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La animada yidá^dé ultratumba • Religión y adivinación
Príncipes y campesinos • Una lengua por descifrar ru

Amos del comercio 5


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Editorial
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/ Los tirrenos habitan una tierra muy fértil y la trabajan con cuidado, por lo que tienen productos
=_ agrícolas en abundancia, no solo suficientes para su sustento sino en tal cantidad que les per­
UJ
G miten el goce de la opulencia y una vida lujosa.
EDICIONES Diodoro, Biblioteca histórica V.41.3
Desperta Ferro Ediciones SLNE
Paseo del Prado. 12-1.° deha.
28014 Madrid
Pese a la intensa luz de la resplandeciente cultura griega y de la todopoderosa Roma, es imposible negar
CIF: B-85964815 la importancia que la cultura etrusca tuvo en el mundo clásico. En el occidente mediterráneo, los etruscos
Tlf. 912204200 - 663 690 961 ©
lnfo@despertaferro-ediciones.com llegaron a eclipsar la influencia de las colonias griegas de Italia, dominaron los mares y pasaron a la
© infodespertaferro historia como los piratas más famosos de la Antigüedad. En la otra cara de la misma moneda, la imagen
Edita de Roma se refleja sin duda en el espejo etrusco, y su propia esencia depende en buena medida de la
Alberto Pérez Rubio
Javier Gómez Valero herencia que de ellos tomaron. Buena parte de este éxito se debe -como indica Diodoro- a la riqueza
Carlos de la Rocha
de sus tierras o de sus minas, pero en especial también a su capacidad y habilidad de absorber los aportes
Coordinación de publicaciones
Jesús Jiménez Zaera materiales y culturales que a su vez ofrecían las culturas orientales de su época.
jesusJimenez@despertaferro-ediciones.com En este número vamos a centramos especialmente en los primeros siglos de la historia de la cultura
Dirección
Gustavo García Jiménez etrusca, los períodos orientalizante y arcaico. Son todavía muchos los interrogantes abiertos sobre as­
arqueologia@despertaferro-ediciones.com pectos clave como el origen, la lengua o el urbanismo de las ciudades de los etruscos. Pese a ello, su
Consejo editorial cultura no nos es desconocida, puesto que sus costumbres funerarias resultan muy explícitas en muchos
Adolfo J. Domínguez Monedero (UAM)
Francisco Gracia Alonso (UB) aspectos, y además contamos con fuentes históricas -griegas o romanas- que, a falta de relatos directos
Carmen Marcos Alonso (MAN)
Fernando Quesada Sanz (UAM)
propios, nos ofrecen pistas importantísimas sobre cuestiones como la religión (y en general las creen­
Joaquín Ruiz de Arbulo Bayona (URV) cias y la tradición adivinatoria) o la política, que tan a menudo escaparían a nuestro entendimiento de
Ignacio de la Torre Sáinz (UCL)
Jordi Vidal (UAB) no ser por ello. Asentamientos rurales como el de Poggio Civitate son claves para conocer la articula­
David Vivó Codina (UdG) ción del poder en la sociedad etrusca de un modo explícito y palpable. Ingentes cantidades de materiales
Diseño y maquetación
Raúl Clavijo Hernández arqueológicos, dentro y fuera de la antigua Etruria, nos advierten a su vez de la gran pujanza de esta
Ilustraciones cultura, así como de su determinante papel en el comercio mediterráneo.
ZvonimirGrbasic Como arúspices escrutando los cielos en busca de signos divinos del devenir, atisbamos en el
Poggio Civitate Archaeological Excavations
Rocío Espin fulgor del rayo que el futuro nos sonríe, y auguramos que, poco a poco, los secretos de la civilización
José Luis García Morán
Pabo Outeiral etrusca nos irán siendo desvelados. Aunque esta vez no va a ser necesario realizar sacrificios a Tinia.
Documentación Bastará con continuar la labor que con tanto empeño están realizando en las últimas décadas arqueó­
Gustavo García Jiménez logos e investigadores de todo el mundo en el territorio de los antiguos tirrenos.
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Civitate Archaeological Excavations / Matthias
Kabel / Lokilech / Ángel M. Felicísimo
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Información sobre los mismos.
Q ^ Los múltiples orígenes de los etruscos 40 La economía etrusca en época arcaica
Mapas
David Sancho Bello por Simón Stoddart por Adolfo J. Domínguez Monedero
Colaboran
Simón Stoddart, Larissa Bonfante, Laura 2_ 2 L3 sociedad etrusca por Larissa Bonfante
Ambrosini, AnthonyTuck, Adolfo J. Domínguez
Monedero, Marie-Laurence Haack, Enrico
Benelli, Tomás Aguilera, M.a Engracia Muñoz-
Santos, Gustavo García, Pausanias, Alejandro (S
García Sanjuán
Traducción
Gustavo García Jiménez
Revisión de estilo
Alberto Pérez Rubio
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distribuclon@despertaferro-ediciones.com 4 0 Los etruscos y sus dioses. Reí igión y
» Distribución Portugal y América latina 2Q El mundo funerario etrusco en los siglos adivinación en Etruria por Marie-
Consultarwww.despertaferro-ediciones.com
VII y VI a. C. por Laura Ambrosini Laurence Haack
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publicidad@despertaferro-ediciones.com 5 0 Ciudades invisibles. El desarrollo urbano 54 Lengua, escritura y epigrafía por Enrico
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Monterreina Comunicación en la Italia etrusca por Anthony Tlick Benelli
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ISSN 2387-1237 62 ^ adem¿s> introduciendo el n.° 22,
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Cristianos y judíos durante el califato
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octubre-noviembre 2018
omeya de Córdoba por Alejandro
Impreso en España!Prínied ¡n Spain
P EFC García Sanjuán
R osirossonrieñles, postura relajadaTüñ afectuoso abrazo... No que repetía un modelo y grababa los rostros de los clientes a demanda,
hay duda de que la pareja representada en este sarcófago estaba Puede que esta ¡dea reste un poco de romanticismo al asunto, pero sin
muy unida, y ese es sin lugar a dudas el modo en que decidieron duda refuerza la importancia de estos patrones de comportamiento en la|
Representarse para la posteridad. Ni siquiera la muerte parece suponer sociedad etrusca.
K-

un obstáculo para que así permanezca su memoria. Y, en efecto, así es


c°mo ha Hegadoji^te nuestros días e| afamado sarcófago de los esposos prictaZ^o^^^^

m 530-520 a‘ ^ ■una de las obraf mas rePresental*vas y reconocibles pintada etrusca que no contenga algún elemento representado en relación V

n
del arte etrusco. El presunto sarcófago -se cree que mas bien contuvo con las prácticas de convivialidad y raro es el ajuar funerario ou
e no
¡jfi los restos incinerados de los difuntos-, fabricado en terracota, fue bailado incluya objetos de la vajilla cerámica o metálica destinados
a este
en la necrópolis de Banditaccia, en Ceverteri, la Caere etrusca, en 1881 efecto. Y es que las celebraciones relacionadas con los funerales o el
y reconstruido a partir de cientos de fragmentos. La pareja aparece re- recuerdo a la memoria del difunto se prestaban a la perfección para la
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diñada en un único divan (Mine, pl. klinai en griego), seguramente en el ostentación, el lucimiento de la riqueza y la posibilidad de proyectar la
acto de participar en un banquete, como da a entender la posición de los fuerza de los lazos familiares entre las élites
brazos de los cónyuges, que habrían sostenido algún elemento no con- Los etruscos de la etapa orientalizante estaban ávidos de poder
servado-probablemente alguna pieza de vajilla cerámica- que, de haber mostrar su riqueza, y aunque el canal funerario es tradicionalmente
'
perdurado, habría resultado mucho más explícito. Como es bien carac- uno de los más recurrentes y siguió siendo explotado al máximo L-r
tenstico de la cultura eimsca, en claro contraste con otras coetáneas, la nivel, la aristocracia tirana no tardó en mirar a su alrededor en busca
participación de las mujeres en este tipo de eventos no solo era frecuente de otros modelos de ostentación que resultaran útiles en vid
sino que suele resaltante constantemente en la iconografía. De hecho, la mejor referencia, cómo no, la tenían en las prácticas de convivía ¡dad
proyección del concepto de una familia unida era algo muy importante típicas de las culturas orientales, bien presentes en el Mediterr ™ ,
para las el,tes «roscas, y las reuniones en banquete un medio estupendo occidental a través de los fenicios y desde la seaunda mUnd h! i *
para socializar esta idea y refoizar la importancia del linaje. Con todo, VIII a. C„ también de los griego^ eubcos A h vez n ¿ 8 • ‘
pese al carisma evidente de esta pareja, este sarcófago, conseivado en el resaltar el lujo y la socialización en casi cuajuier circunstwh él Í
museo de Villa Giuha en Roma, no es único, smo que se cense,va un banquete encajaba perfectamente con h i In-, 1 , a , ’
ejemplar prácticamente gemelo en el Louvre que tan solo difiere en al- v con los festejos funerarios ano h i, ¿ ¿ leQlerdo del anceslra
gunos detalles menores y sobre todo en los rostros de los representados, terioridad. ‘ a aristocracia ya practicaba con an-
lo que implica que no se trataba de un encargo exclusivo sino del trabajó
de un tal leí- ceretano especializado -pese a todo, de grandísima calidad-
Foíogralú * DI-A/C.IMCI.IORII/ l> AnOMilli / (Ji'tlv IllKIRl's
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NOTICIAS
Asia Central y el Mediterráneo, interconectados hace ya 2300 años
La cerámica descubierta en Uzbekistán es como la que se elaboraba en Ampurias

La muralla islámica superpuesta a la muralla greco-bactriana/kushán de la ciudadela de Termez. © Josep M Gurt

U
nos 5500 kilómetros en línea recta separan Termez, en La etapa islámica es interesante porque permite relacionar lo
Uzbekistán, y Ampurias, en España, pero hace ya 2300 mediterráneo con este mundo de Asia Central. Lo avalan las ce-
años en ambas partes del mundo se elaboraba la misma rámicas de la última campaña arqueológica, que en apariencia
cerámica. Esto indica que desde Alejandro Magno y hasta el podrían ser muy parecidas a las documentadas en cualquier ciu-
mundo islámico hay grandes y constantes conexiones entre Asia dad española durante el periodo islámico.
Central y el Mediterráneo. “Hay una comunidad de pensamiento, ¿Estamos ante un caso de circulación de productos a través de
de conocimiento y de transmisión tecnológica”, asegura el Prof. la Ruta de la Seda? ¿Son las manufacturas las que viajan? El
Josep M. Gurt (Universidad de Barcelona), director del proyecto equipo científico considera que no. Lo que ocurre es que no se
de investigación “Termez en Bactriana-Uzbekistán”, que desa- sabe cómo, las modas se mueven, mucho tiempo antes de la era
molla un equipo hispano-uzbeko integrado por miembros de su Internet. Este otoño volverán a Termez para una nueva campaña
universidad, de la Universidad de Salamanca y del Instituto de de trabajo de campo. El empeño por cerrar interrogantes y enten-
Bellas Artes de Tashkent, financiado por el Ministerio de Ciencia, der estas cuestiones continuará...
Innovación y Universidades y por la Fundación Palarq.
A esta conclusión han llegado gracias a los materiales arqueo­
lógicos documentados en sus campañas de excavación reali­
zadas en Termez. De este modo se quiere dar explicación a
interrogantes que todavía siguen sin respuesta, en relación al
caso de las influencias que se producen entre Asia Central y el
Mediterráneo, y averiguar los mecanismos en la transmisión
de ideas y conocimiento en ambos sentidos. Un ejemplo de la
confluencia de comientes culturales sería el arte de Gandhara
asociado al Imperio kushán, resultado de la síntesis entre el
arte helenístico mediterráneo y las corrientes orientales y sobre
todo del subcontiente indio.
Pero, ¿cómo se producen estas conexiones culturales? El mar­
co histórico parte del período helenístico con la llegada de Ale­
jandro Magno (329 a. C.) a Asia Central, para continuar con el
reino greco-bactriano (250-100 a. C.), el período Yuezhi (150-
50 a. C.), la época Kushán (50/25 a. C.-250 d. C.), templos
budistas, la cultura kushano-sasánida (s.III-VI d. C.) y el islam
(principios del s.VIII d. C.). Todo ello en el sur de Uzbekistán,
donde está Termez. Allí los científicos quieren encontrar pistas Excavación en los niveles arqueológicos fundacionales greco-bactrianos/
para dar respuestas. kushán del recinto Tchingiz Tepe en Termez. © Josep M Gurt
Contenido patrocinado pon

La Fundación Palarq es una entidad privada y sin ánimo de lucro que se


crea con la finalidad de apoyar las Misiones Arqueológicas Españolas,
dentro de una perspectiva que abarca desde la etapa paleontológica a las
épocas prehistóricas y las históricas en interés monumental.

fundacionpalarq.com
oo®
Simón Stoddart - University of Cambridge

Los múltiples
orígenes de los !

etruscos
Los etruscos constituyeron ricas comunidades que vivieron en el
primer milenio a. C. en una región generalmente definida como
la Italia central tirrénica, un espacio delimitado por el río Amo al
norte, el Tíber al sur y el este, y el Mediterráneo al oeste. Otras
poblaciones con una identidad similar también se desarrollaron
en Campania, el valle del Po e incluso en algunas zonas de los
Apeninos. Su posición focal en el Mediterráneo central les otorgó '
un acceso privilegiado a las posibilidades del transporte y el
comercio marítimo en cuanto los avances tecnológicos en las
embarcaciones lograron reducir los riesgos del viaje por mar.

en la producción agrícola. Otros, como Populonia en el norte, loca­


lizada cerca de los cerros ricos en minerales que apuntan hacia la
isla de Elba, se especializaron en la producción de hierro. Ciudades
más alejadas, en particular la costera de Cerveteri, en el sur, se cen­
traron en cambio en la actividad comercial. Estos desarrollos parti­
culares permitieron la fundación y el mantenimiento de centros nu­
cleares estables que perduraron muchas generaciones, en contraste

E
stas ventajas en la comunicación se vieron incrementadas
gracias al acceso a, como mínimo, tres grandes ríos que pe­ con otras civilizaciones coetáneas.
netraban en los valles intramontanos de las laderas de los Los etruscos yacen en la frontera entre la prehistoria y la his­
Apeninos: el Tíber, el Amo y el Albegna. Sus cauces posibilitaron la toria documentada. Esta es en sí una situación común en el proceso
extracción de recursos de las regiones montañosas altas y permitieron de formación de los Estados, y la transición a través de la proto-
la complementariedad entre los fértiles suelos volcánicos, los recursos historia conduce inevitablemente a múltiples relatos sobre sus
metalíferos de media montaña y las regiones pastoriles de las tierras orígenes: intemos y externos, de abajo a arriba, de arriba abajo,
altas. Estas últimas estaban normalmente reconocidas como tierras materiales y lingüísticos. Los etruscos han estado con demasiada
habitadas por gentes con otras identidades, como los ligures, los frecuencia asociados a un aura de misterio debido a su particular
umbros, los picenos y los sabinos. Analizado de este modo, la in­ circunstancia histórica, a la aparente naturaleza oscura de su arte
fraestructura económica conduce a un relato concreto sobre el origen e ideología, y a causa de su inclusión solo parcial en el seno del
de los etruscos. Sin embargo, y paradójicamente, este es el menos mundo clásico, un lugar ocupado firmemente por griegos y ro­
explorado, puesto que comprender la producción requiere de una manos pero solo débilmente disputado por fenicios, etruscos, ibe­
investigación científica muy meticulosa, de un tipo que no llena las ros, umbros o daunios. Para comprender el múltiple origen de los
vitrinas de los museos con objetos vistosos. etruscos, debemos pues recurrir a la arqueología como la principal
Conocemos lo suficiente acerca de la infraestructura económica fuente de evidencias.
de la Italia central tirrénica como para tener clara la importancia de
una serie de factores. El primero es el policultivo mediterráneo del Orígenes e ideologías
trigo, la vid y el El ciclo anual de la agricultura del grano Pese a todo, los relatos dominantes sobre su origen han venido de­
contaba ya con cv-.cionios, pero el cultivo arborícola a más terminados por una serie de ideologías no etruscas, derivadas de
largo plazo precisaba de una protección del paisaje que enlazaba su éxito en el período orientalizante de los siglos VII y VI a. C. El
bien y de muchas formas con el urbanismo, más allá de proveer de triunfo de su estructura económica conllevó la acumulación de ri­
un componente idea* para los banquetes. El paisaje no se abrió quezas por los grupos gentilicios, y sus normas sociales posibilita­
tanto como lo hizo en el período romano, pero el estudio del polen ron la exhibición de dicha riqueza en el momento de su muerte.
indica que, al menos a un nivel local, la vegetación fue manipulada Buena parte de este ostentoso alarde fue reconocido inicialmente
no solo para el cultivo del cereal y los árboles, sino también para el como correspondiente a importaciones de los mundos fenicio y
pastoreo de ovejas, vacas y cerdos. En la región en tomo a la ciudad griego, y la lógica inevitable apuntaba a que los etruscos debían su
de Veyes, los cauces de agua fueron manipulados para asegurar origen a este ámbito exterior. El impacto de este relato sobre el
una irrigación suficiente para estos cultivos, y muchas ciudades origen de los etruscos vino de la mano de las excavaciones de la
muestran la construcción de pozos y sistemas de drenaje para man­ primera arqueología, como por ejemplo la de una de las ciudades
tener un nivel de vida alto. Algunos centros urbanos como la propia etruscas más importantes, Vulci, que resultó ser una mina de vasos
Veyes en el sur y probablemente Chiusi en el norte, se especializaron griegos, que fueron redistribuidos a los museos más importantes
ARQUEOLOGÍA & HISTORIA 7

◄ Fragmento escultórico de terracota del templo de vía San Leonardo en ORVIETO (finales siglo Va. C. - comienzos del IV a. G), que seguramente formaba
parte de la decoración del frontón. Representa muy probablemente a UNIA, el Zeus etrusco, y su aspecto está claramente influenciado por la escuela
fidíaca de Atenas. El arte sacro etrusco debe sin duda su existencia y desarrollo, en especial incentivado en el siglo VI a. G, a la influencia griega y a los
grandes artesanos asentados en las ciudades del sur de Etruria. Los primeros influjos son, sin embargo, anteriores, y partir de mediados del siglo Vil a. G la
influencia del arte corintio se hace patente en este campo, sobre todo en las terracotas bícromas y las antefijas que adornaban los tejados de santuarios o
templos. Según Plinio el Viejo (Historia Natural, XXXV.43; también en Estrabón V22), en ello tuvo mucho que ver Demarato, el padre del futuroTarquinio
Prisco, quien, huyendo de Corinto hacia Etruria, fue acompañado por artistas de la talla de Ekphantos, Euquiro, Diopio y Eugramo; los tres últimos expertos
en el trabajo y la pintura de elementos arquitectónicos de terracota y presuntos introductores de la ornamentación de los tejados con tejas y ornamenta­
ciones complejas tan características del mundo etrusco a partir del Orientalizante. Museo Claudio Faina. ©w*meo<aCommow/cc by-sa 4.o /s«iko

▼ El yacimiento de ARA DELLA REGINA, donde se ubica la zona sacra de la ciudad de TARQUINIA, es uno de los más interesantes en cuanto a la infor­
mación que contiene acerca de la religión y el culto que se llevaba a cabo en el ámbito urbano de las ciudades etruscas. Sin embargo, las excavaciones
realizadas desde hace más de treinta años en la zona de PIAN DI CIVITA, situada algo más al oeste en el mismo recinto urbano, están aportando datos
extremadamente útiles en relación a la génesis de las grandes aglomeraciones urbanas etruscas y, en especial, a los elementos simbólicos y religiosos
que rodean a las gentes que allí habitaban. En esta zona, se han localizado distintas fases de culto relacionados con una grieta natural que arrancan en
la Edad de Bronce (desde el siglo X a. C.) con varios depósitos votivos y una cabaña, y tienen continuidad en otros testimonios de la actividad ritual en
los siglos IX y VIII a. G, incluyendo la inhumación de un niño epiléptico -probablemente considerado un morbo sacro, con vinculaciones con lo divino-
y otros depósitos votivos posteriores que incluyen desde restos de banquetes rituales hasta ofrendas de animales, un posible sacrificio humano de,
quizá, un marinero griego y, hacia finales del siglo VIII a. G, tres enterramientos infantiles más. Además de todo ello, hacia mediados del siglo Vil a. G se
realizaron importantes mejoras en el edificio y se incluyeron nuevas ofrendas votivas, que incluyen objetos tan singulares como una trompeta, un
escudo y una hoja de hacha de bronce ritualmente inutilizados. Algunos de estos hallazgos se han puesto en relación con los mitos deTarconte, mítico
fundador de Tarquinia de origen oriental y descendiente de los herádidas, quien, arando la tierra, hizo surgir de esta a Tages -un niño profético de
blanca melena, según cuenta Gcerón (Dedivinatione, 11.50-51)-, que daría origen de las artes adivinatorias.Tarquinia es asimismo el origen de la dinastía
real que gobernó Roma, según el calendario tradicional, entre los años 616 y 509 a. G owwmeoacomwns/cc 8y-sa3.0/ro&niversen ronmund

de Occidente. Todo ello reforzó la impresión de que los etruscos habernos dado una genealogía mítica pormenorizada de las fun­
eran una simple respuesta banal a la excelencia dominante del daciones de ciudades etruscas similar a la de Rómulo y Remo o
verdadero mundo clásico, cuyo epítome eran la vajilla corintia y que podría haber destacado con cierto detalle la historia de las
ateniense y la escultura en mármol. A partir de una interpretación grandes familias a lo largo del tiempo y la política de su época.
etnográfica más moderna, podemos situar el origen de los etruscos En efecto, si una ideología política veyense hubiera sido dominante
en el período orientalizante, puesto que fue entonces cuando los en Etruria, habría creado estrategias comparables de inclusión y
etruscos afirmaron su ideosincrasia, pasando de la identidad inter­ expansión a las que hoy atribuimos a Roma en su dominio del
nacional del Orientalizante a las comunitarias del subsiguiente pe­ mundo latino. No es por casualidad que estas dos ciudades rivales,
ríodo arcaico en los siglos VI y V a. C. Veyes y Roma, etrusca y latina respectivamente, estuvieran en­
Otro relato acerca de sus orígenes ha sido definido a partir de frentadas a lo largo del Tíber, desplazadas del centro espacial de
su desaparición. Si hubiera existido un Imperio etrusco, los in­ sus respectivas culturas. Como ambas eran dominantes en sus res­
vestigadores habrían, casi con toda certeza, definido sus orígenes pectivos mundos políticos, era lógico que solo prevaleciera una.
de una forma muy distinta a partir de un papel más prominente y Pese al riesgo de jugar al determinismo social, había pocas
perdurable en el mundo clásico. De hecho, hubo una ciudad que posibilidades de que surgiese un Imperio etrusco. La razón estriba
pudo haber dado origen a una historia clásica bien distinta de la en otro relato sobre los orígenes de los etruscos, que deriva de la
que conocemos. Si Veyes, la ciudad etrusca más meridional, hu­ naturaleza específica de la decisión política de transformar una
biera derrotado a Roma, es concebible que un Imperio veyense sociedad aldeana en otra que iba hada el sinecismo y el urbanismo.
hubiera llegado a nuestros días como el rival contemporáneo del Esa decisión tuvo lugar de forma casi simultanea entre el 1000 y
Imperio Han en China, y no el Imperio romano que todo ciudadano el 900 a. C. en cinco grandes ciudades del sur de Etruria: Veyes,
europeo hoy conoce. Si la historia hubiera sido distinta, contaría­ Orvieto, Cerveteri, Tarquinia y Vulci. El resultado fue un equilibrio
mos con una historiografía etrusca que sin duda habría hecho co­ relativo de comunidades de un tamaño y una politización similares
mentarios desdeñosos sobre los derrotados romanos, que podría en las que existía una tensión intema entre los grupos gentilicios
;■

8 ARQUEOLOGÍA & HISTORIA

muy repetida entre mediados del siglo Vil y comienzos del VI a. C. Rijksmuseum van Oudheden. ©w^comvons/cc b.o/s

del centro políüco, la intensidad de su ocupación, el tamaño de su


(lo que en antropología conocemos como grupos de descendencia)
territorio circundante, los niveles de jerarquía política y adminis­
y la comunidad, y una tensión extema entre las propias comuni­
trativa en ese territorio, los tipos de actividad económica y, sobre
dades urbanas. Pero, debido a la presencia de Roma, Veyes podía
haber aflorado como preeminente en este equilibrio dinámico, todo, la identidad de la comunidad que ocupaba ese espacio. En un
aunque el saqueo de la ciudad -según los romanos- en 396 a. C. extremo, Veyes era grande y expansiva, tanto en los Emites de la
truncó este potencial. El resultado más probable, incluso en au­ ciudad como en su ambición territorial, operando un control directo
sencia de Roma, habría sido una rivalidad a largo plazo entre ciu­ sobre su territorio cercano. Su vecina, Cerveteri, era casi igual de
dades de rango similar y en el que ninguna en particular habría grande, pero su expansión territorial apuntaba hacia el mar. En el
sido capaz de superar a su igualmente importante vecino. nordeste, Perugia era mucho más pequeña y tardía en su desarrollo,
Detrás de este relato del origen de los etruscos subyace la pero resultó exitosa en su expansión territorial por el Tíber por
,
cuestión fundamental del por qué tuvieron lugar los mencionados medio de asentamientos mucho más pequeños en un paisaje de po­
sinecismos. Podemos atisbar ciertas condiciones políticas hacia blaciones menos desarrolladas, normalmente identificadas con los
finales del segundo milenio a. C. en las que la unión umbros. A pesar de estos variados patrones, todos estos orí­
. £-• v genes tuvieron éxito, al menos hasta que su progresión se
de una comunidad mayor pudo representar ventajas r -c
que superaban las dificultades que representaba r,-' '••'i/JV vio interrumpida (o en algún caso incentivada) debido a
el alimentar a una mayor población en un espacio H L la acción romana.
más denso. La seguridad militar puede haber jH
tenido algo que ver, y quizá la presencia de ar- |H ■ Comienzos fallidos
tefactos cargados de ideología militar en muchas I Sin embargo, no todos los comienzos etruscos termi-
tumbas pueda ser interpretada en dicho sentido. JH naron con éxito. Los poderosos y estables centros que
En comparación con otros relatos de la forma- ^ hemos esbozado más arriba contaban con zonas fron­
ción de los Estados complejos, podemos plantear \ *v terizas vacías en el límite de sus territorios que ofrecían
dos narraciones alternativas que han sido también oportunidades para otros comienzos políticos donde, par­
propuestas para el lejano valle de Oaxaca, en México, . ticularmente a lo largo del período orientalizante, grupos
como contraste. Por una parte, po- i de mentalidad independiente experi­
demos imaginar la presencia úkxÁ mentaron con su propia organiza-
de un individuo alfa domi- Áá \ ción política, con distinto grado
nante con el suficiente ca- K R de éxito. Este patrón dinámico
risma para galvanizar tal de- / tiene sustanciales similitudes con
cisión. En el valle de Oaxaca, ^ ' los patrones de formación de Esta­
este habría sido un individuo dos postulados para África por Igor
personificado a través del glifo Kopytoff, un proceso que él mismo de­
del jaguar. En el mundo griego finió como de frontera intema. El pai­
ateniense, habría sido la acción saje político de Etruria se anclaba en
de Teseo. La documentación fu­ los sitios de poder, pero, con distinto
neraria de Etruria, si hubiera que grado de éxito, otros centros trataron
interpretarla de un modo tan simple, . de forjar su propia presencia política.
no ofrece pista alguna acerca de un individuo En estas circunstancias podemos identificar
así de prominente. Por otra parte, podemos j W tres zonas en las que los orígenes resultaron fallidos
imaginar una decisión colectiva por parte de un j BIT a distinta escala. En el sur, dos centros relativamente
grupo de linajes que concertaran que una acción I grandes, Bisenzio y Acquarossa, protegidos por una
conjunta podía ser la ruta política preferible. La muí- serie de lagos volcánicos, lograron mantenerse durante
titud de cementerios y de grupos de cabañas en las - I varios siglos antes de ser borrados del mapa por sus vecinos
aldeas antiguas de las ciudades mejor investigadas, más poderosos: Veyes, Cerveteri, Orvieto y Tarquinia. En
como Veyes, sugieren que este habría sido el escenario la unión entre la Etruria meridional y la septentrional, el sis­
más probable. En efecto, la fundación de Monte Alban en el tema del valle del Albegna, fuera del alcance de Vetulonia (al
valle mexicano de Oaxaca ha sido interpretada de un modo si­ norte) y Vulci (al sur), ofreció a dos centros sucesivos, Marsilina
milar. Algunos autores italianos, sin embargo, consideran que en los siglos VIH y VII a. C. y Doganella en el siglo VI a. C., una
los nuevos centros nucleares habrían sido inmediatamente uni­
oportunidad. Sus orígenes fueron demasiado inestables como para
ficados entorno a una autoridad política coherente en la que las
que prevalecieran contra los grandes poderes de sus vecinos o
normas del consumo de bienes de lujo privarían a los líderes
contra Roma. Finalmente, en la zona de Chianti, en la Etruria
exhibir sus riquezas personales para la posteridad.
septentrional, Poggio Civitate y Castelnuovo Berardenga eran pe­
Las tendencias generales hacia el sinecismo, que dan comienzo
queños centros nucleizados de gran esplendor, pero fueron des-
en la Edad de Bronce, y el control territorial, de tamaño y eficacia
i os-en el caso de Poggio Civitate al menos en dos ocasio-
variables, esconden de hecho el patrón de un origen múltiple para
nes . En este último ejemplo, el origen de los etruscos en los
las ciudades etruscas. Existía una variación sustancial en el tamaño
intersticios de las ciudades más poderosas fue efímero y temporal.
4
í ** fA
f>* * CRONOLOGÍA DE LA CULTURA ETRUSCA
Italia en los albores de la historia PRIMERA EDAD DE HIERRO [ca. 1000-900 a. C.)
El origen de los etruscos (siglos IX-^II a. C.)
PERIODO VILLAN0V1AN0 [ca. 900-720 a. C.)
s éticos Colonización villanoviana de Campania y Emilia
Romana
'\J <?,/, Comerciantes eubeos, orientales y etruscos en
^(pro<e:;^ Pitecusa (775 a. C.)
Carpid Colonizaciones griegas en Italia y Sicilia
V (615-578 a. C.)
Cognento A^ ^ Castelfranco
PERIODO ORIENTAUZANTE [ca. 720-580 a. C.)
Tarquinio Prisco, rey de Roma (615-578 a. C.)*

( A Villanova PERIODO ARCAICO [ca. 580-480 a. C.)


sr
MarzabottoflÉ Segunda colonización etrusca de Campania y Emilia
Romana
Bolonia
Fundación focea de Alalia (565 a. C.)
Batalla de Alalia. Victoria púnico-etrusca sobre los
foceos (540 a. C.)
Primera batalla de Cumas (524 a. C.)
• Fiesole Fin de la monarquía en Roma (509 a. C.)*
%Volterra
Batalla de Aricia. Victoria de Cumas y aliados latinos
sobre etruscos, umbros y daunios (504 a. C.)

/....
V* PERIODO CLÁSICO (ca. 480-320 a. C.)
PopuloniaA^ <P Guerra Roma-Veyes (477 a. C.J
Segunda batalla de Cumas. Victoria siracusana
frente a los etruscos (474 a. C.)
•í
RoselIeA* % i Guerra Roma-Veyes (428 a. C.)*
^ Sarteanq,
O V. :;S Ocupación samnita de Capua. Rn del dominio
etrusco en Campania (423 a. C.)
/ -/ C 'vul^1^10 * Toma de Veyes (396 a. C.)*
cultura
Saqueo de Roma. Invasiones celtas en el norte de
A
de Terni
Italia (390 a. C.l*
TarquiniáAf
Piedilüco Guerra Roma-Tarquinia (358-351 a. C.)*
Santa Marmella &
Caere
\j. Vpvp_
PERIODO HELENÍSTICO (ca 320-27 a C.) UBI
i
Sucesivas victorias romanas frente a los
A Roma Vi (302,295,292,283,280 a. C.)
cultura Fundación de la colonia latina de Cosa en territorio
/.«? lacial etrusco (273 a. C.)
\ % * La cronología habitualmente
nárquica y la República temprana deriva de la
s¡> por M. Terencio Varrón en el siglo I a. (X, y existan claro:
cios de que esta se dilató artificialmente introduciendo!
t -1 personajes -cónsules o dictadores, que daban non .
año-. Por ejemplo, la toma de Roma por tos galos que'
data en 390 a. C. habría tenido lugar en 387 o 386 a. C.,
conocemos por fuentes griegas.

Fronteras en el Siglo XVIII ,O Cumas


PitecusaO * Il050a.cy750-725a.ai
— Estados Pontificios (7/750-725 a. C.)
I - Ducado de Toscana v*
Pontécágnarib A
r ArenosolaA
Capo di Fiume A
Crotona o Colonias griegas
(fecha de fundación según las la ConsilinaA & *
fuentes/datación primeras
evidencias arqueológicas) a. w
Panormos O Colonias púnicas o *
l706a.Cyca.700a. C.)
\ O-
Tarquinia A Asentamientos villanovianos golfo de
Villanova A Necrópolis villanovianas o1 Tarento
Goluzzo A Depósitos votivos villanovianos s QSibaris
(735-7100. C7720 a. C.)

