3), y ya no le seguían.
a comer su carne? 53 Jesús les dijo: 87
En verdad, en verdad os digo que Entonces dijo Jesús a los doce:
si no coméis la carne del Hijo del
¿Queréis iros vosotros también? 88 Res-
hombre y no bebéis su sangre (2), pondióle Simón Pedro: Señor, ¿a
no tendréis vida en vosotros. 54 El quién iríamos? Tú tienes palabras
que come mi carne y bebe mi sangre de vida eterna, y nosotros hemos
tiene la vida eterna, y yo le resu- creído y sabemos que tú eres el
citaré en el último día. 65 Porque mi Santo de Dios. 70 Respondióle Jesús:
carne es verdadera comida (3) y ¿No he elegido yo a los doce? uno Y
mi sangre es verdadera bebida. 68 El de vosotros es Ú11 diablo. 71 Hablaba
que come mi carne y bebe mi sangre de Judas Iscariote, porque éste,
está en mí y yo en él. 57 Así como
uno de los doce, había de entregarle.
me envió mi Padre (4) vivo, y
vivo yo por mi Padre, así también Estado de
el que me come vivirá por mí. 58 Este
los ánimos 011 Galilea
y Jertas alén,
es el pan bajado del cielo, no como
el pan que comieron los padres y
murieron; el que come este pan vivirá 7 1
Después de esto andaba Jesús
para siempre. 69 Esto lo dijo ense- por Galilea, pues no quería ir a
ñando en una sinagoga de Cafarnaum. Judea, porque los judíos le buscaban
para darle muerte. 2 Estaba cerca la
fiesta de los judíos (4), la de los
Efecto del sermón en los dis- Tabernáculos. 3 Dijéronle sus her-
cípulos. manos (5): Sal de aquí y vete a
80 Luego
de haberle oído, muchos (1) Esto podría aumentar el escándalo en
de sus discípulos dijeron: ¡Qué duras quienes persistiesen en ver en El. sólo al hijo
de José; pero seria la solución del misterio para
quienes se resolviesen a ver en El algo más que
(1) Hasta aquí el pan del cielo, el pan ver" eso, y tal era el propósito de Jesús.
dadero, que da la vida eterna y la resurrección, (2) La solución está no en la inteligencia gro-
era Jesús, objeto de la fe y del amor. Se trataba sera de sus oyentes, sino en la espiritual de los
de una comunión espiritual. Ahora da un paso discípulos fieles.
más hacia la comunión sacramental. El pan es (3) Asi se va haciendo la selección entre los
su misma carne, su cuerpo, que será entregado oyentes de Jesús, y con la selección el juicio di-
a los dolores y a la muerte para dar vida al vino anunciado por los Profetas y por el Bautista.
mundo. (4) Era la tercera de las fiestas prescritas por
(2) Aquí se declara más el misterio, pues ya la Ley; se celebraba a fines del verano, con gran
no se habla sólo de comer la carne, sino también solemnidad, para dar gracias por los últimos fru-
de beber la sangre como medio indispensable de tos de ta tierra y pedir la lluvia para la próxima
alcanzar la vida eter-ia y llegar a la resurrección. sementera. Era la que más concurso de peregri-
(3) Es consecuencia de lo dicho; pero con- nos atraía, porque la bonanza del tiempo estival
tribuyó a aumentar el escándalo de sus oyentes. facilitaba la navegación de los judios de la Diás-
(4) Es el Padre la fuente de la vida que el pora.
Hijo goza; esta vida del Hijo, difundiéndose lue- (5) Son éstos sus parientes, que podían serlo
go 1 su humanidad, constituye aquella plenitud en diverso grado, los cuales padecían del mismo
ue que todos henos de recibir, (i, 16.) mal de la incredulidad que los nazarenos.
SAN JUAN. 7 1 195
Judea para que tus discípulos vean monio (l), ¿quién busca darte
31 Respondió Jesús, y les
las obras que haces; nadie hace esas muerte? dijo:
cosas en secreto, si pretende mani- Una obra he hecho, y todos os mara-
festarse. Puesto que eso haces, mués- villáis. 22 Moisés os dió la circunci-
trate al mundo. 5 Pues ni sus her- sión —
no que proceda de Moisés,
manos creían en El. 6 Jesús les dijo:
Mi tiempo no ha llegado aún, pero
sino de los padres —
y vosotros cir-
cuncidáis a un hombre en sábado.
,
23
vuestro tiempo está pronto. 7 El Si circuncidáis en sábado, para
mundo no puede aborreceros a vos- que no quede incumplida la Ley de
otros, pero a mí me aborrece, porque Moisés, ¿por qué os irritáis contra
yo doy testimonio contra él de que mí (2) porque he curado del todo
sus obras son malas. 8 Vosotros, a un hombre en sábado? 24 No juz-
subid a la fiesta; yo no subo a esta guéis según las apariencias, juzgad
fiesta,porque aún no se ha cumplido según justicia.
mi tiempo. 9 Habiendo dicho esto,
se quedó en Galilea.
10 "Una vez que sus hermanos su- Orinen divino del Mesías.
bieron a la fiesta, entonces subió El
también, no manifiestamente, sino 25 Decían, pues, algunos de los
en secreto. 11 Y
los judíos le buscaban de Jerusalén: ¿No es éste a quien
en la fiesta y decían: ¿Dónde está buscan matar? 28 Y está hablando
ése? Y
había entre las muchedum- libremente y no le dicen nada.
bres gran cuchicheo acerca de El: ¿Será que de verdad habrán recono-
Los unos decían: Es bueno. Pero cido las autoridades que es el Mesías?
27
otros decían: No, seduce a las masas. Pero de éste sabemos de dónde
13
Sin embargo, nadie hablaba libre- viene; mas del Mesías, cuando venga,
mente de El por temor de los ju- nadie sabrá de dónde viene (3).
díos (1).
28
Y Jesús, enseñando en el Templo,
gritó y dijo: Vosotros me conocéis
y sabéis de dónde soy; y yo no he
venido de mí mismo; pero el que me
La defensa de Jesús acerca del ha enviado (4) es veraz, aunque
quebrantamiento del sábado. vosotros no le conocéis. 29 Yo le
conozco, porque procedo de El, y El
Mediada ya la fiesta, subió Jesús me ha enviado. 30 Buscaban, pues,
al templo y enseñaba. 15 Admirá- prenderle, pero nadie le ponía las
banse los judíos, diciendo: ¿Cómo es manos, porque aún no había llegado
que éste, no habiendo estudiado, su hora.
sabe letras? 16 Y Jesús les respondió
y dijo: Mi doctrina no es mía, sino
me Desaparición misteriosa de Jesús.
del que ha enviado. 17 Quien
quiere hacer la voluntad de El (2),
conocerá si mi doctrina es de Dios 31 Muchos
de la muchedumbre cre-
o si es mía. 18 El que de sí mismo yeron en El, y decían: El Mesías,
habla busca su propia gloria; pero cuando venga, ¿hará más milagros
el que busca la gloria del que le ha de los que éste hace? 32 Oyeron los
enviado, ése es veraz y no hay en él fariseos a la muchedumbre que cuchi-
injusticia. 19 ¿No os dió Moisés la cheaba acerca de El, y enviaron los
Ley? (3). Y ninguno de vosotros príncipes de los sacerdotes y los
cumple la Ley. ¿Por qué buscáis
darme muerte? 20 La muchedumbre
respondió: Tú estás poseído del de- (1) Es el demonio quien le sugiere esa manía
persecutoria, que le lleva a pensar tales propó-
sitos. Así pensaba la muchedumbre, ignorante
(1) «Judíos» equivale aquí a los que conspi- de lo que pasaba entre bastidores.
raban contra Jesús. Es ordinario en San Juan (2) Los judíos, a falta de mejores argumentos
el sentido peyorativo de la palabra. contra Jesús, acuden a sus curaciones en sábado,
(2) Las disposiciones morales son fundamen- como si éstas fueran un crimen.
tales para entender toda doctrina que se refiera (3) El Mesías será hijo de David, pero apa-
al gobierno de la vida humana, mucho más si recería en el mundo por caminos misteriosos, con
esta doctrina es sobrenatural. lo que autorizaría más su persona. Así no podrían
(3) La Ley es la expresión de la voluntad de I
decirle: «¿No es éste el hijo de José?»
Dios, y vosotros no la guardáis; por eso no en- ]
(4) Jesús contrapone su origen humano a su
tendéis mi doctrina. misión divina.
1196 SAN JUAN. 8
hemos sido siervos;dices tú: como tengo demonio, sino que honro a mi
¿Seréis libres? 34
Jesús le contestó: Padre y vosotros me deshonráis a
En verdad, en verdad os digo que mí. 50 Yo no busco mi gloria, hay
todo el que comete pecado es siervo quien la busque y juzgue. 61 En
del pecado. 35 El siervo no permanece verdad, en verdad os digo: Si alguno
en la casa para siempre; el hijo per- guardare mi palabra, no verá jamás
manece para siempre. 34 Si, pues, el la muerte (3).
52
Hijo os librare, seréis verdadera- Dijéronle los judíos: Ahora nos
mente libres. 37 Sé que vosotros sois convecemos de que estás endemo-
linaje de Abraham; pero buscáis niado. Abraham murió, también los
matarme, porque mi palabra no profetas, y tú dices: Quien guardare
ha sido acogida por vosotros. 38 Yo mi palabra no gustará la muerte
hablo lo que he visto en el Padre; y nunca. 53 ¿Acaso eres tú mayor que
vosotros también hacéis lo que habéis nuestro padre Abraham, que murió?
oído de vuestro padre. 39 Respon- Y los profetas murieron. ¿Quién pre-
dieron y dijéronle: Nuestro padre es tendes ser tú? 64 Respondió Jesús:
Abraham. Jesús les dijo: Si sois Si yo me
glorifico 'a mí mismo (4),
hijos de Abraham, haced las obras de mi gloria no es nada; es mi Padre
Abraham. 40 Pero ahora buscáis qui- quien me glorifica, de quien vosotros
tarme la vida, a un hombre que os decís que es vuestro Dios, 65 y no
ha hablado la verdad, que oyó de le conocéis, pero yo le conozco; y
Dios; eso Abraham no lo hizo. 41 Vos- si dijere que no
conozco sería
le
otros hacéis las obras de vuestro semejante a vosotros, embustero; mas
padre. yo le conozco y guardo su palabra.
56
Dijéronle ellos: Nosotros no somos Abraham, vuestro padre, se rego-
fruto de fornicación, tenemos por cijó pensando en ver mi día; lo vió
padre (2) a Dios. 42 Díjoles Jesús: y se alegró. Pero los judíos le dijeron:
Si Dios fuera vuestro padre, me ama- ¿No tienes aún cincuenta años, y has
ríais a mí; porque he salido y vengo visto a Abraham? 68 Respondió Jesús:
de Dios, pues yo no he venido de En verdad, en verdad os dijjo: Antes
mí mismo, antes es El quien me ha que Abraham naciese (5), era yo.
enviado. 43 ¿Por qué no entendéis 69 Entonces tomaron piedras para
mi lenguaje? Porque no podéis oír arrojárselas; pero Jesús se ocultó y
mi palabra. 44 Vosotros sois nacidos salió del templo.
del diablo, y queréis cumplir los
deseos de vuestro padre. El es homi-
cida desde el principio y no se man- (1) Sorprendente desafio éste dirigido a sus
tuvo en la verdad, porque la verdad adversarios. Cuanto contra El dicen, todo se
no estaba en él. Cuando habla la funda en su propia malevolencia.
mentira, habla de lo suyo propio, (2) Era éste el nombre más aborrecible para
porque él es mentiroso y padre de un judio; poco menos que el de dominio.
la mentira. 48 Pero a mí, porque os (3) La muerte eterna se entiende (6, 39), cosa
que los judios, llevados de sus prejuicios, en-
tienden de la muerte temporal.
(4) La alabanza en boca propia envilece; pero
(1) No es fácil que sea a los creyentes a quie- Jesús, enviado al mundo por su Padre, recibe
nes Jesús dirige estas palabras, sino a otros de de El la gloria por las obras maravillosas que le
los presentes, que muestran en la prontitud de su concede ejecutar.
réplica el espíritu que los anima. (5) La eternidad se expresa ordinariamente
(2) Más de una vez Dios se dice padre del por la anterioridad al mundo (Le. 11, 50; Jn. 17.
pueblo israelita; pero a los judios les faltaba el 34); aqui la declara por la anterioridad al Pa-
espíritu de adopción para pronunciar y sentir triarca, cosa que los judios toman por una blas-
la palabra Padre. (Is. 63, 16; Rom. 8, 15.) femia.
.
La curación del ciego <le naci- gros? Y había desacuerdo entre ellos'
miento. 17
Otra vez dijeron al ciego: ¿Qué
I
34
hacer nada. Respondieron y dijé- era lo hablaba. 7 De nuev<>
que les
ronle: Eres todo pecado desde que les dijo Jesús: En
verdad, en verdad
naciste (1), ¿y pretendes ense- os digo: Yo soy la puerta de las
ñarnos? Y le echaron fuera. ovejas, 8 todos cuantos han venido
eran ladrones y salteadores; pero las
ovejas no los oyeron. * Yo soy la
La te y la eeyuera. puerta; el que por mí entrare se
salvará, y entrará y saldrá y hallará
35 Oyó Jesús que le habían echado pasto. 10 El ladrón no viene sino
fuera, y encontrándole, dijo: ¿Crees para robar, y matar, y destruir; yo
tú en el Hijo del hombre? 36 Res- he venido para que tengan vida y la
pondió él, y dijo: ¿Quién es, Se- tengan abundante. 11 Yo soy el buen
ñor (2), para que crea en El? pastor, el buen pasto/ da su vida
37Díjole Jesús: Le estás viendo, es el por sus ovejas. 12 El asalariado, el
que habla contigo. 38 Dijo él: Creo, que no es pastor, dueño de las ovejas,
39 ve venir al lobo, y deja las ovejas,
Señor, y se postró ante El. Jesús
dijo: Yo
he venido .al mundo para un y huye, y el lobo arrebata y dispersa
juicio (3),para que los que no ven las ovejas, 13 porque es asalariado y
vean, y los que ven se vuelvan ciegos. no se cuida de las ovejas. 14 Yo soy
40 Oyeron esto algunos de los fariseos el buen pastor (1), y conozco a las
que estaban con El, y le dijeron: mías, y las mías me conocen a mí,
el Padre me conoce y yo
15 como
¿Conque nosotros somos también
ciegos? 41 Díjoles Jesús: Si fuerais conozco a mi Padre; y pongo mi
ciegos no tendríais pecado; pero decís: vida por las ovejas. 16 Tengo otras
Nosotros vemos, y vuestro pecado es ovejas .(2) que no son de este apris-
permanente. co, y es preciso que yo las traiga,
y oirán mi voz, y habrá un solo
rebaño y un solo pastor.
El puntar y el rebaño.
10 1
En verdad, en verdad os digo Lu muerte de Je*ús.
que el que no entra por la puerta
en aprisco de las ovejas, sino que
el 17
Por esto el Padre me ama,
sube por otra parte, ése es ladrón y
salteador. * Pero el que entra por la
porque yo doy mi vida (3), para
tomarla de nuevo. 18 Nadie me la
puerta, ése es pastor de las ovejas.
quita, soy yo quien la doy de mí
3
A éste le abre el portero, y las ovejas mismo. Tengo poder para darla y
oyen su voz, y llama a sus ovejas
poder para volver a tomarla. Tal es
por su nombre, y las saca afuera.
el mandato que del Padre he recibido.
4 Ycuando las ha sacado todas,
va delante de ellas, y las ovejas le
siguen, porque conocen su voz; 6 pero
no seguirán al extraño, antes huirán Pareceres contrarios.
de él porque no conocen
voz de la
9 19
los extraños. Les dijo esta seme- Otra vez se suscitó desacuerdo
janza (4); pero no entendieron qué entre los judíos a propósito de estos
razonamientos. 20 Pues muchos de
ellos decían: Está endemoniado, ha
( 1 ) En virtud del principio indicado antes por
los Apóstoles. (9. 2.) perdido el juicio; ¿por qué le escu-
(2) El ciego se muestra en estas palabras to- cháis? 21 Otros decían: Estas palabras
talmente rendido a Jesús, en quien reconoce al no son de un endemoniado, ni el
enviado de Dios. demonio puede abrir los ojos a los
(3) Ese juicio lo realizaba con su enseñanza ciegos.
y sus obras, dando asi ocasión para que se des-
cubriesen los ocultos sentimientos de muchos,
según lo había anunciado a María el anciano Si- i
(1) No sólo es la puerta del redil; es también
meón. (Le. 2, 35.) el pastor supremo de las almas. (I Pet. 5. 4-)
(4) Pastores son, en el lenguaje de la Escri- (2) Son éstas las naciones de la gentilidad,
tura, los principes, sacerdotes y profetas de Is- que en Le. 13, 29, nos hace entrever sentadas
rael; pastor era el Mesias, y pastor de su pueblo a la mesa, en el reino de los cielos, en compañía
el mismo Dios (Zac. :o, 2 s.; Ez. 34, 2 s.) Los de los Patriarcas.
oyentes de Jesús podían entender sus palabras; (3) Jesús, dueño de su destino, se entrega
lo que no entenderían era el propósito a que l¿s| a la muerte y recobra la vida según la voluntad
decía. del Padre.
SAN JUAN, 11 1201
7J
1202 SAN JUAN, 11
entonces los discípulos: Señor, si duer- sino que se hallaba aún en el sitio
me (1), sanará. 13 Hablaba Jesús de donde le había encontrado Marta.
su muerte, y ellos pensaron que ha- 31
Y los judíos, que estaban con ella
blaba de sueño. 14 Entonces les dijo en casa, y consolándola, viendo que
Jesús francamente: Lázaro ha muer- María se levantaba con prisa y salía,
to, 16 y me alegro por vosotros de la siguieron pensando que iba al mo-
no haber estado allí, para que creáis; numento para llorar allí. 32 Así que
pero vamos allá. 16 Dijo, pues, Tomás, María llegó a donde Jesús estaba,
llamado Dídimo, a los compañeros: viéndole, se echó a sus pies (1), di-
Vamos también nosotros a morir ciendo: Señor, si hubieras estado aquí,
con El (2). no hubiera muerto mi hermano.
La resurrección de Lázaro.
Conversaciones con Marta y
Muría. 33
Viéndola Jesús llorar, y que llora-
ban también los judíos que venían con
17
Fué, pues, Jesús, y se encontró ella, se conmovió hondamente (2),
con que llevaba cuatro días en el y se turbó, 34 y dijo: ¿Dónde le habéis
sepulcro. 18 Estaba Betania cerca puesto? Dijeron: Señor, ven y ve.
de Jerusalén, como unos quince esta- 34 Lloró Jesús. 36 Y los judíos decían:
dios (3),
19
y muchos judíos ba- ¡Cómo amabá! 37 Algunos de ellos
le
bían venido a Marta y a María para dijeron: ¿No pudo éste, que abrió los
consolarlas por su hermano. 20 Marta, ojos del ciego, hacer que no mu-
pues, en cuanto oyó que Jesús lle- riese? 38 Jesús, otra vez conmovido
gaba, le salió al encuentro; pero en su interior, llegó al monumento,
María quedó sentada en casa.
se que era una cueva cubierta con una
21
Dijo, pues, Marta a Jesús: Señor, piedra. 39 Dijo Jesús: Quitad la
si hubieras estado aquí, no hubiera piedra. Díjole Marta, la hermana del
muerto mi hermano; 22 pero sé que muerto: Señor, ya hiede, pues lleva
cuanto pidas a Dios, Dios te lo otor- cuatro días. 40 Jesús le dijo: ¿No te
gará. 23 Díjole Jesús: Resucitará tu he dicho que si crees verás, la glo-
hermano. 24 Marta le dijo: Sé que ria (3) de Dios? 41 Quitaron, pues,
resucitará en la resurrección, en el la piedra, y Jesús, alzando los ojos
último día (4). 25 Díjole Jesús: Yo al cielo, dijo: Padre, te doy gracias
soy la resurrección y la vida (5), el porque me has escuchado; 42 yo sé
que cree en mí, aunque muera vivirá; que siempre me escuchas, pero por la
26
y todo el que vive y cree en mí, muchedumbre que me rodea lo digo,
no morirá (6) para siempre. ¿Crees para que crean (4) que tú me has
tú esto? 27 Díjole ella: Sí, Señor, yo enviado. 43 Y diciendo esto gritó con
creo que tú eres el Mesías, el Hijo fuerte voz: Lázaro, sal fuera. 44 Salió
de Dios, que ha venido a este mundo. el muerto ligados con fajas pies y
28 Diciendo esto, se fué
y llamó a manos y el rostro envuelto en un
María, su hermana, diciéndole en se- sudario (5). Jesús les dijo: Saltadle
creto: El Maestro está ahí y te llama. y dejadle ir.
29 Cuando oyó esto, se levantó al
instante y se fué a El. 30 Pues aún
(1) María se echó a sos pies. Se nota aquí el
no bahía entrado Jesús en la aldea,
distinto temperamento de las dos hermanas, lo
mismo que en Le. 10, 38 ss.
(i) El sueño suele ser buen síntoma en un (2) Jesús amaba a Lázaro, y participa de la
enfermo. emoción de las hermanas hasta derramar lagri-
(a) Esto muestra la decisión de los dscipulos; mas, como pocos días más tarde las derramará
pero también declara cómo velan la situación de sobre Jerusalén. No era extraño a los sentimien-
Jerusalén. tos de la amistad.
(3) Tiene el estadio 185 metros, de donde (3) El milagro estupendo de la resurrección
resultan unos tres kilómetros. de un muerto de cuatro días.
(4) Hay entre estas palabras y las del ver- (4) Por todos los milagros realizados en el
sículo 21 cierta oposición. Marta tiene gran fe curso de su ministerio; ahora pide éste que pa-
en el poder de la oración de Jesús; pero no se rece mayor, en beneficio, más que del muerto
atreve a pensar en la resurrección de su hermano, y de las hermanas, de la muchedumbre que lo
enterrado hacía ya cuatro días. presencia, a fin de que crean, pues ésta era la
(5) De lo último habla San Juan (1, 3); lo razón principal de los milagros de Jesús.
primero lo repite Jesús (6, 40, 43). (5) Asi fué también einoalsamado el cuerpo
(6) Se entiende de muene eterna, que es lo de Jesús, ligado con fajas bien empapadas en
opuesto a vida eterna. aromas para retardar la corrupción.
SAN JUAN, 12 1203
(1) Este milagro, que debía abrirles los ojos, (1) Fué esto el sábado, víspera de la entrada
no hizo sino poner el colmo a su furor. en Jerusalén.
(2) Porque este hombre los comprometía ante (2) Siempre se revela la mujer activa y ha-
los romanos, y, quitado de delante, se salvaba la cendosa, en oposición a su hermana, más quieta
situación.Pero en estas palabras ve el evange- y contemplativa.
listaun sentido más alto, en que Caifás no pen- (3) San Juan limita a Judas lo que San Mateo
saba. Dios realizó mediante la muerte de Jesús atribuye a «los discípulos». Igual ocurre con la
lasalud del mundo. conducta de los ladrones entre Mt. 27, 44 y Le. 23,
(3) Si antes había venido a Judea, aun a 39. San Mateo gusta del plural genérico en vez
trueque de chocar con los judíos, ahora, termi- del singular.
nada su obra, se retira de nuevo al desierto. (4) San Marcos nota que era legítimo (14, 3),
Efrem, o Efrom'en el Antiguo Testamento, se y, por consiguiente, de gran precio. Y lo era en
halla al NE. de Jerusalén, en el límite del de- verdad, pues valía 300 denarios. El denario era
sierto. el jornal de un obrero. (Mt. 20, 2.)
(4) La celebración de la Pascua, como la (5) La frase de Juan es un tanto oscura; pero
participación en otros actos del culto, exigía el explicada a la luz de Mt. 27, 12, significa que
estado de pureza legal, que muchos, sobre todo María, como si presintiera la muerte de su Maes-
los que moraban entre gentiles, no tendrían. De tro, anticipa la unción, que no podrá ejecutar
esa pureza hablan Ex. 12, 43 ss.; Num. 9, 13 ss.; sobre su cadáver, y satisface así su amor y su
II Par. 30, 2 ss.; Jn. 18, 28. gratitud por la resurrección de Lázaro.
1204 SAN JUAN, 12
la fiesta, habiendo oído que Jesús ama su alma la pierde (1); pero el
llegaba a Jerusalén, 13 tomaron ramos que aborrece su alma en este mundo,
de palmeras y salieron a su encuen- la guardará para la vida eterna. 26 Si
tro gritando: ¡Hosanna! Bendito el alguno me sirve, que me siga, y donde
que viene en el nombre del Señor, yo esté, allí estará también mi ser-
el Rey de Israel. vidor; si alguno me sirve, mi Padre
14
Y
habiendo Jesús encontrado un le honrará. 27 Ahora mi alma se
pollino, montó sobre él, según está siente turbada (2). ¿Y qué diré?
escrito: 15 Xo temas, hija de Sión, he ¿Padre, líbrame de esta hora? ¡Mas,
aquí que viene tu rey, montado sobre para esto he venido yo a esta hora!
un pollino de asna. 16 Esto no lo en- 28 Padre, glorifica tu nombre. Llegó
tendieron desde luego (1) los dis- entonces una voz del cielo: Le he glo-
cípulos, pero cuando fué glorificado y le
rificado glorificaré. 29 La muche-
Jesús, entonces se acordaron que de dumbre que estaba y oyó, decía
allí
El estaban escritas estas cosas que que había tronado; otros decían: Un
17 Y le rendía
ellos le habían hecho. ángel le ha hablado.
testimonio la muchedumbre que es- 30 Jesús respondió
y dijo: No por
taba con El cuando llamó a Lázaro mí se ha dejado oír esta voz, sino por
del sepulcro y le resucitó de entre vosotros. 31 Ahora es el juicio de este
los muertos. * 8 Por esto le salió al mundo (3), ahora el príncipe de
encuentro la multitud, porque habían este mundo será arrojado fuera, 32 y
oído que había hecho este milagro. yo, si fuere levantado de la tierra,
19
Entretanto los fariseos se decían atraeré a todos a mí. 33 Esto lo decía
entre sí: Ya veis que no adelantamos indicando de qué muerte había de
nada, he aquí que todo el mundo se morir.
va en pos de El (2).
Desconcierto en la muchedumbre.
Griegos deseosos de ver a Jesús.
Y la multitud le contestó: Nosotros
20 Había algunos griegos entre los sabemos por la Ley que el Mesías
que habían subido a adorar en la permanece para siempre: ¿.Cómo, pues,
fiesta. 21 Estos, pues, se acercaron a dices tú que el Hijo del hombre ha
Felipe, el de Bctsaida de Galilea, y de ser levantado? ¿Quién es ese Hijo
le rogaron, diciendo (3): Señor, que- del hombre? (4). 35 Díjoles Jesús:
remos ver a Jesús. 22 Felipe fué y Por poco tiempo aún está la luz en
se lo dijo a Andrés; Andrés y Felipe medio de vosotros (5). Caminad
vinieron y se lo dijeron a Jesús. mientras tenéis luz, para que no os
sorprendan las tinieblas, pues el que
camina en tinieblas no sabe por
El triunfo de Jesús en su muerte. dónde va. 36 Mientras tenéis luz,
creed en la luz, para ser hijos de la
23 Y Jesúscontestó diciendo:
les luz. 37 Esto dijo Jesús, y partiendo
Es llegada la hora en que el Hijo del se ocultó de ellos.
hombre será glorificado (4). 21 En
verdad, en verdad os digo que, si el
(1) El hecho de la glorificación de Jesús es
grano de trigo no cayere en la tierra convertido en ley general para todos sus segui-
si mu-
y muriere, quedará solo, pero
25 El que
dores.
riere llevará mucho fruto. (3) Como en Getsemani, Jesús siente el ho-
rror de la muerte, que se le acerca, y. movido
de él. hace esta petición al Padre. Pero luego
(i) Quiere decir San Juan que los discípulos vuelve sobre si para pedir la glorificación del
cumplieron el vaticinio profético movidos por Padre y el cumplimiento de su voluntad.
instinto divino, pero sin darse cuenta de ello. (3) Este juicio se realizará por la victoria de-
(a) Hermosa expresión, que muestra el estado finitiva sobre el diablo, principe de este mundo.
de ánimo de los judíos. Esta victoria, iniciada en el desierto, continuada
(3) Es una muestra de las disposiciones de con la expulsión de los espíritus, se consumará
estos prosélitos venidos de la gentilidad, y que con la muerte y la resurrección.
contrasta con la conducta de los directores del (4) Los oyentes entienden lo que Jesús quiere
pueblo israelita. significar con esa exaltación; pero no lo compa-
(4) Por la resurrección que seguirá a la muer- ginan con la dignidad del Mesías.
te. Entonces será llegada la hora de anunciar su (5) Esa luz es el mismo Jesús, que con su
nombre a los gentiles, y el grano de la palabra palabra busca iluminar las almas. Caminar en
evangélica se multiplicará. la luz es recibir su palabra y vivir según ella.
SAN JUAN, 13 1205
12
En
verdad, en verdad os digo
Despedida y palabras de aliento.
que que cree en mí, ése hará tam-
el
27
bién las obras que yo hago (3), y las La paz os dejo, mi paz os doy
hará mayores que éstas, porque yo (4); no como el mundo la da, os la
voy al Padre. 13 Y lo que pidiéreis doy yo. No se turbe vuestro corazón,
en mi nombre eso haré, para que el ni se intimide. 28 Habéis oído lo que
Padre sea glorificado en el Hijo; 14 si os dije: Me
voy y vengo a vosotros. Si
me pidiéreis alguna cosa en mi nom- me amaseis, os alegraríais, pues voy
bre > o la haré. 15 Si me amáis, guar-
r
9
ahora no tienen excusa de su pecado. De pecado, porque no creyeron en
23
El que me aborrece a mí, aborrece mí; 10 de justicia (1), porque voy
también a mi Padre. 24 Si no hubie- al Padre y no me veréis más; 11 de
ra hecho entre ellos obras que nin- juicio (2), porque el príncipe de
guno otro hizo, no tendrían pecado; este mundo está ya juzgado. 12 Muchas
pero ahora, no sólo han visto, sino cosas tengo aún que deciros (3),
que me aborrecieron a mí y a mi mas no podéis llevarlas ahora; 13 pero
Padre. 26 Pero es para que se cumpla cuando viniere aquél, el Espíritu de
la palabra que en la Ley de ellos está verdad, os guiará hacia la verdad
escrita: Me aborrecieron sin motivo. completa, porque no hablará de sí
26 Cuando venga el Abogado, que mismo, sino que hablará lo que oyere
yo os enviaré de parte del Padre, el y os comunicará las cosas venideras.
14 El me glorificará, porque tomará
Espíritu de verdad, que procede del
Padre, él dará testimonio de mí, 27 y de lo mío, y os lo dará a conocer.
vosotros daréis también testimo- Todo cuanto tiene el Padre es mío;
15 por esto os he dicho que tomará
nio (1), porque desde el principio
estáis conmigo. de lo mío y os lo dará a conocer.
(1) Con
las obras maravillosas que hará por (1) Es la de Jesús, que se mostrará en su re-
medio de los Apóstoles. surrección y en su vuelta al Padre.
(2) Esto ya había comenzado. (9, 22.) Mis (2) Es el juicio que los judíos habían formado
de una vez nos refieren los Sinópticos el anuncio acerca de Jesús, del cual había sido inspirador
de estas persecuciones. (Mt. 10, 16 ss.; Me. 13, el príncipe del mundo. Satanás.
9 ss.; Le. 12, 11.) (3) Pero su capacidad es muy reducida mien-
(3) La pregunta se halla en 13, 36; 14, 5, 28, tras no venga el Espíritu Santo a ensancharla.
y Jesús les dice que va al Padre, adonde es tanta (4) Porque se acerca la hora de la pasión,
dicha ir, que, aunque sea por la cruz, todavía pasada la cual vendrá la resurrección, que los
es cosa deseable. Pero los Apóstoles persisten llenará de alegría.
dominados por la tristeza, no considerando el (5) Cuanto mayor fué el descon-
dolor y el
término de la partida. Por eso Jesús insiste en cierto de los discípulos en la muerte del Maestro,
10 dicho, para consuelo suyo. otro tanto será grande su gozo en la resurrección.
(4) El gran pecado de Israel, rechazar al Me- Al revés le sucederá al mundo, esto es, a los 14- j
35
Esto os lo he dicho en parábolas;
llega lahora en que ya no os hablaré Ruega por los discípulos.
más en parábolas, antes os hablaré
claramente del Padre. 24 Aquel día 6
He manifestado tu nombre a los
pediréis en mi nombre, y no os digo hombres que me has dado de este
que yo rogaré al Padre por vosotros, mundo. Tuyos eran, y tú me los diste,
pues el mismo Padre os ama, por- y han guardado tu palabra. 7 Ahora
que vosotros me habéis amado y saben que todo cuanto me diste
creído que yo he salido de Dios. viene de ti; 8 porque yo les he comu-
28 Salí del Padre
y vine al mundo; nicado las palabras que tú me diste,
de nuevo dejo el mundo y me voy y ellos las recibieron y conocieron
Padre. 29 Dijéronle los discípulos: verdaderamente que yo salí de ti,
al
Ahora hablas claramente y no dices y creyeron que tú me has enviado.
parábola alguna. 30 Ahora sabemos • Yo ruego por ellos (3); no ruego
que conoces todas las cosas y que no por el mundo, sino por ios que tú
necesitas que nadie te pregunte; en me diste; porque son tuyos, 10 y todo
esto creemos que has salido de Dios. lo mío es tuyo, y lo tuyo mío, y yo
31
Respondióles Jesús: ¿Ahora creéis? he sido glorificado en ellos. 11 Y yo
32
He aquí que llega la hora (2), y ya no estoy en el mundo; pero ellos
ya es llegada, en que os dispersaréis están en el inundo, mientras yo voy
cada uno por su lado y a mí me deja- a ti. Padre santo, guarda en tu
réis solo; pero no estoy solo, porque nombre a éstos, que me has dado,
el Padre está conmigo.
33 Esto os lo
para que sean uno (4) como nos-
he dicho para que tengáis paz en otros. 12 Cuando yo estaba con ellos,
mí; en el mundo habéis de tener tri- yo conservaba en tu nombre a
los
bulación; pero confiad, yo he vencido éstos que me has dado, y los guardé,
al inundo (3). y ninguno de ellos pereció, si no es
el hijo de la perdición, para que la
Escritura se cumpliese. 13 Pero ahora
Jesús ora al Padre por sí mismo. yo vengo a ti, y hablo estas cusas
en el mundo para que tengan mi
1
Esto dijo Jesús, y levantando
1*7
•sus ojos al cielo añadió: Padre,
(1) El conocimiento de Dios Padre y de Je-
llegó la hora (4); glorifica a tu
sucristo; pero un conocimiento que engendre
Hijo, para que el Hijo te glorifique, amor, que obra por la caridad. (Gal. 5, 6.)
la fe
(2) La gloría, que como a Hijo de Dios le
(1) Cuando vean a Jesús sentado a la diestra corresponde, no la perdió, ni la podia perder
del Padre, pedirán en su nombre, esto es, ale- jamás siendo inherente a la naturaleza divina;
garán su nombre para ser escuchados, cosa que lo que pide es la gloria de su humanidad, efusión
hasta ahora no hablan hecho. (Act. 4, 20 ss.) de la gloria de la divinidad.
(2) La próxima prueba dirá cuáles son los (3) Por los que creyeron que Jesús habla ve-
quilates de esa fe vuestra. nido del Padre y como de tal hablan recibido
(3) No
sólo por la prueba aludida, por otras sus palabras. Porgue tuyos son. Esos que el Pa-
muchas tribulaciones tendrán que pasar en el dre le dió son también del Padre, porque todo
mundo; pero tengan confianza, porque El ven- cuanto tiene el Padre es también del Hijo, y vi-
ció al mundo y por El también ellos vencerán. ceversa.
(4) De la que tantas veces habla dicho que (4) Porque la fe y el amor sean uno, a seme-
no era aún llegada, la hora de la pasión. Glorifica janza del Padre y del Hijo; y en esa vida de fe
a ta Hijo. Por los milagros de la muerte y el de y de amor será Jesús glorificado. Este es el
la resurección, para que, a su vez, el Hijo glori- principio de la admirable unidad de la Iglesia
ficado glorifique al Padre, dándole a conocer. Católica.
SAN JUAN, 18 1211
(1) Ya
se lo había dicho en 18, 18. Recibid (1) Jesús, después de convencidos los dis-
el Espíritu.Ya se lo habfa prometido en 14, 16; cípulos de su resurrección, los encaminó a
15, 26. A
guien perdonareis. Este es un poder Galilea, y allí, libres del temor de los judíos
nuevo, que Jesús había ejercido antes, pero (20, 19), se les aparece y los instruye sobre los
que no había conferido aún a los Apóstoles. misterios del reino de Dios (Act. 1, 3).
Ahora se lo confiere para que persevere en la (2) Espera la respuesta negativa con la in-
Iglesia hasta el fin de los siglos. tención de poder remediar su necesidad.
(2) La actitud de Tomás muestra cuáles (3) El discípulo anónimo, al ver la pesca
eran las disposiciones de los discípulos en milagrosa, recuerda sin duda la de otro tiempo,
orden a la resurrección. y esto le lleva a reconocer ai Señor. Pedro
(3) El discípulo incrédulo de una manera se ciñó. El texto no es claro. Parece que Pedro
inequívoca expresa su fe en la divinidad de se hallaba sin túnica y con sola una zamarra
Jesús, de laque El tantas veces les había ha- de cuero o de piel de carnero, buena para el
blado. trabajo del mar, la cual se ciñó, apretando el
(4) Estas palabras van dirigidas a cuantos cinturón antes de echarse al agua.
por la palabra de los discípulos creerán en su (4) Era el desayuno que Jesús les tenía pre-
resurrección (17, 20). parado después de la fatigas de la noche.
(5) San Juan escribe para dar a conocer (5) Este milagro tiene sin duda el sentido
a Jesucristo, lo que puede abarcar muchos fines simbólico que según Le. 5. 10 tuvo la primera
particulares. pesca milagrosa.
SAN JUAN, 21 1217
12
Jesús les dijo! Venid y comed*. ñirá y te llevará a donde no quieras.
19
Ninguno de los discípulos se atrevió Esto lo dijo indicando con qué
a preguntarle: ¿Tú quién eres?, sa- muerte había de glorificar a Dios.
biendo que era el Señor. 13 Se acercó Y después de dicho esto, añadió:
Jesús, tomó el pan y se lo dió, e igual- Sigúeme.
mente el pez. 14 Ésta fué la tercera
vez que Jesús se apareció a los discí-
pulos (1) después de resucitado KI discípulo ainado.
de entre los muertos.
20
Se volvió Pedro y vió que seguía
detrás el discípulo a quien amaba
La triple confesión «le Pedro. Jesús (1) y que en la cena se había
recostado en su pecho, y le había
15 Cuando, pues, hubieron comido, preguntado: Señor, ¿quién es el que
dijo Jesús a Simón Pedro: Simón te ha de entregar? 21 Viéndole, pues,
(hijo) de Juan, ¿me amas más que Pedro dijo a Jesús: Señor, ¿y éste, qué?
22
estos? El le dijo: Sí, Señor, tú sabes Jesús le dijo: Si yo quisiera (2)
que te amo. Díjole: Apacienta mis que éste permaneciese hasta que yo
ovejas. 16 Por segunda vez le dijo: venga, ¿a ti qué? Tú sigúeme. 23 se Y
Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Pedro divulgó la voz entre los hermanos
le respondió: Sí, Señor, tú sabes que de que aquel discípulo no moriría,
te amo. Jesús le dijo; Apacienta mis mas no dijo Jesús que no moriría,
17 Por sino: Si yo quisiera que éste perma-
ovejas. tercera vez le dijo: Si-
món (hijo) de Juan, ¿me amas? (2) neciese hasta que venga, ¿a ti qué?
Pedro se puso triste de que por ter- 24 Este es el discípulo que
da tes-
cera vez le preguntase: ¿Me amas? timonio de esto (3), que lo escribió,
Y le dijo: Señor, tú lo conoces todo, y sabemos que su testimonio es ver-
tú sabes que te amo. Díjole Jesús: dadero.
