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Pénfigo foliáceo en caninos

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Wendie Roldán Villalobos


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Ed. 46 - 4/2017

PÉNFIGO FOLIÁCEO CANINO

para consultorio MV
REVISIÓN DE LITERATURA
Wendie Oriana Roldán Villalobos - DMV, Esp, MSc

RESUMEN
El complejo pénfigo es una patología cutánea autoinmune, que se caracteriza por la aparición de lesiones que varían de
vesiculobullosas/pustulares a erosivas/ulcerativas, siendo el pénfigo foliáceo la forma de presentación más común en perros y
gatos. En el pénfigo foliáceo, los anticuerpos dirigen su acción contra los desmosomas, lo que resulta en la formación de

Referencias
acantolisis. Las lesiones suelen afectar en su mayoría, cara, puente nasal y pabellones auriculares. El diagnóstico se basa en
la historia y en el examen clínico, así como en los hallazgos de técnicas diagnósticas complementarias, principalmente la
histopatología. Las opciones de tratamiento son diversas e incluyen glucocorticoides, ciclosporina, combinaciones de tetraciclina
y niacinamida, y algunos fármacos citotóxicos.

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INTRODUCCIÓN
El complejo pénfigo es una patología cutánea autoinmune, que varía de vesiculobullosa/pustular a erosiva/ulcerativa (Takayama
et al., 1991). El pénfigo foliáceo es la forma de presentación más común en perros y gatos (Rosenkrantz, 2004). Su aparición
puede ser espontánea, o estar relacionada con la administración de ciertos fármacos y algunas enfermedades cutáneas
neoplásicas (Noli et al., 1995; White et al., 2002; Turek, 2003). Otros posibles factores desencadenantes son la exposición
constante a los rayos UV (Iwasaki et al., 2003) o la presencia de alergias (Rosenkrantz, 1993). El pénfigo foliáceo se desarrolla
cuando los anticuerpos dirigen su acción contra los desmosomas, las estructuras responsables de la adhesión entre los
queratinocitos, lo que resulta en la formación de espacios entre estos, situación conocida como "acantolisis" (Tater et al., 2010).
Las lesiones vesiculares son transitorias y los pacientes usualmente se presentan con pústulas y collaretes epidérmicos,
acompañados de alopecia, descamación y costras. Estas lesiones afectan en su mayoría cara, puente nasal y pabellones
auriculares (Takayama, 1991). El diagnóstico requiere de una historia clínica completa y un examen físico adecuado, seguido
en primera instancia, del análisis de frotis obtenidos de vesículas o pústulas intactas (Takayama, 1991). El diagnóstico definitivo
se basa en los hallazgos histopatológicos que incluyen principalmente pústulas y vesículas con marcada acantolisis de los
queratinocitos (Yager et al., 1994; Kuhl et al., 1994; Gross et al., 1992). Las opciones terapéuticas comprenden el uso de
glucocorticoides como terapia única, o asociados a ciclosporina, combinaciones de tetraciclina y niacinamida y fármacos citotóxicos
(Tater et al., 2010). Otras alternativas plantean la utilización de inmunoglubulinas humanas (Rahilly et al., 2006) y células madre
mesenquimales (Han et al., 2015).

GENERALIDADES Algunos estudios han sugerido una alta incidencia de pénfigo


foliáceo en pacientes alérgicos (Rosenkrantz, 1993), existiendo
El complejo pénfigo es una patología autoinmune de la piel, ca-
algunos reportes de historia previa de dermatitis alérgica a picada
racterizada por su naturaleza que varía de vesiculobullosa/pustular
de pulgas en pacientes diagnosticados con esta enfermedad
a erosiva/ulcerativa (Takayama et al., 1991). En pequeños anima-
autoinmune (Pascal et al., 1995). El pénfigo foliáceo se ha repor-
les han sido reconocidas cinco formas: pénfigo foliáceo, pénfigo
tado además en caninos con otras patologías como hipotiroidismo
eritematoso, pénfigo pustular panepidérmico, pénfigo vulgar y
(Guaguere et al., 1985), leishmaniasis (Ginel et al., 1993), timoma
pénfigo paraneoplásico (Suter et al., 1998; Robinson et al., 1999;
(Day, 1997) y lupus eritematoso sistémico (Foster et al., 2000),
Suter et al., 1997). El pénfigo foliáceo es la forma de presentación
siendo en estos casos un hallazgo incidental (Tater et al., 2010).
más común en perros y gatos (Rosenkrantz, 2004). Este puede
ocurrir espontáneamente, o estar relacionado con la administra- PATOGÉNESIS
ción de ciertos fármacos y algunas enfermedades cutáneas
El pénfigo foliáceo afecta a la epidermis, que actúa como una
neoplásicas (Noli et al., 1995; White et al., 2002; Turek, 2003). En barrera de protección contra los efectos adversos del medio ex-
perros y gatos, se ha sugerido que el pénfigo foliáceo se relaciona terno y está compuesta por queratinocitos adheridos. Las estruc-
con ciertos medicamentos como cimetidina (McEwan et al., 1987), turas responsables de esta adhesión son los desmosomas y los
cefalexina (White et al., 2002), amoxicilina y ácido clavulánico hemidesmosomas, encargados de la adherencia entre célula y
(Horvath et al., 2007), ampicilina (Mason et al., 1987) y combina- célula y entre célula y matriz, respectivamente. Los hemidesmo-
ciones de trimetroprim-sulfonamida (Noli et al., 1995). Existen somas unen los queratinocitos profundos a la membrana basal. El
además informes que relacionan la administración de un producto pénfigo se desarrolla cuando los anticuerpos dirigen su acción
tópico spot on que contiene metaflumizona y amitraz, con la apa- contra los desmosomas, lo que resulta en la formación de espa-
rición de esta dermatopatía en perros (Tater et al., 2010). Otro cios entre los queratinocitos, situación conocida como "acantolisis".
posible factor desencadenante es la exposición constante a los Los queratinocitos que han perdido su adhesión se denominan
rayos UV, lo cual suele empeorar las lesiones (Iwasaki et al., 2003). "queratinocitos acantolíticos" (Tater et al., 2010).