UstivJ-*»
Etruria arcaica
;
Principales culturas itálicas o
a comienzos de la Edad del Hierro «• O QCrotona
• V /1709 a. CVsiglo Vil a. C.)
Cultura villanoviana CP;)., oírnos <?l.¡p;»ri
y áreas de influencia \ ulcant)
Área de difusión de las Á -
I o
tumbas de incineración V OZaricle (siglov;n Cy750-725a.
__
1
C.)
. O
\
r -i Área de predominio casi
L exclusivo de la inhumación
c I L ! A p Rhegio ¡*¡8u> vm a. C./7Z0 a. c.)
<>
sícuIo$ ONaxOS (737‘733j. C/750-725 a. C.) b
,
V Cuftura sícula OCatania 1737-728 a. cy7so-7oo a. C)

50 100 150 km O t^ontinos (728 a. 07750-725 0. c.i


0
U=u=U CÍMegara Hyblaea (728a. C775o-725a.c.)
ÓSiraCUSa (735 a. Cy750-725 a. c.)
y*
10 ARQUEOLOGÍA & HISTORIA

en este «¡po de trabajos. A partir de entonces y hasta mediados de slgigpál’ece también en el sur de Etruna ^ PP° aue adornan en KDeciííiS

ZSSgSSSSSSSSSSBSS^^ que les otoñaba de forma colectiva una identidad distinta con res­
ADN y lengua. Orígenes orientales
En tiempos recientes, algunos estudios genéticos preliminares han pecto a latinos, umbros y otras poblaciones con grupos lingüísticos
apuntado a una comprensión distinta sobre el origen de los etruscos. peor conocidos de la Italia central. Sin embargo, dadas las incerti­
Sin embargo, este tipo de aproximaciones genera toda una serie de dumbres relacionadas con la lingüística histórica, resulta tremen­
problemas. En primer lugar, los orígenes de los etruscos tienen que damente arriesgado intentar establecer una relación de la morfología
ver con la identidad política y los procesos económicos, y estos no distintiva del lenguaje etrusco con el idioma antiguo de otras co­
pueden ser reducidos a una mera cuestión biológica. En segundo munidades, incluyendo el repetidamente citado ejemplo de Lemnos
lugar, una aproximación a través de la biología corre el riesgo de en Asia Menor, que encajaría con algunos relatos históricos antiguos
sugerir que los etruscos llegaron como una entidad completamente sobre el posible origen de los etruscos. La lengua es una elección
formada, una perspectiva que no viene respaldada ni por la docu­ de identidad, y no marca un simple origen por derecho propio.
mentación de los asentamientos ni por la cultura material. Algunos
de los primeros estudios estaban además centrados en el ADN mo­ Múltiples orígenes
derno y basados en modelos teóricos que construían la historia de La historiografía sobre el origen de los etruscos es mucho más
las poblaciones modernas. El estudio del ADN antiguo, dada la se­ clara. Como es sabido Heródoto (1.94) sugirió un origen en Lidia.
cuencia que hemos apuntado, puede ser más efectivo, pero requiere Dionisio de Halicamaso (1.30), por su parte, propuso un origen lo­ :
necesariamente de una muestra suficiente y precisa para ser repre­ cal, in situ. Investigadores del siglo XIX como Pigorini sugirieron i

sentativa del conjunto de la población antigua, lo que es una difi­ una procedencia septentrional. Pero estratificadas entre estos relatos,
cultad si el acceso a un enterramiento formal fue restringido o si hallamos capas políticas explícitas.
'
muchos de los muertos fueron incinerados. Por estas razones, nos A los duques de Toscana, residentes en lo que fuese la Etruria
encontramos en un estadio muy temprano en la interpretación de septentrional (1700-1860), les preocupaba más el origen de los
resultados, aunque estos, de acuerdo con el posicionamiento actual, etruscos que a los Estados Papales (1400-1860) que ocupaban el
no sugieren la existencia de una migración sustancial de gentes sur y el este de la antigua Etruria. Paradójicamente, los duques de 1
procedentes de oriente y asentadas en la Italia central llevando con­ Toscana extendían sus dominios sobre lo que era principalmente
sigo una civilización etrusca completamente formada. la antigua Etruria descentralizada (Pisa y Fiesole hasta Chiusi),
El elemento más complejo en relación con el origen de los mientras que los Estados Papales ocuparon lo que antiguamente i
etruscos es sin duda la lengua. La élite etrusca parece haber emple­ había sido el territorio de los Estados más centralizados de la
ado un tipo de lenguaje decididamente distinto al de sus vecinos, lo Etruria meridional (de Vulci a Veyes, aunque extendiéndose hacia
Perugia desde co. 1700). Investigadores tempranos como por ejem­
plo Guillaume Postel (1510-1581) o Thomas Dempster (1579- :
1625) se hicieron eco de estas cuestiones a instancias de sus patro­
nes políticos toscanos. La primera conferencia etrusca tuvo su
sede en Florencia y se celebró en 1926, y al cabo de poco tiempo
tuvo lugar la fundación de la revista Studi Etruschi en esta misma i
ciudad.
En tiempos más recientes, la región de Toscana, que ocupaba
en su mayoría el antiguo territorio del ducado de Toscana, se
mostró más interesada en la proyección de las cuestiones relacio­
nadas con la identidad colectiva etrusca en la celebración de la ci­
i
vilización etrusca que tuvo lugar en 1985. Esta actividad ha conti­
nuado desde entonces con una industria patrimonial explícitamente I
etrusca centrada en una red de museos y donde Siena, un centro
etrusco decididamente menor pero con una excelente e innovadora
universidad y un banco eventualmente muy poderoso, desempeñó
un papel sustancial. En el mismo período de finales de los 1980 y
comienzos de 1990, la industria patrimonial de la moderna Umbría
celebraba sus relaciones internacionales, embebidas en la diáspora
de sus colecciones en Nueva York, Leningrado, Budapest y Cra­ :
covia, con una serie de exposiciones. Mientras tanto, la región del i
Lacio, cuyo territorio cubría regiones antiguamente ocupadas tanto
I
por comunidades etruscas como por latinas, desplegaba una gene-
a ogia mixta, complicada por el hecho de que contenía la capital
de la Italia unificada. Por una pane, celebraba mediante una serie
de exposiciones temáticas la unidad del Latium vetas, el lugar
natal de la antigua Roma. Por la otra, el producto etrusco principa],
a comienzos de la década de los 1990, consistió en la publicación

:
ARQUEOLOGÍA & HISTORIA 11

► Lebes etrusco de INFLUENCIA ORIENTAL con orna-


mentación de prótomos leoninos. Este mismo patrón
se repite en otros ejemplares hallados en la antecá- .
mara de la tumba Regolini-Galassi (675-650 a. C.) y
en otro paralelo de Pranestre. Se trata de piezas de iid
artesanía magistrales, fabricadas en bronce, que ob- H
tuvieron cierto éxito en Etruria y cuyos precedentes S
cabe situar en el norte de Siria y Urartu. Su uso se ^
destinaba al banquete, y en concreto a la mezcla de ^
vino con miel o especias. Las sirenas que ornamentan
el borde funcionan como asas, y son también un motivo
recurrente en este tipo de lebetes broncíneos, en especial del
mundo griego. Museo Archeologico Nazionale, Florencia, o
WlKIMEDiA Co.mv.ons / CC BY 3.0 / Sailko

de una serie de valiosas guías regionales (que cubrían terri­


torios como Bolsena, Civita Castellana, Viterbo, Cerveteri
y Tarquinia) con una síntesis de identidades locales más que
con la intención de mostrar a los etruscos como un fenómeno
coherente. Estas proyecciones del pasado, construidas a través
de gobiernos locales de izquierda o centro, se duplicaron como
conveniente contrapeso a la unidad expansiva de Italia construida
bajo el fascismo. En este caso, la experiencia fue protagonizada
por italianos, en contraste con el mayor internacionalismo de los han dado lugar a sus propios relatos, algunos de los cuales
estudios sobre el Renacimiento (que en sí mismo es también un prestan apoyo al presente político. La realidad empírica nos
producto toscano) y el Helenismo. lleva a la conclusión de que la identidad de los etruscos estaba
principalmente enfocada a los grupos gentilicios (las familias
Origen e identidad principales) de la comunidad. Cada una de estas contaba con
Observándolo desde la perspectiva de la nueva antropología muchos de esos grupos de descendencia, y buena parte de la
social, el origen guarda relación con la construcción de una mitología interna de los etruscos estaría centrada en orquestar
identidad en un determinado momento temporal. Lo que veían los orígenes y el futuro éxito de estos grupos. Al mismo tiempo,
los etruscos sobre sus propios orígenes es una respuesta sus­ las grandes comunidades urbanas contaban claramente con su
tancial a esta cuestión. Esta aproximación, sin embargo, se ve propio sentido de origen, que a su vez estaba orquestado polí­
complicada por la ausencia de una literatura propia que estruc­ ticamente a través de la religión y el sentido del espacio. Entre
ture con exactitud su respuesta. Aquello que podamos recons­ los etruscos, había muchos centros de poder y, en consecuencia,
truir los arqueólogos en una secuencia política y económica es una multitud de orígenes, algunos de los cuales emascularon
otra aproximación válida. En esta cuestión, los investigadores los orígenes y la propia existencia de centros menores. El mayor
nos hallamos en un terreno más sólido a medida que las nuevas centro histórico resultó ser, en última instancia, Roma, que pro­
investigaciones en ciudades y territorios particulares se hacen dujo su propio relato analístico de sus orígenes y los de otros.
más sofisticadas y permiten rellenar antiguas lagunas de la in­ Esos otros incluían a los etruscos, que fueron clasificados como
vestigación. Se puede dibujar una síntesis a partir de estas dos rivales militares preocupados por la religión, excesivamente
aproximaciones, puesto que ambas perspectivas forman parte obesos y dominados por poderosas mujeres.
de una misma imagen. De este modo, está claro que cada ciudad
contaba con su propia identidad individual y difería con otras
en su especialización económica, sus prácticas funerarias, su
BIBLIOGRAFÍA
Barker, G.; Rasmussen,T. (1998): TheEtruscans. Oxford: Blackwell.
grado de centralización y de control territorial. De forma algo
Bellelli, V. (2012): Le origini degli Etruschi: storia, archeologia,
más tentativa a través de fuentes que incluyen la iconografía, antropología. Roma:"L'Erma"d¡ Bretschneider.
podemos establecer que cada una de estas ciudades contaban Izzet, V. (2007): The Archaeology ofEtruscan Society: Identity,
asimismo con su propio relato mitológico, a veces recurriendo Surface and Material Culture ¡n Archaic Etruria. Cambridge:
a una legitimación local en la forma de figuras como el Tarcón Cambridge University Press.
de Tarquinia, y otras veces recurriendo a figuras exóticas am­ Shipley, L. (2017): The Etruscans. Lost Civilisations. London:
biguas como Áyax, cuyas hazañas los etruscos reivindicaban a Reaktion Books.
partir de un mundo externo. El lenguaje y, hasta cierto punto, Spivey, N.; Stoddart, S. (1990): Etruscan Italy. London: Batsford.
el ritual, apuntan hacia una unidad cultural más amplia, aunque
en un sentido secundario. Los relatos etruscos tardíos proyectan E Bibliografía completa en www.despertaferro-ediciones.com
un sospechosamente detallado entendimiento auropioi'esado de
su construcción del tiempo, que comprendía la organización Simón Stoddart es profesor de Prehistoria y miembro
de semanas de ocho días en años de ocho meses y diez sesearía del Magdalene College en la University of Cambridge,
que comenzaban en 1201 a. C. y continuaban hasta el 83 a. C. donde da clases sobre la Edad de Hierro en Europa. Ha
Thl detalle solo fue posible una vez formaron parte de un mundo llevado a cabo trabajos de campo en la Italia central
romano que ofrecía a sus élites mejores oportunidades. durante treinta y cinco años, y publicado investigaciones
En conclusión, podríamos escribir sobre muchos orígenes sobre los etruscos, los umbros y los faliscos. En la actualidad está
para los etruscos. Distintas tradiciones intelectuales y políticas realizando trabajo de campo en la ciudad etrusca de Perugia.
Larissa Bonfante - New York University

La lengua y la religión etruscas, aspectos básicos que definen a cualquier cultura, eran distintas a la de los griegos o a la de sus
otros vecinos de Italia. Todos ellos, incluyendo a los romanos, hablaban lenguas que pertenecían a la rama lingüística
indoeuropea, y sus religiones se distinguían por la supremacía de los dioses varones relacionados con el clima y por la degradación
de las diosas madres típicas de las culturas anteriores. En efecto, la naturaleza patriarcal de las sociedades griega y romana era
similar -el elemento básico de la sociedad en la democracia griega era el ciudadano varón y el soldado, mientras que en la
oligarquía conservadora romana lo era el pater familias, el varón más mayor, cuyo poder en la familia era absoluto-.

E
n contraste con ello, poderosas diosas ejercían una importante alteando actualmente campañas en Veyes y Civita di Tarquinia), la
influencia en el panteón religioso etrusco, mientras que las mayoría de estas desaparecieron o fueron reconvertidas en ciudades
parejas casadas constituían un pilar central de la aristocracia, modernas en las que se sigue viviendo, ya sea en la costa tirrénica
en la que las mujeres desempeñaban un importante papel en el como Tarquinia o Cerveteri, o en las tranquilas colinas de la Toscana
terreno de lo público a lo largo de sus vidas y eran honradas con las y la vecina Umbría.
más ricas tumbas cuando llegaba la hora de su muerte (véase “La
mujer etrusca” en Arqueología e Historia n.° 20). Cuando emergió Aristocracias y linajes
esta aristocracia en las ciudades situadas entre el Amo y el Tíber en En esta sociedad, que retuvo su naturaleza aristocrática a lo largo de
el siglo VIU a. C., justo en el tránsito entre la prehistoria y la historia, toda su historia, la ascendencia noble de la mujer era tan importante
la opulencia de las tumbas ofrecía una posibilidad perfecta para que como la de su marido, y la pareja casada representaba un eslabón
las grandes familias pudieran exhibir su riqueza, su red de relaciones más en la continua cadena de generaciones de una gran familia.
y su prestigio. Los arqueólogos encontramos materiales dispuestos Pero, incluso aparte de la familia, la mujer desempeñó un papel
para el estudio de las costumbres etruscas en las ciudades de los muy importante en el terreno público, y gozaba de mayor indepen­
muertos, aquellas necrópolis que rodean las urbes como los pétalos dencia y responsabilidad que en las sociedades griega (véase Ar­
de una flor, en las que las tumbas de los antiguos etruscos quedaron queología e Historia n.° 11: La mujer en Grecia) y romana. La ico­
imperturbadas durante siglos. Aunque en la actualidad se han venido nografía etrusca ilustra a hombres y mujeres actuando juntos en
excavando muchas ciudades de los vivos (por ejemplo, se están re­ situaciones sociales que difieren de forma radical respecto al modelo
■■ ;s

ARQUEOLOGÍA & HISTORIA 13

clásico griego en cuanto a las relaciones de por el magnetismo de la riqueza de los etrus­ de ello, existía una cierta continuidad en el
género. Maridos y mujeres aparecen recli­ cos en el oeste, con sus ricos depósitos mi­ registro arqueológico que remonta al 1200
nados juntos en banquetes y mostrando su nerales, su tierra fértil, sus excelentes puertos a. C., y bajo las ciudades más grandes se
afecto en público. Los griegos eran bien y un gran repertorio de oportunidades eco­ hallan niveles de la Edad de Hierro. Lla­
conscientes de estas diferencias, y las per­ nómicas. Estos viajeros griegos podían ser mamos a estas gentes etruscos cuando adop­
cibían como una relajación etrusca de la refugiados, aristócratas aventureros o emi­ tan el alfabeto griego y escriben en su pro­
moral o como un signo de la extravagancia grantes de una ciudad griega superpoblada. pio lenguaje peculiar al final de este período
bárbara. De hecho, el pasaje literario griego Pronto se establecieron en Cerveteri, donde -en realidad, nunca hubo ningún villano-
más largo que trata sobre los etruscos, el habían desembarcado, quizá en el puerto de viano, solo protoetruscos que vivían en
frecuentemente citado relato del historiador Pyrgi, “las torres” en griego. También se sin­ asentamientos etruscos preliterarios-.
del siglo IV a. C. Teopompo (FGrHist F tieron como en casa en el puerto de la gran Algunos descubrimientos recientes y
204), refiere al papel de la mujer etrusca y ciudad deTarquinia, Graviscae, donde podían nuevas investigaciones han puesto su foco
la indecencia de sus costumbres. adorar a los dioses griegos en sus santuarios en la historia de este período temprano en
y socializar con sus vecinos en su propia len­ Italia: la Edad de Hierro, el Villanoviano y
Hacia puertos tirrenos gua. Al poco tiempo, los intelectuales griegos el Orientalizante que le sigue, y que vino
Los griegos que procedían de las regiones serían bienvenidos, y los artistas establecerían marcado por la adopción de algunas inno­
orientales encontraron así a gentes ricas con sus talleres en este emocionante nuevo vaciones procedentes del este como el al­
una sociedad aristocrática muy desarrollada, mundo, rodeados de una atmósfera que ad­ fabeto o los nuevos estilos y motivos artís­
no muy distinta a la de su propio mundo ar­ miraba y respetaba sus tradiciones, que utili­ ticos. El florecimiento de las ricas ciudades
caico. Los etruscos se encontraban en el cen­ zaba el alfabeto griego para escribir su lengua etruscas en el período orientalizante, por
tro de ese mundo internacional que relata La y que estaba familiarizado con las historias tanto, no parece ya la respuesta a un movi­
Odisea, y en ese excitante momento de la narradas por su poeta Homero. miento colonial repentino o la simple trans­
historia del Mediterráneo en el que los griegos Pero los recién llegados no eran solo formación del arte y la sociedad etruscas
y los elementos orientales se estaban trans­ griegos. También se establecieron allí los bajo el impacto del milagro griego, sino
formando hacia una "civilización” clásica: la fenicios de Cartago, recordados a través del un apasionante momento de transición y
cultura de las ciudades. En esta época, una nombre de uno de los puertos de Cerveteri, de transformación mucho más complejo.
temprana oleada de inmigrantes se vio atraída Punicum. A diferencia de los griegos, los La atención de los comerciantes y artis­
fenicios no fundaron colonias en Italia, y el tas del área etrusca se había decantado hasta
éxito de su empresa, al igual que el de la ta- entonces hacia el norte, hacia las gentes de
lasocracia etrusca, no se basaba en la colo­ la Europa central (cultura de Hallstatt) y Es-
nización sino que dependía de fondouks, co­ lovenia, quienes trabajaban el metal y lo or­
munidades amistosas situadas en puertos namentaban con un estilo artístico similar
clave [N. del E.: fondouk es en árabe “al­ al de la cultura viilanoviana. En la Italia sep­
bergue” o “almancén”, y se emplea para lu­ tentrional, en efecto, los etruscos desarro­
gares donde los mercaderes se hospedaban llaron importantes centros en conexión con
y comerciaban]. el intenso comercio abierto con las culturas
A los viajeros griegos que se dirigían a del norte desde tiempos remotos. Podemos
Etruria les aguardaban muchas sorpresas reconstruir buena parte de este comercio a
en estos tiempos tempranos en los que la través de la ruta del ámbar, que descendía a
apertura del Mediterráneo proveía de rutas lo largo de la Europa central en su camino
hacia nuevas costas ahora accesibles. En desde la "tierra del ámbar” en las regiones
este mundo internacional y multilingüe, los bálticas, donde se obtenía, hasta Italia a tra­
asentamientos etruscos se convirtieron en vés de los pasos alpinos orientales. En esta
ciudades de pleno derecho, cada una con región septentrional, Frattesina (ca. 1200-
su propia historia y sus propias tradiciones, 1000 a. C.) en el valle del Po, entre Bolonia
arte y cultura. La denominación arqueoló­ y Venecia, era hacia el 1100 a. C. una prós­
gica para el período de la Edad de Hierro pera comunidad y un centro artesano de
inmediatamente anterior, que abarcaba gran actividad en el trabajo del metal, el
aproximadamente del 1100 a. C, hasta el ámbar, el vidrio y el hueso. Poco más tarde,
900 a. C. ;’s "Villanoviano”, voz que pro­ Verucchio, cerca de la moderna Rímini, la
cedí- Vrisanova, un yacimiento cercano sustituyó como centro comercial, y sus ta­
- h el que fue reconocida esta fa- lleres desarrollaron sofisticados estile» que
: ~> á ••■o: ¡ rimera vez. Incluso antes se plasmaron en el trabajo textil, la talla de
* ’h te., do U: supremacía romana, el poderío etrusco estuvo muy extendido por tierra y por mar.
ü: ;a p.ueba de su potencia la constituyen los nombres de los mares superior e inferior, que bor­
dean Italia como si fuera una isla, porque los itálicos llamaron a uno mar Tirreno, por la deno­
minación común de toda la nación, y al otro mar Adriático, de Adria, la colonia etrusca" (Livio,
V.33.7). En la imagen, un detalle de una de las pinturas de la TUMBA DE LA CAZA Y LA PESCA
deTarquinia, de finales de época arcaica (ca. 510 a. C.); un fantástico ejemplo de representación
de las costas tirrenas y de la consabida orientación de los etruscos hacia el mar. En la tumba se
destacan los paisajes marinos con precipicios y animales, un personaje lanzándose de cabeza
al agua -motivo que se repite años más tarde en la famosa tumba del nadador de Posidonia y
que sin duda tiene un sentido escatológico, de acceso a otro mundo- y por supuesto las acti­
vidades de caza y el banquete, que se relacionan con las prácticas habituales entre las élites
etruscas. © er.< vamxvue / gamma-rapho
V' \ ^77 cultura de Este
s (protovénetos) . Necrópolis con pinturas
El apogeo de Etruria Goito© Roncofcrraro AtUfcto
Adría o f (fases orientalizante y arcaica)
© ca. 670-580 a. C.
k Los etruscos protagonizaron una EXPANSIÓN más que notable hacia el VALLE DEL PO
y, al igual que en el caso de la Campante, esta tuvo sus antecedentes en el perio­
Mantua O „ j
(siglos VII-VI/V a. C.) oji Bagnolo San Vito
Fratgsina * © ca. 580-530 a. C.
do protovillanoviano, en este caso en relación con el comercio noralpino y con el
excedente agrícola de estas tierras, muy ricas en zonas fértiles. El primer moví-
Virgilio'®?^—" ' © ca. 530-490 a. C. ¡ miento expansivo se realizó en estrecha combinación con elemento local, y dos
Bozzolo © \, ~
B Etruria e*Pansión © ca. 490-450 a. C. I de sus núcleos principales, Bolonia (Felsina) y Verucchio, servían como grandes
) elruscá *S ■Spinaj^ ?l
centros de enlace con la región padana y el Adriático respectivamente. Algunas
L. Zona de expansión etrusca
Zonas de influencia 4ZÍYc8ián^
—------100 a. C)
© Necrópolis ligures fuentes (Virgilio, Eneida X.196-198) citan estas fundaciones como obra de Ocno.
fundador de Perugia, mientras que otras (Verrio Raco, De verborum significatione)
Faliscos Rubiera

HAiontecchio
Fels(i)na
.
i
ñ Rávepa
Yacimientos
metalíferos
mencionan a Tarcón de Tarquinia. Esta discrepancia quizá esté haciendo alusión
a la existencia de una doble oleada, la más antigua de las cuales atribuida a este
último fundador mítico, presuntamente relacionado con el mismísimo origen de los
etruscos. Sea como fuere, la arqueología en efecto indica DOS MOVIMIENTOS COLO-

Ceno San Paolo d'Enza


h •i
c
Bolonia,
-% ‘
f
í ♦
o
Plomo
Hierro
NIZAOORES sucesivos: el más antiguo a comienzos déla Edad de Hierro (siglo IX a. C.)
y el más reciente hacia mediados del siglo VI a. C., en plena época arcaica y sin duda
H Casteliarano o Plata relacionado con las necesidades de reorientación del comercio al Adriático, dados los
o Oro
Al.esiriw crecientes problemas de la navegación etrusca en el Tirreno. Como consecuencia de
Marzabotto o Cobre
a H
4? o Estaño
ello, esta segunda oleada, presuntamente encabezada por etruscos de poblaciones
i del interior como Chiusi u Orvieto, se estructuró sobre una base urbana acompañada de una organización
ures ▲Qrsaro
A k£J
Monee Bibele
. económica y política netamente basada en la ciudad como centro administrativo, y se fundaron ciudades
▲Succisó ^/j Monteguragazzá ex novo como Marzabotto, Spina y Mantua además de refundarse BOLONIA. Al final de esta etapa, que

todavía se alargaría un siglo y medio, los intereses etruscos toparon con la iniciativa expansiva de los
O celtas, que ocuparon la región hacia comienzos del siglo IV a. C.
Casóla in Lunigiana 9 O Castelnuovo di Garfagnana
Génova
O Buca di Castelvenere Falterona A ESTELA de la necrópolis de CERTOSA, Felsina. La imagen de su registro inferior ha sido interpretada como
_/" un combate entre un jinete etrusco y un galo desnudo, o como un duelo gladiatorio. Siglo V-IV a. C.. Museo
m a r ■ e .9 Lena
\ •-B
Querceta QTempagnano
w • PonteaMoriano ; /'" , V Cívico Archeologico de Bolonia. oAisn?rop£rs.
Pietrasaiito*o * ____ Comeamkj^© \
L i g u r i a Serravezza 0ON'™\ArUminio,^--'''
\
La EXPANSIÓN ETRUSCA hacia CAMPANIA era el producto de la \• ’ \ /Zí<\\
/ PratoningÍKt
Pisa___
continuidad de relaciones muy anteriores, que remontaban incluso al
Protovillanoviano, en el siglo X a. C. -aunque es cierto que la identi­ \
1: SanCaciano /
Móntame'^* ---------------- ^
ficación de patrones culturales a través de las costumbres funerarias
es siempre algo complejo-. En CAPUA y Pontecagnano aparecen en
la Primera Edad de Hierro tumbas de incineración en
. 1* ,’CamportílanoO CastelÍha;in'¿fíanti\Pian°y°ndo k
/
/' Cortona
7
/ w.fr~r i \Castelnouvo ' CtSftum
un territorio donde la inhumación es el rito ex-^^f :
elusivo, además de materiales típicamente
villanovianos como las urnas bicónicas. / Vada Volterran
c \ OMontesoudaio \ ----- "cJhíáñcláno
La fundación del emporion eubeo de Gorgona Casale LittaoO °,ho 0 • Montierí "^S10 ! 0 O g ■
: Pitecusa abrió un periodo de contacto
\ AG>!mc y^,!hic>.,.-e>stelluc¡o
mucho más estrecho con los COMER­
CIANTES GRIEGOS y con nuevas <
tecnologías relacionadas con el
m ^ ^

V> a
o”°
^-B¿añigidj¡q diP¡enjM=^
O Cosme dííarf

CetonaO
„Ghiusi ,
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trabajo artesano (depuración de la j Campiglja ---- -1... '' \
: arcilla, cerámica pintada, uso del ]
*■

t \
: torno). Por su parte, algunas fuentes
Populonia jai Onrieto^

(Éforo, ap. Strab. Vl.2.2) mencionan la


Capraia
0 Poplu ^®Jfejts(e)na

%/^OVoI sena \9
existencia de piratas tirrenos en Sicilia
ya en la época de la fundación de Naxos ba OStatonia
(736 a. C.). Capua fue desde el 730 a. C. N
un centro de producción de la cerámica de
¡S5U?i,w*^SSS.,*,p
w If k

impasto, que en parte se inspiraba en formas Ü51 )


típicas del mundo griego. Entre finales del siglo Vil Talamone Ortebello
y comienzos del VI a. C., la arqueología parece confirmar la idea de la
llegada de grupos de población procedentes de Etruria -probablemente
j
¿i Piai losa daunios
yiosa~
bajo la égida de Capua- y su instalación en asentamientos cerca del
Vesubio -como Suessula o Ñola- o en la costa -Estabias-. Poco más
tarde, en época arcaica, aparecen los primeros testimonios epigráfi­ Monlecrislo Cíiglio m
\ 7'® Ve^s
Fidenas
cos en lugares como Pompeya, Estabias, Fratte o Pontecagnano que • O j 9Vei(s)
refrendan la idea de las fuentes de una presencia etrusca más fuerte
3 V. 70 Caerc
! en esta etapa. Del mismo modo, se observa un fenómeno de sinecismo
y urbanización en este tipo de asentamientos que sin duda respondía r Pyrgi C(a)isra
PROMA

a la iniciativa etrusca y sema para canalizar el comercio en la región.


Pese a la presencia de todos estos centros, el referente seguía siendo
Capua. que sobresalía en la producción de vasos de bucchero tanto
\
\
T 1 r r e n o \
Alsiuniy'' Ruma
lili Tusculum
Cornacchia

como en la de terracotas arquitectónicas o en la de bronces, lo que QAlalia \ a


TarcSfufna © Principales ciudades etruscas k: Arlela
indica un intercambio muy productivo de ideas y artesanos con la co­ 0/
lonia griega de Cumas. Hacia finales del siglo VI a. C., los intereses de Bisencio • Otros asentamientos etruscos
i algunos etruscos del norte se unieron a los de ios umbros y los daunios NepcsO Asentamientos faliscos
para asediar dicha ciudad (5Z5 a. C.|. y ante el fracaso de la expedición Principales caminos etruscos
Cumas o Colonias griegas
los tirrenos buscaron refugio en las colonias etruscas cercanas, con­
Castelvenere o Asentamientos ligures fronterizos Posibles fronteras de las
tribuyendo al florecimiento de Fratte (Salerno), en la desembocadura
principales ciudades etruscas
del Irno, y el fortalecimiento de las relaciones comerciales hacia el sur. Frattesina o Asentamientos de la Edad del Bronce
Trayectos terrestres y fluviales
Hacia comienzos del siglo V a. C., la potencia de Cumas y la ayuda de vinculado a la ruta del ámbar
de la ruta del ámbar hacia Etruria
los siracusanos terminarían con el dominio etrusco de la región.
LO
.r Acquarossaun Palacios rurales
CumasO
A La piedad de Eos [ca. 490-480 a. C.). Detalle de la ornamentación del 'Z Principales puertos etruscos 1 P s AVesubio
interior de una copa ática hallada en CAPUA. La diosa griega sostie­ / Putedli' ” P0mR?^* ^biae • Salerno
Poggio m Santuarios etruscos
ne el cuerpo sin vida de su hijo, muerto a manos de Aquiles en Troya. ; OMardna
Tusculum El Otros santuarios importantes Palmarolaíi Pros, kia^j*
La inscripción indica su atribución al pintor Douris y al ceramista —<. ©Aequaiwm
H Pi®qntla#ó^’
Caliades. Mujaou Lxwt.
o] Momccchiofü Inscripciones etruscas en el 0 25 50 75 km 9
Yentotene
IschiaJ¿5
...... ...... .— norte de Italia U-krf-rW: Pitecusa tí S(,//o dv PosidohipO
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16 ARQUEOLOGÍA £r HISTORIA

▼ "Dos veces al día sirven mesas suntuosas con todo lo que conviene a un lujo extraordinario; preparan lechos con cubiertas bordadas y tienen a su
disposición una gran cantidad de copas de plata de todo tipo y un número no pequeño de esclavos para el servicio [...] (Diodoro, V.4U.3. La Ub-
TENTACIÓN DE LAS RIQUEZAS y el estatus social en la cultura etrusca alcanza su cota máxima durante el periodo orrentalizante, en el que las
élites exhiben su fortuna de las formas más variadas, y en especial en sus tumbas. Entre los muchos objetos destacables que pue en encontrarse
en las sepulturas etruscas de esta época se encuentran las "fíbulas” de disco de grandes dimensiones fabricadas en ORO como a que aparece en
la imagen, correspondiente a uno de los numerosos objetos del ajuar de la famosa tumba Regolini-Galassi de Cerveteri (ca. 675-650 a. .), a a a
intacta en 1836, y aparentemente concebida para su solo uso funeraria Riqueza y ostentación -que tradicionalmente solían asociarse con os gran­
des reinos de Oriente, con los que autores como Heródoto (1.94) creía que los tirrenos estaban emparentados- no abandonarán nunca a as élites
etruscas, ni siquiera en etapas posteriores donde las capas altas de la sociedad estaban más diversificadas. Las fuentes griegas y romanas repiten
insaciablemente varios tópicos relacionados con ello, y arrastrados por esta idea realizan juicios éticos y morales sobre la supuesta dejadez o el de­
rroche de los etruscos, que consideraban consecuencia del hecho de que estos vivían en regiones excepcionalmente fértiles (Estrabón, Geografía
\I22), muy ricas en minerales (Plinio, Historia Natural XXXVII.77) y bien comunicadas comercialmente, y que por tanto no debían esforzarse dema­
siado por alcanzar la riqueza y no valoraban lo que esta significaba. Musei Vaticani. o wuomedia commons / cc by 3.0 / sahko

la madera y la joyería. Las afortunadas condiciones de su suelo han acerca de aquello que les aguardaba a ellos y a sus ancestros tras la
permitido la conservación de material orgánico de madera que ha­ muerte, cuando, al igual que los mormones de los tiempos modernos,
bitualmente suele perderse en el registro arqueológico. pensaban que se reunirían con sus familias.
Estas ciudades fronterizas se relacionaban a través de un comercio El lujoso mobiliario de estas tumbas principescas reflejaba la
muy activo con las gentes del otro lado de los Alpes, los futuros ger­ importancia y la riqueza de los difuntos y sus familias, puesto que a
manos y galos. La sociedad etrusca, que en muchos aspeaos era más las familias destacadas de estas ricas ciudades etruscas occidentales
parecida a la de los “bárbaros” del norte que a la de los griegos del les gustaba exhibir su estatus y prestigio a través de lujosas vesti­
mundo clásico, les permitía actuar como mediadores, abriendo el mentas y mobiliario, el intercambio de ricos regalos con otras grandes
paso de un buen número de innovaciones procedentes del sur, inclu­ familias y la celebración de ostentosos rituales -triunfos, bodas y
yendo la vajilla para el simposio, o la escritura -las runas del norte, funerales- con espléndidos banquetes, procesiones, música y danza.
por ejemplo, se basaban originalmente en el alfabeto etrusco-. Colocaban carísimos y exóticos objetos de lujo -locales o importa­
dos- en las tumbas para honrar a sus ancestros y a su vez declarar la
Lujo y ostentación riqueza, el estatus, el poder y la continuidad de la familia. Hasta tal
Las ciudades etruscas compartían una misma lengua y una misma punto alcanzaba la ostentación por el lujo que los griegos el período
religión, pero al igual que las griegas, cada una desarrollaba unas clásico lanzaron contra los etruscos acusaciones de truphe -cuya
costumbres específicas y un estilo y especialidad artística propios. mejor traducción sería, “avaricia y lujo”- al igual que lo habían
Hallamos evidencias de su arte en templos, santuarios, hábitats y en hecho con las vecinas naciones del este.
las grandes tumbas construidas para los ancestros, dotadas de lujos Las diferencias entre el sistema político griego y la sociedad aris­
exóticos o de origen local y con el equipamiento doméstico que tocrática etrusca ayudan a explicar la poca importancia relativa que
precisaban para continuar viviendo con el mismo estilo de vida al dieron las ciudades etruscas a las leyes suntuarias designadas a res­
que estaban acostumbrados, con su fino mobiliario para la casa e in­ tringir el consumo de bienes de lujo y el poder de las grandes familias.
cluso carros para sus apariciones públicas. El hecho de que estas restricciones nunca fueran implementadas en
En Cerveteri, la antigua Caere, se tallaron camas y sillones en la serio en Etruria viene probado por la riqueza que llegaron a amasar
blanda roca de tufo, con ejemplos a tamaño real de lechos, sillas e in­ las élites en las tumbas de los periodos orientalizante y arcaico. Es
cluso escudos que colgaban de las paredes, excavados en la roca cierto, sin embargo, que quizá algunas leyes suntuarias establecidas
viva. En la tumba de los relieves -antiguamente conocida como la en Cerveteri y Orvieto durante el siglo VI a. C pudieran tener algo
Tomba Bella-, datada en el siglo IV a. C., se exhibían, que ver con las tumbas de apariencia de casa cuya regularidad
tallados y finamente pintados en las paredes, introducía una planta urbana igualitaria en las necrópolis,
todos los instrumentos necesarios para tra pero está claro que la sociedad aristocrática etrusca
bajar en una rica granja. El aspecto rea tenía muy poco de las estrictas leyes suntuarias
lista del arte etrusco puede tener rela­ que limitaban el gasto extravagante y el con-
ción con la costumbre de dotar a las sumo de bienes de lujo en las familias priva­
tumbas con representaciones de ob­ das de Grecia y Roma (véase Arqueología
jetos que serían utilizados en otro e Historia n.° 8: Ricos en Roma) y que di­
plano de realidad. Sus talleres es­
rigía en cambio su riqueza hacia obras pú­
pecializados en la terracota desarro­
blicas como el templo Capitolino en Roma
llaron la típicamente etrusca vajilla
o la Acrópolis en Atenas. 7:.
de buccheno y crearon piezas tan sig­
Este tipo de leyes prestaba una atención
nificativas como los sarcófagos de los
muy particular al gasto relacionado con los £-
esposos, del siglo VI a. C., las
placas de Boccanera, o las espléndidos funerales y monumentos
® W funerarios que ensalzaban el perfil y 1
más tardías estatuillas voti-
t el estatus de las familias importantes |j|
vas colocadas en santuarios
de curación por humildes ge& a la vez que pregonaba su riqueza y
Sp su poder. En síntesis, podemos ver *
granjeros y artesanos. En Tar-
quinia, una escuela de pinto­
res de paredes fue la responsable
de las coloridas pinturas que reflejaban tanto el L'?’>
mundo real de las élites como las ideas de estos
m v"* fiue este consumo de bienes de pres- ®
era una caraaerística particular^
de la aristocracia etrusca y que parece haber sido escasament '
•*?f c°ntr°lada-a ^ferencia de lo que ocurría en Atenas. De he-f■
i

