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1. Reinado de Alfonso XII. Antecedentes.

Primeras medidas de Cánovas


El 25 de junio de 1870, Isabel II abdicó en su hijo, Alfonso XII. Redactó un
manifiesto recalcando su inocencia y haciendo saber a los españoles la abdicación
en su hijo.

Por su parte, Cánovas del Castillo siguió de cerca la educación de Alfonso XII, a
quien alejó se su madre y recibió una educación liberal. Asimismo, Cánovas inició la
campaña a favor de la causa alfonsina, a la cual atrajo a unionistas y
constitucionalistas. Él pensaba que el rey debía serlo de todos los españoles y no
solo de un partido. Además, consideraba que el rey debía regresar gracias al clamor
popular y no mediante un pronunciamiento militar.

El 1 de diciembre de 1874, Alfonso XII publicó, desde el exilio, el Manifiesto de


Sandhurst en el cual hacía saber su intención de ser rey y su apoyo a una
monarquía constitucional.

Sin embargo, al contrario de lo que quería Cánovas, el 29 de diciembre de 1874,


Martínez Campos dio un pronunciamiento en Sagunto, que restauró el trono de
Alfonso XII.

Cuando se conoció el pronunciamiento, el Ministerio de guerra envió a los


periódicos una nota que debía publicarse sin explicación ni comentario.

En un primer momento, el gobierno pretendía proseguir la sedición y detuvo a


Cánovas, pero después se hizo saber el éxito del pronunciamiento. Serrano
abandonó su cargo de presidente; el ejército del norte y del centro, las guarniciones
de Madrid y otras provincias nombraron a Alfonso XII rey; se le trasladaron los
poderes a Fernando Primo de Rivera, que delegó en Cánovas la tarea de formar un
gobierno y el rey confirmó los poderes entregados a Cánovas y el gobierno
propuesto por este y anunció su intención de inaugurar una nueva época de
libertad.

Así, las primeras medidas del gobierno de Cánovas consistieron en recortar


derechos y libertades y aplicar iniciativas del partido moderado. Él pretendía atraer
a moderados y carlistas, cuya arma común era la religión y por ello optó por
medidas que favorecían a la Iglesia para conciliar los derechos de la Iglesia y el
Estado.

2.Tercera Guerra Carlista

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3. Política de Cánovas a partir de mayo de 1875
A partir de mayo de 1875: Cánovas cambió de orientación política Los meses
precedentes, Cánovas había tratado, con una política derechista, de atraerse a los
miembros del partido moderado e imponer el orden. A partir de mayo, cambió su
política para evitar que los constitucionales de Sagasta se mantuvieran al margen y
procurar su integración.
1. Primero logró que el ala derecha del partido constitucional se escindiera “los
disidentes” y publicara un Manifiesto el 14 de mayo de 1875 aceptando la
monarquía de Alfonso XII (centristas de Alonso Martínez). En la reunión de la que
salió el manifiesto acordaron también -Francisco Santa Cruz, Juan Bruil, Manuel
Alonso Martínez, José M. Fernández de la Hoz, Pedro Nolasco Aurioles, Manuel
Silvela, Cristóbal Martin de Herrera, Francisco de P. Candau y Alejandro Groizard-
reunirse en una junta con los moderados, el día 16, llamando a participar a todos
los constitucionales para que “unidos y compactos todos nosotros, y dando la
mano a los demás partidos liberales, contribuyéramos a consolidar, no un mezquino
y menguado trono de partido, sino un trono constitucional que reconozca por base
una legalidad coman” (Iberia, 16 de mayo de 1875).
2. Real decreto de 18 de mayo de 1875: Abierto el proceso preparatorio de las
elecciones, se declaraba libre a la prensa para plantear y discutir todos los
problemas políticos cuya decisión habría de remitirse a las futuras Cortes, y libres
los partidos legales para granjearse el apoyo de la opinión y acordar su conducta
en públicas reuniones. No tendrán estos derechos otra limitación que la que impone
forzosamente el restablecimiento de la Monarquía constitucional. “Atendiendo a las
razones expuestas por el consejo de ministros, vengo en decretar lo siguiente:
- Artículo 1. Queda autorizada la prensa para plantear y discutir las
cuestiones constitucionales.
- Artículo 2. Las Autoridades concederán su permiso a los partidos legales
que lo soliciten para celebran reuniones públicas.
- Artículo 3. Quedan vigentes las anteriores disposiciones sobre reuniones,
asociaciones e imprenta, en cuanto no se opongan a la ejecución del
presente decreto”.
3. Finalmente, el 20 de mayo, no el 16, se reúne, en el edificio del Senado, una
comisión extraparlamentaria de notables, 341 ex-diputados y ex-senadores más
238 adhesiones a las que se fueron añadiendo algunas más hasta llegar a un total
de cerca de 600 entre moderados, unionistas y constitucionales disidentes
procedentes de todas las Cámaras legislativas que había habido en España en los
últimos 30 años. (Los nombres en La Correspondencia de España 21 de mayo de
1875), en busca de esa legalidad común. Como recogía La Iberia del 16 de mayo,
los disidentes “suscribían con los moderados una nueva fórmula de convocatoria