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Referencias
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En el pénfigo foliáceo en humanos, el objetivo de los anticuerpos normocrómica no regenerativa leve a moderada (Ihrke et al., 1985).
es la glicoproteína desmogleína 1 (DSG 1) ubicada en el Este tipo de análisis se recomienda para establecer valores
desmosoma (Stanley et al., 1986; Koulu et al., 1984). La respues- basales, antes de iniciar el tratamiento inmunosupresor (Tater et
ta primaria de los anticuerpos implica a la IgG (subclase IgG4) al., 2010).
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(Rock et al., 1989). Estudios que utilizaron inmunofluorescencia El diagnóstico definitivo se basa en los hallazgos histopatológicos.
directa confirman que los anticuerpos IgG son importantes en el Estos incluyen pústulas y vesículas con marcada acantolisis de
pénfigo foliáceo en el perro (Olivry et al., 2008), aunque la DSG 1 los queratinocitos (Yager et al., 1994; Kuhl et al., 1994; Gross et
no constituye el principal blanco en esta especie (Olivry et al., al., 1992). Usualmente se observa una gran cantidad de neutrófilos
2006). Algunas investigaciones encontraron a través de y eosinófilos en el interior de las pústulas (Gross et al., 1992),
microscopia inmunoelectrónica que el sitio de fijación de los además de múltiples folículos pilosos (Gross et al., 2005; Kuhl et
anticuerpos podría ser la región extracelular del desmosoma al., 1994). Las pústulas son grandes y suelen abarcar varios
(Yabuzoe et al., 2009). Recientemente se logró caracterizar una folículos, siendo esta una característica que marca diferencia con
proteína importante para la adhesión de los queratinocitos, la la foliculitis bacteriana (Vandenabeele et al., 2004; Kuhl et al., 1994).
caderina desmosomal DSC1, en la epidermis superficial de cani-
nos y se demostró que la mayoría de los perros afectados por Técnicas como la inmunofluorescencia directa o inmunoperoxidasa
pénfigo foliáceo poseen autoanticuerpos IgG anti-DSC1 circulan- han sido utilizadas para detectar autoanticuerpos antiqueratinocitos
tes (Bizikova et al., 2012). depositados in vivo en la piel de animales con pénfigo foliáceo
(Olivry, 2006). En caninos, fueron hallados autoanticuerpos IgG
SIGNOS CLÍNICOS epidermales intercelulares en 66-80% de los animales examina-
Factores genéticos podrían influir en la aparición del pénfigo dos (Ihrke et al., 1985; Scott et al., 1987; Werner et al., 1983;
foliáceo en caninos (Olivry, 2006). Algunos autores reportan cierta Olivry, 1986; Day et al., 1993). La inmunofluorescencia indirecta
predisposición por raza, principalmente Akitas y Chow-Chows no representa una opción fiable para el diagnóstico, debido a que
(Scott et al., 1987). El sexo no parece influir en la aparición de la los autoanticuerpos IgG circulantes no se encuentran fácilmente
enfermedad. En cuanto a la edad, los caninos de edad media sue- en el suero de caninos (Olivry, 2006).
len ser más afectados (Takayama, 1991). TRATAMIENTO
La descamación y las costras son los signos clínicos más comu- El pénfigo foliáceo es con frecuencia un trastorno crónico, con alta
nes en esta patología, de ahí su nombre de "foliáceo" (con hojas) probabilidad de presentar recidivas en el tiempo (Tater et al., 2010).
(Ihrke et al., 1985). Cuando las uniones entre los queratinocitos
Los glucocorticoides representan una de las principales opciones
superficiales se ven afectadas, el resultado es la aparición de ve-
de tratamiento de pénfigo foliáceo, aunque se ha reportado que
sículas y pústulas. Por otro lado, si las uniones entre los sólo el 35-50% de los pacientes logran ser controlados únicamen-
queratinocitos profundos y la membrana basal se encuentran al- te con corticoterapia (Scott et al., 2001; Rosenkrantz, 2004;
teradas, se evidenciarán grandes ampollas y úlceras. La observa- Manning et al., 1982). La efectividad de los glucocorticoides en el
ción de tallos pilosos que brotan de las pústulas es un hallazgo control de esta enfermedad se debe a la acción que ejercen sobre
consistente con pénfigo foliáceo (Tater et al., 2010). la inmunidad, tanto humoral como celular, a la inhibición de los
Las lesiones vesiculares son transitorias y los pacientes usual- mediadores inflamatorios y a la supresión de los niveles de
mente se presentan con pústulas y collaretes epidérmicos, acom- autoanticuerpos (Scott, 1995; Werth et al., 1999). La prednisona o
pañados de alopecia, descamación y costras. Estas lesiones afec- la prednisolona se utilizan a dosis inmunosupresoras de 2,2-4,4
mg/Kg cada 24 horas. Si se observan resultados favorables du-
tan en su mayoría cara, puente nasal y pabellones auriculares,
rante los 10-14 días posteriores al inicio del tratamiento, la dosis
para luego esparcirse gradualmente hacia la zona ventral. Tal como
se reduce durante los siguientes 30-40 días, hasta alcanzar una
sucede en otras formas del complejo pénfigo, el prurito y el dolor
dosis de 1 mg/Kg cada 48 horas o menos, si es posible. Los
son variables y en casos severos puede ocurrir fiebre, anorexia y glucocorticoides de acción prolongada como el acetato de
depresión. Cuando las almohadillas plantares se ven afectadas, metilprednisolona no son recomendables para el tratamiento de
se observa eritema hacia los márgenes e hiperqueratosis, situa- pénfigo foliáceo, debido a que la dosis de cualquier medicamento
ción que genera dolor (Takayama, 1991). inmunosupresor debe ser ajustada con base en la respuesta del
DIAGNÓSTICO paciente (Tater et al., 2010).

