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Todo relato com petente del génesis am ericano tiene que centrarse en el
P opol vuh, el texto maya-quiclié/al que bien se ha llam ado la biblia de Am é
rica. De esto hay varias razones, sum am ente sencillas. El Popol vu)i,/íarra la ¿
historia cuartom undist^ de la creación en form a am ena y extensa, y de una
m anera que se basa ingeniosam ente en la tradición de las escrituras indíge
nas de las que se dice haber sido transcrito/ZHabiendo surgido en el cen tro
de M esoam érica, sirve com o punto de referencia sin rival para los textos
cosm o g ón icos de culturas del este y el oeste y, más allá, desde A m érica del
N orte hasta A m érica del Sur. Sus cualidades a la vez com o registro y com o
artefacto hacen del Popol vuh, sin lugar a dudas, una obra sem inal de la lite
ratura no sólo del Nuevo ívlundo, sino del m u nd o entero. O frecer una c ríti
ca del P opol vuh significa buscar el corazón de la A m érica indígena, lo que a
su vez significa plantear preguntas filosóficas que durante m ilenios han pa
recid o fundam entales.
El m an uscrito más antiguo que ha sobrevivido del Popol vuh es la copia
de Rabinal del ejem plar de Chichicastenango del original quiclié, del siglo xvi,
escrito alfabéticam ente en m aya-quiché. Subtitulo se ju stifica por referencias.
inLernas, que aparecen en el texto (versos 4 9 y 8 1 4 9 ), a su fuente prehispá-
n ica, tam bién llam ado Popol vuh. En quiché y en las lenguas m ayas en ge-
' neral el elem ento pop significa estera tejid a, sede de la autoridad, y c o n se jo ;
¡ tam bién es el nom bre de una fiesta anual, representada en un jero g lífico de
jilas tierras bajas mayas com o -u n tejido (figura IX. 1). Vuh significa sen cilla
m en te libro, tanto en el maya de tierras altas com o en el de las tierras bajas.
La historia de su traducción a lenguas europeas empieza con la tem prana ver
sión española del padre Xim énez y en este siglo nuestra capacidad de leer e
interp retar bien el original ha sido m uy influenciada por las versiones de
•Raynaud, Recinos, S cliu ltzejen a y Burgess y Xec. La primera traducción direc
ta al inglés fue hecha por M unro E dm onson en 1 9 7 1 ; la siguió en 1 9 8 5 una
segunda, obra de Dermis Tedlock. Las grandels virtudes de la versión de E d
m onson son las que reproduce el texto quiché (en una ortografía estandari
Nota: Popol vuh, versos 4939-4942. zada), y analiza las once trad ucciones im portantes hechas antes directa-
m cn ie del quiché al español, el francés, el alem án y el ruso. Tam bién presta
seria atención a la estructura de los versos, factor generalm ente pasado por alto
hasta entonces. Siguiendo su idea de que la literatura ind ígena m esoam e-
ricana en general se caracteriza p or el d ístico , E d m onson dispone todo el
texto en pares de versos nu m erad os, lo que al m enos constituye una gran
ayuda para el com entario crítico y tiene, adem ás, la ventaja dé establecer
p roporciones exactas de exten sión entre episodios y partes que antes habían
p erm anecid o ocultos u oscuros. Por su parte, la versión de Tedlock, aunque //
sin el original quiché, introduce u n elem ento nuevo, pues su versión está in
fluida por el tiem po que pasó entre los quichés que hoy viven en G u atem a
la. En particular, Tedlock estuvo alerta a la lógica ritual del texto gracias al
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estu dio y la con v ersación con cham an es quichés, quienes en m u ch os aspec • A
tos pueden con sid erarse, con ju stic ia , los herederos intelectuales de quienes
escrib ieron el Popol vuh. A nunciánd ose com o definitiva (com o lo observó Figura IX. 1. Texto trenzado de jeroglíficos mayas. (Este- .
