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Junio 7, 2022.
Índice
Pág.
1. Ética personalista 3
a. El dinamismo ético 4
g. Conclusiones 9
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1. Ética personalista
Lo ético sólo puede estar en el ámbito de las decisiones libres de la persona. De otra
forma sólo estaría, si la libertad no tuviera incidencia en la “elección” incluida en los actos,
destinado a cumplir las leyes de la naturaleza y no habría diferencia alguna entre el mineral
que se sujeta inexorablemente a estas y la persona. Aún sin desearlo podría ponerla en un
lugar de objeto de las leyes y no de sujeto libre.
Por otro lado, una visión en la que el ser humano no se sujeta en absoluto a las leyes
de la realidad lo pondría por encima de ella y tampoco correspondería a las notas esenciales
que somos capaces de observar y conocer con la razón.
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Lo ético es personal y supone la experiencia, no individual, sino personal desde su
unicidad e irrepetibilidad, pero al mismo tiempo participa en ella la razón, capaz de
aprehender la universalidad de las nociones, que en el ámbito de lo ético le permite reconocer
lo bueno y lo malo más allá de la experiencia de moralidad singular.
a. El dinamismo ético
La moralidad emerge como experiencia. Por ello, la solución que ofrece Wojtyla a la
situación de disgregación epistemológica contemporánea parte de la base de recuperar
el fundamento experiencial de la ética ampliando la perspectiva empirista. Esta
recuperación involucra, asimismo, explicar los datos de experiencia, es decir,
reducirlos (reductio in propium genus) para así individuar las razones adecuadas
y últimas del hecho dado en la experiencia (Guerra, 2006)
Entonces resulta relevante frente a esto dicho establecer si todos los bienes y acciones
buenas pueden considerarse en un mismo orden jerárquico, y por tanto si todos perfeccionan
a la persona en la misma medida. Pareciera evidente que no es así, pero es mejor clarificarlo.
Los bienes útiles o instrumentales cuya capacidad de perfeccionamiento de la persona es
limitada, directamente interviene en la dimensión corpórea de la persona, particularmente
como medio y sólo en la dimensión subjetiva puede desarrollarse un perfeccionamiento de
orden espiritual, caso similar con los bienes deleitables.
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distinguen por la razón, ya que una cosa se considera honesta en cuanto que posee una
excelencia digna de honor debido a su belleza espiritual” ST. 11-11, q. 145 a. 3 co.
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El juicio, acto especifico de la inteligencia le permite bajo una forma este
conocimiento a) el conocido como sindéresis que se actualiza al juzgar la moralidad del acto
concreto, son juicios particulares y b) los juicios universales de los que es capaz la
inteligencia como una manifestación de mayor plenitud no sólo operacional sino esencial.
Tales juicios no se refieren ya a la moralidad de una acción concreta, sino que tienen
por sujeto un tipo o clase general de actos. Un conjunto ordenado y sistemático de
juicios morales universales se denomina sistema o doctrina moral” (Sánchez-
Migallón, 1998)
La vida ejemplar, indica un camino que otros libremente pueden seguir y, por sus
características y consecuencias volverse incluso atractivas, podríamos atrevernos a decir que
se encuentran en el punto que permite unir la doctrina y la concreción de la vida moral,
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volviéndose observable y deseable. No hay una necesidad de que tal doctrina sea impuesta a
nadie, sería contario tal hecho a la naturaleza de la doctrina moral una acción de este tipo.
Pero… considerando que como hemos dicho la acción moral no se reduce a una sola
de las dimensiones de la persona, sino que, supone todas ellas, la trascendencia debe ser
incluida en la dinámica ética pero ya que no puede aún realizarse en ella, ¿cuál puede ser su
relación en la existencia humana?
La ley natural y las leyes y normas que de ella se derivan se pueden articular de tal
forma que pueden cumplir el cometido arriba mencionado, indicar a la persona en lo
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individual y en lo común, de forma comprensible y ordenada la mejor forma de experimentar
la vida moral.
“…un orden o una disposición que la razón humana puede descubrir, y según la cual
debe obrar la voluntad humana para acordarse a los fines necesarios del ser humano.
La ley no escrita, o el derecho natural, no es otra cosa que esto… El conocimiento
que de esa ley tiene nuestra conciencia moral es, sin duda, aún imperfecto, y es
probable que se desarrolle y afirme en tanto dure la humanidad” (Maritain, 1942)
Las leyes que, frente a estos reduccionismos, se hacen necesarias son las que con
claridad desvelan a la conciencia humana los criterios que en ella misma puede encontrar,
pero la pedagogía de la ley podría allanar el recorrido del camino ético.
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g. Conclusiones
Y hoy más que nunca en un mundo que se torna cada vez más antiracional y
particularmente anticristiano, cultural y religiosamente, se hace ineludible el esfuerzo por
recuperar para la humanidad la verdad sobre sí misma y establecerla en categorías que la
aborden y muestren de la mejor forma posible, tal que sea accesible y amable por el bien de
la persona.
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Aquino, T. d. (01 de 09 de 2012). Suma Teológica. Recuperado el 07 de 06 de 2022, de Suma
Teológica: https://hjg.com.ar/sumat/c/c145.html
Guerra, R. (2006). Repensar la vida moral. Experiencia moral, teoría de la moralidad y antropología
normativa en la filosofía de Karol Wojtyla. Tópicos, 83-102.
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