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de la reunión aplazada para el día 20ʺ. El objeto de la reunión venía determinado en
la convocatoria de aquella reunión, que habían realizado “el grupo de los nueve”
-Alonso Martínez, el marqués de Barzanallana, Candau, el marqués da Corvera,
Cristóbal Martin Herrera, el marqués de Cabra, Fernando Calderón Collantes,
Álvarez Bugallal, el conde de Toreno e Ignacio Escobar- y que, como expuso el
presidente de la comisión Luis Mayans, no era discutir la monarquía y la dinastía de
D. Alfonso XII. “Estos son objetos que están fuera de discusión siempre, y que
todos nosotros tenemos reconocido sincera y lealmente. Nos reunimos, pues,
según la convocatoria lo indica, para tratar de establecer bases de una legalidad
común que afiance el trono y la dinastía; que restablezca el régimen constitucional;
y que asegure la libertad hermanada con el orden y con los principios de equidad y
de justicia, necesarios siempre para conservar el orden social” (El Imparcial, 21 de
mayo de 1875). Se aprobó por unanimidad la proposición siguiente: “La reunión
declara que el término de las dos guerras civiles (la cubana y la carlista) que
destrozan el país, así como la conservación del orden social y el pronto ejercicio de
las libertades parlamentarias tiempo ha suspensas, depende esencialmente del
afianzamiento de la monarquía de D. Alfonso XII y del establecimiento de una
legalidad común y todos sus individuos se comprometen, por tanto, al logro de tan
elevados y patrióticos fines”. Y, a propuesta del presidente, el grupo de los nueve
eligió una comisión mixta con el encargo de redactar las bases constitucionales
–Carramolino, Mon, Mayans, Esteban Collantes, conde de Guendulain, Rodríguez
Rubí, Marqués de Pidal, Lorenzo Domínguez, Cirilo Amorós, Posada Herrera,
Florencio Rodríguez Bahamonde, José Elduayen, marqués de la Torrecilla,
Casanueva, Estanislao Suárez Inclán, Aguirre de Tejada, Luis Latorre, Mena y
Zorrilla, Fernando Vida, Francisco Santa Cruz, Fernández de la Hoz, Aurioles,
Manuel Silvela, Alejandro Groizard, Bruil, González Marrón, Feliciano Pérez Zamora,
Germán Gamazo y Alejandro Llorente. A ellos se unieron el grupo de los nueve. - A
pesar de que la Asamblea de ex-senadores y ex-diputados estaba conformada
mayoritariamente por moderados, la comisión de los 9 estaba formada
proporcionalmente por 3 moderados, 3 unionistas y 3 disidentes. El 23 de mayo, el
ministro de gobernación cedía el palacio del Senado a la Comisión como había
solicitado la Comisión de los 39. La primera sesión de la comisión de bases
constitucionales se reunió el 26 de mayo de 1875. En la segunda sesión, el día 31
de mayo, se eligió una sub-comisión, formada por el grupo de los nueve, para que
elaborara un proyecto de bases. Pero lejos de establecer unas bases elaboraron,
dirigidos por Martínez Alonso y bajo la supervisión de Cánovas, un anteproyecto de
Constitución, que una vez terminado pasó a discutirse en la Comisión de los 39 del
12 al 27 de julio. Actas en el Archivo del Senado. Una cuestión separó a los
comisionados: la religiosa.

