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Viaje migrante: Una aproximación desde la experiencia de Cristóbal en Colombia.

Elaborado por: Antequero, Shain.


Universidad Central de Venezuela – Escuela de Sociología.

Abstrac.

La migración venezolana es un fenómeno que se genera a gran escala en el siglo XXI,


producida por la crisis política, económica y social que enfrenta el país en los últimos 16 años,
después de un pandemia como el COVID 19 muchos migrantes empezaron a retornar, sin
embargo, superada la pandemia el retorno espontáneo se sigue generando, es por ello que se
abordará a través de una entrevista a profundidad realizada a un migrante retornado de
Colombia, la experiencia de ser migrante en dicho país y las razones que lo llevaron a retornar,
además de dar una contextualización del inicio del éxodo venezolano y una reflexión sobre la
ilegalidad, empleo y estigma en Colombia.

I. Inicio del Éxodo Venezolano.

Venezuela a través de la historia ha sido receptor de migrantes, sobre todo de la región, debido
a los colapsos económicos, sociales y políticos que los países latinoamericanos presentaban, desde
1950 hasta 2011 los censos de población y vivienda del país dan cuenta del aumento de la
inmigración proveniente de países latinoamericanos1, sin embargo, el siglo XXI es el periodo
histórico donde los papeles se invierten, es el periodo donde el éxodo más importante de la historia
venezolana se desarrolla, un país amigo de todos, ciudadanos que dieron su apoyo a aquellos que
lo necesitaron, les tocó caminar hacia los amigos de antaño, amigos receptivos y no tan receptivos,
condiciones adversas que inundaron los ojos de esperanza de cada venezolano en tristezas y
desesperaciones, añoranzas y nostalgias, algunos con sueños por cumplir y otros con sueños por
construir.

1
Osorio & Phélan (2020). Migración Venezolana. Retorno en tiempo de pandemia (COVID 19). Espacio Abierto Vol
29 Nº 4 (Octubre – Diciembre, 2020): 118-138.
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Venezuela para el 2015 fue testigo de una


creciente crisis política que, a su vez, conllevó a
una crisis económica y social, la caída de PIB y un
fuerte proceso de recesión que trajo consigo
escasez de productos básicos, problemas en los
centros de salud, inflación desmedida y caos
social, la pobreza aumentó y el poder adquisitivo
de la población venezolana se fue en picada2.

Para año 2016 la economía sufrió la mayor caída


del siglo XXI, lo que inició en el 2015 para éste año alcanzó el pico máximo, trayendo grandes
desavenencias para el país, las colas para comprar productos eran interminables y los centros de
salud público no contaban con recursos para la atención, el portal de noticias “El economista” en
Enero del 2017 publicó en su página web que: “La economía venezolana habría registrado en el
2016 su peor caída en los últimos 13 años, con una contracción de 186% y una inflación récord
que habría cerrado en 799,9%, según resultados preliminares del Banco Central vistos por
Reuters.”, el alto costo de la vida y el no conseguir productos de primera necesidad asfixiaban a
los ciudadanos, llevando a tomar decisiones drásticas, antes situaciones de emergencia: La
migración.

Para el 2020, según el informe sobre las migraciones en el mundo 2022, publicado por la
Organización Internacional de la Migración,
se calcula que hay 4,49 (millones) de
migrantes venezolanos, lo que significa un
13,6% de la proporción de población total
de emigrantes en el mundo, sin embargo,
para 2023 según datos publicados en
Noviembre por la plataforma de
coordinación internacional para refugiados
y migrantes de Venezuela (R4V) el total de

2
ACNUR – UCAB. Perfil de la migración reciente reportada desde los hogares venezolanos. Observatorio
venezolano de migración.
3

refugiados y migrantes en el mundo aumentó significativamente, 7,72 millones alrededor del


mundo y un total de 6,54 millones aproximadamente en América Latina y el Caribe.