T"&:\ . C °’ aSunas de las limitaciones promovidas por estas leyes


v. A • /
y música, un elemento que formaba parte integral de las vidas de los
etruscos e influenció a los futuros romanos a través de los reyes
etruscos, los Tarquinios.
Las cenas festivas contrastaban por tanto con el simposio griego,
donde la vestimenta y el mobiliario eran mucho más sencillos. Los
etruscos importaron más (y más caros) elementos de la vajilla de
mesa de la que podía alardear la más rica de las casas griegas. La
mayoría de estas piezas estaban hechas y pintadas por los más fa­
mosos alfareros y artistas, y muchas de ellas son el orgullo de los
museos actuales. Los mayores y más hermosos vasos griegos con­
servados proceden de Italia, donde los etruscos ricos los utilizaban
en sus casas, los enterraban con ellos en las tumbas o los dedicaban
a sus dioses. El vaso de Sarpedón, pintado por Eufronio, inicialmente
conservado en Nueva York pero hoy de vuelta en Roma, procede de
una tumba de Cerveteri. El vaso Frangois, con sus cerca de doscientas
' figuras mitológicas, cada una de ellas nombrada en griego, fue
hallado en 1844 en una tumba de la necrópolis de Fonte Rotella,
cerca de Chiusi.
La iconografía del arte etrusco añade otros datos interesantes en
.tomo a los ideales, la realidad y la cultura, dibujando una imagen de
) 1,a sociedad muy distinta a las de sus vecinos en el Mediterráneo. En
vez de la típica escena del simposio griego solo celebrado por hom­
bres que vemos en los vasos hélenos, el arte etrusco muestra respe-
tables banquetes familiares. Los artistas tirrenos enfatizan los valores
18 ARQUEOLOGÍA & HISTORIA

padre, madre e hijos juntos. Representaban escenas y personajes del través de leyes suntuarias como las de sus vecinos clásicos. El trabajo
mito griego que enfatizaban el matrimonio y los lazos familiares de artesano floreció en las fases tempranas gracias a familias aristocráticas
divinidades y héroes, incluso más de lo que lo hadan los modelos que querían demostrar su riqueza y su estatus en vida y honraban a sus
dásicos que seguían, y a menudo escogían formas alternativas del ancestros en las tumbas, que se acompañaban de las caras armaduras
mito griego o transformaban radicalmente la historia para reflejar de los hombres, las joyas de las mujeres y con espléndidas ropas y con
dicha preocupadón en tomo a los temas familiares. En el arte etrusco, la vajilla de banquete con la que soban entretener a sus clientes y
Tima, el equivalente a Zeus, era un marido fiel y suele aparecer señores. Tampoco existía esa neta ruptura entre lo público y lo privado
junto a su mujer, Uni, como una pareja joven y desnuda unida en un que tenía lugar en Atenas, donde el desarrollo democrático conllevó la
amoroso abrazo. Por otra parte, el arte etrusco está repleto de afec­ división entre el papel público de los ciudadanos varones y el terreno
tuosas parejas como Tmia y Uni (Zeus y Hera), Fufluns y Areatha privado del oikos, que era la provincia de las mujeres (véase "La mujer
(Dionisos y Ariadna), Latva y Tunde (Leda y Tindareo) y Aita y griega y la polis” en Arqueología e Historia n.° 11). :

Phersipnai (Hades y Perséfone), gobernantes del inframundo. La crisis del siglo V a. C., con la pérdida de Roma y el Lacio
Este énfasis en la familia y en los aspeaos privados de la vida y el empobrecimiento económico que le sucedió, vio a las ciudades
cotidiana es una de las particularidades del arte etrusco, y refleja un etruscas en un momento muy bajo justo coincidiendo con el glo­
sentido de la intimidad que lo hace espetialmente atractivo. En con­ rioso período clásico en Atenas. Finalmente, en tomo a 400 a. C.,
traste con la iconografía y el mito griego, se observa una derta pre- las ciudades etruscas se recuperaron de la caída, y el siglo IV a. C.
ferenda por los partos, las madres y las concepdones mostradas de vivió el florecimiento de una nueva aristocracia, que incluía a al­
una forma realista, a través de reladones normales y no bajo un dis­ gunos miembros de la antigua además de una nueva y afluente
fraz de animal o a través de una lluvia de oro. Existen escenas de burguesía. Los ideales de la antigua aristocracia habían sido ex­
nacimiento que muestran explídtamente al bebé saliendo del cuerpo presados en ceremonias privadas y actividades como banquetes,
de la madre. Una vez ha naddo el niño, el primer ado natural en juegos funerarios y caza. La nueva aristocracia todavía disfrutaba
una madre es el de amamantarle dándole el pecho. Una conocida de ostentosos funerales y ricos entierros, pero sus miembros tam­
escena muestra a Pasífae amamantando a un bebé minotauro. Y, en bién se sentían orgullosos de los oficios públicos y magistraturas
efeao, uno de los mayores contrastes entre la imaginería griega y la que ejercían en sus ciudades. i
etrusca es la prevalenda del motivo de la madre que amamanta a su Los recursos naturales de los etruscos los convirtieron en ricos.
hijo en el arte etrusco e itálico, donde se hace frecuente desde el Su riqueza mineral ayudó a impulsar el movimiento internacional
siglo VIH a. C., con continuidad hasta época romana. Estos no se li­ del Mediterráneo en el período orientalizante, mientras que sus
mitan en absoluto al mundo etrusco, sino que se conservan ejemplos grandes puertos estimulaban al comercio y sus riquezas les permitían
de todo tipo de formas y tamaños en toda Italia, Campania, y en las importar bienes de lujo y acoger a artesanos y sin duda también a
colonias griegas originales del sur de Italia y Sicilia. poetas, artistas e intelectuales. Las ciudades del interior podían de­
pender de los fértiles valles y la agricultura, el ganado y la caza,
Conclusión mientras que las de la costa del Adriático controlaron las rutas del
La antigua sociedad etrusca era marcadamente abierta, y así perma­ ámbar hacia el norte. Permanecieron largo tiempo como ciudades
neció durante siglos. Las inscripciones nos indican que había extran­ independientes, a diferencia de lo que ocurrió entre los latinos, que
jeros que vivían e interactuaban en las ciudades etruscas, se unían en fueron unidos por Roma al controlar esta el paso del río Tíber.
matrimonio, dedicaban dones en santuarios o trabajaban en talleres
locales. "En conjunto, la etrusca es una rama de la civilización que
llamamos clásica. No obstante, sus motivaciones y el espíritu que se BIBLIOGRAFÍA
encuentra tras sus imágenes no siempre son los mismos que en Bell, S.; Carpino, A. A. (eds.) (2016): A Companion to the Etruscans.
Grecia” (Brendel, 1995). A lo largo de la historia etrusca, los modelos Malden y Oxford: Wiley Blackwell.
artísticos tomados de los griegos estaban dotados de un significado Bonfante, L (ed.) (1986): Etruscan Life andAfterlife: A Handbook
más o menos distinto del original. En ausencia de una literatura ofEtruscanStudies. Detroit: Wayne State University Press.
etrusca que se haya conservado, nunca tendremos del todo claro el Bonfante, L. (1981): "Etruscan Couples andTheir Aristocratic
significado preciso que algunas escenas particulares poseían para los Society" en Foley, H. P. (ed.): Reflections ofWomen inAntiquity.
etruscos que se las habían apropiado, pero sí podemos comenzar a New York: Gordon and Breach, pp. 323-343.
entender su lugar en el contexto de un mundo aristoaático que Bonfante, L; Swaddling, J. (2009): Mitos etruscos. Madrid: Akal.
expresó sus esperanzas y sus miedos usando el alfabeto de las imá­ Torelli, M. (2000): The Etruscans. London:Thames and Hudson.
j
genes y los mitos griegos. Turfa, J. M. (ed.) (2013): The Etruscan World. London and New
York: Routledge.
Hay muchas razones tras las diferencias entre la iconografía
etrusca y la mitología griega que la inspiró, y no menos importante
= Bibliografía completa en www.despertaferro-ediciones.com
es la diferencia con respeao a la base religiosa que impregnaba
buena parte de la cultura etrusca. La importancia de la religión, que :

ü
todavía estaba profundamente arraigada a la tradición itálica, signifi­ Larissa Bonfante es profesora emérita de Clásicas en
caba que las poderosas diosas del lugar, que nunca llegaron a ser la New York University. Estudió en la Columbia
University, y su tesis, publicada en 1975 y reeditada en
desplazadas por los dioses indoeuropeos de la religión griega, retu­
2003, trató acerca de la vestimenta etrusca. Es autora o
vieron su antiguo e impresionante poder.
editora de otros muchos libros sobre los etruscos,
También existían diferencias importantes en el sistema social, con ™'W™d0EtmxanUfeandAfterl¡fe:AHandbookofEtwscanStud¡es
una aristocracia que nunca evolucionó a democracia, como ocurrió en
(1986), The Etruscan Language. An Introduction, escrita junto a su padre, i
Atenas, o en república, como en Roma, y esta manifestó su estatus a Giuliano Bonfante (segunda edición, 2002), y The Barbarían; ofAncient
través de una ostentación consumista que raramente era controlada a i
Europe: Realities and Interactions (2013).
lstituto di Studi sul Mediterráneo Antico/Consigno Nazionale delle Richerche, Italia
Laura Ambrosini -

El mundo funerario etrusco


en los siglos Vil y VI a. C.
Los siglos Vil y VI a. C. constituyeron el apogeo de la civilización etrusca. Durante
llamamos convencionalmente época orientallzante (720-580 a. C.) y época arca.ca (580-460 a. C.), los etruscos lograron
tomar el control del marTirreno y se enfrentaron con otras poblaciones para mantenerlo.

partir de las dos últimas décadas del siglo VIII a. C. (la fe­ stón de ideologías y costumbres. Además, la edad orientalizante

A cha tradicional es el 720 a. C., coincidiendo con el reinado


del faraón de la XXIV Dinastía Bakenrenéf, el Bocchoris
de los griegos) se desarrolló en Etruria, Grecia, la Italia helenizada
supuso el potenciamiento de la clase aristocrática de estructura
gentilicia, que comenzó a acumular ingentes riquezas a la vez que
asumir modelos, comportamientos y prácticas ceremoniales de in­
y el Mediterráneo occidental una facies cultural que denominamos fluencia oriental. í
Orientalizante, cuya producción artística se caracteriza por el influjo
de temáticas iconográficas, estilísticas y técnicas procedentes del La sociedad del Orientalizante en el ámbito funerario
Mediterráneo oriental y en general del Próximo Oriente. Los asirios, La sociedad etrusca de esta etapa se basaba, pues, en una estructura
bajo Sargón II, extendieron su dominio sobre las costas de Palestina, gentilicia cuya cabeza la ocupan los príncipes. Se trata de una familia
Siria y Fenicia en las últimas décadas del siglo VIII a. C. y con­ concebida en sentido amplio, que no se reduce en exclusiva a la
quistaron la desembocadura del Orantes, obligando a los fenicios, consanguinidad (gens, pl. gentes), sino en la que conviven miembros
sirios y eubeos allí afincados a reorientar su actividad comercial relacionados entre ellos mediante lazos de sangre y otros de distinto
hacia otras regiones como la propia Etruria, muy rica en recursos origen e integrados en el grupo por voluntad propia o como esclavos
económicos. Fueron en especial los eubeos los que se dirigieron liberados (liberti), siempre en condición subordinada con respecto
hacia la Italia tírrénica, que ofrecía ricos yacimientos de hierro y al princeps, del que asumirían su gentilicio. Este es un fenómeno ya
cobre. La difusión del Orientalizante en Italia supuso, al menos conocido en el Villanoviano reciente, pero es en el Orientalizante
inicialmente, una intermediación griega que fue facilitada a través cuando se acentúa especialmente. El núcleo suprafamiliar, la gens,
de las fundaciones coloniales y confirmada a través de la transmi- dependía de la indiscutible autoridad de los príncipes, que a su vez
ARQUEOLOGÍA & HISTORIA 21

◄ En unas cuantas tumbas pintadas etruscas -hasta dieciocho enTarquinia- aparecen "PUERTAS FALSAS" como la de la imagen. En concreto, este
ejemplo es uno de los más conocidos, y corresponde a la TUMBA DE LOS AUGURES, fechada ca. 530 a. C. Esta puerta aparece ya algo más orna­
mentada de lo habitual en ejemplos anteriores -desde el segundo cuarto del siglo VI a. C-, con los paneles pintados y dotados de apliques de bronce.
La interpretación precisa de este tipo de puertas ha sido muy discutida, aunque está claro que conceptualmente alude al Más Allá. Los personajes
que aparecen flanqueando la puerta realizando un gesto singular, a la vez de duelo y de saludo, son probablemente parientes o personas encargadas
de las ceremonias de veneración a los ancestros, y están señalados mediante inscripciones con los nombresTanasar y Apastanasar (en etrusco, apa
significa "padre"). Ambos calzan las características calceirepandi, con esas formas apuntadas típicas de este período. Nótese la pareja de felinos carac­
terística de las tumbas tarquinenses de época arcaica y dotadas de un sentido claramente apotropaico. En este caso están atacando a un íbice, lo que
constituye en cambio un ejemplo único en las representaciones conocidas de esta época, o dea/cb^u^/de agosto/GnTYKwits

fundamentaban su poder en la propiedad fundiaria y en la explotación transforma, y del mismo modo el propio ajuar funerario asume un
de los recursos del subsuelo (yacimientos metalíferos y canteras de carácter más marcadamente simbólico. La incineración supone el
piedra) y otros recursos como la agricultura, la ganadería, la pesca o transporte de los restos mortales y su colocación en la pira, a la que
la caza. Por otra parte, estos tenían el control también de las relaciones se prendía fuego (a veces incluyendo objetos de ornamento del di­
externas y del comercio con regiones lejanas, ya fuera mediante la funto), pero también la realización de libaciones y banquetes, juegos
posesión o la disponibilidad de naves o a través de sus relaciones y danzas (probablemente armadas). Una vez terminada la combustión
personales a través la institución de la xenia (hospitalidad) o el in­ de los restos, se procedía al ossilegium: las cenizas y los pequeños
tercambio de bienes de prestigio con personajes de rango análogo fragmentos residuales de hueso se recogían en un paño de lino y se
de las regiones más distantes del Mediterráneo. Los emergentes colocaban en un osario a veces sellado con una o dos fíbulas. Las ce­
aristócratas de la Italia central (Etruria, ager Faliscus, Lacio y Cam- nizas de los hombres adultos de rango principesco en época orienta-
pania) fueron los destinatarios de objetos de metal precioso orientales lizante se depositaban en una urna, en ocasiones con forma de casa.
(o de imitación oriental) en calidad de bienes de prestigio que indi­ El uso de un paño para acoger los restos, que toma como modelo un
caban, mediante su exhibición o su uso en actos ceremoniales, la antiquísimo rito funerario basado en los funerales de los héroes de la
ostentación de un determinado rango social. El destino último de tradición homérica (fundamentalmente Patroclo y Héctor), se docu­
estos bienes, a diferencia de lo que ocurría en ámbito griego, en menta en Vetulonia, Casale Marittimo, Cumas y Pontecagnano. Este
cuyo caso solía ser el santuario, era la tumba, que perpetuaba así en modelo heroico ejerció una gran fascinación entre las élites de la
el Más Allá la condición social de aquellos que los poseían. De esta costa campaniense, Etruria e incluso del Latium vetus, y probable­
forma, las riquezas terminaban siendo sustraídas de la comunidad, mente llegó transmitido a través de los eubeos, con toda probabilidad
mientras en Grecia, de uno u otro modo, acababan por lo general llegando a Occidente junto a los colonos que fundaron Cumas.
encontrando un nuevo uso y una ulterior circulación. En el rito de la inhumación, es evidente en cambio la intención
A partir de las últimas décadas del siglo IX a. C., según la cro­ de respetar y conservar el cuerpo del difunto, que además se entierra
nología tradicional, se añadiría a la incineración la inhumación, un con sus propios vestidos y ornamentos, signos distintivos de la acti­
rito que se convertirá en prevalente a partir del 770 a. C. Este cambio vidad que habría desarrollado en vida y de su papel social, un aspecto
tan importante parece haberse difundido en la Etruria litoral y tiberina que vendrá ratificado, e incluso amplificado, mediante la presencia
a través de la costumbre de enterrar al difunto en fosas excavadas en de un ajuar funerario. Las fases principales del funeral incluían el
la tierra. La fosa albergaba al muerto en posición supina y se cubría cuidado del cadáver con ungüentos, su amortajamiento y la vigilia,
de piedras o tufo (ya sea con formas irregulares o mediante bloques). su exposición para el lamento de los familiares (tanto de hombres
En Populonia aparece de forma precoz la tumba con cámara de como de mujeres), parientes y amigos y, quizá, de plañideras -como
planta elipsoidal, rectangular y circular con cubierta de pseudocúpula, en Grecia- (próthesis), el transporte (ekphora) hasta el lugar de la
un modelo que quizá derivara de las sepulturas sardas según una hi­ sepultura (entophé), el banquete fúnebre, los festejos -juegos y dan­
pótesis respaldada por las intensas relaciones existentes entre las re­ zas-, el sepelio y finalmente la deposición del ajuar. El banquete fú­
giones mineras y Cerdeña. La adopción de este tipo de sepulturas nebre es el epílogo de la reunión social celebrada en honor al difunto,
monumentales guarda relación con personajes y familias socialmente y sirve para cimentar la unión de los participantes, ratificando su
prominentes. La mayoría de las veces las tumbas se caracterizaban propio rol en la comunidad. Podía desarrollarse en un lugar adyacente
por grandes túmulos -que comienzan a aparecer en tomo a inicios a la tumba, pero incluso en caso contrario se consideraba que el
del siglo VII a. C.- que enfatizan el papel eminente del grupo gen­ muerto estaba presente y participaba en la fiesta. Como en el caso
tilicio reconocido en el antepasado y la genealogía familiar alojada homérico, el funeral se completaba con competiciones y combates
en el sepulcro. Los túmulos, inspirados en modelos del Próximo rituales además de danzas con máscaras y escenas de mimo, y todo
Oriente, se destacan en el paisaje y señalan los terrenos propiedad el proceso, incluyendo el duelo, el banquete y los juegos podían re­
de las élites aristocráticas. El típico túmulo de la aristocracia etrusca petirse periódicamente y asumir un carácter conmemorativo.
está destinado a albergar los restos de la pareja principal y a los hijos Un excepcional descubrimiento en relación con los rituales fú­
inmaduros, depositados en celdillas secundarias abiertas en el co­ nebres tuvo lugar en la tumba Regolini Galassi en Cerveteri (ca.
rredor de acceso. Las sucesivas generaciones se amontonarían en mediados del siglo VII a. C.). En la antecámara de la tumba se ha­
tomo a la primera sepultura, formando grupos de tumbas, o en el in­ llaron numerosas estatuillas en bucchero representando a plañideras
terior del propio túmulo. Con el tiempo, la planimetría de la cámara con el gesto de la comploratio, colocadas, al parecer, al lado del
sufriría modificaciones, y a menudo las distintas ciudades desarro­ lecho dispuesto para la exposición de la princesa difunta, que tenía
llarían su propia arquitectura funeraria. lugar en el vestíbulo de la casa. De este modo, se intentaba reproducir
en la tumba el momento del rito desarrollado en casa de la difunta.
Ritos funerarios Otro caso similar es el del hallazgo de grandes estatuas masculinas
Las tumbas de incineración y las de inhumación reflejaban mentali­ y femeninas adosadas al dromos cubierto del túmulo de la Pietrera
dades y orientaciones distintas, que se dejan notar ya en la diferente en Vetulonia (650-625 a. C.) y representando un ejemplo de este
forma en la que se coloca el cadáver. El rito de incineración enfatiza mismo ritual. Los despojos de la princesa enterrada en la tumba
la neta ruptura que supone la muerte: el cueipo, a través del fuego, se Regolini Galassi fueron depositados en el fondo de la tumba, en el
22 ARQUEOLOGÍA & HISTORIA

▼ La TUMBA DE LOS TOROS (ca. 550-530 a. C.) es una de las más curiosas deTarquinia en cuanto a su iconografía. En contra de lohabitual, que suele
referir a escenas de banquete o de juegos funerarios, la ornamentación pictórica de la antecámara representa un PASAJE MITOLÓGICO, la muerte del
principe troyanoTroilo a manos de Aquiles. La escena se sitúa con el héroe griego cerca de un pozo-fuente monumental parecido a un altar en mitad
de un paisaje con una vegetación muy variada, un episodio que acaso estaría aludiendo a una muerte ritual. Por encima de este panel, se muestra un
friso con dos escenas de sexo -una con un trío y otra con una pareja homosexual- y dos toros con una actitud muy distinta: el primero en reposo y el
otro, con el rostro antropomorfo de Aqueloo, embistiendo amenazante. El sentido de estas escenas es difícil de discernir, aunque se cree que quizá
podría tener una finalidad apotropaica. Por otra parte, la inscripción que se encuentra en el centro del friso alude al propietario de la tumba, Arath Spu-
riana, quien ha sido puesto en relación con otro personaje, quizá del mismo linaje, que aparece en una conocida tésera de hospitalidad grabada en
una figurilla de marfil representando a un león procedente del santuario de Mater Matura de Sant'Omobono, en el Foro Boario de Roma. Rnalmente,
las figuras del registro superior guardan relación con el mito de Belorofonte y la quimera. Al fondo de la imagen se observan las dos cámaras con los
característicos bancos donde se depositaban los cadáveres y el ajuar, o vvkjwdu cómmow / cc by-sa 4.o / auxanocr van loon

espacio que corresponde simbólicamente al thalamos, la parte de dades autóctonas del pantheon primitivo. Otros seres monstruosos
la casa en la que vivé y duerme la mujer. Según esta ideología fu­ sobrenaturales representaban las fuerzas celestes, de la naturaleza o
neraria de influencia eubea, el vestíbulo se destinaría a la manifes­ de ultratumba que, tras la llegada de la antropomorfízadón propia de
tación de la vida social, mientras que la celia lo haría al difunto en la religión griega, en un rango intermedio, se convertirían en seres
cuanto al individuo que duerme junto con sus objetos personales y con rasgos monstruosos y ambiguos. Y es que la vida humana se re­
sus kimelia (bienes acumulados). Las tumbas se señalaban asimismo gulaba a través de la voluntad de los dioses. En la etapa helenística, a
en el exterior mediante escultura, ya fueran símbolos anicónicos, veces el difunto era representado con el rótulo del destino que le
estelas o estatuas. habían consignado los demonios del Más Allá. Completaban los
datos sobre la inmortalidad los llamados Librí Fatales, desgraciada­
Creencias en el Más Allá mente también perdidos, que específicamente trataban sobre la divi­
La ideología funeraria cuenta con un pasaje simbólico identificable, sión del tiempo y los límites de la vida de las personas y los pueblos.
en una etapa más reciente, mediante una puerta pintada, como ocurre
por ejemplo en los frescos de las paredes de las tumbas de Tarquinia. TXimbas y funerales
Todo lo que concernía al mundo de ultratumba y los ritos de salvación En las tumbas, el propietario se rodeaba de aquellos objetos que ¡
estaba registrado en los Libri Acheivntici, escritos especiales que creía que le iban a resultar necesarios en la otra vida, entre ellos al­
hoy se han perdido. En particular, se señalaba en ellos cómo los es­ gunos símbolos de poder. El servicio del simposio ejerce en sí mismo
píritus de los difuntos, a través de determinados ritos y ceremonias, como símbolo de estatus, mientras que las armas reflejan los aspeaos
podían conseguir la inmortalidad identificándose, según Servio (ad militares. Con el tiempo, se produjo una transformación general del
¡
Aen., III. 168), con los penates y los lares wales de los romanos. Se ritual funerario, según el cual los ajuares de los pobres se articulan
sacrificaban certae hostia (“ciertas víctimas”) a certiis diis (“ciertas algo más, y se subraya la existencia de grupos masculinos y feme­
divinidades”) de modo que las almas de los difuntos obtuvieran la ninos que destacan por el uso de tumbas monumentales o bien por
inmortalidad (Amobio 11.62). Los rituales eran expiatorios-purifica- estar acompañados de objetos de cierto prestigio como armas, vajilla
torios y tenían carácter propiciatorio para infundir nueva fuerza y u objetos de ornamento en bronce o en materiales más ricos.
energía a las almas de los difuntos, además de permitirles alcanzar el Los túmulos contaban frecuentemente con una escalera que per­
banquete eterno en el Más Allá tras sobrevivir a un viaje lleno de pe­ mitía acceder a la cúspide para realizar allí algunos rituales. A raíz
ligros y poblado por monstruosos demonios. Algunos de estos últimos de ello, se conservan en algunas tumbas objetos de mobiliario rela-
tenían un aspecto simiesco, y podrían ser interpretados como divini- ¿¿¿•f
ARQUEOLOGÍA & HISTORIA 23

ejemplo en la tumba de las cinco sillas en Cerveteri, en cuyos lugar la colonización de la Etruria padana. La edad arcaica puede
asientos se hallaron, sentadas, cinco estatuas de terracota pintadas ser definida como la fase histórica en la que tuvieron lugar los prin­
representando los difuntos en el acto de realizar una libación y comer cipales conflictos por el control del Tirreno. La conquista de la
junto a los muertos depositados en la cámara del fondo de la tumba. Jonia y de Egipto por parte de los persas entre el 546 y el 525 a. C.
En la tumba de las estatuas de Ceri (fechada hacia mediados del puso en jaque el comercio de los jonios de Asia (samios, milesios y
siglo Vil a. C.) se hallaron dos figuras de dignatarios, antepasados focos) y empujó a los foceos a emigrar hacia Occidente. En su pe­
del difunto, esculpidas casi por completo en el tufo. Se trata de per­ regrinación se asentaron en Alalia (Aleria, en Córcega), que tradi­
sonajes barbados, vestidos solemnemente y dotados de insignias. cionalmente se encontraba bajo la esfera de influencia etrusca, en
Probablemente fueran obra de artesanos de ámbito sirio-hitita inmi­ especial ceretana. Así, en 540 a. C. tuvo lugar la batalla del Mar
grados a Etruria. En la tumba Campana de Monte Abatone en Cer­ Sardo (o de Alalia), en la cual la coalición etrusco-cartaginesas de­
veteri se conserva un altar con huecos [N. del E.: destinados a liba­ notó a los foceos de Córcega y restableció el control etrusco sobre
ciones], mientras que en la tumba Cima di San Giuliano había un la isla y el de los púnicos sobre Cerdeña.
altar con mensa. De modo similar, en el "Melone Secondo” de Cre­ Es también durante la fase arcaica cuando se pasó a la monarquía.
tona, había un gran podio-altar conectado al túmulo, algo que repre­ A los reyes se les llamaba lucumones, según una tradición que
senta un ejemplo único en Etruria y remite a cultos que debían de recoge Servio Tulio y se forma en época tardía como un fenómeno
practicarse sobre el techo del monumento funerario. de reconversión a términos institucionales del nombre propio Lucu-
Con el Orientalizante nace la arquitectura funeraria, y asociada món (lauchume en etrusco), que las fuentes consideraban el nombre
a esta, se genera la necesidad de embellecerla internamente con pin­ etrusco de aquél que en Roma sería proclamado rey con el nombre
turas. Las primeras tumbas pintadas de Etruria, como la tumba de deTarquinio Prisco. El lucumón ostentaba el poder judicial supremo,
los leones rugientes (690 a. C.) o la tumba de los patos de Veyes, que ejercía cada ocho días en audiencia pública; era asimismo cabeza
pintadas con leones y garzas en la llamada técnica del outline, se fe­ del ejército, como también de la religión del Estado. Sus atributos
chan hacia finales del Orientalizante antiguo. La citada tumba Cam­ eran la corona de oro, el cetro, la sella curulis, las enseñas de poder
pana de Veyes muestra el viaje del difunto al Más Allá a caballo, y y sobre todo el escriba que registraba todos los actos soberanos.
atestigua un cambio de estilo en el sentido sirio-fenicizante (el lla­
mado “Orientalizante florido”). T\imbas de época arcaica
Durante los banquetes fúnebres se consumieron y ofrendaron al El carácter igualitario de las tumbas y el empleo generalizado del
difunto bebidas y alimentos. En la tumba A de Casa Nocera en gentilicio parecen ser indicativo de la formación, en el decurso del
Casale Marittimo (en la zona de Volterra), se hallaron restos de siglo VI a. C., de una franja de población aparentemente dotada de
manzana, uva y avellana, además de vino resinado y miel. Del cierta paridad de derechos y relativamente acomodada en la que no
mismo modo en la tumba 928 de Pontecagnano se hallaron restos es difícil reconocer el fundamento de una compacta estructura polí­
de oveja, pájaros y lechones como porciones ofrecidas al difunto, y tico-social de carácter urbano probablemente en contraste o en susti­
en las tumbas 85 y 89 de Verucchio aparecieron vasos que contenían tución de los poderes de la vieja aristocracia terrateniente y mercantü.
ofrendas de legumbres, carne y pescado, además de bebidas. Por su En también en el siglo VI a. C. cuando madura en Etruria una practica
parte, en las tumbas principescas del Latium vetus (tumba 15 de urbanística que expresa las necesidades de una comunidad ciudadana
Castel di Decima) y la Campania (tumba 104 del Fondo Artiaco en sumida en un proceso de completa estructuración. La realidad urbana
Cumas o las 926 y 928 de Pontecagnano) fueron recuperadas ánforas se consolida y se establece por doquier a expensas de los asentamientos
vinarias importadas (fenicias, áticas y corintias), signo de un sacrificio menores y, en general, del ámbito rural. Las ciudades se ordenan en
incruento que remite al ofrecimiento de vino a las almas de los di­ calles que se cruzan en ángulo recto y cuentan con casas unidas en
funtos en los poemas homéricos. bloques, de aspecto homogéneo y que se sirven de complejas obras
Además de todo ello, en época orientalizante también se orga­ de drenaje. El mayor esfuerzo arquitectónico se plasma en la edilida
nizaron danzas rituales de guerreros armados con motivo de las ce­ pública. Los sepulcros de fases anteriores, que se expanden y unen
lebraciones funerarias. Se conservan algunos restos de escenas de progresivamente, se transformaron en grandes necrópolis que refle­
este tipo en vasos en lámina de bronce de Bisenzio y Pitino San Se- jaban de algún modo la unificación y el crecimiento de las ciudades.
verino. Además, anejas a las tumbas, existían unas estructuras cua­ En Cerveteri, los antiguos espacios ocupados de forma más o
dranglares o rectangulares con gradas, situadas al aire libre, que menos desordenada por grandes y pequeños túmulos se transfor­
podían ser utilizadas con motivos de culto. Se trata de estructuras maron en un paisaje de planta de tendencia regular que incluía a
tetraformes polivalentes, destinadas a acoger, con toda probabilidad, los propios túmulos pero también una red de calles sepulcrales
tanto a espectadores de los juegos funerarios como a los actores de flanqueadas por tumbas de cámara excavadas en el subsuelo o
estos. El espacio disponible era suficiente como para acoger juegos construidas en alzado de aspecto similar entre sí, con una apariencia
de pugilato, lucha, o danzas y sacrificios en honor ai difunto. El área que recuerda a la planimetría ortogonal urbana. Un sistema de este
cultual abierta adyacente al túmulo Cirna en San Giuliano es un mismo tipo se detecta en Orvieto (en concreto en las necrópolis de
ejemplo único en dicho sentido, y estaba constituida por una base Crocefisso del Tufo y Cannicella). Cabe señalar que la presencia
rectangular con dos hileras de cipos en forma de obelisco que quizá de tumbas en serie, sin apenas distinción entre ellas, induce a pensar
representaran monumentos anicónicos en memoria de los antepasa­ en la formación de una clase media que tiende a sustituir a la fuerte
dos de la familia aristocrática propietaria del túmulo. estratificación socioeconómica de la época orientalizante. Pero tam­
bién en esta época las ciudades desarrollaron, a nivel individual,
La edad arcaica sus propias preferencias en cuanto a la arquitectura funeraria. En
Con la etapa arcaica se pasó a una fase en la que se plasma el Cerveteri prevalecen las tumbas con tres cámaras -que más adelante
triunfo definitivo de las formas urbanas en todo el territorio etrusco. se convierten en dos o en una sola- precedidas de un vestíbulo
En esta época es cuando emerge la dodecápolis etrusca y tiene transversal. En Tarquinia, en cambio, destaca el tipo con vestíbulo
24 ARQUEOLOGÍA & HISTORIA

► Una madre y su hijo asisten a su último adiós al padre de la familia,


que trató de recordarse a sí mismo como un gran cazador. La mujer
vierte perfume en el cuerpo del difunto mientras un familiar coloca
los objetos del ajuar que le acompañarán a la otra vida en el banco
contiguo. La escena está ambientada en la cámara de la TUMBA DEL
CAZADOR, una de las sepulturas pintadas de la necrópolis de Mon-
terozzi enTarquinia, en este caso datada de finales de época arcaica,
en torno al 510-500 a. C. Aunque su hallazgo es relativamente re­
ciente comparado con el de la mayoría de las tumbas con pinturas
de la necrópolis de Monterozzi -la tumba fue descubierta en 1962-,
la cámara había sido saqueada y los restos de su ajuar solo se con­
servaban de forma fragmentaria y mezclados con otros más recien­
tes, por lo que aquí se representa un conjunto ideal, que podría haber
encajado en relación con el ocupante de la tumba. No se ha hallado
ninguna tumba pintada en Etruria con su ajuar completo, y muchas
fueron reutilizadas a lo largo del tiempo. La estructura de la sepultura
es muy simple, con una única cámara de modestas dimensiones ta­
llada en la roca en la que se destacan tres bancos de piedra en tres
de sus lados, como es habitual en este tipo de tumba. En el banco
del fondo se conservan cuatro orificios que se cree estaban dispues­
tos para sostener un sarcófago de madera. Son en cualquier caso las
pinturas de sus paredes las que resultan de mayor interés, puesto que
reproducen con gran delicadeza un PABELLÓN DE CAZA que a la
vez representa de forma simbólica el pabellón donde se celebraba la
prothesis, la vigilia al difunto y las celebraciones relacionadas con sus
funerales. La propia estructura de la cámara recuerda la de un pabe­
llón, pero además se aprecia la estructura de madera y las telas, sutil­
mente ornamentadas como si fueran translúcidas, permitiendo ver
parte del paisaje del exterior, en el que se observan árboles y algún
ciervo. Varios trofeos y objetos como patos salvajes y cien/os cazados,
guirnaldas y un gorro de viaje, cuelgan, inmortalizados a través de la
pintura, de la estructura de madera. En la parte superior se conserva
un friso de tradición orientalizante con figuras de animales y jinetes.
O Zvoycua Gkbasic

cuadrado flanqueado por tres cámaras dispuestas en forma de cruz,


mientras que en Vulci hay tumbas con atrio desarrollado en sentido
longitudinal y flanqueado lateralmente por parejas de cámaras, y
en Chiusi lo habitual es la planta cruciforme con vestíbulo transversal
y techos con casetones.

