Está en la página 1de 5

El mercado alimenticio en Venezuela ha experimentado cambios significativos en

las últimas décadas, influenciados por factores económicos, políticos y sociales. La


disponibilidad y acceso a alimentos, así como la forma en que se comercializan, han
sido temas de interés y preocupación para la población venezolana y los expertos
en la materia.

En Venezuela, la crisis económica ha tenido un impacto directo en el mercado


alimenticio. La escasez de productos básicos, la inflación descontrolada y la
depreciación de la moneda han llevado a un aumento en los precios de los
alimentos, dificultando el acceso de la población a una dieta nutritiva y balanceada.
Esta situación ha generado un mercado paralelo de alimentos, donde la
especulación y la escasez son moneda corriente.

Por otro lado, la distribución de alimentos en Venezuela ha sido un tema de debate


constante. El control de precios y la regulación gubernamental han afectado
negativamente la cadena de distribución de alimentos, provocando irregularidades
en la oferta y demanda. La falta de incentivos para la producción local y las
importaciones limitadas han contribuido a la crisis alimentaria que enfrenta el país.

En cuanto al mercadeo de alimentos en Venezuela, se observa una tendencia hacia


la promoción de productos nacionales y la conciencia sobre la importancia de
apoyar la producción local. Sin embargo, la falta de políticas claras y consistentes
en materia alimentaria ha dificultado el desarrollo sostenible del mercado, afectando
la calidad y variedad de los productos disponibles para los consumidores.

En conclusión, el mercado alimenticio en Venezuela enfrenta desafíos significativos


derivados de la crisis económica y las políticas gubernamentales. La disponibilidad,
acceso y distribución de alimentos son aspectos críticos que requieren acciones
concertadas por parte de todos los actores involucrados para garantizar la seguridad
alimentaria de la población venezolana.
Mercados En La Actualidad

En la actualidad, las políticas económicas de los países que conforman la


comunidad internacional se orientan hacia el desarrollo de las empresas nacionales,
a través de su expansión hacia nuevos mercados en un contexto de libre
competencia.

Para afrontar este desafío, el sector productivo venezolano necesita contar con
parámetros de excelencia. La frase "Hecho en Venezuela" debe ser sinónimo de
calidad. Pero ya no la calidad que el Estado o el gobierno de turno escogen como
"la mejor", sino aquella premiada por los consumidores. Es importante el marketing
por que nos permite buscar las condiciones para que el éxito empresarial se
relacióne con la capacidad de las empresas venezolanas de oír al consumidor y de
responder a sus demandas con eficiencia y competitividad.

La competitividad no es una decisión del gobierno: es un acto de fe del sector


privado en el marco que dicho gobierno propone. Y las normas de libre competencia
buscan dicha confianza. Este contexto implica "oír al consumidor" y organizar los
aparatos productivos a su servicio. La época en que tenía que "aceptar lo que
había" quedó atrás. El mandato de hoy es que las empresas se ajusten a lo que el
consumidor quiere o necesita. La apertura económica ya muestra algunos frutos
alcanzados por la sociedad venezolana en esta materia. Si bien todavía queda un
largo camino por recorrer, las colas y los racionamientos tan frecuentes en décadas
pasadas han pasado a ser sólo malos recuerdos. Actualmente, se ha ampliado en el
mercado una gran variedad de productos y servicios a disposición del consumidor
Venezolano y éste asiste a agresivas campañas de competencia entre nuevas
marcas que pretenden satisfacer sus necesidades.

El consumidor dejó de ser un mudo testigo y ha pasado a convertirse en un


verdadero protagonista del mercado

Los productos importados han ganado espacio en el carrito de compras pero las
marcas tradicionales siguen en el top del consumidor. Investigación, formatos,
canales, distribución, elasticidad de precios y fidelización son parte de los
ingredientes de una estrategia para adaptarse al entorno.

Parados frente a un consumidor con menos confianza y un presupuesto más rígido,


las empresas y los comercios ponen en marcha un reajuste en el mercado de
alimentos básicos que incluye reducción de precios, racionalización de inventarios y
la búsqueda de formatos y estrategias para adaptarse a la nueva normalidad.

