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Los trastornos histérico e histriónico de la personalidad

Autor: Otto Kernberg


Síntesis de Marisa Punta Rodulfo

Tolerancia a la ambivalencia y la complejidad, y un predominio de


mecanismos de defensa centrados en la represión. El trastorno histérico de la
personalidad tal como lo definimos aquí no aparece en el DSM-III-R.
Son pacientes cuyos síntomas histéricos manifiestos ocultan una
patología más profunda. El trastorno histriónico de la personalidad cae en la
categoría de la organización límite de la personalidad, es decir, se caracteriza
por un síndrome de difusión de la identidad, patología severa de las relaciones
objetales y predominio de la operación defensiva primitiva centrada en la
escisión.
Este ámbito de los trastornos de la personalidad, antes agrupados bajo
el encabezamiento común de “histeria”, está inficionado por una terminología
confusa y superpuesta y marcos de referencia clínicos y teóricos cambiantes.
Por un lado, aparentemente se está llegando a concordar en que, cuanto
más severo es el trastorno de la personalidad dentro del espectro histérico, con
más probabilidad habrá síntomas somáticos correspondientes a la “histeria de
conversión”. Por la misma razón, los pacientes con “reacciones disociativas”
graves o incluso reacciones psicóticas que otrora habrían sido clasificadas
como “psicosis histéricas”, también presentan perturbaciones graves de la
personalidad dentro del amplio espectro anteriormente denominado “histérico”.
Pero estas perturbaciones parecen superponerse con las ahora agrupadas en
el espectro “límite”.
Trazar distinciones más claras entre el síndrome de conversión, el
síndrome disociativo y el trastorno de la personalidad parece un primer paso
razonable para clarificar este ámbito de la psicopatología.

La personalidad histérica en las mujeres

Una característica dominante en estas mujeres es su labilidad


emocional. Se relacionan fácilmente con los demás, y son capaces de un
compromiso emocional cálido y emocionalmente sostenido –con la importante
excepción de una inhibición de su responsividad sexual. Suelen ser dramáticas
e incluso histriónicas, pero su exhibición de afectos es controlada y presenta
cualidades socialmente adaptativas. El modo como dramatizan sus
experiencias emocionales puede dar la impresión de que sus emociones son
superficiales, pero la exploración revela otra cosa: sus experiencias
emocionales son auténticas; es posible que estas mujeres sean
emocionalmente lábiles, pero sus reacciones emocionales no son incoherentes
o impredecibles. Pierden el control emocional sólo frente a aquellos con
quienes tienen conflictos intensos, sobre todo de naturaleza sexual y
competitiva.
Aunque gritan con facilidad y tienden al sentimentalismo y el
romanticismo, sus capacidades cognitivas están intactas, y la comprensión que
tienen de las reacciones humanas complejas contrasta agudamente con la
aparente inmadurez de su despliegue emocional.
Las pacientes histéricas tienden a ser esencialmente sociables y a
relacionarse con los demás. Esta extraversión es visible en sus contactos
sociales fáciles, y se mezcla con una tendencia al exhibicionismo y a depender
excesivamente de los otros. Quieren ser amadas, ser el centro de la atención y
la atracción, particularmente en circunstancias con implicaciones sexuales.
De hecho, las actitudes infantiles en las relaciones íntimas y las
actitudes, por lo general maduras, en las interacciones sociales comunes son
características clave de la personalidad histérica. Algunas mujeres histéricas
parecen tímidas, pero despliegan sutilmente una seducción sexual provocativa,
que incluso puede ser acentuada por su timidez.
Lo habitual es que las mujeres con personalidad histérica presenten una
seudohipersexualidad combinada con inhibición sexual; son sexualmente
provocativas y al mismo tiempo frígidas.
La mujer histérica es competitiva con los hombres, y también con otras
mujeres, por los hombres. La competitividad con los hombres contiene miedos
y conflictos implícitos relacionados con una consciente o inconscientemente
asumida inferioridad respecto de ellos. Los subtipos de personalidad histérica
sumisa o competitiva reflejan fijaciones caracterológicas de esas pautas de
sumisión (a menudo masoquistas) y competitividad.

La personalidad histérica en los hombres

Tendencia a la dramatización emocional y la labilidad afectiva


observable en las mujeres histéricas.
Se caracteriza por la calidad seudohipermasculina, la acentuación
histriónica de la conducta masculina socialmente aceptada, por lo general con
acento en la independencia, y una actitud de dominio y superioridad sobre las
mujeres.
Masculino adulto para acercase a la mujer.

