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Informe de lectura de «Intuiciones sensibles y categoriales»

Sexto capítulo de la Sección segunda de la sexta Investigación lógica de Husserl

Mauricio Utz I.
Filosofía Contemporánea
14 de octubre del 2011
Introducción

En el presente informe pretendemos dar cuenta de la lectura del capítulo «Intuiciones sensibles y
categoriales»1 de las Investigaciones Lógicas de Husserl. El hilo conductor requerido para la lectura
del texto será la pregunta por la posibilidad de una intuición categorial. Esta forma de guiar la
lectura toma en cuenta como horizonte precedente, acorde a la ayudantía del curso de filosofía
contemporánea, las determinaciones filosóficas de la modernidad de los conceptos de intuición y
categoría. De modo extremadamente sumario podemos indicar la serie de determinaciones sobre
estos dos conceptos en el seno del racionalismo, el empirismo, y la filosofía crítica de Kant. En el
caso del racionalismo la intuición intelectual es la que proporciona máxima certeza y claridad, pese
a que su diferencia con la percepción sensible solo es de grado (mayor a menor claridad). El
empirismo introduce una gran novedad al respecto al privilegiar como única forma de donación de
lo ente la percepción sensible, pero sobre todo por considerar la composición mediante la reflexión
sobre la sensibilidad como la forma en que se crean los conceptos a los que la tradición racionalista
atribuía una donación originaria. La filosofía crítica de Kant intenta conservar la contribución del
empirismo pero sin dejarse encentar por el problema de despojar de toda idealidad al conocimiento.
Para eso Kant ha hecho una distinción completamente novedosa en la tradición filosófica, entre la
sensibilidad (como facultad pasiva mediante la cual recibimos los datos sensibles) y el
entendimiento (como facultad activa de los conceptos), concibiendo a ambas como formas a priori
de una subjetividad trascendental. Frente a este contexto, la noción husserliana de intuición
categorial en principio resulta sumamente paradójica. Podemos decir esto porque el fundador de la
fenomenología intentará describir un tipo de acto intencional mediante el cual se donará lo
categorial objetivamente, con lo que el estatus de las categorías no se limitaría a la kantiana
actividad trascendental del sujeto; y a la vez esta posibilidad de que se de lo categorial mismo no
llevaría a la unificación de la sensibilidad y el entendimiento existente en el racionalismo, en tanto
Husserl pretende conservar frente a éste la heterogeneidad de la percepción sensible. En definitiva,
nos encontraríamos en Husserl, frente a la tradición moderna, con una duplicación de los ámbitos de
donación originaria. Mientras la modernidad mantiene un solo modo de aprehensión de “las cosas
mismas”, ya sea la intuición intelectual racionalista, la percepción sensible empirista, la sensibilidad
a priori kantiana, convirtiendo respectivamente la percepción sensible en un mero grado inferior de
la intelección, fundando los conceptos abstractos en la reflexión y la composición, o haciendo de las
categorías actividad de un sujeto trascendental, Husserl distingue y mantiene a la vez la intuición
sensible y la intuición categorial, sin restar a ninguna de sus respectivas donaciones de objetos. En
este contexto, muy brevemente esbozado, ya sea debido a la tradición del problema, así como por la
novedad del aporte de Husserl, es que repetimos la pregunta que nos sirve de hilo conductor:
¿Cómo es determinada por Husserl la posibilidad de algo así como una intuición categorial?

Quisiéramos entregar algunos detalles referentes ya no al tema mismo, sino que al modo de nuestra
exposición antes de comenzar. Dividiremos en tres partes nuestra lectura. Siguiendo el curso del
mismo texto de Husserl comenzaremos con el planteamiento del problema, continuaremos con las
distinciones básicas que el autor realizará en orden a esclarecer la cuestión, y finalmente
expondremos como se lleva a cabo la caracterización de la intuición categorial. Cualquier
comentario que se aleje del hilo conductor de la lectura irá en una nota a pie de página. Y por
último, es necesario decir que aunque intentaremos citar explícitamente los extractos utilizados,
para evitar llenar incómodamente el texto de notas a pie de página y dado el carácter de lectura de
nuestro trabajo, no podremos citar cada frase que pertenezca a Husserl, es por eso que citamos de
antemano en esta introducción la totalidad del texto propuesto, el cual volvemos aquí objeto de una
exposición guiada por el hilo conductor ya planteado.

