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griega, luego se impone el latín durante y más allá del Imperio Romano (pervive hasta los
inicios del siglo XX en la jurisprudencia, administración y dentro de la Iglesia Católica),
más tarde el francés como lengua diplomática universal y, finalmente, hoy es el inglés la
lengua oficial del novísimo imperio tecnológico. Si bien actualmente ya no se suele hablar
de “barbarie”, el nuevo subproducto de la civilización es la no menos terrible marginalidad
de una creciente cantidad de hombres.
Hoy vivimos en un mundo que se va haciendo cada vez más «pequeño»; por lo tanto, parece
que debería ser más fácil estar cerca los unos de los otros. El desarrollo de los transportes y de las
tecnologías de la comunicación nos acerca, conectándonos mejor, y la globalización nos hace
interdependientes. Sin embargo, en la humanidad aún quedan divisiones, a veces muy marcadas. A
nivel global vemos la escandalosa distancia entre el lujo de los más ricos y la miseria de los más
pobres.1
1.- La cultura como cultivo se hace cargo de la relación del hombre con la
naturaleza.
1
Papa Francisco, “La comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro”, 48° Jornada Mundial
de las Comunicaciones Sociales”, www.aciprensa.com
3
una diferencia en su contrapunto con la naturaleza: pretende diferir el cierre del círculo
trágico por el cual todo lo que nace de la naturaleza como madre inicia ya su retorno, por el
perecer, hacia la naturaleza como sepulcro. Adherimos a la breve caracterización hegeliana
del trabajo: “es deseo inhibido, desaparecer contenido, o forma culturalmente (bildet)”2. La
inhibición del deseo niega y supera la mera necesidad animal y abre el espacio de tiempo de
la acción humana transformadora. De esta manera, se logra un doble resultado: el rito de
las desapariciones naturales se conjura con la mayor permanencia de la obra y, por
rebote, se culturiza el trabajador, o sea, adquiere una autoconciencia universal que, de aquí
en más, busca el reconocimiento social.
Sin embargo, este cambio trajo consigo una nueva precarización laboral. El
reemplazo de los trabajadores, en especial de los mayores, por técnicos jóvenes requeridos
para la utilización y el mantenimiento de los aparatos, es frecuente. Pero se da
simultáneamente la paradoja de que esos mismos jóvenes con mejor preparación
tecnológica sufren, sin embargo, bajo una mayor tasa de desempleo. El promedio de
permanencia de un empleado del Sillicon Valley es de 8 meses. Por otro lado, buena parte
de los trabajadores son sustituidos gracias al avance de la robótica. La generalizada
reducción del empleo ha globalizado la pobreza. Simultáneamente se produce la
deslocalización y abaratamiento del trabajo, la productividad marca el carácter residual de
la mano de obra. Disminuye el trabajo directo de fabricación y aumenta el de gestión. “El
trabajo desencarnado de la época del software ya no ata al capital: le permite ser
extraterritorial, volátil e inconstante.” En la época del capitalismo pesado, la “ciencia
2
Georg Wilhelm Friedrich HEGEL, Phänomenologie des Geistes, J. Hoffmeister (Hg.), Hamburg: Meiner
6
1952, cap. IV, p. 149; Fenomenología del Espíritu, trad. de W. Roces, México: F. C. E. reimpr. 1992, p. 120.
4
ciencia se postula como fuerza productiva directa. Los bienes y servicios tienden a la
mejora del nivel de vida, pero requieren cada vez menos trabajadores y más conocimientos,
habilidades tecnológicas y creatividad.
3.- La cultura como culto, generadora del mundo como texto. Surgimiento del sentido en el
lenguaje.
4
Cf. M. HEIDEGGER, “Die Frage nach der Technik”, en Vorträge und Aufsätze I, Pfullingen: Neske 31967,
p. 20.
5
Cf. ib., pp. 33-26; M. HEIDEGGER, Identität und Differenz, Pfullingen: Neske 41957.
