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VIA CRUCIS.

“He ahí al hombre”


El camino de la Cruz de la mano del Beato
Jesús Emilio Jaramillo Monsalve m.x.y.
Obispo y Mártir.
VIA CRUCIS
He ahí al Hombre.
Juan 19,4.

Introducción:
Señor Jesús:
Hoy en medio del drama de nuestro mundo queremos meditar en tu Pasión, en tu
camino de dolor. Recorreremos este camino de esperanza, orando y ofreciendo
nuestra marcha de penitencia por nuestras necesidades.

El mundo en el que vivimos afronta el drama de muchas violencias. El hombre se


ha sumido en la angustia de muchas guerras. Hasta nuestra Patria prosigue su
camino por la historia arrastrando el dolor de muchos que lo han perdido todo.
Por eso desde este camino, contemplamos los rostros de tantos que sufren. Los
iremos contemplando a lo largo de esta marcha, porque en cada dolor y en cada
lágrima hay una participación misteriosa en la muerte del Señor y hay una
fundada esperanza en su Resurrección triunfante.

Nos lanzamos por el mundo como misioneros de la vida, como heraldos del
Evangelio, como testigos de la esperanza, porque sabemos que la Historia la
dirige Dios y que el nos compromete a sembrar el perdón y la paz, a descubrir en
el hermano el rostro de Dios.

Nos ayude en este camino de oración por Colombia, por el mundo, por todos, la
espiritualidad del Mártir Beato Jesús Emilio Jaramillo Monsalve m.x.y. Obispo y
Testigo del amor de Dios.
Amén.
PRIMERA ESTACIÓN.
JESÚS CONDENADO A MUERTE.

Te adoramos oh Cristo y te bendecimos,


Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
 Lectura del santo Evangelio según san Marcos (14,64-65).
Y todos lo declararon reo de muerte. Algunos se pusieron a
escupirlo y, tapándole la cara, lo abofeteaban y le decían:
«Profetiza». Y los criados le daban bofetadas

Decía El Beato Jesús Emilio Jaramillo Monsalve 1:


“En mi vida personal Cristo ha sido mi única opción. Él ha sido
mi única actitud. Mis grandes decisiones se han tomado por Él.
En este ocaso vital es mi esperanza” (Itinerario Espiritual)

Jesús ante Pilatos es, por excelencia un Rey, el soberano de un


reino, el mismo lo ha dicho: “ mi reino no es de este mundo” 2,
para que comprendamos lo efímeras que son las coronas
humanas, para que sigamos contemplando al Rey de eterna
gloria ceñida la frente con las espinas del dolor, pero lleno el
corazón de misericordia, de esperanza, de vida nueva y gozosa
para quienes lo proclaman Rey.

Felices los que construyen el reino de la verdad y de la vida, de


la justicia, de la paz, del amor, del perdón. Felices las almas
pobres, sin apegos, sin otro gozo que el tesoro de la fe.
 En este camino de fe, la Iglesia, peregrina de la esperanza, ofrece perdón
a todos los que han cerrado el paso al Evangelio de la vida y abraza con
amor a los que anuncian el reino de la alegría.
Padre Nuestro.

1
Las frases iniciales se toman de los escritos del Beato Jesús Emilio Jaramillo Monsalve m.x.y.
Obispo y Mártir.
2
Juan 18, 36.
 SEGUNDA ESTACIÓN.
Jesús abraza la Cruz en la que habrá de salvar el mundo.
Te adoramos oh Cristo y te bendecimos,
Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
Dios me libre de gloriarme si no es de la Cruz de nuestro Señor
Jesucristo, por la cual el mundo está crucificado para mi y yo
para el mundo
Gálatas 6,14.

Decía el Beato Jesús Emilio Jaramillo Monsalve:


“…lo que más fulge en la página divina es la Santa Cruz, balance
del rescate, y por algo dijo el Señor que los predestinados para
seguirlo en la redención de los demás, deberían llevar la cruz de
filudas aristas sobre el hombro todos los días” (Samuel).

La cruz es la bandera de la mansedumbre, el estandarte de los


pacíficos, la escala purísima por la que se sube a la gloria.
Felices los que, como el Maestro Divino, se abrazan al madero
de la esperanza con corazón manso y humilde, con alma
liberada de pretensiones y grandezas. Oh Cruz, única
esperanza: te acogemos con el mismo amor que tuvo Cristo, te
abrazamos con la misma alegría del Mártir glorioso que sabe
que eres su trono y su altar, que sabe que este leño, para
muchos inerte, ha de dar frutos de paz y de esperanza.

