Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Por su parte, Cánovas del Castillo siguió de cerca la educación de Alfonso XII, a
quien alejó se su madre y recibió una educación liberal. Asimismo, Cánovas inició la
campaña a favor de la causa alfonsina, a la cual atrajo a unionistas y
constitucionalistas. Él pensaba que el rey debía serlo de todos los españoles y no
solo de un partido. Además, consideraba que el rey debía regresar gracias al clamor
popular y no mediante un pronunciamiento militar.
1
3. Política de Cánovas a partir de mayo de 1875
A partir de mayo de 1875: Cánovas cambió de orientación política Los meses
precedentes, Cánovas había tratado, con una política derechista, de atraerse a los
miembros del partido moderado e imponer el orden. A partir de mayo, cambió su
política para evitar que los constitucionales de Sagasta se mantuvieran al margen y
procurar su integración.
1. Primero logró que el ala derecha del partido constitucional se escindiera “los
disidentes” y publicara un Manifiesto el 14 de mayo de 1875 aceptando la
monarquía de Alfonso XII (centristas de Alonso Martínez). En la reunión de la que
salió el manifiesto acordaron también -Francisco Santa Cruz, Juan Bruil, Manuel
Alonso Martínez, José M. Fernández de la Hoz, Pedro Nolasco Aurioles, Manuel
Silvela, Cristóbal Martin de Herrera, Francisco de P. Candau y Alejandro Groizard-
reunirse en una junta con los moderados, el día 16, llamando a participar a todos
los constitucionales para que “unidos y compactos todos nosotros, y dando la
mano a los demás partidos liberales, contribuyéramos a consolidar, no un mezquino
y menguado trono de partido, sino un trono constitucional que reconozca por base
una legalidad coman” (Iberia, 16 de mayo de 1875).
2. Real decreto de 18 de mayo de 1875: Abierto el proceso preparatorio de las
elecciones, se declaraba libre a la prensa para plantear y discutir todos los
problemas políticos cuya decisión habría de remitirse a las futuras Cortes, y libres
los partidos legales para granjearse el apoyo de la opinión y acordar su conducta
en públicas reuniones. No tendrán estos derechos otra limitación que la que impone
forzosamente el restablecimiento de la Monarquía constitucional. “Atendiendo a las
razones expuestas por el consejo de ministros, vengo en decretar lo siguiente:
- Artículo 1. Queda autorizada la prensa para plantear y discutir las
cuestiones constitucionales.
- Artículo 2. Las Autoridades concederán su permiso a los partidos legales
que lo soliciten para celebran reuniones públicas.
- Artículo 3. Quedan vigentes las anteriores disposiciones sobre reuniones,
asociaciones e imprenta, en cuanto no se opongan a la ejecución del
presente decreto”.
3. Finalmente, el 20 de mayo, no el 16, se reúne, en el edificio del Senado, una
comisión extraparlamentaria de notables, 341 ex-diputados y ex-senadores más
238 adhesiones a las que se fueron añadiendo algunas más hasta llegar a un total
de cerca de 600 entre moderados, unionistas y constitucionales disidentes
procedentes de todas las Cámaras legislativas que había habido en España en los
últimos 30 años. (Los nombres en La Correspondencia de España 21 de mayo de
1875), en busca de esa legalidad común. Como recogía La Iberia del 16 de mayo,
los disidentes “suscribían con los moderados una nueva fórmula de convocatoria
2
de la reunión aplazada para el día 20ʺ. El objeto de la reunión venía determinado en
la convocatoria de aquella reunión, que habían realizado “el grupo de los nueve”
-Alonso Martínez, el marqués de Barzanallana, Candau, el marqués da Corvera,
Cristóbal Martin Herrera, el marqués de Cabra, Fernando Calderón Collantes,
Álvarez Bugallal, el conde de Toreno e Ignacio Escobar- y que, como expuso el
presidente de la comisión Luis Mayans, no era discutir la monarquía y la dinastía de
D. Alfonso XII. “Estos son objetos que están fuera de discusión siempre, y que
todos nosotros tenemos reconocido sincera y lealmente. Nos reunimos, pues,
según la convocatoria lo indica, para tratar de establecer bases de una legalidad
común que afiance el trono y la dinastía; que restablezca el régimen constitucional;
y que asegure la libertad hermanada con el orden y con los principios de equidad y
de justicia, necesarios siempre para conservar el orden social” (El Imparcial, 21 de
mayo de 1875). Se aprobó por unanimidad la proposición siguiente: “La reunión
declara que el término de las dos guerras civiles (la cubana y la carlista) que
destrozan el país, así como la conservación del orden social y el pronto ejercicio de
las libertades parlamentarias tiempo ha suspensas, depende esencialmente del
afianzamiento de la monarquía de D. Alfonso XII y del establecimiento de una
legalidad común y todos sus individuos se comprometen, por tanto, al logro de tan
