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02/12/2010

Materia Laboral
Revista Derecho Laboral (Actualidad Jurídica)
Número 157
Tribunal Cámara del Trabajo Sala 1ª Córdoba
Resolución Auto Interlocutorio 240
Carátula Iveco Argentina S.A. c/ Puddu Ángel Hernán - Procedimiento sumario - Exclusión de
tutela sindical - Apelación en no ordinarios y sus acum.
Titulo DELEGADO GREMIAL. EXCLUSIÓN DE TUTELA SINDICAL (art. 52, ley 23551).
CUESTIÓN INCIDENTAL. Cuestionamiento a la medida dispuesta por la empleadora
-trabajador liberado de prestar servicios (art. 30, decreto reglamentario 467/88)-.
COMPETENCIA DEL TRIBUNAL QUE ENTIENDE EN EL JUICIO DE EXCLUSIÓN.
Procedencia.*
Descripción
El caso: El trabajador demandado interpuso recurso de reposición y apelación en contra
del proveído de la Jueza de Conciliación que ordenó recurrir “ante quien corresponda”,
respecto del pedido efectuado por su parte para que el tribunal ordene el cese inmediato
de la medida ilegal e unilateral adoptada por la actora en su contra, impidiéndole el
ingreso a su lugar de trabajo desde el 30/11/2009. Al contestar demanda de exclusión de
tutela sindical, denunció que la accionante había procedido a liberarlo de prestar
servicios, fundamentando su conducta ilegal, antisindical y discriminatoria en el art. 30 del
decreto reglamentario 467/88, eludiendo con ello el procedimiento establecido en el art.
52 de la ley 23551. Indicó que la circunstancia de que el empleador se valiera del art. 30
para liberar de prestar servicios al trabajador amparado por la tutela de ninguna manera
significa eximirlo del cumplimiento de los requisitos exigidos por el art. 52, ya que de ser
así se estaría facultando al accionante a infringir el procedimiento legal impuesto por la
norma y, consecuentemente, el decreto reglamentario estaría modificando en lo
sustancial el contenido del artículo que viene a reglamentar, lo cual resulta inadmisible y
debe ser tachado de inconstitucional si eso se aceptase. Expresó que al resultar
competente el a quo para entender en la acción principal -desafuero- resulta competente
para resolver el cese de la medida preventiva, accesoria. Indicó que la petición formulada
no se encontraba pendiente de resolución en ninguna otra jurisdicción que impida al
Tribunal ingresar a tratar la cuestión, ya que la acción de reinstalación iniciada en contra
de la empresa, radicada ante otra sala de la Cámara de Trabajo, tuvo su origen en
suspensiones ilegales realizadas por la actora, anteriores al pedido de desafuero. La
empresa accionante, al contestar los agravios, ratificó que en definitiva la decisión de
eximir al trabajador de prestar servicios importa el ejercicio regular de un derecho que la
legislación le concede. La Sala de la Cámara de Trabajo interviniente admitió el recurso
deducido por el trabajador demandado y en consecuencia dispuso la remisión de los
actuados al Juez a quo a fin de que se pronuncie sobre la cuestión incidental planteada.

1. El instituto de la exclusión de tutela regulado en el art. 52 de la ley 23551, dispone que


los trabajadores amparados por las garantías previstas en los arts. 40, 48 y 50, no podrán
“...ser despedidos, suspendidos ni con relación a ellos podrán modificarse las condiciones
de trabajo…” si no media resolución judicial previa. Luego, a continuación, el mismo
dispositivo autoriza al juez o tribunal interviniente, a pedido del empleador, dentro del
plazo de cinco días, a disponer la suspensión de la prestación laboral con el carácter de
medida cautelar, cuando operen las contingencias que dicha norma enuncia.
2. El mencionado dispositivo es reglamentado por el art. 30 del decreto 467/88 que en su
primera parte amplía el espectro de causales por las cuales podrá requerirse la medida
cautelar al juez interviniente. Más, la segunda parte del párrafo en cuestión, faculta al
empleador a liberar de prestar servicios al trabajador amparado por las garantías
previstas en los arts. 40, 48 ó 50 de la ley, con la sola condición de comunicarlo dentro de
las 48 hs al Ministerio de Trabajo y SS. Luego, en el segundo párrafo la norma
reglamentaria prescribe: “...En este supuesto deberá promover dentro de los quince días,
ante el juez competente acción declaratoria para que se compruebe la concurrencia de
los motivos fundados que autoriza el artículo 78 de la Ley de Contrato de Trabajo o en su
caso, requerir la exclusión de la garantía con el alcance que justifique la causa que
invoque...”.

3. Si el trabajador, al contestar demanda cuestiona la medida adoptada por la empleadora


de liberarlo de prestar servicios, por entender que la autorización dispensada por el art.
30 del decreto reglamentario viola lo dispuesto por el art. 52 de la ley 23551, planteando
en consecuencia su inconstitucionalidad y, eventualmente, requiere del Tribunal se deje
sin efecto la medida; más allá de la calificación jurídica que a todo evento pueda
efectuarse a la medida adoptada por el empleador, no hay duda alguna que la misma ha
sido adoptada en el marco de un proceso de exclusión de tutela, como reza el segundo
párrafo del dispositivo. Consecuentemente con lo expresado, se trata de una cuestión
previa que debe ser dirimida por el juez competente en el proceso de exclusión de tutela,
por vía incidental atento el planteo de inconstitucionalidad que se formula como
fundamento de su pretensión. En dicha inteligencia, el argumento en el que la Jueza a
quo funda la resolución apelada, en tanto sostiene que “el pedido del demandado se
encuentra a consideración de dos jurisdicciones, Ordinaria y Extraordinaria” no encuentra
respaldo en el sustento fáctico que enmarca la petición de autos, ni se verifica una
identidad de acciones que justifiquen su derivación a los Jueces que entienden en
aquellas causas, razón por la cual corresponde revocar la resolución impugnada y el
proveído del a quo que reza: “Al pedido de reinstalación del demandado en su puesto de
trabajo: Ocurra por ante quien corresponda”, y disponer la remisión de los presentes
actuados al juzgado de origen, a fin de que el a quo se pronuncie sobre la cuestión
incidental planteada por la demandada, todo ello a fin de garantizar la doble instancia; por
tratarse, precisamente de juez de sentencia respecto de las cuestiones como las aquí
planteadas.

Sala 1ª Laboral Cba., A.I. Nº 240, 02/12/10, “Iveco Argentina S.A. c/ Puddu Ángel Hernán
- Procedimiento sumario - Exclusión de tutela sindical - Apelación en no ordinarios y sus
acum.”.

* Seleccionado y reseñado por María Belén del Valle.

…Y Considerando: I. Que el recurso ha sido interpuesto en tiempo y forma por lo que


corresponde su tratamiento. II.1. Que el apelante, mediante el remedio intentado,
cuestiona la decisión del a-quo por la que resuelve rechazar su planteo efectuado al
evacuar traslado de la acción interpuesta en su contra, tendiente a neutralizar la medida
dispuesta por la actora en forma previa -suspensión de la prestación laboral- a la
iniciación de la presente acción de exclusión de tutela. 2. Que dicho instituto, regulado en
el art. 52 ley 23551, dispone que los trabajadores amparados por las garantías previstas
en los arts. 40, 48 y 50, no podrán “...ser despedidos, suspendidos ni con relación a ellos
podrán modificarse las condiciones de trabajo…” si no media resolución judicial previa.
Luego, a continuación, el mismo dispositivo autoriza al juez o tribunal interviniente, a
pedido del empleador, dentro del plazo de cinco días, a disponer la suspensión de la
prestación laboral con el carácter de medida cautelar, cuando operen las contingencias
que dicha norma enuncia. 3. Que el mencionado dispositivo es reglamentado por el art.
30 del Dec. 467/88 que en su primera parte amplía el espectro de causales por las cuales
podrá requerirse la medida cautelar al juez interviniente. Más, la segunda parte del
párrafo en cuestión, faculta al empleador a liberar de prestar servicios, al trabajador
amparado por las garantías previstas en los arts. 40, 48 o 50 de la ley, con la sola
condición de comunicarlo dentro de las 48 hs. al Ministerio de Trabajo y SS. Luego, en el
segundo párrafo la norma reglamentaria prescribe: “...En este supuesto deberá promover
dentro de los quince días, ante el juez competente acción declaratoria para que se
compruebe la concurrencia de los motivos fundados que autoriza el artículo 78 de la Ley
de Contrato de Trabajo o en su caso, requerir la exclusión de la garantía con el alcance
que justifique la causa que invoque...” (El destacado es nuestro). 4. Que como se expresó
en el A.I. Nº 177 dictado por esta Sala a fs. 693/698, el hoy apelante, al contestar
demanda, cuestiona la medida adoptada por la empleadora de liberarlo de prestar
servicios por entender que la autorización dispensada por el art. 30 del Dec. Regl. viola lo
dispuesto por el art. 52 de la ley, planteando en consecuencia su inconstitucionalidad y,
eventualmente, requiere del Tribunal se deje sin efecto la medida en cuestión. 5. Que en
la inteligencia apuntada, más allá de la calificación jurídica que a todo evento, pueda
efectuarse a la medida adoptada por el empleador; no cabe duda alguna que la misma ha
sido adoptada en el marco de un proceso de exclusión de tutela, como reza el segundo
párrafo del dispositivo y que fuera destacado más arriba. 6. Que consecuentemente con
lo expresado y el tenor del planteamiento que formula a tal medida el demandado en su
responde, se trata de una cuestión previa que debe ser dirimida por el juez competente
en el proceso de exclusión de tutela, por vía incidental atento el planteo de
inconstitucionalidad que se formula como fundamento de su pretensión. 7. Que en dicha
inteligencia, el argumento en el que la Jueza A-quo funda la resolución apelada, en tanto
sostiene que “el pedido del demandado se encuentra a consideración de dos
jurisdicciones, Ordinaria y Extraordinaria” no encuentra respaldo en el sustento fáctico
que enmarca la petición de autos, ni se verifica una identidad de acciones que justifiquen
su derivación a los Jueces que entienden en aquellas causas, razón por la cual
corresponde revocar la resolución impugnada y el proveído del a-quo de fecha 12-2-10
que reza: “Al pedido de reinstalación del demandado en su puesto de trabajo: Ocurra por
ante quien corresponda”, y disponer la remisión de los presentes actuados al juzgado de
origen, a fin de que el a-quo se pronuncie sobre la cuestión incidental planteada por la
demandada, todo ello a fin de garantizar la doble instancia; por tratarse, precisamente de
juez de sentencia respecto de las cuestiones como las aquí planteadas. III. Que en
relación al planteo de extemporaneidad que formula el apelado, no resulta de recibo,
habida cuenta que su análisis parte de una premisa incompleta en tanto obvia una parte
esencial del decreto de fecha 12-2-10 en torno al punto en análisis y que reza:
“Ampliando el proveído de fecha 10-02-2010 Decrétase: Al pedido de reinstalación del
demandado en su puesto de trabajo, ocurra ante quien corresponda”. Luego y conforme
lo dicho, el proveído impugnado integra el decreto que amplía. En tales términos, el
cuestionamiento debe ser desestimado. IV. Que las demás oposiciones formuladas por el
apelado en su escrito de fs. 735/733 no resultan de recibo en esta instancia en función de
lo resuelto en el apartado II.7 del presente decisorio. V. Las costas, devengadas en esta
instancia deben imponerse al vencido (art. 28 ley 7987). Disponer que los honorarios de
los letrados intervinientes, Dres. …, patrocinantes de la parte apelante y Dres. …,
apoderados de la parte apelada, sean regulados oportunamente por el a quo, en el treinta
y dos y treinta por ciento, respectivamente de la suma que resulte de la aplicación de la
escala mínima del art. 36 de la ley 9459, sobre lo que fue motivo de discusión (art. 40
CA).

Por los fundamentos dados en los puntos precedentes, el Tribunal

RESUELVE:

I. Hacer lugar al recurso de apelación planteado por la parte demandada en contra de la


resolución número ciento cuarenta y ocho de fecha veintiuno de abril de dos mil diez y en
consecuencia revocar la misma y el proveído del doce de febrero de dos mil diez,
disponiendo la remisión de los presentes actuados al juez A-quo a fin de que el mismo se
pronuncie sobre la cuestión incidental planteada por el demandado en autos.

II. Con costas (art. 28 ley 7987). Disponer que los honorarios de los letrados
intervinientes, Dres. …, patrocinantes de la parte apelante y Dres. … apoderados de la
parte apelada, sean regulados oportunamente por el a quo, en el treinta y dos y treinta
por ciento, respectivamente de la suma que resulte de la aplicación de la escala mínima
del art. 36 de la ley 9459, sobre lo que fue motivo de discusión (art. 40 C.A.

III. Protocolícese, hágase saber y bajen.

Fdo.: VALDES DE GUARDIOLA - BUTÉ - VERGARA.

Fecha 09/12/2009
Materia Laboral
Revista General
Número 181
Tribunal Corte Suprema de Justicia de la Nación
Resolución
Carátula Rossi, Adriana María c. Estado Nacional, Armada Argentina.
Titulo ASOCIACIONES SINDICALES. TUTELA SINDICAL. Representante gremial de
asociación simplemente inscripta. Procedencia. INCONSTITUCIONALIDAD. Art. 52
de la ley 23.551.
Descripción
El caso: En su condición de presidenta de la Asociación de Profesionales de la Salud del
Hospital Naval, entidad sindical de primer grado simplemente inscripta, y de miembro
titular del Consejo Federal de la Federación Médica Gremial de la Capital Federal,
federación con personería gremial a la cual estaba afiliada, la actora reclamó que se
dejara sin efecto la sanción disciplinaria de suspensión y el cambio de lugar de tareas que
su empleadora, la Armada Argentina, había dispuesto sin contar con una autorización
judicial previa. La sentencia de Cámara, al confirmar lo resuelto en primera instancia,
rechazó la demanda. Para ello, sostuvo la imposibilidad de darle operatividad a la tutela
sindical del art. 52 de la ley 23.551 de asociaciones profesionales “en el marco de una
entidad que se ve desplazada en la representación del personal por otra que posee la
personería gremial”. Contra ese pronunciamiento, la reclamante dedujo el recurso
extraordinario federal, cuya denegación dio origen a la queja. La Corte Suprema de
Justicia de la Nación, por mayoría, hizo lugar parcialmente al remedio procesal
interpuesto.

1. Corresponde declarar la inconstitucionalidad del artículo 52 de la ley 23.551, en la


medida en que excluye a la actora del goce de la tutela otorgada por este último a los
representantes de asociaciones con personería gremial, por ser representante -
presidenta- de una asociación sindical, la cual, no obstante comprender en su ámbito a la
relación de trabajo de dicha representante, tiene el carácter de simplemente inscripta y
existe otro sindicato con personería gremial en ese ámbito.

2. Al limitar a los representantes gremiales de los sindicatos con personería gremial los
alcances de la protección prevista en su artículo 52, la ley 23.551, reglamentaria de la
libertad sindical constitucionalmente reconocida, ha violentado, de manera tan patente
como injustificada, la esfera en que el legislador puede válidamente dispensar
determinados privilegios a las asociaciones más representativas, pues el diferente grado
de tutela reconocido a los representantes gremiales, según provengan de sindicatos
simplemente inscriptos, por un lado, o con personería gremial, por el otro, mortifica esa
libertad respecto de los primeros y de los trabajadores en general, en sus dos vertientes,
individual y social.

3. Corresponde revocar la sentencia que rechazó el pedido de la actora, de que se dejara


sin efecto la sanción disciplinaria que se le impuso sin haber dado cumplimiento a lo
dispuesto por el art. 52 de ley 23.551 -de Asociaciones Profesionales-, con fundamento
en que la reclamante no se encontraba amparada por la tutela sindical allí dispuesta en
tanto la asociación que ella representa tiene carácter de simplemente inscripta, pues la
preexistencia de un sindicato con personería gremial de primer grado en el ámbito laboral
donde se desempeñan los trabajadores de la actividad que la federación que preside la
actora también representa, no puede constituir un motivo válido, en términos
constitucionales, para privar de la protección especial establecida en la norma referida a
una de sus dirigentes. (Del voto de la Dra. Argibay)

CSJN, 09/12/2009, “Rossi, Adriana María c. Estado Nacional, Armada Argentina”.

Dictamen de la Procuración General de la Nación:

Suprema Corte:
-I-

Los jueces de la Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo confirmaron la


decisión de grado que desestimó la pretensión de amparo sindical de la actora con
fundamento en que la peticionante no estaba comprendida en esa garantía (cfse. fs.
152/155 de los autos principales, a los que me referiré en adelante, salvo indicación en
contrario). Para así decidir, en lo que interesa, sostuvieron que no estando en discusión la
existencia de la Unión del Personal Civil de las Fuerzas Armadas (PECIFA) como entidad
de primer grado con personería gremial, resultaban desplazadas por ella tanto la
Asociación de Profesionales de la Salud del Hospital Naval (PROSANA), como la
Federación Médica Gremial de la Capital Federal (FEMECA), agregando que, en la
causa, a los efectos de hacer valer las garantías sindicales de quien ocupa un cargo
representativo en FEMECA, no se satisface una condición necesaria establecida por el
artículo 35 de la ley Nº 23.551 (v. fs. 180/181).

Contra dicha decisión, la accionante interpuso apelación federal (fs. 184/188), que fue
contestada (fs. 191/192) y cuya denegatoria (fs. 194) dio origen a esta presentación
directa (fs. 38/43 del cuaderno respectivo).

-II-

En lo que resulta pertinente, corresponde resaltar que la actora promovió un juicio


sumarísimo dirigido a que se dejara sin efecto la sanción disciplinaria -y el posterior
traslado- que le aplicó la Dirección del “Hospital Naval Buenos Aires Cirujano Mayor
Doctor Pedro Mallo”. Anotó en la demanda que es presidente de PROSANA -agrupación
que obtuvo su inscripción gremial por resolución Nº 53/03- y que, siendo elegida por sus
afiliados, integra como miembro titular el Consejo Federal de la FEMECA, sindicato de
segundo grado con personería gremial. Expresó que la aludida elección fue notificada a la
empleadora y que su mandato se encontraba vigente al tiempo en que fue sancionada,
razón por la cual estimó su situación encuadrada en los artículos 48 y 52 de la Ley de
Asociaciones Sindicales (cf. fs. 46/50).

En el recurso extraordinario la quejosa reprocha arbitrariedad en la sentencia por


entender que incurre en una exégesis inadecuada de la ley Nº 23.551, con lo que vulnera
las garantías contenidas en los artículos 14 bis de la Constitución Nacional; XXII de la
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; 23.4 de la Declaración
Universal de Derechos Humanos; 16.1 del Pacto de San José de Costa Rica; 8.1 del
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; y 22 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, todos con rango constitucional de acuerdo a
lo prescripto por el artículo 75, inciso 22, de la Carta Magna.

Argumenta que la interpretación conferida al asunto contradice la tutela pautada en los


tratados internacionales y en los artículos 48 y 52 de la ley Nº 23.551 a favor de los
representantes gremiales, además del principio de libertad sindical reconocido para todas
las asociaciones cuyo objeto sea la defensa de los intereses de los trabajadores. Invoca
los Convenios Nº 87 de la OIT -sobre la libertad sindical y protección del derecho de
sindicación- y Nº 98 -sobre el derecho de sindicación y negociación colectiva- al tiempo
que remarca que la Ley de Asociaciones Sindicales no distingue, en orden a la protección
de sus mandatarios, entre entidades de primero y segundo grado con personería gremial,
ni limita la extensión representativa de estas últimas. Pone énfasis en la representación
colectiva plural estatuida en el ámbito de la Administración Pública por la ley Nº 24.185 y
Resolución MTySS Nº 255/03 (fs. 184/188)

-III-

V.E. tiene reiterado que, si al fundamentarse la apelación federal se alegó, entre otros
extremos, la arbitrariedad del fallo, corresponde tratar, en primer orden, los agravios que
atañen a dicha tacha, dado que de existir no habría, en rigor, una sentencia propiamente
dicha (Fallos: 323:35 y sus citas, entre otros).

En ese plano, estimo menester destacar, ante todo, que si bien los agravios remiten a
circunstancias de hecho, prueba y derecho procesal y común, ajenas, como regla, a la vía
del artículo 14 de la ley Nº 48, ello no configura un óbice decisivo para la apertura del
remedio cuando se demuestra que se ha omitido dar un tratamiento adecuado al
problema de acuerdo a los términos en que fue planteado, el derecho aplicable y la
evidencia rendida (cf. Fallos: 311:1656, 2547; 317:768, etc.).

En el supuesto, se advierte que los argumentos de la a quo son refutados mediante


críticas conducentes que ponen en evidencia la falta de fundamentos del decisorio. Y es
que, en efecto, la Sala sustenta -centralmente- su resolución en el artículo 35 de la ley nº
23.551, preceptiva que no provee respuesta suficiente al planteo formulado por la
interesada puesto que, en el sub examine, no se encuentra involucrado, en rigor, un
conflicto de índole intersindical, sino que se trata de dilucidar si la pretensora cuenta con
la protección provista -entre otros- por los artículos 48 y 52 del referido ordenamiento y 14
bis de la Norma Fundamental, precepto este último -no es ocioso anotarlo- que dispone,
en lo que nos ocupa, que “Los representantes gremiales gozarán de las garantías
necesarias para el cumplimiento de su gestión sindical y las relacionadas con la
estabilidad de su empleo”.

En el citado contexto, estimo que se debe hacer lugar al recurso deducido, pues se
encuentra acreditado que la peticionante ocupaba un cargo electivo en la Federación
Médica Gremial de la Capital Federal (FEMECA) -ente sindical de segundo grado con
personería gremial- y que su elección como consejera titular, así como la duración de su
mandato, fueron notificadas al empleador (fs. 3, 4 y 5). Lo precedente es así, sin perjuicio
de su desempeño como presidente de la Asociación de Profesionales de la Salud del
Hospital Naval (PROSANA), asociación gremial simplemente inscripta (cfse. fs. 8/15). Los
anteriores extremos, por otra parte, como lo refirió el juez de grado, fueron reconocidos
por la contraria (cfr. fs. 78/84 y 153, ítem 2). Cabe añadir a lo expresado que ninguna
consideración mereció por parte de los juzgadores la referencia de la amparista a la
“representación colectiva plural” instaurada en el marco de la Administración Pública por
los artículos 4 y 5 de la ley Nº 24.185 (cf. fs. 48 vta. y 159).

A mayor abundamiento, cabe recordar que la tutela sindical con rango constitucional no
se agota en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional, porque esa manda se vio
fortalecida por la singular protección reconocida a toda persona trabajadora en textos
internacionales de derechos humanos que cuentan con jerarquía constitucional (cfse.
Fallos: 327:3753, etc.); a lo que se agrega lo establecido en numerosos convenios de la
OIT -como los Nº 87, 98 y 135- donde se vislumbra una protección especial contra los
hechos de discriminación sindical dirigida a los trabajadores, trátese o no de
representantes gremiales, y a la actividad sindical desarrollada por los representantes en
el marco del establecimiento o empresa.
La índole de la solución propuesta no anticipa un criterio sobre la decisión que incumba
adoptar en orden al fondo del problema, sin perjuicio de que me exima de considerar los
restantes agravios.

-IV-

Por lo expuesto, estimo que corresponde hacer lugar a la queja, declarar procedente el
recurso extraordinario, dejar sin efecto la sentencia apelada y restituir las actuaciones al
tribunal de origen para que, por quien competa, se dicte un nuevo fallo con arreglo a lo
expresado. Buenos Aires, 31 de octubre de 2007.

Fdo.: Beiró de Gonçalvez.

Buenos Aires, 9 de diciembre de 2009

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por la actora en la causa Rossi, Adriana
María c/ Estado Nacional - Armada Argentina s/ sumarísimo”, para decidir sobre su
procedencia.

Considerando:

1) Que, en su condición de presidenta de la Asociación de Profesionales de la Salud del


Hospital Naval, PROSANA (entidad sindical de primer grado simplemente inscripta), y de
miembro titular del Consejo Federal de la Federación Médica Gremial de la Capital
Federal, FEMECA (federación con personería gremial a la cual estaba afiliada
PROSANA), la actora reclamó que se dejara sin efecto la sanción disciplinaria de
suspensión y el cambio de lugar de tareas que su empleadora, la Armada Argentina,
había dispuesto sin contar con una autorización judicial previa. La Sala II de la Cámara
Nacional de Apelaciones del Trabajo, al confirmar lo resuelto en primera instancia,
rechazó la demanda. Para ello, en coincidencia con el dictamen del Fiscal General,
sostuvo la imposibilidad de darle operatividad a la tutela sindical del artículo 52 de la ley
23.551 de asociaciones profesionales, “en el marco de una entidad que se ve desplazada
en la representación del personal por otra que posee la personería gremial”. Señaló que,
ante la presencia de la Unión del Personal Civil de las Fuerzas Armadas (PECIFA) como
entidad de primer grado con personería gremial, “resultaba desplazada PROSANA como
entidad simplemente inscripta a la que pertenecía la actora y también FEMECA como
federación de asociaciones sindicales, cuya existencia no implica extender la garantía en
virtud de lo normado por el artículo 35 [de la ley citada] ya que la hipótesis que contempla
dicho dispositivo legal se limita al supuesto en que no hubiera una asociación con
personería gremial”. Aclaró, finalmente, que el criterio adoptado no implicaba “negar la
inclusión de la garantía para todos los integrantes de la federación sino condicionar[la] a
que el ente de primer grado, afiliado a ésta, no se vea impedido de actuar por la potestad
exclusiva que emerge de la personería gremial de otro sindicato”. Contra ese
pronunciamiento, la actora dedujo el recurso extraordinario, cuya denegación dio origen a
la queja en examen.

2) Que la apelación extraordinaria invoca, por un lado, la arbitrariedad de la inteligencia


dada por el juzgador al citado artículo 52. Por el otro, que la norma así interpretada es
incompatible con los derechos reconocidos por el artículo 14 bis de la Constitución
Nacional y por diversos tratados internacionales, máxime cuando, entre otras razones,
resulta contrario al principio de libertad sindical sostener que los gremios que no tienen
personería gremial, no pueden actuar en el ámbito de la personería gremial de otro
sindicato; si esto fuera así - acota-, no tendría sentido alguno la existencia de gremios con
simple inscripción.

A juicio de esta Corte, los agravios basados en la doctrina de la arbitrariedad resultan


inadmisibles (artículo 280 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación). Empero,
una conclusión opuesta se impone en cuanto a la aludida impugnación constitucional
(artículo 14.3 de la ley 48), de manera que, al estar reunidos los restantes recaudos de
admisibilidad, corresponde hacer lugar a la queja y habilitar esta instancia con tales
alcances.

Luego, para lo que interesa a la litis, cuadra recordar que el artículo 52 de la ley 23.551
dispone que “los trabajadores amparados por las garantías previstas [en el artículo 48],
no podrán ser despedidos, suspendidos ni con relación a ellos podrá modificarse las
condiciones de trabajo, si no mediare resolución judicial previa que los excluya de la
garantía [...]”. De su lado, el mentado artículo 48 prevé las garantías aludidas para los
trabajadores que ocupan “cargos electivos o representativos en asociaciones sindicales
con personería gremial [...]”.

3) Que a los fines de esclarecer el agravio indicado, es preciso asentar dos premisas. La
primera de éstas, reside en la doctrina constitucional expuesta por esta Corte el 11 de
noviembre de 2008 en el caso “Asociación Trabajadores del Estado c/ Ministerio de
Trabajo” (Fallos: 331:2499), al que cabe remitir en razón de brevedad. En efecto, según
fue juzgado en esa oportunidad, la libertad sindical o, en otros términos, la “organización
sindical libre y democrática”, es un principio arquitectónico que sostiene e impone la
Constitución Nacional mediante su artículo 14 bis, y por vía de un muy comprensivo
corpus iuris con jerarquía constitucional, proveniente del Derecho Internacional de los
Derechos Humanos contenido en su artículo 75.22, segundo párrafo: Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (artículo XXII), Declaración Universal
de Derechos Humanos (artículos 20 y 23.4); Convención Americana sobre Derechos
Humanos (artículo 16); Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (artículo
22.1/3) y Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (artículo
8.1.a y c, y 3). El precedente también destacó cómo estos dos últimos pactos de 1966 se
hicieron eco, preceptivamente, del Convenio Nº 87 de la Organización Internacional del
Trabajo (OIT) relativo a la libertad sindical y a la protección del derecho de sindicación,
sobre el cual se volverá infra (considerando 6). Y no dejó de tomar en consideración, a su
vez, el artículo 8 del Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos
Humanos en Materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Protocolo de San
Salvador), de jerarquía superior a las leyes (Constitución Nacional, artículo 75.22, primer
párrafo).