Apacienta mis ovejas. 18 En verdad, 25 Muchas
otras cosas hizo Jesús,
en verdad te digo: Cuando eras joven, las cuales, si se escribiesen una por
tú mismo te ceñías e ibas a donde una, creo que este mundo no podría
querías; cuando envejezcas, exten- contener los libros.
derás tus manos (3), y otro te ce-
77
INTRODUCCION A LOS HECHOS DE APOSTOLES
T OS Hechos o Actos de
Apóstoles son obra de
San Lucas, según dejamos
consignado en la introduc-
ción al tercer evangelio, y han
debido de ser escritos en
Roma, poco después del
evangelio y cuando estaba
para ser fallada favorable-
mente la causa de San Pa-
blo (60-62). No seria in-
exacto decir que una y otra
obra fueran fruto de los ocios
relativos a que por la prisión
del maestro estaba forzado el
discípulo.
El objeto de esta segunda
obra no es la actividad mi-
sional de los Apóstoles todos,
como el título pudiera indu-
cirnos a creer, sino la predi-
cación del nombre de Jesu-
cristo en Jerusalén y en Ju-
dea, en Samaria y hasta los
confines de la tierra, según
el programa trazado por Je-
sús a sus discípulos al des-
pedirse de ellos el día de su
ascensión. En la ejecución
de este programa, sin duda
que tomaron parte todos los
Apóstoles, a quienes ayuda-
ron otros muchos discípulos;
pero San Lucas, tal vez por
carecer de informes acerca de
otros, sólo nos habla de la actividad de San Pedro en Jerusalén y Palestina, y
luego de la de San Pablo, que ll r gó preso a Roma. Allí otros le habían precedido
en sembrar la fe en la capital del Imperio y en fundar aquella igl sla, de la que
él mismo hace tan gran elogio en la epístola que a los ful s de la misma dirigió.
En el desarrollo de este tema San Lucas nos muestra como, según la pro-
mesa de Jesús, el Espíritu Santo, que descendió sobre los Apóstoles y los fieles el
día de Pentecostés, es el principio de vida y actividad de los discípulos, mu-
dándolos en otros hombres e impulsándolos a propagar por todas partes el
Í220 APÓSTOLES
nombre adorable de Jesús. Por esto, no sin razón San OrisósVomo llama a los
Hechos el evangelio del Espíritu Sanio. Movidos por El, los discípulos em-
piezan desde el día de Pentecostés a predicar el cumplimiento de las promesas
mesiánicas en Jesús de Nazaret, quien después de crucificado por los príncipes
del pueblo, había resucitado y subido al cielo, enviando a los suyos el Espíritu
Santo que les había prometido, asegurándoles que sólo por Jesús podían todos
alcanzar la penitencia y recibir el Espíritu Santo. Su palabra, confirmada
con muchos prodigios y con sobrehumanas virtudes, conmueve a J erusalén,
la Judea y Samaría, incorporando a la Iglesia «o cuantos estaban de ante-
mano ordenados a la vida tierna» (13, 48). Las persecuciones suscitadas por
los judíos, dispersando a los Apóstoles y a los fieles de la ciudad, sirvieron para
propagar la semilla evangélica por las naciones gentiles. En todo esto San Lucas
sólo hace mención del Apóstol Pedro, de Juan, su compañero, y de los discí-
pulos Esteban y Felipe, diáconos.
Uno de los frutos del martirio de San Esteban fué la conversión del gran
perseguidor Saulo, transformado por la gracia de Jesús en el gran predicador
de su nombre. San Lucas, olvidados los doce, se dedica a narrar la maravillosa
actividad de este Apóstol, que recibió de Jesucristo la misión de evangelizar a
los gentiles, y con haber llegado después de los otros, había, con la gracia de
Dios, trabajado más que todos. Partiendo de Antioquia del Orontes, Saulo,
llamado Pablo, emprende tres grandes misiones hacia las regiones de Occi-
dente, llegando en la segunda a Europa, para terminar luego preso en Je-
rusalén por las malas arles de los judíos. De J erusalén fué llevado a Cesárea,
donde permaneció dos años, partiendo luego para Poma, en que aguardó otros
dos a que se diera sentencia en su causa. San Lucas no nos dice expresamente
que su maestro haya sido absuelto y puesto en libertad; pero el modo de acabar
su libró indica esto, y lo confirman las epístolas de lo cautividad.
La narración de San Lucas nos pone en contacto con la vida del pueblo
judío en Jerusalén y en las ciudades de la dispersión, y con lavida de las muchas
naciones y ciudades recorridas por el Apóstol, y no es el menor argumento de
la fidelidad del escritor, la que tiene en narrarnos con exactitud las diversas
características de cada región. De este libro deducimos algunos datos cronológicos
que, si bien no del todo precisos, todavía sirven para suplir la casi completa
falta de cronología del libro. Asi sabemos que la huida de San Pablo o Da-
masco acaeció entre la muerte de Tiberio (37) y la de Aretas IV, rey de los
nabateos (40); que la muerte de nuestro Apóstol Santiago ocurrió poco antes
de la muerte de Herodes Agripa (44); que la fundacióti de la iglesia de Co-
rinto por San Pablo tuvo lugar en el proconsulado de Junio Galión, hermano
de Séneca (51-53).
Como guía de nuestra historia, señalaremos las principales fechas, aunque
no sean del todo ciertas ni siempre precisas.
Concilio de Jerusalén 49 » » » »
Libertad 62 » » » •
APÓSTOLES. 1 1221
HECHOS DE APOSTOLES
Prólogo. llevado de entre vosotros al cielo,
vendrá así, del modo que
le habéis
1
En el primer libro, caro visto ir al cielo. 12 Entonces se vol-
¡oh
I Teófilo! (1), traté de todo lo quej vieron del monte llamado Olívete a
Jesús hizo y enseñó, 2 hasta el día¡ Jerusalén, que dista de allí el camino
en que fué levantado al cielo, una vez de un sábado. 13 Y
cuando hubie-
que, movido por el Espíritu Santo, ron llegado, subieron al piso alto,, en
tomó sus disposiciones acerca de los donde permanecían Pedro y Juan;
Apóstoles que se había elegido; 3 a los Santiago y Andrés; Felipe y Tomás;
cuales, después de su pasión, se dejó Bartolomé y Mateo; Santiago de Al-
ver en muchas ocasiones, aparecién- feo y Simón el Zelotes y Judas de
doseles durante cuarenta días y ha- Santiago. 14 Todos éstos persevera-
llándoles del reino de Dios; 4 y co- ban unánimes en la oración, con al-
miendo con ellos (2), les mandó no gunas mujeres, con María, la Madre
apartarse de Jerusalén, sino esperar de Jesús, y con los hermanos de éste.
ta promesa del Padre, que de mí
habéis escuchado; 5 porque Juan bau-
tizó en agua, pero vosotros, pasados Elección de San Matías.
no muchos días, seréis bautizados en 15 En aquellos días se levantó Pedro
el Espíritu Santo. 6 Y los reunidos en medio de los hermanos, que eran
le preguntaban: Señor, ¿es ahora en conjunto unas ciento veinte per-
cuando vas a restablecer el reino de sonas, y dijo: 16 Hermanos, era pre-
Israel? 7 El les dijo: No os toca a ciso que se cumpliese la Escritura,
vosotros conocer los tiempos ni los que por boca de David había predi-
momentos que el Padre ha fijado en cho el Espíritu Santo acerca de
virtud de su poder soberano; 8 pero Judas, que fué guía de los que pren-
recibiréis la virtud del Espíritu Santo, dieron a Jesús; 17 y era contado entre
que descenderá sobre vosotros, y se- nosotros, habiendo tenido parte en
réis mis testigos en Jerusalén, en este ministerio. 18 Este adquirió un
toda la Judea, en Samaría y hasta campo con el precio de su iniquidad,
los extremos de la tierra. pero precipitándose, reventó y todas
sus entrañas se derramaron; 19 y fué
público a todos los habitantes de Je-
la ascensión. rusalén, tanto que el campo se llamó
9
Diciendo esto, y viéndolo ellos, en su lengua Haceldama, que quiere
se elevó, y una nube le ocultó a sus decir campo de sangre. 20 Pues está
ojos. 10 Y estando mirando al cielo, escrito en el libro de los Salmos:
fija la vista en El, que se iba, he aquí Quede desierta su morada y no
que dos varones con hábitos blancos haya quien habite en ella, otro se
se les pusieron delante 11 y les dije- alce con su cargo (1).
21
ron: Varones galileos, ¿qué estáis mi- Ahora, pues, conviene que de
rando al cielo? Ese Jesús que ha sido todos los varones que nos han acom-
pañado todo el tiempo en que vivió
entre nosotros el Señor Jesús, 22 a
(1) Estas palabras hacen manifiesta refe-
rencia al terceí Evangelio, también dedicado a
partir del bautismo de Juan, hasta
Teófilo. el día eti que fué tomado de entre
(2) Por última vez el Señor come con loa nosotros, uno de ellos sea testigo con
discípulos, aunque ya El no necesitaba de co4 nosotros (2) de su resurrección. 23 Y
mida, para darles el último argumento de la
realidad de su resurrección. Cfr. Le. 24, 25 ss.J
44; Jo. 21, 60 ss.; Act. 10, 41. Los discípulos (1) Salms. 79-26 y 109-8.
viven aún con la ilusión del reino temporal; sólo (2) Señalan estos versículos las condiciones
la luz del Espíritu Santo acabará de corregir susj que han de reunir los Apóstoles, a quienes
prejuicios judaicos y les dará a conocer la verdad Jesús dijo que serían testigos suyos ante las
de Dios sobre el Evangelio. naciones.
1222 APÓSTOLES, 2
fueron presentados dos, José, por ¿cómo nosotros .los oímos cada uno
sobrenombre Barsaba, llamado Justo, en nuestra propia lengua, en la que
y Matías. 24 Y orando dijeron: Tú, hemos nacido? 9 ¿Cómo partos, rue-
Señor, que conoces les corazones, dos, elamitas, los que habitan la
muestra a cuál de estes dos escoges Mesopotamia, la Judea, la Capadocia,
25 para ocupar
el lugar de este minis- el Ponto y el Asia, 10 la Frigia y
terio y el apostolado de que preva- Pamfilia, el Egipto y las partes de
ricó Judas, para irse a su lugar. Libia que están contra Cirene, y los
26 Y
echaron suertes sobre ellos (1), forasteros romanos, 11 judíos y pro-
y cayó la suerte sobre Matías, que sélitos, cretenses y árabes, los oímos
quedó agregado a los doce Apóstoles. hablar en nuestras propias lenguas
las grandezas de Dios? 12 todos, Y
atónitos y fuera de sí, se decían unos
Pentecostés. a otros: ¿Qué es esto? 13 Otros, bur-
lándose, decían: Están cargados de
*) Cuando llegó el día de Pente-
1 mosto.
14
costes (2), estando todos juntos
1
Entonces se levantó Pedro con
en un lugar, 2 se produjo de repente los once, y alzando la voz les habló:
un ruido del cielo, así como el dé Judíos y todos habitantes de Je-
los
un viento impetuoso (3), que invadió rusalén, oíd y prestad atención a
toda la casa en que residían. 3 Y apa- mis palabras. 15 No están éstos bo-
recieron, como divididas, lenguas de rrachos, como vosotros suponéis (1),
fuego (4), que se posaron sobre cada pues no es aún la hora de tercia;
16 esto es lo dicho por
uno de ellos, 4 quedando todos llenos el profeta Joel:
riel Espíritu Santo; y comenzaron a
17
Y sucederá en los últimos días,
hablar en lenguas extrañas (5), según dice Dios, que derramaré mi Espí-
|
que el Espíritu les riaba. 6 Residían ritu sobre toda carne, y profetiza- |
los dos, después de invocar al Señor para que, luna sangre, antes que llegue el día
|
según lasentencia de Prov. 16, 33, él dirija las del Señor, grande y manifiesto.
suertes. 21 Y todo el que invocare el nombro
(2) Pentecostés era una de las tres fiestas
del Señor se salvará (2).
nacionales impuestas por la Ley (Ex. 23, 16). Se 22
celebraba siete semanas después de la Pascua y
Vosotros, israelitas, escuchad
marcaba el fin de la recolección, por lo que en ella estas palabras: Jesús de Nazaret,
se hacia a Dios la ofrenda de los primeros panes. varón probado por Dios entre vos-
A este primer sentido la tradición judia añadió otros con milagros, prodigios y seña-
la conmemoración de la promulgación de la les que Dios hizo por El en medio
Ley en el Sinai, y a ésta corresponde la pro- de vosotros, como vosotros mismos
mulgación de la Ley nueva, que consiste prin-
sabéis, 23 éste, entregado según los
cipalmente en la gracia del Espíritu Santo.
(3) El viento fuerte, como en el Sinai, para
llamar la atención de los de fuera. (1) Pedro empieza explicando el fenómeno
(4) Las llamas de fuego son el signo sensible de la glosolalia, que a las muchedumbres tenía
del Espíritu Santo, que invisiblemente se comu- pasmadas, y lo hace con las palabras de Joel,
nica a los fieles, como el fuego del Sinai era el que anuncian la efusión del Espíritu Santo para
signo de Yave que hablaba al pueblo. los tiempos mesiánicos; después presenta a
(5) Este don de lenguas prometido en Jesús de Nazaret aprobado por Dios con tantas
Marc. 16, 17 lo vemos repetido luego en 10, 46; señales y por divino consejo crucificado. Pero su
11, 16 y explicado por San Pablo en l Cor, 14. resurrección, ya predicha por David, prueba
Consiste en alabar a Dios sin tener inteligencia que Dios no le había abandonado. Concluye
clara de lo que se dice, sino sólo conciencia de dándose a si y a sus compañeros por testigos
hablar con Dios bajo la acción del fcspiritu -de tales verdades y exhortándolos a creer en
Santo. Por esto el Apóstol no quiere que los el único Salvador dado por Dios y, mediante
glosolalos hablen en la iglesia, si no hay quien esta fe, alcanzar el perdón de los pecados y el
inierprete sus palabras para común edificación don del Espíritu Sanio.
(1 Cor. 14, 28). (a) Jo 3. 1-5.
APÓSTOLES. 3 1223
1:1
Viendo lu libertad de Pedro y i que estaban reunidos, y lodos .fueron
Juan, y considerando que eran hom- llenos del Espíritu Santo y hablaban
bres sin letras y plebeyos, se maravi- la palabra de Dios con libertad.
llaban, pues los habían conocido de
que estaban con Jesús; 14 y viendo
por otra parte al curado que estaba La vida común entre los fielesi
con ellos, no sabían qué replicar;
15 32
La muchedumbre de los que
y mandándoles salir fuera del Con-
16
sejo, conferían entre sí, diciendo: habían creído tenía un solo corazón
¿Qué haremos a éstos? Porque el y un alma sola, y ninguno tenía por
milagro hecho por ellos es manifiesto, propia cosa alguna, antes todo lo
notorio a todos los habitantes de tenían en común. 33 Los Apóstoles
Jerusalén y no podemos negarlo. atestiguaban con gran poder la re-
17
Mas para que no se difunda la surrección del Señor Jesús, y todos
cosa en el pueblo, conminémosles los fieles gozaban del favor del pueblo.
que no hablen a nadie en este nom- 34 No había entre el'os indigentes,
bre. 18 Y llamándolos, les intimaron pues cuantos eran dueños de hacien-
no hablar absolutamente ni enseñar das o casas las vendían y llevaban
35
en el nombre de Jesús. 19 Pero Pedro el precio de lo vendido, y lo depo-
y Juan respondieron y dijeron: Juz- sitaban a los pies de los Apóstoles,
gad por vosotros mismos si es justo y a cada uno se le repartía según su-
ante Dios que os obedezcamos a vos- necesidad. 36 José, el llamado por
otros más que a El; porque nosotros los Apóstoles Bernabé, que significa
no podemos dejar de decir lo que hijo de la consolación, levita, chiprio-
hemos visto y oído. 21 Pero ellos los ta de naturaleza, que poseía un
despidieron con amenazas, no hallan- campo, lo vendió y llevó el precio,
do motivo para castigarlos, y por y lo depositó a los pies de los Apóstoles.
causa del pueblo, porque todos glo-
rificaban a Dios por el suceso. El 1 Pero cierto hombre llamado
ET
hombre en quien se había realizado " Ananías, con Safira, su mujer,
el milagro de la curación pasaba de vendió un campo 2 y retuvo una parte
los cuarenta años. 23 Los apóstoles, del precio, siendo sabedora de ello
despedidos, se fueron a los suyos y también la mujer, y llevó el resto a
les comunicaron cuanto les habían depositarlo a los pies de los Após-
dicho los pontífices y los ancianos. toles. 3 Díjole Pedro: Ananías, ¿por
24 Ellos, en oyéndoles,
a una levan- qué se ha apoderado Satanás de tu
taron la voz a Dios y dijeron: Señor, corazón, moviéndote a engañar al
tú que hicisteel cielo y la tierra, el Espíritu Santo, reteniendo una parte
mar y cuanto en ellos hay, 25 que por del precio del campo? 4 ¿Acaso sin
boca de David tu siervo dijiste: venderlo no lo tenías para ti, y ven-
¿Por qué braman las gentes y |
dido, no quedaba a tu disposición el
los meditan cosas vanas?
pueblos precio? ¿Por qué has hecho tal cosa?
26
Los reyes de la tierra han cons- No has mentido a los hombres, sino
pirado y los príncipes se han fede-
|
a Dios. 6 Al oír Ananías estas palabras,
rado contra el Señor y contra su
| cayó y expiró. Se apoderó de cuan-
Cristo (1). tos lo supieron un temor grande.
27
En efecto, juntáronse en esta 6
Luego los jóvenes se levantaron, y
ciudad contra tu santo siervo Jesús, envolviéndolo, lo llevaron y le dieron
a quien ungiste, Herodes y Poncio sepultura. 7 Pasadas tres horas entró
Pilato, con los gentiles y el pueblo la mujer, ignorante de lo sucedido, y
de Israel, para ejecutar cuanto tu Pedro le dirigió la palabra: Dime si
mano y tu Consejo habían decretado habéis vendido en tanto el campo.
de antemano que sucediese. 29 Y aho- Dijo ella: Sí, en tanto; 9 y Pedro a
ra, Señor, mira sus amenazas, y da ella: ¿Por qué os habéis concertado
a tus siervos hablar con toda liber- en tentar al Espíritu Santo? Mira,
tad tu palabra, 30 extendiendo tu los pies de los que han sepultado a
mano para realizar curaciones, se- tu marido están ya a la puerta, y
ñales y prodigios, por el nombre de ésos te llevarán a ti. 10 Cayó al ins-
tu santo siervo Jesús. 31 Y después tante a sus pies y expiró. Entrando
de haber orado, tembló el lugar en los jóvenes, la hallaron muerta y la
sacaron, dándole sepultura con su
(i) Salm. 2. i s. marido. 11 Gran temor se apoderó
122t¡ APÓSTOLES, 5
de toda la iglesia y de cuantos oían tonces se fué el oficial con sus algua-
tales cosas (1). ciles y los condujo, pero sin hacerles
fuerza, poique temían que el pueblo
los apedrease. 27 Conducidos, los pre-
El Sanedrín contra los. Apóstoles. sentó en medio del Consejo. Dirigién-
doles la palabra el sumo sacerdote,
12
Eran muchos los milagros y pro- les dijo: 28
Solemnemente os hemos
digios que se realizaron en el pueblo ordenado que no enseñáseis sobre
por mano de los Apóstoles. Y estando este nombre, y he aquí que habéis
todos reunidos en el pórtico de Salo- llenado a Jerusalén con vuestra ense-
món, 13
nadie de los otros se atrevía ñanza y queréis traer sobre nos-
a unirse a ellos, pero el pueblo los otros (1) la sangre de ese hombre.
tenía en gran estima. 14 Y crecían 29
Respondiendo Pedro y 'os Após-
más y más los creyentes, en gran toles,dijeron: Es preciso obedecer a
muchedumbre de hombres y mujeres, Dios antes que a los hombres. El Dios
15
hasta el punto de sacar a las calles de nuestros padres resucitó a Jesús,
los enfermos y ponerlos en los lechos a quien vosotros habéis dado muerte
y camillas para que llegando Pedro, suspendiéndole en un madero. 31 Pues
siquiera su sombra los cubriese; 19 y a ése le ha levantado Dios a su dies-
la muchedumbre concurría de las ciu- tra por Príncipe y Salvador, para
dades vecinas a Jerusalén, trayendo dar a Israel peniteiu-ia y remisión
enfermos y atormentados por los es- de los pecados. 32 Nosotros somos tes-
píritus impuros, y todos eran curados. tigos de estos sucesos, y también el
17
Con esto, levantándose el sumo Espíritu Santo que Dios otorgó a
sacerdote y todos los suyos de la los que le obedecen. Oyendo ellos
secta de los saduceos, llenos de envi- esto, rabiaban de ira y trataban de
dia, 18 echaron mano a los Apóstoles quitarles de delante. 34 Pero levan-
y los metieron en la cárcel pública. tándose en el Consejo un fariseo, de
19
Pero el ángel del Señor les abrió nombre Gamaliel, doctor de la ley,
de noche las puertas de la prisión, muy estimado del pueblo, mandó
y sacándolos les dijo: 20 Id, estad en echar fuera a los Apóstoles por un
el templo y predicad al pueblo todas momento y dijo:
estas palabras de vida. 21 Ellos obe- 35 Varones Israelitas, mirad bien
decieron; y entrando al amanecer en lo que vais a hacer con estos hombres.
templo, enseñaban. Entretanto, 36
el Los días pasados se levantó Téodas,
el sumo sacerdote y los suyos convo- diciendo que él era alguien, y se le
caron el Consejo, es decir todo el allegaron como unos cuatrocientos
senado de los hijos de Israel, y en- hombres. Este fué muerto y todos
viaron a la prisión para que se los cuantos le seguían se disolvieron,
llevasen. 22 Llegados los alguaciles, quedando reducidos a nada. 37 Des-
no los hallaron en la. prisión. Volvie- pués de esto se levantó Judas el
ron y se lo hicieron saber, 2:1 diciendo: (¡alileo, en los días del empadrona-
La prisión estaba cerrada y bien ase- miento, y arrastró al pueblo en pos
gurada y los guardias en sus puertas; de sí; mas pereciendo él también,
pero abriendo, no encontramos dentro cuantos le seguían se dispersaron.
a nadie. 24
Cuando el oficial del
38 Y
ahora os digo: Dejad a estos
templo y los pontífices oyeron tales hombres, dejadlos; porque si esto
palabras, se quedaron sorprendidos, fuera Consejo y obra de hombres,
pensando qué habría sido de ellos.
lo se disolverá; pero si viene de Dios,
85
En uno que les comu-
esto llegó no podréis disolverlos, y quizá algún
nicó: Los hombres ésos que habéis día os halléis con que habéis hecho
metido en la prisión están en el guerra a Dios.
templo enseñando al pueblo. 26 En- Se dejaron persuadir; 40 e introdu-
ciendo luego los Apóstoles, después
(i) Este relato es, sin duda, impresionante, de azotados, les conminaron que no
y no es maravilla que lo fuera el hecho para los hablasen en el nombre de Jesús y ,
41
los Ellos se fueron
despidieron. duría y al espíritu (1) con que ha-
r
unos a otros! 27 Pero el que maltra- imágenes que vosotros os habéis hecho,
taba a su prójimo le rechazó di- para adorarlas. Por eso yo os trans-
|
13
condujeron n la sala donde estaba Oyó una voz que le decía: Leván-
y le rodearon todas las viudas, que tate, Pedro, mata y come. 14 Dijo
lloraban, mostrando las túnicas y l'edro: No, Señor, que jamás he co-
mantos que en vida les diera Tabita. mido cosa alguna manchada e im-
40 Pedro los echó
a todos fuera, y pura.15
Y de nuevo le dijo la voz:
puesto de rodillas, oró; 'luego, vuelto Lo que Dios ha purificado, no lo
al cadáver, dijo: Tabita, levántate. llames impuro. 16 Sucedió esto por
Abrió y viendo a Pedro,
ella los ojos, tres veces, y luego el lienzo fué re-
se sentó. 41 En seguida le dió éste cogido al cielo.
la mano y la levantó, y llamando a 17 Estaba Pedro
dudoso y pensa-
los santos y viudas, se la presentó tivo sobre lo que sería aquella visión
42
viva. Se hizo esto público por toda que había tenido, cuando los hom-
Joppe y muchos creyeron en el Señor. bres enviados por Cornelio llegaron
43
Pedro permaneció bastantes días a la puerta preguntando por la casa
en Joppe, en casa de Simón el cur- de Simón; 18 y llamando pregunta-
tidor. ron si se hospedaba allí cierto Simún
llamado Pedro. 19 Meditando Pedro
sobre la visión, le dijo el Espíritu:
La conversión del centurión 20
Ahí están unos hombres que te
Cornelio. buscan. Levántate, pues, baja y vete
con ellos sin porque yo los
vacilar,
1 0 1
Habia en Cesárea un hombre i he enviado. 21
Bajó Pedro y dijo a
llamado Cornelio (1), centu- los hombres: Yo soy el que buscáis.
rión de la cohorte denominada Itá-| ¿Qué es lo que traéis? 22 Ellos dije-
lica; 2
piadoso, temeroso de Dios, como i
ron: El centurión Cornelio, varón
toda su casa, y que hacia muchas justo y temeroso de Dios, que en todo
limosnas al pueblo y oraba a Dios el pueblo de los judíos es muy esti-
continuamente. 3 Este, como a la mado, ha recibido de un santo ángel
hora de nona, vió claramente en vi- el mandato de hacerte llevar a su
sión a un ángel de Dios, que acer- casa y escuchar tu palabra. 23 Pedro
cándose a él le decía: Cornelio. 4 El les invito a entrar y los hospedó.
le miró, y sobrecogido de temor, dijo: Al día siguiente partió con ellos,
¿Qué quieres, Señor? Y le dijo: Tus acompañado de algunos hermanos de
oraciones y limosnas han sido recor- Joppe; 24 y al otro día entró en Ce-
dadas ante Dios. s Envía, pues, unos sárea, donde los esperaba Cornelio,
hombres a Joppe, y haz que venga que había invitado a todos sus pa-
un cierto Simón, llamado Pedro, 8 (pie rientes y amigos íntimos. 28 Así que
se hospeda en casa de Simón, el cur- entró Pedro, Cornelio le salió al en-
tidor, cuya casa está junto al mar. cuentro, y postrándose a sus pies,
7
En cuanto desapareció el ángel le adoró. 26 Pedro le levantó, diciendo:
que le hablaba llamó a dos de sus Levántate, que yo también soy hom-
domésticos y a un soldado, también bre. 27 Conversando con él, entró y
piadoso, de sus asistentes, 8 y con- encontró allí a muchos reunidos,
28
tándoles todo el suceso, los envió a a quienes dijo: Bien sabéis cuán
Joppe. * Al día siguiente, mientras ilícito es a un hombre judío llegarse
ellos caminaban y se acercaban a la a un extranjero o entrar en su casa,
ciudad, subió Pedro a la terraza para pero Dios me ha mostrado que a
orar hacia la hora de sexta. 10 Sintió ningún hombre debía llamar man-
hambre y deseó comer; y mientras chado o impuro, 29 por lo cual, sin
preparaba la comida, le sobrevino unj vacilar he venido, obedeciendo el
éxtasis. 11 Vió
el cielo abierto, y que mandato. Decidme, pues, para qué
bajaba algo como un mantel grande, me habéis llamado.
30 Cornelio contestó: Hace cuatro
sostenido por las cuatro puntas y
que descendía sobre la tierra. 12 En días a esta hora de nona, orando yo
el había todo género de cuadrúpedos, en mi casa, vi a un varón vestido de
reptiles de la tierra y aves del cielo. I
refulgentes vestiduras, 31 que me dijo:
Cornelio, ha sido escuchada tu ora-
(i) San Lucas, gentil de nacimiento, se |
ción y tus limosnas recordadas de-
complace en presentar a personajes como Cor-
lahte de Dios. 32 Envía, pues, a Joppe
i
APÓSTOLES, 11 1.233
tante envié porti, y tú te has clifí- palabra de Dios. 2 Pero cuando subió
nado Ahora, pues, torios nos-
venir. ¡
Pedro a Jerusalén disputaban con él
otros estamos en preseneia de Dios, ¡
los que eran de la circuncisión, 3 di-
prontos a escuchar de ti lo ordenado ciendo: ¿Cómo tú has ido a los incir-
por el Señor. 34 Tomando entonéis cuncisos (1) y has comido con ellos?
Pedro la palabra, dijo: 4
Y comenzó Pedro a contarles por
Ahora reconozco que no hay en menudo, diciendo: 5 Estaba yo en la
Dios acepción de personas, 35 sino ciudad de Joppe orando, y vi en éxta-
que en toda nación el que teme a sis una visión, algo así como un
Dios y practica la justicia le es mantel grande suspendido por las
acepto. 38 El ha enviado su pala- j
cuatro puntas, que bajaba del cielo
6
bra a los hijos de Israel, anuncián- ¡
y llegaba hasta mí; y volviendo a él
doles la paz de Jesucristo, que es el j
los ojos, vi cuadrúpedos de la tierra,
Señor de todos. 37 Vosotros sabéis '
fieras, reptiles y aves del cielo. 7 Oí
lo acontecido en toda Judea, comen- también una voz que me decía: Le-
zando por la Galilea, después del ¡
vántate, Pedro, mata y come. 8 Pero
bautismo predicado por Juan; 38 esto; yo dije: No, Señor, jamás cosa man-
es, cómo a Jesús de Nazaret le ungió
'
y tu casa. 15 Y comenzando yo a
todos los profetas, que dicen que por hablar, descendió el Espíritu Santo
su nombre cuantos crean recibirán |
sobre ellos, igual que al principio
el perdón de los pecados. sobre nosotros. 16 Yo me acordé de
44 Aún
estaba Pedro pronunciando! la palabra Señor cuando dijo:
del
estas palabras, cuando descendió el Juan bautizó en el agua, pero vos-
Espíritu Santo sobre todos los que otros seréis bautizados en el Espí-
le oían; 46 quedando fuera de sí los ritu Santo. 17 Si Dios, pues, les había
fieles de la circuncisión que habían otorgado igual don que a nosotros,
venido con Pedro, de que el don del que creíamos en el Señor Jesucristo,
Espíritu Santo se derramase sobre ¿quién era yo para oponerme a Dios?
los gentiles, 46 porque les oían hablar 18 Al oír estas
cosas, callaron y glori-
en varias lenguas y glorificar a Dios. ficaron a Dios, diciendo: Luego Dios
Entonces tomó Pedro la palabra: ha concedido también a los gentiles
47 ¿Podrá
acaso alguno negar el agua la penitencia para la vida.
del bautismo a estos que han recibi-
do el Espíritu Santo igual que nos-
otros? 48 Y mandó bautizarlos en el¡ J a predicación fuera de Palestina.
nombre de Jesucristo. Le rogaron que
se quedase allí algunos días. 19
. Los que con motivo de la perse-
cución suscitada por lo de Esteban
se habían dispersado, llegaron hasta
La noticia del suceso en Jerusalén. Fenicia, Chipre y Antioquía, no pre-
1
1 "1 Oyeron los Apóstoles y los (i) Estas palabras nos muestran cuáles eran
hermanos de Judea que tam- las disposiciones de los judíos, aun convertidos,
bién los gentiles habían recibido la hacia los gentiles.
78
APÓSTOLES. 12
alboroto por lo que habría sido de — el mago, que eso significa este
—
i
dió Dios a Saúl, hijo de Cis, de la ley de Moisés no podíais ser justifi-
tribu de Benjamín, por espacio de cados. 34 Todo el que en El creyere
cuarenta años. 22 Rechazado éste, será justificado. 40 Mirad, pues, que
alzó por rey a David, de quien dió no se cumpla en vosotros lo dicho
testimonio, diciendo: He hallado a por los profetas:
David, hijo de Jesé, varón según mi 41
«Mirad, menospreciadores, admi-
corazón, que hará en todo mi vo- raos y anonadaos, porque voy a
luntad M Del linaje de éste, según su ejecutar en vuestros días una obra tal
.
Joan, que predicó antes de la llegada sábado siguiente (2) les volviesen
de aquél el bautismo de penitencia a hablar de esto. 43 Di suelta la reunión,
25 Cuando Juan muchos de los judíos y prosélitos
al pueblo de Israel.
estaba para acabar su carrera, dijo: siguieron a Pablo y a Bernabé, que
«No soy yo el que vosotros pensáis; les hablaban para persuadirlos que
viene otro después de mí, a quien permaneciesen en la gracia de Dios.
no soy digno de soltar el calzado. 44 Al sábado siguiente casi toda la
26 Hermanos, hijos de Abraham,
y ciudad se juntó para escuchar la pa-
los que entre vosotros temen a Dios: labra de Dios; 45 pero viendo los
a nosotros se nos envía este mensaje judíos a la muchedumbre, se llena-
de salud.» ron de envidia e insultaban y contra-
27 Los moradores de Jerusalén
y decían a Pablo. 44 Mas Pablo y Ber-
sus príncipes, rechazándole, dieron nabé respondían valientemente, di-
cumplimiento a las palabras de los ciendo: A vosotros os habíamos de
profetas que se leen cada sábado: bablar primero la palabra de Dios,
28 y sin haber hallado ninguna causa mas puesto que la rechazáis y os
de muerte, le condenaron y pidieron juzgáis indignos de la vida eterna,
a Pilato que le quitase la vida. nos volveremos a los gentiles. 41 Así
Y cumplido todo lo que de El estaba nos lo ordenó el Señor:
escrito, le bajaron del leño y le depo- «Te he hecho luz dé las gentes
sitaron en un sepulcro. 30 Pero Dios para ser su salud hasta los confines de
le resucitó de entre los muertos; la tierra.» (3).
31
y durante muchos días se apareció 48 Oyendo esto los gentiles se ale-
a ios que con El habían subido de graban y glorificaban la palabra del
Galilea a Jerusalén, que son ahora Señor, creyendo cuantos estaban orde-
32 Nos-
sus testigos ante el pueblo. nados a la vida eterna. 4B La palabra
otros os anunciamos el cumplimiento del Señor se difundía por toda la
de la promesa hecha a nuestros pa- región; 50 pero los judíos concitaron
dres, 33 que Dios cumplió en nos- a las mujeres devotas y principales
otros, sus hijos, resucitando a Jesús, y a los primates de la ciudad, pro-'
según está escrito en Di salmo se- movieron una persecución contra
gundo: (TÚ eres mi hijo, yo te en- Pablo y Bernabé y los arrojaron de
gendré hoy. » ( ) 34 Pues le resucitó de sus términos. 61 Ellos, sacudiendo el
1
(
entre los muertos, para no volver a la polvo de sus pies contra aquéllos,
corrupción. También dijo: «Yo os se dirigieron a Iconio, 62 mientras los
cumpliré las promesas santas v firmes fieles quedaban llenos de alegría yj
hechas a David. » (2) 35 l'or lo cual, en del Espíritu Santo.
otra parte, dice: «No permitirás que tu
Santo vea la corrupción.» (3) 36 Pues (1) Hab. 1. 5.
bien, David, habiendo hecho durante (2) Los judíos estaban dispersos por el Im-
su vida la voluntad de Dios, se dur- perio y en todas partes tenían su sinagoga.
mió y fué a reunirse con sus padres San Pablo solía dirigirse a ella, donde encon-
37 pero traba un campo preparado para su siembra,
y experimentó la corrupción; en los judíos mismos y en los muchos prosélitos
aquel a quien Dios ha resucitado,: que éstos lograban agregar a la sinagoga. El
ése no vió la corrupción. resultado solia ser que algunos israelitas se
38 Sabed, pues, hermanos, que por
rindieran a la palabra del Apóstol, mientras la
Este se os anuncia la remisión de los masa general de ellos se revolvía contra el pre-
pecados y de todo cuanto por la dicador, al ver sus éxitos entre los prosélitos y
gentiles y al oír la doctrinaque Pablo predi-
caba, de la igualdad de todos en Jesucristo,
(1) Salm. 7. con la consiguiente supresión de 'a Ley y de
(2) Is. 55. 3. los privilegios de la nación escogida.
(3) Salm. 16. 10. (3) Is. 49- 6.
APÓSTOLES. 14, 15 1237
-|.
1
Igualmente en Iconio entra- desistió la muchedumbre de sacrifi-
'I
ron en la sinagoga de los judíos, carles. 19 Pero judíos venidos de
donde hablaron de modo que creyó Antioquía e Iconio sedujeron a s I;
presbíteros de Jerusalén, para con- nes sobre las cuales fué invocado mi
sultarlos sobre esto. 3 Ellos, despe- nombre, dice el Señor que ejecuta es-
|
que, desnudos, fueran azotados con en ella, y por lies sábados discutió
varas, 23 y después de hacerles mu- con ellos sobre las Escrituras, 3 ex-
chas llagas los metieron en la cárcel, plicándoselas y probando cómo era
intimando al carcelero que los guar- preciso que el Mesías padeciese y
dase con cuidado. 24 Este, recibido i resucitase de entre los muertos, y
tal mandato, los metió en el calabozo que éste era Jesucristo, a quien yo
y sujetó bien los pies en el cepo.
les os anuncio. 4 Algunos de ellos se
25
Hacia medianoche Pablo y Si- dejaron convencer, se incorporaron
puestos en oración, alababan a a Pablo y a Silas, y asimismo una
las,
Dios, y los presos les oían. 26 De re- gran muchedumbre de prosélitos grie-
pente se produjo un gran terremoto, gos y no pocas mujeres principales.
basta conmoverse los cimientos de 6 Pero los judíos, movidos de envidia,
la cárcel, y al instante se abrieron reunieron algunos hombres malos de
las puertas y se soltaron los grillos. la canalla, promovieron un alboroto
27
Despertó el carcelero, y viendo en la ciudad y se presentaron ante la
abiertas las puertas de la cárcel, sacó casa de Jasón buscando a los Após-
la espada con intención de darse toles, para llevarlos ante el pueblo.
muerte, creyendo que se hubiesen 6 Pero no hallándolos, arrestaron a
escapado los presos. 28 Pero Pablo Jasón y a algunos de los hermanos y
gritó en alta voz, diciendo: No te los llevaron ante los politarcas, gri-
hagas ningún mal, que todos estamos tando: Estos son los que alborotan
aquí; 29 y pidiendo una luz, se preci- la tierra. Al llegar aquí han sido
pitó dentro, arrojándose tembloroso hospedados por Jasón, 7 y todos
a los pies de Pablo y de Silas. 30 Luego obran contra los decretos del César,
los sacó fuera y les dijo: Señores, diciendo que hay otro rey, Jesús.
¿qué debo yo hacer para ser sal- 8 Con esto alborotaron a la plebe y
vo? 31 Ellos le dijeron: Cree en el a los politarcas que tales cosas oían;
Señor Jesús, y serás salvo tú y tu 9 pero habiendo recibido fianza de
casa. 32 Y le expusieron la palabra] Jasón y de los demás, los dejaron ir
de Dios a él y a todos los de su casa; libres. 10 Aquella misma noche los
i
38
y en aqueila hora de la noche los hermanos encaminaron a Pablo y a
tomó, les lavó las heridas, y en seguida Silas para Berca. Así que llegaron,
se bautizó él con todos los suyos. se fueron a la sinagoga de los judíos.
