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Matricula: 1-22-5842
1- Historia:
2: La Venganza privada.
Empezando con las bases de Justiniano, quien decía que los delitos son una de
las cuatro fuentes principales de las obligaciones. Tomando como referencia
la Ley de las XII Tablas, donde en la Tabla XII se presenta el derecho
privado. Y dentro de este podemos encontrar dos tipos principales de delito:
Delito público (crimina): Se define como aquel que afecta el orden social y
estos eran castigables con penas públicas. Estos se perseguían de oficio.
Aclarando que los delitos privados han sido tipificados por el derecho civil y
el derecho honorario.
El mal moral, la culpa y el delito pesan sobre nuestra especie desde su propio
origen, desde el misterioso momento de su creación; y como estas
infracciones, engendrando la idea del castigo, su remedio, dieron vida a la ley
penal.
La influencia de la religión
En el s. XVIII, el estado y las condiciones de las prisiones eran aún peores que
doscientos años antes. Ante esta situación, HOWARD determinaría ciertos
medios que deberían aplicarse en el ámbito penitenciario, los cuales llegarían
a ser las bases de su sistema reformador.
¿Qué hace?
8. El Periodo Humanitario
Es considerada una de las etapas del derecho penal que surge ante la excesiva
crueldad y continua con un movimiento humanizador de las penas y en
general de los sistemas penales, esta tendencia se dio hasta la mitad del siglo
XVIII con el Marqués César Beccaria y con los filósofos y pensadores
Voltaire, Roussean, Mountesquieu, etc. Beccaria publicó su libro "Del Delito
y de la Pena", en el año 1764; el cual consistió en una crítica demoledora
contra los sistemas empleados hasta entonces y la proposición creadora de
nuevos conceptos y nuevas prácticas.
Finalmente, el juez poseía en todos los casos· una gran libertad de acción.
Podía, por ejemplo, ajustar las leyes o la jurisprudencia a los casos mediante
amplias interpretaciones; es decir, en caso de "delitos" no previstos por la ley
el juez por analogía imponía la pena que él juzgara conveniente. Podía
también imponer penas a discreción cuando la ley no preveía una pena
determinada, caso común en el derecho de la época. Y por. último, el juez
podía apreciar soberanamente las
Vale la pena recordar que en el primer tercio del siglo XIX los franceses
Beaumont y Tocqueville habían viajado a los Estados Unidos, como otros
observadores europeos, para apreciar de cerca los éxitos del penitenciarismo
norteamericano.
LAS ESCUELAS PENALES: Las escuelas penales son aquellas que tratan,
funciones del derecho penal, de la legitimidad del estado, actuando por medio
del derecho penal, presentando diversas concepciones sobre el fin, de la pena,
analizando el fenómeno del delito y la pena. Los pensadores penales, se han
conformado no en pensamientos idénticos, sino en teorías que tienen rasgos
comunes. Se denominan escuelas penales aquellas en que los rasgos comunes
del pensamiento jurídico - criminal son los que prevalecen.
Hasta este instante se creyó que las causas del crimen eran exclusivamente las
malas pasiones como la avaricia, la pereza, la venganza, los celos, la lujuria, la
ambición, etc. Surgen ahora nuevas tendencias, dos nuevas escuelas, bajo la
denominación común de “positivas”, Sus fundadores son también en gran
parte italianos, porque Italia es, la madre legítima del derecho penal. Ellos
son: Cesar Lombroso, con su libro EL HOMBRE DELINCUENTE, escrito en
el año 1876; Enrico Ferri, con SOCIOLOGIA CRIMINAL, también conocida
como “Los Nuevos Horizontes del Derecho Penal” en el año 1881; y Rafael
Garrofolo, con LA CRIMINOLOGIA DE GARROFOLO. Las ideas que
contenían estas obras recibieron gran publicidad. La opinión pública las ha
hecho objeto de las más enconadas discusiones, no solo en libros y discursos,
sino en varios e importantes congresos internacionales de Derecho Penal y de
Antropología Criminal, por ejemplo, el de Roma, en noviembre del 1885; el
de París en agosto de 1889; el de Bruselas, en agosto de 1892, el de Génova
en agosto de 1896; el Ámsterdam en 1901, el de Colonia en octubre de 1911 y
otros más. Esta nueva tendencia ha tenido muchos votos a favor, aunque
también muchos opositores.
Ramos (1986) sostiene que los representantes de esta escuela son; Cesar
Lombroso, profesor de medicina legal en la universidad de Turín. Enrrico
Ferri, profesor de derecho penal y Rafael Garofolo, magistrado a quienes le
llamaron los tres evangelistas del derecho penal. Aunque deben ser cuatro ya
que Beccaria también realizo aportes al derecho penal.
En sus teorías sostenía que el hombre está sometido a las leyes exteriores de la
naturaleza y de la vida.
Toda acción humana es el efecto de causas internas o externas que obra sobre
nosotros, y contra las cuales cada individuo reacciona de una manera
diferente, según su carácter particular tal acción no es, por tanto, el producto
de una voluntad libre.
