Está en la página 1de 41

EFECTOS COLATERALES DEL COVID 19

AUTORES: OCHOA CORTES CRISTIAN OMAR

LUGAR: ESTADO DE MEXICO, CHIMALHUACAN

CARRERA: INGENIERIA QUIMICA

GRUPO:6IQ11
Palabras clave:

COVID-19: es una enfermedad infecciosa ocasionada por el coronavirus tipo 2


causante del síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV-2)

Secuelas: Trastorno que persiste después de la curación.

Respiratorias: es el número de respiraciones que hace una persona durante un


minuto

Coronavirus: Es un virus que forma parte de la familia de virus “Coronavirus”, que


reciben su nombre por su forma en “corona

SARS-CoV-2: Es un nuevo tipo de coronavirus que puede afectar a las personas

Neurología: La neurología es la especialidad médica que tiene competencia en el


estudio del sistema nervioso, y de las enfermedades del cerebro, la médula, los
nervios periféricos y los músculos.

Psiquiátricas: Es la especialidad médica que estudia las enfermedades mentales,


sus tipos, causas, cursos y tratamientos.
RESUMEN

Los efectos colaterales que se vivieron durante la pandemia del COVID-19 en


México fueron muy complicadas y conlleva a impactos como la salud hasta
cambios económicos y sociales

1. impacto hacia la salud: Aparte de las infecciones y muertes por COVID-19, se


han observado efectos en la salud mental de la población debido al estrés y la
ansiedad relacionados con la pandemia. También ha habido un aumento en las
enfermedades crónicas debido a la interrupción de los servicios de salud
regulares.

2. impacto económico: La pandemia ha afectado gravemente la economía


mexicana, causando desempleo y cierre de empresas. Las industrias de la
hospitalidad y el turismo han sido particularmente afectadas.

3. : Dificultad hacia el aprendizaje en escuelas educativas: El cierre de escuelas


ha afectado la educación de los niños y jóvenes, y ha aumentado la brecha
educativa, especialmente en las comunidades más vulnerables donde el acceso a
la educación en línea es limitado.

4. Social: El distanciamiento social y las cuarentenas han cambiado la forma en


que las personas interactúan y se comunican, lo que ha llevado a un aumento en
la soledad y el aislamiento.

5. Seguridad: Se ha observado un aumento en la violencia doméstica y de género


durante los periodos de confinamiento.

Es importante mencionar que estos efectos pueden variar dependiendo de la


región y la población afectada. Las medidas de mitigación y recuperación también
están en curso para enfrentar estos desafíos.

La pandemia también continúa impidiendo el acceso a los servicios de salud


mental y ha suscitado preocupación por el aumento de los comportamientos
suicidas. La finalidad del presente resumen científico es presentar los datos
actualmente disponibles acerca de los aspectos de salud mental de la pandemia y
fundamentar los esfuerzos de prevención, respuesta y recuperación en todo el
mundo.

El público destinatario son los proveedores de atención de salud, investigadores,


responsables políticos y cualquier otra parte interesada en los datos sobre COVID-
19 y salud mental.

Daño cerebral

Existen varias teorías sobre el daño cerebral, inclusive reacciones inmunitarias y la


infección viral. También cabe la posibilidad que el coronavirus se aloje en las
neuronas, lo que explicaría la posible contribución al desarrollo de trastornos
neurodegenerativos a largo plazo ya que ciertos virus pueden permanecer latentes
durante un tiempo y reactivarse10. Además, las manifestaciones neurológicas en
pacientes con COVID-19 puede asociarse con mayor gravedad de la enfermedad.

El SARS-CoV-2 se une a la enzima convertidora de angiotensina (ACE2), que


puede encontrarse en los pulmones, los vasos sanguíneos, los riñones y el
cerebro, donde puede provocar patología significativa. Asimismo, puede ocasionar
tormenta de citocinas, con aumento de la permeabilidad vascular, inflamación e
hipercoagulación, lo que contribuye a diversas condiciones neurológicas. Se ha
encontrado ACE2 en neuronas del tronco encefálico, la corteza, el cuerpo estriado
y el hipotálamo, lo que sugiere vulnerabilidad del encéfalo frente al SARS-CoV-
231 e, inclusive, se ha comparado al COVID-19 con el cáncer en cuanto a su
capacidad de producir metástasis, ya que el virus se adhiere a los receptores de
ACE2 que están presentes en muchos tipos de células humanas.

Desde otra perspectiva, Ferrari32 refiere que las citocinas originadas por la
infección en la sangre periférica pueden asociarse a varias alteraciones
neurológicas, inclusive enfermedades neurodegenerativas como enfermedad de
Alzheimer, esclerosis múltiple y enfermedad de Parkinson, y exacerbar el daño
preexistente en el SNC. La inflamación sistémica ocasionada por el COVID-19
aumenta la permeabilidad de la barrera hematoencefálica y permite que el virus o
las citocinas y las células inmunitarias infectadas ingresen al SNC2. Se ha descrito
que el SARS-CoV-2 infecta de forma crónica a los astrocitos, los macrófagos y las
células gliales, que secretan citocinas proinflamatorias que incrementan los
efectos perjudiciales de la inflamación y lesiones cerebrales.

La respuesta inmunitaria, aunque reduce la carga viral, puede ocasionar tormenta


de citocinas que promueve los mecanismos proinflamatorios de daño tisular con
hiperinflación sistémica y positividad de anticuerpos anti-NMDA (receptores N-
metil-D-aspartato) en el LCR. Estos mecanismos podrían afectar el SNC tras la
infección.

La replicación viral induce lesiones directas en el tejido nervioso. En un estudio en


el que expusieron colonias de neuronas derivadas de células madre al SARS-
CoV-2 se observó aceleración metabólica en las neuronas infectadas y replicación
viral, con absorción de oxígeno, privación de las neuronas circundantes de
nutrientes y muerte neuronal. Además, en el experimento de Moutri citado por
Piore10, el virus afectó las conexiones sinápticas y se planteó la posibilidad que
las neuronas infectadas puedan liberar sustancias neurotóxicas o proinflamatorias
con capacidad de dañar las células adyacentes. Los sistemas de salud deben
prepararse para el manejo de secuelas posinfecciosas, por lo cual se hace
necesario la creación de protocolos de prevención, intervención y rehabilitación
neurocognitiva de manejo interdisciplinar

Para finalizar, en otras líneas de investigación, en una serie de casos post-mortem


se observó que el efecto principal del SARS-CoV-2 en el cerebro se debe a
inflamación, que se asocia con enfermedad neurológica y neuropsiquiátrica. En
Alemania, en autopsias a seis pacientes, se observó un modelo neurogénico de la
vía del SARS-C-oV-2 con afectación de la vía olfativa, el nervio trigémino y el
núcleo del tronco encefálico; en todos los cerebros examinados se observó
encefalitis intersticial con pérdida de neuronas y degeneración axonal de los
núcleos motores dorsales del nervio vago, el núcleo dorsal de rafe y el fascículo
longitudinal medial. Estos hallazgos, sin embargo, no se atribuyeron a la hipoxia
severa asociada al COVID-19, y no queda claro si se deben a la acción directa del
virus o la respuesta inmunitaria.
FUNDAMENTOS

