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Editorial
En el año 410 la hasta entonces provincia
de Britania pierde su último vínculo con
el lmperio romano (Zósimo, Hi.síorí.a
Nova V1.10.2; Procopio, Bellum Vandali-
c%m 111.2.38). A partir de entonces se
cierne una oscuridad casi absoluta sobre la
isla, de la que apenas sabemos nada durante
los próximos siglos. Permanece durante un
tiempo dominada por ``tiranos» (Jerónimo,
EpÍ.sÍoJae CXXXIII.9,14) y, según la tradición -de incierta historicidad-, la presión e incursiones
de pictos y escotos conducen a su rey Vortigern al terrible error de invitar a los pueblos sajones,
de quienes espera protección frente a lo.s hostigadores del norte. Como era de esperar, los sajones
no tardan en rebelarse y hacerse ellos mismos con el poder (Gildas, De exc¡.di.o Br!.f£a#Í.cM 22;
Nennio, HÍ.síor!.a Br¡.ífo##m 37), lo que conduce a una guerra sin cuartel entre la población local,
britanorromana, y los invasores sajones. En este contexto surge un líder de la resistencia frente
al invasor, Arturo, que renueva las esperanzas de los britanorromanos. Hasta ahí la leyenda, en
las próximas páginas analizaremos la verdadera "Britania de Arturo'': la controvertida historicidad
del personaje en un periodo lamentablemente parco en fuentes documentales y, entre otras fa-
cetas, su instrumentalización política y el devenir de la figura legendaria que se fue moldeando
a lo largo de toda la Edad Media.
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En pürtada
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Segunda entrega (24/05/2016):
Dél Amfiguo Eripto al ddo ]n7[
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COMUNEROS
JOSEPH PÉREZ
na década más tarde, Constancio fallecía en Brita- Resulta imposible dar una estimación ni siquiera aproxi-
que culminaron a finales del siglo V con la caída en manos de visibles arqueológicamente (ciudades, fortalezas y villas rústicas)
los bárbaros de buena parte del occidente romano. A finales siempre fueron una minoría respecto al total.
del siglo V el lmperio de Occidente había dejado de existir, y El espacio en el que vivían estas personas se hallaba inten-
su provincia más septentrional apenas se parecía en nada a lo samente explotado. Durante el periodo final de la Prehistoria se
que había sido en tiempos de Constancio o Constantino 1. habían talado grandes extensiones de bosque, y lo que quedaba
En las siguientes líneas trataremos de ofrecer un breve pa- de estos había sido modificado por el hombre. El resto del paisaje
norama de la Britania de finales de la época romana. La escasez lo formaban los recintos cerrados, dedicados a la siembra o al
de documentos y el carácter problemático de los pocos testi- pastoreo y organizados de forma desigual, según la región, con-
monios literarios conservados nos obligan a fundamentar forme a las diferentes condiciones ambientales y económicas de
nuestro análisis casi únicamente en los vestigios materiales. A cada lugar. En el norte y el oeste de Britania el paisaje se orien-
lo largo de los últimos treinta años, tanto la cantidad como la taba a la ganadería, mientras que en el sur y en el este predomi-
calidad de los trabajos arqueológicos se han incrementado ex- naba la agricultura.
ponencialmente, a medida que avanzaba la disciplina y se lle- Los campesinos vivían, asimismo, en asentamientos de for-
vaban a cabo obras y remociones de terreno que exhumaban mas y tamaños muy diferentes. Para muchos de ellos, sus casas
nuevos testimonios. La realidad que reflejan puede conside- eran humildes estructuras rectangulares de piedra o madera, en
rarse, dependiendo del punto de vista, el "final del periodo ro- ocasiones divididas en dos estancias, una grande y otra pequeña,
mano" o "el inicio de la Edad Media". a menudo agrupadas formando aldeas o asentamientos de
< Rever§o del denominado MEmLLÓN D[ ARRÁS acuñación en oro ciiya imagen celebra la victoria de (onstancio (loro, a la sazón césar de la psn occidental del lmperio, sobre el usupador
Alecto. E§te último detentaba el poder en Britania de§pués de haber ordenado el a§esinato de Carausio, a§imismo u§urpador del trono impen.al, a quien ha§ta la Íecha Alecto habia serido
a modo de te§orero. Con§tancio invadió Britania en el año 29Ó, demotó a Alecto y re§üuró la autoridad imperial. En la imagen ve" a Constancio Cloro a caballo, vestido con amadura
(ompleta. y a su derecha una figura Íemenina arrodillada que sirve de alegon'a de la {iudad de Londinium, como §ancionan la§ mudla§ y la leyenda Lon(dinium) que la acompañan, y
que pretende expresar un gesto de §úplica de la urbe en su conjunto d césar. §obre el exergo vemos la imagen de una galera y §u! tripulantes alusria a la invasión de Britania por la§
tropas de Cloro. Bajo el mismo exeBo lee" p/nh}a/ #íeyen) ("primera [oficina de aajñación de] Tréveri§'). En tomo a esta§ imágenes podemo§ leer la leyenda nddí.Íor /ua} aeí€ma
("restaurador de la luz etema'). Como reza un panegi'ri(o dedicado a Constancio Cloro:"Y así ftm que, al instante de poner pie en la costa Pritana] como deseado liberador, una multitud
triuúnte acudió a conocer tu majestad, y los britanos, exultantes de alegn'a, se aproximaron junto con sus esposas e hijos para venerarte no §olo a ti, a quien con§idmban como venido
del cielo, sino induso a lo§ remos y vela§ del navío que había m'do a tu driinidad" (Panegyn.a. /afl.ní. r//t.
protagonismo se comprende cada vez mejor. Además de las vi- como en la Galia, Italia y otros puntos del lmperio, la villa servía
viendas rectangulares, el modelo característico de arquitectura de expresión física del poder y posición social de su dueño, por
en la Prehistoria era la casa circular, erigida en madera, plena- lo que estos se servían de piedra, pintura parietal, techos tejados,
mente vigente en este periodo, sobre todo en el norte y oeste. y pavimentos musivarios (con mosaicos). La gama de estilos ar-
Si quisiéramos clasificar a estas gentes con los términos em- quitectónicos de estas villas era muy amplia, al igual que la cali-
pleados en la época, utilizaríamos el de hL(m!.JÍ.ores (los "humildes", dad de las decoraciones. No obstante, los mosaicos, con sus temas
clases inferiores de la sociedad). Algunos de entre ellos serían cam- y motivos inspirados en la mitología clásica, enfatizan el hecho
pesinos libres, pero en su mayoría se trataría de clientes (y forma- de que los habitantes de estas villas se veían a sí mismos como
rían parte de la clientela de un patrón -o señor- poderoso). Los miembros de una élite "romana", común a todo el lmperio, y no
lazos que unirían a los distintos grupos sociales entre sí habrían de particularmente britana, que compartía una misma educación,
ser, por fuerza, muy sólidos. Las obligaciones recíprocas, clara- una herencia y un sistema de valores que formaban el ideal de
mentedesiguales,asícomolasdeudasyelpropiomiedo,bastarían pc#.c7e!.cz o ``educación aristocrática" propia de la cultura romana.
para mantener un sistema de relaciones injusto entre ft#m!.Jz.ores y Los miembros de estas élites, que se veían a sí mismos como
J!o#esí¡.ores (los ``más honestos u honrados") [N. del E.: dotados de los líderes naturales, eran extraordinariamente opulentos. El fa-
d!.g#!.Í¢s y c]wcíor!.fas, precisas para gobernar a los humildes] . moso tesoro tardorromano de Hoxne (Suffolk), dotado de piezas
Todo apunta a que el Estado bajoimperial tuvo cierta res- de oro y plata, probablemente haya de ser interpretado como
ponsabilidad en el mantenimiento de este estado de cosas, aun- una pequeña parte de la riqueza personal que un ricohombre
que quizá de forma inconsciente. Un señor especialmente podía llevar consigo. En conjunto, el metal precioso de Hoxne
poderoso podría proteger a una comunidad y conseguir que esta equivale a 16 libras (7,25 kg) de oro o, lo que es lo mismo, unos
eludiera el pago de impuestos en los años de peores cosechas. 1100 sólidos [N. del E.: moneda de oro de gran valor]. Se mire
En consecuencia, se produjo una progresiva fusión entre los como se mire, se trata de una cuantía impresionante, equivalente
pagos satisfechos al señor y aquellos satisfechos al Estado y, con a los impuestos de todo un año de la región de Tebaida, en
el tiempo, la distinción entre ambos se volvió borrosa y el señor Egipto. Eso sí, la suma palidece en comparación con las 1000 li-
comenzó a suplantar al Estado. bras (453 kg) de oro que formaban el salario ordinario de un se-
Gildas
(496-570)
AMBROSIUS
AURELIANUS
(ca. 500)
ARTURO
VALENTINIANO
111 La época artúrica
(395-423) (423-455)
Britania y el lmperio en los siglos V y VI
`,±O`oS
E Eburacum Ciudades foriificadas Pueblos migrantes
`',r`r-/,-J_ 0 Londinium Ciudades principales Pictos
•=r Escotos
0 Dorcic Otras poblaciones
1 Dol,C'. Fortificaciones costeras lrlandeses
reflejado en San Jerónimo, que los 111 una red de fortificaciones y puestos
asimilados por los escot te de las del mar del Norte. Su evolución
lleva a que, ya en el siglo lv, esta demar-
cación quede orgánicamente reducida a
la red existente en Britania, y que perma-
nezca activa, de una forma u otra, hasta
la retirada romana de la provincia.
Adr/.ano
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La facilidad con la que los hibernios
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Camulodunumo
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Verulamium
?¿+ Migración britana °: ODorcic 0
Conforme la presión de los nuevos invasores Silurum Londinium
aumentaba, crece proporcionalmente el número Áqge-s-qis-`-`-C-T-e-v-a-tg!¢-¥-T,-',,--o` Reculiier
de britanorromanos que huye de la isla y pasa al ~
Richborought ,
continente. Como dato llamativo, alrededor del
año 470 encontramos un ejército britano com-
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batiendo contra los visigodos en la Galia. Con la
colonización britana concentrada sobre la antigua |sca Dum±omiorum .Por
Durnovaria csfcr N9Viomagus
Armórica surge el territorio de Bretaña, que es Ó J` u'ó
la consecuencia más perecedera de este movi- Topsham
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miento humano, aunque, por ejemplo, también hay
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¿LOCWSQwarí"ri
Íño al siglo V;\\
El ei Norte en toñ
ihvasiones germáb
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A ios sajones, cuyas primeras referencias
Frisios 8ff`V--
Los frisios también tienen su papel en las invasiones, sin embargo es
muy poco lo que se sabe al respecto. Su similitud cultural con anglos
y sajones y, quizá, la menor entidad de su intervención, no han dejado
ninguna referencia identificable. Solo tenemos la mención que hace
el historiador del siglo V, Procopio, que los identifica como uno de los
pueblos que participan en la conquista de Britania. Lo que sí está de-
mostrado es que son estos quienes se aprovechan, tras la escalonada
migración sajona, del territorio que van dejando libre en Germania.
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T Ilu§trativa E§TEL^ FUNERARIA DE L^ MujER BRl"üROMANA REGINA, testimonio a su vez de la e§mcha conexión entre Britania y oo'o§ puntos del lmperio romano en el siglo 11 d, C.
El eriimfio ren D(i§) M(anibu5) Regina liberta et coniuge Bam[e§ palmyrenu§ naüone§ catuallauna an(noium) XXX (.^ los dioses mmes y a NRüm. su Viber® y esposa. Büra!N€s. de ong/en
palmireno [erigió e§ta estela]. [ella era] catuvellauna de nacimiento. vivió 30 an-os"). M᧠abajo, en alíábeto palmíreno leemos #»'óÍ A7 `Í'Aó/ ("Regina libem espo§a catuvellauna").
De modo que de la estela §e deduce que Regina era britana (de la oibu catuvellam en el sure§te de lnglaterra), que sirvió como esdava de un d Barates, que sin embaBo era de
origen sino y con(retamente de la ciudad de Palmira y que este la liberó de su e§dayitud (convirtiéndola en liberta) e induso casó con ella ((on/.ugp). Por último, la estela fue hallada
en §outh §hield§ (antigua Arbeia), lnglatem. por lo que con toda probabilidad murió en e§e lugar. En la estela, Regina aparece sentada en una §illa de mimbre caracten'§ticamente romana,
viste túnica y, sobre esta, una jío/a vestido talar propio y exdusivo de la mujer casada. Con su mano izquierda so§tiene un hu§o dotado de una fusayola, in§trumento de hilado propio
de la matrona romana; a su derecha ve" un (esto de mimbre que (ontiene ovillos de lana. lo qiie sirve para reforzar este mi§mo mensaje y subrayar la virtuosa dedicación de la
diftnta ionfome al ided romano-a la§ labore§ doméstica5.A su izquierda vemos otro objeto muy distinto, en este caso una ¢a fterte para (ontener las joya§ que Regina ha recibido
de su marido en vida §Ímbolo por tanto de §u estatus so{id y de la riqueza de la que ha disírutado merced a §u matrimonio (on Barate§. Nótese el candado en la pared de la caja
herte, así (omo el símbolo mágico en Íoma de (reciente lunar destinado a ahuyentar la mala fortuna.Al análisi§ de esta e§tela pode" añadir la curiosidad de qiie, aunque el epígrafe
indica que Regina vriió 30 años, lo cierto es que solo cumplió 29. pu€s el cómputo romano era indu§ivo. de Íoma que indio que murió en §u trigésimo año, pero no que hubiera
(umplido 30 año§. Del mismo modo, ningún niño mon'a con cero an-os, pues al instante de nacer (omenzaba §u primer año de vida. Tyne and Wear Mu§eu".
humildes de madera y tapial: las viviendas de los tra- carácter público se estaban deteriorando o incluso, en
bajadores y artesanos. Estas casos extremos, cayendo en pedazos o demo-
ciudades funcionaban como liendo. Muchos foros, como el
que permitiría controlar y fiscalizar las personas y bienes que en- cían de las funciones propias de una ``urbe'', por lo que, según
trabanysalíandelamisma.Lasdescripcionescoetáneasdelasciu- esta hipótesis, eran poco menos que "aldeas administrativas» en
dades, tales como la que leemos en la NoÍ!.Íi.a D!.g#z.Íaízm o aquella las que un reducido grupo de burócratas y aristócratas vivían en
del Medallón de Arrás, subrayan la presencia de murallas, y pode- compañía de sus sirvientes y lacayos.
mos afirmar con certeza que en la Antigüedad tardía "las murallas
definían la ciudad': EL E|ÉRCITO
En el interior de sus lienzos, la urbe tardoantigua era muy Aún no hemos dicho nada del ejército, cuya importancia fue
diferente a su predecesora altoimperial. Los grandes edificios de siempre crucial, aunque en el siglo IV d. C. alcanzaba los 15 000
IZ | DESPERTAFERRD
hombres, menos de la mitad que durante el siglo 11 d. C. La No- Las respuestas dadas a estas preguntas fueron diferentes en
íít!.cz D!.g#ítczí#m ofrece un esquema de distribución de estas tro- cada caso. Así, algunos aristócratas lograron conservar su li-
pas: a lo largo del Muro de Adriano y el norte de lnglaterra el derazgo y poder; para ellos el siglo V supuso la transformación
D#x Brz.fcz##Í.fl"m comandaba unidades de tipo Jz.77%.Ícme¡. (N. de sus clientes en ejércitos, mientras que otros serían eclipsa-
del E.: tropas fronterizas, tradicionalmente consideradas como dos sin remedio, a medida que desaparecían las garantías jurí-
de calidad mediocre). En el sureste hallamos un conjunto de for- dicas del antiguo orden romano y una simple revuelta
tificaciones dispuestas en los estuarios y bahías, a las órdenes de campesina, una banda de guerreros germánicos o incluso sus
un comes JÍ.Íorz.s per Saxo#z.c¡.. Es posible que hubiera, asimismo, propios vecinos bastarían para dar buena cuenta de ellos. Por
un pequeño ejército de carácter móvil, a las órdenes del comes último, algunos individuos podrían haber llegado a acuerdos
Brz.Ía##¡.czrwm. Sea como fuere, resulta harto difícil casar los privados con los invasores germanos y, tras unas pocas gene-
datos literarios con los arqueológicos. Solo por poner un par de raciones, los sucesores de estos "britanorromanos" se verían a
ejemplos, conocemos arqueológicamente muchos más fortines sí mismos como "anglosajones''.
en la frontera norte que aquellos mencionados en la Nof¡.Í!.a D¡.g- El final de la Britania romana se rodea de un aura de mis-
#!.Íczf#m, y por el contrario los fuertes costeros del sureste apenas terio, pues lo cierto es que todavía no somos capaces de com-
muestran signos de ocupación interna. Lo que sí parece poder prenderlo en su totalidad. Podemos abocetar los rasgos
afirmarse con rotundidad es que el ejército de Britania era una principales del siglo IV con relativa seguridad, y lo mismo po-
fuerza eficaz -a pesar de lo que las fuentes dicen acerca de even- demos hacer con los siglos VIl y VIII. Ahora bien, lo que hay
tuales incursiones bárbaras a través de la frontera- y que por lo entre medias permanece en la casi absoluta oscuridad, conse-
mismo se trataría de un elemento protagonista en aquellas re- cuencia a su vez de su complejidad. El siglo V fue un momento
giones en las que estuviera acantonado. transicional en el que la unidad de Europa quedó hecha trizas,
Es más que probable que en los años 406-407 más de un con- y del crisol resultante surgieron -según se nos dice- los gér-
tingente de estas tropas se viera implicado en la sucesión de gol- menes de los Estados modernos. Ahora que nos enfrentamos
pes de Estado y breves usurpaciones que culminaron con el a los problemas e incertidumbres del siglo Xxl quizá no sea
reinado de Constantino 111. Este, muy probablemente, tomó a mal momento para mirar al pasado y tomar nota de las leccio-
las mejores y más móviles tropas de la provincia consigo y se nes que se pueden deducir de la transición de la época romana
trasladó a la Galia con el fin de tratar de hacerse con el trono a la medieval.
imperial. Detrás quedaron las tropas residuales, en particular en
la frontera norte, que -según una hipótesis- pudieron evolucio-
nar y convertirse, con el tiempo, en los ejércitos privados que BIBLlnERAFÍA BÁsl[A
111 y -acaso más relevante- del Estado central a la hora de recu- GErHrd,J.(ZD13):r+g«u/.wof«ÜmnBr/.Ía/.n.[ambridgE:[@mbridgBunivErsity
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8
uena parte de lo que hoy en día asociamos a la figura de Ar- en lo que hoy se conoce como ``periodo artúrico': De exc¡.di.o Brz.-
turo proviene de los escritos de Godofiedo de Monmouth fc)nr7z.ae no es, estrictamente, un libro de historia sino más bien una
(obi.Í.Í ca. 1155), así como de otros autores posteriores como fiiribundayvitriólicacríticadelospecadosyerroresespiritualesde
ChrétiendeTroyes(finesdelsidoxII)yThomasMálory(ob!.!.fl471). laspersonascontemporáneasalautor,enparticulardelclero,yuna
Aunque sus obras son enormemente entretenidas y han inspirado a llamada a la reforma moral.
