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GUILLAUME SIBERTIN-BLANC

lo pleno de esos debates, que se vuelven más esclarecedores en el [ 215 J


segu11do volumen de Capitalismo y esquizofrenia.

LA SUBSUNCIÓN CAPITALISTA MUNDIAL:


, ,
ENGLOBAMIENTO ECUMENICO Y TIPOLOGIA
DE LOS ESTADOS CONTEMPORÁNEOS

Partamos, una vez más, de la descripción formal del proceso ma-


quínico llamado "ecumé11ico" y de su pote11cia específica ("po-
tencia de englobamiento"). Primera observación: no es el capita-
lismo mundializado el que permite defi11ir un proceso maquínico
de englobamiento; al contrario: "[ ... ] los conjuntos internacio-
nales [... ] evidentemente, no han esperado al capitalismo para
formarse: desde el neolítico, incluso desde el paleolítico, encon-
tramos las l1uellas de organizaciones ecuménicas que hablan de
un comercio a larga dista11cia, y que atraviesan simultáneamente
las formaciones sociales más diversas" 2 5• En segundo lugar, esos
conjuntos internacionales actualizan un proceso de potencia sui
gene1·is cualitativamente distinto de la potencia de captura de tipo
estatal o, incluso, de la potencia de polarización de tipo urbano,
en virtud del poder que tienen para difundirse, penetrar o im-
ponerse a formaciones heterogéneas, utilizando, precisamente, su
coexistencia desigual, y sacando provecho de esa heterogeneidad:

Una organización i11ternacional ecuménica no procede de


un. centro imperial que se impondría a un medio exterior
para homogeneizarlo; tampoco se reduce a relaciones entre
formaciones del mismo orden, por ejemplo entre Estados
(S. D. N., O. N. U.... ). Al contrario, constituye un medio
intermediario entre los diferentes órdenes coexistentes.

25 MM, p. 442.
POLITICA Y ESTADO EN DELEUZE Y GUATTARI

[ 216 ] Al mismo tiempo, no es exclusivamente económica o comer-


cial, también es religiosa, artística, etc. En ese sentido, llama-
remos organización internacional a todo aquello que tiene
la capacidad de atravesar formaciones diversas, simultánea-
mente, Estados, ciudades, desiertos, máqu inas de guerra, so-
ciedades primitivas. Las grandes formaciones comerciantes
históricas no son simplemente ciudades-polo, también son
segmentos primitivos, imperiales, nómadas, por los que ellas
pasan, sin perjuicio de volver a surgir bajo otra forma. [... ]
Una organización ecuménica 110parte de un Estado, i11cluso
si es imperial; el Estado imperial tan sólo forma parte de
ella, y forma parte de ella de acuerdo con su propio modo,
en la medida de su orden, que consiste en capturar todo lo
que puede de ella. No procede por homogeneización pro-
gresiva, ni por totalización, sino por adq11isición de consis-
tencia o consolidación de lo diverso como tal. Por ejemplo,
la religión monoteísta se distingue del culto territorial por
una pretensión de universalidad. Pero esta pretensión no es
homogeneizante, sólo es válida a fuerza de pasar por todas
partes: como el cristianismo, q11eno deviene de imperio o de
ciudad sin suscitar también sus bandas, sus desiertos, sus má-
quinas de guerra. De igual modo, no hay movimiento artís-
tico que no tenga sus ciudades y sus imperios, pero también
sus nómadas, sus bandas y sus primitivos' 6•

Qg,eda, entor1ces, el problema de saber cómo una "organización


internacional" como el capitalismo se introduce en un proceso
semejante, no sin imp rim irle una velocidad inédita. A propósi-
to, la importancia que De leu ze y Guattari, a la manera de Samir
Am ín, acuerdan a las organizaciones comerciales que desarrolla-
ron sus actividades en las grandes civilizaciones imperiales, será

26 MM, p. 443.
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esclarecedora. Era, también, una forma de retomar la distinción [ 217 J


marxiana entre "subsu11ción formal" y "subsunción real", con-
siderando el paso de una a otra, no tanto como una secuencia
histórica sobrevenida una vez por todas, sino como una tendencia
permanente de la influencia del capital sobre las relaciones socia-
les y, sobre todo, desplazando esa tendencia, ya 110sobre un modo
de producción directamente, sino mejor sobre las dinámicas en-
tre formaciones sociales que combinan relaciones y modos de pro-
ducción diferentes. U11ageoeconotnía e, incluso, una geopolítica,
se encuentran así inscritas en medio de las relaciones sociales
capitalistas que les son i11disociables. El capitalismo es una or-
ganización ecuménica, no sólo por la dimensión planetaria de
su proceso de expansión, sino porque esta dimensión mundial
-o su organización desigual y "equívocamente'' mund ial- se
encuentra desde siempre ya inclusa hasta e11aquellos de sus ele-
mentos que mejor se prestan a una discriminación analítica. La
nueva homología entre una distinción l1istórico-maquínica y una
distinción marxiana puede expresarse, entonces, de la siguiente
fortna: existe subsunción forma l de formaciones sociales diversas
por una organización ecuménica, cuando ésta descubre como
una condició1t dada la heterogeneidad de las formaciones entre
las cuales desarrolla su potencia (por ejemplo, una organización
mercantil que extrajera una ganancia comercial de las transaccio-
11es que asegura entre formaciones cuyos modos de producción
y consumo no modifica), es decir, que su potencia de engloba-
miento supone y se beneficia de la coexistencia extrínseca de di-
cl1as formaciones. Pero existe subsunció1t real cuando esa potencia
de englobamiento entra en una relación de coexiste11cia intrínseca,
subordina o se apropia relativamente de las potencias que hasta
entonces dominaban esas formaciones (de captura, polarización,
máquina de guerra, etc.) y rearticula sus relaciones entre sí, no
menos que sus relaciones internas. En ese sentido, "el capita-
lismo señala u11a mutación de las organizaciones ecuménicas o
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[ 218 J mundíales, que adquíeren una consistencia en sí mismas: en lugar


