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Qué es la sabiduría que viene de Dios

TEXTO: Santiago 3:13-18


INTRODUCCIÓN: La sabiduría que viene de Dios no es igual a la sabiduría humana. Por
lo general, la sabiduría humana se centra en acumular conocimiento. Alguien sabio es
alguien que sabe mucho. Sin embargo, la sabiduría que Dios nos da es una que nos
capacita para hablar o actuar, reflejando su carácter en medio de cualquier
circunstancia. La verdadera sabiduría tiene su origen en Dios y mientras más nos
acerquemos a él, más sabios seremos.
¿Crees que es necesario tener sabiduría de parte de Dios? ¿Por qué?
En tu experiencia personal ¿Conoces a alguien a quien se le nota tener sabiduría que le
viene de parte de Dios? Si tu respuesta es sí ¿Cómo esa persona manifiesta la sabiduría
que le viene de parte de Dios?
1. La sabiduría se nota
¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? Que lo demuestre con su buena conducta,
mediante obras hechas con la humildad que le da su sabiduría.
(Santiago 3:13)
Santiago va directo al grano. Él pregunta quién es sabio y entendido. ¡Tiempo para
evaluarse con sinceridad! Su respuesta: la sabiduría se demuestra con la buena
conducta. La persona sabia de verdad lo muestra a través de su comportamiento y de
sus obras y lo hace con humildad.
No hacen falta las exigencias: la sabiduría se refleja por medio de las acciones. Cuando
la persona sabia hace o dice algo es porque sabe que es lo correcto en ese momento.
Va ante Dios en oración hasta que tiene la certeza de que hablará u obrará guiada por
él y que será de ayuda y bendición para las demás personas.
2. Cómo reconocer la sabiduría terrenal
Pero, si ustedes tienen envidias amargas y rivalidades en el corazón, dejen de
presumir y de faltar a la verdad. Esa no es la sabiduría que desciende del cielo, sino
que es terrenal, puramente humana y diabólica. Porque donde hay envidias y
rivalidades, también hay confusión y toda clase de acciones malvadas.
(Santiago 3:14-16)
Lo que motiva nuestras palabras y acciones nos da una indicación muy clara. Si nos
movemos impulsados por la envidia, los celos o el deseo de sobresalir, estamos
actuando bajo la sabiduría terrenal, humana y diabólica. No importa cuánto
intentemos negarlo, tarde o temprano se verá lo que hay detrás de nuestras acciones.
El resultado será uno que traerá confusión y maldad.
¡Vigilemos nuestro corazón! No permitamos que reinen en nosotros las envidias, los
celos y las rivalidades. Pidamos sabiduría a Dios para poder distinguir cuál es el
origen de nuestras motivaciones y deseos.
3. Los frutos de la sabiduría de Dios
En cambio, la sabiduría que desciende del cielo es ante todo pura, y además pacífica,
bondadosa, dócil, llena de compasión y de buenos frutos, imparcial y sincera.
(Santiago 3:17)
Aquí aprendemos a reconocer la sabiduría que viene de Dios. Primero que todo, es
pura, no está contaminada con emociones dañadas, exigencias o deseos de poder. Su
objetivo es lograr que brillen la paz, la bondad, la mansedumbre y el entendimiento en
las relaciones. Actúa motivada por la compasión y sus acciones dan como resultado
buenos frutos.
La sabiduría que viene del Señor no crea divisiones. Persevera hasta que se alcanza un
entendimiento. Todo lo hace con sinceridad, sin fingimiento, porque sale de lo
profundo de un corazón transformado por el Espíritu Santo de Dios. Y ese es el tipo de
corazón que manifiesta el fruto del Espíritu mencionado en Gálatas 5:22-23.
CONCLUSIÓN:
 Menciona una o dos diferencias entre la sabiduría humana y la sabiduría que
viene de Dios.
 ¿Cómo llegamos a saber que una persona tiene sabiduría divina?
APLICACIÓN:
 Piensa en una situación real o hipotética en la que crees que necesitas de la
sabiduría que viene de Dios para salir adelante.

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