infinidaddeartistasyescritores,sonterriblementeanacrónicasypor La obra comienza con una breve introducción a los hechos
completoficticias.Ahorabien,aunqueesciertoquefiieronestosau- acontecidos en Britania desde el tiempo de los romanos hasta la
tores quienes consagraron la imagen popular de Arturo, no son en época del autor. Los referidos a los siglos V y Vl se puede resumir
absoluto sus inventores. Mucho tiempo antes de que Godoffedo es- en los siguientes puntos:
cribiera una sola letra, el nombre de Artuo era ya empleado como Tras la retirada de los romanos, los britanos quedaron en una
sinónimo de liderazgo, heroísmo y de virtuoso guerrero cristiano. situacióndegranvulnerabilidadantelosataquesdepictosyescotos,
¿DedóndeprocedíaesteArturo?¿Fueacasounafigurahistóricage- y en un momento dado, un ``tirano altivo» -cuyo nombre no se da
nuinaque,coneltiempo,adquiriótintesyatributoslegendarios,ose peroqueseidentificaconelVortigernquemencionanotrasfúentes
trataba de un personaje mitológico o sobrenatural que poco a poco posteriores- y su consejo deciden contratar los servicios de un
fiie adquiriendo "historicidad" y anclándose a un momento y lugar grupodemercenariossajonesparadefenderBritania.Estossajones
específicos? Estas preguntas no tienen fácil respuesta. se asentaron en el oriente de la isla, pero su número fiie creciendo
Sibienesciertoquealgunosespecialistashanpropuestounori- progresivamente hasta el punto de rebelarse y comenzar a asolar
gen romano o incluso griego para Arturo, lo cierto es que las refe- todaBritania,destruirpueblosyciudades,mataryesclavizaramu-
rencias más antiguas lo ubican en los siglos V y Vl d. C., el periodo chosdesushabitantesyforzaraotrostantosalexilio.Esto,asuvez,
a veces denominado como ``época artúrica': " y como reflejan condujoalosbritanosaunirsebajoelliderazgodeunpersonajella-
otros artículos en este mismo número, se trató efectivamente de un mado Ambrosio Aueliano, descrito por Gildas como el último ro-
periodo turbulento, en el que se produjo el colapso de la autoridad mano superviviente de las tormentas que habían asolado la isla. A
romanaenBritania,elnacimientodepequeñosreinosyreyezuelos, continuación se dieron batallas, con resultados desiguales, hasta el
benedictino britano, es una de nue§tras hentes prin(ipales para el cono(imiento de la Britana postromana mer{ed a su te§timonio de primera mano en tanto natural de la i§la en
el men(ionado periodo, que plasmó en §u célebre obra #/Ííon.a códfí/aJÍ/'a gpn».f Ang/omm ("MÍo».a cÓ/pfí.áfí7.(a do/ pueb/o dc /oj Áng/oJ'), El objetivo principal del autor, (omo r€za
el propio título es la narración de la historia de la lglesia britana por tanto la historia §ecular queda algo arinconada en (omparación. Además, cuando §e refiere a hechos ajenos a
la lglesia lo hace para emplearlo§ como ejemplo modizante, o en tanto aíectan a lo§ a§untos religio§os. No obstante, su obra es de una importan(ia capital para nuestra compren§ión
exacta de redacción; se acepta que sería en torno a la década de 540, muchos castigos divinos impuestos para reconducir a los britanos
pero es una datación que se sustenta en argumentos muy endebles. por la senda del bien. Los sajones eran bárbaros y salvajes, odia-
Algunosdeloshechosquenarrasepuedenfecharmercedalacom- dos tanto por el hombre como por el Señor. Por el contrario,
dio de Badon Hill aconteció en el año de su nacimiento, que su Historia ecclesiastica gentis anglorum (Historia eclesiástica del
aparentementefiieunos44añosantesdequeescribieraestaslíneas p#ez7Jo Cze Jos a#gJos), presentaría a ios sajones no como Un castigo
(el texto, en latín, es muy difícil de interpretar en este punto), pero divino sino como los sustitutos legítimos de los britanorromanos.
la batalla en sí no se puede datar con precisión alguna. Estos últimos habían pecado gravemente y, en consecuencia, ha-
¿Y qué podemos decir de Arturo? Los historiadores de épocas bían perdido el favor divino, lo que pagaron con la pérdida de
posteriores atribuyen la victoria en Badon Hill a su liderazgo, que Britania. Por su parte, la interpretación de Beda sería a su vez
hace su primera aparición aquí como defensor de los britanos contestada por autores posteriores, que defendían la superioridad
-que eran cristianos-frente a los bárbaros germanos, por enton- moral de los britanos frente a los sajones, un argumento en el que
Si Gildas hubiera hecho mención de Arturo tendríamos la cer- La completa ausencia de Arturo del De cxc!.di.o Br!.fan7#.ae no
teza absoluta -o casi absoluta- de que se trata de un personaje his- ha de ser necesariamente prueba de su falta de historicidad. Re-
El objetivo de Gildas no era la redacción de una crónica histórica- de Badon Hill pero, incluso en tal caso, ¿bastaría eso para suponer
mente rigurosa ni pretendidamente exhaustiva, sino demostrar a la existencia de un Arturo histórico? Es evidente que la obra de
tigo divino. El pasado servía, pues, como advertencia, y el argu- ¿tenemos algún indicio que nos permita suponer que Arturo esté
mentodeGildaseraelmismoqueemplearíaunprofetadelAntiguo entre ellos? El siguiente autor tras Gildas en escribir acerca de este
Testamento; de hecho, llega incluso a describir a los britanos como periodo, el mencionado Beda el Venerable, tampoco alude a la
``el lsrael de nuestro tiempo", mientras que su sufrimiento a manos existencia de Arturo alguno. La primera referencia -claramente
de los sajones era comparable al ataque de los asirios sobre Judea. documentada- a este nombre que leemos en las fuentes aparece
ElrelatodeGildasfiiemuyinfluyentesobrelasnarracionespos- en el siglo IX pero, ¿podemos identificar alguna otra anterior,
conlanocióndequelosacontecimientoshistóricosnarrados-como
el asentamiento de los pueblos sajones o la victoria en Badon Hill- OTROS ARTUROS
reflejaban la dimensión espiritual de las comunidades o individuos En primer lugar, conocemos un cierto número de personas que
involucrados, así como el hecho de que las variaciones de la fortuna vivieron a finales del siglo Vl y a lo largo del VIl y cuyo nombre
eran el reflejo de la aprobación o reprobación divina. propio era precisamente el de Arturo. Entre ellos, el hijo (y quizá
Esta versión moralizante sería sin embargo refutada por al- el nieto) de Áedán mac Gabráin, rey de Dál Riata (occidente de
gunos autores posteriores. Según Gildas, los britanorromanos Escocia y norte de lrlanda), así como de uno de los miembros de
tendían peligrosamente al pecado y al abandono de la fe pero, a la dinastía reinante en Dyfed (Gales occidental). No es descabe-
pesar de ello, eran el pueblo elegido de Dios y la hecatombe que llado pensar que a estas personas se les bautizara así en honor a
supuso la llegada de los sajones no era sino uno más entre los un héroe britano ancestral, aunque naturalmente ello no es prueba
>> Es(ena de la BATAIJA DEL MONTE BAPN (o Badon Hill, o4gfjw.o Wonú.Í Badon/.o. cn la§ fuentes altomedievales) en la qiie -según Gildas, Beda Nennio y lo§ Anna/cf Camón.ac-
se enfrentaron los ejér(itos britanorromano y anglosajón, (on la victoria del primero. La historicidad de este enfrentamiento, que los Áma/gf Camún.a9 (o raó/aí paJa/a/9Á del §iglo
» datan en el año 518. e§ más que inciena pero es coherente (on el (ontexto general dc enfrentamiento entre ambos pueblos (así (omo entre sO que se da en la Britania del
momento. Las hientes tampoco aciertan a ofre(er una namción coherente de los he(ho§. Por ejemplo. tanto Gildas (omo Beda omiten mención alguna a Arturo. y en su lugar
afiman que durante esta batalla los britanos fteron acaudillados por Ambrosius Aurelianus. En su #/iíon.a bn.#onum (ca 830), Nennio men(iona por vez pn.mera en nombre de
Arturo, a quien señala como líder britanoii.omano (concretamente un dw óe/yomm o líder militar, por tanto no un rey) que combate contra los sajones y libra ha§ta 12 batalla§,
en una de las aiale§ "onte Badon- lleva sobre sus hombro§ la imagen de la Virgen. En la imagen vemos a un jinete britanorromano (aca» el propio Arturo) que (ombate a
un grupo de peones sajones. §obre §u (abeza §e apre{ia el tubo de viento de un e§tandarte de tipo dm(o (o dragón), muy popular en el Bajo lmperio romano y heredado por
los pueblos del O(cidente altomedieval. Amro viste una túnica con mangas de corte tardorromano, sobre la que apoya un jubama//Í dotado de pÍp"gpf (tiras de cuero que
protegen hombros y cadera) y una coraza laminar de bronce inspirada en modelo§ semejantes empleados en el ámbito bizantino (iconografia de san Menas, Khirbat al-Mafiiar y,
especialmente, el plato de lsola Rizza). (ubre su cabeza con un ca§(o de tipo Baldenheim, propio del periodo, y muy §imilar en este caso al ejemplar hallado en Batajnica (§erbia).
Los sajones emplean es(udos provistos de umbones metálicos en foma {óni(a y lanzas de tipología claramente anglo§ajona inspirado§ en re(ientes hallazgos arqueológicos en Keni
- '!_,:
rTÉ¥
T lluminación de una de la§ ediciones de la »" JF W flw«« om de la§ obra§ de Beda el Venerable. En ella vemos al rey de lnglaterra
Is | DEspmTAFERRD Athel§tan (ngg. 927-939) Írente al propio santo (fálle(ido tres siglos ante§), a quien oftece una copia de la men(ionada obra.
del carácter de tal héroe, ya fuese mítico o real. Se trata de un De hecho, conocemos dos versiones distintas del y Gododdí.n,
nombre poco usual pero indudablemente empleado por britanos denominadas A y 8, redactadas por dos manos distintas. Para com-
e irlandeses durante la Alta Edad Media; por ejemplo, conocemos plicarlo aún más, la mención a Arturo aparece únicamente en la
a dos irlandeses llamados así en el siglo IX. versión 8 del poema, lo que podría interpretarse como adición
HISTORIA BRITTONUM
Debemos esperar hasta el siglo IX para hallar las primeras alu-
siones claras a la figura de Arturo. El texto latino conocido como
Historia de los britanos (Historia brittonum), redaLctaido er\ el
norte de Gales en torno a los años 829 y 830, alude a Arturo
hasta en tres ocasiones. En la primera de ellas describe sus bata-
llas contra los invasores sajones, doce en total, libradas en nueve
lugares distintos y de las que salió vencedor en todas: la primera
en la desembocadura del río Glein; la segunda, tercera, cuarta y
an~o y un día otro golpe similar. El caMlero Gahán (o Gawain), a la sazón miembro
lugar de aer, recqge §u propia cabeza y reuerda a GahÁn su promesa.A parir de ese
de la prueba de vimd, en este ca§o de corie, y cómo su§ personüe§ reaadonan ftnte
quesetratarasimplementedeunbrocheofibulaanudadaalhombro InclusoenelcasodequeefectivamentehubieraunArturohis-
y cuya decoración llevara la imagen de la Virgen. tórico oculto tras las vagas referencias de la H¡.sfor!.a brí.ffon#m,
Las restantes alusiones a Arturo en esta obra aparecen en un tampoco nos permitiría ello deducir gran cosa del mismo. Tradi-
tramo en el que se describen los portentos y milagros acontecidos cionalmente se ha considerado que esta obra era simplona, torpe
en Britania, tales como un fresno que produce manzanas, o una y carente de sutileza, una mera acumulación de datos inconexos
tumba que cambia de tamaño para acomodarse a la estatura de la recabados por el autor. A esta visión contribuyó el hecho de que la
persona que yazga a su lado, y Arturo aparece en dos de ellos: en obra viniera encabezada por un prefacio espurio, posterior, en el
el primer caso se trata de una piedra que muestra la huella de que el autor decía ser un tal Nennio y mantenía que toda su labor
Cabal, el perro de caza de Arturo, que en caso de ser movida re- se había reducido a acumular todos los datos de los que había po-
gresa por sí sola al lugar en el que Arturo la colocó originalmente. dido tener noticia. Pero lo cierto es que, aun con todos sus proble-
Elsegundoportentoesunatumba-cavadaporArturoparasuhijo mas, la Hz.s£orí.a br!.ffo##m tiene una estructura muy cuidada, en
Amr después de matarle él mismo- cuyas dimensiones cambian la que el autor no se limita a acumular datos sino que los analiza,
constantemente y, en caso de ser medida, nunca se obtiene la interpreta, reestructura y -con toda probabilidad- complementa.
mismacifra:dehecho,elpropioautorafirmahaberlocomprobado La aparición de Arturo se produce en un momento crucial de
él mismo. la narración, de suerte que sirve de hito en la transición entre los
En comparación con la inmensa fama que obtuvo Arturo con periodos de dominación britana y anglosajona de las Tierras Bajas
posterioridad, lo cierto es que en la H¡.síor!.fl britfo#wm no es sino de Britania. Será tras Arturo cuando los anglosajones reciban po-
unpersonajemenor.Además,enningúnmomentosedicequelle- tentesrefiierzosdesdeelcontinenteylosbritanorromanospierdan
de Moisés y célebre por su gran liderazgo militar. De hecho, es evi- confiar en su exactitud). Pensemos que estos mismos A##a/es
dentequealpredecesordeArturo,sanPatricio,seleigualaalMoisés afirman que el obispo Ebur murió la víspera de la batalla de
biblico, y no es descabellado pensar que la descripción del primero Badon Hill, ia la edad de 350 años!
como cJwx be/Jor#m persiga precisamente la asimilación con los
mencionados personajes biblicos: recuérdese que tras la muerte de SIGLOS XI Y XII
Josué,losisraelitaspreguntaronaYáhvéquiéndebíasersupróximo En los siglos Xl y XIl la figura de Arturo se transformó por com-
líder militar (d#x beJJj). De modo que, incluso en el caso de que el pleto. Los poemas y relatos, como el titulado M!af Ma# ¡.s fbe
autor de la H!.síor¡.a br!.£Ío##m bebiera de fiientes y tradiciones an- Gc}fckeeper? (``¿Quién es el guardián?'') o el How Cw/riwc# Wo#
tiguas que relataran las andanzas de un Arturo histórico, todo OJwc#, muestran un Arturo muy evolucionado, rodeado de sus
apuntaaquelastransfomóyadaptóparaacomodarlasasuobjetivo compañeros, con sus personalidades ya definidas y dotados cada
de asimilación con los mencionados personajes biblicos. uno de ellos de complejas historias paralelas. Es probable que
algunos de estos elementos tengan un origen anterior y es pro-
ANNALES CAMBRIAE bable también que existieran cuentos más largos y complejos,
El siguiente documento histórico que menciona a Arturo son hoy perdidos, que justifiquen las breves referencias que hallamos
los A##a/es Cambr¡.ae o A#aJes de Gc!Jes, compilación de otros en textos tales como la HÍ.sfor¡.c} br¡.ffo#wm. Pero estas fuentes
textos, redactada en St David en algún momento del siglo X y tardías separan aún más a Arturo de sus orígenes; nos ofrecen
en lengua latina. Arturo aparece en dos ocasiones: durante la ba- un personaje evolucionado que ha asumido elementos y carac-
talla de Badon Hill, datada según este mismo texto en el año 516, terísticas nuevas y que, por lo mismo, nos puede decir muy poco
cuando nuestro personaje llevaría durante tres días y tres noches de sus orígenes.
la cruz de Cristo sobre los hombros. La segunda alusión es du- Y es que la génesis del personaje es, en el mejor de los casos,
rante la batalla de Camlann, fechada en 537, en la que fallecen oscura. Puede que hubiera habido un Arturo histórico, acaso un
tanto Arturo como Medraut. Se trata, por cierto, de la primera líder guerrero britanorromano, aunque no podemos asegurarlo
mención a este acontecimiento, que servirá de epílogo final y ni decir nada del mismo con confianza. En la documentación
dramático de todas las leyendas artúricas. Por su parte, el Me- conservada no hay nada que nos permita probar su existencia
draut de los A##aJes se transformará, con el tiempo, en Mordred, histórica, que además brilla por su ausencia en las fuentes más
el antihéroe traicionero de la leyenda posterior. tempranas. Por una u otra razón, lo cierto es que, desde su pri-
El carácter lacónico y conciso de estas referencias que leemos mera mención en un texto, Arturo es ya un personaje que se en-
en los A#7taJes nos lleva a pensar que se trate de datos históricos cuentra más allá de la Historia.
veraces; sin embargo, debemos recordar que no son contemporá-
neos a los hechos que describen y, en consecuencia, es más proba-
ble que existiera una fúente más antigua, galesa, de la que beba la BIBLmERAFÍA BÁsl[A
referencia a la batalla de Camlann que leemos en los A##aJes. De
BmmwiBh, R.; Jarmnn, A. n. H.; RnbErts. B.F. (Bds.) (lEgI): 7+g Áríbítr of ihg
hecho, esta batalla se describe como G#ez.Í# CczmJa7?n [N. del E.:
WBlsh: ThE Arthurian LBgBnd in MBdievEil WBlsh LitEiraturB. lartirH..
recuérdese que el texto de los Am4Jes está escrito en latín, y no en UnivErsity Üf WalBs F'rBss.
Martin J. Ryan ha ejercido como profiesor de Alta Edad Media en las universidades de Manchester, Liverpool y
Sheffield, así como investigador en religión y cultura de la Britania e lrlanda altomedievales. Es coautor, junto con
Nicholas J. Higham, de The Anglo-Saxon Worid (Yale University Press, 2013), así como de una serie de artículos
acerca de Beda el Venerable, el arzobispo Egberto de York e lsidoro de Sevilla. En la actualidad prepara un estudio
acerca de los obispos y el derecho canónico en la lnglaterra previkinga, así como una investigación acerca de las distintas
formas de identidad en el periodo anglosajón.
DESPERTA FERRO LIBROS
C olección llustrados Colección La saga de los samuráis
Novedad
Julio 2016
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Octubre 2016 2017
LA VISIÓN TRADICIONAL QUE TENEMOS DE LA GUERRA EN LOS SIGLOS QUE SUCEDEN AL FIN DE LA
AUTORIDAD ROMANA EN BRITANIA SE SUELE EXPRESAR CON TÉRMINOS ``ACUÁTICOS": UNA "RIADA" DE
ANGLOSAJONES QUE ``INUNDA" LAS ANTIGUAS PROVINCIAS ROMANAS. LOS INMIGRANTES ACUDEN EN
``OLEADAS" Y ``BARREN" LA CULTURA BRITANORROMANA, ``EMPAPÁNDOLA" CON SUS INFLUENCIAS.
glosajón. Los grupos enfrentados son vistos como dos culturas muchas de estos planteamientos han sido puestos en tela de juicio,
por completo distintas y separadas, con formas distintivas de pero del debate no ha surgido un consenso claro entre especialistas.
hacer la guerra. En el este, los anglos, sajones y jutos combaten La razón principal de que todavía a día de hoy prevalezca una ver-
a pie; quizá alguno cabalgue hasta el campo de batalla, pero una sión moderada de la imagen descrita en el primer párrafo de este
vez allí desmontará para luchar a pie, y sus armas son principal- artículo -y de que los esfuerzos por revisarla hayan tenido poca
mente la lanza y el escudo, aunque sus líderes portan espadas y influencia, a pesar de los muchos problemas que acarrea- proba-
todos ellos el sec" o sc[x (cuchillo) que teóricamente dio a los sa- blemente haya que buscarla en el hecho de que la mayoría de los
jones su nombre. Hacia el oeste los britanorromanos tratan de investigadores del periodo trabaja con una serie de presunciones
mantener un modo de vida "romano», emplean tanto caballería sobre las que poco o nada han meditado. En este artículo tratare-
mos de analizarlos y exponerlos a examen y, para ello, procurare-
mos estudiar el caso de Britania desde el punto de vista de su
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DESPERTAFERR0 | Z3
contexto europeo, pues consideramos que buena parte de la con- poco tenemos una idea clara acerca de quién fiie Gildas, ni dónde
fusión es consecuencia precisamente de no haberlo hecho así. redactó su obra (lo que pudo suceder en cualquier momento entre
aproximadamente el año 475 y el 550, o incluso más tarde). Otras
No podemos abordar este problema sin aludir primeramente a las m.sforí.a br!.ffo##m atribuida a un tal Nennio (829), la Cróri.cci c!#-
fiientesysuespecialproblemática.¿Cómosabemosloquesabemos gJosajow (de 880 en adelante) y los A#a/es g#Jeses (cfl. 975), en las
de la Britania de los siglos V y VI? Es más, ¿sabemos realmente lo que hallamos referencias a los cuentos y personajes característicos
del periodo, como Arturo (a quien nunca se denomina rey) y sus
que creemos saber? El análisis de la documentación disponible del
batallas (descritas claramente por primera vez en la H!.síorz.c¡ br¡.ffo-
periodopostromanoesalgodeprimente:ensíntesis,podemosafir-
mar que casi no hay fuente literaria alguna en la que confiar. Los #wm), Vortigern y Hengist y Horsa, así como la mayoría de las ba-
afán por usurpar el trono del lmperio romano de Occidente con la comovemos,sontodasellasmuyposterioresaloshechosnarrados
ayuda de las legiones britanas (años 407-411) están bastante bien ytodoapuntaaqueunodelosautoresmástempranos,Beda,sabía
documentados. Ahora bien, a partir de esa fecha se cierne la oscu- delperiodoquedistaentreGermanodeAuxerreyAgustíndeCan-
ridad más absoluta, que se extiende hasta la llegada de san Agustín terbury tan poco como nosotros; es decir, prácticamente nada. No
a la isla, en el año 597. La W.da de s¢# Germc¡no cze A"crre (De VÍ.íc] solo son tardías estas fiientes, sino que además están lastradas por
herejía del pelagianismo y que, una vez allí, ayudó a los britanos a parecen mostrar elementos procedentes de la tradición oral, no te-
derrotar a un ejército de bárbaros. Aunque se trata de una fiiente nemoslamenorideadelvalorquedebemosdarlesnielextremoal
en Britania en este periodo es Dc exc!.cJi.o ef co#qwesfw Br¡.fcz7t#!.cM que estas fiientes se basan en documentos más antiguos.
