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Tema 37.

Géneros Narrativos

0.- Introducción. La genealogía.

En los últimos años, es posible verificar un regreso de la genealogía al escenario de las


prioridades teóricas-literarias. Los géneros habían sido centrales en no pocos tramos históricos
del pensamiento occidental sobre la literatura, desde la Poética aristotélica a la poética romántica.

El género se nos presenta como un horizonte de expectativas para el autor, que siempre
escribe en los moldes de esta institución literaria aunque sea para negar, es una marca para el
lector que obtiene así una idea previa de lo que va a encontrar cuando abre lo que se llama una
novela o un poema; y es una señal para la sociedad que caracteriza como literario un texto que tal
vez podría ser circulado sin prestar atención a su condición de artístico.

0.1.- El problema de los géneros literarios.

Sin duda la clasificación por géneros literarios va unida indisolublemente a la historia de las
series de modelos estilísticos que han tenido una vigencia y que han desaparecido o pueden
desaparecer. Difícilmente hoy nadie escribiría una Epopeya como la Ilíada ni un poema épico
como La Araucana. La novela como haz de rasgos estilísticos tiene ya una vigencia de varios
siglos, pero no tiene garantizada la eternidad de su permanencia. Es más, dicha vigencia aparece
como problemática en cuanto nos damos cuenta de que bajo el mismo rótulo de “ novela “ se
clasifican El Quijote, Crónica de una muerte anunciada o Rayuela.

1.- La narración.

La primera observación que debe hacerse al hablar de géneros literarios es que la


narratividad desborda con creces en el ámbito de la literatura. La narración se ha utilizado
desde el inicio para poder explicarse su pasado, a través de los relatos sobre los orígenes,
de los mitos y de las leyendas cosmogónicas. También el relato está presente en todas las
culturas como elemento educativo en las parábolas, en las fábulas y en otras formas de relatos
“morales”. No solo eso, el futuro se predice a través de formas narrativas presentes en los
oráculos, los horóscopos, los relatos de ciencia ficción o, incluso, las predicciones meteorológicas.
Nos encontramos, pues, ante una forma de organizar el discurso que es, al mismo tiempo, un
modo de organizar la experiencia y de pensar el futuro, una forma de imaginar mundos posibles o
imposibles, una fuente de placer, quizás junto con la conversación, la forma más universal de
expresarnos y de entender el mundo, a los demás, y a nosotros.

Un texto narrativo es aquel que representa una sucesión de acciones en el tiempo. En esta
sucesión temporal se produce un cambio o transformación desde una situación de partida a un
estado final nuevo. Desde un punto de vista pragmático, la narración requiere contener un
elemento de intriga que estructura y da sentido a las acciones y acontecimientos que se suceden
en el tiempo.
2.- Constituyentes de la secuencia narrativa.

Si atendemos a la estructura interna de la secuencia narrativa podemos distinguir,


siguiendo a Adam (1992), 5 constituyentes básicos:

1. Temporalidad: existe una sucesión de acontecimientos en un tiempo que transcurre, que


avanza.

2. Unidad temática: esta unidad se garantiza por, al menos, un Sujeto-Actor, ya sea animado o
inanimado, individual o colectivo, agente o paciente.

3. Transformación: los estados o predicados cambian, por ejemplo, de tristeza a alegría, de


desgracia a felicidad, de plenitud a vacío, de pobreza a riqueza, etc.

4. Unidad de acción: existe un proceso integrador. A partir de una situación inicial se llega a una
situación final a través del proceso de transformación.

5. Causalidad: hay «intriga», que se crea a través de las relaciones causales entre los
acontecimientos.

3.- Características de los textos narrativos.