de resultar de las formacíones socíales heterogéneas y de sus re-
lacíones, la axíomática mundial, en gran medída, distríbuye esas
formaciones, fija sus relaciones, al organizar tina división inter-
nacional del trabajo"' 7• He aquí, no obstante, dos observaciones
suplernentarias:
(a) Como este "pasaje" de un englobamiento formal a un en-
globamiento real ("axiomática") es, en verdad, tina tendencia -un
movimiento que no deja de rehacerse en aquello que lo deshace,
o de hacerse otramente a través de aquello que lo contrar ía-,
la dístinción conceptual entre las dos formas de englobamiento
da lugar a situaciones ambivalentes de manera irreductible. Una
búsqueda de ganancias se beneficia, por ejemplo, de los dife-
renciales de productividad, fiscalidad y salario indirecto; de las
restricciones socioinstitucior1ales y los encuadramientos jurídi-
cos que regula11 las condiciones del "consumo" productivo de la
fuerza de trabajo; de las 11ormas sociales de producción y con-
sumo; de las relaciones de clase que esas normas condensan, etc.
No obstante, en esa explotación del dumping social y fiscal, las
dos dimensiones de la st1bsunción se anudan estrechamente en
un englobamiento que se beneficia de las diferencias existentes,
aunque también, en el mismo tiempo, acentúa, desplaza o provoca
esas mismas heterogeneidades como diferencias de potencial qt1e

27 MM, 45'9. Esta distinción entre dos formas de englobamiento recuer-


da esa otra, propuesta por Wallerstein, entre un mosaico de "mini-
sistemas" religados entre sí por intercambios comerciales más o menos
i11tensos y regulares o, incluso, de "imperios-mt1ndo" en ciclos de in-
tegraciones parciales y ritmos económicos relativamente compartidos,
y un "sistema-mundo" que da muestras de una sincronización de los
ritmos económicos, de la estructuración sisten1ática de un co11junto
de relaciones de tipo interestatal y, en el caso del "sistema-mundo
moderno" (la "economía-mt1ndo capitalista"), de la rearticulación de
una red comercial fundada en división axial del trabajo que apela a
procesos de producción fuerte1nente integrados.
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favorecen nuevas fue11tes de explotació11 o incremento de la tasa [ 219 J


de gana11cia. De ahí la dificultad objetiva para trazar una nítida
frontera entre interpretación "politicista" e interpretación eco-
nomicista del in1perialismo, como se echa de ver en D. Harvey,
por ejemplo, e11cuya obra la "lógica política o territorial del po-
der" (lógica estatal del poder, según los modos específicos de te-
rritorialización de Estado) una veces "mantiene" o reproduce las
asimetrías espaciales características del intercambio desigual (su-
puestas, e11tonces, como datos, sin intervención de la "dimensión
política") y otras veces contribuye a producir esas asimetrías' 8 •
(b) En segundo lugar, el recl1azo de toda definición del sis-
tema capitalista como formación social 111undial-no sólo mu11dia-
lizada, sino mundializa11te- por su mero modo de producción
dominante 110implica en absoluto (como será capaz de sostener
Gunder Franl<) disipar la cuestión de la especificidad de esa for-
macíó1z social 111isma.Precisamente, el proble1na consiste en pensar
el capitalismo como formación sistemática o "ecuménica", te-
nie11do en cue11ta que históricamente ha transformado la form a
111ismade la sistematicidad del mundo. Desde este punto de vista, la
aporía e11tre tesis discontinuista (y las dificultades para asignar
un "corte 1 5 0 0 ' ' del sistema-mundo capitalista) y tesis continuis-
ta (y el pobre alcance analítico de representarse un solo y mismo
sistema-mundo que cubriría 11núnico ciclo cinco veces mile11a-
rio) se ve, si no resuelta, por lo menos desplazada. Pues se trata
menos de saber si estamos delante del único ciclo de un mismo
sistema mundial o de una transición entre un sistema-mundo y
otro, que de co1nprender cón10 -pa ra dar vuelta una expresión
de Gunder Fra nl< - la transición es siempre una transición entre
dos o 11tra11siciones, a través de la cual los propios "términos"