Rituales y creencias
En época arcaica se lleva a cabo la identificación o asimilación
parcial de las entidades divinas indígenas con los dioses olímpicos
griegos y la consiguiente adopción de la iconografía y los atributos
de estos últimos. La helenización del culto concierne también a los
instrumentos, el anathema (el objeto entregado y sacrificado a la di­
vinidad en testimonio de voto o agradecimiento), los atributos divinos
y las víctimas apropiadas asignadas a una divinidad particular, es­
tructuras inmuebles para el culto inspiradas en formas griegas (te-
menos, altar, eschara -fosa para los sacrificios-, templo, etc.), y a
los juegos celebrados con ocasión de ceremonias religiosas (e inspi­
rados en el modelo homérico o en los athla panhelénicos). Se ha
discutido mucho respecto al significado de la puerta falsa muchas
veces representada en las tumbas con cámara de época arcaica, pero la época arcaica, incluyen un creciente número de vasos, a veces
en cualquier caso aludiría sin lugar a dudas a la existencia de un es­ pertenecientes a producciones más estandarizadas con respecto a
pacio que accedía al Más Allá y sería la sede del difunto. las habituales en época orientalizante.
La pintura etrusca tiene su manifestación en esta fase en ex­
Mobiliario, ajuares y pinturas traordinarios pinakes (tablillas de terracota) pintados que se fija­
En el exterior de las tumbas, y en especial en Vulci, se colocaban ban en las paredes de edificios, atrios, porticados, etc. y que en
esculturas de piedra (de nenfro o tufo en Etruria meridional, are­ !
ocasiones terminaban formando parte de la ornamentación de
nisca o piedra fétida y caliza en la septentrional) que representaban algunas tumbas de cámara. La primera serie conocida es la de ;
animales reales (leones, hipocampos) o seres fantásticos (esfinges, las gorgonas (570-560 a. C.), de estilo corintizante, seguido de
centauros, etc.) y que podían interpretarse como guardianes de la la serie de las placas Boccanera (550 a. C.), de estilo jónico, y
tumba o como criaturas que poblaban el Más Allá. Colocadas en las lastras de Cerveteri conservadas en Berlín y la propia Cerve-
proximidad a la entrada de la sepultura, señalaban que se estaba
teri, además de las Campana (530 a. C.), que muestran un claro
entrando en el mundo infernal. Los ajuares funerarios, a partir de
eco de la pintura parietal greco-oriental.
En Tarquinia, hada el segundo cuarto del siglo VI a. G, nace la color al fondo. Las líneas horizontales y verticales que servían para
pintura funeraria. La tumba de las panteras es el hipogeo tarquiniense trazar las bandas y otras formas lineales se realizaban sobre la superfide
pintado más antiguo con decoradón figurada, con un estilo que remite húmeda mediante ei uso de cordeles de los que a veces se conserva la
a la cerámica corintia y etrusco-corintia. Ei color se «plica todavía di­ marca, mientras que los círculos se realizaban a compás. Las figuras
rectamente sobre la roca, con tonos rojos, amarillos, marrones y negros, solían contar con un boceto preparatorio realizado con un instrumento
con una espede de diseño colorido a través de líneas cor: contornos punzante o mediante una simple línea de contorno pintada. Los colores
marcados en marrón. A partir de la segunda mitad del siglo VI a. C, (rojo, amarillo, marrón, negro, azul, verde y blanco) tampoco tenían
coinddiendo con la mayor extensión y riqueza de ia superfide pintada, encolante, sino que se disolvían en agua de cal.
que ya ocupa normalmente todas las paredes y el techo de la nimba, Las tumbas pintadas más antiguas solo tenían el frontón pintado
la técnica es mucho más precisa. En las paredes alisadas se extiende con figuras, en especial de animales, (550-530 a. G). Las deTaiqui-
una preparadón a base de un conglomerado de arcilla y polvo de roca nia, tan numerosas entre el 530 y el 500 a. G, revelan la expresión
de uno a tres milímetros de espesor y de color variable (blanco, en el plano sodal de una nueva dase emergente que aspiraba a
amarillo o rosado) sobre el cual se extiende una capa de cal que da igualarse con respecto a la clase señorial. Esta vez la decoración ya

■ w /
< Detalle de una representación de PHERSU en actitud de huida en la turaba de los Augures deTarquínia| ¡
Phersu -su nombre es el equivalente etrusco del latín persono:"máscara"- es un misterioso personaje apa- /
rentemente relacionado con los juegos sangrientos, aunque en algunas representaciones más tardías;;
como en la tumba del gallo (co. 400 a. C.) está representado simplemente bailando.
ja. xx . - .* ;
' /
► ___CELEBRACIONES
Las FÚNEBRES son un motivo recurrente en las tumbas pintadas etruscas, y nos aportan
mucha información acércá de la importancia de este tipo de actos durante los funerales o en posteriores
reuniones en memoria del difunto. La imagen muestra un detalle de la pareja de DANZANTES que forman
parte de las pinturas que adornan la pared derecha de la tumba delTriclinio enTarquinia (co. 470 a. C.). Nó-
tese que la escena tiene lugar en el exterior, como testimonian los árboles y las aves.

no se reduce a los animales afrontados en la pared del fondo de la caba en el espacio cercano a la tumba. Los techos, de hecho, suelen
cámara, sino que se desarrolla en un amplio friso figurado, muchas pintarse como grandes tejidos decorados sostenidos por vigas,
veces de carácter narrativo, que ocupa por completo las paredes. palos y columnas de madera en los ángulos. Los contenedores en
Entre los temas predilectos se encuentra el del simposio -símbolo los que se hallaba el vino se encontraba encima de una mesita (el
de una vida aristocrática y ocasión del encuentro y la socialización kylikeion), y los sirvientes lo servían con cucharones (simpula) en
de las élites-, los juegos y la caza. Las tumbas más complejas son la vasos cerámicos (normalmente kylikes, sg. kylix) que los comen­
de los toros (550-530 a. C.; la única de época arcaica que sin lugar a sales bebían al estilo griego sentados en divanes (klinai, sg. Mine).
dudas contiene una escena de carácter mitológico: la emboscada de Bajo estos, se suelen representar animales domésticos como gatos,
Aquiles a Troilo), la tumba de los augures (530-520 a. C.), la de la perros o pájaros que procuran hacerse con los restos caídos de la
caza y la pesca (530-520 a. C.), la de las leonas (530-520 a. C.), la mesa. Grupos de músicos con flautas o cítaras y bailarines animan
de los malabaristas (520 a. C.), de las olimpiadas, del pulcinella y la el simposio. La música se asociaba a la danza no solo en las
tumba del ratón. A partir del 510 a. C., se hace evidente que la aten­ grandes celebraciones religiosas y en las representaciones escénicas,
ción se decanta hacia los diseños áticos, un diseño que culmina sino también en ritos individuales y en otras acciones de la vida
hacia el 490 a. C. con la tumba de las bigas, la tumba del barón y la pública y privada. Aristóteles, retomado más tarde por otros escri-
de Dioniso y los silenos. tores como Eratóstenes y Alkimos, según Ateneo (Banquete de
los eruditos, IV.254b; XII.518b), menciona que en Etruria el pugi­
El banquete fúnebre lato se acompañaba del sonido de la flauta para señalar el inicio, el
Los dos extraordinarios “sarcófagos” de los esposos de Cerveteri final y las eventuales pausas durante un enfrentamiento. Esta
(conservados en Roma y París) evocan al mismo tiempo varias noticia confirma lo que ya sabíamos sobre la música en Etruria. i
acciones del ritual funerario: la prothesis (en cuanto a exposición En las Geórgicas (11.193), Virgilio evoca un etrusco gordo qur-
del cuerpo de los difuntos), la ofrenda de perfume y el banquete sopla una flauta de marfil ante el altar (inflavit cum pinguis ebur í
fúnebre. Ya hemos dicho que en las tumbas pintadas de Tarquinia Tyrrhenus ad aras), y en general las fuentes laünas tienden a su-
se representaron varias escenas de simposio, en el que participaban brayai la especial relación existente en el mundo etrusco entre la
solo hombres en la fase más antigua. El banquete y el simposio se música de la flauta y la esfera religiosa, “puesto que entre los
desarrollaban bajo una tienda o pabellón que suponemos se colo- etruscos del Tirreno fue implementado por primera vez el uso de
h, !
' ARQUEOLOGÍA & HISTORIA 27

Las actividades deportivas manifestadas en estos juegos com­


prendían la hípica, el atletismo y el levantamiento de peso. Estas
prácticas, destinadas a la primera parte de los juegos funerarios
según puede deducirse de las pinturas, comprendían las competi­
ciones de carros y de caballos, el lanzamiento de disco y jabalina,
el salto de longitud, el pugilato, la lucha y las carreras a pie. Los
nombres de los atletas vencedores debían conservarse en listas
oficiales redactadas por los scribae, como bien se documenta en
el cipo de Palermo. En la tumba de las bigas se conserva una
magnífica representación de competiciones atléticas e hípicas, a
las que asiste un público abundante -entre este muchas mujeres-
sentado en tribunas de madera cubiertas por un velum, aunque en
Etruria no se han hallado restos de estructuras identificables cla­
ramente con estadios, circos o gimnasios. El árbitro de las com­
peticiones atléticas (tevarath) suele empuñar un bastón curvo pa­
recido a un lituus, que generalmente se atribuye a los sacerdotes.
Los atletas, por su parte, aparecen desnudos o con un perizoma o
taparrabos, una prenda usada por comodidad pero no por una
cuestión de dignidad social. Los nombres individuales de los lu­
chadores y púgiles que aparecen en la tumba de los augures y en
la de las inscripciones, enTarquinia, son un indicio suplementario
de la pertinencia de los atletas a una categoría social inferior,
puesto que estos nombres, según estudios recientes, se cree que
corresponden a etnónimos (latino, nuceriano, griego) y corres­
ponderían, pues, a cognomina. Se trataría posiblemente de atletas
famosos que acudirían a Etruria o bien esclavos, o quizá de atletas
etruscos que hubieran adoptado nombre exóticos para su profesión. .
Los premios de estas competiciones incluían trípodes, bacines,
Schnabelkannen [N. del E.: un tipo de oenochoé (una jarra para
el vino) en bronce con un vertedor especialmente pronunciado] o
ánforas, entre otros. Entre los siglos VI y IV a. C., la vajilla de
metal y la de cerámica eran los premios principales ofrecidos a
los vencedores.

la sinfonía y de las flautas con funciones sacras” (escolio Bem. en BIBLIOGRAFÍA


Virgilio, Georg., 11.193). Cristofani, M. (ed.) (1984): Gli Etruschi. Una nuova immagine.
Firenze: Giunti Editore.
Juegos Prayon, F. (1975): Frühetruskische Grab- und Hausarchitektur,
Entre los juegos realizados durante las ceremonias en honor al Mitteilungen des Deutschen Archáologischen Instituts.
difunto merece la pena mencionar el juego de Phersu. Se trata de Romische Abteilung. Ergánzungshefte, 22. Heidelberg.
un juego cruento en el que un personaje enmascarado -el deno­ Pallottino, M. (1984): Etruscologia. Milano: Hoepli.
minado Phersu- incita a un perro a atacar a un hombre encapu­ Steingraber, S. (1984): Catalogo ragionato della pittura etrusca.
chado -probablemente un condenado a muerte- que intenta de­ Milano: Jaca Book.
fenderse a ciegas con un bastón. En algunos casos el juego podía Torelli, M. (1985): L'artedegli Etruschi. Roma-Bari: Laterza.
Torelli, M. (1996): Historia de los etruscos. Barcelona: Crítica.
terminar con el encapuchado ahuyentando a Phersu. Es muy po­
sible que este tipo de juegos guardaran relación con los primeros
z Bibliografía completa en www.despertaferro-ediciones.com
combates de tipo gladiatorio (véase “En honor del difunto: el ori­
gen de la gladiatura en Roma” en Arqueología e Historia n.° .14),
y están representados en las tumbas tarquinienses de ios augures, Laura Ambrosini es etruscóloga e investigadora
permanente del Istituto di Studi sul Mediterráneo
la del pulcinella y la de las olimpiadas. En la tumi):) de los mala­
Antico (ISMA) del Consiglio Nazionale delle Ricerche
baristas (y quizá también en la de las bigas) de tarquinia y la
(CNR). Es profesora asociada de Etruscologia y
tumba del mono en Chiusi se representan juegos en hoonr al di­ Antigüedades Itálicas, y ha dado clases en las
funto, que aparece representado sentado. Ante él. una equilibrista universidades de Foggia (2009-2013), Federico II en Ñapóles (2013-2014)
danza girando con un incensario sujetado sobre la cabeza, sobre y Génova (desde 2015 hasta hoy). Ha dirigido importantes excavaciones
el que algunos participantes lanzan pequeñas discos que están to­ en Pyrgi, Veyes, Volterra, Roma y Corchiano, y ha recibido varios premios
mando de una cesta. científicos del CNR, así como, recientemente el National Award fbr Short
Tampoco son raras las representaciones de atletas. Dado el Term Mobility del Getty Research Center en Los Angeles y el de directora
carácter de estos monumentos, se deduce que se trataría de repre­ asociada de investigación (DEA) en París. Es autora de más de ciento
sentaciones de juegos funerarios ofrecidos en honor al difunto. setenta publicaciones científicas y diez libros sobre esta temática.
Anthony Tuck - University of Massachusetts Amherst

Ciudades inmitks
El desarrollo urbano ]

en la Italia etrusca v.
!
Antes del apogeo de Roma, las poblaciones que hoy conocemos como
etruscos dominaron la región central de Italia. Hoy, casi todas las grandes
ciudades de Etruria están situadas en cerros deshabitados, y sus secretos han
permanecido largamente escondidos a los ojos curiosos de los arqueólogos
modernos. Como resultado de ello, la mayoría de lo que sabemos de esta cultura
tan remarcable procede de sus ricos cementerios, normalmente consistentes en i-
opulentos sepulcros excavados en la roca o pintados. Pese a que estas \
necrópolis son uno de los espacios más evocadores del Mediterráneo )
antiguo y nos ofrecen un gran número de detalles sobre el
tratamiento de los muertos, en los últimos años se han venido
desarrollando nuevas excavaciones que nos están aportando una
mayor comprensión de la vida cotidiana de estas comunidades.
Además, el estudio de las ciudades etruscas está también arrojando
nueva luz sobre el origen y la forma de la gran ciudad de Roma en los
primeros estadios de su desarrollo.

Estas infraestructuras municipales básicas constituían ele­


mentos formativos determinantes de los crecientes ambientes
urbanos de la Italia central. Pero tras las necesidades mundanas
de las alcantarillas y las fortificaciones, las características del
paisaje físico de ciudades como Veyes u otros grandes centros
comoTarquinia y Caere indican que sus gobernantes invirtieron
a primera gran ciudad-estado etrusca en perder su inde­ una considerable cantidad de tiempo y recursos en grandes pro­

L pendencia respecto al creciente poder de Roma fue la


comunidad de Veyes. Estas dos ciudades se enzarzaron
durante siglos en una lucha por el control de la parte navegable
yectos de obras públicas. Los restos conservados de grandes
templos como el de Portonaccio en Veyes o el de Ara della Re­
gina en Tarquinia indican que estas comunidades hicieron gran­
des inversiones en una opulenta arquitectura religiosa, que no
del río Tíber, que culminó en un conflicto en los años 406-396
a. C. Durante el asalto final a Veyes, el general romano Marco solo estaba destinada a venerar a sus dioses, sino también a im­
Furio Camilo aprovechó el sistema de alcantarillado veyense presionar y abrumar al visitante con estructuras construidas a
para infiltrarse en la ciudad (Livio V. 19-21). De acuerdo con el una escala muy remarcable.
relato que nos ha llegado, Camilo distrajo a los veyenses con un El típico templo etrusco de este período de grandes obras
ataque masivo contra las aparentemente impenetrables murallas públicas empleaba un diseño tripartito con una columnata frontal
de la ciudad y aprovechó la distracción de los defensores para situada encima de un podio. Típicamente, se usaron esculturas i
introducirse en la misma a través de los túneles de alcantarillado, de terracota para ornamentar estos edificios; elementos estos que
tomando Veyes desde el interior, asesinando a la población mas­ en ocasiones sugieren que los gobernantes etruscos eran capaces
culina y vendiendo a las mujeres y los niños como esclavos. de implicar a los mejores artistas locales o importar trabajadores
Pese a que hjuestra fuente para este enfrentamiento precoz del mundo griego para realizar algunos de los edificios más gran­
entre Roma y Veyes no es otra que el problemático historiador des del Mediterráneo occidental. Y, de nuevo, podemos observar
romano Tito Livio, muchos de los detalles de su narración re­ la contribución de los arquitectos e ingenieros etruscos en la
sultan bastante plausibles. El conocimiento y aprovechamiento toma de forma de la ciudad de Roma si consideramos, por ejem­
de Marco Camilo del sistema de alcantarillado de Veyes es sig­ plo, la planta del famoso templo de Júpiter Capítolino, un templó?
nificativo si se tiene en cuenta la existencia de un ejemplo bien con la característica forma tripartita “etrusca”. Ü
conservado en Roma: la Cloaca Máxima. Con anterioridad a la Una característica compartida por las grandes ciudades cojÉI
construcción de este alcantarillado, el espacio existente entre teras de Etruria es que todas ellas ocupaban anchos altiplanos JP
las colinas Capitolina y Palatina era poco menos que un pantano tuados a poca distancia de la costa toscana. Estos altiplanos e¡||
infestado de malaria y solo útil como cementerio para los más ideales para que la población humana creciera gradualmente |||
antiguos habitantes de Roma. En algún momento del siglo VI
un espacio elevado y muy defendible, dando lugar a un procesó
a. C., los ingenieros etruscos construyeron un canal subterráneo de urbanización que hoy sabemos que dio comienzo en una fel¡f|
que drenó esta zona y creó el espacio público del que habría de
tan temprana como el siglo X a. C. No obstante, no todas las re;
ser en el futuro el foro romano.
giones del mundo etrusco disfrutaron de una topografía tan veri-

J
ARQUEOLOGÍA & HISTORIA 31

◄ Detalle de uno de los AKROTERIA en terracota que formaba parte de la decoración del techo del edificio arcaico de POGGIO CIVITATE, una
de las imágenes más conocidas y representativas del conjunto. El curioso tocado a lo COWBOY de este personaje no ha sido documentado
en ningún otro ejemplo iconográfico etrusco. La decoración arquitectónica del techo estaba pensada para ser vista a gran distancia y enviar
un mensaje de poder y riqueza a todo aquel que lo viera. Es muy probable que estas estatuas, sedentes o de pie, representaran a los ancestros
de la familia dominante del lugar. opoggioCivítate archaeologcai excavatons

tajosa. De hecho, muchas de las ciudades etruscas más importantes de almacenamiento, también se recuperó una gran cantidad de
del interior adoptaron otras estrategias para expresar y describir menaje de cocina, además de cientos de ejemplos de finos vasos
las relaciones sociales y políticas entre sus ciudadanos. destinados al consumo de alimentos y bebidas, algunos de ellos
Poggio Civitate es uno de estos lugares. Localizado en la importados desde centros de producción situados en el Medite­
cima de un cerro dominante con visibilidad al valle de Ombrone rráneo oriental.
y al valle de Orchia, este asentamiento mantuvo contacto social Por doquier en el edificio se hallaron también cientos de ele­
con las ciudades etruscas más importantes antes de su repentina mentos fabricados en hueso, asta y marfil decorados con incisio­
y misteriosa destrucción en los últimos años del siglo VI a. C. nes, y figurillas. Este conjunto constituye uno de los más grandes
con este tipo de materiales conocidos en la región, y consisten
La vida cotidiana de la comunidad etrusca principalmente en pequeños diseños geométricos que habrían
Entre el 675-650 a. C., la familia dominante de Poggio Civitate sido utilizados para decorar la superficie de algunos muebles.
construyó una imponente y opulenta residencia en la terraza que Determinados ejemplos son verdaderamente complejos, como
ocupa aproximadamente el centro de la colina, un emplazamiento el que contiene la elegante imagen de una gorgona en marfil, o
conocido como Piano del Tesoro. Además de esta nueva casa, los la de una mujer con un vestido y que fue usado como empuñadura
constructores emprendieron la elevación de otros dos edificios para algún tipo de utensilio. Otras figurillas parecen haber sido
más, igualmente de un tamaño considerable. Todos ellos tenían aplicadas a superficies y usadas como pequeños mangos, como
un tejado de tejas y compartían un programa decorativo común, por ejemplo en el caso de una pareja de esfinges de marfil, cada
un hecho que enfatiza la relación social existente entre cada una una con pequeños orificios para clavos en sus partes inferiores
de las estructuras de este complejo monumental. para sujetarlos en otra superficie. Algunas placas grabadas parecen
Estas estructuras fueron destruidas en un incendio a finales haber tenido otros usos más enigmáticos. Este es el caso de ocho
del siglo VII a. C. Tras este, los obreros nivelaron de nuevo la fragmentos de hueso plano o de placas de marfil que conservan
terraza y emprendieron, sobre los restos del complejo anterior, trazas de inscripción en su reverso. Desconocemos el propósito
un nuevo proyecto arquitectónico que significaría la última concreto de estas placas, pero es curioso que todas las inscrip­
fase de ocupación del lugar. Como resultado de ello, la imagen ciones consistan en antropónimos, de los que al menos dos co­
arqueológica de cómo debió de haber sido la vida en el yaci­ rresponden a mujeres. Cuando es posible interpretar la iconografía
miento durante este período es muy destacable, tanto por su que decora el anverso de estas placas, esta suele representar imá­
claridad como por el gran espectro de actividades y creencias genes de un tipo específico de divinidad de la fertilidad o de sus
que allí se plasmaron y desarrollaron. animales familiares, lo que quizá esté sugiriendo que estos objetos
La ostentosa residencia de la fase más antigua se ubicó en el sirvieran como amuletos para la fertilidad, con las inscripciones
lado occidental del Piano del Tesoro. Se trataba de un edificio ligando la identidad de la persona nombrada con los conceptos
rectangular de aproximadamente 36 por 6 m, y hoy es conocido representados en el anverso. También se hallaron por todo el
con el nombre de Edificio 1 del complejo Orientalizante/Resi- edificio otros materiales asociados a la ostentosa vida cotidiana
dencia -abreviado en OC1-. Fue aquí donde los arqueólogos re­ de sus habitantes, como por ejemplo joyas de plata y bronce, ge­
cuperaron restos de grandes vasos de almacenaje de alimento, al­ mas grabadas, elegantes fíbulas de bronce junto con alfileres
gunos incluso conteniendo importantes cantidades de grano cosméticos o herramientas para la caza y la pesca, que evidencian
carbonizado. De hecho, en el fondo de uno de estos recipientes se la riqueza de la que gozaron los aristocráticos gobernantes de
halló el esqueleto de un ratón. Aparentemente, el animalillo estuvo Poggio Civitate y probablemente reflejan solo una parte del lujo
disfrutando de lo lindo hasta que el fuego que destruyó el complejo que cabría esperar entre las élites de los grandes centros urbanos
barrió toda la terraza donde estaba situado. Junto a estos recipientes de la costa etrusca.
32 ARQUEOLOGÍA & HISTORIA

T Imagen que reconstruye de forma ¡dea, una parte de la ACTIVIDAD

de este lugar, tanto en su fase más antigua como en la más reciente, o pooooc*™ akhmoicxxm excavad

Cerca de este edificio, hacia el sur, se halló otro que hoy Todos los edificios de este complejo contenían el mismo tipo
llamamos OC3/Tripartito. Su estructura estaba fuertemente da­ de elementos decorativos para el tejado, cuyo objeto no era otro
ñada debido a la construcción del ala meridional del edificio que señalar el control social que ostentaban los gobernantes de
de la última fase, pero el examen de las estructuras conservadas Poggio Civitate sobre las actividades que en ellos se desarrollaban.
revela un diseño tripartito con una celia central que ocupa exac­ Los edificios controlaban el desagüe de las aguas pluviales a
tamente el doble del área de las dos estancias laterales. través de complejos canalones (“sima lateral”). La sima lateral
La planta de esta estructura es muy interesante. El diseño comprendía en este caso antefijas en forma de cabezas femeninas
de los templos etruscos posteriores, como el de Veyes o el de que coronaban el espacio abierto al final de cada secuencia de
Tarquinia mencionados antes, o incluso el propio templo de tejas de cubierta. Cada teja de cubierta con estas antefijas estaba
Júpiter Capitolino en Roma, empleó también divisiones tripar­ diseñada para asentar en una pequeña depresión en “U” de la
titas de su espacio intemo. De hecho, la aparición de exquisitos pared que corría lateralmente, como una canal, a lo largo del
ejemplos de vajilla en bucchero grabada con inscripciones de borde de la última línea de tejas. El muro estaba perforado por
donación que indican que se trataba de ofrendas, sugiere que desagües en forma de cabezas de felino que permitían canalizar
este edifico sirvió como punto focal de las actividades religiosas el agua en receptáculos situados bajo cada caño.
controladas por los líderes de Poggio Civitate.
Al sudeste del palacio y el templo se construyó otro edificio Actividades industriales
conocido como OC2/Taller. Esta estructura consistía en un gran Contamos con gran cantidad de materiales procedentes del taller
pabellón utilizado como centro industrial. Resulta interesante del siglo VII a. C. en Poggio Civitate que no solo reflejan distintos
pensar que este taller habría sido considerablemente más grande y tipos de industria, sino también varias fases del trabajo de estas mis­
largo que cualquier otro conocido en el mundo griego coetáneo. mas. Por ejemplo, los ceramistas amasaban allí la cerámica antes de
En sitios como Samos, Eretria o Atenas las comunidades constru­ tornear un vaso. Este proceso ayudaba a sacar las burbujas de aire,
yeron edificios alargados conocidos como hekatompeda (“de cien que habrían causado la fractura del vaso en el homo. En el suelo del
pies de largo”). Con una longitud de 54 m y una anchura de 8,5 m, taller se hallaron muchas bolas de cerámica en proceso de ser ama­
el edificio OC2/Taller es casi un 50 % más largo, y contaba con sadas de este modo, y conservando las marcas de los dedos y las
un techo más ancho que cualquiera de estos antiguos templos grie­ palmas de las manos de los ceramistas en su superficie.
gos. Este hecho destaca la notable habilidad y confianza de los ar­ Otra de las actividades que se realizaban en el taller era la pro­
quitectos de Poggio Civitate en la planificación y construcción de ducción de objetos de hueso y asta similares a los recuperados en
estos edificios con el uso de infraestructuras de madera y el com­ el edificio de residencia. Se han conservado centenares de frag­
plemento de quinchas [N. del E.: paredes hechas de caña y recu­ mentos en distintas etapas de grabado que indican la producción de
biertas de barro, un sistema ampliamente utilizado en las cons­ pequeños instrumentos y herramientas además de la manufactura
trucciones etruscas antiguas] para dar estabilidad lateral. de mobiliario y otros objetos similares de madera decorados con

i
▲ Reconstrucción ideal del gran edificio de POGGIO CIVITATE en la fase arcaica (co. 600-550/530 a. G), visto desde el norte. El complejo se es­
tructura a través de un GRAN PATIO PORTICADO O cerrado en sus cuatro costados mediante cuatro grandes alas construidas. Hacia el su­
roeste, se construyó una especie de muro O -doble en la zona occidental y simple en la meridional- con posible finalidad defensiva, aunque
al parecer el proyecto quedó inconcluso. Ese ángulo se reforzó mediante una TORRE de planta rectangular Q que se repite en el extremo
opuesto en otra aneja al ala norte. En el espacio abierto que delimitaba ese muro en L O se halló un POZO y algunas construcciones de poca
entidad y de finalidad desconocida. Más al norte, en el exterior del gran edificio cuadrangular, se conserva también una construcción de di­
mensiones menores ©, aunque ia zona estaba bastante arrasada en el momento de su excavación e igualmente se desconoce su funciona­
lidad. La zona que ha llamado más la atención es el ALA OCCIDENTAL O. y en especial la estancia central O* que queda abierta hacia el
patio y hacia el peculiar edificio situado justo delante O -que algunos autores interpretan en relación con un posible espacio de culto a los
ancestros, aunque no hay restos arqueológicos que lo confirmen- y cuenta con dos estancias gemelas situadas a cada uno de sus lados. El
ALA NORTE Q contiene dos únicas estancias de grandes dimensiones con pilares centrales que indican la existencia de un piso superior. Es
muy posible que en estos grandes espacios se desarrollaran fundones parecidas a las que en una fase anterior habría cumplido el edificio co­
nocido como el Taller (OC2). En la escena ©, se han querido representar los preparativos de una gran festividad a la que acudirían represen­
tantes de las élites de regiones más alejadas, llegados en calesas, así como las gentes que habitan los alrededores de Poggio Civitate,
probablemente dependientes del poder administrativo de la familia dominante. ©: Ampliación que reconstruye un sector de la ORNAMEN­
TACIÓN DELTECHO del edificio arcaico, con su conjunto escultórico, los frisos y la sima lateralis (la estructura de decantación para el agua de
las lluvias, también ricamente ornamentada con placas de terracota) encarados hacia el interior del patio ©. croco es*n

elegantes y complejos diseños incisos. Estas piezas nos permiten ble. Del mismo modo, restos de grano y semillas de uva recupe­
echar un vistazo al proceso y las técnicas utilizadas por los graba­ radas en grandes cantidades en el lado occidental de OC2/Taller
dores etruscos, capaces de producir imágenes de una elegancia y también nos indican la conversión de estos productos agrícolas a
refinamiento sin parangón, como en el caso de la pequeña cabeza productos alimenticios útiles.
humana tallada en marfil que se halló en los alrededores de esta Parece que los artesanos que trabajaron en el taller de Poggio
edificación. Pero lo más destacable es el hecho de que vemos evi­ Civitate vivían solo a unos pocos metros de este. En recientes ex­
dencia de esta industria en distintos estadios. No solo hay buenos cavaciones, se ha detectado la presencia de varias casas localizadas
ejemplos de figurillas decoradas, sino también elementos de hueso a unos treinta metros del Piano del Tesoro. Se trata de viviendas
y asta sin trabajar o bien piezas cortadas y preparadas parcialmente, de entre 12 y 15 m~ de superficie edificada. Comparadas con las
e incluso ejemplos de objetos decorativos incompletos. grandes estructuras de la élite dominante de Poggio Civitate, estas
Otra de las actividades cotidianas desarrolladas en los alre­ estructuras eran casi testimoniales, ocupando solo una décima
dedores del taller tenía cu;.- ví-t con el procesamiento de animales parte de lo que ocupaba el palacio contemporáneo. Los ejemplos ■ ■;

sacrificados en la matanza Miles de fragmentos cortados y des­ mejor conservados de estas casas tenían áreas centrales utilizadas
pedazados de huesos de animaos domésticos como ovejas y cer­ para cocinar con unos cuantos vasos utilitarios muy sencillos. No
dos indican un trabajo de carnicol í i a una escala muy considera- obstante, los habitantes de estas estructuras también gozaban de
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Poggio Civitate
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36 ARQUEOLOGÍA & HISTORIA

