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La escasez del agua, acentuada por el modelo de producción capitalista, ha generado un impacto
significativo e irreversible al ambiente. La persistencia de una responsabilidad común pero
diferenciada, incrimina a las naciones más industrializadas ya que éstas son las principales
causantes de la actual carencia del recurso, en virtud de ser los mayores emisores de CO²,
generadores de desechos sólidos, consumidores de combustibles fósiles y explotadores intensivos
de recursos naturales, entre otras razones que sustentan el nivel de confort de sus sociedades.
Según algunos pronósticos el panorama no parece alentador, ya que éstos muestran la escasez
del vital “oro azul” y vaticinan los efectos inmediatos, que se materializarán a corto plazo. En este
caso, el II Informe de Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo
(UNESCO, 2006, p.14), sostiene: “los recursos hídricos globales, son limitados y están mal
distribuidos”. Este Informe esgrime, además que la deficiencia de los gobiernos y de las
legislaciones entorno al tema han generado un abastecimiento ineficaz originando un conflicto
ficticio, aunque “no hay déficit del recurso, [por lo cual] la crisis radica en el modo de regir el
acceso, el control de los recursos hídricos y sus beneficios” (Ibid, p.33).
Ante estas circunstancias las principales potencias se han precipitado a poner en marcha planes
para posicionarse y apropiarse de las principales fuentes de agua potable, especialmente las que
ostenta África y América Latina. En este sentido, el Acuífero Guaraní, como casi todos los cuerpos
de agua potable del planeta, no se encuentra exento de amenazas. En particular, cuando se
reconoce que la contaminación de fuentes hídricas mundiales, originada por el uso de
agroquímicos, residuos urbanos e industriales así como el aumento sin control de los volúmenes
de agua extraídos, pone en riesgo el abastecimiento de agua potable de millones de personas.
Sobre el aporte estratégico del gran banco hídrico del sur, las universidades de los países que
ostentan su soberanía plena (Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay), sostuvieron desde 1994
reuniones académicas que culminaron con la suscripción del Acta de Payandú el 22 de Abril de
1997, por medio de la cual los gobiernos nacionales se comprometen a coordinar investigaciones
orientadas a garantizar el uso sustentable y la conservación del Sistema Acuífero Guaraní (SAG).
Sin embargo, es sólo hasta 1999 cuando los organismos gubernamentales gestores de los
recursos hídricos solicitan a la Organización de Estados Americanos (OEA) y al Banco Mundial
(BM), diseñar un proyecto estratégico para el manejo del Acuífero Guaraní.
Tema: Ambiente
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de los países que ostentan el Acuífero. Esta situación se ve acentuada por la presencia de bases
militares estadounidenses en la zona de la triple frontera Paraguay-Brasil-Argentina, donde
casualmente convergen la Amazonía, el proyecto del corredor transfronterizo de la Iniciativa para la
Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA) y el área de carga y descarga –es
decir el sector más estratégico- del Acuífero.
En contrapartida, los países involucrados han defendido su derecho a garantizar el control nacional
sobre el SAG. Por lo tanto, el Acuífero fue decretado en el 2004 como Patrimonio Natural del
MERCOSUR. Esta estrategia garantizará la gestión hídrica soberana del acuífero, a fin de
preservar el agua como un derecho público y fundamental de los pueblos frente a la creciente
tendencia de privatización que pretende incrementar la presencia e influencia de las potencias
hegemónicas en la región.
El Acuífero Guaraní es la tercera reserva subterránea de agua del planeta, compartida por
Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Con un área de 1.195.700 km², en la actualidad almacena
37.000m³ de agua (ver mapa 1). Aunque se desconoce su alcance real, según las últimas
estimaciones, pudiera ser el mayor curso de agua bajo tierra.
Mapa 1
Un informe de Elsa Bruzzone, historiadora del Centro de Militares por la Democracia Argentina
(CEMIDA) y especialista en recursos naturales, precisa el alcance de cada país en el SAG. Brasil
ostenta el 70% del territorio del acuífero con una superficie de 850 mil km². Es el país que más
explota el Acuífero, principalmente para uso doméstico, industrial, riego, baños terapéuticos y el
comercio del agua mineral. Argentina posee un 19% con una superficie de 225 mil km², se tiene
conocimiento que explota 5 perforaciones de agua dulce y 1 de agua salada, destinadas al
consumo interno. Paraguay cuenta con un 6% que asciende a 70 mil km², y se estima que explota
alrededor de 200 pozos destinados al uso doméstico. Uruguay concentra 5% del manto, lo que
equivale a 45.000 km², tiene 135 pozos de abastecimiento público de agua, algunos de los cuales
se destinan a la explotación termal.
Actualmente, alrededor de 24 millones de personas viven sobre el territorio del SAG. No obstante,
la contaminación de las principales fuentes hídricas ha provocado un aumento de la demanda de
aguas subterráneas - las cuales brotan fácilmente a la superficie y son más puras -, siendo éstas
más económicas de procesar y comercializar para el consumo. Bajo esta perspectiva el valor
intrínseco del SAG se eleva de manera exponencial, si consideramos que las aguas termales son
consideradas para el uso turístico e incluso como una fuente de energía geotérmica.
El territorio situado sobre el Acuífero Guaraní se presenta como un lugar propicio para las
pretensiones neocoloniales de reubicar, de manera masiva, sus industrias manufactureras,
sedientas de agua, energía, tierra barata, comunicaciones, mano de obra y mercado. Motivado por
estas condiciones, los estrategas de los países industrializados del Norte estudian opciones sobre
las zonas “hidroconflictivas”, que les permita un mayor margen de maniobra y decisión en la región,
porque como afirma la investigadora del Centro de Estudios de África y Medio Oriente (CEAMO)
2
Zelmys Domínguez (Domínguez, 2006, p.1): "el asunto hidráulico reemplazó al asunto petrolero en
los círculos políticos estratégicos, y de una manera flagrante, en los escenarios de estudios
prospectivos elaborados por los futurólogos".