Con base en ello, el Tribunal entendió que el artículo 41.a de la ley 23.551 resultaba
inconstitucional, en la medida en que concedía a los sindicatos que ostentan el carácter
de más representativos, privilegios que excedían de una prioridad en materia de
representación en las negociaciones colectivas, en la consulta por las autoridades y en la
designación de los delegados ante los organismos internacionales, en detrimento de la
actividad de los sindicatos simplemente inscriptos que compartían con aquéllos, total o
parcialmente, el mismo ámbito de actuación.

4) Que la segunda premisa radica en que, tal como se sigue con absoluta nitidez del
citado artículo 14 bis, la libertad sindical debe estar rodeada, como atributo intrínseco o
inherente para el logro de su ejercicio cabal y fecundo, de un particular marco de
protección de los representantes gremiales. Estos, dispuso la norma de manera
terminante, “gozarán de las garantías necesarias para el cumplimiento de su gestión
sindical y las relacionadas con la estabilidad de su empleo”. La expresión “necesarias”
indica, cabe advertirlo, el sentido y destino de las garantías, pero, con mayor vigor aún, el
carácter forzoso e inevitable de su existencia, lo cual refuerza al categórico “gozarán” que
enuncia el precepto. Se trata, por cierto, de una proyección del principio protectorio del
trabajo y del trabajador proclamado expresamente por el artículo 14 bis, hacia el universo
de las relaciones colectivas laborales, en el cual, por ende, también impera la regla de
que el trabajador es sujeto de preferente tutela constitucional (“Vizzoti”, Fallos: 327:3677,
3689 y 3690 - 2004-, y “Aquino”, Fallos: 327:3753, 3770, 3784 y 3797 - 2004- ). La
protección, por añadidura, si bien debe ser realizada por el Estado, no defiende a los
representantes gremiales solo ante acciones u omisiones de aquél violatorias de la
libertad sindical, sino también frente a las acciones u omisiones de análogo tenor pero
provenientes de particulares o actores no estatales, como es el caso, v.gr., de los
empleadores privados.

Bien podría decirse, en palabras de la Corte Interamericana de Derechos Humanos


referentes a la libertad sindical y a la libertad de asociación previstas en el artículo 16 de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos, que a la obligación estatal
“negativa” de no interferir, se yuxtapone una obligación “positiva”, esto es, la de adoptar
las medidas apropiadas para proteger y preservar el ejercicio de la actividad sindical “sin
temor” por parte de los representantes sindicales, cuanto más que, de lo contrario, “se
podría disminuir la capacidad de las agrupaciones de organizarse para la protección de
sus intereses” (Caso Huilca Tecse vs. Perú, fondo, reparaciones y costas, sentencia del
3-3-2005, Serie C Nº 121, párrs. 67 y 77, y su cita). Más aún; alguna de dichas medidas
fue expressis verbis adoptada por la propia Constitución Nacional: la estabilidad en el
empleo (artículo 14 bis).

5) Que, con arreglo a las premisas que han sido expresadas, no se requiere un mayor
esfuerzo para concluir en que, al limitar a los representantes gremiales de los sindicatos
con personería gremial los alcances de la protección prevista en su artículo 52, la ley
23.551, reglamentaria de la libertad sindical constitucionalmente reconocida, ha
violentado, de manera tan patente como injustificada, la esfera en que el legislador puede
válidamente dispensar determinados privilegios a las asociaciones más representativas,
indicada en el considerando 3. La distinción legalmente establecida, i.e., el diferente
grado de tutela reconocido a los representantes gremiales, según provengan de
sindicatos simplemente inscriptos, por un lado, o con personería gremial, por el otro,
mortifica dicha libertad respecto de los primeros y de los trabajadores en general, en las
dos vertientes, individual y social, señaladas en “Asociación Trabajadores del Estado”
(cit., especialmente, considerandos 3, 6 y 8). Esto es así, en primer lugar, puesto que el
distingo constriñe, siquiera indirectamente, a los trabajadores individualmente
considerados que se dispongan a actuar como representantes gremiales, a adherirse a la
entidad con personería gremial, no obstante la existencia, en el mismo ámbito, de otra
simplemente inscripta. Una situación análoga se produce en orden a los trabajadores que
deseen afiliarse y verse representados sindicalmente. Y, en segundo término, ataca la
libertad de los sindicatos simplemente inscriptos y la de sus representantes, al
protegerlos de manera menor que si se tratara de asociaciones con personería gremial,
en un terreno de la actividad sindical que también es propio de aquéllos, y en el cual, de
consiguiente, no se admiten privilegios.

Las dos dimensiones mencionadas, procede observarlo, “deben ser garantizadas


simultáneamente”, puesto que “[l]a libertad para asociarse y la persecución de ciertos
fines colectivos son indivisibles, de modo que una restricción de las posibilidades de
asociarse representa directamente, y en la misma medida, un límite al derecho de la
colectividad de alcanzar los fines que se proponga” (Corte Interamericana de Derechos
Humanos, Caso Huilca Tecse..., cit., párrs. 70 y 72).

6) Que súmase a todo ello el aporte del antes citado Convenio n87 de la OIT, instrumento
indudablemente fundamental en la materia, según ha quedado extensamente demostrado
en la recordada sentencia Asociación Trabajadores del Estado (considerandos 4, 5 y 8).
En lo que ahora interesa, este instrumento es concluyente en cuanto obliga al Estado,
tanto “a adoptar todas las medidas necesarias y apropiadas para garantizar a los
trabajadores [...] el libre ejercicio del derecho de sindicación” (artículo 11), cuanto a
“abstenerse de toda intervención que tienda a limitar [...] o a entorpecer [el] ejercicio legal”
del derecho de las “organizaciones de trabajadores [...] de organizar [...] sus actividades y
el de formular su programa de acción” (artículo 3.1 y 2). La “legislación nacional”, a su
vez, “no menoscabará ni será aplicada de suerte que menoscabe las garantías previstas
por el presente Convenio” (artículo 8.2). El término “organización”, aclara el artículo 10,
significa “toda organización de trabajadores que tenga por objeto fomentar y defender los
intereses de los trabajadores [...]”.

En este sentido, corresponde tomar en especial consideración, dado su nexo específico


con la cuestión sub lite, el criterio de la Comisión de Expertos en Aplicación de Convenios
y Recomendaciones de la OIT - instituida por resolución adoptada por la Conferencia
Internacional del Trabajo en su octava reunión (1926)-, que ejerce el control regular de la
observancia por los Estados Miembros de las obligaciones derivadas de los convenios
que han ratificado (Manual sobre procedimientos en materia de convenios y
recomendaciones internacionales del trabajo, Sección VI), en el caso, el Convenio Nº 87.

En efecto, la más que reciente conclusión de este órgano (2008), da cuenta de que, no
obstante la tutela general que prevé el artículo 47 de la ley 23.551, “los artículos 48 y 52
[de ésta] establecen un trato de favor a los representantes de las organizaciones con
personería gremial en caso de actos de discriminación antisindical [fuero sindical] que
excede de los privilegios que pueden otorgarse a las organizaciones más
representativas”, consistentes en una “prioridad en materia de representación en las
negociaciones colectivas, en la consulta por las autoridades y en la designación de los
delegados ante los organismos internacionales” (Observación individual sobre el
Convenio sobre la libertad sindical y la protección del derecho de sindicación, 1948 (núm.
87). Argentina (ratificación: 1960, Publicación 2008). Más aún; como esta observación
individual lo pone de manifiesto, su contenido no entrañaba más que el recordatorio de
otras de igual naturaleza que el organismo venía dirigiendo a la Argentina “desde hace
numerosos años”.

Este señalamiento, por lo demás, es dable ratificarlo mediante la consulta de los


antecedentes de: 2006 (Observación individual... Argentina... Publicación 2006); 2004
(Observación individual... Argentina... Publicación 2004); 2003: “los dirigentes sindicales
de las asociaciones con personería gremial gozan de una protección especial adicional
de la cual no gozan los dirigentes o representantes de las asociaciones simplemente
inscriptas”, por lo que se pide al Gobierno que “tome medidas para modificar los artículos
en cuestión [48 y 52 cits.]” (Observación individual... Argentina... Publicación 2003); 2001
(Observación individual... Argentina... Publicación 2001); 1999: los artículos 48 y 52 cits.
implican un “privilegio” que “puede influir indebidamente en la elección de los trabajadores
de la organización a la que deseen afiliarse” (Observación individual... Argentina...
Publicación 1999); 1998: la “Comisión expresa una vez más la firme esperanza de que
las tantas veces esperada aprobación del proyecto modificatorio se concrete
próximamente y que [el Gobierno] adoptará las medidas necesarias para modificar las
disposiciones de la ley núm. 23.551”, v.gr., “los artículos [...] 48 y 52 que privilegian a las
asociaciones con personería gremial frente a las demás asociaciones, en materia de [...]
fuero sindical” (Observación individual... Argentina... Publicación 1998); 1997: la Comisión
recuerda que había observado que el antedicho proyecto de reformas “no contemplaba la
modificación de las siguientes disposiciones cuya modificación había sido sugerida [por
aquélla] desde hace numerosos años: [...] en materia de fuero sindical (artículos 48 y 52
[...] que prevén que únicamente los representantes de las organizaciones con personería
gremial se beneficien de una protección especial)” (Observación individual... Argentina...
Publicación 1997); 1996: el proyecto de reformas del Gobierno de la ley 23.551 no
contempla la “modificación” sugerida por la Comisión “hace numerosos años”, de las
disposiciones en “materia de fuero sindical (artículos 48 y 52 de la ley [23.551] que
prevén que únicamente los representantes de las organizaciones con personería gremial
se beneficien de una protección especial)” (Observación individual... Argentina...
Publicación 1996); 1993 (Observación individual... Argentina... Publicación 1993), y 1991
(Observación individual... Argentina... Publicación 1991).

Incluso en 1989, no obstante tomar con satisfacción la promulgación de la ley 23.551, la


Comisión individualizó, entre las disposiciones que no estaban en conformidad con el
Convenio nº 87, a los reiteradamente citados artículos 48 y 52, para lo cual memoró que
ya se había pronunciado “en el sentido de que cuando, sin espíritu de discriminación, el
legislador confiere a los sindicatos reconocidos, que de hecho son los más
representativos, ciertos privilegios relativos a la defensa de los intereses profesionales en
virtud de los cuales solo ellos son capaces de ejercer útilmente, la concesión de tales
privilegios no debe estar subordinada a condiciones de tal naturaleza que influyese
indebidamente en la elección por los trabajadores de la organización a la que deseen
afiliarse” (Observación individual... Argentina ... Publicación 1989).

Con ello, según lo expuso en esta última oportunidad, la Comisión compartía el criterio
del Comité de Libertad Sindical de la OIT, a lo que agregó su confianza en que el
Gobierno “tomará” las medidas apropiadas para asegurar una completa conformidad de
la legislación con el Convenio [nº 87] (ídem).

En suma, desde la primera hora, 1989, la Comisión de Expertos en Aplicación de


Convenios y Recomendaciones de la OIT se pronunció en términos desfavorables a la
compatibilidad de la ley 23.551, de 1988, con el Convenio Nº 87, en cuanto a la exclusión
de los representantes gremiales de los sindicatos solo inscriptos de la protección que
dispensaba, mediante los artículos 48 y 52, a los pertenecientes a sindicatos con
personería gremial. A iguales resultados conduce la doctrina del Comité de Libertad
Sindical de la OIT, en atención a lo adelantado en el párrafo precedente, y a lo formulado
por el Tribunal en el repetidamente citado Asociación Trabajadores del Estado (v. su
considerando 8).

7) Que, de acuerdo con todo cuanto ha sido expresado, no cabe sino declarar la
inconstitucionalidad del artículo 52 de la ley 23.551, en la medida en que excluye a la
actora del goce de la tutela otorgada por este último a los representantes de asociaciones
con personería gremial, por ser representante (presidenta) de una asociación sindical,
Asociación de Profesionales de la Salud del Hospital Naval (PROSANA), la cual, no
obstante comprender en su ámbito a la relación de trabajo de dicha representante, tiene
el carácter de simplemente inscripta y existe otro sindicato con personería gremial en ese
ámbito. Consecuentemente, el fallo apelado habrá de ser revocado, a fin de que se dicte
uno nuevo con arreglo al presente.

Este resultado torna inoficioso analizar los agravios fundados en el cargo que investía la
actora en FEMECA. Con todo, debe advertirse que, para el supuesto en que el
pronunciamiento que se ordena dictar considerase ese punto, las conclusiones del
Tribunal implican necesariamente, para el sub examine, que se encuentra satisfecha la
“condición” a la que el a quo supeditó la “inclusión de la garantía” para la actora en tanto
“integrante de una federación” (supra, considerando 1).

Por ello, habiendo dictaminado la señora Procuradora Fiscal, se hace lugar parcialmente
a la queja y al recurso extraordinario interpuestos, y se revoca la sentencia apelada con el
alcance indicado, con costas (artículo 68 del Código Procesal Civil y Comercial de la
Nación), de manera que la causa deberá ser devuelta a fin de que, por quien
corresponda, sea dictado un nuevo pronunciamiento con arreglo al presente. Hágase
saber, acumúlese la queja al principal y, oportunamente, remítase.

Fdo.: Lorenzetti - Highton de Nolasco - Fayt - Petracchi - Maqueda - Zaffaroni - Argibay


(según su voto).

Voto de la señora ministra doctora doña Carmen M. Argibay

Considerando:

1º) La señora Adriana María Rossi, cumplía funciones en el Hospital Naval de la ciudad
de Buenos Aires como Presidenta de la Asociación de Profesionales de la Salud del
Hospital Naval (PROSANA) entidad gremial de primer grado simplemente inscripta
adherida a Federación Médica Gremial de la Capital Federal (FEMECA), entidad sindical
de segundo grado que cuenta con personería gremial número 1398.

La demandante Rossi fue electa para integrar, a partir del año 2000, el Consejo Federal
de FEMECA.

Notificadas de esta situación, las autoridades del Hospital Naval y de la Armada


Argentina, pusieron de manifiesto su oposición al accionar gremial de PROSANA y de
FEMECA en su ámbito, con el argumento de que correspondía a PECIFA (Unión del
Personal Civil de las Fuerzas Armadas) la representación del personal, por ser una
asociación sindical de primer grado, con personería gremial.

Dadas así las cosas, PROSANA decidió adoptar una medida de acción directa
consistente en retención de tareas, con afectación parcial de la prestación de los servicios
del Hospital, motivo por el cual la empleadora aplicó a la actora una sanción disciplinaria
de suspensión por cinco días y un cambio de tareas.

En el escrito de inicio, la señora Rossi sostiene que por su condición de presidenta de la


Asociación de Profesionales de la Salud del Hospital Naval (PROSANA) y miembro titular
del Consejo Federal de la Federación Médica Gremial de la Capital Federal (FEMECA),
tales decisiones solo podían tomarse con una autorización judicial previa.

Funda su derecho en lo previsto en el artículo 14, 14 bis de la Constitución Nacional y en


los Convenios de la OIT Nros. 87, 98, 151 y 154, a la luz de los cuales entendió que
correspondía interpretar el artículo 52 de la ley 23.551, que prescribe: “los trabajadores
amparados por las garantías previstas en los artículos 40, 48 y 50 de la presente ley, no
podrán ser suspendidos, despedidos ni con relación a ellos podrán modificarse las
condiciones de trabajo, si no mediare resolución judicial previa que los excluya de la
garantía...”.

2º) La sentencia de primera instancia rechazó la demanda con sustento en que la


accionante no era uno de los sujetos amparados por el artículo 52 de la ley de
Asociaciones Sindicales, pues había sido electa como dirigente de una entidad de
segundo grado: FEMECA, que si bien tenía personería gremial debía ceder ante la de
primer grado.

Ello, en función de lo dispuesto en el artículo 35 de la ley 23.551, que impide a las


federaciones con personería gremial representar a los trabajadores de la actividad o
categoría cuando actúa una asociación sindical de primer grado con personería gremial
en esa zona o empresa.

Contra dicho pronunciamiento, la parte actora dedujo recurso de apelación en el que


insistió en el carácter constitucional de la protección que le correspondía en su condición
de representante sindical y añadió que si ya era discutible la restricción de los derechos
gremiales a aquellos trabajadores que pertenecen a una asociación sindical con
personería gremial, con mayor razón lo era “establecer limitaciones que no están
previstas en la Ley 23.551 ni en su reglamentación”.

3º) La Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo confirmó ese


pronunciamiento (fojas 180/181).

El a quo, en concordancia con lo dictaminado por el señor Fiscal señaló que la decisión
de primera instancia había girado en torno a la imposibilidad de darle operatividad a la
tutela sindical invocada por la actora, por ser parte de una entidad desplazada en la
representación del personal por otra de primer grado con personería gremial (artículo 35
de la ley 23.551).

Sentado eso, consideró que el memorial no cumplía con lo dispuesto por el artículo 265
del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación.

4º) Contra este pronunciamiento, la parte actora dedujo el recurso extraordinario (fojas
184/188), cuya denegación (fojas 194) dio origen a la queja en examen.

La señora Rossi, señala que el fallo viola la libertad sindical cuando concluye que la
personería gremial de PECIFA le otorga potestad exclusiva para representar al personal
civil de las fuerzas armadas, ya que FEMECA que es la entidad que la eligió como
dirigente se ve impedida de actuar gremialmente en ese ámbito y en consecuencia se
desconoce la protección especial que la ley 23.551 establece a su favor para poder
cumplir su función.

Denuncia, tal como lo había hecho en las instancias anteriores que ese razonamiento no
guarda correspondencia con el amplio alcance de la garantía sindical que el artículo 14
bis de la Constitución Nacional y los Tratados Internacionales incorporados al
ordenamiento interno (artículo 75, inciso 22 de la Constitución Nacional), han dado a los
gremios.

Afirma que no resulta aceptable que una Federación con personería gremial (sindicato de
segundo grado) se vea impedida de actuar en el ámbito de la personería gremial de un
sindicato de primer grado (PECIFA), pues ambas tienen como objeto la defensa de los
intereses de los trabajadores (artículo 2 de la ley 23.551). Entiende, que dicha
hermenéutica vulnera el principio de “organización sindical libre y democrática”
establecido en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional y consecuentemente su
derecho como representante gremial, pues bastaba para la protección que le asigna ese
artículo en el segundo párrafo, que se tratase de un cargo electivo o de representación en
una asociación con personería gremial y la notificación al empleador, extremos cumplidos
en el caso.

Por último, invoca los Convenios de la OIT 87 y 98, que establecen que “...los
trabajadores deberán gozar de adecuada protección contra todo acto de discriminación
tendiente a menoscabar la libertad sindical en relación con su empleo” y que “dicha
protección deberá ejercerse especialmente contra todo acto que tenga por objeto ... b)
despedir a un trabajador o perjudicarlo de cualquier otra forma o causa de su afiliación
sindical o de su participación en actividades sindicales...” (artículos 1 y 2 Convenio 98).

5º) El recurso extraordinario de la representante gremial resulta admisible pues invoca las
garantías necesarias para el cumplimiento de su gestión sindical y las relacionadas con la
estabilidad de su empleo a partir del derecho que todo trabajador tiene a una
“organización sindical libre y democrática”, reconocido por el artículo 14 bis de la
Constitución Nacional y por los convenios internacionales suscriptos por el Estado
Argentino e incorporados al artículo 75.22 del mismo cuerpo normativo. Por otra parte, la
sentencia dictada por la cámara de apelaciones es contraria al derecho que la recurrente
funda en dicha garantía (artículos 14.3 de la ley 48 y 6º de la ley 4055).

6º) El derecho a organizarse, reconocido a los trabajadores en el primer párrafo del


artículo 14 bis de la Constitución Nacional, debe ser entendido como el derecho a
establecer organizaciones sindicales que puedan llevar a cabo las acciones garantizadas
en la segunda parte de dicha disposición tales como: concertar convenios colectivos de
trabajo; recurrir a la conciliación y al arbitraje; el derecho de huelga. Asimismo, la
disposición referida menciona la garantía a favor de los representantes gremiales para el
cumplimiento de su gestión sindical y las relacionadas con la estabilidad de su empleo.

Esta conexión entre la libertad sindical y el ejercicio de los derechos gremiales dio lugar,
recientemente, al pronunciamiento de Fallos: 331:2499, “Asociación Trabajadores del
Estado c/ Ministerio de Trabajo s/ Ley de Asociaciones Sindicales”.

En ese fallo, el Tribunal admitió que la exclusividad otorgada por la ley 23.551 al sindicato
con personería gremial para el ejercicio de uno de tales derechos - convocar elecciones
de delegados- podía ser examinada como una restricción a la libertad sindical
garantizada por el artículo 14 bis de la Constitución Nacional (Fallos: 331:2499, 2504,
considerando 2º).

En ese marco y luego de extensas consideraciones sobre el significado de la libertad


sindical, concluyó que el otorgamiento a un solo sindicato del derecho a elegir delegados
constituía una alteración inconstitucional de la libertad sindical por impedir a otro
sindicato, en cuanto tal, el ejercicio de uno de los derechos gremiales por excelencia.
Cabe reproducir el pasaje del fallo citado que mejor representa este punto: “Que se sigue
de cuanto ha sido expresado, que el art. 41, inc. a de la ley 23.551 viola el derecho a la
libertad de asociación sindical amparado tanto por el art. 14 bis de la Constitución
Nacional como por las normas de raigambre internacional de las que se ha hecho mérito,
en la medida en que exige que los ‘delegados del personal’ y los integrantes de ‘las
comisiones internas y organismos similares’ previstos en su art. 40, deban estar afiliados
‘a la respectiva asociación sindical con personería gremial y ser elegidos en comicios
convocados por ésta’. La limitación mortifica dicha libertad, de manera tan patente como
injustificada, en sus dos vertientes. En primer lugar, la libertad de los trabajadores
individualmente considerados que deseen postularse como candidatos, pues los
constriñe, siquiera indirectamente, a adherirse a la asociación sindical con personería
gremial, no obstante la existencia, en el ámbito, de otra simplemente inscripta. En
segundo término, la libertad de estas últimas, al impedirles el despliegue de su actividad
en uno de los aspectos y finalidades más elementales para el que fueron creadas. En tal
sentido, para ambos órdenes, corresponde reiterar que el monopolio cuestionado en la
presente causa atañe nada menos que a la elección de los delegados del personal, esto
es, de los representantes que guardan con los intereses de sus representados, los
trabajadores, el vínculo más estrecho y directo, puesto que ejercerán su representación
en los lugares de labor, o en la sede de la empresa o del establecimiento al que estén
afectados. La restricción excede, y con holgura, el acotado marco que podría justificar la
dispensa de una facultad exclusiva a los gremios más representativos, del que ya se ha
hecho referencia. Por lo demás, no se ha invocado, ni esta Corte lo advierte, la existencia
de razón alguna que haga que la limitación impugnada resulte necesaria en una sociedad
democrática en interés de la seguridad nacional o del orden público, o para la protección
de los derechos y libertades ajenos. Antes bien, parece marchar en sentido opuesto a
dichos intereses y, principalmente, a las necesidades de una sociedad del tipo indicado,
la cual, si algo exige, es que el modelo que adoptó permee los vínculos asociativos, sobre
todo aquellos que, como los sindicales, están llamados a coadyuvar, de manera notoria,
en la promoción del ‘bienestar general’” (Fallos: 331:2499, 2514, considerando 9º).

7º) Las reglas hermenéuticas descriptas son las que deben regir la solución del caso.

Ello así, pues lo que debe valorarse es si se trata de restricciones al ejercicio de los
derechos sindicales contrarias al principio de libertad sindical reconocido en el artículo 14
bis a todos los gremios.

Lo dicho, impone recordar que además del clásico agrupamiento de la ley 23.551 en
asociaciones simplemente inscriptas o con personería gremial, también está aquel que
las clasifica según el grado, así son de primer grado, los sindicatos, constituidos por
trabajadores o empleadores (personas físicas); de segundo grado, las federaciones,
formadas por las asociaciones profesionales de primer grado (personas jurídicas) y, por
último, las confederaciones o asociaciones de tercer grado, que son el resultado de la
unión de federaciones o centrales sindicales.

A partir de esta segunda categorización, la ley 23.551 decide en el artículo 35 que:

“Las federaciones con personería gremial podrán asumir la representación de los


trabajadores de la actividad o categoría por ellas representadas, en aquellas zonas o
empresas donde no actuare una asociación sindical de primer grado con personería
gremial”.

8º) Cabe examinar entonces, si en el sub lite la aplicación de la norma reseñada, implicó
un vaciamiento del contenido mínimo que el artículo 14 bis de la Constitución Nacional
confiere a la libertad sindical y que se traduce en el ejercicio de los derechos gremiales
mencionados en la misma cláusula, entre los que se encuentra el que tienen los
representantes gremiales de contar con las garantías necesarias para el cumplimiento de
su gestión sindical.

9º) El citado artículo 35 de la ley 23.551, sienta como regla que las federaciones no
pueden actuar en la zona o empresa de la actividad o categoría por ellas representadas si
hay ya un sindicato de primer grado ejerciendo la representación. Es decir, que la ley
favorecería la exclusividad de este último.

Por tal motivo, los jueces entendieron que los únicos que podían invocar la tutela sindical
eran los representantes de PECIFA, pues es este gremio el que representa a los
trabajadores del Hospital Naval, no así la dirigente de FEMECA.

Dicha interpretación del citado artículo 35 de la ley 23.551, introduce una severa
limitación en el alcance de los artículos 48 y 52 de la ley 23.551, en la medida que éstos
reconocen protección a los trabajadores que ocupan “cargos electivos o representativos
en asociaciones sindicales con personería gremial (...)”, que es precisamente el caso de
la Federación a la que representa Rossi.

La protección a la que se acaba de aludir, consiste en que los representantes gremiales


no pueden ser despedidos, suspendidos, ni con relación a ellos modificarse las
condiciones de trabajo, si no mediare resolución judicial previa que los excluya de la
garantía (artículo 52 de la ley 23.551).

10) El sistema general establecido por la ley 23.551 consiste en concentrar el ejercicio del
conjunto de derechos gremiales en un solo tipo de sindicato, a saber, aquel que obtiene
la personería gremial y este corresponde al que se repute más representativo (artículo 25,
primer párrafo). El propósito de estas restricciones es el de instaurar por vía legal la
unidad de la acción sindical. Al mismo fin, serviría la desprotección de todo representante
gremial que no pertenezca al gremio que ejerce la representación en determinada zona o
empresa, que también ha de ser único (artículo 35 de la ley 23.551). Esta es la
interpretación a la que arribó el tribunal a quo en la sentencia apelada.

Sin embargo, la letra de la ley de Asociaciones Sindicales no ha llegado, en este tema, a


tal punto de enfrentamiento con las garantías establecidas en el artículo 14 bis de la
Constitución Nacional, en tanto que admite, tal como lo solicita la parte actora, una
interpretación concordante con esta última.

En primer término, debe puntualizarse que FEMECA es un gremio que, tal como se ha
reconocido al otorgársele la debida habilitación, tiene el propósito de defender y
representar los intereses profesionales del grupo de trabajadores afiliados a las diversas
asociaciones que la integran, circunstancia que por sí colocaba a la entidad y a sus
autoridades bajo la protección del artículo 14 bis, segundo párrafo de la Constitución
Nacional, en cuanto dispone: “Los representantes gremiales gozarán de las garantías
necesarias para el cumplimiento de su gestión sindical y las relacionadas con la
estabilidad de su empleo”.