Los géneros discursivos que presentan como secuencia dominante la narración constituye
formas narrativas muy diversas desde un punto de vista semiótico y lingüístico: son narrativos
textos como los cuentos, las películas, los chistes, las novelas, las tiras cómicas, las fábulas, las
noticias periodísticas, etc. Todas estas formas textuales tienen en común el hecho de que
organizan la información siguiendo una cronología y utilizan un conjunto de recursos lingüísticos
propios de la narración, como las oraciones temporales, los adverbios y conjunciones de tiempo,
las formas verbales de pretérito o el uso histórico del presente. El proceso narrativo siempre
aparece enriquecido en el discurso con otras formas de expresión. Las descripciones son un
vivo ejemplo de ello, empleadas para generar intriga, con fines estéticos o con un valor simbólico
donde un rostro, atuendo, espacio o mobiliario justifica un acto de caracterización de alguno de los
personajes. Igualmente, el diálogo puede expresar una doble función: la narrativa, en la
conversación de dos personajes se desvelan sucesos de acontecimientos y, de dramatización,
poniendo de manifiesto la relación o confrontación entre los actantes.

3.1.- Narración, relato e historia


La narración tal y como la hemos entendido consiste en la configuración de los
acontecimientos y eso permite aunar cine, novela, cómic, una declaración judicial, etc. Pero de
estos casos de narración sólo algunos integran como elemento central al agente del propio hecho
narrativo, es decir, el narrador. La imagen que tenemos del narrador procede de las narraciones
que utilizan un medio lingüístico, donde la enunciación y el papel de la subjetividad parecen exigir
una origen para la voz que ejecuta la narración. De este modo podemos entender la narración ya
como una modelización de la realidad mediante la articulación de los distintos acontecimientos, ya
como un modo enunciativo de representación basado en la figura intermediaria de un agente
narrativo. Esta distinción ya aparece en Aristóteles, que hablaba tanto de mythos, como la
estructuración de los hechos, y diégesis como el modo de representar de carácter enunciativo, es
decir a través de una voz narrativa. Así podemos hablar de narración para designar la forma más
general y relato para indicar la forma narrativa particular, que incluye la mediación diegética.

4.- Elementos de la narración. El narrador

Cada texto está condicionado por la historia que se cuenta, así como por su técnica, es
decir, los recursos que influyen en la configuración formal de la narración.

En primer lugar, nos centraremos en el narrador, pasando por los personajes, el espacio, el
tiempo y la modalidad. Con respecto del primer elemento, el narrador, es el que cuenta la historia
y el que utiliza para transmitir su discurso distintas voces gramaticales, con sus distintas actitudes
y grados de credibilidad. No debe confundirse con el autor. Junto al término de narrador y autor
se ha de poner en relevancia el de autor implícito, es la imagen que el autor real proyecto de sí
mismo, dentro del texto y que el lector elabora a través del proceso de lectura. Estos tres tienen su
correlato en el marco del enfoque comunicativo: al autor implícito le corresponde un lector
implícito, que puede estar representado en el texto o no, al narrador le corresponde el narratario,
que es el destinatario del mensaje narrativo, el “lector carísimo” del Quijote y, al autor real le
corresponde un lector real, con valor extratextual.

La narración se basa en el punto de vista, la perspectiva del narrador. El término


“focalización” de Genette (Figures III) funciona como sinónimo de filtro informativo cuya mayor o
menor abertura depende básicamente del lugar en el que se sitúa el narrador. Genette habla de 3
tipos de focalización.

El relato no focalizado sucede cuando la narración no experimenta restricción en cuanto


al volumen de saber a disposición del narrador.

El relato tiene focalización externa cuando los actores son contemplados desde fuera, sin
acceso a sus pensamientos. No queda favorecido ningún punto de vista en particular

Respecto al último tipo de focalización nos adentramos en el foco interior. El punto de


vista se sitúa en el interior de un personaje que afirma haber vivido los hechos, reforzando la
verosimilitud.