A esos intereses se suman los de naturaleza geopolítica y carácter militar, que se expresan en la
presencia de tropas del Comando Sur de las Fuerzas Armadas estadounidenses, asentadas en
Paraguay. Esta presencia se sustenta en una supuesta estrategia de contención terrorista en la
zona, frente a la realidad subyacente de concretar y hacer viable el apoderamiento del SAG. El
punto elegido por los militares para desplegarse, les otorga precisamente una posición privilegiada
para controlar los hidrocarburos de Bolivia, la zona más importante de carga y descarga del
Acuífero Guaraní y fungir como centinelas ante los cambios contrahegemónicos que se están
gestando en la región.
En el libro “La Guerra Infinita: Hegemonía y Terror Mundial” (Ceceña, 2005, p.11), la investigadora
describe a la Triple Frontera "como la llave de acceso político y militar a la región amazónica";
límite entre Brasil y Argentina. Asímismo, el CEMIDA afirma que los supuestos asentamientos de
grupos terroristas en la Triple Frontera, ubicado entre: Puerto Iguazú-Argentina, Foz de Iguazú
Brasil y Ciudad del Este-Paraguay, fue un pretexto de Washington para aumentar su presencia
militar en el lugar y "apoderarse silenciosamente del Acuífero Guaraní", a través del proyecto que
maneja el CSAG. En esta zona confluyen además las dos represas hidroeléctricas más potentes
del mundo: Itaipú (Brasil-Paraguay) y Yacyretá (Paraguay-Argentina) (ver mapa 2).
Mapa 2
El Acuífero Guaraní es un punto geográfico vital, al poseer salida directa al Atlántico por el oeste y
por el este se comunica con la eventual hidrovía Paraná-Paraguay, donde convergen dos represas:
Corpus Christy y Yacyretá, entre otras que ya comienzan a ser financiadas por el BM y el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID).
Ante este panorama, Estados Unidos pretende estructurar megaproyectos de agua que están
delineados en tres planes de infraestructura: la North American Water and Power Alliance
(NAWAPA), el Plan Puebla Panamá (PPP) y la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura
Regional de Suramérica (IIRSA) (ver mapa 3). Todos estos proyectos surgen como extensiones del
Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA), Área de Libre Comercio de América del Norte
(NAFTA) y Tratado de Libre Comercio de América Central CAFTA. La construcción de los llamados
“corredores de desarrollo” podría dar salida a la producción no sólo industrial, sino a la agrícola de
las multinacionales asentadas en la región.
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Mapa 3
“Los barones del Agua” como Nestlé y Coca Cola, líderes del negocio embotellador de agua,
Monsanto Wells y Bechtel Co., las francesas Suez y Vivendi, las españolas Aguas de Valencia y
Unión FENOSA ACEX, o la inglesa Thames Water, entre otras empresas multinacionales sedientas
de utilidades, están preparadas para abalanzarse sobre el “vital oro azul” que emerge
superficialmente del acuífero y completar así su cadena de producción (explotación, almacenaje,
distribución, etc).
Por otra parte, más del 80% del agua potable que se consume en el mundo está destinada para el
uso industrial; también surgen otros beneficiarios, quienes demandan grandes cantidades de agua
para el cabal desempeño de sus compañías de alimentos, ingeniería y construcción, entre las
cuales destacan: Rockefeller, Ford, IBM, Kelloggs, Kodak, entre otras de origen estadounidense.
Las contrariedades que padecen los países del SAG, en cuanto al manejo y gestión de sus
recursos hídricos, se reproducen en otras latitudes, por lo cual se hace pertinente abordar la
controversia entre el agua como una mercancía frente a la percepción que propugna el acceso
inalienable al recurso como un derecho esencial.
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La concepción neoliberal del agua engloba tres premisas fundamentales, a) la percepción del agua
como un bien escaso, una mercancía producto de la crisis ecológica, equiparable al petróleo y
susceptible de regirse por la “mano invisible del mercado”; b) La universalidad y la exclusividad de
la propiedad privada del agua; y c) la falta de capital en los países menos industrializados
imposibilita el acceso de su población al agua potable.
Para deponer la primera premisa cabe resaltar que a diferencia del petróleo, el agua no puede ser
sustituida, ni puede ser sometida a las leyes de libre competencia por ser un bien social, una
fuente de vida, un derecho inalienable común y esencial para la sobrevivencia de la humanidad. En
cuanto al segundo apartado que propugna la visión del agua como un bien universal y exclusivo,
es primordial hacer hincapié en que el acceso al “vital líquido” es un derecho fundamental, público
e intransferible. Por su parte, la tercera premisa asegura que los países “menos industrializados”
carecen del financiamiento necesario para el control, manejo y gestión de sus fuentes de agua. En
este sentido, ante la administración ineficiente de los recursos, se vislumbra un escenario propicio
para la progresiva intervención extranjera de potencias, ávidas de internacionalizar sus capitales.
En consecuencia, la concepción social del agua cobra vigencia, en virtud de que concibe al vital
líquido como una fuente de vida, o un bien de dominio público que no debe ser jamás cedido,
traspasado, arrendado ni enajenado.