 En este camino, la Iglesia peregrina, llena de misericordia


perdona con perdón eterno a todos los que han hecho florecer
en ella una constelación de mártires y abraza con amor a
quienes han dado su vida por amor al Rey que tiene por cetro
el madero de la cruz.

Ave María.
 TERCERA ESTACIÓN
Jesús cae con la cruz por vez primera.

Te adoramos oh Cristo y te bendecimos,


Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
“...pero yo confío en ti, Señor, digo:«en tus manos están mis
azares, líbrame de los enemigos que me persiguen»
Salmo 31,15-16.

Miremos el Rostro de Cristo caído:


Cuántas veces nos hemos extasiado ante el amor del Señor
Caído, cuya faz mira hacia el dolor del hombre. Cuántos rostros
miran hacia el vació del mundo. Cuantas veces hemos olvidado
el rostro misericordioso de Cristo vuelto hacia el pecador,
sereno y bondadoso, inspirando la confianza necesaria para que
el que ha caído bajo el peso de sus culpas pueda levantarse y
proseguir el camino con nuevas esperanzas.

Contemplamos con gozo el rostro alegre y generoso de cuantos


se entregan a las obras de Caridad y de asistencia social, y
pensamos en tantísimos servicios que la Iglesia presta
ayudando a levantar la esperanza de los hombres

 En este camino de esperanza y reconciliación, pedimos


perdón por no acudir con presteza a socorrer a los que sufren
y ofrecemos perdón a quienes han despreciado el amor
generoso con el que la Iglesia quiere levantar a los que sufren
la violencia y la discriminación.

Padre nuestro.
Cuarta Estación
Jesús encuentra a su Santísima Madre.

Te adoramos oh Cristo y te bendecimos,


Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
“me levante y recorrí la ciudad buscando al amor de mi alma, lo
busqué y no lo encontré. Me han encontrado los guardias que
rondan por la ciudad: —¿visteis al amor de mi alma? Apenas los
pasé encontré al amor de mi alma.
Cantar 3,3-4.

Decía el Beato Jesús Emilio Jaramillo Monsalve.


Salve, Señora, principio de mi salud, alma de mis alegrías, «cima
fúlgida» en que arde mi ideal hecho carne, que es el Verbo
Humanado; santuario en que mis pies encontraron a la muy
Santa Trinidad; bondad derretida de mi Dios para mí. (Samuel)

Contemplamos el Rostro de María, y en ella miramos los


rostros de Madres, de hijas, de esposas, rostro de la Iglesia
Madre, Hija y esposa, surcados tantas veces por las lágrimas y
por el dolor. En este camino, como Jesús, hemos encontrado
unos ojos maternales, dos lagos de lágrimas en los que se refleja
el dolor del mundo y en los que destella la estrella de la
esperanza. Contemplamos llenos de esperanza, los rostros
bondadosos de todas las Madres del Mundo, que junto a la
Madre de Jesús nos dicen: Hijo, aquí estoy, y sonríen con valor
para dar fortaleza y confianza a los que vacilan.
 Pedimos perdón por las inmensas ofensas a la vida que se
gesta en nuestras Madres. Ofrecemos perdón a cuantos han
despreciado la vocación maternal que es la gloria de toda
mujer.
 Ave María.
 Quinta estación.
Simón de Cirene es llamado a ayudar a Jesús.

Te adoramos oh Cristo y te bendecimos,


Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
“quien quiera seguirme, niéguese a sí mismo, cargue con su cruz
y venga conmigo, quien se empeñe en salvar su vida la perderá,
pero quien pierda su vida por mí se salvará”
Lucas 9,23.

Decía el Beato Jesús Emilio Jaramillo Monsalve:


“No es la cruz la que debe cambiar sino la carne pecadora en
Adán. Sostener lo contrario sería condenar a los
bienaventurados del santoral, que sólo escalaron la gloria del
Bernini subiendo por los peldaños ensangrentados del lábaro
santo. (Samuel)”.