El SARS-CoV-2 y la pandemia COVID-19

El agente causal

El virus es conocido como SARS-CoV-2, un nuevo beta-coronavirus de la familia


de los Coronaviridae, llamado así por su cápsula lipo-protéica de forma esférica
rodeada de múltiples espículas (glicoproteínas-S) que le dan aspecto de corona.
El material genético en su interior es una sola cadena de ácido ribonucleico (RNA)
de sentido-positivo. La proximidad genética con dos coronavirus presentes en los
murciélagos hace altamente probable que ese sea su origen, con la posible
participación de uno o varios hospederos intermediarios. El virus ingresa
usualmente por vía respiratoria (aun cuando lo puede hacer a través de las
mucosas como la conjuntiva), y se fija mediante las espículas a su receptor: la
proteína de membrana enzima convertidora de angiotensina tipo 2 (ECA-2), de las
células del epitelio y alveolares tipo II. Una vez interiorizado, el RNA es liberado
para su transcripción y replicación.

La OMS, llamó a esta enfermedad "COVID-19" (COronaVIrus Disease 2019) el 11


de febrero del 2020 por el tipo de virus y el año de aparición. Esta infección es
principalmente transmitida de humano a humano por contacto mediante gotas de
"flügge" (secreciones respiratorias > 5 µ) y en ocasiones también por aerosoles. A
pesar de ser un virus envuelto, lo que lo hace relativamente inestable, puede
permanecer en superficies de plástico o metal de 24 hasta 72 horas. Su índice de
contagio es alto (R0 = número de reproducibilidad hasta 5), lo que hace que una
persona infectada pueda contagiar de 2 a 5 personas, y esto explica su
crecimiento exponencial9. El período de incubación es de 1 a 14 días con una
media de 5 a 6 días.
La información sobre características clínicas generales reportadas, varían de
acuerdo con las series y se basan fundamentalmente en los casos de pacientes
hospitalizados. En la serie de China, la edad promedio fue de 47 años, en
comparación con los datos de España donde fue de 58 o en Italia con promedio de
64 años. Hay una ligera predominancia del género masculino (51-59%) en las
diferentes series. Los signos y síntomas más frecuentes fueron: fiebre (>90%), tos
seca (70%) y dificultad respiratoria (37%). Hubo presentación variable de otros
síntomas como fatiga/astenia (38-69%), mialgias, cefalea, congestión conjuntival,
o diarrea en pocos casos. La presencia de comorbilidades también fue variable en
los diferentes reportes, con presencia de diabetes de 13 a 32%, hipertensión
arterial de 18 a 49% y presencia de enfermedad cardiovascular de 4 hasta 42%.
Esta gran variación se debe al número de pacientes estudiados, las diferencias en
la edad de la población afectada y el estado de gravedad en el momento de la
inclusión en cada serie.

COVID-19 en México

Origen, evolución y estado actual

El primer caso detectado en nuestro país ocurrió el 27 de febrero del 2020 en el


Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias en la Ciudad de México, en un
paciente con antecedente de haber viajado a Italia, y el primer fallecimiento ocurrió
el día 18 de marzo. El 24 de marzo, con 475 casos confirmados, se decretó la
Fase 2 de "contingencia sanitaria", con medidas más estrictas de distanciamiento
social, confinamiento y restricción laboral. La propagación de la enfermedad ha
abarcado hasta ahora a todos los estados de la República, con el mayor índice de
casos en Ciudad de México, Baja California y Sinaloa. De acuerdo con los datos
de la Secretaría de Salud, al 14 de mayo del 2020, se cuenta con 40,186 casos
confirmados, 24,856 casos sospechosos y 9,378 casos activos. Se han reportado
8,544 casos en trabajadores de la salud con infección confirmada (21% del total),
con mayor afección de médicos (47%) y enfermeras (35%) y 111 fallecimientos en
este sector. México es uno de los países con menor número de pruebas
diagnósticas aplicadas a la población en el mundo, y se estima que de acuerdo a
varios modelos epidemiológicos, la cifra real de pacientes infectados asciende a
varios cientos de miles en el país y seguramente la cifra de muertes por COVID-19
es mayor.

. Se han reportado hasta ahora 4,220 fallecimientos por esta causa lo que aporta
una letalidad general del 10.5% . Nos encontramos aún en una fase de ascenso
en la curva de la epidemia, en cuanto a la incidencia en el número de casos, que
se espera llegue a su punto mas alto a mediados o finales de mayo, con un
descenso esperado en julio del 2020.

Factores de riesgo, comorbilidades y mortalidad

El promedio de edad de los pacientes en México es de tan solo 45 años con


predominancia (58%) del género masculino. De los casos activos confirmados, el
39.8% ha tenido que ser hospitalizado, y el 5% son reportados en estado crítico.
La tendencia de hospitalización y la mortalidad aumentan con la edad. La letalidad
de los casos confirmados en el mes de mayo de 2020 es de 6.6% en menores de
60 años y hasta de 24% en mayores de 60 años de edad. De los pacientes que
fallecieron, el promedio de edad fue de 58 años, 68.2% fueron hombres, 42.5%
tenían hipertensión arterial, 39% diabetes mellitus, 28.6% obesidad, 9.6
tabaquismo, 10.5 enfermedad pulmonar obstructiva crónica, 7.2 insuficiencia renal
crónica y 6.3% historia de enfermedad cardiovascular

Número, características y estado clínico de los pacientes con diagnóstico de


COVID-19 en México (al 14 de mayo de 2020)22.

Total de casos confirmados (n) 40,186

• Edad promedio (años) 46


• Género masculino (%) 58.2

Pacientes hospitalizados (%) 39.8

• Estado crítico (%) 5

Personal de la salud infectado (n) 8,544

• Médicos (%) 47

• Enfermeras (%) 35

• Otros (%) 18

Total, de pacientes continuados fallecidos 4.220

• Edad promedio (años) 58

• Género masculino (%) 68,2

• Hipertensión (%) 42.5

• Diabetes (%) 39.0

• Enfermedad cardiovascular (%) 6.3


IMPLICACIONES EN SALUD Y SOCIO-ECONÓMICAS DEL COVID-19 EN
MÉXICO

El impacto de esta enfermedad será enorme en diferentes ámbitos y lo será aun


más para un país como el nuestro. A corto plazo, si el ascenso de la curva de
frecuencia de casos no se contiene, el sistema de salud corre el riesgo de verse
rebasado, con altos costos presupuestales e importantes carencias en
infraestructura, equipos y medicamentos. A mediano plazo el impacto social y
psicosocial serán también notorios. Lo más preocupante, sin embargo, es el
ámbito económico a mediano y largo plazo. Se pronostica una inflación al alza, y
las varias calificadoras internacionales han estimado no solo un limitado
crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) sino un decrecimiento de la
economía. De acuerdo con la Organización para la Cooperación y Desarrollo
Económico (OCDE), México será de las naciones más afectadas por esta crisis,
con grandes implicaciones socio-económicas y por su puesto en la salud.

