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Placido Adriani, Zibaldone (1734), «La piedra encantada» (fragmentos)

Escena 8. Coviello, Valerio

Coviello anuncia al llegar que ya se ha enterado dónde está la casa de Trápola. - Valerio: así, podrá llevarse a Checca
a la fuerza. - Coviello: en esto es más necesario ser prudente que audaz: que le deje el encargo de este asunto. -
Valerio: quiero al menos verla. - Coviello: ahora es el momento, porque Trápola ha salido y Coviello llama.

Escena 9. Dichos y Checca

Checca en la ventana; su propia escena es:

El hombre. - ¡Mi bien!

La mujer. - ! Mi tirano!

H. - Al menos...

M. -Frena la lengua.

H. - Escucha mi justificación.

M. -Tus palabras son sortilegios.

H. -¿Tan severa?

M. -Tan compasiva como él.

H. -¡Oh, abismo de miserias!

M. -¡Oh, locura de idiota!

H. -¡Oh, exceso de amor!

M. -¡Oh, aburrimiento infinito!

H. -Porque te he amado, la muerte me será querida.

M. -Porque te he escuchado, la vida me es odiosa.

H. -Me voy, pues, a morir.

M. -Me voy para no verte más.

A continuación, sin dejarle hablar, ella le cierra la puerta en las narices y se retira. Valerio hace su escena de bruto;
por otra parte, no sabe por qué ha cambiado ella; quiere matarse. Coviello lo detiene, lo consuela; le dice que le deje
hacer, que él se la conseguirá. Valerio, volviendo a tener esperanza, se va; Coviello se queda.

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Escena 10. Dicho, Pulcinella

Pulcinella llega diciendo que quiere saber lo que ha hecho el mago. Ve a Coviello y le pregunta si le ha hablado ya.
Este le dice que sí, pero que hacen falta diez escudos que servirán para manipular la piedra llamada heliotropo, que
vuelve invisible a la gente; y que así él mismo, teniendo esa piedra, podrá, sin ser visto, entrar en casa de Bianchetta
y hacer lo que quiera. Pulcinella, feliz, le da el dinero. Coviello dice que llega el mago.

Escena 11. Dichos, Trápola

Trápola en la calle. Coviello le dice: «Has llegado a tiempo, amigo mío»; y añade que Pulcinella es el enamorado de
Bianchetta y que ha desembolsado ya diez escudos para la manipulación de la piedra.

Trápola: lo tiene todo listo para engañarlo; a continuación entra en la casa. Pulcinella le pregunta a Coviello qué ha
ido a hacer el mago.

Coviello: coge la piedra. Pulcinella hace sus lazzi de alegría.

Trápola vuelve con una piedra grande (como piedra, se coge una caja grande y se pinta de color piedra).

Trápola: en media hora, la piedra tendrá toda su virtud de hacerlo invisible.

Pulcinella, contento, la coge y le da las gracias, y se va satisfecho. Coviello y Trápola se reparten el dinero; después,
Trápola va a su casa; Coviello se va a buscar a su amo.

Escena 12. Valerio

Ansioso por saber lo que ha hecho Coviello; mientras espera, quiere informarse por Bianchetta sobre Checca; llama.

Escena 13. Dicho, Bianchetta

Bianchetta en la ventana. Valerio la saluda; ella le contesta. El pide noticias sobre la mujer llamada Checca.

Bianchetta: al contrario que las demás mujeres, ella no se asoma nunca a la ventana.

Escena 14. Dichos, Coviello

Coviello, sin aliento, buscándolo. Manda a la mujer a su casa; dice que debe comunicarle una cosa que le interesa y
que le es útil; pero, al ver venir a Pulcinella, ruega a su amo que finja no verlo -enseguida, se lo dirá todo - y que
finjan luchar a bastonazos, que golpeen a Pulcinella.

Escena 15. Dichos, Pulcinella

Pulcinella con la piedra. Ellos fingen no verlo y dan una tunda a Pulcinella; y, con la caída de Pulcinella, fin.

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