28 Véase D. Harvey, El Nuevo imperialis1110, tr. esp. J. M. Madariaga,


Madrid, Alcal, 2004, pp. 43-45.
>OLITICA Y ESTADO EN DELEUZE Y GUATTARI

'20 J cambian, mientras que los sistemas-mundo forman sistema otra-


mente, de suerte que la sisten1aticidad misma del sistema es alte-
rada. Esto impone, claro, interrumpir la identificación simple
entre formación social capitalista y modo de producción, pero
no evact1ar pura y simplemente la problemática de los modos de
producción y sus "articulaciones" (véase, por ejemplo, el papel
que S. Amín desempeña como interlocutor central en la exposi-
ción de la axiomática capitalista: 13.ª meseta).
Sobre esta base, la concepción de la relación social del capi-
tal como relación axiomática se encuentra relanzada. En cierto
sentido, su apuesta es la misma que en 1972: se trata de mante-
ner la articulación entre las dos series principales de problemas
que organizan entonces la lectura guattaro-deleuziana de Marx:
las implicaciones de la idea de abstracción real (y, finalmente, el
problema de pensar la forma como esa abstracción se realiza o se
concretiza como relación de producción y explotación), las im-
plicaciones de la idea de límite inmanente (y las dos ct1estiones
conexas de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia y las
crisis de sobreproducción). Pero, por lo mismo, cuando la for-
mulación de la abstracción real en términos de axiomatización
sea reactivada en 1980, se tratará menos de resaltar su correlato
estructural (la captación inmediatamente económica del sobre-
trabajo, sin la intermediación de "factores extraeconómicos que
se inscribirían en un código"), que la manera como la capt11ra es-
tatal viene inclusa en el devenir-concreto de la abstracción real,
puesta al servicio de las relaciones de producción y circulación
del capital. Ese devenir-inmanente del Estado que El Anti Edipo
destacaba ya con fuerza, se encuentra ahora todavía más acen-
tuado, cuanto que sus axiomas territoriales, laborales y moneta-
rios (sus tres "potencias" o aparatos de captura) han sido inme-
diatamente implicados en la formación, reproducción y límites
de variación del valor:
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Hay que recordar lo que distingue una axiomática de todo [ 221]


género de códigos, sobrecodificaciones y recodificaciones:
la axiomática considera directamente elementos y relacio-
nes puramente funcionales cuya naturaleza no está especifi-
cada, y que se realiza11 inmediatamente a la vez en dominios
muy diversos, mie11tras que los códigos son relativos a esos
dominios, enuncian relaciones específicas entre elementos
cualificados, que sólo pueden ser reducidos a u11a unidad
formal superior (sobrecodificación) por trascendencia e in-
directamente. Pues bien, en ese sentido, la axiomática inma-
nente encuentra en los dominios que atraviesa otros tantos
111odelos llamados de realizació11. De igual modo, se dirá que
el capital como derecho, como elemento "cualitativamente
homogéneo y cua11titativamente conmensurable", se realiza
en sectores y medios de producción (o que el "capital glo-
bal" se realiza en el "capital fragmentado"). Sin embargo,
no son los diferentes sectores los que sirven por sí solos de
modelos de realización, son los Estados, cada uno de los cua-
les agrupa y combina varios sectores, según sus recursos, su
población, su riqueza, su equipamiento, etc. Con el capita-
lismo, los Estados 110se anula11, sino que cambian de forma
y adquieren u11 nuevo sentido: modelos de realización de
u11a axiomática mundial que los rebasa. Pero rebasar no es
en modo alguno prescindir de ... '9.

En cuanto al segu11do móvil de u11a concepción de la mundiali-


zación capitalista como axiomática (el problema de su "satura-
ción" o de los límites que suscita en su interior y que no destruye
o no supera como no sea desplazándolos y reproduciéndolos en
una escala ampliada), cuando se lo retoma, en 1980, ya no se tra-
ta sólo de reconocer la intervención de un "Esta do capitalista"
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[ 222 J considerado en general, sino, por el contrario, de indexar un


marco de referencia distintivo de los Estados, de las formas de
su heterogeneidad, así como de stis desigtialdades, tal como son
requeridas, titilizadas y, en gran medida, producidas por la mun-
dialización capitalista, en virtucl de su propia unidad especial,
Antes de volver en detalle sobre esos dos aspectos, desarrollados
en la última proposición de la 13.ª meseta ("Proposición xrv:
axiomática y situación acttial"), examinemos la forma como am-
bos aspectos conducen a profundizar el concepto de axiomática
por el rodeo de una analogía con axiomáticas lógicas, que lo ex-
pone a no pocos malentendidos, si no se observan sus múltiples
aspectos teórico-políticos y, a un tiempo, su significación global
en coyuntura.
En efecto, el concepto de "axiomática del capital" no se apoya
en una comparación de dos términos, que representaría el capi-
talismo a la manera de una axiomática lógico-deductiva, sino en
una analogía, es decir, en una relación de relaciones: entre los
problemas con qtie tropiezan las tentativas de axiomatización y
las prácticas que los contestan, por 11nlado, y los problemas que
engendra la acumulación capitalista a escala mu11dial y las prácti-
cas políticas que los confrontan y se encarga11 de tratarlos, por el
otro 3º . Desde ese punto de vista, la analogía se funda, entonces,
no en la semejanza imaginaria de un sistema económico y 11nsis-
tema lógico, sino en la confrontación de una política interior de
los campos científicos, que i11cluyen relaciones de fuerzas y poderes
sobre sus propias operaciones y factores (fl11jos físicos y semió-
ticos), y una política interior de la economía capitalista que no se
aplica después, sino que determina constitutivamente s11spropios
factores (flujos físicos de territorios, poblaciones y mercancías,
flujos semióticos monetarios, comerciales, no1ninativos y finan-
cieros), de suerte que "el capitalismo siempre ha tenido necesi-
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dad de una 11t1eva fuerza y de u11 nuevo derecl10 de los Estados [ 223 J
para efectuarse, tanto a 11ivel del flujo de trabajo puro como a
nivel del flujo de capital inde pend iente " 31• Si la l1ipótesis de la
axiomática capitalista desemboca en un co11cepto de la política
capitalista, no extrae aquélla, sin embargo, ning ún prestigio de
univocidad lógica ni de rigor deductivo de esta analogía, sino,
por el contrario, los factores de equivocidad, continge11cia e in-
decisión, decisión e incertitud, que trabajan los procedimientos
de toda axiomatización lógica. Así como "la polít ica no es cier-
tan1ente una ciencia apodíctica. Procede por experimentación,
tanteo, i11yección, retirada, avances, retrocesos". Así, también, el
método axiomático:

Pues en la ciencia una axio1nática no es en modo alguno una


potencia trascendente, autónoma y decisoria, que se opon-
dría a la experimentación y a la intuición. Por un lado, hay
tanteos, experimentacio11es, modos de i11tuición propios.
Al ser los axiomas independientes los u11osde los otros, ¿se
pueden añadir axiomas, y l1asta qué pu11to (sistema satura-
do)? ¿Se pueden retirar axiomas, y hasta qué punto (siste-
ma "debilitado")!' Por otro lado, la axiomática se caracteriza
por e11frentarse a proposiciones llamadas indecidibles o por
afrontar potencias necesariamente superiores que no puede
do1ninar. Por último, la axiomática no constituye una van-
guardia de la ciencia, sino más bien un bloqueo, una vuelta al

31 MM, p. 460. Este problema de políticas internas de los campos cientí-


ficos es central en el trabajo de Guattari durante los años 1970 (véase
e11particular La Révolution 1noléculaire, París, Recherches, 1976). Sobre
los conflictos políticos internos de las prácticas científicas, según
las líneas de división entre método "teoremático" y "problemático",
nomológico y experimental o, aún, axiomático e intuicionista, véase
MM, pp. 368-380, y la meseta "Postulados de la lingüística" que reela-
bora, en bue11amedida, los capítulos 2 y 3 de F. Guattari, L'inconscient
111achi11ique,París, Recherches, 1979.
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[ 224] orden, que impide ql1e los flujos semióticos descodificados,


matemáticos y físicos, huyan por todas partes. Los grandes
axiomáticos son hombres de Estado de la ciencia, que obs-
truyen las líneas de fuga tan frecuentes en matemáticas, ql1e
pretenden imponer un nuevo nexum, incluso provisional, y
hacen una política oficial de la ciencia 32•

En segundo lugar, la serie de los problemas político-económicos


que esta analogía permite exponer y articular entre sí es inse-
parable de las representaciones que las potencias capitalistas se
encargaron de reforzar durante los años 1970. Se trataba, para
empeza1·, de contestar dos representaciones simétricas y reversi-
bles, vigorizadas por la hegemonía económica y político-militar
estadounidense, el hundimiento del bloq11e soviético y la inte-
gración forzada de las antiguas colonias y una parte del Tercer
Mundo en el proceso de acumulación capitalista: por un lado,
un Sistema capitalista que estaría por encima de las fronteras na-
cionales de los Estados, indiferente a sus instituciones, contextos
sociopolíticos y relaciones de fuerza internas (de ahí, en Deleuze
y Guattari, la tematización a contrario de los Estados del capita-
lismo mundializado como "modelos de realización inmanentes
para [su] axiomática"); por otro lado, una economía-mundo que
sería ordenable por una instancia política capaz de armonizar
sus evoluciones, instancia estatal o supraestatal de organismos
internacionales como el BIRF, el GATT o el FMI, que las oligar-
quías industriales y financieras aprovecharán para extender su
esfera de influencia al término de la guerra, y para arrebatarse
los países del Tercer Mundo tras las luchas de descolonización y
la caída del sistema de Bretton Wood, o como el G6 creado por
el bloque de Estados capitalistas avanzados, en 1975. A contra-
pelo, Deleuze y Guattari denuncian la absurdidad de "suponer
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u11 supergobier110 mundial, que decidiría en última instancia" [ 225]