6
Del i.-e. teks-, tek-: tejido, trama, arquitectónica. Cf. R. GRANDSAIGNES D’HAUTERIVE, Dictionnaire
des racines des langues européennes, Paris: Larousse 1948, s. v. teks-, tek-
7
Cf. Paul RICOEUR, “Tareas del educador político”, en Política, sociedad e historicidad, trad. N. Corona y
otros, Buenos Aires: Docencia 1986.
6
divinos” y con los mortales.8 En nuestra condición de mortales, cada muerte pone en
cuestión el sentido consuetudinario y obliga a nuevas y más radicales búsquedas.
(Preocupación declarada como superflua por los intentos tecnológicos de digitalizar el
cerebro e incorporarlo en esta forma a un androide, como sucede hoy en el Japón). Sobre
todo se ve cuestionado nuestro deseo de felicidad, porque cabe preguntarse: ¿cómo es
posible que sea feliz alguien que sabe que va a morir? ¿Qué valor le cabe entonces a
nuestra vida?
Con todo, es propio del símbolo volver a unir lo que se ha separado, pero a partir de
un vínculo inicial. Aquí la mediación es, sin lugar a dudas, el lenguaje. Las formas del
pensamiento, sus categorías están implícitas en lenguaje. Éste le otorga a toda actividad y
relación humana representaciones y fines, es lo propiamente humanizante.9
8
Cf. Martin HEIDEGGER, “Construir, habitar, pensar”, en Conferencias y artículos, trad. E. Barjau,
Barcelona: Ediciones del Serbal 1994.
9
Cf. G. W. F. HEGEL, Wissenschaft der Logik, pról. 2a.ed., p. 9.
7
En rigor de verdad, debido a la aceleración obligada por las nuevas tecnologías, los
tiempos del pensar tanto reflexivo como meditativo están amenazados. El impacto sobre la
interpretación del ser ha tenido agudos diagnósticos. Baudrillard denuncia de la
preeminencia del simulacro que en su conjunto complejo constituye la hiperrealidad.10 Si
el espacio donde se desplegaba el sentido era en la modernidad la escena y el espejo, hoy
está constituido por la pantalla y la red. No es un espacio de representación, sino de
simulación destinado a seducir. En él se opera “la confusión de lo real y el modelo”.
Pero ahora puede acontecer también la comunidad bajo una nueva forma y abrirse
hasta para un advenir de lo Sagrado. Spadaro subraya el carácter performativo de la palabra
de Dios y una fe que implica nuestra razón y nuestro libre consentimiento.
10
Cf. Jean BAUDRILLARD, “El éxtasis de la comunicación”, en H. Foster (ed.), La posmodernidad, trad.
J.Fibla, Barcelona: Kairós 1985, p. 188.
11
Zygmunt BAUMAN, Modernidad líquida, pp. 127 y 129.
12
Gianni VATTIMO, La sociedad transparente, trad. T. Oñate, Barcelona: Paidós 1990, p. 81.
8
Ahora los vínculos amenazados por la violencia son el vínculo del hombre consigo
mismo y el vínculo hombre-hombre. La cultura-educación permite la perelaboración de la
afectividad en carácter o modo de ser, según un doble movimiento: de apropiación
(constituyente del yo: “Wo es war, soll ich werden”)13 y de socialización cuando
comprende que la verdad del deseo humano es ser “deseo de otro deseo”.14 Según Freud, la
“aptitud para la cultura” depende de nuestra posibilidad de transmutar -gracias a las fuerzas
eróticas- las “pulsiones egoístas” en “pulsiones sociales”.15
Las masas son un dispositivo clónico, que funciona del [sí] mismo al [sí] mismo
sin pasar por el otro. Sólo son en el fondo la suma de las terminales de todos los
sistemas – red recorrida por impulsos digitales: eso es lo que hace masa. Insensibles
13
Sigmund FREUD, El yo y el ello, en Obras Completas, J. Strachey y A. Freud (ed.s), trad. J. L. Echteverry,
Buenos Aires: Amorrortu 1979, T. XIX.