1
Capítulo 6, de la segunda parte de la sexta Investigación lógica de Husserl. Todas las citas futuras están
tomadas del mismo texto: Husserl, E., Investigaciones Lógicas 2, editorial Alianza, Madrid, 2002. [Traducción de
Manuel G. Morente y José Gaos].
1. Planteamiento del problema (parágrafos 40 y 41).

Husserl comienza la exposición indicando que hasta el momento ha persistido un vacío respecto a
las formas objetivas categoriales. Este vacío corresponde a las funciones sintéticas de los actos que
constituyen tales formas categoriales y que permiten conocerlas. Husserl se refiere precisamente a
tales actos como intuiciones, actos de conocimiento que permitirían intuir las formas categoriales.
Para abordar el problema Husserl va a traer a consideración un tema del que ya se ha ocupado en las
investigaciones precedentes: la relación entre significación y percepción, especialmente cuando tal
relación es la del cumplimiento significativo; es decir que su exposición se enmarca en principio en
la cuestión de la correspondencia entre significación y percepción, en la cuestión de la dilucidación
del fenómeno del conocimiento. Lo que Husserl intenta destacar, en el contexto de los enunciados
de percepción, es cómo estos pueden adecuarse completamente al acto de percepción, y respecto a
esta cuestión, cómo atendiendo a los elementos gramaticales (ej.: la cópula, el verbo ser en tercera
persona singular) podemos mantener tal correspondencia o romperla. Husserl se pregunta al
respecto: “¿Cómo debe entenderse el cumplimiento de los enunciados enteros, principalmente en lo
que trasciende de su “materia”, es decir, de los términos nominales en el presente caso? ¿Qué es lo
que da y puede dar cumplimiento a esos momentos de la significación, que constituyen la forma de
la proposición como tal, a los momentos de la forma categorial – a los cuales pertenece, por
ejemplo, la cópula?2” Aunque la preocupación está dirigida a la cuestión del conocimiento, y es por
eso que se presenta la necesidad del cumplimiento perfectamente adecuado del enunciado de
percepción con su respectiva percepción, lo que se abre es un tema que puede considerarse per se.
Es la cuestión del acceso a las formas categoriales, es decir, la pregunta por la «intuición»
específica que les sea correspondiente.

2. Distinciones básicas (parágrafos 42 al 45)

A partir del problema abierto Husserl hará una serie de distinciones que finalmente le permitirán
arribar a la caracterización propiamente correspondiente a la intuición categorial. En primer lugar,
se tratará de esclarecer la diferencia ya mencionada en el seno de cualquier enunciado de
percepción: “ […] sólo a ciertas partes del enunciado (que pueden indicarse de antemano en la mera
forma del juicio) corresponde algo en la intuición, no habiendo nada en ésta que pueda corresponder
a las demás partes del enunciado. 3” Las partes que corresponden a la intuición en un enunciado son
los signos alfabéticos (N, P, S, etc.) en los enunciados de percepción de los tipos N es P, un S es P,
este S es P o todos los S son P. Las demás partes del enunciado que menciona Husserl
corresponden a elementos que pese a expresar radicales diferencias de significación no pueden
recibir cumplimiento en una percepción. Estos son los que introducen la negación, la diferencia
entre predicados absolutos y relativos, enlaces conjuntivos, disyuntivos, determinativos, etcétera.
En base a estas dos clases de elementos Husserl introduce la distinción categorial entre la forma y
la materia del representar. Citamos las dos distinciones respectivamente:

-“[...] en todo enunciado de percepción e igualmente como es natural, en todos los demás
enunciados que dan expresión, en cierto sentido primario, a una intuición, llegamos en conclusión a
elementos últimos existentes en los términos. Los llamamos elementos materiales. Encuentran
cumplimiento directo en la intuición (percepción, imaginación, etcétera) […]” 4.