▲ Vista de detalle de la reconstrucción de las pinturas de los FRISOS que adomaban la parte alta de las alas del edificio arcaico de Poggio Civitate.
Estas placas, fabricadas en terracota, se fijaban a los soportes de madera de la estructura superior del edificio y quedaban resguardadas de su de­
terioro gracias a la cobertura de tejas. Se han documentado cuatro tipos distintos de representaciones en relieve, que reconstruyen una escena
de banquete, una carrera de caballos, una pareja en calesa y una serie de personajes sentados o de pie sosteniendo distintos objetos. Es muy po­
sible que estos últimos representaran ancestros de la familia dominante o bien divinidades autóctonas, o Poseo omm akchaeologcal excavados*
i
▼ Detalle de algunos objetos para el trabajo TEXTIL. En primer término, un carrete cerámico con la inscripción: RIXA. o pogcoOvttati archakxogcai. Excavados $

algún tipo de comodidades, y usaban pequeños broches metálicos Además, la evidencia disponible sugiere que Poggio Civitate era
y fíbulas para adornar sus vestidos, además de, ocasionalmente, un ambiente en el que muy pocos miembros de la comunidad es­
algún que otro recipiente cerámico algo más refinado. Aun así, tarían alfabetizados. Quizá Rixa fue una chica de especial belleza
comparada con la riqueza material de los habitantes el edificio y algún miembro culto de la comunidad intentó impresionarla y
monumental, la experiencia cotidiana de estas gentes era conside­ ganarse su afecto inscribiendo su nombre en un objeto que podría
rablemente más modesta. Por otra parte, es interesante observar usar. Por supuesto, no podemos esperar saber la historia y la moti­
que algunos hallazgos de este sector sugieren ciertos comporta­ vación real que hay detrás de este objeto, pero sin duda la investi­
mientos conocidos en el mundo etrusco y romano más tardío. Por gación de la vida cotidiana en asentamientos etruscos de esta época
ejemplo, se halló en el suelo de una de estas casas un fragmento conlleva siempre este tipo de incertidumbres.
de figurilla humana con una cabeza estilizada del que no sabemos Otra característica de la vida en el yacimiento refleja un des­
su función concreta en dicho contexto, pero que nos invita a pensar cubrimiento algo más macabro habitual en esta fase de desarrollo
que pudo tratarse de una versión etrusca de un lar, un ejemplo de del lugar. Entre los miles de especímenes de huesos animales con­
las divinidades protectoras del ámbito doméstico tan frecuentes centrados en las zonas de desperdicios de los distintos edificios de
en la esfera romana de fechas posteriores. la fase intermedia de Poggio Civitate, los arqueólogos recuperamos
Otra serie de pequeños objetos muestran detalles de la vida en ocasionalmente restos de esqueletos humanos infandles. Hasta la
Poggio Civitate que habitualmente se habrían perdido. Por ejemplo, fecha, no existen evidencias de una deposición formal o ritualizada,
en las inmediaciones del taller fue recuperado un carrete de cerá­ sino que los huesos que aparecen asociados a individuos perinatales
mica hecho de un empaste ennegrecido. Al ser limpiado, los res­ o muertos a los pocos días de su nacimiento fueron descartados
tauradores se dieron cuenta de que su superficie había sido marcada junto con otras formas de desperdicios. Por supuesto, la mortalidad
con una inscripción incisa muy fina. Los pesos de telar y los husos infantil en la Antigüedad era considerablemente más alta que la
se marcan a veces con símbolos o letras, pero este carrete fue el actual, a veces incluso superior al 50 %. Por esta razón, muchas
primero hallado en esta región con una inscripción legible completa. culturas antiguas adoptaron procesos rituales en los que se cele­
Tras su examen, la única palabra que contiene consiste de las letras braban las distintas fases de maduración de un niño durante la in­
rho, iota, chi y alfa. La palabra RIXA, sin embargo, no tiene fancia. Por ejemplo, las ceremonias de nombre eran frecuentes
paralelo en el Corpus de vocablos etruscos actualmente conocidos, transcurridos algunos días o semanas tras el nacimiento. Si los
y en consecuencia es muy probable que refiriera a un nombre de niños de los vertederos de Poggio Civitate murieron antes de que
mujer. Si así fuera, no está del todo claro por qué este ejemplo par­ este tipo de prácticas rituales pudieran ser celebrados, es posible
ticular de carrete llevaría un nombre inscrito, en especial si se que no tuvieran un tratamiento funerario de ningún tipo para
tiene en cuenta que el ovillo de hilo habría ocultado la inscripción. señalar su muerte.

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ARQUEOLOGÍA & HISTORIA 37

La fase final de Poggio Civitate en este campo toda una serie de figuras humanas entronizadas en
Los planes de algún tipo de nueva construcción en Poggio Civitate una forma de ornamentación conocida como escultura acroterial.
se habían puesto en marcha. Los obreros fabricaron docenas de tejas Las había tanto masculinas como femeninas, y entre ellas se encon­
semicirculares y las colocaron a secar en la sombra que procuraba el traban las imágenes más icónicas del yacimiento, como los famosos
techo del edificio OC2/Taller. Pero entonces tuvo lugar el incendio, cowboys. Estas figuras calzaban botas apuntadas y llevaban un som­
y los trabajadores huyeron del edificio, seguramente cogiendo los brero de ala ancha muy característico, de un tipo que no se ha docu­
objetos de valor que pudieron a medida que el fuego se extendía a mentado en otro lugar de Italia. Otras figuras llevaban casco y
los otros edificios. En el pánico y la confusión, corrieron por encima algunas sencillamente su cabello suelto peinado en rizos. Los torsos
de la arcilla todavía húmeda de las tejas que el calor del fuego coció, conservados de estas figuras entronizadas indican que tenían atributos
dejando las huellas de sus pasos por todo el suelo. que potencialmente ayudaban al antiguo observador a entender quién
Este funesto episodio supuso el comienzo del proyecto cons­ estaba representado en estas imágenes. Algunas sostenían en sus
tructivo más ambicioso desarrollado en Poggio Civitate. Tras salvar manos objetos orientados verticalmente, mientras que otros llevaban
lo que quedaba de valor, los supervivientes escarbaron entre los objetos de tipo bastón apoyados en su regazo. En total, al menos
restos de los edificios destruidos y nivelaron el terreno para preparar veintiséis figuras adornaban la línea del tejado.
uno nuevo magníficamente concebido. Esta fase final consistía en El significado de estas figuras ha sido muy debatido. Algunos
una enorme construcción de cuatro alas, cada una de ellas de sesenta investigadores han propuesto que se trataría de dioses, mientras que
metros de longitud. Las alas rodeaban un patio columnado en sus otros creen que representan a los augustos ancestros de los habitantes
lados este, norte y sur. En el sector occidental del patio había un pe­ del edificio, y otros sencillamente ven representaciones de la propia
queño recinto cerrado de función incierta, aunque algunos investi­ familia. Sin embargo, dada la narrativa política propagandística ha­
gadores han sugerido que este sector del edificio se habría destinado bitual entre las familias etruscas de la élite, es probable que varias in­
a propósitos religiosos y quizá ese recinto tuvo que ver con este tipo terpretaciones no solo fueran posibles sino incluso intencionadas.
de funciones. Junto a las estatuas tipo cowboy del tejado, había docenas de imágenes
Pese a haber transcurrido medio siglo desde su descubrimiento, de animales, tanto reales como fantásticos, entre los que se encontraban
no se conoce otra estructura de estas características en la región. Su felinos, caballos, hipocampos, grifos y esfinges seguramente flan­
inmensa escala, en especial comparada con la pequeñez de la ar­ queando a las figuras humanas para reforzar la importancia de estas.
quitectura doméstica de las casas localizadas al oeste del Piano del El antiguo observador que hubiera estado bajo estas imágenes
Tesoro, parece señalar a algún tipo de función especializada. En en el interior del patio, las habría visto junto con otro elemento del
efecto, es muy posible que la estructura sencillamente conjuntara programa decorativo del edificio. Corriendo longitudinalmente a lo
en un mismo edificio las distintas funciones que en la fase previa largo de los extremos de las tejas había otra sima que era una especie
se desarrollaban por separado, desempeñando tareas de tipo reli­ de evolución de la que había en el complejo orientalizante. En vez
gioso, industrial y doméstico. No obstante, los complejos eventos de antefijas, las formas femeninas estaban representadas en este
que llevaron a la demolición de este conjunto y su abandono final caso por imágenes de relieve adheridas directamente a la pared de
hacen que toda certidumbre en este sentido resulte dificultosa. la sima y flanqueadas de rosetas, mientras que los desagües estaban
Uno de los aspectos más remarcables de este edificio gigante es conformados por cabezas de felinos. De nuevo, la combinación de
su ostentoso y complejo programa decorativo. A medida que uno se elementos permite al observador moderno ver en la iconografía de
aproximaba a él, habrían ido haciéndose visibles las imágenes de la sima lateral la imagen de la Potnia Theron, la señora de los ani­
gorgonas que ornamentarían la línea exterior del techo. Las antefijas, males, una imagen derivada de la influencia oriental que representa
funcionalmente similares a las cabezas femeninas empleadas en el a la diosa Astarté y que enlaza con la diosa etrusca Uni, relacionada
complejo orientalizante de la fase intermedia de este yacimiento, con la fertilidad. Como ocurre con los animales acroteriales que
desempeñaban una función apotropaica. Este término suele utilizarse flanquean a los humanos entronizados, la asociación de las imágenes
para describir un símbolo u objeto que servía para protegerse del del techo con la divinidad en la sima habrían instado al observador
mal. No se trata de un sentido vago o generalizado del mal, sino antiguo a conectar ambas.
más bien en concreto del “mal de ojo”. Las creencias n adicionales El último elemento del programa decorativo del edificio era una
del Mediterráneo solían reconocer el poder del mal de ojo e ¡mentaban serie de plaquitas de terracota adheridas a las vigas exteriores de los
rechazarlo con amuletos como la higa, los corneai cti fortuna o los muros. Se han documentado cuatro tipos de placa: una de ellas, re­
matti. No se trata, pues, de malevolencia pura y dura, sino a menudo presentaba una escena de carreras de caballos, mientras que otra
de la impotencia e infertilidad masculina, un asunto de constante mostraba un grupo de figuras reclinadas en un banquete. Un tercer
preocupación política entre los aristócratas varones de este período. ejemplo representaba a una serie de figuras sentadas o erguidas,
Una vez dentro del edificio, a través de un pasillo estrecho en el mientras que el último mostraba a dos individuos en una calesa
ala occidental, el interior del patio habría ofrecido una estupenda junto a un grupo de asistentes situados delante y detrás del vehículo.
vista de las esculturas que presidían la cima del tejado. Se disponían La pintura blanca, resaltando las figuras, habría añadido bastante
38 ARQUEOLOGÍA & HISTORIA

▼ Vista de la colina de MURLO y su paisaje circundante en la actualidad. ■ Poc^oCiviurc aochakxogkale*cavat>o«

detalle a las imágenes, aunque hoy en día no es posible reconstruir cuencia eventos y festivales a los que asistía toda la población de
el verdadero aspecto que habrían tenido en la Antigüedad. la comunc. De un modo similar a la que ostentaba la iconografía
En resumen, la compleja iconografía del edificio probablemente de las estructuras de Poggio Civitate, hoy la imagen de las estatuas
sirvió para fortalecer la identidad y los privilegios de la élite que lo de cowboy ejerce como emblema de la comune de Murió.
habitaba. En la cima de Poggio Civitate, era una proclamación elo­
cuente de su autoridad, visible a kilómetros de distancia. Topografía y formas urbanas
El ejemplo de Pogio Civitate muestra cómo los etruscos emplearon
El territorio de Poggio Civitate distintas estrategias sociales y políticas para la definición de sus co­
La excavación y prospección cercanas a Poggio Civitate han re­ munidades. A diferencia de los asentamientos urbanos de la costa
velado la presencia de otras comunidades localizadas en colinas etrusca, la ¡cónica región interior de la Toscana, con su ondulante
cercanas al yacimiento. Así, por ejemplo, en Vescovado di Murió, topografía, encajaba con el deseo de ocupar solo los lugares más
a solo dos kilómetros, hay restos de un asentamiento en una terraza altos y fácilmente defendibles, lo que suponía la existencia de varias
a plena vista de Poggio Civitate. También en Lupompesi y Pompana áreas habitadas separadas por la topografía que debían desarrollar
se han hallado restos de una ocupación coetánea. sus propias estrategias religiosas, sociales e iconográficas para ex­
Aunque la excavación e investigación de Poggio Civitate y su presar su unión política.
entorno continúan hoy en día, podemos comenzar a esbozar una De hecho, en este escenario es donde podemos ver otra perfecta
imagen de la relación entre los complejos aristocráticos del asen­ explicación para el desarrollo temprano de la ciudad de Roma. Tal
tamiento y las comunidades periféricas. Desde Poggio Civitate, el como demuestra la historia, Roma comenzó como un conjunto de
inmenso edificio de la fase final sería visible a una distancia muy comunidades libremente asociadas y situadas en la cima de varias
considerable. Del mismo modo, la gran escala de esta estructura, colinas. Gradualmente, a través de la pericia de los constructores
con su patio interior, podía albergar la reunión de un importante etruscos, que lograron drenar el espacio de lo que habría de conver­
número de personas, muchas más de las que vivían en la colina tirse en el foro romano, se conectó un espacio que separaba a estas
según sugiere el estado actual de la documentación del yacimiento. comunidades y les permitió compartir recursos para desarrollar ins­
Considerando este hecho, es muy verosímil que el programa es­ tituciones políticas que posibilitaran el crecimiento hacia una mayor
cultórico desplegado en el edificio comunicara el poder y el estatus y muy hábil comunidad que fue capaz de expandir sus intereses
de la familia dominante del lugar a su entorno inmediato. Del económicos y territoriales. Al final, hay cierta ironía histórica en el
mismo modo, festivales estacionales y eventos sociales como bo­ hecho de que, de no haber sido por la ayuda de sus vecinos etruscos,
das, celebraciones de nacimientos u otro tipo de expresiones más Roma quizá no hubiera emergido como una ciudad-estado unificada
corrientes de intercambio y comercio podrían haber congregado a y, de no haberse convertido en una comunidad poderosa y expan-
parte de la población de la zona circundante. sionista, nunca habría dirigido su poder militar hacia el norte, con­
El estado actual de nuestros conocimientos no alcanza a de­ quistando y absorbiendo a las comunidades etruscas que le habían
cimos si la gran estructura de Poggio Civitate es única o una de las permitido atisbar aquello en lo que iba a convertirse.
muchas expresiones arquitectónicas de poder político y social en
la región. Sin embargo, un modelo para el tipo de organización BIBLIOGRAFÍA
comunitaria antes descrito existe, y de hecho sigue siendo el ins­
Bell, S.; Carpino, A. (eds.) (2016): A Companion to the Etruscans.
trumento político empleado aún en la actualidad en la región cer­ Oxford: Wiley Blackwell.
cana a Poggio Civitate. Desde la época medieval, comunidades Macintosh Turfa,J. (ed.): TheEtruscan World. London-NewYork:
rurales como Murió, un pueblo situado en una colina adyacente a Routledge.
Poggio Civitate, se organizaron en un sistema de comune, una Phillips, K. M. (1993): In theHills ofTuscany. Recent Excavations at
forma de gobierno en la que algunas comunidades centrales de the Site of Poggio Civitate (Murió). Philadelphia: University of
mayor tamaño servían como centro administrativo de una serie de Pennsylvania Press.
aldeas y caseríos asociados. Al igual que había hecho Poggio Ci­ Smith, C. (2014): The Etruscans: A VeryShortlntroduction. Oxford:
vitate muchos siglos antes, el pueblo de Murió albergaba con fre- Oxford University Press.
DESPERTA FERRO LIBROS
Colección Ilustrados - Jean Claude-Golvin
Tras Ciudades del mundo antiguo, Viaje al Antiguo Egipto y
Palacios imperiales de la Roma Antigua, un nuevo título se
viene a sumar al recorrido visual por la Antigüedad que nos
regala el arte de Jean-Claude Golvin: Herodes, el rey arquitecto.
HERODES
EL REY ARQUITECTO
Aunque el nombre de Herodes evoca de inmediato
un episodio perpetuado por la iconografía cristiana -y
probablemente una invención-, la matanza de los inocentes, su
figura simboliza una época axial, el cruce entre el judaismo y el
mundo helenístico, ya bajo la égida de Roma, una intersección
cultural sin la que no puede comprenderse ni a Jesús ni el
nacimiento del cristianismo. El rey que supo navegar entre
Roma y sus súbditos, el tirano inmisericorde que se cebó con
su propia familia, el gobernante evérgeta que ornó Israel con
suntuosas edificaciones... ¿quién fue realmente Herodes?
En este libro, el arquitecto, arqueólogo e ilustrador Jean-
Claude Golvin y el historiador Jean-Micel Roddaz bucean
a través de la arqueología, los textos y de la reconstrucción
de su colosal programa constructivo para acercamos
al Herodes real. Podremos con ellos visitar metrópolis
helenísticas como Antioquía o Alejandría, pasear por los
suntuosos palacios de Jericó o el Herodión, asomamos a las
murallas de fortalezas de Maqueronte o la heroica Masada,
y recorrer el Jerusalén que luego conocerá Jesús, con su
templo, epicentro del judaismo embellecido por Herodes.
Una obra imprescindible para conocer un tiempo y un lugar
claves en la historia de la humanidad.

Jean-Claude Golvin es arquitecto, director de investigación en el CNRS


y ex director dé la misión arqueológica de Kamak. Desde 1989, se ha
dedicado en cuerpo y alma a erear maravillosas acuarelas con las que
recrear las ciudades del mundo antiguo y medieval en su apogeo, obra
que se puedérdisfmtar en títulos como Ciudades, del Mundo Antiguo,
Viaje por el Antiguo Egipto y Palacios imperiales de la Roma antigua.

Diciembre 2018
PREVENTA Herodes, el rey arquitecto
978-84-948265-0-4
21x29,7 cm
Rústica con solapas
RV.P. 26,95 C

Otros títulos de la colección


• d'uávDESDFJ. VIAJE POR PALACIOS IMPERIALES
MUNDQANTICUq EL ANTIGUO EGIPTO DE IA ROMAANTIGUA
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A la venta ¡en librerías, tiendas especializadas y
www.despertaferro-ediciones.com
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:
Adolfo J. Domínguez Monedero - Universidad Autónoma de Madrid

La economía etrusca en época arcaica


La brillante, duradera e influyente cultura que desarrollaron los etruscos no puede ente'?‘^S^
•;

mencionar las fuentes antiguas, en especia! cuando estos intercambios llevan aparejada u hablaremos i

primer motor económico: la agricultura y la ganadería.


|

E
n efecto, los etruscos fueron, ante todo, agricultores y ga­ Los inicios de las navegaciones de los colonizadores pro­
naderos. Establecidos en territorios bastante favorecidos cedentes del Mediterráneo oriental, fenicios y griegos, adornas
por la naturaleza para esas actividades, tanto en la Toscana de incrementar de manera cada vez más evidente los Ínter-.am-
como en Campania o en el valle del Po, por no mencionar más bios comerciales, propiciaron también cambios de gran o lado
que las principales localizaciones del poblamiento etrusco, fue el
en as técnicas agrícolas etruscas al tiempo que favoreciei m la
desarrollo de la agricultura el que propició, ya desde los primeros
introducción de nuevos cultivos. La mejora de las técnicas de
atisbos de su cultura en la Edad de Hierro inicial (con la cultura
villanoviana), procesos de concentración de población y el surgi­ preparación de la tierra, la introducción del arado tirado por
miento de grandes aglomeraciones protourbanas de las que nos bueyes o de herramientas especializadas debieron de provocar
han quedado como testimonio sobre todo sus necrópolis. un aumento de la productividad de los cultivos; la gran cantidad
e rituales que los etruscos utilizaban con respecto a la tierra,

_
ARQUEOLOGÍA & HISTORIA 41

◄ COPA ÁTICA firmada por el pintor EXEKIAS (ca. 550-540 a. C), hallada en Vulci. En su fondo se representa al dios DIONISOS navegando con un
barco en cuyo mástil se trenza una parra repleta de uvas. Sin duda el propietario del vaso sería un comerciante o un productor de VINO que se
habría representado a sí mismo de este modo. En relación con esta imagen, existe un curioso mito griego {Himnos homéricos 7.1-54) que narra el
secuestro del dios por parte de un grupo de piratas etruscos y los prodigios realizados por este para librarse. El relato probablemente aluda a la
competencia que los etruscos supusieron para el comercio griego del vino en el Mediterráneo occidental, o\v»-.wCowow/cc by-sa3.0/mittkaí kmr

▼ La CERÁMICA DE BUCCHERO ÑERO es una de las producciones originales etruscas más singulares. Inicialmente fueron desarrolladas en Caere
durante el Orientalizante, para luego dispersarse su producción hacia talleres de toda Etruria:Tarquinia# Veyes, Vetulonia, Vulci, entre otros. El
tono oscuro de la cerámica se debe a un proceso de reducción de la oxigenación al que es sometida en el momento de la cocción. Las produc­
ciones más antiguas, de paredes delgadas, hecha con arcilla muy depurada y gran calidad de manufactura se conocen como bucchero sottile,
aunque la calidad de algunas producciones posteriores -el llamado bucchero pesante- es bastante inferior. A partir de comienzos del siglo V
a. C., la fabricación de este tipo de cerámica decrece significativamente, afectada por la gran accesibilidad de los vasos griegos destinados a los
mismos usos y considerados de mayor calidad. La mayoría de los vasos de bucchero ñero estaban destinados al servicio de mesa, como ocurre
con el emblemático KANTHAROS (en la imagen), una de las formas más peculiares y reconocibles de esta cerámica, que alcanzó una importante
dispersión por todo el Mediterráneo occidental, en particular en el golfo de León, Italia y Sicilia. Metropolitan Museum of Art.

su reparto y su distribución, cargados de múltiples referencias Aristócratas y clientes


mágico-religiosas pudieron ser una respuesta ante el choque Como puede observarse, pues, un presupuesto necesario para
cultural entre las nuevas prácticas exógenas y sus costumbres poder abordar la economía del mundo etrusco arcaico pasa
ancestrales. Un ejemplo sería el mito de Tages, el niño-anciano por poner en valor su capacidad de generar excedentes en ar­
que introduce la adivinación en Etruria, el cual surge de un tículos de primera necesidad, como son los agropecuarios que,
profundo surco de la tierra que estaba siendo arada. Es un mito producidos en cantidades superiores a las que requiere el grupo
de gran interés ya que vincula algo tan específico de ios etruscos productor para su propio consumo y como reserva para cual­
como la adivinación con una herramienta agrícola capaz de quier emergencia y para su plantado en la siguiente estación,
abrir surcos profundos. quedan a disposición de dicho grupo para poder obtener ga­
Además de nuevas técnicas, también aparecen nuevos cul­ nancias adicionales. Hablamos de grupos casi mejor que de
tivos. La tradición romana, siempre muy próxima a la etrusca, comunidades porque sabemos que durante el período arcaico
sobre todo en ciertas épocas, atribuía la introducción del olivo la sociedad etrusca está dirigida por unas minorías que con­
a Tarquinio Prisco, lo que muestra que no se trata de una práctica trolan la tierra, los medios de producción y a las personas en­
ancestral sino que los propios antiguos le asignaban un origen cargadas de la misma.
concreto; lo mismo podríamos decir del vino, seguramente in­ El modelo presente durante los siglos Vil y VI a. C. queda
troducido antes, como muestra la aparición, ya desde el siglo bien ejemplificado por el yacimiento del Poggio Civitate en
VIII a. C., de vajilla específica para su almacenamiento y su Murió que, sin duda, no es el único en su estilo pero sí el que
consumo, tanto importada como, sobre todo, de manufactura mejor se conoce. A lo largo de dos fases sucesivas asistimos a
local, en buena parte imitando formas griegas que servían para la aparición y luego desarrollo en clave monumental de un
el mismo fin. conjunto residencial y productivo controlado, con toda proba­
A las actividades agropecuarias habría que añadir las ex­ bilidad, por un personaje de relieve para el que trabaja un nu­
tractivas, sobre todo de mineral. La isla de Elba parece haber trido grupo de personas dedicadas a muy diversas tareas; si
sido una fuente importante de hierro, y hay que plantearse si los podemos considerarlo un “palacio” como a veces se le deno­
colonizadores pueden haber contribuido a introducir nuevos mé­ mina es algo en lo que no entraremos. Así, junto con la zona
todos y nuevas tecnologías en los procesos extractivos y de re­ residencial, que en la segunda fase del conjunto (580-530 a. C.)
finado del metal. En cualquier caso, en la isla de Pitecusas, el alcanza unas proporciones importantes y un empeño decorativo
primer establecimiento griego en Italia, se localizaron restos de sobresaliente, el conjunto consta también de zonas de trans­
mineral de hierro procedente de Elba. Además, en algunas zonas formación agropecuaria y almacenamiento, así como áreas
había también plata, bronce, plomo y alumbre que servían para destinadas a la elaboración de tejidos y objetos de metal y
la producción local de herramientas, armas o joyas. Esas materias otras materias (marfil, hueso, asta), incluyendo la arcilla para
primas podían ser de interés no solo dentro de Etruria sino, ob­ realizar las propias decoraciones que adornan el conjunto. En
viamente, fuera de ella, del mismo modo que algunos productos efecto, las placas de terracota que decoran los edificios inciden
elaborados de derivación en temas como pro-
agrícola, en especial el . /'jfflPQKfe cesiones ecuestres o
vino que en época ar- íj H el uso ritual del vino
caica conocerá una gran T W JV y los tejados se ha-
expansión tanto en este te- wk ■fv\ ' lian decorados por
rritorio (no todas las regio- V- * •/«*. W.* i ' ' £W interesantes figuras
nes tenían la misma capa- sedentes y por esfinges
cidad de producirlo de forma Mm en terracota que resaltan
excedentaria) como en el exte- 4 los vínculos con los ante-
rior, en especial a territorios del f pasados. Además de la carga
sur de Francia y, con menor intensi­ ideológica que ello supone, y
dad, de la península ibérica. También que contribuye a dotar al poder
el aceite, sobre todo el perfumado y en- P ejercido de connotaciones sacras,
vasado en recipientes que imitan a los grie- v quizá lo más interesante sea constatar
gos será apreciado fuera y dentro de . *4# la concentración de artesanos expertos en

Navegando con los tirrenos Crotona O Colonias griegas


Panormos O Colonias púnicas
rcio etrusco en el Mediterráneo occidental (siglos VII-íVI a. C.) Tarquinia • Ciudades y yacimientos etruscos ■ 1

\ Genova □ Lugares con presencia importante de objetos de %■

; producción etrusca
r\<s\
a
t Principales talleres de producción broncística
'V / V Talleres de producción de buccheronero
€> Principales talleres de producción coroplástica
i
* Talleres de producción de cerámicas pintadas
(figuras negras; siglos VII-VI a. C.)
^ Caere: Aristonoto,
/ pintor de la esfinge barbuda. m
f pintor de las hidrias ceretanas,
pintor de los dinoicampanos
^ Vulci: escuela “póntica",
pintor de París,
pintor de Micali
: Cap d'Antibes Pecios con cargamentos etruscos mayoritarios
▲ La introducción masiva de materiales e influencias procedentes de Corinto en la fase final del Orientalizante Rho(
Giglio Pecios con cargamentos mezclados que incluyen
supuso el origen de imitaciones -las producciones cerámicas conocidas como "etrusco-corintias"- deri­ ? Q Émporion material etrusco
/ vadas de la importante presencia de artesanos especialistas en las ciudades costeras del sur de Etruria, Pasos de montaña
en especial en Caere, Veyes y Vulci (recuérdese por ejemplo al comerciante Demarato y los artistas que lo ' j- \
acompañaron). En la imagen, detalle de una CRÁTERA firmada por ARISTONOTO -su inscripción constituye I
la firma más antigua conocida en un vaso griego, escrita en alfabeto eubeo- hallada en la necrópolis de Cer- / bajo Ebro
i
veteri y fechada hacia mediados del siglo Vil a. C. Una de sus caras -la anterior representa una escena de
la ceguera de Polifemo- muestra una escena de COMBATE NAVAL entre una embarcación de guerra gnega
y otra mercante muy probablemente etrusca, acaso haciendo referencia a un enfrentamiento histórico en
el mar Tirreno en esta época. La presencia etrusca predominante en esas aguas dio origen al tópico de la
célebre PIRATERÍA TIRRENA. Roma. Musei Capitolini. oGww.t>GwcfAj*tKa.
Menorca

Gua&1<lu'vit
OGnuba

OLixus

Rutas comerciales
—* Principales rutas comerciales
—- Vías de difusión secundarias de productos etruscos
— Rutas del comercio noralpino
Producciones cerámicas etruscas posteriores Zonas de mayor concentración en hallazgos
Cerámica de figuras rojas (ca. 350-270 a. C.) L J Esfera de influencia etrusca 100 150; 200 250 km
de ánforas etruscas LhjhJ
— Cerámica ceretana/falisca . . Esfera de influencia griega
Zonas de mayor concentración en hallazgos
—* Cerámica volterrana *- ' de cerámicas de bucchero ñero Esfera de influencia púnica o fenicia

toda una serie de técnicas especializadas y que trabajan en ese ello sustentado en el control de las tierras y de las rutas de co­ manifestación de un tipo de religión que va a acabar convirtién­ nales y religiosos, caracterizará buena parte del período arcaico
entorno que ha sido definido como palaciego. Ni que decir municación. El despliegue de estos edificios implica la existencia dose en urbana y cívica. En el caso de Roma, que tan relacionada etrusco. El banquete será un elemento fundamental de esta so­
tiene que la base económica que sustenta todo este esquema con el mundo etrusco está durante el siglo VI a. C., esto se ciedad y en él el vino gozará de protagonismo casi exclusivo.
de toda una serie de artesanos especialistas, que están desarro­
se basa en la gestión de los recursos agropecuarios que permite ejemplifica en el proceso de construcción del templo de Júpiter Como ya veíamos, el cultivo de la vid y los procesos de vinifi­
llando in situ técnicas en muchos casos introducidas desde el
la generación de excedentes aptos para alimentar a esas redes Capitolino, que la tradición asigna a Tarquinio el Soberbio (534- cación parecen haber sido introducidos por los colonizadores,
mundo griego, desde donde vienen también muchos de los temas
clientelares que parecen estar detrás de esta acumulación de 509 a. C.) y que el rey no pudo consagrar por haber sido expul­ tanto griegos como fenicios a partir al menos del siglo VIII
iconográficos que son empleados como justificación del dominio.
riqueza en pocas manos. Otra parte de esos excedentes entraría sado, algo que se hizo en los primeros años de la República -lo a. C. Los fértiles terrenos de la Toscana fueron una zona muy
En estas unidades encontramos también áreas de culto, patri­
en redes externas, tanto terrestres como marítimas, que garan­ que indica que su construcción se realizó a lo largo de su iei- adecuada para que la vid se aclimatara y diera lugar a una gran
monio del aristócrata. El final del edificio, que en este caso se
tizarían su distribución. nado-. O también la dedicación del templo a Diana en ei Aven- producción de vino o, como también se ha sugerido, para que
sitúa en tomo al 525 a. C., marca, no solo aquí sino, en general tino por su antecesor Servio Tulio (578-534 a. C.).
Parece que estamos ante la residencia monumental de un las variantes locales de vid, no aptas para producir el vino,
en toda Etruria, el ocaso de un modelo social y económico que
aristócrata que concentra en su entorno a toda una serie de indi­ hayan podido ser injertadas con especies viables y sometidas a
ve el traslado de estos aristócratas campestres a los centros ur­ Vino y cerámicas
viduos dependientes -clientes, si utilizamos la denominación procesos específicos (poda, plantado, etc.) que garanticen su
banos que será donde a partir de ese momento se concentre el Este mundo de grandes familias terratenientes, que se constru­
latina- a quienes les brinda alojamiento y protección a cambio productividad. Ya desde ese momento se introduce vajilla de
poder y las actividades económicas. Será también el momento yen lujosas residencias, las cuales son a su vez centros artesa-
de que desarrollen las actividades artesanales que dominan, todo tipo griego en Etruria, pero enseguida empiezan a aparecer imi-
en el que los edificios de culto, los templos, surjan como nueva

i.
44 ARQUEOLOGÍA & HISTORIA

A ► Reconstrucción ideal de un encuentro amistoso entre dignatarios


etruscos y cartagineses, que se intercambian TÉSERAS DE HOS­
PITALIDAD en virtud de un pacto de cooperación a comienzos
del siglo V a. C. La escena tiene lugar en el interior de la celia del
llamado TEMPLO B DE PYRGI, donde se hallaron las famosas
PLACAS VOTIVAS DE ORO (véase imagen superior) con inscrip­
ciones en etrusco y púnico en las que se señala la construcción
del templo y su dedicación a la diosa Uni -Leucothea para los
griegos; más conocida por su nombre fenicio, Astarté- Ante la
í
atenta mirada de la estatua de la diosa, Thefarie Velianas, rey de
Caere, asiste junto a su esposa al intercambio con los dos emba­
jadores cartagineses. En la puerta figuran las tres láminas áureas
que pocos años antes había mandado inscribir el propio rey para
! perpetuar la memoria de la construcción del templo. La creación
de santuarios como este en época arcaica facilitaría que la coo­
peración entre comerciantes de distintas regiones del Mediterrá­
neo se librase no ya directamente entre aristócratas y navegantes
con sus iguales, sino a partir de transacciones realizadas en pú­
blico y organizadas gracias a la administración de los grandes cen­
tros urbanos de los que dependían estos santuarios. Existen
evidencias de otras tessera hospitalis datadas en este período que
atestiguan este tipo de relaciones de amistad, como la hallada en
!
Roma en Sant'Omobono con el nombre de un etrusco muy rela­
cionado con la colonia púnica sarda de Sulcis (Arath Silquetenas
i Spurianas) u otra incluso más reveladora hallada en una tumba
púnica con el nombre de un cartaginés (Puinel Karthazie) escrito
en etrusco. © Di la ilustración: J05C Lu;s García Moran. Fotografía: Wmmedía Covwons /
I CCBY-SA 4.0 /Saúco

taciones locales y, sobre todo, adaptaciones. Así, junto con ce­


rámicas griegas importadas ya desde el siglo VIII a. C. pero
que durante el siglo VI a. C. van a llegar de manera masiva a
Etruria, los etruscos desarrollarán sus propios estilos, desde el
etrusco-geométrico al etrusco-corintio, que constituyen un in­
teresante diálogo entre los modelos importados y las reinter­
pretaciones locales tanto en forma como, sobre todo, en deco­
ración. Con la introducción de esos estilos cerámicos llega
también el tomo de alfarero que transforma la producción vas­
cular etrusca. Al tiempo, y heredera de las tradiciones locales
de cerámicas toscas de impasto, surgirá el bucchero, un tipo de La circulación interna de estos productos, así como de las
cerámica negra de cocción reductora que será exclusiva del cerámicas de importación griega durante los siglos VII y VI
mundo etrusco pero que también combina, en técnicas, formas a. C., permite seguir con bastante detalle los ritmos comerciales
y decoración las tradiciones locales con las llegadas de fuera. que afectan a Etruria, tanto a la costera, donde surgirán centros
Todas estas producciones cerámicas, realizadas por lo general especializados en los intercambios, como en el interior donde
en toda Etruria, irán dando lugar a escuelas especializadas que los valles fluviales se convierten en las principales arterias de
conseguirán que sus piezas se difundan más allá de sus propias distribución tanto de entrada como de salida de productos.
fronteras. Así, por ejemplo, en cerámica eirusco-geométrica Pero el vino, además de como elemento de consumo interno
serán importantes los talleres de Caere o Vulci para la fase y propiciador de cambios en las costumbres mediante la intro­
orientalizante o Chiusi para el siglo VI a. C., mientras que en ducción de nuevos mecanismos de consumo y, sobre todo, de
cerámica etrusco-corintia Vulci y Veyes serán centros precur­
nuevas técnicas artesanales (tomo de alfarero, sistemas de tra­
sores y Tarquinia asumirá importancia en el siglo VI a. C.
tamiento de la arcilla, procedimientos de horneado) que dan
lugar a formas cerámicas nuevas que, por supuesto, nos apuntan partir de ese momento, la distribución de vino envasado en
a otros cambios de mayor calado, es también, y sobre todo, un esas ánforas empieza a observarse en el registro arqueológico
bien exportable. Durante buena pane del siglo VII a. C., como y, lo que es más importante, las mismas empiezan a aparecer
había ocurrido ya antes, el vino que se consume en F.truria ha tanto en yacimientos en tierra como en pecios que se escalonan
llegado como consecuencia del comercio exterior, sobre todo a lo largo de todas las costas del golfo de León hasta alcanzar
griego. Las ánforas que aparecen proceden de centros produc­ la península ibérica. Si son barcos griegos los responsables de
tores griegos como Corinto, Samos, Quíos o Clazómenas. Da la primera comercialización de ese vino o son ya naves etruscas
la impresión, aunque puede verse modificada con nuevos ha­ es un asunto que ha suscitado múltiples debates. Quizá una so­
llazgos, de que la producción de vino en centros etruscos tales lución intermedia sea la correcta, no debiendo rechazarse la
como Vulci o Caere parece iniciarse en torno al 600 a. C., o al presencia de ambos agentes en la distribución de un producto
menos de esa época datan las primeras ánforas de transporte como el vino que, más allá de quién lo produjese, proporcionaba
conocidas, lo que presupone una intencionalidad comercial. A grandes ingresos a quien lo transportaba.
46 ARQUEOLOGÍA & HISTORIA