Borges en “Las versiones hom éricas”, “el con cepto de texto definitivo no Corres la J , Copan).
pond e sino a la religión o al ca n sa n cio "), la versión de Tedlock m en osprecia
repetidas veces la de E dm onson , aunque por lo general en pequeños deta m ado Popol vuh, cuyos l e c t o r e s ,^ dice, hoy se “ocu ltan el rostro". No hay ■
lles. Tam bién rechaza sus d ísticos; sin em bargo, los retiene en los,que c o n si razón para no acep tar esta autod eterm inación ya que está d icho con toda
dera m om entos intensificados de la narración. sobried ad y coin cid e co n afirm aciones sim ilares de m u ch os otros textos de
En cuestión de género literario, as! lo ha m ostrado E d m onson , la m ejo r lenguas maya y náhuatl, que se' basan de una m anera y otra en las trad icio
m anera de interpretar el Popol vuh es, en primer térm ino, com o titulo. Es decir, nes de escritura m esoam ericanas, C ierto, algunos pasajes del texto tienen
^ igual que otra veintena de d o cu m en to s indígenas de la M esoam érica del un m arcado tono oral por ejem plo, el fin onom atopoético de la segunda edad
siglo xvi, fue com puesto por una com unid ad local, o tal vez por una parle de del m u nd o y los d iálogos ágiles e iró n ico s entre los G em elos y sus adversa
la com unidad, en este, caso la facción kavek del poblado Santa Cruz Q u ich é, rios anim ales. Y hasta ese punto, parece im probable que toda la versión
para defender, durante el gobierno colonial esp añol, un interés o un privile allabética maya hu biese sido com p u esta com o tran scrip ción directa de un
gio que databa de antes de la invasión. El texto em pieza y con clu y e reco n o original no alfabético. Sin em bargo, otros rasgos, co m o la estru ctu ración
cien d o el actual poderío del cristian ism o y de los invasores que llegaron al general de los episod ios de las edades del m undo y el'd etalle p olítico de la
Q u iché en 1 5 2 4 , encabezados por Pedro de Alvarado, lugarteniente de ulterior historia quiché encuentran analogías significativas en la trad ición de
C ortés. Teniendo por lím ites estos dos m om entos, el relato com ien za por el escritura indígena. ■ '
p rincipio m ism o de los tiem pos, da una versión de las cuatro edades del Ha habid o un desacuerdo entre los académ icos sobre cuál es la escritura
m undo y luego se con centra en la historia del Q u ich é com o tal, y en los indígena en cu estió n ; al respecto, el P opol vuh no se m u estra exp lícito . Ba
hechos particulares en que los kavek fundam entaban su reclam ación legal. sándose tan sólo en el hecho de que el quiché pertenece al grupo de lenguas
Por tanto, los volcanes que surgieron al com ienzo de la creación son identi m ayas, varios críticos, entre ellos E d m onson y Ted lock, supusieron que el
ficados más adelante com o los guardianes del territorio Q u iché. Lejos de escrito indígena en cuestión debía de ser un texto jeroglífico maya. Hay b u e
d ism inu ir el texto, el hecho d e'ten e r la función práctica del título, p ronto lo nas razones para pensar de otra m anera.
eleva y nos alerta anLe los diferentes niveles de. tiem po y de propósito que se. En p rim er lugar, la escritura jero g lífica maya está dedicada exclu siva
unen en la narración en general. m ente a la fonética del maya de las tierras bajas (chol-yucateco) y sus particu
C on buena razón se ha dado gran im portancia al hech o de que el Popol lares lo rm ad o n es de con son antes y vocales; aunque tam bién sea maya, el
vuh se refiere a sí m ism o com o derivativo de un texto anterior, tam bién 11a- quiché es una lengua de las tierras altas cuya fonética difiere con sid erable-
f, J^eru^nneOdUi --rru^Yv^
V/ Á* QAeosuxr^. díefyyuxLio
"POPOL VUH"
m ente (p o r ejem p lo, la r por I, la a por i). En segundo lugar, los quichés o cu definidas, de extensión casi igual. La prim era con ciern e a los orígenes del
pan un área situada fuera de la zona jero g lífica, com o se ha definido a ésta m und o, y al culm inar, en la victoria de los Gem elos sobre los Señores del In
po r los m o n u m en tos e in scrip cio n es que se han conservado. A dem ás, en lo fierno, nos prepara para la creación de la prim era gente de nuestra edad, a
