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Entregable 2 del reto

Ciclo de vida: Concepción y embarazo

Grupo 104 - Equipo 4

Anna Carolina Montaño Ortega A01644866

Ana Sofía Núñez Ruíz A01644981

Arantza Mata Cano A01638949

Alejandro Nieto Hernández A01621097

Marco Antonio Larrinaga Gómez A01253364

Instituto Tecnológico de Monterrey Campus Guadalajara

Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud

Dr. Juan Pablo Cuellar Robledo

Domingo 25 de Febrero del 2024


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La anemia es un problema de salud pública global que afecta tanto a países en

desarrollo como desarrollados en todas las edades. Según la Organización Mundial de la

Salud, es una condición caracterizada por un bajo número de glóbulos rojos o una

concentración insuficiente de hemoglobina en la sangre. La cantidad ideal de hemoglobina

varía según diversos factores como la edad, el sexo, la altitud, el hábito de fumar y el

embarazo. Se define como niveles de hemoglobina (Hb) inferiores a 12.0 g/dL en mujeres y a

13.0 g/dL en hombres1.

● Epidemiología

Los reportes mundiales establecen que existen 56,4 millones de embarazadas

anémicas; es decir, una prevalencia mundial del 41,8%. Además, se ha estimado que la

anemia es la causa principal o contribuyente en el 20 a 40% de casos de muerte materna,

especialmente en países en desarrollo2, 3, 4.

En la investigación realizada por Ocas Jara, que ahonda más en el tema, se identifica

que en relación con las edades de las gestantes con anemia hay un aproximado de 12,2% en

adolescentes, 61.0% jóvenes y 26.8% en adultas, siendo las gestantes jóvenes (18-29 años) en

las que se denota mayor prevalencia5.

Adicionalmente, se observa que de las gestantes con anemia el 56,1% son

primigestas; el 12.2% son secundigestas, y el 31.7% son multigestas. Estos resultados llevan

a concluir que a pesar de no haber tenido embarazos anteriores, las gestantes son altamente

propensas a cursar con anemia durante el embarazo5.

● Estadísticas internacionales, nacionales y locales

Se calcula que 1,620 millones de personas a nivel mundial padecen de anemia, es

decir el 24.8% de la población. Se reporta, que a nivel mundial la anemia en mujeres


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embarazadas prevalece en un 41.8%, lo cual es considerado un factor de riesgo de muerte

tanto para la madre como para su hijo6.

Según Oropeza Abúndez, a nivel nacional la anemia se reporta en 17.9% de mujeres

mexicanas embarazadas, y en un 11.6% en mujeres no embarazadas7. Y a nivel regional,

según Shamah Levy & Mejía Rodríguez, en el 2018, la anemia se reporta en el 28.6% de

mujeres embarazadas de 20 - 49 años de edad en la zona centro del país, en el cual Jalisco

está incluido8.

● Fisiopatología

En la gestación, los requisitos de hierro se incrementan, debido a las pérdidas basales,

el aumento del volumen eritrocitario y el crecimiento fetal y los anexos. Es por esto que

Gonzales & Olavegoya, mencionan que la disminución de la concentración de hemoglobina

en un embarazo normal ocurre como fenómeno universal. Se trata de un proceso de

hemodilución sanguínea, el cual llega a favorecer el flujo arterial uteroplacentario y con ello

el adecuado crecimiento del feto9.

En cuanto a la hemodilución sanguínea, se trata de un proceso que ocurre a partir de

la séptima semana de embarazo, donde la masa de eritrocitos comienza a expandirse hasta un

15-25% por encima de los niveles basales previos al mismo. Aproximadamente al mismo

tiempo, se empieza a expandir el volumen plasmático de forma desproporcionada, hasta

alcanzar un 40-50% por encima de los niveles basales durante las semanas 16 a 2410. El

problema recae en que a pesar del aumento de la masa de eritrocitos, el organismo no

compensa el incremento del volumen plasmático, por lo que los valores de hemoglobina y del

hematocrito disminuye de manera inevitable.