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4. Convocatoria de Cortes constituyentes en diciembre de 1875
El 31 de diciembre se convocaban elecciones a Cortes (Gaceta de Madrid de 1 de
enero de 1876).
Precedido el decreto de una Exposición:
1. Las naciones tienen siempre una Constitución interna, anterior y superior a los
textos escritos…. Y la Constitución interna, sustancial, esencial, de España, está
contenida en el principio monárquico-representativo. No hay con vida a lo largo de
la historia sino dos instituciones, el Rey y las Cortes; ellas bastan para restablecer o
crear las demás.
2. Las futuras Cortes se constituirán por sufragio universal, y el Senado estará
exclusivamente representado por el elemento electivo, según lo observado con
anterioridad. Lo único que impide es que “nadie se declare rebelde a la Monarquía
constitucional; nadie, ni individuo aislado, ni colectividad organizada, partido o
fracción política”.
3. Se aplicarán las disposiciones de las Cortes de Cádiz, en 1812 y 1813 mediante
las suplencias, en las provincias ocupadas por los enemigos del rey legítimo: los
carlistas.
4. El Gobierno presentará a las Cortes su pensamiento político, en materia
constitucional, que no será otro que el proyecto de la Comisión de bases que, con
su conocimiento y acuerdo, se reunió en el Senado y en cuyas soluciones
conciliadoras intervino también el gobierno.
5. El gobierno es liberal-conservador en todas las cuestiones: religión y derechos
individuales.

Resultado de las elecciones (Muñidor: Romero Robledo)


- Congreso (391 escaños)
- 333 partido liberal-conservador
- 27 constitucionales de Sagasta
- 12 moderados intransigentes
- 6 demócratas (dos republicanos y cuatri radicales monárquicos)
- Senado (192 escaños)

5. Constitución de 1876 y cuestiones debatidas.


A mediados de febrero se instalan las Cortes y el 27 de marzo, Cánovas presenta a
debate, como había adelantado en la exposición al decreto de convocatoria de las
elecciones, el proyecto de constitución de la comisión de notables. Pide no
obstante que quede fuera del mismo tanto la forma de gobierno como los atributos
esenciales de la monarquía: “la sagrada inviolabilidad del Rey; la potestad que
comparte con las Cortes para legislar; la de sancionar y promulgar las leyes; la de

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hacerlas ejecutar en todo el Reino; el mando supremo de las fuerzas de mar y tierra;
la elección de los Ministros responsables; el nombramiento de los funcionarios
públicos; la concesión de honores, dignidades y recompensas; el derecho de
indulto; las declaraciones de guerra; los tratados de paz; la acuñación de la
moneda, y todos aquellos actos que son inherentes a la autoridad Real”. Tampoco
cuestiones sobre la Sucesión a la Corona o la Regencia. Es decir, los títulos VI, VII y
VIII.