dos los casos con ocid os de su uso, la escritura jeroglífica maya está relaciona partir del m aíz. En realidad, este hecho constituye el paso a la segunda par
da co n el calend ario íu;i de 3 6 0 días, preferido en las tierras bajas, en oposi te, ya que esta prim era gente está, asim ism o, más estrecham ente definida
ció n a las tierras altas; por con traste, el calend ario del año solar, relacionad o com o los prim eros quichés y com o el de los antepasados más rem otos de la
h istó ricam en te con la escritura no jero g lífica o icónica de M esoam érica, fue \ \ dinastía reinante en ese pueblo al llegar Alvarado^/fLa creación del maíz al
y sigue siend o em pleado por los quichés y se le m en ciona en el Popo! vuh. |com ien zo de la segunda parte constituye, pues, el m om ento pivotal de toda
F u en tes y G uzm án inclu so registra los signos icó n icos em pleados por ellos \Ja narración, hacia el cual avanza o del cual se aleja todo lo demás./)
para in d icar el año solar. Eu una ocasión d onde el texto m en cio n a la e sc ri C ategóricas son las diferendias entre las dos partes, así interpretadas. La
tura — cu an d o los antepasados de los q u ich és van a la gran ciudad de Tula a prim era se desplaza entre dim ensiones enteras de tiem po, tiene una estru c
re cib ir las insignias y los d ones de Q u etzalcóatl con la que regresan— , es tura intrincada (figui‘í I X . 2 ) , contiene cam bios entre formas de trato y tiem
definida com o u tzihal Tollan, la de Tula, o la tolteca. C om o el em pleo del año pos de los verbos, y se basa Integram ente en la com pleja nu m eración de los
calend ario , esta d efinición corresp on d e m enos fácilm ente a la tradición j e sistem as de signos rituales m esoam ericanos, la segunda avanza de m anera
roglífica maya (en que lo tolteca, característicam ente, es algo ajeno e inferior) progresiva a través de una dim ensión de tiem po, tiene una estructura sen ci
que la trad ición icón ica, en que Tula y Q uetzalcóatl so n celeb rad o s repeti lla, es gram aticalm ente uniform e, y se basa en la num eración ritual sólo al
das veces com o piedras de toque de la historia política m esoam ericana. A de nivel calend árico. Aquí hay más palabras nahuas, está ausente la forma de
más', en lugar de invocar la plum a fonética del jero g lífico m aya, los textos trato cortés, y, hay m en as'd iálog o. U n com entad or hasta ha llegado a pro
icó n ic o s ju eg a n con el binario entre el lenguaje verbal y el visual, tzih y tzib poner que hubo dos m anuscritos originalm ente independientes, uno de la
en q u ich é , que es típ ico del tlacu itolli. región C archah, y el otro de Q uiché, que fueron unidos por un sacerdote
A dem ás, queda en pie el h ech o de que aunque el Popol vuh está en q u i español. De hecho, com o lo ha m ostrado Tedlock en su refutación de esta
ch é , el texto incorp ora gran núm ero de palabras de origen náhuatl, lenguaje idea, precisam ente en la oposición entre las dos partes m uestra el texto una
qu e h istó ricam en te ha estado unido a la escritura icónica y no a la je ro g lífi fuerte integridad com o artefacto indígena que tiene su propio m arco, y que
ca. A sim ism o, aunque en un tiem po estuviera de m oda atribu ir el elem ento gira en torno de su propio eje: .el episodio de la gente del m aíz, 1
náh u atl en qu ich é a la influencia azteca o tlaxcalteca y por tanto, con sid e
rarlo co m o p osterior y carente de im portancia en térm inos literarios, hoy la 4 epopeya: padres........... . hijos............. gente de maíz
o p in ió n m ás culta em pieza a reco n o cerle horizon tes m u ch o m ás antiguos. X G m X
E sta m ay o r perspectiva em bo n a m ejo r con la función prim aria que d esem 3 Siete Loro
p eñ a el náhuatl en el Popol vuh: aporta los n om b res de los dioses fundado G
res, co m o la abuela X m u cane, que arroja los granos ele m aíz, y su con sorte,
2 gente de palo..................
X p ia co c, pareja corresp on d iente al O xom oco y al Cipactonal de los tcoam ox -
tli. D esde el p rin cip io , el epíteto aplicado a la gran Serpiente Em plum ada
(tep eu , o " m a je s L a d " ) procede de la m ism a fuente náhuatl. N o relegar todo el 1 Gente de lodo.