Ante este panorama favorable a los intereses imperialistas en la región, la creciente socialización
del agua surge como una necesidad para reivindicar los derechos intransferibles de nuestros
pueblos soberanos, a pesar de una arcaica, insuficiente y en ocasiones inexistente legislación
sobre recursos hídricos en Latinoamérica. Esta iniciativa ha sido secundada por países como:
Brasil, Chile, Argentina, Ecuador y Venezuela. Ejemplo de ello es la Ley de Aguas (2007) de la
República Bolivariana de Venezuela, cuyo aporte reitera el compromiso de consolidar la alianza
estratégica pueblo-gobierno a fin de garantizar la gestión de los recursos hídricos, atendiendo al
principio de corresponsabilidad que garantice el ejercicio de la soberanía plena y la seguridad
nacional.
Las acciones que tomará el BM en el seno del SAG, son previsibles considerando los precedentes
de países como Ghana, Bolivia y Palestina, entre otros, que ya padecen las secuelas de la
privatización. El traspaso del recurso a las transnacionales se pretende materializar a través del
BM y la Organización Mundial del Comercio (OMC), organismo que acuña el término de “servicios
ambientales” en su afán de liberalizar los sectores que han sido tradicionalmente administrados por
el Estado. Esta transferencia neoliberal cuenta con el respaldo irrestricto de las bases militares
estadounidenses asentadas en la región, garantizando así la consecución de los fines
imperialistas.
En contraposición, las naciones del SAG procuran restituir el control y manejo de sus recursos
naturales reales y potenciales. Por su parte, Venezuela debe estar atenta a las ambiciones
neocolonialistas, que pueden atentar contra la gobernabilidad y soberanía del espacio territorial
venezolano, proclamado como “zona de paz” según el Art.13 de la Constitución Nacional de la
República Bolivariana de Venezuela (2000), la cual además prohíbe expresamente el
establecimiento de bases militares foráneas en el territorio nacional. Fundamentada por estos
principios, la República debe velar por contrarrestar cualquier pretensión de conflicto o de “guerra
de baja intensidad”, que pudiera estarse fraguando en el cerco de asentamientos diseminados en
la región.
5
amazónica. Incluso, se tiene previsto que el corredor del IIRSA transite por el eje Río Negro-
Amazonas. En este sentido, la República Bolivariana de Venezuela debe velar por la persistencia
de la soberanía plena sobre los ríos estratégicos que posee como son: el Orinoco, que asegura la
salida al Océano Atlántico y al Caribe, el río Caroní que constituye una de las centrales
hidroeléctricas más importantes del mundo, y por supuesto el eje Río Negro-Amazonas, que
conforma la conexión fluvial más importante con Brasil. (Ver Mapa 4).
Mapa 4
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LA SOLEDAD DE LOS MORIBUNDOS:
LAS LEYES HUMANITARIAS Y LOS ENFERMOS TERMINALES
Toda persona, sea quien fuere y por muy humillada que esté,
exige, aunque sea de una manera instintiva e inconsciente,
que se respete su dignidad humana
F. Dostoievski
I. Eutanasia o el derecho a morir con dignidad
La moral estricta de las grandes religiones monoteístas califica de asesinato cualquier acto que
ponga coto a la existencia humana. La mentalidad occidental silenció, por siglos, toda discusión
sobre la muerte voluntaria o “el derecho a morir con dignidad”1. La concepción de la vida como bien
sagrado contribuyó a prolongar tabúes sobre los fines humanitarios de acabar con agonías
insoportables y discapacidades incurables.
La condición de minusvalía y exclusión social de enfermos crónicos han llevado a países como
Holanda, Bélgica y Suiza a legalizar la eutanasia activa, es decir, provocar la muerte a petición de
pacientes por medio de la administración médica de drogas letales o una sobredosis de morfina.
Sin embargo, en diversos países se practica sin regulación bajo el eufemismo de suicidio asistido.
Grupos de protesta se enfrentan contra quienes equiparan la legalización de la eutanasia a las
pugnas que en décadas pasadas condujeron a la despenalización del aborto en algunos países.
En este debate sobre si la eutanasia fomenta la “cultura de la muerte” participan tanto la
ultraderecha como la izquierda más encendida.
Este informe ofrecerá una visión global sobre los debates acerca de la eutanasia en enfermos
terminales y patologías congénitas. La mención de los intereses en pugna y visiones contrapuestas
ilustrará las enormes contradicciones que rodean el tema de la muerte asistida. La aproximación a
1
En general, los expertos en bioética y los activistas que reivindican los derechos de los moribundos suelen referirse a la
eutanasia como muerte digna. La terminología forma parte del trato compasivo y deferente dado a las personas en
condición de desahucio. Es una forma de valorar sus peticiones por una muerte serena y ajena a penurias agudas.
La palabra eutanasia significa literalmente “buen morir” o denominada de una forma más corriente
“muerte dulce”. El calificativo dulce reafirma la idea benefactora de un fallecimiento inmediato y sin
dolor. La agonía constituye el fardo más difícil de sobrellevar en cuanto supone el trabajo con la
sensibilidad más primaria, es decir, el dolor corporal. Aquellos que alzan el estandarte de la
eutanasia como causa justa, en general son criticados por su visión materialista de la vida. La idea
de negar cualquier tipo de trascendencia metafísica otorgaría derecho a los seres humanos para
disponer de su existencia sin atender a prohibiciones morales de ninguna especie. La moral
religiosa más conservadora, que está representada en gran parte por la alta jerarquía eclesiástica,
no admite concesiones respecto a la supremacía innegable de la voluntad de Dios para decidir el
momento más oportuno para la muerte de una persona. En la eutanasia la petición deliberada de la
muerte se justifica por ser la vía para suprimir un dolor insoportable. La eutanasia es activa cuando
se trata de administrar alguna sustancia que provoque la muerte del enfermo; en contraste, se trata
de eutanasia pasiva cuando simplemente se interrumpen las terapias que permiten la subsistencia
de un paciente impedido a causa de un mal degenerativo sin cura descubierta ni rehabilitación
posible.