("ni siquiera se puede llegar a prever el aumento de una masa
monetaria"), aun si el concepto de axiomática capitalista se opo-
ne, tomándola al pie de la letra, para desmontarla desde adentro,
a la autorrepresentación tecnocrática y sapiente de la guberna-
mentalidad liberal a través de sus instituciones, pero también
de producciones cognoscitivas que influencian las cie11cias eco-
nómicas con sus mixtos característi os de ideología desregula-
cio11ista, gestión tecnocrática y modelización lógico-matemática.
La hipótesis del capitalismo mundial con10 axiomática busca,
finalmente, mantener vigente el problema que esas representa-
ciones cortocircuitan (ya sea, en el capitalismo, por los "gritos
de gue1·ra contra el Estado, 110sólo en 11ombre del mercado, sino
en virtud de su desterritorialización superior", ya por la proyec-
ción paranoica de un supergobierno mundial llamado a contro-
lar los flujos de capitales): el problen1a de la relación entre la
sistematicidad especial de la acumulació11 capitalista mundial y
los Estados que allí participan de manera diferente, desigual, si
no contradictoria. El problema rector planteado, en efecto, por
la a11alogía con las axiomáticas lógicas, y alrededor del cual se
organiza toda la sección "Axiomática y situación actual" con que
termina la meseta sobre los aparatos de Estado, reside en la plu-
ralidad y heterogeneidad de los "modelos" que satisfacen o reali-
zan una misma axiomática -lo que supone concebir esta última
como un sistema de estructuración plástica, desigualmente plástica,
según sus grados de debilitamiento o saturación (los bordes de la
acumulación y realización de la plusvalía como límites inmanen-
tes)-. Esto reabre, a cambio, el problema político de determinar
bajo qué presiones o hasta qué punto la axiomática del capitalis-
mo mu11dial impone un isomorfismo de los modelos, reclama o
suscita una heterogeneidad en el seno mismo de ese isomorfismo
y necesita, incluso, un polimorfismo real de sus modelos estata-
les de realizació11:
POLÍTICA Y ESTADO EN DELEUZE Y GUATTARI

[ 226] [Los] "problemas" [q11e enc11entran los métodos axiomáti-


cos] devienen singularmente políticos cuando se piensa en
los Estados modernos: 1) ¿No existe una isomorfía de to-
dos los Estados modernos con relación a la axio1nática ca-
pitalista, hasta el punto de que los Estados democráticos,
totalitarios, liberales, tiránicos, sólo dependen de variables
concretas, y de la distribución mundial de esas variables que
siempre sufren reajustes eventuales? Incluso los Estados lla-
mados socialistas son isomorfos, en la medida en que ya sólo
existe un zínico n1ercado mundial, capitalista. 2) Y a la inversa,
¿110 soporta la axiomática capitalista n1undial una polimor-
fía, o incluso una heteromorfía de los modelos, y por dos
razones? Por un lado, porque el capital como relación de
prod11cción en general puede perfectamente integrar secto-
res o modos de producción concretos no capitalistas. Pero,
por otro y sobre todo, porque los Estados socialistas buro-
cráticos p11eden desarrollar relaciones de producció11 dife-
rentes, que sólo se conjugan con el capitalismo para formar
11n conjunto cuya "potencia" desborda la propia axiomática
[máquina de guerra mur1dial de la "disuasión"] 33•

O sea, la hipó tesis de la axiom ática capit alista no tiene por obje-
tivo una teorí a mode lizant e, sino, por el cont rario , un dispo sitivo
conc eptu al q11e perm ita deco nstru ir la repre senta ción unív oca

33 MM, pp. 460-461, en referencia a R. Blanché, La axiomática, México,


UNAM, 1965, § 1, sobre la pluralidad, para 11namisma axiomática de
"realizaciones diferentes, p11diendo éstas ser tomadas de domi11ios
de pensamientos muy alejados del dominio inicial"; p. 37 sqq. para
la definición de isomorfismo de los moclelos de realización que cons-
tituyen "interpretaciones diferentes" de una sola axiomática; § 15,
sobre el polimorfismo de los modelos de realización en un sistema
no saturado ("pues la no-sat11ración significa, precisamente, la posi-
bilidad de una o más bifurcaciones"); y § 26, sobre la posibilidad de
modelos polimorfos incluso en un sistema axiomático saturado.
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de un modelo -de "desarrollo económico'' o de for1na estatal, [ 227 J


de régimen político o de "política econ ómic a"-. Sería absurdo
afirmar que todos los Estados "se equivalen'', actualmente (en
virtud de una potencia capitalista que se supone indiferente a
los contextos sociopolíticos que ordenan sus relacio11es de pro-
ducción) o tendencialmente (en virtud de una supuesta tenden-
cia de la mundialización capitalista a l1omogeneizar las formas
políticas y sociales, que reduciría las diferencias de regímenes y
derechos de gubernamentalidad a meras diferencias de fachada).
Pero sería inane disting11ir "b11e11os" y "malos" Estados, según
una transposición "politicista" del economismo evolucionista,
discriminando formas estatales "rezagadas" o "inadaptadas" a las
bodas prometidas por las "políticas de desarrollo" entre la eco-
norr1ía de mercado, la imperiosa valorización del capital y la
democracia liberal -"olv idan do q11e la polimorfía establece es-
trictas complementariedades, por ejemplo entre las clemocracias
occidentales y las tiranías coloniales o neocoloniales qtie i11sta11-
. "
rano mantienen en otras partes 34•
De ahí, en fin, la articulación de la hipótesis de la axion1á-
tica capitalista con la categoría histórico-maquínica de "potencia
de englobamiento ecuménico" (y con la tesis según la cual "las
formaciones sociales se definen por procesos maquínicos [... ] de
los que los modos de producción dependen"): la subsu11ción real
de las formaciones sociales en el proceso de ac11mulación a escala
n111ndial no implica, necesaria1nente, la subsu11ción real de las re-
laciones sociales y modos de producció11 de esas mismas t'orma-
ciones. Por eso, las teorías del "desarrollo desigual" no escapan
a las representaciones ideológicas normativas del desarrollo que,
integrando una problemática del "desarrollo del subdesa.rrollo"
y analizando las inequidades inter11as del capitalismo mundial, no
como retrasos o persistencias en una curva de desarrollo lineal,