Se nombró una Comisión en las Cortes encargada de presentar un nuevo proyecto


sobre el presentado por el Gobierno. La Comisión aconsejó el 3 de abril no debatir
los títulos referentes al monarca. Para Castelar se trataba de un golpe de Estado
parlamentario, ya que impedía a las minorías su derecho de deliberar (6 y 7 de
abril). Hubo un largo debate en el que los moderados intransigentes abogaron por la
vigencia de la constitución de 1845. La proposición de la comisión finalmente se
aprobó por 276 votos a favor y 4 en contra (Castelar, Anglada, marqués de Sardoal
y Olavarrieta). Durante estos debates se critica duramente “la Constitución interna”
de Cánovas, fundamentada en dos instituciones históricas: Monarquía y Cortes.
Para el diputado liberal Ulloa no podía existir por dos razones, porque la
“constitución interna” para las minorías sería diferente y porque si fuera real no sería
necesario redactarla por escrito (DS, 9 de abril).

Cuestiones debatidas
- Religiosa. El art. 11 consagró la tolerancia religiosa y fue difícil de aceptar
por los católicos intransigentes con la unidad religiosa. Se inició una
campaña que movilizó a muchas capas de la sociedad. Los prelados
dirigieron exposiciones al Rey, al Congreso y al Senado, que publicaron en la
prensa y en los púlpitos de las Iglesias. Seguían la doctrina del Syllabus, que
Pio IX publicara en 1864 –listado de los principales errores modernos- y las
propias directrices del pontífice quien, durante el debate constituyente,
comunicó que dicho artículo, “que se pretende proponer como ley del reino,
y en el que se intenta dar poder y fuerza de derecho público a la tolerancia
de cualquier culto no católico, cualesquiera que sean las palabras y la forma
en que se proponga, viola del todo los derechos de la verdad y de la religión
católica.” A estas manifestaciones siguieron otras de carácter popular,
organizada por la Asociación de Católicos, en las que se logró recoger en
exposiciones dirigidas al Congreso, más de cuatro millones de firmas. Según
Varela se recogieron “tal cantidad de firmas que sus pliegos hubieron de ser
trasladados en carros”.
Pero Cánovas no podía ceder en esto: porque la unidad religiosa era bandera
del carlismo y del partido moderado, del cual quería apartarse; porque

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supondría un aislamiento internacional y porque impediría la integración de
los partidos de izquierda. Pero necesitaba tener de su lado a la Iglesia para
neutralizar a carlistas y moderados. El dictado definitivo de este artículo
sería: “La religión católica apostólica romana es la del Estado. La Nación se
obliga a mantener el culto y sus ministros. Nadie será molestado en el
territorio español por sus opiniones religiosas, ni por el ejercicio de su
respectivo culto, salvo el respeto debido a la moral cristiana. No se
permitirán, sin embargo, otras ceremonias, ni manifestaciones públicas, que
las de la religión del Estado”.
- Sufragio y leyes electorales La cuestión de cómo convocar las Cortes
supuso un nuevo enfrentamiento con los moderados. Después en el debate
sobre la Constitución se llegó a una fórmula de consenso: dejar que fueran
las leyes electorales quienes decidieran el tipo de sufragio. Así, la
Constitución guardaba silencio este tema difícil de conciliar. El art. 28
disponía que “los diputados se elegirán y podrán ser reelegidos
indefinidamente por el método que determine la ley”. La elección será
directa.

Durante la vigencia de esta Constitución se aprobaron diferentes leyes


electorales en las que se debatió sobre el tipo de sufragio.
1. Recogió el sufragio censitario. No obstante, hay que señalar que, durante
el debate parlamentario de esta ley, el diputado y publicista católico Carlos
María Perier -dirigía entonces la revista La defensa de la Sociedad– presentó
una enmienda en la que pedía el voto para las viudas. No era partidario del
sufragio universal individual sino del sufragio “de los jefes de familia”. En la
segunda parte de su enmienda recogía: “las madres de familia, viudas y
mayores de edad, a quienes corresponde el ejercicio de la patria potestad
según la ley de 20 de junio de 1862 y la de enjuiciamiento civil reformada,
gozarán del derecho electoral con arreglo a las condiciones referidas,
debiendo emitir su voto por escrito o por medio de apoderado en la forma
que los reglamentos determinen.” (DS, apéndice al núm. 26, 1877). La razón
de la prevención de que las emancipadas emitieran su voto por escrito o
mediante apoderado, según el diputado Perier, la incluía para evitar que se
detuvieran los diputados en exponer “los inconvenientes de que las mujeres
asistan a los comicios en el foro público”. Será Arcadio Roda el diputado
encargado de contestarle. Las razones de negar el voto a las viudas se
reducían a evitar abrir la caja de Pandora: “Si concediésemos ahora el
derecho del sufragio a las viudas, menester seria quizá concederlo a todas
las mujeres mayores de 25 años… -según el art. 64 de la ley de 1870 todos
los mayores de 25 años estaban emancipados de derecho- o al menos

