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UNIDAD II.
2.2- Contexto histórico del Reconocimiento en América.
La rica experiencia que ofrecen los países de América
latina en el dominio del reconocimiento se explica por su
historia turbulenta, que pueden interpretarse como
historia de incesante guerra civiles y golpes de estado que
como es natural, implican inestabilidad de los gobiernos.
Las causas de esas perturbaciones, a su vez explican por
las contradicciones, tanto interna como externa, producto
de la estructura social complicada, y su economía
dependiente del capital extranjero.
Los Estados Unidos de Norteamérica, en calidad de
sucesores de los derechos de España en Florida,
reconocieron igualmente el principio Uti-possidetis juris,
es así como lo reconoció la nota del Secretario de Estado
Marcy dirigida al Ministro de Estados Unidos en
Inglaterra, del 26 de julio de 1856, que dice: "Los Estados
Unidos consideran como un principio establecido del
Derecho Internacional que cuando una colonia europea
en América logra su independencia, ésta mantendrá los
mismos límites establecidos por la Metrópolis.
La nacionalidad en América ha sido un problema que ha
recibido una solución distinta a la obtenida en Europa.
Nos referimos particularmente al problema ligado a la
adquisición de la nacionalidad y a las implicaciones de la
misma. Como sabemos, la mayoría de los países europeos
reconocían como nacionales solamente a los hijos de sus
nacionales, independientemente del lugar donde hayan
nacido; es decir, que aplicaron el sistema o principio Ius
sanguinis. Sin embargo, en América ocurrió todo lo
contrario, es decir, fueron considerados como nacionales
todas las personas nacidas en territorio americano,
independientemente de la nacionalidad de sus padres. Se
aplicó, pues el principio Ius solis.
Las razones que obligaron a los nuevos Estados
Americanos a aplicar ese principio pueden explicarse por
los siguientes factores:
Los nativos del país fueron los "criollos", fuerza
motriz en el movimiento liberador y que de hecho
realizaron la independencia. Los parientes o
cercanos, así como los extranjeros, militares o civiles
no fueron considerados como tales, a menos que
hubieran contribuido al movimiento de
emancipación. Es por esa razón que los criollos
llegaron a ser de manera natural los nacionales por
excelencia de los países que ellos habían liberado.
La población de los países de América no
correspondía a la inmensidad de sus territorios, por
consiguiente, era necesario favorecer la emigración
para el propio desarrollo social y económico del
continente. Es por ello que, una vez obtenida la
independencia, los criollos se mostraron favorables a
la emigración, y los hijos de estos emigrantes que
nacieran en territorio americano eran considerados
americanos en virtud del principio ius soli, uniéndose
así al elemento étnico y contribuyendo a formar su
población.
La necesidad de emigrantes produjo en América una
práctica que llegó a ser un principio jurídico entre las
repúblicas latino-americanas, es decir, la
identificación del nacional y el extranjero en cuanto a
los derechos civiles.