4.1.- Los personajes

El personaje es la figura de la obra literaria, que queda caracterizada por lo que dice de sí
misma, por lo que otros personajes dicen de ella o por lo que dice el narrador. Foster en su obra
Aspectos de la novela argumenta la existencia de dos tipos fundamentales: los planos y los
redondos. Los planos es una variante que no experimenta transformación, suele representar a un
grupo o una conducta. Por el contrario, los redondos ofrecen una mayor complejidad.
4.2.- El tiempo

En el discurso que recrea las acciones y las transformaciones, el marco temporal se


representa por medios lingüísticos. La narración es una sucesión lingüística que implica dos
temporalidades generales: tiempo histórico (tiempo real al que se refiere la narración) y el
tiempo textual (la organización cronológica que la historia tiene en la narración).

4.2.1.- La duración.

Lo común es que no existe coincidencia entre ellos debido a la aplicación de una serie de
técnicas que Genette engloba con el nombre de duración. Y que básicamente tiene que ver con
dos procedimientos, resumir determinados sucesos con el fin de acelerarla y viceversa.

4.2.2.- El orden.

La historia es forzosamente lineal pero el tiempo del relato no tiene por qué serlo. Genette
plantea a este respeto la cuestión de la orden. Este concepto alude a las posibles dislocaciones:
analepsis o flashback, modalidad en la que se introduce un suceso anterior y prolepsis o flash
forward, que incluye la anticipación de un suceso futuro. Además, en conexión con el tiempo
interno debemos mencionar los tipos de narración: lineal, flashback o in media res.

Dentro del tiempo narrativo es conveniente analizar la frecuencia, que se refiere al número
de veces que un acontecimiento es mencionado en el relato. Hay tres posibilidades: singulativo
(sucede algo y se cuenta 1 vez), iterativo (algo sucede de forma habitual pero solo se narra 1
vez), repetitivo (algo sucede en 1 ocasión y se relata varias veces).

4.3.- El espacio

«Amueblar» un mundo es situar los hechos en un lugar y en un tiempo, y dotar a los


individuos que los protagonizan de algunas propiedades. El espacio narrativo es un espacio
ficticio, a pesar de que este pueda perseguir una intención más o menos referencial con la
realidad.

4.3.1.- Tipos de espacio.

Es pertinente realizar una distinción entre espacios rurales y urbanos, con su posible
función simbólica (urbano-progreso, rural-tradición); espacio interior y exterior, en los cuales el
interior se vincula con las peripecias personales y el exterior con conflictos sociales y, el espacio
real y simbólico siendo un claro ejemplo de este segundo Macondo en Cien años de soledad.

El espacio está directamente relacionado con la temporalización. Por eso, Bajtín definió en
su Teoría y estética de la novela el concepto cronotopo para indicar la implicación esencial de las
relaciones espacio temporales tal y como se manifiesta en la literatura en general y en la narrativa
en particular.
4.4.- Modalidad

Finalmente, aludimos al último elemento característico de los textos narrativos: la


modalidad. Este recurso atiende al tipo de discurso utilizado por el narrador. Al producirse la
enunciación, el hablante no solo crea en torno suyo un universo de referencia, sino que además
manifiesta su subjetividad respecto a lo que dice puesto que, en palabras de Benveniste, tiene una
«actitud indicada». Es lo que llamamos la Modalización del Relato. Los elementos lingüísticos
modalizadores no constituyen una categoría homogénea.

Las lenguas disponen de numerosos mecanismos para modalizar un discurso; pueden


estar explícitos en el discurso o, como en la ironía, implícitos; es el contexto discursivo en este
último caso el que permite interpretar la actitud del emisor ante lo que dice.

4.4.1.- El dictum, el modus y la fuerza ilocucionaria.

Junto a estos elementos debemos considerar el componente pragmático que destaca


Adam en Lingüística de los textos narrativos. Este segundo grupo de elementos está compuesto
por: el dictum, que corresponde al contenido representado en el enunciado, «lo dicho»; la
proposición [Pedro vendrá], por ejemplo; el modus, que consiste en la actitud adoptada por el
hablante con respecto a ese contenido: [Es posible que Pedro venga]; [¡Que venga Pedro!],
[Pedro debe venir] y, finalmente, la fuerza ilocucionaria, entendida como el valor del acto
discursivo.