elevados y patrióticos fines”. Y, a propuesta del presidente, el grupo de los nueve
eligió una comisión mixta con el encargo de redactar las bases constitucionales
–Carramolino, Mon, Mayans, Esteban Collantes, conde de Guendulain, Rodríguez
Rubí, Marqués de Pidal, Lorenzo Domínguez, Cirilo Amorós, Posada Herrera,
Florencio Rodríguez Bahamonde, José Elduayen, marqués de la Torrecilla,
Casanueva, Estanislao Suárez Inclán, Aguirre de Tejada, Luis Latorre, Mena y
Zorrilla, Fernando Vida, Francisco Santa Cruz, Fernández de la Hoz, Aurioles,
Manuel Silvela, Alejandro Groizard, Bruil, González Marrón, Feliciano Pérez Zamora,
Germán Gamazo y Alejandro Llorente. A ellos se unieron el grupo de los nueve. - A
pesar de que la Asamblea de ex-senadores y ex-diputados estaba conformada
mayoritariamente por moderados, la comisión de los 9 estaba formada
proporcionalmente por 3 moderados, 3 unionistas y 3 disidentes. El 23 de mayo, el
ministro de gobernación cedía el palacio del Senado a la Comisión como había
solicitado la Comisión de los 39. La primera sesión de la comisión de bases
constitucionales se reunió el 26 de mayo de 1875. En la segunda sesión, el día 31
de mayo, se eligió una sub-comisión, formada por el grupo de los nueve, para que
elaborara un proyecto de bases. Pero lejos de establecer unas bases elaboraron,
dirigidos por Martínez Alonso y bajo la supervisión de Cánovas, un anteproyecto de
Constitución, que una vez terminado pasó a discutirse en la Comisión de los 39 del
12 al 27 de julio. Actas en el Archivo del Senado. Una cuestión separó a los
comisionados: la religiosa.
3
4. Convocatoria de Cortes constituyentes en diciembre de 1875
El 31 de diciembre se convocaban elecciones a Cortes (Gaceta de Madrid de 1 de
enero de 1876).
Precedido el decreto de una Exposición:
1. Las naciones tienen siempre una Constitución interna, anterior y superior a los
textos escritos…. Y la Constitución interna, sustancial, esencial, de España, está
contenida en el principio monárquico-representativo. No hay con vida a lo largo de
la historia sino dos instituciones, el Rey y las Cortes; ellas bastan para restablecer o
crear las demás.
2. Las futuras Cortes se constituirán por sufragio universal, y el Senado estará
exclusivamente representado por el elemento electivo, según lo observado con
anterioridad. Lo único que impide es que “nadie se declare rebelde a la Monarquía
constitucional; nadie, ni individuo aislado, ni colectividad organizada, partido o
fracción política”.
3. Se aplicarán las disposiciones de las Cortes de Cádiz, en 1812 y 1813 mediante
las suplencias, en las provincias ocupadas por los enemigos del rey legítimo: los
carlistas.
4. El Gobierno presentará a las Cortes su pensamiento político, en materia
constitucional, que no será otro que el proyecto de la Comisión de bases que, con
su conocimiento y acuerdo, se reunió en el Senado y en cuyas soluciones
conciliadoras intervino también el gobierno.
5. El gobierno es liberal-conservador en todas las cuestiones: religión y derechos
individuales.
4
hacerlas ejecutar en todo el Reino; el mando supremo de las fuerzas de mar y tierra;
la elección de los Ministros responsables; el nombramiento de los funcionarios
públicos; la concesión de honores, dignidades y recompensas; el derecho de
indulto; las declaraciones de guerra; los tratados de paz; la acuñación de la
moneda, y todos aquellos actos que son inherentes a la autoridad Real”. Tampoco
cuestiones sobre la Sucesión a la Corona o la Regencia. Es decir, los títulos VI, VII y
VIII.
Cuestiones debatidas
- Religiosa. El art. 11 consagró la tolerancia religiosa y fue difícil de aceptar
por los católicos intransigentes con la unidad religiosa. Se inició una
campaña que movilizó a muchas capas de la sociedad. Los prelados
dirigieron exposiciones al Rey, al Congreso y al Senado, que publicaron en la
prensa y en los púlpitos de las Iglesias. Seguían la doctrina del Syllabus, que
Pio IX publicara en 1864 –listado de los principales errores modernos- y las
propias directrices del pontífice quien, durante el debate constituyente,
comunicó que dicho artículo, “que se pretende proponer como ley del reino,
y en el que se intenta dar poder y fuerza de derecho público a la tolerancia
de cualquier culto no católico, cualesquiera que sean las palabras y la forma
en que se proponga, viola del todo los derechos de la verdad y de la religión
católica.” A estas manifestaciones siguieron otras de carácter popular,
organizada por la Asociación de Católicos, en las que se logró recoger en
exposiciones dirigidas al Congreso, más de cuatro millones de firmas. Según
Varela se recogieron “tal cantidad de firmas que sus pliegos hubieron de ser
trasladados en carros”.