Por su lado, la ley 23.551 al reglamentar específicamente el punto concerniente a la tutela


sindical que merecen los representantes de asociaciones con personería gremial
(artículos 48 y 52), no incluye ninguna otra restricción que abra la posibilidad de que
alguno de ellos pueda quedar fuera de su alcance. No se trata por consiguiente el
presente caso de uno en que esta Corte deba resolver sobre la situación de los
representantes de asociaciones sin ningún tipo de personería gremial.

Esta inteligencia de las normas específicas, sobre los derechos de los representantes
gremiales ante sus empleadores, no se ve refutada por la letra del artículo 35 de la ley
23.551 que no alude puntualmente a esta cuestión sino en general a la relación entre
entidades gremiales de distintos grados en cuanto a la representación de los
trabajadores, según la cual las de primer grado tiene precedencia. Ahora bien, inferir de
esta regla de coordinación entre diferentes sindicatos otra que niega la tutela a un
representante para el cumplimiento de su gestión sindical, implica otorgarle al precepto
legal y sin que medie una razón de peso un significado que lo pone en contradicción con
el artículo 14 bis previamente mencionado.

De tal modo, ya como se dijo en la recordada decisión de esta Corte en el caso 331:2499,
“Asociación Trabajadores del Estado c/ Ministerio de Trabajo s/ Ley de Asociaciones
Sindicales”, al denegar una garantía expresamente reconocida por la Constitución a un
gremio para asegurar la exclusividad de otro se ha ocasionado un severo agravio al
principio que asegura el derecho a una organización sindical libre y democrática,
reconocido no solo por la Constitución Nacional sino por diversos instrumentos
internacionales tales como el artículo 7.d del Protocolo de San Salvador, el artículo 9no.
de la Declaración Sociolaboral del Mercosur, el Convenio Nº 98 y el 135 de la OIT.

11) Por tanto, cabe concluir que la preexistencia de un sindicato con personería gremial
de primer grado en el ámbito laboral donde se desempeñan los trabajadores de la
actividad que FEMECA también representa, no puede constituir un motivo válido en
términos constitucionales para privar de la protección especial establecida en el artículo
52 de la ley 23.551 a una de sus dirigentes.

Por ello, habiendo dictaminado la señora Procuradora Fiscal, se hace lugar parcialmente
a la queja y al recurso extraordinario interpuesto, y se revoca la sentencia apelada con el
alcance indicado, con costas (artículo 68 del Código Procesal Civil y Comercial de la
Nación), de manera que la causa deberá ser devuelta a fin de que, por quien
corresponda, sea dictado un nuevo pronunciamiento con arreglo al presente. Hágase
saber, acumúlese la queja al principal y, oportunamente, remítase.

Fdo.: Argibay.

09/11/2010
Materia Laboral
Revista Derecho Laboral (Actualidad Jurídica)
Número 153
Tribunal T.S.J. Sala Laboral
Resolución Sentencia 121
Carátula Scurto Fernando c/ Lotería de la Provincia de Córdoba S.E. - Procedimiento sumario -
Acción de reinstalación - Apelación en ordinarios - Recurso directo.
Titulo ACCIÓN DE REINSTALACIÓN. Improcedencia. Acumulación de dos empleos de
reparticiones públicas. Ausencia de violación a derechos sindicales. TUTELA
SINDICAL (art. 52, ley 23551). Precisiones.*
Descripción
El caso: La parte demandada cuestionó la decisión que confirmó en todos sus términos
la procedencia de la reinstalación del actor en el cargo de “Jefe de Departamento” de la
planta permanente de la Lotería de la Provincia de Córdoba S.E. Manifestó que el
Juzgador inobservó el art. 177 de la Constitución Provincial; los arts. 1, 2 -inc. b-, 4, 5 -
último párrafo-, 14 -inc. II-, 31 -inc. j- y 32 -último párrafo- de la ley 5944, así como los
arts. 1 y 4 de la ley 8665 y los arts. 1 y 3 -inc. c- de la ley 8837, todas provinciales. Señaló
que es errónea la consideración plasmada en el pronunciamiento remarcando que la
Carta Magna local establece que no pueden acumularse dos o más empleos de
reparticiones públicas. El actor, entonces, no podía mantener la designación de “Jefe de
Mesa” en la Administración Central y al mismo tiempo acceder al cargo de “Jefe de
Departamento” como personal estable de la Lotería. Agregó que la prohibición de
acumular cargos no puede ser sorteada con el argumento de que el personal de la
Lotería se rige por la Ley de Contrato de Trabajo, ya que ello no empece al carácter
público de la repartición. Manifestó que el demandante no perdió su empleo ni fue privado
de su actividad sindical, sino que siguió revistando en su situación histórica. La sentencia
impugnada confirmó la nulidad de la resolución del Directorio de la Lotería mediante la
cual fue dejada sin efecto la resolución que dispuso designar al actor en el cargo de Jefe
de Departamento. En tal sentido, la Sala de la Cámara de Trabajo interviniente concluyó
que la incompatibilidad no fue invocada oportunamente como fundamento de la medida, y
que si bien la legislación provincial veda la acumulación de cargos públicos permanentes
en un mismo dependiente, es un obstáculo dirigido al régimen de derecho público, que es
el que el actor estaba dejando. Como el personal permanente de la Lotería se rige por la
LCT, no existe esa restricción porque dicha normativa no la contempla. Tras agregar que
el trabajador gozaba de protección gremial, sostuvo que el comportamiento perjudicial al
fuero debió presumirse porque las razones dadas para el cese no se ajustaron a la
verdad ni a derecho. Si el empleador ya conocía la calidad de dirigente sindical del
trabajador no podía producir su baja sin promover previamente la acción correspondiente.
El TSJ provincial, a través de su Sala Laboral, por mayoría, admitió el recurso y rechazó
la demanda en cuanto pretendía la reinstalación del actor en el cargo de Jefe de
Departamento y los salarios caídos. Asimismo impuso las costas por su orden atento a
que la promoción del accionante pudo inducirlo a litigar.

1. El razonamiento expuesto por el Juzgador para sustentar la evaluación del cuadro


descripto, no se adecua a las particulares circunstancias del caso si la resolución de la
Lotería declarada nula, en realidad dejó sin efecto otra Resolución dictada por
reestructuración que no había tenido comienzo de ejecución y ambos aspectos no
estaban desvirtuados. Por el contrario, formaron parte de lo sucedido, y pasaron
inadvertidos, lo que pone de manifiesto que el fallo también resulta infundado. En
especial cuando concluye que las motivaciones de la demandada no se ajustaron a la
verdad ni al derecho. (Del voto de la mayoría)

2. Si la Administración Pública Provincial no había tomado razón de la renuncia del


dependiente, entonces el cese no estaba perfeccionado, pese a lo cual se dispuso la
segunda designación en simultáneo. Abunda lo señalado, que la empleadora conociera la
actividad gremial del reclamante antes de nombrarlo, por lo que la atribución de una
maniobra antisindical carece de comprobación. En concreto, nada se indica, para
justificar que la determinación del ente excedió el ámbito propio del ejercicio de las
facultades organizativas que le competen -según el mérito, la oportunidad y las
necesidades del servicio-. En este marco, cierto es, además, que la incompatibilidad por
la acumulación de cargos ya estaba presente. Como se trata de un impedimento de
origen legal, que no haya sido invocado por la administración no impide a la eficacia de la
revocación, que por otro lado, no afectó únicamente al accionante. (Del voto de la
mayoría)

3. La designación del actor el 30/11/07 le otorgó un derecho en expectativa, porque fue


dejado sin efecto apenas unos pocos días después (11/12/07), antes de que la baja en su
cargo de revista se perfeccionara. (Del voto de la mayoría)
4. La protección que consagra la ley 23551 referida al modo en que se hace efectiva la
tutela sindical, no puede interpretarse fuera del contexto normativo y teleológico. Para
ello, instauró un sistema de protección especial en favor de los representantes gremiales
para asegurar su ejercicio efectivo, con la garantía de la estabilidad. Es reiterado el
criterio de esta Sala en orden a que se exige una agresión concreta a la función. Por lo
que la sola ausencia de la acción de desafuero no genera inmediatez en la sanción si se
patentiza que la finalidad no fue perjudicar el aspecto gremial. (Del voto de la mayoría)

5. Si en definitiva el actor no perdió su empleo ni fue privado del ejercicio de su actividad


sindical, sino que sigue revistando en su situación histórica, corresponde rechazar la
acción de reinstalación instaurada. (Del voto de la mayoría)

6. La decisión del Juzgador, que en grado de apelación ratificó la procedencia de la


acción de reinstalación articulada por el trabajador, debe confirmarse. Es que es un
hecho definitivamente fijado en la causa que al tiempo de la modificación de su situación
laboral el actor gozaba de protección gremial. Luego no le resultan oponibles los actos de
la administración, ni razones de reestructuración alguna, si no se efectivizó previamente
la exclusión de tutela sindical. Este mecanismo denominado preliminar preventivo es de
carácter obligatorio y opera como requisito de validez de la conducta del empleador,
quien cuando desea adoptar algunas de las decisiones comprendidas en el ámbito de
protección del instituto (despido, suspensión, modificación de las condiciones de trabajo)
respecto de los sujetos legalmente amparados por esta garantía, antes debe requerir la
aprobación del órgano judicial competente, acreditando la existencia de circunstancias
que las justifiquen y que excluyan la posible motivación antisindical del comportamiento
patronal. De tal manera, la eficacia de esos actos excede la mera voluntad unilateral, ya
que para perfeccionarse debe concurrir ineludiblemente el pronunciamiento que los
autorice. (Del voto en minoría de la Dra. Blanc G. de Arabel)

7. El art. 48 de la ley 23551 con meridiana claridad, tutela a los representantes gremiales
estableciendo entre otras garantías que sus condiciones de trabajo no podrán ser
modificadas mientras dure su mandato y hasta un año después de haber concluido el
mismo, para evitar posibles represalias como consecuencia de la gestión sindical.
Cualquier variación de las condiciones de trabajo conlleva una modificación arbitraria si
previamente no se cumple con el trámite previsto en el art. 52 de la LAS. En esta
dirección, las circunstancias apuntadas por la accionada referidas a que la revocación de
la Resolución que designó al actor en el cargo de Jefe de Departamento se enmarcó en
una reestructuración y que además no había tenido comienzo de ejecución, no son
atendibles si previamente no instó la vía sumaria del pedido de exclusión de la tutela de la
que gozaba el trabajador. Y la supuesta incompatibilidad de cargos, de existir (teniendo
en cuenta la documentación de la renuncia), también debió debatirse con posterioridad al
desplazamiento de la protección especial. (Del voto en minoría de la Dra. Blanc G. de
Arabel)

TSJ Sala Laboral Cba., Sent. Nº 121, 09/11/2010. Trib. de origen: Sala 7ª Laboral Cba,
“Scurto Fernando c/ Lotería de la Provincia de Córdoba S.E. - Procedimiento sumario -
Acción de reinstalación - Apelación en ordinarios - Recurso directo”.

* Seleccionado y reseñado por María Belén del Valle.


Primera cuestión: ¿Es procedente el recurso de la demandada?

Segunda cuestión: ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar?

A la primera cuestión planteada:

El señor Vocal doctor Luis Enrique Rubio, dijo:

1. El impugnante cuestiona la decisión que confirma en todos sus términos la procedencia


de la reinstalación del actor en el cargo de “Jefe de Departamento” de la planta
permanente de la Lotería de la Provincia de Córdoba S.E. fs. 401/406 y 425/427 vta.

Manifiesta que media inobservancia del art. 177 de la Constitución Provincial; de los arts.
1º, 2º inc. b), 4º, 5º último párr., 14º inc. II, 31º inc. j), 32º último párr. de la ley 5944, así
como de los arts. 1º y 4º de la ley Nº 8665 y de los arts. 1º y 3º inc. c) de la ley Nº 8837,
todas provinciales.

Señala que es errónea la consideración plasmada en el pronunciamiento y remarca que


la Carta Magna local establece que no pueden acumularse dos o más empleos de
reparticiones públicas. El actor, entonces, no podía mantener la designación de “Jefe de
Mesa” en la Administración Central y al mismo tiempo acceder al cargo de “Jefe de
Departamento” como personal estable de la Lotería. Por otra parte, entiende que se
omitieron las disposiciones de la ley 5944 porque el accionante depende del Poder
Ejecutivo de Córdoba. En consecuencia, únicamente esta autoridad estaba legalmente
habilitada para designarlo y también para aceptar su renuncia. La Lotería solo está
facultada para hacer las propuestas del caso, tal como lo indican las dos resoluciones
adoptadas y son objeto del diferendo de autos. Agrega que la prohibición de acumular
cargos no puede ser sorteada con el argumento de que el personal de la Lotería se rige
por la Ley de Contrato de Trabajo ya que ello no empece al carácter público de la
repartición.

Además objeta que Scurto estuviera dejando su cargo de “Jefe de Mesa” porque había
presentado la renuncia condicionada al efectivo nombramiento superior y ésta le fue
aceptada por el Directorio en el acto mismo de designación. Concluye que el distracto
aún no se había producido. Y que el demandante no perdió su empleo ni fue privado de
su actividad sindical, sino que siguió revistando en su situación histórica.

2. La sentencia impugnada confirmó la nulidad de la resolución del Directorio de la Lotería


Nº 7121105-G mediante la cual fue dejada sin efecto la Res. Nº 07113003-F, que dispuso
designar al actor en el cargo de Jefe de Departamento.

En tal sentido, la a quo concluyó que la incompatibilidad no fue invocada oportunamente


como fundamento de la medida, y que si bien la legislación provincial veda la
acumulación de cargos públicos permanentes en un mismo dependiente, es un obstáculo
dirigido al régimen de derecho público, que es el que Scurto estaba dejando. Como el
personal permanente de la lotería se rige por la LCT, no existe esa restricción porque
dicha normativa no la contempla. Tras agregar que el trabajador gozaba de protección
gremial, sostuvo que el comportamiento perjudicial al fuero debió presumirse porque las
razones dadas para el cese no se ajustaron a la verdad ni a derecho. Si el empleador ya
conocía la calidad de dirigente sindical del trabajador, no podía producir su baja sin
promover previamente la acción correspondiente.
3. Así las cosas, el razonamiento expuesto para sustentar la evaluación del cuadro
descripto, no se adecua a las particulares circunstancias del caso. Ello, porque en
realidad la Resolución Nº 7121105-G dejó sin efecto la Nº 07113003 por reestructuración
y no había tenido comienzo de ejecución, ambos aspectos no estaban desvirtuados. Por
el contrario, formaron parte de lo sucedido, y pasaron inadvertidos, poniendo de
manifiesto que el fallo también resulta infundado. En especial cuando concluye que las
motivaciones de la demandada no se ajustaron a la verdad ni al derecho.

La Administración Pública Provincial no había tomado razón de la renuncia del


dependiente. Luego, el cese no estaba perfeccionado, pese a lo cual se dispuso la
segunda designación en simultáneo. Abunda lo señalado, que la empleadora conociera la
actividad gremial del reclamante antes de nombrarlo, por lo que la atribución de una
maniobra antisindical carece de comprobación. En concreto, nada se indica, para
justificar que la determinación del ente excedió el ámbito propio del ejercicio de las
facultades organizativas que le competen -según el mérito, la oportunidad y las
necesidades del servicio-. En este marco, cierto es, además, que la incompatibilidad por
la acumulación de cargos ya estaba presente. Como se trata de un impedimento de
origen legal, que no haya sido invocado por la administración no impide a la eficacia de la
revocación, que por otro lado, no afectó únicamente al accionante (en igual sentido Sent.
Nº 01/10)

La designación de Scurto el 30/11/07 le otorgó un derecho en expectativa, porque fue


dejado sin efecto apenas unos pocos días después (11/12/07), antes de que la baja en su
cargo de revista se perfeccionara.

Desde otro costado, la protección que consagra la ley 23551 referida al modo en que se
hace efectiva la tutela sindical, no puede interpretarse fuera del contexto normativo y
teleológico. Para ello, instauró un sistema de protección especial en favor de los
representantes gremiales para asegurar su ejercicio efectivo, con la garantía de la
estabilidad. Es reiterado el criterio de esta Sala en orden a que se exige una agresión
concreta a la función. Por lo que la sola ausencia de la acción de desafuero no genera
inmediatez en la sanción si se patentiza que la finalidad no fue perjudicar el aspecto
gremial (Sent. Nº 100/06; 80/05; 72, 24/02; 126/01; 278/96; 107/94; entre otras).

En definitiva, no perdió su empleo ni fue privado del ejercicio de su actividad sindical, sino
que sigue revistando en su situación histórica (vé. A.I. Nº 494/09).

4. Según lo expuesto corresponde admitir el recurso y anular la resolución como se pide.


Entrando al fondo de la cuestión (art. 105, CPT), conforme se viene exponiendo, el
peticionante no demostró las condiciones de procedencia de la acción instaurada, por lo
que corresponde el rechazo.

Voto pues por la afirmativa.

El señor Vocal doctor Carlos F. García Allocco, dijo:

Coincido con la opinión expuesta por el señor vocal cuyo voto me precede. Por tanto,
haciendo míos los fundamentos emitidos, me expido en la misma forma.

La Señora Vocal doctora M. Mercedes Blanc de Arabel, dijo:

Entiendo que la decisión del Juzgador, que en grado de apelación ratificó la procedencia
de la acción de reinstalación articulada por el trabajador, debe confirmarse. Es que es un
hecho definitivamente fijado en la causa que al tiempo de la modificación de su situación
laboral el Sr. Scurto gozaba de protección gremial. Luego no le resultan oponibles los
actos de la administración, ni razones de reestructuración alguna, si no se efectivizó
previamente la exclusión de tutela sindical. Este mecanismo denominado preliminar
preventivo es de carácter obligatorio y opera como requisito de validez de la conducta del
empleador, quien cuando desea adoptar algunas de las decisiones comprendidas en el
ámbito de protección del instituto (despido, suspensión, modificación de las condiciones
de trabajo) respecto de los sujetos legalmente amparados por esta garantía, antes debe
requerir la aprobación del órgano judicial competente, acreditando la existencia de
circunstancias que las justifiquen y que excluyan la posible motivación antisindical del
comportamiento patronal. De tal manera, la eficacia de esos actos excede la mera
voluntad unilateral, ya que para perfeccionarse debe concurrir ineludiblemente el
pronunciamiento que los autorice. El art. 48 de la ley 23551 con meridiana claridad tutela
a los representantes gremiales estableciendo entre otras garantías que sus condiciones
de trabajo no podrán ser modificadas mientras dure su mandato y hasta un año después
de haber concluido el mismo, para evitar posibles represalias como consecuencia de la
gestión sindical. Cualquier variación de las condiciones de trabajo conlleva una
modificación arbitraria si previamente no se cumple con el trámite previsto en el art. 52 de
la LAS. En esta dirección, las circunstancias apuntadas por la accionada referidas a que
la revocación de la Resolución Nº 07113003 que designó al actor en el cargo de Jefe de
Departamento se enmarcó en una reestructuración y que además no había tenido
comienzo de ejecución, no son atendibles si previamente, reitero, no instó la vía sumaria
del pedido de exclusión de la tutela de la que gozaba Scurto. Y la supuesta
incompatibilidad de cargos, de existir (teniendo en cuenta la documentación de la
renuncia), también debió debatirse con posterioridad al desplazamiento de la protección
especial.

Así voto.

A la segunda cuestión planteada:

El señor Vocal doctor Luis Enrique Rubio, dijo:

A mérito de la votación que antecede corresponde, por mayoría, admitir el recurso y


rechazar la demanda en cuanto pretende la reinstalación del actor en el cargo de Jefe de
Departamento y los salarios caídos. Con costas por su orden atento a que la promoción
del accionante pudo inducirlo a litigar. Los honorarios del Dr. … regulados en un treinta
por ciento de la suma que resulte de aplicar la escala media del art. 36, ley 9459, sobre lo
que constituyó materia de impugnación (arts. 40, 41 y 109 ib.), debiendo considerarse el
art. 27 de la ley citada.

El señor Vocal doctor Carlos F. García Allocco, dijo:

Adhiero a la solución a la que se arriba en el voto que antecede. Por tanto, me expido de
igual modo.

La Señora Vocal doctora M. Mercedes Blanc de Arabel, dijo:

Comparto la decisión que propone el señor vocal doctor Rubio a la presente. Por ello, me
pronuncio de la misma manera.
Por el resultado de la votación que antecede, previo Acuerdo, el Tribunal Superior de
Justicia, por intermedio de la Sala Laboral,

RESUELVE:

I. Admitir el recurso de casación deducido por la accionada y anular el pronunciamiento


en el sentido expresado.

II. Rechazar la demanda en cuanto se pretende la reinstalación del actor en el cargo de


Jefe de Departamento y los salarios caídos.

III. Con costas por su orden.

IV. Disponer que los honorarios del Dr. … sean regulados en un treinta por ciento de la
suma que resulte de aplicar la escala media del art. 36, ley 9459, sobre lo que constituyó
materia de discusión. Deberá considerarse el art. 27 de la ley citada.

V. Protocolícese y bajen.

Con lo que terminó el acto que previa lectura y ratificación de su contenido, firman el
señor Presidente y los señores Vocales, todo por ante mí, de lo que doy fe.

Fdo.: GARCÍA ALLOCCO - RUBIO - BLANC G. DE ARABEL.

07/10/2010
Materia Laboral
Revista Derecho Laboral (Actualidad Jurídica)
Número 151
Tribunal Cámara del Trabajo de Villa María
Resolución Auto Interlocutorio 235
Carátula Gramaglia Mónica Patricia c/ Municipalidad de Villa Nueva - Apelación.
Titulo AMPARO SINDICAL (art. 47, ley 23551). Precisiones. REDUCCIÓN UNILATERAL
DEL SALARIO. Importancia. Verificación de acciones persecutorias en contra de
trabajadores tutelados por el art. 52 de la ley 23551.*
Descripción
El caso: La actora dedujo recurso de apelación en contra del proveído del Juez de
Conciliación que rechazó la admisión formal de la acción de amparo sindical incoada (art.
47, LAS). Adujo que el Tribunal inobservó el procedimiento del art. 31 de la ley 7987, en
tanto no corrió traslado de la demanda a la contraria, ni proveyó la prueba ofrecida. Que
incurrió en contradicción porque valoró la prueba documental para pronunciarse sobre el
fondo de la cuestión debatida, para luego sostener que rechazaba la admisibilidad formal
de la acción de amparo. También sostuvo que la resolución carecía de fundamentación
porque se relataron los hechos considerados persecutorios: el cambio de las condiciones
de trabajo, la unilateral modificación del descuento del adelanto de haberes otorgado a la
actora y la garantía que se denunció lesionada fue dispuesta por el art. 52 de la LAS, en
cuanto asegura a los trabajadores que no podrán ser modificadas sus condiciones de
trabajo sin exclusión previa de la tutela. La Cámara de Trabajo de Villa María admitió el
recurso de apelación, ordenando se dé trámite a la acción de amparo sindical y a la
medida cautelar.

1. La característica particular de la acción prevista por el art. 47 de la ley 23551 lleva al


Juez a la verificación de la existencia de acciones persecutorias hacia el trabajador
tutelado, o conductas de la patronal que pudieran afectar el ejercicio de los derechos
gremiales de los que goza, situación que en principio merece ser instruida.

2. El descuento unilateral de un adelanto de dinero, como a prima facie se ha intentado


probar, no es una lesión como para soslayar de antemano. Es pacífica la doctrina
iuslaboralista en el significado del salario como parte fundamental o estructural del
sinalagma contractual laboral.

3. Si la trabajadora a quien se le pueda haber modificado, y no sutilmente, el sinalagma,


nada menos que en la contraprestación principal -el salario-, es una de las trabajadoras
protegidas por la LAS, cuyo carácter de delegada insinúa probar mediante fotocopia,
entonces se dan las condiciones de admisibilidad de la acción, en tanto la práctica
utilizada puede constituir un menoscabo al libre ejercicio de la actividad sindical,
protegido por la Constitución Nacional, tratados internacionales y particularmente por la
ley 23551.

4. La norma en análisis consagra un instrumento de protección contra las prácticas


antisindicales y toda conducta que impida u obstaculice el ejercicio de los derechos
sindicales puede ser atacada mediante una acción de amparo destinada a conseguir el
cese inmediato de ese comportamiento. El texto del art. 47 es amplio y generoso y
comprende todo tipo de actos antisindicales e incluso las figuras tipificadas en la propia
ley. Hay opiniones que destacan que el art. 47 incorporó un importante mecanismo
protectorio de la libertad sindical, significando un verdadero avance en la tutela de los
institutos que conforman lo que se ha denominado el “orden público sindical” propiciando
un medio autónomo y especial de amparo que tiende a tutelar tanto los derechos
individuales como colectivos de los trabajadores.

Cámara del Trabajo de Villa María, A.I. Nº 235, 07/10/2010, “Gramaglia Mónica Patricia c/
Municipalidad de Villa Nueva - Apelación”.

* Seleccionado y reseñado por María Belén del Valle.

Y Considerando:

1°) Que el recurso ha sido interpuesto en tiempo oportuno según surge del cotejo de la
fecha de notificación del proveído apelado de fecha 05 de febrero de 2010, y el cargo del
escrito recursivo de la parte actora de fecha 15 de febrero de 2010 (fs. 33), lo dispuesto
por los arts. 94, 95 y concordantes del CPT.

2°) Que la recurrente en primer término considera que V.S. inobserva el procedimiento
del art. 31 de la ley 7987, en tanto rechaza la admisión formal de la acción de amparo
sindical, sin correr traslado de la demanda a la contraria, ni proveer la prueba ofrecida.
Manifiesta que la norma que regula el procedimiento del amparo sindical promovido, no
prevé el rechazo de la demanda, resultando de la arbitraria determinación del Juzgador
una gravísima afectación del derecho de su representada. Insiste en que el a quo debió
ordenar el traslado de la demanda y proveer la prueba ofrecida, explicando que una vez
trabada la litis, fijado entonces los hechos sujetos a prueba y producida ésta, el juzgador
se habría encontrado en condiciones de resolver. Refiere que el Sr. Juez de Conciliación
efectúo una valoración de la prueba documental para pronunciarse sobre el fondo de la
cuestión debatida, para luego sostener que rechazaba la admisibilidad formal de la acción
de amparo. Indica que la contradicción es evidente, en tanto el Juez a quo consideró
como no probados los hechos afirmados por la actora y luego se pronuncia sobre la
procedencia de la acción, no sobre la admisibilidad formal y con ello produjo la grave
lesión del derecho de defensa en juicio.

Respecto al segundo agravio, sostiene la impugnante que los conceptos utilizados por el
Sr. Juez de Conciliación: “b) resulta forzada, artificiosa e incoherente la vinculación
realizada por la actora y su patrocinante respecto al hecho denunciado como persecutorio
y la garantía sindical denunciada como violentada”, se encuentra desprovista de toda
fundamentación y se contradice con los hechos de la causa. Relata lo que considera
persecutorio: el cambio de las condiciones de trabajo, la unilateral modificación del
descuento del adelanto de haberes otorgado a la actora y la garantía que se denunció
lesionada fue dispuesta por el art. 52 de la LAS en cuanto asegura a los trabajadores que
no podrán ser modificadas sus condiciones de trabajo sin exclusión previa de la tutela...
de donde surge la absoluta correspondencia entre el hecho y la garantía violentada a
despecho de lo que sin ningún fundamento sostiene el pronunciamiento en crisis,
quedando acreditada la violación a la ley cometida por el juzgador. Continúa el relato del
agravio -que por razones de brevedad se tienen por reproducidos para evitar tautologías-
con la descripción de los hechos que motivan la acción que sustenta y que pretende sea
proveída. Finalmente plantea el caso federal y reserva de casación.

