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I PERÍODO PREEXILICO
Entre ellos se cuentan clanes procedentes de palestina que, en tiempos posteriores, serán parte del
pueblo de Israel. Príncipes egipcios derrocan a los reyes extranjeros: expulsión de los asiáticos.
Familias descendientes de Abraham, los hijos de Jacob, se desplazan a Egipto por razones de
trabajo, donde finalmente van a ser esclavizados.
2. Salida de Egipto y marcha hacia la tierra prometida (mediados del siglo XIII).
Grupos de nómadas dirigidos por Moisés huyen para escapar de los trabajos impuestos por Ramsés
II en Egipto.
Es el tránsito a la vida rural más estable. Los nómadas que volvieron a Palestina con Josué se juntan
con aquellos que se quedaron en el país. Hay conflictos frecuentes con los cananeos del interior y
con los filisteos de la costa; sus civilizaciones más avanzadas influencian a los nómadas,
especialmente con la idolatría.
4. Época de los jueces (siglos XII-XI).
Bajo el liderazgo de los Jueces y de los primeros profetas, las tribus aprenden la solidaridad entre
ellas y la confianza en el Dios salvador.
Muerto Saúl en el combate de Gelboé, David es consagrado rey por Samuel. Conforma la unidad del
pueblo siempre convulsionado por conflictos interiores. Toma Jerusalén y la convierte en su capital.
Sus campañas militares aseguran la independencia y la hegemonía de Israel sobre el territorio.
Salomón, hijo de David, asume el estilo de poder como lo tenían los soberanos orientales, sus
esposas extranjeras introducen en Jerusalén a sus dioses y sus cultos. Construye el Templo sobre la
colina vecina, el primer Templo, junto a su palacio, dominando la ciudad donde reside el pueblo.
Realiza obras suntuosas y expansivas cuyo costo agobia principalmente a las tribus del norte.
6. Los dos reinos: Israel (norte) y Judá (sur), (del 931 al 586).
Roboam es proclamado rey en Siquem; las tribus del norte presentan sus quejas al nuevo rey que se
niega a escuchar. «Tu padre nos impuso un yugo pesado. Aligera tú ahora la dura servidumbre a
que nos sujetó tu padre y el pesado yugo que nos echó encima, y te serviremos». Se rebelan y
comienza un reino independiente de las tribus del centro y del norte que conservará el nombre de
Israel. El sur, que se quedó fiel al descendiente de David, será llamado reino de Judá.
Después del cisma de las tribus, las relaciones, difíciles entre los dos reinos, aumentan el peligro de
las agresiones exteriores. En Israel como en Judá, los profetas
Por la convivencia con los cananeos, el reino de Israel se deja invadir por el culto a los ídolos y
adopta las costumbres paganas. En ése período intervienen los profetas: Elías, Eliseo, Oseas.
Hay en esta época varios golpes de estado con cambio de dinastía. El despertar de Asiria en el siglo
VIII anuncia el fin del reino del norte, Israel.
Asistimos a la invasión del país y la caída de Samaria tomada por Sargón II (721). Luego la
consecuente deportación de una parte de la población a Nínive. Samaria es convertida en una
provincia del imperio asirio y los ocupantes establecen en el territorio a otros pueblos.
En el reino de Judá, aunque más pequeño, tiene una suerte diferente. Dios, fiel a su promesa,
mantiene en el trono a los descendientes de David. Los reyes intervienen para afirmar la autoridad
del clero del templo de Jerusalén y los sacerdotes apoyan a los reyes legítimos.
En los siglos VIII y VII, algunos grandes profetas: Isaías, Miqueas, Sofonías, Jeremías intervienen en
la vida del pueblo de Judá. Anuncian la espera de un mesías y de tiempos nuevos.
II PERÍODO EXÍLICO
7. El exilio (586-538).
Ruina de Jerusalén y destrucción del primer Templo, aproximadamente en el año 700. Deportación a
Babilonia de las elites y los profesionales.
Esto pone la fe a prueba. Ezequiel, profeta, afirma a los deportados que Dios está con ellos en su
tierra de exilio. Si se convierten, Dios los restablecerá en su país.
El “segundo Isaías” abre nuevas perspectivas: las humillaciones del pueblo eran parte del plan de
Dios para prepararlo a una misión universal. Su debilidad será su fuerza porque lo propio de Dios no
es el poder sino el amor.
Sin embargo, muchos de los que vuelven del exilio olvidan este mensaje y sólo pensarán en
restablecer el antiguo reino de David.
Con el empuje de Esdras y Nehemías se realiza una obra importante que instaura el judaísmo. Se
establece en forma casi definitiva el texto de la mayoría de los libros del Antiguo Testamento,
especialmente, de la Ley o Torah. Se comienza a reconstruir el segundo Templo.
El clero ocupa una situación dominante en la sociedad. El país (el sur, Judá), una provincia persa, ha
perdido su independencia política, pero los sacerdotes, guardianes y servidores del único templo,
mantienen la cohesión del pueblo de Dios.
Alejandro, rey de Macedonia, lleva sus ejércitos a la conquista del imperio persa y, derrota a los
ejércitos de Darío. Cuando muere, sus sucesores se reparten el imperio. Entonces Palestina es
codiciada a la vez por los Seléucidas, que reinan en Antioquía de Siria, y los Lágidas (o Tolomeos)
que gobiernan Egipto.
Fuertes tensiones en la comunidad judía entre los que aspiran a una apertura a la cultura griega que
a conquistado el Oriente Medio, y aquellos cuya fidelidad a las tradiciones de los antiguos sigue
sólida. Inicios del movimiento asideo (los “religiosos”) del que saldrán los Fariseos y los Esenios.
Antíoco IV, rey de Siria, saquea el tesoro del templo de Jerusalén para rehacerse un ejército. Este
sacrilegio y la persecución que lo acompaña suscitan la rebelión del sacerdote Matatías, con sus
hijos Judas Macabeo, Jonatán y Simón.
Luchas terribles de los judíos por su independencia política y religiosa. Simón, sumo sacerdote y rey,
inaugura una dinastía (los asmoneos) en que poder religioso y poder político se unen bajo una sola
cabeza.
Hace revivir el ensueño del gran reino de David y, aprovechando la decadencia del reino sirio,
conquista tierras vecinas o lejanas.
Pompeyo, romano, aprovecha los pleitos de dos hermanos asmoneos, Hircano II y Aristóbulo II,
pretendientes al trono para imponer la ley de Roma en el país.
Después de perseverantes intrigas, Herodes el Grande, casado con una asmonea, elimina a sus
rivales y se hace nombrar rey por Roma. Los sumos sacerdotes, nombrados por el poder, ya no lo
son en forma vitalicia, sigue dominando el partido saduceo.
Los Zelotes mantienen el terrorismo contra el ocupante romano que multiplica los impuestos
exorbitantes cobrados por los publicanos. Hambrunas, cesantía y grandes trabajos para absorber la
mano de obra.
Bibliografía.