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EL PROCEDIMIENTO DE APREMIO

DEFINICIÓN.- Conjunto de actuaciones administrativas tendentes al cobro ejecutivo


de las deudas tributarias y otros recursos de derecho público. El procedimiento de
apremio es un procedimiento administrativo de ejecución forzosa, del que dispone la
Administración para actuar coercitivamente sobre el patrimonio del deudor, cuando
la deuda tributaria, liquidada por la Administración o autoliquidada por el sujeto
pasivo, no se haya satisfecho, total o parcialmente, en el período voluntario de pago.

PERÍODO EJECUTIVO.- Transcurrido el período voluntario sin ingreso de la deuda


liquidada o autoliquidada, se inicia automáticamente el período ejecutivo (el día
siguiente a la finalización del período voluntario, o bien el día siguiente al de la
presentación de la autoliquidación fuera de plazo sin ingreso de la deuda - art.
161.1LGT -), que determina el devengo del recargo ejecutivo del 5% (art. 28 LGT).
Dentro de este período ejecutivo, la Administración tributaria puede iniciar el
procedimiento de apremio, mediante la notificación de la providencia de apremio.

PROVIDENCIA DE APREMIO.- Es el acto administrativo que ordena la ejecución


contra el patrimonio del deudor. Tiene su fundamento en la potestad de autotutela
ejecutiva de la Administración y constituye título suficiente para la ejecución forzosa,
sin necesidad de auxilio judicial (art. 167 LGT). Su notificación determina el devengo
del recargo de apremio reducido del 10% (art. 28.3 LGT) y el requerimiento para que
se efectúe el pago de la deuda en el plazo previsto en el art. 62.5 LGT; advirtiéndose
que, en caso de no hacerlo, se procederá al embargo de los bienes o a la ejecución de
las garantías existentes, con inclusión del recargo de apremio ordinario del 20%, más
los intereses de demora devengados hasta la cancelación de la deuda (art.
28.4 LGT y art. 70.2 RGR).

MOTIVOS DE OPOSICIÓN.- Los motivos que permiten impugnar la providencia de


apremio y los actos posteriores del procedimiento de apremio han de estar
directamente relacionados con la ejecución del crédito y se encuentran tasados en la
ley (art. 167.3 LGT):
a) Extinción total de la deuda o prescripción del derecho a exigir su pago.
b) Solicitud de aplazamiento o fraccionamiento, compensación y otras
causas de suspensión del procedimiento de recaudación (véase “Suspensión de la
ejecución”).
c) Falta de notificación de la liquidación.
d) Anulación de la liquidación.
e) Error u omisión en el contenido de la providencia de apremio que impida
la identificación del deudor o de la deuda apremiada.

EMBARGO Y ENAJENACIÓN.- Si la deuda no se paga en el plazo previsto en el art.


62.5 LGT, se procederá a ejecutar las garantías existentes y, en su caso, al embargo
de los bienes y derechos del obligado tributario, en atención a la mayor facilidad de
su enajenación y a la menor onerosidad para el obligado tributario. El orden que se
establece con carácter general es el siguiente:
1) Dinero o cuentas bancarias (respecto a las cuentas bancarias, sólo se
embargará la parte correspondiente al obligado tributario);
2) Valores a corto plazo (realizables en un plazo no superior a 6 meses);
3) Sueldos, salarios y pensiones (respetando en todo caso las limitaciones
establecidas en la Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil);
4) Bienes inmuebles;
5) Intereses, rentas y frutos;
6) Establecimientos mercantiles o industriales (los órganos de recaudación
pueden nombrar un funcionario que ejerza de administrador o gestor)
7) Metales preciosos;
8) Bienes muebles;
9) Valores a largo plazo (realizables en un plazo superior a 6 meses).

Por cada actuación de embargo deberá dictarse una diligencia de embargo, que será
notificada al obligado tributario, y que sólo podrá impugnarse por motivos tasados
(art. 170.3 LGT). Se procederá a la anotación preventiva de embargo en el registro
público donde esté inscrito el bien embargado (art. 170.2 LGT). Cuando se
embarguen bienes muebles, la Administración podrá disponer su depósito (arts.
170.4 LGT y 94 a 96 RGR).

La enajenación de los bienes embargados se realizará mediante subasta, concurso o


adjudicación directa; sólo podrá realizarse a partir de la firmeza de la liquidación de
la deuda tributaria, salvo en supuestos de fuerza mayor, bienes perecederos o que
vayan a perder su valor, o bien cuando el obligado tributario solicite expresamente la
enajenación (art. 172.3 LGT). El procedimiento podrá concluir con la adjudicación de
los bienes a la Hacienda Pública.

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