-“[...] mientras que las formas complementarias, aunque en cuanto formas significativas piden
asimismo cumplimiento, no encuentran inmediatamente en la percepción, ni en los actos

2
p.693
3
p.698
4
p.698
coordinados a ella, nada que pueda ser alguna vez conforme con ellas”5.

Respecto a su distinción Husserl toma tres precauciones. Primero distingue materia y forma
categoriales en sentido absoluto, que es la distinción que ha intentado exponer hasta ahora, de
materia y forma en sentido relativo o funcional, distinción que en el contexto hussealiano solo sería
posible dejando de atender a la esencia misma de los tipos de actos intencionales y objetividades
involucradas para permanecer en una distinción abstracta. En segundo lugar aclara que esta
distinción (materia y forma categorial en sentido absoluto) no se limita a la percepción sensible, se
puede extender a todos los actos de representación objetivantes en tanto atañe al cumplimiento de
una acto de significación en general. Y finalmente, distingue el sentido de materia categorial de un
sentido más habitual de materia como determinación de una cualidad ideal, y llama a la materia que
ha distinguido de la forma categorial, para evitar confusiones, materia intencional o sentido de
aprehensión.

Para profundizar la distinción efectuada Husserl explicará en el parágrafo 43 que no hay correlato
objetivo posible para las formas categoriales en la esfera de los objetos de una posible percepción
sensible en general. Como ejemplo conductor de esto toma la categoría del ser, y se apropia, aunque
procurando ampliar su sentido, de la famosa sentencia de Kant: el ser no es un predicado real.
Husserl dirá que esta afirmación debería ampliarse desde el ser posicional en el predicado de
existencia al ser predicativo y atributivo. El ser no es ningún momento real dentro de un objeto, ni
tampoco es nada fuera de un objeto. Este sentido de objeto se refiere al objeto perceptible, por lo
cual se puede decir que la frase «el ser no es nada real» es equivalente a decir «el ser no es
absolutamente nada perceptible». Husserl se preocupa de que el correlato entre percepción y objeto
sea entendido en sentido amplio. Menciona por ejemplo “la aprehensión de situaciones objetivas
enteras y, en conclusión, hasta la evidencia a priori de leyes (la «la intelección»)” 6. Es preciso
también indicar que el sentido de percepción sensible, que suele corresponder al sentido más
estrecho de percepción sensible externa, debería también alcanzar la percepción interna (con sus
objetos correlativos: el yo y sus vivencias internas). Entendidas así las cosas, es de la percepción
sensible en general de la que no se puede encontrar como correlato perceptible ninguna de las
formas categoriales. Husserl dirá que “lo que vale para el ser vale notoriamente para las restantes
formas categoriales de los enunciados […]. El un, y el el, el y y el o, el si y el pues, el todos y el
ninguno, el algo y el nada, las formas cuantitativas y las determinaciones numéricas, etc”7.

En el parágrafo 44 Husserl pareciera desviarse del tema al llevar a cabo una crítica de la teoría de la
reflexión en Locke, esbozando sus límites y sus errores radicales. Sin embargo este parágrafo es
esencial, tanto para sortear la posibilidad de una crítica que podría pretender arruinar
completamente la posibilidad misma de una intuición categorial al proponer una alternativa a la
donación originaria de lo categorial que pretende Husserl, como para asentar luego de separar entre
materia sensible y forma categorial que lo categorial tendría su objetividad sui generis, dando así
fuerza a la necesidad de aclarar el modo en que tales objetividades (no sensibles, pero tampoco
mero resultado de la reflexión) se vuelvan accesibles.

La refutación de la teoría de Locke sobre el origen reflexivo de las significaciones le interesa a


Husserl en tanto toca especificamente a las significaciones del tipo de las categorías lógicas: ser y
no ser, unidad, pluralidad, totalidad, número, fundamento, consecuencia. Esta teoría plantea que las
categorías recién mencionadas surgirían por reflexión sobre los actos psíquicos, en la esfera de la
percepción interna. Husserl refutará tal concepción comparando la relación de la percepción
sensible (en tanto acto) con su objeto sensible, en la cual es claro que el objeto sensible no puede
surgir de una mera reflexión sobre la percepción sensible. Ocurriría análogo, en la relación entre un

5
p.698
6
p.700
7
p.700
juicio (el acto de juzgar) y su situación objetiva (lo puesto por el acto de juzgar), ya que de tales
reflexiones solo podríamos solo obtener los conceptos mismos de percepción sensible y juicio, así
como los respectivos componentes de tales actos, pero nunca sus correlatos. Por lo tanto, el origen
de tales conceptos, como el concepto de ser, no estaría dado por una reflexión sobre el acto del
juicio, sino que tendría su objetividad como componente del correlato del acto en la situación
objetiva. El concepto de ser estaría en los cumplimientos de los respectivos actos y no los actos de
juicio mismos8.

