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PROHIBICIÓN PARA CELEBRAR CONTRATOS DE INTERVENTORÍIA 1

Juan José Alzate López2

RESUMEN. El sistema de inhabilidades e incompatibilidades en la


contratación estatal no se circunscribe únicamente al artículo 8° de la Ley
80 de 1993, sino que es un régimen amplio y dinámico que incluye
prohibiciones similares encontradas tanto en la constitución como en otras
leyes. En este ocasión, la Ley 1474 de 2011, también llamada ley
anticorrupción, prescribe la prohibición para celebrar contratos de
interventoría con una entidad, a la persona que celebre contratos de obra
pública, de concesión, suministro de medicamentos y de alimentos. De igual
forma, la prohibición se extiende a los parientes y socios del contratista.

Introducción

El sistema de inhabilidades, y las normas que consagran cada causal, son


prohibiciones legítimas que hace el legislador al regular el régimen de
contratación de la Administración pública. Este tipo de normas representan
incapacidades especiales, es decir, que reconociendo la capacidad general de las
personas, el ordenamiento las declara particularmente incapacitadas para
realizar determinado acto jurídico intrínsecamente lícito, en este caso, un
contrato estatal. De igual forma, son normas que limitan el ejercicio de derechos,
por lo que su interpretación, en principio, debe ser restrictiva, no habiendo lugar
para una interpretación que extienda los efectos jurídicos.
La Ley 1474 de 2011 —ley anticorrupción— tiene como finalidad fortalecer
los mecanismos de prevención, investigación y sanción de actos de corrupción y
la efectividad del control de la gestión pública. Como es evidente, la contratación
pública es un tema recurrente en la presente ley, pues es el medio por el cual el
Estado pretende alcanzar sus mayores fines, sintetizados en el interés general. El
empleo de recursos públicos en esta práctica justifica la protección y regulación
de posibles actos indeseados. Es así, como el artículo 5° de la ley ibidem
prescribe:

1
Este ensayo, escrito para la sesión del 5 de junio de 2021, hace parte de la labor
de apoyo a la investigación que el Auxiliar de Investigación realiza al interior del Grupo de
Estudio de Derecho Público adscrito al CEDA, para cuya preparación recibió la orientación
del Profesor Juan David Montoya, y se utiliza no solo para enriquecer el trabajo que el
Investigador Principal adelanta al interior del CEDA –que finalmente aprovecha para
construir el texto definitivo–, sino también para beneficio de toda la comunidad
académica. La línea de investigación en la que se enmarca el ensayo es la Contratación
Estatal, dirigida por el Profesor Investigador Principal Fabián Gonzalo Marín Cortés.
2
Auxiliar de Investigación del Grupo de Estudio de Derecho Público, Nivel I,
adscrito al Centro de Estudios de Derecho Administrativo CEDA.

1
«Quien haya celebrado un contrato estatal de obra pública, de
concesión, suministro de medicamentos y de alimentos o su cónyuge,
compañero o compañera permanente, pariente hasta el segundo grado
de consanguinidad (sic), segundo de afinidad y/o primero civil o sus
socios en sociedades distintas de las anónimas abiertas, con las
entidades a que se refiere el artículo 2o de la Ley 80 de 1993, durante el
plazo de ejecución y hasta la liquidación del mismo, no podrán celebrar
contratos de interventoría con la misma entidad».

En el escrito se abordarán las cuestiones más importantes de la


prohibición para celebrar contratos de interventoría, pasando por los temas más
generales y sencillos, hasta los más especiales y complejos. A continuación, se
estudiará: i) naturaleza y generalidades; ii) sujeto pasivo de la causal; iii)
declaratoria de constitucionalidad de la norma; iv) breves comentarios respecto al
contrato de interventoría; v) situaciones problemáticas de la norma.