Para muchos migrantes tomar la decisión no era sencilla, hay que tener en cuenta que la
primera ola de migración del país (2000-2005) estuvo compuesta por la parte profesional,
ciudadanos con carreras y especializaciones culminadas, además de un alto nivel socioeconómico3,
auspiciada por la incertidumbre política, el despido masivo de empleados de PDVSA luego del
paro petrolero e inconformidades con el modelo ideológico del gobierno en turno, la segunda ola,
por la agudización de la crisis estuvo compuesta por la clase media y en mayor medida, por
aquellos ciudadanos sin estudios culminados, sin oportunidades de crecimiento laboral, obreros,
madres solteras con sus hijos.

Cristóbal, un hombre de 44 años nos relata su historia, de un viaje a Colombia lleno de esperanzas
e ilusiones pero que terminó en un camino de espinas, se desempeñaba como barbero en la Ciudad
de Caracas y la situación país lo llevó en el 2017 a migrar, él nos cometa:

“Lo que me lleva a escoger Colombia es porque tengo familia allá, pero la idea surge porque yo era
el sustento de la casa y el dinero no me alcanzaba, lo que estamos viviendo hoy en día, trabaja y trabaja
y no te alcanza, la obligación, en ese tiempo tenía la mamá de mi hija, a mi hija y mi nieto, ve, entonces
es cuando tomo la decisión, yo digo: “tengo que salir, tengo que despegar de alguna manera”. En ese
tiempo estaba la cosa más apretada todavía, la situación estaba más apretada, era el 2017.”

Portavoces colombianos para el 20174 afirmaban que cerrar las fronteras fomentaría la
irregularidad, establecieron distintas estrategias para aquellos migrantes que requerían pasar por
Colombia con destino a un tercer país, lo que ellos llamaron “permiso de permanencia transitoria”
que era un permiso de hasta 90 días, o para aquellos que iban por un motivo concreto comprobado.

Para las personas de bajos recursos que aspiraban migrar con un mínimo de planificación
implicaba necesariamente vender gran parte de sus pertenencias, sacar documentos y tenerlos al
día implicaba dinero, viajar con la familia complicaba más la logística y Cristóbal lo sabía, él, que

3
Victoria Capriles (2022). Refugiados y migrantes venezolanos. Realidades y dramas de una crisis. Serie Horizonte.
UNIMET. Venezuela.
4
Colombia finalizó 2017 con 550.000 venezolanos en su territorio. Disponible en:
https://www.aa.com.tr/es/mundo/colombia-finaliz%C3%B3-2017-con-550000-venezolanos-en-su-
territorio/1035847
4

tenía familia en Colombia, aunque no los conocía porque su papá (colombiano) nunca lo presentó,
sostuvo la esperanza de que su familia lo ayudaría, a fin de cuentas, la misma sangre les corre por
las venas, sus intenciones no eran quedarse allí, sería un puente para su viaje a Argentina, al
respecto nos comenta:

“Anteriormente me estaban esperando en Argentina, luego de que yo vendo mi casa, mi moto, vendo
muchas cosas ellos me dicen que ya no me pueden recibir en Argentina, entonces tomo la decisión de
irme a Colombia, mi hija estaba en Cali, ella es exmilitar, de la policía militar, viajo a Cali y es cuando
me entero que tengo familia en Santa Marta y yo no las conocía, de hecho, tengo familia que aún no
las conozco, por parte de papá.”

Un deseo de buscar afuera lo que tu país ya no te daba, dejas todo, tu patria, tu historia y te
vuelves un errante, uno más de las estadísticas migratorias, pero más profundo es, la inmersión a
un nuevo sistema de significantes, como bien lo plantea Goffman, la representación de un nuevo
individuo ante un auditorio distinto, ante una puesta en escena diferente5.

II. A donde las circunstancias te llevan: Colombia.

“Mi intención era ir escalando, buscando un país que ofreciera mejores condiciones y calidad de vida”
Cristóbal, 2024.