El diagnóstico requiere de una historia clínica completa y un exa- La triamcinolona y la dexametasona vía oral pueden ser de elec-
men físico adecuado, seguido en primera instancia del análisis de ción en casos refractarios a las opciones de glucocorticoides men-
frotis obtenidos de vesículas o pústulas intactas. La evaluación cionados anteriormente. Las dosis iniciales son de 0,2-0,6 mg/Kg
microsópica revelará un gran número de neutrófilos y/o eosinófilos, cada 24 horas para la triamcinolona y de 0,2-0,4 mg/Kg cada 24
horas para la dexametasona. Las dosis igualmente deben ser re-
pocas bacterias y queratinocitos acantolíticos (Takayama, 1991).
ducidas hasta lograr un mantenimiento cada 48-72 horas
Las pruebas hematológicas no ofrecen resultados específicos para (Rosenkrantz, 2004). Los efectos secundarios de estos fármacos
el pénfigo foliáceo. En los caninos puede ocurrir leucocitosis leve incluyen vómito, diarrea, anorexia y hepatotoxicosis (Tater et al.,
a moderada con neutrofilia, así como anemia normocítica 2010).

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Los glucocorticoides tópicos son útiles en casos leves de pénfigo La combinación de tetraciclina y niacinamida ha sido utilizada en

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foliáceo, con lesiones cutáneas localizadas (Tater et al., 2010). cuadros de pénfigo tanto en perros como en humanos, con nive-
les variables de éxito. Su uso se recomienda en la mayoría de los
Los glucocorticoides pueden ser utilizados en combinación con casos como terapia adjunta y suele tener mejores resultados en
fármacos citotóxicos como la azatriopina, el clorambucilo o la formas localizadas, por ejemplo, lesiones que se limitan única-
ciclofosfamida (Toth et al., 2001; Olivry et al., 2001; Tater et al., mente a la cara. La tetraciclina posee propiedades antiinflamatorias
2010). Las dosis recomendadas para estos medicamentos son 2- que afectan la activación del complemento, la producción de
2,5 mg/Kg/día, vía oral, para la azatriopina, 0,1-0,2 mg/Kg/día, vía anticuerpos, la quimiotaxis y la síntesis de prostaglandinas, lipasas
oral, para el clorambucilo (Tater et al., 2010) y 1,5 mg/Kg cada 48 y colagenasas. La niacinamida inhibe la degranulación de los
horas para la ciclofosfamida (Rosenkrantz, 2004). Estas asocia- mastocitos y la fosfodiesterasa. Como efectos adversos pueden
ciones pueden llevar a una rápida remisión de los signos clínicos observarse vómito, diarrea, anorexia y aumento en las enzimas