1. Naturaleza y generalidades

Teniendo en cuenta de que aún no se ha logrado establecer una diferencia


conceptual entre los términos «inhabilidad» e «incompatibilidad, y no siendo
indiferente frente a la falta de efectos prácticos de esta distinción, se cree, en
principio, que la causal expresada en el artículo 5 de la Ley 1474 de 2011 es una
típica incompatibilidad. Uno de los criterios doctrinales más oportunos para
diferenciar las incompatibilidades de las inhabilidades es el de la prohibición para
realizar actividades o gestiones de manera simultánea 3. En este caso, se le
prohíbe a una persona determinada realizar dos actividades de forma simultánea,
esto es: i) celebrar cualquiera de los 4 tipos de contratos estipulados en la norma
con cualquier entidad; y ii) celebrar contratos de interventoría con esa misma
entidad. Sin embargo, se ha dicho que la incompatibilidad se predica en razón del
ejercicio de un cargo y respecto de una persona en particular, situaciones que no
se cumplen en la norma4.
Más allá del interesante debate sobre si la causal es una incompatibilidad
o una inhabilidad, en el escrito se sostiene que al menos es alguna de las dos. Es
decir, pese a que la norma no se añade explícitamente al artículo 8 de la Ley 80
de 1993 y la redacción no da cuenta esta esta situación, se cree que sí hace parte
del régimen de las inhabilidades e incompatibilidades de la contratación estatal 5.
No parece lógico pensar que la lista enumerada en el artículo 8 de la ley ibidem es
3
CONSEJO DE ESTADO. Sala de Consulta y Servicio Civil. Concepto del 29 de
abril de 1998. Exp. 1.097. C.P. Augusto Trejos Jaramillo.
4
Por cuestiones de orden y coherencia en el ensayo se denominará la causal como
una inhabilidad, pues importantes doctrinantes como Palacio Hincapié y Dávila Vinueza
así lo predican.
5
Con mayor razón cuando el elemento o efecto preponderante de la norma en
cuestión es la prohibición para celebrar un contrato estatal.

2
taxativa, con mayor razón cuando el literal a), del numeral primero, de este
artículo dispone una especie de clausula general, ampliando el régimen a «[…] Las
personas que se hallen inhabilitadas para contratar por la Constitución y las
leyes». De igual forma, no es pertinente considerar que la palabra «inhabilidad o
incompatibilidad» debe estar en la redacción de la norma, pues muchos de los
literales del mismo artículo 8 no harían parte del régimen.
La finalidad de la prohibición no varía mucho respecto a la mayoría de las
causales estudiadas. La norma tiene una finalidad anticorrupción, evitando
comportamientos reprochables que puedan representar conflictos de intereses. A
su vez, se fundamenta en el principio de la transparencia y moralidad, no tanto
hacia la Administración pública, sino hacia el contratista, pues la presencia de
vínculos familiares o comerciales pueden poner el riesgo la función del
interventor, y que este no tenga una tutela adecuada del cumplimiento de los
contratos, absteniéndose de imponer sanciones y comprometiendo
contingentemente la responsabilidad patrimonial de la entidad contratante6.
Como se puede observar, es una prohibición de carácter especial por dos
circunstancias: i) la prohibición solo aplica respecto de una entidad en específico
—en la cual la persona haya celebrado uno de los 4 contratos señalados en la
norma—; ii) la prohibición solo se predica respecto de un solo contrato estatal,
esto es, el de interventoría. De lo anterior surge un importante problema, puesto
que no es claro si la prohibición es respecto de cualquier contrato de interventoría
celebrado con la entidad, o únicamente respecto de la interventoría del contrato
primigenio que genero la inhabilidad. Esta situación se discutirá posteriormente.
En cuanto al término de la prohibición, la norma de forma clara dispone
que es efectiva desde la ejecución hasta la liquidación del contrato celebrado en
primer lugar, ya sea de obra pública, de concesión, de suministros de
medicamentos y de alimentos. El artículo 41 de la Ley 80 de 1993 dispone una
serie de requisitos para la ejecución del contrato una vez este haya sido
perfeccionado, siendo estos: (i) la aprobación de la garantía cuando el contrato la
requiera; (ii) la existencia de las disponibilidades presupuestales
correspondientes, salvo que se trate de la contratación con recursos de vigencias
fiscales futuras; y (iii) la acreditación de que el contratista se encuentra al día en
el pago de aportes parafiscales relativos al Sistema de Seguridad Social Integral,
en los términos que establezca la normativa. Por su parte, la liquidación del
contrato es el trámite que se adelanta una vez finalizada la etapa de ejecución,
siendo un ajuste final de cuentas con el cual se da por terminado el acto negocial.
En palabras de Dávila, la liquidación implica «[…] la extinción definitiva del
6
«Esta inhabilidad tiene por finalidad evitar que se presente un choque de
interésese entre el contratista y el interventor que es la persona encargada de velar por el
eficaz cumplimiento del contrato» (PALACIO HINCAPIÉ, Juan Ángel. La contratación de
las entidades estatales. 8 ed. Medellín. Librería jurídica Sánchez R.S.A.S., 2020. p. 166)