▼ Los comerciantes jonios llegarían cada vez con mayor frecuencia a los puertos etruscos, ocupando el espacio' *paite de loTca^ales

'
!

rivalizar"-
Historia n.° 12* Tartesó)- Museo Archeologico Tarquinia. c ww*c<a commons/cc by-sa 3.0/ rokn ktoin rowwjo I
Emporios y piratas otros competidores por los mismos recursos y por los mismos ;
mercados. Además de enfrentamientos violentos, a los que !
Con la elaboración de vino en cantidades susceptibles de ser :
exportadas, Etruria añadía un atractivo más para los comer­ aludiremos a continuación, hay también una elaboración ide­
ciantes que habían frecuentado sus costas desde el siglo VIII ológica (propagandística, incluso) que conocemos bien gra­
a. C. y será durante el siglo VI a. C. cuando asistamos a al­ cias a los autores griegos. Me refiero al concepto de “pirata
gunos hechos que tienen relación con esta nueva circunstan­ tirrénico”, muy frecuente en la historiografía griega de modo
cia. Por una parte, a lo largo de ese siglo asistimos a la apa­ tal que ambos términos acaban convirtiéndose casi en sinó­
rición de espacios y entornos abiertos a la llegada y a la nimos. Como sabemos bien, el concepto de pirata es siempre
actividad de comerciantes no etruscos en algunos puntos de utilizado por el “otro” a la hora de juzgar una actividad que
Etruria. Estos espacios específicos para el comercio serán el que la desarrolla considera de todo punto honorable y ajus­
llamados emporios por los griegos y los mejor conocidos, tada a las normas. En este caso, y puesto que las informacio­
gracias a las excavaciones, son los de Gravisca (580 a. C.), nes proceden solo del lado griego, no es extraño que las ac­
que dependía de Tarquinia, y Pyrgi, que dependía de Caere. tividades etruscas, que pueden interferir y competir con las
La presencia de santuarios en los que se observan sincretismos que desarrollan los griegos, sean consideradas piratería.
entre divinidades etruscas y griegas o, como en el caso de Sea como fuere, y aunque puede haber habido conflictos ;
Pyrgi, también fenicias, la riqueza y variedad y desencuentros antes, parece haber sido la intensificación
de los materiales hallados, el hallazgo de ta­ de las interacciones comerciales con los etruscos durante el
lleres artesanales de diverso tipo, inclu­ siglo VI a. C. la que está detrás del aumento de las informa­ )
yendo los metalúrgicos, muestra la dispo­ ciones sobre piratas etruscos transmitidas por los griegos.
sición de los gobernantes etruscos a Estas situaciones debían de ser frecuentes y formar parte
intensificar estas relaciones comerciales i de la cotidianidad y, en cierto modo, el surgimiento de
con socios extranjeros. Un ejemplo sobre­ I emporios garantizaba, al menos en el interior de los mis­
saliente lo proporcionan las tres tablillas mos, la seguridad jurídica y la inviolabilidad de los di­
de oro que se hallaron ocultadas de modo versos agentes comerciales y, cuando estos no exis­
intencional en el santuario de Pyrgi en las tían, las relaciones personales entre anfitrión y
que, en etrusco y en fenicio, el gobernante \ huésped, enmarcadas en leyes no escritas de soli-
local, Thefarie Velianas consagra un san­ \
•' v daridad entre iguales que garantizaban la circula­
tuario a la diosa Uni (en la versión etrusca) ción de objetos encubierta bajo la forma de rela­
o a Astarté (en la versión fenicia), prueba ciones personales.
inequívoca de que con este acto quiere Sin embargo, hacia mediados del siglo VI
atraerse a estos comerciantes convirtiendo a. C. se produce un importante desequilibrio en
el santuario en pumo de encuentro entre am­ el mar Tirreno con la llegada de varios miles
bos; las tablillas se datan a finales del siglo de fugitivos procedentes de la ciudad de Fo-
VI a. C. y se han puesto en relación con el cea, que hacia el 540 a. C. cae en manos per-
llamado templo B, excavado allí mismo y 1 sas y provoca el éxodo de cerca de la mitad
que, curiosamente, retoma modelos heléni­ de sus habitantes. Bien es cierto que los fó­
cos en su trazado, decoración y en el pro- i 1
ceos habían estado presentes en el Medite-
grama iconográfico que presenta. Los tres ? rráneo occidental desde finales del siglo
grandes mundos que en ese momento inter­ - \ VII a. C. y que sus mecanismos de inter­
actúan en Etruria están, pues, excelente­
acción debieron de causar cierto desaso­
mente representados en este emporio.
siego entre todos aquellos otros que usa­
La proliferación de estos emporios, que
ban el mar como medio de transporte.
atestiguan el interés creciente tanto de los
Se nos dice de estos foceos que realiza-
etruscos como de los griegos y fenicios por
j ban sus viajes empleando naves de gue­
el comercio con Etruria, se traduce en la ex­
rra propulsadas por cincuenta remeros :
traordinaria difusión de ánforas etruscas en
en lugar de las naves redondas tradi-
las costas sudgálicas transportadas por co­
ijjg; fonales en el comercio. Ello sugerir-a
merciantes de diversos orígenes, entre los »
que no que habría que excluir a los propios [ una acción agresiva por parte de estos
etruscos, en especial los de las ciudades griegos que pudo determinar un cierto
costeras como Tarquinia o Caere. éxito inicial en sus actividades, aunque
Es la expansión naval etrusca la que • e^° puede haber provocado a su vez
I reacciones impredecibles en el entorno i
va a acabar propiciando rivalidades con
: tirrénico que convergen en los sucesos
ARQUEOLOGÍA & HISTORIA 47

▼ La PRODUCCIÓN DE OBJETOS DE BRONCE fue una de las señas de identidad más evidentes de la artesanía etrusca, y una de las que contaba con
una tradición más antigua. Como ocurría con otro tipo de manufacturas (caso de las cerámicas), buena parte de esta producción venía fuertemente
influenciada por la tradición oriental y se destinaba principalmente a usos relacionados con la convivialidad -cráteras, lebetes, trípodes, candela­
bros- o a las ofrendas votivas. En la imagen, un THYMIATERION(un soporte para quemar incienso) de bronce decorado con un personaje danzante,
una fórmula de tradición jónica típica de los talleres vulcenses con claras connotaciones relacionadas con las actividades de entretenimiento que
acompañaban al banquete. En el siglo VI a. C., los talleres septentrionales como Populonia y Arezzo ofrecen signos de la producción de bronces vo­
tivos de tipo esquemático. Por su parte, VULCI sobresale como uno de los centros de producción más vivos en este período, y tenderá al abandono
de la vajilla metálica más característica de la tradición orientalizante para centrarse principalmente en la fabricación de trípodes, candelabros y
thymiateria ricamente ornamentados como este. La difusión de sus productos pudo llegar a eclipsar la de otros centros importantes como Chiusi
u Orvieto. Museo Nazionale Etrusco de Villa Giulia.oww.wxACw.«.«N5/ccBY-SA4X)/SA¡iKo

de en torno al 535 a. C., fecha de la batalla de griego que pudieron ser intercambiados por esos pro-
Alalia o del Mar Sardo. r ^ W ” ductos y por todos aquellos que esta suficiencia económica
La ya mencionada llegada de esos foceos a Occidente, 1 ■ permitía sufragar. La generación de excedentes a gran escala,
y la instalación de la mayor parte de ellos en Alalia, B entre los cuales está el vino, facilita su exportación y, sin
situada en la costa oriental de Córcega, debió de pro- duda, el desarrollo de flotas, comerciales y de guerra. Es
vocar un aumento de la inseguridad en los mares puesto «J I la contraposición de intereses enfrentados la que contribuye
que estos griegos habrían empleado la fuerza para conse- 1 a la creación ideológica por parte de los griegos de la imagen
guir los bienes que necesitaban. La reacción no se hace es- I I del "pirata tirreno” pero ello no hace sino mostrar cómo los
perar y, tras cinco años de depredaciones, nos informa He- I S etruscos son percibidos como rivales por parte de los griegos
ródoto (1.165-167) de que los etruscos de Caere y los I I puesto que compiten por los mismos recursos. Pero, por otro
cartagineses establecen una alianza para hacer frente a esta I I lado, el desarrollo de estructuras estables para facilitar los in-
situación. La flota conjunta de ceretanos y cartagineses I 1 tercambios, los emporios, muestra cómo más allá de los posi-
constaba de ciento veinte naves de cincuenta remeros M ^ bles conflictos y su lectura ideológica la intensidad de los
frente a las sesenta de que disponían los foceos. El com- C g contactos comerciales entre etruscos y griegos, a los que
bate se resuelve, según nuestro informador, con J| | habría que añadir a los fenicios, prosigue a lo largo
la victoria focea, pero la misma resultó tan de- 3 ^ de todo el siglo VI a. C. La presencia, a veces masiva,
sastresa que los griegos se vieron obligados a í de vajilla griega en las tumbas aristocráticas etruscas
desalojar la ciudad. Quizá de más interés sea lo que jyr es una prueba, sin duda no la única, pero quizá sí la más
sucede después, puesto que los prisioneros foceos son ■ ■ evidente, de la intensidad de estos contactos. Por otro lado, el
ejecutados por los ceretanos mediante lapidación, lo que I Pv dominio del vino etrusco durante buena parte del siglo VI
provocaría una terrible peste en Caere. La ciudad acaba B U a. C. en los establecimientos excavados en toda la costa me-
pidiendo consejo al Apolo de Delfos que ordena la cele- B m ridional francesa incluyendo también el nordeste de la penín-
bración de una serie de rituales con los que, una vez re- M ■ sula ibérica, indica que los comerciantes (tanto griegos como
conciliada con los espíritus de los asesinados, recupera su I I etruscos) encontraban en los puertos etruscos un abasteci-
bienestar. Como resultado de esta acción, que implica ]1 miento constante de este producto que gozaba de gran éxito
reconocer la autoridad del Apolo délfico, los ceretanos entre las clientelas a quienes iba destinado; las cuales, y
recibirán permiso para erigir un tesoro en el ^jjj ■jr eso a veces se olvida, sin duda no se preguntaban de dónde
santuario de Delfos (Estrabón V.2.3), ho- procedía ese líquido con propiedades especia-
ñor que solo habría recibido otra ciudad ^s que consumían con tanta avidez.
etrusca, Spina.
El enfrentamiento de cartagineses y
etruscos contra los foceos hay que Ínter-
pretarlo como un conflicto con tintes
económicos en el que se pone en juego
el control de rutas comerciales de interés para todos ellos y
BIBLIOGRAFÍA
Bell, S.; Carpino, A. (eds.) (2016): A Companion to the Etruscans.
que no será el único que tendrá lugar; es más, según vamos
Oxford: Wiley Blackwell.
saliendo del Arcaísmo la intervención de los estados será cada
Camporeale, G. (2015): Gli Etruschi: storia e civiltá. Torino: UTET.
vez mayor y eso acabará con el modelo arcaico de emporios
Cristofani, M. (ed.) (1985): Civiltá degli etruschi. Milano: Electa.
abiertos y de intercambios de tipo aristocrático que habían Cristofani, M. (1983): Gli etruschi del more. Milano: Longanesi.
predominado hasta ese momento. Torelli, M. (1996): Historia de los Etruscos. Barcelona: Crítica.

Conclusiones = Bibliografía completa en www.despertaferro-ediciones.com


En definitiva, y al abordar la economía etrusca durante el pe­
ríodo arcaico, hemos visto cómo interactúan diversas rosien­
Adolfo J. Domínguez Monedero es catedrático de
tes, locales y exógenas, que están detrás de la pujanza fie este
Historia Antigua en la Universidad Autónoma de
territorio. La llegada de griegos y fenicios al ámbito íirrénico Madrid. Entre los varios temas que han ocupado su
propició importantes procesos de cambio económico, con su atención en los últimos años está el estudio de la
correspondiente traslación al ámbito social, que permitieron Grecia arcaica, en especial desde la perspectiva de las
el desarrollo del sector agropecuario, ya iniciado antes de esa colonizaciones, así como las interacciones entre los griegos y otras
llegada, pero intensificado tras ella. Esta fue la base que per­ poblaciones del Mediterráneo. Es autor de varios libros y de
mitió a las cada vez más poderosas élites etruscas convertirse numerosos artículos de investigación y alta divulgación y además ha
en receptoras de artículos de lujo precedentes del ámbito participado en múltiples congresos nacionales e internacionales.
Marie-Laurence Haack - Université de Picardie Mes Verne

Los etruscos y sus dioses i


Religión y adivinación en Etruria í
;
i
Mientras los griegos se entregaban a la inspiración (enthousiasmos) para entrar en contacto con sus dioses, los etruscos
elaboraron una "ciencia" adivinatoria y profética que les permitía distinguir e interpretar los signos enviados por estos.

que indicaban si una acción pasada había sido buena o mala. Ha­

L
os etruscos recurrieron a un método inductivo transmitido
oralmente -bien fuera en las mismas familias o entre bía otras distinciones que ofrecían diferencias entre los rayos
maestro y discípulo- cuyos principios básicos estaban “ostentatorios”, que avisaban de una amenaza, los “monitorios”,
registrados en tres tipos de libros: aruspicinos, fulguratorios y ri­ que advertían de un peligro, y los “postulatorios , para los que
tuales. El primero de estos tipos se consagraba a la aruspicina; los dioses reclamaban un sacrificio o una ceremonia. Del mismo
es decir, al examen y el estudio del hígado de las víctimas de los modo, también se hacía distinción a partir de la duración que se i
sacrificios. En efecto, los etruscos consideraban que el hígado, atribuía al mensaje divino. De este modo, los rayos “perpetuos”
un órgano voluminoso y rebosante de sangre, era el centro de la tenían un significado que hacía referencia a toda la duración de
la vida de una persona, los “terminados” a una sola jomada, y :
vida, y en consecuencia lo examinaban tras el sacrificio de un
animal ofrecido a los dioses. En época romana, sin embargo, los los “prorrogativos” podían ver retardado su efecto hasta diez I
arúspices se interesaron también por otros órganos intemos, como años si referían a un individuo y treinta si referían a una ciudad.
el corazón, el bazo, los riñones o los pulmones, de los que obser­ Los seres humanos podían actuar sobre los rayos, en particular
vaban el color, la forma, la medida y su posición. Cualquier pe­ cuando estos eran portadores de mensajes funestos, en cuyo caso
queña anomalía era objeto de una atención particular. Del hígado los enterraban o los expiaban. Por otra parte, se atribuía a los
había que distinguir la pars familiaris, que hacía referencia al etruscos la capacidad de provocar rayos, un “arma” que utilizaron
observador o a quien encarga la observación, y la pars hostilis, desde tiempos remotos y hasta el final de la Antigüedad. Así, por í
que atañía a la suerte de los enemigos. Del mismo modo, se exa­ ejemplo, el rey etrusco Porsena empleó este recurso para liberar
minaba la fisura familiar o vital y la fisura hostil, dos fisuras que la ciudad de Volsinii del monstruo Olta en 408 a. C. (Plinio, His­
parten el hígado en dos lóbulos distintos, y se inspeccionaba las toria natural 11.54), pero también los propios etruscos se jactaron
extremidades salientes, en especial la “cabeza” (capul) del hígado, todavía de rechazar el asalto de las tropas de Alarico contra la
una especie de protuberancia situada en el extremo del lóbulo ciudad de Nami en Umbría (Zósimo V.41.1).
derecho. La opinión final del adivino dependía de la observación
i combinada de todas estas partes. Prodigios y malos augurios
El tercer tipo de libro reunía temas más amplios de lo que indica
El futuro en los cielos su nombre, puesto que entre ellos se encontraban los libros de
El segundo tipo de libros refiere al estudio de los rayos y relám­ prodigios, los libros fatales y los del Aqueronte. Los primeros
pagos. Se estimaba que los dioses enviaban rayos cuya apariencia concernían a fenómenos extraños o acontecimientos sucedidos
difería según su disposición de espíritu en relación con los hom­ sobre plantas, animales o en el cielo. Se encuentran en ellos dis­
bres. De este modo, había que estar atento al color, el ruido y a tinciones acerca de qué especies arbóreas son consideradas de
cualquier otro efecto del rayo para determinar su significado con buen o mal augurio. Del mismo modo, la presencia, la transfor­
:1
respecto a los mortales. Los rayos de Tinia, el Zeus o Júpiter mación o el nacimiento de un animal también podía ser interpre­
etrusco, son de color rojo sangre, pero había otros ocho dioses tado. Un enjambre de abejas en un lugar público es un signo de
que podían enviar rayos de color blanco u oscuro. Si un rayo to­ mal augurio, mientras que el nacimiento de un cordero con un
caba un lugar público afectaba entonces a toda la comunidad, y pelaje purpúreo era considerado un presagio muy positivo, incluso
recibía el nombre de “rayo real”. Se buscaba entonces saber si regio. Igualmente, los signos celestes y terrestres también eran
había atravesado, hecho estallar o quemado aquello que había ;
portadores de mensajes divinos. El paso de un cometa, los tem­
golpeado, y sobre todo de qué parte del cielo procedía el relám­ blores de tierra o las erupciones de volcanes eran lógicamente
pago y el trayecto que había seguido, puesto que el cielo estaba temidos. Los etruscos también eran considerados maestros en la
compartimentado en cuatro cuadrantes -a su vez subdivididos observación del vuelo de los pájaros. Tanaquil (véase “La mujer
en otros cuatro- en función de los puntos cardinales. Se suponía etrusca en Arqueología e Historia n.° 20) interpretó sin proble- 1
que las dieciséis casillas del cielo correspondían a las moradas mas el episodio de la llegada de su marido, el futuro rey de
de los dioses que los enviaban. Al mismo tiempo, los rayos tam­ Roma Tarquinio el Viejo a esa ciudad: para ella, el hecho de que
bién se distinguían por su significado: así, los “fatídicos” guar­ un águila cogiera el sombrero de la cabeza de su esposo y lo ro-
daban relación con el destino y por tanto eran portadores de una colocara en el mismo sitio significaba que este estaba destinar «o
enseñanza con respecto al porvenir, mientras que los rayos “bru­ a reinar sobre Roma (Livio 1.34.9). Las crecidas de los ríos y la­
tos" no tenían significado alguno y los “vanos”, que no habían gos, como la que tuvo lugar en el lago Albano en 396 a. C., que
podido ser observados con precisión, no podían usarse como presagiaba la caída de Veyes (Livio V.15), tenían también un
fuente de información y se descartaban. Los rayos faudicos tam­ significado en relación con los hombres. De igual forma, los na­ i
bién tenían sus correspondientes peculiaridades, y de ellos se
cimientos llamados monstruosos o anómalos de niños o animales
distinguían los “consejeros”, que aportaban precisamente consejo se explicaban por la cólera de los dioses, y los hermafroditas
en caso de un proyecto o una empresa futura, y los de "autoridad”, :
eran a menudo forzados al exilio, quemados o ahogados.

\
w-.y^
ARQUEOLOGÍA & HISTORIA 49

Arúspices En la época de la Etruria independiente, el aprendizaje de la


Aunque menos desarrollado que en el mundo griego, el profe- aruspicina parece que se producía entre las familias, de padres a
tismo tenía también su lugar en Etruria. Un espejo y algunas hijos, y en particular en familias aristocráticas, aunque incluso en
urnas helenísticas muestran a un profeta llamado Cacu tocando época imperial el historiador Tácito la considera exclusiva de los
la lira delante de un joven de nombre Artilo, que transcribe sus nobles etruscos. Sea como fuere, a partir de finales del siglo III a. C.
palabras en un díptico. El personaje griego Orfeo también halló la mayoría de las representaciones de arúspices etruscos son anóni­
eco en Etruria, y una serie de imágenes muestran su cabeza mas, y los textos indican que en esta época algunos de origen muy
oracular sobredimensionada y situada en una fosa o un pozo modesto ofrecían sus consultas a administradores de las propiedades
aparentemente hablando a un consultante que a veces escribe agrícolas y a la población de los barrios peor afamados de Roma
lo que aquél le dicta. En muchos espejos etruscos de los siglos (véase “La inseguridad en la Antigua Roma. Crimen, violencia y
IV y III a. C. se observa asimismo un grupo de divinidades ro­ disturbios” en Arqueología e Historia n.° 2). En el mundo romano
deando a Orfeo y el joven escriba consultor, cuyo nombre, se denomina arúspices a adivinos de estatus y origen muy diverso.
Aliunea, aparece escrito en uno de ellos. La cabeza de Orfeo Hasta el siglo 1 a. C., la mayoría eran etruscos y ofrecían sus consultas
surge desde el suelo y canta. El mismo esquema de la cabeza a una clientela fundamentalmente etrusca, pero las fuentes literarias
oracular y el escriba inclinado aparecen en una serie de escara- muestran testimonios de un recurso precoz a sus dotes adivinatorias
beos datados en el siglo III a. C. por parte de los romanos cuando se trataba de aconsejar al Senado o
Los que solían hacer de su oficio la predicción del futuro o al ejército. Según parece, las instituciones romanas temieron que la
la interpretación del presente eran sobre todo hombres, lo que romanización progresiva del territorio etrusco derivara en un desin­
no significa que las mujeres no tuvieran algunas competencias terés por parte de los etruscos de su patrimonio adivinatorio, de
en materia de adivinación y profecía. En la documentación ico­ modo que a finales del siglo III a. C. se decretó un senadoconsulto
nográfica, se suele representar la consulta a un arúspice a partir que postulaba que un cierto número de niños etruscos serían escogi­
de un esquema idéntico. Los arúspices se representan con un dos para recibir enseñanzas en aruspicina.
tocado alto atado bajo el mentón con un barboquejo y vestidos De este modo, los arúspices oficiales entrarían al servicio de
con un largo manto. En los espejos, suelen aparecer además con las instituciones públicas romanas, italianas y provinciales, y los
la pierna izquierda doblada y el pie apoyado en una roca o en adivinos privados, por su parte, ofrecerían sus consultas a ricos
un resalte del terreno, sosteniendo el órgano en la mano izquierda aristócratas tanto como a los más pobres. El primer tipo de arús­
y palpando con la derecha las distintas partes del hígado. pices estaba estrictamente jerarquizado: en la cumbre de la pirá-

► La influencia de la cultura griega arcaica


en Etruria se plasmaría, entre otras
cosas, en el desarrollo de la arquitectura
religiosa monumental, muchas veces ya
asociada a divinidades y mitos griegos
asimilados a otros de procedencia local.
La escultura de la imagen es una de las
TERRACOTAS ACROTERIALES que co­
ronaban el tejado del TEMPLO DE POR-
TONACCIO de Veyes (510-500 a. C.). La
obra representa al dios APOLO y for­
maba parte de un grupo que escenifi­
caba el mito de la lucha entre Apolo y
Heracles por la cierva de Cerinea. Otro
grupo del mismo templo volvía a repre­
sentar a Apolo, en este caso en el acto
de matar a la serpiente Pitón, y su rela­
ción con el ciclo délfico quizá tuviera
mucho que ver la importancia de las
artes adivinatorias entre los etruscos.
Museo Nazionale Etrusco di Villa Giulia.
© Wmmeoia Commons / CC BY-SA 4.0 / Sailko

)
50 ARQUEOLOGÍA & HISTORIA

► Ilustración que reconstruye de forma ideal la actividad pública de dos ARÚSPICK en unjantuano etrus desjgn¡0 divino. En el fondo de l¡
Uno de ellos, en primer plano, examina frente al altar el hígado de una ca ra sa dominante, se sitúa un segundo arúspice, experto en
escena se encuentra el TEMPLO de tipo toscano en cuyo podio, que asegura una p rea|jza una seña| conforme ha observado algo
el arte de la interpretación de los signos celestes. Una pareja de tórtolas ha ama o |uqarés o momentos en los que los augures realizaban
susceptible de ser interpretado. Es muy poco lo que sabemos a ciencia cierta acere ríodos qUe recurrentemente presenta ejemplos de
:
: largo de la historia de los etruscos. ctatoanm*.
i: T HIGADO DE PIACENZA, fabricado en bronce. Se trata de un ejemplo del leve^sTmuestran”
.

Los dioses etruscos tenían nombres que conocemos al menos


mide se encontraban, a partir de finales del siglo I a. C., los arús-
pices de la “orden de los sesenta” (ex ordine LX), cuya sede se parcialmente, puesto que fueron grabados en distintos objetos,
encontraba en Roma. Sus miembros eran escogidos, al menos como por ejemplo en una reproducción en bronce del hígado de
hasta mediados del siglo I d. C., entre los miembros de las grandes un camero hallado en Piacenza o en numerosas ofrendas votivas.
familias etruscas. La orden, que poseía un fondo económico, Sabemos que son antropomorfos gracias a los abundantes espejos
estaba dirigida por un presidente que podía convertirse en conse­ en los que se representan escenas mitológicas. Gracias a estos
jero particular del emperador. Fue precisamente el emperador textos e iconografía, se ha logrado recuperar el que debió de ser el
i
Claudio quien propuso al Senado en 47 d. C. colegiar a esta orden panteón etrusco. Muchos dioses etruscos son prestados de la mi­
-del mismo modo que existía un colegio de flamines y pontífi­ tología griega, pero se representan con atributos o leyendas típica­
ces- con el objeto de contrarrestar el auge de las supersticiones mente etruscas. De este modo, Tmia o Tin, que tiene el aspecto de
! extranjeras, pero el intento parece que quedó en nada, puesto que un personaje mayor y barbudo, sigue los cánones de representación
i del Zeus griego y tiene competencias en el cielo y las estaciones,
no se documenta ningún colegio de arúspices desde esa fecha.
] Sin embargo, la aruspicina recibiría un nuevo empuje en época pero en Etruria posee epítetos particulares desconocidos por los
de los Severos, cuando la aruspicina imperial llegaría a ser una griegos, como el de Voltumna, del que los autores latinos nos in­
función remunerada nada menos que con 200 000 sestercios. dican que se asociaba a la primavera y la renovación de la vegeta­
En provincias, los arúspices aconsejaban a los gobernadores ción. Una diosa llamada Turan -quizá equivalente a Afrodita-
de provincias tanto senatoriales como ecuestres, y la presencia de destaca, rodeada por sirvientes, en las escenas grabadas en los es­
arúspices oficiales era requerida en municipios y colonias tanto pejos destinados a ser ofrecidos como regalos de bodas a las
de Italia como de provincias. La ley de Urso (Osuna), una colonia jóvenes casadas. Por su parte, un hombre joven, provisto de un ca­
de la Bética, menciona a arúspices entre los asistentes de los duo- duceo, botas y un petaso, como el Hermes griego, lleva el nombre
viros o los ediles, y su remuneración es aparentemente modesta. de Turms, mientras que otro hombre con gorro y tenazas se co­
Junto a estos arúspices oficiales se desarrolló una aruspicina pri­ rresponde sin lugar a dudas a Hefesto. También había un dios del
vada con prácticas y estatutos de lo más heterogéneos, y la mayoría vino y la embriaguez que se llamaba Fufluns -a veces Fufluns Pa-
de los que la practicaban estaban mal vistos por parte de los es­ chie- y recordaba al Dionisos báquico. Como este, otros muchos
cribas romanos. Así, en el siglo II a. C., Catón el Viejo prohibió a dioses tenían nombres distintos a los griegos. Suris, que podría
su intendente que recurriera a un arúspice. Sin embargo, es cierto identificarse con Apolo, se conoce a través de varias inscripciones
í íí que la aruspicina privada tuvo un éxito popular real pese a sufrir del santuario de Pyrgi, cerca de Caere, mientras que Uni es la di­
el descrédito que los equiparaba a los astrólogos, que habían sido vinidad poliádica de la ciudad de Veyes, pero a la vez era invocada
i; expulsados varias veces por las autoridades romanas. En conse­ en Roma con el nombre de Juno Regina y correspondía a la Astarté
cuencia, fue una práctica muy vigilada. Augusto y Tiberio les fenicia según una inscripción bilingüe hallada en las láminas de
prohibieron responder a preguntas acerca de la salud del príncipe, oro de Pyrgi. Menerva, también llamada Menrva, contaba con los
i y en general cuando se confinaban a cuestiones privadas, se acu­ mismos atributos que la Minerva itálica y romana. Cabría añadir a
I saba a los arúspices de ser unos charlatanes. esta breve descripción los dioses protectores de la familia y las
La aruspicina oficial y privada declinó a partir del siglo IV distintas edades de la vida, así como los demonios aliados, mascu­
:Í : d. C. con la llegada del cristianismo como religión de Estado y linos y femeninos, encargados de acompañar a los difuntos al más
'i la consiguiente legislación antipagana. En 382 y 385, dos edictos allá. Muchas tumbas los representan escoltando a los muertos,
condenaban a aquellos que realizaran sacrificios con fines adivi­
Ü natorios. Más adelante, Teodosio prohibió en 392 los sacrificios
como es el caso de Charun, de nariz aguileña y la cabeza llena de
sedientes, martillo en mano (véase “En honor del difunto: el
y las consultas adivinatorias sobre la vida del prójimo.
ongen de la gladiatura en Roma” en Arqueología e Historia
n. 14), o Tuchulcha, con pico de rapaz y siempre acom-
ü Dioses prestados
panado de serpientes.
La atención de los etruscos por los signos divinos se explica por >/
una concepción del universo según la cual aquello que se mani­
Santuarios etruscos fe
sv-.
'•! fiesta en el cosmos depende de la voluntad de los dioses y no de •:
Los etruscos honraban a los dioses en san­
la casualidad o de las leyes mecánicas. La maestría en materia
éanos, cuyos primeros ejemplos apa­
de adivinación responde así a un imperativo del conocimiento, y
es por ello que antes de emprender una acción importante, los recen ya en la Edad de Bronce. Por en- i
tonces los ritos religiosos se i
hombres se aseguraban de la benevolencia de los dioses con res­ desarrollaban bajo tierra y en las cue- I
pecto a ellos.
vas. Hacia finales de esta etapa, se
52 ARQUEOLOGÍA & HISTORIA
do CALCHAS (en el mito griego, un famoso augur que
▼ Vista de detalle del disco de un espejo etrusco de bronce en el que «^|presen ^ ^ frente a una de ofrendas y
recibió su capacidad profética directamente de Apolo), que figura como un pe J ^ ^ |a roca, ¡.preciable también en otras repre-