No todos los que salen de Venezuela terminan en los países


donde depositaban sus esperanzas, planifican dónde llegar,
con familiares, amigos, conocidos, y los más extremos, sin
apoyo alguno, pero las expectativas se ponen en contraste
con la realidad.

El 2017 significó para Colombia la entrada acelerada de


muchos venezolanos, un portal de noticias colombiano para
enero de 2018 expresa: “Colombia finalizó 2017 con
550.000 venezolanos en su territorio”, lo que implicaba un
1,1% de la población colombiana, y un incremento del 62%

5
Erving Goffman (1997). La presentación de la persona en la vida cotidiana. Amorrortu editores. Buenos Aires.
5

de migrantes respecto al 2016, el mismo portal establece que aproximadamente 424.000 personas
se encontraban sin solucionar su situación migratoria6, a muchos se les hizo cuesta arriba conseguir
trabajo, además de la impresión de invasión que sentían los Colombianos al ver entrar a su
territorio a tantos venezolanos.

Para Cristóbal, migrar en ese año implicó que todo le fuera más complejo, no tener documentos
para trabajar en Colombia fue uno de esos factores, pero lo que más jugó en contra fue la avalancha
de venezolanos que inundó el país vecino, es por ello que nos menciona:

“…era una ola de migrantes en el 2017, eso fue como una avalancha de migración, la segunda o
tercera avalancha de migración, que era muy, muy difícil, todo estaba sobrepoblado.”

La mitad de los emigrantes que dejaron el país para el periodo 2016-2021 se encuentran
concentrados en Colombia7, según datos del portal R4V8, en su informe sobre los refugiados y
migrantes venezolanos en la región, el país vecino aún al término del presente artículo se encuentra
como el primer país de destino con un total de 2.875.743 de venezolanos, un poco menos que la
actualización del año anterior (2022) que fueron 2.894.593.

Ahora bien, las rutas terrestres no siempre resultan seguras, dependiendo de cuán ilegal te
vayas las situaciones varían, la experiencia de Cristóbal nos esboza parte de dichas situaciones:

“Fue demasiado fuerte porque al llegar a Maicao no nos querían dejar pasar, entonces cuando nos
dejaron pasar por Maicao pasamos por detrás de las casas de unos guajiros y ahí mismo los guajiros
te robaban tú pasabas por una puerta, “vente, pasa por aquí, yo te cobro 2000 pesos, 5000 pesos y
por aquí pasas”, pero igual, ya estaba un guajiro con un chaleco y un tres ocho pegándole el quieto:
-“ven acá, ven acá”, y no te dejaba salir, y salías pero ya robado y no podías decir nada, ve, porque
era una mafia que había ahí en Maicao…”

6
Colombia finalizó 2017 con 550.000 venezolanos en su territorio. Disponible en:
https://www.aa.com.tr/es/mundo/colombia-finaliz%C3%B3-2017-con-550000-venezolanos-en-su-
territorio/1035847
7
ACNUR – UCAB. Estudio de la migración venezolana reciente.
8
https://www.r4v.info/es/document/r4v-america-latina-y-el-caribe-refugiados-y-migrantes-venezolanos-en-la-
region-nov-2023
6

La ruta hacia Colombia por la zona de la Guajira


es una de las más peligrosas por la presencia de
los narcos y la guerrilla, un mapa de las rutas
migrantes de los venezolanos presentado por el
portal “el nuevo orden mundial” nos revela los
caminos que los venezolanos han utilizado en su
viaje migrante, los cierres fronterizos han
ocasionado que los migrantes se vean forzados a
pasar por las rutas montañosas, rutas que se
encuentran plagadas de redes criminales procedentes de Colombia, particularmente en el Parque
Nacional del Catatumbo (Colombia), y en el de Perijá (Venezuela)9.