3
vínculo contractual y la certeza acerca del pasado y futuro del contrato, con lo
cual inexistente será el limbo en que permanecen aquellos que son liquidados» 7.
Esta liquidación puede ser unilateral o bilateral, y se hace efectiva por medio de
un acto administrativo8. La liquidación de uno de los 4 contratos señalados en el
artículo 5 de la Ley 1474 de 2011 es la condición o requisito para que la
prohibición de celebrar contratos de interventoría deje de producir efectos.
Por último, la norma solo es aplicable a las entidades señaladas en el
artículo 2° de la Ley 80 de 1993 9, por lo que, de ninguna manera, la inhabilidad
será eficaz ante las entidades exceptuadas, como por ejemplo las instituciones de
educación superior públicas o las empresas sociales del Estado prestadoras del
servicio de salud.

2. Sujeto pasivo de la prohibición

Las personas objeto de la prohibición para le celebrar contratos de interventoría


son múltiples. En primer lugar, el sujeto principal de la causal es la persona, sea
jurídica o natural, que celebre uno de los 4 contratos señalados en la norma. en
segundo lugar, la restricción se extiende, en caso de que el primer contratista sea
persona natural, a los parientes en segunda grado de consanguinidad, segundo
de afinidad y/o primero civil10.

7
DÁVILA VINUEZA, Luis Guillermo. Régimen jurídico de la contratación estatal. 3
ed. Colombia. Legis S.A., 2016. p. 763.
8
El acto de liquidación es regulado preponderantemente por el artículo 60 de la
Ley 80 de 19993 y el artículo 11 de la Ley 1150 del 2007.
9
Numeral 1°, Artículo 2, de la Ley 80 de 1993: «Se denominan entidades
estatales: a) La Nación, las regiones, los departamentos, las provincias, el distrito capital
y los distritos especiales, las áreas metropolitanas, las asociaciones de municipios, los
territorios indígenas y los municipios; los establecimientos públicos, las empresas
industriales y comerciales del Estado, las sociedades de economía mixta en las que el
Estado tenga participación superior al cincuenta por ciento (50%), así como las entidades
descentralizadas indirectas y las demás personas jurídicas en las que exista dicha
participación pública mayoritaria, cualquiera sea la denominación que ellas adopten, en
todos los órdenes y niveles.
» b) El Senado de la República, la Cámara de Representantes, el Consejo Superior de la
Judicatura, la Fiscalía General de la Nación, la Contraloría General de la República, las
contralorías departamentales, distritales y municipales, la Procuraduría General de la
Nación, la Registraduría Nacional del Estado Civil, los ministerios, los departamentos
administrativos, las superintendencias, las unidades administrativas especiales y, en
general, los organismos o dependencias del Estado a los que la ley otorgue capacidad
para celebrar contratos.
10
En escritos y sesiones anteriores se ha realizado una breve explicación sobre los
grados de parentesco y su estructuración, así como el comentario sobre la oportuna y
acertada inclusión de los parientes en el primer grado civil, pues el artículo 42 de la Carta
Política, y la reiterada jurisprudencia de la Corte Constitucional, prescriben que los hijos
biológicos y los adoptivos tienen igualdad de derechos y deberes. Incluir en el ámbito de
aplicación de la norma los hijos biológicos y excluir los adoptivos, como sucedió en