Pero Cánovas no podía ceder en esto: porque la unidad religiosa era bandera
del carlismo y del partido moderado, del cual quería apartarse; porque
5
supondría un aislamiento internacional y porque impediría la integración de
los partidos de izquierda. Pero necesitaba tener de su lado a la Iglesia para
neutralizar a carlistas y moderados. El dictado definitivo de este artículo
sería: “La religión católica apostólica romana es la del Estado. La Nación se
obliga a mantener el culto y sus ministros. Nadie será molestado en el
territorio español por sus opiniones religiosas, ni por el ejercicio de su
respectivo culto, salvo el respeto debido a la moral cristiana. No se
permitirán, sin embargo, otras ceremonias, ni manifestaciones públicas, que
las de la religión del Estado”.
- Sufragio y leyes electorales La cuestión de cómo convocar las Cortes
supuso un nuevo enfrentamiento con los moderados. Después en el debate
sobre la Constitución se llegó a una fórmula de consenso: dejar que fueran
las leyes electorales quienes decidieran el tipo de sufragio. Así, la
Constitución guardaba silencio este tema difícil de conciliar. El art. 28
disponía que “los diputados se elegirán y podrán ser reelegidos
indefinidamente por el método que determine la ley”. La elección será
directa.
6
habríamos dado motivos para que con razón lo reclamasen. No hay para qué
crear aspiraciones que dichosamente no existen”. Además, estaba el miedo a
una mayor representación femenina que masculina ya que había muchas
más mujeres que hombres. Bastante ya influían en el hogar como para añadir
más influencia en las Cortes. La enmienda finalmente sería desestimada
(D.S., 5 de junio de 1877).
7
fallece. Eulalia, hermana de Alfonso XII, narró la desesperación que se
apoderó del joven rey.
8
Por lo que respecta al bando carlista, su fuerza cada vez más residual que,
finalmente, había decidido renunciar a las armas. Con fuerza en el País Vasco y
Navarra, nunca consiguieron más del 3% en las elecciones en las que se
presentaron.
Finalmente los últimos grupos que se oponían al sistema de Cánovas eran los
intelectuales (profesores universitarios, novelistas, pensadores) y los regionalistas y
nacionalistas de Cataluña y el País Vasco.
La consecuencia que trajo consigo la ley fue la creación de Solidaritat Catalana: una
coalición presidida por Nicolás Salmerón que tuvo un fuerte éxito electoral en las
9
elecciones de 1907. El catalanismo consiguió salir del marco barcelonés para
extenderse a toda Cataluña.
En 1914 estalló una crisis política que afectó a todos los españoles y al sistema de
la restauración. En 1913 emergieron cinco grupos políticos: los conservadores
datistas, mauristas y ciervistas y los liberales romanonistas y demócratas. Todos
competían por ser los herederos de los turnantes. En 1914, Dato no obtuvo la
mayoría absoluta tras las elecciones por primera vez en la Restauración, lo que le
obligó a pactar y ceder escaños a la Lliga Regionalista y a Romanones. La
obstrucción de la política de Dato se realizaría por parte de las demandas
económicas de los catalanes y por parte de los liberales. A partir de aquí el
panorama político se desmorona y el rey le cede el poder a los diferentes partidos
sin conseguir que ninguno de estos perdure en el poder.
10
En el verano de 1921, las tropas españolas se embarcaron en una acción mal
planificada dirigida por el general Fernández Silvestre. Los choques que las cábilas
rifeñas concluyeron con una retirada desordenada y la masacre de las tropas
españolas. Se trataba del Desastre de Annual, que costó más de trece mil muertos.
El desastre de Annual provocó una terrible impresión y una opinión pública contraria
a la guerra. Se presentaron grandes protestas en el país. La presión de la opinión
pública llevó a la formación de una comisión militar que investigara sobre los
acontecimientos. Su resultado fue el Expediente Picasso. Pese a las trabas que le
pusieron las compañías mineras interesadas en el dominio de Marruecos y altos
cargos del gobierno y el ejército, el expediente ponía en evidencia enormes
irregularidades, corrupción e ineficacia en el ejército español destinado en África. El
expediente no llegó a suponer responsabilidades políticas ni criminales. Antes de
que la comisión encargada emitiera su dictamen el 1 de octubre de 1923, el 13 de
septiembre Miguel Primo de Rivera dio un golpe de estado y estableció una
dictadura militar.
11