Después de mucho tiempo, hemos descubierto el hondo sentido


de la solidaridad de un hombre que, llevando la cruz de Jesús,
sintió la llamada del amor y se hizo expresión de la misericordia
que tanto falta en el mundo. En el rostro de Cristo vemos el
Rostro de los que siguen sufriendo y siguen esperando que
tengamos el amor y el valor del Cireneo y, como él, aprendamos
a llevar la cruz de los hermanos con amor. Con fe
contemplamos llenos de gratitud los rostros radiantes de los
hombres y mujeres que, desde la vida laical, tienden la mano
bondadosa a todos los sufrimientos humanos.
 Pedimos perdón por haber querido ignorar nuestro
compromiso de llevar la Cruz de nuestros hermanos.
Ofrecemos perdón a cuantos han querido arrancarnos la dicha
de ser fraternos y solidarios con los que sufren.

Padre nuestro.
 Sexta estación

El Divino Rostro en el manto de La Verónica.

Te adoramos oh Cristo y te bendecimos,


Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
“como muchos se espantaron de Él , porque desfigurado no
parecía hombre, ni tenía aspecto humano, así asombrará a
muchos pueblos, ante Él los reyes cerrarán la boca al ver algo
inenarrable”.
Isaías 52,14-15.

Dios trabó con sumo esmero huesos y tejidos en los claustros


maternos, para configurarnos a la imagen del Unigénito, según
está escrito: “nos ha predestinado a configurarnos con su
imagen” (Romanos 8, 29). La tela de Verónica en que se imprimía
el rostro del Ecce Homo no fue trabajada con más cuidado y
fervor. (Samuel. )

En el Rostro Divino, surcado de amarguras, vemos el rostro


doliente del Señor. En él vemos también todos los dolores de la
humanidad: enfermedades que son como espinas, guerras que
son como bofetadas, violencias que son como lágrimas que
ruedan por el rostro del Salvador. Contemplamos con alegría los
rostros generosos de las enfermeras, de las mujeres bondadosas
que asisten con amor a los que sufren, de las maestras, de las
mujeres modelos de solidaridad que se entregan confortando
con amor el dolor del mundo.

 Pedimos perdón por no haber acogido con fe el servicio


generoso de tantas consagradas que, desde la oración y desde
la vida apostólica nos han mostrado el rostro de Jesús.
Ofrecemos perdón a cuántos mantienen cautivas a las hijas
amadas de Dios, a quienes las han llevado incluso al martirio.
Ave María.
 Séptima estación.
Jesús cae por segunda vez
Te adoramos oh Cristo y te bendecimos,
Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
“despreciado lo tuvimos por nada, a Él que soportó nuestros
sufrimientos y cargó con nuestros dolores, lo tuvimos por un
contagiado, herido de Dios y afligido”
Isaías 53, 4.

Decía el Beato Jesús Emilio Jaramillo Monsalve:


“Ser cristiano es llevar en el alma una sed insaciable de
superación. ¡Sólo seré el cristiano que ambiciono cuando termine
mi peregrinaje y cuando pueda ver a mi Dios y a su Hijo, “como
son”! (Itinerario Espiritual)

Jesús caído sigue revelándonos su amor y ahora nos lo ofrece


en el rostro de los niños. Tantos rostros angustiados de los más
pequeños, de los niños inocentes, víctimas dolientes de todas
las violencias, de los que encontraron la muerte en el vientre de
sus madres, de los que se van muriendo día a día sin el amor de
sus padres, a veces ahogados en los lujos y hambrientos de
amor y de ternura. Contemplamos como, desde la gloria, vienen
a nuestro encuentro los rostros sonrientes de los innumerables
niños mártires, santos inocentes, que derraman sobre el mundo
el consuelo de su intercesión.

 Pedimos perdón por tantos dolores infringidos a los niños,


por el horror de tantas afrentas que sufren los más frágiles,
por no haber acudido con valor a su rescate. Ofrecemos
perdón y aguardamos la conversión de quienes proponen el
horror de la Eutanasia para los más débiles. Dios nos dé el
valor heroico de proteger la vida siempre.

Padre nuestro.
 Octava estación.
Jesús se encuentra con las mujeres de Jerusalén

Te adoramos oh Cristo y te bendecimos,


Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
.” Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén, que el Señor
consuela a su pueblo, rescata a Jerusalén.”
Isaías 52,10.