4
De igual forma la norma se extiende al cónyuge o compañero permanente
del contratista. En un concepto reciente de Colombia Compra Eficiente se aclara
que, bajo su interpretación, la entidad contratante tiene el deber de verificar las
situaciones de matrimonio o de unión marital de hecho entre dos personas
siguiendo los lineamientos de la tasación legal probatoria para cada caso. Es
decir, para probar la situación de matrimonio debe verificarse en el registro de
estado civil, puesto que así lo dispone el artículo 106 del Decreto 1260 de 197011.
En el caso de la unión marital de hecho, la entidad debe verificar que esta se
acredite por los medios dispuestos en el artículo 4 de la Ley 54 de 1990 12. Se está
de acuerdo con la posición de la entidad —CCE—, pues implementar una especie
de libertad probatoria en estos procedimientos administrativos desborda las
funciones y los deberes de las entidades contratantes, y desvía la finalidad del
proceso de selección del contratista13.
Según la confusa redacción de la norma, sus efectos se extienden a los
socios del contratista en primer lugar, no haciendo distinción entre si este es una
persona jurídica o una persona natural, y como única salvedad dispone la
exclusión de las sociedades anónimas abiertas. Se cree que cuando la norma
dispone lo anterior, lo hace bajo el entendido de que el contratista es una persona
jurídica diferente a la sociedad anónima abierta, por lo que los socios miembros
de esa sociedad les aplica la norma14. No obstante, se aclara de que no es una
posición pacifica, pues una interpretación plausible y acorde con el argumento
literal sería que los efectos de la norma se extienden de igual forma a los socios
de las personas naturales en sociedades diferentes de las anónimas abiertas. Se

algunas causales de inhabilidad, es un trato desigual e inconstitucional.


11
Decreto 1260 de 1970, artículo 106: «Ninguno de los hechos, actos o
providencias relativos al estado civil y la capacidad de las personas, sujetas a registro,
hace fe en proceso ni ante ninguna autoridad, empleado o funcionario público, si no ha
sido inscrito y registrado en la respectiva oficina, conforme a lo dispuesto en la presente
ordenación, salvo en cuanto a los hechos para cuya demostración no se requiera
legalmente la formalidad del registro».
12
Ley 54 de 1990, artículo 4: « La existencia de la unión marital de hecho entre
compañeros permanentes, se declarará por cualquiera de los siguientes mecanismos:
1. Por escritura pública ante Notario por mutuo consentimiento de los compañeros
permanentes.
2. Por Acta de Conciliación suscrita por los compañeros permanentes, en centro
legalmente constituido.
3. Por sentencia judicial, mediante los medios ordinarios de prueba consagrados en el
Código de Procedimiento Civil, con conocimiento de los Jueces de Familia de Primera
Instancia».
13
Concepto presentado por el señor Matheo Restrepo Yepes. (COLOMBIA COMPRA
EFICIENTE. Concepto C ─ 210 del 2021).
14
Caso similar ocurre cuando en la misma norma extiende sus efectos a los
parientes, no distinguiendo en si el primer contratista era una persona jurídica o natural.
Por lógica se desprende que esta extensión solo aplica en caso de las personas naturales.

5
exhorta a que en las extensión de los efectos de una prohibición se haga la
salvedad de si el sujeto que la originó es una persona jurídica o natural.

