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Actividad Integradora de Cierre del Módulo

Alumna: López, Andrea Verónica


DNI: 24275662
Carrera: Traductorado Público de Italiano

Dando inicio a la propuesta, a continuación se presenta la imagen seleccionada para


la elaboración y planteamiento de la misma:

Dicha imagen retrata la diversidad de género en la educación superior argentina. Es


un poderoso testimonio de los avances en la igualdad y la inclusión en la sociedad
contemporánea. Al observarla, es evidente cómo los estudiantes, tanto hombres
como mujeres, se desenvuelven con total libertad, desafiando los roles de género
que en décadas anteriores habrían limitado su forma de vestir y expresarse.

El Sistema Universitario Argentino se alza como un pilar fundamental en la


formación de individuos, ofreciendo una amplia variedad de programas educativos
regulados por el Estado. Desde carreras de grado hasta posgrados, las instituciones
abren sus puertas a estudiantes de diversos orígenes y trayectorias, promoviendo la
excelencia académica y la diversidad de ideas.

En este contexto, es crucial comprender el significado de los Derechos Humanos,


los cuales son universales e inherentes a todas las personas, sin distinción de
nacionalidad, género o cualquier otra característica. Estos derechos, que incluyen la
vida, la libertad, la igualdad ante la ley y la educación, garantizan la dignidad y el
bienestar de cada individuo, fomentando una sociedad más justa y equitativa.

El concepto de género emerge como una construcción social que trasciende las
limitaciones impuestas por la biología. En lugar de definirse exclusivamente por
aspectos físicos, el género se moldea a través de expectativas, roles y
comportamientos culturalmente asignados a hombres y mujeres. Esta comprensión
es fundamental para desafiar los estereotipos de género y promover la igualdad de
oportunidades en todos los ámbitos de la vida.

A partir de las ideas de Andrea Torricella y Sofía Ardusso, podemos reflexionar


sobre la importancia de los cambios estructurales necesarios para alcanzar una
igualdad sustantiva en la educación y en la sociedad en su conjunto. Nos invitan a
considerar la sexualidad como otro eje de estratificación social, junto con el género y
la raza, destacando la necesidad de abordar estas complejas intersecciones para
lograr una sociedad más inclusiva. “Los estudios de las sexualidades sostienen que
la sexualidad, al igual que el género y la raza, es una construcción social y, por lo
tanto, un eje de producción de estratificaciones sociales particulares, diferentes al
eje masculino-femenino.” (Sexualidades y disidencias en la universidad: políticas y
recorridos conceptuales, 2021)

Para ampliar la información respecto a las inquietudes previamente mencionadas,


las autoras Patricia Rojo y Violeta Jardon afirman “En la sociología laboral, la
segregación horizontal señala el fenómeno de concentración de lxs trabajadores,
según su adscripción de género, en determinados sectores y oficios que son
considerados socialmente más adecuados, de acuerdo a los estereotipos y roles de
género dominantes. En este fenómeno, se hace presente el carácter “femenino” o
“masculino” del trabajo, y que por tanto, se considera adecuado o inadecuado a las
personas que lo ejercen, según sean varones y mujeres –como opciones exclusivas
y excluyentes-. Del mismo modo se observa la segregación horizontal en la
formación universitaria” (Los Enfoques de Género en Las Universidades, 2018),
donde relacionan la presente y constante dicotomía entre la calidad de trato y
valoraciones para con las personas según su rol de género, tanto en el ámbito
laboral como en el educativo, llamándole “segregación horizontal”, dando a entender
el cómo se dejan de lado ciertos aspectos o cualidades de una persona a la hora de
establecer un trato particular. Dicho comportamiento imposibilita una realidad justa
donde se valore las capacidades individuales estrictamente necesarias para las
tareas que se desarrollen, tanto en el aprendizaje como en el ambiente de trabajo.

En este sentido, los planteos de Rojo y Jardon sobre la segregación horizontal en la


formación universitaria nos alertan sobre la persistencia de desigualdades de género
en el ámbito educativo, donde ciertos roles y estereotipos aún influyen en la
valoración de las capacidades individuales. Es crucial reconocer y combatir estas
barreras para construir un sistema educativo verdaderamente igualitario y justo.

En conclusión, la imagen de estudiantes desafiando los roles de género en la


educación superior argentina es un recordatorio de los avances logrados, pero
también de los desafíos pendientes en la lucha por la igualdad y la justicia. Solo
mediante un compromiso continuo con los principios de los Derechos Humanos y
una profunda reflexión sobre el género y la inclusión, podremos construir un futuro
donde todas las personas tengan la oportunidad de alcanzar su máximo potencial,
sin importar su identidad de género.

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