Los datos de la consultora Atenas precisan que al comparar los tres meses
transcurridos entre marzo-mayo con los tres meses anteriores, diciembre-febrero, el
precio promedio por unidad de la cesta de alimentos básicos disminuyó 8% en
abastos, bodegas y cadenas de supermercados mientras que en supermercados
independientes la reducción fue de 10%.

La cesta de productos básicos que Atenas mide con distintas metodologías como su
panel de hogares o el escaneo minorista incluye harina de maíz, harina de trigo,
azúcar, café, margarina, pasta y arroz.

Podría pensarse que la reducción de precios obedece principalmente al ingreso de


productos importados más económicos pero estudios como el que realiza el
departamento de desarrollo de categorías de Alimentos Mary indica que el peso de
los productos importados no ha tenido mayor variación respecto al total del
mercado.

Pedro Quintana, director de Atenas, resume que “pareciera que se llegó al techo en
la capacidad de gasto del consumidor en muchos productos y presentaciones”.

Annalisa Giusti, gerente de trade Marketing en Alimentos Mary, coincide con esta
visión e indica que hay “una adaptación del mercado tanto a nivel de minorista como
a nivel de fabricante en la estrategia de márgenes”.

La reducción de precios ha permitido mantener e incluso elevar las unidades


vendidas aunque es muy probable que se trate de presentaciones de menor
tamaño.
Los importados

Si bien el peso de los productos importados se ha mantenido sin mayor variación, es


evidente que representan una competencia importante para las empresas que
operan en el país, sobre todo a nivel de precios.

La cesta de consumo básico y categorías complementarias que mide el


departamento de investigación de Alimentos Mary incluye 16 productos: arroz,
pasta, harina de maíz, harina de trigo, aceite vegetal, leche en polvo, café, huevos,
carne, caraotas negras, queso, mayonesa, salsa de tomate, vinagre, margarina y
azúcar. ¿Qué dicen los precios de mayo?

Si esta cesta se comprara en su totalidad con productos importados costaría 11%


menos que si se adquiriera con productos hechos en el país. La consecuencia es
que los productos importados tienen una alta presencia en las ventas de categorías
como azúcar, harina de trigo leudante, café, leche en polvo, pasta y arroz.

Atenas mide la penetración relativa de marcas en su cesta de alimentos básicos y


en el canal de abastos y bodegas, por ejemplo, las marcas extranjeras Coamo y
Dona Maria se ubican en la lista de las ocho primeras.

Un aspecto relevante es que en su mayoría la importación no busca generar


fidelidad de marca, básicamente aprovecha la ventaja en precios, por factores como
la sobrevaluación de la moneda o las circunstancias que merman competitividad a
las empresas venezolanas. Mayoritariamente no hay comerciales o material P.O.P
en el punto de venta.

La optimización

El manejo del inventario en abastos, bodegas y supermercados busca concentrarse


en las marcas que tienen mayor demanda. Las filas de productos en el anaquel con
pocas ventas tienden a reducirse para disminuir costos.
Cada producto implica mantenimiento en los sistemas informáticos, pedidos,
revisión de la mercancía, negociación con el proveedor, almacenamiento,
colocación en el punto de venta, espacio para la exposición, etiquetas y pagos de
factura en una economía donde hay pocas opciones de financiamiento.

Atenas indica que en el caso de su cesta de alimentos básicos, en abastos y


bodegas de 410 marcas solo 45 concentran 80% del gasto de los hogares. En las
cadenas de supermercados, de 234 marcas 40 concentran 80% del gasto.

La estrategia

¿Cómo pueden mantenerse las empresas no solo en la mente sino también en el


carro de compras del consumidor? Es evidente que se requiere una estrategia que
utilice las fortalezas existentes y genere nuevas competencias, pero sobre todo
debe evitarse una mala estrategia construida sobre cimientos erróneos.

“Lamentablemente lo usual no es la investigación y si no la haces ¿cómo vas a


tomar buenas decisiones? ¿Qué te sale más costoso: desarrollar un área de
productos con base a una metodología de investigación no tan validada o una
metodología más robusta?” dice Pedro Quintana.

¿El portafolio o la estrategia comercial está alineado con los formatos y los canales
adecuados? Hay empresas que en Colombia, por ejemplo, tienen gramajes
pequeños y atienden al consumidor de bajo ingreso pero no quieren replicar eso en
Venezuela. “Si no te metes en ese juego alguien de afuera o de adentro lo va a
hacer primero”

También podría gustarte