EFECTOS A LARGO PLAZO

Algunas personas continúan sufriendo problemas de salud mucho después de


tener COVID-19.

CONOCE LOS POSIBLES SÍNTOMAS Y FACTORES DE RIESGO DEL


SÍNDROME POS-COVID-19.

La mayoría de las personas que contraen la enfermedad por


coronavirus 2019 (COVID-19) se recupera en unas semanas. Pero algunas
personas, incluso aquellas que se enfermaron levemente, pueden seguir teniendo
síntomas por mucho tiempo después de la recuperación inicial. En ocasiones, a
estos problemas de salud persistentes se los llama síndrome pos-COVID-19,
afecciones pos-COVID-19, COVID-19 persistente, síndrome crónico de COVID-
19 y secuelas agudas de la infección por el virus SARS-CoV-2.

¿QUÉ ES EL SÍNDROME POS-COVID-19 Y QUÉ FRECUENCIA TIENE?

El síndrome pos-COVID-19 implica una variedad de síntomas nuevos, recurrentes


o continuos que las personas presentan después de las cuatro semanas
posteriores a contraer el virus de la COVID-19. En algunos casos, el síndrome
pos-COVID-19 dura meses o años y puede causar discapacidad.

Según las investigaciones, entre uno y 12 meses después de tener COVID-19,


una de cada cinco personas de 18 a 64 años presenta al menos una afección
médica que podría deberse a la COVID-19. Entre las personas de 65 años y
mayores, una de cada cuatro tiene al menos una afección médica que podría
deberse a la COVID-19.

¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS DEL SÍNDROME POS-COVID-19?

Entre los síntomas más frecuentes del síndrome pos-COVID-19, podemos


mencionar los siguientes:

 Fatiga

 Síntomas que empeoran después de hacer esfuerzo físico o mental

 Fiebre

 Síntomas pulmonares (respiratorios), que incluyen dificultad para


respirar o falta de aliento y tos

OTROS SÍNTOMAS POSIBLES SON LOS SIGUIENTES:

 Síntomas neurológicos o afecciones de salud mental, como dificultad


para pensar o concentrarse, dolores de cabeza, problemas para dormir,
mareos al ponerse de pie, sensación de puntadas, pérdida del olfato o
del gusto, y depresión o ansiedad

 Dolor articular o muscular


 Afecciones o síntomas cardíacos, como dolor en el pecho y latidos
rápidos o palpitaciones

 Síntomas digestivos, como diarrea y dolor de estómago

 Coágulos y problemas de los vasos sanguíneos (vasculares), como un


coágulo que se traslada desde las venas profundas de las piernas hacia
los pulmones y bloquea la irrigación sanguínea de los pulmones
(embolia pulmonar)

 Otros síntomas, como sarpullido y cambios en el ciclo menstrual

¿POR QUÉ LA COVID-19 PROVOCA PROBLEMAS DE SALUD CONTINUOS?

El daño en los órganos podría estar relacionado. Las personas que


tuvieron COVID-19 grave podrían tener daños en el corazón, los riñones, la piel y
el cerebro. También puede haber inflamación y problemas en el sistema
inmunitario. No se sabe cuánto podrían durar estos efectos. Los efectos también
podrían provocar el desarrollo de afecciones nuevas, como la diabetes o alguna
enfermedad del corazón o del sistema nervioso.

Haber tenido COVID-19 grave podría ser otro factor. Las personas que tuvieron
síntomas graves de COVID-19 suelen necesitar un tratamiento en la unidad de
cuidados intensivos de un hospital. Esto puede provocar una debilidad extrema y
el trastorno por estrés postraumático, que es una enfermedad mental
desencadenada por un acontecimiento aterrador.
¿CUÁLES SON LOS FACTORES DE RIESGO DEL SÍNDROME POS-COVID-
19?

Podrías ser más propenso a tener el síndrome pos-COVID-19 en los siguientes


casos:

 Tuviste un cuadro de COVID-19 grave, en especial si te internaron o


necesitaste cuidados médicos intensivos.

 Tuviste determinadas enfermedades antes de contraer el virus de


la COVID-19.

 Tuviste una afección de los órganos y tejidos (síndrome inflamatorio


multisistémico) mientras tenías COVID-19 o después.

Aparentemente, el síndrome pos-COVID-19 es más frecuente en los adultos que


en los niños y adolescentes. Sin embargo, cualquier persona que se contagie con
la COVID-19 puede tener efectos a largo plazo, incluidas aquellas que no
presentaron síntomas o que tuvieron un cuadro leve.

¿QUÉ DEBERÍAS HACER SI TIENES SÍNTOMAS DEL SÍNDROME POS-


COVID-19?

Si tienes síntomas del síndrome pos-COVID-19, consulta a tu proveedor de


atención médica. Para prepararte para la cita médica, anota lo siguiente:

 Cuándo comenzaron los síntomas

 Qué empeora los síntomas

 Con qué frecuencia se presentan los síntomas

 De qué modo los síntomas afectan tus actividades


¿Por qué te deberías cuidar de las reinfecciones del coronavirus?

Tan sencillo como decir que a mayor número de infecciones tengas por el virus o
sus variantes, mayor será tu probabilidad de presentar Covid Largo y de tener que
lidiar con las secuelas que deja. Un reciente estudio en Nature Medicine llamado
“Symptoms and risk factors for long COVID in non-hospitalized adults” refiere que
ya está bien reconocido que al menos el 10% de los individuos que enferman
desarrollarán síntomas más allá de las 4 a 12 semanas después de la infección.
Esta investigación plantea que 62 son los síntomas que se asociaron a la infección
por Sars-Cov-2, doce semanas o más, después de la infección, aunque 50 de
ellos fueron los que consolidó este reporte.

Ahora bien, un estudio preliminar de Ziyad Al-Aly y colaboradores de la


Washington University School of Medicine, hecho en 5,693,208 millones de
personas que incluía 257,427 con una sola infección, 38,926 reinfectados (hasta
en más de 3 ocasiones) y un grupo control de 5,396,855, evidenció que las
reinfecciones contribuyen a riesgos de salud adicionales, más allá de lo que ocurre
solamente con una infección primaria. O sea que si no te dejó secuelas la
infección por primera vez, el que te dé más veces te hace más vulnerable a
padecer más síntomas del Covid prolongado (que pueden llegar a ser tal vez
hasta de riesgo para la mortalidad) y de mayor severidad. Este estudio también
dejó entrever, esa tendencia de mayor riesgo para los no vacunados.
SEGÚN UN ESTUDIO DE QUE TANTO AFECTA EL COVID AL CUERPO
HUMANO CON ESTOS SINTOMAS:

Fatiga (58%)

Dolor de cabeza (44%)

Trastorno de la atención (27%)

Caída de cabello (25%)

Disnea: dificultad para respirar (24%)

Ageusia: pérdida del gusto (23%)

Anosmia: pérdida del olfato (21%)