Ía##Í.flc-, del monje Gildas, que consiste en un sermón que trata poemas galeses, supuestamente compuestos por los bardos Ta-
fundamentalmente acerca de la desastrosa situación en que se en- liesin y Aneirin (en cuyo poema y GoczodcJ!.n aparece también
dida, acerca del pecado de sus gobernantes. Pero, además, en las los datos que hoy empleamos acerca de la guerra en el periodo
primeras páginas añade una breve relación de los hechos más rele- postromano, pero por desgracia somos incapaces de datar estos
vantes acontecidos desde la invasión romana de Britania y su propio poemas con precisión, ya que su composición se fecha en torno
tiempo, lo que ha supuesto la base de todos los estudios posteriores. al año 600, pero su versión manuscrita es muy posterior, y algu-
Es en este texto donde leemos acerca de la petición de ayuda de los nos elementos podrían datar de principios del siglo VII, aunque
brosio Aureliano }' los sajones, y de la batalla de Badon Hill, pero Por todo ello resulta por completo imposible trazar una his-
toria política de Britania entre los siglos V y VI, una conclusión
por desgracia se trata de una narración de estilo muy retórico y es-
tilizadoimposibledeestructurarenunasecuenciaordenadadehe- aparentemente descorazonadora pero que no lo es tanto como
chos. Es probable que, de tener otras fuentes escritas de la historia cabría esperar, puesto que el hecho de que no podamos emplear
del periodo, la \iéramos de manera muy diferente. No hay razones las fuentes literarias no significa que no podamos investigar. De
hecho, ello nos permite liberarnos de las obsesiones de los au-
para dudar de que la petición de ayuda a Aecio efectivamente tuvo
lugar(loquedebiódeproducirseentornoafinalesdeladécadade tores anglosajones y galeses de los siglos VIIl a X y reconsiderar
en Badon Hill, pero más allá de esto no podemos decir nada, y tam- arqueológica, cada vez más voluminosa, en lugar de tratar de
i Panorámica de una parte de la RECONmucoóN DE UN P0BLAD0 ANGIOSA|ÓN DEL üGL0 Yll (onocida como Wm JÍow Áng/o-Jaxon yi.//agp (§uffolk lnglaterra). §e trata a un mi§mo
tiempo. de un yacimienm arqueológi(o y un mum al aim libr& dotado de re(onstruc(iones de viviendu de época anglosajona (omo la§ aqui vi§ibles. A la izquierda podemo§ apre(iar
el a((eso a un modelo arquitectóni(o caracteri§ti(o, aunque no ex(Iusivo, de los pueblo§ gemáni(o§. §e trata de lo ciue arqueológicamente se (onoce bajo varios téminos que aluden
todos elbs d criaer hundido del nivel de m d€ la e§tancia re§pecto del extcrior Ú/.Í ho«ígi f«nApn Aoufe£ g»bcn^á.ufgr, j«nAm-/paízi«d óuÍ./di.ng£ cabaña§ de suelo rehundido.
et(.). Este ra5go p€mi« §implificar la obra y reducirla a un simple tejado a dos aguq apoyado sobm postes. lo que limin la ere(ción de muros a la entrada y al Íondo de la
estanda La ven a de esü modelo de vivienda además de su simplicidad, es que aísla mú eficazmente del viento y pemite calentar la e§tan(ia con un menor esherzo.Aunque no
ha podft aoeditane con certeza algunos indi(ios sugieren el empleo de pavimentos de madera que elevaran algo el nivel de uso interno de la estancia al tiempo que lo ai§laran
de la humedad y cl fh'o. A la derecha vemos una vivienda de campesino dotada e§ta vez sÍ, de paramentos verticales, En segundo plano se aprecia otra edificación distinta Je color
amanlb- aJyo si§tema con§tructivo (orresponde a lo que los roma" denominaban op«j c"Í7.(um (o cmír.c/'«m), consistente en la ere(ción de un esqueleto de vigas de madera (o
entramado) qu€ su§tenta el techo, mientras que los espacios entre e§ta§ vigas son (errados (on bahareque (palos o cañas entretejidos y barro).
z4 i DESFIERTAFERRn
hacer encaje de bolillos con los mencionados testimonios lite- largo y ancho de ese mar, suscitando un intercambio de influencias
rarios, tardíos e inconsistentes. Además, podemós comparar mutuas que, en el siglo IV, eran mayoritariamente romanas y ema-
nuestros datos con aquellos procedentes del continente, que son naban del lmperio en dirección al Bcirbar!.c%m. Los vínculos entre
mucho más explícitos para este periodo. la Germcin!.c! Mag#a y Britania (así como el norte de la Galia) eran
yaestrechosy,dehecho,lossajonesestabanhabituadosaviajarpor
LA MIGRACIÓN ANGLOSAJONA el interior del lmperio, a veces como saqueadores y otras como re-
Uno de los debates principales en las últimas décadas.es el de la es- clutasparaelejército,demodoquelainmigraciónsajonaaBritania
calaynaturalezadelamigraciónanglosajonahaciaBritania.Lavi- pudo haber comenzado incluso antes de que Constantino 111 ini-
sióntradicionalconsideralahipótesisdeuna"migraciónpopular" ciara su rebelión. Conviene recordar que la mayoría de los inmi-
muy numerosa que trajo consigo todo tipo de influencias cultura- grantes bárbaros no han dejado vestigio arqueológico alguno de su
les, de modo que los restos arqueológicos de los siglos V y Vl ha- presencia. Cuando, hacia el año 400, el lmperio de Occidente entró
llados en las Tierras Bajas de Britania (por ejemplo, los enunlargoperiododecrisis,susefectossehacensentir(ysereflejan
asentamientos y necrópolis antes mencionados) han sido tradicio- arqueológicamente) tanto en el territorio de origen del pueblo sajón
nalmente considerados como "anglosaj ones" e interpretados como comoenlaGaliayBritania.Lastensionessocialesenelprimercaso
marcadores culturales de la presencia de inmigrantes procedentes y las nuevas oportunidades surgidas en los dos restantes se combi-
del norte de Germania. A partir de 430 aproximadamente, nota- nanparaformarunpanoramamuyfavorablealamigraciónsajona.
mos la presencia de piezas de orfebrería y otros objetos con para- La aparición de elementos "sajones" en el registro material arqueo-
lelismos claros en los territorios de donde procede el pueblo lógico a partir de la década de 430 probablemente marque no el
anglosajón, en el noroeste de Alemania; se trata precisamente de momentodesullegadasinoaquelapartirdelcualestosinmigrantes
una fecha muy cercana a la referida por las fiientes literarias para sesintieronlosuficientementeseguroscomoparaproclamarabier-
la llegada de estos pueblos a Britania (el aczve#Íws saAío#wm). La hi- tamente su identidad cultural (quizá la "rebelión de los sajones" a
pótesis proponía, por tanto, que el avance de los anglosajones se la que alude Gildas).
produjo una reacción contra esta visión, que casi llegó al extremo EL "FRENTE DE AVANCE"
de proponer que la invasión anglosajona no era otra cosa que una Un caso similar a la migración anglosajona es aquella del pueblo
mera fantasía inventada por Beda, y se debatía si la presencia de franco a través del Rin hasta las provincias septentrionales de la
``objetos anglosajones" en los yacimientos era la prueba de la pre-
prefectura de las Galias. Para comprender el modo en que se
sencia de inmigrantes anglosajones o no. Se argumentaba que, en transformaron las Tierras Bajas de Britania en reinos germáni-
lugar de haberse producido una migración de grandes masas po- cos, la comparación con los francos puede servir de ayuda, ya
blacionalessetrataríamásbiendeungolpedeEstadoporpartede que, en muchos aspectos, la conquista del norte de la Galia por
una minoría, una élite de advenedizos, y según este punto de vista, los francos es muy similar: una línea de frente que se mueve pro-
ladifiisióndelaculturamaterialanglosajonanoseríaconsecuencia gresivamente hacia el sur y el oeste partiendo de la frontera del
delapresenciafisicadelosanglosajonessinodesutomadelpoder. Rin. Las fuentes documentales de que disponemos para conocer
Delasdoshipótesisdescritas,ningunadeellasconcitaelapoyo este proceso son casi tan pobres como las que poseemos de Bri-
mayoritariodelosespecialistas,ahorabien,esposiblehallaruntér- tania, y los restos arqueológicos de asentamientos son bastante
mino medio entre ambas. No cabe duda de que efectivamente se similares (a pesar de que los pueblos franco y sajón en época
produjo una migración de gentes provenientes de las costas alema- premigratoria son arqueológicamente muy distintos): necrópolis
nas del mar del Norte hacia Britania y algunos influjos culturales de inhumación (con ajuar) y asentamientos compuestos por edi-
-sinirmáslejoselpropioidiomainglés-sonimposiblesdeexplicar ficios sostenidos por postes y las mencionadas Grwbeíi#ói#scr.
sinoreconocemosesto,perolamigracióndellenguajenofiiecomo Merced a las necrópolis de inhumación se puede establecer con
otras muchas "invasiones bárbaras'' sino un producto de la cultura facilidad la posición exacta, en un momento dado, de la "pri-
del mar del Norte que precedió a dichas migraciones, en un con- mera línea" de asentamientos francos y, en consecuencia, ver su
texto en el que se dieron movimientos en todas las direcciones a lo progreso hacia el sur.
Britania en los siglos V y VI
Llegada y consolidación de los pueblos germanos
0 isurium Ciiidades
• Cardi# Fonificaciones reutilizadas
• Li.ndwm Nuevas fonificaciones
• Dovc'Í. Fortificaciones costeras
_,.?"mb«rg„
• Tops;míM Fortificaciones interiores
A Fii,Ey Torresdevigilancia
1,
AÁ Hipótesis migratoria
Ótesis de rebelión intestina
leosdepoderdej;dFlosqueseprodu
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Jutos
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11
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cNh"t ¿Locus Q!uartens
> Re(onstrucción de la estena legendaria en la que EL REY W)mERN DE BmA" RECIBE A LO§ EMBA|"RE§ SA[ONE§ y tontierta con ellos la venida de los miembros de este
pueblo a la isla (adi€nm j2wnüm), Íenómeno que, según las fuentes, aconteccría ha(ia mediados del siglo V. Como expli(a el autor de e§te artí(ulo, todo apunta a que la explicación
de la presen(ia sajona cn Britania €s mucho más (ompleja ahora bien, la imagen legendaria narrada por los cronista5 de siglos posteriores §e (on§agró en el imaginario (olectrio,
generando algunas distonione§ en el debate a(adémi(o. §i, por ejemplo, lee" al hi§tóricamente po(o riguroso- (ronista Beda:
Con§ultaron qué habn'a de hacene [. . .] paía prevenir o contener las cruele§ y con§tarite§ incmiones de las nacione§ del norte [escotos y pictos]; y todo§ e§nivieron de
acuerdo, junto (on §u rey Vorigem, en que debi'an pedir quda a la nadón §üona de allende del mar.Y lo que entonces acaeció mue§tra que la decisión §e tomó por
(onsejo del mi§mí§imo stñor, pam que la de§gracia cayera sobre ello§ en castigo por §u§ pecados" (MÍomá eúdfw.aíú.a gm} ang/owm 1.14).
En primer plano pode" ver a lo§ embajadore§ sajones y, al Íondo, al rey Vortigern y a §u e§posa junto a nobles, ede§iástico§ y la guardia de palacio. Entre ambos, uno§ siervos
domé§tico§ del palacio que §e inspiran en las miniatura5 del yi.Ü7./y.o mmano, manu§crito iluminado del §iglo V. La reina vi§te una dalmática prenda talar de prestigio (uyo origen ha
de asociar§e (on la provin(ia que le da nombre (Dalmacia), y lo§ tro" reprodu{en los representados en varia§ de la§ miniaturas del mencionado y/.Ü/.//.o nomano. La e§tructura de
la sala §e inspira en el palacio anglo§ajón de Wroxeter, de herte herencia tardorromana. Lo§ (ortinajes de la §ala toman (omo modelo la§ minia"ras del ftmffií€uco dp roun o dc
AJhbumham de discutida (ronología entre lo§ §iglo§ V yvll. El mosaico que decora el pavimento §e Ínspira en aquel descubierto en Chedworth (lnglatem), te§timonio del mantenimiento
por parte de estos no fiie el factor más decisivo en la creación del de un "frente de avance" entre britanorromanos y sajones, sería el
Reino franco, y en segundo lugar, que podemos descartar que se único caso en todo el lmperio de Occidente donde se produciría
diera un conflicto "bipolar", con dos facciones claramente distin- tal confrontación de tipo binario, pero las fuentes que podrían
guibles, francos a un lado y galorromanos a otro; tal cosa ocurrió acreditarlo son absolutamente inseguras. En particular, las obras
soloenmuycontadasocasiones.Todoapuntaaquelafiierzamilitar de las que ya hemos hablado, que fiieron redactadas siglos después
principal de aquel periodo era el ejército "romano" acantonado en de los hechos que narran, las cuales, por cierto, tenían buenas ra-
el Loira, en torno a Orleans, apelado a menudo bajo el nombre de zones para dibujar una imagen muy simple de los orígenes de sus
"los francos" dado el origen étnico de muchos de sus reclutas y ofi-
reinos y transformarlos en un relato sencillo: la invasión y con-
ciales, a pesar de que por largo tiempo estuvo bajo la autoridad de quista de un pueblo por otro. Además, resulta interesante consta-
Egidio, quien era romano. Se dice, incluso, que cuando este general tar que las historias que narran el origen del pueblo franco, y que
sedeclaróenrebeldíafrentealgobiernoimperialdeRávena,adoptó datan del mismo periodo que Beda el Venerable, lo hacen en tér-
el título de rcx/rfl#corzm ("rey de los francos''). La autoridad sobre minos muy similares,
este ejército suscitó una pelea entre Egidio y su hijo Siagrio -luego Otro de los detalles que nos llaman la atención del fenómeno
denominado ``rey de los romanos" por Gregorio de Tours (Hz.síorj.cz galo-franco es la práctica de acompañar el enterramiento con ajuar
/rtz#corwm 11.27)- por una parte, y un franco llamado Childerico no es una costumbre traída por los invasores, sino romana preexis-
(tambiénintituladoreydeestepueblo)juntoconsuhijoclodoveo, tente. La documentamos en aquellas regiones en las que se dio una
porotra.ElvencedorfiieClodoveo,loquelepermitióempleareste fiiertecompetitividadsocial,particularmenteenaquellosenlosque
ejército para tomar control de la parte sur de la llanura parisina y el sistema social basado en la villa se hundió, como en el norte de la
someter a otros reyes francos rivales en el norte así como, con el Galia y en el sur de Britania. Estos enterramientos, por tanto, no
tiempo,derrotaralosvisigodosalsurdelLoirayarredraralosbur- han de ser entendidos como propios de anglosajones ni francos,
gundios del valle del Ródano, a los alamanes, turingios y sajones. sinobritanorromanosogalorromanos,encadacaso,loqueasuvez
En el momento en que le alcanzó la muerte en 511, Clodoveo era tiene un efecto colateral de enorme importancia, y es que a partir
uno de los hombres más poderosos de la Europa occidental; el otro de ahora podemos interpretar el armamento hallado en estos ente-
era el ostrogodo Teodorico y tanto uno como otro se autoprocla- rramientosnocomoexclusivamentesajónsinomuyprobablemente
marona#gwsfíÁs.Elanálisisdeestacadenadeeventosdejabienclaro empleado también por britanorromanos. Los paralelismos que en-
orig.nal. §e trata del monumento hnerio caracten'§tico empleado por los anglo§üones durante los §iglos Vl y Vll para a{oger los enten'amientos de personües de "yor entidad. reyes,
pn'ncipes o noble§. Algu" §e doaban de una cámaJa §epulcd de madera mientras que otms consisti'an §implemente en la acumulación de tiem sobre el cuerpo del ffllecido. En
un primer momento los anglo§üone§ combinaban tanto la inhumación como la cremación, pero (on el progreso del cri§tianismo la inhumación se fue voMendo el rito predominante.
Por lo mi§mo, el carácter transiciond de e§te contexto no§ impide deteminar (on segun.dad el credo de cada ffllecido. El tamaño de e§tas (onstruca.ones es imgular, lo que
probablemente sea indicio del di§tinto e§tatu§ §ocial de lo§ allí enterrados, y lo mi§mo se puede decir del ajuar hnerio que los acompan~a.