3°) Entrando en la resolución del recurso. La característica particular de la acción prevista


por el art. 47 de la ley 23551, lleva al Juez a la verificación de la existencia de acciones
persecutorias hacia el trabajador tutelado, o conductas de la patronal que pudieran
afectar el ejercicio de los derechos gremiales de los que goza, situación que en principio
merecen ser instruidas. En primer lugar el descuento unilateral de un adelanto de dinero,
como a prima facie se ha intentado probar, no es una lesión como para soslayar de
antemano. Es pacífica la doctrina iuslaboralista en el significado del salario como parte
fundamental o estructural del sinalagma contractual laboral. Si la trabajadora a quien se le
pueda haber modificado, y no sutilmente, el sinalagma, nada menos que en la
contraprestación principal -el salario-, es una de las trabajadoras protegidas por la LAS,
cuyo carácter de delegada insinúa probar mediante fotocopia, a fs. 13, de autos.
Entonces se dan las condiciones de admisibilidad de la acción, en tanto la práctica
utilizada puede constituir un menoscabo al libre ejercicio de la actividad sindical,
protegido por la Constitución Nacional, Tratados internacionales y particularmente por la
ley 23551. Tal situación se agrava, al explayarse la accionante en la descripción de las
actividades que pueden haber sido objeto de reproche antisindical: “reclamos y críticas
que efectuara a las decisiones tomadas por el municipio en torno al conflicto por la
categorización de los empleados”. Lo cual pretendería ser censurado por el Municipio
accionado, modificando el sistema de descuento, procediendo a descontar un 475% más,
es decir $950. Lo cual demanda ser materia de la controversia. Así señala Enrique
Strega: “La norma en análisis consagra un instrumento de protección contra las prácticas
antisindicales y toda conducta que impida u obstaculice el ejercicio de los derechos
sindicales puede ser atacada mediante una acción de amparo destinada a conseguir el
cese inmediato de ese comportamiento. Según Ricardo Cornaglia el texto del art. 47 es
amplio y generoso y comprende todo tipo de actos antisindicales e incluso las figuras
tipificadas en la propia ley ... Hay opiniones que destacan que el artículo 47 incorporó un
importante mecanismo protectorio de la libertad sindical, significando un verdadero
avance en la tutela de los institutos que conforman lo que se ha denominado el ‘orden
público sindical’ propiciando un medio autónomo y especial de amparo que tiende a
tutelar tanto los derechos individuales como colectivos de los trabajadores” (Asociaciones
Sindicales, Ed. La Ley, Bs. As., 2004, pág. 3005, en la misma línea Recalde, Héctor P. -
Rodriguez, Enrique, Nuevo régimen de asociaciones sindicales”, Ed. Gizeh, pág. 226;
Corte, Néstor, “El modelo sindical argentino, Ed. Rubinzal-Culzoni, pág. 458). Respecto a
la cautelar solicitada, a la misma deberá hacerse lugar, previa fianza ofrecida en debida
forma. De este modo nos pronunciamos, por dejar sin efecto el proveído de fs. 26, de
fecha 21 de diciembre de 2009, en lo que es motivo de agravio, debiendo ordenarse se le
otorgue trámite a la acción de amparo sindical basada en el art. 47 de la ley 23551 y
hacer lugar a la cautelar solicitada.

Por lo relacionado y normas legales referidas

SE RESUELVE:

I) Hacer lugar al recurso de apelación interpuesto por la Dra. ... en representación de


Monica Patricia Gramaglia, en contra del proveído de fecha 21 de diciembre de 2009, en
lo que ha sido motivo de agravio, debiendo darse trámite a la acción de amparo sindical
incoada basada en el art. 47 de la ley 23551 y a la medida cautelar como se especifica en
los considerandos de la presente resolución.

II) Protocolícese, hágase saber y bajen.

Fdo.: SAMUEL - AZOCAR - CUEVAS DE ATIENZA.

31/03/2010
Materia Laboral
Revista Derecho Laboral (Actualidad Jurídica)
Número 146
Tribunal CNAT - Sala IX
Resolución
Carátula Robledo, Oscar Manuel c/ Cordón Azul S.R.L. y otros.
Titulo DIRIGENTE SINDICAL. CARÁCTER SUPLENTE. TUTELA. Alcance de la protección
(art. 48, ley 23551). Cumplimiento de recaudos formales. Comunicación al
empleador (art. 49, inc. b, ib.). Efectos. INDEMNIZACIÓN AGRAVADA (art. 52 ib.).
Procedencia.*
Descripción
El caso: La Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, en cumplimiento de lo
ordenado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en lo atinente a la suerte que
mereciera la sanción prevista en el art. 52 de la ley 23551, resolvió admitirla por
considerar que se encontraba justificada la situación de despido indirecto en que se
colocó el actor, quien se desempeñaba como representante gremial -delegado congresal
suplente-, en tanto intimó a la empleadora a aclarar su situación laboral ante la negativa
de tareas.
1. Si se acredita el cumplimiento de la carga formal exigida en el art. 49, inc. b), de la ley
23551 a través de la comunicación a la empleadora de que el actor fue electo para
ocupar el cargo de 5° delegado congresal suplente de dicha asociación sindical y no se
puso en tela de juicio que su designación se efectuó cumpliendo con los recaudos
legales, habida cuenta que no existe cortapisa normativa expresa que excluya a los
delegados suplentes por condicionar la vigencia de la garantía especial al efectivo
ejercicio de la representación, cabe concluir que la estabilidad del accionante se
encontraba tutelada con el alcance e intensidad previstos en el último párrafo del art. 48
de la ley 23551.

2. Si el actor intimó a través de carta documento a la empleadora a aclarar situación


laboral ante la negativa de tareas y a subsanar diversos incumplimientos salariales,
esgrimiendo expresamente su condición de representante gremial, recibiendo una
cerrada negativa a sus requerimientos sin oponer el cierre del establecimiento ni la
pérdida de la concesión del mismo que encuadrara la situación en la excepción prevista
en el art. 51 de la ley 23551 y encontrándose firme la justificación del despido indirecto,
de acuerdo a la garantía que amparaba en esa época al demandante, se devengó a su
favor el agravamiento de la indemnización previsto en el art. 52 de la ley 23551.

CNAT, Sala IX, Sent. del 31/03/2010, “Robledo, Oscar Manuel c/ Cordón Azul S.R.L. y
otros”.

* Seleccionado y reseñado por Tomás E. Sueldo.

El Dr. Álvaro Edmundo Balestrini dijo:

I. Llega la causa a este Tribunal luego del pronunciamiento de la Corte Suprema de


Justicia de la Nación recaído a fs. 791/794, en el que se resolviera dejar sin efecto la
sentencia dictada por la Sala VIII de esta Cámara a fs. 686/690 exclusivamente en cuanto
se desestimó el reclamo fundado en la reparación prevista en el art. 52 de la ley 23551.
Para así decidir, compartió la mayoría del Tribunal e hizo suyos los fundamentos
expuestos en el punto III del dictamen de la señora Procuradora Fiscal agregado a fs.
788/789 vta.

II. Teniendo en cuenta los límites de la revisión sometida al conocimiento de esta Sala,
destacaré liminarmente que obra a fs. 403 el informe de la empresa Correo Argentino que
se expide favorablemente respecto a la autenticidad de la CD impuesta el 19/10/01 que la
UTHGRA agregara en copia a fs. 300 como anexo de su informe de fs. 302, a fin de
acreditar el cumplimiento de la carga formal exigida en el art. 49 inc. b) de la ley 23551 a
través de la comunicación a la empleadora del actor Cordón Azul S.R.L. de que éste fue
electo para ocupar el cargo de 5° delegado congresal suplente de dicha asociación
sindical, con mandato desde el 24/3/02 hasta el 23/3/06.

Consecuentemente, no habiéndose puesto en tela de juicio que la designación del actor


se efectuó cumpliendo con los recaudos legales, y habida cuenta de que no existe
cortapisa normativa expresa que excluya a los delegados suplentes por condicionar la
vigencia de la garantía especial al efectivo ejercicio de la representación, a partir del
19/10/01 la estabilidad del actor se encontraba tutelada con el alcance e intensidad
previstos en el último párrafo del art. 48 de la ley 23551.

Con fecha de imposición 28/12/01 el actor intimó a través de carta documento a la


empleadora a aclarar situación laboral ante negativa de tareas y a subsanar diversos
incumplimientos salariales, esgrimiendo expresamente su condición de representante
gremial (fs. 392 y 403), recibiendo una cerrada negativa a sus requerimientos a través de
la comunicación de la principal del 4/1/02 (fs. 391 y 403), en la que no se opusiera el
cierre del establecimiento ni la pérdida de la concesión del mismo que invocara el juez de
grado anterior para considerar la situación enmarcada en la excepción prevista en el art.
51 de la ley 23551 (fs. 625/630vta.).

En esa inteligencia, arribando firme la justificación de la situación de despido indirecto en


la que se colocara el actor a través de la CD obrante en copia a fs. 389 impuesta el
8/1/02, cuya autenticidad fuera ratificada a través del informe del Correo Argentino al que
hiciere referencia precedentemente, y de acuerdo a la garantía que amparaba en esa
época al demandante, se devengó a su favor el agravamiento de la indemnización del
despido previsto en el art. 52 de la ley 23551.

Por tales razones, dentro del acotado ámbito de revisión que decidiera la C.S.J.N. al dejar
sin efecto el fallo de la Sala VIII de esta Cámara solo en lo atinente a la suerte que
mereciera la sanción prevista en el art. 52 de la ley 23551, propondré que se modifique la
sentencia dictada en la anterior instancia y se eleve el monto de condena a la suma de $
... con más los intereses allí dispuestos que arriban firmes, resultante de adicionar a los $
... determinados en la anterior instancia los $ ... correspondientes al importe de las
remuneraciones que le hubieran correspondido al actor durante los cuatro años de
mandato y el año de estabilidad posterior a su vencimiento ($ ...).

III. El nuevo resultado del litigio impone dejar sin efecto la imposición de costas y
regulación de honorarios correspondientes a la acción principal, debiéndose efectuar
nuevamente en forma originaria (conf. art. 279 del CPCCN).

Costas de ambas instancias a cargo de la demandada Cordón Azul S.R.L. en el 90% y de


la parte actora en el 10% restante, teniendo en cuenta los vencimientos mutuos, las
razones por las que se accediera al litigio y como éste se desenvolviera (conf. arts. 68 y
71 del CPCCN).

Regúlense los honorarios de la representación letrada de la parte actora en el 15%, de la


demandada Cordon Azul S.R.L. en el 11% y del perito contador en el 4%, todos a calcular
sobre el total de condena (capital e intereses), teniendo en cuenta la calidad, mérito y
extensión de las tareas llevadas a cabo en la anterior instancia (conf. art. 38 primera parte
de la LO, Dec.-ley 16638/57 y ley 24432).

IV. Por las actuaciones desplegadas con posterioridad a la sentencia de primera


instancia, regúlense los honorarios de la representación letrada de la parte actora en el
28% y de la co-demandada Cordón Azul S.R.L. en el 25%, todo a calcular sobre la base
antedicha, según pautas y normativa precedentemente expuestas.

El Dr. Mario S. Fera dijo:

Por compartir los fundamentos, me adhiero al voto que antecede.

El Dr. Daniel E. Stortini no vota (art. 125 de la L.O.).


A mérito del acuerdo al que se arriba, el Tribunal

RESUELVE:

I) Dentro del acotado ámbito de revisión que decidiera la C.S.J.N. al dejar sin efecto el
fallo de la Sala VIII de esta Cámara solo en lo atinente a la suerte que mereciera la
sanción prevista en el art. 52 de la ley 23551, modificar la sentencia dictada en la anterior
instancia y elevar el monto de condena a la suma de $ (pesos...) con más los intereses
allí dispuestos.

II) Dejar sin efecto la imposición de costas y regulación de honorarios correspondiente a


la acción principal.

III) Costas de ambas instancias a cargo de la demandada Cordon Azul S.R.L. en el 90% y
de la parte actora en el 10% restante.

IV) Regular los honorarios de la representación letrada de la parte actora en el 15%, de la


demandada Cordon Azul S.R.L. en el 11% y del perito contador en el 4%, todos a calcular
sobre el total de condena (capital e intereses).

V) Por las actuaciones desplegadas con posterioridad a la sentencia de primera instancia,


regular los honorarios de la representación letrada de la parte actora en el 28% y de la
co-demandada Cordón Azul S.R.L. en el 25%, todo a calcular sobre la base antedicha.

Fdo.: BALESTRINI - FERA - STORTINI.

22/12/2009
Materia Laboral
Revista Derecho Laboral (Actualidad Jurídica)
Número 143
Tribunal Juzgado de Conciliación [Villa María]
Resolución Auto Interlocutorio 186
Carátula Pineda Diana Esther c/ Banco de la Provincia de Córdoba S.A. - Acción de amparo.
Titulo AMPARO SINDICAL (art. 47, ley 23551). ADMISIÓN FORMAL. Requisitos.
Procedencia. TRABAJADORA CON TUTELA SINDICAL. LIBERACIÓN DE PRESTAR
TAREAS. PLANTEO DE INCONSTITUCIONALIDAD DEL ART. 30 DEL DEC. REG.
467/88 (reglamentario del art. 52, LAS). Procedencia. FACULTADES
REGLAMENTARIAS. Precisiones. PRINCIPIOS DE LEGALIDAD Y RAZONABILIDAD.*

El caso: La trabajadora -secretaria de actas de la asociación gremial- promovió acción de


amparo sindical (art. 47, LAS) procurando la declaración de inconstitucionalidad del art. 30
del decreto reglamentario 467/88 de la Ley de Asociaciones Sindicales, en contra de
Banco de la Provincia de Córdoba S.A. Sostuvo que el mencionado artículo -en cuanto
autoriza al empleador a liberar de prestar servicios al trabajador- altera el espíritu
legislativo suprimiendo y agregando supuestos al art. 52 de la ley 23551. La accionada -al
contestar la demanda-, solicitó su rechazo cuestionando la vía utilizada y afirmó que de la
ley se desprende que el amparo procede en caso de impedimento u obstaculización del
ejercicio de la libertad sindical, derecho que no se violentó respecto de la actora. Agregó
que en ningún momento se le prohibió el acceso al puesto sino solo el desarrollo de sus
tareas normales y habituales. Negó que el presunto cercenamiento de sus derechos
sindicales y el impedimento del ejercicio de su derecho constitucional de trabajar sean
equivalentes. El Juez de Conciliación interviniente -luego de dejar en claro que en el caso
no se puso en mérito la supuesta peligrosidad de la prestación de tareas de la trabajadora
-sea para el patrón o para sus compañeros- que habilitaría el no cumplimiento de tareas,
ni tampoco la procedencia o no de la sanción requerida por la patronal, sino que sólo se
ventiló una cuestión jurídica, declaró la inconstitucionalidad del art. 30 del decreto 467/88
en cuanto dispone reglamentar el art. 52 de la ley 23.551. Asimismo declaró ilegítima la
decisión del Banco de la Provincia de Córdoba S.A. por la que se liberó de prestar tareas
a la actora ordenando que se permitiera la prestación de normales labores. Impuso las
costas del incidente por el orden causado, ya que la patronal actuó dentro de la “legalidad
objetiva” que imponen las normas vigentes, y en consecuencia pudo tener suficientes
razones de interpretación que justificaran repeler la acción incoada (art. 28 primer párrafo
in fine, CPT).

1. Si en la causa se ha precisado plenamente la legitimación especial del reclamante


(trabajadora con tutela sindical), el derecho constitucional agraviado o restringido (derecho
a trabajar y su correlato especial como es el ejercicio de la actividad sindical) y el acto o
un hecho determinado -basado en la normativa reglamentaria impugnada- que sea
claramente identificable con el agravio o la restricción denunciada, cabe concluir que se
han acreditado los presupuestos fácticos-jurídicos que, en virtud de lo preceptuado por el
art. 47 de la ley de asociaciones sindicales N° 23551, en consonancia con la manda
constitucional genérica del art. 43 de la Carta Magna, deben ser cumplidos para ordenar
la admisión formal de la acción de amparo sindical. La requisitoria planteada no exige un
profundo conocimiento de la controversia impuesta ni una profusa colecta de pruebas o de
acreditación de legitimaciones especiales. Por ello no queda lugar a duda que la vía
procesal impetrada (acción de amparo sindical) es correcta, admisible y viable; como tal
requiere resolución jurisdiccional sobre el fondo de la cuestión.

2. Para determinar si el P.E.N. al dictar el art. 30 del decreto reglamentario N° 467/88 ha


actuado dentro de las facultades conferidas por el art. 99 inc. 2, y sus concordantes arts.
14, 19 y 28, 75 de la Constitución Nacional, es de importancia enmarcar conceptualmente
su ámbito de actuación dentro del proceso de reglamentación de derechos
constitucionales indicado por nuestra Carta Magna. La Constitución Nacional determina
que los derechos allí reconocidos son relativos, conforme lo establecen -entre otros- los
arts. 14, 17, 18, 19, 28, 75, 99. De allí que la potestad reglamentaria del Estado (la
“reglamentación de los derechos”) debe ser dictada por el órgano competente, debe ser
razonable y no puede “alterar” o “suprimir” el derecho objeto de reglamentación, lo que
prescribe que “legalidad” y “razonabilidad” son las claves de la reglamentación de los
derechos constitucionales. En consecuencia, la limitación a tales derechos debe emanar
del órgano constitucionalmente autorizado, dentro del marco de la legalidad delegada
(debido proceso formal o más comúnmente citado por la doctrina como principio de
legalidad) y no debe afectarse la esencia del derecho que está siendo reglamentado
(debido proceso sustancial o conocido más comúnmente como principio de razonabilidad).

3. En el sistema jurídico argentino es el Congreso Nacional quien está facultado a


reglamentar los derechos constitucionales a través de su manifestación más genuina: las
leyes. Subsidiariamente, y al solo efecto de dinamizar, aplicar, hacer operativa la
normativa dictada por el Congreso, el Poder Ejecutivo, puede dictar decretos
reglamentarios con base en la ley, siempre que no la desnaturalice con arbitrarias
excepciones (art. 99, inc. 2, CN). Es decir, que no basta que el órgano que limita los
derechos constitucionales sea el autorizado por la Constitución, sino que tal limitación
debe ser “razonable” y de acuerdo a la autorización emanada de la Constitución. Esto
significa que los órganos reglamentarios (Congreso, Poder Ejecutivo, entre otros) utilicen
las alternativas constitucionalmente más válidas para reglamentar los derechos y que la
norma reglamentaria debe conservar un “mínimo inderogable” del derecho fundamental
que está restringiendo. Ese mínimo está compuesto por la esencia del derecho
fundamental sujeto a reglamentación y consiste en la imposibilidad que tiene el legislador,
o el poder ejecutivo de “alterar”, “suprimir” o “destruir” la sustancia del derecho objeto de
reglamentación, tal como lo determina de manera precisa el art. 28 de nuestra ley
fundamental. Concretamente: el Poder Ejecutivo puede dictar decretos que “dinamicen”
las leyes, pero carece de autorización constitucional para “legislar” con autonomía e
independencia del Congreso, encontrándose sujeto a la pauta legislativa que el
Parlamento haya impregnado en la ley que busca reglamentar con su decreto.

4. Inicialmente, los actos estatales se “presumen válidos y adecuados al sistema


normativo” y en el proceso reglamentario la “razonabilidad” y la “legalidad” operan como
límite constitucional a los órganos del Estado. Va de suyo pues, que una norma o un
actuar es inconstitucional cuando no se adecua a la pirámide normativa cuya cúspide está
configurada por la Constitución y los Tratados de Derechos Humanos; inconstitucionalidad
y razonabilidad son cara y contracara de la misma moneda: una norma es razonable y por
lo tanto es constitucional; una norma es irrazonable y por ende es inconstitucional.

5. Llevar adelante la comprobación de la presencia o la ausencia de los valores


constitucionales en el derecho reglamentario, no es fruto de una mirada autista e
intelectual, sino que es una verificación concreta y circunstanciada en la vida diaria de los
habitantes de nuestro país, de esa armonía o de ese vacío-contradicción entre el actuar
del estado y la orden precisa emanada de nuestra Carta Fundamental. Por expreso
diseño constitucional, es el Poder Judicial quien debe verificar la razonabilidad de la
norma reglamentaria corroborando la adecuación de la norma al fin propuesto, la
necesidad de la medida, y, finalmente, un grado de eficacia y pertinencia mínimo en
cuanto a sus efectos.

6. Del texto del art. 52 de la ley 23551 surge de manera manifiesta que la voluntad del
legislador fue autorizar la decisión de la abstención de prestar tareas del trabajador
sindicalizado en el órgano judicial a través de un incidente dentro de un proceso sumario,
quien merituando el pedido del empleador y examinando la peligrosidad del trabajador,
pudiera resolver como medida cautelar la autorización a la patronal de liberarlo de prestar
tareas. Más claramente: el legislador en todo momento quiso que el significativo impacto -
para el trabajador y sus compañeros que lo eligieron como su representante- de no poder
prestar más tareas se resolviera en un proceso judicial, quedando a disposición de las
partes las vías recursivas en caso de no estar conformes con la resolución dictada.

7. Haciendo una elemental lectura del art. 30 del decreto reglamentario surge que el
P.E.N. -invocando las facultades que le arroga el art. 99, inc. 2, de la C.N. lisa y
llanamente resolvió obviar la vía judicial. Es decir, el decreto ha generado un nuevo
procedimiento para la liberación de tareas muy distinto al pretendido por el legislador,
pues, además de sortear el proceso judicial ha introducido un actor institucional (Ministerio
de Trabajo) que en ningún momento fue tenido en cuenta por el Parlamento para este
trámite efectuando además un reenvío legislativo (al art. 78, LCT) que nunca estuvo
contemplado por el Congreso cuando dictó la ley. De todo ello no puede si no concluirse
que el Poder Ejecutivo ha excedido el marco de sus funciones y facultades ya que ha
agregado casuística, mecanismos y situaciones que la ley no contemplaba lo que implica,
lisa y llanamente, el desconocimiento del espíritu y el fin que persiguió el Congreso al
momento de la creación de la norma.

8. El Poder Ejecutivo pretendiendo “reglamentar” un supuesto legislativo como el impuesto


por el art. 52 de la ley 23551 (que el juez a pedido del empleador autorice la liberación de
tareas “...cuando la permanencia del cuestionado en su puesto o el mantenimiento de las
condiciones de trabajo pudiere ocasionar peligro para la seguridad de las personas o
bienes de la empresa...”, ) “inventó” y “legisló” un nuevo mecanismo que tiene como
especial particularidad la no participación de la judicatura. Es decir, el P.E. en vez de
mantenerse en el andarivel que le concede el inciso 2 del art. 99 de la CN (“Expide las
instrucciones y reglamentos que sean necesarios para la ejecución de la leyes de la
Nación...”) utilizó el sendero vedado por dicha norma (“... cuidando de no alterar su
espíritu con excepciones reglamentarias) al generar una vía de procedimiento excepcional
que flagrantemente violenta el espíritu y la pauta del art. 52 de la ley 23551.

9. La reglamentación, a más de excederse en la potestad reglamentaria, reviste de otra


arista de gravedad constitucional pues avanza sobre uno de los derechos constitucionales
de mayor resguardo por la normativa internacional con jerarquía superior a las leyes
según el diseño institucional diagramado a partir de 1994, como es la libertad sindical. Así,
en la práctica, la aplicación de la norma impugnada no sólo impacta en los derechos
titularizados en cabeza del “trabajador tutelado”, sino también en los derechos laborales y
sindicales del resto de los compañeros de éste, quienes se ven impedidos de ejercer la
defensa de sus derechos, pues dentro del cerrado modelo de relaciones sindicales
emanado por la propia ley 23551 sólo pueden expresarse -en la defensa de sus derechos-
a través de su representación sindicalizada con personería gremial.

10. Si bien no se desconoce la doctrina de antaño elaborada por la Corte Suprema de


Justicia de la Nación, que sostiene que la declaración de inconstitucionalidad de una ley o
de una actuación, se presenta como el último remedio a fin de valorar los actos u
omisiones estatales, debiendo tal proceder, ser interpretado y valorado de manera
restrictiva, por constituir un caso de gravedad institucional, cabe señalar que las
inconstitucionalidades son “heridas” que laceran y lesionan el sistema jurídico; son
infracciones que los poderes del Estado no han podido resolver en tiempo y en forma, y
que de permanecer presentes en el sistema, perturban la vida cotidiana de los ciudadanos
y finalmente la salud social de la comunidad toda. Frente a ello, los jueces tienen el deber
de examinar las leyes, decretos y resoluciones que en los casos concretos se traen a
decisión, para averiguar si guardan o no conformidad con la Constitución Nacional y, en
este último supuesto, abstenerse de aplicarlas (arts. 31, 75, 22, CN), pues les cabe la
responsabilidad política de resguardar los derechos de los ciudadanos que se respaldan
en la Constitución, los que no pueden verse vedados, obstruidos o perturbados por
arbitrarias o irrazonables intromisiones estatales.

Juzgado de Conciliación de Villa María, A.I. 186 del 22/12/2009. “Pineda Diana Esther c/
Banco de la Provincia de Córdoba S.A. - Acción de amparo”.
* Seleccionado y reseñado por María Belén del Valle.