34 Subiólos 11
Eran éstos más nobles que los
a su casa y les puso la
mesa, y se regocijó con toda su fami- de Tesaiónica, y recibieron con toda
lia de haber creído en Dios. avidez la palabra, consultando dia-
35 Llegado el día, enviaron los riamente las Escrituras, para ver si
magistrados a los li dores con esta era así como los Apóstoles enseña-
orden: Pon en libertad a esos hom- ban. 12 Muchos de ellos creyeron, y
bres. 38 El carcelero comunicó a además mujeres griegas de distin-
Pablo cómo los pretores habían man- ción y no pocos hombres. 13 Pero en
dado soltarlos. 37 Pero Pablo dijo: cuanto supieron los judíos de Tesa-
Después que a nosotros, ciudadanos iónica que también en Berea era
romanos, nos han azotado pública- anunciada por Pablo la palabra de
mente sin juzgarnos y nos han metido Dios, vinieron allí y agitaron y albo-
en la cárcel, ¿ahora en secreto nos rotaron a la pleblc. 14 Al instante los
quieren echar fuera? No será así. hermanos despidieron a Pablo, ca-
Que vengan ellos y nos saquen. mino del mar, quedando allí Silas y
88 Comunicaron los lictores a los ma- Timoteo. 15 Los que conducían a
gistrados estas palabras, y temieron Pablo le llevaron hasta Atenas, reci-
39 Vinieron biendo de él encargo para Silas y
al oír que eran romanos.
y les presentaron sus excusas, y sa- Timoteo de que se le reuniesen cuanto
cándolos, les rogaron (pie se fueran antes.
de la ciudad. 40 Ellos, al salir de la
cárcel, entraron en casa de Lidia, I'ablo, en Atenas*.
y viendo a los hermanos los exhor- 18
taron y se fueron. Mientras Pablo los esperaba en
Atenas (1), se consumía sü espíritu
\~7 1
Pasando por Anfípolis v Apo
lonia, llegaron a Tesaiónica, (i) Atenos, la ciudad de las artes helénicas,
donde había una sinagoga de judíos. más que ninguna otra estaba inundada de mo-
2 Según su costumbre, Pablo entró numentos religiosos que afligían el corasen del
»
APÓSTOLES. 18 12 11
29
viendo la ciudad de ídolos.
llena i
Siendo, pues, linaje de Dios, no
17 Disputaba en sinagoga con los
la |
debemos pensar que la divinidad es
judíos y los prosélitos, y cada día
'
de Tirano. 10 Esto hizo durante dos tra vida depende de este oficio. 26 Asi-
años, de manera que todos los habi- mismo viendo y oyendo que
estáis
tantes de Asia oyeron la palabra no sólo en Efeso, sino en casi toda
del Señor, tanto los judíos como los el Asia, este Pablo ha persuadido
griegos. y llevado tras sí a una gran muche-
11
Obraba Dios por mano de Pablo dumbre, diciendo que no son diases
milagros extraordinarios, 12 de suerte los hechos por manos de hombres.
que hasta los pañuelos y delantales 27 Esto, no
solamente es un peligro
que habían tocado su cuerpo, apli- para nuestra industria, sino que es
cados a los enfermos, hacían desapa- en descrédito del templo de la gran
recer de ellos las énfermedades y I
diosa Artemisa, que será reputada
salir a los espíritus malignos. 13 Hasta en nada y vendrá a quedar despo-
algunos exorcistas judíos ambulan- jada de su majestad, aquélla a quien
tes llegaron a invocar sobre los que toda el Asia y el orbe veneran.
tenían espíritus malignos el nombre 28
Al oír esto, se llenaron de ira y
del Señor Jesús, diciendo: Os con- comenzaron a gritar, diciendo: Grande
juro por Jesús, a quien Pablo pre- es la Artemisa de los efesios. 29 Y
dica. 14 Eran los que esto hacían toda la ciudad se llenó de confusión y
j
camino se volvió a Tróade. en el Asia. Desde al que puede edificar y dar la heren-
este punto, el autor nos hace seguir día por día cia a todos los (pie han sido santifi-
el itinerario del Apóstol hasta Jerusalén.
(2) El primer día de la semana es el do-
mingo. Es un indicio de que ya por aquella (1) Ninguna página más interesante, para
fecha los fieles habían olvidado el sábado por conocer el alma de üan Pablo, que ésta de su
el día del Señor. • despedida de las iglesias asiáticas.
APÓSTOLES, 21 1245
'
cados. 33 No he codiciado plata, oroi Santo: Así alarán los judíos en Jeru-
o vestidos de nadie. 34 Vosotros sabéis' al varón cuyo es este cinto,
salén
que a mis necesidades y a las de los; entregarán en poder de los gen;
y lo
que me acompañan han suminis- tiles.» 12 Cuando oímos esto, tanto
trado estas manos. 35 En todo os he nosotros como los del lugar le ins-
dado ejemplo, mostrándoos cómo, tra- tamos a que no subiese a Jerusalén.
bajando así, socorráis a los necesi- 13
Pablo entonces respondió: ¿Qué
tados, recordando las palabras del hacéis con llorar y quebrantar mi
Señor Jesús, que El mismo dijo: corazón? Pues pronto estoy, no sólo
Mejor es dar que recibir. a ser atado, sino a morir en Jeru-
36 Y en diciendo esto, se puso del salén por el nombre del Señor Jesús.
14 Y no pudicndo disuadirle, guar-
rodillas con todos y oró; 37 y se le-
vantó nn gran llanto de todos, que, damos silencio, diciendo: Hágase la
echándose al cuello de Pablo, le voluntad del Señor. |
de cuanto oyeron sobre ti, sino que 38 ¿Xo eres tú acaso el egipcio que
sigues en la observancia de la Ley. hace algunos días promovió una sedi-
62
Cuanto a los gentiles que han ción y llevó al desierto cuatro mil
creído, ya les hemos escrito nuestra sicarios? 38 Respondió Pablo: Yo soy
sentencia de que se abstengan de judío, originario de Tarso, ciudad
las carnes sacrificadas a los ídolos, ilustre de la Cilicia; te suplico que
de la sangre, de las carnes desga- me permitas hablar al pueblo. 40 Y
rradas y de la fornicación. permitiéndoselo él, Pablo, puesto de
26
Entonces Pablo, tomando con- pie en lo alto de las escaleras, hizo
sigo a los cuatro varones, purificado señal al pueblo con la mano. Luego
con ellos al día siguiente, entró en se hizo un gran silencio y Pablo les
el templo, anunciando el cumpli- dirigió la palabra en hebreo, di-
miento de los días de la consagra- ciendo:
ción, para saber el día en que pu-
diese presentar la ofrenda por cada Discurso ail pueblo.
uno de ellos.
OO Hermanos y padres, escu-
1
(i) La
ley romana concedía a los ciudadanos (i) San Pablo muestra gran talento de abo-
romanos privilegio de que no pudiesen ser
el gado. Era de familia de fariseos y habla sido él
azotados. Julio César había concedido a los celoso fariseo. Punto principal de esta secta era
ciudadanos de Tarso el derecho a la ciuda- la doctrina de la resurrección de los muertos.
danía romana, por la ayuda que le prestaron en Pablo, para quien la resurrección de Jesucristo
la guerra civil. De este privilegio participaba era punto principal de su fe, como lo era de
la familia de Pablo, domiciliada en aquella su esperanza en la resurrección universal, se
ciudad. declara aquí fariseo.
12418 APÓSTOLES. 24
I
~ sumo
sacerdote Ananlas con
Que los judíos han concertado pe- |
algunos ancianos y cierto orador,
dirte que -mañana lleves a Pablo i
llamado Tértulo, los cuales presen-
ante el Sanedrín, alegando que tienen ¡
taron al procurador la acusación
que averiguar con más exactitud ¡
contra Pablo. * Citado éste, comenzó
algo acerca de él.
21
des cré-No les [Tértulo su alegato, diciendo: 3 Gra-
dito, porque se han conjurado contra 'cias a ti, óptimo Félix, gozamos de
él más de cuarenta hombres de ¡mucha paz y por tu providencia se
entre ellos, y se han obligado bajo |
han hecho en esta nación conve-
anatema a no comer ni beber hasta nientes reformas, que en todo y por
;
eres juez de este pueblo, hablaré dos dos años, Félix tuvo por sucesor
confiadamente en defensa mía. 11 Pue- a Porcio Festo; pero queriendo con-
des averiguar que sólo hace doce graciarse con los judíos, dejó a Pablo
días que subí a Jerusalén para adorar, en la prisión.
12
y que ni en el templo ni en las
sinagogas ni en la ciudad me encon-
traron disputando con nadie o pro- Apelación al César.
moviendo tumultos en la turba,
13 tyr 1
ni pueden presentarte pruebas de Llegó Festo a la provincia,
las cosas de que ahora me acusan. y a los tres días subió de Cesárea
14 Te confieso que sirvo al Dios de a Jerusalén, 2 y los príncipes de los
mis padres con plena fe en todas las sacerdotes y los principales de los
cosas escritas en la Ley y en los pro- judíos le presentaron sus acusacio-
fetas, según el camino que ésos nes contra Pablo. 3 Pidieron la gracia
llaman secta, 15 y con la esperanza de que le hiciese conducir a Jerusalén.
que ellos mismos tienen de la resu- Hacían esto con ánimo de prepararle
rrección de los justos y de los malos. una asechanza para matarle en el
16 Según esto, he procurado en todo camino. 4 Festo les respondió que
tiempo tener una conciencia irre- Pablo estaba preso en Cesárea y que
prensible para con Dios y para con él mismo había de partir en breve
los hombres. 17 Después de muchos para allá: 6 Así pues, que los prin-
años he venido para traer limosnas cipales de vosotros bajen conmigo
a los de mi nación y a presentar mis para acusar allí a ese hombre, si
oblaciones. 18 En esos días me encon- tienen de qué.
6
traron purificado en el templo, no Habiendo pasado entre ellos sólo
con turbas ni produciendo alborotos. unos ocho o diez días, bajó a Cesá-
Son algunos judíos de Asia los que rea, y al día siguiente se sentó en su
deberían hallarse aquí presentes, para tribunal, ordenando presentar a Pa-
acusarme, si algo tienen contra mí. blo. 7 Una vez presentado éste, los
20 Y si no, que éstos mismos digan judíos que habían bajado de Jeru-
si cuando comparecí ante el Sane- salén le rodearon, haciéndole muchos
drín, hallaron delitoalguno contra y graves cargos, que no podían pro-
mí, 21 como no fuera ésta mi decla- bar, 8 replicando Pablo que ni contra
ración,que yo pronuncié en medio la Ley de los judíos, ni contra el
de Por la resurrección de los
ellos: templo, ni contra el César había
muertos soy juzgado hoy ante vos- cometido delito alguno. 9 Pero Fes-
otros. to (1), queriendo congraciarse con
22
que sabía bien lo que se
Félix, los judíos, se dirigió a Pablo y le
camino, difirió la causa,
refiere a este dijo: ¿Quieres subir a Jerusalén y
diciendo: Cuando venga el tribuno allí ser juzgado ante mí de todas estas
Lisias fallaré vuestra causa. 23 Y acusaciones? 10 Pablo contestó: Estoy
mandó centurión que le guardase,
al ante el tribunal del César; en él debo
dejándole cierta libertad y permi- ser juzgado. Ninguna injuria he hecho
tiendo que los suyos le asistiesen. a los judíos, como tú bien sabes.
24 11 Si he
Pasados algunos días, vino Félix cometido alguna injusticia o
con su mujer Drusila, que era judía, crimen digno de muerte, no rehuso
e hizo venir a Pablo y le escuchó morir. Pero si no hay nada de todo
acerca de la fe en Cristo. 25 Diser- eso de que me acusan, nadie puede
tando él sobre la justicia, la conti- entregarme a ellos: Apelo al César.
12
nencia y el juicio venidero, se llenó Festo entonces, después de hablar
Félix de terror. Al fin le dijo: Por con los de su consejo, respondió: Has
ahora retírate; cuando tenga tiempo apelado al César: al César irás.
volveré a llamarte. 28 Entretanto,
esperando que Pablo le diese dine- (i) El sucesor de Félix, Porcio Festo, se
ro (1), le hizo llamar otras veces muestra muy otro de aquél. Pero, como recién
y conversaba con él. 27 Transcurri- llegado e ignorante de los negocios, quiere,
por una parte, hacer justicia a Pablo, mas por
otra quiere condescender con los deseos de los
(i) Félix era hermano de Palante, favorito judíos. Pablo, cansado ya de tan larga dilación,
de Nerón, y según Tácito, gobernó la provin- apela al César, haciendo uso de su derecho de
cia tiránicamente hasta que, caído su hermano, ciudadanía romana. Así preparaba el cumpli-
fué destituido. Pablo fué una de las victimas miento de lo que el Señor le habla dicho: que
de su arbitrariedad. daría testimonio de El en Roma (23, 11).
79
1 250 APÓSTOLES, 26
Pablo expone sil cansa anle el que me parece fuera de razón enviar
rey A<jripa. un preso y no informar acerca de las
acusaciones que sobre él pesan.
13 Transcurridos algunos 1
Dijo Agripa a Pablo: Se te per-
días, el
rey Agripa y Berenice llegaron a mite hablar en tu defensa.
Cesárea para saludar a Festo. 14 Ha-
biendo pasado allí varios días, dió 'Entonces Pablo, tendiendo la
*"
cuenta Festo al rey del asunto de mano, comenzó así su defensa:
Pablo, diciendo: Aquí hay un hombre Por dichoso me tengo, rey Agripa,
2
que fué dejado preso por Félix, al de poder defenderme hoy ante ti
cual, cuando yo estuve en Jerusalén, de todas las acusaciones de los judíos;
3
acusaron los "príncipes de los sacer- sobre todo, porque tú conoces las
dotes y los ancianos de los judíos, costumbres de los judíos y las contro-
pidiendo su condena. 18 Yo les con- versias que existen entre ellos. Te
testé que no es costumbre de los pido, pues, que me escuches con pa-
romanos entregar (1) a un hombre ciencia. * Todos los judíos conocen
cualquiera sin que al acusado, en cómo he vivido yo desde el principio
presencia de los acusadores, se 1c dé de mi juventud en Jerusalén, en
lugar para defenderse de la acusa- medio de mi pueblo; 8 y si quisieren
ción. dar testimonio, saben de mucho
17 tiempo atrás que viví como fariseo,
Habiendo, pues, venido ellos
aquí a mí, luego al día siguiente, sen- según la secta más estrecha de nuestra
tado en el tribunal, ordené traer al religión. 8 Al presente estoy sometido
hombre ese. 18 Presentes los acusa- a juicio por la esperanza en las pro-
dores, ningún erimen adujeron de mesas hechas por Dios a nuestros
19 padres, 7 cuyo cumplimiento nues-
los que yo sospecha-ba, sólo cues-
tiones sobrepropia superstición
su tras doce tribus, sirviendo continua-
y de cierto Jesús muerto, de quien mente a Dios día y noche, esperan
Pablo asegura que vive. 20 Vacilan- alcanzar. Pues por esta esperanza,
do yo en la investigación, le dije ¡oh revi, soy yo acusado por los ju-
que si quería ir a Jerusalén y ser díos.
8
allí juzgado. 21 Pero Pablo interpuso ¿Tenéis por increíble que Dios
apelación para que su causa fuese resucite a los muertosT • Yo me creí
reservada al conocimiento del Au- en el deber de hacer mucho contra
gusto, y asi ordené que se le guar- el nombre de Jesús Nazareno. 10 Y lo
dase, hasta que le pueda remitir al hice en Jerusalén, donde encarcelé
César. a muchos de los santos, con poder
22 que para ello tenía de los príncipes
Dijo Agripa a Festo: Tendría
gusto en oír a ese hombre. Mañana, de los sacerdotes, y cuando eran
dijo, le oirás. 23 Al otro día llegaron muertos, yo daba mi voto. 11 Muchas
Agripa y Berenice, con gran pompa, veces por todas las sinagogas los
y entrando en la audiencia con los obligaba a blasfemar a fuerza de cas-
tribunos y personajes conspicuos de tigos, y loco de furor contra ellos, los
la ciudad, ordenó Festo que Pablo perseguí hasta en las ciudades extrañas.
fuera llevado. 24 Y dijo Festo: 12
Para esto mismo iba yo a Da-
Rey Agripa y todos los que estáis masco, con poder y autorización de
13
présenles: lie ahí a esle hombre los príncipes de los sacerdotes; y
contra quien toda la muchedumbre al mediodía, ¡oh reyl, vi en el camino
de los judíos en Jerusalén y aquí una luz del ciclo, más brillante que
me instaban gritando que no es digno el sol, que me envolvía a mí y a los
de la vida. 25 Pero yo no he hallado que me acompañaban. 14 Caídos todos
en él nada que le haga reo de muerte, a tierra, oí una voz que me decía
y habiendo él apelado al César, he en lengua hebrea: Sanio, Saulo, ¿por
resuelto enviarle a él. 29 Por esto le qué me persigues? Duro te es dar
18 Yo con-
he mandado conducir ante vosotros, coces contra el aguijón.
y especialmente ante ti, rey Agripa, testé: ¿Quién Señor? El Señor
eres,
a fin de qre con esta inquisición me dijo: Yo soy Jesús, a quien tú
tenga yo qué poder escribir; 27 por- persigues. 18 Levántate y pon le en
pie (1), pues para esto me he dejado
(t) Entregar aquí equivale a condenar, pues
la entrega era a los encargados de ejecutar la (i) En este discurso el Apóstol no hace
sentencia. mención de A ríanlas, e insiste en su primera
APÓSTOLES, . 27 1251
charon los marineros que se halla- llamaba Malta. 2 Los bárbaros nos
ban cerca de tierra, 28 y echando la mostraron singular humanidad; en-
sonda, hallaron veinte brazas; y cendieron fuego y nos invitaron a
luego de adelantar un poco, de nuevo todos a acercarnos a él, pues llovía
echaron la sonda y hallaron quince y hacia frío. 3 -Juntó Pablo un montón
brazas. 29 Ante el temor de dar en de ramaje, y al echarlo al fuego, una
algún bajío, echaron a popa cuatro víbora que huía del calor le mordió
áncoras y esperaron a que se hiciese en la mano. 4 Cuando vieron los
de día. 30 Los marineros, buscando bárbaros al reptil colgado de su
huir de la nave, trataban de echar al mano, dijeron: Sin duda que éste es
agua el esquife, con el pretexto de un homicida, pues escapado del mar,
echar las áncoras de proa.
81Pablo advirtió al centurión y (i) No es posible tomar las palabras como
a los soldados: Si éstos no se quedan suenan, que los hombres de la nave hubieran
pasado catorce días sin comer, y ademas lu-
en la nave, vosotros no podréis sal-
chando contra el temporal. Parece debe enten-
varos. 82 Entonces cortaron los sol- derse en sentido hiperbólico, de que en todo
dados los cables del esquife y lo aquel tiempo no habrían hecho ninguna comida
33
dejaron caer. Mientras llegaba el formal y en reposo, como entonces lo podían hacer
APÓSTOLES, 28 1253
la Justicia le persigue. 5
Pero él contra el pueblo ni contra las cos-
sacudió el reptil sobre el fuego y no tumbres patrias. 18 Preso en Jeru-
le vino mal alguno,
6 cuando ellos salén, fui entregado a los romanos,
esperaban que pronto se hincharía los cuales, después de haberme inte-
y caería repentinamente muerto. Luego rrogado, quisieron ponerme en liber-
de esperar bastante tiempo, viendo tda, por no haber en mí causa ninguna
que nada extraño se le notaba, mu- de muerte; 19 mas oponiéndose a
daron de parecer y empezaron a ello los judíos, me vi obligado a apelar
decir que era un dios. al César, no para acusar de nada a
7
Había en aquellos alrededores un mi pueblo. 20 Por esto he querido
predio que pertenecía al principal veros y hablaros. Sólo por la espe-
de la isla, de nombre Publio, el cual ranza de Israel llevo estas cadenas.
21
nos acogió y por tres días amisto- Ellos le contestaron: Nosotros
samente nos hospedó. 8 El padre ninguna carta hemos recibido de
de Publio estaba postrado en el lecho, Judea acerca de ti, ni ha llegado nin-
afligido por la fiebre y la disentería. gún hermano que nos comunicase cosa
Pablo se llegó a él, y orando, le impuso alguna contra ti. 22 Querríamos oír
las manos y le sanó. 9 A la vista de de ti lo que sientes, porque de esta
este suceso, todos los demás que en secta sabemos que en todas partes
la isla padecían enfermedades venían se la contradice. 23 Le señalaron día y
y eran curados. 10 Ellos a su vez vinieron a su casa muchos, a los
nos honraron mucho, y al partir nos cuales expuso la doctrina del reino
proveyeron de lo necesario. de Dios, y desde la mañana hasta la
11
Pasados tres meses, embarca- noche los persuadía de ser Dios
mos en una nave alejandrina, que Jesús el Mesías. 24 Unos creyeron lo
había invernado en la isla y llevaba que les decía, otros rehusaron creer.
por insignia los Dióscoros. 12 Arri- 25 No habiendo acuerdo entre ellos,
supieron de nosotros nos vinieron han vuelto torpes para oír, y sus |
Apio y Tres Tabernas. Pablo, al vean con los ojos ni oigan con los
|
suscitando un motín que le obligó a partir hacia Berea. Aquí encontró mtjor
aeóg da n la sinagoga; mas, sobreviniendo los judíos de Tesalónica, se inó for-
<
zado a salir camino de Atenas. A'ttt, a las tristezas que le causaba ver aquella
ilustrt ciudad tan dada a la idolati ¡a y el escaso éxito de su predicación a judíos
y gentiles, vinieron a añadirse las ansiedades por la suerte de sus queridos tesa-
louieeuses, que había dejado n medio de la tormenta sin una perfecta formación
i
dv Uis otros.
San Pablo, al oír tales noticias, escribe la primera carta, desahogando su
corazón en acción de gracias al Si ñor ( 1 ); recuerda cómo había predicado el
Evang lio en Tesalónica (2), las calamidades que pasó después de su partida (3), ,
9
Santo. Tocante a la «-andad, no 1
Cuanto al tiempo y a las cir-
necesitamos escribiros, porque sabéis 5 cunstancias, no hay (1), her-
por Dios cómo habéis de amaros manos, por qué escribir. 2 Sabéis
unos a otros, 10 y practicáis esta bien que el día del Señor llegará
caridad con todos los hermanos que como el ladrón en la noche. 3 Cuando
hay en toda ta Macedonia. Todavía se dicen: "Paz y seguridad», entonces
os exhortamos, hermanos, a progresar de improviso les sobrevendrá la ruina,
más, 11 y a que os esforcéis por llevar como los dolores del parto a la pre-
una vida quieta, laboriosa en vues- ñada, y no escaparán. * Cuanto a
tros negocios, y trabajando con vues- vosotros, hermanos, no viváis en
tras manos, como os lo hemos reco- tiniebla, para que ese día no os sor-
mendado, 12 a fin de que viváis prenda como ladrón; 5 porque todos
honradamente a los ojos de 'os extra- sois hijos de la luz e hijos del día;
ños y no padezcáis necesidad. no lo sois de la noche ni de las tinie-
blas. 8 Por consiguiente, no os dur-
máis como los otros, antes bien
velad y vivid sobriamente. 7 Los que
La resurrección tic los muertos duermen, de noche duermen, y los
y la parusia. que se embriagan, de noche se em-
briagan. 8 Pero nosotros, hijos del
18
No queremos, hermanos, que día, seamos sobrios, revestidos de la
ignoréis lo tocante a la suerte de los coraza de la fe, del yelmo de la caridad
muertos, para que no os aflijáis (1) y de la esperanza de la salvación.
como los demás que carecen de espe- 9 Que
no nos destina Dios a la ira,
ranza. 14 Pues si creemos que Jesús sino a la salvación por nuestro Señor
murió y resucitó, ast también que Jesucristo, 10 que murió por nosotros,
Dios por Jesús tomó consigo a los para que en vida y en muerte este-
que se durmieron en El. 15 Os deci- mos siempre unidos a El. Así pues,
mos como palabra d^l Señor que consolaos mutuamente unos a otros,
nosotros, los vivos, no nos anticipa- como ya lo hacéis.
remos a los que se durmieron; 16 pues,
el mismo Señor, a una orden, a la
voz del arcángel, al sonido de la trom- Amonestaciones y saludos.
peta de Dios, descenderá del cielo (2),
12
y los muertos en Cristo resucitarán Os rogamos, hermanos, que aca-
17
primero; después nosotros, los téis los que laboran con vosotros
a
vivos, los que quedemos, seremos presidiéndoos en el Señor y amones-
arrebatados con ellos en las nubes, tándoos, 13 y que tengáis con ellos
al encuentro del Señor en los aires. mayor caridad por su labor, y que
18 Y
así estaremos siempre con el entre vosotros viváis en paz. 14 Tam-
Señor. Consolaos, pues, mutuamente bién os rogamos, hermanos, que amo-
con estas palabras. nestéis a los revoltosos, alentéis a los
pusilánimes, acojáis a los enfermos y
(i) En este tiempo hablan pasado a mejor seáis sufridos con todos. 15 Mirad
vida algunos de los fieles de Tesalónica. Los que ninguno vuelva a nadie mal por
tesalonicenses, absortos por la idea de la paru- mal, sino que en todo tiempo os
sia y pensando acaso que sólo podrían entrar
hagáis el bien unos a otros y a todos.
en el reino del cielo en compañía del Salvador, 14
sentían tristeza por la suerte de sus hermanos.
Estad siempre gozosos 17 y orad
San Pablo los consuela con la esperanza que sin cesar. 18 Dad en todo gracias a
tenemos en Jesucristo y de que carecen los Dios, porque tal es su voluntad en
gentiles. Cristo Jesús.
(a) En este versículo, San Pablo, se ex- 19
No apaguéis al Espíritu. 20 No
presa en una forma que pudiera dar motivo profecía. 21 Probadlo
despreciéis la
a creer que también pensaba como los tesalo-
nicenses. Pero sin duda que su pensamiento
todo y quedaos con lo bueno. 22 Abs-
es muy otro, puesto que los corrige, tratando de teneos hasta de la apariencia de mal.
23
reducirlos al sendero de la verdad y de la dis- El Dios de la paz os santifique
creción. Los que se hallen vivos al tiempo de
la venida del Señor no se anticiparán a los
muertos, antes a la voz del arcángel y al sonido (i) Aquí insistedoctrina que el Sal-
en la
de la trompeta que transmite los mandatos di- vador tanto evangelio, sobre
inculcara en
el
vinos resucitarán los muertos, luego se incor- la ignorancia de la segunda venida del Señor
porarán a ellos los vivos, y todos juntos saldrán y la necesidad de velar entretanto llevando una
al encuentro al Señor, que viene en las nubes. vida santa.
TESALON1UENSES II, %¡ 2 1263
II A LOS TESALONICENSES
4
que se opone y se alza contra todo Exhortaciones y saludos.
lo que se dice Dios o es adorado,
hasta sentarse en el templo de Dios 3 1
Por lo demás, hermanos, orad
y proclamarse dios a sí mismo. por nosotros, para que la pala-
¿No recordáis que, estando entre
• bra del Señor se difunda y sea El
vosotros, ya os decía esto? 6 ahora Y glorificado como lo es entre vosotros,
sabéis qué es lo que le contiene, 2
y para que nos libre de los hombres
hasta que llegue el tiempo de mani- perversos y malvados, que no de
festarse. 7 Porque el misterio de ini- todos es la fe. 3 Pero fiel es el Señor,
quidad está ya en acción, sólo falta que os confirmará y guardará del
que el que le retiene sea apartado. maligno. 4 Confiamos en el Señor que
8
Entonces
se manifestará el inicuo, cumplís y cumpliréis lo que os hemos
a quien Señor Jesús matará con
el encomendado. 5 El Señor guíe vues-
el aliento de su boca, destruyéndole tros corazones en la caridad de Dios
con la manifestación de su venida. y en la paciencia del Cristo. 6 En
9
La venida del inicuo irá acompa- nombre de nuestro Señor Jesucristo
ñada del poder de Satanás (3), de os mandamos apartaros de todo her-
todo género de milagros, señales y mano que vive desordenadamente y no
prodigios engañosos, 10 y de seduc- sigue las enseñanzas que de nosotros
ciones de iniquidad para los desti- habéis recibido. 7 Sabéis bien cómo
nados a la perdición, por no haber debéis imitarnos, pues no hemos vi-
recibido el amor de la verdad para vido entre vosotros en ociosidad,
8
ser salvos. 11 Por eso Dios les envía ni de balde comimos el pan de
un poder engañoso para que crean nadie (1), sino que con afán y con
en la mentira, y sean condenados fatiga trabajamos día y noche, para
cuantos, no creyendo en la verdad, se no ser gravosos a ninguno de vos-
complacen en la iniquidad. otros. ' Y no porque no tuviéramos
13 Pero nosotros debemos dar ince- derecho, sino porque queríamos daros
santes gracias a Dios por vosotros, un ejemplo que imitar. 10 Y mien-
hermanos amados del Señor, a quie- tras estuvimos entre vosotros, os
nes Dios ha elegido desde el principio advertimos que el que no quiere
para haceros salvos por la santifi- trabajar, que no coma. 11 Porque
cación del espíritu y la fe verdadera. hemos oído que algunos viven entre
14 A ésta precisamente os llamó por vosotros en la ociosidad, sin hacer
medio de nuestra evangelización, para nada, sólo ocupados en curiosearlo
que alcanzaseis la gloria de nuestro todo. 12 A estos tales les ordenamos
Señor Jesucristo. 16 Manteneos, pues, y rogamos por amor del Señor Jesu-
firmes, y guardad las enseñanzas cristo, que, trabajando sosegada-
que recibisteis, ya de palabra, ya por mente, coman su pan. 13 Cuanto a
nuestras cartas. 18
El mismo Señor vosotros, hermanos, no os canséis
nuestro Jesucristo y Dios, nuestro de hacer el bien. 14 Y si alguno no
Padre, que de gracia os amó y os obedece este mandato que por la
otorgó una consolación eterna, una epístola os damos, a ése señaladle
buena esperanza, 17 consuele vuestros y no os juntéis con él, para que se
corazones y los confirme en toda avergüence. Mas no por eso le miréis
obra y palabra buena. como enemigo, antes corregidle como
a hermano. " El mismo Señor de la
luchan entre sí para defender la causa de los paz os conceda vivir en paz siempre
17 El saludo es de
pueblos que tienen encomendados. Miguel, uno y dondequiera.
de los más altos principes y defensor del pueblo mi mano, Pablo. Esta es la señal en
de Dios, toma parte en esta contienda en favor todas mis epístolas, así escribo. 18 La
del pueblo santo. Según esto, el obstáculo que gracia de nuestro Señor Jesucristo
se opone a la aparición del Anticristo seria este
sea con todos vosotros.
arcángel, principe de los ejércitos celestiales,
que velan sobre la Iglesia y la defienden. A pesar
de todo, el Anticristo trabaja, y el misterio de (i) El Apóstol hace varias veces alusión a
iniquidad, o sea las fuerzas del mal, va obrando sus anteriores enseñanzas de palabra a los tesa-
hasta que le llegue la hora del triunfo momen- lonicenses. Entre estas enseñanzas está la del
táneo, que Dios le tiene señalado en su provi- trabajo, para vivir honradamente y para ayudar
dencia. a los que no pueden trabajar. Es admirable el
(3) La fuerza del Anticristo procederá de equilibrio de aquel espíritu, a quien el haberse
Satán, para que con ella haga prodigios enga- elevado a las alturas de la contemplación no le
ñosos, pero capaces de seducir a los que no impide descender a las pequeñeces de la vida
acogieron la caridad y la verdad. material.
CORINTIOS I. 1 1265
I A LOS CORINTIOS
Salutación. Acción de n r acias por los dones
concedidos a los corintios.
1Pablo, por la voluntad de Dios
I llamado a ser Apóstol de Cristo 4
Doy continuamente gracias a
Jesús, y Sostenes, hermano, 2 a la Dios (1) por la gracia que os ha sido
iglesia de Dios, de Corinto, a los
santificados en Cristo Jesús, llama- (i) Después de su acostumbrado saludo, en
dos a ser santos, con todos los que que asocia a sus compañeros de apostolado,
invocan el nombre de nuestro Señor San Pablo da gracias a Dios por los bienes
que ha derramado sobre la cristiandad de Co-
Jesucristo en todo lugar, suyo y
rinto. Tenía el Apóstol muy impreso en el alma
nuestro: 3 la gracia y la paz de parte que la fe y los otros dones que la siguen son
de Dios, nuestro Padre, y de Jesu- gracia de Dios y no industria ni mérito del
cristo. hombre.
8o
1266 CORINTIOS I, 2
CORINTIOS I. S 1267
hágase necio, para llegar a ser sabio. bendecimos; hemos venido a ser
19
Porque la sabiduría de este mundo hasta ahora como desecho del mun-
es necedad ante Dios. Pues escrito do, como estropajo de todos.
está: El caza a los sabios en su astu- 14 No escribo esto para confun-
cia. 20 Y en otra parte: El Señor conoce diros (1), sino para amonestaros,
cuán vanos son los planes de los como a hijos míos carísimos. 15 Por-
sabios. 21 Nadie, pues, se gloríe en que aunque tengáis diez mil pedago-
los hombres, que todo es vuestro; gos en Cristo, pero no muchos padres,
22
ya Pablo, ya Apolo, ya Cefas, ya que quien os engendró en Cristo por
el mundo, ya la nada, ya la muerte,
16 Os exhorto,
el Evangelio soy yo.
ya lo presente, ya lo venidero, todo pues, a ser imitadores míos. 17 Por
es vuestro; 23 y vosotrjs de Cristo, esto os envío a Timoteo, que es mi
y Cristo de Dios. hijo muy amado y fiel en el Señor,
que os traerá a la memoria mis
1
Es preciso que los hombres caminos en Cristo Jesús, y os dirá
4 vean en nosotros ministros de cuál es mi enseñanza por doquier
Cristo y dispensadores de los mis- en todas las iglesias. 18 Como si yo
terios de Dios. 2 Por lo demás, lo que no hubiese ya de ir a vosotros, así
en los dispensadores se busca es que se han hinchado algunos. 18 Pues iré,
sean fieles. 3 Cuanto a mí, muy poco y pronto, si Dios quiere, y entonces
se me da de ser juzgado por vosotros conoceré, no de las palabras de que se
o de cualquier tribunal humano, que hinchan, sino de su eficacia, 20 que
ni aun a mí mismo me juzgo. * Cierto no está en palabras el reino de Dios,
que de nada me arguye la conciencia, sino en realidades. 21 ¿Qué preferís?
mas no por eso me creo justificado; ¿Que vaya a vosotros con la vara o
quien me juzga es el Señor. 8 Tam- que vaya con amor y espíritu de
poco, pues, juzguéis vosotros antes mansedumbre?
de tiempo, mientras no venga el
Señor, que iluminará los escondrijos
de las tinieblas y hará manifiestos Estado moral de la Iglesia
los propósitos de ios corazones, y en- du Corinto.
tonces cada uno recibirá de Dios su
merecido. Es ya público que entre vos-i
1
6
Esto, hermanos, por vía de ejem- 5 otros reina la fornicación, y tal
plo de mí y de Apolo, os lo aplico a fornicación, cual ni entre los genti-
vosotros, para que en nosotros apren- les (2), pues se da el caso de tener
dáis lo de «no ir más allá de lo que uno la mujer de su padre. 2 vos- Y
está escrito», y que nadie por amor otros, tan hinchados, ¿no habéis hecho
de alguno se infle en perjuicio de otro. luto para que desapareciera de entre
7
Porque ¿quién es el que a ti te vosotros quien tal hizo? 3 Pues yoJ
hace preferible? ¿Qué tienes que no ausente en cuerpo, pero presente en
hayas recibido? 8 Y si lo recibiste, espíritu, he condenado ya cual si]
¿de qué te glorías, como si no lo estuviera presente al que eso ha
4 Congregados en nombre del
hubieras recibido? 8 ¿Ya estáis llenos? hecho. (
Señor Jesucristo vosotros y mi espí- que tengáis pleitos unos con otros.
ritu, con la autoridad de nuestro ¿Por qué no preferís sufrir la injus-
Señor Jesús, entrego a ese tal a ticia? 8 Y en vez de esto sois vos-
Satanás, para ruina de su carne, a otros los que hacéis injusticias y co-
fin de que el espíritu sea salvo en metéis fraudes, y esto con hermanos.
9
el dia del Señor. ¿No sabéis que los injustos no posee-
No está bien que os jactéis. ¿No
6 rán el reino de Dios? No os engañéis:
sabéis que un poco de levadura hace ni los fornicarios, ni los idólatras,
fermentar toda la masa? ' Alejad ni los adúlteros, ni los afeminados,
la vieja levadura, para ser masa ni los sodomitas, ni los ladrones,
nueva, como sois ácimos, porque ni los avaros, ni los ebrios, ni los
vuestra Pascua, Cristo, ya ha sido maldicientes, ni los rapaces poseerán
inmolada. 8 Así pues, festejémosla, el reino de Dios. 11 algunos esto Y
no con la vieja levadura, no con la erais, pero habéis sido lavados; ha-
levadura de la malicia y la maldad, béis sido santificados; habéis sido
sino con los ácimos de la pureza y justificados en el nombre del Señor
la verdad. Jesucristo, y por el Espíritu de nues-
9
Os escribí en carta que no os mez- tro Dios.
clarais con los fornicarios. 10 No, «Todo me es lícito», pero no todo
12
Señor (1), que si algún hermano tiempo es corto. Sólo queda que los
tiene mujer infiel y ésta consiente que tienen mujer vivan como si no la
en cohabitar con él, no la despida. tuvieran; los que lloran, como si no
13
Y si una mujer tiene marido infiel llorasen; los que se alegran, como
y éste consiente en cohabitar con si no se alegrasen; los que compran,
ella, no lo abandone. 14 Pues se san- como si no poseyesen, 81 y los que
tifica el marido infiel por la mujer, y se disfrutan del mundo, como si no
santifica la mujer infiel por el marido. disfrutasen; porque pasa la aparien-
De otro modo vuestros hijos serían cia de este mundo. 38 Yo os querría
impuros, y ahora son santos. 15 Pero libres de cuidados. El célibe se cuida
si la parte infiel se retira, que se - de las cosas del Señor, de cómo agra-
retire. En tales casos no está escla- dar al Señor. 33 El casado ha de cui-
vizado el hermano o la hermana, darse de las cosas del mundo, de
que Dios nos ha llamado a la paz. cómo agradar a su mujer, 34 y así
16 ¿Qué sabes tú, mujer, si salvarás está dividido. La mujer no casada
a tu marido; y tú, marido, si salva- y la doncella sólo tienen que preocu-
rás a tu mujer? parse de las cosas del Señor, de ser
17 Pero cada uno ande según -e\
santas en cuerpo y en espíritu. Pero
Señor le dió y según le llamó. Y esto la casada ha de preocuparse de las
18 ¿Ha
lo mando en todas las iglesias. cosas del marido, de agradar al ma-
sido uno llamado en la circuncisión! rido. 35 Esto os lo digo para vuestra
No falsee el prepucio. ¿Ha sido conveniencia, no para tenderos un
llamado en el prepucio? No se cir- lazo, sino mirando a lo que es mejor
un cristiano o cristiana está casado con un infiel de relieve como más perfecto el consejo de la
que consiente en vivir con la parte fiel respe- virginidad o de la viudez consagrada al servicio
tando su conciencia, el matrimonio se mantiene de Dios, según la recomendación hecha por
firme; pero en caso contrarío, el matrimonio Jesucristo en su propia persona y en la de su
puede disolverse en beneficio de la parte fiel. Madre, y además en su enseñanza (Mt. 19,12).
CORINTIOS í, a, y 1271
que sirven al altar, del altar parti- pan espiritual, y todos bebieron la
cipan T 14 Pues así ha dispuesto el misma bebida espiritual, 4 pues bebían
Señor que los que anuncian el Evan- de la roca espiritual que los seguía,
gelio vivan del Evangelio. y la roca era Cristo; 8 pero Dios no
16 Pero se agradó de la mayor
yo no bago uso de este parte de ellos,
derecho. Ni escribo esto ahora para pues fueron postrados en el desierto.
hacerlo valer. Prefiero morir antes 6
Esto fué en figura nuestra, para
que privarme de esta mi gloria. que no codiciemos lo malo como lo
16 Porque evangelizar no es gloria codiciaron ellos, ni idolatréis, como
para mí, sino necesidad. ¡Ay de mí, algunos de ellos, según está escrito:
17
si no evangelizara! Si de mi volun- «Se sentó el pueblo a comer y beber
tad lo recompensa;
hiciera, tendría y se levantaron para danzar. » 8 Ni
pero hago por fuerza, es como
si lo forniquemos, como algunos de ellos
si ejerciera una administración que fornicaron, cayendo veintitrés mil en
me ha sido confiada. 18 ¿En que está, un día. 9 Ni tentemos al Señor, como
pues, mi mérito? En que al evangeli- algunos de ellos le tentaron y pere-
zar lo hago gratuitamente, sin hacer cieron por las serpientes. 10 Ni mur-
valer mis derechos por la evangeli- muréis, como algunos de ellos mur-
zación. En que siendo del todo libre, muraron, acabando a manos del
me hago siervo (1) de todos para exterminador.
ganarlos a todos, 20 y me hago judío 11 Estas cosas
les sucedieron a ellos
con los judíos para ganar a los judíos. en figura y fueron escritas para amo-
Con los qué viven bajo la Ley, me nestarnos a nosotros, para quienes
hago como si yo estuviera sometido ha llegado la plenitud de los tiempos.