ayudando a los niños a salir de vasos depositados en el suelo, to­


abandonan las cuevas en provecho de los espacios abiertos al aire mándolos en brazos, y otras de fama maternal, nodriza o curótrofa,
libre, donde se llevan a cabo tanto las deposiciones de cadáveres recibiendo al niño de manos de Hercle [N. del E.: el Heracles
como la deposición votiva de objetos. Los más antiguos de estos lo sostiene con firmeza. Es muy posible que esa
espacios al aire libre son las piscinas destinadas a recoger las fTdónobstétrica deMenrva esté documentada en el santuario de
aguas de los manantiales, un fenómeno que se manifiesta en el Punta della Vípera, donde las ofrendas anatómicas son
sur de Etruria, en Bantidella en la Edad de Hierro y muy numerosas. La diosa Vei podría también es-
en Ripa Maiale en el siglo IX a. C. En esta tar especializada en los problemas de fecun­
misma época, en Tarquinia se rodea una ’trMi didad, puesto que en Gravisca, en una
pequeña grieta natural con un pavi-
mentó de arcilla apisonada. La pro- :-:-
Íg§|P zona en la que son frecuentes los úte­
ros votivos, se hallaron dos en te-
pia grieta quedaría al descubierto, JUTIp; ^ rracota marcados con su nombre.
t *
mientras que a un lado y otro de 1 Al mismo tiempo, cabria pensar
esta se documentan dos zonas
que quizá el culto de Deméter
cubiertas. En la occidental, "" T'.± ¡afcrt. .£. ' V .«
m-1 \ se superpuso finalmente al de
una inhumación infantil pa-
Vei. En el siglo IV a. C., Uni
rece que pudo haberse do- .
tado de una cubierta de ra- B m »’j también se convirtió en una
|a£§] vJ'á
Sfe J divinidad maternal, protectora
mas destinada a proteger la wJfíSmfíj|n íéW?M\ M‘ j de los partos y los niños jóve-
sepultura, mientras que en la
■Bága» y nes. Así, en el santuario de Fo-
pane oriental se erige a finales
del siglo Vil a. C. una pequeña
cabaña con una canalización.
[ m: m nanile de Legnisina, cerca de
Vulci, se halló junto a la depre-
Posteriormente, se realizaron en ' sión de la cueva contigua al altar
el lugar depósitos de ofrendas: en oWyMfí-/ 11113 estatua de oferente con túnica,
dos grandes fosas elípticas se deposi- •pife' fechada en la primera mitad del siglo
%
taran una trompeta, un escudo y un hacha ^ III a- c., con una inscripción dedicada a
de bronce, además de cerámicas y restos de ^ Uni en la pierna. El culto a esta divinidad estaba
équidos, bóvidos, cerdos, óvidos y cápridos. sin duda ligado también en este lugar a la esfera de
Ya en época arcaica, los santuarios se diversifican, y la reproducción, puesto que cerca de él han sido halladas nu­
aunque los lugares con surgencias en las que se depositan ofrendas merosas ofrendas sexuales. Es posible que el culto se aplicara tam­
de vasos destinados a libaciones continúan cristalizando la devo­ bién a la salud de los niños pequeños, puesto que se han descubierto
ción de los etruscos por los sitios naturales, la adecuación de es­ algunas estatuillas de bebés envueltos en vendas en el mismo sitio
pacios sagrados se ve fuertemente condicionada por la creación (véase “La mujer enrisca” en Arqueología e Historia n.° 20). Con la
de espacios específicos llamados emporio destinados al intercam­ conquista romana, los santuarios etruscos fueron abandonados y
bio comercial. Dentro de los emporio se concede a los extranjeros reconvertidos en santuarios del culto imperial.
zonas particulares en las que pueden practicar sus cultos. El pri­
mero de los que tenemos información es el de Gravisca -situado
a seis kilómetros al sur de Tarquinia-, que fue frecuentado por BIBLIOGRAFÍA
los griegos desde finales del siglo VII a. C. o comienzos del VI Bloch, R. (1981): Los Etruscos. Madrid: Eudeba.
a. C. y contaba con talleres metalúrgicos. Otro santuario de este Heurgon, J. (1991): La vida cotidiana de los etruscos. Madrid:
Temas de Hoy.
tipo es el de Pyrgi, cerca de Caere (la actual Cerveteri), que acogió
en este caso a fenicios de occidente. Las investigaciones de su Jannot, J.-R. (1998): Regarás sur la religión de l'Étrurie antique.
París: Picard.
santuario libraron una inscripción en lengua fenicia que testimo­
Smith, C. (2016): Los etruscos: una breve introducción. Madrid:
niaba la existencia de relaciones directas entre Caere y los fenicios
Alianza.
occidentales en tomo al 500 a. C.
~ Bibliografía completa en www.despertaferro-ediciones.com
Diosas maternales
En época helenística, las formas de culto cambiarán de forma de­
terminante, y se introducen nuevos dioses a los que se dedican Marie-Laurence Haack es profesora de Historia
ofrendas a menudo numerosas en forma de partes del cuerpo hu­ Antigua en la Universitéde Picardie Jules Verne
mano. Durante mucho tiempo, se ha deducido a partir de su presencia (Francia). Ha estudiado la religión etrusca en dos libros:
el carácter curativo de los santuarios en los que eran depositados, e tes haruspices dons le monde romain (Bordeaux, 2003) y
incluso se ha especulado a través de la forma y volumen de estos Prosopographie des haruspices romains (Pisa - Roma,
006). Entre sus principales intereses, se encuentra también el de la
objetos sobre las enfermedades que sufrían los antiguos. Una de las
etruscología en el siglo XX, que se plasma en obras como La
divinidades más apreciadas por los fieles en esta época era Menerva.
Construction de l'étruscologie auXXesiéde (Bordeaux, 2015), Les Etrusques
La diosa aparece frecuentemente acompañada de niños en una serie
u emps u fascisme et du nazlsme (Bordeaux, 2016) y Eétruscologie dans
de espejos del siglo IV a. C., a veces actuando como comadrona I Europedaprés-guerre (Bordeaux: Ausonius, 2017).
I
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Fuego griego, flechas envenenadas y escorpiones
Armas de destrucción masiva, ataques con
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por parte de grupos terroristas... Aunque el
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muy moderno, su uso viene ya de antiguo,
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investigadora, que la han convertido en una
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Antigüedad. Mayor, autora de éxitos como
Mitrídates el Grande o Amazonas. Guerreras
del mundo antiguo, continúa en este libro
haciendo gala de su particular estilo y su
incisiva capacidad investigadora, que la han
convertido en una de las historiadoras más
rompedoras de la Antigüedad. Con las raíces
mitológicas de la guerra biológica y química
como punto de partida, aborda el tema
desde una erudición desenfadada y ágil, que
mezcla su conocimiento del mundo clásico
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puesta en la actualidad contemporánea, para
plantear también los dilemas morales que el
uso de este tipo de armas sigue suponiendo
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que nos acerca a los lejanos orígenes de una
carrera armamentística que ha llevado a la luiuuNt;

humanidad a convertirse en la única especie


capaz de plantear su propia autodestrucción. Adrienne Mayor es historiadora de la ciencia antigua y
folclorista clásica y desde 2006 ejerce como investigadora
Novedad independiente en el Departamento de Clásicas, el de Historia
Fuego griego, flechas envenenadas y Filosofía de la Ciencia y el Programa de Tecnología de
y escorpiones la Universidad de Stanford. Está especializada en historia
978-84-948265-3-5
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312 páginas mitos precientíficos y en las tradiciones orales. Su trabajo de investigación se
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Lengua, escritura y epigrafía


S===SS5SS
documentación epigráfica de larga duración más consistente del conjunto de lenguas fragmentarias del Mediterráneo
antiguo. Esta cultura epigráfica tan vivaz tuvo un efecto muy profundo en toda la Italia prerromana, puesto que toda la
cultura epigráfica de la Italia centro-septentrional, a excepción de la sabina, derivaba de fact° del modelo etrusco. La
excepcional producción de inscripciones hacía que el etrusco desempeñara también el papel de lengua de cultura; en
algunas regiones de la Italia antigua, como el territorio falisco y capenate, las inscripciones se redactaron casi exclusivamente
en etrusco, aunque sus habitantes hablaban lenguas muy diversas.

ctualmente, solo existe un documento no epigráfico documentado en dos inscripciones lapidarias y un puñado de

A en lengua etrusca. Se trata del fragmento de un libro


litúrgico escrito en lino, que fue llevado a Egipto
probablemente para cubrir las necesidades religiosas de la pe­
grafitos vasculares hallados en la isla de Lemnos, en el Egeo
septentrional. La inclusión de esta última lengua resulta todavía
muy problemática, puesto que no tiene ningún lazo de unión
con el conjunto de lenguas, todas ellas indoeuropeas, docu­
queña comunidad etrusca residente en Alejandría en época
ptolemaica, y que posteriormente fue cortado a tiras y reutili­ mentadas en Anatolia occidental en el segundo milenio a. C. ni
zado para envolver a una momia. Afortunadamente, el clima guarda relación aparente con la lengua que se supone se hablaba
egipcio posibilita la conservación de materiales orgánicos en la región tracia. Esto ha llevado a algunos investigadores a
como el lino, que en cambio se habría perdido en las condi­ postular que los habitantes de Lemnos pudieran haber sido
ciones de preservación normales de Europa. Este libro, cono­ etruscos llegados de Italia en época protohistórica, un hecho
cido como Líber linteus zagrabiensis (a partir de su lugar de que por ahora contrasta con la realidad arqueológica de la isla,
conservación en el Museo Nacional de Zagreb, donde llegó a cuyas relaciones se orientan sobre todo en dirección a la costa
finales del siglo XIX juntamente con la momia a la que en­ anatólica.
volvía), es el único superviviente de un tipo de literatura que El conocimiento actual del etrusco deriva en buena medida
debió de ser bastante copiosa; los historiadores y anticuarios de la obra de dos lingüistas, Helmut Rix y Luciano Agostiniani
romanos recordaban de hecho la existencia de una vasta lite­ que, a partir de la segunda mitad de la década de 1980, contri­
ratura ritual y litúrgica en etrusco que otorgaba a la religión buyeron a revolucionar la comprensión de la estructura de la
etrusca, y sobre todo a las prácticas adivinatorias, un carácter lengua. Esto ha permitido no solo entender completamente la
casi “científico” basado en su estudio y en el conocimiento mayor parte de los textos etruscos llegados hasta nuestros días
de un conjunto de textos. Carácter por lo tanto distinto con (en su mayor parte compuestos por nombres de personas y di­
respecto a la mántica oracular o, en cualquier caso, “inspirada” vinidades, junto a una serie muy repetitiva de verbos y apelati­
típica del mundo griego y romano. Esto hacía que los sacer­ vos), sino también alcanzar una comprensión como mínimo de
dotes etruscos y sus técnicas fueran muy apreciados en el la estructura general del escaso número de textos más largos
mundo romano, hasta el punto que, en época imperial, se ins­ todavía no sustancialmente traducibles.
tituyó una especie de orden profesional que certificaba la La lengua etrusca puede ser clasificada como aglutinante,
competencia de los arúspices etruscos. tal y como muestra el gran número de sufijos que pueden aña­
La lengua v
Ya en la Antigüedad existía la percepción de que la lengua de
dirse a la raíz nominal o verbal, cada uno de los cuales alberga
un único y preciso significado. Los apelativos parecen dividirse
1

en dos géneros gramaticales, animado e inanimado, mientras


los etruscos era bastante distinta a la de cualquier otro pueblo que las distinciones para masculino y femenino existen sola­
de Italia a excepción de los retios, que eran considerados una mente para los nombres de persona. El verbo no Ilev||ufijo
especie de apéndice periférico de los etruscos separado del nú­ personal, lo que obliga a la indicación del sujeto en lauses,
cleo principal tras las invasiones galas. La evidencia epigráfica aunque el verbo ser se omite con frecuencia. Otra carJfterís-
confirma en buena medida este cuadro; el etrusco surge como
deton taC3da dGl etmSC0 ^ 01 reCUrS° mUy habÍtUal WSÍ,1‘
una lengua no indoeuropea, aunque fuertemente complementada
mediante préstamos de las lenguas itálicas, y también estre­ Entie la fase arcaica y la reciente se confirma la pér<|fía ra-
chamente relacionada con el propio rético -si bien la escisión
cal de los sonidos vocálicos (síncope), y en consecuencia a
de las dos lenguas era mucho más antigua de lo que suponían
los historiadores romanos-. En el estado actual de nuestros co­ . 8ra !3S arca,cas’ Asadas en gran medida en sílabas abiertas,
nocimientos, sabemos de la existencia de una tercera lengua n !f,Uier?n.°traS ,ecientes fuertemente desvocalizadas, aunque
con probables vínculos con el etrusco y el rético: el lemnio, convpnr^ U aS SírC S* *aS Pr‘meras y /o las segundas reflejan
uones gráficas más que pronunciaciones específicas.

/
rt
ARQUEOLOGÍA & HISTORIA 55

Vaso de bucchero en forma de gallo con una inscripción que refleja las veintiséis letras del ALFABETO ETRUSCO. Se trata de algún tipo de
contenedor, acaso de un tintero, del que falta la cola, que seguramente se doblaba hacia abajo para facilitar su equilibrio. La cabeza funciona
como tapadera, y contiene una anilla para suspenderlo o transportarlo. El ejemplar está probablemente fechado en la segunda mitad del
siglo Vil a. C.,y se desconoce su procedencia exacta. Metropolitan Museum of Art

Contrariamente a lo que se creía hasta hace unos veinte años, (que comprende la región de la llanura padana habitada por los
hoy está claro que el etrusco tuvo también un cierto número de va­ etruscos, gran parte de las actuales Toscana y Umbría a la orilla
riables dialectales. Los estudios más recientes están revelando la derecha del Tíber) y una meridional (que incluye la parte más
existencia de fenómenos, en especial de carácter fonético, que dis­ meridional de la actual Toscana, el Lacio en la orilla derecha
tinguen rasgos típicos de la lengua en algunas ciudades. del Tíber, y una pequeña parte de la actual Umbría entorno a
Orvieto y las partes de la actual Campania habitadas por los
Orígenes de la escritura y primeras manifestaciones etruscos). En el área meridional, las ciudades de Cerveteri y
epigráficas Veyes contaban con una tradición propia de escritura, parcial­
La literatura etrusca, como casi todas las escrituras del Medite­ mente distinta a la típica de esta región. Durante los primeros
rráneo antiguo, se desarrolló a partir del modelo alfabético griego, siglos del uso de la escritura las formas de las letras parecen
que mediante su distinción precisa entre grafemas de consonantes más relacionadas con una selección realizada por parte de es­
y de vocales ofrecía la solución más ágil para escribir la mayor cuelas de escribas que con elecciones dependientes de alguna
parte de las lenguas que conformaban el espacio euromediterrá- identidad cívica -a diferencia de lo que ocurría en el mundo
neo. A diferencia de lo que ocurre en otros lugares (por ejemplo griego contemporáneo-, y, sin perjuicio de las distintas tradi­
en Anatolia), los primeros escribas etruscos procuraron modificar ciones indicadas anteriormente, a veces las diferencias en las
lo menos posible la escritura griega, aun a riesgo de utilizar un formas de letras de grupos de inscripciones procedentes de la
alfabeto que no estaba perfectamente adaptado a las necesi­ misma ciudad son más fuertes que las que pudiera haber
dades de una lengua muy distinta al griego como era la a entre una ciudad y la otra. Esta tradición, no obs-
etrusca. La única modificación que se consideró nece- tante, se modificó entre finales del siglo VI y el
saria fue el añadido de una secuencia de dos signos V a. C., como veremos más adelante.
para indicar dos sibilantes sordas distintas, cuando Las inscripciones etruscas más antiguas
el griego llevaría solo una. Para diferenciar estas se referían casi exclusivamente a intercam­
dos sibilantes a través de la escritura, los etruscos bios de objetos relacionados con la circula­
decidieron usar dos signos, ambos presentes en los ción ritualizada de bienes de alto valor
modelos griegos (en los que, lógicamente, uno ex­ simbólico, típica de las clases altas, que
cluía al otro); un recurso facilitado por el hecho de j en antropología se definen como "cir-
que en el siglo VIII a. C. la escritura poliádica griega 1 cuitos del don”. En el contexto de este
todavía estaba en curso de formación y por entonces sistema, el intercambio de dones era asi-
no existían los alfabetos claramente diferenciados que f] milable solo entre personas de un mismo rango,
caracterizaron la epigrafía arcaica griega a partir del siglo ^ y por este motivo, cualquiera que poseyera ob­
VII a. C. Por ese motivo, las letras etruscas, pese a ser en jetos donados de alguien a través de las reglas al­
su mayor parte parecidas a formas características de la tamente formalizadas del don ceremonial veía re­
escritura euboica (hecho que no es casual, dado novado su propio rango a partir del donante.
que los griegos de Eubea se encontraban en­ Esto significaba que había que recordar
tre los primeros que alcanzaron las costas con precisión quiénes eran los autores
italianas), incluían también signos poste­ de estos dones, que a menudo eran
riormente rechazados en el alfabeto eu- de escaso valor venal propio para
boico de los siglos siguientes. Se pre­ k destacar el hecho de que su au­
cisó de más de un siglo para que téntico valor procedía del
los etruscos se decidieran a re­ nombre y el rango del do­
solver un problema que había nante y no del propio ob­
quedado en suspenso: la co­ jeto. La epigrafía etrusca
bertura gráfica del sonido nació en el momento en
/f/, ausente en griego. i que se materializó la exi-
En efecto, este sonido \ gencia de inmortalizar el
se escribió durante movimiento de los do-
todo el siglo VII a. C. I nes ceremoniales. Las
usando una combina­ | inscripciones del siglo
ción de dos letras, t Vil a. C. son de hecho
<vh> o <hv>, y solo casi exclusivamente de
después se decidió adop­ dones o posesiones en los
tar un signo específico, en que el objeto habla en pri­
forma de ocho, inventado según mera persona (“yo soy de X”
parece por los sabinos. o “X me ha donado”, con la in­
La escritura etrusca asumió desde el dicación del traspaso que servía
comienzo formas diversas que distinguen para recordar el primer propietario del
dos tradiciones distintas, una septentrional objeto, y por tanto el donador del mismo).
56 ARQUEOLOGÍA & HISTORIA
A DENNOS,inscripción que ha dado mucho quehlfaW I

aSdogía,sin embargo, riende a desmentir cualquier vinculo cultural ':


--- -
t?
—rr entTe etos durante este período. De este modo, algunos investiga-
B rz, dores han buscado en el parentesco lingüístico algunas pistas res­ i
pecto a este posible ORIGEN ORIENTAL de los etruscos, o bien se i
9 orequntan sobre una posible rama común entre estas lenguas y el
o>^IArTFElJ':At!|:Jl O a —<2> rético también posiblemente emparentado con ellas. Las evidencias I
y dataciones no facilitan el discurso, puesto que las primeras inscrip­ ;

— <
Isí ciones etruscas se fechan con posterioridad al año 700 a. C., mientras
que las réticas lo hacen a partir del 500 a. C. y las de Lemnos en torno
a mediados del siglo VI a. C. En sentido inverso, tampoco hay mate-
j
i
^ 1— • •
ríales villanovianos o etruscos en Lemnos que justifiquen, hasta la !
:Ss_ ^ a “5
fecha, una posible ocupación tirrena de la isla, si bien la actividad de j
.•• la piratería etrusca en la zona es bastante verosímil a juzgar por la in- j
\> formación que se desprende de las fuentes clásicas.
J—\>
o desarrollo de las necrópolis orvietanas, que no fue lineal y
CXD progresivo, sino que comprendía un importante hiato en la
primera mitad del siglo VI a. C., cuando las tumbas más an- i
I
>> V/S/” . • . tiguas fueron sepultadas bajo un macizo terraplén sostenido \
i m ° ^ por muros de aterrazamiento. Esta intervención, sin duda
□ —^ □ obra de la comunidad, provocó una renovación total de las
antiguas propiedades gentilicias de las necrópolis. Las nuevas
> >
tumbas, construidas sobre este terraplén, fueron así divididas
!
en lotes ex novo, y sobre todas (o casi todas) se inscribió el i
nombre de su adquisidor. Esta circunstancia supone que Or-
-O
vieto sea la ciudad etrusca en la que se han hallado más ins­
cripciones de época arcaica, en un número muy superior a i
cualquier otra.
La fase arcaica plena Un segundo momento de ruptura en la historia de la epi­ !
Hacia el final del siglo VII a. C., esta uniformidad comenzaría grafía etrusca tuvo lugar entre finales del siglo VI y el siglo V
a romperse, y la epigrafía penetró en otros aspectos de la vida a. C., cuando al uso privado de las inscripciones, hasta entonces
social etrusca como consecuencia de la fuerte moderación de casi exclusivo, se añadieron las primeras tentativas de uso pú­
prácticas como la del don ceremonial, asociadas a una restrin­ blico, que se concentró principalmente en el nacimiento de la
gida clase dominante que debía comenzar a compartir el poder epigrafía religiosa, coetánea a la verdadera y propia revolución,
con otros componentes emergentes de la sociedad. Entre las en parte también arquitectónica, que colocó a los santuarios en
últimas décadas del siglo VII y mediados del VI a. C., se el centro de la vida social del mundo etrusco, desvinculando
empezó a experimentar con otros campos de aplicación de la definitivamente lo sacro de la tradición privada de los grandes
potencialidad que ofrecían los textos escritos, como el recuerdo linajes gentilicios. El siglo V a. C. fue un período de enorme
de los difuntos o las ofrendas a los dioses. De hecho, en el te­ rarificación de los testimonios epigráficos, en el que sobresalen '
rreno de la epigrafía sacra se manifiesta uno de los fenómenos precisamente muchas de las más importantes inscripciones sa­
más interesantes del arcaísmo pleno, que consiste en el floreci­ cras; a menudo textos de excepcional desarrollo y complejidad.
miento de una activísima escuela de escribas relacionada con Es en este siglo en el que surgirían por vez primera tres modelos '
el santuario de Portonaccio, erigido fuera de las murallas de de escritura muy distintas en el plano de su diseño, cada uno de
Veyes. Esta ciudad etrusca había atravesado una profunda re­ los cuales sien lo claramente característico de una región geo-
volución cultural que había llevado, hacia comienzos del siglo grafico espedí^.
i
VI a. C., a la desaparición de los ajuares funerarios. La osten­ i
tación aristocrática se desplazó de este modo a los santuarios, La fase reciente 3
con experiencias extremadamente precoces con respecto a las Co.i l, siglo IV u. c., la producción epigráfica comenzó a re­
de otras ciudades etruscas. Los escribas de Veyes se adaptaron
rápidamente a las nuevas exigencias creando una serie de textos pelar un volumen importante, en especial gracias ;• la defi- ;
“ *Va eSlab¡lizació" de dos clases fundamentales, de las :
dedicados específicamente a recordar los dones ofrecidos a las
divinidades y empleando modos de escritura fuertemente in­ r rr Unerarias y la de las inscripciones »• as, que
novadores que debían servir como firma ¡dentificativa de la es­ sielnli" 3 mon°Polizar la epigrafía etrusca de lo diurnos
cuela de escribas de Portonaccio, que evidentemente tenía un eieml rnZa?í 8 Veces un nú™ro impresionante. Por
gran prestigio. nes cas¡’rnHC1Ufdad de Chius¡- con más de tres mil inscripcio-
Otro fenómeno epigráfico estrechamente ciudadano aso- del sieln ni35 unerarias’ c°ncentradas entre la segunda mitad
creces Ía mi h m.itad del I a- C-, supera con ;
ciado a la fase arcaica es el de las inscripciones funerarias de
Orvieto. Su historia, totalmente única, deriva del particular diadas como At 6 producción epigráfica de ciudades tan p°"
como Atenas y Roma. La profunda palingenesia de la
ARQUEOLOGÍA & HISTORIA 57

► Retrato de Velia Velcha según se conserva en la *


tumba del Orco I (correspondiente al período
clásico, ca. 360-330 a. C), así llamada por la ima­ .
gen del demonio Charun en una de sus pare­
des. En realidad se trata de dos tumbas, una
posterior a la otra, que fueron conectadas me­ v■
diante un pasillo. A juzgar por las inscripciones
pintadas, ambas tumbas pertenecen aparen­
temente -hay interpretaciones recientes que i*
lo desmienten- a la GENS SPURINA, que gozó
de un notable éxito en la transición del siglo V
al IV a. C. Uno de los personajes más relevantes
de esta familia fue Velthur -acaso también re-
presentado en otra imagen de la misma
.yljv
r flflP : -
tumba-, quien presuntamente encabezó una ¿ y
expedición en apoyo de Atenas en las guerras
contra Siracusa en 414-413 a. C. Parte de los he­
chos destacados de este linaje se conoce a tra­
:ÍÍZ
m .

vés de una serie de inscripciones altoimperiales


en latín, conocidas como Elogia Tarquiniensa,
halladas en las excavaciones de Ara della Re­
gina, enTarquinia. La IMPORTANCIA DEL LI­
NAJE en la cultura etrusca viene señalada por
»-
&
: /•:
u
m
la fórmula onomástica habitual desde el siglo
Vil a. G, en la que el nombre propio viene se­
■ y1 -:t¿- V * : Y j mWk,- i . 'i

guido del nombre de familia o gentilicio. Con
posterioridad, se unirá también el patrónimico
y el matronímico -cosa excepcional en la Anti­
- -
ips
güedad-, además de, en ocasiones, un cogno- v
W
men, como evidencian muchas inscripciones
halladas en distintos contextos. ©wíklmediaGwwons
/ CC BY 3.0 / Rorn Ivehsín ROnniund

epigrafía etrusca en la primera mitad del siglo IV a. C. tuvo dical la epigrafía etrusca de otras itálicas contemporáneas, como
lugar bajo el signo de las grandes familias aristocráticas de la epigrafía latina o la osea de los samnitas y los campanos,
las ciudades meridionales -sobre lodo Tarquinia-, que elabo­ donde las inscripciones realizadas por las autoridades públicas,
raron formas de ostentación funeraria que combinaban ele­ o en cualquier caso relacionadas con la actividad institucional
mentos manufacturados de alto valor artístico (tales como de individuos en grado de magistrados, son numéricamente pre­
sarcófagos o pinturas parietales) y textos epigráficos con la ponderantes. Las inscripciones etruscas siguieron siendo en
intención de glorificar la potencia familiar, las importantes cambio principalmente de carácter privado, signos de una so­
alianzas matrimoniales llevadas a cabo durante generaciones, ciedad en la que la estructura gentilicia no debía quedar oscure­
amén de los cargos públicos desempeñados por los personajes cida por un poder público evidentemente muy débil que no
más ilustres. Estas inscripciones grandilocuentes sirvieron podía contestar el predominio de las grandes familias.
como modelo para la epigrafía funeraria posterior, que com­
prendían manifestaciones de tono más modesto relacionadas
con sectores sociales más amplios y variados, tal como de­
BIBLI OGRAFÍA
Bellelli, V.; Benelli, E. (2018): GliEtruschi. La scrittura, la lingua, la
muestra en especial la Etruria septentrional del interior a partir
societá. Roma: Carocci.
del siglo III a. C. avanzado. En los centros en los que la docu­
Benelli, E. (2015): Lire et comprendre les inscriptions étrusques.
mentación es más abundante, podemos seguir la historia de
París: Spartacus-idh.
las familias ciudadanas de las clases emergentes a través de Rix, H. (2004): "Etruscan", en Woodard, R. (ed.), The Cambridge
generaciones, lo que nos permite incluso individualizar estra­ Encyclopedia of World's Ancient Languages. Cambridge:
tegias matrimoniales concretas y distinguir grupos de familia Cambridge University Press, pp. 141-164.
pertenecientes a distintos círculos sociales. Wallace, R. (2008): Zikh Rasna. A Manual ofthe Etruscan Language
A la epigrafía funeraria se añade la sacra, que por lo general and Inscriptions. Ann Arbor/NewYork: Beech Stave Press.
se inscribe en estatuas, estatuillas y otros objetos de bronce, a
veces de gran valor, y de nuevo se ve destinada principalmente = Bibliografía completa en www.despertaferro-ediciones.com
a la glorificación de los individuos capaces de ofrecer a las di­
vinidades dones de valor que quedabin cv forma Enrico Benelli es arqueólogo investigador en el | .-r VI!
vistosa en los santuarios. Consiglio Nazionale delle Ricerche (Italia) y especialista J'.. ¡'
Sin embargo, la epigrafía público, qu.v • . • , : en epigrafía etrusca, tema al que ha dedicado algunas 1 •
menguada. Este hecho, durante mucho neínpó ¡io 3 U monografías y decenas de artículos especializados. Es IwKKEltíi •
ausencia de excavaciones arqueológicas en ios cenóos habiiados, editor del Corpus Inscríptionarum Etruscarum y del
debe ser ahora considerado como un dato rc«i, puesto que desde Thesaurus linguae Etruscae, así como miembro correspondiente del :
hace treinta años las grandes campañas de excavación en eirus- Istituto Nazionale di Studi Etruschi ed Italici. En el ámbito de su
cología se han venido concentrando en las ciudades y ya no en especialidad, ha sido invitado como profesor universitario en Italia y en
las necrópolis. Este es un elemento que diferencia de forma ra- el exterior.
Libros
La edad de la penumbra

S-SSS-SSSS
clásico. Un texto, que, aunque trata aqueUos primeros siglos del cristianismo, no es de rateros anacrónico
debido a la historia redente que sufrimos con el auge de los fanatismos religiosos, lo que hace del texto

un relato muy cercano que da qué pensar. El libro, de pura divulgación, esta dividido en dieciséis
capítulos que se leen en un suspiro y que abarcan desde el comienzo del cristianismo hasta el momento
en que el mundo clásico sucumbe a la tiranía de una religión nada liberadora y castradora de la sociedad.
Nos cuenta sobre Hipada, Nerón, los primeros cristianos, los primeros sacerdotes y frailes o los santos y
mártires que nacen como tales en este momento; es decir, de cómo un cristianismo hambriento, violento
y fuerte termina por comerse a un mundo clásico en decadencia. Ojo, hay que tener mucho cuidado con
su lectura respecto a dos aspectos: la autora utiliza ejemplos puntuales a los que da un valor general, y
olvida que el mundo clásico se reconvirtió y evolucionó, transmitiéndose entonces una cultura grecorro-
mana pero cristianizada. El libro se complementa con unas muy pocas notas a pie de página y una biblio­
ISBN: 978-84-306-1954-2 grafía. Si tengo que ponerle un pero es que le sobran las imágenes que lo salpican -a color y que
Páginas: 317 encarecen su precio en la librería y a las que no se hace explícita referencia en el texto; parece que están
Autora: Catherine Nixey de adorno-y que añade al final un índice alfabético aparentemente innecesario. Por lo demás, se trata de
Editor: Taurus un texto interesante para desempolvar el tema, que, aunque en el mundo académico está suficientemente
Web editor: tratado, muchas veces es de difícil comprensión para el aficionado a la historia por lo controvertido y
www.megustaleer.com/ comprometido además de por la complejidad que supone y por la escasez de textos en nuestro idioma.
editoriales/taurus/TU/ No cuenta nada nuevo, pero es interesante por la forma de relatar los sucesos y por intentar dar una vuelta
Reseñadora: María Engracia de tuerca más sobre un tema que ya el magnífico Edward Gibbon nos contaba en su clásica obra.
Muñoz-Santos
Arqueología, tesoros y tumbas
La arqueología a menudo puede resultar monótona e incomprensible, pero se vuelve fascinante si uno
sabe acercarse a ella. Lo demuestra este libro que, sin pretensiones académicas, procura presentar la
historia de los grandes hallazgos al público no especializado. Lo hace con un estilo muy sencillo, muchas
Mala r« W ««««mnu* im ti
imágenes y apartados con enlaces y bibliografía que (con utilidad desigual) abren al lector la posibilidad
ARQUEOLOGÍA de seguirse informando. Ciertamente, ha habido descubrimientos únicos que rompen esquemas. Nadie
esperaba encontrar barcos fenicios perfectamente conservados como los de Mazarrón, ni un escondrijo
TESOROS donde se hubiesen recopilado decenas de momias de faraones en Deir el-Bahari. No se conoce nada pa­
v TUMBAS recido a la tumba real de Ur donde fueron sacrificados cientos de sirvientes, como irrepetible resulta el
ejército de miles de soldados de terracota en la tumba del primer emperador de China en Xi’an. Relata
&4 FRANCISCO CARCÍ A DM.JUNCXJ.
descubrimientos, pero también transporta a sus ambientes: describe los doscientos años que duró la ex­
tenuante excavadón del enorme pasadizo de la tumba de Seti I, imagina la agonía de los ciudadanos de
Pompeya cuyas figuras se conservan y recrea la asfixiante atmósfera de las catacumbas romanas. Efec­
tivamente, a veces tan valioso es el hallazgo como la historia que lo rodea. Es buen ejemplo la actuadón
del gobierno israelí con los manuscritos delmarMuerto, la historia de la suplantacióndel descubridor del
Madm Pichu o la controveraia sobre la autentiddad de las pinturas de Altamira. En cierta ocasión se
Un¡vL!, aSÍrr m lema espedalniente jugoso: la supuesta realidad del Diluvio
irados en España (Aliseda,gL^SSÍSSE ? T T™ de *°S “ enC°n;
ISBN: 978-84-17044-90-9 públicos para su recuperación. Los casos de los tesoros de barros ^ ''h vT eg£jeS.y la falta de rtL. _
Páginas: 429 José, hablan del papel de los cazatesoros y las dispute sohre^ 'como la Mercedes 0 el Sa"
Autor: Francisco García del
Junco
Editor: Almuzara
Web editor:
www.grupoalmuzara.com
Reseñador: Tomás Aguilera
Durán fascinante, pero también está plagada de incontables pénUdbTy arqUeología es insPiradora Y
a ARQUEOLOGÍAS-HISTORIA 59

AUCE ROBERTS X,
La increíble improbabilidad del ser
LA INCREÍBLE Descubrir cómo somos los humanos es como volver atrás en el tiempo. Cada uno de nuestros rasgos es
IMPROBABILIDAD parte de un plan evolutivo trazado mediante buenas dosis de azar entrelazadas con posibilidades y capa­
cidades de adaptación y una difícil supervivencia hasta llegar a lo que somos, con todas nuestras virtudes
DEL SER y, nos gustaría pensar, menos defectos. Este libro es un libro de ciencia; de ciencia evolutiva. Y hablar de
ello supone enlazar indefectiblemente con la prehistoria, uno de los campos que más discusión aporta al
conocimiento evolutivo. Cada nuevo fósil hominino es una nueva posibilidad para rehacemos las mismas
preguntas y acercamos poco a poco a esa “Verdad”, con mayúsculas, que tanto nos interesa. La obra está
planteada con mucha inteligencia -la autora es una divulgadora consagrada-, de un modo seductor que
hace cómplice al lector hablándole en segunda persona y siguiendo un discurso argumental paralelo a la
evolución de un embrión humano desde su gestación hasta su desarrollo completo. Cuando se gesta, el
embrión humano no se parece a un niño, sino a algo mucho más básico. Los rasgos los va adquiriendo
con el tiempo, como el ser humano ha adquirido los suyos a lo largo de millones de años de una forma
delicada, a través de pequeños cambios embrionarios con muy pocas posibilidades de supervivencia.
Hablar de ascidias o miotomas no tiene por qué no ser ameno, y desde luego esto queda aquí sobradamente
ISBN: 978-84-947694-6-7 demostrado. Cientos de curiosos experimentos que aparecen reflejados en este libro nos orientan acerca
Páginas: 400 de cómo las interpretaciones más sólidas terminan configurando las hipótesis más razonables. Cómo se
Autora: Alice Roberts desarrolló el cerebro (o la cabeza que lo contiene y el cráneo que la protege), los genitales y las
Editor: Pasado y Presente extremidades, la importancia de la tecnología, cuándo pudo haber comenzado el habla en la especie
Web editor: humana y, cómo no, el bipedismo, son algunos de los muchísimos aspeaos argumentados en detalle en
www.pasadoypresente.com esta obra, que además cuenta con ilustraciones explicativas y una amplia bibliografía específica con
Reseñador: Gustavo García lecturas recomendadas para cada sección (¡ incluyendo una aplicación para el móvil!). Estamos acostum­
Jiménez brados a miramos en un espejo y reconocemos fácilmente, pero si nos detenemos a pensar es fácil
percibir lo tremendamente extraños que somos. Increíbles, singulares. Y sumamente improbables.