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habríamos dado motivos para que con razón lo reclamasen. No hay para qué
crear aspiraciones que dichosamente no existen”. Además, estaba el miedo a
una mayor representación femenina que masculina ya que había muchas
más mujeres que hombres. Bastante ya influían en el hogar como para añadir
más influencia en las Cortes. La enmienda finalmente sería desestimada
(D.S., 5 de junio de 1877).

2. Ley de 1878. Mayores de 25 años, contribuyentes dentro o fuera del


mismo distrito, por la cuota mínima para el Tesoro de 25 pesetas anuales por
contribución territorial o de 50 por subsidio industrial. Para adquirir el
derecho electoral ha de pagarse la contribución territorial con un año de
antelación, y el subsidio industrial con dos años.

3. Ley de 1890. Se aprueba el sufragio universal, aunque su empeño por


sacar adelante esta ley se debió más al deseo de Sagasta de mantener unido
el partido liberal que por convicción democrática.

4. Ley de 1907 (Maura). Esta Ley incorporó un instrumentos que favoreció


aún más los fraudes: el artículo 29 disponía que “en los distritos donde no
resultaren proclamados candidatos en mayor número de los llamados a ser
elegidos, la proclamación de candidatos equivale a su elección y les releva
de la necesidad de someterse a ella…”.
- Senado. Se buscó una solución conciliadora: parte electivo (188) y la otra
parte vitalicios elegidos por la Corona y elegidos por mayores contribuyentes
y corporaciones del Estado (188). Por lo demás, en la Constitución se
recogía la soberanía como ya se traslucía de la Constitución interna era
compartida entre el rey y las Cortes. Era una Constitución doctrinaria. Los
derechos y libertades, aunque se presentaron como los de la Constitución de
1869, ni eran todos ni tenían el carácter de “no legislables”. Como recogía La
Prensa del proyecto, “fácil es descubrir que todas las libertades se van
enumerando una por una para prohibirlas; así es que, estableciendo la
redacción tal como debería ser, según el sentido del articulado, éste podría
formularse así: “El domicilio podrá ser violado en la forma que lo determine
una ley especial…” “La autoridad competente podrá trasladar a los
españoles de residencia…” “Nadie podrá estudiar sino con profesores
legales…” (arts. 14-17). El poder judicial se denominó “administración de
justicia” haciendo hincapié en la subordinación de los jueces al gobierno.
Organización territorial. • Un rey desgraciado. A pesar de la oposición de su
madre, el rey consigue casarse con su amada María de las Mercedes, hija
del duque de Montpensier. Cinco meses después de la boda, Mercedes

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fallece. Eulalia, hermana de Alfonso XII, narró la desesperación que se
apoderó del joven rey.

6. Sistema político de Cánovas


El artífice fundamental del modelo de la Restauración fue Cánovas del Castillo. Se
oponía al exclusivismo del Partido moderado y a las libertades propuestas en el
Sexenio.Cánovas llegó a la conclusión de que la única salida a la agitada política
española del XIX, salpicada de pronunciamientos y revoluciones, era articular un
sistema político en que las oposiciones pudieran ocupar el poder por vías pacíficas.
A este sistema se le conoció como turnismo.