34 MM, pp. 461, 470; y ¿QE,é es la filosofía?, op. cit., p. 109.



POLITICA Y ESTADO EN DELEUZE Y GUATTARI

[ 228 J sino como una producción por el Centro de "arcaísn1os a fun-


ción actual", que bien pueden combinarse con implantaciones
de sectores capitalistas supremame11te desarrollados. Esto nos
obliga a inscribir e11 un cuadro de correlaciones y te11de11cias
co11tradictorias, las diferencias que las ideologías del "desarrollo
económico" y la "modernidad" política representan sobre una
línea de evolución, l1omogeneización o armonización progresi-
va (por eje1nplo, la "Nuev a política económica", ideología con-
temporánea de Capitalismo y esquizofrenia y elaborada como un
relevo de la "teoría de la modernizació11" que, e11 el estilo me-
diocre y pretencioso de un Walt W. Rostow había florecido en
los años 1950-1960, estaba a punto de emplearse para justificar
el drástico e11deuda1nie11to impuesto a los países periféricos).
Por último, la hipótesis del capital como axio111ática es expuesta
bajo la forma de una "tipología de los Estados modernos [que
va) así unida a una meta-economía", capaz de mostrar líneas de
difere11ciación estático-políticas 111edia11telas cuales el capitalis-
mo mundial hace sistema (o forma eso que Guattari llamaba
un "Capitalismo Mundial Integrado"). Pero, otra vez, entre el
isomo1fisn10 de los modelos estatales de realización (e11 virtud del
modo y la relación social de producción capitalista), su hetero-
morfis1no (en virtud de otras relaciones y modos de producción
que no dejan, sin embargo, de ser subsumidos por el medio ca-
pitalista y las presiones de un mercado mu11dial integrado) y su
polimorfisnio (en virtud de relaciones de producción capitalistas
que mantienen o hasta suscitan modos de producción no capita-
listas), la distinción sigue sie11do secundaria hasta tanto se haya
establecido su significación e11 coyuntura. A esos tres aspectos,
en efecto, Deleuze y Guattari hacen corresponder: (a) las ofen-
sivas claramente perceptibles de una gubernamentalidad neoli-
beral, que combina desregulacionismo de los flujos comerciales,
monetarios y financieros con rea11udación de técnicas predado-
ras de acumulación originaria; (b) las resistencias reales, aunque
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ambiguas, que los países del "socialismo real" o los gobiernos [ 229 J
socialistas del Tercer Mundo continúan oponiendo al engloba-
miento ecuménico del capital; (c) las nuevas formas de integra-
ción forzada de los países periféricos al sistema de acumulación
a escala mundial, más allá de las relaciones de dependencia he-
redadas de la sujeción colonial. Tal es el conjt1nto coyuntt1ral
qt1e sostiene la tipología "meta-económica" de los Estados con-
temporáneos, o las tres grandes tendencias que se registran en
las potencias e impotencias de la captura estatal, en las distribu-
ciones variables de los dos polos ele soberanía y las modalidades
correspondientes de la violencia de Estado, en los indecidibles
con que tropieza el poder de Estado, cediendo la iniciativa. En
la Proposición XIV, éstas son objeto de una "descripción sumaria
de 'elementos'" que busca, cuando menos, cartografiar la multi-
plicidad de puntos críticos o bifurcaciones posibles, puesto que
"nada está decidido de antemano" 35.

ISOMORFISMO Y HETEROGENEIDAD
DE LOS ESTADOS CAPITALISTAS -
LA OFENSIVA NEOLIBERAL A ESCALA MUNDIAL

Primera tendencia discernida por Deleuze y Guattari en la axiomá-


tica actual, la tendencia a un isomorfismo de sus formas socioes-
tatales de realización parece expresar, directamente, la potencia
de englobamiento real del ámbito planetario por la geografía del
capital 36• "No sólo se podría citar la fría destrucción concertada

35 MM, p. 466 sqq.


36 "En la medida en q11e el capitalismo constituye 11na axiomática (pro-
ducción para el mercado), todos los Estados y todas las formaciones
sociales tienden a devenir isonzorfas, a tít11lo de modelos de realización:
sólo existe un único mercado mundial ce11trado [... ). La organización
mundial deja, pues, de pasar 'entre' formas heterogéneas, puesto que
asegura la isomorfía de las formaciones" (MM, pp. 443-444).
POLITICA Y ESTADO EN DELEUZE Y GIJATTARI