P opol vuh al rincón jeroglífico maya tiene consecuencias im portantes p ara la
lectura del texto, sobre todo cuando se trata de percibir cóm o su estructura se F ig u r a IX.2. Eslnicí/irn del Popol vuh: 1-4, creacion es; X, X m ucane; C. Gem elos; m,
relaciona con órdenes de lógica espacial, más típicos de la escritura icónica m etam orfosis en monos.
que de la jero g lífica. D entro de su m arco cristian o — es decir, entre el p ró lo
go que sitúa el texto en la cristiandad y la intrusión de Pedro de Alvarado al Corno ya lo hem os visto, la segunda parte nos narra cóm o lo s quichés lle
térm in o de la narrativa— , el Popol vuh se divide en dos p a rte s d a ram eru e'- garon a establecerse en su dom inio m ontañoso en el cen tro de M esoam éri-
ca, visitaron la gran Tula en las tierras bajas y se esforzaron por lograr esa dios de la prim era parte deben desglosarse en cuatro; pues las cuatro crea
suprem acía política que el texto m ism o estaba d estinad o a encarn ar y a de cio n es del “cielo y de la tierra" perten ecen , definitivam ente, a la cosm og o n ía
fender. En otras palabras es, básicam ente, una d eclaració n histórica, no ca y no a la historia; es decir, sólo a la prim era parle del texto. Por lo d em ás,
rente de su propia elegancia y estrategia literarias, pero com p rom etid a fqr- los episodios de la gente de lodo y de la gente de palo (1 su ¡n a ) se ven i lela
m alm ente c o n una em presa narrativa m enos elaborada que la prim era parte. m ente separables gracias a sus respectivos agentes de creació n , y ante todo
No tan directa en su proced im iento, la prim era parte es m u ch o m enos porqu e se dice que la creación de Siete Loro ocu rrió en la edad de la gente
fácil de resum ir. Com o nos lo indica el prólogo, relata las cuatro cre a cio n e s' de palo, con v iniend o a ésta en un. con cepto separado. (M ercedes de la Garza
inherentes al presente. Id entificar y num erar estas creaciones no ha resultado corrige su cin tam ente la u n ió n de la prim era creació n co n la segunda “d onde
cosa sencilla. D iscerniendo en ellas las fases de form as particulares de vida se crean otros h o m b re s".)2 Luego, cuand o se crea la prim era gente de m aíz
den tro de una historia evolutiva, E d m o n so n habla de sus princip ios y fines ( 4 su p ra ) y cuyos o jo s e in telig en cia aún no h an sid o cegados p o r lo s d io
co m o "nacim ientos y h u m illacio n es”. En cam bio , Tedlock sigue la habitual ses, se dice exp lícitam en te cjue recuerd a las cu atro creacio n es de las cu ales
preferencia espacial y las presenta com o “form adas y repartidas en cuatro esa gente surgió, en el um bral de la h istoria de la Era. En otras p alabras,
partes, señaladas y m ed id as... en los cuatro, ángulos, en los cuatro rincones”. / ellos m ism o s no pu ed en co n stitu ir razon ab lem en te una de esas cu atro
D ado el vasto alcance de la narración, parece probable que los térm inos creacio n es que, antes b ien , d ebe suponerse que ocu rrieron dentro del ám b i
maya clave en cu estió n (tzuq, xu ku t) incluyan am bas posibilidades: la c o n to y periodo de la prim era parte. Por estas razones sería p referible el si
figuración am ericana del esp acio y el im pulso evolutivo del propio texto gu ien te esqu em a:
exclu yen un m odelo espacial del que estuviera áusente el tiem po.
E ntonces, ¿cuáles son estas cuatro creaciones? En cierta m edida, la res [Prim era parte] ,
puesta es m uy clara, gracias a algunas ind icaciones explícitas del texto. No Preám bulo
cab e duda, en estos térm inos, de la creación cen trad a en Siete Loro y su 1. G ente de lodo
fam ilia, ni de la epopeya ulterior del infram undo, X ibalbá, sucedida a la vez 2. G ente de palo
por la creación de la gente del m aíz, el m om ento decisivo con que com ien 3. Siete Loro
zan la historia quiché y la segunda parte. Sin em bargo al princip io, donde el 4. Xibalbá
LexLo trata de la creación de la gente de lodo y de la de palo, la clave para su G en te del maíz/primeros qu ich és
apropiada división es más enigm ática. Por su parte, E d m onson y Tedlock [Segunda parte]
ofrecen el esquem a siguiente: H isíoria de los quichés
[Prim era parte] Esta d isposición es corroborad a físicam ente por la p aginación p ro p o rcio
1. gente de lodo; gente de palo nal de las creacio n es en cu estión (facto r puesto en relieve por la trad ucción
2. Siete Loro en verso de E d m on so n ). Así la prim era y la segunda creacio n es ju n ta s son
3. Xibalbá de la m ism a exten sión que la tercera, y las tres prim eras creacio n es unidas
[Segunda parte] tien en la m itad de la extensión de la cuarta.