El turnismo se basó en la creación de dos grandes partidos, uno en sentido


conservador , liderado por el propio Cánovas, el Partido Conservador , y otro en
sentido liberal, presidido por Sagasta y conocido como Partido Liberal. A estos dos
partidos les correspondía agrupar al máximo número posible de grupos y
facciones, con el único requisito de aceptar la monarquía alfonsina. Por este
motivo, se les conocía como partidos dinásticos. Estos dos partidos se "turnarían"
en el poder. A cada mandato de un partido le sucedía un gobierno del otro. De esta
forma, aunque se dejaba fuera a las minorías carlista y republicana, se garantizaba
una importante estabilidad, que se tradujo en la larga duración del régimen.

Para que esto pudiese llevarse a cabo, debía basarse en un sistema no


democrático, aunque fuera de carácter representativo. Es decir , se elegía un
Parlamento, pero las prácticas caciquiles, compras de votos, pucherazo, la
manipulación de las urnas y el gran pacto entre los dos partidos hizo que siempre
ganara las elecciones el partido que las convocaba. En un sistema democrático, el
partido que gana las elecciones forma el gobierno. En el sistema de la
Restauración, en cambio, el rey nombraba el gobierno, y después se hacían las
elecciones para que ese gobierno tuviera una mayoría parlamentaria con la que
gobernar. Esto hizo que el sistema electoral de la Restauración tuviera que
descansar sobre el caciquismo.

Este sistema consiguió que la restauración y el sistema canovista perdurará hasta


el 1923.

7. Oposición al sistema de la restauración


Varios grupos políticos, sociales e ideológicos se opusieron con escaso éxito hasta
1923 al régimen de la Restauración.

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Por lo que respecta al bando carlista, su fuerza cada vez más residual que,
finalmente, había decidido renunciar a las armas. Con fuerza en el País Vasco y
Navarra, nunca consiguieron más del 3% en las elecciones en las que se
presentaron.

Los republicanos defendieron la democratización del régimen y diversas reformas


sociales. Estuvieron bastante desorganizados, destacando los republicanos
moderados de Melquiades Álvarez y el Partido Radical Republicano, fundado en
1908 por Alejandro Lerroux, un político populista y demagogo que destacó por su
anticlericalismo.

Los anarquistas (grupo mayoritario en España) tras la ley de Asociaciones de 1881


se lanzaron a una intensa actividad organizativa y de luchas sociales. En 1881 nació
la Federación de Trabajadores de la Región Española. A partir de 1901 diversos
grupos se organizaron en torno a la publicación “Solidaridad Obrera”. Finalmente en
el Congreso en Barcelona (1910), nació la CNT, el mayor sindicato español con gran
fuerza entre los obreros agrícolas andaluces y los obreros industriales catalanes.
Los anarquistas defendieron una ideología colectivista, libertaria, apolítica,
anticlerical y revolucionaria.

En cuanto a los socialistas (minoritarios), agrupados de forma clandestina, en 1879


nació en Madrid el PSOE, con Pablo Iglesias como principal figura. En 1888, el
PSOE celebró su primer congreso y se fundó la UGT, sindicato socialista.
Mantuvieron una ideología colectivista, anticlerical y antiburguesa, pero más
moderada que la anarquista.

Finalmente los últimos grupos que se oponían al sistema de Cánovas eran los
intelectuales (profesores universitarios, novelistas, pensadores) y los regionalistas y
nacionalistas de Cataluña y el País Vasco.

8. Ley de jurisdicciones de 1906


Ley mediante la cual las ofensas a la patria y al ejército pasaban a ser delitos
sujetos a jurisdicción militar, para lo que había que hacer una reforma legislativa. El
nuevo gobierno, formado por Segismundo Moret y Romanones, admitió a trámite el
cambio legislativo deseado por los militares. Esta ley estuvo en vigor hasta 1931,
cuando Azaña la derogó.

La consecuencia que trajo consigo la ley fue la creación de Solidaritat Catalana: una
coalición presidida por Nicolás Salmerón que tuvo un fuerte éxito electoral en las

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elecciones de 1907. El catalanismo consiguió salir del marco barcelonés para
extenderse a toda Cataluña.

