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El concepto de derecho de asilo implica la protección que un individuo recibe cuando es perseguido por
las autoridades de su Estado de origen. Esta protección se materializa cuando el Estado receptor no est á
obligado a facilitar la continuación de la persecución entregando al refugiado a las autoridades del Estado
perseguidor. Este principio se basa en la necesidad de salvaguardar los derechos humanos y la dignidad
de las personas en situaciones de vulnerabilidad.
La relación entre extradición y asilo es crucial para comprender la dinámica entre los Estados en casos de
persecución política. En ausencia de tratados de extradición, el derecho internacional no obliga a los
Estados a negar la admisión a fugitivos en su territorio ni a entregarlos al Estado reclamante. Esto
garantiza un espacio de protección para aquellos que buscan refugio en territorios extranjeros.
La Convención sobre Asilo Territorial de Caracas, firmada en 1954, establece el derecho de los Estados a
admitir personas en su territorio sin extradición por delitos políticos. A pesar de la existencia de
convenciones similares, como las de La Habana y Montevideo, persisten desafíos en la aplicación
uniforme y efectiva del derecho de asilo en la práctica internacional.
A lo largo de la historia, las sedes diplomáticas y consulares se han utilizado para otorgar asilo a
individuos perseguidos. Sin embargo, la falta de una costumbre regional en América Latina sobre el asilo
Ramirez Lopez Flor Michel Derecho de Asilo en sistema
#23-22230464 Juridico internacional
diplomático ha generado incertidumbres y contradicciones en su aplicación práctica. Esta situación
plantea desafíos en la protección efectiva de los derechos de los refugiados y en la determinación de
responsabilidades internacionales.
La violación del derecho de asilo puede acarrear responsabilidad internacional para el Estado infractor.
Sin embargo, la falta de consistencia en la aplicación del asilo diplomático dificulta la determinación de
dicha responsabilidad. Es fundamental establecer estándares claros y coherentes para garantizar la
protección efectiva de los derechos de los refugiados y prevenir abusos por parte de los Estados.
El principio de no extradición por delitos políticos impide la entrega de personas perseguidas por motivos
políticos a los Estados reclamantes. Este principio está respaldado por el derecho internacional y la
práctica internacional, y constituye un elemento clave en la protección de los derechos humanos y la
preservación de la integridad de los refugiados políticos.
La delimitación clara del concepto de "delito político" es crucial para evitar abusos en su aplicación y
garantizar la protección adecuada de los individuos perseguidos por motivos políticos. Esta tarea implica
establecer criterios objetivos y transparentes que guíen la determinación de qué actos constituyen delitos
políticos y cuáles no, con el fin de proteger los derechos de los refugiados y prevenir posibles injusticias.
Es importante distinguir entre un "sujeto asilado", que encuentra protección en un país extranjero, y un
"sujeto refugiado", que recibe protección internacional debido a una persecución en su país de origen.
Ambos conceptos implican diferentes niveles de reconocimiento y derechos legales, y su distinción es
fundamental para garantizar la aplicación adecuada de los instrumentos legales y la protección efectiva de
los derechos de los refugiados en el ámbito internacional.