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CODIGO: 020102101H
CUSCO – PERU
2024
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INTRODUCCION
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INDICE
EL PROCESO HEREDITARIO……………………………………………………….
CONCLUSIONES……………………………………………………………………..
BIBLIOGRAFIA……………………………………………………………………….
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ELEMENTOS DE LA SUCESION
De conformidad con el artículo 816 del Código Civil (en adelante CC):
Para Zárate del Pino, los órdenes a que se hace referencia son grupos de
personas con vocación sucesoria formados por tener una misma relación con el
causante, la que se deriva del parentesco consanguíneo, del parentesco civil
(adopción) o del vínculo del matrimonio, a quienes se agrupa por líneas, la línea
recta en las ramas descendente y ascendente, y la línea colateral,
determinándose el llamamiento dentro de cada línea por la regla de la proximidad
en el grado de parentesco. (1999, p. 306)
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Podemos definir al parentesco como aquella relación existente entre los
miembros de una familia en razón de la consanguinidad, de la afinidad
(matrimonio) y de la adopción (civil). Teniendo efectos más intensos los vínculos
consanguíneos que aquellos por afinidad.
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El proceso hereditario
Los sucesores adquieren los bienes, derechos y obligaciones del causante, sin
necesidad de realizar actos o contratos de adquisición que específicamente
correspondan a cada uno de dichos bienes patrimoniales, el heredero los
adquiere en bloque y -por ficción jurídica- como si se realizara en un solo
instante, de modo que no exista solución de continuidad entre el fallecimiento del
causante y la atribución de su patrimonio a quienes deban sucederle. (Zárate del
Pino, 1998, p. 46)
Pero en realidad la materialización de esa adquisición no se da en un solo
instante, sino que se desarrolla a través de diversas fases o etapas que
constituyen lo que se denomina el proceso sucesorio. Es por ello que se suele
caracterizar a la herencia como un “patrimonio en tránsito”, en la que sin
embargo las relaciones jurídicas que deja el causante no resultan desprovistas
de titular, pues todos los derechos sucesorios retrotraen sus efectos al momento
en que fallece el causante.
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En el derecho de sucesiones, el concepto de apertura de la sucesión está
referida al momento en que se inicia o comienza el proceso de transmisión del
patrimonio de una persona que fallece a sus sucesores, empleándose la palabra
apertura derivada del verbo abrir, en el sentido de dar principio a algo. (Zárate
del Pino, 1998, p. 48)
La sucesión se abre por la muerte física o por la muerte presunta, la cual rige en
caso de desaparición y ausencia, o de muerte cuando no es habido o reconocido
el cadáver. (Ferrero Costa, 2012, p. 148)
Sin perjuicio de la transmisión hereditaria de pleno derecho, se hace necesario
que los sucesores exhiban títulos que los acrediten como tales, lo que en algunos
casos será el testamento y en otros la resolución que los declara herederos
(sucesión intestada). (Aguilar Llanos, 2011, p. 658)
Así, la Casación 534-2003, La Libertad no exige que el sucesor posea ni que
tenga inscritos los bienes del causante. Basta que exhiba un título que lo acredite
como tal.
La ley no exige que la demandada posea o inscriba los bienes del causante, sino
que estos formen parte de su patrimonio virtual, lo cual se materializa, al amparo
del artículo 660 del Código Civil, con una resolución de sucesión intestada en
donde aquella sea declarada como única heredera del causante.
Es importante fijar la ubicación de la apertura en el tiempo, para determinar con
relación a esa oportunidad, quienes son los sucesores del causante, cuales son
los bienes transmisibles y cual la ley aplicable en razón de su vigencia en el
tiempo. (Zárate del Pino, 1998, p. 48)
En buena cuenta, la apertura de la sucesión es uno de los pasos del proceso
hereditario, concretamente el segundo, con el que se da inicio al proceso de
transmisión de los bienes, derechos y obligaciones del causante a sus
sucesores. Teniendo lugar con la muerte física o muerte presunta del causante.
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tejidos mantengan actividad biológica y puedan ser usados con fines de
trasplante, injerto o cultivo. El diagnóstico fundado de cese definitivo de la
actividad cerebral verifica la muerte.