12
a ella, no oslándolo, para ganar a Así pues, el que cree estar en pie,
los que bajo ella están. 21 Con los mire no caiga; no os ba sobrevenido
que están fuera de la Ley, me hago tentación que no fuera humana, y
como si estuviera fuera de la Ley, fiel es Dios, que no permitirá que
para ganarlos a ellos, no estando seáis tentados sobre vuestras fuerzas,
yo fuera de la ley de Dios, sino bajo antes dispondrá con la tentación el
la ley de Cristo. 22 Me hago con los éxito, para que podáis resistirla.
flacos flaco, para ganar a los flacos; 14 Por lo cual, amados míos, huid
me hago todo para todos, para sal- la idolatría. 15 Os hablo como a dis-
varlos a todos. 23 Todo lo hago por cretos. Sed vosotros jueces de lo que
el Evangelio, para participar en él. os digo: 16 El cáliz de bendición
24 ¿No sabéis que los que corren que bendecimos, ¿no es la comunión
en el estadio, todos corren, pero uno de sangre de Cristo? Y el pan
la
sólo alcanza el premioT Corred, pues, que partimos, ¿no es la comunión
de modo que lo alcancéis. 28 Y quien del cuerpo de Cristo? 17 Porque el
se prepara para la lucha, de todo se pan es uno, somos muchos un solo
abstiene, y eso para alcanzar una co- cuerpo, pues todos participamos de
rona corruptible; mas nosotros para ese único pan. 18 Mirad al Israel
alcanzar una incorruptible. 26 Y yo carnal. ¿No participan del altar los
corro, no como a la ventura, por un que comen de las víctimas? 18 ¿Qué
premio incierto; no como quien azota digo, pues? ¿Que las carnes sacrifi-
27
el aire, sino que castigo mi cuerpo cadas a los ídolos son algo, o que
y lo esclavizo, no sea que, habiendo los ídolos son algo? 20 Antes bien
sido heraldo para los otros, resulte digo que lo que sacrifican, a los
yo descalificado. demonios y no a Dios lo sacrifican.
Y no quiero yo que vosotros tengáis
+ í\ 1 No quiero, hermanos, que parte con los demonios. 21 No podéis
•l" ignoréis que
nuestros padres beber el cáliz del Señor y el cáliz
estuvieron todos bajo la nube, que de los demonios. No podéis tener
todos atravesaron el mar, 2 y todos parte en la mesa del Señor y en la
siguieron a Moisés bajo la nube y por mesa de los demonios. 22 ¿O queremos
el mar; 3 que todos comieron el misino provocar la ira del Señor? ¿Somos
acaso más fuertes que El?
23 «Todo es lícito», pero no todo
persuadir el sacrificio de la
Intenta
(i)
conviene; «todo es licito», pero no
libertad en obsequio de la caridad fraterna,
con su propio ejemplo, pues teniendo derecho todo edifica. 24 Nadie busque su pro-
a vivir del ministerio apostólico, consiente en vecho, sino el de los otros. 26 Todo
vivir de su trabajo para dar ejemplo a los fieles. cuanto se vende en el mercado, co-
CORINTIOS I, 11 1273
de Dios, puede decir «anatema sea cuerpo que parecen más débiles son
más 23 que
Jesús», y nadie puede decir «Jesús los necesarios; y a los
es el Señor», sino en el Espíritu Santo. parecen más viles, los rodeamos de
4 Hay diversidad de dones, pero mayor honor, y a los que tenemos
uno misino es el Espíritu. 6 Hay diver- por indecentes, los tratamos con
sidad de ministerios, pero uno mismo mayor decencia, 24 mientras que los
es el Señor. 8 Hay diversidad de que de suyo son decentes no necesitan
operaciones, pero uno mismo es Dios, de más. Ahora bien, Dios dispuso el
que obra todas las cosas en todos. cuerpo dando mavor decencia al que
7 Pero a cada uno se le otorga la mani- carecía de ella, 2 * a fin de que no
festación del Espíritu para común hubiera escisiones en el cuerpo, antes
utilidad. 8 A uno le es dada por el todos los miembros se preocupen por
Espíritu la palabra de sabiduría; a igual unos de otros. 26 De esta suerte,
otro la palabra de ciencia, según el si padece un miembro, todos los
mismo Espíritu; 9 a otro fe en el miembros padecen con él; y si un'
mismo Espíritu; a otro don de cura- miembro es honrado, todos los otros
ciones en el mismo Espíritu; 10 a a una se gozan. 27 Pues vosotros sois
otro operaciones de milagros; a otro el cuerpo de Cristo, y cada uno en
profecía, a otro discreción de espíri- parte, 28 según la disposición de
tus, a otro géneros de lenguas, a Dios en la Iglesia, primero Apóstoles,
otro interpretación de lenguas. 11 To- luego Profetas, luego Doctores, luego
das estas cosas las obra el único y el poder de milagros, las virtudes,
mismo Espíritu, que distribuye a después las gracias de curación, de
cada uno según quiere. asistencia, de gobierno, los géneros de
12 Porque asícomo siendo el cuerpo lenguas. 28 ¿Son todos Apóstoles?
uno tiene muchos miembros, y ¿Son todos Profetas? ¿Son todos Doc-
todos los miembros del cuerpo, tores? ¿Tienen todos el poder de
con ser muchos, son un cuerpo único, hacer milagros? 30 ¿Tienen todos la
así es también Cristo. 13 Poique tam- gracia de curaciones? ¿Hablan todos
bién todos nosotros hemos sido bau- en lenguas? ¿Todos interpretan? 31 As-
tizados en un solo Espíritu, para pirad a los mejores dones. Pero
constituir un solo cuerpo, y todos, quiero mostraros un camino mejor.
ya judíos, ya gentiles, ya siervos,
ya libres, hemos bebido del mismo Lu caridad.
(i) £1 Espíritu Santo se mostraba en la 1
-Si hablando lenguas de honv
Iglesia primitiva por la abundancia de sus caris- bres y de ángeles, no tengo
mas o dones, que derramaba en los fieles. Pa- caridad soy como bronce que
(1),
rece que los fieles de Corinto se pagaban mucho
de ellos y San Pablo les explica cómo todos
ellos han de contribuir al bien común de la (i) Sobre todos los dones esta la caridad,
Iglesia, que es el cuerpo de Cristo. sin la cual nada valen todas las otras gracias.
CORINTIOS I, 14 1275
que la palabra del Señor ha tenido puesta en Cristo, somos los más
origen en vosotros o que sólo a vos- miserables de todos los hombres.
ha 37 20 Pero no: Cristo, primicia de los
otros sido comunicada? Si
alguno cree ser profeta o estar dotado
de algún carisma, reconocerá que (i) Este capitulo nos revela algo singular;
esto que os escribo es precepto del había en Corínto quien participaba de los sen-
Señor. 38 Si alguno lo desconoce, será timientos de los saduceos. o de los de aquellos
él desconocido. 39 Así que, hermanos filósofos atenienses que se reian al oír hablar
de la resurrección de los muertos. San Pablo em-
míos, aspirad al don de profecía, y no pieza sentando un hecho: la resurrección de Je-
estorbéis hablar en lenguas; 40 pero suchsto, comprobada por múltiples apariciones,
hágase todo con decoro y orden. de las cuales la postrera fué la que él disfrutó.
CORINTIOS I, 15 1277
I" cristiandad de Corinto preocupó mucho a San Pablo el tiempo que pasó
.4
*-' ausente de Corinto. Esto le movió a escribir la primera carta. Parece que
ésta produjo buen efecto; pero que pronto se volvieron a sentir nuevos ?nales,
que le obligaron a mandar como delegados suyos, primero a Timoteo, y luego
a Tito, quizá, con cartas que no han llegado a nuestras manos. Hasta parece
que se puede pensar en un rápido viaje del Apóstol a Corinto. Terminada su
misión en Efesq, se encaminó a Maccdonia, donde encontró a Tilo, que tran-
quilizó su ánimo sobre el estado de la iglesia, y fué portador de esta carta se-
gunda y anunciador de la pronta llegada dd Apóstol (57). Esta epístola revela
en su composición que el autor no la escribió o dictó de una sentada y con el
ánimo sereno. Se notan en ella interrupciones, cambios de pensamiento, pá-
ginas que indican muy diverso estado de ánimo, tanto, que han dado motivo
a que algunos autores pensaran si podría estar compuesta de varias cartas
del Apóstol. Su plan y contenido es el siguiente: Después del saludo y acción
de gracias (1, 1-11), 1 parte: Apología del Apóstol: a) relaciones entre San
Pablo y los corintios desde la primera epístola (1, 12-2, 17); b) el apostolado
en el Nuevo Testamento (3, 1-4, 6); c) la potencia de Dios en la flaqueza hu-
mana (4, 7-5, 10); d) conducta de San Pablo en su apostolado (5, 11-6, 10);
e) exhortaciones y desahogos del Apóstol (6, 11-7, 16). II parte, la colecta en
favor de los fieles de Jerusalén (8, 1-9, lá). III parte, polémica con sus ad-
versarios de Corinto: a) réplica a las acusaciones (10, 1-18); b) elogio de San
Pablo hecho por sí mismo (11, 1-12, 10); c) excusas del Apóstol (12, 11-21);
d) Conclusión (13).
II A LOS CORINTIOS
Salutación. las y Dios de todo con-
misericordias
4
suelo, que nos consuela en todas
-I
1
Pablo, por la voluntad de Dio? nuestras tribulaciones, para que po-
* Apóstol de Jesucristo, y el her- damos consolar nosotros a todos los
mano Timoteo, a la iglesia de Dios atribulados con el consuelo con que
en Corinto, con todos los santos de nosotros mismos somos consolados por
toda la Acaya: 2 sea con vosotros la Dios. 5 Porque, así como abundan en
gracia y la paz de parte de Dios nosotros los padecimientos de Cristo,
nuestro Padre y del Señor Jesucristo. así por Cristo abunda nuestra conso-
lación. 6 Pues si somos atribulados, es
para vuestro consuelo y salud; si
Consuelos de Dios. somos consolados, es por vuestro con-
suelo, que se muestra eficaz en la
3
Bendito sea Dios, Padre de nues- tolerancia de los mismos trabajos que
tro Señor Jesucristo (1), Padre de nosotros padecemos; 7 y es firme
nuestra esperanza en vosotros, sa-
(i) Como de costumbre, empieza San Pablo
bendiciendo a Dios por sus gracias. Aquí es so (Act. 19). De estos consuelos, una parte
por los consuelos sobre él derramados después venía de las buenas noticias recibidas de Co-
de los muchos trabajos que pasaron en Efe- rinto por medio de Tito.
1280 CORINTIOS II. 2
biendo que así como participasteis dado las arras del Espíritu en nues-
en nuestros padecimientos, así tam- tros corazones.
bién participáis en el consuelo.
8
No queremos, hermanos, que ig- Por qué no fué a Corinto.
noréis la tribulación que nos sobre-
vino en Asia, pues fué muy sobre 23
Pongo a Dios por testigo sobre
nuestras fuerzas, tanto que desespe- mi alma de que por amor vues-
rábamos ya de salir con vida. 9 Aún tro (1) no he ido todavía a Corinto.
más, temimos como cierta la senten- 24 No por que pretendamos dominar
cia de muerte, para que no confiáse-
sobre vuestra fe, sino porque quere-
mos en nosotros mismos, sino en mos contribuir a vuestro gozo, por
Dios, que resucita a los muertos, 10 que vuestra firmeza en la fe.
nos sacó de tan mortal peligro y nos
socorrió. En El tenemos puesta la
esperanza de que seguirá socorrién-
O
—
1 He hecho propósito de no ir
otra vez a vosotros en tristeza.
donos, 11 cooperando vosotros con 2
Porque si yo os contristo, ¿quién
la oración a favor nuestro, a fin de
va a ser el que a mí me alegre sino
que la gracia que por las plegarias aquél a quien yo contristé! 3 Y esto
de muchos se nos concedió sea de mismo os lo escribo, para que cuan-
muchos agradecida por nosotros. do vaya no tenga que entristecerme
de lo que debiera alegrarme, con-
La sinceridad de San Pablo. fiando en todos vosotros, pues mi
gozo es también el vuestro. 4 Os es-
12 Pues nuestra gloria es el testi- cribo en medio de una gran tribula-
monio de nuestra conciencia. Que no ción y ansiedad de corazón con mu-
en sabiduría carnal, sino en la san- chas lágrimas, no para que os entris-
tidad y sinceridad de Dios, en la tezcáis, sino para que conozcáis el
gracia de Dios, hemos vivido en el gran amor que os tengo.
mundo, y más especialmente entre
vosotros. 13 No os escribimos sino lo
Perdón al incestuoso.
que ya habéis leído, y os es conocido,
y espero que hasta el fin lo conoce- 6
Si me contristó, no me
alguno
réis, 14 así como nos habéis también
contristó a mí, sino en cierto modo,
en parte conocido que somos vuestra por no exagerar, a todos vosotros.
gloria, como sois vosotros la nuestra, 8 Bástele
a ése la corrección de tan-
en el día de nuestro Señor Jesucristo. 7
habríamos de perdo-
pues casi
tos,
narle y para que no se
consolarle,
El plan de su viaje. vea consumido por excesiva tristeza.
8 que públicamente
Por eso os ruego
9 pues
15 Enesta confianza quise ir pri- le ratifiquéis vuestra caridad,
mero a veros, para que tuvieseis una para esto os escribo, a fin de conocer
segunda gracia, 18 y pasando por vuestra virtud y vuestra obediencia.
10 Y al que vosotros algo perdonéis,
vosotros ir a Macedonia, y de nuevo
desde Macedonia volver por ahí y también le perdono yo, pues lo que
ser por vosotros encaminado hacia yo perdono, si algo perdono, por amor
Judea. 17 Al proponerme esto, ¿obré vuestro lo perdono en la presencia de
a la ligera? O lo que yo me he pro- Cristo, 11 para no ser víctimas de los
puesto, ¿me lo propuse llevado de ardides de Satanás, ya que no igno-
sentimientos humanos, de manera ramos sus propósitos.
que haya en mí sí y noí 18 Dios me
es fiel testigo de que nuestra palabra Sucesos «| ratos para Sun Pablo.
con vosotros no es sí y no. *• Porque
12 Habiendo ido a Tróade para
el Hijo de Dios, Cristo Jesús, que os
hemos predicado, yo, Silvano y Ti- anunciar el evangelio de Cristo, no
moteo, no ha sido si y no, antes ha obstante hallar una puerta abierta
sido sí. 80 Cuantas promesas hay de
(i) El motivo por que desistió de su pro-
Dios, son en El sí; y por El decimos
yectado viaje a Corinto fué el estado mismo
amén para gloria de Dios en nosotros. de esta iglesia. El viaje hubiera resultado muy
21 Es Dios quien a nosotros
y a vos- doloroso para ambas partes. Se contentó con
otros nos confirma en Cristo, nos ha escribirles una carta de tonos severos, de la que
ungido, 22 nos ha sellado y nos ha Tito fué portador.
CORINTIOS II. 3. 4 1281
81
1282 CORINTIOS II, 5
el dios de este mundo, para que no bles son temporales; las invisibles,
brille en ellos la luz del Evangelio, eternas.
de la gloria de Cristo, que es imagen
de Dios. 5 Pues no nos predicamos
a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús, La» esperanzas de los ministros
Señor nuestro, y cuanto a nosotros, evangélicos.
siervos vuestros ños decimos por amor
de Jesús. 6 Porque Dios, que dijo: Bri- ~ 1
Pues sabemos que si la tienda
lle la luz del seno de las tinieblas, es " de nucestra mansión terrena se
el que ha hecho brillar la luz en nues- deshace, tenemos de Dios una sólida
tros corazones para que demos a cono- casa (1), no hecha por mano de
cer la ciencia de la gloria de Dios hombres, eterna en los ciclos. 2 Ge-
en el rostro de Cristo (1). mimos en esta nuestra tienda, anhe-
lando sobrevestirnos de aquella nues-
tra habitación celestial, * supuesto
Debilidad j fortaleza de los mi- que seamos hallados vestidos, no des-
nistros del Evangelio^ nudos. 4 Pues realmente, mientras
moramos en esta tienda, gemimos, por
7
Pero llevamos este tesoro en vasos cuanto no queremos ser desnudados,
de barro, para que la excelencia del sino sobrevestidos, para que nuestra
poder sea de Dics, y no parezca nues- mortalidad sea absorbida por la vida.
tra. 8
En mil maneras somos atribu- 5
Y es Dios quien así i\Oi ha hecho,
lados, pero no nos abatimos; 9 en per- dándonos las arras de su Espíritu.
plejidades, no nos desconcertamos, * Así estamos siempre confiados, per-
esto viene de Dios, que por Cristo nos modo, como a hijos os hablo; ensan-
ha reconciliado consigo y nos ha con- chaos también vosotros.
fiado ministerio de la reconcilia-
el
19
ción. Porque a la verdad, Dios Huida de la sociedad pagana.
estaba en Cristo reconciliando al mun-
do consigo y no imputándole sus de- 14 No yunta desigual
os unáis en
litos, y puso en nuestras manes la con los infieles. ¿Qué consorcio hay
palabra de reconciliación. 20 Somcs, entre la justicia y la iniquidad? ¿Qué
pues, embajadores de Cristo, como si comunidad entre la luz y las tinie-
Dios os exhortase por medio de- nos- blas? 15 ¿Qué concordia entre Cristo
otros. Por Cristo os rogamos: Recon- y Belial? ¿Qué parte del creyente con
ciliaos con Dios. 21 A quien no cono- el infiel? 16 ¿Qué concierto entre el
ció el pecado, le hizo pecador por templo de Dios y los ídolos? Pues
nosotros, para que en El fuéramos vosotros sois templo de Dios vivo,
justicia de Dios. según Dios dijo: «Yo habitaré y an-
daré en medio de ellos, y seré su Dios
Descripción de la conducta de y ellos serán mi pueblo. 17 Por lo
San Pablo. cual salid de en medio de ellos y
apartaos, dice el Señor; y no toquéis
1
Cooperando, pues, con El os cosa inmunda, y yo os recibiré 18 y
exhortamos a que no recibáis en seré vuestro padre, y vosotros seréis
vano la gracia de Dios, 2 porque dice: mis hijos y mis hijas, dice el Señor
«En el tiempo propicio te escuché, y todopoderoso.
en día de la salud te ayudé.» Este
el
es tiempo propicio, éste el día de
el L Pues que tenemos estas pro-
1
luchas por fuera, por dentro temores. favor de los santos: 5 y no como
* Pero Dios, que consuela a los hu- esperábamos, sino que a sí mismos
mildes, nos consoló con la llegada de se entregaron, primeramente al Señor,
Tito: y no sólo con su llegada, sino y luego a nosotros, por la voluntad
con el consuelo que de vosotros nos de Dios. * Así que encargué a Tito,
trajo, al anunciarnos vuestra ansia, que, según había comenzado, así
vuestro llanto y vuestro celo por mí, también hiciese entre vosotros esta
con lo que creció más mi gozo. 8 Por- obra de caridad.
que si con la epístola os entristecí,
no me pesa. Y si estaba pesaroso
viendo que aquella carta, aunque por Invitación a los corintios.
un momento, os había contristado,
9
ahora me alegro, no porque os con- 7
Y así como abundáis en todo, en
triste, sino porque os entristecisteis fe, en palabra, eu ciencia, en toda
para penitencia. Os contristasteis se- obra de celo y en amor hacia nos-
gún Dios, sin recibir daño alguno de otros, así abundéis también en esta
nuestra parte. 10 Pues la tristeza obra de caridad. 8 No os lo digo como
según Dios es causa de penitencia imponiéndoos un precepto, sino en
saludable, de que jamás hay por que vista de la solicitud de aquéllos y
arrepentirse; mientras que la tristeza para que probéis vuestra caridad.
según el mundo lleva a la muerte. * Pues conocéis la caridad de nuestro
11 Ved cuánta solicitud os ha cau-
Señor Jesucristo, que siendo rico, se
sado esa misma tristeza, según Dios, hizo pobre por amor nuestro, para
y que excusas, qué enojos, que temo- que vosotros fueseis ricos por su po-
res, qué deseos, qué celo y qué vin- breza; 10 y os aconsejo esto, por con-
dicaciones. Totalmente limpios os ha- veniros así, ya que no sólo comen-
béis mostrado en este asunto. 12 Pues zasteis el año pasado a proponéroslo,
si yo os escribí, no fué por el que sino a realizarlo. 11 Acabad, pues,
cometió el agravio, tu por el que lo ahora vuestra obra, a fin de que,
recibió, sino para que se manifestase según La prontitud de la voluntad,
vuestra solicitud por nosotros de- así sea la ejecución de aquélla, con-
lante de Dios. 13 Con esto nos hemos forme a vuestras facultades. 12 Cuan-
consolado. Y a este consuelo nuestro do está pronta la voluntad es acep-
vino a unirse el extremado gozo de ta en la medida de lo que se tiene, no
10 de Tito, cuyo espíritu habéis todos de lo que no se tiene, 13 porque no
confortado. 14 Que si en algo me glo- se trata de que para otros haya
rié con él de vosotros, no he quedado desahogo y para vosotros estrechez,
confundido, sino que así como en sino de que ahora con equidad
14 vuestra abundancia alivie la esca-
todo os habíamos hablado verdad,
así era también verdadero nuestro sez de aquéllos, para que asimismo
gloriarnos con Tito. 18 Y
su cariño su abundancia alivie vuestra penu-
por vosotros se ha acrecentado viendo ria, de manera que haya equidad,
15 según está escrito: «Ni el que re-
vuestra obediencia y el temor y tem-
blor con que le recibisteis. 14 Me ale- cogió mucho abundaba, ni el que
gro de poder en todo confiar en vos- recogió poco estaba escaso.»
otros.
10
mismo Señor y para cumplimiento El que da la simiente al que
de nuestra pronta voluntad, 20 mi- siembra, también le dará el pan para
rando a que nadie nos vitupere en su alimento y multiplicará vuestra
esta colecta quepromovemos. 21 Pues sementera, y acrecentará los frutos
procuramos hacer el bien, no sólo de vuestra justicia. 11 Y
en todo
ante Dios, sino también ante los seréis enriquecidos para toda libera-
hombres. 22 También enviamos con lidad, que por nuestra mediación
ellos a otro hermano nuestro, cuya produzca acción de gracias a Dios.
12
solicitud tenemos bien probada con Pues el ministerio de este servicio
frecuencia en muchos negocios y no sólo remedia la escasez de los
ahora se ha mostrado muy solícito santos, sino que hace rebosar en ellos
por la gran confianza que tiene en copiosa acción de gracias a Dios,
vosotros. 23 Por lo que hace a Tito, 13 por cuanto experimentando esta
mi compañero y cooperador es entre suministración, y por la comunica-
vosotros; cuanto a nuestros herma- ción de vuestra largueza a ellos y a
nos, enviados son de las iglesias, glo- todos, glorifican a Dios por vuestra
ria de Cristo. 24 Mostrad, pues, para obediencia al Evangelio de Cristo,
con ellos vuestra caridad a la faz de 14
y asimismo por su oración por vos-
las iglesias y nuestra gloria en vos- otros a quienes aman a causa de las
otros y la razón de nuestra gloria gracias eminentes de Dios en vos-
por vosotros. otros. 15 Gracias sean dadas a Dios
por su inefable don.
Motivo» de lu colecta.
Pablo se defiende.
Q 1
Cuanto al socorro en favor de
1
los santos, no es necesario que 1(1 Yo, pues, el mismo Pablo, que
yo os escriba: 2 conozco vuestra pron- 1 v presente soy humilde
entre vos-
ta voluntad que es para mí motivo otros, pero ausente soy resuelto con
de gloria de vosotros ante los mace- vosotros, os ruego por la mansedum-
donios, pues Acaya está apercibida bre y la bondad de Cristo, que cuando
desde el año pasado, y vuestro celo esté presente no tenga que atreverme
ha estimulado a muchos. 3 A
pesar con la energía con que pienso resuel-
de esto, envío a los hermanos, para tamente obrar (1) con algunos que
que nuestra gloria en vosotros no nos tienen como si procediésemos
resulte vana en este asunto, y que según la carne. 3 Pues aunque vivi-
según he dicho estéis dispuestos, 4 no mos en la carne, no militamos según
sea que al llegar los macedonios con- la carne; 4 pues las armas de nuestra
migo os encuentren desprevenidos y milicia no son carnales, sino podero-
quedemos confundidos nosotros, por sas por Dios para derribar fortalezas,
no decir vosotros, en este negocio. destruyendo consejos, 5 y toda alta-
5
Por eso he creído necesario rogar nería que se levante contra la ciencia
a los hermanos que anticiparan el de Dios y doblegando todo pensa-
viaje y preparasen de antemano vues- miento a la obediencia de Cristo,
tra prometida bendición, y con esta 6
prontos a castigar toda desobedien-
preparación resulte obra de libera- cia, y a reduciros a perfecta obe-
lidad, y no de mezquindad. 6 Pues diencia.
os digo: El que escaso siembra, es-
caso cosecha; el que siembra con lar-
gura, con largura cosechará. 7 Cada Hará valer su autoridad.
uno haga según se ha propuesto en
su corazón, no de mala gana ni obli- 7
Mirad sólo lo que a la vista
gado, que Dios ama al que da con tenéis. Si alguno confía en que
es
alegría. 8 Y poderoso es Dios para de Cristo, piense también que
como
acrecentar en vosotros todo género él lo es, así lo somos nosotros. 8 Por-
de gracias, para que teniendo siempre que aunque con exceso me gloríe
yo
y en todo lo bastante, abundéis en de la autoridad que me dió el Señor
toda obra buena, 9 según que está
escrito:
«Con largueza repartió, dió a los (i) Otra vez el Apóstol siente atacada su
autoridad y la defiende con vigor, y no contento
pobres; su justicia permanecerá para con esto, ataca a sus adversarios, que se gloria-
siempre. • ban de la suya.
1286 CORINTIOS II. 11
,0 pues temo que cuando vaya ao Y así somos nosotros débiles en El,
os halle cual querría, y no me halléis pero vivimos con El para vosotros
vosotros cual querríais; temo que haya por el poder de Dios. 5 Examinaos a
contiendas, envidias, iras, ambicio- a vosotros mismos si estáis en la fe;
nes, detracciones, murmuraciones, hin- probaos a vosotros mismos. ¿No re-
chazones, sediciones; 21 que al llegar conocéis que Jesucristo está en vos-
de nuevo a vosotros sea de Dios hu- otros, a no ser que estéis reprobadosT
6
millado a causa vuestra,y tenga que Pero confío que conoceréis que no
llorarpor muchos de los que antes estáis reprobados, 7 y rogamos a Dios
pecaron y no hicieron penitencia de que no hagáis ningún mal, no para
su impureza, de su fornicación y de que nosotros aparezcamos probos,
su lascivia (1). sino para que vosotros practiquéis
el bien, y nosotros seamos como ré-
probos. 8 Pues nada podemos contra
Hará valer xu autoridad. la verdad, sino por la verdad. • Nos
gozamos siendo nosotros débiles y
1 O 1
Por tercera vez (2) voy a vos- vosotros fuertes. Lo que pedimos es
*" otros: Por el testimonio de dos vuestra perfección. 10 Por eso os es-
o de tres es firme toda sentencia. cribo esto ausente, para que presente,
2
Os he dicho ya, y ahora de ante-
lo no necesite usar de la autoridad que
mano como cuan-
lo repito ausente, el Señor me confirió para edificar,
do por segunda vez estuve presente, no para destruir.
y declaro a los que han pecado y a
todos los demás, que cuando otra v;z
vuelva no perdonaré; 3 puesto que Conclusión.
buscáis experimentar que en mí hable
11 demás, hermanos, alegraos,
Por
Cristo, que no es débil para con vos- lo
otros, sino fuerte en vosotros. 4 Por- perfeccionaos, exhortaos, tened un
que aunque fué crucificado en su de- mismo sentir, vivid en paz, y el Dios
bilidad, vive por el poder de Dios. de la caridad y de la paz será con
vosotros. 13 Saludaos mutuamente en
(1) Estos últimos versículos nos hacen olvi- el ósculo santo. Todos los santos os
dar lo que antes nos habla dicho de los con- saludan.
suelos que le habla traído Tito. Aquí son los 13 La gracia del Señor Jesucristo
temores de lo que se va a encontrar en Con.no
lo que le preocupa. y la caridad de Dios y la comuni-
(2) Por segunda vez nos habla de que éste cación de Espíritu Santo sean con
es su tercer viaje a Corinto. todos vosotros.
tarde conquistaron, o sea la Galacia del Norte, que es la primera, y la del Sur,
que es la segunda, que abarca parte de Frigia, Pamjilia, Pisidia y Licaonia.
San Pablo, en compañía de Bernabé, había evangelizado esta última región
en su primera misión apostólica, detalladamente narrada en los Hechos (11-14).
En la segunda misión, acompañado de Silos, volvió a recorrer en rápida visita
las mismas cristiandades. El autor de los Hechos nos dice que luego atrave-
saron la Frigia y la región de Galacia, y que fueron impedidos de predicar
en la provincia de Asia por el Espíritu Santo, que los empujaba hacia Europa.
Algo semejante nos, dice en el tercer viaje de San Pablo, que vino a terminar
primeramente en Efcso, capital de la provincia de Asia. Resulta de todo esto
que si sabemos cómo y cuándo predicó San Pablo en la Galacia meridional,
no tenemos noticias ciertas de su predicación en la Galacia septentrional, es
decir, en la Galacia propiamente dicha.
Dió ocasión a esta epístola el cambio acaecido en aquellas iglesias por la
predicación de ciertos predicadores judaizantes. Eran éstos del grupo de aque-
llos fariseos medio convertidos que predicaban la necesidad de la, circuncisión
para salvarse, y a quienes San Pablo y Bernabé habían tenido que resistir
en la asamblea de J erusalén. Pretendían éstos que los gentiles se incorporasen
a Cristo mediante su incorporación al antiguo pueblo de Dios. Como San Pablo
prescindía de esta incorporación, le miraban aquéllos como enemigo de su nación,
y de ahí el seguirle a todas partes, como la sombra al cuerpo, para deshacer
su obra evangclizadora de Jesucristo, único Salvador. Era, en sustancia, el mo-
tivo por el cual los judíos incrédulos le perseguían con tal ensañamiento. De
buena fe los gálatas se dejaron persuadir de aquellos predicadores, pensaruio
sin duda que sólo les traían un complemento al evangelio recibido de San Pablo,
y, aunque debía de repugnarles bastante, aceptaron hasta la circuncisión.
Cuando San Pablo lo supo, lo sintió en lo más vivo del alma, y luego se
puso a dictar esta epístola, que fué escrita de una sentada, bajo el impulso del
dolor que le produjo ver a sus amados gálatas alejados de la pureza del evan-
gelio que él les había predicado. No se sabe a ciencia cierta el lugar y la fecha
en que fué escrita. Hay quienes dicen que fué escrita en Antioquía, aun antes
de la asamblea de J erusalén, de cuyo decreto no se hace mención. Otros creen
que en Corinto, después de las epístolas a los tesalonicenses. Pero lo más pro-
bable es que la epístola a los gálatas, que es como un esbozo de la epístola a los
romanos, ha debiderde ser escrita o en Macedonia, durante el viaje en que dirigió
la segunda a los corintios, o en Corinto, donde escribió la de los romanos por
los años 56-57.
El tema de la carta es la suficiencia de la sola fe en Jesucristo y la inutili-
dad de la Ley y de la circuncisión para alcanzar la salud. Consta de tres partes:
Después de la acostumbrada introducción (1, 1-10), una parte apologética
de su ministerio (1, 11-2, 21); sigue una segunda, dogmática, sobre el tema
de la epístola (3, 1-5, 12); luego una exhortación (5, 13-6, 10), y termina
con un epílogo (6, 11-18).
1290
GÁLATAS, I, 2
A LOS GALATAS
Salutación.
revelación de Jesucristo. 13 Habéis
oído mi conducta de otro tiem-
1 Pablo, Apóstol, no de parte po (1) en el judaismo, cómo con
1
dar a los hombres, no sería siervo años (2), subí otra vez a Jeru-
de Cristo. salén, acompañado de Bernabé y
GÁLATAS, 3 1291
'levando conmigo a Tito. 1 Subí, pues, 1 de Santiago, comía con los gentiles;
en virtud de una revelación, y les pero en cuanto aquéllos llegaron, se
comuniqué el evangelio que predico retraía y apartaba, por miedo a los
entre los gentiles, particularmente a de la circuncisión. Y consintieron en
los que eran algo, para saber si corría la misma simulación los otros judíos,
o había corrido en vano. 3 Pero ni tanto que hasta Bernabé se dejó arras-
Tito que iba conmigo, con ser gentil, trar a su simulación. 14 Pero .cuando
fué obligado (1) a circuncidarse, yo vi que no caminaban rectamente
4
a pesar de los falsos hermanos que según la verdad del Evangelio, dije
secretamente se entrometían para a Cefas delante de todos: Si tú,
coartar la libertad que tenemos en siendo judío, vives como gentil y no
Cristo y querían reducirnos a servi- como judío, ¿por qué obligas a los
dumbre. 5 Ni por un momento cedi- gentiles a judaizar?
mos, para que la verdad del Evange-
lio se mantuviese íntegra entre vos-
Los judíos convertidos, exentos
otros. 6 De los que parecían ser algo de la Ley.
— lo que hayan sido en otro tiempo
15 Nosotros somos judíos de naci-
no me interesa, que Dios no es acep-
tador de personas
recibí; antes al
—de ésos nada
,
contrario, cuando
miento (1), no pecadores proce-
dentes de la gentilidad; 16
y sabiendo
vieron que yo había recibido el evan- que no se justifica el hombre por las
gelio de la incircuncisión, como Pedro obras de la Ley, sino por la fe en
el de la circuncisión
8
pues el que Jesucristo, hemos creído también en
obró en Pedro para el apostolado de Cristo Jesús, esperando ser justifi-
la circuncisión, obró también en mí cados por la fe de Cristo y no por las
para el de los gentiles — .
9
Santiago, obras de la Ley, pues por éstas nadie
Cefas y Juan (2), que pasan por se justifica. 17 Mas si buscando ser
ser columnas, reconocieron la
las justificados por Cristo, somos aún
gracia a mí dada, y nos dieron a mí tenidos por pecadores, ¿será que
y a Bernabé la mano en señal de Cristo es ministro de pecado? De
comunión, para que nosotros nos ninguna manera. 18 Si vuelvo a edi-
dirigiésemos a los gentiles y ellos a ficar lo que había destruido, a mí
los circuncisos. 10
Solamente nos pi- mismo me doy por desertor. 19 Mas
dieron que nos acordásemos de los yo, por la misma Ley he muerto a la
pobres, cosa que procuré yo cumplir Ley, por vivir para Dios; estoy cruci-
con mucha solicitud. ficado con Cristo, 20 y ya no vivo yo,
es Cristo quien vive en mí (2). Y
El incidente de Antioquia. aunque al presente vivo en carne,
vivo en la fe del Hijo de Dios, que
11
Pero cuando Cefas fué a Antio- me amó y se entregó por mí. 21 No
quia, en su misma cara le resistí (3), anulo la gracia de Dios, pues si por
porque se había hecho reprensible; la Ley se obtiene la justicia, cu vano
12
pues antes de venir algunos de los murió Cristo.
_J
1 Digo yo, pues, ahora: En el tro por deciros le verdad? 17 Os cor-
tiempo que el heredero es menor, tejan, no para bien; lo que pretenden
siendo el dueño de todo no difiere es apartaros de mí, para que luego
del siervo, 2 sino que está bajo tuto- vosotros los cortejéis a ellos. 18 Sin
res y curadores hasta la fecha seña- embargo, bien será que con buen celo
lada por el padre. 3 De igual modo me queráis siempre, y no sólo cuando
nosotros: mientras fuimos niños vivía- estoy entre vosotros. 19 ¡Hijos míos,
mos en servidumbre, bajo los elemen- por quienes sufro de nuevo dolores
tos del mundo; 4 mas al llegar la ple- de parto, hasta ver a Cristo formado
nitud de los tiempos, envió Dios a su en vosotros! 20 Querría hallarme a
Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la esta hora entre vosotros y hablaros
Ley, 5 para redimir (1) a los que en varios modos, porque no sé cómo
estaban bajo la Ley, para que reci- voy a hacer con vosotros.
biésemos la adopción. 6 por ser Y
hijos, envió Dios a nuestros cora- El Evangelio reemplaza o la Ley.
zones el Espíritu de su Hijo, que
grita: jAbba, Padre! 7 De manera 21
Decidme, los que queréis some-
que ya no es siervo, sino Hijo, y teros a la Ley, ¿no habéis oído la
hijo, heredero por la gracia de Ley? 22 Porque
si está escrito que
Dios. Abraham tuvo dos hijos, uno de
sierva y otro de libre. 23 Pero el de
Someterse a la Ley sería volver sierva nació según la carne, el de
a la servidumbre. libre en virtud de la promesa. 24 Lo
cual tiene un sentido alegórico (1).
8
En
otro tiempo no conocíais a Esas dos mujeres son dos testamentos,
Dios, servísteis a los que no son
y el uno, que procede del monte Sinaí,
realmente dioses. 9 Ahora que habéis
conocido a Dios (2), o mejor, (i) El Apóstol hace aquí uso de la exégesis
habéis sido de Dios conocidos, ¿cómo alegórica, para declarar más su pensamiento.
de nuevo os volvéis a los flacos y Abraham recibió las promesas mesiánicas para
él y para su descendencia. Pero el mismo texto
segundo dice que el heredero de estas promesas
Cristo nos libró de esa servidumbre de
(i) será Isac, el hijo del ama, no Ismael, el hijo
la Ley, y nos dió por la fe la justicia interior. de la sierva. Los que creen en Jesucrisco, la des-
(a) Los gálatas conocieron a Dios, más cendencia de Abraham, en quien según las pro-
bien fueron de El conocidos, porque con amor mesas serían bendecidas todas las naciones,
los llamó a la gracia de Jesucristo. son los hijos de Isac, los herederos de las pro-
1294 OÁLATAS. 5
y
les daba el nombre de
libertinos o libertos, pues en su mayor parte procedían
de los prisioneros de guerra llevados por Pompeyo. Tenían en Jerusalén una
sinagoga, y el día de Pentecostés se hallaban presentes muchos de estos libertos
en Jerusalén, adonde habían acudido para la, fiesta. Parece natural suponer
que entre los muchos convertidos por los Apóstoles los primeros días habría
algunos judíos romanos, los cuales al volver a su casa llevaron consigo la fe
y el espíritu de proselitismo, que antes desplegaban a favor del mosaísmo. Es
•
1296 ROMANOS
además admitido por muchos que cuando Pedro, el año 44, se vió libre de la
prisión se encaminó a Roma. El 48, Claudio publicó un decreto desterrando
de Roma a los judíos (Act. 18, 2). La causa habría sido, según Tácito, un
cierto Cresto, que promovía alborotos en la ciudad. Es muy de creer que el tal
Cresto no es otro que Cristo, que sería el motivo de discusión entre los judíos
que se adherían a la fe y los que a ella resistían.
En todo caso, lo que sí nos consta es que San Pablo, al escribir su carta
a esta iglesia, por el año 57, tenia en Roma muchos conocidos, que de las ciu-
dades de Oriente habían ido a instalarse en Roma. Estos eran portadores de
la fe, que luego propagaban entre sus connacionales y entre los gentiles. En
fin, que por la fecha indicada Roma poseía una cristiandad numerosa, com-
puesta de judíos y gentiles, que San Pablo creyó digna de la más importante
de. sus epístolas.