3. Declaratoria de constitucionalidad del artículo 5° de la Ley 1474 de 2011

En la sentencia C-618 de 2012 la Corte Constitucional analizó la


constitucionalidad de la norma estudiada. El actor, al igual que en muchas de las
otras demandas de inconstitucionalidad de este tipo de normas, advierte que la
disposición va en contra de los principios y derechos fundamentales a elegir
profesión y oficio, al trabajo, a la libertad económica y de empresa. Argumenta
que la norma y su análisis no deben superar el test de proporcionalidad que la
Corte esta llamada a realizar cuando colisionan derechos y principios
constitucionales, añadiendo que por ejemplo, existen los contratos de concesión,
los cuales podrían tener una duración de hasta 20 años o más, motivo por el
cual, a su juicio, resultaría extensísimo el lapso durante el cual quienes
pretendan desarrollar labores de vigilancia y control de la actividad contractual
estatal, no puedan desempeñar su oficio o profesión. Aclara que si bien el
legislador tiene plena libertad de configuración en estos asuntos, debe hacerlo
respetando la proporcionalidad, pues dado la redacción de la norma, una persona
no podrá celebrar ningún tipo de contrato de interventoría con la entidad en la
cual él, sus parientes, o sus socios —dependiendo del caso— haya celebrado
alguno de los contratos señalados, y estos no estén liquidados. Finaliza
advirtiendo que si la prohibición recayera únicamente sobre el contrato de
interventoría concerniente a los contratos ejecutados por el mismo contratante o
sus familiares, la medida sería proporcional y efectiva para la protección de la
función pública y sus fines, pues no puede concebirse que una persona vigile y
controle sus propias acciones.
La Corte advierte que la disposición no tiene como finalidad imponer
límites a la libertad económica y de empresa, y se remite a lo ya dispuesto en la
sentencia C-415 de 1994, en la medida en que su finalidad es regular y reglar el
régimen de la contrataciones de la Administración pública 15. Además, aclara que
la norma sí aprueba satisfactoriamente el test de proporcionalidad, pues le da
alcance a principios superiores de la Administración pública como la
transparencia, la imparcialidad y la defensa del patrimonio público, entre otros,
utilizando en efecto una vía completamente idónea, útil y eficaz para asegurar el
mencionado propósito. Por ende, las limitaciones que incorpora a los derechos y
principios mencionados no desborda el ámbito de actuación del legislador. Señala
que la prohibición es respecto una entidad estatal, por lo que, en abstracto, no

15
«Regular la función pública, en particular la contratación estatal, es enteramente
diferente de intervenir en la actividad económica y en la libre competencia […]» (CORTE
CONSTITUCIONAL. Sentencia C-415 de 1994. M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz).

6
resulta desproporcionada la medida. Respecto a la interpretación que el actor
propone, la Corte, sin mucha claridad en sus argumentos, resalta que la norma
es clara en señalar la situación que el legislador decidió reprochar, y los fines
legítimos y loables que persigue16.

4. Breves comentarios respecto al contrato de interventoría

Puesto que la prohibición se predica respecto del contrato de interventoría,


resulta permite realizar, de manera muy breve, algunos comentarios sobre este
contrato, con el fin de contextualizar el escrito a los elementos de la norma.
En términos general, la interventoría o el interventor es un particular,
ajeno a la entidad pública, que ejerce el control, la vigilancia y la supervisión
sobre el cumplimiento de las obligaciones que tiene a cargo el contratista —de
otro contrato primigenio— que colabora con la Administración pública. El
interventor se debe destacar por tener un adecuado conocimiento técnico en las
diferentes disciplinas dependiendo del caso, o mejor, del contrato a vigilar.
La modalidad de seleccionar un contratista par ejecutar el contrato de
interventoría es el concurso de méritos. El concurso de méritos es la modalidad
más idónea para seleccionar un contratista que realice una actividad intelectual,
como la interventoría, consultoría, estudios de factibilidad, entre otros. En este
concurso lo preponderante son las calidades intelectuales y la tecnificación de la
propuesta, siendo indiferente el valor monetario de la misma 17. Según el artículo
2 de la Ley 1150 del 2007 este concurso de méritos podrá realizarse en
modalidad abierta o por precalificación, el cual la entidad deberá regular por
medio de resolución motivada18.

5. Situaciones problemáticas de la prohibición

Luego de analizar los elementos más fundamentales de la norma, se prosigue a


señalar tres situaciones en las que su aplicación se considera problemática. En
primer lugar, según la redacción de la disposición, y acudiendo a un argumento
literal, la prohibición recae sobre la celebración de cualquier contrato de
interventoría con la misma entidad. No obstante, en la doctrina, esto no es una
posición pacifica, pues autores como Palacio Hincapié y Matallana Camacho
16
CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-618 del 2012. M.P. Gabriel Eduardo
Mendoza.
17
PALACIO. Op. cit., p. 432.
18
Respecto al proceso por precalificación dice la Ley 1150 del 2007, artículo 2,
numeral 3): «[…] De conformidad con las condiciones que señale el reglamento, en
desarrollo de estos procesos de selección, las propuestas técnicas o de proyectos podrán
ser presentadas en forma anónima ante un jurado plural, impar deliberante y calificado».