Cadburysehallarondospiezasdeorfebreríaquesoncaracterísticas dencia. Quien controlara estas áreas dominaría también las regio-
del siglo V y que, por lo antes dicho, siempre se han nes vecinas costeras, inclusive aquellas en las que seguía produ-
considerado -probablemente por error-como anglosajonas. ciéndose un goteo de inmigrantes sajones. En este sentido se parece
bastantealpanoramaquevemosenelnortedelaGalia,yladomi-
IMPLICACIONES PARA EL ÁMBITO MILITAR nación de las costas surorientales (Anglia Oriental, Essex, Kent y
Es evidente que el debate que venimos exponiendo tiene enormes Sussex) por parte de los poderosos reinos del interior de la isla pa-
implicacionessobreelmodoenquedebemosinterpretarlaguerra rece haber sido la norma a lo largo de todo el periodo anglosajón.
en los siglos V y VI, y nos ofrece una visión por entero diferente a Otra conclusión que podemos extraer de la comparación con
la hasta ahora considerada. Por desgracia, no nos permite conocer el continente es lo frágiles que eran la mayoría de estos reinos. Mu-
todos los detalles de individuos, lugares ni eventos, ni tan siquiera chos se evaporaban tras una única derrota, sin apenas dejar rastro
aspirar a ser más que una hipótesis, pero sí que nos permite pro- alguno: los reinos continentales de turingios, vándalos y burgun-
ponerunahistoriapolíticaymilitarfiindamentadaeninformación dios desaparecieron en la década de 530, y es casi seguro que, de
fiable y coetánea a estos hechos, y es más coherente con lo que sa- haber sido la documentación literaria tan exigua aquí como en el
bemos de otros puntos de Occidente durante el siglo V. caso de Britania, ni siquiera sabríamos de su existencia. A Siagrio,
Enprimerlugar,lomásprobableesquelasluchasenlasTierras el "rey de romanos" que rivalizó con Clodoveo por el control de la
Bajas de Britania se dieran entre facciones étnicamente mixtas, en parte sur de la zona de París y del ejército del Loira, se le conoce
lasquearistócratasbritanorromanossealiarancontalocualgrupo únicamente merced a una única mención en una vida de santo hoy
de "bárbaros': El liderazgo en estos casos sería probablemente dis- perdida pero empleada por Gregorio de Tours en su obra. Ante
putado entre distintas familias o grupos rivales, tanto britanorro- estepanorama,quedaclaroquehayinfinituddeposibilidadespara
manos como sajones. Es probable que la facción entera se que surgieran líderes militares en la Britania del periodo, cuyas au-
identificase con la etnicidad del grupo mayoritario (o dominante) toridades y reinos se desvanecieron sin dejar vestigio alguno. Am-
deentresusmiembros,peroellonohadeentendersecomoprueba brosio Aureliano pudo haber sido un personaje poderoso pero, de
de que la totalidad de sus miembros pertenecieran a esa etnicidad. no haber sido por su mención en la obra de Gildas, nada sabríamos
En segundo lugar, conviene señalar que todo apunta a que el de él, ni siquiera su nombre. Se concluye, por tanto, que bien pudo
teatro de operaciones de este conflicto se desarrolló fiindamental- haberunlídermilitarllamadoArforz.#soArturoquelucharatanto
mente en la costa, o cerca de ella, y que fue aquí donde comenzó a contrarivalesbritanorromanoscomosajones,ycuyafamiliaofac-
fraguarse la dominación anglosajona. La zona occidental de las ción perdiera eventualmente el poder sobre su territorio o ejército
Tierras Bajas, lindando ya con las Tierras Altas (en una línea que frente a una facción que era -o decía ser-de origen sajón. Seme-
discurre aproximadamente entre Dorset y Yorkshire oriental) era jante personaje histórico no habría tenido ningún interés para los
la más próspera de la Britania romana. Curiosamente, en esta zona historiadores del siglo VIII, que es cuando comienzan nuestras
las tumbas casi siempre carecen de ajuar, lo que parece fiientes, lo que explicaría por qué apenas se conserva recuerdo al-
sugerir -conforme a lo expresado anteriormente- que había una gunodesupersonaenlasfiientespreviasalaconquistanormanda
menor competencia por el poder, es decir, que probablemente y por qué sabemos tan poco de su historia real.
había una mayor estabilidad política. Es también en esta zona Se concluye así que las facciones que en el siglo V competían
donde, con el tiempo, surgirán los reinos anglosajones más pode- por el control de lo que había sido Britania eran, con toda proba-
rosos (Wessex, Mercia y Deira), lo que no puede ser una coinci- bilidad, grupos mixtos de britanorromanos y sajones. Conviene
_.l`4=_±:i=E3¥"jli,ü` ` `
T Re§tos ó§eos humano§ hallados en Walkington Wold (East Riding,Yokshire). Pertene(en a un total de tre(e individuos, todo§ ello§ DECApmD0i aparentcmente majculinos y (on edades
comprendida§ entre 1o§ 18 y 45 años. Las cabezas aparecieron enterrada§ a cierta distancia de los (uerpos, y en uno de estos se pudo con§tatar que la decapita(ión había requ€rido
de varios golpes (on ama blam Las Qbezas CAREdAN DE MAND[BULA§ aso(iadas. Lo§ análisi§ de carbono 14 revelan una Íecha entre el §iglo Vll y el Xl, durante la dominación
anglosüona de Britania Esti conjunto de datos e§ (onsi§tente (on lo que sabe" de la Íoma de EJEUÓN DE CRIMINNE§ en la Britania anglo§ajona tonsi§tente en la decapita(ión,
seguida de la expo§i(ión públiü de la cabeza en una pértiga como ejemplo y e§carnio. La des(omposi(ión de la cabeza colocada sobre la pértiga provo(an'a con el tiempo. Ia
separación de la mandíbula del resto del (úneo y §u pérdida lo que explica la au§encia de mandíbula5 en el enterramiento.Y, a la invena es un indicio del largo tiempo que estas
cabezas quedaban expue§m a la intemperic. Re§ulta también curioso el dato de que hasta Íecha re(iente los habitantes (onocian este lugar bajo el nombre de Hell's Gate ("La puerta
del infierno"), lo que §ugiere una fosilización en la toponimia de la siniestra fun(ión a la qLie §e dedicaba este §itio.
además recordar que los territorios nativos espadas son igualmente escasas, aun-
del pueblo sajón estaban muy expuestos a que esto probablemente se deba al
la influencia romana y que muchos sajones hecho de que -a la inversa de lo que
sirvieron en el ejército de Roma, como de- sucede en algunas zonas del conti-
muestran las hebillas y fibulas militares ro- nente- no se disponían como parte del
manas con las que se entierran algunos de ajuar funerario [N. del E.: casi la única
como muchos otros romanos de provin- ción de una espada hasta nuestros
unos y otros; 1a idea tradicional de que los de Europa, los testimonios arqueológi-
sajonescombatíansiempreapie-findamentadaenunpuñadode cosydeotrostipossugierenqueentornoalaño600seprodujeron
texto- es más que improbable. El equipamiento hallado en las fa- de los más afectados: las batallas se volvieron más multitudinarias
mosas turberas de Dinamarca y el norte de Alemania demuestran y tendieron a priorizar los choques entre ``murallas de escudos"
cada enfrentamiento.
En concreto, el registro arqueológico de las Tierras Bajas de
BIELlnERAFÍA BÁsl[A
Britania sugiere que los guerreros de esta zona empleaban mucho
las armas arrojadizas, lo que es característico de la forma de com- DarkK.R. (1"H).. BritEiin and {hB End of the Ri]man EmpirE.§kr"d..TBrTTpus.
RnutlEdgB.
/rfl#c!.sca, los pesados a#gones de hierro derivados del p!.Jwm ro-
mano, y otros tipos de venablo. El análisis de los escudos del pe- HalsaM, 8. (ImH).. BEirbariEin Migrations and thB RDman WBst, 3lB-5EiB.
riodo revela que eran de un tamaño inferior a lo que serían más [ambridgE: [ambridgB UnivErsity F'rEss.
tarde (aunque también es posible que fueran más altos y más es- HfihsEN),B.(lJIN3;)..WorldsofArthur:FactsandFictiDnsofthB0BrkAgBs.Üxlard..
trechos, en lugar de redondos). Hay, asimismo, testimonios de ar- Dxford UnivErsity F'rBss.
FíJrt]J=Z]5 y ]33JJ±]TJJj3TJ±Ü±
fcjTJ±jJl£-]du53TJÉ)rjt-iiTJja
por Rob Collins - Newcastle University
A Lo LARGo DEL slGLo IV, LA BRITAr`m ROMANA suFRIÓ INcuRsloNEs DE BÁRBARos pRovENIENTEs
DE TODAS PARTES: PICTOS DESDE CALEDONIA, AL NORTE DEL MURO DE ADRIANO, ANGLOSAJONES
DESDE EL NORTE DE GERMANIA Y ESCOTOS DESDE HIBERNLA (IRLANDA).
a autoridad romana en Britania se mantenía merced a Los asentamientos fortificados del siglo V se pueden clasi-
excelente visibilidad del territorio y una (ima muy amplia, de u" 7,28 ha, rodeada de
Bronce y en la Edad del Hien'o 11. Es en e§te último periodo, y concretamente hacia
mediados del siglo 1 a. C. cuando se erige una muralla en torno a la {ima. Un siglo más
tarde he empleado como campamento por la5 mpas de o(upación romanas. A parir
del siglo 111 la actriidad en el lugar experimenta un gran desarTollo, siendo especialmente
dinámico dumte lo§ §iglos V y VI, épm "artúrica". (on objeto de h(ilitar la compara(ión.
son particularmente comunes en el oeste y norte de lnglaterra, con otras palabras, con toda la relevancia que queramos darle a
Gales y Escocia, mientras que escasean en las áreas controladas este personaje, su gobierno se limitaba a poco más que la gestión
tempranamente por los primeros reinos anglosajones. de las actividades agrícolas, y por tanto no se puede considerar
todas las fortificaciones de altura -de hecho, en todo asenta- Por el contrario, la fortaleza de South Cadbury (en el su-
miento de entidad en la Britania altomedieval- es la sala de ban- roeste de lnglaterra) es de un tamaño muy superior, y con toda
seguridad acogía la sede de poder de un personaje de mucha
quetes. Se trata de grandes estructuras rectangulares derivadas,
aparentemente, de la arquitectura britanorromana (aunque mayor importancia. Ocupa una elevación con la cima amese-
también se documentan otras similares en la Germania del pe- tada en medio de un paisaje eminentemente llano, lo que la
riodo). En las fuentes vernáculas de las tradiciones literarias an- convierte en un hito prominente, claramente visible desde la
distancia. Al igual que en el caso de Dinas Powys, este yaci-
glosajona y británica, tales como el Beow//o el y Godoczdí.#,
estas salas eran los edificios más importantes para cualquier go- miento fue asimismo excavado por el profesor Leslie Alcock,
bernante de esta época. Se empleaban para celebrar banquetes, y cuenta con evidencias de ocupación durante las edades del
así como a modo de espacios donde el rey o gobernante podía Bronce y del Hierro, en forma de construcciones defensivas.
convocar y celebrar reuniones con sus nobles. El tamaño de La ocupación del lugar durante los siglos V y Vl d. C. implicó
estas estancias servía para señalar la importancia del gober- la ampliación del perímetro amurallado, así como el refuerzo
nante, así como del asentamiento, y cuanto más grande era del preexistente, lo que se tradujo en empalizadas y al menos
mayor poder se entendía que había de tener su dueño. una puerta de madera dotada de torre. En el interior se docu-
El asentamiento de Dinas Powys, en Gales, es un buen ejem- mentó una "gran sala" o sala de banquetes, con unas dimen-
plo de lo que debió de ser una típica fortificación en altura de siones de unos 20 m por 10 m, y numerosas viviendas de planta
los siglos V y VI. Entre los años 1954 y 1958 el profesor Leslie rectangular y circular pertenecientes a este periodo, así como
Alcock excavó el lugar y descubrió un periodo de ocupación de algunas estancias dedicadas a labores artesanales. Se halló tam-
finales de la Edad del Hierro, a partir de los siglos 111-1 a. C., por bién cerámica procedente de la Galia y Mediterráneo oriental
entonces ceñida a la cima de la colina. A ello siguió un prolon- en mayor cantidad que en el caso de Dinas Powys, lo que pa-
rece sugerir que el reyezuelo o gobernante de South Cadbury
gado abandono, roto en el siglo V cuando el lugar volvió a ser
ocupado, y fue entonces cuando se erigieron nuevos terraplenes era más poderoso y tenía acceso -a través del mercado exte-
rior- a bienes de prestigio tales como el aceite y el vino.
y fosos que ampliaron el recinto fortificado. En el interior de las
defensas se erguían dos grandes salas de banquetes con cimien- Traprain Law (en el sureste de Escocia) es otro ejemplo de
tos de piedra, así como otras edificaciones menores, algunas de este tipo de fortificaciones, en este caso asentado sobre una ele-
carácter doméstico y otras claramente dedicadas a servir como vación de origen volcánico, que destaca en medio de un paisaje
talleres industriales. A pesar del hallazgo de fragmentos de ce- de llanura. Las excavaciones arqueológicas han desvelado una
rámica procedentes de la Galia y el Mediterráneo, todo apunta larguísima ocupación que comienza en la Edad del Bronce y
i Panorámica del a((eso a la e§pectacular península y fortaleza de TIN"GEL ((ornualles).Véa5e plano y discu§ión en página 32.
i Plano de la F0mFICAOÓN DE mAPRAU o TRAPRAIN LAW (Ea§t Lothian Es-
cocía).Al igual que en el ca5o de §outh Cadbuv, " halla" ante una (olina
y medes predosos que data de en torno a las primera mjtad o ecuador del
§iglo V, es un indicio de la esca§a esübilidad política de Britania en el pen.odo
FORTIFICACI0NES DE ACANTILADO
Son, en esencia, lo mismo que una fortificación en al-
tura, pero ubicados en pequeñas penínsulas que sobre-
salen de la costa hacia el mar. Por ese motivo, suelen ser
lugares muy espectaculares que cuentan con la doble
ventaja de ser fácilmente defendibles y de permitir el
acceso al mar y, por ende, al comercio marítimo. Tin-
tagel es el ejemplo más célebre de este tipo de yacimien-
se prolonga hasta la Alta Edad Media, con numerosas fases, tos puesto que, además, se asocia popularmente con la leyenda
construcciones y reconstrucciones de las defensas. En particu- artúrica, al ser el lugar donde supuestamente nació Arturo.
lar, parece que el asentamiento fue especialmente importante Tintagel está dotada de defensas en forma de terraplenes y em-
-y más densamente poblado- durante el periodo de ocupación
palizadas, diseñadas y orientadas a frenar un ataque desde tie-
romana de Britania e inmediatamente después (o periodo pos- rra firme. En la cima del promontorio se yerguen las viviendas
tromano), es decir, entre los siglos 1 y V d. C., lo que se explica
y, al igual que en Traprain Law, las terrazas que vemos en los
porque se cree que pudo ser la capital de la tribu indígena de costados también acogen edificaciones y otras estructuras. En
los voífld!.#Í.. De hecho, aquí se han hallado más vestigios ma- cuanto a los hallazgos, contienen más restos de cerámica pro-
teriales romanos que en el resto de yacimientos de Escocia jun- cedentes de la Galia, norte de África y el Mediterráneo que
tos. Además, este ha cobrado fama merced al extraordinario ningún otro lugar de Britania, lo que es indicativo de la per-
hallazgo de un tesoro de objetos de plata de época tardorro- vivencia de las actividades comerciales durante los siglos V y
mana, probablemente enterrados hacia mediados del siglo V VIl d. C.
(ccz. 450) y compuesto por más de 20 kg de piezas: platos, fuen-
tes, aguamaniles, cuencos y copas, así como servidores y otros CIUDADES ROMANAS
objetos como monedas, hebillas y apliques de cinturón. Todo Las ciudades romanas de Britania, tanto grandes como peque-
apunta a que el yacimiento estaba muy densamente poblado: ñas, comenzaron a dotarse, a partir del siglo 111 d. C., de mu-
en el interior del recinto las casas se disponen muy cerca las rallas defensivas y puertas amuralladas. Su función es un tema
unas de las otras y, además, en el exterior se yerguen barriadas largamente debatido entre los especialistas: por un lado parece
dispuestas sobre terrazas artificiales levantadas en las pendien-
tes de la colina. Hallazgos como el mencionado tesoro y vasos
de cristal (necesariamente de importación), demuestran que TINTAGEL
portancia.
de§de época romana, como delatan los materiales hallados en §upericie, aunque será
a pam.r del §iglo V d. (. en adelante cuando e§te hábitat experimente iin gran desarrollo.
§u privilegiada geografla. rodeada por e§carpe§ que dan al mar por todos sus laterale§
ex(epto por un breve pasillo que la comunica con el re§to de lnglaterra. la convirtió
de Merlín, Uter adopta la foma de §u vasallo y yace con lgrine, uníón de la que
na(eú Arturo.
0 100 200 M
::do,:::d:n:ndmeei:::o;:e,lüti::;@m::::e, qTOTmp:::nTm#j:e::l,obpTiaa:::TuyLutra pt::|:saáod:Tn:Tar Ddeespeumúb:eaj:menElq|udgdr DE§PERTA FERRO , 33
y, d igud que en el caso de R)rtdiester, a finales del siglo 111 (277 d. (.) he reconverido de nuevo en fortificación costera Es en e§te momento cuando §e dota
de forificaa.one§ de gi.an entidad hbricada§ en piedra y mortero de d que son las que vemos en e§ta imagen. El área intema del recinto medía 2 ha
obvio que en principio cumplen un cometido defensivo, pero Por tanto, aunque en puridad ya no podemos definirlos
por otro cuesta entender que tantas ciudades de la Britania del como ciudades, al menos no en el sentido romano de la pala-
siglo 111 d. C. se sintieran amenazadas por incursiones bárba- bra, lo cierto es que todavía constituían asentamientos de bas-
ras, lo que ha llevado a algunos a considerar que estas murallas tante entidad en los que se centralizaba la autoridad política, y
pudieran tener como objetivo la reclamación de algún estatus la presencia de murallas fue precisamente la causa de que mu-
particular para la ciudad. chos de estos asentamientos siguieran habitados durante este
Sea como fuere, lo cierto es que tiempo más tarde, en los si- periodo.
postromana estaban en guerra entre sí casi de forma constante. Durante la ocupación romana, las legiones erigieron un sin-
A día de hoy resulta casi imposible determinar con exacti- número de fuertes y fortificaciones a lo largo de Britania, si
tud el número de ciudades de la Britania romana que pervivie- bien en su mayoría se concentran en la costa suroriental (el co-
ron durante los siglos V y VI, pero sí sabemos que algunas de nocido como "sistema de la costa sajona"), en Gales y en el
ellas, como Londres, Silchester, Bath, St Albans, Wroxeter, Lin- norte de lnglaterra, lo que incluía el Muro de Adriano. La Bri-
coln, York y Carlisle, siguieron estando habitadas, eso sí, con tania tardorromana acogía un total de tres legiones, acantona-
una población muy reducida y con un estilo de vida que no po- das en los campamentos de York, Chester y Caerleon y la
demos considerar urbano. Muchas de sus viviendas fueron de- arqueología ha demostrado que los tres siguieron estando ocu-
molidas y los solares transformados en huertos agrícolas y no pados durante los siglos V y VI; ahora bien, conviene entender
acabaron ahí las transformaciones. En Lincoln, por ejemplo, se que este tipo de campamentos eran de enormes proporciones,
erigió la iglesia de St Paul in the Bail en el centro de la urbe, casi ciudades, por lo que no debe extrañarnos que, al igual que
concretamente en lo que había sido anteriormente el foro de la en el caso de las ciudades, sobrevivieran hasta este periodo. La
ciudad. En Wroxeter, las excavaciones arqueológicas dirigidas similitud con las ciudades no acaba ahí, pues las excavaciones
por Philip Barker han desvelado que el complejo termal (los arqueológicas parecen demostrar que la ocupación de estos
baños públicos) de época romana fue posteriormente transfor- campamentos fue mucho menor en los siglos V y Vl de lo que
mado en una serie de estructuras menores, ientre las que se in- había sido antaño, ahora bien, las murallas y defensas seguían
cluía nada menos que un palacio! Este palacio aprovechaba las en pie y se cuidaba su mantenimiento. De hecho, en el caso de
elevadas paredes de piedra de las antiguas termas y a ello su- York se pudo constatar que una sección de la muralla se vino
maba otras nuevas edificaciones, esta vez en madera (caracte- abajo e inmediatamente después fue reparada y ampliada con
rísticas del Medievo). la erección de una gran torre (conocida como Anglian Tower),
Re(onstrucción de la FomlcAflóH DE "P"H, o "mA" " (East Lotiiia" Escocia) vim de§de el §ur en algún momento de la pn.mera mitad del siglo V.Véa§e plano del yacimiento en la
página 32. El poblado se dota de mudla§ y de Ío§os defen§rio§, asi' {omo terrazas artificides que pemiten la con§tru{ción de vMendas, algunas de ellas extramuros. h suce§ión de anillo§
amurilados y ampliadone§ exteriores dan aienta del progre§rio crecimiento demogrifico del hábitai El mencionado te§orillo de monedas y med precioso hallado en el lugar es te§timonio de la
inesübilidad poliítica en el periodo. Em las pieza§ del tesoro §e hallaron moneda§ de lo§ emperadores Vstnte (ng. 3ó4-}78),Arcadio (qí. 395408) y Honorio (ng. }95423), lo que pemite datar
la oculta(ión en algún momento de la primera mitad del §iglo V. Es probable que ello §e debiera a alguna situación de crisis política o sodal, por lo que en la imagen
el ya(imiento bqjo a§edio por parte de un pueblo vecino, una situación qLie debió de ser muy usual en el pen.odo posterior al abandono de Britania por Roma:
F-, -`-._'.:
i Plano del herte romano de P0mb ADURNl, actual P0mEmR, en el sur de ln-
para enfrentar el peligro de las incursiones de piratas §ajones que, como sabemos, {o-
menzaron a hostigar las co§tas Ínglesa§ en esa época. st dota de foso§, lienzos y tom§.
que empleaba técnicas y materiales diferentes a las del resto de Es más, las defensas parecen haber sido mantenidas, tal y como
la estructura. prueban las constantes reparaciones y el reemplazo de los muros
En cuanto a las fortificaciones costeras, algunas permane- caídos o dañados con terraplenes y muros de contención, es
cieron ocupadas durante los siglos V y VI, y alguna de ellas, decir, las formas de defensa características de las fortificaciones
como en el caso de Portchester, se considera que pudieron ser- en altura. En Housesteads hay también evidencia de la erección
vir a modo de sedes del poder de algún rey anglosajón de época de torres de madera (que no en piedra, como sucedería en época
temprana. Lamentablemente, el registro arqueológico es frag- romana) sobre la antigua muralla romana y en otros casos, tales
mentario y resulta difícil de interpretar, debido a que muchas como South Shields, Carrawburgh y la propia Housesteads, se
de estas fortificaciones volvieron a ser ocupadas en los siglos excavaron fosos con objeto de dificultar el acceso al recinto.