Decía el Beato Jesús Emilio Jarmillo Monsalve, elogiando a la


mujer: “…la mujer bíblica, fecunda como la vid del generoso vino,
ahorradora y diligente como las abejas y las hormigas, hermana
de la descrita en la parábola de Salomón, que trabaja la lana y el
lino con el consejo de las manos, viene cargada de pan, como la
nave que llega de lejanía” ( elogio de don Tomás Carrasquilla.)
Miremos ahora a Cristo que mira con ternura a las mujeres de
Jerusalén: en ellas están reflejados los rostros de tantas
mujeres que en el mundo viven un camino diferente, rostros de
discípulas de Cristo que lo dejaron todo por seguir a su
Maestro. Rostros como el de Santa Laura y de tantas
Fundadoras santas que salen, ya no a las calles de Jerusalén
sino al mundo entero, para seguir anunciando que aman a
Jesús y que todo lo han entregado por seguirlo a Él.
Contemplamos con veneración a Cristo que, al consolar las
mujeres de Jerusalén, le recuerda a la Iglesia, su Esposa, con
cuanto amor le sirven las que oran y las que trabajan por la
extensión del Reino.
 Pedimos perdón por las ofensas a la dignidad de la mujer.
Que aprendamos a valorar en su grandeza a quienes nos dan
la vida y la defienden con el riesgo de su vida. Ofrecemos
perdón a quienes quieren ignorar la grandeza del Genio
Femenino que sostiene la Iglesia con su amor y su fe.
Ave María.
 Novena estación
Jesús cae por tercera vez
Te adoramos oh Cristo y te bendecimos,
Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

.”en ti, Señor, espero y tu me escucharás, Señor, Dios mío. Esto pido: que no
se alegren por mi causa, que cuando resbale mi pié no canten triunfo”.
Salmo 38,16-17.

Decía el Beato Jesús Emilio Jaramillo Monsalve:


Señor Jesucristo: no tengo otra manera de decirte que te amo No puedo
decirte en forma más simple y profunda lo que te amo. ¡Ahora comprendo
por qué los santos te aman con cada instante del tiempo y con cada átomo
del universo! (Itinerario Espiritual)

Miramos a Jesús Caído otra vez. En el Rostro de la tercera caída, Jesús


vuelve su rostro dramático de los esclavos de la violencia, de los servidores
de la guerra, de los que no conocen la paz, de los que olvidaron el amor.
Ojos tristísimos que miran, a veces con indiferencia, como pasa por sus
vidas el único Rostro que los puede liberar, que puede quitar de sus
manos las armas fratricidas, el Rostro de Cristo que ya una vez miró con
amor los rostros violentos de los que lo llevaban al Calvario y les otorgó
perdón y paz. Contemplamos con infinita esperanza los rostros de muchos
creyentes que siguen construyendo la paz, que siguen abriendo caminos
de reconciliación, que siguen trabajando por la vida, predicando el
Evangelio del perdón.

Pedimos perdón por los que no saben pedir perdón. Ofrecemos perdón a
los que, desde distintos modos de opción por la violencia, han querido
impedir e ignorar el compromiso de la Iglesia con la paz ocal y universal.

Padre Nuestro.
 Décima estación
Jesús es despojado de sus vestiduras.
Te adoramos oh Cristo y te bendecimos,
Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
.” ...Pero soy un gusano, no un hombre, afrenta de la gente, despreciado del
pueblo, al verme se burlan de mi hacen visajes, menean la cabeza.”
Salmo 21, 7-8.
Decía el Beato Jesús Emilio Jaramillo:
Nuestro Señor Jesucristo es alegría infinita en quien el Padre se ha
complacido. Por eso apareció en la humanidad para calmar todos los
dolores; fue luz para los ojos anochecidos; para los pies inválidos,
movimiento; para viudas huérfanas, socorrido paño de lágrimas; y hasta
para los muertos de cuatro días, resurrección y vida perdurable

En el rostro del Señor del Despojo vemos el rostro de tantos que


les ha sido quitada la ilusión de vivir, el rostro de muchos
despojados de valores por un mundo en el que se le arrancan al
hombre su dignidad y su identidad. El Rostro de Cristo desde
la cumbre del Gólgota ve desfilar los dolores de la humanidad:
el hambre, la enfermedad, la muerte, y extiende sus brazos para
abrazar con amor a cuantos sufren y todo lo esperan del amor
de Dios. Contemplamos extasiados y agradecidos el rostro de la
Iglesia Misionera, de los Misioneros y Misioneras que cubren
con el amor del Evangelio el frío de tantos corazones y que
llevan el fuego del amor al corazón que había perdido su
dignidad

 Pedimos perdón por la indiferencia ante el drama de los


desplazados y de los migrantes. Ofrecemos perdón a cuantos
han despojado de su dignidad y de sus raíces a tantos que
sufren hoy la persecución y el destierro

. Ave María.
 Undécima estación.
Jesús es clavado a la Cruz.