Cuando no es posible establecer tal diagnóstico, la constatación de paro cardio-
respiratorio irreversible confirma la muerte. Ninguno de estos criterios que
demuestran por diagnóstico o corroboran por constatación la muerte del
individuo, podrán figurar como causas de la misma en los documentos que la
certifiquen”.
La vida humana comienza con la concepción (art. 1 del CC) y termina con la
muerte de la persona (art. 61 del CC). Y por disposición legal la muerte se da
con el cese definitivo de la actividad cerebral. Entonces, desde ese momento, se
da inicio a la apertura de la sucesión con miras a transmitir los bienes, derechos
y obligaciones del causante a sus herederos.
Llamada masa hereditaria total, acervo bruto, común o ilíquido. Está constituida
por el conjunto de bienes y obligaciones de las que el causante es titular al
momento de su fallecimiento, incluyen-do todo lo que el difunto tiene, o sea, el
activo; y todo lo que debe, o sea, el pasivo. “Se caracteriza este acervo porque
en él se confunden los bienes propios del difunto con bienes que pertenecen a
otras personas, y no al causante o a este conjuntamente con otras personas”
(31.9, p. 67).
La herencia así entendida no es objeto de partición’ pues esta debe hacerse
únicamente sobre el activo remanente, cuando se haya cumplido con todas las
obligaciones.
Llamada masa hereditaria neta, acervo líquido o partible. Está constituida por los
bienes objeto de trasmisión, una vez que se deducen los conceptos que la
doctrina chilena (232, p. 74) denomina bajas generales, f que de acuerdo a
nuestro ordenamiento son los siguientes:
a. Deudas comunes de la sociedad conyugal: Los bienes sociales
responden de las deudas que son de cargo de la sociedad de gananciales
(artículo 31’7). Así, deben pagarse en primer lugar las deudas contraídas
en beneficio de la sociedad conyugal.
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b. Los gananciales del cónyuge supérstite: Conforme al artículo 318, inciso
5, la sociedad de gananciales fenece por la muerte de uno de los
cónyuges. Los gananciales se dividen por mitad entre el cónyuge
supérstite y los herederos del cónyuge fallecido (artículo 323).
➢ Acervo imaginario
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Si bien la herencia, en sentido estricto, es la que acrece el patrimonio de los
sucesores como consecuencia del fallecimiento del causante, para efectuar la
partición deben tomarse en cuenta las donaciones o liberalidades que el
causante otorgó en vida sin dispensa de ser colacionados.
Por ello, el acervo imaginario está constituido por la herencia en sentido estricto
más los actos de liberalidad otorgados por el causante sin dispensa de ser
colacionados. Es la masa imputable; el patrimonio objeto de la división. La
fórmula para obtenerla es: relictum debitum donatum. Dicho cálculo no es otra
cosa que una reunión ficticia. “Es importante hacer notar enseguida que las
operaciones antedichas deben ser ejecutadas precisamente en el orden
indicado: o sea, que el debitum debe ser sustraído del relictum antes de
agregarle el donatum. Si aritméticamente es lo mismo agregar antes el donatum
y sustraer después el debitum, jurídicamente la conclusión puede variar por el
hecho de que los acreedores, en la hipótesis de que el debitum superase al
relictum, no pueden pretender la reducción del donatum en satisfacción de sus
créditos” (21,p.220). En este sentido, las donaciones y los anticipos de legitimase
reputan como entrega a cuenta de la herencia. El acervo imaginario se distingue
de los conceptos analizados en que no es forzoso que exista. “En toda sucesión
habrá un acervo ilíquido y uno líquido, pero no siempre existirán acervos
imaginarios” (319, p.72).
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Conclusiones
La vida humana comienza con la concepción (art. 1 del CC) y termina con la
muerte de la persona (art. 61 del CC). Y por disposición legal la muerte se da
con el cese definitivo de la actividad cerebral. Entonces, desde ese momento, se
da inicio a la apertura de la sucesión con miras a transmitir los bienes, derechos
y obligaciones del causante a sus herederos.
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BIBLIOGRAFIA
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