El viaje de Cristóbal se desarrolló por rutas largas, y como bien se refleja en sus apreciaciones
anteriores, la ruta por la Guajira estuvo llena de desafíos, una vez que llega a Santa Marta, pasa
una semana allí y continúa su camino hacia Cali, dónde confiaba las cosas iban a ir mejor.

Nos cuenta sobre su proceso de legalización dentro de Cali, lugar donde ya tenía trabajo asegurado,
pero necesitaba los permisos correspondientes para poder ejecutarlo, nos expone lo siguiente:

“…en Cali me cerraron las puertas, fui a migración y no me atendieron, yo había conseguido un
trabajo porque hablé con un gerente de una obra, él me había dicho que fuera a inmigración para
que solicitara el permiso permanente, cuando llego a inmigración el que está a cargo, que además
era venezolano, me dice que o puedo estar ahí, que no puedo pernoctar más en Cali, que tengo que
dirigirme a otra ciudad, que no me puede colaborar y yo teniendo el trabajo, yo le decía que no
necesitaba que me colaborara con nada, que no le estaba pidiendo que me diera un lado o un espacio
porque yo ya tengo trabajo, tengo donde quedarme, estaba por arrendar, pero como te digo, la
xenofobia era fuerte, una piedra de tranca, los trabajadores al saber que yo estaba indocumentado,
bueno, no indocumentado como tal porque yo me fui legal, yo tenía mi pasaporte y yo presenté, sellé,
firmé y pasé, pero para ellos todos somos ilegales, lo que sí, es que no nos dieron el pase fronterizo
porque era una ola de migrantes y no lo estaban sacando.”

9
El mapa de la crisis migratoria de Venezuela. Disponible en: https://elordenmundial.com/mapas-y-graficos/mapa-
crisis-migratoria-venezuela/
7

Sin embargo, es importante acotar que, aunque los países entreguen permisos temporales no
garantizan en realidad que los migrantes puedan hacer uso de sus derechos en estado de igualdad,
para el 2018 aún existía una invisibilización, no solo por parte del Estado Venezolano que se
negaba a ser transparente con los datos y asumir políticas publicas adecuadas para la movilidad
que estaba en desarrollo, sino también por parte de los países receptores, al respecto, Victoria
Capriles afirma:

“Esta invisibilización incluso proviene de organismos internacionales como el Alto Comisionado de


las Naciones Unidas para los refugiados que a pesar de que en 2018 exhortó a los Estados receptores
a aplicar la Declaración de Cartagena de 1984 a los venezolanos (algo que hasta los momentos sólo
hacen Mexico y Brasil), y que en 2019 declaró que «la mayoría de las personas que están huyendo
del país se encuentra en necesidad de protección internacional como personas refugiadas» para
junio del 2020 creó una nueva definición de venezolanos desplazados en el exterior, generando así
una categorización distinta para los venezolanos, que no existe en el derecho internacional y que
«al no desarrollar adecuadamente la definición de esta calificación, se corre el riesgo de que los
Estados interpreten que la población migrante y refugiada venezolana tiene menos derecho, lo cual
es un retraso.” (Pág. 22)

La migración venezolana se enfrenta a grandes desafíos en su camino, Guechas (2019) expresa:


“…tanto la ilegalidad como la ciudadanía se encuentran dotadas de diferentes características, todas
estas posibilitadas y producidas por el Estado. Entre las características propias de la ilegalidad,
ésta permite que los sujetos ilegales sean objeto de la deportación, de la explotación laboral, y de
prejuicios xenófobos.” Un leit motiv dentro del drama del viajero migrante en Colombia, donde
Cristóbal se vuelve su protagonista.

