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Vitale, Memorias Retórico - Argumentales de Los Discursos Golpistas en La Argentina, La Metáfora Biológico-Médica de La Enfermedad
Vitale, Memorias Retórico - Argumentales de Los Discursos Golpistas en La Argentina, La Metáfora Biológico-Médica de La Enfermedad
I. Introducción
nacional”, que, malograda por los gobiernos derrocados, sería alcanzada gracias a las
fuerzas armadas.
Estas memorias retórico argumentales golpistas no constituyeron bloques
cerrados ni homogéneos, no sólo porque desde 1930 a 1976, con mayor o menor
intensidad, entablaron una polémica sobre la orientación ideológica que deberían seguir
los sucesivos gobiernos militares, sino porque compartieron en el período estudiado una
tópica que conforma una zona común a ambas, en la que se ubica el tópico que
denominé el de los militares como médicos que sanan a la Argentina.
En cuanto a los tópicos, los he considerado no en el sentido aristotélico de lugar
común como forma vacía (Aristóteles 1978, 2000) que permite extraer argumentos para
cualquier tema, sino, a partir de la relectura que hace Angenot (1982) de esta
problemática, como ideologemas compartidos por un grupo que constituyen su doxa, su
opinión corriente, aquello que considera evidente y fuera de discusión. De allí que, en
los editoriales y comentarios analizados, los tópicos se manifiesten de modo recurrente
en descripciones definidas e indefinidas y en nominalizaciones, formas ligadas a un
efecto de evidencia1.
El propósito de esta exposición es el análisis de la metáfora biológico médica de
la enfermedad, que fue la técnica argumentativa en la que el tópico de los militares
como médicos que sanan a la Argentina se inscribió en la materialidad lingüística de los
discursos estudiados.
2
Ver El Cronista Comercial, “El nuevo gobierno nacional”, 9-9-30.
3
Ver La Nueva República, “La política”, 20-9-30. En este comentario, asimismo, “el régimen
plebiscitario” es metaforizado como “el terrible mal que enfermaba al país” y “En el punto sobre la i”, del
mismo ejemplar, “liberalismo” es metaforizado como “una enfermedad vergonzante”.
4
Ver La Nueva República, 5-9-30.
5
Ver La Razón, “Investigaciones inconclusas”, 10-6-43.
6
Ver El Mundo, editorial del 5-6-43.
7
Ver El Cronista Comercial, editorial del 6-6-43.
8
Ver Nueva Política, “Reflexiones sobre nuestra política”, 29-8-43.
9
Ver El Pampero, “La fugaz euforia roja”, 5-6-43.
10
Ver Criterio, “Consideraciones sobre la revolución”, 17-6-43.
4
“Es saludable que se digan estas verdades, aunque nos duelan. Tienen mucha semejanza
con lo que los médicos reconocen como ´injurias quirúrgicas´, inseparables y necesarias en toda
operación”14.
Clarín no solo apoyaba las palabras del general Onganía sino que retomaba la
legitimación del dolor como efecto de una intervención quirúrgica que sana, presente,
vimos, en la revista Criterio de 1943.
En la coyuntura del golpe de Estado de 1976, que derrocó a Isabel Perón, por
último, la metáfora biológico médica de la enfermedad retornó en las revistas Gente,
Para Ti, Siete Días y Mercado, que retomaron las dos memorias golpistas15, y en
Clarín, Extra y Cabildo, medios donde volvió la MRA golpista nacionalista antiliberal.
Gente representó como “males que han corroído profundamente el cuerpo social” 16 a “el
robo, la corrupción, la coima” atribuidos al gobierno peronista, con lo cual las fuerzas
armadas, al derrocar a este gobierno, quedaban otra vez ubicadas de modo implícito en
el lugar del médico que devolvía la salud a la Argentina. Una estrategia similar formuló
Para Ti, para quien el gobierno militar estaba “dispuesto a sanear al país, a sacarlo de su
agonía”, estado asociado a la violencia política (“cadáveres”, “crímenes”), la crisis
económica (“el peso perdía aceleradamente su valor”) y la corrupción (“el robo”) 17
Siete Días también metaforizó a los militares como médicos que sanarían al país
cuando sostuvo que gracias a ellos se alcanzaría “una Argentina justa y saludable, sin
rencores ni miedos, cuya prosperidad pueda ser amasada con sudor antes que con sangre
11
Una de las razones de esta alianza fue el hecho de que la Iglesia católica aglutinó a sectores
antiperonistas de diverso signo ideológico bajo la consigna de la libertad. Sobre la Iglesia católica
argentina ante el régimen de Perón, ver Caimari, L. M. (1995) Perón y la Iglesia católica. Religión,
Estado y sociedad en la Argentina (1943-1955). Bs. As.: Ariel
12
Ver Criterio, “¡Libertad!”, 15-10-55.
13
Ver Confirmado, “Esta vez es a favor”, 30-6-66.
14
Ver Clarín, editorial del 4-7-66.
15
Los discursos golpistas de la prensa escrita de 1976 manifiestan mayor homogeneidad discursiva, lo
que da cuenta en el plano de la lengua de una alianza de los dos sectores de la derecha. Es que, cuando los
problemas sociales y económicos se tornan suficientemente graves, y cuando la revolución parece
amenazar el status quo, las diferencias entre los diversos sectores de las derechas tienden a esfumarse.
16
Ver Gente, “Carta Abierta al Señor Presidente”, 8-4-76.
17
Ver Para Ti, “Llamemos las cosas por su nombre”, 5-4-76.
5
“No olvidarse que los militares tuvieron que hacer una de las operaciones quirúrgicas
más difíciles y prolijas de la historia argentina: el gobierno derrumbado había contado con
7.500.000 de votos” 20.
“La Argentina trivial apenas sintió el golpe que separó un miembro sobreviviente del
cuerpo nacional. Koestler escribió alguna vez la historia de un verdugo que cortaba cabezas con
tal perfección, que quedaban en su lugar, y a primera vista parecía que seguían viviendo. Cierta
vez, el golpe fue tan seco, justo y aséptico, que la cabeza preguntó si estaba realmente cortada.
El verdugo dijo algo como ´Inclínese, por favor”, y la cabeza cayó.
El gobierno radical fue, por decirlo así, ´invitado´ a inclinarse, y comprobó que nada lo
unía ya al cuerpo social, como no fuera un andamiaje formal que carecía desde hacía mucho
tiempo del soporte indispensable que se llama legitimidad”21.
“Como en el cuento del verdugo de Koestler, que empleáramos cada vez que un
gobierno se quedó sin nervios que lo comunicaran con el cuerpo social, la intervención militar
fue una operación aséptica y racional en el momento elegido por los protagonistas sin que los
desplazados atinasen siquiera a entender qué sucedía”22.
18
Ver Siete Días, “Carta”, 2-4-76.
19
Ver Mercado, “Cauce, escenario y telón”, 22-4-76.
20
Ver Extra, “El desencanto como manía”, mayo de 1976.
21
Ver Criterio, “Análisis de la Revolución Argentina”, 14-7-66.
22
Ver Criterio, “El gobierno militar”, 8-4-76.
6
III. Conclusiones
Referencias bibliográficas
23
Ver Sontag, S. (1978) La enfermedad y sus metáforas. Barcelona: Muchnick Editores.
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