Referencias
en algunos pacientes y evitar la recurrencia del cuadro hasta por hepáticas. Las dosis sugeridas son de 500 mg de cada fármaco
18 meses posteriores a la discontinuación del tratamiento. Las cada 8 horas para perros con peso superior a 10 Kg y 250 mg
dosis deben ser reducidas de manera gradual y pueden ser dete- para peso inferior a 10 Kg. La respuesta clínica toma de 1 a 2
nidas luego de alcanzar la remisión total de las lesiones. De esta meses y cuando esta es observada, la dosis se reduce a dos ve-

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forma, podría alcanzarse un máximo rendimiento de la terapia y ces por día o incluso una vez por día (Rosenkrantz, 2004).
se disminuirían considerablemente los efectos adversos relacio-
Algunos investigadores reportan la administración intravenosa de
nados con terapias prolongadas (Olivry et al., 2004). inmunoglobulina humana como terapia complementaria a los
Los efectos adversos iniciales del tratamiento con glucocorticoides glucocorticoides, para la inducción y mantenimiento de la remi-
incluyen poliuria, polidipsia, y polifagia. En el largo plazo puede sión de pénfigo foliáceo en perros, sin efectos adversos aparen-
generarse además úlcera gástrica, hepatopatía, diabetes mellitus, tes (Rahilly et al., 2006).
calcinosis cutis, atrofia cutánea e infecciones secundarias (Tater Adicionalmente, existen opciones terapéuticas más novedosas,
et al., 2010). como el uso de células madre mesenquimales provenientes de
La ciclosporina es un inhibidor de la calcineurina que bloquea la tejido adiposo, sumado a dosis reducidas de glucocorticoides. Este
transcripción de los genes de la citosina en células T activadas protocolo ha sido estudiado en caninos con pénfigo foliáceo re-
(Matsuda et al., 2000). La monoterapia con ciclosporina a dosis fractario al tratamiento con glucocorticoides, único y en combina-
de 5-10 mg/Kg/día resultó ineficaz en el manejo de los signos de ción con otros inmunosupresores, mostrando buenos resultados
pénfigo foliáceo (Olivry et al., 2003), por tal motivo, se recomienda en el mejoramiento de las lesiones y en el mantenimiento a largo
plazo (Han et al., 2015).
utilizarla a dosis de 5-18 mg/Kg/día vía oral, combinada con otros
fármacos como los glucocorticoides (Tater et al., 2010). El Los efectos colaterales de la inmunosupresión tales como infec-
ketoconazol (2,5-5 mg/Kg/día) se utiliza en algunos casos con el ciones cutáneas bacterianas, demodicosis o dermatofitosis, pue-
fin de aumentar la concentración de la ciclosporina (Rosenkrantz den tener un aspecto similar a una recaída de pénfigo foliáceo,
et al., 2007). Puede presentarse vómito, diarrea, inapetencia, desde el punto de vista clínico. Por tal motivo, es importante des-
hiperplasia gingival, hirsutismo, papilomas y dermatosis liquenoide cartar estos trastornos, antes de asumir una recidiva de la enfer-
psoriasiforme como efectos indeseados. Es importante anotar que medad. La mejor manera de evaluar las lesiones de reciente apa-
la dosis o frecuencia de los glucocorticoides no debe reducirse de rición durante el monitoreo de los cuadros de pénfigo, es la utiliza-
manera inmediata luego de comenzar la administración de la ción de técnicas de rutina como raspados de piel, citologías y aná-
ciclosporina (Tater et al., 2010). lisis microscópico de pelos (Tater et al., 2010).

CONCLUSIÓN
El pénfigo foliáceo es una dermatopatía autoinmune que representa un desafío para los clínicos, debido a su naturaleza crónica
y recurrente. Las lesiones características incluyen vesículas, pústulas y costras, que pueden afectar zonas específicas o alcan-
zar una distribución generalizada. El diagnóstico requiere de una historia y un examen clínico completos, en adición a técnicas
complementarias, principalmente citología e histopatología. Las opciones de tratamiento recomendadas por diferentes autores
contemplan el uso de glucocorticoides, ciclosporina, combinaciones de tetraciclina y niacinamida y fármacos citotóxicos, entre
otras alternativas más novedosas como las células madre mesenquimales. El manejo a largo plazo del pénfigo foliáceo debe
incluir además de un protocolo terapéutico específico para cada paciente, un monitoreo adecuado que evalúe los efectos
adversos severos que suele producir la terapia inmunosupresora.

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