En materia de eutanasia, existe un debate internacional tan intenso como incómodo. La medicina
hace uso de artefactos técnicos cada vez más sofisticados para prolongar la vida humana. En su
propósito de ofrecer alternativas para la asistencia médica de las dolencias corporales, la ciencia
se empeña en asistir al enfermo incluso por encima de su propia voluntad. En contraste, Antonio
Castañeda, experto en el tema, considera que los activistas pro eutanasia explotan el miedo
natural, no tanto a la muerte, sino a la soledad y el sufrimiento.
El Parlamento Europeo prepara desde hace varios años una resolución para pronunciarse a favor
de la eutanasia. Sin embargo, los escándalos suscitados por casos concretos de aplicación
piadosa de la “muerte dulce” han demostrado la reacia disposición de la opinión pública para dar el
salto hacia semejante cambio jurídico. En España, la reciente desconexión de los medios
artificiales que mantenían con vida a una mujer de 51 años, Inmaculada Echeverría, postrada
desde hace más de una década a causa de una distrofia muscular degenerativa, generó opiniones
adversas contra la apertura hacia tales procedimientos de muerte provocada.
Si la eutanasia escuda un delito tras una fachada de misericordia con quien sufre sin esperanzas
de alivio, también forma parte de una polémica insoluble. Mientras la Iglesia Católica desprestigia
toda forma de rechazo a la vida, otras iniciativas se entregan abiertamente a la lucha contra el
ensañamiento médico y avalan leyes en pro de la eutanasia. La Cámara Británica aprobó hace ya
dos años la muerte asistida a pacientes terminales. La ley es una copia al carbón a la admitida en
Oregon y Los Ángeles (Estados Unidos), que admite la automedicación de dosis letales con
prescripción médica.
Las leyes de eutanasia en Holanda son estrictas y precisas en su aplicación. En primer lugar, el
paciente debe hacer manifiesta su voluntad de morir, el médico debe estar seguro de que se trata
de una enfermedad incurable, al mismo tiempo se exige la mediación de una segunda opinión
médica para avalar el diagnóstico, y por último el procedimiento para facilitar el deceso al paciente
debe administrarse mediante fórmulas médicas aceptables.
Cada vez que acontece una muerte asistida al margen de la ley, resurge el debate público sobre la
eutanasia. El movimiento mundial a favor de la muerte digna encuentra adeptos en personas que,
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al tanto de la constante evolución de los derechos ciudadanos, reconocen la enorme impunidad
vigente en la potestad de los médicos frente a los pacientes con tratamientos prolongados y
cuadros sin salidas terapéuticas. La defensa del buen morir o economía del sufrimiento forma parte
de las cruzadas de Organizaciones no Gubernamentales (ONGs) que desean salirle al paso a la
moral tradicional y prejuicios muy arraigados. La Asociación “Derecho a Morir con Dignidad” (DMD)
tiene agencias en España, Colombia y otros 20 países. Todas estas asociaciones se congregan en
la Federación Mundial de Asociaciones pro Derecho a Morir Dignamente.
La Federación Mundial de Asociaciones pro Derecho a Morir Dignamente recibe múltiples casos
para ofrecer opciones de cara a la muerte digna. Las asociaciones abogan por la reformulación de
leyes locales para asistir a desahuciados y desahuciadas. En esta Federación Mundial confluye
una red de instituciones abocadas a la defensa de derechos vitales de los moribundos. En muchos
casos, estas organizaciones asesoran a los enfermos crónicos para hacer valer sus derechos.
Francia, por ejemplo, avanza en la cruzada por regular la eutanasia como ejercicio médico: la
Association pour le Droit de Mourir dans la Dignité (Asociación por el Derecho a Morir con
Dignidad) es una de las agencias con más actividad. La Federación, que fue fundada en 1980 en
Oxford, Inglaterra, en ocasión del Tercer Congreso Internacional de Asociaciones pro Muerte
Digna, sostiene que los individuos deben tener derecho a tomar sus propias decisiones sobre la
forma y el momento adecuado para encarar su propia muerte.
Por otro lado, se encuentran en el polo opuesto grupos vinculados a las iglesias cristianas y élites
médicas comprometidas con la defensa del código deontológico, es decir, la integridad médica con
apego a ultranza al derecho a la vida. El relativismo moral criticado por el Papa Benedicto XVI
también deja sentir la inquietud contra ciertas medidas, que para aliviar el sufrimiento interrumpan
el curso natural de la vida. La medicina occidental proscribe cualquier procedimiento que precipite
la muerte mientras existen medios para garantizar supervivencia.
“Aunque la muerte se considere inminente, los cuidados ordinarios debidos a una persona
enferma no pueden ser legítimamente interrumpidos. El uso de analgésicos para aliviar los
sufrimientos del moribundo, incluso con riesgo de abreviar sus días, puede ser moralmente
conforme a la dignidad humana si la muerte no es pretendida, ni como fin ni como medio, sino
solamente prevista y tolerada como inevitable. Los cuidados paliativos constituyen una forma
privilegiada de caridad desinteresada. Por esta razón deben ser alentados” (Catecismo de la
Iglesia Católica, 11-05-2003).
Organismos internacionales han fijado una posición sin reservas en cuanto a la terminología
asignada para describir la eutanasia. En este sentido, el intento de la Organización Mundial de la
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Salud (OMS) de uniformar criterios no da cabida a malentendidos: “Dos cuestiones se plantean con
cierta frecuencia en la sociedad contemporánea en torno al paciente terminal: la posibilidad de
provocar la muerte a demanda y la de defenderse de una excesiva y deshumanizadora
tecnificación en las últimas fases de la enfermedad”.