Husserl termina mencionando al final de este parágrafo, en un par de párrafos que van más allá de
la refutación que le da título a la sección, la notoriedad de que el concepto del ser sólo surge cuando
se nos da un individuo (sea mediante imaginación, representación o percepción), es decir cuando se
nos da un ser, de la misma forma como una idea solo surge cuando se pone alguna individualidad
correspondiente a tal idealidad. Esta consideración es extensiva a todas las formas categoriales.
Husserl distingue por lo tanto respecto de lo categorial no solo entre su acto y la categoría misma,
sino que entre el objeto dado concretamente y el concepto universal mismo. La cuestión radica, sin
embargo, en que lo universal solo puede ser dado, sin que eso implique una confusión, sobre la base
de un objeto concreto. Esta cuestión mencionada brevemente, se aclarará más adelante cuando
Husserl especifique el carácter fundado de la intuición categorial9.

Pero en definitiva, de la situación expositiva del parágrafo 44 la cuestión que surge es claramente la
siguiente, que abre el parágrafo 45. “¿Dónde encuentran su cumplimiento las formas categoriales de
las significaciones, si no lo encuentran mediante la percepción o la intuición, en ese sentido estricto
que hemos tratado de indicar provisionalmente al hablar de la «sensibilidad»? 10” Al haber
distinguido entre el acto y su objeto, en la crítica de la génesis reflexiva de las formas categoriales,
mediante la separación entre el juicio y su cumplimiento, Husserl ha abierto, como él mismo lo
reconoce, el camino para responder esta cuestión. Para que sea posible un cumplimiento de la forma
categorial, especialmente en el enunciado de percepción, para que sea posible que todo el enunciado
y no solo su parte material halle cumplimiento en un acto de percepción sensible, es necesario que
exista cierto acto que pueda cumplir la significación formal, análogo a los actos de percepción que
cumplen las significaciones materiales del enunciado. Y respecto a esto se vuelve inevitable utilizar,
aunque sea de una manera muy especial, los términos de objeto e intuición. “Así, pues, tan pronto
como queremos exponer lo que quiere decir el término de cumplimiento, en este caso, lo que
expresan las significaciones con forma y en ellas los elementos correspondientes a ellas, tropezamos
inevitablemente con la «intuición», o la «percepción» y el objeto” 11. Es la única forma en que los
conjuntos, las pluralidades indeterminadas, las totalidades, los grupos de determinados números de
objetos, las disyuntivas, los predicados y las situaciones objetivas pueden convertirse en “objetos”
de las “percepciones”, en tanto actos por los cuales los primeros son dados. Este cumplimiento en
una percepción o intuición en sentido lato, de algo “suprasensible”, es decir categorial, se
diferencia sin duda alguna del acto en que lo categorial puede ser significado o imaginado, ya que
8
Podemos agregar que la gran parte de la introducción de las investigaciones lógicas está consagrada a mostrar
la inconsistencia del psicologismo, que reduce la lógica a la psicología, dentro del cual la teoría de Locke se presenta
como otro caso. Así mismo, la primera investigación lógica ya había fundamentado esta cuestión en extenso al mostrar
como en todos los actos de significación objetivos se puede separar la significación, en tanto proposición lógica, del
acto intencional. En este último caso ni siquiera se requeriría que el objeto del juicio sea dado intuitivamente, ya que
incluso en la mera mención es posible separar la significación del significar, y lo que vale para la significación (en tanto
correlato del significar), vale a fortiori para el objeto significado que pueden tener un cumplimiento posible mediante
una intuición.
9
Por otra parte, todo lo que hemos comentado en este párrafo pareciera indicar en la dirección que Heidegger
profundizará respecto a la diferencia ontológica, es decir la diferencia entre ser y ente. Es como si tal tema
heideggeriano se anunciara en Husserl cuando este, distinguiendo entre lo sensible y lo categorial, resalta la
peculiaridad de que lo categorial solo pueda darse fundado. En este caso podríamos hacer decir a Husserl que el ser, sin
confundirse con el ente, solo podría darse como ser del ente.
10
p.702
11
p.703
en estos lo “suprasensible” no sería dado, como dice Husserl, «ello mismo» (en persona), sino que
sería solo un «tener por existente», o incluso, en el caso de la pura imaginación no ponente un puro
pensar o imaginar. De todos modos, habría que ampliar el concepto de imaginación en la misma
dirección que el de intuición, lo que permitiría hablar de imaginación categorial. Fijando por lo
tanto la diferencia entre representación, simbolización y mera imaginación por un lado, frente a la
percepción o intuición de lo categorial “ello mismo” por otro, Husserl está en condiciones de hablar
de una intuición categorial propiamente tal, en la que las formas del enunciado tendrían
cumplimiento, distinta por lo tanto de la intuición sensible.