Discuten los expositores sobre el motivo de esta carta. San Pablo nos dice
que, creyéndose obligado por la misión que del Señor recibiera de predicar a
todos, judíos o gentiles, no quiso que una iglesia como la de Roma, llamada a
ejercer tanta influencia en la Iglesia universal, quedara privada de su doc-
trina. Además, tenía el propósito de predicar la fe en el Occidente, en España,
y para ella el camino era Roma, donde podría recoger informaciones sobre
la nueva tierra que se proponía evangelizar. Según la tradición más segura,
escribió esta epístola en Corinto, cuando desde Efcso se dirigió a aquella ciudad,
hacia el año 57, y fué llevada de Cencres por Febe, que iba a Roma a negocios
personales. (JO, 1 ss.).
• Como (srrita a unu
iglesia con la que no tenia relaciones, la epístola a los
romanos había de por necesidad, menos familiar y más doctrinal que las
ser,
otras suyas. Es ésta, en efecto, la más larga y la más densa en doctrina. Supuesta
la catcquesis ordinaria, quiere San Pablo exponer una parte de aquella sabi-
duría de que habla en la I Cor. El argumento de la epístola parece hallarse
indicado en 1, 16: «No me avergüenzo del Evangelio, que es el poder de Dios
para la salud de todo creyente, del judio primero, luego del gentil, porque en
él se revi la la justicia de Dios, pasando de la fe a la fe, según está escrito: «El
justo vive de la fe.» En la exposición de este argumento nos da San Pablo todo
su conocimiento del ministerio de Jesucristo, con sus experiencias religiosas
y las luchas que en todas ¡¡artes tenia que sostener contra los judíos y los ju-
daizantes.
La epístola se divide claramente en dos partes, fuera de la introducción
(1, 1-17). La primera, que podemos llamar dogmática (1, 18-11, 36); la se-
guruia moral (12, 1-15, 13), y termina con un largo epílogo. La primera parte
se puede dividir en la siguiente forma:
1) Los gentiles esuín fuera del camino de la justicia (1, 18-32). 2) Igual- —
—
mente los judíos (2, 1-3, 19). 3) La justicia sólo nos viene por la fe (3, 20-
4, 25).
—
4) La reconciliación con Dios (5). —
5) La libertad del pecado (6). —
6) La libertad de la servidumbre de la Ley (7). —
7) La filiación divina (8). —
8) El problema de la incredulidad judia (9-11).
La parte inoral abarra los siguientes puntos: 1) Deberes para con Dios
(12, 1-8). —
2) Deberes para con el prójimo (12, 9-13, 10). —
3) Deberes para
consigo mismo (13, 11-14). —
4) Del buen uso de la libertad cristiana (14,
1-15, 13).
El epílogo abarca: 1) Excusas por haberles escrito en laforma en que lo
hace 14-33).
(15, —2) Recomendaciones y saludos (16, 1-24).—-3) Dn.ro-
logía (16, 25-27).
ROMANOS, 1
1297
A LOS ROMANO S
de Roma. dicación del Evangelio de su Hijo,
Saludo a los líeles
que sin cesar bago memoria de vos-
* 1
Pablo, siervo de Cristo Jesús, otros, 10 suplicándole siempre en
1 llamado al apostolado, elegido mis oraciones, que por fin algún día,
para predicar el Evangelio de Dios, pur voluntad de Dios, se me allane
11 Porque,
8 que por sus profetas había prome- el camino para ir a veros.
tido en las Santas Escrituras, s acerca a la verdad, deseo veros para comu-
de su Hijo, nacido de la descendencia nicaros algún don espiritual, para
de David, según la carne, 4 consti- confirmaros, 12 o mejor, para con-
tuido Hijo de Dios, poderoso según solarme con vosotros por la mutua
el Espíritu de santidad a partir de la comunicación de nuestra común fe.
resurrección de entre los muertos (1), 13 No quiero que ignoréis, herma-
Jesucristo nuestro Señor, 5 del cual nos, que muchas veces me he pro-
liemos recibido la gracia y el aposto- —
puesto ir pero me ha sido impe-
lado para promover la obediencia a
la fe para gloria de su nombre en
dido hasta el presente —
para reco-
ger algún fruto también entre vos-
,
todas las naciones, 6 entre los cuales os otros (1), como en las demás
contais también vosotros, los llama- gcnles. 11 Ale debo tanto a los griegos
dos de Jesucristo (2); 7 a todos los como a los bárbaros, tanto a los
amados de Dios, llamados santos, que sabios como a los ignorantes. 15 Así
estáis en Roma, la gracia y la paz con que en cuanto en mí está, pronto
vosotros, de parte de Dios, nuestro estoy a evangelizaros también a vos-
Padre, y del Señor Jesucristo. otros los de Roma.
82
1298 ROMANOS, 2
1300 ROMANOS. 4
judíos y gentiles nos hallamos todos presente y para probar que es justo
bajo el pecado, 10 según que está y que justifica a todo el que cree en
escrito: Jesús.
«No hay justo, ni siquiera uno,
11no hay uno sabio, no hay quien
[busque a Dios. Toda ((loria humara queda
12
Todos se han extraviado, todos excluida-
[están corrompidos,
27 ¿Dónde
no hay quien haga bien, no hay el está, pues, tu jactancia?
siquiera uno.»
[ni Ha quedado excluida. ¿Por qué ley?
13 ¿Por
"Sepulcro abierto es su garganta, la ley de las obras? No, sino
con sus lenguas urden engaños, por la ley de la fe, 28 pues sostene-
veneno de áspides hay bajo sus labios, mos que el hombre es justificado
14 su boca rebosa maldición
y amar- por la fe sin las obras de la Ley.
gura, 29 ¿Acaso Dios es sólo Dios de los
15 judbs? ¿No lo es también de los
veloces son sus pies para derramar
[sangre, gentiles? Sí, también lo es de los gen-
16
calamidad y miseria abunda en tiles, 30 puesto que no hay más que
[sus caminos, un solo Dios, que justifica a la cir-
17 paz no cono- cuncisión por la fe y al prepucio
y la senda de la la
[cieron, por la fe. 31 ¿Anulamos, pues, la
18 no hay temor de Dios ante sus ojos. Ley con la fe? No, ciertamente, antes
18 Ahora bien, sabemos que cuanto la confirmamos (1).
dice la Ley (I) lo dice a los que viven
bajo la Ley para tapar toda boca y
que todos se confiesen reos ante Dios. La justificación de Abraham.
2"
De aquí que por las obras de la
Ley nadie será reconocido justo ant§ A 1
¿Qué diremos, pues, haber ob-
El, pues de la Lsy sólo nos viene el tenido Abraham, nuestro padre
conocimiento del pacado (2). según la carne? Si Abraham fué jus-
tificado por las obras, tendrá moti-
vos de gloriarse, aunque no ante Dios.
Dios lio olor-ciado a la Humanidad 3 Pero ¿qué dice
la Escritura? «Abra-
la salud por Cristo. ham creyó en Dios y le fué computado
a justicia» (2). 4 Ahora bien, al que
81 Mas ahora, sin la Ley, se ha trabaja no se le computa el salario
manifestado la justicia de Dios, ates- como gracia, sino como deuda. 6 Mas
tiguada por la Ley y los profetas; al que no trabaja, sino que cree en
23
la de Dios por la fe en
justicia el que justifica al impío, la fe le es
Jesucristo, para todos los que creen, computada por justicia. 6 Asi es
sin distinción; 23 pues todos pecaron como David proclama bienaventu-
y todos están privados de la gloria de rado al hombre, a quien Dios imputa
Dios, 21 y ahora son justificados gra- la justicia sin las obras:
7
tuitamente por su gracia, por la re- «bienaventurados aquellos cuyas
dención de Cristo Jesús, 25 a quien iniquidades han sido perdonadas y
ha puesto Dios como sacrificio cuyos pecados han sido velados.
8 Venturoso el varón a quien no
de propiciación, mediante la fe en
su sangre, para manifestación de su tomó cuenta el Señor de su peca-
justicia, por haber tolerado en su do» (3).
paciencia los pecados pasados, 28 para 8 Ahora bien, esta bienaventuranza
nuestro Señor Jesucristo, por quien por la justicia para la vida eterna,
recibimos ahora la reconciliación (1). por Jesucristo nuestro Señor.
ya dominio sobro vosotros (1), pues citó de entre los muertos, a fin de
que no estáis bajo la Ley, sino bajo que deis frutos para Dios. 6 Pues
la gracia. 15 |Pues qué! ¿Pecaremos cuando estábamos en la carne, las
porque no estamos bajo la Ley, sino pasiones de los pecados, vigoriza-
bajo la gracia? De ningún modo. das porla Ley, obraban en nuestros
16 ¿No sabéis que ofreciéndoos a uno miembros y daban frutos de muerte;
6
para obedecerle os hacéis esclavos mas ahora, desligados de la Ley,
de aquél a quien os sujetáis, sea del estamos muertos a lo que nos suje-
pecado para la muerte, sea de la taba, de manera que sirvamos en
obediencia para la justicia? 17 Pero espíritu nuevo, no en la letra vieja.
gracias sean dadas a Dios, porque
siendo esclavos del pecado, obede-
cisteis de corazón a la norma de doc- La Ley y el pecado.
trina a que os disteis, 18 y libres ya
7
del pecado, recobrada la libertad, ¿Qué diremos entonces? ¿Que la
habéis venido a ser siervos de la Ley especado? ]No, por Diosl Pero
justicia. yo no conocí el pecado sino por la
19
Os hablo a la llana, en atención Ley (1). Pues yo no conocería la
a la flaqueza de vuestra carne. Pues codicia si la Ley no dijera: «No codi-
bien, como pusisteis vuestros miem- ciarás» (2). 8 Mas, con ocasión del pre-
bros al servicio de la impureza y de cepto, obró en mí el pecado, toda
la iniquidad para la iniquidad, así concupiscencia, porque sin la ley
ahora entregad vuestros miembros el pecado está muerto. 9 Y yo viví
al servicio de la justicia para la san- algún tiempo sin Ley, pero, sobrevi-
tidad. 20 Pues cuando erais esclavos viendo el precepto, revivió el pecado
10
del pecado, estabais libres respecto y yo quedé muerto, y hallé que eJ
de la justicia. 21 ¿Y qué frutos obtu- precepto, que era para vida, fué
visteis entonces? Aquellos de que para muerte. 11 Pues el pecado, con
ahora os avergonzáis, porque su fin ocasión del precepto, me sedujo y
es la muerte. 22 Pero ahora, libres por él me mató. 12
En suma, que la
del pecado y siervos de Dios, tenéis Ley santa y
es el precepto santo,
por fruto la santificación y por fin y justo y bueno.
la vida eterna. 23 Pues la soldada
del pecado es la muerte; pero el don
de Dios es la vida eterna en nuestro La potencia maligna del pecado.
Señor Jesucristo.
13 ¿Luego lo bueno me ha sido
mortal? Nada de eso; pero el pecado,
Los cristianos, libres de la Ley. para mostrar toda su malicia, por
lo bueno me dió la muerte, hacién-
*7 1
¿O hermanos hablo
ignoráis, — dose por el precepto sobremanera
la
a los que saben de leyes que
Ley domina al hombre todo el
— pecaminoso. 14 Porque sabemos que
la Ley es espiritual, pero yo soy
tiempo que éste vive? 2 Por tanto, carnal (3), vendido por esclavo
la mujer casada está ligada al marido
mientras éste vive; pero muerto el sino también de la obligación de las observan-
mosaicas. El argumento con que aquí de-
marido, queda desligada de la ley cias clara su pensamiento es muy singular. La mu-
del marido. 3 Por consiguiente, vi- jer casada, mientras vive el marido está ligada
viendo el marido, será tenida por a él, pero muerto éste, queda libre para casarse
adúltera si se uniere a otro marido; con otro. Cristo murió y con la muerte quedó
pero si el marido muere, queda libre libre de la Ley; nosotros, incorporados a la
de la ley, y no será adúltera si se une muerte de Cristo, quedamos asimismo exentos
de la Ley, debemos vivir según el espíritu
a otro marido. 4 Así que, hermanos nuevo no ysegún la
y Ley vieja.
míos, vosotros habéis muerto tam- (i) El modo como hasta aquí se habló de
bién a la Ley por el cuerpo de Cris- la Ley parecería dar a entender que es mala,
to (1), para ser de otro que resu- que es pecado. ¿Será así? No, contesta San
Pablo. Pero la Ley nos da mayor conocimiento
de nuestros deberes, sin darnos gracia para
(i) Otro aspecto de la justificación es que, cumplirlos, y así, dándonos mayor conciencia
arrancándonos de la servidumbre del pecado, del pecado, nos hace más pecadores.
nos hace libres de él, pero siervos de la justicia (a) Ex. ao, 17, y Deut. 4, 18.
y de Dios. (3) Esto no es culpa de la Ley, que es de
(i) No (61o noi libra Cristo del pecado. tuyo buena, sino del pecado que habita en nos-
1304 ROMANOS, 8
8 ¿Pero qué
dice? «Cerca de ti está ¿Pero es que Dios ha rechazado
la palabra, en tu boca, en tu corazón, a su pueblo? No, cierto (6). Que
esto es, la palabra de la fe, que pre-
dicamos. 9 Porque si confesares con (1) Is. 52, 7.
tu boca al Señor Jesús y creyeres (2) Is. hablando de la pasión del
53, 1,
en tu corazón que Dios le resucitó Mesías.
(3) El Salm. 19, 15, dice esto de los cielos,
(1) 13. i, 9- y el Apóstol lo aplica a los heraldos del evan-
(2) Is. 28, 16. gelio.
(3) Por una prosopopeya introduce aquí el (4) Del gran cántico de Moisés (Deut. 31, 21).
Apóstol a la justicia que viene por la fe, repi- (5) Is. 65, 1.
tiendo y glosando las palabra* de Moisés en (6) Pero en Dios no rechazó definiti-
fin.
Deut. 30, la, 1. vamente a su pueblo. Los dones de Dios son
1308 ROMANOS, 11
yo soy israelita, del linaje de Abraham, tos? 16 Que si las primicias son santas,
de la tribu de Benjamín. 2 No ha también la masa; y si la raíz es santa,
rechazado Dios a su pueblo, a quien también las ramas. 17 Y si algunas de
de antemano conoció. ¿O es que no las ramas fueron desgajadas, y tú,
sabéis lo que en lo de Elias dice la siendo acebuche, fuiste injertado en
Escritura, cómo ante Dios acusa a ella y hecho partícipe de la raíz,
Israel: 3
«Señor, han dado muerte es decir, de la pinguosidad del olivo,
a tus profetas, han arrasado tus alta- no te engrías contra las ramas. 18 Y
res, he quedado yo solo, y aún aton- si te engríes, ten en cuenta que no
tan contra mi vida.» 4 ¿Pero que le sustentas tú a la raíz, sino la raíz
contesta el oráculo divino? Me he a ti. 19 Pero dirás: Las ramas fueron
reservado siete mil varones que no desgajadas para que yo fuera injer-
lian doblado la rodilla ante Baal»(l). tado. 20
Bien, por su incredulidad
5
Pues así también en el presente fueron desgajadas, y tú por la fe
tiempo ha quedado un resto, en estás en pie. No te engrías, antes
virtud de una elección graciosa. 6 Pero teme. 21 Porque si Dios no perdonó
si por gracia, ya no es por las obras, a las ramas naturales, tampoco a ti
que en este caso la gracia ya no sería te perdonará.
22 Considera, pues,
gracia. la bondad y la
¿Qué, pues? Que Israel no logró
7
severidad de Dios; la severidad para
lo que buscaba, pero los elegidos con los caldos, para contigo la bondad,
lo lograron. Cuanto a los demás, si permaneces en la bondad, que de
se han encallecido,
8
según está otro modo también tú serás desga-
escrito: «Dióles Dios un espíritu de jado. 23 Mas ellos, de no perseverar
aturdimiento, ojos para no ver y en la incredulidad, scráu injertados,
oídos para no oír, hasta el día de que poderoso es Dios para injertarlos
hoy» (2).° Y David dice: «Vuélvase de nuevo. 24 Porque si tú fuiste
su mesa un lazo y una trampa, y un cortado de un olivo silvestre y contra
tropiezo, y su justa paga; 10 oscu- naturaleza injertado en un olivo
rézcanse sus ojos para que no vean, legitimo, ¡cuánto más éstos, los natu-
y doblega siempre su cerviz» (3). rales, podrán ser injertados en el
propio olivo! 25 Porque no quiero,
hermanos, que ignoréis este misterio,
Lu reprobación de Israel. para que no presumáis de vosotros
mismos: Que el endurecimiento vino
11 Pero pregunto: ¿Han tropezado a una parte de Israel, hasta que en- j
de suerte que del todo cayesen? tra«c la plenitud de ias naciones;
28
No, ciertamente. Pues gracias a su y entonces lodo Tsrael será salvo,
transgresión obtuvieron la salud los segur* está escrito: «Vendrá de Sión
gentiles para excitarlos n emula- el Libertador, para alejar de Jacob
ción. 12 Ysu caída es la riqueza del
si las impiedades.
27
Y esta será mi
mundo, y su menoscabo la riqueza alianza con ellos, cuando borre sus
de los gentiles, ¡cuánto más lo será pecados» (1).
su plenitud! 13
Y a vosotros, los gen- 28 Por lo que toca al Evangelio, :
tiles, os digo que mientras sea após- son enemigos por bien vuestro; mas .
tol de los gentiles, haré honor a mi según la elección, son muy amados de j
ministerio, 14 por ver si despierto la Dios a causa de los padres, 2 * que I
(1) Is. 40, 3. y Job 41, 3. (1) Dos sentencias de los Proverbios. La
(2) En la ley mosaica se ofrecían a Dios primera de 3, 4, pero según el texto griego; la
sacrificios de animales; en la ley evangélica segunda de 25, 21.
esos sacrificios son de los mismos fieles, que (2) La obediencia a las autoridades civiles
con su vida santa ofrecen a Dios el sacrificio es para el cristiano un deber de conciencia,
que más le agrada. pues la autoridad que ejercen emana de Dios,
(3) Esta imagen del cuerpo místico, que es que, como es autor del hombre social, es, por
la Iglcs a, la desarrolla también en I Cor, 12, 27, lo mismo, autor de la sociedad y de la autori-
con el ánimo de exhortar a la colaboración dad, que es la forma de la sociedad misma.
de todos en procurar el bien de la Iglesia con Cuando San Pablo escribió esto desempeñaba
la gracia que cada uno haya recibido. Nerón la dignidad imperial.
1310 ROMANOS, 14
gentiles, se impuso a éstos el decreto de Jeru- sobre los alimentos, fuera de que éstos no
salén, que nos refiere San Lucas (Act. 15, u). manchan al hombre (Mt. 15. 11 ss.).
ROMANOS, 15 1311
29 que yendo
a España (1), y sé Saludad a los de la casa de Aris-
a vosotros iré con la plenitud de la tóbulo. 11 Saludad a Herodiano, mi
bendición de Cristo. pariente. Saludad a los de Narciso,
30 Os exhorto, hermanos, por nues- los que son del Señor. 12 Saludad a
tro Señor Jesucristo y por ln caridad Trifena y a Trifosa, que han pasado
del Espíritu, a que me ayudéis en esta muchas penas en el Señor. Saludad
lucha, mediante vuestras oraciones a Pérsida, muy amada, que sufrió
a Dios por mí, 31 para que me libre muchas penas en el Señor. 13 Salu-
de los incrédulos en Judea y que el dad a Rufo, el elegido del Señor,
servicio que me lleva a Jcrusalén y a su madre, que lo es mía. 14 Salu-
sea grato a los santos. 32 Con esto dad a Asincrito y Flcgón, Patroba,
iré alegre a veros, por la voluntad Hcrmes, y hermanos que viven
a los
de Dios, y me recrearé con vosotros. con ellos. 15
Saludad a Filólogo y a
33 El Dios de la paz sea con todos Julia, a Nerco y a su hermana, y a
vosotros. Amén. Olimpia y a todos los hermanos que
viven con ellos. 18 Saludaos unos a
Recomendación»-*. otros con el ósculo santo. Os saludan
todas las iglesias de Cristo.
1 17 Os recomiendo, hermanos, que
1 fy Os recomiendo
a nuestra her-
mana Febc(2), diaconisa de tengáis los ojos sobre los que pro-
la iglesia de Generes, 2 para que la ducen divisiones y escándalos fuera
recibáis en el Señor de manera digna de la doctrina que habéis aprendido
18 porque
de santos y la asistáis en todo lo que y que os apartéis de ellos,
le fuere necesario, pues ella ha favo- ésos no sirven a nuestro Señor Cristo,
recido a muchos y a mf mismo. sino a su vientre, y con discursos
3 Saludad a Prisca y a Aquila, mis suaves y engañosos seducen los cora-
cooperadores en Cristo Jesús (3), zones de los incautos.
19
los cuales por salvar mi vida expu- Vuestro comportamiento ha lle-
sieron su cabeza, a quienes no sólo gado a noticia de todos; me alegro,
estoy agradecido yo, sino todas las pues, en vosotros, y quiero que seáis
iglesias de la gentilidad. 6 Saludad prudentes para el bien, sencillospara
también a la iglesia de su casa. el mal, y el Dios de la paz aplastará
Saludad a mi amado Epéncto, las pronto a Satanás bajo vuestros pies.
primicias de Asia (4).
Cristo en La gracia de nuestro Señor Jesús
8Saludad a María, que soportó sea con vosotros. 21 Os saluda Timo-
muchas penas por nosotros. 7 Salu- teo, mi colaborador, y Lucio, Jasón
dad a Andrónico y a Junia, mis y Sosípatro, mis parientes. 22 Os
parientes y compañeros de cautive- saludo yo, Tercio (1), que escribo
rio, que son muy estimados entre los esta epístola, en el Señor. 23 Os salu-
apóstoles y fueron en Cristo antes da Cayo, huésped mío y de toda la
que yo. 8 Saludad a Ampliato, a Iglesia. Os saluda Erasto, tesorero
quien amo en el Señor. 9 Saludad a de la ciudad, y el hermano Cuarto.
Urbano, nuestro cooperador en Cristo,
y a Eustaquio, mi amado. 10 Salu- Uoxolofjí"-
dad a Apeles, probado en Cristo.
25 Al que puede confirmaros según
Cuando haya cumplido comisión de
(i) la
mi evangelio y la predicación de
las iglesiasen favor de los fieles a Jerusalén,
quiere buscar nuevos campos de apostolado, y
—
Jesucristo según la revelación del
pone los ojos en las provincias más occidentales, misterio tenido secreto' en los tiem-
la de España, adonde desea que los romanos pos eternos, 28 pero manifestado
le encaminen. ahora mediante los escritos profé-
(a) Fué la portadora de la carta esta Febe ticos, conforme a la disposición de
que iba a Roma a sus negocios. Dios eterno, que se dió a conocer a
Este matrimonio es una prueba de la
(3)
todas las gantes para que se rindan
facilidad con que se trasladaban los judíos,
que, desterrados de Roma el año 48, pararon a la fe ,
27
—al Dios solo sabio, sea
por Jesucristo, la gloria por los siglos
un tiempo en Corinto (Act. 18, 2), luego en
Efeso (Act. 18, 18; 18, 36), donde continuaban de los siglos. Amén.
cuando San Pablo escribía la I Cor. 16, 19. Y
donde estaban de nuevo al escribir San Pablo
su testamento, la II Tim. 4, 19. (1) Aquí tenemos la simpática figura del
(4) Los nombres que siguen, griegos o la- ecretario de San Pablo en esta ocasión. Lleva
tinos, son muchos propios de judíos y esclavos, un nombre bien romano, igual que el Cayo y
que debían de abundar en la Iglesia romana. el Cuarto que siguen.
FILIPENSES, 1 1313
A LOS FILIPENSES
Saludo. ¡pues os llevo en
el corazón, y en mis
en mi defensa y en la
prisiones,
1 1Pablo y Timoteo, siervos de confirmación del Evangelio, sois todos
I
B3
1314 FILIPENSES, 2
12
Así pues, amados míos, como Kpafrodito.
siempre habéis obedecido, no sólo
cuando estaba presente, sino mucho 26 He creído necesario enviaros
a
más ahora que estoy ausente, con Epafrodito, nuestro hermano, coope-
tetnor y temblor trabajad por vues- rador y camarada mío, vuestro en-
tra salud. 13 Pues Dios es el que obra viado y ministro en mis necesidades,
en vosotros obrar según 26 puesto que está suspirando
el querer y e¡ por
su beneplácito. 14 Efacedlo todo sin todos vosotros y está angustiado por-
murmuraciones ni discusiones, 15 a que sabe que. ha llegado a noticia
fin de que seáis irreprensibles y sen- vuestra que estuvo enfermo. 27 Cier-
hijos de Dios sin mancha, en
cillos, tamente que estuvo a punto de morir:
medio de esta generación mala y pero Dios tuvo misericordia de él, y
perversa, entre la cual aparecéis como 110 sólo de él, sino también de mí,
antorchas en el mundo, 16 llevando para que yo no tuviera tristeza sobre
en alto la palabra de vida, que en tristeza. 28 Así pues, le envío más
el día de Cristo será para gloria mía prestamente, para que, viéndole de
no haber corrido en vano ni haberme nuevo, os alegréis y yo quede más tran-
en vano afanado. 17 aunque tu- Y quilo. 29 Recibidle, pues, en el Señor
viera que libarme (1 ; sobre el sacrifi- con toda alegTÍa, y honrad a los que
cio y el servicio de vuestra fe, me ale- son como él, 30 que por el servicio
graría y me congratularía con todos de Cristo estuvo a la muerte, habien-
vosotros. 18 Alegraos, pues, también do puesto en peligro su vida para
vosotros de esto mismo y congratu- suplir en mi servicio vuestra ausencia.
laos conmigo.
bido del Padre en premio de ella, siempre y > (1) Esta frase debe de ser el «cave canem»
como todas las obras del Verbo encarnado, ! que se leía a la entrada de las casas romanas.
para gloria de Dios Padre. Los judíos y judaizantes persegJÍan al
(2)
(1) La liberación se añadía al sacrificio, Apóstol por doquier, con un eis iñaiiiento qje
y así el Apóstol consiente en ser libación aña- no sabemos tuvieran con los o.ros Apóstoles.
dida al sacrificio en que por los filipenses se No podían perdonarle su «traición» a la an igua
ofrece. fe y su completo olvido de los privilegios na-
(2) Después de lo dicho en 1, 25, de nuevo cionales de Israel.
insiste en la seguridad que tiene de ser absuelto (3) En la carne, es decir, en la circuncisión
pronto. carnal y en la descendencia de Abraham.
'!
'
FILIPENSES, 4
comienzo del Evangelio, cuando parti trajo, olor de suavidad, livstia acepta
de Macedonia, con ninguna iglesia tuve a Dios. 19 Mi Dios os dará todo lo
cuenta de dado y recibido, sólo con que os falta, según sus riquezas en
vosotros (1). Porque estando en gloria, en Cristo Jesús. 20 Dios y A
Tesalónica, más de una vez me en- Padre nuestro, gloria por los siglos
viasteis Con que atender a mi nece- de los siglos. Amén.
sidad. 17 No es que yo busque dádivas,
sino que busco fruto que produzca
interés en vuestra cuenta. 18 Tengo Conclusión.
ya de todo, vivo en abundancia y
21 Saludad a todos santos en
estoy al colmo, después que recibí de los
Epafrodito lo que de vosotros me Cristo Jesús. Os saludan los hermanos
que están conmigo. 22 Os saludan todos
(i) San Pablo, según afirma en II Cor., los santos, y principalmente los de la
se gloriaba de vivir del trabajo de sus manos casa del César (1). 23 La gracia del Se-
y no ser gravoso a las iglesias en que predicaba. ñor Jesucristo sea con vuestro es-
Creía esto como un deber suyo. Por esto pre- píritu.
senta como un privilegio de los filipenses y una
señal de su predilección que les aceptase el
socorro pecuniario; mas se mostraba solícito (i) Entre la servidumbre del palacio imperial
en recoger limosnas con destino a los fieles abundaban los cristianos, como también los pro-
de Jerusalén. sélitos judíos.
£<S sentencia común, por pocos contradicha, que San Pablo estuvo preso dos
veces: laprimera la que nos cuenta San Lticas (Hec6. 21, 17-28, 31), y la se-
gunda aquella en que escribió la segunda epístola a Timoteo, y que acabó en su
martirio. A
la primera se atribuyen cuatro epístolas, dirigidas una a los efesios,
otra a los filipenses, otra a los colosenses y la otra a Filemón. Nos atenemos al
orden de la Vulgata. En estas cartas se habla de su cautiverio, y de cómo el Señor
lo hizo redundar en beneficio del Evangelio, y manifiesta las buenas esperanzas
que tenia de su libertad. Entre los que contradicen la opinión común de que hayan
sido escritas en Roma, algunos quieren que lo hayan sido en Cesárea, en los dos
años que allí estuvo detenido por Félix, pero no se ve cómo en aquella situación
pudiera tener el Apóstol tan buenas esperanzas de libertad, hasta decir a Filemón
que le preparase hospedaje ( Filem. 22), sobre todo si a esto se añade la revelación
del Señor de que daría testimonio de El en Roma (Hech. 23, 11 ). Otros quieren
que haya sido Efeso la ciudad en que San Pablo estuvo preso y escribió estas
epístolas. En la II Cor. 1, 8, habla de la gran tribulación sufrida en Asia;
en I Cor., 15, 32, asegura haber luchado con fieras (humanas) en Efeso. Sin
negar que San Pablo haya podido sufrir alguna breve prisión como la de Fi-
lipos (Act. 16, 11 8S.), no es razonable admitir una prisión larga, que hubiera
interrumpido su ministerio, tan fructuoso, sin que hubiera sido mencionada
por San Lucas.
En patético discurso de despedida que San Pablo dirigió a los presbí-
el
teros deEfeso (Hech. 20, 18 ss.), asegura el Apóstol que de entre ellos se levan-
tarán lobos rapaces que formarán sectas perversas. En estas cartas, escritas
unos cuatro o cinco años más tarde, habla ya San Pablo de esas sectas, que
comienzan a aparecer. Son las del gnosticismo, que en el siglo II alcanzarán todo
1318 EFESIOS
BU desarrollo. Al presente sólo las conocemos por hs escasos datos de San Pablo.
Parece que reducían a Jesucristo al orden de las jerarquías angélicas, y además
intentaban imponer las observancias de la ley mosaica en l? que toca a hs
alimentos y a las fiestas. Hasta es posible que hubiera aquí algunos elementos
dualistas de origen persa, que entran luego en la composición de los i'arios sis-
temas gnósticos. Estas doctrinas dieron ocasión el Apóstol para descubrirnos
nuevos aspectos de la persona de Jesús en sus relaciones con la Divinidad y
con la Iglesia. La inteligmeia de San Pablo estaba tan llena de la idea de Jesús,
que no necesitaba más que una ligera excitación para derramar nuevos rayos
de luz sobre El.
RA Efeso una gran ciudad, muy rica por su comercio, y capital de la pro-
vincia romana de Asia. En ella se veneraba una antigua divinidad asid-
tica, asimilada a Artemisa, la Diana latina. Su templo, considerado como
la séptima maravilla del mundo, se llamaba Artemisión y era centro de. pere-
grinación de toda el Asia. San Pablo predicó en esta ciudad durante su tercera
misión y permaneció en ella casi tres años predicando el Evangelio con gran
éxito, pues de Efeso se derramó la fe por todas las provincias de Asia. (Act. 18,
23-20, 1).
La epístola ha sido escrita durante su prisión por Jesucristo (3, 1). Pero
acerca de los destinatarios de ella se han suscitado diversas dudas y propuesto dis-
tintas opiniones. Ante todo es de extrañar que una epístola escrita a una iglesia
recientemente futuiada por el Apóstol, de la cual tan patéticamente se despidió
al dejarlos (Hcch. 20, 17 ss.), sea tan impersonal, sin ninguno de aquellos
desahogos afectuosos que tanto abundan en las epístolas de San Pablo, y sin
aquella serie de saludos y recomendaciones personales que dan a estas epís-
tolas el carácter de cartas familiares. Añádase a esto que la única expresión
que en esta epístola nos recuerda a Efeso «o todos los santos que están en Efeso-,
falta en algunos códices antiguos, o está añadida de segutida mano. En tercer
lugar, Marción da esta epístola como escrita a los laodicenses. Finalmente,
San Pablo mismo, en la epístola a los eolosenses (4, 16 J habla de una epís-
tola escrita a los de Laodicea.
Por esto se ha supuesto, para resolver estas dificultades, que se trata de una
encíclica llevada por Tiquico, portador de todas estas epístolas, el cual debía
dejar una copia en cada iglesia por donde pasaba. Esto explicaría el carácter
más abstracto de la epístola y también que entre los varios destinatarios hu-
biera prevalecido Efeso por la importancia de la sede, aunque no sin di jar
vestigios en contrario.
La carta, después del saludo (1, 1-2), empieza con una bendición a Dios,
en que expone elmisterio de la redención por Jesucristo (1, 3-14); sigue luego
explicándonos el misterio de la Iglesia, creación del mismo Jesucristo Reden-
tor (1, 15-3, 21). Aista primira parte dogmática sigue la moral o puré ni tica,
(ti que exhorta a conservar la unidad (4, 1-16), la santidad de la vida en todos-
Ios estados de la Igksia (4, 17-ü, 9), y termina con un epílogo en que los ani-
ma a volver sobre si mismos, armados con las armas de las vil ludes cristia-
nas (6, 10-20). A Tiquico, portador de 16* car ta. Ir- encomiendo niforwnri *
acerca del estado de su causa.
EFESIOS, 1 1310
A LOS EFESIOS
S:dudo. gún el propósito de Aquél que hace
todas las cosas conforme al consejo
Pablo, Apóstol de Jesucristo
1 de su voluntad, 12 a fin de que cuan-
I por la voluntad de Dios, a los tos esperamos en Cristo seamos para
sanios y fieles de Jesucristo de Efeso; alabanza de su gloria. 13 En El tam-
2
sean con vosotros la gracia y la paz bién vosotros, que escuchasteis la pa-
de parte de Dios, nuestro Padre, y labra de la verdad, el Evangelio de
del Señor Jesucristo. nuestra salud, en el que habéis creído,
fuisteis Sellados con el sello del Es-
píritu Santo prometido (1), 14 prend 1
no sólo en este siglo, sino también bais lejos, habéis sido acercados por
en el venidero. 42 Y sujetó todas las lia sangre de Cristo. 14 Pues El es
cosas bajo sus pies y a El le puso nuestra paz (1), que hizo de los dos
por cabeza de todas las cosas en la pueblos uno, derribando el muro de
Iglesia, 23 que es su cuerpo, la pleni- separación, la enemistad, 15 anulando
tid del que todo en todos lo llena. en su carne la ley de los manda-
mientos formulada en decretos, para
hacer en Sí mismo de los dos un solo
El poder de Dio» en los cristianos. hombre nuevo, y dando la paz (2), .
18
y reconciliándolos a ambos en un
»)
1
Y vosotros estabais muertos por solo cuerpo con Dios, por la cruz, I
Cristo Jesús, los que un tiempo esta- rada santificada por el Espíritu Santo y hecha
!
digna de Dios.
(4) Era en efecto su condición de Apóstol de
(i) Para que mejor estimen lo que ahora los gentiles, lo que concitaba el odio de los iu-
ion, les recuerda lo que antes fueron. dlos contra Pablo.
(a) San Pablo, que recuerda sus antiguos (5) San Pablo ha recibido de Dios la mi-
sentimientos de fariseo, no se cansa de repetir sión de dar a conocer a los gentiles este mis-
que la salvación es don gratuito de Dios. terio de salud.
EFESIOS, 4 1321
dejan llevar de todo viento de doc- sol sobre vuestra iracundia. No déis
trina por el engaño de Jos hombres, entrada al diablo. 28 El que robaba,
que para engañar emplean astuta- ya no robe, antes bien afánese tra-
mente los artificios del error. 15 Al '
bajando con sus manos en algo
mutrario, abrazados a la verdad, en |
de provecho, de que poder dar al
todo crezcamos en caridad, llegán- que tiene necesidad. 29 No sal^a
donos a Aquél que es nuestra ca- de vuestra boca ninguna palabra
beza, Cristo, 16 de quien todo el áspera, sino palabras buenas y oportu-
cuerpo, trabado y unido por todos nas para edificación, a fin de ser gra-
los ligamentos que lo unen y nutren I tos a los oyentes. 30 Guardaos de en-
para la operación propia de cada I tristecer al Espíritu Santo de Dios (1),
miembro, crece y se perfecciona en en el cual habéis sido sellados para
la caridad (1). el día de la redención. 31 Alejad de
vosotros toda amargura, arrebato,
cólera, indignación, blasfemia y toda
101 hombre viejo. malignidad. 32 Sed más bien unos
para otros bondadosos, compasivos,
17
Os digo, pues, y os exhorto en el j
y perdonaos los unos a los otros,
Señor, a que no viváis como viven !
como Dios os ha perdonado en
los gentiles, en la vanidad de sus Cristo.
pensamientos, 18 oscurecida su razón,
l
ajenos a la vida de Dios, por su ig- Sed, en fin, imitadores de Dios,
norancia y la ceguera de su corazón. 5
como hijos amados suyos, y vivid
19
Embrutecidos, se entregaron a la ¡en caridad, como Cristo nos amó y
lascivia, derramándose ávidamente se entregó por nosotros en oblación
!
la verdad de Jesús.
22
Dejando vues- entre, vosotros, como conviene a san-
I
en las obras vanas de las tinieblas, jamás su propia carne, sino que la
22 5
Las casadas estén sujetas a sus Siervos, obedeced a vuestros
maridos como al Señor; 23 porque el amos según la carne, como a Cristo,
marido es cabeza de la mujer, como con temor y temblor, en la sencillez
6
Cristo es cabeza de la Iglesia, y de vuestro corazón; no sirviendo al
salvador de su cuerpo. 24 Y como la ojo, como buscando agradar a un
Iglesia está sujeta a Cristo, así las hombre, sino como siervos de Cristo,
mujeres a sus maridos en todo. que cumplen de corazón la voluntad
35 Vosotros, los maridos, amad a de Dios; 7 sirviendo con buena volun-
vuestras mujeres, como Cristo amó tad, como quien sirve al Señor y no
a la Iglesia (3) y se entregó por a hombre: 8 considerando que a cada
ella, 26 para santificarla, purificán- uno le retribuirá el Señor lo bueno
dola mediante el lavado del agua que hiciere, tanto si es siervo, como
con la palabra, 27 a fin de presen- si es libre. 9 Y vosotros, amos, haced
társela a Sí gloriosa,- sin mancha o lo mismo con ellos, dejándoos de ame-
arruga o cosa semejante, sino santa
e intachable. 28 Los maridos deben
(1) Son palabras del Gen. 2, 24, que con-
amar a sus mujeres como a su propio tienen la institución del matrimonio.
cuerpo. El que ama a su mujer, (2) Este misterio del matrimonio no es
a sí mismo se ama, 29 y nadie aborrece grande en las uniones humanas, que obedecen
a la ley dada por Dios al principio e impresa
(1)Alude aquí San Pablo a los nuevos en el ser humano como en todos los vivientes:
errores que ocultaban en las tinieblas la corrup- pero sí lo es en Cristo y en la Iglesia, cuya
ción moral que llevaban dentro. unión viene a ser expresada por el matrimonio
(2) Estas palabras no se hallan en la Escri- cristiano. En el Antiguo Testamento el matri-
tura. Deben de estar tomadas de algún himno monio humano era el medio para declarar el
cristiano litúrgico. matrimonio divino; en el Nuevo Testamento,
(3) En Antiguo Testamento es frecuentí-
el el matrimonio de Cristo con la Iglesia es el
sima la imagen del matrimonio para expresar misterio declarado por el matrimonio cristiano
las relaciones de Dios con Israel; esta misma en cuanto sacramento.
emplea el Apóstol para expresar las de Jesu- (3) Ex. 20, 12, y Deut. 9, 16. Efectivamente
cristo con la Iglesia, y de ella, como de prin- este mandamiento Ueva aneja la promesa de
cipio, infiere los normas de conducta en:re los la bendición que acomapña a toda familia en
casados. que reina la piedad de los hijos hacia los padres.