“La iniciativa señala que toda persona que solicite la terminación de su vida, deberá hacerlo por
escrito siempre que sea posible. Ésta deberá ser diligenciada y firmada por el paciente y al
menos dos testigos que en presencia del mismo, atestigüen de buena fe que la persona no
está siendo presionada. El presidente de la Fundación Morir Dignamente, Juan Mendoza,
expresó que las personas cuando tienen enfermedades no curables tienen derecho a decidir
sobre su martirio o su tranquilidad. La eutanasia no es obligatoria para ninguna persona cuyos
criterios y cuyas convicciones no se lo permitan” (Radio Caracol, 29-03-2007).
La experiencia holandesa ha dado pie a que otros países se aventuren en la discusión legislativa
sobre el tema. Tras cinco años de legalización de la eutanasia, el juicio retrospectivo marca
tendencias que adjudican bondades al proceso de legalización en Holanda. El informe Remmelink2
muestra que para 1991 se consumaron 2.300 eutanasias con consentimiento de pacientes en
hospitales holandeses. Aunado a esto, se registraron 400 casos de cooperación al suicidio y 1.000
eutanasias sin que tomase lugar la voluntad del paciente. En aquel entonces, según arrojan los
resultados de esta encuesta las clínicas terminaban con la vida de los pacientes sin ningún control
por parte del Estado. Si se tiene en cuenta que de los 22.500 pacientes muertos a causa de
sobredosis de morfina, en 8.100 de los casos se hizo adrede con la intención de abreviar la agonía,
entonces no suena descabellado que naciera la regulación jurídica para poner orden en la
administración de la eutanasia. (Pardo, 21-12-94)
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A finales del año 1990, el fiscal general Remmelink encargó la elaboración de un informe estadístico acerca de la práctica
real de la eutanasia en Holanda.
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En el caso de Venezuela, la discusión sobre la eutanasia se ha reservado a foros sobre la ética
aplicada a las prácticas médicas. La negligencia médica cobra ya demasiadas víctimas para que
pueda hablarse de administración pública de muertes piadosas. Un estudio de jóvenes médicos de
la Universidad de Los Andes (ULA) da muestra de la óptica más arraigada dentro del gremio,
respecto al significado de la eutanasia como procedimiento: “Actualmente el significado real es el
de la muerte indolora provocada directamente por procedimientos médicos, de personas que son
consideradas condenadas a una vida irreversible o inválida, con la intención de ‘liberar’ a esas
personas del sufrimiento o la sociedad de una supuesta carga inútil”. (Mazari, 30-03-1998, p.1)
Las leyes en Venezuela sobre la muerte voluntaria son casi inexistentes. No obstante, el jurista
venezolano más versado en este campo, Federico S. Fuenmayor Gallo, considera que el poco
desarrollo legal sobre daños auto infligidos se debe al carácter extraordinario de este tipo de
normas en el campo de la ley escrita. En su libro “Derechos sobre la propia persona y la atipicidad
del suicidio”, dedica páginas a describir el suicidio como fenómeno poco frecuente en la sociedad
venezolana. Además, ofrece una disquisición general acerca de la asistencia al suicidio, el
homicidio por petición y la eutanasia. Fuenmayor Gallo se adhiere a la visión doctrinaria respecto a
la defensa absoluta de la vida.
V. La eutanasia en prospectiva
El propósito de prolongar la vida humana a toda costa va en detrimento de los derechos humanos
de algunos enfermos y enfermas. Las pocas alternativas impuestas por la medicina occidental han
llevado a la incorporación de cuidados paliativos, muchas veces, apenas capaces de producir alivio
psicológico. La medicina considerará delito inconcebible a la eutanasia en la medida que se
mantenga la disposición legal en su contra.
En México existen iniciativas políticas para otorgar a la muerte asistida calidad de servicio
humanitario a enfermos terminales. El pasado 11 de abril de 2007 el Senado mexicano inició
discusiones sobre la despenalización de la eutanasia. Las súplicas de enfermos adoloridos y
recluidos en albergues conmueven desde hace años a la opinión pública. El Partido de la
Revolución Democrática (PRD) fue el impulsor de introducir el debate en el Senado. Lázaro Mazón
Alonso, senador PRD y comisionado para dirigir los asuntos de salud, declaró a los medios locales
que se busca promover la eutanasia pasiva, es decir, no se trata de administrar drogas letales sino
interrumpir tratamientos que prologan inútilmente la vida. La propuesta legislativa emulará
proyectos de ley ya en curso en algunos países europeos. El senador del PRD advierte que la
intención es extender el derecho a la eutanasia a enfermos despojados de su juicio, según la
iniciativa, deberá ser aplicada por un profesional de la medicina y previamente refrendada por un
comité de bioética. De esta manera, México pretende secundar los adelantos sobre la legitimación
de los derechos humanos de los enfermos y enfermas en condición de desahucio:
“La propuesta incluye una reforma al Código Penal Federal, para dejar sin sanción a quien
ayude a morir a una persona en acatamiento a la nueva norma. De acuerdo con la iniciativa,
que será impulsada por el senador Lázaro Mazón, la terminación voluntaria de los tratamientos
sólo podría aplicarse en instituciones públicas del Sector Salud y luego de la aprobación de un
Comité Nacional de Bioética Médica, que sería creado y regulado por la Secretaría de Salud”
(El Siglo del Torreón, 3-04-2007).