7
plantean, basados en un argumento finalista, que la prohibición solo debe recaer
para la celebración del contrato de interventoría en uno de los 4 contratos
señalados en la norma que genero la inhabilidad19. Así, por ejemplo, «[…] ante
una misma corporación, uno de los cónyuges podrá contratar la construcción de
una obra y el otro podrá fungir de interventor de otro contrato, pues en ese
evento no se presenta la colisión de intereses que la norma busca evitar» 20. Se
comparte la primera posición, pues si bien, la interpretación finalista se muestra
más justa, proporcional y garantista, la norma es muy clara en disponer que «[…]
no podrán celebrar contratos de interventoría con la misma entidad», por lo que no
cabe la aplicación del principio pro libértate. Además, la Corte, en la sentencia de
exequibilidad de la norma, cuando el actor le propone la interpretación planteada en
la segunda posición, con argumentos un poco confusos, avala esta interpretación
literal:

«Bajo este entendimiento bien cabría preguntarse, ¿por qué resulta


irracional y desproporcionado que la norma demandada pretenda
evitar, en lo posible, la situación ejemplificada, si es claro el propósito
perseguido por el precepto en cuestión e idóneo y necesario el
mecanismo que al efecto se consagra en aras de preservar valores
superiores de la actuación estatal que redundan en inequívocos
beneficios para su transparencia, eficiencia y eficacia, y que claramente
se ubican por encima del interés particular.? Una respuesta obligada a
este interrogante es la de que el precepto en estudio sí se aviene al
mandato superior en lo que atañe específicamente a los cargos
invocados en la demanda en cuanto satisfacen los presupuestos de
razonabilidad y proporcionalidad aducidos como fundamento de los
cargos examinados […]21»

En segundo lugar, no es claro si la prohibición que plantea la disposición


solo aplica respecto del acto de celebrar el contrato de interventoría, o se extiende
al acto de participar o presentar oferta en un proceso de selección, en este caso
19
En palabras de Palacio Hincapié: «[…] Por lo tanto, aunque la norma no lo señala
expresamente, consideramos que la inhabilidad solo opera para quien pretenda ser
interventor de un contrato de obra pública, concesión, suministro de medicamentos y de
alimentos, que sea ejecutado por el mismo, por su cónyuge o compañero permanente y
demás individuos que señala la norma y no se hace extensivo a otros contratos de esa
entidad» (Palacio. Op. Cit., p. 166).
Misma posición asume Matallana Camacho: «La pretensión de esta norma es intentar
corregir conflictos de intereses que se pudieran presentar al seleccionar contratistas (en
este caso de obra, concesión, suministro de medicamentos y de refrigerios o alimentos), y
que luego, estos mismos, o su cónyuge o compañero permanente, sus parientes hasta el
segundo grado de consanguinidad o primero civil, o sus socios pudieran presentar oferta
para ejercer la interventoría en estos mismos contratos […]» (MATALLANA CAMACHO,
Ernesto. Manual de contratación de la Administración Pública. 3ª Edición. Bogotá:
Universidad Externado de Colombia. 2013. p. 214).
20
Palacio. Op. Cit., p. 166
21
CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-618 del 2012. Op. Cit.

8
un concurso de méritos. Nuevamente se presentan dos posición similares al
problema anterior. Una posición restrictiva, apoyada en un argumento literal y
exegético, determinaría que la prohibición solo se predica de la celebración del
contrato de interventoría, tal y como lo dispone la norma. Por otro lado, según la
tesis de Dávila Vinueza, las inhabilidades e incompatibilidades en general deben
interpretarse sistemáticamente con lo dispuesto en el artículo 8 de la Ley 80,
por lo que «[…] la inhabilidad no se limita a la celebración del contrato sino que
engloba la presentación de la propuesta»22. Se cree que la posición de Dávila es la
más idónea y razonable, pues se advierte un desconocimiento por parte del
legislador del régimen de las inhabilidades e incompatibilidades en este caso en
particular, por lo que, por medio de una interpretación sistemática y finalista,
esta prohibición debe añadirse a lo dispuesto en el artículo 8 de la Ley 80 de
1993, por medio de la clausula general de integración dispuesta en el numeral 1°,
literal a)23.
Además, recurriendo a la función interpretativa que tienen los principios,
en este caso, los principios de la función administrativa, consagrados en el
artículo 209 de la Constitución24, se puede advertir que en razón del principio de
eficacia, por el cual las obligaciones y actos de los sujetos en la contratación
estatal deben ejecutarse optimizando costos y evitando actuaciones dilatantes 25,
la inhabilidad consagrada en el artículo 5 de la Ley 1474 de 2011 debe incluir la
prohibición de participar en procesos de selección. En conclusión, la entidad
puede rechazar la propuesta que formule una persona incursa en esta causal26.
Una última situación problemática se deriva de un caso hipotético.
Supóngase que una persona X celebra en primer lugar un contrato de
interventoría con una entidad pública Z, ¿esta persona está facultada para

