pregunta de Jean he podido comprender lo que están hablando. Toso, ¿cómo? —¿Qué cosa me gusta doblada? —cuestiono casi de inmediato. ¿Han visto lo que estaba buscando en Google y por eso han dicho eso? —Los animes —contesta Jean, y muerdo mi mejilla interna para evitar reír. No puedo creer que he malpensado algo como eso. Para mi fortuna, he sido el único en hacerlo—. ¿Te gusta verlos en su idioma original o prefieres el doblaje? —Oh, bueno, me gusta verlos en su idioma original —un pequeño festejo de Jean se hace presente en la mesa hasta que continúo—, pero hay doblajes muy buenos que prefiero verlos así que con subtítulos —se escucha otro festejo, pero esta vez de parte de Karla. —Los doblajes son buenos, te lo dije —Karla le saca la lengua a Jean, a lo que él entorna los ojos. Antes de que inicie la tercera guerra mundial en nuestra mesa por una posible discusión entre qué es mejor, las series dobladas o las series en su idioma original, Oliver y Mary por fin regresan del mostrador con las pizzas que hemos pedido. Podríamos decir que es injusto que ellos tuviesen que hacer fila, pero en el «piedra, papel o tijera» ellos perdieron. Que hayan ido por los pedidos es lo más justo del mundo, no lo digo yo, lo dice el juego. —De pepperoni para las señoritas y Andy —Oli deja la bandeja con la pizza en mi costado y se vuelve hacia donde está Jean con una pequeña bandeja—, y hawaiana para ti, bonito. Jean ni siquiera se inmuta por el apodo que Oliver le ha puesto. Ya está bastante acostumbrado. Estamos, mejor dicho. Coquetea con todo lo que se mueve, me sorprende que siga soltero con toda la coquetería barata que se carga. —¿Cuándo dejarás de llamarme así? —gruñe y clava su codo en el estómago de Oli, sacándole un poco de aire—. Eres insoportable. —Sus cursilerías para otro día, gracias. —Mary toma asiento al lado de Karla, peina sus rizos y hace una mueca de asco al ver la bandeja de Jean—. Las pizzas con piña deberían ser un delito, qué horror. Y bam, acaba de estallar otra guerra en la mesa. Lo que ha dicho Mary solo ha sido gasolina para que el fuego dentro de Jean se encendiera. Él jamás será de los que van a quedarse callados o de los que creerán que su opinión está mal. Defiende su punto como si estuviese peleando en un juzgado. Oliver y yo solo compartimos una mirada de «se vieneee», y cuando el rubio abre la boca inicia un nuevo debate. Lo peor, es que esto es diferente a discutir con Karla, ella no se lo toma en serio, en cambio Mary, ella sí que lo hace. Ambos podrían discutir sobre por qué la pizza debe o no llevar piña por horas, y jamás pararían. Regreso mi atención al celular, no quiero ser parte de su pelea pese a que estoy del lado de Mary. ¿A quién demonios se le ocurrió ponerle una fruta a las pizzas? Sí, debería ser un delito. La discusión empieza y trato de ignorar todo lo que dicen. Hago bastante bien entreteniéndome en las tonterías que encuentro en Google, hasta que, de repente, a mi celular le comienzan a llover notificaciones provenientes de Instagram. Junto mis cejas y no tardo en entrar a la aplicación para ver lo que sucede, casi nunca tengo notificaciones más que de comentarios en donde me etiquetan para sorteos, por lo que es raro tener demasiadas en cuestión de segundos. La aplicación carga un instante, y abro los ojos al ver el «RumsfeldEdward_ comenzó a seguirte» seguido de varios «le gustó tu foto» en mi bandeja de notificaciones. Hoy no hablamos en la escuela debido a que en la última hora tuvimos examen sorpresa en biología y él se marchó antes, un examen en que, por cierto, me fue fatal. Como no había forma de comunicarnos, esperaba hablarle el lunes, pero jamás pasó por mi cabeza buscarlo en redes sociales. El cerebro de él sí funciona al parecer. Facilitó las cosas. Como he dicho, la diferencia entre los dos es gigantesca. Me alegra que me haya encontrado en Instagram, sin embargo, creo que fue una mala idea haber dejado mi cuenta pública, todas mis publicaciones son sobre anime y fotos mías haciendo el ridículo, solo unas cuantas son de mis amigos y de alguna salida, pero en su mayoría son fotos de anime. Qué vergüenza, ¿qué va a decir de mí? No es que me importe lo que llegue a pensar o algo así, puff, pero a comparación de mí, él va a salir con un friki; yo, por otro lado, saldré con alguien que tiene una reputación arruinada, no obstante, cuando las chicas no hablan de eso, hablan sobre su aura misteriosa y sobre lo atractivo que es. Diciéndolo de esa forma parece que él es el que me está haciendo el favor a mí. Sí, salir conmigo va a arruinarle más la reputación. Pobrecito. Por pura curiosidad, y solo por pura curiosidad, entro a su perfil de Instagram, por desgracia su cuenta es privada. De todos modos, él solo tiene