Holanda sigue siendo la experiencia con mayor trayectoria en el empleo de la eutanasia. La ley
sobre la terminación de la vida propia sancionada en Holanda podría seguir su transformación sin
obstáculos. A mediano plazo, la experiencia en Los Países Bajos familiarizará a la comunidad
internacional frente a la posible conveniencia social de este instrumento humanitario. Después de
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cinco años de aplicación regulada, la transparencia promete abrir la discusión internacional. En
Holanda, la administración legal de la muerte asistida no ha permitido que se explote a favor de
siniestros manejos médicos. Según datos del gobierno holandés, suministrados por la Comisión de
Control de la Eutanasia (CCE), órgano encargado de brindar ayuda médica a enfermos terminales,
el número de muertes operadas mediante instrumentación médica ha bajado y tiende a
estabilizarse en relación a los años en que la práctica era ilegal:
Registro (CCE) 1990 1995 2001 2002* 2003 2004 2005 2006
Muertes por
Sin Sin
eutanasia en 2163 3020 1882 1815 1886 1993
Datos datos
Holanda
*Año de legalización de la eutanasia como procedimiento médico
Fuente: VAN DEN BERG, Marijke (30-03-2007) Eutanasia genera claridad
http://www.informarn.nl/temasholanda/Eutanasia/act070330_eutanasia
La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa dio espacio a una declaración sobre la
protección de los derechos humanos y la dignidad de los enfermos terminales. Pese a que no
justifica la eutanasia, sí refleja el sentir de movimientos actuales por la protección de los enfermos
y enfermas en el final de sus días. La defensa de la dignidad de los seres humanos no se
circunscribe a la oportuna asistencia sanitaria, sino también supone la defensa de la calidad de
vida de los enfermos y enfermas. La administración responsable de “cuidados paliativos” o terapias
para alivio del dolor no tiene que ser competencia exclusiva del personal médico sino que también
atañe a la persona aquejada por la enfermedad. Existe un cuerpo de derechos de los moribundos
que empieza a deslastrarse de la tradicional idea del enfermo como cuerpo rendido a la fuerza de
tratamientos médicos agotadores. La voluntad del enfermo empieza a ser valorada y a dársele
valor jurídico.
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Un médico cualificado como gestor del fin de la vida no sólo extendería sus competencias sino que
propiciaría una redefinición de los códigos de la ética médica. Por vez primera, el debate empieza
a valorar los deseos del enfermo agonizante en relación a su tolerancia a los tratamientos. Las
tendencias actuales invitan a pensar que la eutanasia pasiva tiene por destino, en un incierto lapso
de tiempo, la regulación legal.
Principales fuentes consultadas
MASCHINO, Maurice (2007) Tiempos para vivir, tiempos para morir LE MONDE diplomatique
MAZZARI, Rossana & OTROS. (1998) Actitud de Médicos y Estudiantes de Medicina frente a la Eutanasia, en:
http://www.saber.ula.ve/db/ssaber/Edocs/pubelectronicas/medula/Vol7num1-4/articulo4.pdf (recuperado el 30-03-07)
PARDO, Antonio (1994) Nuevos datos sobre la eutanasia en Holanda, en: http://www.aceprensa.com/art.cgi?articulo=7290
(recuperado el 05-03-07)
World Federation of Right to Die Societies (2007) Oregon's Death with Dignity Act Annual Reports, en www.worldrtd.net
(recuperado el 1-04-07)
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¿HA LLEGADO AL CENIT LA PRODUCCIÓN MUNDIAL DE PETRÓLEO CONVENCIONAL?
Análisis de las reservas, producción y consumo
En los últimos años, el descubrimiento de grandes yacimientos petroleros, aquellos cuya capacidad
de producción es mayor de 100 mil b/d, ha cesado, a pesar de que las principales empresas
petroleras han destinado sumas importantes para actividades de exploración. La tasa de
descubrimientos de nuevas reservas alcanzó su máximo nivel en la década de los 60. El más
reciente descubrimiento de un gran campo petrolero, aconteció en el Mar del Norte en 1969, con
unos 60.000 millones de barriles (Aleklettt, 2006, p.10).
El cenit del petróleo es el término utilizado para denotar el punto en que se logra la máxima
producción. Ésta se alcanza cuando se ha extraído la mitad del petróleo existente, ya sea en el
mundo o en una determinada región, según sea el caso de estudio. El presente análisis se
fundamenta en la producción del petróleo convencional (liviano, mediano y pesado), aquel cuya
extracción y refinación es fácil, ya que utiliza procesos tradicionalmente empleados por la industria
petrolera internacional. Por su parte el petróleo no convencional (extrapesado y bitumen) es aquel
tradicionalmente más difícil y complicado de extraer; éste requiere de grandes inversiones e
infraestructura especializada porque no puede ser extraído mediante operaciones normales de
producción. Por otra parte los crudos no convencionales, una vez que se encuentran en la
superficie en condiciones naturales, pasan de estado líquido a estado sólido (a excepción de los
bitúmenes que conservan el estado sólido); mientras los convencionales mantienen el estado
líquido que traen del yacimiento (Martínez, 2002, p.133-134).
Tema: Energía
14
Grafico Nº 2: Descubrimientos y consumo mundial de petróleo. Período 1900-2000
El objetivo del presente informe es ofrecer un análisis sobre el agotamiento del “petróleo fácil” en el
escenario futuro. La correlación de variables vinculadas al índice de reservas, producción y
consumo delineará las tendencias de cara a los retos que deberá enfrentar la sociedad industrial y
el resto del mundo en las primeras décadas del siglo XXI, en el caso que no se hallaran grandes
reservorios de crudo.
En los albores del siglo XXI, la realidad global está asociada a un incremento en las relaciones
políticas, económicas y sociales entre las naciones, dando lugar a un mundo cada vez más
interdependiente y de fronteras abiertas. Bajo esta perspectiva, el petróleo reafirma su condición
como recurso estratégico; asimismo aparece en la escena mundial como factor determinante para
la formulación de las políticas que desarrolla cada nación, en particular los mayores productores y
consumidores de crudo.