5. Los distintos géneros narrativos

El término de género narrativo agrupa tanto al género épico como a la novela y al cuento.
De hecho muchos autores han acuñado un término aglutinador al respecto: géneros épico-
narrativos. Para considerar los elementos diferenciadores y características del macrogénero que
nos interesa (la narración) debemos establecer una tipología entre sus formas.

5.1.- La poesía épica.

Dentro de los géneros épico-narrativos debemos considerar la poesía épica, aquella que
narra las hazañas de héroes históricos o legendarios. Se considera de carácter objetivo, sin
embargo Lapesa considera que el poeta es subjetivo puesto que relata hazañas cercanas.
Además en ocasiones la trama manifiesta ideas y concepciones personales del universo.
En la poesía épica englobamos la epopeya, considera como el poema épico que refleja
los intereses de una colectividad; la épica culta, iniciada ya en la Antigüedad Clásica como una
imitación de las formas tradicionales populares por poetas cultos como Virgilio, un ejemplo
español es Berceo o Fray Diego de Hojeda y, en tercer lugar, los romances.
Esta última forma es una de las más representativas y longevas de la literatura española
desde el siglo XV hasta nuestros días. Su origen se plantea como reelaboración de los cantares
de gesta, serían los fragmentos selectivos que habían impresionado al público, permaneciendo
(algunos casi intactos) en su memoria. Es una narración épico-lírica versificada de estructura
métrica constante. Como forma métrica no sólo se utilizó en el género narrativo sino también
como forma dependiente en el teatro (especialmente en el Siglo de Oro).

5.2.- Formas breves

En este segundo grupo de nuestra tipología incluimos formas breves, donde


insertamos el mito, saga, leyenda, milagro, fábula y exemplum. Son muy relevantes por ser las
facilitadoras de la evolución de la épica hacia las formas más complejas de la narrativa como el
cuento o la novela gracias a su oralidad.

Destacaremos dos de ellas. La fábula por ser uno de los más antiguos géneros, definida
como una narración breve con personajes animales antropomórficos que representan la condición
humana, expresando tanto sus vicios como sus virtudes. La actitud fundamental es la crítica, tanto
satírica como didáctica. Y el Exemplum, forma simple de intención culta, núcleo de la cuentística
medieval, de posible origen oriental, muy importante en el desarrollo de la prosa doctrinal. Destaca
“Disciplina clericalis” de Pedro Alfonso y Don Juan Manuel que introduce un uso perspectivista del
diálogo, el uso del proverbio y fija la estructura definitiva en prosa.

5.3.- Formas narrativas modernas.

En el tercer grupo, uniremos las formas modernas: el cuento y la novela.

El cuento se configura alrededor de un episodio, suceso insólito que se presenta sin


exceso de detalles para producir un ritmo acelerado hacia el desenlace. Sus características
formales se pueden aunar y resumir en dos palabras condensación y síntesis; interesa la trama y
argumento no la psicología de las figuras. Presenta un narrador omnisciente ( en la mayoría de
casos) que se distanciará para conseguir acción y mucho diálogo que se convierte en simbólico.

5.4.- La novela.

Finalmente, el género narrativo por antonomasia es la novela. Es la forma narrativa de


mayor variedad y difusión y, por lo tanto, la que ofrece mayor dificultad para su definición y
clasificación como adelantamos en las primeras líneas de esta exposición.

El nombre de “novela” procede de Italia, en donde se inicia esta forma con Bocaccio en el
“Decamerón”. El término novela no es el único para designar este género, ya que romance desde
el siglo XIII significaba narración en verso o prosa. Desde que la novela corta pierde sus
vinculaciones temáticas con la bocacciana queda definida en función de su extensión con
respecto a la novela; de ahí que los límites para distinguirlas no estén claros.

5.4.1.- Origen de la novela.