Polipnea post-actividad: aumento de la frecuencia respiratoria (21%)

Dolor de articulación (19%)

Tos (19%)

Sudor (17%)

Náuseas o vómitos (16%)

Dolor o malestar en el pecho (16%)

Pérdida de memoria (16%)

Pérdida de la audición o tinnitus (15%)

Ansiedad (13%)

Depresión (12%)

Trastornos digestivos (12%)

Pérdida de peso (12%)

Signos cutáneos: en la piel (12%)


Frecuencia cardiaca aumentada en reposo (11%)

Palpitaciones (11%)

Dolor o malestar general (11%)

Fiebre intermitente (11%)

Trastornos del sueño (11%)

ASTENIA

La astenia es reconocida como una de las secuelas más frecuentes en personas


infectadas con SARS-CoV-2. A pesar de su elevada prevalencia, existe poca
bibliografía que haya pormenorizado en este fenómeno. La astenia que dura seis
meses o más, sin una explicación que la justifique, se denomina síndrome de
fatiga crónica (SFC) y, a pesar de haber sido relacionada con infecciones por
coronavirus anteriores, en el caso de COVID-19, la ausencia de asociación entre
su aparición y la gravedad de la infección inicial tiene importantes implicaciones en
el número potencial de pacientes que pueden verse afectados.

Debe tenerse en cuenta que la astenia es una sensación, pudiendo variar de una
persona a otra y carecemos de una prueba que confirme este diagnóstico. El sexo
femenino y las personas con un diagnóstico previo de depresión o tenían ansiedad
un mayor riesgo de sufrir fatiga. No obstante, su fisiopatología en pacientes que
han superado la COVID-19, así como sus posibles asociaciones y valores
predictores, deben investigarse en estudios longitudinales a largo plazo.

SECUELAS RESPIRATORIAS

En torno a los supervivientes de COVID-19, se ha informado de un amplio


espectro de manifestaciones pulmonares que se hacen patentes en las pruebas
funcionales y espirométricas. Atendiendo al período subagudo, en un estudio de
110 pacientes hospitalizados se realizaron pruebas de función pulmonar (PFP) al
alta o un día antes . Se observaron anomalías en la DLCO en el 47,2% de los
pacientes con < 80% de la capacidad prevista, con una mayor frecuencia en
aquellos que habían experimentado una enfermedad más grave.

Secuelas cardiológicas

En lo relativo a las manifestaciones cardíacas, inicialmente se pensó que la


frecuencia de compromiso cardíaco resultante de la enfermedad del SARS-CoV-2
se asociaba directamente con la gravedad del curso clínico de la patología y la
presencia de comorbilidades. Apoyando esta teoría, un estudio realizado por
Huang et al. en sujetos recuperados que presentaron clínica cardiológica durante
la fase aguda revelada encuentra anormales en la resonancia magnética cardíaca
(RMC) en el 58% de los pacientes a los 50 días del inicio de los síntomas,
destacando la disminución de la fracción de eyección del ventrículo derecho,
edema miocárdico sugestivo de miocarditis y fibrosis. Sin embargo, los estudios de
RMC más recientes de individuos recuperados de COVID-19 han demostrado una
alta frecuencia de compromiso cardíaco a pesar de un curso asintomático o
benigno de la enfermedad.

Los participantes que se habían recuperado tuvieron una fracción de eyección del
ventrículo izquierdo más baja y en una proporción considerable se detectaron
valores altos de troponina T ultrasensible. El 78% de los pacientes con COVID-19
recuperados presentaban algún tipo de compromiso cardíaco observable en la
RMC, como miocarditis, cicatrización o realce pericárdico. Curiosamente, los
sujetos con COVID-19 oligosintomáticos tuvieron una inflamación miocárdica
similar al subgrupo hospitalizado, lo cual podría relacionarse con la edad de los
pacientes del estudio y la presencia más frecuente de factores de riesgo, así como
de lesiones previas silenciosas o no diagnosticadas.
Rajpal et al. demuestran, tras el seguimiento (11 a 53 días) de 26 deportistas
universitarios, signos de miocarditis activa en el 15% de ellos y en un 30%
adicional, fibrosis miocárdica aislada. Sin embargo, en otro grupo de 26 atletas de
élite que cursaron de forma mayoritariamente asintomática o leve la infección por
COVID-19 no han existido criterios para el diagnóstico de miocarditis activa por
RM después de uno o dos meses desde el diagnóstico, pudiéndose explicar los
hallazgos por la adaptación fisiológica al ejercicio (edema miocárdico aislado).

SECUELAS NEUROLOGICAS

Los síntomas neurológicos más frecuentes en COVID-19 son cefalea, mareo,


anosmia y ageusia. hallazgos Otros neurológicos incluyen accidentes
cerebrovasculares (ACV), deterioro de la conciencia, convulsiones y encefalopatía

Las disfunciones olfativa y/o gustativa son las manifestaciones neurológicas más
frecuentes tras la cefalea, con una prevalencia del 52,73% para la disfunción
olfativa y del 43,93% para la gustativa informada en un metaanálisis reciente . La
mayoría de los pacientes tiene una recuperación completa o casi completa un mes
después de la enfermedad aguda, aunque en algunos estudios, estos síntomas
persisten más tiempo. Nguyen et al., en un seguimiento a 125 pacientes,
constatan que el 68,1% recuperó el olfato y el 73% el gusto durante las primeras
seis semanas posteriores al inicio de los síntomas. Un total de 30 pacientes (24%)
informaron de la persistencia de anosmia/ageusia hasta siete meses después.

También se han publicado casos, durante la fase aguda, de ACV. La incidencia de


ACV en pacientes hospitalizados es del 1,1%, relacionándose el riesgo de sufrirlos
con la mayor gravedad de la fase aguda y la presencia previa de factores de
riesgo cardiovascular. La evidencia sugiere que el ACV asociado a la enfermedad
COVID-19 presenta mayor gravedad que el no asociado, con tasas de mortalidad
y de discapacidad mayores.
Un efecto indirecto de la pandemia COVID-19 ha sido el descenso de los ingresos
por ACV, observándose una reducción del 40% en las admisiones en comparación
con el mismo período del año anterior . El miedo a contraer la infección por
COVID-19 puede haber disuadido a algunos pacientes con síntomas de ACV más
leves de buscar atención.

El síndrome de Guillain-Barré (GBS) también ha sido descrito en pacientes


COVID-19. En una revisión de 73 casos de SGB post-COVID-19, Abu-Rumeileh
informan en estos pacientes síntomas sensoriales solos o en combinación con
paraparesia o tetraparesia, ataxia y arreflexia generalizada. La encefalopatía 33 se
ha descrito en personas con COVID-19 como un factor de mal pronóstico,
requiriendo ingresos más largos, mayor deterioro funcional al alta hospitalaria y
una tasa de mortalidad a los 30 días más alta.