La personalidad histriónica en las mujeres

Estas pacientes presentan una conducta egocéntrica, autocomplaciente,


que sin embargo puede coexistir con una intensa dependencia de los otros,
pero su dependencia aferrativa no necesariamente presenta reciprocidad típica
de las relaciones del trastorno histérico de la personalidad. Al mismo tiempo,

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las pacientes histriónicas poseen una capacidad para el compromiso emocional
superior a la del emocionalmente distante trastorno narcisista de la
personalidad. Su mismo aferramiento, y la estabilidad de sus compromisos
altamente inmaduros, contrastan con la ausencia de este rasgo en la
personalidad narcisista.
A diferencia del trastorno histérico de la personalidad, las personalidades
histriónicas presentan una labilidad emocional difusa, relaciones
indiferenciadas con los otros significativos e investiduras emocionales
inmaduras, egocéntricas. En contraste con la extraversión socialmente
adecuada de la personalidad histérica, la personalidad histriónica se identifica
en exceso con los otros y proyecta en ellos intenciones fantaseadas, carentes
de realismo. Su dramatización de los afectos, su conducta lábil y
emocionalmente explosiva, su excitabilidad general y la incoherencia de sus
reacciones revelan una superficialidad emocional subyacente e incapacidad
para las relaciones objetales diferenciadas. A las personalidades histriónicas
les cuesta comprender profundamente a los otros y comprenderse
profundamente a sí mismas: la naturaleza infantil, aferrativa, de todas sus
relaciones objetales, contrasta en este aspecto con la personalidad histérica.
Suelen escoger compañeros matrimoniales o sexuales sumamente
inadecuados.
Los rasgos dependientes y exhibicionistas están menos sexualizados en
el trastorno histriónico que en el trastorno histérico. La personalidad histriónica
puede utilizar de modo tosco e inapropiado la conducta sexualizada para
expresar necesidades exhibicionistas y dependientes, tiende a tener menos
inhibiciones sexuales y es más frecuentemente promiscua que la personalidad
histérica. En la vida sexual de la personalidad histriónica hay menos rasgos
represivos y más rasgos disociativos generalizados, como por ejemplo la
alternancia de fantasías y compromisos sexuales contradictorios (expresados
en una conducta sexual infantil polimorfa). El grado de patología de cada
relación interpersonal en particular es proporcional a la intensidad del
compromiso o intimidad con la otra persona.
El trastorno histriónico de la personalidad puede presentar tendencias
masoquistas, pero éstas no están estrechamente ligadas a las conductas
sexuales. Esta paciente es difusamente impulsiva, lo que lleva a una
impredecibilidad que refuerza la inestabilidad e intensidad de las relaciones con
los otros; además presenta cólera intensa, inadecuada, o cólera incontrolada y
agudas oscilaciones del estado de ánimo. Es proclive a los gestos e intentos
suicidas y a utilizar fantasías y apetencias suicidas para atraer la atención y el
reaseguramiento. Las amenazas suicidas manipulativas son sólo un aspecto de
las relaciones interpersonales manipulativas en general. Estas pacientes
mienten con frecuencia y manifiestan conducta antisocial. Estos casos deben
diferenciarse del trastorno antisocial de la personalidad.

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La personalidad histriónica en los hombres

Las personalidades histriónicas masculinas suelen presentar difusión de


la identidad, perturbaciones graves en las relaciones objetales y falta de control
de los impulsos. También una conducta sexual promiscua, a menudo bisexual,
y perversa polimorfa; tendencias antisociales y, con una frecuencia
sorprendente, una explotación consciente o inconsciente de síntomas de origen
orgánico o psicógeno. En los pacientes varones con “neurosis de
compensación” y/o hipocondría se suele encontrar la inmadurez emocional
generalizada, la dramatización, la superficialidad afectiva y la impulsividad
características del trastorno histriónico de la personalidad, junto con rasgos
antisociales y tendencias explotativas en su relación con las profesiones de
ayuda. Los trastornos de la personalidad denominados caóticos o impulsivos
en las descripciones anteriores, que no corresponden a la personalidad
antisocial propiamente dicha, reflejaban lo que hoy diagnosticaríamos como
trastornos histriónico y narcisista de la personalidad, en un franco nivel límite.
De hecho, en todos los casos de pacientes varones con rasgos histriónicos, es
importante el diagnóstico diferencial respecto de la personalidad narcisista y los
trastornos antisociales de la personalidad, para el pronóstico y las
consideraciones terapéuticas.

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