1324 FESIOS, 6
liazas, considerando que en los cielos con que podáis hacer inútiles U>*
está su Señor y el vuestro, y que no encendidos dardos del maligno. \? To-
hay en El acepción de personas. (1). mad el yelmo dt la salud y la espada
del espíritu (1), que es la palabra
de Dios, 18con toda suerte de ora-
La milicia cristiana.
ciones y plegarias, orando en todo
10 Por lo demás, confortaos en el tiempo con fervor, y siempre en
Señor y en la fuerza de su poder: continuas súplicas por todos los san-
11 vestios de toda la armadura de tos 19 y por mí, a fin de que me sean
Dios, para que podáis resistir a las dadas palabras de libertad con que
insidias del diablo: 12 que no es nuestra dar a conocer el misterio del Evangelio,
lucha contra sangre y carne, sino 20 del que soy embajador para anun-
contra principados, contra potes- ciarlo con toda libertad y hable de
tades, contra los dominadores de 61 como conviene hablar.
este mundo tenebroso, contra los 81 Y para que sepáis lo que a mi
A LOS COLOSENSES
Saludo. miento de la voluntad de Dios, con
toda sabiduría e inteligencia espiri-
1 Pablo, Apóstol de Cristo Jesús tual, 10 y andéis de una manera digna
1
su cruz todas las cosas, así de 1Quiero que sepáis qué lucha
las "2
la tierra como las del cielo (1). jí: sostengo por vosotros y por los
de Laodicea, y por cuantos no han
Los coloseuses. visto mi rostro en carne (1), 2 para que
se consuelen vuestros corazones, a fin
21
Y a vosotros, Otro tiempo extra- de que, unidos en la caridad, alcan-
ños y enemigos de corazón por las céis todas las riquezas de la plena
malas obras, pero ahora reconcilia- inteligencia y conozcáis el misterio
dos en el cuerpo de su carne, por su de Dios, esto es, a Cristo, 3 en quien
muerte, para presentaros santos e in- se hallan escondidos todos los tesoros
maculados e irreprensibles delante de de la sabiduría y de la ciencia.
El, 23 si perseveráis firmemente fun-
dados e inconmovibles en la fe, y no
os apartáis de la esperanza del Evan- Deben guardarse de los errores.
gelio que habéis oído, que lu sido
predicado a toda criatura bajo los 4
Esto os digo para que nadie os
cielos, y cuyo ministro he sido cons- engañe con argumentos capciosos;
tituido yo, Pablo. 6
pues aunque estoy ausente en la
carne, en el espíritu estoy en medio
Pablo y el misterio de la Cruz. de vosotros, alegrándome de vuestro
buen concierto y de la firmeza de vues-
24 Ahora me alegro de mis padeci- tra fe en Cristo. 8 Pues como habéis
mientos por vosotros (2), y suplo recibido al Señor Cristo Jesús, andad
en mi carne lo que falta a las tribu- en El, 7 arraigados y fundados en El,
laciones de Cristo por su cuerpo, corroborados por la fe, según la
que es la Iglesia. 26 Ministro suyo soy doctrina que habéis recibido, abun-
I
puerta para la palabra, para anunciar has recibido, para ver de cumplirlo
I
A FILEMON
Saludo. bido gran alegría y consuelo de tu
caridad, hermano, porque sé que con-
1
Pablo, preso de Cristo Jesús, fortas a los santos.
y hermano Timoteo, a Filemón,
el
nuestro amado y colaborador, 2 a
la hermana Apia, a Arquipo, nuestro Petición por Onésimo.
camarada, y a la iglesia de su casa: 8
Con vosotros sea la gracia y la paz Por lo cual, aunque tendría plena
en Cristo para ordenarte lo
de parte de Dios, nuestro Padre, y libertad
que es justo, 9 más prefiero apelar
del Señor Jesucristo.
a tu caridad. Siendo el que soy,
Pablo, embajador y ahora prisio-
nero de Cristo Jesús, 10 te suplico
Acción de gracias. por mi hijo, a quien entre cadenas
engendré, por Onésimo, 11 un tiempo
4
Haciendo sin cesar memoria de inútil para ti, mas ahora, para ti y
vosotros en mis oraciones, doy gra- para mí muy útil (1), 12 que te remito,
cias a mi Dios, 5 porque sé la fe y la mejor diría, que no te lo remito a él
caridad que tenéis hacia el Señor sino que te remito mis entrañas (2).
Jesús y hacia todos los santos.
6
Que la comunicación de tu fe venga
San (1) Pablo juega aquí con el nombre
a ser eficaz en orden a Cristo, en el de Onésimo, que precisamente significa «útil».
conocimiento perfecto de todo el (2) Hermosa expresión que muestra toda la
bien que hay en vosotros. 7 He reci- ternura del corazón del Apóstol.
84
13:-í0 PASTORALES. I A TIMOTEO
13
Querría retenerlo junto a mí, para It ofendió o algo te debe, ponió a mi
que en tu lugar me siriviera en mi pri- cuenta. 19 Yo, Pablo, de mi puño
sión por el Evangelio; 14 pero sin tu lo escribo, yo te lo pagaré, por no
consentimiento nada he querido hacer, decirte que tú mismo te me debes (1).
a fin de que ese favor no me lo hicieras 20 Si, hermano, que obtenga yo de
por necesidad, sino por voluntad (1). ti esta satisfacción en el Señor.
15 Tal vez
se te apartó por un mo- Consuela en Cristo mis entrañas.
mento, para que por siempre le 21
Te escribo confiado en tu obe-
16 no ya como simple
tuvieras, diencia, y cierto de que harás más
siervo, sino además como hermano de lo que yo te digo. 22 Y vete pre-
amado, muy amado para mí, pero parándome el hospedaje, porque es-
mucho más para ti, según la ley pero, por vuestras oraciones, seros
humana y según el Señor (2). 17 Si me restituido. 23 Te saluda Epafras, com-
tienes, pues, por compañero, acógele pañero de mi cautiverio en Cristo
como mí mismo. 18 Si en algo te
a Jesús, 24 Marcos, Aristarco, Demás,
Lucas, mis colaboradores.
25
(i) Es grande la delicadeza del Apóstol en La gracia del Señor Jesucristo
este y en otros casos análogos, por ejemplo, sea con vuestro espíritu.
cuando se trata de hacer la colecta para los
fieles de Jerusalén, que quiere se haya en ausen-
cia sjya, para que nadie se sienta coaccionado (i) Emplea el Apóstol el lenguaje comercial.
por su presencia. FUemón, que debe al Apóstol la fe y la espe-
(a) Aquí se contiene toda la novedad que ranza de la salud eterna, tiene contraída con el
el Evangelio aporta al grave problema social Apóstol una deuda mucho mayor que todas
de la esclavitud. las de Pablo con él.
I A TIMOTEO
Saludo. La Ley.
8
1 1
Pablo, Apóstol de Cristo Jesús, Pues sabemos que la Ley es
por el mandato de Dios nuestro buena, para quien use de ella con-
9 teniendo
Salvador y de Cristo Jesús, nuestra venientemente; en cuenta
esperanza, 2 a Timoteo, verdadero que la Ley no es para los justos, sino
hijo en la fe: la gracia, la misericordia, para los inicuos (1), para los rebel-
la paz de parte de Dios Padre y de des, para los impíos y pecadores,
Cristo Jesús, nuestro Señor. para los que carecen de religión y
piedad, para los parricidas y matri-
Timoteo, en Efeso. cidas, para los homicidas, 10 para los
prostituios y sodomitas, ladrones de
3
Te rogué, al partir para Macedonia, esclavos, embusteros, perjuros, y si
que te quedaras en Efeso, para que algún otro hay que se oponga a la
11 conforme al Evan-
requirieses a algunos que no ense- sana doctrina,
ñasen doctrinas extrañas, 4 ni se gelio glorioso del bienaventurado
ocupasen en fábulas y genealogías Dios que me ha sido encomendado.
inacabables (1), más a propósito
pira engendrar disputas que para la
edificación de Dios en la fe. 5 El La misión de San Pablo.
fin del Evangelio és la caridad de un
corazón puro, de una conciencia 13 Gracias doy a nuestro Señor
buena y de una fe sincera (2), 6 de las Cristo Jesús (2) que me fortaleció, de
cuales algunos se desvían, viniendo a haberme juzgado fiel confiarme el
al
13
dar en. vaciedades, 7 alardeando de ministerio, a mí, que primero fui
doctores' dte "la Ley, sin entender lo
que dicen ni Jo que afirman. (1) La Ley puede considerarse de dos modos:
como norma directiva, y ésta es para justos y
pecadores, y como norma que lleva consigo la
(1) Esas fábulas y genealogías pueden ser coacción y la sanción, y ésta sólo es para quie-
los comienzos de las genealogías de eones que nes no se someten a ella de propia voluntad.
tanto abundaron luego en los sistemas gnósticos. (2) San Pablo reconoce la gracia del Señor
(2) Hermosa sentencia que resume la sus- en haberle conferido tan alta misión después de
tancia de la vida cristiana. haber perseguido a la Iglesia.
1332 I A TIMOTEO, 2, 3
teros (1). 16 Esta sea tu ocupación, éste jóvenes se casen, críen hijos, gobier-
tu estudio, de manera que tu apro- nen su casa, y no den al enemigo
vechamiento sea a todos manifiesto. ningún pretexto de maledicencia,
16 Vela sobre ti, atiende a la ense- 15 porque
algunas ya se han extraviado
ñanza, insiste en ella. Haciendo así en pos de Satanás. 16 Si algún fiel
te salvarás a ti mismo y a los que te tiene viudas en su casa, asístalas y
escuchan. no sea gravada la Iglesia, para que
ésta pueda asistir a las que son viu-
das de verdad (1).
Conducta que lia ti»- tener con
los ancianos.
Conclusión.
Exhortación a la perseverancia.
20
¡Oh Timoteo!, guarda el depósito
11
Pero tú, hombre de Dios, huye a ti confiado, evitando las vanida-
de estas cosas, y sigue la justicia, la des impías y las contradicciones de
piedad, la fe, la caridad, la paciencia, la falsa ciencia, que algunos profe-
la mansedumbre. 12 Combate los bue- san, extraviándose de la fe. La gracia
nos combates de la fe, asegúrate la sea con vosotros (2).
vida eterna, para la cual fuiste lla-
mado y de la cual hiciste solemne Este es el uso que debemos hacer de
(1)
profesión delante de muchos testi- los bienes temporales de que Dios nos colma.
gos. 13 Te mando ante Dios, que da (a) No sólo con Timoteo, sino con los fieles
vida a todas las cosas, y ante Cristo a él encomendados.
J3STA segunda epístola a Timoteo, que es* la postrera del Apóstol, fué es-
en la prisión (1, 8). La situación no se parecía a la anterior, cuando
crita
se mostraba tan satisfecho de que el Señor hubiese convertido su cárcel en pro-
vecho del Evangelio. Ahora se siente solo, porque los de Asia le han abandonado
todos (1, 15). Sólo están con él Lucas y la familia de Onésimo, que no se aver-
gonzó de sus cadenas y le consoló en su prisión. En tal estado el Apóstol se
acuerda de sus fieles discípulos ausentes, y manda que vengan a él Timoteo
y Marcos (4,9 ss.), trayéndole algunas cosas que había dejado en T'róade (4, 11 ).
I33t. II A TIMOTEO, 1
II A TIMOTEO
Saludo. nos llamó con vocación santa, no en
virtud de nuestras obras, sino en vir-
1 tud de su propósito y de la gracia
| Pablo, por la voluntad de Dios
' Apóstol de Cristo Jesús, según la que nos fué dada en Cristo Jesús
promesa de vida en Cristo Jesús, a antes de los tiempos eternos, 10 y
Timoteo, mi amado hijo: Gracia, mi- manifestada al presente por la apa-
sericordia y paz de parte de Dios rición de nuestro Salvador, Cristo Je-
Padre y de Jesucristo, nuestro Señor. sús, que aniquiló a la muerte y sacó
a luz la vida y la inmortalidad por
medio del Evangelio, 11 del cual yo
he sido hecho heraldo, apóstol y doc-
Acción de nracias. tor. 12 Por esta causa sufro, poro
no me avergüenzo, porque sé a quién
3 Doy
gracias a Dios, a quien sirvo, me he confiado y estoy seguro de
a ejemplo de mis mayores ,con pura que puede guardar mi depósito para
conciencia, y sin cesar hago memoria aquel día. 13 Retén la forma de los
de ti en mis oraciones noche y día, sanos discursos (1) que de mí
4
deseoso de verte, acordándome de oíste, inspirados en la fe y en la ca-
14
tus lágrimas. Me gozo con la memo- ridad en Cristo Jesús. Guarda el
ria de tu sincera fe, que fué también buen depósito por la virtud del Es-
la de tu abuela, Loida y la de tu píritu Santo, que mora en nosotros.
madre, Eunice, y que no dudo es la
tuya.
tendrá más lugar en los últimos tiempos, en me dió fuerzas, para que por mí fuese
que los errores dominaran más, según la pala- cumplida la predicación y todas las
bra del Señor (Mt. 24, 22).
naciones la oigan. Así fui librado de
(1) La tradición judía desginaba con estos
la boca del león. 18 El Señor me li-
dos nombres a los magos que trataron de opo-
nerse a Moisés (Ex. 7, 22). brará de todo mal y me guardará
(2) Insiste siempre en la guarda del depó-
sitode la doctrina, que debe encomendar, no
(1) El gran Apóstol se despide de la vida
precisamente a los libros, sino a personas
y nj mira sino a la corona que espera. Como
fieles (i. 2).
una libación, que poco a poco sa derrama en
(3) Estas breves palabras nos dicen todo el altar, asi se consumió su vida en la predi-
lo que es la Sagrada Escritura, libro de Dios
cación del Evangelio. Su fin está próximo;
que la inspiró, y útil para todas las necesidades espera la corona de los largos combates soste-
de la vida y del apostolado cristianos. nidos por Jesucristo.
TITO, 1 1339
para su reino A
celestial. El sea la mo en Mileto. 21 Date prisa a venir
gloria por los siglos de los siglos, antes del invierno. Te saludan Eubu-
Amén. lo, Pudente, Lino, Claudio y todos los
19
Saluda a Prisca y a Aquila y a hermanos,
lacasa de Onesiíoro. 20 Erasto quedó 22
El Señor sea con tu espíritu,
en Corinto. A Trófiino le dejé eníer- La gracia sea con vosotros.
f^E los orígenes de Tito no sabemos nada sino que era gentil. Por primera vez
aparece en la historia durante la asamblea de Jerusalén, en compañía
de Pablo. Allí el Apóstol hubo de luchar contra los partidarios de la Ley, que
intentaban obligarle a que se circuncidara (Gal. 2, 21 ). Acompañó a San Pablo
durante su estancia en Efeso, y por dos veces f ué enviado por él a Corinto, dando
buena cuenta de la delicada misión que llevaba (II Cor. 2, 12; 7, 6 s.; 8, 16 s.).
Libre el Apóstol de su prisión, pasó por Creta, en donde, al partir, dejó a Tito
encargado de agüellas iglesias. Desde Niccpolis, en Epiro, le escribió esta carta,
rogándole en ella que r'iniera a él, una vez que le enviara como suplentes a Arte-
mes o a Tíquico. Por la segunda a Timoteo sabemos que luego le mandó a
Dalmacia.
La carta es breve. Después del saludo acostumbrado (1, 1-4), instruye a
Tito sobre las condiciones que han de tener los presbíteros (5-9 ); habla de los
cretenses ( 10-16 ); le da normas para tratar a los ancianos, a los jóvenes, a
los siervos (2, 1-10); le manda que inculque en todos la sujeción a las auto-
ridades (3, 1-7), y sólo dos líneas dedica a los jalsos doctores: tanto parecían
abundar en Asia (8-10).
A TITO
Saludo. Condiciones de los obispos.
5
[
1
Pablo, siervo de Dios y Apóstol Te dejé en Creta, para que aca-
de Jesucristo, conforme a la fe bases de ordenar lo que faltaba y
de los escogidos de Dios y al conoci- constituyeses por las ciudades pres-
miento de la verdad, que se ajusta bíteros (1) en la forma que te or-
a la piedad, 2 en la esperanza de la dené. 6 Que sean irreprochables ma-
vida eterna desde los tiempos anti- ridos de una sola mujer, cuyos hijos
guos, prometida por Dios, que no sean fieles, que no estén tachados de
miente, 3 que a su debido tiempo ma- liviandad o desobediencia (2). 7 Por-
nifestó su palabra por la predicación
a mí confiada, según el mandato de (1) Esta ordenanza sobre las condiciones
nuestro Salvador, Dios; 4 a Tito, hijo —
de los obispos presbíteros — concuerda con la
,
que es preciso que el obispo sea incul- modo, que las ancianas observen un
pable, como administrador de Dios; no porte santo, no sean calumniadoras,
soberbio, ni iracundo, ni dado al ni esclavas del vino, sino buenas maes-
vino, ni pendenciero, ni codicioso de tras, 4 para que enseñen a las jóvenes
torpes ganancias, 8 sino hospitalario, a amar a sus maridos y a cuidar a sus
amador de los buenos, modesto, jus- hijos, a ser prudentes y honestas,
to, santo, continente, 9 guardador de hacendosas, bondadosas, dóciles a sus
la palabra fiel; que se ajuste a la maridos, a fin de que no sea infa-
doctrina, de suerte que pueda ex- mada la palabra de Dios (1). 6 Asimis-
hortar con doctrina sana y argüir mo a los jóvenes exhórtalos a ser pru-
a los contradictores. dentes en todo. Tú mismo muéstrate
ejemplo de buenas obras, de integri-
Los cretenses. dad en la doctrina, de gravedad, 8 de
palabra sana e irreprensible, para que
los adversarios se confundan, no te-
10
Porque hay muchos indiscipli- niendo nada malo que decir de nos-
nados, charlatanes, embaucadores, otros. 9
Que los siervos estén sujetos
sobretodo los de la circuncisión (1), a sus amos en todo, complaciéndoles
11 10 ni
a los cuales es preciso tapar la boca, y no contradiciéndoles, defrau-
que revuelven del todo las casas, en- dándoles en nada, sino mostrándose,
señando lo que no deben, llevados del fieles en todo, para hacer honor a la
deseo de torpe ganancia. 12 Bien dijo doctrina de Dios nuestro Salvador.
uno de ellos, su propio profeta (2):
«Los cretenses, siempre embusten s,
bestias malas, poltrones y glotones». Manifestación de la gracia de Dios.
13
Verdadero es tal testimonio. Por
11 Porque
tanto, repréndelos con suavidad, para se ha manifestado la
que se mantengan sanos en la fe, gracia salutífera de Dios a todos los
14 que no den oidos
a las fábulas ju- hombres, 12 enseñándonos a negar
daicas y a los preceptos de los hom- la impiedad y los deseos del mundo,
bres que reniegan de la verdad. para que vivamos sobria, justa y pia-
16 Todo es limpio para los limpios, dosamente en este siglo, 13 con la
mas para los impuros y para los in- bienaventurada esperanza en la ve-
fielesnada hay puro, porque su nida gloriosa del gran Dios y de
mente y su conciencia están conta- nuestro Salvador Cristo Jesús, 14 que
minadas (3). 16 Alardean de conocer a se entregó por nosotros para resca-
Dios, pero con las obras le niegan, tarnos de toda iniquidad y adquirirse
abominables, rebeldes e incapaces de un pueblo propio, celador de obras
toda obra buena. buenas (2). 16 He aquí lo que has de
decir, exhortando y reprimiendo con
Consejos a las diversas categorías. todo imperio; que nadie te desprecie.
A LOS HEBREOS
Kl Hijo de Dios, postrer Apóstol ángeles espíritus, y a sus ministros
<1«>1 Padre. llamas de fuego.» 8 Y al Hijo: «Tu
trono, joh Dios!, subsistirá por los
1 Muchas veces
1 y en muchas ma- |
siglos de los siglos, cetro de equidad
es el cetro de tu reino. 9 Amaste la
j
todo», es que no dejó nada que no ! las cosas es Dios. 6 Moisés fué fiel
le sometiera. Al presente no vemos i en toda su casa, como ministro que
aún que todo le esté sometido, pero i había de dar testimonio de todo lo
sí vemos al que Dios hizo poco menor que se había de decir; • pero Cristo
que a los ángeles, a Jesús, coronado I
está como Hijo sobre su casa, que
de gloria y honor, por haber padecido i
somos nosotros, si retenemos firme-
la muerte, para que por gracia de ¡
mente hasta el fin la confianza y la
Dios gustase la muerte por todos. gloria de la esperanza.
j
Melquisedec.
I
(2) Salm. 2, 7.
(i) Gen. a. j. (3) Salín. 110. 1
85
I34n HEBREOS, 6, 7
1348 HEBREOS, 8, 9
135U HEBREOS 10
HEBREOS, 11
caneéis la promesa. " «Porque aún tiendas, lo mismo que Isac y Jacob,
un poco de tiempo, y el que llega coherederos de la misma promesa.
vendrá y no tardará. 38 Mi justo vi- 10 Porque esperaba él ciudad asentada
virá de la fe, pero no se complacerá sobre firmes cimientos, cuyo arquitec-
ya mi alma en el que cobarde se ocul- to y constructor sería Dios (1). 11 Por
ta» (1). 39 Pero nosotros no somos la fe la misma Sara recibió el vigor,
ele los que se ocultan para perdición, principio de una descendencia, y esto
sino de los que perseveran fieles para fuera ya de la edad propicia, por
ganar el alma. cuanto creyó que era fiel el que se
lo había prometido (2). 12 Y por eso de
uno, y éste ya sin vigor para engen-
1.a fe y .su valor en la historia drar, nacieron hijos numerosos como
de los patriarca- las estrellas del cielo y como las are-
nas incontables que hay en las ribe-
ras del mar (3).
I
1
j Ahora bien; es la fe la firme 13
En la fe murieron todos sin reci-
1 1 seguridad de lo que espera- bir las promesas; pero viéndolas de
mos (2), la convicción de lo que no lejos y saludándolas y confesándose
vemos; 2 pues por ella adquirieron peregrinos y huéspedes sobre la tierra,
gran nombre los antiguos. 3 Por la fe 14 pues los que tales cosas dicen dan
conocemos que los mundos han sido bien a entender que buscan la patria.
dispuestos por la palabra de Dios, 15 Que si
se acordaran de aquélla de
de suerte que de lo invisible ha te- donde habían salido, tiempo tuvieron
nido origen lo visible (3). 4 Por la fe para volverse a ella. 16 Pero desea-
Abel ofreció a Dios sacrificios más ban otra mejor, esto es, la celestial.
excelentes que Caín, y por ellos fué Por eso Dios no se avergüenza de
declarado justo, dando Dios testimo- llamarse Dios suyo, porque les tenía
nio a sus ofrendas; y por ella habló preparada una ciudad (4).
aun después de muerto (4). 5 Por la fe 17 Por la fe ofreció Abraham ;i
fué trasladado Enoc, sin pasar por la Isac cuando fué puesto a prueba, y
muerte, y no fué hallado, porque Dios ofreció a su primogénito el que había
le trasladó. Pero antes de ser tras-
recibido las promesas, 18 y de quien
ladado recibió el testimonio de haber se había dicho: «Por Isac tendrás tu
agradado a Dios (5), 6 cosa que sin la descendencia», 19 pensando que hasta
fe es imposible. Que es preciso que
de entre los muertos podría Dios re-
quien se acerque a Dios crea que exis- sucitarle, y así le recuperó en el instan-
te y que es remunerador de los que te en que creía perdido (5). 20 Por
le
le buscan. la fe dió Isac las bendiciones de los
7
Por Noé, avisado por divi-
la fe,
bienes futuros a Jacob y a Esaú (6).
na revelación de lo que aún no se 21 Por Jacob, moribundo, ben-
la fe
veía, movido de temor fabricó el arca dijo a cada uno de
los hijos de José,
para salvación de su casa; y por aque- apoyándose en su báculo (7). 22 Por la
lla misma fe condenó al mundo, ha-
fe José, estando para acabar, se acor-
ciéndose heredero de la justicia según dó de la salida de los hijos de Israel
8
la fe (G). Por la fe Abraham, al ser lla- y dió órdenes acerca de sus huesos (8).
mado, obedeció y salió hacia la tierra 23Por la fe Moisés, recién nacido, fué
que había de recibir en herencia, pero ocultado durante tres meses por sus
sin saber a dónde iba. 0 Por la fe
padres, que viendo al niño tan her-
moró en la tierra de sus promesas moso, no se dejaron amedrentar
como en tierra extraña, habitando en por el decreto del rey (9). 24 Por la fe
Moisés, llegado ya a la madurez,
rehusó ser llamado hijo de la hija
U) Hab. 2, 3 s.
Este capitulo nos muestra al fiel discí-
de Faraón, 25 prefiriendo ser afligido
(2)
pulo de San Pablo. Los patriarcas y profetas
del Antiguo Testamento iban guiados por la fe (1) Gen. 12, 1 ss.
en Dios y en las promesas que Dios les había (2) Gen. 17, 19.
hecho. Esa fe en la palabra divina y la espe- (3) Gen- 15, 5.
ranza de que Dios la cumpliría, era la fuerza (4) Ex. 3, 6.
propulsora de su vida. (5) Gen. 22.
(3) Gen. x. (6) Gen. 27.
(4) Gen. 4, 4- (7) Gen. 48, 15 s.
sinu dolorosa; pero al fin ofrece fru- el cieloos habla, cuya voz entonces
tos apacibles de justicia a los ejerci- estremecía la tierra y ahora hace
tados por ella. esta promesa: «Todavía una vez, yo
conmoveré no sólo la tierra, sino
también el cielo » (1). 27 Este «todavía
Hay que tener alientos. una vez» muestra el cambio de las
cosas movibles, por razón de haberse
Por lo cual, enderezad las manos
12 ya cumplido, a fin de que permane-
caídas y las rodillas debilitadas, 13 y ciesen las no conmovibles. 28 Por lo
enderezad vuestros pasos, para que cual, ya que recibimos el reino incon-
los cojos no se salgan del camino, movible, guardemos la gracia, por la
antes bien sean curados. 14 Procurad cual serviremos agradablemente a
la paz con todos, y la santidad, sin la Dios con temor y reverencia, 29 por-
cual nadie verá a Dios; 15 mirando que mostró Dios ser un fuego de-
bien que ninguno sea privado de la vorador.
gracia de Dios, que ninguna raíz
amarga, brotando, os impida y co-
rrompa la fe e inficione a muchos de Diversos preceptos ninrales.
los fieles. 16 Mirad que ninguno in-
curra en fornicación, impureza o im-
piedad, como Esaú, que vendió su ~\ 1
Permanezca entre vosotros la
primogenitura por una comida. 17 Bien fraternidad, 2 no os olvidéis de
sabéis cómo queriendo después here- la hospitalidad, pues por ella algu-
dar la bendición, fué desechado y no nos, sin saberlo, hospedaron a ánge-
halló lugar de penitencia, aunque con les (2). 3 Acordaos de los presos, como
lágrimas lo buscó (1). si vosotros estuvierais presos con
ellos, y de los que sufren malos tra-
tos, como si estuvierais en su cuerpo.
hxcelejiciu «le la nueva alianza. 4
El matrimonio sea tenido por todos
en honor; el lecho conyugal sea sin
18
Que no os habéis allegado al mancha, porque Dios ha de juzgar
monte tangible, al fuego encendido, a los fornicarios y a los adúlteros.
5
al torbellino, a la oscuridad, a la Sea vuestra vida exenta de ava-
tormenta, 19 al sonido de la trom- ricia, contentándoos con lo que ten-
peta y a la voz de las palabras, que gáis, porque el mismo Dios ha dicho:
quienes las oyeron rogaron que no «No te dejaré ni te desampararé» (3).
se les hablase más; 20 porque no po- De manera que animosos podemos
dían oírla sin temor (2). Si un ani- decir:«El Señor es mi ayuda, no te-
mal tocaba al monte, había de ser meré; ¿qué me podrá hacer el hom-
apedreado. 21 Y tan terrible era la bre?» (4).
aparición, que Moisés dijo: «Estoy 7
Acordaos de vuestros pastores,
aterrado y tembloroso.» 22 Pero vos- que os predicaron la palabra de Dios,
otros os habéis allegado al monte de y considerando el fin de su vida, imi-
Sión, a la ciudad del Dios vivo, a la tad su fe. 8 Jesucristo es el mismo
Jerusalén celestial, y a las miríadas ayer y hoy y por los siglos. 9 No os
de ángeles, a la asamblea, 23 a la con- dejéis llevar de doctrinas varias y
gregación de los primogénitos, que extrañas; porque es mejor fortalecer
están escritos en los cielos, y a Dios, el corazón con la gracia que con
que es Juez de todos, y a los espíritus viandas, de las que ningún provecho
de los justos perfectos, 24 y al Me- sacaron (5) los que a ellas se ape-
diador de la nueva alianza, Jesús, y garon. 10 Nosotros tenemos un altar,
a la aspersión de la sangre, que del que no tienen facultad de comer
habla mejor que la de Abel. los que sirven en el tabernáculo. 11 Los
25 Mirad que no recuséis al que cuerpos de aquellos animales cuya
habla; porque aquéllos, recusando
si ! sangre, ofrecida por los pecados, es
al que en la tierra les hablaba, no
escaparon al castigo, mucho menos (1) Ag. 2, 6.
vosotros, si desecháis al que desde (2) Gen. 18, 3.
(3) Jos. 1, 5.
I
(4) Salm. 118, 6.
(1) Gen. 25, 33; 27, 30 ss. ¡ (5) La distinción de los alimentos en puros
(2) Recuerdo de la promulgación de la ley j
e impuros no aprovecha de nada para la jus-
en el Sinai (Ex. 19, 6). ticia.
Vó!i4 HEBRE
introducida en el santuario por el y que queremos vivir bien en ludo.
pontífice, son quemados fuera del 19
Sobre todo os ruego que hagáis
12 Por
campamento. lo cual también oración para que yo os sea pronto
Jesús, a fin de santificar con su restituido. 20 El Señor de la paz, que
propia sangre al pueblo, padeció fuera sacó de entre los muertos, por la
de la puerta. sangre de la alianza eterna, al gran
13 Salgamos, pues, a El fuera del Pastor de las ovejas, nuestro Señor
campamento, cargados con su opro- Jesús, 21 os haga perfectos en todo
bio, que no tenemos aquí ciudad per- bien, para hacer su voluntad, cum-
manente, antes buscamos la futura. pliendo en vosotros lo que es grato
15 Por El ofrezcamos de continuo a en su presencia, por Jesucristo, a
Dios sacrificio de alabanza, esto es quien sea la gloria por los siglos de
el fruto de los labios que bendicen los siglos. Amén.
su nombre. 19 De la beneficencia y
de la mutua asistencia no os olvidéis,
que en tales sacrificios se complace
17 Conclusión.
Dios. Obedeced a vuestros pastores
y estadles sujetos, que ellos velan
sobre vuestras almas, como quien ha 22
Os ruego, hermanos, que llevéis
de dar cuenta de ellas, para que lo con paciencia este discurso de exhor-
hagan con alegría y sin gemidos, que tación, porque en verdad os he escrito
esto sería para vosotros poco venturo- brevemente. 23 Sabed que ha sido
so (1). 18 Orad por nosotros. Confia-
, puesto en libertad vuestro hermano
mos en que tenemos bujna conciencia Timoteo, en cuya compañía, si vi-
niere pronto, os he de ver. 24 Saludad
(i) Efectivamente no es una dicha para los a vuestros pastores y a todos los
subditos, sino todo lo contrario, el hacer llorar santos. Os saludan los de Italia. 23 La
a sus superiores por su indisciplina. gracia sea con todos vosotros.
EPÍSTOLA DE SANTIAGO
INTRODUCCION A LA EPISTOLA DE SANTIAGO
TJL nombre de Santiago, Jacobo, era muy común entre los judíos. Tres son
los personajes de este nombre que los Evangelios nos dan a conocer. El
primero es Santiago el Mayor, hijo de Zebedeo, Apóstol, que selló con su muerte
la fe de Cristo, el año 44 (Hech. 12, 2). Otro es Santiago el Menor, hijo de
Alfeo, también Apóstol (Me. 3, 18). El tercero es Santiago, hijo de María,
(Me. 16, 1), hermana de la Virgen y llamada en otro lugar María de Cleofás,
por su marido (Jn. 19, 25). Este es, sin duda, el que en los Actos y en San
Pablo recibe el titulo de hermano del Señor (Gal. 1, 19). Parece que su padre
era hermano de San José, su madre cuñada, en sentido lato hermana de la
Virgen, y por tanto primo del Señor (Le. 9, 54). Se disputa si este tercero se
identifica con el segundo. La tradición de la Iglesia oriental los distingue,
mientras la de la Iglesia occidental, con mayor probabilidad, los considera como
una misma y única persona, y que su padre, Cleofás o Cleopatro, es el mismo
que Alfeo.
Este Santiago, hermano del Señor, gobernó hasta su muerte la iglesia de
Jerusalén. Tanto la Escritura como la tradición histórica nos lo presentan
como muy adicto a la Ley y a las prácticas de la devoción judia, sin perjuicio,
claro es, de la fe en Jesucristo; tanto que aquellos judaizantes que por todas
partes perseguían a San Pablo pretendían escudarse con el nombre de San-
tiago. A pesar de esa su piedad, por la que era venerado de los mismos judíos,
el pontífice Anano le hizo prender y condenar a muerte el año 62, aprovechando
la partida del gobernador romano Porcio Festo.
A juzgar por lo que vemos en Jerusalén (Hech. 21, 20 ss.), hemos de su-
poner que muchos judíos de la dispersión, convertidos a la fe, conservaban su
amor al templo y su devoción por aquellas formas de piedad en que se habían
criado. De aquí debía originarse mayor devoción por la iglesia madre de Je-
rusalén. Este fué, sin duda, el motivo de la carta escrita por Santiago «a las
doce tribus de la dispersión".
La carta contiene una serie de normas morales inspiradas en los libros sa-
pienciales, pero desarrolladas en el ambiente de espiritualidad propia del ser-
món de la montaña.
EPISTOLA DE SANTIAGO
Saludo. De la perseverancia en las
pruebas.
1
] Santiago, siervo de Dios y del
Señor Jesucristo, a las doce tribus 2
Tened, hermanos míos, por sumo
de la dispersión, salud. gozo veros rodeados de diversas ten-
1358 SANTIAGO, 2
sus obras.
9
Gloríese el hermano pobre en 38 Si alguno cree ser religioso
y no
su exaltación, 10 el rico en su humi- ;
refrena su lengua, se engaña, porque
llación, porque como la flor del heno \
su religión es vana. 17 La religión
pasará. 11 Se levantó el sol con sus pura e inmaculada ante Dios Padre
ardores, secóse el heno, se marchitó es visitar a los huérfanos y a las
la flor y desapareció su belleza. Asi viudas en sus tribulaciones, y con-
también el rico se marchitará en sus i servarse sin mancha en este mun-
empresas. 13 Bienaventurado el varón , do (1).
que soporta la tentación, porque, pro-
bado, recibirá la corona de la vida
que Dios prometió a los que le aman. 1.a caridad.
13 Nadie en la tentación diga: «Soy
12
(i) El pensamiento general de este versículo Pero ante todo, hermanos, na<
no parece ofrecer dificultad, pero la forma
juréis, ni por el ciclo, nipor la tierra,
gramatical de su expresión no es tan clara.
ni con otra especie de juramentos!
En el texto damos la que nos parece más pro-
bable. que vuestro si sea sí, y vuestro no
(a) Prov. 3, 34. según los LXX. I
sea no, para no incurrir en juicio.
SANTIAGO, 5
86
I3tí2 1 SAN PEDRO, 1
Durante los años en que le perdemos de vista, San Pedro debió de ejercer
su ministerio entre los judíos de las provincias del Asia Menor, y éste sería
el motivo de escribirles las dos cartas que de él poseemos. La primera va diri-
gida «a los elegidos de la dispersión del Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y
Bitinia». La escribió en Babilonia (Roma), y Silvano o Silas fué el encar-
gado de llevarla a su destino. Con el Apóstol se hallaba entonces aMarcos, su
hijot.
La segunda epístola no señala los destinatarios, como tampoco tiene nin-
guno de aquellos rasgos particulares que son propios del género epistolar y
que no faltan en la primera epístola. En ésta nos habla de los herejes que co-
menzaban a pulular en las regiones de Asia, y que no serían otros que los con-
denados por San Pablo en sus epístolas de la cautividad. No son los gnósticos
del siglo II, sino los primeros gérmenes del gnosticismo, que en el siglo siguiente
llegan a su madurez y plena expansión.
La II ofrece en la composición ciertas defícultades, que desaparecen si supo-
nemos haberse dado en el texto una traslocación, y leemos: 3. 1-16, inmediata-
mente después de 2. 3.*, de modo que el orden del texto primitivo fuera 1-2. 3.*;
3. 1-16; 2. 3^-22; 3. 17-18.
I DE SAN PEDRO
Saludo.
que entristeceros un poco, en las
diversas tentaciones, 7 para que vues-
I 1
Pedro, Apóstol de Jesucristo, a tra fe, probada, más preciosa que el
extranjeros de la dis-
los elegidos oro, que se corrompe aunque acriso-
persión, del Ponto, Galacia, Capado- lado por el fuego, aparezca digna de
cia, Asia y Bitinia, elegidos según la alabanza, gloria y honor, en la reve-
presciencia de Dios Padre en la san- lación de Jesucristo, a quien amáis
tificación del Espíritu para la obe- sin haberle visto, en quien ahora
diencia y la aspersión de la sangre de creéis sin verle, y os regocijáis con
Jesucristo (1): la gracia y la paz os un gozo inefable y glorioso * reci-
sean multiplicadas. biendo el fruto de vuestra fe, la salud
de las almas. 10 Acerca de la cual in-
Acción d«- grdetag. quirieron c investigaron los Profetas,
que vaticinaron la gracia a vosotros
8
Bendito sea Dios y Padre de destinada, 11 escudriñando (1) que y
nuestro Señor Jesucristo, que por su cual tiempo indicaba el Espíritu de
gran misericordia nos reengendró a Cristo, que en ellos moraba, y de
una viva esperanza por la resurrec- antemano testificaba los padecimien-
ción de Jesucristo de entre los muer- tos de Cristo y las glorias que habían
tos, 4 para una herencia incorrupti- de seguirlos. 11 A ellos fue revelado
ble, incontaminada e inmarcesible, que no a mismos, sino a vosotros,
sí
que os está reservada en los cielos, 8 a servían con esto, que os ha sido anun-
los que por el poder de Dios habéis ciado ahora por los que os evange-
sido guardados mediante la íe, para lizaron, movidos del Espíritu Santo
la salud que está dispuesta a mani- enviado del cielo y que los mismos
festarse en el tiempo oportuno.
8
Por ángeles desean contemplar.
lo cual exultáis, aunque ahora tengáis
(i) Los profetas velan de lejos los miste-
(i) Se indica aquí parte que en la obra
la rios de Cristo, y por tanto, oscuramente, no
de nuestra salud se atribuye a cada una de satisfaciendo el Señor su deseo de verlos con
las personas de la Santísima Trinidad. claridad y sobre todo de verlos realizados.
I SAN PEDRO, 2 1363
bien, si tal es la voluntad de Dios, vivos y a los muertos. 6 Que por esto
que padecer haciendo el mal (1). fué anunciado el Evangelio a los
muertos (1), para que, condenados
en carne según los hombres, vivan
Ejemplo de Cristo. en el espíritu según Dios.
18
Porque también Cristo murió
una vez por los pecados, el Justo Ayuda mutua de los iieles.
por los injustos, para llevaros a Dios.
7
Murió en la carne (2), pero volvió El fin de todo está cercano. Sed,
19
a la vida por el Espíritu y en El pues, discretos y velad en la oración.
fué a predicar a los espíritus que 8 Ante todo tened los unos para los
estaban en la prisión, 20 incrédulos otros ferviente caridad, porque la
en otro tiempo, cuando en los días caridad cubre la muchedumbre de los
de Noé los esperaba la paciencia de pecados. 9 Sed hospitalarios unos con
Dios, mientras se fabricaba el arca, otros, sin murmuración. 10 El don
en la cual pocos, esto es, ocho per- que cada uno haya recibido, póngalo
sonas, se salvaron por el agua. al servicio de los otros, como buenos
21
Esta os salva ahora a vosotros como administradores de la multiforme gra-
antítipo en el bautismo (3), no, qui- cia de Dios. 11 Si alguno habla, sean
tando la suciedad de la carne, sino sentencias de Dios; si alguno ejerce
en demanda a Dios de una buena un ministerio, sea como con poder
conciencia por la resurrección de Jesu- que Dios otorga, a fin de que en
cristo, 22 que, una vez sometidos a todo sea Dios glorificado por Jesu-
El los ángeles, las potestades y las cristo, a quien la gloria y el imperio
virtudes, subió al cielo y está sen- por los siglos de los siglos. Amén.
tado a la diestra de Dios.