Auto Interlocutorio: 186

Y VISTOS: Los autos caratulados: “PINEDA DIANA ESTHER C/ BANCO DE LA


PROVINCIA CÓRDOBA S.A. – ACCIÓN DE AMPARO” (Expte. N° 37 del 05/10/2009), de
los que resulta que a fs. 10/19 comparece la Sra. DIANA ESTHER PINEDA, DNI:
14.427.963, con el patrocinio letrado del Dr. Oscar Fernando Barroso , promoviendo
Acción de Amparo Sindical y procurando la declaración de inconstitucionalidad del Art. 30
del decreto reglamentario 467/88 de la Ley de Asociaciones Sindicales, en contra de
Banco de la Provincia de Córdoba S.A..- Que funda su pretensión aduciendo que el Art.
30 del decreto reglamentario 467/88 altera el espíritu legislativo suprimiendo y agregando
supuestos al Art. 52 de la Ley 23.551. Que doctrina especializada sostiene su postura; por
lo que afirma que se encuentra legitimada para el ejercicio de la presente acción en virtud
de lo normado por los arts. 43 CN y 47 de la ley 23.551. Que a fs. 20 se imprime a la
presente el trámite previsto en el Art. 31 de la ley 7987. Corrido traslado a la contraria, la
misma comparece (fs. 25/37), mediante apoderado – Dr. José R. Ricardo Cipriani-
contestando la demanda incoada en su contra, rechazando la procedencia de la misma y
negando que el Banco de la Provincia de Córdoba haya incurrido en conductas que
conculquen derechos sindicales de la actora. Niega que la liberación de prestar servicios
se encuentre comprendida dentro del Art. 47 de la ley 23.551. Niega el derecho citado por
la actora. Que entiende que la demanda debe desestimarse ya que de la ley se desprende
que el amparo procede en caso de impedimento u obstaculización del ejercicio de la
libertad sindical, derecho que no se ha violentado respecto de la actora, máxime que la
reclamante, en su calidad de secretaria de actas de la asociación bancaria no importa la
representación directa de sus electores, ya que la amparista no es delegada de base. Que
en ningún momento se prohibió a la actora el acceso al puesto sino solo el desarrollo de
sus tareas normales y habituales. Que niega que el presunto cercenamiento de sus
derechos sindicales y el impedimento del ejercicio de su derecho constitucional de trabajar
sean equivalentes. Que respecto de la inconstitucionalidad del Art. 30 del decreto 467/88,
manifiesta que su parte ha actuado respecto de la amparista en un marco de legalidad
respaldado por el Art. 75 inc. 32 de la CN (sic), donde se faculta al Congreso de la Nación
a reglamentar las leyes. Que se efectúa la invocación de un fundamento aparente,
constituido por la presunta violación de derechos sindicales cuando en realidad se
pretende hacer valer un derecho constitucional a través de una acción que resulta
incompatible con el fin perseguido. Manifiesta por último que la amparista omite citar
cuando invoca el Art. 43 de la CN, que las conductas cuyo cese se persiguen con la
acción de amparo deben resultar de una arbitrariedad o ilegalidad manifiesta. Que cita
jurisprudencia en apoyo a su postura. En definitiva el demandado solicita el rechazo de la
acción intentada por la Sra. Pineda, con costas. Que a fs. 38 se fija audiencia a los fines
de alegar atento no haber prueba para colectar. Que a fs. 49 las partes presentan sus
alegatos a los que me remito por razones de brevedad (fs.40/48). Que se corre vista al
Sr. Fiscal de Instrucción en virtud del planteo de inconstitucionalidad, quien emite su
opinión a fs. 51/53 sosteniendo que la declaración de inconstitucionalidad del Art. 30 del
decreto reglamentario 467/88, no corresponde en virtud de que el Art. 14 y 14 bis de la
Constitución Nacional garantizan el derecho al trabajo y los derechos de los trabajadores
y afirmando que el decreto reglamentario no afecta un derecho consagrado por la
Constitución a favor del trabajador. Manifiesta que si bien el mismo decreto autoriza al
empleador a liberar de prestar servicios al trabajador, también impone una serie de
obligaciones que aseguran la protección del trabajador, para que éste no se encuentre en
desventaja. Que por último, el Ministerio Fiscal entiende que el procedimiento previsto
protege al trabajador de cualquier exceso que pudiera cometer el empleador y afirma que
la declaración de inconstitucionalidad de una ley, debe constituir el último recurso que
dispone un juez, quien tiene la obligación de aplicar la ley en tanto no colisione con
normas de carácter superior. Que notificadas las partes del decreto de autos (fs. 55/56) y
encontrándose firme el mismo, se encuentra la causa en estado de ser resuelta;

Y CONSIDERANDO: 1) Que se torna necesario, como primer punto de valoración,


avocarme al descrédito esbozado por la demandada -tanto en su contestación como en su
alegato- respecto a la admisión procesal de la vía judicial requerida por la amparista. En
ese sentido, del análisis de las constancias de autos surgen palmariamente acreditados
los presupuestos fácticos-jurídicos que, en virtud de lo preceptuado por el Art. 47 de la
Ley de Asociaciones Sindicales N° 23.551 en consonancia con la manda constitucional
genérica del Art. 43 de la Carta Magna, deben ser cumplidos para ordenar la admisión
formal de la acción de amparo sindical. Así se encuentran plenamente precisados: la
legitimación especial del reclamante (trabajadora con tutela sindical), el derecho
constitucional agraviado o restringido (derecho a trabajar y su correlato especial como es
el ejercicio de la actividad sindical) y el acto o un hecho determinado -basado en la
normativa reglamentaria impugnada- que sea claramente identificable con el agravio o la
restricción denunciada. La requisitoria planteada no exige un profundo conocimiento de la
controversia impuesta ni una profusa colecta de pruebas o de acreditación de
legitimaciones especiales. Por ello no queda lugar a duda que la vía procesal impetrada
(acción de amparo sindical) es correcta, admisible y viable; como tal requiere resolución
jurisdiccional sobre el fondo de la cuestión. 2) Que puesto al estudio del planteo
sustancial, se advierte que la actora peticiona la inconstitucionalidad del art. 30 del
decreto reglamentario N° 467/88 (P.E.) el que se dictó con el objeto de "reglamentar" el
Art. 52 de la ley 23.551 (Ley de Asociaciones Sindicales). Se trata de un planteo de "puro
derecho" en el que se reclama el escrutinio constitucional sobre el actuar del Poder
Ejecutivo; más claramente se exige determinar si el P.E.N. al dictar el art. 30 del decreto
reglamentario N° 467/88 ha actuado dentro de las facultades conferidas por el Art. 99 inc.
2, y sus concordantes arts. 14, 19 y 28, 75 de la Constitución Nacional. 3) Que con el
objeto de fundamentar más acabadamente la resolución final adoptada en autos,
entiendo de importancia enmarcar conceptualmente el ámbito de actuación del Poder
Ejecutivo dentro del proceso de reglamentación de derechos constitucionales indicado por
nuestra Carta Magna. La Constitución Nacional determina que los derechos allí
reconocidos son relativos, conforme lo establecen -entre otros- los arts. 14, 17, 18, 19,
28, 75, 99. De allí que la potestad reglamentaria del Estado (la "reglamentación de los
derechos") debe ser dictada por el órgano competente, debe ser razonable y no puede
“alterar” o “suprimir” el derecho objeto de reglamentación, lo que prescribe que "legalidad"
y "razonabilidad" son las claves de la reglamentación de los derechos constitucionales. En
consecuencia, la limitación a los derechos constitucionales debe emanar del órgano
constitucionalmente autorizado, dentro del marco de la legalidad delegada (Debido
Proceso Formal o más citado por la doctrina como Principio de Legalidad) y no debe
afectarse la esencia del derecho que está siendo reglamentado (Debido Proceso
Sustancial o conocido más comúnmente como Principio de Razonabilidad). 4) Que en el
sistema jurídico argentino, es el Congreso Nacional quien está facultado a reglamentar los
derechos constitucionales a través de su manifestación más genuina: las leyes.
Subsidiariamente, y al solo efecto de dinamizar, aplicar, hacer operativa la normativa
dictada por el Congreso, el Poder Ejecutivo, puede dictar decretos reglamentarios con
base en la ley, siempre que no la desnaturalice con arbitrarias excepciones (art. 99, inc. 2
CN). Es decir, que no basta que el órgano que limita los derechos constitucionales sea el
autorizado por la Constitución, sino que tal limitación debe ser “razonable” y de acuerdo a
la autorización emanada de la Constitución. Esto significa que los órganos reglamentarios
(Congreso, Poder Ejecutivo, entre otros) utilicen las alternativas constitucionalmente más
válidas para reglamentar los derechos y que la norma reglamentaria debe conservar un
“mínimo inderogable” del derecho fundamental que esta restringiendo. Ese mínimo está
compuesto por la esencia del derecho fundamental sujeto a reglamentación y consiste en
la imposibilidad que tiene el legislador, o el poder ejecutivo de “alterar”, “suprimir” o
“destruir” la sustancia del derecho objeto de reglamentación, tal como lo determina de
manera precisa el art. 28 de nuestra ley fundamental. Concretamente: el Poder Ejecutivo
puede dictar decretos que "dinamicen" las leyes, pero carece de autorización
constitucional para "legislar" con autonomía e independencia del Congreso,
encontrándose sujeto a la pauta legislativa que el Parlamento haya impregnado en la ley
que busca reglamentar con su decreto. (Posición conteste y unánime en la doctrina
especializada. Entre otros puede verse: BIDART CAMPOS, Germán, Tratado Elemental
de Derecho Constitucional Argentino, Ed. Ediar, Bs. As., 1999-2000; BIELSA, Rafael.
Derecho administrativo, 5ª ed. Ed. Depalma, Bs. A., 1955; EKMEKDJIAN Miguel A.
Tratado de Derecho Constitucional. Ed. Depalma, Bs. As., 1994; SAGÜES, Néstor Pablo.
Elementos de derecho constitucional. 3º edición actualizada y ampliada, 1º reimpresión.
Ed. Astrea, Bs. As., 2001); 5) Que no se desconoce que, inicialmente, los actos estatales
se “presumen válidos y adecuados al sistema normativo” y que en el proceso
reglamentario la "razonabilidad" y la "legalidad" operan como límite constitucional a los
órganos del Estado. Va de suyo pues, que una norma o un actuar es inconstitucional
cuando no se adecua a la pirámide normativa cuya cúspide está configurada por la
Constitución y los Tratados de Derechos Humanos; inconstitucionalidad y razonabilidad
son cara y contracara de la misma moneda: una norma es razonable y por lo tanto es
constitucional; una norma es irrazonable y por ende es inconstitucional. Llevar adelante la
comprobación de la presencia o la ausencia de los valores constitucionales en el derecho
reglamentario, no es fruto de una mirada autista e intelectual, sino que es una verificación
concreta y circunstanciada en la vida diaria de los habitantes de nuestro país, de esa
armonía o de ese vacío-contradicción entre el actuar del estado y la orden precisa
emanada de nuestra Carta Fundamental. Por expreso diseño constitucional, es el Poder
Judicial quien debe verificar la razonabilidad de la norma reglamentaria corroborando la
adecuación de la norma al fin propuesto, la necesidad de la medida, y, finalmente, un
grado de eficacia y pertinencia mínimo en cuanto a sus efectos. 6) Que realizado el
enmarque teórico general, y visualizada la función constitucional esencial que
corresponde a la judicatura, me introduzco al análisis pormenorizado del caso que nos
ocupa, donde vemos que específicamente el Art. 52 de la Ley de Asociaciones Sindicales
N° 23.551, en su parte pertinente reza: "El juez o tribunal interviniente, a pedido del
empleador, dentro de plazo de cinco (5) días podrá disponer la suspensión de la
prestación laboral con el carácter de medida cautelar, cuando la permanencia del
cuestionado en su puesto o el mantenimiento de las condiciones de trabajo pudiere
ocasionar peligro para la seguridad de las personas o bienes de la empresa....”; mientras
que el art. 30 del decreto reglamentario 467/88 textualmente establece: “El empleador
podrá liberar de prestar servicios al trabajador amparado por las garantías previstas en los
arts. 40, 48, ó 50, de la ley, en cuyo caso deberá comunicarlo, dentro de las cuarenta y
ocho (48) horas hábiles, al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social y mantener el
cumplimiento de la totalidad de los deberes que la ley o convenciones colectivas ponen a
su cargo. Como consecuencia de la relación laboral; así como el de aquellos que le
impone el art. 44 de la ley de modo directo y los art. 40 y 43 como correlato de los
derechos del representante, cuando se tratare de un delegado en ejercicio de su función.
En este supuesto deberá promover dentro de los quince (15) días, ante juez competente
acción declarativa para que se compruebe la concurrencia de los motivos fundados que
autoriza el art. 78 de la Ley de Contrato de Trabajo, o en su caso, requerir la exclusión de
la garantía con el alcance que justifique la causa que invoque. El Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social podrá intimar a promover una de estas acciones al empleador que
omitiera hacerlo dentro de este término, si hubiere razones para ello...”. La sola lectura de
ambos textos nos ubica frente al insostenible desacople constitucional del actuar del
Poder Ejecutivo tal como lo describiré a continuación. 7) Que del texto del art. 52 de la ley,
surge de manera manifiesta que la voluntad del legislador fue autorizar la decisión de la
abstención de prestar tareas del trabajador sindicalizado en el órgano judicial a través de
un incidente dentro de un proceso sumario, quien merituando el pedido del empleador y
examinando la peligrosidad del trabajador pudiera resolver como medida cautelar la
autorización a la patronal de liberarlo de prestar tareas. Más claramente: el legislador en
todo momento quiso que el significativo impacto -para el trabajador y sus compañeros que
lo eligieron como su representante- de no poder prestar más tareas se resolviera en un
proceso judicial, quedando a disposición de las partes las vías recursivas en caso de no
estar conformes con la resolución dictada. Ahora bien, haciendo una elemental lectura del
art. 30 del decreto reglamentario impugnado en autos, surge que el P.E.N. -invocando las
facultades que le arroga el Art. 99 inc. 2 de la C.N.- lisa y llanamente resolvió obviar la vía
judicial. Es decir, el decreto ha generado un nuevo procedimiento para la liberación de
tareas muy distinto al pretendido por el legislador, pues, además de sortear el proceso
judicial ha introducido un actor institucional (Ministerio de Trabajo) que en ningún
momento fue tenido en cuenta por el Parlamento para este trámite efectuando además un
reenvío legislativo (al art. 78 LCT) que nunca estuvo contemplado por el Congreso cuando
dictó la ley. 8) Que del análisis efectuado no puede concluirse más que el Poder Ejecutivo
ha excedido el marco de sus funciones y facultades ya que ha agregado casuística,
mecanismos y situaciones que la ley no contemplaba lo que implica, lisa y llanamente, el
desconocimiento del espíritu y el fin que persiguió el Congreso al momento de la creación
de la norma. Más claramente: el Poder Ejecutivo pretendiendo "reglamentar" un supuesto
legislativo como el impuesto por el art. 52 de la ley 23.551 (que el juez a pedido del
empleador autorice la liberación de tareas "... cuando la permanencia del cuestionado en
su puesto o el mantenimiento de las condiciones de trabajo pudiere ocasionar peligro para
la seguridad de las personas o bienes de la empresa..", ) "inventó" y "legisló" un nuevo
mecanismo que tiene como especial particularidad la no participación de la judicatura. Es
decir, el P.E. en vez de mantenerse en el andarivel que le concede el inciso 2 del art. 99
de la CN ("Expide las instrucciones y reglamentos que sean necesarios para la ejecución
de la leyes de la Nación...") utilizó el sendero vedado por dicha norma ("... cuidando de no
alterar su espíritu con excepciones reglamentarias) al generar una vía de procedimiento
excepcional que flagrantemente violenta el espíritu y la pauta del art. 52 de la ley 23.551.
9) Que esta reglamentación, a más de excederse en la potestad reglamentaria, reviste de
otra arista de gravedad constitucional pues avanza sobre uno de los derechos
constitucionales de mayor resguardo por la normativa internacional con jerarquía superior
a las leyes según el diseño institucional diagramado a partir de 1994, como es la libertad
sindical. Así, en la práctica, la aplicación de la norma impugnada no sólo impacta en los
derechos titularizados en cabeza del "trabajador tutelado", sino también en los derechos
laborales y sindicales del resto de los compañeros de éste, quienes se ven impedidos de
ejercer la defensa de sus derechos, pues dentro del cerrado modelo de relaciones
sindicales emanado por la propia ley 23.551 sólo pueden expresarse -en la defensa de
sus derechos - a través de su representación sindicalizada con personería gremial. 10)
Que esta infracción constitucional ha sido reiteradamente denunciada por la doctrina
iuslaboralista (puede verse, entre otros, un acabado y actualizado relevamiento de la
doctrina especializada en STREGA, Enrique, Comentario al art. 52 ley 23.551, Leyes
comentadas, www.laleyonline.com.ar) y por la jurisprudencia laboral, la que en distintos
estamentos y ámbitos territoriales ha declarado su inconstitucionalidad. A titulo ilustrativo
citamos las siguientes reflexiones jurisprudenciales: "Es inconstitucional el artículo 30 del
Decreto 467/88 porque su contenido excede ampliamente las facultades reglamentarias
otorgadas al Poder Ejecutivo, violando lo previsto en los artículos 52 de la ley 23.551 y 78
de la ley de contrato de trabajo (Voto del doctor Guibourg, CNTrab., sala III, 1994/03/28,
"Instituto Antártida S.A. c. Soria, Berta A. y otros", DT, 1994-B, 1747); "El artículo 30 del
decreto 467/88 no reglamenta lo dispuesto por el artículo 52 de la ley 23.551, sino que
modifica su texto, alterando su espíritu, la desoye el mandato expreso del legislador de
dejar al empleador tan sólo una propuesta de acción, invistiéndolo, contra legem, de poder
para "liberar al trabajador de prestar servicios" (CApel. de Circ. Jud. del Noroeste del
Chubut, sala B, 2002/03/07, "Provincia del Chubut c. Lobos, María Noemí s/Acción
declarativa (ley 23.551)", sent. def. 9/2002. En igual sentido se expresó la CCCLab. de
Venado Tuerto, con fecha 2000/11/24, en autos "Quiroga, Roberto Andrés c. S.A. OCA
s/Demanda laboral", sent. 194/2000. Ambas resoluciones publicadas en Revista Derecho
Laboral 2003-1-496. Resumen Jurisprudencia.). 11) Que debe remarcarse que en la
presente resolución no se ha puesto en mérito la supuesta peligrosidad de la prestación
de tareas de la trabajadora -sea para el patrón o para sus compañeros- que habilitaría el
no cumplimiento de tareas, ni tampoco la procedencia o no de la sanción requerida por la
patronal. En este expediente lo único que se ha ventilado es una cuestión jurídica que
tiene consonancia y consecuencia en el contrato de trabajo que une a las partes, como es
determinar la constitucionalidad del decreto reglamentario impugnado. Por consiguiente,
no podrá ninguna de las partes alegar a su favor o desacreditar a su contraria con lo aquí
resuelto por cuanto -como ya se dijo- este decisorio no se endereza en la búsqueda de
responsabilidades ni peligrosidades de ninguno de los actores del contrato laboral. 12)
Que al elaborar mis reflexiones y asumir mi resolución no he desconocido la doctrina de
antaño elaborada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que sostiene que la
declaración de inconstitucionalidad de una ley o de una actuación, se presenta como el
último remedio a fin de valorar los actos u omisiones estatales, debiendo tal proceder, ser
interpretado y valorado de manera restrictiva, por constituir un caso de gravedad
institucional. No obstante, convencido sostengo que las inconstitucionalidades son
“heridas” que laceran y lesionan el sistema jurídico; son infracciones que los poderes del
Estado no han podido resolver en tiempo y en forma, y que de permanecer presentes en
el sistema, perturban la vida cotidiana de los ciudadanos y finalmente la salud social de la
comunidad toda. Frente a ello, los jueces tenemos el deber de examinar las leyes,
decretos y resoluciones que en los casos concretos se nos traen a decisión, para
averiguar si guardan o no conformidad con la Constitución Nacional y, en este último
supuesto, abstenernos de aplicarlas (arts. 31, 75,22 CN), pues nos cabe la
responsabilidad política de resguardar los derechos de los ciudadanos que se respaldan
en nuestra Constitución, los que no pueden verse vedados, obstruidos o perturbados por
arbitrarias o irrazonables intromisiones estatales. Por lo tanto, y de acuerdo al planteo
conceptual realizado, el análisis de las constancias de autos, la doctrina y la
jurisprudencia citada y las normas constitucionales invocadas juzgo inexorable la
declaración de inconstitucionalidad de la norma impugnada y correlativamente la
invalidación de la decisión patronal de liberar de prestar tareas a la trabajadora. 13) Que
las costas del presente proceso son impuestas por el orden causado ya que la patronal
actuó dentro de la "legalidad objetiva" que imponen las normas vigentes, y en
consecuencia pudo tener suficientes razones de interpretación que justificaran repeler la
acción incoada (art. 28 primer párrafo in fine CPT). Observando que ninguno de los
abogados actuantes ha cumplimentado con lo establecido en el art. 27 ley 9459, previo a
regular los honorarios profesionales, intímese a los letrados intervinientes a que
manifiesten su condición tributaria ante el Afip. Por todo lo antes dicho,

RESUELVO:

1) Declarar la inconstitucionalidad del art. 30 del decreto 467/88 en cuanto dispone


reglamentar el art. 52 de la ley 23.551.

2) Declarar ilegitima la decisión del Banco de la Provincia de Córdoba S.A. por la que se
liberó de prestar tareas laborales a la Sra. Diana Pineda.

3) Ordenar al Banco de la Provincia de Córdoba S.A. permitir a la Sra. Diana Pineda


prestar las normales tareas laborales que impliquen el desarrollo de su contrato de
trabajo.

4) Imponer las costas del presente incidente por el orden causado, invitando a los letrados
intervinientes a que manifiesten su condición tributaria ante el Afip, difiriendo la regulación
de honorarios para cuando se cumplimente la presente intimación. Protocolícese y
hágase saber. Fdo. SALOMÓN.

07/08/2009
Materia Laboral
Revista Región Cuyo
Número 44
Tribunal SCJ DE MENDOZA - Sala 2º (Prov. Mendoza)
Resolución Autos 92209
Carátula Campos, Julio Segundo en J° 19.817 Campos, J. c/ La Colina S.A. p/ Ordinario s/ Inc.
Titulo DERECHO COLECTIVO DEL TRABAJO. Exclusión de tutela sindical. Naturaleza
jurídica. Cautelar. Innecesariedad de sentencia firme para la adopción de medidas
empresarias.
Descripción
El caso: Un representante gremial en la empresa fue despedido inmediatamente
después de que se notificara la sentencia que hizo lugar al pedido de exclusión de tutela
sindical. En el entendimiento de que la decisión judicial no se encontraba firme, el
empleado reclamó el pago de las indemnizaciones comunes y agravadas por el distracto.
A su turno, la sentencia de Cámara, hizo lugar a la demanda, en todas sus partes. Contra
este dictum, la empleadora interpuso recurso extraordinario por ante la Suprema Corte. El
Superior Tribunal, al resolver, sostuvo que la naturaleza jurídica del proceso de exclusión
de tutela sindical es el de una medida cautelar, y que no es un recaudo legal la firmeza de
la sentencia del juicio mencionado para que el empleador pueda adoptar la medida
pretendida.

1. Este tribunal se encuentra facultado para resolver en primer término la queja que sea
más apta para la solución del conflicto. En el caso es necesario dilucidar el planteo
casatorio, porque de la suerte de él dependerá el tema costas planteado en el recurso de
inconstitucionalidad (LS 183188, 2021, 284252, 33439, 33513, 33638, entre otros).

2. En nuestro ordenamiento jurídico el art. 52 establece un concreto sistema de tutela que


comprende tanto a las garantías referidas a la estabilidad como así también respecto de
cualquier otra medida que afecte los derechos sindicales del representante en la
empresa. En este sentido la mencionada norma establece que "...no podrán ser
despedidos, suspendidos ni con relación a ellos podrá modificarse las condiciones de
trabajo, si no mediare resolución judicial previa que los excluya de la garantía, conforme
al procedimiento establecido en el art. 47: "…Además establece la facultad del empleador
de disponer, en forma cautelar, la suspensión de la prestación laboral cuando la
permanencia del cuestionado en su puesto o el mantenimiento de las condiciones de
trabajo pudiere ocasionar peligro para la seguridad de las personas o bienes de la
empresa. A continuación dice: "La violación por parte del empleador de las garantías
establecidas en los artículos citados en el párrafo anterior, dará derecho al afectado a
demandar judicialmente, por vía sumarísima, la reinstalación en su puesto, con más los
salarios caídos durante la tramitación judicial, o el restablecimiento de las condiciones de
trabajo". "…Si se decidiere la reinstalación, el juez podrá aplicar al empleador que no
cumpliere la decisión firme, las disposiciones del art. 666 bis, CC, durante el período de
vigencia de la estabilidad…." "…El trabajador, salvo que se tratare de un candidato no
electo, podrá optar por considerar extinguido el vínculo laboral en virtud de la decisión del
empleador, colocándose en situación de despido indirecto, en cuyo caso tendrá derecho
a percibir, además de las indemnizaciones por despido, una suma equivalente al importe
de las remuneraciones que le hubieren correspondido durante el tiempo faltante del
mandato y el año de estabilidad posterior. Si el trabajador fuese un candidato no electo
tendrá derecho a percibir, además de las indemnizaciones y de las remuneraciones
imputables al período de estabilidad aún no agotado, el importe de un año más de
remuneraciones…".

3. El decreto 467/88 reglamentario de la ley 23.551 establece en su art. 30 que el


requerimiento de la exclusión de la garantía debe realizarse con el alcance que justifique
la causa que se invoque; también determina que el Ministerio de Trabajo y Seguridad
Social podrá intimar a promover una de estas acciones al empleador que omitiera
hacerlo, si hubiere razones para ello. Por último dispone que el representante electo, en
ejercicio de su mandato o, concluido éste, mientras perdure la estabilidad garantizada por
el art. 52 de la ley, podrá, en caso de que el empleador lo despidiera, suspendiere, o
modificare a su respecto las condiciones de trabajo, colocarse en situación de despido
indirecto, si el empleador no hiciere efectiva la reinstalación o no restableciera las
condiciones de trabajo alteradas, dentro del plazo que fije a ese efecto la decisión judicial
firme que le ordene hacerlo. Podrá ejercer igual opción dentro del quinto día de quedar
notificado de la decisión firme que rechazare la demanda articulada por el empleador
para obtener la exclusión de la garantía.

4. El art. 52 constituye sin duda la clave operativa de todo sistema legal protectorio de la
libertad sindical y de los derechos de los trabajadores inherentes a ella en relación a las
eventuales prácticas que pudieran llevar a cabo sus respectivos empleadores, con la
finalidad de impedir, dificultar, obstaculizar o restringir el libre ejercicio de su actividad
sindical o de adoptar represalias con el propósito de inducirlos o presionarlos a que
desistan de esas actividades en lo sucesivo, o bien para desalentar otros trabajadores de
la empresa o establecimiento que sientan inclinación a participar en esas actividades.
(Corte, Néstor T. "Modelo sindical argentino", pg. 479 y sgtes.).

5. La tutela establecida por la ley nacional que he referido se ha visto reforzada a partir de
la incorporación a nuestro derecho positivo del Convenio OIT 135, aprobado por la ley
25801 (B.O. 9/4/2008). A través del mismo los estándares de protección se ven elevados
en la medida en que esa norma "supralegal" garantiza que las leyes reglamentarias de
estos derechos fundamentales en el derecho del trabajo, no podrán ser modificadas en
un sentido en que esa tutela se vea debilitada. Esta Convención Nº 135 se incorpora al
listado de convenios internacionales de orden colectivo del trabajo, como lo son el
Convenio sobre la Libertad Sindical y la Protección del Derecho de Sindicalización Nº 87;
el Convenio sobre el Derecho de Sindicalización y Negociación Colectiva Nº 98; el
Convenio sobre Relaciones del Trabajo en la Administración Pública Nº 151 y el
Convenio sobre Negociación Colectiva Nº 154.

6. En forma complementaria la OIT ha emitido la Recomendación Nº 143 donde en su


capítulo III se refiere a la "Protección de los Representantes de los Trabajadores",
aconsejando en forma específica que: "…Los representantes de los trabajadores en la
empresa deberían gozar de protección eficaz contra todo acto que pueda perjudicarlos,
incluido el despido por razón de su condición de representantes de los trabajadores, de
sus actividades como tales representantes, de su afiliación al sindicato, o de su
participación en la actividad sindical, siempre que dichos representantes actúen conforme
a las leyes, contratos colectivos u otros acuerdos comunes en vigor. .." (punto 5) y que
"….1) Cuando no existan suficientes medidas apropiadas de protección aplicables a los
trabajadores en general, deberían adoptarse disposiciones específicas para garantizar la
protección efectiva de los representantes de los trabajadores. 2) Tales disposiciones
podrían incluir medidas como las siguientes: a) definición detallada y precisa de los
motivos que pueden justificar la terminación de la relación de trabajo de los
representantes de los trabajadores; b) exigencia de consulta, dictamen o acuerdo de un
organismo independiente, público o privado, o de un organismo paritario antes de que el
despido de un trabajador sea definitivo; c) procedimiento especial de recurso accesible a
los representantes de los trabajadores que consideren que se ha puesto fin injustamente
a su relación de trabajo, o que sus condiciones de empleo han sido modificadas
desfavorablemente, o que han sido objeto de trato injusto; d) por lo que se refiere a la
terminación injustificada de la relación de trabajo de los representantes de los
trabajadores, el establecimiento de una reparación eficaz que comprenda, a menos que
ello sea contrario a los principios fundamentales de derecho del país interesado, la
reintegración de dichos representantes en su puesto, con el pago de los salarios no
cobrados y el mantenimiento de sus derechos adquiridos; e) imponer al empleador,
cuando se alegue que el despido de un representante de los trabajadores o cualquier
cambio desfavorable en sus condiciones de empleo tiene un carácter discriminatorio, la
obligación de probar que dicho acto estaba justificado; f) reconocer la prioridad que ha de
darse a los representantes de los trabajadores respecto de su continuación en el empleo
en caso de reducción del personal…".

