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MICRORRELATOS

En primer lugar, ¿ya sabes lo qué es un microrrelato? Este formato se trata de


una modalidad narrativa que exige del lector la máxima concisión de ideas en el
menor espacio posible. Es decir, que debe cumplir los principios básicos de la
narratividad de una manera extremadamente concentrada. Despojado de casi todo
adorno dada su brevedad, el microrrelato pone a prueba las rutinas del lectura y la
imaginación, convirtiéndose en un pequeño laboratorio de experimentación con el
lenguaje. Suele presentar los siguientes rasgos:

 Brevedad máxima: Las técnica de la elipsis está presente en todo microrrelato para
conseguir una historia con potencial.
 Secuencia narrativa incompleta: Los microrrelatos no siguen el esquema tradicional
del relato dividido en planteamiento, nudo y desenlace.
 En la gran mayoría de los microrrelatos hay una única línea temporal, un único
espacio y un único personaje -aunque a veces podemos hallarnos frente a dos o tres-.
Es extraño que se empleen formatos como los diálogos.
 Lenguaje preciso y habitualmente cargado de intencionalidad, admitiendo el registro
poético, irónico, la parodia o la
 Desenlaces abruptos, impredecibles y abiertos a múltiples interpretaciones. La
sorpresa es un elemento clave de los microrrelatos.
 Tendencia a plantear mundos ficcionales no solucionados, con un alto grado de
indefinición.
 Presencia de la intertextualidad para aportar sentido a la historia.
 Condensación del tiempo narrativo. En muchos casos se prescinde de técnicas como
el diálogo, la pausa o la descripción.
 Las posibilidades alrededor del relato -aunque no estén presentes en las líneas de
texto-, influyen poderosamente en su significación. Así, el subtexto es especialmente
relevante en los formatos narrativos.

Cuáles son los orígenes de los microrrelatos?


Si nos remontamos décadas, siglos e incluso milenios atrás, los formatos narrativos
breves, tanto escritos como orales, han aparecido en múltiples culturas y
épocas: instrucciones sumerias y egipcias, fábulas grecolatinas, adivinanzas
populares, parábolas bíblicas, sugerentes epitafios o graffitis urbanos. En el mundo
occidental, además de las citadas fábulas, encontramos ejemplos de escritura
fragmentaria como epigramas y aforismos antiguos, o bestiarios medievales, y en las
culturas al margen de Occidente destacan los textos sobre los sarcófagos de los
faraones y los haikus o poemas breves japoneses. En cuanto a los orígenes
estrictamente literarios, los críticos del mundo castellanoparlante ubican las raíces
directas a la micronarratividad en el modernismo hispanoamericano y las
vanguardias. Herramientas actuales como la blogosfera, la proliferación de concursos
literarios en la red o el uso literario de Twitter han fomentado que sea de los formatos
más atractivos para usuarios y escritores.

No pares de jugar
Escribir jugando es una de las mejores maneras de obtener buenas ideas y exprimir tu
mente en la búsqueda de los mejores microrrelatos. Fíjate en algunos ejemplos famosos
como «Cuando se despertó, el dinosaurio todavía estaba allí» (Augusto Monterroso)
o «Aquel hombre era invisible, pero nadie se percató de ello» (Gabriel Jimenez Emán) o
«Despiértese, que es tarde, me grita desde la puerta un hombre extraño. Despiértese
usted, que buena falta le hace, le contesto yo. Pero el muy obstinado me sigue
soñando.» (Ana María Shua). Lo primero que debes hacer es fijarte una extensión
máxima, que habitualmente oscila entre las 100 y las 200 palabras, aunque algunos
prefieren prefijarla en el número de líneas.
Sigue cualquiera de los siguientes 7 juegos para escribir microrrelatos:

1. La caja mágica: Introduce en una caja de cartón o estuche un elevado número de


palabras escritas en pequeños papeles. Para realizar tu microrrelato, mete la mano en
ella y escoge dos al azar para incluirlas en tu pequeña trama de la manera que te
parezca más adecuada. Cuanto más insólitas o polisémicas sean las palabras de tu caja
mágica, más complicado y divertido será tu proceso de creación.
2. Los saltos temporales: Dado que te verás obligado a utilizar la elipsis como recurso, lo
ideal es que tu microrrelato comience en un momento intermedio. Sitúa a tu personaje
en medio de un juicio, de un hospital, de una cama vacía, de una cárcel, de un
púlpito o de una catástrofe natural e intriga a tu lector para que intente averiguar
cómo ha llegado a su situación presente.
3. Las canciones magnéticas: Utiliza una canción como punto de partida para crear tu
microrrelato. Para ello, crea tu propia lista con géneros y artistas musicales
variados en plataformas como Youtube o Spotify y aleatoriamente pulsa el play.
Inspírate en lo que suena, utiliza incluso elementos de la propia letra y déjate llevar para
comenzar a escribir un microrrelato sorprendente.
4. Las listas de personajes: Como hemos señalado, habitualmente los microrrelatos sólo
cuentan con un personaje, por lo que su originalidad -aunque su descripción sea
lógicamente omitida- es fundamental. Por eso, lo más importante son los roles,
trabajos y conflictos asociados al protagonista de tu historia. Elabora una lista con todo
lo que se te ocurra: un médico que experimenta con víctimas terminales, una monja con
doble vida que se prostituye, una excursionista convertida a un culto satánico o un
director de instituto condenado a pena de muerte pueden ser buenas ideas para
comenzar.
5. Las situaciones límite: Por su carácter breve, los microrrelatos comprenden un
escenario y una única línea de tiempo. Si extremas la condición o condiciones a las que
está sometido tu protagonista, el interés que este puede llegar a suscitar en tu receptor
será mayor. Las situaciones límite, ya sean extravagantes, desproporcionadas,
cómicas o desesperantes te resultarán armas muy jugosas para crear historias
brillantes. Escribe varias, numéralas y tira un dado para comenzar a jugar.
¿A qué estás esperando? Ponte manos a la obra y empieza a crear microrrelatos
mágicos y suculentos. ¡Puedes dejar un comentario y enseñarnos el resultado de tus
experimentos!

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