III. Ilegalidad, empleo y estigma.

Colombia desarrolló políticas públicas en función de prestar apoyo a la población venezolana


que llegaba en masas, se gestaron permisos de trabajo, tránsito y estadía, si bien es cierto que para
muchos esto no fue suficiente, hay que entender también que ningún país de la región estaba
preparado para recibir a tantos migrantes, y en menos medidas Colombia, quién durante muchos
años fue expulsor de sus ciudadanos y sus políticas estaban direccionadas a la atención de los
colombianos en los demás países, incluido Venezuela.
8

Pese a las intenciones por establecer políticas que permitan la integración social y económica
de los migrantes venezolanos, según datos del Departamento Nacional de Estadísticas de
Colombia, el 85% de las personas venezolanas tuvieron dificultad para conseguir trabajo. En el
caso de las mujeres, esta cifra asciende al 90% (DANE, 2022). Cristóbal narra sobre su experiencia
laboral lo siguiente:

“Empezando yo llegué y puse mi puesto de barbería afuera, como yo me fui de aquí sin mi título de
barbero profesional en ninguna de las barberías me daban trabajo, tenías que tener como el título ps,
un aval, pero entonces allá tienes que tener un estudio de la estética por lo menos de cinco (5) años y
si no lo tenías no te daban ese trabajo, entonces qué me llevó, a lanzarme a la calle, a la informalidad,
a sobrevivir en la informalidad.”

La OIM realizó un estudio de empleabilidad de los migrantes y refugiados venezolanos y en su


capítulo Colombia se expone qué: “…el 53% de las personas venezolanas se encuentran
actualmente trabajando; la mitad considera que no tienen las mismas posibilidades de empleo
formal que los/as nacionales y un 65% se encuentran realizando trabajos informales; la mayoría
(80%) manifestó tener problemas para procurar un empleo…”. (Pág. 31), los datos reflejan, como
antes ya hemos expuesto, que aún si tienes documentos para trabajar conseguir empleo no es tan
sencillo, te toca trabajar de lo que sea, si tienes suerte, pero la vulnerabilidad se acrecienta y los
empleadores se aprovechan de la situación para tener mano de obra barata.

Colombia para Cristóbal fue un drama, uno que parecía no acabar, por más que lo intentaba había
una barrera imaginaria que no le permitía avanzar, migró con su esposa, quien no dejó de estar
enferma desde que pisó tierras colombianas, fiebre y dolores de cabeza, los días se iban entre los
malestares y la tristeza de la situación, hasta que ya no pudo más y se regresó a Venezuela, dejando
atrás a Cristóbal con la desmoralización de una soledad amarga.

La soledad no le impedía seguir buscando formas de ganarse la vida, pero la situación con los
colombianos no mejoraba, en los trabajos seguía teniendo situaciones adversas:

“entonces se perdía todo, las palas, los picos, se perdía todo y siempre nos echaban la culpa a los
venezolanos, por eso nos botaban de los trabajos, que pasaba, que llegaba el colombiano y sacaba
su cedula y decían que no lo podían juzgar de ladrón, el ladrón es el venezolano, llega el policía,
le copia y sin pruebas te agarra y te lleva preso, es difícil, es difícil vivirlo porque tu sin tener
culpa…”. En este relato particular es pertinente introducir un elemento importante, y es la forma
9

en la que se concibe al venezolano en los países de destino, donde se establece que todos y todas
son criminales.

El discurso entorno a cómo se percibe al venezolano en los demás países está intrínsecamente
ligado al planteamiento teórico del imaginario colectivo, constructor y legitimador de procesos
relacionados en este caso en la percepción del venezolano como criminal, como antes se menciona
la segunda ola de migración estuvo caracterizada en gran medida por la fracción más pobre de
Venezuela, lo que conllevó a procesos de criminalidad, que con el transcurrir del tiempo fue
formando una idea general del venezolano entorno a hechos delictivos, Esther Díaz (1998), citada
por (Simonetti et al.) expresa:

“Un imaginario colectivo se constituye a partir de los discursos, las prácticas sociales y los
valores que circulan en una sociedad. El imaginario actúa como regulador de conductas
(por adhesión o rechazo). Se trata de un dispositivo móvil, cambiante, impreciso y
contundente a la vez. Produce materialidad, es decir, produce efectos concretos sobre los
sujetos y su vida de relación, así como sobre realizaciones humanas en general.” (Pág. 358)

Esto ha propiciado discriminación hacia aquellos venezolanos que esperan poder vender de
forma honrada su fuerza de trabajo para conseguir el bienestar de sí mismo y su familia, Cristóbal
fue víctima de un trato inadecuado sólo por ser venezolano, al respecto comenta: “…te denigran,
empiezan a maldecirte, - ¡fuera de aquí maldito venezolano!, no hay trabajo para ti, lo que te
puedo es escupir la cara, fuera de aquí antes de que llame a la policía, entonces, nosotros somos
para ellos lo peor…”.

La primera impresión para los colombianos es que Cristóbal podría ser un criminal potencial,
lo que nos permite introducir otro elemento conceptual importante en esta relación de significantes,
el estigma, para Goffman (2006): “El término estigma será utilizado, pues, para hacer referencia a
un atributo profundamente desacreditador; pero lo que en realidad se necesita es un lenguaje de
relaciones, no de atributos”. (Pág. 13).

Como ya hemos mencionado, la segunda etapa de migración venezolana del siglo XXI se
caracterizó por una gran cantidad de personas de bajos recursos, algunos de estos empezaron a
cometer actos delictivos, creando una atmosfera negativa alrededor de los venezolanos y una
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desconfianza por parte de los nacionales, conllevando a un proceso xenófobo que incluso acabaría
en muertes injustificadas por doquier de venezolanos.

Aun cuando todo eso le pasaba y el contrato con las cuadrillas se le venció seguía adelante,
trabajando de lo que fuera:

“Me lanzo al mercado a trabajar la informalidad, a pelar cebollín, a lavar papas, a descargar
camiones a repartir salchichones en las charcuterías a ciclotaxiar…”

Los episodios de terror también estaban a la orden del día, la muerte acechaba constantemente,
Cristóbal manifiesta que mataban a la gente innecesariamente, veía mucha gente sufrir, si un hijo
se metía en problemas los carteles iban por toda la familia, incluso él por cuestiones del destino
terminó siendo barbero de algunos integrantes de un cartel local, en Santa Marta, lo hacía con
miedo, porque si la policía llegaba él también iba a pagar como si fuera uno de ellos, pero la
necesidad te llevan a caminos un tanto oscuro:

“Mira, llegaba como un camión de verduras, se paraban ahí, llegaban bastantes paracos, buscando
mano de obra, llegaban y decían –buenas tardes, venimos por aquí reclutando los que en verdad
quieran desempeñarse en la producción de café, -llegaban más de quince diciendo, yo, yo yo y se iban,
pero cuando llegaban allá arriba decían, bueno muchachos, aquí todos somos mayores de edad, están
claros que aquí nadie va a venir a pelar ni moler café, aquí todos venimos a raspar coca, entonces si
alguien decía, no que yo no voy a hacer eso, le decían: Ah, te quieres ir, -sí, vete ps y cuando te dabas
la espalda, ¡poo!, le metían un disparo por la espalda y te lanzaban para el barranco para que te
comieran los cochinos de monte, entonces muchos de mis compañeros más nunca volvieron, y pasaron
tres años y tres años sin volver que bajaban de esa montaña, entonces es difícil también , que tú te
vayas pensando que tú vas a recoger o pelar café, creyendo que te van a pagar bien, que te van a pagar
un millón de pesos pero no, una vez que tú subas con esa gente eres de ellos, ya tu no perteneces a la
ciudad, no perteneces a tu familia y si no te gusta olvídate, qué vas hacer, te quieres ir, déjalo que se
vaya, por ahí pa abajo, cualquier guerrillero te agarra y te saca las agallas.”