7. El Comité de Libertad Sindical del Consejo de Administración de la OIT ha afirmado


que las normas de fondo existentes en la legislación nacional que prohíben actos de
discriminación antisindical no son suficientes si las mismas no van acompañadas de
procedimientos que aseguren una protección eficaz contra tales actos (Recopilación Nº
1996, párrafos 739, 740, 742; 320° informe, caso 2034, párrafo 745; 335° informe, caso
2236, párrafo 967; 337° informe, caso 2395, párrafo 1200; 338° informe, caso Nº 2186,
párrafo 53, entre otros) A modo de síntesis se puede decir que: o Sustancialmente la
protección de los representantes de los trabajadores es amplia y su eficacia tiene como
destino objetivo todo acto que pueda perjudicarlos tanto en su estabilidad laboral como en
su desempeño gremial. Quedan incluidos, entonces, el despido por razón de su condición
de representante, sus actividades como tal, su afiliación al sindicato, o su participación en
la actividad sindical. Pero reconoce como condición "siempre que actúen conforme a las
leyes, contratos colectivos u otros acuerdos comunes en vigor" (Recopilación de 1996,
párrafo 732; 324° informe, caso Nº 2091, párrafo 893; 335° informe, caso Nº 2276,
párrafo 409 y 337° informe, caso Nº 2395, párrafo 1191 del Comité de Libertad Sindical
del Consejo de Administración de la OIT). Procesalmente la protección eficaz se canaliza
a través de procedimientos de protección preventiva o reparatoria. Entre los
procedimientos de protección preventiva se establecen como ejemplo la obtención de una
autorización previa de la inspección del trabajo, antes de proceder al despido de un
dirigente sindical. Esta autorización se puede tramitar mediante un sistema de consulta,
dictamen o acuerdo de un organismo independiente, público o privado, o de un
organismo paritario cuando se trate del despido del representante (punto 6.2.b
Recomendación Nº 143), o ante el órgano judicial como ocurre en nuestro país (art. 52,
Ley 23.551). Entre los procedimientos de protección reparatorios se establecen
mecanismos de diversa naturaleza con efectos conminatorios, sancionatorios y/o
disuasivos, como la reintegración de los representantes objeto de prácticas antisindicales
en su puesto, con el pago de los salarios no cobrados y el mantenimiento de sus
derechos adquiridos; la regulación de procedimientos especiales y accesibles que
permitan a los representantes de los trabajadores afectados por prácticas antisindicales
obtener un rápido restablecimiento de sus derechos sindicales y los correspondientes al
colectivo que representan y el establecimiento de una presunción a favor de los
trabajadores que determine la inversión de la carga probatoria en cabeza del empleador
de manera tal que sea él quien demuestre que el acto lesivo a la libertad sindical que
adoptó estaba justificado (punto 6.2.c, d, e y f de la Recomendación Nº 143). En nuestro
país esta protección reparatoria se instrumenta a través del reconocimiento del derecho
del representante afectado de demandar judicialmente la reinstalación en su puesto con
más los salarios caídos durante la tramitación judicial, el pago de astreintes (art. 666, del
CC) en caso de resistencia del empleador a cumplir con la orden judicial de reinstalación
durante el período de vigencia de su estabilidad y, a opción del trabajador, el derecho de
considerarse en situación de despido con el consiguiente pago de las indemnizaciones
por despido, y las remuneraciones correspondientes al tiempo faltante del mandato más
el importe del año de estabilidad posterior, en caso de tratarse de un representante
electo. Si se tratara de un candidato no electo solo tendrá derecho al pago de las
indemnizaciones y salarios caídos correspondientes al período de estabilidad aún no
agotado, más el importe de un año más de remuneraciones. El procedimiento establecido
por la ley para hacer más rápida y eficaz esta protección es la vía sumarísima. (art. 52 de
la LAS, art. 91 del C.P.L. "Gatica c/ Peñaflor" LS 237152).

8. La ley 23.551 establece la prohibición de despedir, suspender o modificar las


condiciones laborales del representante sindical sin haber obtenido en forma previa la
exclusión de la garantía sindical que lo protege. La violación de esta prohibición acarrea
la nulidad del acto por mediar un vicio en su objeto en los términos de los arts. 1043 y
1044 del CC. La naturaleza jurídica de esta acción ha generado importantes debates
doctrinarios y pronunciamientos jurisprudenciales. Algunos consideran que es un proceso
de naturaleza cautelar en el que se debe analizar la verosimilitud de los hechos
imputados al trabajador y con fundamento en los cuales se adoptaría la medida vedada.
El empleador debe demostrar que la exclusión de la protección es razonable y justificada
porque no guarda relación con el cargo o función gremial cumplida por el trabajador. No
es necesario que indique al juez la clase de medida disciplinaria que pretende aplicar, ya
que el objeto de la misma se limita a permitirle al empleador aplicar una medida
disciplinaria o disponer el despido que luego podrá ser cuestionado en un proceso
posterior por el trabajador afectado. La resolución no será definitiva ni tendrá el alcance
de la cosa juzgada material porque no decide sobre la suerte o existencia del derecho de
fondo debatido. Comprende solo el primer tramo del procedimiento legalmente instituido
para la dilucidación del derecho afectado que se invoca y, en consecuencia, el trabajador
no queda impedido de ejercer la facultad de discutir, en un proceso posterior, el fondo del
asunto. (conf. el voto en disidencia del Dr. Capón Filas. C. Nac. Trab., sala 6ª, 20/6/2003,
"S.A. OCA. v. Ávalos, José", también en "Quela S.A. c/ Chavez" D.T. 1989A73.; Sup.
Corte Bs. As., 6/11/1990, "Antonucci y Bardi S.R.L. v. Medijna, Raúl" TySS 1991243,
también en "Mapelli c/ Telefónica Argentina", TySS 200667; Corte, Nestor T. "El Modelo
Sindical Argentino" pg. 479 y sgtes., Cañal, Diana "Avances jurisprudenciales y
doctrinarios en torno a la exclusión de tutela" D.T. 1990B2067). La contienda no gira en
torno a la legitimidad del despido en sí situación ésta en la que se debe demostrar la
contemporaneidad entre la injuria y la medida rescisoria, sino en discernir si existen
razones suficientes como para justificar una futura denuncia motivada del contrato de
trabajo (C.S.N., A.316 XXXIII, "Arte Gráfico Editorial Argentina S.A. v. Llonto, Pablo",
17/3/1998. Fallos 302:573 y 1404, 315:1441 entre otros).

9. Para otros la sentencia dictada en el procedimiento sumarísimo de exclusión de tutela


no constituye una medida cautelar sino una decisión de carácter pleno y definitivo que
hace cosa juzgada material respecto de la medida disciplinaria que la empresa pretende
aplicar una vez obtenida la exclusión de tutela. En consecuencia, el trabajador no puede
volver a debatir en un proceso posterior su procedencia y ello determina que sea esencial
el análisis en plenitud los presupuestos fácticos que fundamentan la medida que la
demandada pretende adoptar. (Etala, Carlos A., "Derecho Colectivo del Trabajo", Ed.
Astrea, p. 241, Alvarez, Eduardo, dictamen Nº 11211 emitido en "Shell Capsa c/ Mendez,
Edgardo", CNAT , Sala VII, "Gobierno de la Ciudad c/ Serpa", TySS 2005421; Machado y
Ojeda "Tutela sindical" RubinzalCulzoni, pag. 292 y sgtes.; Ackerman, Mario "Tratado de
Derecho del Trabajo", T. VII, pg. 737 y sgtes.). Para esta postura el empleador debe
requerir ante el órgano judicial la exclusión de la garantía con el alcance que justifique la
causa que invoque. La exclusión de la tutela sindical lo es al solo efecto de que el
principal adopte la medida invocada en su demanda y no otra, la que debe merituarse por
el juzgador de grado en atención a las circunstancias que prima facie hagan verosímil el
planteo sometido a decisión. De considerar el juzgador la viabilidad de la medida
propuesta, recién entonces le asistirá al empleador el derecho a efectivizarla. Es decir
que el juez falla declarando el derecho de los litigantes y debe expresar en forma precisa
el derecho cuya existencia o inexistencia se declara. La declaración en estos términos
impiden el ulterior planteo de la cuestión ya decidida.

10. El estudio de los precedentes de este Superior Tribunal permite concluir que
expresamente se ha enrolado en la tesis que considera al procedimiento de exclusión de
la tutela sindical como un proceso de naturaleza cautelar. Así claramente en la causa
"Pedro Lopez e Hijos S.A. en J: Fernández" (LS 23273, 21101992) se afirmó que "... La
exclusión de la tutela sindical es de naturaleza precautoria, ya que la decisión se apoya
en la verosimilitud de los hechos imputados al Delegado, y en el de la justa causa
pretendida. El Delegado puede discutir luego los hechos y la causa invocada...." Idéntico
criterio se sostuvo en la causa "Quiroga, Miguel Ángel en J°: Quiroga c/ Juan Minetti S.A."
(LS 232452, 12111992). En el precedente "Salvatierra, Alberto en J° Angulo Hnos. S.A"
(LS 281402, 08071998) se precisó que "....En la exclusión de la tutela sindical el tribunal
ordinario hace su juicio de verosimilitud de los hechos y de la falta de relación con la tarea
gremial y para descartar la posible práctica desleal o motivos de persecución. Tal juicio
de valor, con carácter de provisoriedad, los realiza el juez en un procedimiento brevísimo
y que tiene como efecto desactivar el amparo sindical, para que el obrero pueda ser
tratado como cualquier otro trabajador sometido al poder direccional y disciplinario de la
empresa. Es más, el juicio de verosimilitud tiene el sólo efecto de evitar que el trabajador
reclame la indemnización especial, pero no tiene ninguna influencia sobre las
consecuencias que el conflicto pueda generar con motivo de la aplicación de la medida
disciplinaria y en el futuro juicio no tiene influencia la decisión adoptada de exclusión de
los beneficios de la tutela (…). La decisión de la exclusión de la tutela sindical no hace
cosa juzgada respecto de los hechos que se refieren al poder disciplinario que se solicita
ejercer, sino que sólo alcanza al retiro del amparo sindical, para ser tratado como un
empleado común. En cambio, sí hace cosa juzgada respecto del retiro de la tutela sindical
y los derechos que de ella emergen (...). La exclusión de la tutela sindical por el
procedimiento establecido en el art. 52 de la ley 23.551 es un juicio sumarísimo que tiene
por finalidad que la autoridad judicial supervise la verosimilitud de los hechos que motivan
la exclusión de la tutela y si la causal disciplinaria implica directa o indirectamente una
afectación de las tareas de índole gremial, que debe realizar la persona cuya exclusión se
reclama. Como tal es un juicio previo de verosimilitud, una instancia sumarísima que
habilita a la patronal a excluir al empleado de la tutela que le brinda la ley de asociaciones
profesionales, a los fines de evitar caer en la instalación de un privilegio o prerrogativa
personal que repugna el contenido del art. 16 de la Constitución Nacional (…) La
exclusión de la tutela no tiene carácter de definitividad en los términos del art. 151 C.P.C.,
desde que removido el amparo sindical, deben desarrollarse plenamente todas las
conductas referidas al hecho sancionatorio y el empleado ejercer en el mismo todos los
derechos defensivos pertinentes y/o formular todas las reclamaciones a las que crea que
tiene derecho. En suma, la exclusión de la tutela sindical no es definitiva, sino
esencialmente provisoria y actúa como una medida precautoria de remoción de un
obstáculo legal para poder proceder a ejercer el derecho disciplinario sin el amparo o
tutela que importa la calidad de funcionario o delegado gremial...".

11. El alcance y efectos de la sentencia que se dicte en el marco del proceso de


exclusión de la tutela sindical dependerá en cada caso concreto de lo requerido por el
empleador y el trámite que el Tribunal de mérito imprima a la causa. Es decir que si el
empleador únicamente requiere la venia o autorización del Tribunal exclusivamente
basada en la verosimilitud de la existencia de una causa ajena a la cuestión sindical, la
sentencia que se dicte tendrá sólo ese alcance y no impedirá la discusión posterior de la
validez de la medida y las posibles consecuencias derivadas de su eventual ilicitud, en
tanto la validez del actor jurídico no purga su posible ilicitud ni la presunción de constituir
un acto discriminatorio. Por el contrario si la demanda la deduce requiriendo no sólo la
autorización para adoptar una medida disciplinaria sino que además alega los hechos
justificativos de la misma, su tipo y extensión, posibilitando el debate respecto de la
validez del acto y su licitud, autoriza a ordinarizar el proceso sumario. En consecuencia,
la sentencia que se dicte tendrá el carácter de definitiva y de cosa juzgada material que
impedirá la reedición del debate posterior. (Machado, Daniel y Ojeda, Raúl "Tutela
Sindical", pág. 298 y sgtes.). Pero en términos generales y abstractos considero que el
tipo de procedimiento que la normativa del art. 52 de la LAS establece para tramitar estas
causas, excede la posibilidad de editar un debate amplio de la medida que se intente
adoptar a los fines que el Tribunal se expida no solo sobre la validez de la misma como
respecto de su licitud. Por ello la posibilidad de impedir un ulterior replanteo de la cuestión
decidida, aún cuando se afirme que medió un debate pleno, no se proyecta como una
"protección suficiente" en los términos requeridos por los arts. 1 y 2 del C. Nº 98 de la OIT
a los representantes sindicales. A mi entender no aparece como un recurso suficiente
para hacer operativa la protección establecida a favor de los mismos.

12. Sobre el particular tanto el C. 135 de la OIT como la Recomendación Nº 134 del
mismo Organismo Internacional aportan elementos nuevos de interpretación de la
normativa local. Conforme a ellos soy de la opinión que la resolución de exclusión de la
tutela sindical solo constituye una autorización que deja sin efecto la prohibición de
despedir, suspender o modificar las condicionas laborales de los representantes
sindicales pero no afecta la protección del trabajador en cuestión que continuará
subsistente y por ello le queda permitido abrir la discusión sobre la procedencia sustancial
de la medida adoptada por el empleador pero no sobre su procedencia formal. En mi
opinión es así porque la exclusión se refiere única y exclusivamente a la causa o
incumplimiento contractual que habilite la medida, de forma tal que no podría invocarse
otra causa o incumplimiento distinto que el invocado en las actuaciones para justificar la
medida que se adopte. La habilitación, autorización o venia no transforma al
representante protegido en un trabajador común, por lo que el debate posterior deberá
tener en cuenta ese "plus" que lo beneficia y que determina la existencia de una
presunción en su favor que autoriza a "desconfiar" sobre la justa causa invocada por el
empleador como ajena a su mandato gremial y en la que funde la medida adoptada. La
resolución adoptada en estos términos no será definitiva ni tendrá el alcance de cosa
juzgada material, salvo el caso de disponibilidad de la pretensión que posee el empleador
quien podrá ordinarizar el proceso, en la medida en que el Tribunal de la causa lo
autorice.

13. Aquí radica el thema decidedum de la presente causa, donde se discute si la decisión
adoptada en el proceso de exclusión de la tutela sindical seguida por la empleadora le
permitía disponer en forma inmediata el despido del trabajador, delegado del personal, a
quien el sentenciante liberó de la tutela que lo protegía. Y adelanto mi opinión en sentido
afirmativo por las razones que paso a exponer: Es la inteligencia que surge del texto de la
propia norma: el art. 52 de la LAS determina la prohibición de despedir, suspender o
modificar las condicionales de trabajo de los trabajadores amparados por las garantías
previstas en los arts. 40, 48 y 50 "...si no mediare resolución judicial previa que los
excluya de la garantía...". No precisa que esa resolución judicial previa deba encontrarse
"firme", cosa que sí hace en el párrafo tercero del mismo artículo cuando establece la
facultad del trabajador de solicitar su reinstalación y el empleador no la cumple, a los
efectos de habilitar la sanción conminatoria del pago de astreintes. También se requiere
que la sentencia se encuentre firme en el art. 30 del Decreto Reglamentario 467/88
cuando habilita al trabajador a darse por despedido si el empleador no lo reinstalara o no
restableciera las condiciones laborales modificadas "...dentro del plazo que fije a ese
efecto la decisión judicial firme que le ordene hacerlo..." y ratifica también que "...podrá
ejercer igual opción , dentro del quinto día de quedar notificado de la decisión firme que
rechazare la demanda articulada por el empleador para obtener la exclusión de la
garantía....". Este Tribunal ha sostenido que "...si la empleadora no obtuvo la exclusión de
la tutela sindical (porque no realizó el trámite o porque el Juez rechazó el pedido de
despido, suspensión o modificación de las condiciones de trabajo), las medidas que ha
tomado respecto del dirigente o delegado gremial son nulas y sin efecto. En estas
circunstancias el trabajador tiene la opción de considerarse en situación de despido
indirecto y reclamar la indemnización agravada del art. 52 LAS. Esta opción debe
ejercerse en el lapso de cinco días hábiles desde la notificación de la decisión judicial que
rechaza la exclusión de la tutela, según el art. 30 del Decreto reglamentario 467/88 (LS
234041). Es claro, entonces, que cuando tanto el legislador y el poder administrador han
requerido el carácter de "firme" de la sentencia, en esos textuales términos lo han
dispuesto, por lo que mal puede concluirse que nos encontramos en presencia de un
mero olvido o distracción del legislador. o Es coherente con el carácter provisorio y
temporal de la exclusión de tutela: como se destacó con anterioridad la sentencia dictada
en la causa no hace cosa juzgada por lo que el trabajador podrá reeditar el debate sobre
la procedencia sustancial de la medida adoptada en cuyo ámbito no sólo podrá solicitar el
pago de las indemnizaciones por la extinción de la relación laboral sino también las
correspondientes a la ley 23.551, como también le asistirá el derecho, opcional, de
solicitar su reinstalación. o Es coherente con el sistema procesal provincial: como afirma
Machado "... la firmeza de la sentencia depende del diseño de cada régimen
procedimental local, y también del carácter que acuerden al régimen de recursos
ordinarios o extraordinarios..." (Ackerman, Mario "Tratado de Derecho del Trabajo", T. VII,
pág. 749 y sgtes.). En el procedimiento laboral mendocino la sentencia dictada por el
Tribunal sólo es susceptible de ser recurrida por el recurso ordinario de aclaratoria cuya
interposición no incide en la ejecutoria la decisión que nos ocupa porque no puede alterar
la sustancia o fondo de la decisión. Por este medio solo se puede requerir la rectificación
de errores materiales, conceptos oscuros u omisión de pronunciamiento. Los recursos
extraordinarios que pueden deducirse contra la sentencia no afectan su ejecución por
aplicación de la disposición contenida en el art. 147 del C.P.C., por conducto del cual solo
la Suprema Corte es la que está facultada para disponer la suspensión de la ejecución.
Cabe destacar en el punto que la norma no hace distinción alguna que permita
discriminar la situación de aquellas sentencias condenatorias de las meramente
declarativas, por lo que no corresponde distinguir donde la ley no lo hace so pena de
forzar el texto de la norma en busca de un resultado no querido por el legislador. Admitir
lo contrario implicaría dejar en manos del trabajador, sine die o hasta el agotamiento de la
totalidad de los remedios recursivos (ordinarios, extraordinarios locales y extraordinario
federal), el ejercicio de las facultades disciplinaria, o de dirección y organización del
empleador, vaciando de contenido las disposiciones legales que las establecen y
extralimitando la garantía o protección gremial que beneficia al trabajador. Todo lo que
derivaría en un privilegio de hecho no autorizado por el ordenamiento legal. o Es
coherente con el bien jurídicamente tutelado y la finalidad que inspira su protección: El
bien jurídicamente protegido es la libertad sindical y el consiguiente ejercicio efectivo de
los derechos sindicales con mayor alcance personal respecto de los dirigentes sindicales
en el ejercicio o en función de tales derechos en tanto ellas no rebasen el marco de las
actividades sindicales normales. Por ello tanto el C. Nº 135 de la OIT como su
Recomendación Nº 143 determinan que la garantía o protección establecida a favor de
los representantes de los trabajadores está supeditada a que "...dichos representantes
actúen conforme a las leyes, contratos colectivos u otros acuerdos comunes en vigor...".
es decir que no se trata de un derecho absoluto que beneficie al trabajador, sino al mismo
en cuanto a su situación sindical o ejercicio de la función. En el mismo sentido algunos
fallos destacan que para que la garantía no derive en privilegio es dable exigir al
representante una conducta ejemplar, mejor incluso que la de sus representados, puesto
que esa garantía no es un "bill de indemnidad" para incumplir sus obligaciones
contractuales. En tal sentido se ha afirmado que el principio según el cual un trabajador o
un dirigente sindical no debe sufrir perjuicio alguno por sus actividades sindicales, no
implica necesariamente que el hecho de tener un mandato sindical confiera a su titular
una inmunidad contra un eventual despido cualquiera que sea la causa (conf. Comité de
Libertad Sindical del Consejo de Administración de la OIT, Recopilación 1996, párrafo
725, 316° Informe, caso Nº 1972, párrafo 706 y 335 informe, Caso Nº 2236, párrafo 963).
Cuando las actividades sindicales se cumplen fuera del marco de la ley, la persona
interesada no pude invocar la protección del Convenio 98 o, en caso de despido, alegar
que se han violado sus legítimos derechos sindicales (conf. Comité de Libertad Sindical
del Consejo de Administración de la OIT, Recopilación 1996, párrafo 729). La
operatividad de la medida autorizada surge del mismo texto de la resolución dictada por
el Tribunal: Si el Tribunal de la causa dispone que para ejecutar la medida que disponga
el empleador debe cumplirse con alguna condición, como un plazo determinado o
después de quedar la sentencia en estado firme, así expresamente debe disponerlo, de lo
contrario el empleador quedará habilitado automáticamente para su adopción. En este
orden de ideas esta Sala ha afirmado que "...existen causales específicas de exclusión de
tutela sindical, por lo que el empleador, para despedir o suspender disciplinariamente el
representante sindical, debe tramitar y lograr sentencia judicial previa que lo excluya de la
tutela sindical, en trámite sumarísimo. Conseguido el decisorio, se encuentra en
condiciones o habilitado para tomar esas medidas" (LS 232452).

SCJMza. Sala 2ª, Autos N° 92.209 del 07/08/2009, "Campos, Julio Segundo en J°
19.817 Campos, J. c/ La Colina S.A. p/ Ordinario s/ Inc.”. Trib. de origen: 1ª Cám. del
Trabajo de la 2ª Circ. Judicial.

Mendoza, a siete días del mes de agosto del año dos mil nueve, la Excma. Suprema
Corte de Justicia, tomó en consideración para dictar sentencia definitiva la causa N°
92.209, caratulada: "Campos, Julio Segundo en J° 19.817 "Campos, J. c/ La Colina S.A.
p/Ordinario" s/Inc.". De conformidad con lo establecido en los arts. 140 y 141 del C.P.C. y
Acordada N° 5845, quedó determinado el siguiente orden de votación de la causa por
parte de los Señores Ministros del Tribunal: primero Dr. Herman A. Salvini, segundo Dr.
Carlos Böhm y tercero Dr. Pedro J. Llorente.

ANTECEDENTES.

A fs. 10/18 vta. el actor, Sr. Julio Segundo Campos, deduce por intermedio de su
mandante recurso extraordinario de inconstitucionalidad contra la sentencia dictada por la
Excma. Primera Cámara del Trabajo de la Segunda Circunscripción Judicial, en el
expediente N° 19.817, caratulado: "Campos, Julio Segundo c/La Colina S.A. p/Ord." A fs.
41/51 vta. la demandada , La Colina S.A., interpone recurso extraordinario de
inconstitucionalidad y casación contra la misma sentencia. A fs. 64 y 65 se admite sólo el
recurso extraordinario de casación deducido por la demandada y el recurso de
inconstitucionalidad interpuesto por la parte actora, respectivamente. En el mismo acto se
ordenó acumular las actuaciones n° 92017 al presente expediente y se dispuso el
traslado a la contraria de las quejas recursivas interpuestas. A fs. 77/83 luce la
contestación efectuada por el actor y a fs. 90/99 vta. la planteada por la demandada. A fs.
103/105 se expide en dictamen del Sr. Procurador General de la Suprema Corte de
Justicia quien, por las razones que expresa, aconseja el rechazo de los recursos
interpuestos. A fs. 119 vta se llama al acuerdo para sentencia y a fs. 120 se deja
constancia del orden de estudio en la causa por parte de los señores Ministros del
Tribunal.

De conformidad con lo establecido en el Art. 160 de la Constitución de la Provincia, esta


Sala se plantea las siguientes cuestiones a resolver:

PRIMERA: Son procedentes los recursos interpuestos?.

SEGUNDA: En su caso, qué solución corresponde?

TERCERA: Costas.