El fuerte crecimiento económico experimentado por el mundo en los últimos años, especialmente
en países asiáticos como China, India, Indonesia y Corea del Sur, ha inducido de manera
considerable el incremento del consumo mundial de petróleo. Según estadísticas publicadas por la
15
OPEP y la Agencia Internacional de Energía (AIE), la demanda petrolera mundial se ha elevado en
un rango que va desde 69.4 millones de b/d en 1995 hasta 84 millones de barriles en el año 2006.
China desplazó en niveles de consumo a Japón, quien hasta hace poco (2005) registraba una
demanda petrolera de 5.3 millones de barriles diarios y ocupaba el segundo puesto como mayor
consumidor después de Estados Unidos. Por su parte, China duplicó su demanda entre 1995 y
2005, pasando de 3.3 a 6.9 millones de barriles diarios respectivamente. (British Petroleum, 2006,
p.11).
6000
5000
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19
19
19
20
20
AÑOS
El pasado 13 de marzo de 2007, la AIE publicó un informe sobre el mercado petrolero donde
señala que la demanda mundial en el corriente año será de 86 millones de b/d, 1.8% más que en el
2006.
16
III. Principales actores dentro del escenario energético mundial
Desde los inicios de la Industria Petrolera Internacional en 1859, Estados Unidos ha sido uno de
los actores más destacados, primero como el mayor productor de petróleo durante los primeros
años del siglo pasado y ahora como su principal consumidor. El gran consumo energético por parte
de esta nación influye sobre los demás actores y sobre la configuración del mercado petrolero
internacional. La dependencia del suministro extranjero hace a Estados Unidos vulnerable ante
posibles recortes o interrupciones de petróleo en el mercado. Por tanto, para el primer país
consumidor de petróleo y gas del mundo, asegurarse el aprovisionamiento de estos recursos
energéticos es indispensable para su seguridad.
Otro actor en juego es la OPEP, si se considera que los países miembros poseen la mayor
cantidad de reservas de crudo existentes en el planeta, y que en algunos casos como Arabia
Saudita e Irak, cuentan con bajos costos de producción. Estas características (grandes reservas y
bajos costos de producción) permitieron que Arabia Saudita se convirtiera en el mayor productor y
exportador del mundo, registrando a comienzos del presente año una producción de 8.5 millones
b/d.
En tercer lugar, destaca la presencia de los países de Asia Pacífico que en los últimos años han
incrementado considerablemente su demanda petrolera. Por ejemplo, China cuenta con el 21% de
la población mundial y consume el 8% del petróleo mundial. En los últimos cinco años el
crecimiento medio anual del PIB de China fue del 8,2%, mientras que su consumo de petróleo fue
del 8,4% con respecto al mercado mundial. (Aleklettt, 2006, p.10). Se estima que el número de
automóviles en este país pasará de 16 millones en el 2000 a 120 millones en 2020. (Bustelo,
2004).
Por último, es importante señalar a las grandes compañías petroleras como Exxon Mobil,
ChevronTexaco, British Petroleum y Royal Dutch Shell, que hasta 1970 controlaban el 80% de la
producción total mundial y el 52% de la refinación. Estas compañías compiten entre sí para
hacerse del mayor número de yacimientos. Cada una de estas empresas petroleras requiere de
altos niveles de consumo energético para mantener sus ganancias.
El petróleo ha penetrado en el escenario político y social de tal manera, que los gobiernos de los
países industriales como Estados Unidos, China, Japón, Alemania y Francia, examinan ahora los
mercados petroleros con mayor detenimiento. A medida que las reservas petroleras van
mermando, se agudiza el esfuerzo de los gobiernos y sus empresas petroleras por dominar los
yacimientos en todo el planeta.
IV. El fin de la producción petrolera fácil está cerca si no se descubren nuevos yacimientos.
A mediados del siglo pasado, el científico estadounidense M. King Hubbert, señaló que la era de
los combustibles fósiles tendría corta duración. En el año 1956, cuando trabajaba como
investigador de la Shell Oil Company en Houston, Hubbert demostró, a la luz de modelos
matemáticos y datos sobre la producción estadounidense para entonces, que la explotación de
cualquier pozo petrolero seguiría una curva en forma de campana. En otras palabras, la producción
aumenta rápidamente después de la perforación inicial, lográndose extraer cada vez una mayor
cantidad con poco esfuerzo. Sin embargo, posteriormente, cuando la extracción alcanza su
máximo, ésta pierde fuerza, para entonces dar paso al declive de la producción, hasta llegar al
agotamiento del pozo.
Según esta hipótesis, Hubbert pronosticó que Estados Unidos llegaría a la cumbre de su
producción petrolera aproximadamente en la década de los 70. En efecto, en 1970 la extracción de
crudo en los Estados Unidos empezó a disminuir, iniciándose una época de déficit en la balanza
comercial energética estadounidense.
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Grafico Nº 5: Proyección de la producción de petróleo publicada por Hubbert en 1971
La curva superior de la gráfica refleja que aun cuando se contase con reservas mayores, la fecha
para alcanzar la máxima producción sólo podría retrazarse ocho años mientras que el tiempo
necesario para consumir el 80% de todas las reservas mundiales se ampliaría apenas seis años.
(Bullón, 2006, p.14).
Luego del trabajo realizado por Hubbert, los investigadores C. J. Campbell y J. H. Laherrere,
modificaron la tesis original, aplicándola a varias regiones productoras del mundo. Ambos
investigadores concluyeron que la producción mundial máxima de petróleo se alcanzaría entre los
años 2005 y 2010.