Xl y XIl por los normandos que hicieron de ellas castillos o Estos y otros indicios han llevado a algunos especialistas a pen-
iglesias. Por el contrario, en Gales apenas tenemos testimonio sar que el ejército romano no llegó a abandonar nunca estos
alguno de reocupación de los antiguos fuertes romanos; en su campamentos del norte de Britania, y con el tiempo sus miem-
lugar, la fortificación en altura (#z.JJ/orf) parece haber sido la bros -y sus descendientes- se fueron transformando en grupos
forma de hábitat fortificado preferida en la zona. de guerreros al servicio de los reyes y jefes locales.
v Panoúmi(a de la colina que a(oge la Íortaleza de DIHA§ Em" (Gales), cuyo nombre se traduce como "Fortaleza de Ambro§io", en galé§. §egún la tradición, {uando los §ajones se
rebelaron frente al rey britano Vortigem, e§te se refugió en esta Íortaleza. Allí §e produjo el epi§odio del prodigio de la lucha entre do§ culebras (o dngones), uno blan(o y otro rojo,
el pn.mero en repre§entación de los §ajones y el segundo los britanorromano§. La victoria parece decantar§e en favor del primero pero, finalmente el dmgón rojo se alza con ella, pro-
nosticando la victoria sobre los inva§ores §ajone§ y dando e§peranza a Vortigern y los suyo§. §egún la leyenda,Vortigern cedió la Íordeza al líder britanorromano Ambro§iu§ Aurelianus,
-
DESFIErmFERRD | E7
FORTIFICACIONES LINEARES de violencia que hallamos en estos lugares nos conduce a pen-
Además de lo ya descrito, contamos con pruebas de la erección sar que la guerra se llevaba a cabo en el exterior de las fortifi-
-o, en el peor de los casos, del mantenimiento- de obras de- caciones, quizá incluso lejos de ellas. Las fuentes literarias que
fensivas en forma linear; es decir, murallas. Según el cronista han sobrevivido del periodo, y en particular los poemas gale-
Gildas (siglo VI) el Muro de Adriano sería una construcción ses de época temprana, sugieren que los episodios bélicos se
erigida en el siglo V. Hoy sabemos que eso no es así, pero en producían, por lo general, en los vados de los ríos y en los
todo caso resulta de gran interés que Gildas pensara que así pasos de montaña, pero no en los adarves de una muralla o
había sucedido, pues quizá sea la prueba de que en su propia una puerta.
época (siglo VI) la muralla continuaba activa como barrera de- El dato más importante que no debemos olvidar es, en todo
fensiva frente a los "bárbaros norteños». Por ejemplo, el enorme caso, que estos asentamientos fortificados defendían comuni-
terraplén conocido como Muro de Offa (Offa's Dyke) podría dades enteras y no únicamente a un líder militar y sus guerre-
haber servido para separar el reino anglosajón de Mercia del ros. Servirían de morada para los líderes políticos de estas
de Powys [N. del E.: que comprendía buena parte del actual sociedades y, junto con ellos, los artesanos, guerreros, sirvien-
Gales]. Las excavaciones modernas han hallado vestigios que tes y esclavos. La heterogeneidad de tamaños en este tipo de
se han podido datar mediante carbono 14 entre mediados del enclaves sugiere que había una jerarquía entre los miembros
siglo V y mediados del VI, lo que sugiere que el Muro de Offa de la élite, de modo que los asentamientos de mayor tamaño,
fue probablemente la culminación de una serie de obras des- tales como lo que anteriormente había sido un campamento
arrolladas a lo largo de décadas e incluso siglos. Esto nos lleva legionario en York, la fortificación en altura de Traprain o la
a pensar que, tal vez, las defensas lineares fueran el tipo de de acantilado de Tintagel, serían probablemente las sedes del
construcción característica de los siglos V y VI, y no posterio- poder de reyes y reinas de los siglos V y VI. Por el contrario,
res. Resulta difícil determinar si estas barreras eran efectiva- aquellos que gobernaran en Dinas Powys o en el antiguo cam-
mente defensivas o no, aunque es verdad que el método pamento romano de Vindolanda serían sin duda líderes mucho
constructivo es el mismo que hallamos en otras obras de ca- menos poderosos. Tanto unos como otros son yacimientos de
rácter defensivo del periodo. una relevancia trascendental para la comprensión de lo que
hoy en día llamamos la "Britania de Arturo''.
CONCLUSIÓN
Resulta llamativo, e incluso misterioso, constatar que mientras
BIBLlnERAFÍA BÁsl[A
que la Britania de tiempos del rey Arturo estaba rebosante de
asentamientos fortificados, no hallamos apenas indicios de vio- N"k.L.(IEH])..Economy,SociBtyandwarfarBamDngthBBritDnsBndsBXDns.
lencia o guerra en estos lugares. No cabe duda de que se produ- 4. 4flü-#4ÜAO. [ardiff: UnivErsity Df WalEs.
jeron, pues las fuentes literarias, por ejemplo, narran cómo en N"Hk,L.(l"H)..KingsandwarriDrs,CraftsmgnandpriBstsinNorthBrnBritain
el siglo VII Cadwallon de Gwynedd y Penda de Mercia tomaron A0 55Ú-#jü. Edinburgh: SDEiEty Df Antiquaries Df Scotland.
bria y, particularmente, la villa real de Yeavering. Otro dato de /É7É7Ü-/#99. LondDn: SDEiEty of Antiqu@riEs.
importancia es que los asentamientos fortificados formaban liNiTrs,R. (IM).. HEidrian's WBll Bnd thB End of Empire: ThB RomBn FrontiBr in
parte de la tradición romana y britana, y los anglosajones no lbE 4fÁ-fíb f£níur/.£s. Lnndi]n: RDutlEdgE.
par las ya existentes, tales como las fortalezas de la costa sajona British Ar[haEDl.gi[al REPDrts Z47.
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A
principios del siglo V, Britania era formalmente
parte del lmperio romano y, consecuentemente, sus
estructuras sociales y políticas eran las propias de la
Tardoantigüedad, comunes a buena parte de Occidente en
aquel momento. A finales del siglo VI, el aislamiento de
Britania respecto a cualquier forma de romc!#í.Í4s era ya ab-
soluto -de hecho, el vínculo con la lglesia romana quedó roto
hasta que la misión de san Agustín al reino de Kent, en 597,
lo restaurara-. Mientras que en el siglo V Britania permane-
cía aún en la Edad de Hierro, a finales del Vl ya había ini-
ciado su transición hacia un modelo de sociedad medieval.
Vi§te dos túnias. una blanca simple qiie se introdu(e por la cabeza. y otra (ompleja,
apare(en ceñidas por un simple (inturón de cuero dotado de una hebilla en Íoma
sus piernas con pantalones y polainas de lana que ciñen la antepierna. §obre los
hombros apoya una capa igualmente de lana, que abrocha al hombro mediante una
fibula de omega (similar a la anular pero con una abertura en un extremo). La espada
ceñido (on cierta holgura a la cintura del usuario y al ter(io medio de la vaina que
se complementaba con una segunda tira de (uero que unía mediante una pinza la
a la familia de espada§ caracten'sticas de lo§ pueblos gemánícos durante el periodo de grande§ migraciones. Las partes oHánicas como las ca(has de la empuñadura y el interior de
lo§ arria(e§ se han perdido (sustituidas aquí con piezas de metacrilato). Nóte§e cómo la espada de la hoja es solidaria con la empuñadura. esto es, la hoja §e prolonga por el interior
de la empuñadura en Íoma de espiga, proporcionando así una gían §olidez a la unión entre amba§. Tanto lo§ arriaces (o guarda) (omo el pomo se (omponen de pieza§ oünicas
(madera) y metilica§ (de bronce sobredorado) dispuestas en paralelo y remachadas entre sÍ. En el caw del pomo, su pieza proximal es de plata maziza, y §abe" que originalmente
(ontó con un anillo eslabonado, como es (o§tumbre en e§te tipo de espadas. aunque actualmente se ha perdido. Nóte§e también el empleo de decora(ión nielada de plata en el pomo,
así (omo los oct///. u ojos e§quemáti(os que presenta. posiblemente con (aúcter mágico.
a menudo de dichos ajuares funerarios. Eso sí, como argumen- suscitar emociones entre la audiencia de estos poemas, que se-
taremos más adelante, no podemos afirmar una relación abso- rían recitados públicamente.
luta entre la presencia de un arma en una tumba y el carácter
``guerrero" del fallecido.
FUENTES LITERARIAS
El volumen de armas y su distribución espacial han sido Los testimonios escritos que se conservan de este periodo son muy
objeto de estudio para poder determinar el tamaño aproxi- escasos, y en todo caso conocidos por medio de copias de los ori-
mado de los ejércitos del periodo, aunque lamentablemente sus ginales hoy perdidos. La Cró#!.cc! a#gJosa/.ona brinda información
resultados no son concluyentes, puesto que un gran porcentaje acerca de los siglos V y Vl pero aparentemente fiie redactada en
de los anglos elegía la cremación como rito funerario, y tales el siglo IX y trata, casi exclusivamente, acerca de los reinos de Kent
casos carecen de ajuar alguno. y Wessex. Lai Historia ecclesiastica gentis Anglorum (o His-
La presencia de armas en una tumba sirve como expre- toria eclesiástica del pueblo inglés) se remontaL al sig\o
sión del estatus social del fallecido aunque, probable- VIIl y no ofrece apenas ninguna referencia de ca-
mente, por decisión de sus familiares y amigos, y no rácter bélico salvo el de la propia or-
suya. Podemos entender que todos los objetos ganización militar.
del ajuar eran cuidadosamente selecciona- La datación de los poemas im-
dos y, de hecho, no tenían por qué ser plica enormes dificultades, y más
propiedades del fallecido, sino tratarse de si tenemos en cuenta que se trata
que la presencia de un arma en una tumba no ha de ser siglos posterior, de modo que nos sirve para iden-
necesariamente sinónimo de la condición militar del tificar -siempre con cautela- los comportamientos
fallecido, sino de su estatus social. sociales de carácter general, pero no podemos con-
En el caso de los britanorromanos la situación es fiar en los detalles que define.
incluso más complicada, ya que despreciaban el uso La principal fuente escrita en galés antiguo es
de ajuares en las tumbas, por lo que el análisis de las el poema y Godocíd¡.#, en el que se narra un ataque
mismas -aún en el caso de ser capaces de identifi- britano a Catraeth (acaso Catterick, en Yorkshire),
carlas- no nos brinda apenas información. El acontecido en torno al año 600 y protagonizado
atuendo britanorromano se suele asociar con el uso por un contingente de tropas montadas pertene-
de la fíbula de omega [N. del E.: género de cientes a la tribu gododdin, que se enfrenta a
broche metálico en forma de anillo un enemigo anónimo (posiblemente a los an-
abierto, muy popular en época ro- glos de Northumbria). El poema
mana y empleado para anudar la describe una fuerza de 300 ji-
capa al hombro]. netes enfrentada a un ene-
Las fuentes literarias redactadas migo ique alcanza los 10 000
en inglés antiguo ("OE" en sus siglas in- efectivos!
grupo de 35 hombres como un here (tropa), pero quizá no sea Otro objeto común en los ajuares funerarios es el cuchillo,
representativo de la realidad, pues alude a un periodo de con- que igualmente puede oscilar entre unos modestos 10 cm de
flictividad en el que el rey lne de Wessex trató de contener el longitud de hoja hasta los 75 cm o incluso más, y que, junto
poder de sus rivales. Otro dato interesante es el brindado por con la lanza, conforma el equipo ordinario del cazador, del cen-
el tesoro de Staffordshire, un conjunto de arreos militares que tinela o del viajero y, por tanto, es probable es que no tuvieran
data del ecuador del siglo VIl y en el que se reconocen frag- la consideración de armas.
mentos de hasta 95 pomos de espada fabricados en oro, así También hallamos hachas formando parte de ajuares fune-
como otros de plata, apliques de cuchillos y otros objetos. Si rarios, pero en su mayor parte carecen de decoración alguna y
asumimos -tal y como muchos académicos sostienen- que se parecen más bien herramientas de carpintería o carnicería
trata del botín obtenido en una batalla, ello nos plantea una antes que armas, además de que están ausentes de los poemas
serie de preguntas: ¿en qué medida eran frecuentes las espadas de guerra más antiguos.
con pomo de oro?, ¿su poseedor lideraría un contingente de Las fuentes literarias mencionan un único género de arma-
10 hombres a modo de jord, de unos 20 o 30 a la manera de dura corporal, la cota de malla, a las que se alude en inglés an-
un "príncipe" (como uno de los enemigos del rey lne, con un tiguo con dos palabras, byr#e y sear#, pero de la que la
contingente reducido a 35 hombres), o de más de un centenar, arqueología solo nos ha brindado un único ejemplar, aquel ha-
como un "rey''? Antes de este hallazgo habríamos respondido llado en el túmulo 1 de Sutton Hoo (Suffolk). Las condiciones
que se trataba un rey pero, para que ese fuera el caso, en esta del terreno provocaron la mineralización total del hierro, lo
batalla tendrían que haber muerto casi un centenar de "reyes", que dificulta el análisis de la pieza, pero sí permite identificar
así como miles de sus guerreros y, por añadidura, si asumimos la presencia de algunas anillas de bronce intercaladas. Seme-
que estas armas pertenecían a los vencidos (que no pudieron jante cota mostraría una superficie brillante, resbaladiza y bí-
recuperarlas tras su derrota), los vencedores tendrían que croma que resplandecería en combate, lo que resultaría sin
haber sido más fuertes, más afortunados o más numerosos. duda imponente.
En cuanto a los cascos, parece que servían como atributo
ARMADURAS, ARMAS Y CONJUNTOS DE ARMAS de los jefes, y conocemos algunos de ellos merced a la arqueo-
De los conjuntos funerarios y de la conmemoración de las vic- logía, caso de los espectaculares ejemplares de Sutton Hoo (tú-
torias que nos relatan los poemas, inferimos que había algunas mulo 1 ), Benty Grange y Wollaston, así como el más modesto
armas que se empleaban con mayor asiduidad, y en determi- de Shorewell, en la isla de Wight. Resulta interesante descubrir
nadas combinaciones, mientras que otras eran más infrecuen- que el mismo modelo de casco hallado en Wollason -dotado
tes. Las más usuales eran la lanza (spere), el escudo (scyJcZ) y el de amplias carrilleras y cenital con forma de jabalí-lo encon-
cuchillo largo (seax), pero también se empleaban la espada tramos representado en la estela de Aberlemno (Escocia), en
(sweorcz), la loriga de malla (byme), el casco (heJm) y el hacha este caso empleado por un jinete. La estela representa, apa-
(fl3cse), así como el arco y la flecha (boga y ecirwe). La combi- rentemente, un contingente de tropas de Northumbria que se
nación más usual era la de lanza y escudo. enfrenta a guerreros pictos armados con lanzas largas y pe-
La lanza era quizá el arma más versátil de su tiempo, al ser queños escudos curvos, desprovistos de casco o armadura al-
capaz de herir a distancia al tiempo que era también muy eficaz guna.
en la defensa. Contaba tanto con moharra como con regatón y
se estima que su longitud total podría ser de unos 2 o 2,5 m; lo ESPADA Y ESCUDO
que se fundamenta en la iconografía de la época y en el ha- En el contexto de un cuerpo a cuerpo o incluso en un duelo
llazgo de un ejemplar concreto en un contexto funerario (aun- singular, la espada y el escudo eran las armas preferidas. La es-
que también es cierto que en este caso el arma pudo ser partida pada de los siglos V y Vl responde al modelo conocido como
en dos para que cupiera en la fosa). Con esas dimensiones, la sPczfhcz, bastante estrecho (entre 5 y 7 cm) pero de gran longitud
lanza podría ser empleada para mantener al atacante a distan- (unos 80-90 cm) y dotado de una punta corta y redondeada.
cia, especialmente en el caso de que los guerreros formaran en Los arriaces se prolongan unos 2-3 cm hacia el exterior de la
unidades compactas o muros de escudos. Igualmente, el grosor hoja, la empuñadura es particularmente corta (de unos 10 cm)
del astil, de unos 2-3 cm de diámetro, proporcionaba la solidez y el pomo pequeño y de forma triangular, fabricado en hierro
necesaria para emplear el arma de forma ofensiva, en especial y cubierto con una lámina de bronce, plata o bronce sobredo-
contra el rostro del enemigo o su flanco desprotegido sin el es- rado, con función decorativa. La hoja de la espada se fabricaba
cudo. Por su parte, las moharras de estas lanzas pueden mos- mediante el proceso conocido como paffer#-we/dz.rig, consis-
trar tamaños muy distintos, de entre 10 y 20 cm de longitud. tente en el forjado entrelazado de varias barras de hierro con
v Dibujo de una de la§ plaquitas de bronce latmle§ del celebérrimo G"O DE flJTloM Hm, un sobresaliente ejemplo de la medi§ten'a militar anglosüona datado de en tomo al año
6Zó. En ella apredamos una evidente esceiia de combate em un jinete y un peón amado con cota de malla en la que e§te último aparece yacente y aparentemente sometido,
pero capaz de herir al tiempo (on §u espada al d)allo de §u oponente. La figurita de menor tamaño que vemos arriba a la deredia es po§iblemente una alegon'a o deidad de la
victoria (un género de victoria masculina) qiie so§tiene la lanza del jine{e mótese a)mo ambos sostienen una misma lanza- y la gui'a hacia la victoria.