El origen de la novela presenta opiniones enfrentadas. Bajtín situó el origen de este


subgénero en la novela griega que junto a otras formas expresivas no novelescas como el diálogo
platónico o la sátira menipea constituirán el núcleo central de esta génesis. Lapesa considera que
la Antigüedad clásica no conoció la novela. Su origen se relaciona más con la literatura oriental.
La verdadera novela occidental es la caballeresca y ésta tiene su origen en la épica y en sus
prosificaciones. Todas las novelas hasta el XVI se limitan a ensartar episodios de tono
generalmente idealista. Al margen de lo dicho muchos autores coinciden en señalar las analogías
entre el género novelesco y la epopeya, pues ambas narran de forma extensa un mundo amplio y
diversificado a través de una historia, un espacio, un tiempo y con unos personajes que
experimentan conflictos, expresando de esta forma los distintos enfoques ideológicos, filosóficos,
y formales.

5.4.2.- Evolución de la novela hasta la actualidad. De Grecia a la IA.

Una de las formas con la que podemos caracterizar la novela es analizando su evolución a
través de las distintas etapas de la literatura señalando obras insignes que marcaron un antes y
después.
En un primer lugar podemos hablar de la “archinovela” clásica, aquella producida entre los
siglos siglo II a. C. y siglo III d. C. en Grecia y Roma, y se han clasificado en cuatro tipos básicos:
novelas de viaje, novelas románticas, novelas satíricas y novela bizantina, un ejemplo es Las
metamorfosis de Apuleyo.
Con el paso de los años las versiones prosificadas de la épica cortesana desembocaron en
los libros de caballerías como el Amadís de Gaula o aquellos que incorporan elementos pastoriles
como La Arcadia. Con las obras picarescas como El Lazarillo se producen cambios; el mundo
idealizado e inmovilista comienza a desaparecer, entrando en crisis la integridad y las estructuras
jerárquicas de la sociedad: aparecen los primeros personajes con problemas existenciales,
mundos prosaicos e infelices o conflictos que no se llegan a solucionar.
La novela, como técnica y género literario, aparece en el Don Quijote de la Mancha (1605)
de Miguel de Cervantes. Se considera esta obra como una de las primeras novelas modernas del
mundo. Se inició como una sátira de El Amadis, que había hecho que Don Quijote perdiera la
cabeza. Don Quijote ni ofrecía un héroe al que emular ni satisfacía con bellos diálogos; todo lo
que podía ofrecer es hacer burla de los ideales nobles. Don Quijote fue la primera obra
auténticamente anti-romance de este periodo; gracias a su forma que desmitifica la tradición
caballeresca y cortés, representa la primera obra literaria que se puede clasificar como novela.
Novelas posteriores como La princesa de Clèves de Madame de La Lafayette marcaron un
camino más individual, más íntimo, donde la trama de la historia se centraba en la
individualización y psicologización.
Desde este momento la novela se convertirá en un instrumento de análisis y crítica social.
Este género alcanza su perfección técnica con el realismo y naturalismo en el siglo XIX . Su forma
y su estética ya no cambiaron más hasta el siglo XX. Podríamos aquí elaborar un listado con las que
son consideradas las mejores obras del género, algunos ejemplos son Guerra y paz, de Tolstói;
Crimen y Castigo, de Dostoevsky; La Regenta, de Clarín, Orgullo y preuicio, de Jane Austen, Oliver
Twist de Dickens, etc.
En la actualidad, el género novelesco es absorbido por el mundo digital: series, videojuegos,
películas. Nos encontramos aquí con obras con un importante peso metatextual y meta referencial
como puede ser Reina Roja de Juan Gómez Jurado. Además, debemos hacer una muy
importante mención a la llegada de las Inteligencias Artificiales. Hecho que traspasa las fronteras
de la propia ciencia ficción. Un ejemplo es Iris, la primera novela escrita por una IA…
En definitiva, la novela es una fuente de inagotables posibilidades de interpretar el mundo.
Clasificar este género es enfrentarse a distintas problemáticas, pero presentaremos dos
posibilidades como pequeño muestrario:
● Clasificación temática, es decir, caballerías, pastoril, fantástica, histórica, de formación…
● Clasificación formal, en primera persona, en tercera, memorias, diálogo…

