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LA CAJA DORADA

Hace ya un tiempo, un hombre castigó a su pequeña niña de 3 años por desperdiciar


un rollo de papel de envolver dorado. El dinero era escaso en esos días por lo que
explotó en furia; cuando vio a la niña tratando de envolver una caja para ponerla
debajo del árbol de Navidad.-No obstante, a la mañana siguiente, la niña le llevó el
regalo a su padre y le dijo.-"Esto es para ti, Papito". -Él se sintió avergonzado por
su reacción de furia, pero volvió a explotar cuando vio que la caja estaba vacía.-
Entonces, le volvió a gritar diciendo.-"¿Acaso no sabes que cuando das un regalo a
alguien se supone que debe contener algo adentro?.-La pequeñita miró a su padre
con lágrimas en los ojos y le dijo: .-"OH, Papito, no está vacía, yo soplé muchos
besos adentro de la caja, todos para ti mi Papito querido". -El padre se sintió morir,
puso sus brazos alrededor de la niña y le suplicó que lo perdonara.- Se ha dicho que
el hombre guardó esa caja dorada cerca de su cama por años y años y siempre que
se sentía deprimido, él tomaba de la caja un beso imaginario y recordaba el amor
que su niña había puesto ahí.
A una Rosa

Rosa divina, que en gentil cultura


Eres con tu fragante sutileza
Magisterio purpúreo en la belleza,
Enseñanza nevada a la hermosura.

Amago de la humana arquitectura,


Ejemplo de la vana gentileza,
En cuyo ser unió naturaleza
La cuna alegre y triste sepultura.

¡Cuán altiva en tu pompa, presumida


soberbia, el riesgo de morir desdeñas,
y luego desmayada y encogida.

De tu caduco ser das mustias señas!


Con que con docta muerte y necia vida,
Viviendo engañas y muriendo enseñas.
Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, más conocida como sor Juana Inés de la
Cruz (San Miguel Nepantla, 12 de noviembre de 1651 - México, 17 de abril de 1695) fue una
religiosa de la Orden de San Jerónimo y escritora novohispana, exponente del Siglo de Oro de
la literatura en español. Cultivó la lírica, el auto sacramental y el teatro, así como la prosa. Por
la importancia de su obra, recibió los sobrenombres de «el Fénix de América», «la Décima
Musa» o «la Décima Musa mexicana».

A muy temprana edad aprendió a leer y a escribir. Perteneció a la corte de Antonio de Toledo y
Salazar, marqués de Mancera y 25.º virrey novohispano. En 1667, por vocación religiosa y
anhelo de conocimiento, ingresó a la vida monástica. Sus más importantes mecenas fueron los
virreyes De Mancera, el arzobispo virrey Payo Enríquez de Rivera y los marqueses de la
Laguna, virreyes también de la Nueva España, quienes publicaron los dos primeros tomos de
sus obras en la España peninsular. Murió a causa de una epidemia el 17 de abril de 1695.

Sor Juana Inés de la Cruz ocupó, junto a Juan Ruiz de Alarcón y a Carlos de Sigüenza y
Góngora, un destacado lugar en la literatura novohispana.1 En el campo de la lírica, su trabajo
se adscribe a los lineamientos del barroco español en su etapa tardía. La producción lírica de
Sor Juana, que supone la mitad de su obra, es un crisol donde convergen la cultura de una
Nueva España en apogeo, el culteranismo de Góngora y la obra conceptista de Quevedo y
Calderón.2
REDONDILLAS que, con desigual nivel,
a una culpáis por cruel
Hombres necios que acusáis y a otra por fácil culpáis.
a la mujer, sin razón,
sin ver que sois la ocasión ¿Pues como ha de estar templada
de lo mismo que culpáis; la que vuestro amor pretende?,
¿si la que es ingrata ofende,
si con ansia sin igual y la que es fácil enfada?
solicitáis su desdén,
por qué queréis que obren bien Mas, entre el enfado y la pena
si las incitáis al mal? que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
Combatís su resistencia y quejaos en hora buena.
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad Dan vuestras amantes penas
lo que hizo la diligencia. a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
Parecer quiere el denuedo las queréis hallar muy buenas.
de vuestro parecer loco,
al niño que pone el coco ¿Cuál mayor culpa ha tenido
y luego le tiene miedo. en una pasión errada:
la que cae de rogada,
Queréis, con presunción necia, o el que ruega de caído?
hallar a la que buscáis
para prentendida, Thais, ¿O cuál es de más culpar,
y en la posesión, Lucrecia. aunque cualquiera mal haga;
la que peca por la paga
¿Qué humor puede ser más raro o el que paga por pecar?
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo ¿Pues, para qué os espantáis
y siente que no esté claro? de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
Con el favor y el desdén o hacedlas cual las buscáis.
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal, Dejad de solicitar,
burlándoos, si os quieren bien. y después, con más razón,
acusaréis la afición
Opinión, ninguna gana, de la que os fuere a rogar.
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata, Bien con muchas armas fundo
y si os admite, es liviana. que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
Siempre tan necios andáis juntáis diablo, carne y mundo.

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