distinto porcentaje de carburación. Estas eran entrelazadas pri- La arqueología experimental demuestra las técnicas de em-
mero entre sí, y forjadas después con la forma deseada, lo que pleo de este tipo de espadas. El escudo se mantenía separado
provocaba contrastes de tonalidad en la superficie del metal de del cuerpo, y con él se podía golpear o presionar sobre el es-
gran regularidad y belleza. Además, se procuraba que la parte cudo del oponente, tratando con ello de desplazar su escudo,
del metal más próxima a la superficie fuera la más resistente, mientras que la espada se manejaba con la diestra, elevando la
mientras que el núcleo interior era relativamente blando, lo que mano por encima del hombro. El combatiente estaba atento a
producía un arma ligera, flexible y muy cortante. las maniobras del enemigo y, en el momento en que percibía
La espada se llevaba en el costado izquierdo, en una vaina un hueco en sus defensas, atacaba con la espada. La hoja podía
que a su vez se suspendía de un cinturón o bandolera. La vaina cortar tanto de un golpe seco como deslizando su filo por la
se fabricaba con una madera ligera (sauce o chopo) y con un superficie, al modo en que nosotros cortaríamos un filete de
forro interior de lino en la mitad superior. En algún caso muy carne, y después recogía de inmediato su brazo para no expo-
bien conservado, parece que la superficie de la madera habría nerlo a un contraataque, de tal forma que las espadas no se "es-
sido decorada con motivos grabados de trazo recto. Sobre la grimían", chocando filo con filo, sino que se lanzaban en
madera se aplicaba, mediante adhesivo, un cuero muy fino que ataques puntuales. Es por ello que no necesitaban de arriaces
tomaba la forma de todos los recovecos de la madera y que se o guardas demasiado amplias, pues la mano apenas estaba ex-
cosía por la parte posterior de la vaina, a cuyos laterales se aña- puesta un instante durante el ataque, antes de regresar a la se-
dían apliques de bronce tales como puentes, una contera y una guridad de la posición de guardia sobre el hombro.
boquilla. El cinto o bandolera era a menudo engalanado con Ocasionalmente vemos en las espadas uno o dos anillos su-
plaquitas de bronce sobredorado. jetos al pomo, bien eslabonados al mismo (y por tanto con li-
44 | DEspERTAFERRn
pomo, y que con toda probabilidad se trate de elementos sim- a llym waewawr, a llurugeu claer a chledyuawr (`moharra£ de lar\zaL
bólicos vinculados al estatus del guerrero sin función práctica erguidas, puntas aguzadas, brillantes cotas de malla y espadas''). La
alguna. En la actualidad un anillo es símbolo de promesa (caso amaduraempleadaporlosbritanorromanosrecibe,segúnestaobra,
del anillo de boda) y no es descabellado pensar que en el caso elnombredeJJ#rwg,loqueevidentementeesunacorrupcióndeltér-
que nos ocupa pudiera haber servido como indicador de fideli- mino latino /orí.ca ("amadura") que también detectamos en inglés
dad a un líder o a un compañero y en casos en los que las espadas antiguo en la palabra J¢r!.g (reborde de escudo), el único vocablo de
fueron empleadas como ajuar funerario, se ha podido documen- caráctermilitaryorigengalésquefiieadoptadoporlosandosajones.
tar que el anillo fue retirado antes de introducir la espada en la Por último, contamos con indicios de un ama empleada única-
tumba. Por otro lado, en determinadas excepciones (por ejem~ menteporlosbritanorromanosynuncaporlosanglosajones,como
queológica parecen sugerir unos diámetros de entre 35 y 95 cm, de lanza) de pequeño tamaño que se han podido documentar ar-
una gran heterogeneidad de tamaños de la que parece deducirse queológicamente tendrían este propósito. Todo indica que el gue-
que habría escudos diferentes según las distintas formas de com- rrero acudía al combate armado con una lanza larga (spere en
bate. En algún caso muy excepcional, vemos decoración en forma inglés antiguo), de empleo en el cuerpo a cuerpo, y un par de pe-
de placas de bronce sobredorado en forma de dragones, cuervos, queños venablos (daroó) arrojadizos.
osos y otros animales heráldicos. En su fabricación se empleaban Por regla general, estos ejércitos se disponían en fila, frente a
entre tres y cinco capas de madera (álamo, sauce o tilo), cuyo pe- frente con el enemigo, con los escudos en paralelo o incluso par-
rímetro se reforzaba con un borde de cuero o metal (Z¢rí.g,
en inglés antiguo), y en el centro se practicaba un orificio
posibflidaddequesetratemeramentedeunrestodespla-
zado del ataúd, podríamos considerar el empleo de escu-
dos carentes de umbo, bien para su empleo en batalla o
únicamente a modo de ajuar fimerario.
ElmencionadopoemayGododd!.nnosoffecealgunos
datos de interés acerca de estas armas que, por ejemplo, los
distingue entre "calizos" (es decir, de color blanco) u oscu-
picto, datada en tomo a los §iglo§ Vlll-lx. Hay quien ha propue§to qiie §ea
la repre§entación de un enírentamiento entre caballen'a anglo§ajona y
cialmente solapados. Esta formación, muy densa, ofrecía la ventaja Asimismo, la iconografía nos ofrece información interesante
de la inercia en el momento del choque con el enemigo y una de- como, por ejemplo, en las plaquitas que decoran los laterales del
fensa recia en caso necesario. Las moharras de las lanzas sobresa- casco hallado en la tumba 1 de Sutton Hoo, que muestran un ji-
lían de la formación y las espadas no tenían cabida en el combate nete y un individuo yacente que clava su espada en el pecho del
en formación cerrada, pero sí los cuchillos largos (seczx), muy ma- caballo. El primero viste cota de malla, porta un escudo pequeño
nejables en el estrecho espacio entre los escudos. y redondo, lleva la cabeza descubierta y esgrime la lanza por en-
Sea como fuere, parece que la tradición académica ha sobre- cima de la cabeza -recientemente se ha hallado en Norfolk una
estimado el valor del muro de escudos en la cultura anglosajona, figurilla que replica este mismo motivo, aunque en tres dimen-
porque sabemos que tanto britanorromanos como anglosajones nos ilustran una forma de hacer la guerra a un tiempo dinámica
empleaban estandartes, tambores y trompetas, pero no tenemos y dramática, sangrienta y cruel.
indicio alguno del modo en que se usaban.
BIBLlnERAFÍA BÁsl[A
CABALLOS
NhB^s. R. (lHEE).. lordship E]nd Military Obligation in Anglo-Saxon England.
Aquellos guerreros que contaban con caballo podían asociarse
BgrkEIEy: UnivErsity Df EalifDrnia PrBss.
con otros y combatir en escuadrones, o desmontar y combatir a
[Bssford, [. (lggE): "WhErE EirE thE AnglD-SEXDns in thB EDdDddin pDEm7" en
pie, en cuyo caso los responsables de resguardar los carros de
Anglo-SaxDnStudiEsinArchaBologyandHistory,B,SThmHlhmhaEDJiTiN.
intendencia -mencionados por Beda en su narración de la his-
Dxford UnivBrsity: DxfDrd.
toriadelmma.(Historiaecclesiasticagentisanglorumxx1-XX11),
un noble que trata de evitar su captura haciéndose pasar por sir- FBm. [. (Znü7): "Early Angln-Saxon HürsB Burial Df thE Fifth tD SevEnth
narradas con gran dramatismo, y por las muestras de heroísmo RDutlEdgB: LDndün.
la existencia de caballería anglosajona alguna, a pesar de que sin für MEdieval ArEhaEDIDgy: LDndi]n.
duda debió de existir y cumplir una función importante en el Pr]Nmg+m. S. (I"H).. ThB English Warrior frDm EarliBst TimBs till loEiEl, Zrid
flanqueo de los muros de escudos y en la persecución de los ven- edition. AnglD-SaxDn BDDks: HDckwDld-[um-WiltDn.
cidos. La arqueología demuestra que el típico caballo anglosajón W.iltiiams, H. (I"E).. OBath dnd MBmDry in Early MBdieval Britain. EíiiTThr.idyR
(tal y como se deduce de los enterramientos) medía en torno a StudiEs jn Ar[haEDlügy: [ambridgE.
oírecer el anver§o o el reverso, de ahí las do§ protuberancias que ob§ervamos en sus extremo§, destinadas a servir de bi§agra §obre el puente del anillo. De este modo podían emplear§e
anverso y reverso para imprimirse a modo de sellos. En la imagen ve" dos figuras enfrentadas, un hombre barbado y una mujer (on cabello largo. Aparentemente están de§nudos
y §e abrazan, lo que ha llevado a lo§ especialistas a §uponer que la e§(ena repre§enta un en(uentro sexual. §obre ello§, una cruz que delata el credo del po§e§or del sello. En el
revei5o, aquí no vi§ible, se apre(ia la imagen de un rostro (on (abello largo a{ompañado de la inscripción del nombre Íemenino Baldehildis, cuyo significado etimológi(o es "lanza
audaz". Pre(isamente, sabemos de la existencia de una mujer llamada así y que vivió en este mi§mo siglo Vll. La //.Ía díomnae Bá/W/d/} narra las vivencia§ de una esclava sqjona "de
gran belleza y un rostro sonriente [. . .] amable, modesta y prudente" que he comprada por Erchinoaldo, noble franco, y llevada a su palacio. Al enviuclar e§te, pidió la mano de
Baldehildi§, pero esta huyó del palacio y no regresó hasta años má tarde. A su regreso, Er(hinoaldo ya había casado con otra mujer, y en §u lugar he el propio rey Clodoveo 11
quien la dio la libertad y in el año ó48- se de§posó con ella. La hi§toriografia reciente tiende a des{onfiar de e§te tipo de relatos, pue§ daramente responden a un modelo literario
muy (omún en la época con§istente en inventar on'gene§ muy humilde§ para (ontrastarlo§ (on la grandeza futura de un personaje. Por el (ontrario, e§ mu{ho más vero§Ímil pensar
que Baldehilni§ fuera miembro de la nobleza de Anglia oriental. En (uanto al sello, hemo§ de admitir que no podemos asegurar si efectivamente pertene(ió al mencionado personaje
o no, pero la (oincidencia entre lo§ nombre§, la5 Íechas y el carácter palaciego de ambos §on factore§ que pemiten considerarlo.
que parece razonable pensar que el pelagianismo hubiera te- imagen. Así, por ejemplo, se han hallado unos 250 epígrafes (pie-
nido su atractivo para los cristianos en un contexto de declive dras inscritas) dispuestas a lo largo del suroeste de la isla, tanto
generalizado como el producido en los primeros años del siglo al norte como al sur de Gales y el sur de Escocia. Datan de los
V, en una Britania aun superficialmente cristianizada. siglos V al VIl y parecen haber servido fundamentalmente a
modo de monumentos funerarios, aunque en algún caso tam-
CRISTIANISMO EN LA BRITANIA POSTROMANA bién se emplearon con otras funciones como, por ejemplo, a
Se ha debatido largo y tendido acerca del destino del cristia- modo de marcadores fronterizos. Las inscripciones que leemos
nismo en Britania tras el colapso de la administración romana, en ellas aparecen en alfabeto latino, en ogam [N. del E.: alfabeto
a principios del siglo V. Algunos especialistas defienden que empleado por irlandeses y pictos] o en ambos. Muchas son am-
su implantación era todavía muy débil como para haber sobre- biguas y no permiten identificar la religión, pero en torno a un
vivido a los desórdenes que sucedieron al final del control ro- tercio de ellas incluyen fórmulas manifiestamente cristianas tales
mano en la zona, y que por tanto fue necesario volver a como el J#.c !.czcef (aquí yace), í.# Pczce (en paz) e incluso signos
evangelizar el mismo territorio de nuevo, cosa que se produci- conspicuos como el crismón constantiniano o la cruz. Mientras
ría de la mano de misioneros venidos de la Galia y del Medite- que muchos de estos monumentos funerarios serían, con toda
rráneo a finales del siglo V. Por el contrario, otros autores probabilidad, erigidos en cementerios familiares, algunos se aso-
proponen que se dio una continuidad ininterrumpida desde el cian a iglesias o a monasterios. Por ejemplo, una estela proce-
siglo IV. Sabemos que en el siglo V y como consecuencia del dente de Aberdaron (Caernavonshire) conmemora a un
"Senacus, sacerdote con una enorme feligresía". Monasterios
asentamiento de los anglosajones, el cristianismo fue práctica-
mente erradicado -aunque nunca por completo- en el sur y el como los erigidos en Whithorn (Galloway) o Llantwit Major
este de la isla, pero no hay nada que nos permita pensar que (Glamorganshire) ejercerían de centros organizativos de la lgle-
en otros puntos de lnglaterra sufriera amenaza alguna. De sia en Britania, desde los que partirían los esfuerzos de evange-
TEsteladearemadescubiertaen18%duranüun%obrüderestauraciónenlaiglesiadeStDavHqrallong,Gales),ha!taemfechahabiaservidodedinteldeumdesmventanaí
hevidenciamáantiguaqmpresmüesla"ScmpoóHBl"GÜEEHCARA"U"OSYMmOGAHquedaüdelsigloVoWhinscnpciónlaiinareza"wM
Cvnogen/.k/.aw("DeCunocenio.hijodeCunogenio,aquiyaceTmientmquelaogámCumc£n/w.//uueío("CunocenioiluuemSemüdaramente,deunaestelahneranah
cruz que vemos en m de 5m extremos probablemente date de los siglw X-Xl y reflep un ambio en la onentación de la estela
de urna hneraria destinada a contener las ceniza§ del difiinto, mide 14 cm de altura, pertenece a una necrópoli§ anglosajona y data de DESFIERTA FERRÜ | 49
finale§ del siglo V o el §iglo Vl. El hecho de que sea una incinera(ión, y no inhumación, delata que el finado era. con toda probabilidad. pagano,
puesto que lo§ cristianos rechazaban. confome a la creencia en la resurrección de lo§ muer[os, todo hto que no fuera la inhumación. La
figurilla representa a un hombre §entado en una silla y cubre su cabeza con un gon.o (ilíndri(o.
y códigos de conducta y credo igualmente definidos, lo cierto los anglosajones, pero ¿había paganos en los reinos cristianos
es que la mayoría de los cristianos no eran teólogos y, en con- del norte y el oeste de la isla? Los testimonios son en este caso
secuencia, para muchos la separación entre cristianismo y pa- mucho más débiles, pero no hay razones para dudar de la su-
ganismo sería, en el mejor de los casos, difusa, de modo que pervivencia del paganismo romano-céltico durante este pe-
no sería extraño hallar periodos de superposición y solapa- riodo, de la misma manera que documentamos su pervivencia
miento de distintos credos. Por ejemplo, Beda relata el caso de en la Galia coetánea. La tradición da por hecho que todo culto
Redvaldo (Ra=dwald), rey de Anglia Oriental durante el siglo pagano en los templos romano-célticos cesa en torno a princi-
VII, quien "tenía en el mismo templo, lado a lado, un altar de- pios del siglo V, pero a decir verdad no tenemos ninguna
dicado al sacrificio de Cristo y otro menor para [brindar a prueba clara de ello, por lo que es bien posible que continuara
modo de sacrificio] víctimas a los demonios" (Beda, HÍ.síor!.c¡ dándose con posterioridad. Se ha señalado que, dado que en
ecc/es¡.asfí.ca geriíz.s angJorwm 11.15). Por su parte, el el siglo IV se prohíbe el enterramiento en los templos paganos,
texto de finales del siglo VIl o principios del VIII 1as inhumaciones que efectivamente se documentan con
Vita Sancti Samsonis (Vida de Sansón de Dol) des- posterioridad a esa fecha (como los casos de Henley Wood
cribe cómo, en el curso de un viaje a través de Cor- o Lamyatt Beacon, ambos en Somerset) reflejarían la cris-
nualles en el siglo VI, Sansón se topó con un tianización que se da de estos templos a partir del siglo
grupo de hombres que "adoraban a cierto V. Cierto es que algunas estructuras pequeñas que do-
ídolo [ . . . ] mediante una actuación en honor cumentamos en estos lugares han sido interpretadas
a una imagen". Cuando Sansón les reprocha como posibles capillas de culto cristiano, pero la
este comportamiento y les exhorta a "no ol- datación del uso de estos cementerios no permite
vidar el Dios único creador de todas las descartar la posibilidad de que se diera una in-
cosas" estos responden que "nada había de terrupción o hiato de varios siglos entre el
malo en celebrar los misterios de sus ante- abandono de los templos paganos y el em-
pasados con una actuación" (Anón. V!.fa pleo de estos mismos lugares como cemen-
prí.mc! Samso#z.s XL.VIII), por lo que queda terios. Además, la inhumación no era algo
claro que no consideraban que sus actos ajeno a estos santuarios paganos durante el
fueran incompatibles con el cristianismo. periodo romano.
Paganismo y cristianismo no En la mayor parte del norte y
eran, por tanto, inmunes a las el oeste de Britania no hallamos
influencias recíprocas. Por templo romano-céltico alguno, y
ejemplo, las plaquitas cristianas en estas mismas áreas las prácti-
halladas en el tesorillo de Water cas religiosas se mantuvieron -du-
Newton tienen claros paralelismo con rante todo el periodo romano- en un
las placas votivas de la imaginería estadio muy pobre desde el punto de vista
podría ser un reflejo del cristianismo. A su vez, la difusión de (Gloucestershire) y Gwernyfed (Powys), lo que se interpreta
las piedras inscritas con símbolos pictos -documentada du- como indicio de la supervivencia del culto pagano en época pos-
rante los siglos V y Vl en el noreste de Escocia- podría ser una tromana. El proceso de conversión y cristianización fue muy
reacción frente al desarrollo y expansión del cristianismo, a lento (probablemente nunca del todo consumado) y, si bien es
modo de reafirmación de su identidad pagana. cierto que desde el siglo IV el cristianismo está establecido en
Como hemos podido ver, tenemos datos suficientes para Britania, todavía subsistían importantes reductos de paganismo
demostrar la presencia de cristianos en los reinos paganos de que perduraron a lo largo de los siglos V y VI. Es posible, por
^ Fpm parietal de la villa romana d€ Lullinstone (Kent), erigida m €1 siglo 1 d. (. pero habitada y refomada hmn la tardorromanidad. Lü clarü muestrü de paganismo desaparecen
en el §iglo IV, cointidiendo ton la aparición de mNOGRAm fmE"L DE CLAR0 qGN0 CRmANO. te§timonio evidente del cambio de fe de lo.s posesore§ de la villa En este cüo
indu» pare« que variu estandu de la villa fueron separadu del r€sto y transfomadu en lugares de (ulto. En este caso podemos ver una pim parietd que represem a dos
fig" ion toda probabilidad sacerdotes- (on lo§ brazos desplegado§ en atitud orante. Esm imagen, junto con la de un (ri§món (on§tantiniano (aquí no visible) (onstituyen algunos
ejemplo, que los centros de poder de época postromana tales nuencia de los anglosajones a abrazar el cristianismo es motivo
como Dunadd (Argyll y Bude) y Rhynie (Aberdeenshire) se de debate entre los especialistas, pero se ha supuesto que quizá
deban asociar a rituales de realeza de carácter pagano, documen- se debió al deseo de distanciarse de la religión de sus enemigos
CONCLUSIONES
BIBLIDGF[AFÍA BÁSIBA
Podemos afirmar con seguridad que durante los siglos V y VI
Blair,Ll.(ZDDi):77)g4»«rcha»dAng/o-§ayoo§o4/.píy.Dxford:DxfordLlnivErsity
cristianos y paganos coexistían en casi cualquier punto de Bri-
F)rBSS.
