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Parroquia Santa Teresita del Niño Jesús

Guion para el descendimiento de Jesús…

Monitor: Queridos hermanos les invito a que nos dispongamos a que vivamos con fe y
devoción este rito del descendimiento del Señor.
Hermanos, cuando Jesús desciende de la cruz, se besa el cielo con la tierra, la divinidad con
la humanidad, la muerte con la vida, la alegría con la tristeza, la fe con la duda y la desilusión
con la esperanza.
Este rito nos recuerda aquel momento en el que José de Arimatea, pide a las autoridades
permiso para bajar a Jesús de la cruz, quien comprando una sábana lo descolgó de la cruz y
lo envolvió en la misma. (Mc 15,45-46).

1. Ahora, los Santos Varones, despojan de la cabeza de Jesús la Corona de espinas


Y que las espinas que punzan hoy la cabeza de tantos hermanos nuestros, se transformen
en laureles de vida y de progreso; no sigamos coronando a Jesús con las coronas
confeccionadas por nosotros a fuerza de angustia y de tristeza, no coronemos a Jesús con
espinas de muerte y de miseria y si dejémonos coronar por él con la corona de su amor y
su alegría; no coronemos a Jesús con coronas ensangrentadas producto de la violencia
que vive nuestro país, coronemos al Señor de la vida con la corona de nuestros buenos
sentimientos y propósitos; hoy te quitamos Señor la corona de espinas de tu cabeza,
vuélvela gloriosa y redentora.

2. Ahora, los Santos Varones, bajan el brazo derecho de Jesús:


El brazo del progreso, el brazo de la bendición, el brazo de la ternura, brazo de Jesús que
levanta, brazo de Jesús que redime, brazo que corrige, brazo de poder, brazo de
esperanza, brazo que orienta, brazo que sana; que nuestro brazo derecho sea, hermanos
y hermanas signo de victoria en medio del conflicto, signo de valentía en medio de la
guerra cobarde llevada a cabo por los amigos del desastre; que el brazo de papá y mamá
sea para bendecir a los hijos, sea para estrecharlos en su pecho, sea para corregirlos
cuando se equivoquen y sea para levantarlos cuando caigan.

3. Ahora, los Varones bajan el brazo izquierdo de nuestro salvador, Jesús.


Es el brazo de la resurrección, es el brazo que empuña la bandera de la vida sobre las
huestes de la muerte, es el brazo que sostuvo al ciego, al paralítico y también a la
hemorroísa, ese brazo encaminó y alentó a sus discípulos cuando en cierta población
fueron despreciados, es el brazo que animó a los discípulos a la profesión de fe señalando
el monte de la transfiguración; que este brazo izquierdo de Jesús sea nuestro propio brazo
hábil y capaz en la construcción y edificación de nuestra vida, construyámonos y
erijámonos como verdaderos hijos de Dios en la humildad y en el servicio.

4. Ahora, los Santos Varones bajan los pies de Jesús


Pies sagrados que con sus dulces huellas bendicen nuestra tierra, son los pies que
caminaron por las calles polvorientas de la Galilea, son los pies que dejan a su paso
alegría y bendición, son los pies descalzos de los pobres que anhelan calzarse las
sandalias de la oportunidad de trabajo para su sustento, son los pies de los militares
mutilados por el fantasma de la guerra y la barbarie, son los pies del campesino que
camina ahora acongojado por su tierra y por sus campos esperando encontrase con una
mina anti persona.
Son los pies del desplazado que después de acariciar el roció de la mañana depositado en
los pastos frescos de la vida, ahora acaricia con sus pies el frio asfalto de las grandes
urbes, son los pies del deportista que, si bien corre detrás de un premio, debería correr
también detrás de la conquista de la corona de la gloria: Jesucristo.

5. Por último, los Santos varones bajan el cuerpo de Jesús


Pónganlo en el sepulcro, pero no en el sepulcro de la muerte y del luto, sino en el sepulcro
hecho puente para contemplar la vida, pónganlo en el sepulcro no de la condena, sino de
la salvación, pónganlo en el sepulcro de la gloria, en el sepulcro de nuestra humanidad
que con viva ilusión desea contemplar la luz del resucitado, junto a los días de gozo
representados en la paz para nuestro pueblo.
Hermanos y hermanas que esta escena que tenemos ante nuestros ojos, el cuerpo de
Jesús en el sepulcro nos lleve a pensar que en muchas oportunidades nuestras palabras
como nuestros actos pueden enviar a Jesús al sepulcro o por el contrario a la resurrección
gloriosa.
María Santísima, concédenos acompañar a Jesús en su muerte y caminar con él hacia la
resurrección…

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