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● Factores de riesgo

En cuanto a los factores de riesgo, se encontraron asociados a la presencia de anemia

una mayor edad gestacional, el consumo de cafeína, el consumo de alcohol ocasional, la

suplementación de hierro inadecuada, disfunción familiar, falta de orientación nutricional,

nivel socioeconómico bajo, índice de masa corporal pregestacional, alimentación deficiente y

un control prenatal inadecuado 11.

Entre los factores de carácter sociodemográficos no nutricionales, se encuentran la

edad materna, el grado de instrucción y el nivel socio-económico; otros factores relacionados

con antecedentes previos a la gestación son los abortos previos, un periodo intergenésico

corto, el número de gestaciones previas; y los factores más significativos y modificables son

los que se encuentran dentro de la misma gestación, como lo son: control prenatal, índice de

masa corporal, estado nutricional, ganancia de peso durante el embarazo y el inicio de

suplementación nutricional 11.

La predisposición de anemia aumenta en el tercer trimestre de embarazo, debido a que

las necesidades de hierro se elevan a 6mg/día, por lo que no logran ser cubiertas mediante la

alimentación12. Entre los riesgos para presentar anemia en este trimestre, se encuentran: la

hipertensión gestacional, hemorragia anteparto, trabajo de parto prolongado y cesárea de

urgencia 11.

● Cuadro Clínico

Por otra parte, según el libro de Diagnóstico y tratamiento ginecoobstétricos , la

anemia que se desarrolla en el embarazo puede provenir de varios factores, por lo que aunque

muy simples, pueden presentarse cambios en cómo se manifiesta y la forma en la que debe de

ser abordada. Los tipos de anemia que se pueden desarrollar son: por deficiencia de hierro,
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megaloblástica del embarazo, aplásica y hemolítica inducida por fármacos. Aun así, son

reconocibles por algunos síntomas en común que causan, como puede ser la palidez, fiebre,

fatiga y taquicardia, los cuales pueden llegar a ser vagos e inespecíficos por lo que se

necesitan pruebas de laboratorio para la confirmación de cada una 13.

En la anemia por deficiencia de hierro, se puede observar anemia hipocrómica

(coloración débil en el eritrocito) y microcítica (tamaño menor de el eritrocito), presentando

un bajo nivel de reticulocitos y es evidente la falta de hierro en una prueba de médula ósea.

Además, se presenta cefalea, taquicardia y palpitaciones, llegando a poder complicarse y

demostrar estomatitis angular, glositis y coiloniquia13.

En la anemia megaloblástica, como dice su nombre, se representa más por un tamaño

mayor al normal de los eritrocitos, acompañado de bajas concentraciones de ácido fólico o

vitamina B12, con síntomas y signos más característicos, como vómito, diarrea, depresión y

en algunos casos úlceras en la lengua y boca13.

La anemia aplásica es caracterizada por la pancitopenia (bajo recuento de glóbulos

rojos, blancos y de plaquetas) y lo que es determinante es un bajo recuento de células

productoras de sangre en la médula ósea o también llamada médula ósea hipocelular. En estos

casos se manifiestan rápidamente los síntomas que aparte de causar lo común también se

pueden ver ulceración dolorosas en la garganta, fiebre y taquicardia13.

Finalmente, la anemia hemolítica producida por fármacos es demostrada por la

hemólisis (descomposición de glóbulos rojos), además de la elevación de la deshidrogenasa

láctica y de reticulocitos13

.
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● Métodos diagnósticos

La detección principal de la anemia relacionada con la deficiencia de hierro durante el

embarazo se realiza mediante pruebas de laboratorio. No obstante, su interpretación puede

presentar desafíos debido a la influencia de los cambios fisiológicos maternos en los niveles

séricos de hierro. Los resultados típicos de los exámenes de laboratorio abarcan la

disminución de la hemoglobina, saturación de transferrina y niveles séricos de hierro y

ferritina, mientras que se anticipa un aumento en la capacidad de unión del hierro 14.