A 1
Puesto que Cristo padeció en De la alegría en las persecuciones.
* carne, armaos también del
la
mismo pensamiento, de que quien 18 Carísimos, no os sorprendáis
padeció en la carne ha roto con el como de un suceso extraordinario del
pecado, 2 para vivir el resto del incendio que se ha producido entre
tiempo, no en codicias humanas, sino vosotros, que es para vuestra prueba;
en la voluntad de Dios. 3 Basta ya 13
antes habéis de alegraros en la
de hacer como en otro tiempo la medida en que participáis en los
voluntad de los gentiles, viviendo en padecimientos de Cristo, para que
el desenfreno, en liviandades, en crá- en la revelación de su gloria (2) exultéis
pula, en comilonas y embriagueces y de gozo. 14 Bienaventurados vosotros,
en abominables idolatrías. 4 Ahora, si por el nombre de Cristo sois ultra-
extrañados de que no concurráis a jados, porque el Espíritu de la gloria,
su desenfrenada liviandad, os insul- que es el Espíritu de Dios, reposa
tan; 6 pero tendrán que dar cuenta sobre vosotros.
al que está pronto para juzgar a los 15 Que ninguno
padezca por homi-
cida o por ladrón, o por malhechor,
o por entrometido; 16 mas si por cris-
(1) Siguiendo esta doctrina, los cristianos
triunfaron de los gentiles, y los santos triunfarán
tiano padece, no se avergüence, antes
del mundo. glorifique a Dios en este nombre.
17 Porque ha
(2) Cristo murió en su carne mortal, pero llegado el tiempo de
resucitó glorioso, cuando su alma gloriosa se que comience el juicio (3) por la
unía a su cuerpo, al que comunicó la gloria de casa de Dios. Pues si empieza por
que ella estaba inundada. Esa misma alma glo-
nosotros, ¿cuál será el fin de los que
riosa descendió a los infiernos llevando a todos,
a los creyentes y a los incrédulos, la noticia de
rehusan obedecer al Evangelio de
su resurrección, a unos para su gloria, a otros
para su confusión. (1) Los muertos por el pecado, para vol-
(3) Comoel agua elevando el arca de Noé verlos a la vida.
salvó patriarca y a su familia, así ahora el
al (2) La revelación de la gloria de Cristo
agua bautismal, figurada en la del diluvio, nos tendrá lugar el día del juicio, cuando vendrá
salva, limpiándonos, no la suciedad del cuerpo, a dar a cada uno según sus obras.
sino las manchas de la conciencia. Los contem- (3) Este juicio son las pruebas a que Dios
poráneos de Noé tomaron a cuento el diluvio somete a los suyos. No se salvan sino supe-
anunciado por el patriarca y se burlaban de él rando las pruebas por que el Señor los hace
!
II SAN PEDRO, 1
Dios? 18
Y
si el justo a duras penas I los soberbiosy a los humildes da su
se ¿qué será del impío y el
salva, gracia. Humillaos, pues, bajo la
*
19
pecador? Así, pues, los que pade-
j
poderosa mano de Dios, para que a
cen según la voluntad de Dios (1)> en- su tiempo os ensalce. 7 Echad sobre
comienden al Creador fiel sus almas El todos vuestros cuidados, puesto
mediante la práctica del bien. que tiene providencia de vosotros.
8
Estad alerta y velad, que vuestro
adversario el diablo, como león ru-
giente, anda rondando y busca a
A los presbíteros.
quien devorar. 9 Habéis de resistirle
firmes en la fe, considerando que
A los presbíteros que hay entre
1
los mismos padecimientos soportan
vosotros los exhorto yo, copres- vuestros hermanos dispersos por el
bítero, testigo de los sufrimientos de mundo. 10 Yel Dios de la gloria,
Cristo y participante de la gloria que os llamó en Cristo a su gloria
que ha de revelarse: 2 Apacentad el eterna, después de un breve padecer
rebaño de Dios que os ha sido con- os perfeccionará y afirmará, os for-
fiado, no en fuerza, sino en blandura talecerá y consolidará. 11 El elA
según Dios, ni por sórdido lucro, imperio por los siglos de los siglos.
sino con prontitud de ánimo; s no Amén.
como dominadores sobre la heredad, 18
Por Silvano, a quien tengo por
sino sirviendo de ejemplo al rebaño. hermano fiel para con vosotros, os
4
Así, al aparecer el Pastor soberano, escribo brevemente, amonestándoos
recibiréis la corona inmarcesible de y testificándoos ser la verdadera
la gloria. gracia de Dios, ésa en que vosotros
8
Igualmente vosotros los jóvenes, os mantenéis, firmes. 13 Os saluda la
vivid sumisos a los presbíteros, y iglesia de Babilonia, partícipe de
todos ceñidos de humildad en el vuestra elección, y Marcos, mi hijo.
trato mutuo, porque Dios resiste a 14 Saludaos mutuamente en el ósculo
de caridad. La paz a todos vosotros
( i) Este verso está tomado de los Prov. i r, 31 los que estáis en Cristo.
II DE SAN PEDRO
Saludo. ciosas y ricas promesas para hacernos
así partícipes de la divina natura-
1 1
Simón Pedro, siervo y apóstol leza (1), huyendo de la corrup-
de Jesucristo, a los que han ción que por la concupiscencia existe
obtenido la misma preciosa fe por en el mundo; * habéis de poner
la justicia de nuestro Dios y Salvador todo empeño por mostrar en vuestra
Jesucristo. 2 Que la gracia y la paz so fe virtud, en la virtud ciencia, 8 en
os multipliquen mediante el conoci- la ciencia templanza, en la templanza
miento de Dios y de nuestro Señor paciencia, en la paciencia piedad,
Jesús. * en la piedad fraternidad, y en la
fraternidad caridad. 8 Si éstas tenéis
y en ellas abundáis, no os dejarán
Fidelidad O la vocación cristiana. ellas ociosos ni estériles en el cono-
cimiento de nuestro Señor Jesucristo.
3
l'ucs que por el divino poder nos
han sido otorgadas todas las cosas
(1) Estas breves palabras «participes de la
que tocan a la vida y a la piedad, divina naturaleza» contienen todo ei misterio
mediante el conocimiento del que de la gracia de Dios, por la cual somos, no
nos llamó por su propia gloria y sólo de nombre, sino en realidad, hijos de Dios,
virtud, v nos hizo merced fie pre- 'según lo inculca San Juan (I ín. ?. r). *- ^4
1
ÍI SAN PEDRO, 2 13(5;
* Mas
el que de ellas carece es de profecía de la Escr itura ha sido pro-
muy corta vista, es un ciego qué ha ferida por humana voluntad, antes
(do al olvido la purificación desús
'I bien, movidos del Espíritu Santo ha-
antiguos pecados. 10 Por lo cual, her- blaron los hombres de Dios.
manos, tanto más procurad asegurar
vuestra vocación y elección, cuanto
que haciendo así jamás tropezaréis, Los ialsos doctores.
" y tendréis ancha entrada al reino
eterno de nuestro Señor y Salvador O 1
Como hubo en el pueblo pro-
Jesucristo. ^ fetas falsos, así habrá falsos doc-
tores que introducirán sectas perni-
Pos» i-eras exhortaciones. ciosas, llegando hasta a negar al Señor
que los rescató, y atraerán sobre si
Por eso no cesaré de traeros a la una repentina ruina. 2 Muchos los
memoria estas cosas, por más que seguirán en sus liviandades, y por
las sepáis y estéis afianzados en la causa de ellos será blasfemado el
verdad que al presente poseéis, camino de la verdad. 3 Llevados de
13 la avaricia, harán de vosotros mer-
pues tengo por deber, mientras
habito en esta tienda (1), estimu- cadería con palabras mentirosas, pero
laros con mis amonestaciones, 14 con- su condenación, ya antigua, no tar-
siderando que pronto veré abatida dará, su ruina no se retrasará.
mi tienda, según me lo ha manifes- 4
Porque si Dios no perdonó a los
tado nuestro Señor Jesucristo. 15 Quie- ángeles que pecaron, sino que, preci-
ro, pues, que después de mi partida pitados en el tártaro, los entregó a
en todo tiempo recordéis esto. las prisiones tenebrosas, reservándolos
para el juicio; 6 ni perdonó tampoco
al viejo mundo, sino que sólo guardó
Dónde se debe buscar la verda- al octavo, a Noé, para pregonero de la
dera fe. justicia, cuando trajo el diluvio sobre
el mundo de ios impíos; 6 y a las ciu-
18
Porque no fué siguiendo arti- dades de Sodoma y de Gomorra las
ficiosas fábulas como os dimos a condenó a la destrucción, reduciéndo-
conocer el poder y la venida de nues- las a cenizas para escarmiento de los
tro Señor Jesucristo, sino como quie- impíos venideros; 7 mientras que libró
nes han sido testigos oculares (2) de al justo Lot, acosado por la conducta
su majestad. 17 El recibió de Dios de los desenfrenados en su lascivia,
8
Padre el honor y la gloria, cuando de al justo que habitaba entre ellos
la magnífica gloria se hizo oír aquella diariamente y sentía su alma ator-
voz que decía: «Este es mi Hijo mentada viendo y oyendo sus obras
muy amado, en quien tengo mis com- inicuas... (1).
9
placencias» (3). 18 Y esa voz bajada del Pues sabe el Señor librar de la
cielo la oímos los que con El está- tentación a los piadosos y reservar
bamos en el monte santo. 19 Y tene- a los malvados para castigarlos en el
mos aún algo más firme, a saber la día del juicio, 10 sobre todo a los
palabra profetica (4), a la cual muy que van en pos de la carne, llevados
bien hacéis en atender, como a lám- de los deseos impuros, y desprecian
para que luce en lugar tenebroso, la autoridad del Señor. Audaces, pa-
hasta que luzca el día y el lucero se gados de sí mismos, no temen blas-
levante en vuestros corazones. 20 Pues femar de las potestades superiores,
11
debéis ante todo saber que ninguna cuando los ángeles, aun siendo su-
periores en fuerza y poder, no pro-
(1) La tienda es el cuerpo mortal. Asi fieren ante el Señor un juicio inju-
habla también San Pablo (II Cor. 5, 1). rioso contra ellas. 12 Pero éstos, blas-
(2) Alude a la transfiguración del Señor, femando de lo que no conocen, como
en que los Apóstoles presentes vieron la gloria
bestias, naturalmente destinados a
que después había de aparecer en su cuerpo
resucitado, y oyeron, además, la voz del Padre, ser presa de la corrupción, perecerán
13 recibiendo con
que le reconocía por Hijo suyo amado. en su corrupción,
(3) Mat. 17. 5- esto la justa paga de su iniquidad;
(4) Otro testimonio más firme que el per-
sonal del Apóstol es para los fieles y para todos
el de los profetas, que dan testimonio de Cristo, (1) Como hallamos varias veces en San
y este testimonio no viene de los hombres, Pablo, que el sentido queda suspenso, así pa-
sino de Dios mismo. rece quedar aquí, mas parece fácil de completar.
13(58 II SAN PEDRO, 3
pues hace» sus delicias de lcis place- fetas y el precepto del Señor y Sal
res de cada día; hombres sucios, co- vador, predicado por vuestros Após-
rrompidos, se gozan en sus extravíos, toles. 3 Y ante todo debéis saber
mientras banquetean con vosotros. cómo en los postreros días vendrán
14 Sus ojos están llenos de adulte- con sus burlas escarnecedores, que
rio, son insaciables de pecado, se- viven según sus propias concupis-
ducen a las almas inconstantes, tienen cencias 4 y dicen: «¿Dónde está la
el corazón ejercitado en la avaricia; promesa de su venida? Porque desde
son hijos de maldición (1). que murieron los padres, todo per-
18 Dejando la senda recta, se ex- manece igual desde el principio de
traviaron y siguieron el camino de la creación» (1).
8
Balam, hijo de Beor, que buscando Es que voluntariamente quieren
el salario de la iniquidad halló la ignorar que en otro tiempo hubo
reprensión de su propia demencia, cielos y hubo tierra, salida del agua
16
cuando una muda bestia de carga, y en el agua asentada por la palabra
hablando con voz humana, repri- de Dios; 6 por lo cual el mundo de en-
mió la insensatez del profeta (2). Son tonces pereció anegado en el agua (2),
éstos fuentes sin agua, nubes empu- 7
mientras que Jos cielos y la tierra
jadas por el huracán, a quienes está actuales están reservados por la
reservado el Orco tenebroso. 18 Pro- misma palabra para el fuego en el
firiendo palabras hinchadas de vani- día del juicio y de la perdición de los
dad, atraen a los deseos carnales a impíos (3). 8 Carísimos, no se os caiga
aquellos que apenas se habían apar- de la memoria, que delante de Dios
tado de los que viven en el error (3), un solo día es como mil años, y mil
19
prometiéndoles libertad, cuando años como un solo día. 7 No retrasa
son ellos esclavos de la corrupción, el Señor la promesa, como algunos
puesto que cada cual es esclavo de creen; es que pacientemente os aguar-
quien triunfó de él. 20 Si, pues, una da (4), no queriendo que nadie
vez retirados de las corruptelas del perezca, sino que todos vengan a
mundo por el conocimiento de nues- penitencia. 10 Pero vendrá el día del
tro Señor y Salvador Jesucristo, de Señor como ladrón, y en él pasarán
nuevo se enredan en ellas y se dejan con estrépito los cielos, y los ele-
vencer¿ sus postrimerías se hacen mentos, abrasados se disolverán y
peores que los principios (4). asimismo la tierra con las obras que
21
Mejor les fuera no haber cono- en ella hay.
cido el camino de la justicia, que
después de conocerlo, abandonar los
santos preceptos que les fueron dados.
82 En ellos
Hay que vivir prevenido*.
se realiza aquel proverbio
verdadero: «Volvióse el perro a, su 11
Pues si todo de este modo se ha
propio vómito, y la cerda lavada de disolver, ¿cuáles debéis ser vos-
vuelve a revolcarse en el cieno.» otros en vuestra santa conversación
y en vuestra piedad, 18 en la especta-
clón de la llegada del día de Dios,
la VMiida <Iol Sofior. cuando los cielos, abrasados se disol-
verán y los elementos, abrasados s«
O 1
es, carísimos, la segunda
Esta derretirán? 13 Pero nosotros espera-
que os escribo (5) y en
epístola mos otros cielos nuevos y otra tierra
ella he procurado excitar con mis
avisos vuestra sana inteligencia a fin (1) Estos burlones arguyen pasando de la
de que traigáis a la memoria las pa- constancia del universo a su indestructibilidad.
labras predichas por los santos pro- (2) Contra este juicio de los escarnecedores
recuerda cómo para el diluvio volvió la tierra
al estado en que se halló al principio antes de
(i) Nos describe aquí Pedro a los falsos la separación de las aguas y la tierra para tor*
doctores, que tantas veces vemos condenados marse los mares en el dia tercero de la creación,
en las epístolas de Pablo. (3) Señala una nueva destrucción del mundo
(3) Num. 22, 28. no por el agua, sino por el fuego, purificadt»
(3) Los que apenas hablan comenzado a de toda impiedad.
andar por el camino de la conversión. (4) Los herejes de que ante', habla niegan
(4) Cuando mayor es el conocimiento del la venida del Señor al juicio, apoyados en que
mal, mayor pecado es cometerlo. esta venida se diticre. San Pedro da la mejor,
(5) Estas primeras palabras indican que los solución a esta dificultad: Dios es eterno y
destinatarios son los mismos de la primera. no tiene prisas.
SAN PEDRO, 3 1369
nueva etti que tiene su inorada la ten, no menos que las demás Escri-
justicia, según la promesa del Señor. turas, para su propia perdición.
14 Por esto, carísimos, viviendo en
I DE SAN JUAN
ÍA Vertió de vida. la luz,como El está en Ja luz, enton-
ces estamos en comunión unos con
1 1
Lo que era desdo c] principio, otros, y la sangre de Jesús, su Hijo,
1
lo que hemos oído, lo que hemos nos purifica de todo pecado (1). 8 Si
visto con nuestros ojos, lo que con- dijéremos que no tenemos pecado, nos
templamos y palparon nuestras ma- engañaríamos a nosotros mismos, y la
nos tocante al Verbo de vida, 2 por- verdad no estaría en nosotros. • Si con-
que la vida se ha manifestado y nos- fesamos nuestros pecados, fiel y justo
otros hemos visto y testificamos y es El para perdonarnos y limpiarnos
10
os anunciamos la vida eterna, que de toda iniquidad. Si "decimos que
estaba en el Padre y se nos mani- no hemos pecado, le desmentimos y
festó (1). 3 Lo que hemos visto y oido; su palabra no está en nosotros (2).
os lo anunciamos a vosotros a fin
de que viváis también en comunión ¿y 1 Hijitos míos, os escribo esto
con nosotros. Y esta comunión nues- — para que no pequéis. Si alguno
tra es con el Padre y con su Hijo peca, abogado tenemos ante el Padre,
Jesucristo (2). 4 Os escribimos esto a Jesucristo, justo. 1 El es la propi-
para que sea completo nuestro gozo. ciación por nuestros pecados, 1 no
sólo por los nuestros, sino por los de
todo el mundo.
I.» luz y el pecado.
'i.
1
qué amor nos ha mostrado nuestras vidas por nuestros herma-
\ "«-ti
quien está en el mundo. 5 Ellos son mor supone castigo y el que teme no
del mundo, por eso hablan del mundo es perfecto en la caridad. 19 Cuanto a
y el mundo los oye. 0 Nosotros somos nosotros, amemos a Dios, porque El
de Dios. El que conoce a Dios nos nos amó primero. 20 Si alguno dijere:
escucha; el que no es de Dios no nos Amo a Dios, pero aborrece a su her-
escucha. Por aquí conocemos el espíri- mano, miente. Pues el que no ama a
tu de la verdad y el espíritu del error. su hermano, a quien ve, no es posi-
ble que ame a Dios, a quien no ve.
caridad
21
Y nosotros tenemos de El este
Ln caridad de Dios es precepto, que quien ama a Dios ame
fraterna. también a su hermano (1).
envió al mundo a su Hijo unigénito, mos que amamos a los hijos de Dios,
para que nosotros vivamos por El. en que amamos a Dios y cumplimos
10 En eso está la caridad, no en que sus mandamientos. 3 Pues ésta es la
nosotros hayamos amado a Dios; sino caridad de Dios, que guardemos sus
en que El nos amó y envió a su preceptos. Y sus preceptos no son
Hijo, víctima expiatoria de nuestros pesados, 4 porque todo el engendrado
pecados (1). de Dios vence al mundo; y la victoria
11 Carísimos, si de esta manera nos que ha vencido al mundo es nuestra
amó Dios, también nosotros debe- fe. 6 ¿Y quién es el que vence al
mos amarnos unos a otros. 12 A Dios mundo, sino el que cree que Jesús
nunca le vió nadie; si nosotros nos es el Hijo de Dios? 8 El es el que
amamos mutuamente, Dios perma- viene por el agua y por la sangre,
nece en nosotros y su amor es en nos- Jesucristo; no en agua sólo, sino en
otros perfecto (2). 13 Conocemos que el agua y en la sangre. Y es el espí-
permanecemos en El y El en nosotros ritu el que lo certifica, porque el
en que nos dió su Espíritu. 14 Y hemos espíritu es la verdad (2). 7 Porque tres
visto y damos de ello testimonio, son los que testifican (3), 8 el espí-
que el Padre envió a su Hijo por ritu, el agua y la sangre, y los tres se
Salvador del mundo. 15 Quien con- reducen auno solo (4). 9 Si aceptamos
fiese que Jesús es Hijo de Dios,
Dios permanece en él y él en Dios.
16 Y hemos conocido (1) En una familia son los padres el lazo de
y creído la ca- unión entre los hijos; por esto el amor fraterno
ridad que Dios nos tiene. Dios es nace del amor y piedad hacia los padres, más
caridad, y el que vive en caridad, aún en Dios. Todo amor para ser santo ha de
permanece en Dios y Dios en él. fundarse en Dios, en el prójimo hemos de
17
La perfección del amor en nos- amar a Dios, cuyo hijo es el prójimo y como
otros se muestra en que tengamos tal hermano nuestro. Por esto San Juan y San
confianza en el día del juicio, por- Pablo reducen la ley del Evangelio al único
precepto del amor del prójimo.
que, como es El, así somos nosotros
(2) El Espíritu Santo nos certifica por la
en este mundo. 18 En la caridad no certidumbre de la fe que El nos da.
hay temor; pues la caridad perfecta (3) Este versículo que en la Vulgata dice:
echa fuera el temor (3); porque el te- «Tres son los que dan testimonio en el cielo,
el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y los
tres son uno» falta en los códices antiguos, así
(1) La gran manifestación del amor de griegos como latinos, etc., y es desconocido de
Dios por Jesucristo lleva a San Juan a formu- los Padres. Parece tener origen español y haber
lar esta definición de Dios, de que sobre todo ido poco a poco saliendo por vía de exégesis
es caridad. del versículo precedente. Sólo en el siglo XIII
(2) No habiendo visto nadie a Dios, nadie adquirió la forma que hoy tiene en la. Vulgata.
puede tampoco conocer si nosotros nos pare- No hya duda que la supresión del versículo
cemos a Dios como hijos suyos, pero tenemos no dice nada contra el misterio de la Trinidad
un modo de comprobarlo, la caridad fraterna. beatísima, que en tantas formas se halla atesti-
(3) Efectivamente, el amor de hijo a padre guado en la Escritura.
engendra plena confianza y excluye todo temor (4) La sangre de Cristo derramada en la
de castigo. cruz, el agua del bautismo, por que somos ui-
1374 II SAN JUAN
eltestimonio de los hombres, mayor es oye en cuanto le pedimos, sabemos
eltestimonio de Dios, que ha testifi- que obtenemos las peticiones que le
cado de su Hijo. 10 El que cree en el hemos hecho. 10 Si alguno ve a su
Hijo de Dios, tiene este testimonio hermano cometer un pecado que no
en sí mismo. El que no cree en Dios lleva a la muerte, ore y alcanzará
le hace embustero, porque no cree vida para los que no pecan de muer-
en el testimonio que Dios ha dado te (1). Hay un pecado de muerte,
de su Hijo. 11 Y el testimonio es que y no es por éste por el que digo yo
Dios nos ha dado la vida eterna, y que ruegue. 17 Toda injusticia es pe-
esta vida está en su Hijo. 18 El que cado, pero hay pecado que no es de
tiene al Hijo tiene la vida, el que no muerte. 18 Sabemos que todo el na-
tiene al Hijo, tampoco tiene la vida. cido de Dios no peca (2), sino que el
nacido de Dios se guarda a sí mismo,
y el maligno no le toca. 19 Sabemos
Oración y confianza. que somos de Dios, mientras que el
mundo todo está bajo el maligno,
20
13
Esto os escribo a los que creéis y sabemos que el Hijo de Dios
en el nombre del Hijo de Dios, para vino y nos dió inteligencia para que
que conozcáis que tenéis la vida conozcamos al que es verdadero, y
eterna. 14 Y ja confianza que tenemos estemos en el verdadero, en su Hijo
en El, es que si le pedimos alguna Jesucristo. 21 El es el verdadero Dios
cosa conforme con su voluntad, El y la vida eterna. Hijilos, guardaos de
nos oye (1). 15 Y si sabemos que nos los ídolos.
corporados a la muerte del Salvador, el Espí- (1) Este pasaje nos enseña que hay pecados
ritu Santo, que por la fe en la sangre y en el mortales y no mortales. Manda orar por los
agua del bautismo nos santifica; y esto es lo uno. que caen en tales pecados para que conserven
(i) He aqui la norma de la oración: pedir la vida.
según la voluntad de Dios, que es la norma (2) No peca mientras se deje gobernar por
de nuestra vida. el Espíritu de Dios que ha recibido.
II DE SAN JUAN
Saludo. principio tenemos, que os améis
unos a otros; * y ésta es la caridad,
1
El presbítero, a la señora Electa que caminemos según sus preceptos.
y a sus hijos, a los cuales amo yo Y
el precepto es que andemos en
en la verdad; y no sólo yo, sino tam- caridad, según habéis oído desde el
bién cuantos conocen la verdad, * por principio.
7
amor de la verdad, que mora en nos- Ahora se han levantado en (-1 inun-
otros y con nosotros está para siem- do muchos seductores, que no confiesan
pre. 3 Con vosotros sea la gracia, la que Jesucristo ha venido en carne (1).
misericordia y la paz de parte de Estos son los seductores, el Anticristo.
8 Guardaos, no vayáis a perder lo
Dios Padre y de Jesucristo, Hijo del
por
Padre, en la verdad y en la caridad. que habéis trabajado, sino haced
un galardón cumplido. • Todo
recibir
se extravia y no permanece
el que
en la doctrina de Cristo, no tiene a
I.os falsos doctores. Dios; el que permanece en la doc-
trina, ése tiene al Padre y al Hijo.
4 Mucho me he alegrado al saber 10 Si alguno viene a vosotros y no
que tus hijos caminan en la verdad, lleva esta doctrina, no le recibáis en
conforme al mandato que hemos re-
cibido del Padre. 6 Ahora te ruego, (1) Estos seductores negaban la realidad dt
señora, no como quien escribe un la encarnación y enseñaban que ésta habla sido
pn ccpln nuevo, sino el que desde el sólo aparente.
III SAN JUAN K175
11
rasa, ni le saludéis, pues el que le sa- papel y tinta, porque espero ir a
luda comunica en sus malas obras (1). vosotros y hablaros cara a cara, para
que sea cumplido nuestro gozo. 13 Te
Conclusión. saludan los hijos de tu hermana
Electa (1).
12
Mucho más tendría que escribi-
ros, pero no he querido hacerlo con
faltaba porque uno se corrompía era natural
la ruptura con él por el peligro de contagio.
(i) En la primitiva Iglesia, siendo escaso el Este nombre, igual al del versículo i,
(i)
número de los fieles en comparación del de los parece indicar que ambos son simbólicos.
gentiles, vivían aquéllos en más íntima unión, Sería raro que dos hermanas llevasen ambas
ligados por el vínculo de la fe. Cuando éste el mismo nombre.
presencia de la iglesia. Muy bien birte, pero no quiero hacerlo con tinta
harás en proveerlos para su viaje y cálamo; 14 espero verte pronto, y
de manera digna de Dios; 7 pues por hablaremos cara a cara. La paz sea
el Nombre partieron sin recibir nada contigo. Los amigos te saludan. Sa-
de los gentiles. 8 Por tanto, debemos luda a los amigos en particular.
SAN UD A S
Saludo. prisión, en el Orco, para el juicio
del gran día. 7
Cómo Sodoma y
1
Judas, de Jesucristo y Gomorra y las ciudades vecinas, que
siervo
hermano de Santiago, a los amados de de igual modo que ellas habían forni-
Dios Padre, llamados y conservados cado, yéndose tras los vicios contra
en Jesucristo: 2 la misericordia, la naturaleza, fueron puestas para escar-
paz y la caridad abunden más y más miento, sufriendo la pena del fuego
en vosotros. perdurable ( ). I
8
También éstos, dejándose llevar
de sus delirios, manchan su carne,
Los falsos doctores» menosprecian la autoridad y blas-
feman de las dignidades (2). 9 El ar-
3
Carísimos, descando vivamente cángel Miguel, cuando altercaba con el
escribiros acerca de nuestra común diablo, contendiendo sobre el cuerpo
salud, he sentido la necesidad de de Moisés, no se atrevió a proferir
hacerlo exhortándoos a combatir por un juicio de blasfemia, sino que dijo:
la fe, que una vez para siempre ha «Que el Señor te reprenda» (3). 10 Pero
sido dada a los santos.
4 Porque éstos blasfeman de cuanto ignoran;
disimuladamente se han introducido y aun en lo que naturalmente, como
algunos impíos, ya desde antiguo brutos irracionales, conocen, en eso
11 jAy de ellos,
señalados para esta condenación ( 1 ), mismo se corrompen.
que convierten en lascivia la gracia de que han seguido la senda de Caín,
nuestro Dios y niegan al único Dueño y se dejaron seducir del error de
y Señor nuestro, Jesucristo (2). Balán por amor de la recompensa,
5 Quiero recordaros a vosotros que
|y perecieron en la rebelión de Corél
* a Estos son deshonra de vuestros
ya habéis conocido todas las cosas, i
POCALIPSIS significa
revelación, y viénele la
significación del mismo libro
(I, 1). El objeto de esta reve-
lación son los juicios de' Dios
sobre el mundo y la Iglesia.
Con ello no miró el profeta a
satisfacer la curiosidad , más
o menos legitima, que tampo-
co Jesucristo quiso llenar
cuando a la pregunta de los
discípulos sobre si restaura-
ría entonces el reino de Israel,
lee replicó: «No os toca a vos-
otros averiguar los tiempos y
momentos que el Padre se ha
reservado, pero recibiréis el
Espíritu Santo y seréis mis
en toda
testigos en Jerusalén,
Judea y en Samaria, y hasta
los confines de la tierra».-
(Hech. 1, 7 88.) Juan mira
en su profecía a dar testimo-
nio de Jesús y fortalecer el
ánimo délos fieles para man-
tener ese mismo testimonio. El divino Maestro, al despedirse de sus discípulos, les
había dicho: "En el mundo sufriréis grandes aprietos, pero tened fe, porque yo
he vencido al mundo», y por mí vosotros también venceréis. (Jn. 16, 33.) El
Apocalipsis aspira a ser una explanación de estas palabras, que forman parte
del testamento de Jesús. San Juan desempeña aquí los oficios que a los profe-
tas del Nuevo Testamento atribuye San Pablo: «edificar, exhortar y consolar».
(1 Cor. 14, 3.)
El título griego de este libro, Apocalipsis, ha servido para designar un
género literario especial, que no es exclusivo de la obra de San Juan, y cuyo
conocimiento es indispensable para la recta inteligencia del mismo. El género
apocalíptico es un género profético, pero un tanto diferente del género común
de los videntes del Antiguo Testamento. Eran éstos ministros de la palabra
divina, encargados de explicar e inculcar al pueblo el contenido de la ley y
alentarlo en la observancia de la misma con las promesas que tantas veces había
hecho Dios a Israel. (Sum. Theol. 11, 11, q. 174 a. 4.) Su espíritu, lleno de
13.S0 APOCALIPSIS
celo de Dios, mira los pecados presente* del pueblo y los reprende, esforzándosr
por hacerle ajustar su vida a la norma que de Dios han recibido. Las calami-
dades presentes y futuras l>s sirven de tema para mostrar la justicia de Dio»
e infudirle aquel temor, que el misino Yave se proponía infundirle en las teo-
fanias del Sinaí. (Ex. 20, 20.) Las profecías mesiánicas entran en este plan
para consolar a los fieles, afligidos con las miserias del presente, y para alen-
tarlos a esperar en la fidelidad de Dios. El profeta es, pues, el hombre de su
tiempo, y que habla a sus coetáneos. Su lenguaje está calcado en la misma rea-
lidad, vista por él con aquella su mirada viva y penetrante, y a la que el Espíritu
de Dios daba tintes sublimes.
El género apocalíptico, en cambio, parece desligarse del presente para trasla-
darse a las edades futuras, al f in de las cosas. Esto, sin embargo, tiene algo de
artificioso, ya que en realidad el vidente no puede desligarse de la edad presente,
para la cual escribe y en la cual quiere ejercer su influencia. El estilo es ale-
górico, y en él abundan las visiones imaginarias, las escenas teatrales, en las que
todos los elementos de la naturaleza entran en acción, siendo los ángeles los
directores del movimiento escénico. Con apariencias de precisión cronológica,
emplean cifras aritméticas, que en ellos no suelen tener más que un valor sim-
bólico. Las comparaciones son simples aproximaciones, como si quisieran con
esto decir que las realidades de que liablan superan toda comparación. pesarA
de las apariencias, los apocalípticos son hombres de libro. Sus imágenes, visiones,
etc., están tomadas de los libros del Antiguo Testamento. En el mismo San
Juan hay pocos elementos de expresión que no sean copia o imitación de la his-
toria sagrada, de los profetas, de los salmos.
San Pablo nos muestra, sobre todo en las epístolas a los Tesalonicenses,
cuan grande era la expectación de la parusia, o sea de la segunda venida de
Jesús, que los ángeles habían anunciado el día de su Ascensión. Por otra parte,
el Salvador, en el curso de su instrucción a los Apóstoles, había declarado cuál
sería la suerte que el estaba reservada, la pasión, y cuál la que aguardaba
también a los que quisieran ser sus discípulos, que no podía ser el discípulo
de mejor condición que el maestro. La realidad vino a confirmar estas pndic-
dones y a mostrar cuán grande era la virtud que el Espíritu Santo daba a los
fieles y la fuerza consiguiente de su testimonio ante los jueces y los tiranos.
Pero las persecuciones se prolongaban, y la victoria parecía más lejana cada
día. Sobre todo, cuando, después de los judíos, Roma se declaró enemiga del
nombre cristiano y al culto del Señor Jesús opxiso el culto de los señores del
inundo, Roma y sus Césares. Se necesitaba una fe a toda prueba, para no desfa-
llecer a la vista de una ludia tan desigual. ¿Qué podían los cristianos, escasos
en número, pobres de cultura, faltos de recursos y con la opinión pública ai
contra suya, para luchar con el Imperio, poderosamente organizado, penetrado
de paganismo, y que contaba con el apoyo de las religiones todas y de la sabidu-
ría humana f
Pues a fortificar esa fe, a acrecentar el valor de los soldados de Cristo, se
ordena esta arenga del último apóstol, del postrer general de los ejércitos del
Cordero, que aún continúa con vida en lo rudo de la batalla. Y para esto levanto
su espíritu a considerar la lucha entablada y tan repetidas veces anunciada
por Jesucristo. En ella combatían Dios y su Cordero de una parte, y de la otra
el dragón y sus satélites, la bestia, el falso profeta y los reyes de la tierra, aliados
de la bestia. El número y el poder de los eiiemigos son grandes, y mayor aún
la rabia infernal que los anima; pero en contra está el poder de Dios, que arma q
sus criaturas para lucliar contra los impíos (Sab. 5, 18); y el poder del Cordero,
que es Rey de reyes y Señor de señores. La lucha será fiera, pero la victoria no
puede ser dudosa. Y a la victoria seguirá el juicio de Dios, que dará a cada uno
según sus obras. Tal es el tema del Apocalipsis.
APOCALIPSIS 138 1
1382 APOCALIPSIS
días del mundo, del juicio, de la resurrección y de las otras postrimerías. Sobre
la historia de la Iglesia entre las naciones y sobre el tiempo de su segunda venida,
Jesús no nos da ningún detalle.
En el plan del Apocalipsis podemos distinguir tres partes: Introducción
(1. 1-8); cuerpo de la obra (1. 9-22. 5); conclusión (22. 6-21). En el cuerpo
de la obra se destaca bien el principio de ella, que contiene la visión de Jesu-
cristo y las epístolas a las siete iglesias (1. 9- 3. 22). El resto de la obra es lo
que forma propiamente el Apocalipsis, cuyo plan es como sigue:
a) Descripción del Juez Soberano y de su corte. (4-5.)
b) Apertura de los siete sellos por el Cordero y despliegue en el cielo de
las fuerzas con que Dios ejercerá su justicia sobre la tierra. (6-8. 1.)
c) Las siete trompetas, o sea la acción de esas fuerzas de Dios sobre el
mundo antiguo y sobre Israel. (8, 2-11. 18.)
d) La encarnación del Hijo de Dios y las encarnaciones del dragón.
(11. 19-14. 5.)
e) Los primeros anuncios del juicio de Dios sobre Roma. (14. 6-20.)
i) Las siete copas de la cólera de Dios sobre Roma. (15-16.)
g) Ultimo anuncio del juicio de Dios sobre Roma. (17-19. 10.)
h) La derrota de Roma y sus consecuencias. (19. 11-21.)
i) El milenio y la batalla contra Gog, y sus consecuencias. (20.)
j) La nueva Jerusalén. (21. 1-22. 5.)
En este cuadro podernos distinguir cuatro tiempos: El pasado, que abarca
la historia antigua, así del mundo pagano como de Israel, y sirve de argumento
para probar el principal intento del autor; el presente, o sea la aparición del
Mesías, con sus consecuencias hasta el futuro próximo, en que el profeta ve la
conclusión de la lucha actual; el milenio, o sea la paz, después de las luchas
que amenazan; el fin lejano, que viene después del milenio, con la victoria defi-
nitiva de Cristo sobre el dragón, y la restauración de todas las cosas en Dios.
Origen del libro. Era por los años 96-98 del siglo primero. El discípulo
amado del Señor, último representante del colegio de los Doce, y por esto más
estimado de las iglesias, había sido desterrado por Domiciano a la isla de Palmos,
cerca de la costa occidental del Asia Menor, enfrente de Mileto. Allí recibió
la inspiración divina de escribir su Apocalipsis y de dirigirlo a siete iglesias
de la provincia proconsular de Asia. Tal es el testimonio de la tradición cristiana,
representada por San Ireneo, Clemente de Alejandría, Orígenes y San Jerónimo.
La historia de la interpretación dd libro sería larga de narrar. De una parte,
el deseo de novedades, y de otra la ignorancia acerca del carácter literario del
Apocalipsis, han sido causa de no pocas cavilaciones. Feliímente, la recta'
aplicación del método histórico, que nos traslada a la época de Satt Juan y nos
da idea de las necesidades de sus destinatarios, facilitan la inteligencia general
del libro, por más que no pocos detalles secundarios queden aún, y quedarán
al vez para siempre, en la oscuridad.
APOCALIPSIS, 1 1383
APOCA LIPSIS
6
Introducción. la tierra. El que nos ama, y nos
ha absuelto de nuestros pecados por
-|
1
Apocalipsis de Jesucristo (1), ia virtud de su sangre, y nos ha hecho
*
que para instruir a sus siervos un reino y sacerdotes (1) de Dios,
sobre las cosas que han de suceder su Padre. A El la gloria y el poder
pronto, ha dado Dios a conocer por por los siglos de los siglos, amén.
su ángel a su siervo Juan, 2 el cual
7
Ved que viene (2) en las nubes
da testimonio de la palabra de Dios del cielo, y todo ojo le verá, y cuantos
y el testimonio de Jesucristo (2), le traspasaron; y se lamentarán todas
esto es, de todo lo que él ha visto. las tribus de la tierra. Sí, amén.
3 Bienaventurado el que lee (3), y los 8
Yo soy el alfa y la omega (3), dice
que escuchan las palabras de esta el Señor Dios, el que es, el que era,
profecía, y los que observan las cosas el que viene, el Todopoderoso.
en ella escritas, pues el tiempo está
próximo.
* Juan, a las siete iglesias que hay
y los siete candcleros de oro; las siete padecer. Mira que el diablo os va a
estrellas (2) son los ángeles de las arrojar a algunos en la cárcel, para
siete iglesias, y los siete candelcros que seáis probados, y tendréis una
las siete iglesias. tribulación de diez días. Sé fiel hasta
la muerte, y te daré la corona de la
vida. 11 El que tenga oídos, oiga lo
Carta a la iglesia do Eleso. que el Espíritu dice a las iglesias.
El vencedor no sufrirá daño de la
1
Al ángel de la iglesia de Efeso segunda muerte.