SECUELAS TROMBÓTICAS

La fase aguda de la enfermedad se asocia con una respuesta inflamatoria


exacerbada que acompaña un riesgo importante de trombosis de entre los que se
han descrito la isquemia aguda de extremidades, síndrome coronario agudo,
tromboembolismo venoso (TEV) o ACV, entre otros . Dadas las altas tasas de
trombosis en pacientes hospitalizados con COVID-19, cabría esperar que este
riesgo se extienda tras el alto en el ámbito ambulatorio.

Sin embargo, el riesgo a largo plazo de tromboembolia post-COVID-19 está mal


definido; un estudio de 163 pacientes, de los cuales 42 (26%) requirieron ingreso
en la UCI, tuvo una incidencia acumulada de TEV a los 30 días del alta del 0,6%.
AUTOINMUNIDAD

Aunque no está bien establecida la patogenia de las enfermedades autoinmunes,


dados los mecanismos patogénicos y los aspectos clínico-radiológicos
compartidos entre las enfermedades proinflamatorias y la COVID-19, se ha
sugerido que el SARS-CoV-2 podría actuar como un factor desencadenante para
el desarrollo de una desregulación autoinmune.

Desde el comienzo de la pandemia, ha habido un aumento notable en el número


de casos de enfermedad de Kawasaki (EK) , lo que sugiere una asociación entre
el SARS-CoV-2 y esta patología. Además, se han descrito casos de EK atípica o
incompleta. Esta afección se ha denominado síndrome inflamatorio multisistémico
en niños (MIS-C) . Los informes registran una alta incidencia de afectación
intestinal, miocarditis, compromiso cardíaco, shock y activación macrofagia en el
MIS-C, en comparación con la EK clásica. Esto provoca que los niños afectos
asocien un peor pronóstico (miocarditis y afectación coronaria) y necesidad de
cuidados intensivos.

La COVID-19 se ha asociado con el desarrollo de púrpura trombocitopénica


inmune (PTI). En una revisión sistemática 53 , se encontró que ciertos pacientes
comenzaron a mostrar alteraciones incluso después de la recuperación clínica,
hasta tres semanas después de la hospitalización. Es importante que la infección
por SARS-CoV-2 forme parte del diagnóstico diferencial de la PTI, si bien es
necesario tener en cuenta la posible concomitancia en estos pacientes de otras
causas de trombocitopenia, como pueden ser diferentes fármacos (heparina o
betalactámicos), coagulación intravascular diseminada o sepsis.

La aparición de anticuerpos antifosfolípido (aPL) secundaria a infecciones es un


fenómeno que se ha descrito en algunos pacientes tras la infección por SARS-
CoV-2.
OTRAS MANIFESTACIONES

Se ha hipotetizado el potencial diabetogénico del SARS-CoV-2, no solo por las


dianas empleadas por el virus sino por el estrés inflamatorio secundario a la
enfermedad. La hiperglucemia de nueva aparición y la descompensación
metabólica aguda de la diabetes mellitus (DM) preexistente están surgiendo ahora
como complicaciones de la COVID-19, especialmente entre los pacientes
hospitalizados. Esta hiperglucemia de novo no está asociada con ningún otro
factor de riesgo.

La afectación renal también es frecuente en pacientes con COVID-19. La


incidencia de lesión renal aguda (LRA) llega incluso al 36% en sujetos
hospitalizados , considerándose un factor de riesgo de gravedad y mortalidad de
COVID-19. En el estudio de la fase de convalecencia, Ng et al. informan que el
36,9% de los pacientes con LRA durante el ingreso seguían teniendo disfunción
renal en el momento del alta hospitalaria, lo que sugiere una disfunción renal
prolongada a pesar de la resolución de la fase aguda. El único estudio que ha
investigado el filtrado glomerular a largo plazo describe que el 35% de los
pacientes con LRA durante la hospitalización tenían una tasa de filtrado glomerular
(TFG) disminuida (< 90 mL/min/1,73 m 2 ) a los seis meses, frente al 13% en los
pacientes sin LRA.

VIGILANCIA SINDROMÁTICA DE LA ENFERMEDAD RESPIRATORIA

Vigilancia sindromática de la enfermedad respiratoria viral en México Con base a


lo establecido en la Norma Oficial Mexicana NOM-017-SSA2-2012,Para la
Vigilancia Epidemiológica, la vigilancia sindromática se define como el resultado
de una combinación de signos y síntomas (definición de caso) suficientemente
amplia para asegurar una buena sensibilidad, con algoritmos diagnósticos a nivel
clínico, epidemiológico y de laboratorio, que permiten establecer simultáneamente
el diagnóstico etiológico dentro de ese síndrome.
La vigilancia epidemiológica de la enfermedad respiratoria viral, dentro de la cual
se integra la COVID-19, la influenza y otros virus respiratorios, se enfoca
principalmente en la detección inmediata de casos que cumplan con la definición
operacional de casos sospechosos, con la finalidad de contener la propagación del
virus en la población mexicana, siendo esa una vigilancia altamente sensible para
poder detectar los casos sospechosos de enfermedad respiratoria viral que
cumplan con la definición operacional en cualquier unidad de salud

(pública o privada), con la finalidad de detonar las acciones de vigilancia


epidemiológica y por laboratorio, atención, prevención y control correspondientes,
dirigidas a eliminar los riesgos de transmisión del padecimiento.

Por lo que, alineados a la vigilancia epidemiológica, se han elaborado definiciones


operacionales que tienen como objetivo realizar una medición estandarizada de
las características que deben cumplir los casos ingresados a un sistema, a efecto
de unificar los criterios para su identificación, notificación y seguimiento, las cuales
se caracterizan por tener elevada sensibilidad, con la finalidad de detectar la
mayoría de los casos a través de los signos y síntomas más frecuentes reportados
hasta el momento, así como por los antecedentes epidemiológicos de los casos.

La especificidad del diagnóstico clínico está determinada por los resultados de


laboratorio y pruebas antigénicas, por lo que es fundamental contar con una

adecuada toma de muestra de los casos para las pruebas que se describen en los
siguientes apartados.

La vigilancia epidemiológica de la enfermedad respiratoria viral, se lleva a cabo a


través de:

1. La vigilancia centinela, en las 473 unidades médicas denominadas


Unidad de Salud Monitora de Enfermedad Respiratoria Viral (USMER).

2. Vigilancia en el resto de las unidades médicas NO USMER, del 100 % de los


casos que cumplan definición de Infección Respiratoria Aguda

Grave (IRAG).adecuada toma de muestra de los casos para las pruebas que se
describen en los siguientes apartados.

La vigilancia epidemiológica de la enfermedad respiratoria viral, se lleva a cabo a


través de:

1. La vigilancia centinela, en las 473 unidades médicas denominadas

Unidad de Salud Monitora de Enfermedad Respiratoria Viral (USMER).

2. Vigilancia en el resto de las unidades médicas NO USMER, del 100 % de los


casos que cumplan definición de Infección Respiratoria Aguda Grave (IRAG).

Una pandemia neurológica

Las consecuencias del COVID-19 no son sólo físicas. Una investigación publicada
en la revista Neurología encontró que un tercio de los pacientes estudiados
presentaba síntomas de depresión o ansiedad, además de irritabilidad, insomnio y
problemas de memoria.