4. G ente de maíz; historia de los quiché (4 y 5 en T ed lock)
Los m otivos para pensar en una revisión de este esquem a son dos. E xter L a g e n t e d e l o d o y la g e n t e d e pa lo
nam ente, las cuatro creaciones del Popol vuh en realidad se relacionan con la
pauta cuádruple de la cosm og onía m esoam ericana exam in ada en los cap í En el um bral m ism o de su tiem p o, el m undo yace expectante, “todo en sus
tulos siguientes; en lo interno el texto m ism o, de estructura intrincada, nos da p enso, en calm a, en silencio; inm óvil, callado y vacía la extensión del c ie lo ”.
una instrucción precisa, si bien muy discreta, sobre cóm o los distintos episo En su rostro con fu so, los fenóm en os que lo poblá'rán se d efinen por su
ausencia: “No había tddavía un ser, ni anim ales, pájaros, peces, cangrejos, sexo. C on el poder que se les ha legado, y com o contadores de las noches y
árboles, piedras, cuevas, barrancas, hierbas ni bosques". La primera conexión los días del ton alám all, am bos recurren al lenguaje de los géneros y de la
alterna la atm ósfera con la esfera, lanza un nom bre com o un rayo o un p en genética. Adivinan con granos de maíz y granos de íziíe, d iciendo: “ju n ta o s
sam ien to entre U no Pierna Corazón del C ielo y Serpiente Q uetzal, iridis ahora y acoplaos"; éste es un acto am pliam ente celebrado en la escritura
cen te en el agua noctu rn a de abajo. icó n ica, por ejem plo en el B orbónico (p. 2 1 ), donde los granos de m aíz de
M anifiesto com o una trinidad de relám pagos llam adas rayo, recién naci O xo m o co sum an nueve, y en la Inscripción de Yauhtepec4 (figura IX .3 ),
do y verde, U no Pierna es h u m ea n en q u ich é, el hurakán del C aribe, dios de que subraya el papel de C ipactonal com o tallador y m arcador de días.
la tem pestad cuyos torbellinos unen físicam ente el cielo con el m ar.3 Además Las criaturas producidas por ^ p iy aco c y X m ucane, talladas en m adera,
de ind icar la forma (de hech o tallada en la efigie caribeña de una sola pierna, tienen, la apariencia de personas y hablan y se reproducen. Sin em bargo, así
y de b razo s que g iran ), el térm in o “U no P iern a” tam bién se relaciona con co m o sus predecesores eran dem asiados húm edos, éstos son dem asiados
el to n a lá m a ll p or vía del H un O c (p iern a o pie) m aya de las tierras b a ja s, secos. Sim ilares a m u ñecos, se m ueven espasm ódicam ente, y com o olvidan
c on trap arte de los n om bres norm ales de quiché y náhuatl para el Signo. X a sus creadores, tam tyén son rechazados y caen en desgracia, pues sólo
(perro: tzi, iLzcuintli). En cu anto a la Serpiente Q uetzal, G ucum atz o Q uetzal- “fueron un ensayo, un intento de hacer h om b res”.