22
Dávila. Op. Cit., p. 187-188.
23
El artículo 8 de la Ley 80 de 1993, en su numeral 1°, literal a) dispone que son
inhábiles para participar en licitaciones y celebrar contratos ««[…] Las personas que se
hallen inhabilitadas para contratar por la Constitución y las leyes».
24
Artículo 209 de la Constitución Política: «La función administrativa está al
servicio de los intereses generales y se desarrolla con fundamento en los principios de
igualdad, moralidad, eficacia, economía, celeridad, imparcialidad y publicidad, mediante
la descentralización, la delegación y la desconcentración de funciones».
25
Palacio. Op. Cit., p 76.
26
A diferencia de la inhabilidad derivada del artículo 183 de la Ley 1801 de 2016,
en la cual, acudiendo a una interpretación finalista, se entendía que era subsanable
hasta el momento inmediatamente anterior a la celebración del contrato adjudicado. Su
finalidad recaía en que los ciudadanos se pusieran al día en las obligaciones pecuniarias
derivadas de las multas, por lo que el tiempo que tenía el oferente entre la presentación
de la oferta y la contingente celebración del contrato era un tiempo legitimo para
subsanar su inhabilidad poniéndose al día en el pago. En el caso presente, la finalidad de
la norma es completamente distinta, además de que es una situación insubsanable hasta
tanto el contrato originador de la prohibición no esté liquidado, por lo que si resulta viable
su extensión a la presentación de las ofertas.

9
celebrar un contrato de obra pública, de concesión, suministro de medicamentos y
de alimentos con la misma entidad Z? Puede predicarse que lo que busca la
prohibición es reprochar la situación en la cual estos dos contratos concurren en un
número determinado de sujetos, sin importar el orden en el cual fueron celebrados.
Pero, de la misma forma, puede plantearse que el orden de los factores de la norma sí
altera el producto, por lo que la situación que genera la prohibición es la celebración
en primer lugar de uno de los 4 contratos señalados, y el contrato estrictamente
restringido es el de interventoría. Sin ser indiferentes frente al gran problema que
representa la situación anterior, se prefiera la interpretación restrictiva, puesto que el
orden sí debe importar en este caso, y la prohibición solo se predica del contrato de
interventoría. De igual forma, se está frente a un caso oscuro, en donde una
disposición normativa tiene dos posibles interpretaciones, por lo cual, aplicando el
principio pro libértate, se debe preferir la que menos restrinja los derechos de los
ciudadanos.

Bibliografía

Doctrina

DÁVILA VINUEZA, Luis Guillermo. Régimen jurídico de la contratación estatal. 3ª


ed. Bogotá: Legis, 2016. 922 p.

PALACIO HINCAPIÉ, Juan Ángel. La contratación de las entidades estatales. 8a


ed. Medellín: Librería Jurídica Sánchez, 2020. 860 p.

MATALLANA CAMACHO, Ernesto. Manual de contratación de la Administración


pública. 4ª ed. 2ª reimp. Bogotá: Universidad Externado de Colombia, 2017. 1280
p.

Jurisprudencia

CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-415 de 1994. M.P. Eduardo Cifuentes


Muñoz
CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-618 del 2012. M.P. Gabriel Eduardo
Mendoza.

CONSEJO DE ESTADO. Sala de Consulta y Servicio Civil. Concepto del 29 de


abril de 1998. Exp. 1.097. C.P. Augusto Trejos Jaramillo.

Conceptos

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COLOMBIA COMPRA EFICIENTE. Concepto C ─ 210 del 2021

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