A principios de los años setenta, la diferencia entre las reservas y la producción acumulada era
significativa, el nivel de las reservas sobrepasaba los registrados en la producción. No obstante,
esta diferencia cambió con el devenir del tiempo, ya que las adiciones netas de nuevas reservas
crecieron a un ritmo inferior que la tasa de crecimiento de la producción, pese al empleo de
tecnologías sofisticadas para conseguir más reservas. De esta forma, se ha llegado a la siguiente
proporción: por cada barril que se descubre en el mundo, se consumen cuatro, esto significa que
gran parte del petróleo demandado actualmente proviene de los yacimientos descubiertos hace
décadas.
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Grafico Nº 7: OPEP. Producción acumulada y adiciones netas a las reservas.
Período 1985-2005 (mil millones de barriles)
El sistema energético global apenas está cubriendo las necesidades del mundo industrial. Muchos
yacimientos no pertenecientes a la OPEP están en declive y si bien la OPEP posee inmensas
reservas, la organización no tiene la capacidad necesaria para cubrir totalmente la creciente
demanda mundial (Roberts, 2004, p. 313).
El Instituto de Recursos Mundiales publicó en 1996 un informe que daba muestras de la crisis: “Si
persiste el crecimiento de la demanda mundial en un modesto 2% anual, la producción podría
declinar hacia el año 2000 (…) incluso aunque se den enormes aumentos del petróleo tenido por
recuperable, apenas daría para algo más de otra década (desde 2007 a 2018). En consecuencia, a
menos que se reduzca de forma muy marcada el crecimiento de la demanda, la producción de
petróleo comenzará pronto su declive”. (Bullón, 2006, p.17).
Pese a que el petróleo se ha visto desplazado principalmente en sus usos industriales y como
parte importante de la producción de electricidad, se estima que permanecerá como recurso
energético relevante por lo menos hasta la primera mitad del siglo XXI. Según un trabajo publicado
en el 2004 por el Departamento de Recursos Energéticos de Estados Unidos, este país continuará
dependiendo de los combustibles fósiles en el futuro inmediato; aunque para ello necesitará
incrementar sus importaciones de petróleo y gas natural a fin de satisfacer su creciente demanda
interna. La mayor parte de esas importaciones provendrán de la OPEP (Caruso y Doman, 2004).
En el año 2002 Estados Unidos importó 53% de su petróleo y 16% de su gas natural. Se calcula
que para el año 2025 las importaciones netas de petróleo ascenderán hasta sumar un 70% del
total de la demanda de petróleo y las importaciones de gas natural representarán 23% del total de
la demanda de gas natural.
Desde la segunda mitad del siglo XX, la dependencia al petróleo de las grandes potencias
mundiales se ha convertido en una constante. La mayor parte de las reservas se encuentran en los
países productores, cuyo consumo es bajo. Por tanto, el escenario internacional de principios del
siglo XXI pareciera estar caracterizado por la lucha por los recursos, entre ellos el agua y el
petróleo, ambos vitales para la humanidad. Esta disputa podría tener lugar en el Golfo Pérsico y el
Mar Caspio, donde se encuentran grandes depósitos de hidrocarburos no explotados.
Mientras la demanda petrolera sigue en aumento, las reservas parecen no tener muchas
posibilidades de incrementarse y la capacidad de refinación en el mundo está limitada; podría
esperarse en los próximos años una progresiva disminución de la producción de crudo. Este factor
hará que el precio de este recurso continúe en ascenso. El ya citado investigador, Fernando Bullón
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señala que los incrementos en los costes energéticos y los desabastecimientos pueden llevar a la
economía mundial a una recesión sin precedentes (Bullón, 2006, p.17).
Vale la pena acotar, frente a la limitada capacidad mundial de refinación, la iniciativa del Gobierno
Bolivariano de Venezuela en firmar acuerdos en materia energética con países como Cuba,
Panamá, Nicaragua, Jamaica, Brasil, Argentina, Vietnam y China, entre otros. Varios de estos
acuerdos bilaterales están destinados, entre otras cosas, a la construcción de nuevas refinerías y a
la modernización de otras, con el firme propósito de ampliar la capacidad de procesamiento del
crudo existente en el mundo y en especial en la región latinoamericana.
En los últimos años, ni siquiera el incremento en los precios del crudo logra contener la demanda.
La AIE estima que si el consumo energético mundial continúa incrementándose, las reservas
mundiales de crudo durarán un aproximado de 40 años y las de gas natural unos 60. En el año
2004 la AIE señaló que la demanda mundial de petróleo llegaría a los 121 millones de barriles
anuales; este escenario requerirá incrementar la producción en 37 millones de barriles diarios
durante los próximos 25 años, no obstante la agencia destacó que de los 37 millones b/d
necesarios, por lo menos 25 millones deberían proceder de nuevos descubrimientos. (Aleklettt,
2006, p.10).
Como bien señalamos anteriormente, el petróleo existente en la Faja del Orinoco es clasificado
dentro del los crudos no convencionales; no obstante el Gobierno Bolivariano de Venezuela, en el
marco del “Plan Siembra Petrolera 2005-2030”, desarrolla el proyecto “Magna Reserva”, con el
objetivo de cuantificar y certificar como económicamente recuperables (antes de finalizar el 2008)
235 mil millones de barriles de petróleo extrapesado existente en la misma. Al sumar esta cifra a
los 81 mil millones de barriles de petróleo ya certificados, los reservas de la nación llegarán a 316
mil millones de barriles de crudo. Con esta cantidad de petróleo Venezuela se posiciona como el
primer país con la mayor acumulación de hidrocarburos del planeta, por encima de Arabia Saudita,
que posee reservas probadas de 264 mil millones de barriles (Reinoso, 2007).
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IAEDPG
Línea África
María Hernández – Barbarito (coord.)
Víctor Liendo – Auxiliar de investigación
Línea Europa
José Egido (coord.)
Zarhavictoria Padrón - Auxiliar de investigación
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