: 230 J de las sociedades primitivas, sino también la caída de las últi-


mas formaciones despóticas -por ejemplo, el [I]mperio otoma-
no, que oponía demasiada resiste11cia e inercia a las exigencias
capitalistas." 37 Este isomorfismo te11de11cial remite, ante todo, a
una genealogía y determinación materialistas del Estado-nación:
"[ ... ] un grupo de productores en el que trabajo y capital circulan
libremente, es decir, en el que la homogeneidad y la competencia
del capital se efectúan en pri11cipio sin obstáculos" 3 8• En efecto, si
uno identifica los constit11yentes de la nación e11la combinación
"u11a tierra, un pueblo" (a co1zt1·ario, "el problema de la 11ació11
se exacerba e11los dos casos extremos de una tierra sin pueblo o
de un pueblo sin tierra"), 18.tierra "i1nplica una cierta desterri-
torializació11 de los territorios (espacios co1nu11ales, provincias
imperiales, dominios señoriales, etc.)", como el pueblo implica
u11a "descodificación de la población" (linajes y castas, clanes y
órde11es) -preci samen te, aq11ello que e11la Europa preindustrial
conjuraban la organización feudal de los campos y la organiza-
ción corporativa de las ciudades 39:

La 11ación se co11stit11ye a partir de flujos descodificados


y desterritorializados, y es inseparable del Estado tnoder-
no que proporciona una co11sistencia a la tierra y al pueblo
correspondientes. El flujo de trabajo puro crea el pueblo,
al igual que el flujo de Capital crea la tierra y su equipa-
mie11to. [... ] Bajo esta fortna de Estado-nación, con todas las

37 MM, p. 443.
38 MM, p. 460.
39 MM, p. 458. Véase I(. Marx, El ca[Jital, op. cit. libro I, s. VII, cap. XXIV,
p. 638 ("Gé11esis del capitalista i11dustrial"): "El régimen feudal en el
campo, y c11 la ciudad el régimen gremial, impedían al dinero capitali-
zado en la usura y e11 el comercio convertirse en capital industrial. Estas
barreras desaparecieron con el licenciamie11to de las huestes feudales
y con la expropiación y desahucio parciales de la población campesina
[... )".
GUILLAUME SIBERTIN-BLANC

diversidades posibles, el Estado deviene modelo de realiza- [ 231 ]


ción para la axiomática capitalista. Lo qt1e de ningú11 modo
quiere decir que las naciones sean apariencias o fenómenos
ideológicos, sino, por el contrario, las formas vivas y pasio-
nales en las qt1e se realizan fundamentalmente la homoge-
neidad cualitativa y la compete11cia cuantitativa del capital
abstracto 4º .

No obsta11te, lo esencial está e11la distinción entre esa tendencia


al isomorfismo y un proceso de homoge11eización. No sólo en ra-
zón de las variables concretas qt1e, evidentemente, hacen variar
las formas estado-sociales, las construcciones nacionalitarias y
los modos de "11acionalización" del Estado, sino en razón de la
complejidad de esa tendencia, que en sí misma incluye dos ten-
dencias contradictorias y coexistentes, capaces de hacer que el
isomorfismo tolere e incluso engendre una gran heteroge11eidad
de los Estados:

Los axiomas del capitalismo no son evidentemente propo-


siciones teóricas, ni fórmulas ideológicas, sino e11unciados
operatorios qt1e cor1stituyen la forma semiológica del Ca-
pital, y que entran como partes componentes en los agen-
ciamientos de producción, de circt1lación y ele consumo.
Los axiomas so11 er1t1nciados principales, que no derivan
o no dependen de otro. En ese sentido, un flujo pt1ede ser
objeto de t1r10o varios axiomas (co11stituyendo el conjt1nto
de los axiomas la conjugación de los flt1jos); pero también
pt1ede no tener axiomas propios, y Sll tratamiento 110 ser
más que tina consecue11cia de los otros axiomas; por í1lti-
mo, puede quedar fuera del campo, evolucionar sin límites,
c1uedar en estado de variación "salvaje" dentro del sistema.

40 MM, p. 461.
POLITICA Y ESTADO EN DELEUZE Y GUATTARI

[ 232 J E11 el capitalismo existe u11a tendencia a añadir constan-


temente axiomas. [... ] Se podría definir un polo de Esta-
do muy general, "social democracia", por esa tendencia a
la adjunció11, a la invenció11 de axiomas, en relación con
domi11ios de inversión y fuentes de be11eficio [... ]. Pero en
el capitalismo la tendencia inversa 110es me11or: tendencia
a retirar, a sustraer axion1as. Uno se lirnita a u11 pequeño
11úmero de axiomas que regulan los flujos dominantes,
recibiendo los otros flujos u11 estatuto derivado de co11se-
cuencia [... ], o queda11do en un estado salvaje que no exclu-
ye la intervención brutal del poder de Estado, al contrario.
El polo de Estado "totalitarismo" encarna esta tendencia a
restringir el número de axiomas [... ]. Pues bien, las dos co-
sas va11 unidas, bien en dos lugares diferentes pero coexis-
te11tes, o bien en 1nomentos sucesivos pero estrecl1a1nente
ligados, actua11do la una sobre la otra, e incluso la una en la
otra, constituye11do la misma axiomática 41•

