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La pareja en la adolescencia

La relación de pareja adolescente es una relación carente de compromiso


formal que se desarrolla entre los 10 y 20 años pudiendo extenderse en la edad
adulta. Nuestra sociedad no reconoce en la relación de pareja adolescente a
una institución y, erróneamente, casi no le asigna un interés particular desde el
punto de vista educativo y de orientación.

El noviazgo, en cambio, es una relación semiformalizada en una pareja y


socialmente se considera la etapa previa al matrimonio. Aunque legalmente no
existe como institución legal, la sociedad occidental lo considera un
compromiso que se semiformaliza de diferentes maneras: la postura previa de
argollas o anillos por parte de los comprometido, visitas entre los padres para
confirmar el compromiso de matrimonio y petición de la novia a los padres de
ésta, entre otras diversas manifestaciones conforme el país y cultura de que se
trate.

En otras palabras, el noviazgo como tal es un compromiso, no escrito ni válido


legalmente, contraído por una pareja para casarse a futuro, sea en una fecha
determinada o en un tiempo indefinido. Tal compromiso no obliga a las partes a
casarse, necesariamente, y una de ellas bien puede renunciar a ello si así lo
estima conveniente con consecuencias de tipo social - sobre todo si se había
formalizado ante familiares - pero no legales.

El amor en la pareja

Amor evoca a una amplia gama de emociones. Cada persona experimenta el


amor a su manera y la intensidad de sus síntomas pueden variar
sustancialmente. El término 'amor' tiene muchísimas vertientes y se emplea
para designar distintos tipos de sentimientos.

El amor implica tanto el deseo de dar como el de recibir. Desde un punto de


vista psicológico, los humanos tenemos la necesidad de amar y de ser
amados, considerando el amor en su sentido más amplio. Es un requisito
imprescindible para el desarrollo, y su ausencia conduce al desequilibrio y la
destrucción.

En el amor romántico, concretamente en la fase del enamoramiento, los


síntomas son comunes para la mayoría de la gente. Se produce una
idealización de la otra persona. Se ensalzan los sentimientos de admiración y
se le atribuyen características positivas. La atención tiende a centrarse en
todas aquellas señales relacionadas con la persona deseada. La vida se tiñe
de una visión más alegre y optimista. Se produce un apaciguamiento cuando
la otra persona está presente. Y, la noción del tiempo se transforma el tiempo
cobra un ritmo distinto supeditado a la presencia de la persona amada.
La pareja en la adolescencia
La adolescencia es un momento importante con respecto a las relaciones de pareja,
especialmente porque en este momento se tienen las primeras experiencias de
enamoramiento, intimidad, besos, caricias, noviazgo, desengaño, etc.

Durante la adolescencia las relaciones “amorosas” suelen ser vividas de manera intensa,
pasando del amor al desamor rápidamente, pero es precisamente la intensidad de esos
momentos lo que hace que no se olviden y que de una forma u otra marquen a la persona
cuando en un futuro establezca otras relaciones íntimas o de pareja.
Cuando un/a adolescente se enamora, no come, no duerme, no se concentra, toda su vida gira
en torno a la persona amada, es un amor muy “pasional”. Según evolucionan las personas, las
vivencias de estas experiencias van madurando y el amor es vivido de forma más objetiva y
realista aunque igual de intensa.
La adolescencia es una etapa de crecimiento personal, por este motivo, cuando se establecen
relaciones de pareja en la adolescencia, es importante que la persona no abandone las
relaciones con amigos y amigas, se realicen actividades de manera individual, se tomen
decisiones de manera independiente, etc., de lo contrario se podría poner en peligro el proceso
de maduración y crecimiento y en un futuro la persona podría tener la sensación de no haber
vivido cosas propias de etapas anteriores, e incluso la relación de pareja podría verse afectada.

El amor en la pareja

La mayoría de la gente cree que el amor de pareja surge con el enamoramiento, la pasión, esa
intensidad que nos llena de emociones y nos hace olvidar el resto. Pues ese apasionamiento
antiguamente tenía un antídoto, era el tiempo de noviazgo, en ese tiempo la gente se conocía
un poco más y, si aún duraba el poder del vínculo, se iba tejiendo una relación duradera y con
amor.

Ahora todo se quiere rápido, no tenemos tiempo que perder, y la guía más fiable es el
enamoramiento que, en el fondo, es una maraña de proyecciones donde construimos lo que
queremos ver. En el enamoramiento lo damos todo a cambio de tener todo lo que anhelamos y
que difícilmente el otro podrá dar cuando la relación se vuelva real. Amar es un impulso de
cuidar para ser cuidados que nace del corazón, de las entrañas. Si se convive y la relación con
el enamorado es cercana, el amor verdadero se va instalando. Se va amando al que se tiene
cerca, pero es una sensación mucho más leve que el enamoramiento.

A veces hay suerte y cuando se van deshaciendo las brumas de la idealización aparecen
personas que se entienden y el amor que ha surgido compensa y tolera las diferencias y los
defectos. En cambio otras veces la decepción y la frustración son más grandes que el
sentimiento amoroso que se ha engendrado. El escollo más difícil en las relaciones es el
contrapunto del enamoramiento, cuando se cae la cortina de la idealización, y empezamos a
ver en el otro; primero, todo lo que le falta para ser perfecto; segundo, todo lo que nos cuesta
ver de nosotros mismos y que es más fácil verlo en el otro proyectado ya que los hacemos
depositarios de nuestras frustraciones; tercero, todo lo que nos hacíamos solitos ahora
tenemos en quien descargarnos, toda nuestra autoexigencia, desvalorización, crítica
culpabilizadora, ahora podemos dejar de ser un poco el problema para tenerlo en frente. De la
ceguera del enamoramiento a la ceguera de la desilusión. Y el amor verdadero ha ido
creciendo con el roce, con la presencia, con la participación en la vida del otro. El
enamoramiento ha muerto !Viva el amor!

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