6.- Conclusión y aplicación didáctica

A modo de conclusión, hemos abordado los géneros narrativos como tipología textual
centrándonos en sus estructuras y en sus elementos característicos: narrador, espacio,
personajes, tiempo y modalidad. Y gracias a ello podemos sintetizar el hecho de que la narración
es un proceso complejo, cuyo estudio nos acerca a múltiples perspectivas y disciplinas. Es,
posiblemente, esta perspectiva, en la que disponemos de actos pragmáticos en cuanto a la
emisión y recepción, donde la narración adquiere su justificación como categoría aislada, donde la
existencia de un narrador, ente que actúa de intermediario entre el autor y la historia expresada
por él mismo, la dota de una serie de posibilidades expresivas y técnicas diferenciadores de otras
formas discursivas.

Al trabajar la narración en el aula se deben tener en cuenta objetivos como:

● Adquirir conciencia de la organización narrativa y reconocerla en los relatos leídos, vistos o


escuchados. Prestar atención al andamiaje que sustenta cualquier narración, desde las
más sencillas y espontáneas hasta las más complejas y cuidadas.

● Poner especial atención a las vivencias personales, de uno mismo o de otros, como
materia narrable.

● Aprender a observar y percibir los acontecimientos desde un ángulo determinado.

● Prestar atención al bien decir narrativo en los puntos importantes del guión: a la situación
de partida, situación habitual presentada con cierto detalle y concreción. Al conflicto como
aparición de contraste de pareceres, de voluntades, de opiniones, de propósitos; como
elemento emocionante o inesperado. Y a la situación final, feliz o infeliz, pero, en todo
caso, distinta y transformada.

Para el profesorado, la incorporación de relatos cada vez más complejos constituye


un reto, porque hay un riesgo de perder a los alumnos en algún punto del camino. Pero el saber
hacer y la flexibilidad deben estar presentes, para lograr que hombres y mujeres en edad de
aprendizaje se introduzcan en formas narrativas más extensas o complicadas, y en contenidos a
veces solamente comprensibles con el esfuerzo de adiciones contextuales, explicaciones y
estudio atento. El aula se puede mostrar entonces no sólo como lugar privilegiado para la
discusión, la reflexión y la experimentación, sino, por encima de todo, como lugar que proporciona
resultados claros en la formación de la sensibilidad y en el acceso a nuevas formas de cultura.

7.- Esquema.

0.- Introducción. La genealogía............................................................................................................................


0.1.- El problema de los géneros literarios........................................................................................................
1.- La narración......................................................................................................................................................
2.- Constituyentes de la secuencia narrativa.....................................................................................................
3.- Características de los textos narrativos........................................................................................................
3.1.- Narración, relato e historia........................................................................................................................
4.- Elementos de la narración. El narrador.........................................................................................................
4.1.- Los personajes..........................................................................................................................................
4.2.- El tiempo...................................................................................................................................................
4.2.1.- La duración.......................................................................................................................................
4.2.2.- El orden............................................................................................................................................
4.3.- El espacio..................................................................................................................................................
4.3.1.- Tipos de espacio..............................................................................................................................
4.4.- Modalidad..................................................................................................................................................
4.4.1.- El dictum, el modus y la fuerza ilocucionaria...................................................................................
5. Los distintos géneros narrativos.....................................................................................................................
5.1.- La poesía épica.........................................................................................................................................
5.2.- Formas breves..........................................................................................................................................
5.3.- Formas narrativas modernas....................................................................................................................
5.4.- La novela.............................................................................................................................................
5.4.1.- Origen de la novela....................................................................................................................................
5.4.2.- Evolución de la novela hasta la actualidad. De Grecia a la IA.........................................................
6.- Conclusión y aplicación didáctica..................................................................................................................
7.- Esquema...........................................................................................................................................................

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