Garro Urbina & Thuei Gutiérrez (2020) mencionan en un diagnóstico de anemia por

deficiencia de hierro se esperan valores de ferritina menores a 30 ng/ml, además de una

hemoglobina menor a 11g/dL durante el primer y tercer trimestre; y menor a 10.5g/dL

durante el segundo trimestre. Por otro lado, si únicamente se encuentran alteraciones en la

ferritina sérica baja, se determina que padece deficiencia de hierro14.

En situaciones donde se presentan niveles de hemoglobina bajos y ferritina sérica

normal, se necesitan estudios adicionales para realizar un diagnóstico, entre ellos hierro

sérico capacidad de unión total al hierro y proteína C reactiva (PCR) y saturación de

transferrina14. Además, la combinación de la amplitud de distribución de los glóbulos rojos

(RDW) y el volumen corpuscular medio (VCM) puede ser extremadamente útil para

distinguir entre los diferentes tipos de anemia9.

● Principales medidas terapéuticas

Así pues, es necesario que las mujeres embarazadas tengan un adecuado seguimiento

a lo largo de todo su embarazo, ya que en cada control prenatal se puede determinar si se

presenta algún factor que pueda favorecer la aparición de anemia durante la gestación.
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Como medio de abordaje, Garro Urbina & Thuei Gutiérrez (2020) recomienda

administrar terapia con hierro profiláctico a las embarazadas, aún presentando valores de

laboratorio normales14. Una vez que se presenta alguna alteración, para poder reponer los

niveles de hierro es necesario empezar con el tratamiento:

- Hierro oral: Es económico y fácilmente disponible. Sin embargo, está asociada a un

alto nivel de efectos secundarios gastrointestinales significativos y cuenta con una

baja tasa de absorción sistémica 14.

- Hierro IV: Es una buena alternativa para luego del segundo trimestre, ya que supera la

absorción intestinal con una mejoría más rápida de los niveles de hemoglobina. Sin

embargo, existe un mayor riesgo de daño oxidante, su costo es mayor y existe un

riesgo pequeño de hipersensibilidad 14.

● Medidas de prevención

Como último punto, resulta importante implementar medidas de prevención para

contrarrestar este problema de impacto mundial. Ante esto, la estrategia de suplementación

semanal de hierro y ácido fólico, recomendada por la Organización Mundial de la Salud

(OMS), emerge como una respuesta crucial. Esta estrategia se basa en la premisa de que las

tabletas de hierro, aunque efectivas para aumentar los niveles de hierro, pueden generar una

alta concentración de radicales libres en el intestino, lo que potencialmente daña el epitelio

intestinal. Por lo tanto, se aboga por dosis mínimas esenciales de suplementos de hierro

adaptadas a las necesidades nutricionales y hematológicas de las mujeres.

Además, la fortificación de alimentos con hierro y ácido fólico se posiciona como otra

estrategia vital para abordar la anemia por deficiencia de hierro, particularmente durante el

embarazo, en países en desarrollo. Esta práctica implica la adición de hierro y ácido fólico a
8

alimentos básicos como la harina de cereales, la sal, las bebidas, la leche, el azúcar, los

fideos, el arroz y la salsa de pescado. El éxito de esta estrategia se evidencia en estudios

como el realizado por Asibey-Berko y sus colegas en 2007, que observaron un aumento

significativo del 19.5% en la prevalencia de anemia entre mujeres rurales de Ghana que no

consumían sal fortificada con hierro 15.

Para sintetizar, la anemia gestacional se presenta en la actualidad como uno de los

problemas de salud pública que aportan a los niveles de mortalidad materna de manera

importante, en especial cuando de países en desarrollo se trata. Por tanto, es de vital

importancia maximizar la implementación de medidas de control y prevención en el sistema

de salud.
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Referencias

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