Es el caso de Alma San Martín, veracruzana de 59 años, quien necesita tomar


pastillas para conciliar el sueño. Lo relaciona con el miedo. Ella enfermó dos veces
por COVID-19; de la segunda, en febrero de este año, resultó con secuelas. Vive
encerrada y trata de tranquilizarse pintando mandalas o escuchando música. No
siempre lo logra.
–Es algo que me ha cambiado la vida totalmente –confiesa–. No me gusta decirlo,
pero vivo con miedo. Me da mucho terror enfermarme.

A Ernestina Álvarez Guillén, periodista de 38 años, de la Ciudad de México, el


“covid prolongado” le dejó un rastro de depresión y vértigo. Todavía se marea al
levantarse. A veces, no puede mantenerse de pie ni ver su teléfono sin sentir que
todo gira a su alrededor. Ha llegado a pensar que, aunque sobrevivió al
coronavirus, las secuelas podrían acabar con su vida.

–Ahora soy más propensa a que mis niveles emocionales sean como una
montaña rusa; amanezco muy de malas o muy triste o con depresión.

Otro síntoma neurológico es la confusión, descrita popularmente como “niebla


mental”. La doctora Diana Vilar Compte, médica del Departamento de Infectología
del Instituto Nacional de Cancerología, la define así: “lapsos de fallos de memoria,
lo cual produce muchísima ansiedad”. Entre los síntomas relacionados destacan el
mareo, la visión borrosa, zumbido en los oídos.

Existen varias teorías que intentan explicar la capacidad del virus de afectar la
memoria y la concentración de algunos pacientes. De acuerdo con lo encontrado
en una investigación neurológica realizada en Ecuador, la razón podría estar en la
alta carga viral. El virus infecta al sistema nervioso a través de la mucosa en la
nariz, la sangre o terminales nerviosas. Mientras el sistema lucha por defenderse,
las neuronas se ven afectadas porque reciben menos energía: se “apagan”. Esto
podría ocasionar la confusión, la “niebla” en los procesos del pensamiento.

Otras posibles explicaciones a la “niebla mental”, descrita por algunos médicos


como “dificultad cognitiva”, es una falta de oxigenación sufrida durante la
enfermedad que, en algunos casos, puede afectar al cerebro.
Fisiopatología

Los probables mecanismos fisiopatológicos que explican el desarrollo de los


síntomas a largo plazo son la persistencia viral, alteraciones inmunológicas e
inflamación, secuelas esperadas de una enfermedad crítica y cambios
fisiopatológicos específicos de la enfermedad aguda en cada sistema

La persistencia viral encontrada en las pruebas PCR indican replicación viral lo


que puede generar una respuesta inflamatoria persistente propiciando el
desarrollo de síntomas. 2. Se ha encontrado niveles elevados de citocinas
inflamatorias y angiogénicas, originando potencialmente síntomas post-COVID. 3.
Los cambios fisiopatológicos por COVID-19 causan alteraciones estructurales que
pueden originar síntomas post-COVID específicos de cada sistema y persistencia
de la respuesta inflamatoria. 4. COVID-19 severo como enfermedad inicial implica
el uso de medidas de soporte invasiva, lo que puede llegar a desarrollar PICS, con
persistencia de síntomas más allá de la enfermedad crítica

Síntomas difíciles de explicar y manejar

Las personas con afecciones persistentes al COVID-19 pueden tener síntomas

difíci Las personas con afecciones persistentes al COVID-19 pueden tener

síntomas difíciles de explicar y manejar. Las evaluaciones clínicas y los

resultados de los análisis de sangre de rutina, las radiografías de tórax y los

electrocardiogramas pueden ser normales. Los síntomas son similares a los

que presentan las personas con encefalomielitis mialgia/síndrome de fatiga

crónica (ME/CFS) y otras enfermedades crónicas menos conocidas que pueden

aparecer después de otras infecciones. Las personas con estos síntomas sin

causa aparente pueden ser interpretadas incorrectamente por sus

proveedores de atención médica, por lo que es posible que tarden mucho en

recibir un diagnóstico y la atención o el tratamiento adecuado. Les de explicar

y manejar. Las evaluaciones clínicas y los resultados de los análisis de sangre

de rutina, las radiografías de tórax y los electrocardiogramas pueden ser

normales. Los síntomas son similares a los que presentan las personas

con encefalomielitis miálgica/síndrome de fatiga crónica (ME/CFS) y otras

enfermedades crónicas menos conocidas que pueden aparecer después de

otras infecciones. Las personas con estos síntomas sin causa aparente pueden

ser interpretadas incorrectamente por sus proveedores de atención médica,

por lo que es posible que tarden mucho en recibir un diagnóstico y la atención

o el tratamiento adecuados.
Afecciones

Algunas personas tienen nuevas afecciones después del COVID-19.

Algunas personas, especialmente las que se enfermaron gravemente a causa

del COVID-19, sufren efectos multiorgánicos o afecciones autoinmunitarias con

síntomas que duran semanas, meses o incluso años después de tener COVID-

19. Los efectos multiorgánicos pueden afectar a varios órganos, incluido el

corazón, los pulmones, los riñones, la piel y el cerebro. Como resultado de

estos efectos, las personas que tuvieron COVID-19 pueden ser más propensas

a tener nuevas afecciones tales como diabetes, afecciones cardiacas,

problemas de coagulación o afecciones neurológicas que las personas que no

tuvieron COVID-19.

LAS PERSONAS QUE ESTÁN GRAVEMENTE ENFERMAS PUEDEN TENER


PROBLEMAS DE SALUD

LAS PERSONAS GRAVEMENTE ENFERMAS, HOSPITALIZADAS O BAJO


TRATAMIENTO PUEDEN TENER PROBLEMAS COMO EL SÍNDROME POS
CUIDADOS INTENSIVOS (PICS, POR SUS SIGLAS EN INGLÉS).

El PICS se refiere a los efectos en la salud que pueden aparecer cuando una
persona está en una unidad de cuidados intensivos (UCI), y que pueden persistir
después de que la persona regrese a casa. Estos efectos pueden incluir debilidad
muscular, problemas para razonar y discernir, y síntomas de trastorno de estrés
postraumático (TEP), una reacción crónica a un evento muy estresante. Si bien el
PICS no se refiere específicamente a la infección por el SARS-CoV-2, puede
ocurrir y contribuir a la experiencia de la afección persistente al COVID-19 de una
persona. Para las personas que tiene el PICS después de un diagnóstico de
COVID-19, es difícil determinar si estos problemas de salud son causados por
haberse enfermado gravemente, por el virus o por una combinación de ambos.

PERSONAS MÁS PROPENSAS A TENER AFECCIONES PERSISTENTES AL


COVID-19

ALGUNAS PERSONAS PUEDEN CORRER MÁS RIESGO DE TENER


AFECCIONES PERSISTENTES AL COVID-19.