Colombia tiene un lado violento que se incrusta dentro de la piel de quienes la presencian, para
Cristóbal no hay recuerdos agradables, aunque la tercera edad fue quienes le dieron un trato más
humano, el país tiene una violencia que congela la sangre, las venezolanas también la pasan mal,
le tocó presenciar cómo varias de sus amigas la sacaban muertas de un hotel.
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“…en el mercado, yo trataba de no frecuentar mucho, me hacía el loco, trataba de no alumbrar mucho,
trabajaba calladito sin alumbrar, porque siempre había un colombiano que se enamoraba de ti y agarraba
¡chu,chu!, te apuñalaba y se iba corriendo, allá casi nadie usa pistola, los que usan pistola son los carteles,
mandan a los sicarios a hacer su trabajo, por eso es común las puñaladas.”

IV. El retorno.
“Quería era recuperar mi familia y luchar en mi tierra”

Los migrantes llevan la nostalgia a cuesta, cuando tienes que dejar tu país atrás no sólo dejas el
territorio, dejas una vida entera, una historia, siempre con la sensación de querer volver, para
Cristóbal recuperar a su familia era prioridad, se sentía solo: “…no tenía el amor de mi familia y
me desmotivaba”, ya las fuerzas para seguir luchando en Colombia no estaban, ya no quería
seguir adelante ahí y decide volver:
“Una de las primeras causas por las que yo quería volver era para recuperar mi hogar, mi familia, mi
esposa, mi hija, mi nieto, pero cuando regresé ya mi relación no servía para nada, ya mi ex tenía otra
pareja, y otra de las causas, de que yo veía la situación y el presidente de Colombia lanza la reforma y
decía que el país iba a aguantar el golpe y no aguantó el golpe, hubo desempleo, saqueo…”

La xenofobia, la violencia, la necesidad de recuperar a mi familia y los problemas que Colombia


estaba empezando a experimentar detonaron el retorno de Cristóbal, con una sensación de no
querer volver, al menos por un buen rato.

“…yo digo que no quiero migrar más, porque no es igual estar aquí que tú te comes aunque sea una
pasta con caraotas, cualquiera te da un plato de comida, eso que acabas de hacer tú no lo hacen en
Colombia, que alguien te va a dar un plato de comida, una taza de café, un cigarrillo, eso no pasa, ni un
cigarro, nada, entonces, es arrecho pararse a las 4 de la mañana, irse a pelar cebollín y son las tres de la
tarde y tú todavía no has terminado, tienes que terminar de pelar el cebollín antes que cierren el
mercado, yo decía, yo no puedo seguir viviendo más esto, yo soy de ciudad, no estoy acostumbrado a
vivir esto, yo tengo que sobrevivir de alguna manera en mí país, es más, yo tengo una profesión, yo soy
un profesional, toda mi vida me ha dado esto para vivir, de mi trabajo como barbero yo he sacado para
casa, carro, moto, he sacado para todo, levanté mi hogar, levanté mi familia.”

La historia de Cristóbal deja de manifiesto que no todos los procesos se vivencian de la misma
forma, que los planes marcados antes de salir se ponen en contraste con la realidad concreta del
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país destino, aunque él quiso llegar a Ecuador la pandemia le cortó las aspiraciones, encontrarse
con una frontera custodiada y que no te dieran ni agua, ni comida, ni la posibilidad de poder
entrar sólo dejaba una opción, volver a Colombia, pero una vez la pandemia terminó, Cristóbal
buscó la forma de retornar a Caracas, sin embargo, el retorno también ocultaba sus
desavenencias.
“Fue difícil porque nunca pensé que el pasaje fuera a dispararse tanto, tanto, cuando yo me vine estaba
recién levantada la pandemia, yo aproveché de venirme de una vez, yo me vine con 700 mil pesos y
quedé botado ahí en los filuos, antes de llegar a Maracaibo, como yo estaba en Santa Marta era más
fácil venirme por ahí, pero pasé trabajo, no todo era igual como la primera vez que me fui, tuve que
hacer trasbordo y trasbordo, el aumento del pasaje fue lo que me dejó en una mala situación y cuando
llego aquí otra sorpresa, al ver que ya mi hogar no era lo que yo esperaba, no era lo que yo tenía
preparado para seguir adelante, todo ya era un desastre ps, todo había cambiado.”