2 escríbele: Esto dice el que tiene
en su diestra las siete estrellas, el
que se pasea en medio de los siete Carta a la iglesia de Pérgamo.
candelcros de oro. 2 Conozco tus
12
obras, tus trabajos, tu paciencia, y Al ángel de la iglesia, de Pér-
que no puedes tolerar a los malos, gamo (3), escríbele: Esto dice el que
y que has probado a los que se dicen tiene'la espada, la espada de dos filos,
apóstoles, pero no lo son, y los ha- la aguda: 13 Conozco dónde moras,
llaste mentirosos. 3 Y tienes paciencia, donde está el trono de Satán y\),
y por mi nombre, sin desfa-
sufriste y que mantienes mi nombre, y no
llecer. Pero tengo contra ti (3) que
* negaste mi fe, aun en los días de
dejaste tu primera caridad. 5 Consi- Antipas, mi testigo, ini fiel, que fué
dera, pues, de dónde has caído, y muerto entre vosotros, donde Satán
arrepiéntete, y practica las obras habita. 14 Pero tengo algo contra ti:
ñaba a Balac a poner tropiezos de- que 110 seguís semejante doctrina,
lante de los hijos de Israel, para indu- y no conocéis que dicen profun-
las
cirlos a comer de los sacrificios de los didades de Satán (1), no arrojaré
25
ídolos y fornicar. 15 Así también sobre vosotros otra carga. Sola-
toleras til a quienes siguen de igual mente la que tenéis, tenedla fuerte-
modo la doctrina de los nicolaítas. mente, hasta que yo vaya. Y al 26
16 Arrepiéntete, pues, si no, vendré que venciere y al que conservare
a ti pronto, y pelearé contra ellos con hasta el fin mis obras, yo le daré
la espada de mi boca.
17
El que tenga poder sobre las naciones, 27 y las
oídos, que oiga lo que el Espíritu apacentará con vara de hierro, y
dice a las iglesias. Al que venciere serán quebrantados como vasos de
le daré del maná escondido (1), y le barro, 28 como yo lo recibí de mi
daré una piedrecita blanca, y en ella Padre y le daré la estrella (2) de la
escrito un nombre nuevo, que nadie mañana. 29 El que tenga oídos, oiga lo
conoce sino el que lo recibe. que el Espíritu dice a las iglesias.
(L
"
1
Y el Cordero abrió el
así que vi debajo del altar (3) las almas de
primero de los siete sellos, vi y los que habían sido degollados por
oí a uno de los cuatro vivientes, la palabra de Dios y por el testimo-
que decía con voz como de trueno: nio que guardan. 10 Y clamaban a
3 Ven. Y miré grandes voces, diciendo: ¿Hasta cuán r
y vi un caballo blan-
co (3), y el que montaba sobre él do, Señor (4), Santo, Verdadero, no
tenía un arco, y le fué dada una juzgarás y vengarás nuestra sangre
corona, y salió vencedor, y para en ios que moran sobre la tierra?
11 Y a cada una le fué dada una tú-
vencer aún. 3 Y
cuando abrió el
segundo sello, oí al segundo viviente nica blanca (5), y les fué dicho que
que decía: Ven. * Y
salió un caballo estuvieran callados un poco de tiem-
bermejo (4), y al que cabalgaba sobre po aún, hasta que se completaran
sus consiervos y sus hermanos, que
(1) A la voz de aquéllos, que ocupan el también habían de ser muertos cono
primer lugar en la corte de Dios, siguen luego ellos.
todos los demás coros celestiales, aclamando
al Cordero y pregonándole digno del poder
recibido (Deut. 33, 2; Dan. 7. 10). (1) Representa el hambre negra, en ta cual
(2) No sólo la corte celestial, sino todas las un litro de trigo valdría un denario, esto es,
demás criaturas se asocian a esta glorificación el jornal deun obrero (Mt. 20, 2); el aceite y
de Dios y del Cordero. En el hombre rescatado, el vino debían ser mirados como artículos de
toda la naturaleza se siente redimida y suspira lujo, inasequibles de todo punto.
por la redención plena de los hijos de Dios, (2) El nombre indica que simboliza la peste,
según dice San Pablo Rom. 8, 19. La asocia- el tercer azote con que Dios castiga a la huma-
ción del Cordero a esta glorificación de Dios nidad, y que suele andar en compañía de los
creador y la expresión de la consustancialidad dos anteriores.
de las divinas Personas como el «tribus honor (3) Como en el templo, concibe el profeta
unus», que tanto se repite en la Liturgia. que habla delante de Dios un altar, el de los
(3) Los cuatro caballos proceden sin duda holocaustos, bajo el cual están las almas de
de la visión de Zac. 6, 1-7. Van apareciendo en los mártires, que fueron sacrificadas por la
la escena, para que el profeta se dé cuenta de palabra de Dios y por dar testimonio de ella.
ellos, a la voz de los cuatro vivientes, que (4) Esta súplica de los mártires, el primero
tienen la superintendencia del mundo, como de los cuales es San Esteban, que murió pi-
ministros de la divina Providencia. El color diendo perdón para sus verdugos, está conce-
del caballo blanco indica victoria y salud (19, 11) bida en la forma de las imprecaciones de los
y representa a Jesucristo o más bien a sus Após- salmos. Lo que piden al Señor es el cumpli-
toles y ministros, que llevan el Evangelio por miento de su justicia (Le. 18, 7).
el mundo, que han logrado ya grandes triunfos, (5) La túnica blanca es la vestidura de los
pero que aún alcanzarán otros mayores. triunfadores. Los mártires desde ahora partici-
(4) Este caballo, de color de sangre, sim- pan de la gloria y del triunfo, y con esto tienen
boliza la guerra, como instrumento de la jus- mayor motivo para esperar el pleno cumpli-
ticia de Dios. miento de las promesas divinas.
1389
APOCALIPSIS. 7
14
Y oí, cuando abrió el sexto sello, dos (1), de todas las tribus de los
v hubo un gran terremoto (1), y hijos de Israel: 5 De la tribu de Judá
el sol se volvió negro como un saco doce mil sellados, de la tribu de Rubén
de pelo de cabra, y la luna se tornó doce mi], de la tribu de Gad doce
toda como sangre,* 13 y las estrellas
- mil, 6 de la tribu de Aser doce mil,
del cielo cayeron sobre la tierra, de la tribu de Neftalí doce mil, de la
como la higuera deja caer sus higos tribu de Manasés, doce mil, 7 de la
sacudida por un viento fuerte, 14 y tribu de Simeón doce mil, de la tribu
el cielo se enrolló como un libro que de Isacar doce mil, 8 de la tribu de
se enrolla, y todos los montes e islas Zabulón doce mil, de la tribu de José
se movieron en sus lugares.
15 los Y doce mil, de la tribu de Benjamín
reyes de la tierra, y los magnates, y doce mil.
los tribunos, y los ricos, y los pode- 9
Después de esto miré y vi una
rosos, y todo siervo, y todo libre se muchedumbre grande (2), que nadie
ocultaron en las cuevas y en las peñas podía contar, de toda nación, tribu,
de los montes. 16 Y
decían a los pueblo y lengua, que estaban de-
mantés y a las peñas: Caed sobre lante del trono y del Cordero, vesti-
nosotros y ocultadnos de la cara del dos de túnicas blancas y con palmas
que está sentado en el trono y de la en sus manos. 10 Y clamaban con
cólera del Cordero,
17
porque ha lle- grande voz, diciendo: Salud a nuestro
gada el día grande de su ira, ¿y quién Dios, al que está sentado en el trono,
podrá tenerse en pie? y al Cordero. 11 Y todos los ángeles
estaban en pie alrededor del trono
y de los ancianos y de los cuatro
vivientes, y cayeron sobre sus rostros
La muchedumbre delante del trono y adoraron a Dios,
de los morlííerós. diciendo: Amén. 12 Bendición, gloria,
sabiduría, acción de gracias, honor,
H 1
Después de esto vi cuatro ánge- poder y fortaleza a nuestro Dios por
les (2), que estaban en pie sobre los siglos de los siglos (3), amén.
los cuatro ángulos de la tierra, y 13
Y tomó la palabra uno de los an-
retenían los cuatro vientos de ella, cianos y me dijo: Estos, vestidos de
para que no soplase viento alguno túnicas blancas, /quiénes son y de
sobre ln tierra, ni sobre el mar, ni dónde vinieron? 14 Y le respondí:
sobre ningún árbol. 2 Y vi otro ángel, Señor mío, eso tú lo sabes. Y
me re-
que subía del naciente del sol, y plicó: Estos son los que vienen de
tenía el sello de Dios vivo, y gritó la gran tribulación (4), y lavaron sus
con voz fuerte a los cuatro ángeles,
a quienes había sido encomendado
dañar a la tierra y al mar, diciendo: (1) Todos estos ciento cuarenta y cuatro mil
3
No hagáis daño a la tierra, ni al son los fieles convertidos del judaismo. Para
conservar el número sagrado de doce, se omite
mar, ni a los árboles, hasta que ha- en la enumeración de las tribus la de Dan.
yamos sellado (3) a los siervos de Claro es que los números no tienen más que
nuestro Dios en sus frentes. 4 oí Y valor simbólico. Tal vez este cuadro provenga
que el número de los sellados era de de Ez. 48, 1 ss.
ciento cuarenta y cuatro mil sella- (2) Después del Israel de Dios (Gal. 6, 16),
el profeta, no menos enamorado de la idea de
la salud de Israel que San Pablo, pasa a des-
(1) Toda esta larga descripción de la natu- cribirnos la muchedumbre de los convertidos
raleza que parece desquiciarse, es un elemento de la gentilidad, que son sin número. El pro-
principal del estilo apocalíptico, como puede feta los ve a todos anticipadamente en el cielo
verse en Is. 24, 19 ss.; Jer. 4, 20 ss.; Jo. 2, 10 ss.; aclamando a Dios y al Cordero, autor de su
Mt. 24, 29 ss., y significan la grandeza del salud. Con esto mira el autor a avivar más
poder y majestad de Dios, y asimismo la gran- en sus lectores la esperanza del triunfo, que
deza del juicio divino que toda la naturaleza es la idea fundamental del libro.
presiente. (3) Es la respuesta que dan los ejércitos
(2) Estos ángeles son los que gobiernan los angélicos a la aclamación de la Iglesia, a la
cuatro vientos principales, portadores de males, cual ellos añaden una nueva aclamación, un
y como tales, instrumentos de la justicia divina nuevo hosanna.
(Jer. 49, 36; Zac. 6, 5). (4) Según Mt. 24, 21, es la última tribula-
(3) Esta imagen recuerda la señal puesta ción la mayor que hubo ni habrá jamás; pero
en las casas de los hebreos, según Ex. 12, 21 ss. sin duda aqui no tiene significación tan con-
y mejor Is. 44, 5 y Ez 9, 4. que habla de sellar creta,pues mira a todos los fieles a los cuales
cada individuo. El sello mira a preservarlos de no han de faltar pruebas y persecuciones, según
los males con que el mundo es amenazado. la promesa del Señor y la historia de la Iglesia
i3°o APOCALIPSIS, 8, 9
2
mo; y abrió el pozo del abismo, y I que está en la presencia de Dios,
subió del pozo humo, como el humo !
14que decía al sexto ángel, que tenía
de un gran horno, y se oscureció el la trompeta: Suelta los cuatro ánge-
sol y el aire a causa del humo del les que están ligados sobre el gran
pozo. 3 Y
del humo salieron langostas río (1) Eufrates. 15 Y
fueron sueltos
sobre la tierra, y Ies fué dado poder, los cuatro ángeles, que estaban pre-
como el poder que tienen los escor- parados para la hora, y para el día,
piones de la tierra. 4 Y
les fué dicho y para el mes, y para el año, a fin
que no dañasen la hierba de la tierra, de que diesen muerte a la tercera
ni ninguna verdura, ni ningún árbol, parte de los hombres. 16 Y
el número
sino sólo a los hombres que no tienen de los del ejército de la caballería era
el sello de Dios sobre sus frentes. de dos miríadas de miríadas; yo oí
5
Y se dió orden de que no los ma- su número. 17 Y
asimismo vi en la
tasen, sino que fuesen atormentados visión los caballos y los que cabal-
durante cinco meses (1); y su tor- gaban sobre ellos, que tenían corazas
mento era como el tormento del es- color de fuego, y de jacinto, y de
corpión cuando hiere al hombre. 6 Y azufre; y las cabezas de los caballos
los hombres buscarán en aquellos días eran como cabezas de leones, y de su
la muerte y no la hallarán, y desea- boca salía fuego (2), y humo, y azu-
rán morir y la muerte nuirá de ellos. fre. 18 Y
con las tres plagas perecie-
7
Y las langostas eran semejantes a ron la tercera parte de los hombres,
caballos (2) preparados para la gue- es a saber, por el fuego, y por el humo,
rra, y tenían sobre sus cabezas como y por el azufre, que sajía de su boca.
coronas semejantes al oro, y sus ros- 19 Yel poder de los caballos estaba
tros eran como rostros de hombre; en su boca y en sus colas, pues las
8
y tenían cabellos como cabellos de colas eran semejantes a serpientes,
mujeres, y sus dientes eran como de tenían cabezas y con ellas dañaban.
león; 9 y tenían corazas como corazas 20 Y
el resto de los hombres (3),
de hierro, y el ruido de sus alas era que no murió de estas plagas, no se
como el ruido de muchos caballos, arrepintieron de las obras de sus
que corren a la guerra. 10 Y
tenían manos, no adorando más a los demo-
colas, semejantes a los escorpiones, y nios, ni a los ídolos de oro y de plata,
aguijones, y en sus colas residía su de bronce y de piedra y de made-
poder de dañar a los hombres por dera, los cuaks ni pueden ver ni oír,
cinco meses. 11 Y por rey tienen ni andar; 21 y no se arrepintieron de
sobre sí al ángel del abismo, cuyo sus homicidios, ni de sus maleficios,
nombre es en hebreo Abadon (3), y ni de su fornicación, ni de sus robos.
en griego tiene por nombre Apolyon.
12
El primer ¡ay! pasó (4); he aquí
que vienen aún otros dos ¡ayesl des- El librito proüético.
pués de esto.
13
Y el sexto ángel sonó la trompe- 1
Y vi otro ángel poderoso (4),
ta, y oí una voz que salía de los que descendía del cielo, envucl-
cuatro ángulos del altar de oro (5),
plagas de su justicia, aunque ordenadas más
bien a la conversión de los hombres, según la
(1) Esta cifra de cinco meses está tomada conclusión del versículo 20 s.
del tiempo que dura la plaga de la langosta (1) Era el Eufrates el límite oriental del
en Asia. Imperio y el baluarte contra los partos, la gran
(2) La descripción está inspirada en Joel, pesadilla de Roma, y más aún de las provincias
pero agravada con nuevos elementos para ha- orientales. De aquí toma el profeta la imagen
cerlas más terribles y para que mejor respon- de este nuevo azote.
dan a la nueva realidad, que el profeta por ellas (2) Estos rasgos indican que la caballería
quiere significar. descrita con caracteres tan espeluznantes es la
(3) Abaddon vale tanto .como ruina, des- caballería infernal, cuyas armas son el fuego,
trucción, y en hebreo suele tomarse por si- el humo y el azufre, elementos del abismo.
nónimo de seol, infierno, personificado aquí (3) Las plagas hasta aquí mencionadas, por
para atribuirle el principado de todos los espí- su naturaleza espiritual sólo dañan a los paga-
ritus infernales. nos, no a los fieles, y como los egipcios del
(4) Pasó descripción del primer «lay!»
la tiempo del éxodo, lejos de arrepentirse, se en-
en la plaga anterior; pero su realización conti- durecen más y más en sjs pecados, que son
nuará hasta el fin, como la de las otras. la idolatría y los otros que el profeta, como
(5) Este altar es el de los perfumes, donde el Apóstol, considera como frutos de esta
se ofrecen a Dios las oraciones de la Iglesia, (Rom. 1, 24 ss.).
que son las que traen sobre los hombres estas I
(4) Toda la descripción de este ángel, la
13<J2
APOCALIPSIS, 11
to en una nube; tenía sobre su cabe- pueblos, a las naciones, a las lenguas
za el arco iris y su rostro era como y a los reyes numerosos.
el. sol. y
sus pies como columnas de
fuego, 4 y en su mano tenía un li-
brito abierto. Y
poniendo su pie de- Los dos testigos.
recho sobre el mar y el izquierdo
sobre la tierra, 3 gritó con poderosa
voz, como león que ruge.
gritó,
cuando
hablaron los siete truenos con
Y W
Y fueme dada una caña (1),
1
ron hablado los siete truenos, iba yo y -el altar, y a los que adoran en él.
a escribir; pero oi una voz del cielo, a Y el atrio exterior del templo, dé-
que me decía: Sella las cosas que han jalo fuera, y no lo midas, porque ha
hablado los siete truenos y no las sido entregado a las naciones, que
escribas. 6 Y el ángel, que yo había hollarán la ciudad santa, durante
visto estar sobre el mar y sobre la cuarenta y dos meses. 3 Y mandaré
tierra, levantó al ciclo su mano de- a mis dos testigos (2) para que pro-
recha, 8 y juró por el que vive por feticen, durante mil doscientos se-
los siglos de los siglos, que creó el senta días, vestidos de saco. * Estos
ciclo y cuanto hay en él, la tierra y son los dos olivos y los dos candeleros,
cuantc en ella hay, y el mar y cuanto que están delante del Señor de la
existe en él, que no habrá más tierra. 5 Si alguno quisiere hacerles
tiempo, 7 sino que en los días de la daño, saldrá fuego de su boca, que
voz del séptimo ángel (1), cuando devorará a sus enemigos. Todo el
él suene la trompeta, se cumplirá el que quiera dañarlos morirá. 8 Ellos
misterio de Dios, como El lo anunció tienen poder de cerrar el cielo para
a sus siervos los profetas.
8
Y la voz que la lluvia no caiga los días de su
que yo había oído del ciclo, de nuevo ministerio profético, y tienen poder
me habló y me dijo: Ve, toma el sobre las aguas para tornarlas en
librito abierto de mano del ángel sangre, y para herir la tierra con todo
que' está sobre el mar y sobre la género de plagas cuantas veces qui-
tierra. 9
Y fuíme hacia eí ángel, di- sieren. 7 Y cuando hubieren acabado
ciendo que me diese el librito. Y él su testimonio (3), la bestia, que sube
me resprnuiió: Toma y cómelo (2), y del abismo, les hará la guerra, y los
amargará tu vientre, 'mas en tu boca vencerá, y les quitará la vida. 8 Y su
será dulce como la miel. 10 Y tomé cuerpo yacerá en la plaza de la gran
el librito de la mano del ángel, y me
puse a comerlo, y era en mi boca o sea el misterio del Mesías. Y aunque es ver-
como miel dulce; pero cuando lo dad que el Hijo del hombre no vino a juzgar
hube comido sentí amargadas mis (Jn. 12, 47), sino a salvar y dar su vida en
redención por muchos (Mt. 20, 28); pero
entrañas. 11 Y'mc dijeron: Es preciso también lo es que quien no cree en El a si mis-
que de nuevo profetices (3) '
a los mo se condena (Jn. 3, 18).
(1) La imagen está tomada de Ez. 40, 3,
claridad de rostro, el arco iris que rodea su ca- Zac. 2, 1, y tiene por objeto hacer en el templo,
beza, indica que viene en son de paz, que que es la representación de la religión de Israel,
anuncia un juicio de benevolencia y amor. El un deslinde entre la parte que será entregada
libritoque trae en la mano está abierto, porque a la profanación de los idólatras y la parte que
las cosas que contiene ya están patentes al pro- quedará Ubre de esta profanación, y en que se
feta. desarrollará la vida religiosa de los fieles il Señor
(i) No habrá más tiempo, esto es, más di- (2) La descripción que luego hace de los
lación de las promesas divinas sobre la salud dos testigos por los caracteres tomados de la
mesiánica, las cuales están a punto de cum- historia de Moisés y Elias, es evidente que
plirse. Este pasaje nos indica claramente que mira a estos dos personajes, en cuanto repre-
nos hallamos en el punto decisivo de la acción sentan la ley y el profetismo. Los mismos
de Dios en el mundo, la plenitud de los tiem- y con la misma representación aparecen en la
pos, el cumplimiento de las promesas tantas transfiguración de Jesucristo, según los relatos
veces repetidas por los profetas. evangélicos.
(a) La imagen está tomada de Ez. 3, 1 s., (3) Estos dos versículos nos dicen el fin
y significa el apropiarse el contenido del libro. de los que en la historia de Israel llevaron la
Su gusto du'ce y amargo significa la natura- representación de la verdad de Diós. Son infi-
leza de su contenido, que es a la vez de amor nitos los pasajes de la Escritura en que se da
y de justicia. de esto claro testimonio. Cf. II Cr. 36, 14 ss.,
(3) Esta nueva profecía mira a las naciones que resume la historia antigua, y Le. 13, 34 $.,
y a Israel mismo, que deben sufrir un juicio en que Jesucristo hace el mismo resumen en
divino antes de cumplirse el misterio de Dios, términos má» patéticos.
APOCALIPSIS, 12 1393
ciudad (1), que espiritualmente se tados delante del trono de Dios, ca-
llama Sodoiita y Egipto, donde su yeron sobre sus rostros y adoraron a
Señor fué crucificado. 9 Y los pueblos, Dios, diciendo: 17 Dárnoste gracias,
las tribus, las lenguas y las naciones Señor, Dios todopoderoso, el que es,
verán sus cuerpos durante tres días el que era, porque has cobrado tu
y» medio, (2) y no permitirán que sus gran poder, y entrado en posesión (1)
cuerpos sean puestos en el sepulcro. de tu reino. 18 Las naciones se ha-
10 Y los moradores de la tierra se ale- bían enfurecido, pero llegó tu ira, y
grarán a causa de ellos, y se regoci- el tiempo de que sean juzgados los
jarán, y mutuamente se mandarán muertos, y de dar la recompensa a
regalos, porque estos dos profetas tus siervos los profetas, a los santos
eran el tormento de los moradores y los que temen tu nombre, a los pe-
de la tierra. 11
Y después de tres queños y a los grandes, y destruir
días y medio, un espíritu de vida a los que destruían la tierra.
que procede de Dios entró en ellos,
y los hizo levantarse sobre sus pies,
y un temor grande se apoderó de La encarnación del Hijo de Dios y
quienes los contemplaban. n Y oí una las encarnaciones del dragón.
gran voz del cielo, que les decía:
(11. 19-14. 5.)
Subid acá. Y subieron al cielo en una
nube, y viéronlos subir sus enemi-
gos. 13 Y en aquella bora se produjo
19
Y se abrió el templo de Dios (2),
un gran terremoto (3), y vino al que está en el cielo, y dejóse ver el
suelo la décima parte de la ciudad, arca del testamento en su templo,
y perecieron en el terremoto hasta y hubo relámpagos, y voces, y rayos,
siete mil seres humanos, y los restan- y un temblor, y granizo fuerte.
tes quedaron llenos de espanto, y
dieron gloria al Dios del cielo. 14 El
segundo jay! ha pasado; he aquí Cl Mcsias y el dragón.
que llega el tercer ¡ayl.
1
Y apareció en el cielo una
88
1394 APOCALIPSIS, 12
8
de sus pies, y sobre la cabeza una co- dragón, y peleó el dragón y sus án-
rona de doce estrellas, 2 y estando geles, y no pudieron triunfar n' fué
encinta, gritaba con los dolores de hallado su lugar en el cielo. 9 fué Y
parto y las ansias de parir. 3 apa- Y arrojado el dragón grande, la anti-
reció en el cielo otra señal, y vi un gua serpiente, llamada Diablo y Sa-
gran dragón (1), de color de fuego, tanás, que extravía a toda la redon-
que tenía siete cabezas y diez cuernos, dez de la tierra, y fué precipitado en
y sobre las cabezas siete coronas. 4 Y la tierra, y sus ángeles fueron con él
con su cola arrastró la tercera parte precipitados. 10 Y
oí una gran voz
de los astros del cielo, y los arrojó éii el cielo, que decía: Ahora llega la
a la tierra. Y dragón (2)
se paró el salvación, el poder, el reino de nues-
delante de la mujer, que estaba a tro Dios, y la autoridad de su Cristo,
punto de parir, para tragarse a su porque fué precipitado el acusador de
hijo en cuanto lo pariese 5 Y parió nuestros hermanos, el que los acu-
un varón (3), que ha de apacentar saba delante de nuestro Dios de día
11 Pero ellos le han ven-
a todas las naciones con vara de y de noche.
hierro, pero el Hijo fré arrebatado a cido por la sangre del Cordero, y por
Dios y a su trono. 6 La mujer huyó la palabra de su propio testimonio,
al desierto (4), en donde tenía un y m Miospreciaron su vida hasta morir.
12 Por eso, regocijaos, cielos
lugar preparado por Dios, para que y todos
allí la alimentasen durante mil dos- los que moráis en ellos. ¡Ay de la
cientos sesenta días. tierra yde la mar!, porque descendió
el Diablo a vosotras (1) animado de
gran furor, por cuanto sabe que le
La batalla en el ciclo. queda poco tiempo.
7
Y hubo una batalla en el cielo (5):
Miguel y sus ángeles peleaban con el F.l dragón persigue a la mujer.
1Q 1
Y
vi cótio salía del mar (3)
una que tenía diez cuer-
bestia, Lo bestia segunda.
nos y siete cabezas, y sobre los cuernos
9
diez diademas y sobre las cabezas nom- Si alguno tiene oídos, que oiga.
bres de blasfemia. 2 era la bestia,Y 10 Si alguno está destinado
a la cau-
que yo vi semejante a una pantera, y tividad, a la cautividad irá; si alguno
sus pies eran como de oso, y su boca mata por la espada, por la espada
como la boca de un león. dióle el Y morirá. En esto está la paciencia y
dragón su poder (4), su trono, y la fe de los santos. 11 Y
vi otra bes-
una autoridad muy grande. 3 Y vi tia (4), que subía de la tierra, y
ala primera de las cabezas (5) como tenía dos cuernos, semejantes a los
herida de muerte, pero su llaga mortal de un cordero, pero hablaba como un
fué curada. Y
toda la tierra seguía dragón. 12 Y ejerció toda la autori-
dad de Ja primera bestia en presen-
cia de ella, e hizo que la tierra y
(i) Las aguas, como imagen de las perse-
cuciones, son frecuentes en los salmos; el río
significa las persecuciones suscitadas contra la (1) La tierra admira el poder de Roma,
Iglesia con el fin de aniquilarla, y aquí espe- poder que en cuanto perseguidor no viene de
cialmente las persecuciones de los judíos contra Dios (Rom. 13, 1 ss.), sino del dragón; éste
la Iglesia naciente. aspira a ser adorado en su imagen y en el culto
(3) Desesperado de poder vencer a la mu- que se daba a la diosa Roma y a sus Césares.
jer, es d;cir, a la Iglesia naciente, se vuelve (2) Tomado de la descripción de Antíoco;
el dragón contra los restantes hijos de la misma, sus blasfemias son la declaración de su divi-
que son los de la gentilidad, para lo cual busca nidad y la exigencia del culto religioso durante
los auxiliares, que el capítulo siguiente nos los tres años y medio que durará la vida de
presenta. lucha de la Iglesia, según vimos atrás (11, 3).
(3) El mar designa aquí el Occidente, por- (3) Como San Pedro en sus discursos ante
que la bestia no es otra que Roma. La des- los judíos (Act. 2, 23), asi San Juan advierte
cripción de la misma está derivada de Dan, 7, que la persecución de la bestia contra los fieles
4 ss., donde nos describe los varios imperios y su momentánea victoria no es debida a que
del mundo y sobre todo el de Antíoco. su poder supere el de Dios, sino a «ola per-
(4) La bestia es una verdadera encarnación misión divina.
del dragón, que en ellaobra, lucha y aspira a (4) Esta segunda bestia, que es un auxiliar
ser adorada como Dios. Es una copia de An- de la anterior, y cuya actividad se ordena a
tíoco, según Dan. 7, 8; 11, 36. fomentar el culto de la primera y, por tanto,
(5) La teitia es un remedo del Cordero, y del dragón en ella, es la filosofía religiosa,
como aquél llevaba la cicatriz de su herida la magia, etc., que se avenían muy bien con
mortal, asi la bes:ia tiene herida una de sus ca- el culto pagano y con el culto imperial, y que
bezas, que es uno de los emperadores (17, io), por esto se declararon adversarias del cris-
cuya vida puso en peligro la vida misma del Im- tianismo. Sus apariencias exteriores son como
perio. Que fuera César, Augusto o Nerón, no de cordero, pero las anima el mismo espíritu
es cosa segura. del dragón que a la primera bestia.
1396 APOCALIPSIS, 14
todos los moradores de ella adorasen frentes. * Y oí una voe del cielo,
a la primera bestia, cuya llaga mortal como voz de grandes aguas, como
había sido curada. 13 É hizo grandes voz de gran trueno; y la voz que oí
señales, hasta hacer bajar fuego del era de que tocaban sus
citaristas,
cielo a la tierra, delante de los hom- cítaras 3
y cantaban un cántico nue-
bres. 14 Y
extravió a los moradores vo, delante del trono y de los cuatro
de la tierra con las señales que le fué vivientes y de los ancianos; y nadie
dado ejecutar delante de la bestia, podía aprender el cántico sino los
diciendo a los moradores de la tierra ciento cuarenta y cuatro mil, aque-
que hiciesen una imagen en honor llos que fueron rescatados de la tie-
de la bestia, que tiene una herida rra. 4 Estos son los que no se man-
de espada y que ha revivido. 16 Y charon con mujeres y son vírgenes.
fuéle dado infundir espíritu en la Estos son los que siguen al Cordero
imagen de la bestia, para que hablase a dondequiera que va. Estos fueron
la imagen e hiciese morir a cuantos rescatados de entre los hombres,
no se postrasen ante la imagen de como primicias para Dios y para el
la bestia, 16 e hizo que a todüs, peque- Cordero. 6 Y en su boca no se halló
ños y grandes, ricos y pobres, libres mentira, son inmaculados.
y siervos, se les imprimiese una mar-
ca (1) en la mano derecha y en la Los preludios del juicio contra
frente, 17 y que nadie pudiese comprar Roma;
o vender, sino el que tuviera la
marca, el nombre de la bestia o el 4 Y vi otro ángel, que volaba por
número de su nombre (2). medio del ciclo y tenía nn evangelio
18
En esto está la sabiduría. El que eterno para pregonarlo a los
(1)
tenga inteligencia calcule el número moradores de la tierra y a toda
de la bestia, porque es número de nación, tribu, lengua y pueblo, 7 di-
hombre. Y su número es seiscientos ciendo a grandes voces: Temed a
sesenta y seis. Dios y dadle gloria, porque llegó la
hora de su juicio (2), y adorad al
El Cordero y su séquito. que ha hecho el cielo y la tierra, el
mar y las fuentes de las aguas-. 8 Y un
"1 4 1
Y vi, y he aquí el Cordero, segundo ángel siguió, diciendo: Cayó,
que estaba sobre el monte de cayó Babilonia (3), la grande, que
Sión (3), y con El ciento cuarenta a todas las naciones dió a beber del
y cuatro que llevan su nombre y
mil, vino del furor de su fornicación.
el nombre de su Padre escrito en sus • Y un tercer ángel los siguió, di-
ciendo con voz fuerte: Si alguno ado-
(1) La imagen se deriva del uso de marcar a ra la bestia y su imagen (4), y re-
los esclavos con el nombre de su señor. Los cibe su marca en la frente o en la
adoradores de la bestia son marcados para que mano, 10 éste beberá del vino del
sean reconocidos, y sólo ellos puedan participar
furor de Dios, que ha sido derramado
en la vida ciudadana. En las persecuciones de
Decio y Diocleciano se vino a cumplir esto casi sin mezcla en la copa de su ira, y
al pie de la letra contra los fieles.
(2) El nombre de la bestia está escrito en (1) Este evangelio eterno se halla contenido
cifras, cuyo valor es 666, o según algunos en las palabras siguientes del ángel, que es
mss., 616. Estas están representadas
cifras temer y adorar a Dios, huyendo de la idola-
por letras, que no sabemos si estarán tomadas tría. Esta será la norma de su juicio sobre
del alfabeto griego o del hebreo, puesto que el las naciones todas, a quienes se dió a conocer
autor quiere aqui envolver en el misterio el por sus obras, pero no le quisieron reconocer
nombre de la bestia. Por esto son muchos los por su Criador y Señor, adorando, en cambio,
nombres que se han propuesto, y todos con- a las criaturas (Rom. 1, 18 ss.).
vienen en designar a Roma, al César o a un em- (3) No se trata del juicio universal, sino
perador en particular, v. gr.. Nerón. de) particular sobre la Roma pagana y per-
(3) En oposición al dragón y a sus auxi- seguidora de los santos, y en ellos de Jesu-
liares, nos presenta aquí el profeta al Cor- cristo.
dero en el monte Sión, símbolo del templo (3) En toda esta sección el autor insiste
y de la ciudad santa, rodeado de otros ciento en anunciar la inminente ruina de Roma, para
cuarenta y cuatro mil escogidos, que no son levantar el ánimo y las esperanzas de los fieles,
los de antes, sino la porción escogida de la y alentarlos a sufrir la persecución con la es-
Iglesia, los fieles que han consagrado a Dios peranza del triunfo.
su pureza. En razón de esta especial consagra- (4) Era el gran peligro de los tiempos del
ción, aparecen más unidos al Cordero, que profeta, el culto imperial, encubierto con el
había dicho: Bienaventurados los limpios de manto de la lealtad a Roma; de aqui la insis-
corazón, porque ellos verán a Dios. tencia del profeta en este punto.
APOCALIPSIS, 15 1397
será atormentado con el fuego y el cuba hasta los frenos de los caballos
azufre delante de los santos ángeles y por espacio de mil seiscientos estadios.
delante del Cordero. 11 Y
el humo
de su tormento subirá por ios siglos de
los siglos, y no tendrán reposo día Las copas de la cólera divina,
y noche aquellos que adoren a la contra la ramera.
bestia y a su imagen, y los que reci-
ban la marca de su nombre. 1 r Y vi en el cielo otra señal
1
razón del orgullo de la ciudad. El profeta recoge (2) Esta larga lamentación está inspirada
aqui todos los pasajes de los antiguos profetas en la análoga de Ez. 27. 5 ss. sobre Tiro. Todo
para lanzarlos sobre la nueva Babilonia. concurre a pintar la grandeza del juicio de Dios
Cf. Jer. 16. 18; 17. 18; 51. 13 ss. sobre la gran ciudad.
APOCALIPSIS, 19 1401
que arde con azufre. 21 los demás Y edad pasada, que fué la edad heroica de la
por Iglesia. No se debe olvidar el punto de vista
fueron muertos la espada,
(3)
en que el profeta se coloca, para fijar el sen-
que de la boca, y todas las
le salía
tido histórico de sus palabras.
aves se hartaron de sus carnes. (1) Estos tronos están destinados para los
que con Cristo pelearon y vencieron, esto es,
para los mártires, a quienes corresponde la
El milenio. palma de la victoria. Como quienes sobre
todo sostuvieron el peso de la lucha con su
Capitán, recibirán un premio que no corres-
1
Y vi un ángel (4) que des- ponde a los demás muertos, y éste es juzgar,
cendía del cielo, trayendo la llave que en el sentido bíblico vale tanto como
regir y gobernar el mundo junto con su Ca-
(1) Esta invitación, hecha desde el sol a pitán, a quien por haberse humillado hasta la
todas las aves, anuncia una gran carnicería y muerte le fué dado reinar sobre todo el uni-
derrota de los ejércitos contrarios; está tomada verso (Fil. 2, 8 s.).
de la batalla dada por Dios contra Gog en (2) Los restantes muertos no son los in-
Ez. 39. 17-20. fieles,porque éstos no vivirán, sino los fieles
(2) Sin detenerse a narrar los incidentes que no alcanzaron la palma del martirio, y a
de la lucha, muy desigual, pues es lucha entre quienes no corresponde el premio de los már-
Dios y las criaturas, pasa a darnos el resultado tires.
de la batalla, o sea, la prisión de los jefes ene- (3) El que tenga parte en esta primera
migos, que son arrojados al abismo. resurrección, que es este premio especial dr
(3) Los jefes, como encarnación del espí- los mártires, tiene asegurada la resurrección
ritu idolátrico y perseguidor del dragón, son final, porque el Señor ha dicho: Bienaventura-
arrojados al abismo; los ejércitos son muertos, dos los que padecen persecución por la justicia,
lo cual no se ha de entender sino en sentido porque de ellos es el reino de los cielos.
espiritual, esto es, como auxiliares de los ene- ¿En qué consiste este reinado especial de los
migos de Dios. A veces Dios destruye a sus mártires con Cristo? A nuestro juicio, en lo que
enemigos como hizo con San Pablo, convir- se halla simbolizado por la aureola de gloria de
tiéndolos. que la Iglesia rodea a los mártires, y los rodeaba
(4) Este ángel viene para encadenar al dra- sobre todo en los primeros siglos, en que sólo
gón y encerrarlo en el pozo del abismo, donde los mártires eran objeto de culto y veneración.
estaban ya sus auxiliares, la bestia y el falso Entonces sólo ellos reinaban en la Iglesia con
profeta. Allí estará por mil años, durante los Cristo, y con El regían la Iglesia, y éste es el
APOCALIPSIS, 21 1403
eran de todo género de piedras precio- Cordero estará en ella, 4 y sus siervo*
sas: la primera de jaspe, la segunda de le servirán, y verán su rostro, y lleva
zafiro, la tercera oe calcedonia, 20 la rán su nombre sobre la frente. 5 No
cuarta de esmeralda, la quinta de habrá ya noche, ni tendrá necesidad
sardónica, la sexta de cornalina, la de luz de antorcha, ni de luz del sol,
séptima de crisólito, la octava de porque el Señor Dios los alumbrará,
berilo, la novena de topacio, la décima y reinarán por los siglos de los si-
de crisoprasa, la undécima de jacinto, glos (1).
y la duodécima de amatista. 21 las Y
doce puertas eran doce perlas, cada
una de las puertas era de una perla, Lpílogo
y la plaza de la ciudad era de oro
puro, como vidrio transparente. * Y me dijo: palabras
Estas son las
22 Pero templo no vi en ella (1), pues fieles y verdaderas Señor, (2), y el
el Señor, Dios todopoderoso con el Dios de los espíritus de los profetas
Cordero, era su templo. 23 La ciudad envió su ángel para mostrar a sus sier-
no había menester de sol (2) ni de vos las cosas que están para suceder
luna que la iluminasen porque la gloria pronto.
de Dios la iluminaba,, y su lumbrera 7
Y he aquí que vengo presto (3).
era el Cordero. 24 Y a su luz cami- Bienaventurado el que guarda las
narán las naciones (3), y los reyes palabras de la profecía de este libro.
de la tierra llevarán a ella su gloria. * Y yo, Juan, soy el que oí y vi estas
25 Sus puertas no se cerrarán de día, cosas. Y
cuando las oí y vi, caí de
pues noche allí no habrá, 26 y llevarán hinojos, para adorar, ante los pies
a ella la gloria y el honor de las nacio- del ángel, que me las mostraba.
nes. 27 Y en ella no entrará cosa 9 Pero
me dijo: No hagas eso, pues
impura (4), ni quien cometa ini- yo soy consiervo tuyo y de tus her-
quidad y mentira, sino los que están manos los profetas, y de los que
escritos en el libro de la vida del guardan las palabras de este libra;
Cordero. adora a Dios. 10 Y me dijo: No selles
los discursos de la profecía de este
¡yey Y me mostró un río (5) de
1 libro (4), porque el tiempo está
agua de vida, clara como el cercano. 11 El que es injusto (5)
cristal, qae salía del trono de Dios y continúe en sus injustic'as, el torpe
del Cordero. 2 Entre la calle y el prosiga en sus torpezas, y el justo
río, a uno y otro lado, había un practique aún la justicia, y el santo
árbol de vida, que daba doce frutos, santifíquese más. 12 He aquí que vengo
cada fruto en su mes, y las hojas presto (6), y conmigo mi recom-
del árbol eran saludables para las pensa, para dar a cada uno según
naciones. 3 Y no habrá ya maldición sus obras. 13 Yo soy el alfa y la omega,
alguna (6). Y el trono de Dios y del
Secciones de la B. A. C.
— i. Sagradas Escrituras.
y Cánones. 2. Teología
3. Santos Padres. 4. —
Ascética y Mística.
5. Historia y Hagiografía. 6. Filosofía. —
7. Pensamiento social y político cristiano.
8. Literatura y arte cristianos.
OBRAS MAGISTRALES
Obras de San Agustín. Filosóficas, teológicas, pastorales y apologél
Edición bilingüc.Tatina y castellana, en 12 volúmenes.