Los investigadores están tratando de entender qué personas o grupos de


personas tienen más probabilidades de tener afecciones persistentes al COVID-19
y cuál es el motivo. En algunos estudios se ha demostrado que las afecciones
persistentes al COVID-19 pueden afectar más a ciertos grupos de personas.

Las personas que se enfermaron gravemente a causa del COVID-19,


especialmente las que han sido hospitalizadas o recibieron cuidados intensivos.

Las personas que tenían afecciones subyacentes antes del COVID-19.

Las personas que no se vacunaron contra el COVID-19.

Las inequidades en el acceso a la salud pueden afectar a las poblaciones en


riesgo por el COVID-19 persistente

Algunas personas corren mayor riesgo de enfermarse a causa del COVID-19


según el lugar donde viven o trabajan o porque no pueden recibir atención médica.
Las inequidades en la salud pueden hacer que algunos miembros de grupos de
minorías raciales o étnicas y algunas personas con discapacidades corran mayor
riesgo de tener afecciones persistentes al COVID-19. Los científicos están
investigando algunos de los factores que pueden hacer que estas comunidades
corran mayor riesgo de infectarse o tener afecciones persistentes al COVID-19.

PREVENIR LAS AFECCIONES PERSISTENTES AL COVID-19

La mejor forma de prevenir las afecciones persistentes al COVID-19 es protegerse


y proteger a los demás para evitar infectarse. Para las personas que son elegibles,
los CDC recomiendan mantenerse al día con las vacunas contra el COVID-19,
además de mejorar la ventilación, hacerse pruebas de detección del COVID-19 de
ser necesario y acudir para recibir tratamientos para el COVID-19 si es elegible.
Otras medidas preventivas incluyen evitar el contacto cercano con personas con
COVID-19 confirmado o presunto y lavarse las manos o usar un desinfectante de
manos a base de alcohol.

Hay estudios que sugieren que las personas que contraen el COVID-19 después
de vacunarse tienen una tendencia más baja a notificar afecciones persistentes al
COVID-19 que las personas que no están vacunadas.

Los CDC, otras agencias federales y socios no federales están trabajando para
identificar otras medidas para que las personas puedan reducir el riesgo de tener
afecciones persistentes al COVID-19. Aprenda más sobre cómo protegerse y
proteger a los demás del COVID-19.

VIVIR CON AFECCIONES PERSISTENTES AL COVID-19

Personas más propensas a tener afecciones persistentes al COVID-19

Algunas personas pueden correr más riesgo de tener afecciones persistentes al


COVID-19.
Los investigadores están tratando de entender qué personas o grupos de
personas tienen más probabilidades de tener afecciones persistentes al COVID-19
y cuál es el motivo. En algunos estudios se ha demostrado que las afecciones
persistentes al COVID-19 pueden afectar más a ciertos grupos de personas. A
continuación se dan algunos ejemplos, aunque no se trata de una lista exhaustiva,
de las personas o grupos que podrían correr más riesgo de tener afecciones
persistentes al COVID-19:

Las personas que se enfermaron gravemente a causa del COVID-19,


especialmente las que han sido hospitalizadas o recibieron cuidados intensivos.

Las personas que tenían afecciones subyacentes antes del COVID-19.

Las personas que no se vacunaron contra el COVID-19.

Las inequidades en el acceso a la salud pueden afectar a las poblaciones en


riesgo por el COVID-19 persistente

Algunas personas corren mayor riesgo de enfermarse a causa del COVID-19


según el lugar donde viven o trabajan o porque no pueden recibir atención médica.
Las inequidades en la salud pueden hacer que algunos miembros de grupos de
minorías raciales o étnicas y algunas personas con discapacidades corran mayor
riesgo de tener afecciones persistentes al COVID-19. Los científicos están
investigando algunos de los factores que pueden hacer que estas comunidades
corran mayor riesgo de infectarse o tener afecciones persistentes al COVID-19.

Prevenir las afecciones persistentes al COVID-19

La mejor forma de prevenir las afecciones persistentes al COVID-19 es protegerse


y proteger a los demás para evitar infectarse. Para las personas que son elegibles,
los CDC recomiendan mantenerse al día con las vacunas contra el COVID-19,
además de mejorar la ventilación, hacerse pruebas de detección del COVID-19 de
ser necesario y acudir para recibir tratamientos para el COVID-19 si es elegible.
Otras medidas preventivas incluyen evitar el contacto cercano con personas con
COVID-19 confirmado o presunto y lavarse las manos o usar un desinfectante de
manos a base de alcohol.

Hay estudios que sugieren que las personas que contraen el COVID-19 después
de vacunarse tienen una tendencia más baja a notificar afecciones persistentes al
COVID-19 que las personas que no están vacunadas.

Los CDC, otras agencias federales y socios no federales están trabajando para
identificar otras medidas para que las personas puedan reducir el riesgo de tener
afecciones persistentes al COVID-19. Aprenda más sobre cómo protegerse y
proteger a los demás del COVID-19.

Personas más propensas a tener afecciones persistentes al COVID-19

Algunas personas pueden correr más riesgo de tener afecciones persistentes al


COVID-19.

Los investigadores están tratando de entender qué personas o grupos de


personas tienen más probabilidades de tener afecciones persistentes al COVID-19
y cuál es el motivo. En algunos estudios se ha demostrado que las afecciones
persistentes al COVID-19 pueden afectar más a ciertos grupos de personas. A
continuación se dan algunos ejemplos, aunque no se trata de una lista exhaustiva,
de las personas o grupos que podrían correr más riesgo de tener afecciones
persistentes al COVID-19:

Las personas que se enfermaron gravemente a causa del COVID-19,


especialmente las que han sido hospitalizadas o recibieron cuidados intensivos.

Las personas que tenían afecciones subyacentes antes del COVID-19.


Las personas que no se vacunaron contra el COVID-19.

Las inequidades en el acceso a la salud pueden afectar a las poblaciones en


riesgo por el COVID-19 persistente

Algunas personas corren mayor riesgo de enfermarse a causa del COVID-19


según el lugar donde viven o trabajan o porque no pueden recibir atención médica.
Las inequidades en la salud pueden hacer que algunos miembros de grupos de
minorías raciales o étnicas y algunas personas con discapacidades corran mayor
riesgo de tener afecciones persistentes al COVID-19. Los científicos están
investigando algunos de los factores que pueden hacer que estas comunidades
corran mayor riesgo de infectarse o tener afecciones persistentes al COVID-19.

Prevenir las afecciones persistentes al COVID-19

La mejor forma de prevenir las afecciones persistentes al COVID-19 es protegerse


y proteger a los demás para evitar infectarse. Para las personas que son elegibles,
los CDC recomiendan mantenerse al día con las vacunas contra el COVID-19,
además de mejorar la ventilación, hacerse pruebas de detección del COVID-19 de
ser necesario y acudir para recibir tratamientos para el COVID-19 si es elegible.
Otras medidas preventivas incluyen evitar el contacto cercano con personas con
COVID-19 confirmado o presunto y lavarse las manos o usar un desinfectante de
manos a base de alcohol.