cóatl, la e n co n tram o s en su form a prim igenia, un brillante reptil-p ájaro e n M ientras que los hom bres de lodo fueron vencidos solitarios, los m u ñecos
cargado de la fuerza evolu cionaría ascend ente que vendrá. C om o U no P ier de palo se vuelven grandes explotadores de otras vidas y ob jeto s. En reali
na, tam bién él pertenece al toncilám atl, ya que, com o uno de los Q u echolli, dad, com o son tan duros, rígidos y sim ilares a peleles, no tienen reverencia
Q uetzal corresp on d e al núm ero 12 y Serpiente es Signo V Por este h ech o, ni respeto a lo que dom inan y con trolan , por lo que deben ser m olid os, a su
con fo rm e los dos piensan y conversan estab lecen por m ed io del to n a lá m a ll vez, por todo lo que ante^-éxplotaron, así com o por unos m on stru os que se
un ritm o de gestación profunda en el tiem po, cuyas fases e intervalos, en dejan caer del cielo a la tierra: los tzitzim inc del eclipse solar, que m atan y
p rin cip io , pueden m edirse. sacan los o jo s con el cuchillo de pedernal em pleado para h acer sangrías:
La intensa cog itació n de U no Pierna y Serpiente Q uetzal tiene por co n se “Por ese m otivo se oscureció la faz de la tierra y com enzó una lluvia negra,
cu e n cia física la fo rm ació n de la corteza terrestre. Surgen m ontañas para una lluvia de día, una lluvia de n o ch e.” Pues se habían burlado del co n ce p
sep arar los ríos y ofrecer estribacion es a los bosqu es de cedro y de p ino, que to cuartom und isla del contrato dom éstico, m altratando a los perros, los
luego serán el hogar de las criaturas silvestres. Sin em bargo, éstas resultan m ás v iejo s am igos de la hum anidad y asociados con el eclipse, y a sus gua
in cap aces de articu lar el h im n o de culto que les pedían sus creadores, y por jo lo te s , los únicos otros anim ales dom ésticos de M esoam érica. C om o resul
ello viene el p rim er in ten to de dar forma esp ecífica al ser hum ano, tado, estos seres recuperaron su estado salvaje y atacaron a sus am os, h a
La sustancia elegida para esta tentativa es el proverbial barro de Adán. Pero ciénd oles violentas recrim inaciones. Hasta los m etates y las ollas de la gente
aquí la im agen resultante es insatisfactoria. No puede inclinar la cabeza, de palo se quejan de que los utilizaron con gran insensibilidad , en un p asa
tiene el rostro hacia un lado y no puede m irar a su alrededor, hablar, eng en je de vivos efectos fonéticos:
drar ni cam inar. Y co m o creación , es abandonada por los dioses y librada a
las aguas en cu en tra su “d iluv io”. L is características de este p rim er a n te c e
Cada día, / cada día
d en te de la hu m anid ad — una cabeza que sólo puede m overse lateralm ente de noche, al amanecer, / todo el tiempo hacían
y un rostro m óvil sólo en una mitad v ertical— •encu entra un eco cu rioso en holi, / holi
las m áscaras asim étricas de los iraqueses d enom inad os “gentes de barro ”. h ii q i, / Jiu íji
E n la h istoria de las esp ecies vertebradas corresp on d en a los peces, a cuyo nuestras caras / a causa de vosotros
e lem en to acu ático vuelven estas criaturas. versos 737-746
Tras este fracaso, U no Pierna y Serpiente Q uetzal d eciden llam ar a la
pareja de los abuelos, X p iyacoc y Xm u cane, con ocid os en náhuatl com o Ci- Los pocos que sobreviven a esta revolución huyen a la selva, donde se
p actonal y O x o m o co , engendradores y portadores, capaces de cam biar de vuelven "los m onos que existen ahora en los b osqu es”.
S ie t e L o r o y f a m il ia
El otro h ijo , Dos Pierna, que derriba lo que C ipacná levanta, tam bién
term ina en la tierra, fatalmente debilitado por haber com id o lo que más se le
asem eja, en una forma cocinada y por eso nocivo para su sistema gástrico.
A natóm icam ente, su nom bre sugiere un saurio grande; los testim onios fósiles
m u estran que los dos cuartos traseros de estos anim ales siem pre son más
largos que los delanteros, m ientras que la forma de su pelvis revela el n exo
gen ético co n las aves (p o r ejem plo, el fam iliar Siete Loro). En esta guisa,
D os Pierna da em pleo m á x im p ^ la articulación de cadera y rodilla detallada
co m o tal en el F éjérv á iy (véáse figura X II.2a). Por m edio de ella, se le p re
senta com o una burla de Uno/Pierna Corazón del C ielo, hasta tal punto que
este últim o com enta el hecho ante los G em elos cuand o los aprem ia a dar e s
p acio para respirar inundo, am ansando y reduciendo los tres m achos de
la fam ilia de Loro.