14
Cf. G. W. F. HEGEL, Phänomenologie des Geistes, cap. IV.
15
Cf. S. FREUD, De la guerra y de la muerte. Temas de actualidad, en O. C., T. XIV, p. 284.
16
Cf. G. W. F. HEGEL, Phänomenologie des Geistes, cap. VI, p. 314.
17
Ib., cap. IV, p. 140.
9
Hoy la identidad del individuo puede construirse con el auxilio de un avatar, una
extensión digital que simula al otro. Existen también juegos de roles que pueden implicar a
otras personas. Últimamente A. Honneth y P. Ricoeur han insistido en la importancia del
reconocimiento para la constitución de la identidad personal. Con ello reactualizan un tema
fundamental de Hegel. En general, tuvo gran aceptación el Leitmotiv de la “lucha por el
reconocimiento”, y pasaron inadvertidos textos que no refieren a la violencia, sino a las
relaciones intrafamiliares, socialmente fundacionales. De éstas es la relación hermano-
hermana, según el paradigma de Antígona, la privilegiada, porque en ella se da el
reconocimiento mutuo como libres individualidades.22
Estamos sin duda en una sociedad informacional, como advierte Manuel Castells.
Esto quiere decir que se trata de una organización social tecnológicamente avanzada, en la
que la generación, procesamiento y transmisión de la información se han transformado en
las principales fuentes de productividad y de poder.
El carácter horizontal de la red pone en peligro toda altura (y lo sagrado) como toda
profundidad (búsqueda filosófica de fundamento). Por otro lado, el vínculo interhumano
11
Finalmente, cabe consignar que, junto a las instancias articuladoras del primer y
segundo nivel -la técnica y el lenguaje-, surge ahora la institución como mediación social.
Junto a la muy rápida globalización de la economía, las instituciones socio-políticas se
universalizan más lentamente, de modo tal que son cuestionadas constantemente en su
eficacia (ej. la ONU, la UNESCO, la Comunidad Europea, el Mercosur). Pero también en
ella el poder ya no se ejerce desde la centralidad del panóptico (cf. M. Foucault), sino que
se extiende a través de capilares o mejor de nervios, a partir de imágenes y discursos
originados en los medios y distribuidos por ellos. Asimismo tiene el poder hoy la
23
Papa Francisco, op.cit.
12
tecnología que lo habilita a un control aún mayor que ha llevado a algunos a hablar de la
“cárcel cibernética”.
Se puede, sin duda, lamentar las pérdidas que los TICs implican: nuevos vocablos
de alcance universal y en la lengua franca, operan distorsiones sobre las diferentes lenguas
y las mutilan en aras a la brevedad, la actual sacerdotisa de la velocidad. Pero no menor
suspicacia suscitó la imprenta cuando vino a reemplazar a los manuscritos iluminados del
Medioevo. Sin embargo, es innegable que multiplicó e integró nuevos lectores. La situación
actual nos permite moderar nuestro optimismo cuando pensamos que son precisamente los
sectores sociales marginados los que no cuentan con posibilidades de acceso a las nuevas
tecnologías, salvo en la escuela (y esto sólo en los grandes medios urbanos).
La red parece ser ahora el soporte del inconsciente colectivo y los hombres las
neuronas del planeta, como sostiene Douglas Rushkoff en su obra Ciberia.
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“Nah ist / Und schwer zu fassen der Gott./ Wo aber Gefahr ist, wächst/ Das Rettende auch.” Friedrich
HÖLDERLIN, “Patmos”, en Poesía completa, edición bilingüe, trad. F. Gorbea, Barcelona: EDICIONES 29,
T. II, pp. 140-155. Y el comienzo de la última estrofa reza: “Zu lang, zu lang schon ist/ Die Ehre der
Himmlischen unsichtbar.” “Ya hace mucho, demasiado/ que la gloria de los celestiales sigue invisible.”
[Hemos corregido en parte la traducción.]