3. Caracterización de la intuición categorial. (parágrafo 46 en adelante)

A partir de aquí Husserl comenzará la caracterización en un sentido más estricto, pues ya ha dejado
ver las lineas generales, de lo que corresponde a la intuición categorial. Cabe destacar sin embargo
que por la esencia misma de la intuición categorial, será imposible realizar su determinación si
hacerlo a la vez de manera más estricta con la caracterización de la percepción sensible. Esto ya se
verá por si mismo.

Husserl considera necesario avanzar hacia una descripción más profunda de la percepción sensible
para fundar de manera más firme su distinción con la percepción categorial. Husserl restringirá en
primera instancia sus consideraciones a la percepción sensible en particular, en lugar de considerar
el campo de las intuiciones en general, tal como ha hecho en las consideraciones precedentes. Para
empezar retoma la definición general de percepción como el acto que aprehende su objeto mismo o
que lo aprehende directamente. En concordancia con lo ganado hasta aquí, habría que distinguir sin
embargo que estos actos pueden ser “una percepción en sentido estricto o en sentido lato, o según
que la objetividad aprehendida «directamente» sea sensible o categorial, o -expresando todavía de
otra manera- según que sea un objeto real o ideal” 12. A lo que Husserl añadirá la distinción entre
objetos del grado inferior de toda intuición posible y objetos de los grados superiores. Para efectuar
una distinción más profunda, Husserl caracteriza la percepción sensible como percepción simple, en
el sentido de que el objeto está inmediatamente dado, “en el sentido de que, como tal objeto,
percibido con tal determinado contenido objetivo, no se constituye en actos relacionantes,
unificantes, ni articulados en ninguna otra manera, los cuales están fundados en otros actos que
traen a la percepción otros objetos distintos” 13. Por otra parte, las percepciones categoriales se
fundamentarían sobre las percepciones como actos simples, en tanto estos actos fundados pueden
ser considerados como actos de conjunción, disyunción, tipos de aprehensión, y generalización,
entre otros. Como ya sabemos, estos actos tienen a su vez sus propias objetividades, y pese a que
tales actos se fundamentan en los actos simples y sus objetos sensibles, las formas categoriales no
son dadas sino cuando se producen estos nuevos actos fundados. “Mas por otra parte la nueva
objetividad se funda en la antigua; tiene referencia objetiva a la que aparece en los actos
fundamentantes. Su modo de aparecer está determinado esencialmente por esta referencia. Tratase
aquí de una esfera de objetividades que sólo pueden aparecer «ellas mismas» en actos de tal suerte
fundados”14.

Luego de haber considerado la distinción a partir del caso más simple, la percepción, Husserl dice
que se puede extender la diferenciación entre actos fundantes y actos fundados a todas las
intuiciones, así como se pueden formar diversos complejos en que un acto se funda sobre actos
fundantes mixtos (por ejemplo, percepción e imaginación simple a la vez), o donde unos actos se
fundan sobre otros actos que ya se han fundado sobre otros actos, estableciendo la posibilidad de
cadenas de fundamentación. Y frente a todo esto, se establece la posibilidad de que se funden actos
12
p.705
13
p.705
14
p.705
de significación en que los elementos materiales y formales sean enunciados de manera mixta
respecto a todas las posibilidades mencionadas.