SOBRE LA PRIMERA CUESTION EL DR. SALVINI, dijo: I. ANTECEDENTES DE LA


CAUSA: En la causa principal el Sr. Campos demanda a su empleadora reclamando el
pago de la indemnización por despido, sustitutiva de preaviso, salarios por el tiempo
faltante hasta el 31/7/2004, salarios correspondientes al año de estabilidad previstos por
la ley 23551, indemnización especial del art.2 de la ley 25323 e indemnización del art. 16
de la ley 25561. Relata que ingresó a trabajar en el mes de febrero de 1985, hasta que en
el mes de diciembre de 2002 es suspendido preventivamente por orden judicial en el
ámbito de la causa iniciada por exclusión de tutela sindical. Se inició conjuntamente la
causa penal donde se le acusaba de hurto en grado de tentativa. Los hechos fueron
negados en la causa laboral y además se planteo allí la prejudicialidad dispuesta por los
arts. 1101 y 1102 del C.Civil. En dicha causa se admitió la acción de exclusión de tutela,
notificándose la sentencia el 25/11/03. Y, posteriormente con fecha 27/11/03, La Colina
SA despidió al Sr. Campos. Ante lo cual éste rechazó el despido alegando que la
sentencia no se encontraba firme, por lo que se consideró en situación de auto despido y
reclamó la indemnización prevista por el art. 52 de la ley 23551. Asimismo procedió a
recurrir la sentencia ante la Suprema Corte de la Provincia y requirió que se casara la
misma por cuanto había mediado una incorrecta aplicación e interpretación del art. 1101
del C.C., obteniendo sentencia favorable que dispuso la revocación de la sentencia de
Cámara y el reenvío de la causa al subrogante a los efectos de dictar una sentencia que
se conformara a la aplicación de la norma en los términos establecidos. Éste declaró
abstracta la causa y ordenó el archivo de las actuaciones. Esta resolución fue recurrida
ante la SCJ por la demandada, donde recayó sentencia en el año 2005, rechazando el
recurso de casación. La demandada al contestar el reclamo, opone la excepción de
litispendencia y niega los hechos alegados. Solicitó el rechazo de la acción argumentando
que contaba con una sentencia favorable en el juicio por exclusión de tutela; que en virtud
del juego armónico de los arts. 52 de la ley 23551 y 147 del CPC, esa sentencia no
necesitaba encontrarse firme y ejecutoriada. Alegó también que el actor en lugar de
solicitar su reinstalación se colocó en situación de despido. La sentencia de Cámara,
concluye haciendo lugar a la demanda en todas sus partes e impone las costas por el
orden causado. II. LA SOLUCIÓN DEL CASO: Este tribunal se encuentra facultado para
resolver en primer término la queja que sea más apta para la solución del conflicto. En el
caso es necesario dilucidar el planteo casatorio, porque de la suerte de él dependerá el
tema costas planteado en el recurso de inconstitucionalidad.(LS 183188, 2021, 284252,
33439, 33513, 33638, entre otros). La demandada La Colina SA. interpone recurso de
casación en contra la sentencia dictada en la causa. Funda su recurso en los incisos 1 y 2
del art. 159 del CPC. Afirma que en la sentencia ha mediado una errónea interpretación y
aplicación del art. 52 de la ley de asociaciones gremiales n° 23551, del art. 108 del CPL,
del art. 147 del CPC y del art.9 de la LCT. La censurante denuncia dos errores en la
sentencia impugnada: a) exigir que la sentencia que excluía de tutela al actor se
encontrara firme, consentida y pasada en autoridad de cosa juzgada y b) entender que a
la fecha del despido el empleado aún gozaba de la tutela prevista por la ley 23551.
Respecto del primero, advierte que el tribunal exigió un requisito que no estaba previsto
en la ley, lo cual arremete contra el principio constitucional reconocido por art.19 de la
Constitución Nacional, según el cual ningún habitante está obligado a hacer lo que la ley
no manda. Requiere de este Superior Tribunal la determinación del alcance y términos de
la aplicación del art. 52 de la LAS, concretamente plantea como thema decidendum la
necesidad de determinar si es necesario que la sentencia de exclusión de la tutela
sindical se encuentre firme para proceder a la adopción del despido dispuesto. A tal
efecto considero necesario realizar algunas precisiones sobre el tema macro en el que se
inserta el debate consistente en la tutela o protección especial que el ordenamiento
jurídico otorga a los representantes sindicales, según el siguiente detalle: a La tutela
sindical en el ordenamiento jurídico: En nuestro ordenamiento jurídico el art. 52 establece
un concreto sistema de tutela que comprende tanto a las garantías referidas a la
estabilidad como así también respecto de cualquier otra medida que afecte los derechos
sindicales del representante en la empresa. En este sentido la mencionada norma
establece que "...no podrán ser despedidos, suspendidos ni con relación a ellos podrá
modificarse las condiciones de trabajo, si no mediare resolución judicial previa que los
excluya de la garantía, conforme al procedimiento establecido en el art. 47 ...". Además
establece la facultad del empleador de disponer, en forma cautelar, la suspensión de la
prestación laboral cuando la permanencia del cuestionado en su puesto o el
mantenimiento de las condiciones de trabajo pudiere ocasionar peligro para la seguridad
de las personas o bienes de la empresa. A continuación dice: "La violación por parte del
empleador de las garantías establecidas en los artículos citados en el párrafo anterior,
dará derecho al afectado a demandar judicialmente, por vía sumarísima, la reinstalación
en su puesto, con más los salarios caídos durante la tramitación judicial, o el
restablecimiento de las condiciones de trabajo. "…Si se decidiere la reinstalación, el juez
podrá aplicar al empleador que no cumpliere la decisión firme, las disposiciones del art.
666 bis, CC, durante el período de vigencia de la estabilidad…." "…El trabajador, salvo
que se tratare de un candidato no electo, podrá optar por considerar extinguido el vínculo
laboral en virtud de la decisión del empleador, colocándose en situación de despido
indirecto, en cuyo caso tendrá derecho a percibir, además de las indemnizaciones por
despido, una suma equivalente al importe de las remuneraciones que le hubieren
correspondido durante el tiempo faltante del mandato y el año de estabilidad posterior. Si
el trabajador fuese un candidato no electo tendrá derecho a percibir, además de las
indemnizaciones y de las remuneraciones imputables al período de estabilidad aún no
agotado, el importe de un año más de remuneraciones…." El Decreto 467/88
reglamentario de la ley 23551 establece en su art. 30 que el requerimiento de la exclusión
de la garantía debe realizarse con el alcance que justifique la causa que se invoque,
también determina que el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social podrá intimar a
promover una de estas acciones al empleador que omitiera hacerlo, si hubiere razones
para ello. Por último dispone que el representante electo, en ejercicio de su mandato o,
concluido éste, mientras perdure la estabilidad garantizada por el art. 52 de la ley, podrá
en caso de que el empleador lo despidiera, suspendiere, o modificare a su respecto las
condiciones de trabajo, colocarse en situación de despido indirecto, si el empleador no
hiciere efectiva la reinstalación o no restableciera las condiciones de trabajo alteradas,
dentro del plazo que fije a ese efecto la decisión judicial firme que le ordene hacerlo.
Podrá ejercer igual opción, dentro del quinto día de quedar notificado de la decisión firme
que rechazare la demanda articulada por el empleador para obtener la exclusión de la
garantía. El artículo 52 constituye sin duda la clave operativa de todo sistema legal
protectorio de la libertad sindical y de los derechos de los trabajadores inherentes a ella
en relación a las eventuales prácticas que pudieran llevar a cabo sus respectivos
empleadores, con la finalidad de impedir, dificultar, obstaculizar o restringir el libre
ejercicio de su actividad sindical o de adoptar represalias con el propósito de inducirlos o
presionarlos a que desistan de esas actividades en lo sucesivo, o bien para desalentar
otros trabajadores de la empresa o establecimiento que sientan inclinación a participar en
esas actividades. (Corte, Nestor T. "Modelo Sindical Argentino" , pg. 479 y sgtes.) La
tutela establecida por la ley nacional que he referido se ha visto reforzada a partir de la
incorporación a nuestro derecho positivo del convenio OIT 135 aprobado por la ley 25801
(B.O. 9/4/2008). A través del mismo los estándares de protección se ven elevados en la
medida en que esa norma "supralegal" garantiza que las leyes reglamentarias de estos
derechos fundamentales en el derecho del trabajo, no podrán ser modificadas en un
sentido en que esa tutela se vea debilitada. Este Convención n° 135 se incorpora al
listado de convenios internacionales de orden colectivo del trabajo, como lo son el
Convenio sobre la Libertad Sindical y la Protección del Derecho de Sindicalización n° 87;
el Convenio sobre el Derecho de Sindicalización y Negociación Colectiva n° 98; el
Convenio sobre Relaciones del Trabajo en la Administración Pública n° 151; y el
Convenio sobre Negociación Colectiva n° 154. Su art.1 establece: "Los representantes de
los trabajadores en la empresa deberán gozar de protección eficaz contra todo acto que
pueda perjudicarlos, incluido el despido por razón de su condición de representantes de
los trabajadores, de sus actividades como tales, de su afiliación al sindicato, o de su
participación en la actividad sindical, siempre que dichos representantes actúen conforme
a las leyes, contratos colectivos u otros acuerdos comunes en vigor". Este artículo
contempla en forma específica la tutela de la estabilidad en el empleo, garantizando que
no podrá ser despedido por su condición de representante ni por el ejercicio de la función
representativa. También garantiza que no podrá ser cesanteado por motivo de su
afiliación al sindicato, ratificando el derecho a la libre sindicalización que para todos los
trabajadores había ya establecido el convenio OIT 87, del año 1948 (art. 2), y el convenio
OIT 98, del año 1949, que en su art. 1 establece que los trabajadores deberán gozar de
adecuada protección contra todo acto discriminatorio tendiente a menoscabar la libertad
sindical, y en su art. 2 protege al trabajador contra todo acto que tenga por objeto sujetar
el empleo a la condición de que no se afilie a un sindicato o la de dejar de ser miembro
del mismo (inc. a), y de despedirlo o perjudicarlo de cualquier manera a causa de su
afiliación sindical o de su participación en actividades sindicales fuera de las horas de
trabajo o, con el consentimiento del empleador, durante las horas de trabajo. En forma
complementaria la OIT ha emitido la Recomendación n° 143 donde en su capítulo III se
refiere a la "Protección de los Representantes de los Trabajadores", aconsejando en
forma específica que: "….. Los representantes de los trabajadores en la empresa
deberían gozar de protección eficaz contra todo acto que pueda perjudicarlos, incluido el
despido por razón de su condición de representantes de los trabajadores, de sus
actividades como tales representantes, de su afiliación al sindicato, o de su participación
en la actividad sindical, siempre que dichos representantes actúen conforme a las leyes,
contratos colectivos u otros acuerdos comunes en vigor. .." punto 5 y que "….1) Cuando
no existan suficientes medidas apropiadas de protección aplicables a los trabajadores en
general, deberían adoptarse disposiciones específicas para garantizar la protección
efectiva de los representantes de los trabajadores. 2) Tales disposiciones podrían incluir
medidas como las siguientes: a) definición detallada y precisa de los motivos que pueden
justificar la terminación de la relación de trabajo de los representantes de los
trabajadores; b) exigencia de consulta, dictamen o acuerdo de un organismo
independiente, público o privado, o de un organismo paritario antes de que el despido de
un trabajador sea definitivo; c) procedimiento especial de recurso accesible a los
representantes de los trabajadores que consideren que se ha puesto fin injustamente a su
relación de trabajo, o que sus condiciones de empleo han sido modificadas
desfavorablemente, o que han sido objeto de trato injusto; d) por lo que se refiere a la
terminación injustificada de la relación de trabajo de los representantes de los
trabajadores, el establecimiento de una reparación eficaz que comprenda, a menos que
ello sea contrario a los principios fundamentales de derecho del país interesado, la
reintegración de dichos representantes en su puesto, con el pago de los salarios no
cobrados y el mantenimiento de sus derechos adquiridos; e) imponer al empleador,
cuando se alegue que el despido de un representante de los trabajadores o cualquier
cambio desfavorable en sus condiciones de empleo tiene un carácter discriminatorio, la
obligación de probar que dicho acto estaba justificado; f) reconocer la prioridad que ha de
darse a los representantes de los trabajadores respecto de su continuación en el empleo
en caso de reducción del personal. …" punto 6 La secuencia normativa descripta pone en
evidencia la íntima vinculación que en el tema concreto se establece entre el derecho
sustancial tutelado y la normativa procesal o adjetiva que, necesariamente, debe
implementarse a los fines de asegurar la efectiva vigencia de la garantía protectoria
regulada. Por ello el Comité de Libertad Sindical del Consejo de Administración de la OIT
ha afirmado que las normas de fondo existentes en la legislación nacional que prohíben
actos de discriminación antisindical no son suficientes si las mismas no van
acompañadas de procedimientos que aseguren una protección eficaz contra tales actos (
Recopilación n° 1996, párrafos 739, 740, 742; 320° informe, caso 2034, párrafo 745; 335°
informe, caso 2236, párrafo 967; 337° informe, caso 2395, párrafo 1200; 338° informe,
caso n° 2186, párrafo 53, entre otros) A modo de síntesis se puede decir que: •
Sustancialmente la protección de los representantes de los trabajadores es amplia y su
eficacia tiene como destino objetivo todo acto que pueda perjudicarlos tanto en su
estabilidad laboral como en su desempeño gremial. Quedan incluidos, entonces, el
despido por razón de su condición de representante, sus actividades como tal, su
afiliación al sindicato, o su participación en la actividad sindical. Pero reconoce como
condición "siempre que actúen conforme a las leyes, contratos colectivos u otros
acuerdos comunes en vigor" (Recopilación de 1996, párrafo 732; 324° informe, caso n°
2091, párrafo 893; 335° informe, caso n° 2276, párrafo 409 y 337° informe, caso n° 2395,
párrafo 1191 del Comité de Libertad Sindical del Consejo de Administración de la OIT) •
Procesalmente la protección eficaz se canaliza a través de procedimientos de protección
preventiva o reparatoria. Entre los procedimientos de protección preventiva se establecen
como ejemplo la obtención de una autorización previa de la inspección del trabajo, antes
de proceder al despido de un dirigente sindical. Esta autorización se puede tramitar
mediante un sistema de consulta, dictamen o acuerdo de un organismo independiente,
público o privado, o de un organismo paritario cuando se trate del despido del
representante (punto 6.2.b) del de la Recomendación n° 143), o ante el órgano judicial
como ocurre en nuestro país (art. 52 de la ley 23551) Entre los procedimientos de
protección reparatorios se establecen mecanismos de diversa naturaleza con efectos
conminatorios, sancionatorios y/o disuasivos, como: la reintegración de los
representantes objeto de prácticas antisindicales en su puesto, con el pago de los
salarios no cobrados y el mantenimiento de sus derechos adquiridos; la regulación de
procedimientos especiales y accesibles que permitan a los representantes de los
trabajadores afectados por prácticas antisindicales obtener un rápido restablecimiento de
sus derechos sindicales y los correspondientes al colectivo que representan y el
establecimiento de una presunción a favor de los trabajadores que determine la inversión
de la carga probatoria en cabeza del empleador de manera tal que sea él quien
demuestre que el acto lesivo a la libertad sindical que adoptó estaba justificado. (Punto
6.2. c), d), e) y f) de la Recomendación n° 143) En nuestro país esta protección
reparatoria se instrumenta a través del reconocimiento del derecho del representante
afectado de demandar judicialmente la reinstalación en su puesto con más los salarios
caídos durante la tramitación judicial, el pago de astreintes (art. 666 del C.C.) en caso de
resistencia del empleador a cumplir con la orden judicial de reinstalación durante el
período de vigencia de su estabilidad y, a opción del trabajador, el derecho de
considerarse en situación de despido con el consiguiente pago de las indemnizaciones
por despido, y las remuneraciones correspondientes al tiempo faltante del mandato más
el importe del año de estabilidad posterior, en caso de tratarse de un representante
electo. Si se tratara de un candidato no electo sólo tendrá derecho al pago de las
indemnizaciones y salarios caídos correspondientes al período de estabilidad aún no
agotado, más el importe de un año más de remuneraciones. El procedimiento establecido
por la ley para hacer más rápida y eficaz esta protección es la vía sumarísima. (art. 52 de
la LAS, art. 91 del C.P.L. "Gatica c/ Peñaflor" –LS 237152). En el marco legal descripto
corresponde, a los fines de dar solución a la crítica casatoria tramitada en autos, centrar
el análisis del art. 52 de la ley 23551 en el procedimiento de protección preventivo
establecido, consistente en el juicio de exclusión de la tutela sindical del representante
cuestionado. b La acción de exclusión de la tutela sindical. Su naturaleza jurídica,
alcances y efectos: La ley 23551 establece la prohibición de despedir, suspender o
modificar las condiciones laborales del representante sindical sin haber obtenido en forma
previa la exclusión de la garantía sindical que lo protege. La violación de esta prohibición
acarrea la nulidad del acto por mediar un vicio en su objeto en los términos de los arts
1043 y 1044 del C.C. La naturaleza jurídica de esta acción ha generado importantes
debates doctrinarios y pronunciamientos jurisprudenciales. Algunos consideran que es un
proceso de naturaleza cautelar en el que se debe analizar la verosimilitud de los hechos
imputados al trabajador y con fundamento en los cuales se adoptaría la medida vedada.
El empleador debe demostrar que la exclusión de la protección es razonable y justificada
porque no guarda relación con el cargo o función gremial cumplida por el trabajador. No
es necesario que indique al juez la clase de medida disciplinaria que pretende aplicar, ya
que el objeto de la misma se limita a permitirle al empleador aplicar una medida
disciplinaria o disponer el despido que luego podrá ser cuestionado en un proceso
posterior por el trabajador afectado. La resolución no será definitiva ni tendrá el alcance
de la cosa juzgada material porque no decide sobre la suerte o existencia del derecho de
fondo debatido. Comprende sólo el primer tramo del procedimiento legalmente instituido
para la dilucidación del derecho afectado que se invoca y, en consecuencia, el trabajador
no queda impedido de ejercer la facultad de discutir, en un proceso posterior, el fondo del
asunto. (conf. el voto en disidencia del Dr. Capón Filas. C. Nac. Trab., sala 6ª, 20/6/2003,
"S.A. OCA. v. Ávalos, José", también en "Quela S.A. c/ Chavez" D.T. 1989A73.; Sup.
Corte Bs. As., 6/11/1990, "Antonucci y Bardi S.R.L. v. Medijna, Raúl" TySS 1991243,
también en "Mapelli c/ Telefónica Argentina", T y S.S. 200667; Corte, Nestor T. "El
Modelo Sindical Argentino" pg. 479 y sgtes., Cañal, Diana "Avances jurisprudenciales y
doctrinarios en torno a la exclusión de tutela" D.T. 1990B2067). La contienda no gira en
torno a la legitimidad del despido en sí situación ésta en la que se debe demostrar la
contemporaneidad entre la injuria y la medida rescisoria, sino en discernir si existen
razones suficientes como para justificar una futura denuncia motivada del contrato de
trabajo (C.S.N., A.316 XXXIII, "Arte Gráfico Editorial Argentina S.A. v. Llonto, Pablo" ,
17/3/1998. Fallos : 302:573 y 1404, 315: 1441 entre otros). Para otros la sentencia
dictada en el procedimiento sumarísimo de exclusión de tutela no constituye una medida
cautelar sino una decisión de carácter pleno y definitivo que hace cosa juzgada material
respecto de la medida disciplinaria que la empresa pretende aplicar una vez obtenida la
exclusión de tutela. En consecuencia, el trabajador no puede volver a debatir en un
proceso posterior su procedencia y ello determina que sea esencial el análisis en plenitud
los presupuestos fácticos que fundamentan la medida que la demandada pretende
adoptar. (Etala, Carlos A., "Derecho Colectivo del Trabajo", Ed. Astrea, p. 241, Alvarez,
Eduardo, dictamen n° 11211 emitido en "Shell Capsa c/ Mendez, Edgardo", CNAT , Sala
VII, "Gobierno de la Ciudad c/ Serpa" T. y SS 2005421; Machado y Ojeda "Tutela
sindical" RubinzalCulzoni, pag. 292 y sgtes.; Ackerman, Mario "Tratado de Derecho del
Trabajo", T. VII, pg. 737 y sgtes.) Para esta postura el empleador debe requerir ante el
órgano judicial la exclusión de la garantía con el alcance que justifique la causa que
invoque. La exclusión de la tutela sindical lo es al solo efecto de que el principal adopte la
medida invocada en su demanda y no otra, la que debe merituarse por el juzgador de
grado en atención a las circunstancias que prima facie hagan verosímil el planteo
sometido a decisión. De considerar el juzgador la viabilidad de la medida propuesta,
recién entonces le asistirá al empleador el derecho a efectivizarla. Es decir que el juez
falla declarando el derecho de los litigantes y debe expresar en forma precisa el derecho
cuya existencia o inexistencia se declara. La declaración en estos términos impiden el
ulterior planteo de la cuestión ya decidida. c La acción de exclusión de la tutela sindical
en los precedentes de esta Suprema Corte: El estudio de los precedentes de este
Superior Tribunal permite concluir que expresamente se ha enrolado en la tesis que
considera al procedimiento de exclusión de la tutela sindical como un proceso de
naturaleza cautelar. Así claramente en la causa "Pedro Lopez e Hijos SA en J:
Fernández" (LS 23273, 21101992) se afirmó que "... La exclusión de la tutela sindical es
de naturaleza precautoria, ya que la decisión se apoya en la verosimilitud de los hechos
imputados al Delegado, y en el de la justa causa pretendida. El Delegado puede discutir
luego los hechos y la causa invocada...." Idéntico criterio se sostuvo en la causa
"Quiroga, Miguel Angel en J°: Quiroga c/ Juan Minetti S.A." (LS 232452, 12111992) En el
precedente "Salvatierra, Alberto en J° Angulo Hnos. S.A" (LS 281402, 08071998) se
precisó que "....En la exclusión de la tutela sindical el tribunal ordinario hace su juicio de
verosimilitud de los hechos y de la falta de relación con la tarea gremial y para descartar
la posible práctica desleal o motivos de persecución. Tal juicio de valor, con carácter de
provisoriedad, los realiza el juez en un procedimiento brevísimo y que tiene como efecto
desactivar el amparo sindical, para que el obrero pueda ser tratado como cualquier otro
trabajador sometido al poder direccional y disciplinario de la empresa. Es más, el juicio de
verosimilitud tiene el sólo efecto de evitar que el trabajador reclame la indemnización
especial, pero no tiene ninguna influencia sobre las consecuencias que el conflicto pueda
generar con motivo de la aplicación de la medida disciplinaria y en el futuro juicio no tiene
influencia la decisión adoptada de exclusión de los beneficios de la tutela...." "...La
decisión de la exclusión de la tutela sindical no hace cosa juzgada respecto de los hechos
que se refieren al poder disciplinario que se solicita ejercer, sino que sólo alcanza al retiro
del amparo sindical, para ser tratado como un empleado común. En cambio, sí hace cosa
juzgada respecto del retiro de la tutela sindical y los derechos que de ella emergen...."
"...La exclusión de la tutela sindical por el procedimiento establecido en el art.52 ley
23.551 es un juicio sumarísimo que tiene por finalidad que la autoridad judicial supervise
la verosimilitud de los hechos que motivan la exclusión de la tutela y si la causal
disciplinaria implica directa o indirectamente una afectación de las tareas de índole
gremial, que debe realizar la persona cuya exclusión se reclama. Como tal es un juicio
previo de verosimilitud, una instancia sumarísima que habilita a la patronal a excluir al
empleado de la tutela que le brinda la ley de asociaciones profesionales, a los fines de
evitar caer en la instalación de un privilegio o prerrogativa personal que repugna el
contenido del art.16 de la Constitución Nacional.." "...La exclusión de la tutela no tiene
carácter de definitividad en los términos del art. 151 C.P.C., desde que removido el
amparo sindical, deben desarrollarse plenamente todas las conductas referidas al hecho
sancionatorio y el empleado ejercer en el mismo todos los derechos defensivos
pertinentes y/o formular todas las reclamaciones a las que crea que tiene derecho. En
suma, la exclusión de la tutela sindical no es definitiva, sino esencialmente provisoria y
actúa como una medida precautoria de remoción de un obstáculo legal para poder
proceder a ejercer el derecho disciplinario sin el amparo o tutela que importa la calidad de
funcionario o delegado gremial...." d La acción de exclusión de la tutela sindical a la luz
de los Convenios internacionales ratificados por nuestro país. Su alcance: El alcance y
efectos de la sentencia que se dicte en el marco del proceso de exclusión de la tutela
sindical dependerá en cada caso concreto de lo requerido por el empleador y el trámite
que el Tribunal de mérito imprima a la causa. Es decir que si el empleador únicamente
requiere la venia o autorización del Tribunal exclusivamente basada en la verosimilitud de
la existencia de una causa ajena a la cuestión sindical, la sentencia que se dicte tendrá
sólo ese alcance y no impedirá la discusión posterior de la validez de la medida y las
posibles consecuencias derivadas de su eventual ilicitud, en tanto la validez del actor
jurídico no purga su posible ilicitud ni la presunción de constituir un acto discriminatorio
Por el contrario si la demanda la deduce requiriendo no sólo la autorización para adoptar
una medida disciplinaria sino que además alega los hechos justificativos de la misma, su
tipo y extensión, posibilitando el debate respecto de la validez del acto y su licitud,
autoriza a ordinarizar el proceso sumario. En consecuencia, la sentencia que se dicte
tendrá el carácter de definitiva y de cosa juzgada material que impedirá la reedición del
debate posterior. (Machado, Daniel y Ojeda, Raul "Tutela Sindical", pg. 298 y sgtes.) Pero
en términos generales y abstractos considero que el tipo de procedimiento que la
normativa del art. 52 de la LAS establece para tramitar estas causas, excede la
posibilidad de editar un debate amplio de la medida que se intente adoptar a los fines que
el Tribunal se expida no sólo sobre la validez de la misma como respecto de su licitud.
Por ello la posibilidad de impedir un ulterior replanteo de la cuestión decidida, aún cuando
se afirme que medió un debate pleno, no se proyecta como una "protección suficiente" en
los términos requeridos por los arts. 1 y 2 del C. n° 98 de la OIT a los representantes
sindicales. A mi entender no aparece como un recurso suficiente para hacer operativa la
protección establecida a favor de los mismos. Sobre el particular tanto el C. 135 de la OIT
como la Recomendación n° 134 del mismo Organismo Internacional aportan elementos
nuevos de interpretación de la normativa local. Conforme a ellos soy de la opinión que la
resolución de exclusión de la tutela sindical sólo constituye una autorización que deja sin
efecto la prohibición de despedir, suspender o modificar las condicionas laborales de los
representantes sindicales pero no afecta la protección del trabajador en cuestión que
continuará subsistente y por ello le queda permitido abrir la discusión sobre la
procedencia sustancial de la medida adoptada por el empleador pero no sobre su
procedencia formal. En mi opinión es así porque la exclusión se refiere única y
exclusivamente a la causa o incumplimiento contractual que habilite la medida, de forma
tal que no podría invocarse otra causa o incumplimiento distinto que el invocado en las
actuaciones para justificar la medida que se adopte. La habilitación, autorización o venia
no transforma al representante protegido en un trabajador común, por lo que el debate
posterior deberá tener en cuenta ese "plus" que lo beneficia y que determina la existencia
de una presunción en su favor que autoriza a "desconfiar" sobre la justa causa invocada
por el empleador como ajena a su mandato gremial y en la que funde la medida
adoptada. La resolución adoptada en estos términos no será definitiva ni tendrá el
alcance de cosa juzgada material, salvo el caso de disponibilidad de la pretensión que
posee el empleador quien podrá ordinarizar el proceso, en la medida en que el Tribunal
de la causa lo autorice. e Momento en que el empleador puede adoptar la medida
autorizada por el tribunal: Se discute en autos si el empleador debe esperar que la
sentencia que autoriza la exclusión de la tutela sindical quede firme para poder adoptar la
medida. Obviamente este tema adquiere entidad cuando la decisión del empleador se
refiera al despido porque de tratarse de una suspensión o modificación de las condiciones
laborales, a partir de su adopción y aún cuando no se encuentre firme la resolución
judicial, el trabajador tendrá a su disposición las vías impugnativas establecidas en los
arts. 66 y 67 de la LCT. En su función el despido constituirá la última ratio y su
procedencia se impondrá cuando la suspensión o modificación de las condiciones
laborales tenga carácter injuriante en los términos del art. 245 en un todo de acuerdo con
el principio de conservación del contrato de trabajo establecido en el art. 10 del mismo
cuerpo legal. Distinta será la situación si la medida adoptada por el empleador consiste
en el despido del trabajador, en cuyo caso se abre el debate que nos ocupa, referido a la
necesidad de determinar si es necesario o no que la resolución judicial de exclusión de la
tutela sindical deba encontrarse firme para poder ejecutarse. Como afirmé supra, aquí
radica el thema decidedum de la presente causa, donde se discute si la decisión
adoptada en el proceso de exclusión de la tutela sindical seguida por la empleadora le
permitía disponer en forma inmediata el despido del trabajador, delegado del personal, a
quien el sentenciante liberó de la tutela que lo protegía. Y adelanto mi opinión en sentido
afirmativo por las razones que paso a exponer: • Es la inteligencia que surge del texto de
la propia norma: el art. 52 de la LAS determina la prohibición de despedir, suspender o
modificar las condicionales de trabajo de los trabajadores amparados por las garantías
previstas en los arts. 40, 48 y 50 "...si no mediare resolución judicial previa que los
excluya de la garantía..." No precisa que esa resolución judicial previa deba encontrarse
"firme", cosa que sí hace en el párrafo tercero del mismo artículo cuando establece la
facultad del trabajador de solicitar su reinstalación y el empleador no la cumple, a los
efectos de habilitar la sanción conminatoria del pago de astreintes. También se requiere
que la sentencia se encuentre firme en el art. 30 del Decreto Reglamentario 467/88
cuando habilita al trabajador a darse por despedido si el empleador no lo reinstalara o no
restableciera las condiciones laborales modificadas "...dentro del plazo que fije a ese
efecto la decisión judicial firme que le ordene hacerlo..." y ratifica también que "...podrá
ejercer igual opción , dentro del quinto día de quedar notificado de la decisión firme que
rechazare la demanda articulada por el empleador para obtener la exclusión de la
garantía...." (el destacado me pertenece) En el sentido apuntado este Tribunal ha
sostenido que "...si la empleadora no obtuvo la exclusión de la tutela sindical (porque no
realizó el trámite o porque el Juez rechazó el pedido de despido, suspensión o
modificación de las condiciones de trabajo), las medidas que ha tomado respecto del
dirigente o delegado gremial son nulas y sin efecto. En estas circunstancias el trabajador
tiene la opción de considerarse en situación de despido indirecto y reclamar la
indemnización agravada del art.52 LAS. Esta opción debe ejercerse en el lapso de cinco
días hábiles desde la notificación de la decisión judicial que rechaza la exclusión de la
tutela, según el art.30 del Decreto reglamentario 467/88 (LS 234041). Es claro, entonces,
que cuando tanto el legislador y el poder administrador han requerido el carácter de
"firme" de la sentencia, en esos textuales términos lo han dispuesto, por lo que mal puede
concluirse que nos encontramos en presencia de un mero olvido o distracción del
legislador. • Es coherente con el carácter provisorio y temporal de la exclusión de tutela:
Como se destacó con anterioridad la sentencia dictada en la causa no hace cosa juzgada
por lo que el trabajador podrá reeditar el debate sobre la procedencia sustancial de la
medida adoptada en cuyo ámbito no sólo podrá solicitar el pago de las indemnizaciones
por la extinción de la relación laboral sino también las correspondientes a la ley 23551,
como también le asistirá el derecho, opcional, de solicitar su reinstalación. • Es coherente
con el sistema procesal provincial: Como afirma Machado "... la firmeza de la sentencia
depende del diseño de cada régimen procedimental local, y también del carácter que
acuerden al régimen de recursos ordinarios o extraordinarios..." (Ackerman, Mario
"Tratado de Derecho del Trabajo", T. VII, pg. 749 y sgtes.) En el procedimiento laboral
mendocino la sentencia dictada por el Tribunal sólo es susceptible de ser recurrida por el
recurso ordinario de aclaratoria cuya interposición no incide en la ejecutoria la decisión
que nos ocupa porque no puede alterar la sustancia o fondo de la decisión. Por este
medio solo se puede requerir la rectificación de errores materiales, conceptos oscuros u
omisión de pronunciamiento. Los recursos extraordinarios que pueden deducirse contra la
sentencia no afectan su ejecución por aplicación de la disposición contenida en el art. 147
del C.P.C., por conducto del cual sólo la Suprema Corte es la que está facultada para
disponer la suspensión de la ejecución. Cabe destacar en el punto que la norma no hace
distinción alguna que permita discriminar la situación de aquellas sentencias
condenatorias de las meramente declarativas, por lo que no corresponde distinguir donde
la ley no lo hace so pena de forzar el texto de la norma en busca de un resultado no
querido por el legislador. Admitir lo contrario implicaría dejar en manos del trabajador,
sine die o hasta el agotamiento de la totalidad de los remedios recursivos (ordinarios,
extraordinarios locales y extraordinario federal), el ejercicio de las facultades disciplinaria,
o de dirección y organización del empleador, vaciando de contenido las disposiciones
legales que las establecen y extralimitando la garantía o protección gremial que beneficia
al trabajador. Todo lo que derivaría en un privilegio de hecho no autorizado por el
ordenamiento legal. • Es coherente con el bien jurídicamente tutelado y la finalidad que
inspira su protección: El bien jurídicamente protegido es la libertad sindical y el
consiguiente ejercicio efectivo de los derechos sindicales con mayor alcance personal
respecto de los dirigentes sindicales en el ejercicio o en función de tales derechos en
tanto ellas no rebasen el marco de las actividades sindicales normales. Por ello tanto el
C. n° 135 de la OIT como su Recomendación n° 143 determinan que la garantía o
protección establecida a favor de los representantes de los trabajadores está supeditada
a que "....dichos representantes actúen conforme a las leyes, contratos colectivos u otros
acuerdos comunes en vigor....". es decir que no se trata de un derecho absoluto que
beneficie al trabajador, sino al mismo en cuanto a su situación sindical o ejercicio de la
función. En el mismo sentido algunos fallos destacan que para que la garantía no derive
en privilegio es dable exigir al representante una conducta ejemplar, mejor incluso que la
de sus representados, puesto que esa garantía no es un "bill de indemnidad" para
incumplir sus obligaciones contractuales. En tal sentido se ha afirmado que el principio
según el cual un trabajador o un dirigente sindical no debe sufrir perjuicio alguno por sus
actividades sindicales, no implica necesariamente que el hecho de tener un mandato
sindical confiera a su titular una inmunidad contra un eventual despido cualquiera que sea
la causa (conf. Comité de Libertad Sindical del Consejo de Administración de la OIT,
Recopilación 1996, párrafo 725, 316° Informe, caso n° 1972, párrafo 706 y 335 ° informe,
caso n 2236, párrafo 963) Cuando las actividades sindicales se cumplen fuera del marco
de la ley, la persona interesada no pude invocar la protección del Convenio 98 o, en caso
de despido, alegar que se han violado sus legítimos derechos sindicales (conf. Comité de
Libertad Sindical del Consejo de Administración de la OIT, Recopilación 1996, párrafo
729) • La operatividad de la medida autorizada surge del mismo texto de la resolución
dictada por el Tribunal: Si el Tribunal de la causa dispone que para ejecutar la medida
que disponga el empleador debe cumplirse con alguna condición, como un plazo
determinado o después de quedar la sentencia en estado firme, así expresamente debe
disponerlo, de lo contrario el empleador quedará habilitado automáticamente para su
adopción. En este orden de ideas esta Sala ha afirmado que "...existen causales
específicas de exclusión de tutela sindical, por lo que el empleador, para despedir o
suspender disciplinariamente el representante sindical, debe tramitar y lograr sentencia
judicial previa que lo excluya de la tutela sindical, en trámite sumarísimo. Conseguido el
decisorio, se encuentra en condiciones o habilitado para tomar esas medidas. (LS
232452) Con fundamento en los argumentos expuestos soy de la opinión que la
interpretación que el Inferior ha dado al art. 52 de la LAS evidencia un exceso de rigor
dogmático contrario a la finalidad perseguida por el legislador que conduce a un resultado
disvalioso no deseado. Por ello propicio la admisión del recurso de casación interpuesto
por la demandada y, en consecuencia, sobreseer el recurso de inconstitucionalidad
deducido por la parte actora. ASÍ VOTO

