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Se utiliza la fórmula "el estar yo con las cosas en el mundo" para describir la existencia
humana. Esta frase refleja la interacción del sujeto con el entorno, donde el sujeto y el
mundo se entrelazan para constituir la existencia real de la vida humana.
Se plantea una perspectiva filosófica que enfatiza la relación entre el sujeto y los objetos en
la vida humana, y sugiere que la existencia total, la vida, es la base fundamental que
trasciende las dicotomías tradicionales entre el realismo y el idealismo metafísico.
Se argumenta que la visión tradicional del problema metafísico, que se divide en realismo e
idealismo, no logra captar completamente la naturaleza de la existencia. En cambio, el autor
propone que tanto el realismo metafísico como el idealismo metafísico son perspectivas
parciales y que la realidad más profunda es la existencia total, es decir, la vida.
La existencia del ente humano para describir la existencia del ser humano como ente. Esta
existencia abarca tanto la subjetividad como la objetividad y se manifiesta en la relación del
sujeto con los objetos en el mundo. El estar "yo" con las cosas en el mundo es lo que
constituye la existencia real de la vida humana, y esta relación entre el sujeto y los objetos
es fundamental para comprender la ontología de la vida.
La vida es un ente independiente y absoluto en comparación con otros entes como las cosas
reales, los objetos ideales y los valores, que están "en" la vida. Se argumenta que la vida es
el único ente que existe de forma absoluta y auténtica, mientras que los demás entes
dependen de ella de alguna manera.
Se sostiene que la filosofía debe abordar necesariamente la vida como objeto metafísico
para no limitarse a los entes particulares y derivados. Sin embargo, señala que la filosofía
actual carece de una lógica adecuada para comprender la peculiaridad ontológica de la vida.
Se demanda una "lógica vital" o "razón vital" capaz de captar las características ontológicas
de la vida o la existencia.
Se menciona que la vida tiene una primacía sobre los demás entes, ya que es determinante,
contiene en sí misma la seguridad de la existencia y se interesa por sí misma y por los
demás entes derivados. Además, se destaca que la vida refleja su propio ser y tiene un
interés por su existencia, a diferencia de los entes particulares. Y se reconoce la dificultad
de describir adecuadamente las estructuras íntimas de la vida debido a que la filosofía
tradicionalmente se ha basado en la intuición de entes particulares y derivados. Los
conceptos lógicos utilizados en la ontología han sido moldeados por la estructura de esos
entes particulares, que son estáticos y carecen de tiempo y variación.
Se plantea la vida como un ente independiente y absoluto en comparación con otros entes.
Destaca la necesidad de abordar la vida como objeto metafísico y argumenta la necesidad
de una nueva lógica para comprender su peculiaridad ontológica. Sin embargo, la
exposición del texto resulta confusa en algunos puntos y no ofrece una argumentación
sólida.
Esto implica que la vida es un ente independiente y autónomo, mientras que los demás
entes dependen de ella en cierto modo. Y se argumenta que la vida es el único ente absoluto
y auténtico, ya que los otros entes son derivados y están subordinados a la vida. Esta idea
lleva a replantear el problema metafísico de la existencia y responder que lo que realmente
existe es la vida. Por lo tanto, la filosofía debe abordar la vida como objeto de estudio para
no limitarse a los entes particulares.
Sin embargo, se plantea que la filosofía tradicional carece de una lógica adecuada para
comprender la peculiaridad ontológica de la vida. Los conceptos lógicos utilizados hasta
ahora se han basado en la contemplación de los entes inauténticos y derivados, lo cual
dificulta captar la esencia del ente absoluto que es la vida. Se requiere una nueva lógica,
una "lógica vital" o "razón vital", que sea capaz de aprehender las características
ontológicas de la vida o la existencia.
Ortega y Gasset plantea que la angustia contiene dos aspectos ontológicos: por un lado, la
afirmación de la ansiedad por ser y, por otro lado, el temor a la nada. La nada se presenta
como algo primordial, no como la privación de ser, y el ser se deriva de la nada a través de
la negación. El autor argumenta que el ser surge como una negación de la nada y que la
vida busca afirmarse y existir para evitar caer en la nada.