Te adoramos oh Cristo y te bendecimos,


Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
.” ... me taladran las manos y los pies, puedo contar mis huesos “
Salmo 21.

Decía el Beato Jesús Emilio Jaramillo:


“El signo de la Divinidad es y sigue siendo tomar lo débil para revelar al
Fuerte, tomar lo que no es para revelar el Ser. Por eso, este triunfo es
distinto de los demás” (Itinerario Espiritual).

Cristo en la Cruz es el triunfo del rey verdadero, Jesús clavado al madero


es el Eterno y glorioso Sacerdote que extiende sus brazos entre el cielo y la
tierra, es el Pontífice de la nueva alianza, brazos abiertos del amor de Dios
que debe reflejarse en la vida de todos los sacerdotes del mundo, invitados
a realizar en plenitud las gracias de su sagrada misión, rostro de tantos
pastores sacrificados hasta el martirio, rostro de tantos silenciosos
artesanos del perdón, de la caridad, de la reconciliación, rostro de Pastores
y Sabios, de Santos y de valientes testigos del Resucitado. Contemplamos
con devota reverencia a quienes sirven al Maestro Divino, a quienes lo
hacen presente con su testimonio y ministerio, a quienes se forman para
ser mañana los sucesores de tantos callados héroes de la fe.

Pedimos perdón por no saber apreciar el don del Sacerdocio en la Iglesia.


Ofrecemos perdón a quienes han perseguido y martirizado a los ministros
del Señor. Que nuestros gloriosos mártires nos regalen la paz.

Padre nuestro.
Duodécima estación.
Jesús Muere en la Cruz

Te adoramos oh Cristo y te bendecimos,


Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
Este es el plan que había proyectado realizar por Jesús cuando
llegase el momento culminante: hacer que todas las cosas
tuviesen a Cristo por cabeza, las del cielo y las de la tierra (Ef 1,
9-10)
Nos dice el Beato Jesús Emilio Jaramillo:
“¡Oh muerte del Hijo de Dios! Acaba de matar en mí la culpa, descuaja sus
raíces. Dame una limpieza abisal que transforme aún mi subconciencia, y
hazme un testigo de ti mismo ante mi mundo que predica la muerte de Dios.
Ahí está la esencia del cristianismo: en vivir la muerte del Hijo de Dios”.
(Itinerario Espiritual)

Esta estación es la cumbre. En ella se abisma el corazón en el


Rostro de Jesús dormido en la Cruz, rostro de la iglesia
peregrina que mira en esos ojos cerrados el silencio misterioso
de los desaparecidos, el vacío dramático de los que todos
buscan y por los que nadie responde, el rostro desdibujado de
tantos hermanos que se han vuelto sólo recuerdo y nostalgia
ante la indiferencia de tantos. Rostro de una patria que busca a
sus hijos en el silencio de las selvas, en la oscuridad de los
bosques, en el silencio dramático de los ríos. Contemplemos en
esta estación el Rostro de los que trabajan por la paz, el rostro
de la Iglesia comprometida en la construcción de la
reconciliación, el rostro de los santos que se han entregado
siempre en la búsqueda de un mundo renovado en el amor.

 Pedimos perdón por haber dejado extender el imperio de la muerte


entre nosotros. Ofrecemos perdón a cuantos han querido hacer de la
fuerza su lenguaje y su vida y a quienes han hecho de la violencia su
camino y su destino.
Ave María.
Decimotercera estación
Jesús es bajado de la Cruz y puesto en los brazos de María.
Te adoramos oh Cristo y te bendecimos,
Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
Y ya al atardecer... vino José de Arimatea, miembro respetable
del Consejo, que esperaba también el Reino de Dios, ...quien,
comprando una sábana, lo descolgó de la cruz.
San Marcos. 15, 42-43. 46
Decía el Beato Jesus Emilio Jaramillo:
“ María: dame una fuente inagotable de lágrimas para llorar por
los desgarramientos del Cuerpo Místico y un corazón capaz de
ser atravesado por siete espadas al saber el olvido de Dios y los
males del pecado y la inutilidad de la espantosa muerte en cruz
para muchas almas”. (Samuel ).