V. Consideraciones finales.

El 2017 fue uno de los años más duros del siglo XXI para la población venezolana, la
juventud no encontraba futuro y los padres de familia desesperados por la situación de angustia
que se vivía, no había condiciones sociales y la economía estaba por el piso, la opción fue correr
como si estuviéramos en guerra, por primera vez Venezuela generaba una cantidad de migrantes
tan descomunal, la región se inundó de venezolanos por la cercanía, miles y miles se fueron
caminando hasta donde los pies le llevaran.

Las experiencias positivas o negativas que experimentan los migrantes venezolanos en países
hermanos son un escenario de esperanza y melancolía, retornar es una idea latente en aquellos
que dejan el país con la ilusión de que algún día la situación política, social y económica cambie,
se transforme y vuelva a ser una Venezuela próspera. Los que retornan es en gran medida porque
no lograron establecerse en los países destinos, la xenofobia, la violencia o la nostalgia rompen
las barreras de la esperanza y con los sueños rotos regresan.

Para otros volver implica empezar de nuevo a soñar, a construir, Cristóbal expresaba que se
sentía en paz, aunque sentía un odio por dentro, una violencia heredada de Colombia, estar en el
país le permitía tener ese sentimiento en un cofre, aunque estaba muy consciente de que esa
violencia estaba ahí, las cosas que vio y experimentó no había forma de sacarlas de él. Cuando
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regresó sentía que era un migrante en su propio país, había una especie de resentimiento hacia
aquellos que regresaban, expresa que tal vez era el acento colombiano que le generaba un
estigma dentro de su propio territorio.

Venezuela en este momento no está igual al 2017, no es ni la sombra, esos años fueron un
periodo oscuro que aún se encuentra marcado en la piel de aquellos que se fueron y de los que
quedaron. Finalmente, el país todavía tiene mucho que arreglar, los rastros de la oscuridad aún le
rodean, es por ello que cierro con las palabras de Cristóbal respecto a la situación de Venezuela:

“Venezuela tampoco es que está del todo bien, es complicado luchar y quedar en el mismo lugar, lo
que escucho de mis clientes es que si vuelve a ganar este gobierno se van, si yo llegase por algún
motivo a migrar de nuevo, me iría más preparado, con un título, con otra profesión técnica para
poder tener más oportunidades, un título te ayuda mucho, te permite tener la posibilidad de conseguir
un mejor trabajo, más digno. Aquí estamos esperando la vejez, hagas lo que hagas no avanzas y eso
es lo que nos hace migrar realmente, porque este gobierno no ofrece nada, es la decepción.” (2024).

Referencias bibliográficas.

 ACNUR – UCAB. Perfil de la migración reciente reportada desde los hogares venezolanos.
Observatorio venezolano de migración.
 Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe. 2000. Comisión económica
para América Latina y el Caribe. (CEPAL)
 Colombia finalizó 2017 con 550.000 venezolanos en su territorio. Disponible en:
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 Erving Goffman (1997). La presentación de la persona en la vida cotidiana. Amorrortu editores.
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 McAulife, M. y A. Triandafylidou (eds.), 2021. Informe sobre las migraciones en el mundo 2022.
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 Osorio & Phélan (2020). Migración Venezolana. Retorno en tiempo de pandemia (COVID 19).
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 Statista. Ranking de países con mayor número de emigrantes procedentes de Venezuela a nivel
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 Victoria Capriles (2022). Refugiados y migrantes venezolanos. Realidades y dramas de una crisis.
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