Sobre la misma cuestión el Dr. BIHM adhiere por los fundamentos al voto que
antecede.

SOBRE LA SEGUNDA CUESTION EL DR. SALVINI, dijo: Atento al resultado a que se


arriba en la cuestión que antecede, corresponde hacer lugar al recurso de casación
interpuesto a fs 11/13 y revocar la sentencia recurrida. Ahora bien, dada la naturaleza y
las características especiales del proceso laboral, se hace imposible reeditar las
actuaciones procesales que integran la causa en este estadio. Por ello, corresponde a fin
de salvaguardar los derechos de defensa y del debido proceso de las partes, reenviar la
causa al Tribunal Laboral subrogante, en el caso, la Segunda Cámara del Trabajo, para
que proceda a sustanciar nuevamente la causa y dicte nueva sentencia, por la que se
determine la procedencia de la extinción de la relación laboral de acuerdo a las
constancias de autos y al derecho procesal y sustancial laboral aplicable, ( LS .312 117).
Asimismo, corresponde sobreseer el recurso de inconstitucionalidad interpuesto por la
parte actora. ASI VOTO.

Sobre la misma cuestión el Dr. BIHM adhiere al voto que antecede.

SOBRE LA TERCERA CUESTION EL DR. SALVINI, dijo: Atento el resultado a que se


arriba en el tratamiento de las cuestiones que anteceden, y teniendo en cuanta que sobre
el tema objeto de agravio no existe un criterio unánime de aplicación a la luz de la
jurisprudencia y normativa nacional e internacional vigente, es que considero que han
mediado razones valederas para litigar en las partes, por lo que propicio que las costas
sean impuestas en el orden causado. (artículos 148 y 36 del CPC). ASI VOTO.

Sobre la misma cuestión el Dr. BIHM adhiere al voto que antecede. Con lo que terminó
el acto, procediéndose a dictar la sentencia que a continuación se inserta:

SENTENCIA:

Mendoza, 7 de agosto de 2009. Y VISTOS: Por el mérito que resulta del acuerdo
precedente la Sala Segunda de la Excma. Suprema Corte de Justicia fallando en
definitiva,

RESUELVE:

I Hacer lugar al recurso de casación interpuesto a fs 41/51 vta, por la demandada, La


Colina SA, y en consecuencia revocar la sentencia de fs 269/276, y enviar la causa a la
Cámara Laboral subrogante legal para que proceda como se detalla en la segunda
cuestión de la presente resolución.

II Imponer las costas en el orden causado (artículos 148 y 36 del CPC).

III Sobreseer el recurso de inconstitucionalidad interpuesto por el actor, Sr. Julio Segundo
Campos.

IV Diferir la regulación de los honorarios profesionales para su oportunidad procesal.

V Líbrese cheque por la suma de PESOS CIENTO SETENTA ($ 170) con imputación a la
boleta de depósito de fs. 27 a favor del recurrente, La Colina S.A..

VI Ofíciese a la Cámara Laboral de origen adjuntando copia certificada de la presente


resolución, para su toma de razón. Notifíquese. Ofíciese. m.l. Se deja constancia que la
presente resolución no es suscripta por el Dr. Pedro J. Llorente por encontrarse en uso de
licencia (art. 88 inc. III C.P.C.). Secretaría, 7 de agosto de 2009.

Fdo.: Salvini Böhm.

08/11/2006
Materia Laboral
Revista General
Número 116
Tribunal SCJ (Buenos Aires)
Resolución
Carátula “González, Víctor Hugo c/ Establecimientos Cima S.R.L. y otros. Despido”.
Titulo TUTELA SINDICAL INDEMNIZACION POR VIOLACION DE LA ESTABILIDAD
GREMIAL. Rechazo. Cesación de actividades del establecimiento. Finalización de la
obra de construcción para cuya ejecución el trabajador había sido contratado.
Interpretación normativa.
Descripción

El caso: Un Tribunal del Trabajo acogió parcialmente la demanda promovida, pero


rechazó lo pertinente al reclamo por el cobro de las indemnizaciones establecidas en
los arts. 52 de la ley 23.551 y 19 de la ley 22.250. La parte actora dedujo recurso
extraordinario de inaplicabilidad de ley. La SCJ de Bs. As. rechazó el recurso.

1. Estando comprendido el trabajador en la normativa de la ley 22.250, que establece un


régimen de desvinculación que le es propio y reemplaza al previsto en la Ley de Contrato
de Trabajo (art. 15, último párrafo ley 22.250), el art. 243 de este cuerpo normativo no es
de aplicación, como tampoco lo es la doctrina legal elaborada a su respecto.

2. Interpretar el alcance de la locución “cierre del establecimiento” para analizar si se


configura o no la situación prevista por el art. 51 de la ley 23.551 es facultad privativa de
los tribunales del trabajo, salvo la demostración de absurdo.

3. El vicio de absurdo se configura con el desvío palmario y notorio de las leyes de la


lógica o el razonamiento viciado de tal modo que lleve a conclusiones contradictorias o
incongruentes con las constancias de la causa, no configurándose con la mera exhibición
de un criterio discordante por parte del recurrente.

4. Acreditado que la extinción de la relación laboral de los trabajadores se produjo por


finalización de la obra para cuya ejecución habían sido contratados en los términos de la
ley 22.250, éstos carecen -por imperio del art. 51 de la ley 23.551- de acción para
reclamar el cobro de la indemnización por violación de la garantía de estabilidad sindical.

5. El art. 19 de la ley 22.250 prescribe que si el empleador se atrasase en el pago de los


haberes o los hiciere efectivos en cantidad insuficiente, el trabajador tendrá derecho a
reclamar, además de las remuneraciones o diferencia debidas, una reparación
equivalente al doble de la suma que, según el caso, resultare adeudársele, siempre que
mediante intimación fehaciente formulada dentro de los 10 días hábiles contados a partir
del momento en que legalmente deba efectuarse el pago de las remuneraciones
correspondientes al período a que se refiera la reglamentación.

6. Para que resulta procedente la indemnización prevista en el art. 19 ley 22250 es


necesario que se cumplan dos condiciones sustanciales: (i) la existencia de la deuda
salarial y (ii) que el trabajador afectado efectué, dentro del plazo legalmente establecido,
la intimación fehaciente de pago.

7. El art. 19 de la ley 22.250 tiene como presupuesto el atraso o insuficiencia en el pago


de haberes, no resultando de aplicación en el supuesto de indemnización por estabilidad
gremial.

SCJ Bs. As. 8/11/2006 “González, Víctor Hugo c/ Establecimientos Cima S.R.L. y
otros. Despido”.

L. 86.290, González, Víctor Hugo contra Establecimientos Cima S.R.L. y otros. Despido -
SCBA - 08/11/2006

En la ciudad de La Plata, a 8 de noviembre de 2006, habiéndose establecido, de


conformidad con lo dispuesto en el Acuerdo 2078, que deberá observarse el siguiente
orden de votación: doctores Roncoroni, Soria, Pettigiani, Kogan, Genoud, se reúnen los
señores jueces de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo ordinario para pronunciar
sentencia definitiva en la causa L. 86.290, "González, Víctor Hugo contra
Establecimientos Cima S.R.L. y otros. Despido".

ANTECEDENTES

El Tribunal del Trabajo nº 2 de Quilmes acogió parcialmente la demanda promovida,


imponiendo las costas del modo que especifica.-

La parte actora dedujo recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley.-


Dictada la providencia de autos y hallándose la causa en estado de pronunciar sentencia,
la Suprema Corte decidió plantear y votar la siguiente

CUESTION

¿Es fundado el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley?

VOTACION

A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Roncoroni dijo:

I. En lo que interesa para la solución de la presente litis, el tribunal del trabajo


interviniente rechazó la demanda deducida por Víctor Hugo González contra
"Establecimientos Cima S.R.L.", "Techint S.A." y "Sidercolor S.A.", en cuanto reclamaba
el cobro de las indemnizaciones establecidas en los arts. 52 de la ley 23.551 y 19 de la
ley 22.250.-

En lo que respecta al primero de los rubros reclamados -indemnización por violación de la


estabilidad sindical- el sentenciante desestimó su procedencia por entender que el
vínculo laboral que vinculara al actor con la codemandada "Establecimientos Cima
S.R.L." se había extinguido el día 30-VI-1997, con motivo de la finalización de la obra de
construcción para cuya ejecución aquél había sido contratado. En consecuencia,
consideró que la situación del accionante quedaba encuadrada en el marco del art. 51 de
la ley 23.551, que prescribe que la estabilidad gremial no puede ser invocada en los
casos de cesación de actividades del establecimiento (ver sent. fs. 312 y vta.)).-

A su vez, dispuso el a quo el rechazo de la indemnización establecida en el art. 19 de la


ley 22.250, en la inteligencia de que González no () logró acreditar haber percibido, en
concepto de remuneración, una suma superior a la consignada en los recibos de haberes,
no pudiendo tampoco demostrar haber intimado fehacientemente a la empleadora el pago
de los salarios supuestamente impagos, incumpliendo de esa manera con la carga
establecida en la norma citada para que el rubro en cuestión deviniera procedente (ver
sent. fs. 311 vta./312).-

Finalmente, resolvió el tribunal que no cabía extender la responsabilidad solidariamente a


las codemandadas "Techint S.A." y "Sidercolor S.A.", toda vez que ambas se
encontraban inscriptas en el Instituto de Estadísticas y Registro de la Industria de la
Construcción, tal como lo establece el art. 32 de la ley 22.250, norma que, en su
redacción vigente al momento de la extinción del contrato, establecía disposiciones
específicas en materia de solidaridad que excluían la aplicación del art. 30 de la Ley de
Contrato de Trabajo (sent. fs. 313 y vta.).-

II. Contra dicho decisorio se alza la parte actora mediante recurso extraordinario de
inaplicabilidad de ley en el que denuncia absurdo en la valoración de la prueba y violación
de los arts. 26, 29, 44 inc. "d", 47, 55 y 63 de la ley 11.653;; 34 inc. 4º, 36 inc. 2º, 163
incs. 3º, 4º, 5º y 6º, 330, 354 incs. 1º, 2º y 3º, 358, 362, 375, 457 y 474 del Código
Procesal en lo Civil y Comercial; 9, 29, 30, 136, 242 y 243 de la Ley de Contrato de
Trabajo; 50, 51 y 52 de la ley 23.551; 19, 32 y 35 de la ley 22.250; 11, 15 y 39 incs. 2º y
3º de la Constitución de la Provincia de Buenos Aires; 14, 14 bis, 16, 17, 18 y 28 de la
Constitución nacional y de la doctrina legal que cita (fs. 322/413).-

Plantea los siguientes agravios:

1. El a quo ha valorado absurdamente las pruebas incorporadas a la causa y las


constancias del expediente, toda vez que arribó a la conclusión de que el contrato de
trabajo que vinculaba al actor con "Establecimientos Cima S.R.L." se extinguió el día 30-
VI-1997 cuando finalizó la obra para la cual aquél había sido contratado, basándose en
afirmaciones del perito contador que fueron elaboradas sin respaldo en documentación
alguna y soslayando que, en realidad, con la prueba documental quedó demostrado que
el vínculo finalizó por el despido indirecto en que se colocó González el día 8-VII-1997
ante la negativa de tareas en que incurrió el empleador.-

2. El fallo atacado ha violado el art. 243 de la Ley de Contrato de Trabajo y su doctrina


legal, pues la demandada no cumplió con la carga de comunicar por escrito la ruptura del
contrato de trabajo, con expresión suficiente clara de los motivos en que se fundaba. Por
tal razón -añade- el contrato recién quedó extinguido cuando el actor se consideró
despedido, resultando errónea la conclusión del a quo relativa a que el mismo se
extinguió por justa causa, lo que demuestra que el decisorio ha vulnerado la invariabilidad
de la causa de despido establecida en la norma referida.-

3. El juzgador ha interpretado absurda y arbitrariamente la prueba documental y los


escritos constitutivos del proceso, toda vez que desestimó la procedencia de la
indemnización prevista en el art. 19 de la ley 22.250 en virtud de que el accionante no
cumplió con la carga de efectuar la intimación correspondiente, soslayando así que
mediante la carta documento por la cual se consideró despedido, el actor intimó a que se
le abonasen todas las indemnizaciones derivadas del distracto laboral.-

4. El fallo recurrido también conculca los arts. 29 y 30 de la Ley de Contrato de Trabajo y


32 de la ley 22.250, desde que el tribunal rechazó la demanda contra las coaccionadas
"Techint S.A." y "Sidercolor S.A." por entender que el régimen de solidaridad establecido
en el primero de los cuerpos normativos señalados, no resultaba de aplicación al estatuto
profesional de los trabajadores de la industria de la construcción. Ello así pues,
contrariamente a lo afirmado por el a quo, el art. 32 del referido estatuto establece la
responsabilidad solidaria del contratista ante la sola omisión de inscripción en el registro
correspondiente, mas no descarta la aplicación de las normas de la Ley de Contrato de
Trabajo, lo que ha sido expresamente receptado en el art. 30 de dicho cuerpo legal a
partir de la reforma establecida por la ley 25.013.-

5. Finalmente, plantea la inconstitucionalidad del art. 278 del Código Procesal en lo Civil y
Comercial en cuanto impone que el recurso extraordinario de inaplicabilidad sólo
procederá cuando el valor del litigio exceda el monto allí establecido, señalando que
atenta contra los arts. 18 y 31 de la Constitución nacional, puesto que impide que las
causas en las cuales el valor del litigio fuera inferior a dicho límite sean revisadas por el
Superior Tribunal provincial.-
III. El recurso, en mi opinión, no debe prosperar.-

1. Invirtiendo el orden de los agravios por razones metodológicas, he de señalar en


primer lugar que no acierta el quejoso en cuanto denuncia violación del art. 243 de la Ley
de Contrato de Trabajo y su doctrina legal, desde que -como lo ha resuelto esta Corte-
estando comprendido el trabajador en la normativa de la ley 22.250, que establece un
régimen de desvinculación que le es propio y reemplaza al previsto en la Ley de Contrato
de Trabajo (art. 15, último párrafo ley 22.250), el art. 243 de este cuerpo normativo no es
de aplicación, como tampoco lo es la doctrina legal elaborada a su respecto (conf. causa
L. 47.335, sent. del 20-XI-1991; publicada en "Acuerdos y Sentencias", t. 1991-IV, pág.
224).-

En consecuencia, no resultan atendibles los argumentos vinculados a la falta de


comunicación por escrito de la ruptura del contrato y la denunciada variación de la causa
de despido.-

2. Tampoco asiste razón al recurrente en cuanto cuestiona por absurda la conclusión del
a quo relativa a las circunstancias fácticas en el marco de las cuales se extinguió el
contrato de trabajo y el consecuente rechazo de la indemnización por violación de
estabilidad sindical.-

a. En efecto, el tribunal consideró acreditadas, con sustento en la pericia contable, las


siguientes circunstancias:

(i) Que la baja del actor se produjo el día 30-VI-1997 en forma conjunta con el resto de
los dependientes de la empresa.-

(ii) Que dicha circunstancia coincidió con la finalización de la obra a la cual González
estaba afectado.-

(iii) Que la obra en cuestión fue entregada por el empleador a la codemandada "Techint
S.A." el día 8-VII-1997 (vered. fs. 304 vta.).-

En virtud de ello, concluyó el tribunal que el vínculo laboral se extinguió el día 30-VI-1997
por la finalización de la obra de construcción para cuya ejecución González había sido
contratado, razón por la cual, por aplicación de lo establecido en el art. 51 de la ley
23.551, resolvió rechazar la procedencia de la indemnización establecida en el art. 52 del
mismo cuerpo legal.-

b. Ha declarado esta Corte que interpretar el alcance de la locución "cierre del


establecimiento" para analizar si se configura o no la situación prevista por el art. 51 de la
ley 23.551 es facultad privativa de los tribunales del trabajo, salvo la demostración de
absurdo (conf causas L. 61.890, sent. del 21-X-1997; L. 79.675, sent. del 29-XII-2003).-

c. Si bien es cierto que el quejoso ataca ese aspecto del decisorio, no lo es menos que
los argumentos que formula para sustentar su posición son absolutamente ineficaces
para demostrar el absurdo que invoca.-
Ello así, porque las referidas afirmaciones del sentenciante hallan un respaldo
contundente en las conclusiones establecidas en la pericia contable (fs. 245/247), que el
tribunal hizo suyas por no encontrar motivo alguno para apartarse de las mismas, toda
vez que el informe pericial no había recibido objeciones por parte de los litigantes (vered.,
fs. 304 vta.). Además -contrariamente a lo que sostiene el quejoso- del simple análisis de
dicho elemento probatorio se desprende que todas las conclusiones a las cuales arribó el
perito fueron elaboradas en base a las constancias de la documentación laboral y
contable de la codemandada "Establecimientos Cima S.R.L.", que el propio experto juzgó
llevada en legal forma, lo que demuestra que la valoración que el juzgador efectuara de la
pericial contable no puede ser catalogada como absurda.-

Cabe agregar a ello que en nada obsta a lo expuesto la circunstancia de que el tribunal
hubiera tenido por acreditada la autenticidad y recepción de la carta documento mediante
la cual el trabajador se consideró despedido, toda vez que la misma fue fechada el día 8-
VII-1997, es decir que fue enviada por el actor una vez que el contrato -según la
conclusión más arriba expuesta- ya se había extinguido, y sabido es que las
comunicaciones cursadas por las partes con posterioridad al distracto carecen de eficacia
alguna para modificar la suerte de una relación contractual ya fenecida.-

En definitiva, el agravio no ha de tener favorable acogida, pues el vicio de absurdo se


configura con el desvío palmario y notorio de las leyes de la lógica o el razonamiento
viciado de tal modo que lleve a conclusiones contradictorias o incongruentes con las
constancias de la causa, no configurándose con la mera exhibición de un criterio
discordante por parte del recurrente (conf. causa Ac. 36.708, sent. del 11-XI-1986).-

d. En consecuencia, debiendo permanecer firme la valoración de los hechos y las


pruebas efectuada por el sentenciante, también ha de mantenerse inconmovible su
decisión de rechazar la procedencia de la indemnización establecida en el art. 52 de la
ley 23.551, toda vez que -como acertadamente lo receptó el juzgador- tiene dicho esta
Corte que, acreditado que la extinción de la relación laboral de los trabajadores se
produjo por finalización de la obra para cuya ejecución habían sido contratados en los
términos de la ley 22.250, éstos carecen -por imperio del art. 51 de la ley 23.551- de
acción para reclamar el cobro de la indemnización por violación de la garantía de
estabilidad sindical (conf. causas L. 47.335, sent. del 20-XI-1991; L. 88.085, sent. del 10-
XI-2004).-

3. No habrá de correr mejor suerte el agravio referido al rechazo de la indemnización


establecida en el art. 19 de la ley 22.250.-

a. Prescribe la norma citada, en su parte pertinente: "Si el empleador se atrasase en el


pago de los haberes o los hiciere efectivos en cantidad insuficiente, el trabajador tendrá
derecho a reclamar, además de las remuneraciones o diferencia debidas, una reparación
equivalente al doble de la suma que, según el caso, resultare adeudársele, siempre que
mediante intimación fehaciente formulada dentro de los 10 días hábiles contados a partir
del momento en que legalmente deba efectuarse el pago de las remuneraciones
correspondientes al período a que se refiera la reglamentación...".-

De ello se desprende que, para que resulte procedente el rubro en cuestión, es necesario
que se cumplan dos condiciones sustanciales: (i) la existencia de la deuda salarial y (ii)
que el trabajador afectado efectué, dentro del plazo legalmente establecido, la intimación
fehaciente de pago.-
b. En la especie, no se ha verificado el cumplimiento de ninguna de dichas condiciones.-

En primer lugar, cabe señalar que el accionante, si bien denunció que se le abonaba una
remuneración superior a la que se consignaba en los recibos de haberes, ni siquiera
reclamó el pago de salarios adeudados o diferencias salariales (ver liquidación practicada
en la demanda, fs. 43). Para más, el tribunal tuvo por acreditado -en conclusión no
atacada por el recurrente- que no se probó la existencia de deuda salarial alguna (vered.,
fs. 305).-

Aun cuando lo expuesto es suficiente para sellar la suerte adversa del agravio, cabe
agregar -a mayor abundamiento- que tampoco se demostró que el accionante hubiese
cursado la intimación para que se le abonasen las remuneraciones supuestamente
adeudadas, intimación que de ningún modo puede entenderse suplida -en el caso, como
parece pretender el recurrente- por aquella otra que el actor dirigiera con el fin de que se
le abonasen las indemnizaciones derivadas del distracto (ver carta documento obrante a
fs. 185). Resulta a todas luces evidente que dicha intimación no satisface las exigencias
requeridas en el art. 19 de la ley 22.250 para la operatividad de la sanción indemnizatoria
allí establecida, pues de la simple lectura de la misma surge que el accionante no ha
formulado ningún reclamo de contenido salarial.-

c. Finalmente, resulta igualmente desacertado el argumento del impugnante en cuanto


sostiene que procede el rubro reclamado en virtud de que la demandada no abonó el
período de remuneraciones en base al cual se calcula la indemnización por violación de
estabilidad gremial, no sólo porque -según lo expuesto en el apartado anterior- su
procedencia fue acertadamente rechazada por el tribunal, sino también, porque -como ya
lo ha resuelto esta Corte- el art. 19 de la ley 22.250 tiene como presupuesto el atraso o
insuficiencia en el pago de haberes, no resultando de aplicación en el supuesto de
indemnización por estabilidad gremial (conf. causa L. 43.033, sent. del 19-IX-1989).-

4. También ha de permanecer firme el rechazo de la pretensión de que se condenara


solidariamente a las codemandadas "Techint S.A." y "Sidercolor S.A.".-

En relación a este aspecto del pronunciamiento, cabe señalar que el tribunal ingresó
indebidamente a abordar la cuestión de la solicitada responsabilidad solidaria de las
codemandadas. Ello así, pues el juzgador desestimó en su totalidad los rubros
patrimoniales reclamados en la demanda, razón por la cual, no existía responsabilidad
alguna susceptible de ser extendida a las referidas legitimadas pasivas, habiendo
devenido abstracto el planteo al momento en que el a quo lo abordara (ver sent. fs. 313 y
ss.).-

En consecuencia, debiendo confirmarse la improcedencia de dichos rubros, no


corresponde pronunciarse sobre la cuestión, que resulta abstracta y, en tanto tal,
insusceptible de ser tratada por este órgano jurisdiccional.-

5. Por último, tampoco corresponde abordar el planteo de inconstitucionalidad del art. 278
del Código Procesal Civil y Comercial impetrado en el escrito recursivo (fs. 409 vta./412),
porque el recurrente carece de interés a su respecto, toda vez que el monto de lo
cuestionado ante esta instancia extraordinaria -constituido en el caso, por las sumas
reclamadas en concepto de las indemnizaciones establecidas en los arts. 52 de la ley
23.551 y 19 de la ley 22.250- es superior al límite monetario establecido en la disposición
procesal referida. En consecuencia, la petición resulta igualmente abstracta y no debe ser
tratada por esta Corte.-

IV. En virtud de lo expuesto, corresponde rechazar el recurso incoado y confirmar la


sentencia impugnada en cuanto fuera materia de agravio, con costas (art. 289 del
C.P.C.C.).-

Voto por la negativa.-

Los señores jueces doctores Soria, Pettigiani, Kogan y Genoud, por los mismos
fundamentos del señor Juez doctor Roncoroni, votaron también por la negativa.-

Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente

SENTENCIA

Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, se rechaza el recurso extraordinario de


inaplicabilidad de ley deducido;; con costas (art. 289, C.P.C.C.).-

Notifíquese y devuélvase

FDO. SORIA – PETTIGIANI - KOGAN – GENOUD - RONCORONI

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