EI Rq/ Art«no, Cirtcbra, Mcrllny los cal)a«cros dc h Mcsa Rédond& FLgtms 54 mrn
El milagro de Empel
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\.1 ! 1 fi! rr ``{r ti!..'t T.i fft fliimiÉ-í
EN LATÍN.
que dejará inacabada, junto a una obra perdida, el Roma# d% losía. en prosaL (con la.s obraLs José de Arimatea, Merlín y Perce-
roi Marc et d'Iseut la Blonde. Los a.rsumentos de estaLs obras son vaJ), que transcurre entre la muerte de Cristo y la de Arturo,
las aventuras y la bravura caballeresca, el amor cortés -que en en la que el Grial es por vez primera identificado como el cáliz
este contexto constituye una verdadera gesta para los jóvenes en el que se recogió la sangre de Cristo en la cruz. De hecho,
amantes- y lo sobrenatural. en los textos de Chrétien de Troyes el Grial no es otra cosa que
Al mismo tiempo, María de Francia ( 1160-1210) dedica sus un mero plato. De resultas de todo esto, la V#/gaía artúrica,
endechas al rey Enrique 11 Plantagenet; son textos muy cortos también conocida como Lo#zc!roíe-Grí.a/, constituye un in-
inspirados en los personajes y temas artúricos. Los poetas Bé- menso ciclo en prosa que cubre toda la historia de Gran Bre-
roul y Thomas retoman el universo artúrico con el fin de inte- taña y que se divide en cinco secciones: la H!.síor!.a czeJ Sa#fo
grar en él la leyenda de Tristán e lsolda. Los textos de Chrétien Gr!.c!J (que narra la vida de José de Arimatea), MerJz'n (que re-
de Troyes, Béroul y Thomas serán muy pronto traducidos y lata la infancia de Arturo y sus primeras hazañas), Lc}#zaroíe
adaptados al alemán y al noruego. (atribuido a Walter Map, sin duda perfeccionado en varias eta-
En el siglo XIIl se desarrollan dos géneros distintos que pas entre los años 1220 y 1230), compuesto a su vez del propio
constituyen la mencionada Materia de Bretaña: en primer lugar cuento de Lanzarote (o el amor entre este y la reina Ginebra),
• Miniatura de una versión del siglo XIV del R"AN DE BRIJT, obra de Íic{ión e§crita por el poeta anglonomando Wace a mediados del siglo Xll. §e trata
de una obra de propaganda destinada a hacer remontar la antigüedad de la hmilia reinante en lnglaterra (los Plantagenet) hasta un personaje de la DESFIERTAFERRD | 53
Guerra de Troya (por nombre, Bruto). En cuanto al per§onaje de Amro introdu{e, al igual que otras obras de la época (omo la de Godoíredo de
Monmouth, elemento§ hntasio§os qiie magnifican el carácter legendario del personaje al tiempo qiie lo alejan aún m᧠de cualquier trasíondo histórico
que pudiera tener. En esta imagen vemos al rey Arturo que §e encuentra con un gigante en el momento en que e§te último (ocina un jabalí.
La búsqueda del santo Grial (que nairraL esta. búsqueda.) y, ti\nail- IMPORTANCIA DEL MITO PARA ENRIQUE 11
mente, Lc] m#erfe de Arfwro (que gira en torno a la batalla de PLANTAGENET
Salisbury, o cómo el rey Arturo muere a manos de Mordred). En el año 1154, Enrique (obj.c.f 1189), hijo de la emperatriz Ma-
Contamos también con otras novelas en prosa que se en- tilde [N. del E.: del Sacro lmperio Romano Germánico], sucede
marcan asimismo en el tema artúrico, tales como PerJesva#s o en la corona a Esteban de Blois (rey entre los años 1135 y 1154).
El alto libro del Grial, reda.ctado en torno a. 1230 y en el que se El nuevo rey, que contaba por entonces 21 años de edad, casa
narra la lucha de los caballeros cristianos contra el paganismo, con Leonor de Aquitania, heredera del Condado de Anjou y
y el amor de Lanzarote y Ginebra donde, por cierto, Perceval Normandía, y se convierte en el gobernante de un inmenso te-
aparece como el héroe del Grial (al contrario que en la V#Jgc]fa, rritorio compuesto por multitud de principados que se extien-
donde es sir Galahad). Asimismo contamos con Tr!.síón cn den desde lrlanda hasta Auvernia y de los Pirineos a Escocia,
prosa, que narra los encuentros entre los amantes de Cornua- un Estado que los historiadores modernos denominan ``Impe-
lles y es más conocido que las ya mencionadas versiones de Bé- rio Plantagenet".
roul y Thomas. Los 35 años del reinado de Enrique se corresponden ple-
En el siglo XV, Thomas Malory redacta en inglés una im- namente con el periodo de desarrollo de la Materia de Bretaña,
portante compilación de los grandes romances en prosa: La así como su popularización tanto en lnglaterra como en el con-
m#críc de Aríwro, que a partir del siglo XIX inspirará a innu- tinente. Más que un mero patronazgo o mecenazgo, la corte de
merables artistas, escritores, pintores e incluso cineastas. Enrique 11 se convierte en un verdadero laboratorio de crea-
En el siglo Xvl la leyenda artúrica aparece de nuevo en las ción y difusión de literatura profana y de la Materia de Bretaña
obras de numerosos artistas tales como Rabelais, que se sirve aunque, curiosamente, tanto en vida del rey como de su esposa,
de los caballeros de la Mesa Redonda para ridiculizarlos en su no hubo obra alguna que estuviera explícitamente dedicada a
obra Pa#fagr#eJ ( 1532); o como Montaigne, que reduce las ges- ellos.
tas artúricas a cuentos de niños; o incluso Shakespeare, quien Hemos de entender que, al momento de coronarse, Enrique
igualmente se burla del género al darle el nombre de Lanzarote se enfrenta a un grave problema de falta de legitimidad y es que,
al payaso de E/ mercaczer dc Ve7tecz.a ( 1596-1598). en efecto, no es el hijo del rey precedente y, por otro lado, el gran
y de distinto valor.
Mientras que la Materia de Bretaña comprende los roman-
ces artúricos (considerados fundamentalmente un diverti-
mento), la Materia de Francia engloba los cantares de gesta que
narran las hazañas de Carlomagno y Roldán, en torno a las
cuales los reyes de la dinastía Capeta forjan su propio linaje le-
> Grabado de 1530 que repre§enta d poeta medievd OIRÉTIEN D[ "OYE§ (finale§ del
1200-1259). En ella §e aprecia una reladón de rqe§ de ln9atem, eno'e lo§ que vemos
época en que esta obra se compone. Primera mitad d€l siglo Xlll, Briti§h Ubrary.
pués de mi nacimiento; pero mucho menos eres tú el hijo de héroe, que asume en beneficio propio, y se convierte en el pri-
un rey, puesto que tu padre nunca lo fue''. Para solventar este mer rey inglés comparable con Arturo. Esta exhumación sirve
inconveniente, Enrique tratará de inventarse unos orígenes fa- asimismo al poder de la lglesia, pues los religiosos veían con
miliares prestigiosos al entroncar su familia con la genealogía malos ojos la posibilidad de la resurrección de un muerto -que
del rey Eduardo el Confesor (reg.1044-1066), cuyo culto pro- además había fallecido a causa de heridas de guerra- que no
mueve hasta lograr su canonización y cuyas reliquias traslada fuera Cristo. Ahora, con la aparición de su cadáver, el retorno
a la abadía de Westminster en 1163. del rey resulta imposible y Cristo vuelve a ser el único con dicha
Pero los Plantagenet no se contentan con este pasado pres- facultad.
tigioso y recurren, a su vez, a la leyenda artúrica y, más en con- Pero Ricardo Corazón de León no parará aquí. Justo antes
creto, a la muerte del rey. En torno al año 1192, Giraldus de su partida hacia Tierra Santa a combatir en una cruzada de
Caimbrens±s na.rra -en su lnstrucciones al príncipe- cómo los la que no tenía certeza de regresar con vida, nombra heredero
> Panorámica de la mum DE dÁ510"" (§ommet) y la Tone de §an Miguel que la corona. El lugar acüó asentamiento§ durante la Prehi§toria, Edad del Hierro y Alta Edad
Media, aprwechando la5 excelentes aialidades deíen§hms que propordonaba el hecho de que durante buena parte del an-o las llanuras ciraindantes se voM'an panta"a§ e inhnqueables.
Eíetivamente la arqueologi'a confima la exi§tencia en el §iglo V d. C. de un ftierte §obre su cima. En el §iglo Xll acogía un mona§terio y heron §u§ monje§ lo§ que, §egún las tinicas.
hallaron en e§te lugar las §upue§ta§ tumbas del rey Arturo y de §u esposa Ginebra.
> Representación de la MESA R£mNDA artúrica según iina edición
yenda artúrica que la batalla de Roncesvalles en el caso de las conducta y rituales propios de la lglesia cristiana, todos ellos
yenda artúrica y el caso más representativo es el del Santo vuelven más disciplinados, más respetuosos con sus adversa-
Grial: en su primera mención -en el texto de Chrétien de Tro- rios, más corteses y más piadosos. Se trata, claramente, de los
yes- no es otra cosa que un simple plato, que en las versiones valores que la lglesia trata de inculcar a través de la leyenda,
alemanas se transforma en una piedra incandescente y, final- de modo que los caballeros artúricos sirvan de modelo a se-
mente -en los relatos tardíos de Chrétien de Troyes, Robert de guir.
Boron y, especialmente, en la Vw/gc¡fcz artúrica-el Grial se con- Sin embargo, en paralelo se detecta que en las iluminacio-
vierte en el cáliz empleado por Cristo en la Última Cena y con nes (de los manuscritos) del siglo XV se abandonan los moti-
el que José de Arimatea recogió su sangre. En adelante, la reli- vos religiosos y de sus representantes. Por ejemplo, la
gión asume un papel protagonista en la leyenda y, en efecto, la ordenación de nuevos caballeros -ceremonia que se remonta
búsqueda del Santo Grial no se reduce a la pretensión de expiar al siglo XIIl y en la que el protocolo se rige por un código es-
una maldición sino que se convierte en un verdadero peregri- pecífico- se representa en el siglo XV en un contexto de carác-
naje espiritual en el que los caballeros deben hallar una "au- ter laico y exento de eclesiásticos o representantes de la lglesia.
téntica" reliquia, que únicamente los más respetables de entre Otro ejemplo lo podemos apreciar en el episodio de la "danza
¡E | DESFIERTAFERRD
mágica" en el que Lanzarote entra en el corro de danzantes y, de la iluminación permite introducir más de un personaje, ob-
con ello, rompe un maleficio. En los manuscritos de los siglos servamos que -después de las escenas militares- las escenas
XIIl y XIV este episodio se describe haciendo hincapié en la preferidas son las de tipo cortesano, en las que se muestran dis-
noción del "caballero celeste", es decir, se puede representar un tintos comportamientos de la vida en la corte: ceremonias
ciervo (animal asociado a Cristo) o una corona que desciende como la ordenación de caballeros, homenajes feudales, bodas
del cielo y se apoya sobre la cabeza de Lanzarote, mientras que y también escenas de amor cortés como el primer beso entre
en las imágenes del siglo XV no aparece ninguno de estos fe- Lanzarote y Ginebra. También los banquetes ocupan un lugar
nómenos sobrenaturales, tan solo la danza, despojada de ele- de importancia pues constituyen, de hecho, el espacio de so-
mento religioso alguno. ciabilidad donde comienzan las gestas que -por definición- se
De hecho, una de las cosas que más llaman la atención de dan para auxiliar a un vasallo o a causa de un sueño tenido.
las leyendas artúricas es la gran tolerancia que muestran frente Por otro lado, en las miniaturas se constatan, igualmente,
a los musulmanes. Por ejemplo, el caballero Palamedes [N. del innumerables referencias bíblicas. Los artistas que pintan las
E.: hijo del rey de Babilonia, según una versión], que en un pri- miniaturas artúricas son los mismos que iluminan las biblias,
mer momento es el mejor amigo de Tristán y después -a causa lo que inevitablemente conduce a una gran correlación temá-
de la competición por el amor de lsolda-, su gran rival, aparece tica e influencia mutua. Estas coincidencias pueden deberse al
como persona plenamente integrada y respetada, como se de- empleo de unos esquemas artísticos comunes y una tradición
muestra en las escenas de cortejo de lsolda. Es más, a pesar de iconográfica precisa, como por ejemplo sucede en el caso de
ser derrotado repetidas veces por Tristán, seguirá siendo un las escenas de desposorios: la representación de una boda bí-
personaje respetado, cuyo valor y categoría moral no se ponen blica es por entero idéntica a la de una artúrica, lo que permite
nunca en entredicho. al lector reconocer con claridad lo que se está produciendo en
la escena, sea cual sea el contexto en el que esta aparezca.
REPRESENTACIÓN EN MINIATURAS No podemos descartar tampoco la posibilidad de que el ar-
Los manuscritos de Chrétien de Troyes apenas contienen ima- tista -o el comitente de la obra (quien encarga su redacción)-
gen alguna, salvo en el caso de las versiones de esta misma obra tuviera la intención de mostrar una escena ambigua, a un
que fueron editadas en el siglo XIV. En este caso, los manus- tiempo laica y religiosa, con el fin de aportar a la imagen un
critos con mayor volumen de imágenes son aquellos de la VwJ- significado suplementario, una suerte de mensaje subliminal.
gc]Íc} artúrica y el ciclo LcmceJofe-Grí.a/. Una cuarta parte de Este puede ser el caso de la presentación de la pareja formada
estas ilustraciones datan del siglo XIII, otro cuarto del XIV y por Tristán e lsolda como si se tratara de Adán y Eva, con ob-
la mitad restante del siglo XV, lo que se debe a que cuanto más jeto de equiparar el adulterio de los primeros con el pecado
antiguo es el manuscrito, más raramente se hallaba iluminado, original de los segundos.
y que, como el [esto de Las muy ricas horas del duque de Berry tiirbBa.1. (IHTIH).. la oouri]nnB i]u l'BurÉi]lE : RoyautÉ tBrrBstre Bt chBvalEriB
( Trés RÍ.ches HcÍÁres) está decorado con lapislázuli y pan de oro, EÉIE!stiBllB dans la lÉgBndB E]rthuriBnnB (XllB-XlllE siÉcles).Tu"h"+.
muy similares son los manuscritos encargados por Jaime de BrEpnls F'ublishers.
Arma.gnac (Fran¢ais 112 y Fran¢ais 113-116). WAA (ZHID): £a /Éggndg du rú/.Arí^ur, BatEIDguB d'ExpositiDn dE la BnF.
que su vista, desgastada por décadas de dibujo minucioso, ya le fallaba. Cuando falleció
en 2012 era no solo miembro de la añeja y prestigiosísima Soc!.ef;J o/A#£c.qwar!.es, sino tam-
bién un Ho#orflry Researcti FeJ/ow en el lnstituto de Arqueología de la Universidad de Lon-
dres. La clave del éxito de Lc! gwerra en Grec¡.fl y Romc} radica en una combinación, muy
rara en 1981, de ilustraciones especializadas pero llamativas hechas ex profeso para ilustrar
un discurso textual elegantemente presentado. Imágenes creadas, además, por el propio
autor del texto, que resulta ser no solo un excelente especialista en el armamento y la his-
toria militar clásica, sino además un divulgador dotado. Esa extraordinaria combinación
de tres talentos en una sola persona permitió que el libro narrara de modo accesible lo
que entonces era lo último en investigación, y que ahorrara muchas palabras recurriendo
a unos dibujos que no solo complementaban el texto, sino que elevaban exponencialmente
su valor al ser imágenes integrales al mismo, no añadidos buscados con más o menos
acierto por un equipo editorial. Todavía hoy es un libro maravilloso, en su sentido literal
--Í--= . ±--=j-=-Í
las ilustraciones manuales de Peter siguen estando entre las más evocadoras, rigurosas y
clarificadoras que nunca se han hecho sobre el mundo antiguo. Hoy -cuarenta años des-
pués- contamos con espléndidos ilustradores, quizá incluso más "actuales" y técnicamente
superiores, pero dudo que encontrásemos a ninguno que no reconozca en Connolly a un
maestro, inspirador y precursor. Pero es que, si además preguntamos a especialistas en la
guerra y las armas del mundo clásico, pocos dejarían de citar a Peter como uno de los
grandes. Peter Connolly publicó luego muchos otros trabajos de investigación (sobre todo
en lais rev.istaLs c.ierLlí£.\cais Britannia y en el Journal of Roman Military Equipment Studies),
pero la obra que reseñamos sigue siendo su trabajo más completo al abarcar todos los as-
pectos de la guerra en Grecia y Roma desde el Arcaísmo a la Antigüedad Tardía. Es cierto
que han pasado muchos años, y que en algunos aspectos la investigación ha ido superando
lo que se sabía en 1981, bien por adición de nuevos datos bien por corrección de las teorías.
Pero incluso en esto los editores han hecho un gran esfuerzo de actualización. Un denso
Apéndice 4 con numerosas notas casi página por página, al que se añade una excelente bi-
bliografía puesta al día hasta 2014, permite al lector apreciar los avances de la investigación
desde este añejo pero nada obsoleto clásico que es La gwerra en Grec¡.c! y Roma. De verdad,
si no lo conocían ya, no se lo pierdan. Y se lo dice alguien que ha escrito con cierto éxito
algunos libros divulgativos de tono similar, quizá más actuales y más densos, con más pro-
blemas y menos certezas, pero que reconoce la inspiración que en su momento, y todavía
hoy, suponen los trabajos del gran Peter Connolly.
Fernando el Católico,1451-1516
Si uno entra en una librería buscando una biografía de Fernando el Católico queda indeciso
por cuál de ellas leer, ya que es apabullante la gran cantidad de obras sobre el primer rey de
la historia moderna de España que tenemos en nuestro mercado. Pero hoy traemos a esta
sección una biografía distinta. Henry Kamen es un buen conocedor de la cultura española,
también de su historia moderna y ha impartido clases en diversas universidades en nuestro
paiis. Fernando el Católico,1451-1516. Vida y mitos de uno de los fundadores de la España
moderna va dirigida a un público no especializado que quiera conocer algo diferente sobre
este rey. Desde la primera página, uno se da cuenta de que no se trata de una biografía al
uso, en la que Kamen narra toda la vida del monarca con absoluta claridad, pero el libro
no es solamente interesante en su exposición. La división de la trayectoria vital del personaje
en doce capítulos sigue una estructura poco convencional en la que, mediante planos pa-
ISBN: 978-84-9060-502-8 ralelos, relata la vida del rey al mismo tiempo que expone temas como "la inquisición", "la
Páginas: 381 expulsión de los judíos", "las guerras" o, personalmente el que me ha resultado más intere-
Autor: Henry Kamen sante, otro dedicado a "la leyenda''. De esta forma la obra pasa de una biografía narrada a
Editor: La Esfera de los Libros convertirse en un cuadro costumbrista de la sociedad, la economía y la política del mo-
Web editor: mento y en el que la historia del monarca es el hilo conductor que hilvana todo el libro,
www.esferalibros.com
pero en el que aparecen muchos más aspectos interesantes para comprender su contexto.
Reseñadora: María Engracia De forma amena y sencilla, a la vez que rigurosa en datos, Kamen relata la vida de Fernando
Muñoz-Santos como rey, marido, padre, en definitiva persona; reivindicando su figura en ocasiones eclip-
sada por la de su esposa, la reina lsabel la Católica. La Esfera de los Libros no defrauda en
la elección del tema y el autor, con una cuidada edición, que complementa con numerosas
fotos. Si algo puede ser criticable es la falta de una bibliografía que le dotaría de un mayor
interés para un público más especializado.
lFEEI9eza
g¥±oem-oa® ®írL
®-@CEBífiHtF"3
Epaminondas, ¿un genio militar?
por Hans Beck - MCGill University
TEBAssEcoNvlRTIÓENELslGLoIVA.C.ENELcENTRoDETODAsLAsMIRADAs,cuANDoDURANTEclERro
TIEMPO ASPIRÓ A LIDERAR A LAS CIUDADES-ESTADO GRIEGAS, A LA CABEZA DE UNA CO\TFEDERACIÓN
POLÍTICA COMPLEJA, CON UN EJÉRCITO BIEN ADIESTRADO Y CON UNA ECONOMÍA PUJA\TE.