Continuando la descripción de la percepción sensible, la cosa “externa” se aparece en tal acto de


“de un solo golpe”. La percepción sensible no está fundada en ningún acto, y al analizarla por si
misma tampoco se puede considerar como fundante. Esta presentación del objeto mediante este tipo
de percepción es simple, inmediata, y unitaria. Si puede hablarse de partes del objeto percibido, o si
se consideran las distintas percepciones sucesivas de un mismo objeto, en ambos casos no se trata
de una síntesis de actos, sino que de una fusión en un mismo acto. Husserl dice que las distintas
percepciones de un proceso perceptivo son “sin solución de continuidad”, con lo que indica su
indivisibilidad con respecto a la consideración que podría buscar actos heterogéneos, como si la
percepción total fuera el resultado de la síntesis de las percepciones parciales. La distinción en una
misma percepción entre las partes y el todo es posible, pero esto no atenta contra el carácter simple
de la percepción. Es la misma percepción la que se despliega. Husserl explica que en la percepción
sensible hay unidad de identificación, pero que tal no debe confundirse con la unidad de un acto de
identificación, como conciencia de tal identidad, ya que este sería más bien un acto fundado en el
que se da un nuevo objeto que permite la identificación consciente de lo anteriormente percibido.

A partir de aquí, evitados los equívocos, y luego extendido el carácter simple de la percepción
sensible a la imaginación en virtud del paralelismo entre percepción e imaginación (Husserl dice
“[...] a toda posible percepción [corresponde] una posible imaginación [...]” 15), define el concepto
de objeto sensible o real como el objeto posible de una percepción simple, y por tal concepto de
objeto real se definen también toda parte de aquel. “La totalidad de los objetos que pueden ser
dados explícitamente o implícitamente en simples percepciones constituye la esfera de los objetos
sensibles tomada en su máxima amplitud”16. De todos modos, sin perjuicio de que los momentos
implicitos de un objeto sensible lo sigan siendo, el acto de aprehensión en el que tal momento o
parte implícito es explicitado como parte de un todo dado, o sencillamente como tal, sobrepasaría la
esfera de la «sensibilidad» ya que se daría mediante un acto relacionante fundado en la percepción
simple, acto que correspondería a la esfera del «entendimiento».

Si la percepción sensible se caracteriza por una aprehensión «simple» del objeto, la percepción
categorial corresponde a una aprehensión «explicitante» fundada sobre la percepción sensible. Se
trate de un «poner de relieve» una parte del objeto, o se trate de relacionar unas partes con otras, o
un objeto con otro, estamos ante un tipo de acto que tiene su correlato objetivo, pero tanto el acto
como su objeto solo se pueden dar sobre la base de una percepción simple. Incluso en el caso más
sencillo que da Husserl se puede percibir esta diferencia, cuando se resalta la parte de un objeto en
la forma de A tiene B, ya que las dos aprehensiones (simple y explicitante), pese a la coincidencia,
son heterogéneas ya que la segunda aprehensión constituye un objeto distinto, la relación misma
entre A y B, como todo y parte, expresable tanto como un A teniendo en sí B o inversamente como B
estando en A. Sin el acto que explicita la relación entre el todo y la parte, fundado sobre la
percepción simple donde A o B según la dirección de la vivencia está dado inmediatamente, no
aparecería la articulación del todo y las partes. Repetimos, hay coincidencia de las dos
aprehensiones, son simultaneas, y hay una relación de fundamentación de una a la otra, pero
consideradas esencialmente heterogéneas y sus objetos difieren.

Básicamente a partir de este punto tenemos la definición estricta de la intuición categorial como
acto fundado en actos simples, y cuya aprehensión tiene por objeto la serie de categorías,
distinguibles tanto por el tipo de acto que las aprehende como por su objetividad misma, de los
objetos reales o sensibles.

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