La piedad, como se llama a esta escena, muestra el encuentro


de los ojos cerrados de Jesús con el Rostro de María. Mediemos
en el Rostro de la Madre que mira en su Hijo al Salvador,
dormido en el sueño de la muerte, que es la esperanza cumplida
de Israel, el grano de trigo que se siembra cuando la Iglesia
entrega con amor la esperanza, la alegría, la vida.
Contemplamos el rostro de las madres del mundo que son
concreta expresión del amor de Dios, que son artífices y
sembradoras de la paz, que quieren ser maestras de la
reconciliación porque saben de esperanza y de confianza,
contemplamos el rostro de la Iglesia Universal, Madre fiel,
Madre solícita de la humanidad.

 Pedimos perdón por no amar en la Iglesia la maternidad


que nos hace hijos y hermanos. Ofrecemos perdón a
quienes no han sabido descubrir la vocación maternal de
la Iglesia, maestra y servidora de la esperanza y de la paz.

Padre nuestro.
Ultima estación
Jesús en el Santo Sepulcro
Te adoramos oh Cristo y te bendecimos,
Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

El es anterior a todo, y todo se mantiene en El. Porque en


El quiso Dios que residiera toda plenitud. Y por El quiso
reconciliar consigo todas las cosas: haciendo la paz por la
sangre de su cruz con todos los seres, así del cielo como de
la tierra (Col 1, 17-20)

Decía el Beato Jesús Emilio Jaramillo:


“El silencio difunde la paz, aísla del mundo bullicioso, es
antecámara de la contemplación, fuente de fecundidad, tierra
abonada del genio. Los árboles florecen. Los árboles florecen en
el silencio de la media noche, y cuando el silencio se había
apoderado de todas las cosas, la Palabra irrumpió sobre el
mundo. Dios es el silencio substancial”. (Samuel).

Jesús sepultado es el Señor del Silencio, reina en el silencio,


aguarda en silencio el resplandor de la Pascua, es la luz de
tantos que caminan en la fe, que se forman en el silencio, en la
oración, en la contemplación, en el silencio de la vida
monástica, en la callada contemplación de la palabra que es luz,
que es fuerza, que es vida. Rostros de los que brota la alabanza,
la armonía cadenciosa de la liturgia, el resplandor luminoso de
la vida de paz. Contemplamos el rostro de los que se han
recogido en el silencio orante y damos gracias a Dios por los
místicos, por los grandes testigos de la verdad que la han
saboreados en el silencio y en la paz. Damos gracias a Dios
porque nos ayudan a encontrarlo, porque imploran la
clemencia, porque nos allanan el camino de la paz.

Pedimos perdón por no saber entrar en contemplación.


Ofrecemos perdón a quienes en tantas violencias y en tantas
luchas han interrumpido el silencio de los contemplativos y han
llevado al martirio a los custodios orantes de la paz de la Iglesia.

, Ave María.
Final.

Al llegar al final de esta marcha de esperanza, de esta súplica


confiada vivida con piedad y esperanza, concluyamos con la
oración que nos inspira el Beato Paulo VI:

Oh Cristo, único mediador nuestro:


Te necesitamos para entrar en comunión con Dios Padre; para
llegar a ser hijos adoptivos suyos contigo que eres su Hijo único
y Señor nuestro; para ser regenerados en el Espíritu Santo.

Te necesitamos, oh único y auténtico maestro de las verdades


recónditas e indispensables de la vida, para conocer nuestro ser
y nuestro destino, así como el camino para alcanzarlo.

Te necesitamos, oh Redentor nuestro, para descubrir nuestra


miseria y remediarla; para tener el concepto del bien y del mal,
y la esperanza de la santidad; para deplorar nuestros pecados y
obtener el perdón.

Te necesitamos, oh hermano primogénito del género humano,


para volver a encontrar las razones verdaderas de la fraternidad
entre los hombres, los fundamentos de la justicia, los tesoros de
la caridad y el sumo bien de la paz.

Te necesitamos, oh gran paciente de nuestros dolores, para


conocer el significado del sufrimiento y para darle valor de
expiación y de redención.

Te necesitamos, oh vencedor de la muerte, para librarnos de la


desesperación y de la negación, y para tener certezas que no
fallen jamás.

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