P or su parle, los G em elos, los Cuatrocientos a los que tanto se asem ejan
co m o huérfanos, y la pareja encanecid a que los adopta, tienen en com ún la
vulnerabilid ad, más una propensión a atacar prim ero, al dolo y al su bterfu
gio. Pécari y Coatí m ienten (y logran engañar) a I.oro, los C u atrocientos
m ienten (sin poder engáñar) a C ipacná, y los G em elos engañan a toda la
fam ilia y sobresalen en el arte del señuelo (el cangrejo) y la suplantación
(los dientes falsos de Loro). Los G em elos y los C u atrocientos se distinguen
adem ás com o usuarios de herram ientas, en especial la cerbatana y los
v enenos fabricados (que tam o celebrara Lévi Strauss), el hacha y la olla para
h acer pulque. Com o pioneros en un paisaje silvestre, que derriban árboles
para h acer la viga del techo de su casa, los C u atrocientos establecen los pa
radigm as de capítulos de los teoam oxtli, com o “C ostum bres”, “Techos” y ante
todo "Bebed ores", los que blanden hachas y que, siguiendo el ejem plo de las
Pléyades (es decir, los C uatrocientos en su form a celestial), m arcan las esta
cio n es d el cam ino del Zodiaco. U na lectura atenta de este pasaje del Popol
vuh pone en un foco com ú n , en lo profundo de la historia protohum ana, los
rasgos aparentem ente incon exos de los O nce del Zodiaco, en fuentes com o
el M anuscrito de Tepoztlan, el "lugar del hacha” cerca de los cen tros m o n
tañosos del culto del pulque (figura IX .3), y el Cospi, el Laúd, y el Borbónico,
d o nd e los periodos planetarios se cuentan por pu ntos de efervescencia alco
hó lica. Y, de m ayor im portancia, en la más extensa historia del Popol vuh, al
ascen d er para con v en irse en las Pléyades, preparan el cam ino celestial que
d espués seguirán los Gem elos.
En el corpus de los códices, m uchas im ágenes al estilo del brazo hum ano
sostenid o por Loro y el árbol derribado por el hacha fundam entan la dialéc
tica evolutiva de esta pieza en cuatro actos, que im buye la lógica m ism a del
tonalám all. Loro remata los Trece Q uecholli, su hijo caim án aporta la base de Por m otivos lingüísticos, esta secu en cia de X ibalbá lúe señalada por E d
los Veinte Signos (C ipactli), su otro hijo Dos Pierna, com o U no Pierna, invoca m on son com o esp ecialm ente maya; y los m ayólogos la han exam in ad o re
una versión arcaica del Signo X. De los Gem elos, Cazador es la forma quiché petidas veces en búsqueda de paralelos entre Popol vuh y lo que se ha llam ado
del Signo X X (flor en náhuatl, Señor en yuca teco), y com o Venado Jagu ar (Sig su c ó d ice ,7 es decir, escenas pintadas en vasos y en otros artefactos mayas
nos X IV y V il), su herm ano une el carnívoro y el herbívoro, el cazador y la de las tierras bajas, en particular de la zona C archah -C ham á, vincu lad a de
presa (contrapuestos así tam bién en el manto de Powhatan com o en el no m m anera trad icional con el cam ino a X ibalbá. Al m ism o tiem po, el reíalo
bre com pleto del héroe m ixteco O ch o Venado Garra de Jagu ar). En térm inos sigue el paradigm a de la cam inata sola¿-, característica de los héroes ép icos
num éricos, esta carga sem iótica del texto refina las fases y rilm os del lon alá- am erican os en general; es decir, la rula astro nó m ica que pasa entre los h o ri
matl, fijados inicialm ente por Uno Pierna (1 X) y por Serpiente Quetzal (1 2 V). zontes occid ental y oriental por el infram und o (co n ju n ció n inferior) y el
C om o prueba de la antigüedad m esoam ericana de la lógica desarrollada cén it (c o n ju n ció n superior). El m otivo p articular del ju eg o de pelota que los
en estas tres creaciones, e n co n tram os en C halcatzingo una secuen cia de ins G em elos ju eg an con tra los Safñores de Xibalbá es com ú n a los textos otom an-
crip cio n es en roca del tem prano horizonte olm eca. Allí, retratando al m ism o guanos de M esoam érica, y tam bién se le co n o ce entre los sio u x y los algon-
agón, aunque con resolu ción m ás bárbara, la im agen es de un m am ífero-h u -' qu in o s de Isla Tortuga.