Hay estudios que sugieren que las personas que contraen el COVID-19 después
de vacunarse tienen una tendencia más baja a notificar afecciones persistentes al
COVID-19 que las personas que no están vacunadas.
Los CDC, otras agencias federales y socios no federales están trabajando para
identificar otras medidas para que las personas puedan reducir el riesgo de tener
afecciones persistentes al COVID-19. Aprenda más sobre cómo protegerse y
proteger a los demás del COVID-19.

Vivir con afecciones persistentes al COVID-19

Vivir con COVID-19 persistente puede ser difícil, especialmente cuando no hay
respuestas o soluciones inmediatas.

Las personas que tienen afecciones persistentes al COVID-19 pueden atenderse


con un proveedor de atención médica para obtener un plan de control médico
personal que les ayude a mejorar los síntomas y su calidad de vida. Revise estos
consejos para prepararse para una cita con el proveedor de atención médica por
afecciones persistentes al COVID-19. Además, existen muchos grupos de apoyo
organizados que pueden ayudar a los pacientes y a sus cuidadores.

Aunque las afecciones persistentes al COVID-19 parecen ser menos frecuentes


en niños y adolescentes que en adultos, sí pueden manifestarse efectos a largo
plazo después del COVID-19 en niños y adolescentes.

Vivir con COVID-19 persistente puede ser difícil, especialmente cuando no hay
respuestas o soluciones inmediatas.

Las personas que tienen afecciones persistentes al COVID-19 pueden atenderse


con un proveedor de atención médica para obtener un plan de control médico
personal que les ayude a mejorar los síntomas y su calidad de vida. Revise estos
consejos para prepararse para una cita con el proveedor de atención médica por
afecciones persistentes al COVID-19. Además, existen muchos grupos de apoyo
organizados que pueden ayudar a los pacientes y a sus cuidadores.
Aunque las afecciones persistentes al COVID-19 parecen ser menos frecuentes
en niños y adolescentes que en adultos, sí pueden manifestarse efectos a largo
plazo después del COVID-19 en niños y adolescentes.

Vivir con afecciones persistentes al COVID-19

Vivir con COVID-19 persistente puede ser difícil, especialmente cuando no hay
respuestas o soluciones inmediatas.
Las personas que tienen afecciones persistentes al COVID-19 pueden atenderse
con un proveedor de atención médica para obtener un plan de control médico
personal que les ayude a mejorar los síntomas y su calidad de vida. Revise estos
consejos para prepararse para una cita con el proveedor de atención médica por
afecciones persistentes al COVID-19. Además, existen muchos grupos de apoyo
organizados que pueden ayudar a los pacientes y a sus cuidadores.

Aunque las afecciones persistentes al COVID-19 parecen ser menos frecuentes


en niños y adolescentes que en adultos, sí pueden manifestarse efectos a largo
plazo después del COVID-19 en niños y adolescentes.

OBJETIVOS

HIPOTESIS

RESULTADOS

Síntomas neuropsiquiátricos reportados en los estudios sobre COVID-19 con o sin


hospitalización
Síntomas psiquiátricos Síntomas neurológicos Síntomas cognitivos

Depresivos Miopatía Dificultad para


concentrarse
Ansiosos Cefalea
Alteraciones de la
Síndrome de estrés Trastorno del sueño atención
postraumático
Alteración sensorial Pérdida de memoria
Comportamiento suicida
Niebla mental
Alteración de la
conciencia
Dificultad para nombrar

Parestesias palabras

Dificultad para escribir


Hiposmia
Desorientación
Disgeusia
Alteraciones en la función
Anosmia ejecutiva

Olores fantasmas

Encefalitis

Delirio

Psicosis

Epilepsia

Mioclonías

Alteraciones
oculomotoras Distonía

Vértigo
ANALISIS DE RESULTADOS

Los investigadores han propuesto el término “síndrome de COVID postagudo”


como el conjunto de signos y síntomas con una duración de tres semanas
después del inicio de las manifestaciones para la etapa postaguda y “COVID
crónico” a los que persisten más allá de las 12 semanas. Si tomamos en cuenta la
evolución clínica de la infección y la capacidad replicativa del SARS-CoV-2, ésta
sería una definición que puede aplicarse en la práctica clínica.

El National Institute for Health and Care Excellence (NICE) considera que los
términos “crónico” o “persistente” no son apropiados y se prefiere el uso de
“síndrome” porque refleja el “funcionamiento conjunto” del multisistema, por lo que
propone las siguientes definiciones:

1. COVID-19 agudo: signos y síntomas de COVID-19 hasta por cuatro


semanas.

2. COVID-19 sintomático en curso: signos y síntomas de COVID-19 de cuatro


a 12 semanas.

3. Síndrome post-COVID-19: signos y síntomas que se desarrollan durante o


después de una infección compatible con COVID-19, que persisten más allá
de 12 semanas y no se explican mediante un diagnóstico alternativo.
CONCLUSION

En conclusión, se puede deducir que el COVID-19 ha tenido un impacto


significativo en México, afectando la salud de la población, la economía y el
sistema de salud. Es muy importante tener en cuenta las medidas de seguridad y
todo el protocolo de seguridad para evitar una nueva propagación y volvamos a
caer en otra pandemia.
Este suceso se quedará en la historia de cómo se padeció una crisis tanto
económico como de salud y en caso de un nuevo virus tener precaución y todas
las medidas de sanidad.

BIBLIOGRAFIAS

Babiker A, Myers CW, Hill CE, Guarner J. SARS-CoV-2 Testing. Trials and
tribulations. Am J Clin Pathol 2020;April 12, doi.10.1093/ajcp/aquaa052 [ Links ]

World Health Organization. Laboratory testing for coronavirus disease 2019


(COVID-19) in suspected human cases. Interim guidance 2 March
2020. https://apps.who.int/iris/handle/10665/331329 Accesado el 12 Abril 2020.
[ Links ]

Wölfel R, Corman VM, Guggemos W, Seilmaier M, Zange S, Müller MA, et al.


Virological assessment of hospitalized patients with COVID-2019. Nature 2020
(April) doi. 10.1038/s41586-020-2196-x. [ Links ]

Roden DM, Harrington RA, Poppas A, Russo AM. Considerations for drug
interactions in QTc in exploratory COVID-19 (Coronavirus disease 2019)
treatment. J Am Coll Cardiol 2020 April 10, doi.10.1016/j.jacc.2020.04.016 [ Links ]

Cao B, Wang Y, Wen D, Liu W, Wang J, Fan G, et al. A trial of lipinavir-ritonavir in


adults hospitalized with severe COVID-19. N Engl J Med 2020 March 18,
doi.10.1056/NEJMoa2001282 [ Links ]

Omer SB, Malani P, Del Río C. The COVID-19 Pandemic in the US. A clinical
update. J Am Med Assoc 2020 (April 6):doi.10.1001/jama.2020.5788 [ Links ]

Secretaría de Salud de México. Dirección General de Epidemiología. Comunicado


Técnico diario. http://www.gob.mx/salud/documentos/coronavirus-covid-19.
Accesado el 14 de abril del 2020. [ Links ]

También podría gustarte