Memorias de una estudiante victoriana


Jane Ellen Harrison (1850-1928) rompió moldes en la Inglaterra de su tiempo. Icono del feminismo, es
una celebridad en el mundo anglosajón, tanto por ser pionera en los estudios de la Antigüedad, como por
trastocar los roles de género en una realidad, la viaoriana, especialmente conservadora. No obstante, su
JASE ELLEN HARRISON
figura es casi desconocida en España, en parte porque nunca se habían traducido al castellano ninguna de
MI-MORIAS nti UNA
ESTUDIANTE sus obras, ni las escritas sobre su figura. Eso convierte a este libro en algo especialmente valioso: en 1925
VICTORIANA escribió una breve autobiografía que por primera vez ha sido traducida y comentada en esta edición
l.ir.A) «b A«OM
cuidada al detalle. Se divide en tres grandes etapas vitales. Para empezar, trata su niñez en el provinciano
Yorkshire y su juventud en el colegio de Cheltenham, precursor en la educación femenina, aunque de
normas extremadamente rígidas. Pasa después a su eclosión académica en Cambridge y Londres, ini­
cialmente sobre cerámica y consagrándose luego a la religión griega, incorporando innovaciones de la
antropología y el psicoanálisis frente al positivismo dominante. Se despide con su etapa final, protagonizada
por sus estancias en Grecia, Francia y, sobre todo, Rusia, de cuya tierra y lengua se enamoró en su
madurez. Por su relato desfilan deslumbrantes celebridades (como cuando la emperatriz Frederick hizo
esperar al príncipe de Gales para que Harrison le contase más cosas sobre teatros griegos) y está poblado
de aventuras: hay exploraciones en Creta, anécdotas en monasterios recónditos y un naufragio en el mar
l'il-lof.J Tu!'¿-.".n
del Norte. No parece que tuviese una vida aburrida. Constantemente refleja una tensión entre lo que se
supone que debía se»* y su visión particular: ridiculiza el protocolo viaoriano, desmonta su modelo
ISBN: 978-84-947581-2-6 familiar* y apuesta por el progreso y el librepensamiento, aun admitiendo cierta nostalgia. Eso sí, además
Páginas: 173 de carecer de toda humildad, a menudo evita lo más íntimo y controvertido, sugiriendo, más que
Autora: Jane Hellen Harrison contando, siempre con ironía. En lodo caso, sus omisiones las compensa el estudio introduaorio y notas
(editado por Aurora Ba­ de la traductora y editora, Aurora Ballesteros Fernández. Ella amplía los pormenores de sus complicadas
llesteros Fernández) relaciones personales, comenta sus aportes académicos y, sobre todo, profundiza en su contexto. Esta
Editor: Trifolium historia no se entiende sin comprender la importancia del helenismo en la identidad británica. La ideali­
Web editor: www.editorial- zación de la antigua Grecia y valores fueron un referente para la sociedad viaoriana, pero también un
trifolium.blogspot.com terreno vedado -exclusivo de la élite- respeao del resto de clases, y del hombre respeao de la mujer.
Reseñador: Tomás Aguilera Que Hamson pensase e innovase acerca de la Antigüedad era mucho más que un hito científico, era una
Duran fonna de transgredir los caminos marcados.
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C Los numerosos vestigios de la civilización etrusca abarcan una 9„u5|aDadana"A°viéjero'en búsca de;ía presencia etrusca
t- ios ríos Arno y Tíber hasta la parte apenínica tosco-emdiana y la llanura pa^ ^pa¡sajístico y arquitectónico .

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cíales para sumergirnos en este fascinante mundo. u
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Información elaborada por 9 Localidades i
Q) Matteo Bellardi y Pausanias Viajes Arqueológicos y Culturales 03) Museos M!i
ó. Puntos de interés
ID Tumbas, túmulos
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QJ PAVSANIAS y necrópolis

viajes arqueológicos 25 50km ;

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RUTA CENTRAL Y SEPTENTRIONAL Perugia-Populonia
Un recorrido por la Etruria central y septentrional podría empezar en Umbria,
Cortona, donde podremos visitar el Museo de la Academia Etrusca con im-
portantes piezas de orfebrería del túmulo de Sodo II, como la fíbula de oro
visitando Peragia. En plena ciudad actual nos encontraremos aún en pie el lia- con prótomo de pantera y representación del árbol de la vida del siglo VI a. C.(
mado arco Etrusco o de Augusto, puerta monumental datada en el siglo 111 a. C. junt0 a| ||amad0 lampadario etrusco en bronce con la representación central
A las afueras de la ciudad se encuentra el hipogeo de la familia Velimna (siglos ¿e un g0rg0ne¡0n_ En cuanto a las áreas de necrópolis se pueden ver las lla­
lli a. C.-l d. C.) en forma de casa con lechos fúnebres y urnas que se unen a otras ma(jas Grotta di Pittagora y laTanella Angori datadas en el siglo II a. C. y en
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de la importante colección de la necrópolis de época helenísitica del Palazzone.
El Museo Arqueológico Nacional de la Región de Umbria es indispensable para
forma de construcciones cilindricas. Al norte de la ciudad se encuentran los
túmulos de Sodo (siglos VII-VI a. C).
completar las visitas. El Museo Arqueológico de Florencia posee otra importante colección. Entre
O Al suroeste del lago Trasimeno se encuentra la ciudad de Chiusi, en cuyo las piezas más valiosas se encuentran las esculturas en bronce de la Quimera
Museo Arqueológico Nacional podemos admirar los preciados vasos canopos
w entronados, asi como sarcófagos y urnas juntos a los ricos ajuares con multitud
de Arezzo o el Orador, el riquísimo vaso pintado ático de Frangois proveniente de
Chiusi o el sarcófago de las amazonas procedente de Tarquinia.
de vasos griegos de producción ática. Al norte de la
Cerca de Siena, en la Colle de Val’Elsa se encuentra el Museo Bianchi Bandi-
im ciudad se pueden visitar dos importantes hi­
nelli, dedicado a la memoria del gran investigador, con una importante colección
pogeos, el más antiguo con
O» 1 ricas pinturas parie-
etrusca de época arcaica hasta época helenística.
En la bellísima ciudad de Volterra podemos visitar los importantes restos
ra - £s tales del siglo V a. C.
es la llamada tumba
etruscos romanos de la antigua Velathri donde destaca el famoso arco etrusco
de la puerta úrbica. También es imprescindible el Museo Arqueológico Guamac-
del mono, mientras
bJO § que la tumba del ci, una estupenda colección de materiales etruscos, entre los cuales destaca la
O ¡ peregrino cuenta con conocida y peculiar escultura en bronce denominada "Ombra della sera".
En el pintoresco golfo de Baratti, encontramos los restos de la ciudad de Po-
§ típicas urnas helenísticas en
O a uso del siglo IV al II a. C. pulonia, la única asentada en la costa, dedicada a la explotación y al comercio
del hierro extraído de la isla de Elba. En un ameno entorno natural, se puede
QJ lago se encuentra ^_s^ elp^ííuearclueo,ógico y la acrópolis donde posteriormente se asentó el
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Parque arqueológico
RUTA DE LA ETRURIA PADANA: del Forcello
M a rzabotto-Mantua
Finalmente viajaremos a la Etruria padana, donde • ntua Museo Arqueológico •*
encontramos ciudades etruscas del norte dignas r
de ver como Marzabotto al suroeste de la actual
Bolonia, con el Museo Pompeo Aria y el yacimiento
!
de nueva fundación en el siglo V a. C. En el Museo
Arqueológico de la ciudad de Bolonia podremos
admirar el rico ajuar en bronce del siglo VIII a. C. de
la tumba Benacci Caprara 39, primeras muestras de
esculturas de época orientalizante como la estela
Zannoni, el depósito de San Francesco con más de
14 000 piezas de bronce datado y el ajuar de la tum­
ba de los oros con el famoso "tintinábulo", datado a
finales del siglo Vil a. C. Las piezas más importantes
de las excavaciones de la ciudad etrusca de Spina,
en el delta del Po, se encuentran en el Museo Ar­
queológico Nacional de Ferrara, con objetos tanto
del hábitat como de las necrópolis de Valle Trebba
y Valle Pega con hasta 4000 yacimientos datados
entre los siglos VI y III a. C. Ya en la zona véneta | ® Museo Nacional Etrusco
alcanzaremos la ciudad de Adria, en cuyo museo Marzabotto Pompeo Aria
arqueológico podremos admirar una magnífica co­ j - Yacimiento arqueológico
lección griega y etrusca. Para finalizar volveremos
al Po para remontarlo hasta Mantua, donde podre­
mos visitar el Parque Arqueológico de Forcello, el
asentamiento etrusco más septentrional y punto de
encuentro entre los comerciantes etruscos, desde el Área arqueológica y naturalística de Pietramarina
sur, y mediterráneos, desde el Adriático, junto con SD Túmulo etrusco de Montefortini a Comeana
las poblaciones galo-célticas centroeuropeas. dÜ Necrópolis etrusca de Prato Rosello ad Artimino
Pistola
i
-V-
(§9 Museo Etrusco Guarnacci Florencia
Murallas
Puerta Diana
Puerta del Arco
. fe
i M Museo Arqueológico de Florencia
Teatro romano m Museo de la Academia Etrusca
Ternas Guarnacciane / y de la ciudad de Cortona
Parque arqueológico BU Tanella Angori
Enríco Fiumi 1 M Museo Bianchi Bandinelli - BU Tanella de Pitágoras
BU Hipogeo de San Giusto • BU Túmulo Sodo I
(D Necrópolis del Portone Colle di Val d'Elsa Arezzop BU Túmulo Sodo II

®! Museo Arqueológico r
Volterra 9


m ÜS Museo Arqueológico
Nacional de Umbría
Acrópolis \ .... Cortona Arco etrusco o de Augusto
Poggio del Molino M Museo Arqueológico Nacional de Chiusi KTrasimeno (§¡] Hipogeo de los volumnios
Monasterio de San Quirico BU Tumbas del mono y del león
(0) Necrópolis San Cerbone j • BU Tumba del peregrino )
BU Necrópolis de la Porcareccia [ Perugia
(0) Tumba hipogea ^ ¡j
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. /' O':- :>
Ihiusi •. ft . ST
BU Necrópolis de la Grotte ^Populonia
BU Necrópolis villanoviana de i 9 Accesa
Parque arqueológico
Piano e Poggio delle Granate y
\^ Alberto Manzi
ISS Museo de la Opera del Duomo
W-K; BU Necrópolis del Crocifisso del tufo
Vetulonia 9 O Rpsellae parque Vie cava de Pitigliano Templo de Belvedere
varquelógico BU Sovana :
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A O Spoleto
(3) Vetulonia Museo Cívico rCfe Orvieto

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Termas de g Pitigliano l¡ p
m Arqueológico Isidoro Falchi t
Scavi di Cittá
[3? Museo Nacional Arqueológico [i
de Vulci Saturno
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1. Boisena
Costa dei Lippi j BU Necrópolis oriental i . Altar etrusco y pirámide
. BU Túmulo Petrera
<I Castro -
erento 9 , * W —ó

BU Tumba de la fíbula de oro | (31 Arx Cosa y Museo BomarzoV


(MI Túmulo del diablillo ! Tagliata i \\¡u\c\ vft Museo Nacional Etrusco ¡
BU Tumba del Belvedere . Necróppl Castillo d’Asso 9 Viterbo '^ Roca Albornoz . ,
-'-'ópoHs rüpestrVde Norchia 9 , ^, Vlfco Museo Fuerte Sangallo |
£3 Museo Arqueológico ' '• ¿O Tafquiniói Civita Castellanas. AcrópolisFaleriiVeteres
Nacional Tarquinense
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Gravisca Y\ '' Falerii Novi
Civita 1. Bracciahü ^JXiljitucola (Capena)
BU Necrópolis de Mcnterczzi
ÜD Túmulo Ocganaccia
■ • Museo del Mar y de la
Navegación Antigua
Área arqueológica de Pyrgi
Santa Severa O Y.
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Veyes^tucus Feroniae
9 Cerveteri )) f-k j ® Museo Nacional i

:6?! Museo Nacional Ceretano '5, Etrusco de


Caere
H3 Via de los infiernos
v Villa Giulia

BU Necrópolis de la Banditaccia Bagni della Regina Complejo arqueológico Veyes - Portonaccio BU Necrópolis de monte ¡
BU Tumba de la reunión Fosso degli Olmetti de Campetti Piano Comunitá Michele
BU Necrópolis del Sorbo y Regolini-Galassi; üj ' Puerta noreste Macchiagrande - BU Tumba de los leones BU Tumba del pato
BU Necrópolis Monte Abatone Puerta noroeste Domusyforo rugientes BU Túmulo Chigi
Ponte Sodo Veyes. Plaza de armas §U Tumba de campana

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Alejandro García Sanjuán - Universidad de Huelva

Cristianos yjudíos durante


el califato omeya de Córdoba
o resulta fácil ofrecer un cuadro general de la situación
etapa, sin embargo la información relaüva a las comunidades
de las minorías no musulmanas en al-Ándalus durante cristianas y judías no resulta particularmente abundante. Ello obe­
la época del Califato. A pesar de que disponemos de dece, entre otros factores, al hecho de que dichas comuni a
fuentes narrativas y descriptivas importantes que nos informan no formaban parte de la umma, la comunidad musulmana, q
de los principales procesos políticos que se producen durante esta las fuentes de la época califal suele desi
gnarse como yama ’a. M
ARQUEOLOGÍA & HISTORIA 63

◄ La civilització del califatde Córdova en temps d'Abd-al-Rahman III, de


Dionís Baixeras (1862-1943). La escena refleja un episodio de la em­
bajada sajona encabezada por el fraile JUAN DE GORZE a Córdoba.
Al lado de Abderramán figura el judío HASDAY IBN SHAPRUT,
hombre de confianza del califa, que realiza las presentaciones. La
fundón de la embajada, en representación de Otón I, rey de Sajonia,
trataba de dar respuesta a otra que a su vez recibió este de parte
del califa y además pedirle a Abderramán que prohibiera a sus súb­
ditos andalusíes que practicaran la piratería contra las naves ger­
manas de Otón en el golfo de León. Juan acudió a Córdoba
acompañado del diácono Garamano y de Ermenardo, comerciante
de Verdón, aunque tras la llegada de los enviados a Córdoba, la em­
bajada tardó años en poder celebrarse por culpa de un malenten­
dido relacionado con el protocolo y la entrega de regalos antes del
encuentro, una costumbre que el fraile lorenés no terminaba de
comprender.

ción del cual la población local hispana se fue adaptando a los


parámetros de la cultura traída por los conquistadores y basada
en la religión islámica y la lengua árabe. Este proceso se desarrolló
de manera lenta y desigual en los distintos territorios de al-Án-
dalus, de forma que, a partir de mediados del siglo X, existen
elementos que nos permiten afirmar la conformación de una so­
ciedad mayoritariamente árabe e islámica en la Península, aunque
sin duda se seguían manteniendo importantes comunidades cris­
tianas bien articuladas en distintos lugares del territorio.
Un elemento primordial en la continuidad de dichas comuni­
dades era la estructura eclesiástica, que servía de nexo de unión
entre las mismas y vertebraba su existencia, actuando además
como punto de conexión con las autoridades musulmanas. En
términos generales, la Iglesia hispana se adaptó de forma muy
cómoda al sistema de poder establecido por la dinastía omeya,
con cuyos representantes las relaciones fueron bastante fluidas.
La pervivencia de importantes sectores sociales ajenos al sis­
tema cultural y religioso elaborado desde el califato omeya queda
de manifiesto a través de la pervivencia de “señores” de origen
local y poco o nada adaptados a los parámetros culturales de la
sociedad árabe e islámica predominante, así como al propio sis­
tema político impuesto por los soberanos de Córdoba. Así lo acre­
dita una anécdota que narra Ibn Hariz al-Jushani (m. 971) en una
de las obras más importantes escritas durante el Califato, la His­
toria de los jueces de Córdoba, que le fue encargada por al-
Hakam II, sucesor del fundador del califato omeya cordobés.
Esta narración se sitúa en la época del juez Aslam ibn Abd al-
Aziz, que ejerció su cargo entre los años 913 y 921-922, es decir,
no ser consideradas parte de dicha comunidad, los autores árabes durante el gobierno de Abderramán III, justo en vísperas de la
tienden a ignorarlas, al menos en tanto en cuanto sus circunstancias proclamación del califato en el año 929. Al-Jushani, que escribe
o problemas no afectasen de una forma más o menos directa a los varias décadas después de los hechos que narra, no identifica de
propios musulmanes. manera clara cuáles son sus fuentes, limitándose a señalar que la
información se la transmitió “un ulema a quien tengo por persona
Judíos y cristianos ante el foco musulmán fidedigna”. Según esta información, comunicada, por lo tanto, de
De este modo, la información relativa a cristianos y judíos suele forma oral a su transmisor, al-Jushani, en Córdoba había un hombre
referirse a miembros de las élites de ambas comunidades, quienes no árabe (a’yamí) de aquellos que se habían rendido por capitula­
mantenían relaciones más habituales con los círculos del poder ción tras haberse rebelado en sus fortalezas y que tenía una mujer
califal, lo cual explica que se registren referencias que nos per­ musulmana libre que, por razones que no se especifican, buscó la
miten conocer ciertos aspectos de la naturaleza de dichos vín­ protección del juez Aslam, el cual dio inicio a las instrucciones ju­
culos. En cambio, la situación correspondiente a grupos de diciales. En ese contexto se presentó ante el juez un enviado de
menor relieve social resulta mucho más difícil de conocer. Badr ibn Ahmad, el canciller del entonces todavía emir Abderra­
De acuerdo con lo establecido hace ya casi cuarenta año* en mán, el cual le explicó que esos no árabes se habían rendido me­
el estudio clásico del norteamericano E. Builiet, la época del Ca­ diante capitulación, y que no se les podía tratar de forma descon­
lifato constituiría el momento de la conformación de una mayoría siderada. Ante esto, el juez reaccionó afirmando su obligación de
musulmana en la sociedad de al-Ándalus. La conquista iniciada aplicar la ley islámica respecto al caso que se le había planteado.
en 711 había supuesto el comienzo de un amplio y complejo Aunque al-Jushani no nos deja saber cómo se resolvió la si­
proceso de aculturación, todavía bastante mal conocido, en fun- tuación, parece evidente que el emir omeya no estaba interesado
64 ARQUEOLOGÍA & HISTORIA 1
í
t El famoso "BOTE DE ZAMORA", una arqueta de marfil magistralmente labrada con 9^ ^ ^ que e, objet0( Sjn duda un rico artefacto, fUe
presentativo del arte andalusí de época califal. A partir de la inscripción que> hay e P ' (|_ Subh umm Wallad ("madre del hijo"). El origen
un regalo del califa al-Hakam II a su CONCUBINA -y madre del futuro here ero e ||evada como esclava a Córdoba y pasó a formar parte
de esta mujer, de nombre castellano Aurora, era vasco-navarro.Tras ser captura a » „™gmww/ccby 2.0/ángel m.feucbwo
del harén del califa, adquiriendo un papel muy relevante en los acontecimientos postreros, ovv^ca^/cc

citada, Juan de Gorze describe como la persona de intelecto más


en causar molestias a este personaje, al que únicamente se iden­
suül con la que se había encontrado. Entre quienes se entrevistaron
tifica como “no árabe” y que probablemente corresponde a un
durante su estancia en Córdoba con el abad de Gorze se encuentra
representante de la vieja aristocracia local hispana que nunca
el obispo Juan, probablemente responsable de la iglesia cordobesa,
había llegado a integrarse en los parámetros socioculturales y
cuyo testimonio merece ser reproducido, ya que se trata de una
políticos del sistema omeya de al-Ándalus.
de las más claras expresiones de la autoconciencia de los cristianos
Frente a la imagen de escasa integración de las comunidades
andalusíes respecto a su integración en el sistema califal omeya:
cristianas en el sistema político del califato omeya que transmiten
estos textos, disponemos en cambio de otros datos que nos hablan
de realidades de naturaleza muy distinta. Así lo indican, por ejem­ Considerad nuestra actual situación. Nuestros pecados
plo, las relaciones de la jerarquía eclesiástica andalusí con las au­ nos han reducido a sufrir el yugo de los paganos, y las
toridades cabíales, marcadas por el signo de una colaboración palabras del apóstol nos prohíben resistir a los poderes
bastante estrecha. Tal vez la figura más representativa a sV establecidos. El único consuelo que en medio de
este respecto sea la de Recemundo, cuyo nombre tanta desgracia nos ha quedado, es que nos
árabe era Rabí’ ibn Zayd, aunque fue conocido ^\ ' Z* ^ ■'i-'.
permiten regimos por nuestras propias
como “el obispo cordobés”. Se trata de un sújpSfár. . -x leyes, y que respetan y aprecian a
personaje que desempeñó cargos no es- >\ aQue^os clue demuestran observar
pecificados, pero relevantes, en la corte fv.{f |Jjl v
fielmente el cristianismo, y se com-
cahfal de Abderramán III, siendo encar- Placen en su trat0» mientras que
gado por el califa de una importante mi- __ aborrecen de todo punto a los ju-
sión diplomática ante el emperador ger- j~.yy dios. En semejantes circunstancias,
mano Otón I, a cambio de la cual le fue ) pues, tenemos por regla de con-
otorgada la sede episcopal de Elvira, ciu­ ^ duela, siempre que ningún ataque
dad situada en las proximidades de Gra­ I -:i se dirija a la rebgión, condescender
nada. Recemundo es célebre, asimismo, )'j con ellos en todo lo demás, y obe­
por haber sido el autor de un texto sin­ 1 decer sus órdenes en cuanto no se
gular, conocido como El calendario de ¡ I opongan a la fe cristiana. (Paz y
Córdoba, obra que se conserva en ver­ , Meliá, A. (1931): “La embajada
sión árabe y latina y que aporta detalles }. yfí v t ¿ del emperador de Alemania Otón
de enorme interés sobre la vida rehgiosa ^ y ^ I al Califa de Córdoba Abderramán
en la capital omeya, incluyendo, por : ¡jf III”, Boletín de la Academia de
ejemplo, datos sobre lugares de culto y ¿ •. - >■. ‘f- f &-f Cíencías> Bellas Letras y Nobles
fiestas locales de santos, entre ebas las Y\ \- - - I V vjsr - • fofos córdoba, 33, p. 266).
dedicadas a los cristianos cordobeses
que murieron de forma voluntaria a me- j* ] Como indica el autor de este texto,
diados del siglo IX, a los que me referiré ¡T junto a los cristianos, la segunda comu­
a más adelante. nidad no musulmana más importante
Recemundo no representa un caso 1 en al-Ándalus era la judía, cuya pre­
aislado sino que, bien al contrario, pa­
sencia en la Península había alcanzado
rece dar la pauta de lo que fue la tónica ge­
ya una cierta relevancia social durante la época
neral de las relaciones de la jerarquía eclesiástica con las auto­ visigoda (véase “Los judíos en la Hispania romana y visigoda” en
ridades califales, en especial durante el gobierno de Arqueología e Historia n.° 9) y que compartían con los cristianos
Abderramán III. En efecto, esa imagen de integración y estrecha el disfrute de un estatuto legal propio, diferenciado del de los mu­
colaboración es asimismo ratificada por las propias fuentes la­ sulmanes, designado como dhimma. Este término nombraba la re­
tinas de la época del fundador del califato. Me refiero, en con­ ación contractual que unía a las comunidades no musulmanas
creto, a la Vida de Juan de Gorze (en latín, Vita Johannis Gor- con el Estado cordobés, en función del cual gozaban de ciertos de-
ziensis), escrita por Juan, abad de San Amulfo en Metz, en la
rec os y, al mismo tiempo, asumían determinadas obligaciones.
que se narra la misión desempeñada en Córdoba entre los años
n conjunto, dicho estatuto legal discriminaba a los no musulmanes
953-956 por otro monje, en este caso lorenés y también de en
nombre Juan, abad de Gorze (cerca de Metz), enviado a la ca­ ,. relación con ciertos aspectos, pero permitía la presencia de
dichas comunidades con garantía de respeto a sus creencias y mo-
pital omeya por el emperador germano Otón I.
os e vi a propios, incluyendo sus propias creencias religiosas.
El encargado de recibir inicialmente a Juan de Gorze en la
capital cordobesa fue el judío Hasday (véase “Relaciones de urante e período del Califato destaca de manera singular
j I^ei]ci0na a figura de Hasday ibn Shaprut, personaje judío
judíos con cristianos y musulmanes en los siglos XI al XV” en
Arqueología e Historia n.° 9), el cual parece haber desempeñado senrP°Ca 6 Abderramán 111 Por el que el soberano omeya
las funciones correspondientes a la jefatura de los servicios di­ rformalizactónSíaTadoT0
Zfr°?siderac-C°m° dadas6mbajad°r ** habilidades
“*
plomáticos del califato con Abderramán III y al que, en la obra
con príncipes cristianos, como hizo,
ARQUEOLOGÍA & HISTORIA 65

por ejemplo, en su visita a Barcelona del año 940. La confianza mismo, a lo cual el juez le increpó reprendiéndole por solicitar
que Abderramán tenía depositada en él era casi ilimitada, como tal castigo sin haber cometido delito alguno. La narración de al-
prueba el hecho de que le asignara la delicada misión de la li­ Jushani añade que “la necedad o ignorancia de los cristianos les
beración de Muhammad ibn Hashim, el canciller del califa, llevaba a atribuir a esa acción, de ofrecerse a la muerte, un gran
que había caído prisionero del rey de León como consecuencia mérito, cuando nada semejante se podía citar como ejemplo,
de la derrota de Abderramán en la batalla de Alhándega (939). digno de ser imitado, en la vida del profeta Jesús, hijo de María”.
En el contexto de esa misión, el gran cronista cordobés Ibn Se trata de una alusión que parece vincular la acción de este anó­
Hayyan describe al embajador judío como “persona sin par en nimo cristiano con la de los mártires cordobeses de décadas pre­
su tiempo entre los servidores de reyes por su cultura, habilidad vias, si bien es cierto que el texto omite cualquier clase de alusión
y sutileza”. Tras siete meses de negociaciones en la corte leo­ a insultos por parte del cristiano al islam o a Mahoma.
nesa, Hasday logró la liberación del canciller. El célebre corte­ Al ser reprendido por el juez, el cristiano simplemente res­
sano judío continuó su labor con el sucesor de Abderramán, el pondió que el muerto, en realidad, no sería él, sino “una sem­
califa al-Hakam II, a cuyo servicio, como dice una fuente del blanza mía que se ha metido en un cuerpo”, mientras que él
siglo XI, se ocupó con celo del arte de la medicina, siendo asi­ mismo, subiría inmediatamente al cielo. La narración de la
mismo destacado en el conocimiento de la ley judía. anécdota termina de la forma siguiente:
En términos generales, por lo tanto, las elites religiosas y
culturales de las comunidades cristiana y judía denotan haber El juez Aslam volvióse hacia los sayones o verdugos
alcanzado durante el Califato un alto grado de integración en que allí estaban y les dijo: “Traed el azote”. Ordenó
el sistema político cordobés, no existiendo por otro lado refe­ que desnudaran al cristiano; lo desnudaron e inmedia­
rencias que permitan hablar de situaciones graves de conflicti- tamente mandó que le atizaran. Cuando el cristiano co­
vidad social durante esta época. Pese a mantener sus propias menzó a sentir el efecto de los azotes, púsose a agitarse
creencias y normas internas de funcionamiento, dichas comu­ y a gritar. El juez Aslam le dijo: “¿En qué espalda van
nidades estaban fuertemente influidas por el entorno cultural cayendo los azotes?”. “En mi espalda”, repuso el cris­
circundante, dominado por la religión islámica y el uso del tiano. “Pues hombre” —díjole Aslam- “asimismo ocu­
idioma árabe. rriría si cayera la espada sobre tu cuello”. (Al-Jushani,
Historia de los jueces de Córdoba, trad. J. Ribera. Ma­
Cuestión de derechos drid, 1914, pp. 232-233).
A este respecto, destaca, por ejemplo, la adopción de elementos
de carácter institucional propios del derecho musulmán por Lamentablemente, esta clase de referencias, que nos informan
parte de las estructuras eclesiásticas cristianas. Así sucede res­ sobre situaciones que afectan a elementos no pertenecientes a
pecto al sistema de financiación de las iglesias, que al parecer las élites sociales, son mucho menos habituales en las fuentes.
se basaba en el sistema musulmán de los legados píos o “bienes
habices” (del árabe abbas), es decir, bienes que se donaban a Con ciertas lagunas
los lugares de culto con carácter perpetuo para asegurar su sub­ En definitiva, a pesar de la fragmentariedad y escasez de los
sistencia. En cierta ocasión, el todopoderoso Almanzor, cham­ testimonios disponibles, hay evidencias suficientes que nos
belán del tercer califa omeya, Hisham II, intentó apoderarse de permiten afirmar que durante la época del Califato se consolida
un terreno perteneciente, en calidad de legado pío, a una iglesia, la formación de una sociedad árabe e islámica en al-Ándalus y,
decisión a la que la mayoría de los jurisconsultos musulmanes al mismo tiempo, se constata la fuerte integración de las comu­
(alfaquíes) se opuso, al considerar que transgredía los derechos nidades cristiana y judía en el sistema político del califato
de los cristianos. omeya, en particular por lo que se refiere a la colaboración de
Los datos que hablan de una fuerte integración de las co­ sus elites con las autoridades cordobesas.
munidades no musulmanas en el sistema califal no deben ocultar
la existencia de otros testimonios que revelan situaciones dis­
BIBLIOGRAFÍA
tintas, por más que se trate de casos cuyo alcance resulta difícil Fierro, M. (2011): Abderramán IIIy el califato Omeya de Córdoba.
valorar. El ya citado al-Jushani nos transmite otra interesante San Sebastián: Nerea.
información, que corresponde, igualmente, a la época del mismo Manzano Moreno, E. (2006): Conquistadores, emires y califas. Los
juez, Aslam ibn Abd al-Aziz. En este caso, la situación que Omeyasy la formación de al-Ándalus. Barcelona: Crítica.
describe recuerda bastante al célebre episodio de los “mártires Simonet, F. J. (1983): Historia de los mozárabes de España. Madrid:
de Córdoba”, sucedido varias décadas atrás, a mediados del Turner(4vols.).
siglo IX. Ante el rápido avance de la islamización y la arabiza-
ción y la consiguiente pérdida de las tradiciones cristianas entre E Bibliografía completa en www.despertaferro-ediciones.com
la comunidad cordobesa, un grupo de cristianos, encabezado
por Eulogio, organizó un movimiento de protesta consistente Alejandro García Sanjuán es profesor de Historia
en insultar de manera pública al islam y a su profeta. Mahorna, Medieval en la Universidad de Huelva. Su ámbito de
a sabiendas de la pena que la legislación islámica prevé en estudio principal es la historia de al-Ándalus y sus
estos casos. Su objetivo era llamar la atención de sus correli­ publicaciones más importantes incluyen La conquista
gionarios para evitar la total asimilación y acabar desapare­ islámica de la península ibérica y la tergiversación del
ciendo como comunidad diferenciada. pasado (Marcial Pons, 2013), Coexistenciay Conflictos. Minorías religiosas
La anécdota que narra al-Jushani se refiere a un cristiano en la península ibérica durante la Edad Media (Universidad de Granada,
que se presentó en la curia de Aslam pidiendo la muerte para sí 2015) y Estudios críticos de historia de al-Ándalus (Peripecias Libros, 2018).

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