Vidal et Magnol: sostiene que estas escuelas parten de principios que pueden
ser enunciados como toda acción humana es el efecto de causas internas o
externas que obran sobre nosotros, y contra los cuales cada individuo
reacciona de una manera diferente, según su carácter particular tal acción no
es por tanto el producto de una voluntad libre; el libre albedrio, no es sino una
apariencia, porque toda actividad humana y por consiguiente todo delito, es el
producto de una doble serie de factores.
Los factores que señalan las escuelas mencionadas son; los factores externos
constituyen las causas ocasionales de los delitos; los factores internos, las
causas determinantes de ellos, y resultantes de predisposiciones individuales,
según los biólogos; por eso se explica que un grupo de individuos colocados
en un mismo medio, con las mismas condiciones sociales no se comporta de la
misma manera ante la misma tentación y situación; por eso algunos cometen
un crimen o delinquen, otro resisten a la tentación y otros se suicidan.
Criminales por Arrebatos o por Pasión: Estos sujetos son débiles moralmente,
sufren impulsos, son vivos en la acción y la reacción, tienen pasiones
violentas y cometen delitos de manera instantánea y sin reflexión alguna sobre
las consecuencias que le pueda sobrevivir por la comisión de ese crimen.
Antes de que los españoles llegaran a nuestra isla, el derecho penal no era
conocido ni necesitado, puesto que la mayoría de las tribus eran pacíficas y
respetuosas unas con las otras. Las pugnas entre individuos de la misma tribu
no eran frecuentes no acarreaban mayores problemas.
No fue sino hasta que los españoles arribaron que se hizo oportuna la
necesidad de leyes que controlaran la manera de actuar de los que en la isla
habitaban, ya que el hurto, la mentira, la usura, el maltrato, y demás abusos
eran hasta entonces desconocidos por los aborígenes que habitaban en la isla.
impuestos a trabajos forzosos por los españoles, lo que los llevo a la extinción.
Así que las leyes que operaban eran las mismas que las que estaban en
vigencia en España, por tanto, cualquier litigo legal era remitido a los reyes y
podía tardar años una respuesta de estos.
Hacia 1795, por el tratado de Basilea Francia obtuvo por parte de España el
dominio de la colonia, y se hicieron a parte las leyes españolas entraron en
vigor las leyes francesas, y con ella la implementación de lo que más tarde
sería conocido como códigos napoleónicos, aunque unos años después España
recobra el control de la colonia, la influencia de las leyes francesas era algo
que no dejaría la isla.
Años más tarde, como el código que se usaba estaba en francés, se nombró
una comisión para que tradujesen del francés al español el código y que, a su
vez, hicieran las modificaciones de lugar para que se adaptara a la situación
actual del país. Esto fue por que la diferencia de lenguas la falta de
entendimiento por parte de los legisladores traía inconvenientes e
inestabilidad jurídica a una nación ya de por sí inestable por sí condición de
nación recién formada.
La única cosa que le estaba prohibida era inventar una pena nueva. Salvo esta
reserva, la represión estaba abandonada al poder discrecional de los tribunales,
y se puede decir, con certeza, que no hubo en Francia, bajo el antiguo
régimen, derecho penal propiamente dicho.
Los rasgos principales de este sistema de legislación han sido muy a menudo
recalcado. Sin duda, limita la acción de la ley penal sólo a los actos nocivos a
la sociedad y al rigor de la penalidad, a las únicas penas necesarias. Proclama
el principio de la legalidad de los delitos y de las penas. Es la parte,
irreductible en lo sucesivo, del derecho penal moderno. Pero, por reacción
contra el antiguo estado de cosas, estableció, en materia criminal, las penas
fijas y definitivas, cuya duración y cualidad son determinadas de antemano
por la ley, sin que el juez pueda hacerlas variar, sin que él las pueda adaptar a
las circunstancias del hecho, a las situaciones diversas de los culpables.
Y para dar a este sistema toda su pureza, abole el derecho de gracia y suprime
las penas perpetuas. Es la omnipotencia de la ley, sustituyendo la del juez y la
del administrador. En esta concepción, el delincuente no es un ser viviente y
activo, sino un tipo abstracto, concebido por la razón pura real, sino una
fórmula jurídica inscrita en un Código; la pena no es una defensa apropiada al
ataque, sino un sistema teórico concebido por sabios que no tienen en cuenta
la naturaleza del delincuente, y toda la ciencia penal es así continuada en los
textos y en los libros.
Las ideas utilitarias del inglés Jeremías Bentham lo modelan; contiene penas
muy severas: la confiscación general, la marca, la mutilación de la mano antes
de ajusticiar al parricida y las penas perpetuas; aumento de los casos en que
había de aplicarse la pena de muerte (para el incendiario y el falsificador de
moneda); supresión de las penas rígidas, permitiendo a los jueces oscilar entre
un mínimum y un máximum; el sistema de las circunstancias atenuantes,
aunque restringidas.