m ano d esnudo e inerm e, devorado por un dragón, cuya enorm e cabeza y La cuarta creació n , dos veces más extensa que la prim era, la segunda y la
dientes son sim ilares a los de saurios y de aves, y cuyo cu erp o , ond u lante tercera ju n ta s, entreteje toda una red de significación en torno de este para
y serpentino y equipado con una aleta, está envuelto en una m ezcla de esca digm a y hace un excelen te con trap u n to entre parejas y con ju n to s de p erso
mas y plum as.6 najes. La pareja principal, los Gem elos, se relaciona, prim ero, con sus prede
cesores, el padre, U no Cazador, y el tío, Siete Cazador (Signo X X ); luego con
H a c ia X ib a l b á sus herm anos m ayores, U no M ono Araña y U no M ono A ullador (Sig no X I),
h ijos del prim er m atrim onio de su padre; y, por últim o, co n sus enem igos
A cerca de la forma y el signilicad o general de la cuarta creación casi no arqu etíp ico s, U no M uerte y Siete M uerte (Signo VI) y los otros Señores del
puede cab er duda. Fieles al llam ado de su linaje de cop eros, los autores ini Infierno, A su vez, este reparto (enteram ente m asculino) se relaciona de m odo
cian los procedim ientos p rop on iend o un brindis en honor del nom bre del ingenioso con las m ujeres: Xm u cane, madre del padre; Cipacyalo, madre de
padre de los G em elos, U no Cazador, y del engendram iento de los G em elos. los M onos; e Ixquic (M ujer Sangre), m adre de los G em elos. A unque sólo
Y la secuen cia term ina cuand o vem os por últim a vez a los G em elos cam i sean lie s, estas m u jeres aportan el hilo de con tin u id ad sin el cual la av en tu
nando por el cielo para unirse con las Pléyades, com o Sol y Luna. ra de los varones no llegaría a ninguna parte.
Si la tercera creación fue una obra de m etam orfosis, en cuatro actos, con Los Señores de X ibalbá o el infram und o deciden con v ocar prim ero a los
tonalidades épicas, la cuarta satisface todos los requisitos de la epopeya. Ve Padres y luego a los Gem elos, pues están irritados por el ruido de los ju eg o s de
a los G em elos confirm ad os en su papel de vengadores, esta vez d esq u itán pelota que practican en la canch a de la familia por encim a de sus cabezas;
dose del asesinato de su padre por los Señores de X ibalbá, criaturas esq u e desde su subterrán eo punto de vista, el problem a son las gentes de arriba.
léticas del infram undo. A este respecto, la tram a puede resum irse en pocas En cada ocasión, la convocatoria es enviada por unos em isarios que son aves
frases. C onvocados a Xibalbá a practicar el ju eg o de pelota con sus go b er carnívoras y que vuelan hasta la can ch a, donde posan om inosam ente. Los
nantes, U no Cazador, padre de los G em elos, y su herm ano Siete Cazador, Padres están ju g an d o , así com o ju eg an a los dados, por pasar el tiem p o; y la
son hum illados y m uertos. Los G em elos, m ilagrosam ente co n ce b id o s por la ord en, llevada de m anera directa por cuatro lechuzas de alto grado, no les
saliva que brotó de la cabeza decapitada del padre, siguen sus huellas para deja o p ció n en su cód igo de honor. Por con traste, los G em elos están ju g a n
triunfar donde él fracasó. H abiendo desplazado a sus herm anos m ayores do con entu siasm o, habiendo recuperado el atuendo de ju eg o de los Padres,
com o herederos de Uno Cazador, los Gem elos se im ponen a los Señores de y luego reciben la orden ind irectam ente, del halcón , ave diurna. El m ensaje
X ibalbá y, triunfantes, revelan sus nom bres y m otivos. Luego, unen piadosa fue llevado prim ero a su abuela X m u cane en lá casa de; la fam ilia, y ella se lo
m ente el cuerpo y la cabeza de su padre y asciend en cam inand o al cielo. com u n icó a ellos en el ju eg o de pelota por m edio de una pulga atrapada en
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