9. Crisis de 1909, 1914, 1917 y 1921


La semana Trágica de Barcelona, en 1909, es la que da el nombre a la crisis
acontecida ese mismo año. La Guerra de Marruecos determinó el estallido de dicha
crisis. Los ataques de los habitantes del Rif contra los trabajadores españoles de
una compañía minera llevaron a la movilización de los reservistas. Los primeros
choques militares se saldaron con el Desastre del Barranco del Lobo con más de
mil doscientas bajas españolas. El día 26 de julio estalló la huelga general en
Barcelona, convocada por Solidaridad Obrera y la UGT. Se iniciaron tres días de
protestas, quemas de conventos, enfrentamientos con el ejército. La Semana
Trágica tuvo un brutal coste humano: un centenar de muertos, heridos,
destrucciones…La represión fue muy dura. La Semana Trágica se llevó por delante
el programa reformista de Maura. Se puede decir que después de estos
acontecimientos los partidos del turno cayeron en una crisis permanente.

En 1914 estalló una crisis política que afectó a todos los españoles y al sistema de
la restauración. En 1913 emergieron cinco grupos políticos: los conservadores
datistas, mauristas y ciervistas y los liberales romanonistas y demócratas. Todos
competían por ser los herederos de los turnantes. En 1914, Dato no obtuvo la
mayoría absoluta tras las elecciones por primera vez en la Restauración, lo que le
obligó a pactar y ceder escaños a la Lliga Regionalista y a Romanones. La
obstrucción de la política de Dato se realizaría por parte de las demandas
económicas de los catalanes y por parte de los liberales. A partir de aquí el
panorama político se desmorona y el rey le cede el poder a los diferentes partidos
sin conseguir que ninguno de estos perdure en el poder.

La crisis de 1917 fue profunda y compleja. En la Asamblea de Parlamentarios,


diputados y senadores catalanes reclamaban una reforma constitucional en la que
se reconocieran las regiones autónomas. Las cortes estaban cerradas y ante la
negativa de Dato a abrirlas, se formó una asamblea extra-parlamentaria para apoyar
una reforma sobre la organización del estado. Poco después se vuelven a reunir
solicitando el fin del turno, que fue aceptado por el rey. La UGT y CNT , por otra
parte, ante la falta de respuesta del gobierno para atender las demandas obreras,
organizaron una huelga indefinida en 1917. La federación nacional de ferroviarios, a
pesar de que se liberaron a los detenidos y se entablaron negociaciones, amenazó
con ir a la huelga general revolucionaria. La precipitación y la poca organización
supuso el fracaso de la huelga. Se procesó y condenó por delito de sedición al
comité de la huelga.

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En el verano de 1921, las tropas españolas se embarcaron en una acción mal
planificada dirigida por el general Fernández Silvestre. Los choques que las cábilas
rifeñas concluyeron con una retirada desordenada y la masacre de las tropas
españolas. Se trataba del Desastre de Annual, que costó más de trece mil muertos.
El desastre de Annual provocó una terrible impresión y una opinión pública contraria
a la guerra. Se presentaron grandes protestas en el país. La presión de la opinión
pública llevó a la formación de una comisión militar que investigara sobre los
acontecimientos. Su resultado fue el Expediente Picasso. Pese a las trabas que le
pusieron las compañías mineras interesadas en el dominio de Marruecos y altos
cargos del gobierno y el ejército, el expediente ponía en evidencia enormes
irregularidades, corrupción e ineficacia en el ejército español destinado en África. El
expediente no llegó a suponer responsabilidades políticas ni criminales. Antes de
que la comisión encargada emitiera su dictamen el 1 de octubre de 1923, el 13 de
septiembre Miguel Primo de Rivera dio un golpe de estado y estableció una
dictadura militar.

10. Dictadura de Primo de Rivera. Directorio militar. Directorio civil

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