1 arquitecto de esta hegemonía fiie Epaminondas, un ex- general. En un examen más detenido, es más probable que la ad-
jismo, algo que Plutarco deseaba que fuera cierto ( Buckler y Beck.
2008). Sin lugar a dudas, este gran general había oído hablar de
la ciudad- y emplearlos para erigir las puertas de acceso a la Cad- los principios pitagóricos a través de su maestro Lisis [de Ta-
mea, la ciudadela de Tebas, en lo que suponía una exageración re- rento] , quien residió en una ocasión en casa de su padre (modom
tórica pero con un mensaje claro: bajo la dirección de Epaminondas XV.39.2), pero es discutible que llegara a familiarizarse plena-
los tebanos estaban dispuestos a cambiar la historia de Grecia. mente con la filosofía, por no hablar de que el contacto con Lisis
desempeñara un papel relevante en su pensamiento o influycra
¿UN GENERAL FILÓSOFO? en su conducta militar. Lo que resulta más ilustratjvo del cpisodio
Semejante llamamiento nos anima a examinar más de cerca el lide- en sí es que refleja que Epaminondas provenía de una de las fa-
razgo de Epaminondas, cuya trayectoria ha atraído a biógrafos de milias aristocráticas tebanas dirigentes }' que su padre Polimnio
todas las épocas. En la Antigüedad, Plutarco incluyó La v!.cZcz de Epa- era lo suficientemente prominente }' acaudalado como paia con-
mz.#o#cZ# en su obra Vz.dcB paraJeÁas emparejada con la de Escipión tratar un maestro particular que enseñara a su hijo filosofia y re-
el Afficano, el gran general romano que derrotó a Anibal. Este texto tórica. En definitiva, por tanto, es más probable que la austeridad
nonoshallegado,peroporloquesepuedeinferirdeotrasreferencias, y frugalidad de Epaminondas sea una in`.ención de las fiientes y
transmitíalaimagenidealizadadelestadistagriego,enlaquenosolo la idea de un general filósofo una ilusión.
desplegaba sus principales virtudes, como su valor y genio militar,
sinoquesugeríaademásquesuséxitosenlaguerraestabanapoyados LA OCUPACIÓN ESPARTANA DE TEBAS
por su supuesta adhesión a la escuela filosófica pitagórica. Por ello, Esto no socava la figura de un gran dirigente, pero sí proporciona
en deteminados relatos académicos actuales se le ha considerado un un enfoque actualizado desde nuevas premisas. En 385 aL C. Epmi-
de Epaminondas. Lo mismo en Cornelio Nepote: mienzo de su amistad. Las fiientes le retratan sistemáticamente con
una edad superior a la de Pelópidas, que había nacido entre el 410 y
Peroaquelgranhombre,presentándoseanteelpropioDio- el405a.C.,porloqueesmuyprobablequeenelmomentoddgolpe
medonte, le dijo: ``Ninguna necesidad hay de dinero; pero de Estado espartano de 382 a. C. Epaminondas estu`iera cerca de la
si el rey quiere algo que sea útil a los tebanos, estoy dispuesto cuarentena, de modo que con toda certeza este habria nacido en
a hacerlo gratuitamente; si, por el contrario, sus deseos son torno al 420 a. C. De acuerdo con Plutarco, el incidente en el campo
contrarios (al interés de) mi patria no tiene oro ni plata su- de bataua les alió políticamente durante las dos siguientes décadas,
ficiente (para hacérmelos cumplir). Porque prefiero el amor peroenrealidad,lafortunaquisoquelosdoshombresse`ieianantcs
a mi patria a todo el dinero del mundo. Pero tú, precisa- obligados a seguir trayectorias separadas. En 382 a. C. los espartanos
mente porque no me conoces, has tratado de tentarme, ocuparon Tebas, empujando a muchas familias dirigentes al exilio y
pensando que yo era como tú; no me admiro y te perdono; los que permanecieron parece que apoyaron el nuevo régimen pro-
pero sal de aquí inmediatamente, no sea que trates de co- espartano. Es interesante observar que, mientras Pelópidas y muchos
rromper a otros, al no haber podido corromperme a mí." otros miembros del denominado partido democrático marcharon
(Nepote, Epc¡m!.no#das XV.6.4; trad. M. Segura Moreno). al exilio, Epaminondas evidentemente no lo hizo y el hecho de que
permanecieraenTebasdurantelaocupaciónimplicaquenoeracon-
Sin embargo, era habitual que los autores de la Antigüedad siderado una amenaza para el nuevo régimen. Cuando en 379 a. C.
ensalzaran los logros de los grandes hombres sobre premisas éti- la ciudad fiie liberada por una facción rebelde que derrocó a
cas, además de que resulta difícil corroborar esta idea de filósofo partanos y sus colaboradores:
T MURAUA§ DE Mü:NE. h negión de Me§ene era de§de antiño un lugar de explotación y {olonización e§partana de vid importancia para e§te estado. Epaminondas. oas arTebaúhes
e§te territorio, incitar el regíe§o de lo§ me§enios a §u tierra y erigir, con la ayuda de los arcadios, una gian ciudad paia que la habitasen, condui'a §u primera y m᧠importante
campaña en el Peloponeso. La ciudad que Epaminondas hndaba §e converti'a, de§de el mismo momento de su consmcdón (que duro 85 día§), en la prindpal anqgoni§ta de Esparta.
Pam lo§ laconio§ la pérdida del territorio me§enio era una cati§tmfe, un revé§ que nunca a§umin'an y que (ondidonan'a. en lo suce§rio, su polídca exterior. Las mudla§ que rodeaban
esta población, en piedra y de una longiúid de u" 8 km, m §oberbia§, y en §u época (on§iderada§ de las mejores de toda la Hélade. Con la§ constru(cione§ de Me§enia y
Megalópolis Epaminondas obstruía (on dos cemjo§ cualquier eventud renacimiento de la potencia e§partana.
jaron a las tropas de guarnición espartanas de la acrópolis, poner sus términos de paz, para lo que promovieron su propia
Epaminondas, mientras duró la matanza de los ciudada- interpretación, muy peculiar, de la cláusula de autonomía. En 385
nos, no quiso salir de casa, pues no quería luchar ni en con- a. C., a los pocos meses de la ratificación del tratado, obligaron a
tra ni a favor de los sublevados, para que sus manos no se Mantinea, su antigua rival en el Peloponeso, a desmantelar sus mu-
mancharan con la sangre de sus propios conciudadanos; rauasydispersarsupoblamientoencincoaldeas,aprovechandolos
toda victoria obtenida en una guerra civil era para él mo- términos de paz para zanjar el asunto a su favor para siempre, y
tivo de tristeza. En cambio, durante el combate mantenido otros incidentes siguieron el mismo patrón. En 382 a. C. se apoya-
contra los lacedemonios en la ciudadela de Tebas, la Cad- ron en el tratado de paz para disolver la Liga Calcídica, al norte de
mea, se mantuvo en primera fila. (Nepote, Epam. XV.10.3; Grecia, que suponía una concentración de poder hostil a los inte-
trad. M. Segura Moreno). reses de Esparta en la periferia del mundo heleno. Ese mismo año,
como dijimos, ocuparon la Cadmea tebana y, en esta ocasión, no
Nuestras fuentes afirman que Epaminondas se unió al grupo sepreocuparonporjustificarsusactosfiindamentándoseenlaPaz
de los exiliados en torno a Pelópidas, pero en ningún lugar se del Rey sino que, impelido a manifestarse sobre la validez del acto,
atestigua que estuviera entre los primeros magistrados beocios el rey Agesilao declaró que si la acción contribuía a promover los
electos, los denominados beotarcas, tras la liberación, ni que ocu- intereses espartanos era legítima.
para ningún otro cargo prominente los años siguientes durante Porsupuesto,semejanterazonamientosembróuncrecientesen-
la guerra por la independencia beocia contra los espartanos. La timiento antiespartano en el Peloponeso y en otros lugares. Muchas
conclusión obvia es que, pese a haber colaborado con Pelópidas ciudades-estadogriegasesperabanquelahegemoníaespartanafiiera
y otros libertadores, el papel de Epaminondas tuvo que ser más contestada en el campo de batalla, pero Atenas no estaba en condi-
complejo de lo que sugiere el relato de Plutarco. ciones de encabezar un llamamiento contra los espartanos, deseosa
de restablecer su hga naval sobre las islas del Egeo griego y poco in-
DE LA PAZ DEL REY A LEUCTRA teresadaenesteenfientamientoterrestreenciemes,ypotencialmente
A partir de 386 a. C., la Paz del Rey [N. del T.: también conocida prolongado,conEsparta.Eralahoradelostebanos.Desdesulevan-
como Paz de Antálcidas] estipuló que las ciudades griegas debían tamientocontralastropasdeocupaciónespartanasen379a.C.,estos
vivir con libertad y autonomía, y es cierto que los académicos han habían reconstruido con éxito un Estado federál en Beocia en tomo
afirmado que este tratado de paz declaró la noción de awíoriomz.a suyoeinclusoautoresposterioresdescribieroncómohabíanconver-
como la esencia de la ciudad-estado, pero también dejó la puerta tidotodaBeociaenunagranfortaleza,loquecomoeslógicoprwocó
Llllll-
_`ri `'
-+.--.i+`i-`±
T AtRmB D[ ORmENO.AI Íondo, en el valle, se apreda el espado oaipado andguamente por el lago Copai§, ahora desecado y colonizado. h rivalidad eíiút Orcón" y Tebas proügonri
un nuevo y dramático q)íblo en el año 3Ó4 a (. Tras la hcasada (on§piradón antidemooática organrida por los exiliado§ beocios, a los que se habi'an ümdo un gnip de u" }00
caballeros or(omenios, y algunos elemento§ de ooa§ ciudades beodas (induida Teba§), se hacer recaer en Orcómeno toda la msponstilidad de lo sucedido y, m elk), se ordena b demi(dón
de la ciudad y ia dispenión de §u§ habitantes. Epaminondas |ue durante el o"§curso de estos hechos se en(onmba hera de Beocia- consideró e§ta acción (omo un ubaé y afiri
que, de haber estado él en Teba§, no lo habn'a pemiddo. En el año }70 a C. Epaminondas ya había librado a Orcómeno del desquite de lo§ tebanos, rro en esta ocasún " emigos
se lc adelantaron y, aprovechando §u ausenda ejeutamn §u vengam La a.udad §erá má5 tarde re(onsmida y repoblada por orden de Filipo 11 de Ma(edonia.
laintervenciónespartana.Enlaprimaverade371a.C.invitaronalas salióparaobligaralosespartanosapresentarbatallaacercade10lm
ciudadesgriegasaEspartaparanegociarlostérminosderenovación dedistanciadelacadmea.Epaminondas,alffentedelejércitobeocio,
de la Paz del Rey, momento en el que Epaminondas pasa a adoptar dioelgolpefatídicoalosespartanos.Rompiendocompletamentecon
un papel protagonista en la historia de Grecia. la tradición militar, los tebanos concentraron en el a]a izquierda sus
tropas, tanto la caballería como una columna de quince en fondo de
EL NACIMIENT0 DE UN GENIO MILITAR infantería, en una masa que avanzó hacia la derecha espartana. Al
En un conocido duelo oratorio, el rey Agesilao de Esparta exigió mismotiempo,lascolumnasmásdébilesenelcentro}-elaladerecha
que los tebanos concedieran la autonomía a sus socios beocios se aproximaron juntándose progresivamente a la izquierda }-la reta-
y Epaminondas accedió a condición de que los espartanos se la guardia de las columnas que las precedían, en lo que se denominó
concedieran a sus súbditos mesenios, en una nueva hipérbole formación oblicua. Desconcertados por este poderoso oponente, la
en el discurso que funcionó: formaciónespartanaenelaladerechadedoceenfondonopudocon-
tener el duro impacto de la columna tebana }. se desmoronó, rr-
Pero donde brilló más su elocuencia fiie en Esparta [como diendo cerca de 1000 hombres de los que 4m emn algunos de los
legadoantesdelabatalladeLeuctra].Allísehabíanreunido soldados espartanos más experimentados, con el re?. Cleómbroto
legacionesdetodoslosaliados,yanteunaasambleamuycon- entre euos. Más que la filosofía, fiieron una planificación cstratéSca
curridadeestosatacólatiraníaespartanacontantaviolencia, sobresalienteyunamaniobratácticasofisticadalasquepmakrin
que bien (puede decirse que) deshizo el poder de Esparta en el campo de bataua de Leuctra.
tanto con su discurso como en la batalla de Leuctra. Fue en- El encuentro despejó el camino para los tebanos }-a Epamimn-
tonces cuando consiguió algo que más tarde quedaría pa- das lo convirtió de la noche a la mañana en un comandaLntc célcbre.
tente: que [Esparta] se viera desamparada de la ayuda de sus Durantelossiguientesañosdesencadenóunaseriedecampañasen
aliados. (Nepote, EPc!m. XV.6.4; trad. M. Segura Moreno). el Peloponeso -370, 369 y 367 a. C. (Buckler,1980)-que de`ino en
la liberación de Mesenia y, finalmente, en el decli`.e dd pxkr de
Puesto que los espartanos no deseaban rubricar un tratado de Esparta.PuedequehubieraciertaoposiciónaestaLsmedidas,loque
paz con Tebas sobre esas bases, la guerra continuó y en julio de condujo a principios de 369 a. C. al proceso episódico cmtra Epa-
371 a. C. ambos ejércitos se encontraron en el campo de batalla. El minondas y los beotarcas, y aunque el caso fiie descsümdo antcs
rey espartano Cleómbroto se dirigió hacia Tebas desde Tisbe, en la de que llegara a ninguna parte, en efecto Epaminondas no ñk rce-
Beociameridional,peroEpaminondas,anticipándoseasumaniobra, legido como beotarca en 368 a. C.
Cuandosusconciudadanossenegaronporen`idiaaFri
al mando del ejército y eligieron en su lugar a una pasm
ine)pertaenlaguerra,porcuyoserroreslascosasllcgarma
talgravedadquetodostemíanporsus`idas;al`.erseasedia-
., ÉÉffl-
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univErsity PrESS.
LA POSTERIDAD
Bui:k!JEr. J.., BgFk, H. (I"H).. CBntral BrEBCB and thB Politics i]f PDWBr in thB
LahegemoníatebanaalteróelequilibriodepoderenlaantiguaGrecia
fouríb fEníur/ Et: [ambridgB: [ambridgE UnivErsity F'rBss.
peronoconfiguróunordenduaderoysusintentosorientadosacon-
[artlEdge,P.(lE87):AgEs/./aosanJÍ^gJr/si.§o/§paríE.LDndDn:DUBkwi]rth.
seguir el liderazgo no fiieron aceptados ni por sus propios aliados ni
HansDn, V. D. (ZDID): MaAErs ofÁn4/E»f §Írafgg/. PrimEton: University PrEss.
por el resto de helenos, con lo que la gloria de Epaminondas se cir-
cunscribió por tanto ál logro de haber derrotado a los espartanos en
elcampodebatallayhaberquebradofinalmentesupredominiomi- >BibliDgrafía cümplEta E!n www.despBrtafBrro-edi[iDnEs.[om
HansBeckesprofiesordeHistoriadelaAntiguaGreciaymiembrodelacátedmMacNaughtondeEstudiosclásicos
en la University of Montreal, Canadá. Ha publicado numerosos trabajos sobre la historia de Tebas y Beocia en el
periodo c]ásico.
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f##:'í:?g7,„r'e¢„r`:;`:,':vb¢¢„'::'#,o:#phoaretárl,poesriJ.-#:i#SÁ#fwestminster
Ápw#fe§ soóre J¢ gwe/r¢ ae+" c# Gw¢d¢/¢j¢m por Blas Vicente Marco y Carlos Lázaro Ávila
E/ co##a!aí¢gwc rcpw¿/J.c¢wo por Hemán Rodríguez Velasco
La guerrz` cdere y su aplicación en Guadalaüara por ALr.emj\o Morte[a.
Guadalajara.. ecos de una batalla en la propaganda por Frímcisco Sevi\\íino - Universida.d de AL\ica."e
£¢ de/roí¢ i.Íflí/i.¢#¢ por Dimas Vaquero Peláez - Universidad de Zaragoza
Y además, introduciendo el n.° 17, /ór4ov. Pre/wdi.o de/ dcs¢síre por David M. Glantz
JARTU M 1884-1885
La sítuación de Sudán en la década de 1880 por Kim Searcy (Loyolai Unive[sity Chicago\
El soldado británico ante las campañas en Sudán por Edward Spiers (Uriversity ot Leeds\
¿¢s camp¢ñ« dc S«¢kJ.« por Michael Asher
E/ ¢sedi.o de J¢mí" por David Decker (University of South Carolina Sumter)
£a! e)cpcdi.ci.ón de socorro dc/ Jvi./o por Anthony Michel (Carleton University)
La rebelión madhísta.. ¿yihad o reacción anticolonialista? poT A:hmed T:b[ahim Albushonik (Qaiizir
University)
E/ c/.etci.fo de/ Ma#di. por David Decker (University of South Carolina Sumter)
Y además, introduciendo el n.° 24, ¿a c¢mp¢ña de BOAemi.¢ ÍI 757/ por Franz Szabo (Uni`.ersit}. of
Alberta)
RICOS EN ROMA
E##e C¢ió# y £¢cw/o. Dc /os mores maiorum a/ luxus asiaticus por David Vivó (Universitat de Girona)
Trímalción y el arquetípo del liberto enriquecido por TJmdsey Vamdevoorde (UriNe[stty o£ GheTit)
El orígen del evergetismo romano y su perduración imperíal po[ ]oaqún R:riz de Aibulo (Uriverstta.t F\ovira
i Virgili - ICAC)
Los políticos y el dinero en la Roma republicana.. el caso de Cicerón por Frai"cisco Pi:"a,PoLo
(Universidad de Zaragoza)
F?d¢ de c¢mpo. E/ /wjo )) c/ oci.o cw /¢s villae roma#¢s por Lluís Palahí (Universitat de Girona - LAP)
Uso )) ¢ówso dc /os c§c/atios c# /¢ Á#ft.gwa Jio"a! por Jerry Toner (Churcill College - Cambridge
University)
Ba#gwcít7, "gwi.si.Íeccs y delicatessen por Josep Maria Solias (Museu de l'Hospitalet -Kuanum)
Caídos en desgracia. Ruina y endeudamiento en la Antigua Roma por Mzitia GaLrc£a. Morci+lo (RoehEimpton
University)
Y íüde"ás. i"od"ciemdo el n.° 9, Sef iardíes en Rodas y Salóníca Un viaüe al siglo XV durante el Crucero
Universitario por el Mediterráneo de 1933 po[ Fraincisco Gr&ciai (Uriversitat de Bz[rceloníi)
TEBASVTCTORIOSA
El desarrollo de Tlebas (404-3 71 a. C.) por Adol£o Dom£nguez Monedero (UAMl
£¢ Acgcmo#i'a! de rcb¢s Í3 7J-362 aL C./ por Samuel Gartland (University of Oxford )
£¢ £i.g¢ Beoci.¢ por José Pascual (UAM)
EI Batallón Sagrado por Femaindo Echeverr£a R:ey (UCM)
E/ linothorax por Gregory Aldrete (University of wisconsin-Green Bay)
rro/eos erJ.gi.dos c# e/ ca!mpo de ¿¢ÍÚJ/a por Mar Gabaldón (Universidad CEl'-San Pablo)
Las batallas de Leuctra y Mantinea.. el orden oblicuo por RLoe\ Korijr\entijk (Urive[siq o[
a la wnta Bn London)
!DtiBmbmznl Y además, introduciendo el n.° 38, ¿a Gwerr¢ de S#cesi.o'# Brefowa por Fréderick Moii/an
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