Esas dos tendencias co11tradictorias, adjunción y sustracción de


axiomas, están relacionadas con dos factores fundamentales estre-
cl1amente ligados.
1. Pri1nero, si el isomorfis1no tendencia! de los Estados na-
cionales capitalistas se deriva de su subsunción por el engloba-
mie11to de u11 mercado n1u11dial, esta subsu11ción reviste a su vez
formas co11trastadas segú11 las condiciones de formación (o, al
contrario, de destrucción) de un 1ne1·cado i11terior integrado que
concurre a las exigencias del mercado exterior y que, en la ar-
ticulación de los dos, encarga al Estado de desplazar sus contra-
dicciones a través de los conflict os de clase, luchas sociales, po-
líticas, y acontecimientos internacionales que incorpo ra en sus
instituciones y "gubern amenta lidad". Desde ese pu11to de vista,
GU/LLAUME 5/BERTIN-BLANC

las secuencias históricas que han servido para ilustrar esa tenden- [ 233 J
cia socialdemócrata a la adjunción de axiomas son sig11ificativas:
"Después de la guerra del 14-18, la influencia conjtigada de la
crisis mundial y de la revolución rusa forzaron al capitalismo
a multiplicar los axiomas, a inventar otros nuevos, que concer-
nían a la clase obrera, al empleo, a la organización sindical a las
instituciones sociales, al papel del Estado, al mercado exterior y
al mercado interior. La economía de I(eynes, el New Deal, fue-
ron laboratorios de axiomas. Ejemplos de ntievas creaciones de
axiomas después de la segunda guerra mundial: el plan Marshall,
las formas de ayudas y préstamos, las transformaciones del sis-
tema monetario" 42• Por otro lado, un segundo polo define una
tendencia contraria, a recortar axiomas, desregular los flt1jos po-
blacionales, territoriales y monetarios, en beneficio de algunos
axiomas exclt1sivos dirigidos a los flujos dominantes; los otros
flujos -sobrepoblaciones relativas, equipamientos no rentables
o territorios "desocupados" - reciben un "estatuto derivado de
consecuencia" o "[quedan] en estado salvaje" fuera del sistema43•
Promoción exclusiva del sector externo e industrias volcadas so-
bre la exportación de materias primas o alimentarias; atraer capi-
tales extranjeros y sobreendetidamiento del Estado, aplastar el
mercado interior; compresión de los salarios y restricción de las
medidas fiscales de repartición indirecta del ingreso: se recono-
cen, entre otros, ciertos métodos a p1into de ser impuestos siste-
máticamente vía los programas de "ajuste estructt1ral" del FMI,
por parte de los Estados occidentales bajo la hegemonía del capi-
tal estadounidense, a los "países en vías de desarrollo". Se desta-
cará, con mayor fuerza, que la formulación guattaro-deleuziana
deja voluntariamente abierta la posibilidad de un redespliegue de
esa tendencia en el centro histórico de la acumulación capitalista,

42 MM, p. 466.
43 MM, pp. 466-467.
POLITICA Y ESTADO EN DELEUZE Y GUATTARI

:234 J puesto que, en una coyuntura semeja11te, o según can1bie11 las


relaciones de fuerzas entre fraccio11es de una clase capitalista
trasnacionalizada e11parte, las condiciones de explotación y las
fLtentes de utilidad pasan por un destrozo y una desi11tegración
del 1nercado i11terior 44: "el iso1norfis1no no implica en 1nodo al-
gu110 homogeneidad: hay iso1norfía, pero l1eterogeneidad, entre
Estados totalitarios y socialdemócratas, siempre que el modo de
producció11 es el mismo [... ); la isomorfía de los modelos, con los
dos polos de adjunció11 y de sustracción, equivale a la distribu-
ción en cada caso del 111ercado i11terior y del mercado exterior
[... ) bipolaridad que es válida para los Estados del centro, y bajo
el modo de producción capitalista" 4' . Según el polo totalitario-
capitalista, en últitnas, los ú11icos axiomas rete11idos se ejerce11
sobre flujos monetarios y financieros favorables al comercio ex-
terior y la captación de utilidades externalizadas, mientras que
la tierra y sus eqt1ipamientos, la sociedad e, incluso, su pobla-
ción, 110 son ya "datos" asumidos por axiotnas específicos, pero
deviene11 simples co11secue11cias que se tratan al 1narge11 como
daños colaterales 46• "E11 cuanto a las evoluciones salvajes, apare-
ce11 entre otras en las variacio11es del en1pleo, los fenóme11os de
éxodo rural, de urlJa11izació11-cl1abolismo, etc.", e11los márgenes
de las regulaciones i11stitucionales, excluidas, e11últimas, de todo
reconocimiento y hasta forcl11idas de la percepción social o, en
caso contrario, libradas a la represió11 legal o paralegal de Estado.
Al calificar este polo de totalitario, Deleuze y Guattari se des-
1narcan, evidentemente, del empleo generalizado e11los años 1970
de ese significante mayor, puesto menos al servicio de los análi-
sis críticos del socialismo real, que e11provecho de la propaganda

44 Véase más adelante: el proble1na de la "periferización i11terior", o la


intuició11 guattaro-deleuzia11a del deve11ir de Europa.
45 MM, p. 468.
46 MM, p. 466.

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